LEGISLACION PENAL
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 404
Secretario Administrativo DR. SAADE MARTIN OMAR
Martes 15.30hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-7493/94 Internos 2403/01
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- LEGISLACION GENERAL
- ACCION SOCIAL Y SALUD PUBLICA
- FAMILIA, MUJER, NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
- LEGISLACION PENAL
Reunión del día 24/04/2018
- IVE (CONJUNTA)
- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veinticuatro días del mes de abril de 2018, a la hora 10 y 1:
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Bienvenidos a una nueva reunión plenaria de las comisiones de Legislación General, de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, de Legislación Penal y de Acción Social y Salud Pública de la Cámara de Diputados con el objeto de tratar los proyectos sobre despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Esta es la quinta jornada de debate que llevamos a cabo en esta sala.
En primer lugar, quiero agradecer a las presidentas de las tres comisiones que conforman este plenario junto a Legislación General, que son las señoras diputadas Carmen Polledo, de la Comisión de Acción Social y Salud Pública; la señora diputada Gabriela Burgos, de la Comisión de Legislación Penal, y la señora diputada Alejandra Martínez, de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia.
Asimismo, quiero agradecer a todos los expositores, ya que para nosotros es muy importante su presencia y conocer sus puntos de vista. Hemos tenido jornadas muy interesantes, con exposiciones muy profundas que han servido para formar convicción en cada uno de los diputados.
Quiero comentar que estas reuniones plenarias son transmitidas en streaming a través de los medios digitales de comunicación de la Cámara -Diputados TV- y Youtube. Por lo tanto, más allá de la presencia de los diputados en estas reuniones, muchos van siguiéndolas por estos medios alternativos, dado que la actividad de la Cámara continúa y muchas reuniones se realizan en forma paralela. Hoy tenemos un día de intenso trabajo de comisiones; por lo tanto, muchos diputados están concurriendo a otras reuniones porque se requiere su presencia para dar quórum.
En este sentido, quiero recordar que estas reuniones informativas no necesitan quórum porque no están destinadas a dictaminar. El despacho de los proyectos se dará en un proceso posterior, cuando finalicemos con todas las exposiciones.
En cuanto a la metodología de trabajo, acordada por los integrantes de las comisiones intervinientes el pasado 20 de marzo, el plenario puede funcionar con la presencia de al menos uno de los cuatro presidentes. Con respecto a las exposiciones, como saben, tendrán una duración de siete minutos y cuando reste un minuto se lo anunciaremos al expositor para que vaya culminando.
Desde el jueves pasado decidimos alternar a los expositores con diferentes posiciones -a favor y en contra- respecto de los proyectos de despenalización en tratamiento. Por lo tanto, tendrán la libertad de comentar algunas exposiciones que hayan escuchado o de aclarar algún concepto de otro participante, ya que justamente el intercambio de opiniones en el debate asegurará su enriquecimiento, que es lo que buscamos.
Aclaro que no estará permitido que los expositores hagan alusiones a las posiciones personales de los señores diputados.
Por último, quiero anunciar que, cuando se invita a una persona a exponer en el atril, debe ser ella quien concurra; no puede ser reemplazada por otra.
Asimismo, solicito a los participantes que permanezcan hasta el final de este encuentro porque alrededor de las 12 y 30 los señores diputados formularán sus preguntas y es importante que estén presentes para resolver las dudas que puedan surgir.
Aclaro que ya pasaron unos ciento sesenta expositores de un programa de setecientos. Hemos avanzado mucho, realmente todas las exposiciones han sido muy útiles y fueron seguidas por gran parte de la sociedad a través de los medios de comunicación que informamos.
Por lo tanto, se ha cumplido el primer objetivo, que consiste en que los señores diputados y la sociedad toda tengan más información sobre este proyecto tan importante referido a la despenalización del aborto. Esperemos que durante las próximas jornadas podamos seguir cumpliendo con dicho objetivo fijado por los cuatro presidentes de las comisiones.
Si están de acuerdo, comenzamos con el cronograma de exposiciones.
En primer lugar, quiero agradecer a las presidentas de las tres comisiones que conforman este plenario junto a Legislación General, que son las señoras diputadas Carmen Polledo, de la Comisión de Acción Social y Salud Pública; la señora diputada Gabriela Burgos, de la Comisión de Legislación Penal, y la señora diputada Alejandra Martínez, de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia.
Asimismo, quiero agradecer a todos los expositores, ya que para nosotros es muy importante su presencia y conocer sus puntos de vista. Hemos tenido jornadas muy interesantes, con exposiciones muy profundas que han servido para formar convicción en cada uno de los diputados.
Quiero comentar que estas reuniones plenarias son transmitidas en streaming a través de los medios digitales de comunicación de la Cámara -Diputados TV- y Youtube. Por lo tanto, más allá de la presencia de los diputados en estas reuniones, muchos van siguiéndolas por estos medios alternativos, dado que la actividad de la Cámara continúa y muchas reuniones se realizan en forma paralela. Hoy tenemos un día de intenso trabajo de comisiones; por lo tanto, muchos diputados están concurriendo a otras reuniones porque se requiere su presencia para dar quórum.
En este sentido, quiero recordar que estas reuniones informativas no necesitan quórum porque no están destinadas a dictaminar. El despacho de los proyectos se dará en un proceso posterior, cuando finalicemos con todas las exposiciones.
En cuanto a la metodología de trabajo, acordada por los integrantes de las comisiones intervinientes el pasado 20 de marzo, el plenario puede funcionar con la presencia de al menos uno de los cuatro presidentes. Con respecto a las exposiciones, como saben, tendrán una duración de siete minutos y cuando reste un minuto se lo anunciaremos al expositor para que vaya culminando.
Desde el jueves pasado decidimos alternar a los expositores con diferentes posiciones -a favor y en contra- respecto de los proyectos de despenalización en tratamiento. Por lo tanto, tendrán la libertad de comentar algunas exposiciones que hayan escuchado o de aclarar algún concepto de otro participante, ya que justamente el intercambio de opiniones en el debate asegurará su enriquecimiento, que es lo que buscamos.
Aclaro que no estará permitido que los expositores hagan alusiones a las posiciones personales de los señores diputados.
Por último, quiero anunciar que, cuando se invita a una persona a exponer en el atril, debe ser ella quien concurra; no puede ser reemplazada por otra.
Asimismo, solicito a los participantes que permanezcan hasta el final de este encuentro porque alrededor de las 12 y 30 los señores diputados formularán sus preguntas y es importante que estén presentes para resolver las dudas que puedan surgir.
Aclaro que ya pasaron unos ciento sesenta expositores de un programa de setecientos. Hemos avanzado mucho, realmente todas las exposiciones han sido muy útiles y fueron seguidas por gran parte de la sociedad a través de los medios de comunicación que informamos.
Por lo tanto, se ha cumplido el primer objetivo, que consiste en que los señores diputados y la sociedad toda tengan más información sobre este proyecto tan importante referido a la despenalización del aborto. Esperemos que durante las próximas jornadas podamos seguir cumpliendo con dicho objetivo fijado por los cuatro presidentes de las comisiones.
Si están de acuerdo, comenzamos con el cronograma de exposiciones.
SRA. DEL PLÁ Pido la palabra.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora diputada Del Plá, a quien solicito sea breve para dar tiempo a las presentaciones de los expositores.
SRA. DEL PLÁ Señor presidente: quiero manifestar mi preocupación porque, si bien lo pregunté cuando discutimos sobre el reglamento, no me queda claro cuál es el mecanismo de funcionamiento.
En su oportunidad le pregunté cuándo íbamos a hablar los diputados en estos plenarios y su respuesta fue que lo haríamos en todo momento, cosa que no está ocurriendo. Quisiera saber cuándo vamos a debatir entre nosotros acerca del dictamen.
Lamentablemente, veo que en los diarios hay operatorias sobre dictámenes que no se están discutiendo y que dan una falsa idea sobre lo que en verdad es el debate. Entonces, preocupa que quede claro que el dictamen real se va a discutir en su momento; no a través de las páginas de los diarios que comienzan a hacer lobby sobre cuál será el verdadero dictamen.
En segundo lugar, quiero mencionar que en la mitad de la reunión anterior se produjo una situación, que yo había advertido que iba a pasar, en relación con las imágenes que se proyectaron. Entonces, considero que debemos establecer algún criterio para que las imágenes y la información que se traigan tengan verosimilitud y apego a la verdad. De lo contrario, se está engañando a quienes observan este debate tan importante.
En mi opinión, debemos hacer un llamado para que los expositores, especialmente quienes están en contra del proyecto, traigan información que tengan alguna relación de verdad y no cuestiones que no se condicen con ella. De lo contrario, no solo estamos engañando a quienes están aquí sino también a la población que está viendo este debate.
En su oportunidad le pregunté cuándo íbamos a hablar los diputados en estos plenarios y su respuesta fue que lo haríamos en todo momento, cosa que no está ocurriendo. Quisiera saber cuándo vamos a debatir entre nosotros acerca del dictamen.
Lamentablemente, veo que en los diarios hay operatorias sobre dictámenes que no se están discutiendo y que dan una falsa idea sobre lo que en verdad es el debate. Entonces, preocupa que quede claro que el dictamen real se va a discutir en su momento; no a través de las páginas de los diarios que comienzan a hacer lobby sobre cuál será el verdadero dictamen.
En segundo lugar, quiero mencionar que en la mitad de la reunión anterior se produjo una situación, que yo había advertido que iba a pasar, en relación con las imágenes que se proyectaron. Entonces, considero que debemos establecer algún criterio para que las imágenes y la información que se traigan tengan verosimilitud y apego a la verdad. De lo contrario, se está engañando a quienes observan este debate tan importante.
En mi opinión, debemos hacer un llamado para que los expositores, especialmente quienes están en contra del proyecto, traigan información que tengan alguna relación de verdad y no cuestiones que no se condicen con ella. De lo contrario, no solo estamos engañando a quienes están aquí sino también a la población que está viendo este debate.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Gracias, señora diputada. Con respecto a la primera cuestión, aclaramos en la última reunión plenaria que el debate de los diputados sobre los dictámenes se realizará al finalizar las exposiciones de los participantes.
Como usted sabe, tenemos un cronograma de muchos expositores, tal como lo acabo de mencionar. Por lo tanto, una vez finalizado dicho cronograma, será el momento del debate de los señores diputados.
Lo que salga en los medios de comunicación, son cuestiones relacionadas con la información que ellos brindan. Hace unos días dije que la única verdad es la realidad, y la realidad es que estamos debatiendo en el marco de los expositores a quienes escuchamos.
En relación con la segunda cuestión, el criterio es la libertad. Por lo tanto, cada expositor tiene la libertad de traer la información que considere correcta, más allá de que cada legislador luego hará la valoración que corresponda. En ese sentido, no hay restricciones. La única que sí planteamos es no hacer alusiones personales respecto de las posiciones de los señores diputados. En cuanto al resto, cada invitado puede traer la información que considere pertinente, la que luego será valorada por cada legislador. Esa es nuestra función: valorar la información y las imágenes para luego tener un criterio al respecto.
Agradezco a la señora diputada Del Plá su intervención porque me ha permitido realizar esta aclaración.
Tiene la palabra la doctora Paola Basualdo, quien es médica. No sé si quiere comentar algo más en relación con sus antecedentes.
Como usted sabe, tenemos un cronograma de muchos expositores, tal como lo acabo de mencionar. Por lo tanto, una vez finalizado dicho cronograma, será el momento del debate de los señores diputados.
Lo que salga en los medios de comunicación, son cuestiones relacionadas con la información que ellos brindan. Hace unos días dije que la única verdad es la realidad, y la realidad es que estamos debatiendo en el marco de los expositores a quienes escuchamos.
En relación con la segunda cuestión, el criterio es la libertad. Por lo tanto, cada expositor tiene la libertad de traer la información que considere correcta, más allá de que cada legislador luego hará la valoración que corresponda. En ese sentido, no hay restricciones. La única que sí planteamos es no hacer alusiones personales respecto de las posiciones de los señores diputados. En cuanto al resto, cada invitado puede traer la información que considere pertinente, la que luego será valorada por cada legislador. Esa es nuestra función: valorar la información y las imágenes para luego tener un criterio al respecto.
Agradezco a la señora diputada Del Plá su intervención porque me ha permitido realizar esta aclaración.
Tiene la palabra la doctora Paola Basualdo, quien es médica. No sé si quiere comentar algo más en relación con sus antecedentes.
SRA. BASUALDO Señor presidente: es un privilegio estar en este lugar. Soy médica pediatra del conurbano bonaerense. Estoy acá para mostrar otra visión acerca de la despenalización de la interrupción del embarazo.
Se proyecta un video en la pantalla de la sala de reunión.
SRA. BASUALDO El desarrollo del ser humano es un proceso que se extiende a lo largo de toda su vida, donde va adquiriendo progresivamente capacidades diferentes para poder enfrentar los desafíos según cada momento evolutivo. Por ello, no se puede comparar una etapa del desarrollo con otra. El embrión tiene capacidades diferentes al recién nacido y éste, al adolescente. No es más ser humano un adulto que un niño; se es ser humano y punto.
Desde que se forma el cigoto, un ADN nuevo surge y, de esta manera, se diferencia de ambos padres. A partir de allí se desencadena una cascada de eventos orquestados por este nuevo ser para asegurar su supervivencia, creando un ambiente a su alrededor y adaptándose al medio; así es como el recién nacido tiene reflejos arcaicos para poder alimentarse y nutrirse.
El sistema inmune materno se adaptará entonces para tolerar a este nuevo ser. Se forma así un binomio: dos seres distintos unidos por lazos físicos.
La vida intrauterina es aún un misterio. La medicina fetal se está abriendo camino ante los avances tecnológicos y moleculares. El uso de las ecografías 4D y 5D en tiempo real, así como la resonancia magnética funcional, nos permiten abrir un nuevo panorama acerca de esta vida intrauterina. Comenzamos a hablar de comportamiento fetal y de programación fetal, entendiendo el comportamiento fetal como el patrón de movimientos del feto, que es una ventana a su neurodesarrollo, donde se puede ver el aprendizaje, la activación sensorial y demás.
Tanto es así que los movimientos fetales son expresión de ese neurodesarrollo; primeramente gruesos, originados en estructuras espinales y en el mesencéfalo rudimentario, y luego finos, que tienen que ver en el origen de la corteza cerebral.
Así tenemos movimientos vermiculares, como en el embrión que pueden ver en pantalla de seis a siete semanas; sobresaltos tipo hipo, alrededor de la semana ocho; movimientos de brazo y piernas, alrededor de la semana nueve; estiramientos y movimientos mano-boca, alrededor de la semana diez; chupeteo, deglución y movimientos oculares, en la semana doce, y así podría continuar.
Además, a medida que la medicina fetal va avanzando y las operaciones intrauterinas se van desarrollando empezamos a estudiar la analgesia y el dolor en el niño que está en el vientre. Hay evidencias de la existencia de vías del dolor desde la semana seis y de sustancia "P", que es un neurotransmisor del dolor, a partir de la semana ocho; no son las mismas vías corticotalámicas, que son las que más tarde van a aparecer.
La resonancia magnética funcional permite realizar un mapeo de las distintas partes del encéfalo del feto y deja ver cómo reacciona a los estímulos de alrededor.
La programación fetal son los cambios estructurales, funcionales y fetales a raíz de sus experiencias dentro del útero; es decir, de nuestras experiencias dentro del útero. Por ejemplo, el haberse expuesto a hipoxias, amenaza de parto prematuro, drogas y demás. La vida intrauterina es un misterio, un desafío aún por conocer. Es una vida rica que estamos empezando a vislumbrar a raíz de la medicina fetal.
La nueva evidencia nos hace conocer aún más lo biológico, pero también nos habla del comportamiento del feto; nos dice cómo siente, cómo responde al medio, cómo le duele, cómo sufre, cómo aprende, cómo se programa. No puedo exigir a un embrión que hable, como no puedo exigir a un recién nacido que camine solo.
Estoy acá para decir que un embrión no solo tiene vida y que es un ser humano, sino que sería injusto evaluarlo por si puede sobrevivir o no fuera del útero, porque hay una vida intrauterina y una extrauterina. Por eso tiene derecho a vivir, y es la medicina fetal la que les va a empezar a hablar mucho acerca de este sujeto.
Estoy aquí porque pienso que despenalizar el aborto significará decir que el embrión no tiene vida; y, si se dice que la tiene, en todo caso será una vida desechable en función de otros intereses. Despenalizar el aborto en Argentina significará que haremos selección de individuos que nacen o no nacen por sola voluntad de sus padres y avalados por el Estado.
Me pregunto cuántos fetos con síndromes nacerán. ¿Cuántos con síndrome de Down nacerán a partir de ese momento? También significará que, para hacer valer mi derecho, puedo violentar los de otros; así, vamos a estar sentando un precedente.
También quiero hablar a la sociedad que está viendo por Internet, a las generaciones próximas: ejerzan su sexualidad libremente, pero con responsabilidad; usen anticoncepción, pero cuando hay vida sean responsables y respétenla.
A ustedes, queridos legisladores, les digo que hay otra opción: no tenemos que elegir una vida o la otra. Existe un camino; más esforzado, sí, pero que nos brindará muchos más beneficios.
El camino es este: el Estado en los barrios con políticas de salud pública, salud reproductiva en serio, educación sexual, procreación responsable, asistencia a los grupos vulnerables, combate de los centros clandestinos y de la venta de drogas como el misoprostol.
Podemos, es esforzado, y sé que muchos blanquearán los ojos y dirán: Esto es una utopía. Sí, podemos. Es esforzado, pero salva las dos vidas. También pido que no tomen decisiones a la ligera; por eso estamos debatiendo. Sean sabios en tiempos confusos, justos en tiempos injustos, valientes e independientes en defender la vida. Las dos: la de las mamás también. (Aplausos.)
Desde que se forma el cigoto, un ADN nuevo surge y, de esta manera, se diferencia de ambos padres. A partir de allí se desencadena una cascada de eventos orquestados por este nuevo ser para asegurar su supervivencia, creando un ambiente a su alrededor y adaptándose al medio; así es como el recién nacido tiene reflejos arcaicos para poder alimentarse y nutrirse.
El sistema inmune materno se adaptará entonces para tolerar a este nuevo ser. Se forma así un binomio: dos seres distintos unidos por lazos físicos.
La vida intrauterina es aún un misterio. La medicina fetal se está abriendo camino ante los avances tecnológicos y moleculares. El uso de las ecografías 4D y 5D en tiempo real, así como la resonancia magnética funcional, nos permiten abrir un nuevo panorama acerca de esta vida intrauterina. Comenzamos a hablar de comportamiento fetal y de programación fetal, entendiendo el comportamiento fetal como el patrón de movimientos del feto, que es una ventana a su neurodesarrollo, donde se puede ver el aprendizaje, la activación sensorial y demás.
Tanto es así que los movimientos fetales son expresión de ese neurodesarrollo; primeramente gruesos, originados en estructuras espinales y en el mesencéfalo rudimentario, y luego finos, que tienen que ver en el origen de la corteza cerebral.
Así tenemos movimientos vermiculares, como en el embrión que pueden ver en pantalla de seis a siete semanas; sobresaltos tipo hipo, alrededor de la semana ocho; movimientos de brazo y piernas, alrededor de la semana nueve; estiramientos y movimientos mano-boca, alrededor de la semana diez; chupeteo, deglución y movimientos oculares, en la semana doce, y así podría continuar.
Además, a medida que la medicina fetal va avanzando y las operaciones intrauterinas se van desarrollando empezamos a estudiar la analgesia y el dolor en el niño que está en el vientre. Hay evidencias de la existencia de vías del dolor desde la semana seis y de sustancia "P", que es un neurotransmisor del dolor, a partir de la semana ocho; no son las mismas vías corticotalámicas, que son las que más tarde van a aparecer.
La resonancia magnética funcional permite realizar un mapeo de las distintas partes del encéfalo del feto y deja ver cómo reacciona a los estímulos de alrededor.
La programación fetal son los cambios estructurales, funcionales y fetales a raíz de sus experiencias dentro del útero; es decir, de nuestras experiencias dentro del útero. Por ejemplo, el haberse expuesto a hipoxias, amenaza de parto prematuro, drogas y demás. La vida intrauterina es un misterio, un desafío aún por conocer. Es una vida rica que estamos empezando a vislumbrar a raíz de la medicina fetal.
La nueva evidencia nos hace conocer aún más lo biológico, pero también nos habla del comportamiento del feto; nos dice cómo siente, cómo responde al medio, cómo le duele, cómo sufre, cómo aprende, cómo se programa. No puedo exigir a un embrión que hable, como no puedo exigir a un recién nacido que camine solo.
Estoy acá para decir que un embrión no solo tiene vida y que es un ser humano, sino que sería injusto evaluarlo por si puede sobrevivir o no fuera del útero, porque hay una vida intrauterina y una extrauterina. Por eso tiene derecho a vivir, y es la medicina fetal la que les va a empezar a hablar mucho acerca de este sujeto.
Estoy aquí porque pienso que despenalizar el aborto significará decir que el embrión no tiene vida; y, si se dice que la tiene, en todo caso será una vida desechable en función de otros intereses. Despenalizar el aborto en Argentina significará que haremos selección de individuos que nacen o no nacen por sola voluntad de sus padres y avalados por el Estado.
Me pregunto cuántos fetos con síndromes nacerán. ¿Cuántos con síndrome de Down nacerán a partir de ese momento? También significará que, para hacer valer mi derecho, puedo violentar los de otros; así, vamos a estar sentando un precedente.
También quiero hablar a la sociedad que está viendo por Internet, a las generaciones próximas: ejerzan su sexualidad libremente, pero con responsabilidad; usen anticoncepción, pero cuando hay vida sean responsables y respétenla.
A ustedes, queridos legisladores, les digo que hay otra opción: no tenemos que elegir una vida o la otra. Existe un camino; más esforzado, sí, pero que nos brindará muchos más beneficios.
El camino es este: el Estado en los barrios con políticas de salud pública, salud reproductiva en serio, educación sexual, procreación responsable, asistencia a los grupos vulnerables, combate de los centros clandestinos y de la venta de drogas como el misoprostol.
Podemos, es esforzado, y sé que muchos blanquearán los ojos y dirán: Esto es una utopía. Sí, podemos. Es esforzado, pero salva las dos vidas. También pido que no tomen decisiones a la ligera; por eso estamos debatiendo. Sean sabios en tiempos confusos, justos en tiempos injustos, valientes e independientes en defender la vida. Las dos: la de las mamás también. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la licencia María Teresa Bosio, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Córdoba.
SRA. BOSIO Señoras y señores diputados: agradezco este espacio en el que podemos esgrimir nuestros argumentos; en este caso, a favor del derecho a decidir de las mujeres.
Vivo en Córdoba, que es la cuna de la reforma universitaria de 1918. Estamos por festejar los cien años de la reforma que permitió disputar la conducción de la universidad y la formación que brindaban los sectores conservadores y clericales.
No nos podemos olvidar de la frase del manifiesto liminar que decía: "Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan."
Ustedes se preguntarán por qué traigo a colación ese evento tan revolucionario. Porque en Córdoba, en la actualidad, siguen operando estos sectores conservadores e imponiendo sus valores morales sobre las normas y las políticas públicas.
Tanto es así que en el año 2012 el Ministerio de Salud de la provincia aprueba un protocolo de aborto no punible en consonancia con el fallo "F.A.L." y, al poco tiempo, una organización cordobesa denominada Portal de Belén presenta un amparo que un juez del Tribunal de Justicia de Córdoba toma, dejando en suspenso el cumplimiento de un derecho que las mujeres tenemos desde el año 1922. Entonces, hoy en Córdoba tenemos una vergüenza más y una libertad menos.
El Tribunal Superior de Justicia aún no se ha expedido sobre el tema, a pesar de la intervención de muchos amigos del tribunal a favor de la vida y de la autonomía de las mujeres. Hace cinco años que en Córdoba no podemos acceder a la interrupción legal del embarazo y, si alguna mujer llega a un hospital público a solicitar la interrupción por riesgo de vida o violación -causal salud-, corre también el riesgo de que los efectores antepongan la objeción de conciencia como un recurso para no cumplir con su deber de agentes públicos. Una vergüenza más y una libertad menos.
La objeción de conciencia es uno de los argumentos más utilizados en muchos profesionales médicos para negarnos este derecho, alegando sus posiciones morales y creencias personales que, obviamente, les incumbe en su vida privada pero no como agentes públicos.
Estas actitudes van en contra de la definición de Estado moderno laico, presente en nuestra Constitución y en múltiples tratados internacionales, que seguramente otras compañeras abogadas han citado.
Los grupos que se oponen a la interrupción legal y/o voluntaria, con estas acciones presumen estar a favor de la vida. Cuando lo hacen, parecen dejar a las mujeres fuera como si nuestras vidas, nuestras decisiones y nuestros derechos estuvieran inexorablemente subordinados a ese mandato de la maternidad obligatoria, más allá de toda circunstancia.
Las feministas decimos que la vida no es solo el desarrollo de células que se van multiplicando. Implica también que se pueda gozar de una calidad de vida; es decir, la responsabilidad de acompañar esa vida desde un deseo subjetivo, desde la autonomía, de personalizarla y darle entidad. Las mujeres no somos envases. Todavía no hay un útero artificial que cree la vida. La vida en potencia necesita de nosotras, de las mujeres que somos sujetos biopsicosociales. Necesita de nosotras para ser vida realmente humana.
Quienes deciden interrumpir un embarazo lo hacen claramente condicionadas por diferentes circunstancias que pueden ser económicas o tener que ver con su proyecto de vida o, directamente, porque no quieren ni desean ser madres. La maternidad no tiene por qué ser obligatoria ni convertirse en una fatalidad. Sabemos que la prohibición legal o religiosa del aborto no es efectiva a la hora de disminuir los embarazos no deseados. El único éxito que tiene es poner en riesgo la vida y la salud de las mujeres.
Desde el amplio y diverso movimiento feminista nos preguntamos lo siguiente: ¿por qué se nos ponen tantos obstáculos para ejercer nuestro derecho de decidir? ¿Por qué algunos sectores del campo del derecho y de la salud pretenden tutelar e imponer sus creencias y prácticas morales sobre nuestros cuerpos y decisiones?
También la religión católica -de la cual soy parte, pero disiento profundamente con su moral sexual- ha jugado un rol fundamental para obstaculizar el acceso a los derechos sexuales y reproductivos. Uno de los mayores efectos que tienen las religiones es no prevenir los abortos, lo que podría lograrse apoyando una educación sexual integral y promoviendo el uso de anticonceptivos seguros. Al contrario, quieren crear problemas de conciencia, imponer el estigma, naturalizar que sí o sí existe la culpa en la conciencia de las mujeres que abortan, sosteniendo la suposición de que la interrupción de un embarazo implica necesariamente estar en contra de la vida humana y juzgándonos desde esa posición.
Desconocen y niegan nuestra capacidad para tomar decisiones en libertad de conciencia. Nos quieren imponer un modelo de mujer que solo es reconocido en sus posibilidades reproductivas o heteronormativas.
El derecho al aborto, estimados diputados y estimadas diputadas, es una deuda de la democracia y una lucha que desafía al patriarcado. Que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo y su proyecto de vida, no siempre ligados a la maternidad, resulta un tema polémico y, a veces, intolerable para el sistema.
En este sentido, Rita Segato, antropóloga y feminista, ha manifestado que negar el acceso al aborto por parte del Estado es una violación. Supone imponer un estado que la mujer no desea. Para nosotras, salirnos de ese lugar de atribuciones y exigencias, retirar nuestra sexualidad al servicio de la reproducción, es una batalla que contribuye a mover todas las estructuras de la sociedad.
Por todo lo dicho y por lo manifestado por mis compañeros y compañeras a lo largo de estas jornadas, no dejamos de exigir al Congreso que apruebe el proyecto sobre interrupción legal del embarazo para que podamos realmente avanzar en los derechos de las mujeres. (Aplausos.)
Vivo en Córdoba, que es la cuna de la reforma universitaria de 1918. Estamos por festejar los cien años de la reforma que permitió disputar la conducción de la universidad y la formación que brindaban los sectores conservadores y clericales.
No nos podemos olvidar de la frase del manifiesto liminar que decía: "Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan."
Ustedes se preguntarán por qué traigo a colación ese evento tan revolucionario. Porque en Córdoba, en la actualidad, siguen operando estos sectores conservadores e imponiendo sus valores morales sobre las normas y las políticas públicas.
Tanto es así que en el año 2012 el Ministerio de Salud de la provincia aprueba un protocolo de aborto no punible en consonancia con el fallo "F.A.L." y, al poco tiempo, una organización cordobesa denominada Portal de Belén presenta un amparo que un juez del Tribunal de Justicia de Córdoba toma, dejando en suspenso el cumplimiento de un derecho que las mujeres tenemos desde el año 1922. Entonces, hoy en Córdoba tenemos una vergüenza más y una libertad menos.
El Tribunal Superior de Justicia aún no se ha expedido sobre el tema, a pesar de la intervención de muchos amigos del tribunal a favor de la vida y de la autonomía de las mujeres. Hace cinco años que en Córdoba no podemos acceder a la interrupción legal del embarazo y, si alguna mujer llega a un hospital público a solicitar la interrupción por riesgo de vida o violación -causal salud-, corre también el riesgo de que los efectores antepongan la objeción de conciencia como un recurso para no cumplir con su deber de agentes públicos. Una vergüenza más y una libertad menos.
La objeción de conciencia es uno de los argumentos más utilizados en muchos profesionales médicos para negarnos este derecho, alegando sus posiciones morales y creencias personales que, obviamente, les incumbe en su vida privada pero no como agentes públicos.
Estas actitudes van en contra de la definición de Estado moderno laico, presente en nuestra Constitución y en múltiples tratados internacionales, que seguramente otras compañeras abogadas han citado.
Los grupos que se oponen a la interrupción legal y/o voluntaria, con estas acciones presumen estar a favor de la vida. Cuando lo hacen, parecen dejar a las mujeres fuera como si nuestras vidas, nuestras decisiones y nuestros derechos estuvieran inexorablemente subordinados a ese mandato de la maternidad obligatoria, más allá de toda circunstancia.
Las feministas decimos que la vida no es solo el desarrollo de células que se van multiplicando. Implica también que se pueda gozar de una calidad de vida; es decir, la responsabilidad de acompañar esa vida desde un deseo subjetivo, desde la autonomía, de personalizarla y darle entidad. Las mujeres no somos envases. Todavía no hay un útero artificial que cree la vida. La vida en potencia necesita de nosotras, de las mujeres que somos sujetos biopsicosociales. Necesita de nosotras para ser vida realmente humana.
Quienes deciden interrumpir un embarazo lo hacen claramente condicionadas por diferentes circunstancias que pueden ser económicas o tener que ver con su proyecto de vida o, directamente, porque no quieren ni desean ser madres. La maternidad no tiene por qué ser obligatoria ni convertirse en una fatalidad. Sabemos que la prohibición legal o religiosa del aborto no es efectiva a la hora de disminuir los embarazos no deseados. El único éxito que tiene es poner en riesgo la vida y la salud de las mujeres.
Desde el amplio y diverso movimiento feminista nos preguntamos lo siguiente: ¿por qué se nos ponen tantos obstáculos para ejercer nuestro derecho de decidir? ¿Por qué algunos sectores del campo del derecho y de la salud pretenden tutelar e imponer sus creencias y prácticas morales sobre nuestros cuerpos y decisiones?
También la religión católica -de la cual soy parte, pero disiento profundamente con su moral sexual- ha jugado un rol fundamental para obstaculizar el acceso a los derechos sexuales y reproductivos. Uno de los mayores efectos que tienen las religiones es no prevenir los abortos, lo que podría lograrse apoyando una educación sexual integral y promoviendo el uso de anticonceptivos seguros. Al contrario, quieren crear problemas de conciencia, imponer el estigma, naturalizar que sí o sí existe la culpa en la conciencia de las mujeres que abortan, sosteniendo la suposición de que la interrupción de un embarazo implica necesariamente estar en contra de la vida humana y juzgándonos desde esa posición.
Desconocen y niegan nuestra capacidad para tomar decisiones en libertad de conciencia. Nos quieren imponer un modelo de mujer que solo es reconocido en sus posibilidades reproductivas o heteronormativas.
El derecho al aborto, estimados diputados y estimadas diputadas, es una deuda de la democracia y una lucha que desafía al patriarcado. Que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo y su proyecto de vida, no siempre ligados a la maternidad, resulta un tema polémico y, a veces, intolerable para el sistema.
En este sentido, Rita Segato, antropóloga y feminista, ha manifestado que negar el acceso al aborto por parte del Estado es una violación. Supone imponer un estado que la mujer no desea. Para nosotras, salirnos de ese lugar de atribuciones y exigencias, retirar nuestra sexualidad al servicio de la reproducción, es una batalla que contribuye a mover todas las estructuras de la sociedad.
Por todo lo dicho y por lo manifestado por mis compañeros y compañeras a lo largo de estas jornadas, no dejamos de exigir al Congreso que apruebe el proyecto sobre interrupción legal del embarazo para que podamos realmente avanzar en los derechos de las mujeres. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora María Marta Rodríguez, directora de Formación del Frente Joven.
SRA. RODRÍGUEZ Señor presidente: quiero comenzar preguntando nuevamente, como se ha hecho en días pasados, cuántos abortos debe realizar una mujer para dejar de ser violada por su padrastro, terminar su carrera o superar la dolorosa ruptura con su pareja. Para salir de la pobreza y la marginalidad, ¿cuántos abortos se debe practicar? Es cierto que nos interesa la salud de la mujer y reducir la pobreza, la marginación, las violaciones y las muertes; pero aquí estamos tratando un proyecto de ley sobre despenalización del aborto y no las verdaderas soluciones a los grandes problemas sociales, educativos, económicos y de salud a los que, día a día, nos enfrentamos las mujeres de la Argentina. El aborto no es la solución.
El proyecto de ley por el aborto legal, seguro y gratuito legaliza el aborto en todos los casos y hasta el último mes de embarazo. La mención de las catorce semanas, la pobreza y la salud no son más que una herramienta falaz que desvía la atención de las verdaderas intenciones de esta iniciativa.
Ya se demostró científica y médicamente que la vida comienza en la concepción y, desde la perspectiva legal y jurídica, que un ser vivo de la especie humana es una persona humana. Ya se demostró también, desde una perspectiva social y de salud pública, que no mueren miles de mujeres por aborto, sino que mueren más mujeres queriendo tener a sus hijos que abortando. En este sentido, hoy salió la noticia de que el ministro de Salud ha reconocido que el aborto no es la primera causa de mortalidad materna.
Dejando de lado estas verdades, se pide aborto legal hasta las catorce semanas. Me pregunto entonces por qué el artículo 3º legaliza el aborto hasta el noveno mes, si ya nadie se atreve a negar que ese ser humano es una persona viable fuera del vientre materno.
Básicamente, porque los proyectos presentados apuntan a eso: a que se pueda abortar por cualquier causa a una niña o niño por nacer hasta la última semana del embarazo. Entonces, apuntan a que esta niña de seis meses de gestación -cuya imagen estoy mostrando en la pantalla- pueda ser abortada, por ejemplo, por un riesgo de la salud social de la madre. Es decir, porque la madre no tiene recursos suficientes para llevar adelante su embarazo.
La ecuación es simple: ninguna persona está en condiciones de afirmar que una vida vale más que otra. Además, el proyecto de ley no busca contener a la mujer; tampoco a ayudarla o empoderarla.
Dicen que Uruguay es ejemplo en este sentido y me atrevo a afirmar que efectivamente lo es: desde que se aprobó allí el aborto legal, aumentó la cantidad de abortos, que pasó de 7.000 prácticas en 2013 a casi 10.000 en 2016. Es decir que las causales excepcionales por las cuales se despenalizó el aborto sirvieron para despenalizar el aborto a petición.
Si miramos las estadísticas de 2016 del Ministerio de Salud de Uruguay, podremos ver que el 99 por ciento de los abortos que se practicaron fue por propia voluntad. Es decir que estamos terminando con una vida humana por el simple hecho de no quererla, y pretendemos disfrazar esto con cuestiones de salud y empatía. No hay empatía que valga: estamos legalizando el descarte de personas.
Si proyectamos la cantidad de estas prácticas en Uruguay con la población de nuestro país, estamos hablando de aproximadamente 100.000 abortos por año, el 99 por ciento de los cuales no serán por violación ni por riesgo de salud de la mujer ni por anomalías del feto; 99.000 abortos serán por propia voluntad de la mujer y podrán practicarse hasta la última semana de embarazo.
Esto pone en evidencia las falacias de la norma. No se trata de salvar a las mujeres pobres -porque mueren por otras causas y no por aborto- ni de ayudar a las víctimas de violación porque no se propone ninguna solución al flagelo del abuso y la violencia, sino que se pone un doloroso parche que empeora la situación. Ni hablar de las discriminatorias causales de malformación.
Cabe destacar que las regiones más pobres del país, que son las de Santiago-La Banda y del Gran San Juan, en 2016 no registraron ninguna muerte por ningún tipo de aborto. Lo mismo sucede en la mitad de las provincias del país. Además, ya fueron varias las valientes mujeres de las villas -como Lorena Fernández- que desmintieron la falacia sobre las mujeres pobres y el aborto.
La verdadera intención de este proyecto de ley es imponer irresponsablemente una posición ideológica minoritaria, sin importar el daño que va a causar a la salud y la vida de las miles de mujeres y de los miles de niños y niñas por nacer, y al futuro del país.
Es significativo que el feminismo de izquierda se ponga al servicio de multinacionales abortistas para hacer del sistema de salud un sistema que considera la vida humana un producto del deseo, del consumo o del descarte.
Con la sanción de esta ley,...
El proyecto de ley por el aborto legal, seguro y gratuito legaliza el aborto en todos los casos y hasta el último mes de embarazo. La mención de las catorce semanas, la pobreza y la salud no son más que una herramienta falaz que desvía la atención de las verdaderas intenciones de esta iniciativa.
Ya se demostró científica y médicamente que la vida comienza en la concepción y, desde la perspectiva legal y jurídica, que un ser vivo de la especie humana es una persona humana. Ya se demostró también, desde una perspectiva social y de salud pública, que no mueren miles de mujeres por aborto, sino que mueren más mujeres queriendo tener a sus hijos que abortando. En este sentido, hoy salió la noticia de que el ministro de Salud ha reconocido que el aborto no es la primera causa de mortalidad materna.
Dejando de lado estas verdades, se pide aborto legal hasta las catorce semanas. Me pregunto entonces por qué el artículo 3º legaliza el aborto hasta el noveno mes, si ya nadie se atreve a negar que ese ser humano es una persona viable fuera del vientre materno.
Básicamente, porque los proyectos presentados apuntan a eso: a que se pueda abortar por cualquier causa a una niña o niño por nacer hasta la última semana del embarazo. Entonces, apuntan a que esta niña de seis meses de gestación -cuya imagen estoy mostrando en la pantalla- pueda ser abortada, por ejemplo, por un riesgo de la salud social de la madre. Es decir, porque la madre no tiene recursos suficientes para llevar adelante su embarazo.
La ecuación es simple: ninguna persona está en condiciones de afirmar que una vida vale más que otra. Además, el proyecto de ley no busca contener a la mujer; tampoco a ayudarla o empoderarla.
Dicen que Uruguay es ejemplo en este sentido y me atrevo a afirmar que efectivamente lo es: desde que se aprobó allí el aborto legal, aumentó la cantidad de abortos, que pasó de 7.000 prácticas en 2013 a casi 10.000 en 2016. Es decir que las causales excepcionales por las cuales se despenalizó el aborto sirvieron para despenalizar el aborto a petición.
Si miramos las estadísticas de 2016 del Ministerio de Salud de Uruguay, podremos ver que el 99 por ciento de los abortos que se practicaron fue por propia voluntad. Es decir que estamos terminando con una vida humana por el simple hecho de no quererla, y pretendemos disfrazar esto con cuestiones de salud y empatía. No hay empatía que valga: estamos legalizando el descarte de personas.
Si proyectamos la cantidad de estas prácticas en Uruguay con la población de nuestro país, estamos hablando de aproximadamente 100.000 abortos por año, el 99 por ciento de los cuales no serán por violación ni por riesgo de salud de la mujer ni por anomalías del feto; 99.000 abortos serán por propia voluntad de la mujer y podrán practicarse hasta la última semana de embarazo.
Esto pone en evidencia las falacias de la norma. No se trata de salvar a las mujeres pobres -porque mueren por otras causas y no por aborto- ni de ayudar a las víctimas de violación porque no se propone ninguna solución al flagelo del abuso y la violencia, sino que se pone un doloroso parche que empeora la situación. Ni hablar de las discriminatorias causales de malformación.
Cabe destacar que las regiones más pobres del país, que son las de Santiago-La Banda y del Gran San Juan, en 2016 no registraron ninguna muerte por ningún tipo de aborto. Lo mismo sucede en la mitad de las provincias del país. Además, ya fueron varias las valientes mujeres de las villas -como Lorena Fernández- que desmintieron la falacia sobre las mujeres pobres y el aborto.
La verdadera intención de este proyecto de ley es imponer irresponsablemente una posición ideológica minoritaria, sin importar el daño que va a causar a la salud y la vida de las miles de mujeres y de los miles de niños y niñas por nacer, y al futuro del país.
Es significativo que el feminismo de izquierda se ponga al servicio de multinacionales abortistas para hacer del sistema de salud un sistema que considera la vida humana un producto del deseo, del consumo o del descarte.
Con la sanción de esta ley,...
SRA. DEL PLÁ María Marta Rodríguez.
SRA. RODRÍGUEZ Sí, soy yo.
Con la sanción de esta ley, niñas como la que he mostrado en la imagen correrán más riesgo de vida dentro del vientre de su madre que fuera de él, aun siendo prematura de seis meses, ya que su vida dependerá pura y exclusivamente de la voluntad ajena.
De sancionarse esta iniciativa, las mujeres seguiremos muriendo mientras esperamos que se implementen soluciones a las verdaderas causas que nos llevan a pensar en algo tan nefasto para nosotras como el aborto. En la pantalla se pueden ver los análisis que se han hecho en Chile de las causales por las cuales las mujeres llegan al aborto.
Con la sanción de esta ley, niñas como la que he mostrado en la imagen correrán más riesgo de vida dentro del vientre de su madre que fuera de él, aun siendo prematura de seis meses, ya que su vida dependerá pura y exclusivamente de la voluntad ajena.
De sancionarse esta iniciativa, las mujeres seguiremos muriendo mientras esperamos que se implementen soluciones a las verdaderas causas que nos llevan a pensar en algo tan nefasto para nosotras como el aborto. En la pantalla se pueden ver los análisis que se han hecho en Chile de las causales por las cuales las mujeres llegan al aborto.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Resta un minuto de su tiempo.
SRA. RODRÍGUEZ La mayor causal, con 44,4 por ciento, es la coerción de su familia y de sus parejas.
Estamos ante el desafío de encontrar las opciones más humanas para que los derechos sean efectivos de un modo más pleno para más personas. Nadie debe morir ni sufrir por el aborto en la Argentina. Salvemos las dos vidas. (Aplausos.)
Estamos ante el desafío de encontrar las opciones más humanas para que los derechos sean efectivos de un modo más pleno para más personas. Nadie debe morir ni sufrir por el aborto en la Argentina. Salvemos las dos vidas. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Gracias, María Marta. Tiene la palabra la licenciada Viviana Della Siega, comunicadora social.
SRA. DELLA SIEGA Señor presidente: quiero abordar el tema del aborto en el marco del sistema internacional de derechos humanos. En múltiples conferencias del sistema internacional de derechos humanos de Naciones Unidas podemos encontrar repetidamente la referencia al derecho a la planificación familiar. Cabe mencionar la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo realizada en El Cairo en 1994 y la Cuarta Conferencia sobre la Mujer realizada en Beijing en 1995.
Estas conferencias son indicadores de las políticas públicas que los Estados deben seguir para respetar los estándares internacionales; en este caso concreto, referidos a los derechos humanos en salud sexual y reproductiva.
La conferencia de Viena afirma, sobre la base de la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho de la mujer a tener acceso a la más amplia gama de servicios de planificación familiar. La de El Cairo señala que todas las parejas y personas tienen el derecho fundamental de decidir libre y responsablemente el número de hijos y de disponer de la educación y los medios para poder hacerlo. La que se hizo en Beijing, por su parte, sostiene que la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, así como la libertad para decidir procrear o no. Asimismo, lleva implícito el derecho a obtener información y el acceso a métodos seguros, eficaces y asequibles. Luego advierte que el aborto en condiciones peligrosas pone en peligro la vida de muchas mujeres y representa un problema de salud pública.
Debemos también tener presentes las observaciones finales de los comités de Naciones Unidas que monitorean el cumplimiento de los pactos y convenciones. Como es sabido, estas observaciones son la interpretación que realizan los comités, que son los órganos autorizados para interpretar un tratado. Por ejemplo, el CEDAW, en su Recomendación General N° 19 del año 1992, solicita a los Estados partes que tomen medidas para impedir la coacción con respecto a la fecundidad y para que las mujeres no se vean obligadas a buscar procedimientos riesgosos, como abortos ilegales, por falta de servicios apropiados.
Luego, la Recomendación General N° 21 de 1994, señala que la decisión de tener o no hijos y cuántos tener no debe estar limitada por el cónyuge, el padre, el compañero o el gobierno y que cuando se dispone libremente de medidas apropiadas para la regulación voluntaria de la fecundidad, mejora el bienestar de toda la familia.
En el año 2000, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su Observación General N° 14, afirma: "El derecho a la salud entraña libertades y derechos. Entre las libertades figura el derecho a controlar su salud y su cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica..."
En 2016 reafirma esta interpretación a través de la Observación General N° 22, que textualmente dice: "Es necesario eliminar todos los obstáculos al acceso de las mujeres a servicios, bienes, educación e información integrales en materia de salud sexual y reproductiva." Más adelante sostiene: "La prevención de los embarazos no deseados y los abortos en condiciones de riesgo requiere que los Estados adopten medidas legales y de políticas para garantizar a todas las personas el acceso a anticonceptivos (...) y una educación integral sobre la sexualidad, en particular para los adolescentes; liberalicen las leyes restrictivas del aborto; garanticen el acceso de las mujeres y las niñas a servicios de aborto sin riesgo y asistencia de calidad posterior a casos de aborto, especialmente capacitando a los proveedores de servicios de salud;..."
Esta observación se entronca directamente con lo que planteamos desde el movimiento de mujeres: el derecho inalienable de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Señores y señoras: no promovemos el aborto. Promovemos la autonomía de las mujeres para no seguir siendo ciudadanas de segunda.
Por su parte, el Comité de Derechos Humanos, en su Observación General N° 28 de 2000, llama a los Estados partes a informar sobre las medidas que hubiesen adoptado para ayudar a la mujer a prevenir embarazos no deseados y para que no tenga que recurrir a abortos clandestinos que pongan en peligro su vida. También solicita que informen si se le da a la mujer que ha quedado embarazada como consecuencia de una violación, acceso al aborto en condiciones de seguridad.
Quisiera referirme a continuación a las recomendaciones que estos mismos comités hicieron específicamente a nuestro país desde 1997, en cuanto a la necesidad de modificar la legislación referida al aborto. Al respecto podemos mencionar las recomendaciones del Comité de Derechos Humanos de los años 2000, 2010 y 2016; del CEDAW de 1997, 2002, 2004, 2010 y 2016; del Comité de los Derechos del Niño de 2010 y del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 2011.
Quien quiera puede acceder a estas recomendaciones ingresando a la página web de Naciones Unidas. Allí podrá comprobar cómo, una y otra vez, se solicita a nuestro país que despenalice el aborto y proteja la salud de las mujeres.
Como síntesis, por cuestiones de tiempo, me voy a referir sintéticamente a las recomendaciones que ha dado el CEDAW en 2016. Dice: "Cumplir la ley de educación sexual integral; disminuir la mortalidad materna, garantizando acceso a servicios de salud adecuados; garantizar el acceso al aborto legal y seguro, en casos de violación o riesgo para la salud o la vida, sobre la base del protocolo del Ministerio de Salud de la Nación; y, por último, controlar la justificación de los profesionales con la objeción de conciencia."
Es decir, el CEDAW solicita a la Argentina ni más ni menos que lo que la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito viene reclamando.
Estas conferencias son indicadores de las políticas públicas que los Estados deben seguir para respetar los estándares internacionales; en este caso concreto, referidos a los derechos humanos en salud sexual y reproductiva.
La conferencia de Viena afirma, sobre la base de la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho de la mujer a tener acceso a la más amplia gama de servicios de planificación familiar. La de El Cairo señala que todas las parejas y personas tienen el derecho fundamental de decidir libre y responsablemente el número de hijos y de disponer de la educación y los medios para poder hacerlo. La que se hizo en Beijing, por su parte, sostiene que la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, así como la libertad para decidir procrear o no. Asimismo, lleva implícito el derecho a obtener información y el acceso a métodos seguros, eficaces y asequibles. Luego advierte que el aborto en condiciones peligrosas pone en peligro la vida de muchas mujeres y representa un problema de salud pública.
Debemos también tener presentes las observaciones finales de los comités de Naciones Unidas que monitorean el cumplimiento de los pactos y convenciones. Como es sabido, estas observaciones son la interpretación que realizan los comités, que son los órganos autorizados para interpretar un tratado. Por ejemplo, el CEDAW, en su Recomendación General N° 19 del año 1992, solicita a los Estados partes que tomen medidas para impedir la coacción con respecto a la fecundidad y para que las mujeres no se vean obligadas a buscar procedimientos riesgosos, como abortos ilegales, por falta de servicios apropiados.
Luego, la Recomendación General N° 21 de 1994, señala que la decisión de tener o no hijos y cuántos tener no debe estar limitada por el cónyuge, el padre, el compañero o el gobierno y que cuando se dispone libremente de medidas apropiadas para la regulación voluntaria de la fecundidad, mejora el bienestar de toda la familia.
En el año 2000, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su Observación General N° 14, afirma: "El derecho a la salud entraña libertades y derechos. Entre las libertades figura el derecho a controlar su salud y su cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica..."
En 2016 reafirma esta interpretación a través de la Observación General N° 22, que textualmente dice: "Es necesario eliminar todos los obstáculos al acceso de las mujeres a servicios, bienes, educación e información integrales en materia de salud sexual y reproductiva." Más adelante sostiene: "La prevención de los embarazos no deseados y los abortos en condiciones de riesgo requiere que los Estados adopten medidas legales y de políticas para garantizar a todas las personas el acceso a anticonceptivos (...) y una educación integral sobre la sexualidad, en particular para los adolescentes; liberalicen las leyes restrictivas del aborto; garanticen el acceso de las mujeres y las niñas a servicios de aborto sin riesgo y asistencia de calidad posterior a casos de aborto, especialmente capacitando a los proveedores de servicios de salud;..."
Esta observación se entronca directamente con lo que planteamos desde el movimiento de mujeres: el derecho inalienable de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Señores y señoras: no promovemos el aborto. Promovemos la autonomía de las mujeres para no seguir siendo ciudadanas de segunda.
Por su parte, el Comité de Derechos Humanos, en su Observación General N° 28 de 2000, llama a los Estados partes a informar sobre las medidas que hubiesen adoptado para ayudar a la mujer a prevenir embarazos no deseados y para que no tenga que recurrir a abortos clandestinos que pongan en peligro su vida. También solicita que informen si se le da a la mujer que ha quedado embarazada como consecuencia de una violación, acceso al aborto en condiciones de seguridad.
Quisiera referirme a continuación a las recomendaciones que estos mismos comités hicieron específicamente a nuestro país desde 1997, en cuanto a la necesidad de modificar la legislación referida al aborto. Al respecto podemos mencionar las recomendaciones del Comité de Derechos Humanos de los años 2000, 2010 y 2016; del CEDAW de 1997, 2002, 2004, 2010 y 2016; del Comité de los Derechos del Niño de 2010 y del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 2011.
Quien quiera puede acceder a estas recomendaciones ingresando a la página web de Naciones Unidas. Allí podrá comprobar cómo, una y otra vez, se solicita a nuestro país que despenalice el aborto y proteja la salud de las mujeres.
Como síntesis, por cuestiones de tiempo, me voy a referir sintéticamente a las recomendaciones que ha dado el CEDAW en 2016. Dice: "Cumplir la ley de educación sexual integral; disminuir la mortalidad materna, garantizando acceso a servicios de salud adecuados; garantizar el acceso al aborto legal y seguro, en casos de violación o riesgo para la salud o la vida, sobre la base del protocolo del Ministerio de Salud de la Nación; y, por último, controlar la justificación de los profesionales con la objeción de conciencia."
Es decir, el CEDAW solicita a la Argentina ni más ni menos que lo que la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito viene reclamando.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Resta un minuto de su tiempo.
SRA. DELLA SIEGA Debemos tener en cuenta que la criminalización del aborto vulnera múltiples derechos de las mujeres: a la vida, a la salud, a la atención médica, a la no discriminación, a la igualdad, a la seguridad personal, a la libertad, a la privacidad, a la información y a no ser sometidas a tratos crueles, inhumanos y degradantes. Todos estos derechos están consagrados en los instrumentos de Naciones Unidas que figuran en nuestra Constitución Nacional.
Nosotros, como Estado parte de este sistema universal, tenemos la obligación de promoverlos, respetarlos y garantizarlos, adecuando la legislación interna para evitar su vulneración. Esta es la tarea del Congreso de la Nación; es tarea de ustedes, señores diputados. (Aplausos.)
Nosotros, como Estado parte de este sistema universal, tenemos la obligación de promoverlos, respetarlos y garantizarlos, adecuando la legislación interna para evitar su vulneración. Esta es la tarea del Congreso de la Nación; es tarea de ustedes, señores diputados. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el licenciado Leandro Jacobi, docente adjunto en Formulación y Evaluación de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
SR. JACOBI Señor presidente: en primer lugar, aclaro que no soy licenciado sino abogado y que estoy finalizando una maestría en administración pública.
Quiero expresarme primeramente como papá y esposo, pero también como ciudadano argentino. En este punto, es importante que partamos de la necesidad de mejorar la calidad y oportunidad de vida de todos los argentinos, siendo deber de este Congreso establecer leyes que procuren la armonía de la convivencia social, debiendo ser ante todo un sistema de base constitucional.
Es necesario resaltar lo que ya se expresó aquí: el mandato de proteger al niño en desamparo desde el embarazo, contemplado en el artículo 75, inciso 23, de nuestra Constitución Nacional.
También es importante resaltar los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales y, sobre todo, la expresa reserva que hacemos respecto de la Convención de los Derechos del Niño, donde establecemos que se es niño desde la concepción hasta los 18 años, haciendo eco de la realidad biológica.
Asimismo, como entrerriano quiero resaltar que somos un país federal. El reconocimiento y la ampliación de derechos en favor del hombre se llevó adelante en varias provincias, estableciéndose expresamente el derecho a la vida desde la concepción, derecho que debe ser protegido, amparado y garantizado. Podemos mencionar Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Córdoba, Tucumán, San Luis, Mendoza, Tierra del Fuego y Río Negro, entre otras, que expresan y muestran el carácter tuitivo sobre la vida.
Esta facultad que poseen las provincias, que en su mayoría la han utilizado protegiendo la vida desde la concepción, no debe ser desconocida por nosotros. Por el contrario, es nuestro deber y objetivo consolidar el bienestar general, siendo necesario sancionar leyes con parámetros de justicia en pos de la armonización de los bienes jurídicos en colisión, ponderando claramente los intereses vertidos en la temática.
Los derechos humanos nos obligan como sociedad a consolidar la protección de la vida en todas sus esferas, no solo como un mandato constitucional, sino también de acuerdo con las razones biológicas, sociológicas y políticas, dado que el derecho a vivir presupone a todos los demás derechos que podamos mencionar.
También es importante resaltar que la realidad social nos lleva a buscar soluciones equitativas, debiendo construir en las coincidencias y siendo la prevención uno de los preceptos más importantes que debemos rescatar. Vemos que la educación sexual integral es una materia pendiente no solo desde el Estado, sino también desde toda la sociedad, dado que tenemos una gran responsabilidad para prevenir -y acá creo que coincidimos todos- el abuso sexual infantil, erradicar todo tipo de violencia y maltrato, pero sobre todo también, prevenir enfermedades y embarazos no planificados.
Por eso es importante rescatar la respuesta a este debate y la buena reacción de la sociedad no solo al expresarse, sino también al estar a disposición mediante diferentes organizaciones intermedias en la contención social de las personas que así lo necesiten y demostrando que todos queremos ser parte de la solución.
Tenemos que mejorar las políticas públicas, pero también es imprescindible perfeccionar el sistema de adopción, dando el sustento necesario al vínculo afectivo para que no haya más situaciones como la que conocemos en el Litoral de "Kiki" y su familia, en la provincia de Santa Fe, donde el sistema, en vez de incluir, excluye.
Por ello, debemos agotar todos los recursos en la prevención, pero también en la protección. Al ser la vida el máximo bien jurídico a tutelar, debemos coincidir en la necesidad de protegerlo también desde el ámbito penal, porque la ley penal se justifica en tanto sea una norma para proteger al más débil y orientada a la tutela de sus derechos. Aludiendo a la necesidad de que el derecho penal siga protegiendo la vida, debemos persuadir a la sociedad de no quitar arbitrariamente el derecho a vivir de las personas por nacer, haciéndolo desde un marco penal mínimo.
Es importante resaltar que, desde lo jurídico, no están en discusión los casos donde el bien jurídico "vida" se encuentra en colisión, como aquellas situaciones donde hay riesgo de vida de la gestante y una decisión personalísima para tomar.
También entendemos que hay situaciones fácticas, donde el ámbito punitivo no sería más que una inútil crueldad en proporcionalidad con el padecimiento de quien iba a ser madre y sufre una pena natural que debe ser contenida desde las esferas sociales. Aquí hacemos alusión al daño psicofísico.
Por ello proponemos que, en la esfera penal, cuando la gestante exprese que las circunstancias o consecuencias del hecho la han afectado gravemente, esa sea causal suficiente para que el juez prescinda de la pena conminada, tomando una conmutación de la misma ante el daño psicofísico referenciado.
Ello traerá parámetros de justicia y permitirá, ante estas situaciones, que la gestante que atraviesa una pena natural tenga la posibilidad de cambiar su realidad; pero, sobre todo también, que posea la libertad para colaborar con el sistema judicial prosiguiendo contra quienes juraron proteger toda vida, y hoy la quitan a cambio de dinero.
Por otro lado, necesitamos armonía y debe ser general en todo el ordenamiento jurídico, no solo por los preceptos mencionados, sino también porque hace muy pocos años hemos sancionado un nuevo Código Civil y Comercial, y nuevamente hemos resaltado que la persona humana empieza desde la concepción. También hemos otorgado a la persona por nacer el derecho a reclamar alimentos, que lo realiza por medio de su madre. Ahora bien, ante toda esta situación me pregunto, ¿podrá la madre reclamar alimentos antes de la semana catorce de gestación si le negamos su personalidad?
¿Es el desarrollo psicofísico del niño por nacer un impedimento para el más esencial de los derechos, como es la vida? Con tal actitud, ¿no estamos violando los derechos más esenciales, como la premisa de igualdad y no discriminación? ¿No posee la persona por nacer, en las primeras semanas, un corazón que late y en el primer trimestre no realiza actos como nosotros como fruncir las cejas, apretar los labios, pero, sobre todo, sonreír? Desde la fecundación todos iniciamos un procedimiento irreversible de crecimiento, el cual hemos pasado y, porque todos han respetado nuestro derecho a vivir, es que hoy estamos debatiendo y buscando soluciones.
Creo que la Carta Magna de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la que clarifica los conceptos de igualdad y no discriminación al expresar: "Todas las personas tienen idéntica dignidad y son iguales ante la ley. Se reconoce y garantiza el derecho a ser diferente, no admitiéndose discriminaciones que tiendan a la segregación por razones o con pretexto de raza, etnia, género, orientación sexual, edad, religión, ideología, opinión, nacionalidad, caracteres físicos, condición psicofísica, social, económica o cualquier circunstancia que implique distinción, exclusión, restricción o menoscabo."
Estos principios, ¿no son aplicables al niño por nacer con malformaciones?
Quiero redondear y aclarar que es importante ver si se aplica o no la ética. Muchos, negando sus propios valores personales, apoyan la despenalización llegando al punto de excluir toda valoración moral. En este punto es importante rescatar que no queremos hacer valoraciones sesgadas sino aquellas que se unifican en la regla de oro natural de tratar a los otros como nos gustaría que nos traten, que encontramos en cualquier ámbito moral. Por ello, para quienes apoyan esta iniciativa es importante negar la personalidad de las personas por nacer; pero eso es como negarnos a nosotros mismos. Es nuestro deber como ciudadanos proteger e incluir a todos.
Por eso pido que, aunque duden, protejan siempre a los más débiles. Protejan las dos vidas. (Aplausos.)
Quiero expresarme primeramente como papá y esposo, pero también como ciudadano argentino. En este punto, es importante que partamos de la necesidad de mejorar la calidad y oportunidad de vida de todos los argentinos, siendo deber de este Congreso establecer leyes que procuren la armonía de la convivencia social, debiendo ser ante todo un sistema de base constitucional.
Es necesario resaltar lo que ya se expresó aquí: el mandato de proteger al niño en desamparo desde el embarazo, contemplado en el artículo 75, inciso 23, de nuestra Constitución Nacional.
También es importante resaltar los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales y, sobre todo, la expresa reserva que hacemos respecto de la Convención de los Derechos del Niño, donde establecemos que se es niño desde la concepción hasta los 18 años, haciendo eco de la realidad biológica.
Asimismo, como entrerriano quiero resaltar que somos un país federal. El reconocimiento y la ampliación de derechos en favor del hombre se llevó adelante en varias provincias, estableciéndose expresamente el derecho a la vida desde la concepción, derecho que debe ser protegido, amparado y garantizado. Podemos mencionar Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Córdoba, Tucumán, San Luis, Mendoza, Tierra del Fuego y Río Negro, entre otras, que expresan y muestran el carácter tuitivo sobre la vida.
Esta facultad que poseen las provincias, que en su mayoría la han utilizado protegiendo la vida desde la concepción, no debe ser desconocida por nosotros. Por el contrario, es nuestro deber y objetivo consolidar el bienestar general, siendo necesario sancionar leyes con parámetros de justicia en pos de la armonización de los bienes jurídicos en colisión, ponderando claramente los intereses vertidos en la temática.
Los derechos humanos nos obligan como sociedad a consolidar la protección de la vida en todas sus esferas, no solo como un mandato constitucional, sino también de acuerdo con las razones biológicas, sociológicas y políticas, dado que el derecho a vivir presupone a todos los demás derechos que podamos mencionar.
También es importante resaltar que la realidad social nos lleva a buscar soluciones equitativas, debiendo construir en las coincidencias y siendo la prevención uno de los preceptos más importantes que debemos rescatar. Vemos que la educación sexual integral es una materia pendiente no solo desde el Estado, sino también desde toda la sociedad, dado que tenemos una gran responsabilidad para prevenir -y acá creo que coincidimos todos- el abuso sexual infantil, erradicar todo tipo de violencia y maltrato, pero sobre todo también, prevenir enfermedades y embarazos no planificados.
Por eso es importante rescatar la respuesta a este debate y la buena reacción de la sociedad no solo al expresarse, sino también al estar a disposición mediante diferentes organizaciones intermedias en la contención social de las personas que así lo necesiten y demostrando que todos queremos ser parte de la solución.
Tenemos que mejorar las políticas públicas, pero también es imprescindible perfeccionar el sistema de adopción, dando el sustento necesario al vínculo afectivo para que no haya más situaciones como la que conocemos en el Litoral de "Kiki" y su familia, en la provincia de Santa Fe, donde el sistema, en vez de incluir, excluye.
Por ello, debemos agotar todos los recursos en la prevención, pero también en la protección. Al ser la vida el máximo bien jurídico a tutelar, debemos coincidir en la necesidad de protegerlo también desde el ámbito penal, porque la ley penal se justifica en tanto sea una norma para proteger al más débil y orientada a la tutela de sus derechos. Aludiendo a la necesidad de que el derecho penal siga protegiendo la vida, debemos persuadir a la sociedad de no quitar arbitrariamente el derecho a vivir de las personas por nacer, haciéndolo desde un marco penal mínimo.
Es importante resaltar que, desde lo jurídico, no están en discusión los casos donde el bien jurídico "vida" se encuentra en colisión, como aquellas situaciones donde hay riesgo de vida de la gestante y una decisión personalísima para tomar.
También entendemos que hay situaciones fácticas, donde el ámbito punitivo no sería más que una inútil crueldad en proporcionalidad con el padecimiento de quien iba a ser madre y sufre una pena natural que debe ser contenida desde las esferas sociales. Aquí hacemos alusión al daño psicofísico.
Por ello proponemos que, en la esfera penal, cuando la gestante exprese que las circunstancias o consecuencias del hecho la han afectado gravemente, esa sea causal suficiente para que el juez prescinda de la pena conminada, tomando una conmutación de la misma ante el daño psicofísico referenciado.
Ello traerá parámetros de justicia y permitirá, ante estas situaciones, que la gestante que atraviesa una pena natural tenga la posibilidad de cambiar su realidad; pero, sobre todo también, que posea la libertad para colaborar con el sistema judicial prosiguiendo contra quienes juraron proteger toda vida, y hoy la quitan a cambio de dinero.
Por otro lado, necesitamos armonía y debe ser general en todo el ordenamiento jurídico, no solo por los preceptos mencionados, sino también porque hace muy pocos años hemos sancionado un nuevo Código Civil y Comercial, y nuevamente hemos resaltado que la persona humana empieza desde la concepción. También hemos otorgado a la persona por nacer el derecho a reclamar alimentos, que lo realiza por medio de su madre. Ahora bien, ante toda esta situación me pregunto, ¿podrá la madre reclamar alimentos antes de la semana catorce de gestación si le negamos su personalidad?
¿Es el desarrollo psicofísico del niño por nacer un impedimento para el más esencial de los derechos, como es la vida? Con tal actitud, ¿no estamos violando los derechos más esenciales, como la premisa de igualdad y no discriminación? ¿No posee la persona por nacer, en las primeras semanas, un corazón que late y en el primer trimestre no realiza actos como nosotros como fruncir las cejas, apretar los labios, pero, sobre todo, sonreír? Desde la fecundación todos iniciamos un procedimiento irreversible de crecimiento, el cual hemos pasado y, porque todos han respetado nuestro derecho a vivir, es que hoy estamos debatiendo y buscando soluciones.
Creo que la Carta Magna de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la que clarifica los conceptos de igualdad y no discriminación al expresar: "Todas las personas tienen idéntica dignidad y son iguales ante la ley. Se reconoce y garantiza el derecho a ser diferente, no admitiéndose discriminaciones que tiendan a la segregación por razones o con pretexto de raza, etnia, género, orientación sexual, edad, religión, ideología, opinión, nacionalidad, caracteres físicos, condición psicofísica, social, económica o cualquier circunstancia que implique distinción, exclusión, restricción o menoscabo."
Estos principios, ¿no son aplicables al niño por nacer con malformaciones?
Quiero redondear y aclarar que es importante ver si se aplica o no la ética. Muchos, negando sus propios valores personales, apoyan la despenalización llegando al punto de excluir toda valoración moral. En este punto es importante rescatar que no queremos hacer valoraciones sesgadas sino aquellas que se unifican en la regla de oro natural de tratar a los otros como nos gustaría que nos traten, que encontramos en cualquier ámbito moral. Por ello, para quienes apoyan esta iniciativa es importante negar la personalidad de las personas por nacer; pero eso es como negarnos a nosotros mismos. Es nuestro deber como ciudadanos proteger e incluir a todos.
Por eso pido que, aunque duden, protejan siempre a los más débiles. Protejan las dos vidas. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la licenciada Verónica Lozano, quien es psicóloga y entrevistadora.
SRA. LOZANO Señores diputados, señoras diputadas: antes que nada, quiero decir que celebro este espacio de debate que se ha abierto. Me parece que es una jornada histórica la que estamos viviendo en relación con la posibilidad de hablar sobre la legalización del aborto.
En estos siete minutos que tengo, propongo que por un rato hagamos el siguiente ejercicio: salir de la individualidad, dejar de ser quienes somos. Cada uno, olvídese de quién es. Les propongo que elijan, en lo que dure este ejercicio, a una mujer que ustedes conozcan. Puede ser una compañera de banca, la maestra del colegio de los chicos, aquella compañera del colegio o esa hermana con la que compartieron momentos lindos y no tantos, porque en la familia pasa de todo.
¿Eligieron a esa mujer o chica? Ahora bien, siendo aproximadamente las 12 y 40, esa mujer que cada uno es se acaba de enterar de que está embarazada.
Está la que se cuidó, la que utilizó el método anticonceptivo y no funcionó, la que se dejó llevar por la pasión y dijo: no estoy ovulando, puede ser que no pase nada, y también la otra, que no tiene idea de cuándo ovula porque no tuvo acceso a la educación en el colegio ni en la familia ni lo pudo hablar con sus amigas.
En la vida ideal, esa mujer que cada uno imagina con una cara, con pelo y con una vida, pensó que "estar embarazada" iba ser la noticia más bella que podía recibir y que iría corriendo a contar a su pareja: amor, estamos esperando un hijo. También pensó en que se le iban a llenar los ojos de lágrimas al contar esa gran noticia a mamá, a papá y a sus amigos.
En el mundo real, esa mujer que cada uno es ahora y se acaba de enterar que está embarazada, siente miedo porque no es un embarazo deseado. Siente, a pesar del dolor, de la moral, de las concepciones religiosas y de todo lo que nos han inculcado, que quiere interrumpir ese embarazo pero que, si lo hace, entra en el mundo de lo clandestino, de lo ilegal. Siente vergüenza y miedo, y a la vez se acuerda de que en algún momento dijo: yo, si quedo embarazada, lo tengo. ¿Matar, yo? Lo crío sola. No lo conozco a él, no sé quién es, pero no me importa porque es vida. ¿Yo someterme a una interrupción del embarazo? ¡Lo doy en adopción! Pero, en el mundo real, siente la necesidad y el dolor en el alma de interrumpir ese embarazo.
Siempre, en mi rol de psicóloga y entrevistadora, trato de ponerme en el lugar del otro y de empatizar, porque no todos somos iguales. Entonces, invito a que, en este momento -en lo que queda del ejercicio- a esa mujer que cada uno eligió la abracen, la miren a los ojos, no la juzguen y le den las herramientas necesarias para que pueda interrumpir el embarazo, si es que así lo desea. Nadie está obligado a interrumpir el embarazo si no quiere. No es un método anticonceptivo. En la vida real, las mujeres interrumpimos los embarazos y generalmente lo hacemos de manera horrenda, tengamos acceso económico o no, tengamos educación o no.
Pido a los legisladores -más allá de seguir agradeciendo este espacio que tengo hoy aquí- que dejemos de ser políticamente correctos y que legalizar el aborto deje de ser "piantavotos". Hablo de una ley de aborto legal, seguro y gratuito.
En este tiempo que ha pasado -ya llevo cuatro minutos exponiendo- han muerto muchas mujeres. Mi deseo más profundo es que esa mujer que cada uno eligió -la amiga, la compañera de banca, la secretaria-, que está embarazada y no desea continuar con su embarazo, pueda proseguir con su vida. Además, es mi deseo que tengamos la capacidad de mirarnos, de abrazarnos, de salir de la posición de juzgar y de dejar de lado los intereses personales.
Ha terminado el ejercicio; pueden continuar con sus vidas reales. (Aplausos.)
En estos siete minutos que tengo, propongo que por un rato hagamos el siguiente ejercicio: salir de la individualidad, dejar de ser quienes somos. Cada uno, olvídese de quién es. Les propongo que elijan, en lo que dure este ejercicio, a una mujer que ustedes conozcan. Puede ser una compañera de banca, la maestra del colegio de los chicos, aquella compañera del colegio o esa hermana con la que compartieron momentos lindos y no tantos, porque en la familia pasa de todo.
¿Eligieron a esa mujer o chica? Ahora bien, siendo aproximadamente las 12 y 40, esa mujer que cada uno es se acaba de enterar de que está embarazada.
Está la que se cuidó, la que utilizó el método anticonceptivo y no funcionó, la que se dejó llevar por la pasión y dijo: no estoy ovulando, puede ser que no pase nada, y también la otra, que no tiene idea de cuándo ovula porque no tuvo acceso a la educación en el colegio ni en la familia ni lo pudo hablar con sus amigas.
En la vida ideal, esa mujer que cada uno imagina con una cara, con pelo y con una vida, pensó que "estar embarazada" iba ser la noticia más bella que podía recibir y que iría corriendo a contar a su pareja: amor, estamos esperando un hijo. También pensó en que se le iban a llenar los ojos de lágrimas al contar esa gran noticia a mamá, a papá y a sus amigos.
En el mundo real, esa mujer que cada uno es ahora y se acaba de enterar que está embarazada, siente miedo porque no es un embarazo deseado. Siente, a pesar del dolor, de la moral, de las concepciones religiosas y de todo lo que nos han inculcado, que quiere interrumpir ese embarazo pero que, si lo hace, entra en el mundo de lo clandestino, de lo ilegal. Siente vergüenza y miedo, y a la vez se acuerda de que en algún momento dijo: yo, si quedo embarazada, lo tengo. ¿Matar, yo? Lo crío sola. No lo conozco a él, no sé quién es, pero no me importa porque es vida. ¿Yo someterme a una interrupción del embarazo? ¡Lo doy en adopción! Pero, en el mundo real, siente la necesidad y el dolor en el alma de interrumpir ese embarazo.
Siempre, en mi rol de psicóloga y entrevistadora, trato de ponerme en el lugar del otro y de empatizar, porque no todos somos iguales. Entonces, invito a que, en este momento -en lo que queda del ejercicio- a esa mujer que cada uno eligió la abracen, la miren a los ojos, no la juzguen y le den las herramientas necesarias para que pueda interrumpir el embarazo, si es que así lo desea. Nadie está obligado a interrumpir el embarazo si no quiere. No es un método anticonceptivo. En la vida real, las mujeres interrumpimos los embarazos y generalmente lo hacemos de manera horrenda, tengamos acceso económico o no, tengamos educación o no.
Pido a los legisladores -más allá de seguir agradeciendo este espacio que tengo hoy aquí- que dejemos de ser políticamente correctos y que legalizar el aborto deje de ser "piantavotos". Hablo de una ley de aborto legal, seguro y gratuito.
En este tiempo que ha pasado -ya llevo cuatro minutos exponiendo- han muerto muchas mujeres. Mi deseo más profundo es que esa mujer que cada uno eligió -la amiga, la compañera de banca, la secretaria-, que está embarazada y no desea continuar con su embarazo, pueda proseguir con su vida. Además, es mi deseo que tengamos la capacidad de mirarnos, de abrazarnos, de salir de la posición de juzgar y de dejar de lado los intereses personales.
Ha terminado el ejercicio; pueden continuar con sus vidas reales. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Juan Bautista Eleta, quien es abogado y representante del Centro de Bioética, Persona y Familia.
SR. ELETA Señor presidente: agradezco esta oportunidad para hacer algunas consideraciones sobre los proyectos de ley en debate.
¿Hay formas de reducir la mortalidad materna sin legalizar el aborto? Esta pregunta estuvo presente en distintos momentos de las reuniones informativas y será el eje de mi presentación. En efecto, si se busca la disminución de la mortalidad materna, no es a través de la legalización del aborto que se logrará. Se requiere adoptar cursos de acción de fondo para la atención de la maternidad vulnerable. Hace falta un acompañamiento sanitario, social, económico y psicológico de la mujer y de su hijo por nacer, a fin de garantizar a ambos el máximo nivel de salud.
En este sentido, contar con maternidades seguras a través del cumplimiento de las condiciones obstétricas y neonatales esenciales, es una forma concreta de atacar la mortalidad materna.
En cuanto a los demás motivos que justifican el rechazo de los proyectos de ley que legalizan el aborto, me remito al informe del Centro de Bioética, Persona y Familia, que pertenece a la Fundación Latina de Cultura.
Estas condiciones -a las que de ahora en más me referiré como CONE- constituyen recursos humanos, físicos y económicos que indispensablemente deben estar presentes en todas las maternidades para garantizar la mayor seguridad en la atención materno-infantil al momento del parto.
Las CONE incluyen las siguientes condiciones: procedimientos obstétricos, procedimientos anestésicos, transfusión de sangre segura, asistencia neonatal inmediata, evaluación del riesgo materno y neonatal, y tratamientos médicos de patologías asociadas al embarazo.
¿Por qué son importantes las CONE? El riesgo de mortalidad materna crece cuando la madre que cursa un embarazo de riesgo llega al parto sin controles prenatales previos. En tal caso, todo se decide en la maternidad. Pues bien, si la institución sanitaria no es segura y no cumple con estas condiciones esenciales, será dificultoso salvar la vida de la madre y la de su hijo. Allí, ante las complicaciones del parto, el riesgo de muerte crece notablemente.
Imaginemos, por ejemplo, que la institución sanitaria no tiene sangre para la madre que sufre una hemorragia. Justamente, el problema se da en los lugares más pobres, donde las maternidades no cuentan con las CONE.
El Ministerio de Salud de la Nación, en la resolución 1.087 del año 2010 sostuvo lo siguiente: "Cuando se analizan las instituciones que cumplen con todas las Condiciones Obstétricas y Neonatales Esenciales (CONE) según el número de partos al año, solo el 7,6 por ciento de las maternidades de menos de 100 partos/año cumplen las mencionadas condiciones; el 40,2 por ciento de las Maternidades de 100 a 1.000 partos/año; el 95,5 por ciento de las de 1.000 a 2.000 partos/año y por encima de 2.000 partos/año cumplen todas las condiciones."
¿Qué tiene que ver el Congreso con las CONE? ¿Hace falta reforzar legislativamente el cumplimiento de ellas?
Creo que este debate constituye una ocasión privilegiada para garantizar, con la máxima fuerza normativa por ley del Congreso, una política pública que asegure que toda maternidad del país cumpla con las CONE.
Quisiera ofrecer algunos ejemplos en los que la normativa regula las CONE. En primer lugar, el Ministerio de Salud de la Nación receptó en la normativa argentina, a través de la resolución 348/03, la exigencia de la OMS de cumplir con las CONE en todos los servicios que asisten partos.
A lo largo de estos años, el Ministerio de Salud de la Nación firmó convenios con los ministerios de Salud de distintas jurisdicciones -por ejemplo, Catamarca o ciudad de Buenos Aires-, con el fin de reducir la morbimortalidad de la población de mujeres, niños y adolescentes, disminuir las brechas de los indicadores de salud existentes y mejorar la accesibilidad, cobertura y calidad de los servicios de salud.
Por su parte, la resolución 641/12 aprobó la Directriz de Organización y Funcionamiento de los Servicios de Cuidados Neonatales y los servicios de maternidad.
Finalmente, la ley 5.637 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de 2016 tiene por objeto consolidar la regionalización perinatal a fin de contribuir a la reducción de la morbimortalidad materno-neonatal, y pretende asegurar el cumplimiento de las CONE que promuevan la humanización del parto.
¿Por qué hace falta una ley en esta materia? Porque enfrentamos el desafío de la articulación entre los distintos sectores y niveles de atención. Este tema ya viene diagnosticado desde la resolución 1.087/10, que reconoce, como una debilidad que incide en la mortalidad materna, lo siguiente: "Desarticulación de los Programas Materno Infantiles provinciales; se generan mecanismos paralelos, se superponen acciones y se desaprovechan los mecanismos regulares del sistema de salud. Esto debilita la óptima llegada de los programas a los diferentes niveles de atención."
Asimismo, como sostuve en el comienzo, resultan sumamente importantes los controles tempranos de embarazo. Así lo explica la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia: "La primera visita debe efectuarse tempranamente, en lo posible durante el primer trimestre de la gestación. Esto permite la ejecución oportuna de las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud que constituyen la razón fundamental del control. Además, torna
factible la identificación temprana de los embarazos de alto riesgo, aumentando por lo tanto la posibilidad de planificar eficazmente el manejo de cada caso en cuanto a las características de la atención obstétrica que debe recibir."
En el contexto de Chile, un estudio demostró que la legalización del aborto terapéutico en 1931 no produjo una disminución de la mortalidad materna, sino que esta se comenzó a observar con la implementación del programa sistemático del cuidado prenatal y la nutrición complementaria para las mujeres embarazadas y sus hijos.
Llamativamente, cuando en 1989 el aborto terapéutico fue prohibido, las tasas de mortalidad no aumentaron, sino que, por el contrario, continuaron decreciendo con la implementación de nuevos programas que contribuyeron a ese fin.
Por supuesto que en este punto incide la grave desigualdad que sufre nuestro país. La resolución 1.087/10 afirma: "La mayoría de las mujeres que mueren por causas maternas son las que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad socioeconómica. La mortalidad materna es consecuencia del desequilibrio en la distribución de los riesgos de enfermar y morir relacionados con la capacidad reproductiva de las mujeres."
En conclusión, legalizar el aborto equivale a reconocer el fracaso de las políticas públicas para la maternidad vulnerable. El Congreso tiene hoy un desafío histórico: sentar las bases de una verdadera respuesta a la mortalidad materna, garantizando maternidades seguras en todo el país. (Aplausos.)
¿Hay formas de reducir la mortalidad materna sin legalizar el aborto? Esta pregunta estuvo presente en distintos momentos de las reuniones informativas y será el eje de mi presentación. En efecto, si se busca la disminución de la mortalidad materna, no es a través de la legalización del aborto que se logrará. Se requiere adoptar cursos de acción de fondo para la atención de la maternidad vulnerable. Hace falta un acompañamiento sanitario, social, económico y psicológico de la mujer y de su hijo por nacer, a fin de garantizar a ambos el máximo nivel de salud.
En este sentido, contar con maternidades seguras a través del cumplimiento de las condiciones obstétricas y neonatales esenciales, es una forma concreta de atacar la mortalidad materna.
En cuanto a los demás motivos que justifican el rechazo de los proyectos de ley que legalizan el aborto, me remito al informe del Centro de Bioética, Persona y Familia, que pertenece a la Fundación Latina de Cultura.
Estas condiciones -a las que de ahora en más me referiré como CONE- constituyen recursos humanos, físicos y económicos que indispensablemente deben estar presentes en todas las maternidades para garantizar la mayor seguridad en la atención materno-infantil al momento del parto.
Las CONE incluyen las siguientes condiciones: procedimientos obstétricos, procedimientos anestésicos, transfusión de sangre segura, asistencia neonatal inmediata, evaluación del riesgo materno y neonatal, y tratamientos médicos de patologías asociadas al embarazo.
¿Por qué son importantes las CONE? El riesgo de mortalidad materna crece cuando la madre que cursa un embarazo de riesgo llega al parto sin controles prenatales previos. En tal caso, todo se decide en la maternidad. Pues bien, si la institución sanitaria no es segura y no cumple con estas condiciones esenciales, será dificultoso salvar la vida de la madre y la de su hijo. Allí, ante las complicaciones del parto, el riesgo de muerte crece notablemente.
Imaginemos, por ejemplo, que la institución sanitaria no tiene sangre para la madre que sufre una hemorragia. Justamente, el problema se da en los lugares más pobres, donde las maternidades no cuentan con las CONE.
El Ministerio de Salud de la Nación, en la resolución 1.087 del año 2010 sostuvo lo siguiente: "Cuando se analizan las instituciones que cumplen con todas las Condiciones Obstétricas y Neonatales Esenciales (CONE) según el número de partos al año, solo el 7,6 por ciento de las maternidades de menos de 100 partos/año cumplen las mencionadas condiciones; el 40,2 por ciento de las Maternidades de 100 a 1.000 partos/año; el 95,5 por ciento de las de 1.000 a 2.000 partos/año y por encima de 2.000 partos/año cumplen todas las condiciones."
¿Qué tiene que ver el Congreso con las CONE? ¿Hace falta reforzar legislativamente el cumplimiento de ellas?
Creo que este debate constituye una ocasión privilegiada para garantizar, con la máxima fuerza normativa por ley del Congreso, una política pública que asegure que toda maternidad del país cumpla con las CONE.
Quisiera ofrecer algunos ejemplos en los que la normativa regula las CONE. En primer lugar, el Ministerio de Salud de la Nación receptó en la normativa argentina, a través de la resolución 348/03, la exigencia de la OMS de cumplir con las CONE en todos los servicios que asisten partos.
A lo largo de estos años, el Ministerio de Salud de la Nación firmó convenios con los ministerios de Salud de distintas jurisdicciones -por ejemplo, Catamarca o ciudad de Buenos Aires-, con el fin de reducir la morbimortalidad de la población de mujeres, niños y adolescentes, disminuir las brechas de los indicadores de salud existentes y mejorar la accesibilidad, cobertura y calidad de los servicios de salud.
Por su parte, la resolución 641/12 aprobó la Directriz de Organización y Funcionamiento de los Servicios de Cuidados Neonatales y los servicios de maternidad.
Finalmente, la ley 5.637 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de 2016 tiene por objeto consolidar la regionalización perinatal a fin de contribuir a la reducción de la morbimortalidad materno-neonatal, y pretende asegurar el cumplimiento de las CONE que promuevan la humanización del parto.
¿Por qué hace falta una ley en esta materia? Porque enfrentamos el desafío de la articulación entre los distintos sectores y niveles de atención. Este tema ya viene diagnosticado desde la resolución 1.087/10, que reconoce, como una debilidad que incide en la mortalidad materna, lo siguiente: "Desarticulación de los Programas Materno Infantiles provinciales; se generan mecanismos paralelos, se superponen acciones y se desaprovechan los mecanismos regulares del sistema de salud. Esto debilita la óptima llegada de los programas a los diferentes niveles de atención."
Asimismo, como sostuve en el comienzo, resultan sumamente importantes los controles tempranos de embarazo. Así lo explica la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia: "La primera visita debe efectuarse tempranamente, en lo posible durante el primer trimestre de la gestación. Esto permite la ejecución oportuna de las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud que constituyen la razón fundamental del control. Además, torna
factible la identificación temprana de los embarazos de alto riesgo, aumentando por lo tanto la posibilidad de planificar eficazmente el manejo de cada caso en cuanto a las características de la atención obstétrica que debe recibir."
En el contexto de Chile, un estudio demostró que la legalización del aborto terapéutico en 1931 no produjo una disminución de la mortalidad materna, sino que esta se comenzó a observar con la implementación del programa sistemático del cuidado prenatal y la nutrición complementaria para las mujeres embarazadas y sus hijos.
Llamativamente, cuando en 1989 el aborto terapéutico fue prohibido, las tasas de mortalidad no aumentaron, sino que, por el contrario, continuaron decreciendo con la implementación de nuevos programas que contribuyeron a ese fin.
Por supuesto que en este punto incide la grave desigualdad que sufre nuestro país. La resolución 1.087/10 afirma: "La mayoría de las mujeres que mueren por causas maternas son las que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad socioeconómica. La mortalidad materna es consecuencia del desequilibrio en la distribución de los riesgos de enfermar y morir relacionados con la capacidad reproductiva de las mujeres."
En conclusión, legalizar el aborto equivale a reconocer el fracaso de las políticas públicas para la maternidad vulnerable. El Congreso tiene hoy un desafío histórico: sentar las bases de una verdadera respuesta a la mortalidad materna, garantizando maternidades seguras en todo el país. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora diputada del Parlasur Fernanda Gil Lozano.
SRA. GIL LOZANO Señor presidente: agradezco mucho la invitación a esta audiencia y celebro la decisión de las comisiones de llevarla adelante. Dicho esto, quisiera aclarar que, si no recuerdo mal, la primera firma que tuvo el proyecto por una Campaña Nacional por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito, fue mía.
Como política, quiero comenzar por la pregunta clásica sobre este tema: usted, ¿está a favor o en contra del aborto? Es una pregunta que se hace como un disparo y que no siempre queremos contestar. Pide un sí o un no, sin vueltas. Además, esa no es una pregunta; no es correcto su planteo. Es como si nos preguntáramos si es deseable cualquier tratamiento cruento que preserve la salud.
El aborto debe ser la última alternativa y, en tal sentido, en todas las legislaciones está claramente reglamentado.
Ahora bien, ¿por qué es necesario resolver un grave problema que afecta nuestra salud pública? Más allá de las cifras, hay un número importante de mujeres que se realizan abortos, muchas de ellas en pésimas condiciones, que provocan graves consecuencias físicas y emocionales por esa causa. En tales condiciones, las discusiones acerca del comienzo de la vida son similares a debatir sobre la existencia de Dios. Metafísica pura y, como tal, materia opinable; no es política.
Pero indudablemente la legalización del aborto lleva a una colisión entre concepciones religiosas y políticas. En este punto quiero citar a un pensador jesuita: "El aborto es una materia moralmente problemática, pastoralmente delicada, legislativamente espinosa, constitucionalmente insegura, ecuménicamente conflictiva, sanitariamente confusa, humanamente angustiosa, racionalmente provocativa, periodísticamente explotada, personalmente sesgada y ampliamente ejecutada."
Quiero que nos quedemos con este reconocimiento: las mujeres abortamos desde el origen de los tiempos hasta hace un minuto. Repito: las mujeres abortamos. Hay muchos ejemplos históricos que no tengo problema en relatar luego de mi exposición. Efectivamente, cuando se decide abortar, se lo hace. El aborto es ejecutado de manera amplia.
Quiero mencionar dos hechos que tienen que ver con estas situaciones: hace un tiempo vi un programa en el que se intentaban justificar las posiciones por el sí y por el no, un buen programa con argumentos muy sesudos de ambas partes. En una segunda parte, hablaron mujeres que habían abortado. En un momento se da la palabra a una de ellas y esta mujer, lo primero que dice es: no entiendo de lo que están hablando.
También escuché en un programa de radio a un médico que estuvo presente en varias de las intervenciones de la semana pasada y dijo: a mí, todo lo que dicen no me resuelve el problema de cuando una mujer quiere abortar, que lo va a hacer, o cuando ya viene en muy mal estado después de una intervención muy mal realizada.
¿Por qué comento estas dos situaciones? Porque como políticos tenemos que saber que, entre las personas a quienes directamente afectamos con nuestro voto, una gran mayoría no comprende nuestro debate, mientras que otros implicados en esta acción dicen que comprenden pero que, así las cosas, no les resolvemos nada. ¡Cuánta frustración, en verdad! Pero no hay peor error que insistir en el mismo error.
Queriendo superar escollos y viendo qué nos une, estoy convencida de que la ley para la Campaña Nacional por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito es la mejor herramienta antiaborto que existe y que se ha planteado en la República Argentina. A los hechos me remito.
En cuanto a las estadísticas que mostraron sobre Uruguay, realmente tienen una lectura pésima que luego también puedo aclarar.
La revista científica The Lancet, en un artículo publicado en septiembre de 2017, señala: "El aborto en el mundo ha disminuido los últimos años y se estima que la legalización de la práctica ha sido el factor que más ha contribuido y que los países, con aborto penalizado, son los que presentan más alta tasas de aborto."
En igual sentido, la Organización Mundial de la Salud opina: en los países donde el aborto está completamente prohibido o se permite solo para salvar la vida de la mujer o preservar su salud física y psíquica, solo uno de cada cuatro abortos fue seguro. Por el contrario, en los países donde el aborto es legal en supuestos más amplios, casi nueve de cada diez abortos se realizan de manera segura.
¿Qué quiero decir con estos datos? ¡Que restringir el acceso al aborto no reduce el número de abortos! Cabe destacar que la interrupción voluntaria del embarazo está legalizada en la casi totalidad de los países con mayor nivel de desarrollo.
En nuestro caso, desde mi punto de vista, tenemos que elaborar una propuesta integradora, como en muchos aspectos hace el proyecto de la campaña, que refuerza y da entidad a los programas preexistentes relacionados con salud sexual y reproductiva u otros, como el de prevención a los embarazos adolescentes. Incluiría el aborto farmacológico, con la utilización de drogas como el misoprostol, que con supervisión médica evita la internación, pudiéndose hacer en la casa junto a personas queridas y amigables que contengan una situación siempre difícil y compleja.
Por último, quisiera hacer una reflexión: no es la primera vez que entran en colisión temas religiosos y políticos. Las sanciones de las leyes de educación común en 1884, de divorcio vincular en 1987 y de matrimonio igualitario en 2010, fueron ejemplos en los cuales la aprobación de una norma llevó a grandes debates en torno a planteos religiosos y políticos. En los tres casos, podemos decir que las consecuencias legales de tales sanciones fueron exitosas.
Como política, quiero comenzar por la pregunta clásica sobre este tema: usted, ¿está a favor o en contra del aborto? Es una pregunta que se hace como un disparo y que no siempre queremos contestar. Pide un sí o un no, sin vueltas. Además, esa no es una pregunta; no es correcto su planteo. Es como si nos preguntáramos si es deseable cualquier tratamiento cruento que preserve la salud.
El aborto debe ser la última alternativa y, en tal sentido, en todas las legislaciones está claramente reglamentado.
Ahora bien, ¿por qué es necesario resolver un grave problema que afecta nuestra salud pública? Más allá de las cifras, hay un número importante de mujeres que se realizan abortos, muchas de ellas en pésimas condiciones, que provocan graves consecuencias físicas y emocionales por esa causa. En tales condiciones, las discusiones acerca del comienzo de la vida son similares a debatir sobre la existencia de Dios. Metafísica pura y, como tal, materia opinable; no es política.
Pero indudablemente la legalización del aborto lleva a una colisión entre concepciones religiosas y políticas. En este punto quiero citar a un pensador jesuita: "El aborto es una materia moralmente problemática, pastoralmente delicada, legislativamente espinosa, constitucionalmente insegura, ecuménicamente conflictiva, sanitariamente confusa, humanamente angustiosa, racionalmente provocativa, periodísticamente explotada, personalmente sesgada y ampliamente ejecutada."
Quiero que nos quedemos con este reconocimiento: las mujeres abortamos desde el origen de los tiempos hasta hace un minuto. Repito: las mujeres abortamos. Hay muchos ejemplos históricos que no tengo problema en relatar luego de mi exposición. Efectivamente, cuando se decide abortar, se lo hace. El aborto es ejecutado de manera amplia.
Quiero mencionar dos hechos que tienen que ver con estas situaciones: hace un tiempo vi un programa en el que se intentaban justificar las posiciones por el sí y por el no, un buen programa con argumentos muy sesudos de ambas partes. En una segunda parte, hablaron mujeres que habían abortado. En un momento se da la palabra a una de ellas y esta mujer, lo primero que dice es: no entiendo de lo que están hablando.
También escuché en un programa de radio a un médico que estuvo presente en varias de las intervenciones de la semana pasada y dijo: a mí, todo lo que dicen no me resuelve el problema de cuando una mujer quiere abortar, que lo va a hacer, o cuando ya viene en muy mal estado después de una intervención muy mal realizada.
¿Por qué comento estas dos situaciones? Porque como políticos tenemos que saber que, entre las personas a quienes directamente afectamos con nuestro voto, una gran mayoría no comprende nuestro debate, mientras que otros implicados en esta acción dicen que comprenden pero que, así las cosas, no les resolvemos nada. ¡Cuánta frustración, en verdad! Pero no hay peor error que insistir en el mismo error.
Queriendo superar escollos y viendo qué nos une, estoy convencida de que la ley para la Campaña Nacional por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito es la mejor herramienta antiaborto que existe y que se ha planteado en la República Argentina. A los hechos me remito.
En cuanto a las estadísticas que mostraron sobre Uruguay, realmente tienen una lectura pésima que luego también puedo aclarar.
La revista científica The Lancet, en un artículo publicado en septiembre de 2017, señala: "El aborto en el mundo ha disminuido los últimos años y se estima que la legalización de la práctica ha sido el factor que más ha contribuido y que los países, con aborto penalizado, son los que presentan más alta tasas de aborto."
En igual sentido, la Organización Mundial de la Salud opina: en los países donde el aborto está completamente prohibido o se permite solo para salvar la vida de la mujer o preservar su salud física y psíquica, solo uno de cada cuatro abortos fue seguro. Por el contrario, en los países donde el aborto es legal en supuestos más amplios, casi nueve de cada diez abortos se realizan de manera segura.
¿Qué quiero decir con estos datos? ¡Que restringir el acceso al aborto no reduce el número de abortos! Cabe destacar que la interrupción voluntaria del embarazo está legalizada en la casi totalidad de los países con mayor nivel de desarrollo.
En nuestro caso, desde mi punto de vista, tenemos que elaborar una propuesta integradora, como en muchos aspectos hace el proyecto de la campaña, que refuerza y da entidad a los programas preexistentes relacionados con salud sexual y reproductiva u otros, como el de prevención a los embarazos adolescentes. Incluiría el aborto farmacológico, con la utilización de drogas como el misoprostol, que con supervisión médica evita la internación, pudiéndose hacer en la casa junto a personas queridas y amigables que contengan una situación siempre difícil y compleja.
Por último, quisiera hacer una reflexión: no es la primera vez que entran en colisión temas religiosos y políticos. Las sanciones de las leyes de educación común en 1884, de divorcio vincular en 1987 y de matrimonio igualitario en 2010, fueron ejemplos en los cuales la aprobación de una norma llevó a grandes debates en torno a planteos religiosos y políticos. En los tres casos, podemos decir que las consecuencias legales de tales sanciones fueron exitosas.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Resta un minuto de su tiempo.
SRA. GIL LOZANO En el primer caso, se pulverizó el analfabetismo, mientras que en los siguientes se abrió un derecho sin que se cumplieran apocalípticas profecías.
Es hora de que demos respuesta a un acuciante problema de salud pública. Como dijera Eduardo Wilde, ministro de Instrucción Pública y principal impulsor de la sanción de la ley 1.420: "...las creencias y las convicciones íntimas, siendo del fuero interno, escapan a la discusión y a la sanción y nada tiene el derecho que prejuzgar sobre ellas..." En tal sentido creo que, así como el Estado no tiene derecho a imponer acciones que violenten las creencias religiosas de las personas, tampoco debe actuar en sentido contrario.
Abramos una puerta más, que no va a haber más abortos; todo lo contrario. Las mujeres con educación podremos tener una decisión diferente. (Aplausos.)
Es hora de que demos respuesta a un acuciante problema de salud pública. Como dijera Eduardo Wilde, ministro de Instrucción Pública y principal impulsor de la sanción de la ley 1.420: "...las creencias y las convicciones íntimas, siendo del fuero interno, escapan a la discusión y a la sanción y nada tiene el derecho que prejuzgar sobre ellas..." En tal sentido creo que, así como el Estado no tiene derecho a imponer acciones que violenten las creencias religiosas de las personas, tampoco debe actuar en sentido contrario.
Abramos una puerta más, que no va a haber más abortos; todo lo contrario. Las mujeres con educación podremos tener una decisión diferente. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora Laura Yachelini, del Centro de Bioética, Persona y Familia.
SRA. YACHELINI Señor presidente: agradezco la oportunidad de participar en este espacio y también el esfuerzo que todos están realizando en esta labor.
Me gustaría comenzar diciendo que los que estamos en contra de la despenalización del aborto somos conscientes de las desigualdades presentes en nuestro país y reivindicamos la lucha por los sectores más vulnerables. Pero hay algo primordial: ante el problema de los abortos clandestinos, es deber del Estado buscar soluciones que no vulneren el derecho fundamental a la vida.
En este sentido se evidencia la ambigüedad que plantea el proyecto, dificultando su debate. Por un lado, esgrime que la legalización del aborto quiere evitar que las mujeres pobres tengan que recurrir a abortos clandestinos e inseguros, lo que coloca en riesgo sus vidas; por otro, propone la legalización completa y sin causales del aborto, lo que excede los casos de embarazo vulnerable.
Entiendo que los proyectos de ley de aborto libre deben ser rechazados y que, en su lugar, corresponde sancionar leyes que avancen en la protección de los derechos de la madre vulnerable y del niño por nacer. Me remito en este punto al informe del Centro de Bioética, Persona y Familia, en cuya elaboración participé.
En esta presentación quisiera centrarme en el problema del aborto y los peligros para la vida de la madre. Actualmente, el artículo 86 del Código Penal dispone que el aborto no es punible si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si ese peligro no puede ser evitado por otros medios.
Por su parte, el artículo 3° del proyecto de ley contenido en el expediente 0230-d-2018 señala que será legal el aborto más allá del plazo de la semana catorce de gestación: "Si estuviera en riesgo la vida o la salud física, psíquica o social de la mujer, considerada en los términos de salud integral como derecho humano."
Una lectura atenta del proyecto permite advertir los siguientes cambios: se reemplaza la palabra "peligro" por "riesgo" y en la expresión "física, psíquica o social" se agregan calificativos muy amplios respecto de la salud de la madre. Además, se eliminan los términos: "...si este peligro no puede ser evitado por otros medios."
Así, por la amplitud de la reforma, en los hechos se legaliza el aborto en todo momento del embarazo a sola petición de la madre, en virtud de la combinación entre la posibilidad de invocar la causal social o psíquica y la eliminación de la condición de que "este peligro no pueda ser evitado por otros medios." Este inciso del Código Penal vigente ha sido entendido como último recurso para casos extremos. La norma actualmente vigente busca salvar las dos vidas; de allí ese carácter excepcional del aborto indirecto.
Por eso, sostenemos que el proyecto olvida la responsabilidad constitucional y convencional que tiene el Estado de garantizar el acceso a servicios apropiados para la protección de la vida y la salud integral de las personas.
Más aún, promueve el aborto como política pública ante situaciones de vulnerabilidad social, donde más presente debería estar, excluyendo totalmente la discusión en torno a la solución de los problemas de fondo que existen para que una persona tome tal decisión en su vida.
El camino es otro. Tanto la Constitución Nacional como los tratados internacionales de derechos humanos señalan una obligación del Congreso de implementar políticas de promoción de la madre y su hijo por nacer para responder al problema de la mortalidad materna. La opción por el aborto libre significa, de hecho, la renuncia a cumplir acabadamente con esa cláusula constitucional.
¿No sería aún más razonable acompañar y contener a la mujer en situación de vulnerabilidad, ofreciendo la asistencia integral necesaria para llevar adelante el embarazo, respondiendo a las motivaciones que la llevaron a considerar el aborto?
En relación con ello, un estudio conducido por Elard Koch, cuyos resultados fueron expuestos a la comunidad internacional en Naciones Unidas, muestra que la mayoría de las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad que reciben ayuda efectiva y acompañamiento integral, cambian su decisión de abortar. El profesor Koch, además supo demostrar que el incremento de la educación de la mujer ha sido el factor que controló esta disminución a lo largo del tiempo, en conjunto con políticas de atención prenatal y especializada en el parto.
En la actualidad, Chile presenta una de las tasas más bajas de mortalidad materna de Latinoamérica, similar a las de países más desarrollados. El riesgo de morir por aborto es prácticamente nulo. Así se demuestra que la legalización del aborto es indiferente a la reducción de la mortalidad materna.
En línea con lo dicho, en un relevamiento sobre las políticas públicas hoy vigentes para la maternidad vulnerable, es de notar que nuestro país tiene una rica tradición de promoción de la maternidad. Vale mencionar las asignaciones familiares que protegen el embarazo, entre las que se destaca la Asignación Familiar por Prenatal, que se paga durante los meses de gestación y hasta el momento en que se produzca el nacimiento. También existe la Asignación por Embarazo para Protección Social, que beneficia a mujeres desocupadas, trabajadoras en la economía informal, monotributistas sociales, trabajadoras del servicio doméstico y aquellas que no tienen cobertura de obra social, y la Asignación Familiar por Maternidad, que reciben las trabajadoras; si nace un hijo con síndrome de Down, se les otorga el derecho a seis meses más de licencia.
También hay que mencionar el programa SUMAR, que incluye prestaciones de control durante la etapa del embarazo -análisis de sangre, ecografías, etcétera- y acceso a la información, siendo su inscripción condición necesaria para recibir la asignación por embarazo.
Creo que este es el camino que debe recorrer el Congreso: profundizar estas políticas y garantizar su universalidad. El riesgo social se aborda de esta manera.
La esencia de los derechos humanos es que todos los seres humanos son titulares de prerrogativas por el solo hecho de su pertenencia al género humano.
Tales atribuciones no pueden ser desconocidas por ningún régimen político. El proyecto que pretende habilitar el aborto crea categorías de seres humanos que carecen de derechos y que pueden ser suprimidos por decisión de terceros, desestabilizándose así el esquema de valores de la sociedad. Las leyes de un país no pueden ser indiferentes a un esquema de valores.
Por su parte, las mujeres con problemas sociales no reciben una solución y, en muchos casos, quedan con una herida que afecta su vida personal y la de su familia que se manifiesta finalmente en toda la sociedad.
Resulta importante, por parte de los representantes de nuestro pueblo en tiempos tan sensibles, enviar a la sociedad un mensaje propositivo e inclusivo que procure salvar las dos vidas: la de la madre y la del niño por nacer.
La calidad de una sociedad se mide por la protección que brinda a sus miembros más débiles. (Aplausos.)
Me gustaría comenzar diciendo que los que estamos en contra de la despenalización del aborto somos conscientes de las desigualdades presentes en nuestro país y reivindicamos la lucha por los sectores más vulnerables. Pero hay algo primordial: ante el problema de los abortos clandestinos, es deber del Estado buscar soluciones que no vulneren el derecho fundamental a la vida.
En este sentido se evidencia la ambigüedad que plantea el proyecto, dificultando su debate. Por un lado, esgrime que la legalización del aborto quiere evitar que las mujeres pobres tengan que recurrir a abortos clandestinos e inseguros, lo que coloca en riesgo sus vidas; por otro, propone la legalización completa y sin causales del aborto, lo que excede los casos de embarazo vulnerable.
Entiendo que los proyectos de ley de aborto libre deben ser rechazados y que, en su lugar, corresponde sancionar leyes que avancen en la protección de los derechos de la madre vulnerable y del niño por nacer. Me remito en este punto al informe del Centro de Bioética, Persona y Familia, en cuya elaboración participé.
En esta presentación quisiera centrarme en el problema del aborto y los peligros para la vida de la madre. Actualmente, el artículo 86 del Código Penal dispone que el aborto no es punible si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si ese peligro no puede ser evitado por otros medios.
Por su parte, el artículo 3° del proyecto de ley contenido en el expediente 0230-d-2018 señala que será legal el aborto más allá del plazo de la semana catorce de gestación: "Si estuviera en riesgo la vida o la salud física, psíquica o social de la mujer, considerada en los términos de salud integral como derecho humano."
Una lectura atenta del proyecto permite advertir los siguientes cambios: se reemplaza la palabra "peligro" por "riesgo" y en la expresión "física, psíquica o social" se agregan calificativos muy amplios respecto de la salud de la madre. Además, se eliminan los términos: "...si este peligro no puede ser evitado por otros medios."
Así, por la amplitud de la reforma, en los hechos se legaliza el aborto en todo momento del embarazo a sola petición de la madre, en virtud de la combinación entre la posibilidad de invocar la causal social o psíquica y la eliminación de la condición de que "este peligro no pueda ser evitado por otros medios." Este inciso del Código Penal vigente ha sido entendido como último recurso para casos extremos. La norma actualmente vigente busca salvar las dos vidas; de allí ese carácter excepcional del aborto indirecto.
Por eso, sostenemos que el proyecto olvida la responsabilidad constitucional y convencional que tiene el Estado de garantizar el acceso a servicios apropiados para la protección de la vida y la salud integral de las personas.
Más aún, promueve el aborto como política pública ante situaciones de vulnerabilidad social, donde más presente debería estar, excluyendo totalmente la discusión en torno a la solución de los problemas de fondo que existen para que una persona tome tal decisión en su vida.
El camino es otro. Tanto la Constitución Nacional como los tratados internacionales de derechos humanos señalan una obligación del Congreso de implementar políticas de promoción de la madre y su hijo por nacer para responder al problema de la mortalidad materna. La opción por el aborto libre significa, de hecho, la renuncia a cumplir acabadamente con esa cláusula constitucional.
¿No sería aún más razonable acompañar y contener a la mujer en situación de vulnerabilidad, ofreciendo la asistencia integral necesaria para llevar adelante el embarazo, respondiendo a las motivaciones que la llevaron a considerar el aborto?
En relación con ello, un estudio conducido por Elard Koch, cuyos resultados fueron expuestos a la comunidad internacional en Naciones Unidas, muestra que la mayoría de las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad que reciben ayuda efectiva y acompañamiento integral, cambian su decisión de abortar. El profesor Koch, además supo demostrar que el incremento de la educación de la mujer ha sido el factor que controló esta disminución a lo largo del tiempo, en conjunto con políticas de atención prenatal y especializada en el parto.
En la actualidad, Chile presenta una de las tasas más bajas de mortalidad materna de Latinoamérica, similar a las de países más desarrollados. El riesgo de morir por aborto es prácticamente nulo. Así se demuestra que la legalización del aborto es indiferente a la reducción de la mortalidad materna.
En línea con lo dicho, en un relevamiento sobre las políticas públicas hoy vigentes para la maternidad vulnerable, es de notar que nuestro país tiene una rica tradición de promoción de la maternidad. Vale mencionar las asignaciones familiares que protegen el embarazo, entre las que se destaca la Asignación Familiar por Prenatal, que se paga durante los meses de gestación y hasta el momento en que se produzca el nacimiento. También existe la Asignación por Embarazo para Protección Social, que beneficia a mujeres desocupadas, trabajadoras en la economía informal, monotributistas sociales, trabajadoras del servicio doméstico y aquellas que no tienen cobertura de obra social, y la Asignación Familiar por Maternidad, que reciben las trabajadoras; si nace un hijo con síndrome de Down, se les otorga el derecho a seis meses más de licencia.
También hay que mencionar el programa SUMAR, que incluye prestaciones de control durante la etapa del embarazo -análisis de sangre, ecografías, etcétera- y acceso a la información, siendo su inscripción condición necesaria para recibir la asignación por embarazo.
Creo que este es el camino que debe recorrer el Congreso: profundizar estas políticas y garantizar su universalidad. El riesgo social se aborda de esta manera.
La esencia de los derechos humanos es que todos los seres humanos son titulares de prerrogativas por el solo hecho de su pertenencia al género humano.
Tales atribuciones no pueden ser desconocidas por ningún régimen político. El proyecto que pretende habilitar el aborto crea categorías de seres humanos que carecen de derechos y que pueden ser suprimidos por decisión de terceros, desestabilizándose así el esquema de valores de la sociedad. Las leyes de un país no pueden ser indiferentes a un esquema de valores.
Por su parte, las mujeres con problemas sociales no reciben una solución y, en muchos casos, quedan con una herida que afecta su vida personal y la de su familia que se manifiesta finalmente en toda la sociedad.
Resulta importante, por parte de los representantes de nuestro pueblo en tiempos tan sensibles, enviar a la sociedad un mensaje propositivo e inclusivo que procure salvar las dos vidas: la de la madre y la del niño por nacer.
La calidad de una sociedad se mide por la protección que brinda a sus miembros más débiles. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la licenciada Luciana Peker, quien es periodista.
SRA. PEKER Señor presidente: muchísimas gracias por este espacio.
Yo no vengo a pedir que legalicen el aborto porque en la Argentina el aborto ya es legal por causales. Es legal por la causal de violación; es legal por la inviabilidad de los embarazos y es legal cuando corre riesgo la vida o la salud de las mujeres, debiendo entenderse el término "salud" en un sentido amplio. Es decir, de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud: tanto física como emocional.
El aborto es legal con causales. Eso implica que en este debate no podemos debatir ciencia ficción, sino lo que verdaderamente está en consideración, que es ampliar derechos.
Este debate tiene un nivel que está muy por encima de la democracia en la Argentina. Es una demostración de transversalidad de las mujeres políticas, que es un ejemplo para toda la política, y lo que se tiene que hacer es ampliar derechos y sacar obstáculos. La ley que sancione este Congreso de la Nación tiene que ampliar derechos, mientras que el fallo "F.A.L." y el protocolo para la interrupción legal del embarazo del Ministerio de Salud no pueden restringirlos.
Hoy en la Argentina el aborto es legal pero sottovoce; o sea, en silencio, a pesar de que muchas de las periodistas que estamos acá, en las radios, las redacciones o en los canales informamos.
Yo no vengo a pedir que legalicen el aborto porque en la Argentina el aborto ya es legal por causales. Es legal por la causal de violación; es legal por la inviabilidad de los embarazos y es legal cuando corre riesgo la vida o la salud de las mujeres, debiendo entenderse el término "salud" en un sentido amplio. Es decir, de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud: tanto física como emocional.
El aborto es legal con causales. Eso implica que en este debate no podemos debatir ciencia ficción, sino lo que verdaderamente está en consideración, que es ampliar derechos.
Este debate tiene un nivel que está muy por encima de la democracia en la Argentina. Es una demostración de transversalidad de las mujeres políticas, que es un ejemplo para toda la política, y lo que se tiene que hacer es ampliar derechos y sacar obstáculos. La ley que sancione este Congreso de la Nación tiene que ampliar derechos, mientras que el fallo "F.A.L." y el protocolo para la interrupción legal del embarazo del Ministerio de Salud no pueden restringirlos.
Hoy en la Argentina el aborto es legal pero sottovoce; o sea, en silencio, a pesar de que muchas de las periodistas que estamos acá, en las radios, las redacciones o en los canales informamos.
A continuación, se proyecta una imagen en la sala.
SRA. PEKER Lo que se ve en pantalla es la imagen de una de las muchas tapas del diario Página 12, donde trabajo, en la que se cuenta la realidad del aborto legal en la Argentina.
El hecho de que no lo sepan todas las mujeres también viola el derecho a la información, porque hoy salva su vida no solo quien tiene el dinero necesario -por supuesto que hay una gran diferencia de clases y de regiones en la Argentina-, sino también quien puede acceder a la información. Por eso, también se tiene que legislar para que todas las mujeres conozcan sus derechos y no se viole el derecho a la información.
Hay que terminar además con las inequidades regionales. Una mujer en Formosa tiene ocho veces más probabilidades de morir por mortalidad materna que en la Ciudad de Buenos Aires; en Villa Devoto estamos más cerca de España y en Formosa más cerca de Cabo Verde, en África. Esas inequidades regionales se deben terminar.
Por otro lado, acá se dijeron algunas falacias. Eso también es violar el derecho a la información. La clandestinidad del aborto es la primera causa de mortalidad materna en la Argentina desde hace muchos años, y lo sigue siendo. Esto no pasa en otros países latinoamericanos con índices de desarrollo humano similares a los de Argentina, sino que es algo que históricamente nuestro país comparte con países como Jamaica o Trinidad y Tobago; esto no puede suceder. No puede suceder además porque la Argentina está en el puesto 77 en el índice del desarrollo de género de Naciones Unidas, el cual es un muy buen lugar.
Hay un dato clave que me parece importante para las diputadas y muy especialmente para los diputados. La Argentina está bien colocada en el ránking de Naciones Unidas por el nivel educativo de las mujeres y por la representación política, que es una de las más altas del mundo. Eso tiene que derramar a las mujeres del pueblo; esa representación política, que tan afortunadamente tuvo el cupo femenino y ahora va hacia la paridad, tiene que llegar a las mujeres. No podemos tener buenos indicadores de género en representación política y los indicadores de mortalidad materna con los que contamos.
Aquí se puso también dos veces como ejemplo a Chile. No podemos defender la última medida de Augusto Pinochet en 1989 que restringió totalmente el aborto, situación que solo se da en Nicaragua, con el gobierno vergonzoso de Daniel Ortega que vemos en estos días, o en El Salvador.
En Chile se acaba de ir Michelle Bachelet con la aprobación del aborto legal por causales. Si Chile es un ejemplo es de ampliación de derechos, no de la política más restrictiva de los derechos de las mujeres como la dictada durante el durante último mandato de la dictadura militar de Pinochet.
Tenemos una responsabilidad también como país con las mujeres latinoamericanas.
El hecho de que no lo sepan todas las mujeres también viola el derecho a la información, porque hoy salva su vida no solo quien tiene el dinero necesario -por supuesto que hay una gran diferencia de clases y de regiones en la Argentina-, sino también quien puede acceder a la información. Por eso, también se tiene que legislar para que todas las mujeres conozcan sus derechos y no se viole el derecho a la información.
Hay que terminar además con las inequidades regionales. Una mujer en Formosa tiene ocho veces más probabilidades de morir por mortalidad materna que en la Ciudad de Buenos Aires; en Villa Devoto estamos más cerca de España y en Formosa más cerca de Cabo Verde, en África. Esas inequidades regionales se deben terminar.
Por otro lado, acá se dijeron algunas falacias. Eso también es violar el derecho a la información. La clandestinidad del aborto es la primera causa de mortalidad materna en la Argentina desde hace muchos años, y lo sigue siendo. Esto no pasa en otros países latinoamericanos con índices de desarrollo humano similares a los de Argentina, sino que es algo que históricamente nuestro país comparte con países como Jamaica o Trinidad y Tobago; esto no puede suceder. No puede suceder además porque la Argentina está en el puesto 77 en el índice del desarrollo de género de Naciones Unidas, el cual es un muy buen lugar.
Hay un dato clave que me parece importante para las diputadas y muy especialmente para los diputados. La Argentina está bien colocada en el ránking de Naciones Unidas por el nivel educativo de las mujeres y por la representación política, que es una de las más altas del mundo. Eso tiene que derramar a las mujeres del pueblo; esa representación política, que tan afortunadamente tuvo el cupo femenino y ahora va hacia la paridad, tiene que llegar a las mujeres. No podemos tener buenos indicadores de género en representación política y los indicadores de mortalidad materna con los que contamos.
Aquí se puso también dos veces como ejemplo a Chile. No podemos defender la última medida de Augusto Pinochet en 1989 que restringió totalmente el aborto, situación que solo se da en Nicaragua, con el gobierno vergonzoso de Daniel Ortega que vemos en estos días, o en El Salvador.
En Chile se acaba de ir Michelle Bachelet con la aprobación del aborto legal por causales. Si Chile es un ejemplo es de ampliación de derechos, no de la política más restrictiva de los derechos de las mujeres como la dictada durante el durante último mandato de la dictadura militar de Pinochet.
Tenemos una responsabilidad también como país con las mujeres latinoamericanas.
- A continuación, se proyecta una imagen en la pantalla de la sala.
SRA. PEKER Les traje también un afiche, que pueden ver en pantalla, de República Dominicana que muestra a las mujeres afro, porque ellas son también, igual que las mujeres originarias y las del pueblo, las que más sufren las inequidades. Las mujeres señalan que el aborto es por la vida porque es así; sin lugar a duda, es por la vida de las mujeres.
Este afiche que estoy mostrando dice: "Aborto por la vida". Muchas mujeres latinoamericanas están mirando nuestro país porque saben que la Argentina es pionera en leyes como las de matrimonio igualitario, de identidad de género, de salud sexual y procreación responsable, de educación sexual integral y tantas otras. Las mujeres de Latinoamérica nos están mirando y también a ellas debemos responder.
Pido también por la revolución de las hijas. Son las jóvenes las que llenan las calles y los colegios -religiosos y no religiosos, públicos y privados- para pedir que se amparen sus derechos y que ninguna norma sancionada por este Congreso sea un paso hacia atrás en las leyes de salud sexual y procreación responsable y de salud sexual integral, que garantizan la autonomía de las adolescentes. Hay una revolución de las hijas.
Cuando yo era adolescente me decían que no debía tener sexo porque me podía morir en un aborto clandestino. Yo no voy a decir eso a mi hija. No lo voy a hacer y no voy a parar hasta que mi hija mujer tenga los mismos derechos que mi hijo varón, porque las adolescentes necesitan crecer en un mundo donde tengan los mismos derechos que sus novios, sus compañeros de clases, sus amigos y sus hermanos varones. Hasta que las hijas mujeres no tengan los mismos derechos a la libertad, la salud y la vida, no se habrá terminado definitivamente la esclavitud de las mujeres en la Argentina y, por supuesto, en Latinoamérica.
Vengo a hablar también de las cuarenta y seis mujeres muertas por la clandestinidad del aborto en la Argentina. No sé cómo, en nombre de la moral, se dice que esa cifra es baja y que no importa la muerte de las mujeres.
Quiero mostrar que son cuarenta y seis vidas. (Aplausos.) Es un femicidio institucional por omisión del Estado. Ni una muerta más por la clandestinidad del aborto en la Argentina. (Aplausos.)
Este afiche que estoy mostrando dice: "Aborto por la vida". Muchas mujeres latinoamericanas están mirando nuestro país porque saben que la Argentina es pionera en leyes como las de matrimonio igualitario, de identidad de género, de salud sexual y procreación responsable, de educación sexual integral y tantas otras. Las mujeres de Latinoamérica nos están mirando y también a ellas debemos responder.
Pido también por la revolución de las hijas. Son las jóvenes las que llenan las calles y los colegios -religiosos y no religiosos, públicos y privados- para pedir que se amparen sus derechos y que ninguna norma sancionada por este Congreso sea un paso hacia atrás en las leyes de salud sexual y procreación responsable y de salud sexual integral, que garantizan la autonomía de las adolescentes. Hay una revolución de las hijas.
Cuando yo era adolescente me decían que no debía tener sexo porque me podía morir en un aborto clandestino. Yo no voy a decir eso a mi hija. No lo voy a hacer y no voy a parar hasta que mi hija mujer tenga los mismos derechos que mi hijo varón, porque las adolescentes necesitan crecer en un mundo donde tengan los mismos derechos que sus novios, sus compañeros de clases, sus amigos y sus hermanos varones. Hasta que las hijas mujeres no tengan los mismos derechos a la libertad, la salud y la vida, no se habrá terminado definitivamente la esclavitud de las mujeres en la Argentina y, por supuesto, en Latinoamérica.
Vengo a hablar también de las cuarenta y seis mujeres muertas por la clandestinidad del aborto en la Argentina. No sé cómo, en nombre de la moral, se dice que esa cifra es baja y que no importa la muerte de las mujeres.
Quiero mostrar que son cuarenta y seis vidas. (Aplausos.) Es un femicidio institucional por omisión del Estado. Ni una muerta más por la clandestinidad del aborto en la Argentina. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el señor José Luis González.
SR. GONZÁLEZ Señor presidente: soy artista y agradezco este espacio que me brindan para poder dialogar.
Había una vez en el valle de Traslasierra, en la provincia de Córdoba, un abuelo viudo conocido como don Tomás. Tenía su rancho en una pequeña planicie de pocas hectáreas. Llamaba la atención que su vivienda estaba rodeada de muchas casitas de piedra y barro. Estaban deshabitadas y eran acogedoras pero precarias, como para ser ofrecidas al turista. Corría el año 1980 y yo, en ese momento, recopilaba coplas anónimas para un trabajo de antropología cultural.
Don Tomás, con una hospitalaria parsimonia, me recibió en su patio con unos mates, y me animé a preguntarle por qué había tantas casas y quiénes vivían allí. Me contestó que las había hecho para alojar a sus nueve hijos, quienes iban desde la ciudad a visitarlo en tiempos de verano. Le pregunté si había tenido nueve hijos. Me contestó que no, que solo había tenido uno porque su mujer ya no podía parir por problemas de salud. Me dijo: nos gustó tanto criarlo que fueron apareciendo de a poco otros que no tenían hogar, y al final llegamos a dar familia a ocho hijos de la vida, de los caminos. Yo no era consciente de la trascendencia de ese gesto, pero me conmovió la orgullosa alegría que alumbraba su mirada cuando me lo contaba. Tanta generosidad en medio de una pobreza que sobrellevaba gracias a la actividad pastoril que, en aquellos años, le permitía hacer tareas rurales diversas.
A Tomás le dediqué una chacarera, de la cual comparto con ustedes dos coplas:
Nueve hijos ha tenido
Uno solo es de su sangre
Los demás fueron llegando
Por tener corazón grande
Yo no sé si es pa' bailarla
Pero canto esta coplita
Para no pasar por alto
A quien sabe dar la vida
Estos contenidos forman parte de mi oficio de cantor y comediante del interior del país.
Hoy he sido invitado a participar en esta audiencia como hombre de la cultura de una región. Por eso, con esta historia de vida quiero resaltar la solidaridad como un hecho cultural que se está perdiendo. He podido encontrar casos parecidos al de don Tomás a lo largo de los años en las provincias: gestos individuales y colectivos que invitan a imaginar un mundo mejor.
Como contraposición, advierto con tristeza que hay un ambiente de desconfianza crónica entre nosotros. No nos estamos escuchando. No tenemos el coraje de reconocer nuestros errores y de compartir la búsqueda de un futuro donde se puedan ejercitar la confianza y el bien común.
Nos estamos hablando a los gritos y, en algunos casos, con alguna amabilidad vacía de empatía. Otras veces lo hacemos con un despliegue de virtuosismo retórico que no alcanza para encontrar un destino compartido.
La diversidad cultural, los usos y costumbres que pueden aún verse en las provincias, están siendo ninguneados e invadidos por paradigmas muy bien difundidos que nos intoxican. Vamos por ese camino que está socializando la nada, hacia comunidades licuadas en un desencuentro que incita a tener posturas fanáticas y extremistas, donde se va perdiendo la esencia del diálogo. Ello, en contraposición con los buenos hábitos que supimos practicar; por ejemplo, la Minga.
Para quienes no lo saben, la Minga es una tarea ancestral comunitaria que se prodiga y repercute en todas las actitudes de la vida cotidiana. En la casa de mis abuelos, era moneda corriente.
Había una vez en el valle de Traslasierra, en la provincia de Córdoba, un abuelo viudo conocido como don Tomás. Tenía su rancho en una pequeña planicie de pocas hectáreas. Llamaba la atención que su vivienda estaba rodeada de muchas casitas de piedra y barro. Estaban deshabitadas y eran acogedoras pero precarias, como para ser ofrecidas al turista. Corría el año 1980 y yo, en ese momento, recopilaba coplas anónimas para un trabajo de antropología cultural.
Don Tomás, con una hospitalaria parsimonia, me recibió en su patio con unos mates, y me animé a preguntarle por qué había tantas casas y quiénes vivían allí. Me contestó que las había hecho para alojar a sus nueve hijos, quienes iban desde la ciudad a visitarlo en tiempos de verano. Le pregunté si había tenido nueve hijos. Me contestó que no, que solo había tenido uno porque su mujer ya no podía parir por problemas de salud. Me dijo: nos gustó tanto criarlo que fueron apareciendo de a poco otros que no tenían hogar, y al final llegamos a dar familia a ocho hijos de la vida, de los caminos. Yo no era consciente de la trascendencia de ese gesto, pero me conmovió la orgullosa alegría que alumbraba su mirada cuando me lo contaba. Tanta generosidad en medio de una pobreza que sobrellevaba gracias a la actividad pastoril que, en aquellos años, le permitía hacer tareas rurales diversas.
A Tomás le dediqué una chacarera, de la cual comparto con ustedes dos coplas:
Nueve hijos ha tenido
Uno solo es de su sangre
Los demás fueron llegando
Por tener corazón grande
Yo no sé si es pa' bailarla
Pero canto esta coplita
Para no pasar por alto
A quien sabe dar la vida
Estos contenidos forman parte de mi oficio de cantor y comediante del interior del país.
Hoy he sido invitado a participar en esta audiencia como hombre de la cultura de una región. Por eso, con esta historia de vida quiero resaltar la solidaridad como un hecho cultural que se está perdiendo. He podido encontrar casos parecidos al de don Tomás a lo largo de los años en las provincias: gestos individuales y colectivos que invitan a imaginar un mundo mejor.
Como contraposición, advierto con tristeza que hay un ambiente de desconfianza crónica entre nosotros. No nos estamos escuchando. No tenemos el coraje de reconocer nuestros errores y de compartir la búsqueda de un futuro donde se puedan ejercitar la confianza y el bien común.
Nos estamos hablando a los gritos y, en algunos casos, con alguna amabilidad vacía de empatía. Otras veces lo hacemos con un despliegue de virtuosismo retórico que no alcanza para encontrar un destino compartido.
La diversidad cultural, los usos y costumbres que pueden aún verse en las provincias, están siendo ninguneados e invadidos por paradigmas muy bien difundidos que nos intoxican. Vamos por ese camino que está socializando la nada, hacia comunidades licuadas en un desencuentro que incita a tener posturas fanáticas y extremistas, donde se va perdiendo la esencia del diálogo. Ello, en contraposición con los buenos hábitos que supimos practicar; por ejemplo, la Minga.
Para quienes no lo saben, la Minga es una tarea ancestral comunitaria que se prodiga y repercute en todas las actitudes de la vida cotidiana. En la casa de mis abuelos, era moneda corriente.
Ocupa la Presidencia la señora presidenta de la Comisión de Acción Social y Salud Pública, diputada Carmen Polledo.
SR. GONZÁLEZ El poeta puntano Antonio Esteban Agüero reivindica las bondades de la solidaridad en el poema Digo la Minga.
El trabajo en la Minga se vuelve como una fiesta,
como reunión de gentes unidas por la danza;
no lo paga moneda de níquel ni banquero,
sino perfume y gloria de dulce Democracia.
Si la pareja joven que nada nombra suyo,
salvo el amor en doble susurro compartido,
quiere enlazar sus cuerpos, la Minga le construye
el rancho donde pueda madurar su destino.
Si yo tengo en el Hombre la fe que tienen otros
en ídolos de barro, de marfil o de piedra,
será porque lo he visto conviviendo en la Minga
nimbado por extraña, misteriosa belleza.
Digo yo: ¿podemos tener la fe que el poeta tiene en el hombre solidario de la Minga? Me lo pregunto con toda la integridad de mi ser. Soy un todo que incluye tanto las manos, las vísceras, como lo que pienso y lo que siento, la libertad, la conciencia y la voluntad que me mueve a ser mejor persona.
No tengo loteado el cuerpo ni el alma, y desde ahí vivo mi condición de ciudadano. Lo que le pasa a mi pueblo también me pasa a mí, y no es sano silenciarlo.
El pueblo cuenta sus cosas a través de sus referentes, como por ejemplo Serafín José García, escritor uruguayo que en 1935 publicó un poema en su libro Tacuruses; el poema se llama Ejemplo.
Quiero citar aquí solo una estrofa inicial de dicho poema, que muestra todo el espíritu de la obra. Es el caso de una joven embarazada que recibe estas palabras de su padre:
Venga p'acá, m'hija. No me tenga miedo.
Venga que su tata no va'castigarla
ni va'cebarle'n cara tampoco lo qu'hiso,
porque sabe cierto que no jué por mala.
Ya basta de yantos. Míreme de frente.
No tenga vergüensa de amostrar la cara,
que no es un delito darse por cariño,
y sentirse madre no es nunca una falta.
Otra voz popular que me anima es la de Atahualpa Yupanqui, quien en el poema Destino del canto habla del compromiso del artista con su tierra, y más aún cuando ha sido elegido para representar al pueblo, como en el caso de nuestros legisladores. El poema dice así:
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,
Si comprendes su sombra, te espera una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
Aquejarte el mal físico,
Empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,
Pueden burlarse y negarte los otros,
Pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,
Porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio, no para tu vanidad.
La luz que alumbra el corazón del elegido es una lámpara
milagrosa que el pueblo usa
para encontrar la belleza en el camino,
la soledad, el miedo, el amor y la muerte.
Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas, ni sufres, ni gozas con tu pueblo,
No alcanzarás a traducirlo nunca.
Por eso, más allá de los valiosos aspectos legales, científicos, religiosos y morales del asunto que nos ocupa, desde lo que soy y desde el entorno que me contiene y represento, digo: toda vida vale. (Aplausos.)
El trabajo en la Minga se vuelve como una fiesta,
como reunión de gentes unidas por la danza;
no lo paga moneda de níquel ni banquero,
sino perfume y gloria de dulce Democracia.
Si la pareja joven que nada nombra suyo,
salvo el amor en doble susurro compartido,
quiere enlazar sus cuerpos, la Minga le construye
el rancho donde pueda madurar su destino.
Si yo tengo en el Hombre la fe que tienen otros
en ídolos de barro, de marfil o de piedra,
será porque lo he visto conviviendo en la Minga
nimbado por extraña, misteriosa belleza.
Digo yo: ¿podemos tener la fe que el poeta tiene en el hombre solidario de la Minga? Me lo pregunto con toda la integridad de mi ser. Soy un todo que incluye tanto las manos, las vísceras, como lo que pienso y lo que siento, la libertad, la conciencia y la voluntad que me mueve a ser mejor persona.
No tengo loteado el cuerpo ni el alma, y desde ahí vivo mi condición de ciudadano. Lo que le pasa a mi pueblo también me pasa a mí, y no es sano silenciarlo.
El pueblo cuenta sus cosas a través de sus referentes, como por ejemplo Serafín José García, escritor uruguayo que en 1935 publicó un poema en su libro Tacuruses; el poema se llama Ejemplo.
Quiero citar aquí solo una estrofa inicial de dicho poema, que muestra todo el espíritu de la obra. Es el caso de una joven embarazada que recibe estas palabras de su padre:
Venga p'acá, m'hija. No me tenga miedo.
Venga que su tata no va'castigarla
ni va'cebarle'n cara tampoco lo qu'hiso,
porque sabe cierto que no jué por mala.
Ya basta de yantos. Míreme de frente.
No tenga vergüensa de amostrar la cara,
que no es un delito darse por cariño,
y sentirse madre no es nunca una falta.
Otra voz popular que me anima es la de Atahualpa Yupanqui, quien en el poema Destino del canto habla del compromiso del artista con su tierra, y más aún cuando ha sido elegido para representar al pueblo, como en el caso de nuestros legisladores. El poema dice así:
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,
Si comprendes su sombra, te espera una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
Aquejarte el mal físico,
Empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,
Pueden burlarse y negarte los otros,
Pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,
Porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio, no para tu vanidad.
La luz que alumbra el corazón del elegido es una lámpara
milagrosa que el pueblo usa
para encontrar la belleza en el camino,
la soledad, el miedo, el amor y la muerte.
Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas, ni sufres, ni gozas con tu pueblo,
No alcanzarás a traducirlo nunca.
Por eso, más allá de los valiosos aspectos legales, científicos, religiosos y morales del asunto que nos ocupa, desde lo que soy y desde el entorno que me contiene y represento, digo: toda vida vale. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra el señor Eduardo Rivera López, quien es licenciado en filosofía.
SR. RIVERA LÓPEZ Señora presidenta: agradezco muchísimo la invitación y la confianza en que, lo que puedo aportar desde la bioética, sea útil para este debate.
En estos breves minutos voy a concentrarme en el que considero es el punto fundamental de desacuerdo: la permisión moral y legal amplia del aborto temprano, es decir, durante el primer trimestre. Creo que este es el punto fundamental de desacuerdo y la principal novedad que traen los proyectos de despenalización presentados.
En mi opinión, todos o casi todos aquellos que se oponen a la permisión del aborto temprano, basan su oposición en una convicción fundamental: que la vida comienza con la concepción y que, por lo tanto, existe un derecho a la vida desde ese momento. El aborto sería entonces un atentado contra un derecho fundamental que todos los humanos tenemos por igual: el derecho a la vida. El aborto sería una especie de homicidio o equivalente a un homicidio.
Esta es la convicción fundamental y, por lo tanto, es imprescindible discutirla para modificar eventualmente las posiciones de quienes todavía están en dudas o se ven fuertemente interpelados por ese argumento de que la vida comienza en la concepción y, por lo tanto, el derecho a la vida también. Es imprescindible, porque si la idea es que el aborto es una especie de homicidio, entonces cualquier otra consideración, como la de los derechos de las mujeres o las estadísticas sobre la salud pública, parece que no tiene ningún valor porque siempre existe esta idea fundamental de que hay un derecho a la vida desde la concepción.
En estos brevísimos minutos voy a defender que la tesis respecto a que el derecho a la vida comienza con la concepción no es especialmente razonable. Entre otras cosas, porque es inconsistente con muchas otras convicciones, creencias y actitudes que tenemos, y que -de modo contradictorio- incluso comparten los opositores a la permisión del aborto.
Antes que eso, quiero decir que es importante hacer una aclaración respecto de una confusión o error conceptual grave que aparece constantemente en los argumentos contra la permisión del aborto temprano: la idea de que la pregunta acerca de cuándo aparece el derecho a la vida es científica.
Hemos escuchado hoy, en otras jornadas de debate y también en otros lugares, muchas apelaciones a que la ciencia determina indubitablemente cuándo empieza la vida humana y, por lo tanto, el derecho a la vida.
Sin embargo, es importante entender que esto es un error conceptual, que en filosofía llamamos falacia naturalista. La ciencia puede decir muchas cosas, dar mucha información; pero siempre con carácter empírico y fáctico. No puede decir cuándo empieza la persona, si por persona entendemos un individuo con derechos; entre otros, el derecho a la vida.
La pregunta acerca de cuándo un individuo comienza a tener derechos no es científica sino normativa -es importante tenerlo en cuenta- y, por lo tanto, filosófica o jurídica.
Ahora bien, ¿es razonable la tesis filosófica de que el derecho a la vida comienza con la concepción? Lo único que puedo hacer en estos minutos es dar una razón de las varias que podría dar para mostrar que esa tesis no es especialmente razonable. La razón es, como adelanté, que esa tesis es incompatible con muchas creencias y actitudes que todos compartimos, incluso aquellos que se oponen a la legalización del aborto temprano.
Voy a mencionar tres de estas creencias muy habituales. En primer lugar, creer que el derecho a la vida comienza con la fecundación es incompatible con la permisión de la reproducción asistida. La reproducción asistida implica el congelamiento indefinido -cuando no el descarte- de embriones sobrantes, lo cual sería aberrante si creyéramos que esos embriones son niños o niñas inocentes por nacer.
Hace un par de años se aprobó en este mismo Parlamento la ley 26.862, que promueve la financiación de la reproducción asistida; fue sancionada casi por unanimidad en las dos Cámaras. Habría que ver si los legisladores o las legisladoras que hoy se oponen al aborto, votaron favorablemente esa ley.
En segundo lugar, pensemos que en la reproducción humana natural -no artificial- más de la mitad de los embriones se pierde en el camino, muchos de ellos antes de la implantación y otros luego. Si estos embriones, ahora en el seno materno -no in vitro- fueran vidas humanas valiosas, niños o niñas con un derecho a la vida, tendríamos que considerar esas muertes como una desgracia natural inaudita. Debería haber campañas y políticas públicas orientadas a reducir la mortalidad embrionaria, tal como hoy existen campañas y políticas para reducir la mortalidad infantil porque, en realidad, sería una de sus formas.
Por último, es inconsistente la oposición al aborto temprano con otras actitudes frente al aborto. En el mundo, según dicen, se producen alrededor de 40 millones de abortos legales e ilegales por año. ¿Creemos realmente que se trata de una matanza de 40 millones de niños o niñas inocentes? Creo que no, y en este punto apelo a la convicción profunda de todos y todas. Creo que nadie cree que se trate de una matanza, del mismo modo que nadie cree seriamente que la muerte de los embriones -tanto la muerte natural como la que ocurre in vitro- sea una desgracia o un daño lejanamente comparable con la muerte de una persona.
En definitiva, existe un desacuerdo sobre cuál es el corte más razonable para comenzar a considerar un ser en gestación, biológicamente perteneciente a nuestra especie, como una persona. Sobre este punto, existe un desacuerdo razonable y lamentablemente no tengo tiempo de explicar por qué hay otros cortes que también podrían ser razonables.
El punto importante es que, cuando surge este tipo de desacuerdo, el Estado debería abstenerse de usar la coerción para forzar a aquellas que, sin duda sí son personas, a una determinada posición o clase de conducta. Más aún, teniendo en cuenta que la prohibición y penalización del aborto temprano afecta y limita evidentemente los derechos de otras personas, las mujeres, respecto de las cuales nadie duda que sí tienen derechos: el derecho a su propio cuerpo y a su autonomía. (Aplausos.)
En estos breves minutos voy a concentrarme en el que considero es el punto fundamental de desacuerdo: la permisión moral y legal amplia del aborto temprano, es decir, durante el primer trimestre. Creo que este es el punto fundamental de desacuerdo y la principal novedad que traen los proyectos de despenalización presentados.
En mi opinión, todos o casi todos aquellos que se oponen a la permisión del aborto temprano, basan su oposición en una convicción fundamental: que la vida comienza con la concepción y que, por lo tanto, existe un derecho a la vida desde ese momento. El aborto sería entonces un atentado contra un derecho fundamental que todos los humanos tenemos por igual: el derecho a la vida. El aborto sería una especie de homicidio o equivalente a un homicidio.
Esta es la convicción fundamental y, por lo tanto, es imprescindible discutirla para modificar eventualmente las posiciones de quienes todavía están en dudas o se ven fuertemente interpelados por ese argumento de que la vida comienza en la concepción y, por lo tanto, el derecho a la vida también. Es imprescindible, porque si la idea es que el aborto es una especie de homicidio, entonces cualquier otra consideración, como la de los derechos de las mujeres o las estadísticas sobre la salud pública, parece que no tiene ningún valor porque siempre existe esta idea fundamental de que hay un derecho a la vida desde la concepción.
En estos brevísimos minutos voy a defender que la tesis respecto a que el derecho a la vida comienza con la concepción no es especialmente razonable. Entre otras cosas, porque es inconsistente con muchas otras convicciones, creencias y actitudes que tenemos, y que -de modo contradictorio- incluso comparten los opositores a la permisión del aborto.
Antes que eso, quiero decir que es importante hacer una aclaración respecto de una confusión o error conceptual grave que aparece constantemente en los argumentos contra la permisión del aborto temprano: la idea de que la pregunta acerca de cuándo aparece el derecho a la vida es científica.
Hemos escuchado hoy, en otras jornadas de debate y también en otros lugares, muchas apelaciones a que la ciencia determina indubitablemente cuándo empieza la vida humana y, por lo tanto, el derecho a la vida.
Sin embargo, es importante entender que esto es un error conceptual, que en filosofía llamamos falacia naturalista. La ciencia puede decir muchas cosas, dar mucha información; pero siempre con carácter empírico y fáctico. No puede decir cuándo empieza la persona, si por persona entendemos un individuo con derechos; entre otros, el derecho a la vida.
La pregunta acerca de cuándo un individuo comienza a tener derechos no es científica sino normativa -es importante tenerlo en cuenta- y, por lo tanto, filosófica o jurídica.
Ahora bien, ¿es razonable la tesis filosófica de que el derecho a la vida comienza con la concepción? Lo único que puedo hacer en estos minutos es dar una razón de las varias que podría dar para mostrar que esa tesis no es especialmente razonable. La razón es, como adelanté, que esa tesis es incompatible con muchas creencias y actitudes que todos compartimos, incluso aquellos que se oponen a la legalización del aborto temprano.
Voy a mencionar tres de estas creencias muy habituales. En primer lugar, creer que el derecho a la vida comienza con la fecundación es incompatible con la permisión de la reproducción asistida. La reproducción asistida implica el congelamiento indefinido -cuando no el descarte- de embriones sobrantes, lo cual sería aberrante si creyéramos que esos embriones son niños o niñas inocentes por nacer.
Hace un par de años se aprobó en este mismo Parlamento la ley 26.862, que promueve la financiación de la reproducción asistida; fue sancionada casi por unanimidad en las dos Cámaras. Habría que ver si los legisladores o las legisladoras que hoy se oponen al aborto, votaron favorablemente esa ley.
En segundo lugar, pensemos que en la reproducción humana natural -no artificial- más de la mitad de los embriones se pierde en el camino, muchos de ellos antes de la implantación y otros luego. Si estos embriones, ahora en el seno materno -no in vitro- fueran vidas humanas valiosas, niños o niñas con un derecho a la vida, tendríamos que considerar esas muertes como una desgracia natural inaudita. Debería haber campañas y políticas públicas orientadas a reducir la mortalidad embrionaria, tal como hoy existen campañas y políticas para reducir la mortalidad infantil porque, en realidad, sería una de sus formas.
Por último, es inconsistente la oposición al aborto temprano con otras actitudes frente al aborto. En el mundo, según dicen, se producen alrededor de 40 millones de abortos legales e ilegales por año. ¿Creemos realmente que se trata de una matanza de 40 millones de niños o niñas inocentes? Creo que no, y en este punto apelo a la convicción profunda de todos y todas. Creo que nadie cree que se trate de una matanza, del mismo modo que nadie cree seriamente que la muerte de los embriones -tanto la muerte natural como la que ocurre in vitro- sea una desgracia o un daño lejanamente comparable con la muerte de una persona.
En definitiva, existe un desacuerdo sobre cuál es el corte más razonable para comenzar a considerar un ser en gestación, biológicamente perteneciente a nuestra especie, como una persona. Sobre este punto, existe un desacuerdo razonable y lamentablemente no tengo tiempo de explicar por qué hay otros cortes que también podrían ser razonables.
El punto importante es que, cuando surge este tipo de desacuerdo, el Estado debería abstenerse de usar la coerción para forzar a aquellas que, sin duda sí son personas, a una determinada posición o clase de conducta. Más aún, teniendo en cuenta que la prohibición y penalización del aborto temprano afecta y limita evidentemente los derechos de otras personas, las mujeres, respecto de las cuales nadie duda que sí tienen derechos: el derecho a su propio cuerpo y a su autonomía. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra la señora Ludmila Viar.
SRA. VIAR Señora presidenta: en primer lugar, muchas gracias por brindarme esta oportunidad. Me referiré a la maternidad vulnerable, para lo que me voy a remitir al informe del Centro de Bioética, Persona y Familia, perteneciente a la Fundación Latina de Cultura, de cuya elaboración participé.
La Constitución Nacional es muy clara en su artículo 75, inciso 23, cuando en el segundo párrafo dice: "Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia."
Surge claramente de la Constitución Nacional esta jerarquía superior que se reconoce a la maternidad vulnerable y al niño por nacer desde la concepción y en el parto, el posparto y la lactancia; es una obligación nuestra que no puede ser desconocida.
En 1949, en la Constitución peronista, también se reconocía la atención y la asistencia a la madre y al niño. Es decir, tenemos un antecedente a la Constitución de 1994 donde ya existía esta tutela.
El artículo 75, inciso 22, de la Constitución nombra una serie de tratados de los que la Argentina es parte, en los que específicamente se tutela a la maternidad, al hijo y a la mujer.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 25 se refiere a la asistencia a la maternidad; la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 4 restringe y prohíbe la pena de muerte para mujeres embarazadas. Lo mismo contemplan el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y su Protocolo Facultativo. La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en su artículo 4 pone de manifiesto que las acciones positivas que se ejercen para proteger a la maternidad vulnerable jamás van a ser discriminatorias, y nunca pueden ser negativas. Se refuerza esta idea con ciertas políticas que promueven a la mujer, el empleo y la licencia por maternidad.
En la Argentina tenemos normativas específicas que tutelan estos principios legales y constitucionales e internacionales. La Ley de Contrato de Trabajo prevé la licencia por maternidad y el período de lactancia; la ley 25.929 contempla como obligatorio en el PMO -Programa Médico Obligatorio- el parto y posparto, y su atención. Asimismo, en la ley 26.061, de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes dentro del territorio argentino, específicamente hay una serie de artículos en los cuales se tutela a las niñas embarazadas para que puedan proseguir sus estudios, que no sean discriminadas, que sean integradas y que la salud de estas mujeres sea una prioridad.
Lo mismo ocurre con la resolución del Ministerio de Salud 2.254/15, que en su Anexo I se refiere a la "prevención de morbimortalidad materno-infantil con énfasis en el acceso de las mujeres embarazadas a controles prenatales de calidad y el fortalecimiento de la estrategia de regionalización de la atención perinatal."
Son muchos los textos legales internos que acompañan a la Constitución y a las convenciones internacionales. Uno de ellos es el proyecto de código iberoamericano, donde también se plantea la necesidad de establecer políticas públicas en el siglo XXI para tutelar a la maternidad en todos los sentidos, no solo desde el punto de vista de la seguridad social sino también laboral.
Soy abogada, hace ocho años que trabajo y cinco que ejerzo como patrocinante letrada. Creo en el empoderamiento de la mujer desde los 15 años; pienso que soy feminista por eso y considero fuertemente que el aborto es una de las injusticias más grandes que estamos tratando en este país donde reconocemos derechos a las minorías, donde los derechos humanos son respetados y donde fuimos pioneros en diversas materias.
Estamos ante un retroceso porque intentamos tapar el sol con la mano; es decir, estamos tratando la solución de un problema como el aborto con la muerte de un inocente.
¿Qué pasa con las madres, con las mujeres que están en situación de maternidad vulnerable que son abusadas en el seno materno y vuelven a él para seguir siendo abusadas? ¿Qué pasa con la mujer que, por estar embarazada, es despedida? Muchas de ellas fueron mis clientas; a muchas las representé en los juzgados de familia.
¿Qué pasa con esa mujer que es presionada por el marido? ¿Qué pasa con la Justicia que es lenta y no puede embargar un sueldo para proveer a esa mujer embarazada de los alimentos que le corresponden? ¿Qué pasa con la extensión de la responsabilidad del hombre? Muchas de las convenciones que nombré recién también hablan de la extensión de la tutela para el hombre que acompaña en el embarazo. ¿Qué pasa con todo eso? Porque la que termina cargando con todas las consecuencias, psicológicas y físicas, del aborto es la mujer.
Me parece que nos estamos olvidando de tratar la maternidad vulnerable. ¿Cuándo se considera maternidad vulnerable? ¿A los cuántos abortos una mujer tiene que regresar al trabajo, donde su jefe volverá a presionarla con que la va a echar y se va a quedar sin su salario? ¿A los cuántos abortos tiene que volver con esa pareja que la violenta y la presiona para no tener su hijo, porque quiere ocultar una relación que no es matrimonial o lo que fuere? ¿A los cuántos abortos una niña tiene que volver al seno materno para ser abusada otra vez por su tío o su abuelo? ¿Por qué algunos hijos, nietos, padres, abuelos o sobrinos tuvieron el derecho de nacer y otros no? ¿Qué los hace diferentes? ¿Por qué unos sí y otros no?
Para concluir, solo me queda decir que este debate ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar las políticas públicas para la maternidad vulnerable. Eso no es solo un mandato constitucional y convencional sino también una exigencia de justicia que responde a una urgencia de necesidad social.
Entonces proponemos una alternativa, que es el proyecto de ley contenido en el expediente 0324-d-2018, que contempla la opción de dar al bebé en adopción y de acompañar a la mujer en estado de vulnerabilidad no solo con políticas económicas sino también sanitarias.
Señores diputados: creo que en esta ocasión queda en sus manos definir si este país va a retroceder o va a proteger la vida del inocente. (Aplausos.)
La Constitución Nacional es muy clara en su artículo 75, inciso 23, cuando en el segundo párrafo dice: "Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia."
Surge claramente de la Constitución Nacional esta jerarquía superior que se reconoce a la maternidad vulnerable y al niño por nacer desde la concepción y en el parto, el posparto y la lactancia; es una obligación nuestra que no puede ser desconocida.
En 1949, en la Constitución peronista, también se reconocía la atención y la asistencia a la madre y al niño. Es decir, tenemos un antecedente a la Constitución de 1994 donde ya existía esta tutela.
El artículo 75, inciso 22, de la Constitución nombra una serie de tratados de los que la Argentina es parte, en los que específicamente se tutela a la maternidad, al hijo y a la mujer.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 25 se refiere a la asistencia a la maternidad; la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 4 restringe y prohíbe la pena de muerte para mujeres embarazadas. Lo mismo contemplan el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y su Protocolo Facultativo. La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en su artículo 4 pone de manifiesto que las acciones positivas que se ejercen para proteger a la maternidad vulnerable jamás van a ser discriminatorias, y nunca pueden ser negativas. Se refuerza esta idea con ciertas políticas que promueven a la mujer, el empleo y la licencia por maternidad.
En la Argentina tenemos normativas específicas que tutelan estos principios legales y constitucionales e internacionales. La Ley de Contrato de Trabajo prevé la licencia por maternidad y el período de lactancia; la ley 25.929 contempla como obligatorio en el PMO -Programa Médico Obligatorio- el parto y posparto, y su atención. Asimismo, en la ley 26.061, de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes dentro del territorio argentino, específicamente hay una serie de artículos en los cuales se tutela a las niñas embarazadas para que puedan proseguir sus estudios, que no sean discriminadas, que sean integradas y que la salud de estas mujeres sea una prioridad.
Lo mismo ocurre con la resolución del Ministerio de Salud 2.254/15, que en su Anexo I se refiere a la "prevención de morbimortalidad materno-infantil con énfasis en el acceso de las mujeres embarazadas a controles prenatales de calidad y el fortalecimiento de la estrategia de regionalización de la atención perinatal."
Son muchos los textos legales internos que acompañan a la Constitución y a las convenciones internacionales. Uno de ellos es el proyecto de código iberoamericano, donde también se plantea la necesidad de establecer políticas públicas en el siglo XXI para tutelar a la maternidad en todos los sentidos, no solo desde el punto de vista de la seguridad social sino también laboral.
Soy abogada, hace ocho años que trabajo y cinco que ejerzo como patrocinante letrada. Creo en el empoderamiento de la mujer desde los 15 años; pienso que soy feminista por eso y considero fuertemente que el aborto es una de las injusticias más grandes que estamos tratando en este país donde reconocemos derechos a las minorías, donde los derechos humanos son respetados y donde fuimos pioneros en diversas materias.
Estamos ante un retroceso porque intentamos tapar el sol con la mano; es decir, estamos tratando la solución de un problema como el aborto con la muerte de un inocente.
¿Qué pasa con las madres, con las mujeres que están en situación de maternidad vulnerable que son abusadas en el seno materno y vuelven a él para seguir siendo abusadas? ¿Qué pasa con la mujer que, por estar embarazada, es despedida? Muchas de ellas fueron mis clientas; a muchas las representé en los juzgados de familia.
¿Qué pasa con esa mujer que es presionada por el marido? ¿Qué pasa con la Justicia que es lenta y no puede embargar un sueldo para proveer a esa mujer embarazada de los alimentos que le corresponden? ¿Qué pasa con la extensión de la responsabilidad del hombre? Muchas de las convenciones que nombré recién también hablan de la extensión de la tutela para el hombre que acompaña en el embarazo. ¿Qué pasa con todo eso? Porque la que termina cargando con todas las consecuencias, psicológicas y físicas, del aborto es la mujer.
Me parece que nos estamos olvidando de tratar la maternidad vulnerable. ¿Cuándo se considera maternidad vulnerable? ¿A los cuántos abortos una mujer tiene que regresar al trabajo, donde su jefe volverá a presionarla con que la va a echar y se va a quedar sin su salario? ¿A los cuántos abortos tiene que volver con esa pareja que la violenta y la presiona para no tener su hijo, porque quiere ocultar una relación que no es matrimonial o lo que fuere? ¿A los cuántos abortos una niña tiene que volver al seno materno para ser abusada otra vez por su tío o su abuelo? ¿Por qué algunos hijos, nietos, padres, abuelos o sobrinos tuvieron el derecho de nacer y otros no? ¿Qué los hace diferentes? ¿Por qué unos sí y otros no?
Para concluir, solo me queda decir que este debate ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar las políticas públicas para la maternidad vulnerable. Eso no es solo un mandato constitucional y convencional sino también una exigencia de justicia que responde a una urgencia de necesidad social.
Entonces proponemos una alternativa, que es el proyecto de ley contenido en el expediente 0324-d-2018, que contempla la opción de dar al bebé en adopción y de acompañar a la mujer en estado de vulnerabilidad no solo con políticas económicas sino también sanitarias.
Señores diputados: creo que en esta ocasión queda en sus manos definir si este país va a retroceder o va a proteger la vida del inocente. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra la señora Victoria Montenegro.
SRA. MONTENEGRO Buenos días a todos y a todas. Mi nombre es Victoria Montenegro. Soy legisladora porteña y militante por los derechos humanos.
Hubo un tiempo, no hace mucho, en que no estaba comprometida con el derecho al aborto. Quiero hablar desde ese lugar: el de alguien que cambió de opinión escuchando historias de vida que no son la propia, escuchando las razones de otras mujeres que cuando se enfrentaron a un embarazo no deseado, eligieron interrumpirlo, algo que yo no elegí cuando quedé embarazada a los 15 años.
No voy a negar que fue difícil cambiar de opinión. Todavía hoy cuando escucho a personas que están en contra del aborto, me veo reflejada en alguna de sus ideas. Sin embargo, estoy convencida de que no hay que imponer las ideas propias a los demás. Cada persona tiene el derecho de guiar sus acciones sobre la base de ellas.
Poco después de tener a mi primer hijo, comencé el proceso de aceptación de mi identidad como nieta restituida y en ese camino pude acercarme a otras historias marcadas a fuego por el genocidio de los años 70. Todas eran historias diferentes a la mía, porque cada vida es única y cada experiencia es incomparable con otra.
A través de los años de militancia pude entender que todas las personas que tenemos responsabilidades políticas y en el Estado debemos representar un interés más amplio que el propio. Creo que esto es crucial para tomar posición respecto al aborto. No se trata de lo que yo elegí ni de lo que elegiría en el futuro. Se trata de comprender una demanda social y responder por ella.
Es importante para mí en este debate mencionar a Verónica Marzano. Ella fue quien me guió en este proceso de entender que la despenalización del aborto también es una lucha por los derechos humanos.
Lesbiana, peronista y feminista popular, Verónica fue impulsora de la línea telefónica "Más información, menos riesgos", surgida en el año 2009 para dar información sobre el uso seguro del misoprostol.
En esos años Vero ya era mi compañera. Por eso, a medida que la línea fue creciendo, pude conocer un sinfín de historias de vida. A través de ese teléfono, mujeres de las más diversas edades, sectores sociales, credos y profesiones, con y sin hijos, pedían información para decidir qué hacer con un embarazo que no deseaban continuar.
Esa experiencia fue reveladora para mi toma de posición a favor del aborto. Con Vero aprendí que en nuestro país las mujeres abortan por las más diversas razones y que para ser justos con ellas tenemos que dejar de negarlas; que el aborto en sí mismo no es peligroso para la salud, si se tiene información adecuada y se usa un método seguro; que para muchas personas abortar no es un drama y que realizan esta práctica sin ninguna duda al respecto; que puede ser incluso una experiencia empoderante; y que el miedo, la vergüenza y la culpa se evaporan si se sienten acompañadas.
Vero decía: Las mujeres no abortan solas. Tampoco abortan en secreto. Para muchas parejas el aborto es un método más de planificación familiar, porque falló el método anticonceptivo que usaron o porque no usaron ninguno, pero ya saben que no quieren tener hijos, o no quieren uno más. Para muchas mujeres, la decisión de abortar, no representa un dilema, ni sienten culpa; mantienen una certeza profunda acerca de cuándo un embarazo es viable y cuándo no.
Los discursos sociales construyen el sentido y la connotación del aborto. El efecto casi siempre es estigmatizar, meter en el clóset y violentar a las mujeres que tomaron esa decisión.
El aborto es una práctica de las mujeres y las mujeres somos millones, distintas, diversas, pobres, ricas, trabajadoras, desocupadas, monogámicas, poligámicas, con novio o marido, violento y/o violador, sin novio, con gusto por el sexo, rurales, urbanas, etcétera. Todas abortan. Se trata de una práctica social que no es estática y va tomando nuevos significados.
En este mundo masivamente heterosexual el embarazo es una posibilidad ante el sexo, sin importar nuestros hábitos ni la anticoncepción. El aborto no es erradicable. Y sí, las mujeres quieren abortar. Para algunas es una tristeza, para otras es un drama, para otras solo un tema más en la semana.
En este camino acompañada por Vero aprendí que en este sistema patriarcal las mujeres somos subestimadas. Cada vez que alguien piensa que nos tiene que cuidar, que no podemos decidir por nosotras mismas, nos está subestimando. En los tiempos de la paridad eso tiene que empezar a cambiar.
En este tiempo de feminismos masivos nuestras decisiones deben ser respetadas. En este Congreso Nacional se sentaron las bases que hoy nos permiten avanzar hacia la legalización del aborto. En los últimos años, diputados y diputadas, senadores y senadoras que nos precedieron, ampliaron notablemente la legalidad en materia sexual y reproductiva. La identidad de género, la reproducción asistida, la educación y la prevención sexual tuvieron en estas mismas salas sus debates y consensos. Ahí tenemos los fundamentos para avanzar hacia una ley de aborto amplia, democrática, profundamente solidaria con las situaciones de vulnerabilidad y que no imponga destinos a nadie. Ese es el próximo paso en la ampliación de derechos.
Este debate se ilumina si reflexionamos desde la memoria, la verdad y la justicia. Los juicios a represores y genocidas trajeron un mensaje claro a toda la sociedad: el Estado no puede dispensar tratos crueles e inhumanos, no importa qué conducta se esgrima como causa. Por el contrario, el Estado debe ser garante de los derechos humanos, arbitrando los medios para su protección.
Las restricciones al aborto, tal como hoy existen en nuestro país, condenan a una gestación no deseada, y obligar a gestar es torturar, es violar los derechos humanos. Sin aborto legal, lo que tenemos son embarazos forzados y la maternidad se degrada al ser un callejón sin salida.
Por eso, si estamos comprometidos con los derechos humanos, debemos despenalizar el aborto y abordarlo como lo que es, o sea, un problema de salud pública en el que se juega la vida, la dignidad, la intimidad y tantos otros derechos que el Estado está obligado a proteger.
Todas las personas que tenemos responsabilidades políticas debemos comprender, de una vez y para siempre, que el Código Penal no sirve para enfrentar este problema.
Nuestro pueblo lo exige y nuestra democracia lo merece. Señores legisladores: necesitamos esta ley. No podemos perder de vista que durante los siete minutos de mi exposición en algún lugar de nuestro país siete mujeres abortaron. Muchas gracias a todos y a todas. (Aplausos.)
Hubo un tiempo, no hace mucho, en que no estaba comprometida con el derecho al aborto. Quiero hablar desde ese lugar: el de alguien que cambió de opinión escuchando historias de vida que no son la propia, escuchando las razones de otras mujeres que cuando se enfrentaron a un embarazo no deseado, eligieron interrumpirlo, algo que yo no elegí cuando quedé embarazada a los 15 años.
No voy a negar que fue difícil cambiar de opinión. Todavía hoy cuando escucho a personas que están en contra del aborto, me veo reflejada en alguna de sus ideas. Sin embargo, estoy convencida de que no hay que imponer las ideas propias a los demás. Cada persona tiene el derecho de guiar sus acciones sobre la base de ellas.
Poco después de tener a mi primer hijo, comencé el proceso de aceptación de mi identidad como nieta restituida y en ese camino pude acercarme a otras historias marcadas a fuego por el genocidio de los años 70. Todas eran historias diferentes a la mía, porque cada vida es única y cada experiencia es incomparable con otra.
A través de los años de militancia pude entender que todas las personas que tenemos responsabilidades políticas y en el Estado debemos representar un interés más amplio que el propio. Creo que esto es crucial para tomar posición respecto al aborto. No se trata de lo que yo elegí ni de lo que elegiría en el futuro. Se trata de comprender una demanda social y responder por ella.
Es importante para mí en este debate mencionar a Verónica Marzano. Ella fue quien me guió en este proceso de entender que la despenalización del aborto también es una lucha por los derechos humanos.
Lesbiana, peronista y feminista popular, Verónica fue impulsora de la línea telefónica "Más información, menos riesgos", surgida en el año 2009 para dar información sobre el uso seguro del misoprostol.
En esos años Vero ya era mi compañera. Por eso, a medida que la línea fue creciendo, pude conocer un sinfín de historias de vida. A través de ese teléfono, mujeres de las más diversas edades, sectores sociales, credos y profesiones, con y sin hijos, pedían información para decidir qué hacer con un embarazo que no deseaban continuar.
Esa experiencia fue reveladora para mi toma de posición a favor del aborto. Con Vero aprendí que en nuestro país las mujeres abortan por las más diversas razones y que para ser justos con ellas tenemos que dejar de negarlas; que el aborto en sí mismo no es peligroso para la salud, si se tiene información adecuada y se usa un método seguro; que para muchas personas abortar no es un drama y que realizan esta práctica sin ninguna duda al respecto; que puede ser incluso una experiencia empoderante; y que el miedo, la vergüenza y la culpa se evaporan si se sienten acompañadas.
Vero decía: Las mujeres no abortan solas. Tampoco abortan en secreto. Para muchas parejas el aborto es un método más de planificación familiar, porque falló el método anticonceptivo que usaron o porque no usaron ninguno, pero ya saben que no quieren tener hijos, o no quieren uno más. Para muchas mujeres, la decisión de abortar, no representa un dilema, ni sienten culpa; mantienen una certeza profunda acerca de cuándo un embarazo es viable y cuándo no.
Los discursos sociales construyen el sentido y la connotación del aborto. El efecto casi siempre es estigmatizar, meter en el clóset y violentar a las mujeres que tomaron esa decisión.
El aborto es una práctica de las mujeres y las mujeres somos millones, distintas, diversas, pobres, ricas, trabajadoras, desocupadas, monogámicas, poligámicas, con novio o marido, violento y/o violador, sin novio, con gusto por el sexo, rurales, urbanas, etcétera. Todas abortan. Se trata de una práctica social que no es estática y va tomando nuevos significados.
En este mundo masivamente heterosexual el embarazo es una posibilidad ante el sexo, sin importar nuestros hábitos ni la anticoncepción. El aborto no es erradicable. Y sí, las mujeres quieren abortar. Para algunas es una tristeza, para otras es un drama, para otras solo un tema más en la semana.
En este camino acompañada por Vero aprendí que en este sistema patriarcal las mujeres somos subestimadas. Cada vez que alguien piensa que nos tiene que cuidar, que no podemos decidir por nosotras mismas, nos está subestimando. En los tiempos de la paridad eso tiene que empezar a cambiar.
En este tiempo de feminismos masivos nuestras decisiones deben ser respetadas. En este Congreso Nacional se sentaron las bases que hoy nos permiten avanzar hacia la legalización del aborto. En los últimos años, diputados y diputadas, senadores y senadoras que nos precedieron, ampliaron notablemente la legalidad en materia sexual y reproductiva. La identidad de género, la reproducción asistida, la educación y la prevención sexual tuvieron en estas mismas salas sus debates y consensos. Ahí tenemos los fundamentos para avanzar hacia una ley de aborto amplia, democrática, profundamente solidaria con las situaciones de vulnerabilidad y que no imponga destinos a nadie. Ese es el próximo paso en la ampliación de derechos.
Este debate se ilumina si reflexionamos desde la memoria, la verdad y la justicia. Los juicios a represores y genocidas trajeron un mensaje claro a toda la sociedad: el Estado no puede dispensar tratos crueles e inhumanos, no importa qué conducta se esgrima como causa. Por el contrario, el Estado debe ser garante de los derechos humanos, arbitrando los medios para su protección.
Las restricciones al aborto, tal como hoy existen en nuestro país, condenan a una gestación no deseada, y obligar a gestar es torturar, es violar los derechos humanos. Sin aborto legal, lo que tenemos son embarazos forzados y la maternidad se degrada al ser un callejón sin salida.
Por eso, si estamos comprometidos con los derechos humanos, debemos despenalizar el aborto y abordarlo como lo que es, o sea, un problema de salud pública en el que se juega la vida, la dignidad, la intimidad y tantos otros derechos que el Estado está obligado a proteger.
Todas las personas que tenemos responsabilidades políticas debemos comprender, de una vez y para siempre, que el Código Penal no sirve para enfrentar este problema.
Nuestro pueblo lo exige y nuestra democracia lo merece. Señores legisladores: necesitamos esta ley. No podemos perder de vista que durante los siete minutos de mi exposición en algún lugar de nuestro país siete mujeres abortaron. Muchas gracias a todos y a todas. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra la señora Graciela Damilano.
SRA. DAMILANO Soy pediatra y me especializo en todo lo que tiene que ver con crecimiento y desarrollo.
Es fascinante ver cómo la ciencia ha aprendido de la sabiduría de la naturaleza. En ese punto se va a basar mi exposición, es decir, cómo la maternidad es, a partir de la naturaleza, un diálogo entre dos seres humanos.
La fecundación da lugar al embrión unicelular o cigoto, que marca el punto inicial, en el espacio y en el tiempo, en el que un ser humano inicia su propio e individual ciclo vital. Posee todos los mecanismos y capacidades necesarios para interaccionar con su entorno y desarrollar los programas que conducirán a su fenotipo definitivo individual que toma el comando e inicia su programa de crecimiento, desarrollo y diferenciación coordinado, continuo y gradual, que solo se detendrá con la muerte de la persona.
Este embrión toma el comando para su desarrollo posterior. Manda mensajes a los receptores maternos y ellos le responden con producción de factores maternos que promueven el crecimiento y desarrollo embrionario, los cuales mantienen la supervivencia del embrión midiendo la apoptosis o muerte celular. Hay una guía común molecular entre el embrión que se va a implantar y la madre. El embrión elige su camino y la madre es la que le facilita el camino a llegar a la implantación, que es un lugar elegido por el embrión. Hay una tolerancia inmunológica materna; esto todavía nos sigue fascinando: acoger, cuidar y nutrir a quien es genéticamente diferente. Hay una atmósfera de tolerancia inmunológica. Dos seres humanos que, reconociéndose genéticamente diferentes, se cuidan y se protegen.
Otro descubrimiento asombroso de la ciencia es que se ha comprobado que la naturaleza se ha adelantado a la terapia de células madres desde que empezó la vida, porque las células madre del embrión y del feto pasan a la sangre materna en un número de dos a seis células por mililitro de sangre materna; se ubican en la médula ósea de la madre y desde allí las células fetales viajan hasta los órganos maternos dañados, habiéndose documentado la participación en la regeneración del tejido materno cardíaco, hepático, renal e incluso celular.
Pueden apreciar en la imagen que les estoy mostrando una célula cardíaca con una célula madre de un hijo varón. Se ha observado que este proceso ocurre hasta treinta años después del parto y se han visto estas células regenerando los tejidos de la madre.
Además, la ciencia aprendió que este vínculo, esta interacción madre-hijo, es algo permanente, individual, que persiste después del nacimiento y que la ciencia llama neurobiología del apego.
Entonces, se vio el cerebro maternal: hay cambios robustos en la arquitectura cerebral al servicio de la madre y de su descendencia; hay una optimización de la cognición intelectual y emocional de la madre; hay un aumento en la sensibilidad de los requerimientos del hijo; hay una importantísima menor respuesta física y emocional al estrés por inhibición de la secreción de cortisol.
Por otra parte, también hay algunas cosas que yo saco de mi consultorio, y una de ellas es que existe un estado de gratificación. En la naturaleza, ¿cuál es el objetivo de esto? Dar un soporte positivo a las demandas de la maternidad.
Otro tema importante es que nosotras, como mujeres, también somos custodias tanto de la vida propia como a través de las generaciones. Antes de nacer una niña, su madre custodiará los ovocitos de su hija durante el embarazo, ya que ellos se forman entre el tercero y el sexto mes de la vida fetal. O sea que las mujeres nacemos con el total de ovocitos que vamos a tener para toda la vida.
Eso significa que la madre -como ven en la figura que está del lado izquierdo- está custodiando los ovocitos de su hija, que si el día de mañana son fecundados, en cierta manera custodiará también a las generaciones venideras.
Además, todas nuestras células tienen unos pequeños órganos que se denominan mitocondrias. Para decirlo brevemente, las mitocondrias son las usinas energéticas sin las cuales sería imposible la vida, para nosotros y para todos los que vivimos del oxígeno.
Durante la fecundación, el espermatozoide tiene sus mitocondrias en la cola, porque necesita de esa energía para recorrer su largo camino hasta fecundar el óvulo. Una vez que ocurre la fecundación, esa cola se pierde. Esto significa que estas usinas energéticas -sin las cuales la vida es imposible- son heredadas únicamente de la rama materna. Las mujeres, entonces, transmitimos a través de todas las generaciones estas usinas energéticas indispensables para la sobrevida.
En conclusión, el embrión es un ser humano en desarrollo. Mi vida, como todas las demás, es misteriosa, irrevocable y sagrada. El desarrollo del ser humano es un proceso dinámico, integral, sin fisuras, ordenado en etapas sucesivas no arbitrarias que se inician en el momento de la fecundación y se prolongan toda la vida.
Por lo tanto, el ser humano es en algún momento de su vida embrión, feto, infante, niño, adolescente, adulto, anciano. No se le añade humanidad a través de sus diferentes etapas, sino desarrollo y maduración.
La naturaleza ha dado a la mujer el poder de ser custodio de la vida de sus hijos y de las generaciones futuras. Por eso la muerte de un hijo en cualquier momento de su ciclo vital atenta profundamente contra la naturaleza femenina.
Quiero terminar con un verso de un gran poeta, que es Khalil Gibrán, que creo que con belleza y mucha sencillez resume lo que les he dicho:
Tus hijos no son tus hijos
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Tú eres el arco
del cual tus hijos
como flechas vivas
son forzadas.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad (Aplausos.)
Es fascinante ver cómo la ciencia ha aprendido de la sabiduría de la naturaleza. En ese punto se va a basar mi exposición, es decir, cómo la maternidad es, a partir de la naturaleza, un diálogo entre dos seres humanos.
La fecundación da lugar al embrión unicelular o cigoto, que marca el punto inicial, en el espacio y en el tiempo, en el que un ser humano inicia su propio e individual ciclo vital. Posee todos los mecanismos y capacidades necesarios para interaccionar con su entorno y desarrollar los programas que conducirán a su fenotipo definitivo individual que toma el comando e inicia su programa de crecimiento, desarrollo y diferenciación coordinado, continuo y gradual, que solo se detendrá con la muerte de la persona.
Este embrión toma el comando para su desarrollo posterior. Manda mensajes a los receptores maternos y ellos le responden con producción de factores maternos que promueven el crecimiento y desarrollo embrionario, los cuales mantienen la supervivencia del embrión midiendo la apoptosis o muerte celular. Hay una guía común molecular entre el embrión que se va a implantar y la madre. El embrión elige su camino y la madre es la que le facilita el camino a llegar a la implantación, que es un lugar elegido por el embrión. Hay una tolerancia inmunológica materna; esto todavía nos sigue fascinando: acoger, cuidar y nutrir a quien es genéticamente diferente. Hay una atmósfera de tolerancia inmunológica. Dos seres humanos que, reconociéndose genéticamente diferentes, se cuidan y se protegen.
Otro descubrimiento asombroso de la ciencia es que se ha comprobado que la naturaleza se ha adelantado a la terapia de células madres desde que empezó la vida, porque las células madre del embrión y del feto pasan a la sangre materna en un número de dos a seis células por mililitro de sangre materna; se ubican en la médula ósea de la madre y desde allí las células fetales viajan hasta los órganos maternos dañados, habiéndose documentado la participación en la regeneración del tejido materno cardíaco, hepático, renal e incluso celular.
Pueden apreciar en la imagen que les estoy mostrando una célula cardíaca con una célula madre de un hijo varón. Se ha observado que este proceso ocurre hasta treinta años después del parto y se han visto estas células regenerando los tejidos de la madre.
Además, la ciencia aprendió que este vínculo, esta interacción madre-hijo, es algo permanente, individual, que persiste después del nacimiento y que la ciencia llama neurobiología del apego.
Entonces, se vio el cerebro maternal: hay cambios robustos en la arquitectura cerebral al servicio de la madre y de su descendencia; hay una optimización de la cognición intelectual y emocional de la madre; hay un aumento en la sensibilidad de los requerimientos del hijo; hay una importantísima menor respuesta física y emocional al estrés por inhibición de la secreción de cortisol.
Por otra parte, también hay algunas cosas que yo saco de mi consultorio, y una de ellas es que existe un estado de gratificación. En la naturaleza, ¿cuál es el objetivo de esto? Dar un soporte positivo a las demandas de la maternidad.
Otro tema importante es que nosotras, como mujeres, también somos custodias tanto de la vida propia como a través de las generaciones. Antes de nacer una niña, su madre custodiará los ovocitos de su hija durante el embarazo, ya que ellos se forman entre el tercero y el sexto mes de la vida fetal. O sea que las mujeres nacemos con el total de ovocitos que vamos a tener para toda la vida.
Eso significa que la madre -como ven en la figura que está del lado izquierdo- está custodiando los ovocitos de su hija, que si el día de mañana son fecundados, en cierta manera custodiará también a las generaciones venideras.
Además, todas nuestras células tienen unos pequeños órganos que se denominan mitocondrias. Para decirlo brevemente, las mitocondrias son las usinas energéticas sin las cuales sería imposible la vida, para nosotros y para todos los que vivimos del oxígeno.
Durante la fecundación, el espermatozoide tiene sus mitocondrias en la cola, porque necesita de esa energía para recorrer su largo camino hasta fecundar el óvulo. Una vez que ocurre la fecundación, esa cola se pierde. Esto significa que estas usinas energéticas -sin las cuales la vida es imposible- son heredadas únicamente de la rama materna. Las mujeres, entonces, transmitimos a través de todas las generaciones estas usinas energéticas indispensables para la sobrevida.
En conclusión, el embrión es un ser humano en desarrollo. Mi vida, como todas las demás, es misteriosa, irrevocable y sagrada. El desarrollo del ser humano es un proceso dinámico, integral, sin fisuras, ordenado en etapas sucesivas no arbitrarias que se inician en el momento de la fecundación y se prolongan toda la vida.
Por lo tanto, el ser humano es en algún momento de su vida embrión, feto, infante, niño, adolescente, adulto, anciano. No se le añade humanidad a través de sus diferentes etapas, sino desarrollo y maduración.
La naturaleza ha dado a la mujer el poder de ser custodio de la vida de sus hijos y de las generaciones futuras. Por eso la muerte de un hijo en cualquier momento de su ciclo vital atenta profundamente contra la naturaleza femenina.
Quiero terminar con un verso de un gran poeta, que es Khalil Gibrán, que creo que con belleza y mucha sencillez resume lo que les he dicho:
Tus hijos no son tus hijos
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Tú eres el arco
del cual tus hijos
como flechas vivas
son forzadas.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Los próximos siete minutos van a ser compartidos por dos oradores: Agustín Torres y Jerónimo Milla Torres.
Tiene la palabra el señor Jerónimo Torres.
Tiene la palabra el señor Jerónimo Torres.
SR. TORRES (J.) Buenas tardes a todos y a todas.
Como miembro de la Juventud Radical de la provincia de Córdoba, considero que estamos ante un momento histórico. Los miembros de la Juventud Radical de nuestra provincia se han reunido y han debatido la temática de la interrupción voluntaria del embarazo con la responsabilidad que los tiempos merecen. Les puedo asegurar que muchos jóvenes lo están debatiendo en la misma línea.
La apertura del debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo nos interpela como sociedad, y muestra que el Estado tiene el rol de la planificación, ejecución y seguimiento de las políticas públicas. Todos sabemos que en los diferentes niveles del Estado -municipalidades, provincias y Nación- las políticas públicas ejecutadas muchas veces no cumplen con la finalidad para la cual fueron planificadas. Creo que este es uno de los casos.
Nosotros consideramos que la penalización del aborto ha demostrado que la aplicación de sanciones a través del Código Penal no elimina la práctica, y ni siquiera la disminuye.
De acuerdo con una ley que se ha sancionado hace unos años, las "personas gestantes" -usamos esta expresión porque tenemos una perspectiva de género y de respeto a las identidades de género- no solamente son mujeres sino que también pueden ser hombres.
Sabemos que los abortos se realizan en nuestra sociedad de manera cotidiana. La única diferencia que vemos es en las condiciones de salubridad de estas prácticas. Esto está asociado a la falta de igualdad de oportunidades. En el sistema federal en el cual estamos inmersos el acceso a la salud no es igual en la Ciudad de Buenos Aires que en el interior de las provincias. Estamos hablando del nivel económico de la persona que se realiza la interrupción del embarazo.
El Estado debe apoyar el derecho a decidir. Esto también lo puede hacer exigiendo que se aplique la ley de educación sexual integral, que en nuestra provincia tiene escasa o casi nula vigencia. A lo largo y ancho del país las situaciones se repiten de manera constante en los distintos sistemas de educación. Muchas veces las injerencias y creencias de otros sectores hacen que esta ley no se aplique, o se aplique de manera sesgada.
Creemos también que es necesario tener la posibilidad de acceder a los métodos anticonceptivos en cada uno de los centros de salud de las provincias y de sus respectivas ciudades. Esto tampoco está realmente ejecutado por las políticas públicas.
Estamos en un momento histórico. Como ha ocurrido con muchas otras leyes en el país, se debate en todos lados: en los hogares, en los lugares de trabajo, etcétera. Los legisladores nacionales -los diputados, diputadas, senadores y senadoras- tienen que acompañar la perspectiva que cientos de jóvenes ya hemos asumido.
Voy a hacer un paralelismo que quizás resulte incómodo. A lo mejor no tienen conocimiento de lo que voy a decir. Antes de que yo naciera -tengo 29 años-, en la Argentina se estaban discutiendo las leyes de divorcio vincular y de patria potestad compartida. Estas leyes iban a implicar la desaparición del concepto de familia tal como era conocido hasta el momento. Más adelante, las leyes de cupo y de paridad implicaron lo mismo: la imposibilidad de desarrollar el sistema político tal como lo conocíamos. Las personas que pertenecemos a la diversidad sexual también estábamos negadas a la realidad histórica del desarrollo de nuestras familias y de nuestros proyectos personales. Hoy esto ya no constituye una traba.
El tratamiento de la interrupción voluntaria del embarazo es una cuestión de salud pública. Esto va a permitir la verdadera realización de la consigna "Ni una menos". (Aplausos.)
Como miembro de la Juventud Radical de la provincia de Córdoba, considero que estamos ante un momento histórico. Los miembros de la Juventud Radical de nuestra provincia se han reunido y han debatido la temática de la interrupción voluntaria del embarazo con la responsabilidad que los tiempos merecen. Les puedo asegurar que muchos jóvenes lo están debatiendo en la misma línea.
La apertura del debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo nos interpela como sociedad, y muestra que el Estado tiene el rol de la planificación, ejecución y seguimiento de las políticas públicas. Todos sabemos que en los diferentes niveles del Estado -municipalidades, provincias y Nación- las políticas públicas ejecutadas muchas veces no cumplen con la finalidad para la cual fueron planificadas. Creo que este es uno de los casos.
Nosotros consideramos que la penalización del aborto ha demostrado que la aplicación de sanciones a través del Código Penal no elimina la práctica, y ni siquiera la disminuye.
De acuerdo con una ley que se ha sancionado hace unos años, las "personas gestantes" -usamos esta expresión porque tenemos una perspectiva de género y de respeto a las identidades de género- no solamente son mujeres sino que también pueden ser hombres.
Sabemos que los abortos se realizan en nuestra sociedad de manera cotidiana. La única diferencia que vemos es en las condiciones de salubridad de estas prácticas. Esto está asociado a la falta de igualdad de oportunidades. En el sistema federal en el cual estamos inmersos el acceso a la salud no es igual en la Ciudad de Buenos Aires que en el interior de las provincias. Estamos hablando del nivel económico de la persona que se realiza la interrupción del embarazo.
El Estado debe apoyar el derecho a decidir. Esto también lo puede hacer exigiendo que se aplique la ley de educación sexual integral, que en nuestra provincia tiene escasa o casi nula vigencia. A lo largo y ancho del país las situaciones se repiten de manera constante en los distintos sistemas de educación. Muchas veces las injerencias y creencias de otros sectores hacen que esta ley no se aplique, o se aplique de manera sesgada.
Creemos también que es necesario tener la posibilidad de acceder a los métodos anticonceptivos en cada uno de los centros de salud de las provincias y de sus respectivas ciudades. Esto tampoco está realmente ejecutado por las políticas públicas.
Estamos en un momento histórico. Como ha ocurrido con muchas otras leyes en el país, se debate en todos lados: en los hogares, en los lugares de trabajo, etcétera. Los legisladores nacionales -los diputados, diputadas, senadores y senadoras- tienen que acompañar la perspectiva que cientos de jóvenes ya hemos asumido.
Voy a hacer un paralelismo que quizás resulte incómodo. A lo mejor no tienen conocimiento de lo que voy a decir. Antes de que yo naciera -tengo 29 años-, en la Argentina se estaban discutiendo las leyes de divorcio vincular y de patria potestad compartida. Estas leyes iban a implicar la desaparición del concepto de familia tal como era conocido hasta el momento. Más adelante, las leyes de cupo y de paridad implicaron lo mismo: la imposibilidad de desarrollar el sistema político tal como lo conocíamos. Las personas que pertenecemos a la diversidad sexual también estábamos negadas a la realidad histórica del desarrollo de nuestras familias y de nuestros proyectos personales. Hoy esto ya no constituye una traba.
El tratamiento de la interrupción voluntaria del embarazo es una cuestión de salud pública. Esto va a permitir la verdadera realización de la consigna "Ni una menos". (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra el señor Agustín Torres.
SR. TORRES (A.) Jerónimo resumió muy bien lo que pensamos en la Juventud Radical de Córdoba. Ustedes se podían imaginar que, siendo nosotros de una agrupación que lucha por la vida, la paz, la igualdad social, los desposeídos, íbamos a venir a plantear que los legisladores no solamente deberían estar discutiendo un proyecto de ley para generar igualdades sino para que no se mueran más mujeres en la Argentina. Todos los días tenemos este problema.
Pero yo no quiero hablar de la Argentina en general sino de mi provincia, Córdoba. A Córdoba me toca recorrerla como presidente de una organización política. Veo que muchos se llenan la boca hablando de anticonceptivos, de educación, etcétera, cuando en mi provincia esto no es una realidad. La educación en mi provincia no es para todos ni es igual para todos. Por lo tanto, les pedimos a los diputados y diputadas de la Nación que, al momento de votar el proyecto de ley abandonen ese estado de comodidad y no utilicen una concepción religiosa. Sepan que allí afuera se están muriendo mujeres todos los días.
Pero no se mueren todas las mujeres, sino aquellas con una condición socioeconómica vulnerable. Las mujeres que tienen plata no se mueren porque pueden ir a un hospital privado. Si algo tenemos que saber con certeza es que el aborto en la Argentina existe, con la única diferencia de que las mujeres pobres se mueren y las ricas no.
Además, venimos a pedirles que hagan fuerza para que se aplique la ley de educación sexual integral, porque en la provincia de Córdoba eso no está sucediendo. Hay una desigualdad muy grande que empieza en la falta de educación.
Quiero agradecer la invitación. Voy a finalizar diciendo que queremos educación para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Queremos que haya menos dolores y más libertades. (Aplausos.)
Pero yo no quiero hablar de la Argentina en general sino de mi provincia, Córdoba. A Córdoba me toca recorrerla como presidente de una organización política. Veo que muchos se llenan la boca hablando de anticonceptivos, de educación, etcétera, cuando en mi provincia esto no es una realidad. La educación en mi provincia no es para todos ni es igual para todos. Por lo tanto, les pedimos a los diputados y diputadas de la Nación que, al momento de votar el proyecto de ley abandonen ese estado de comodidad y no utilicen una concepción religiosa. Sepan que allí afuera se están muriendo mujeres todos los días.
Pero no se mueren todas las mujeres, sino aquellas con una condición socioeconómica vulnerable. Las mujeres que tienen plata no se mueren porque pueden ir a un hospital privado. Si algo tenemos que saber con certeza es que el aborto en la Argentina existe, con la única diferencia de que las mujeres pobres se mueren y las ricas no.
Además, venimos a pedirles que hagan fuerza para que se aplique la ley de educación sexual integral, porque en la provincia de Córdoba eso no está sucediendo. Hay una desigualdad muy grande que empieza en la falta de educación.
Quiero agradecer la invitación. Voy a finalizar diciendo que queremos educación para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Queremos que haya menos dolores y más libertades. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra el señor Pablo Marzilli.
SR. MARZILLI Buenos días a todos. Agradezco la oportunidad que nos dan para exponer nuestra posición en este debate que nos enriquece a todos.
En primer lugar, quiero decir que acercarse a la problemática del aborto implica tener una visión amplia y diversa de la imbricada malla de aspectos que se cruzan de manera primaria, toda vez que no es posible soslayar ninguno de los problemas científicos, bioéticos, sociales, educacionales, económicos, éticos y religiosos que forman parte de la complejidad de esta temática.
El derecho a la vida es el primer y más esencial derecho, sin el cual ningún otro es posible y viable. Así lo establece nuestro sistema jurídico y particularmente nuestras normas fundamentales, que son la Constitución Nacional y los tratados internacionales asimilados a nuestra legislación a partir de la reforma de 1994, especialmente lo reglado en los incisos 22 y 23 del artículo 75. El inciso 23 dice así: "Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales...".
Quiero dejar dicho que todo ser humano es persona. Así lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en su artículo 6º; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 16; la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en sus artículos 1º y 17, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 1º, inciso 2).
Por otra parte, la ley 23.849 -que al aprobar la Convención sobre los Derechos del Niño la hizo ley suprema de la Nación-, en su artículo 2º establece que "con relación al artículo 1º de la Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad".
Por ende, ninguna norma del Congreso Nacional puede alterar el contenido de la Constitución Nacional en cuanto protege a la persona humana desde la concepción, ni su correspondiente derecho a la vida garantizado palmariamente por la Constitución y por los Tratados Internacionales, de conformidad con lo establecido en el artículo 28 de nuestra Ley Fundamental.
El bien protegido es el resguardo de la inviolabilidad de cada vida humana desde la concepción: desde el embrión unicelular, además, hoy con innegable evidencia científica.
Los doctores Moore y Persaud, autores de uno de los libros más usados en embriología humana, The Developing Human, afirman: "El desarrollo humano comienza en la fertilización. La vida humana es un proceso continuo, gradual y coordinado que se inicia inmediatamente después de que un oocito humano es fecundado por un espermatozoide humano, que determina que el cigoto sea considerado un ser vivo unicelular, genéticamente humano y con capacidad de acción espontánea e inmanente, es una verdad biológica científicamente comprobable."
En este sentido es dable mencionar la afirmación tajante de Javier Bach, doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Navarra, citando que los datos científicos de todas las disciplinas sobre el inicio de la vida son unánimes, sin que exista un solo dato discrepante en la genética, inmunología, bioquímica, embriología, citología y fisiología, como para hacer dudar sobre cuándo comienza la vida de un nuevo individuo.
El bien humano ético-jurídico a tutelar con un resguardo integral, constitucional, penal y civil es el derecho a la inviolabilidad de cada vida humana.
Reafirmando lo señalado nos recuerda Néstor Sagüés que el derecho a la vida se trata de un derecho constitucional fundante y personalísimo de manera esencial, y cita varios artículos constitucionales que no vienen al caso.
A la fecha hay una plena coincidencia entre lo que dicen las normas de nuestro derecho interno y la vida tutelada amplia y acabadamente por las leyes argentinas y lo que establece empíricamente la ciencia.
A tal fin, sentencia la prestigiosa Academia Nacional de Medicina de la República Argentina, creada el 9 de abril de 1822 por Bernardino Rivadavia: que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción.
Desde el punto de vista jurídico es un sujeto de derecho, como lo reconoce la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país.
De hecho, el actual texto de jura de los médicos que se reciben expresa, entre varias consideraciones, particularmente: "Juráis... tener absoluto respeto por la vida humana desde el instante mismo de su concepción..."
Cuando la vida se convierte en un recurso, la sociedad pierde parámetros objetivos, ya no garantiza la igualdad fundamental de todos y la convivencia queda sometida a la regla del más fuerte o librada al antojo de un sector social.
Podemos afirmar que nuestro marco jurídico vigente viene a proteger el bien más preciado, el de la vida humana. El embrión tiene todo lo necesario y suficiente para desarrollarse -como escuchamos esta mañana- y un ADN genéticamente diferente del padre y de la madre. De hecho, en base a ese mismo ADN, tenemos nuestra huella biológica que nos acompañará toda la vida e incluso después de muertos; tomamos decisiones jurídicas trascendentes, sin embargo, pretendemos desconocer al mismo estando en el vientre materno.
Como dijimos, toda vida es digna y su valor no depende de su capacidad de sentir o de expresarse, o de lo que opinan los demás. El hombre es el único ser absolutamente libre del universo. Pero siguiendo a León Correa podemos decir que en definitiva: "La cuestión del aborto no es únicamente un tema de la autonomía de la voluntad, sino fundamentalmente, de protección a la vida del inocente y del por nacer".
Creemos en una sociedad humana inclusiva y que proteja los derechos de todos. Eso significa particularmente que hay dos falacias que queremos destacar esta mañana. La primera es que hablar de "interrupción voluntaria", es un eufemismo. Solo se puede interrumpir algo que se puede volver a recuperar o reestablecer a su estado original; no puede aplicarse dicho concepto a la vida humana.
La mujer que recurre a considerar la posibilidad del aborto es un símbolo más del fracaso social. No supimos brindarle la debida contención, educación y atención, no la acompañamos en las situaciones de violencia, que siempre son traumáticas; pero repetimos: la muerte no puede ser la única vía de solución.
Afirmamos que tal como lo dice nuestro Preámbulo, Dios sigue siendo fuente de toda razón y justicia. Apelamos a que todos los honorables diputados que debatirán sobre los diferentes proyectos que hoy nos convocan, recuerden que toda vida humana es persona y todos requieren legislaciones que la protejan por igual. Muchas gracias por su atención. (Aplauso.)
En primer lugar, quiero decir que acercarse a la problemática del aborto implica tener una visión amplia y diversa de la imbricada malla de aspectos que se cruzan de manera primaria, toda vez que no es posible soslayar ninguno de los problemas científicos, bioéticos, sociales, educacionales, económicos, éticos y religiosos que forman parte de la complejidad de esta temática.
El derecho a la vida es el primer y más esencial derecho, sin el cual ningún otro es posible y viable. Así lo establece nuestro sistema jurídico y particularmente nuestras normas fundamentales, que son la Constitución Nacional y los tratados internacionales asimilados a nuestra legislación a partir de la reforma de 1994, especialmente lo reglado en los incisos 22 y 23 del artículo 75. El inciso 23 dice así: "Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales...".
Quiero dejar dicho que todo ser humano es persona. Así lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en su artículo 6º; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 16; la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en sus artículos 1º y 17, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 1º, inciso 2).
Por otra parte, la ley 23.849 -que al aprobar la Convención sobre los Derechos del Niño la hizo ley suprema de la Nación-, en su artículo 2º establece que "con relación al artículo 1º de la Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad".
Por ende, ninguna norma del Congreso Nacional puede alterar el contenido de la Constitución Nacional en cuanto protege a la persona humana desde la concepción, ni su correspondiente derecho a la vida garantizado palmariamente por la Constitución y por los Tratados Internacionales, de conformidad con lo establecido en el artículo 28 de nuestra Ley Fundamental.
El bien protegido es el resguardo de la inviolabilidad de cada vida humana desde la concepción: desde el embrión unicelular, además, hoy con innegable evidencia científica.
Los doctores Moore y Persaud, autores de uno de los libros más usados en embriología humana, The Developing Human, afirman: "El desarrollo humano comienza en la fertilización. La vida humana es un proceso continuo, gradual y coordinado que se inicia inmediatamente después de que un oocito humano es fecundado por un espermatozoide humano, que determina que el cigoto sea considerado un ser vivo unicelular, genéticamente humano y con capacidad de acción espontánea e inmanente, es una verdad biológica científicamente comprobable."
En este sentido es dable mencionar la afirmación tajante de Javier Bach, doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Navarra, citando que los datos científicos de todas las disciplinas sobre el inicio de la vida son unánimes, sin que exista un solo dato discrepante en la genética, inmunología, bioquímica, embriología, citología y fisiología, como para hacer dudar sobre cuándo comienza la vida de un nuevo individuo.
El bien humano ético-jurídico a tutelar con un resguardo integral, constitucional, penal y civil es el derecho a la inviolabilidad de cada vida humana.
Reafirmando lo señalado nos recuerda Néstor Sagüés que el derecho a la vida se trata de un derecho constitucional fundante y personalísimo de manera esencial, y cita varios artículos constitucionales que no vienen al caso.
A la fecha hay una plena coincidencia entre lo que dicen las normas de nuestro derecho interno y la vida tutelada amplia y acabadamente por las leyes argentinas y lo que establece empíricamente la ciencia.
A tal fin, sentencia la prestigiosa Academia Nacional de Medicina de la República Argentina, creada el 9 de abril de 1822 por Bernardino Rivadavia: que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción.
Desde el punto de vista jurídico es un sujeto de derecho, como lo reconoce la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país.
De hecho, el actual texto de jura de los médicos que se reciben expresa, entre varias consideraciones, particularmente: "Juráis... tener absoluto respeto por la vida humana desde el instante mismo de su concepción..."
Cuando la vida se convierte en un recurso, la sociedad pierde parámetros objetivos, ya no garantiza la igualdad fundamental de todos y la convivencia queda sometida a la regla del más fuerte o librada al antojo de un sector social.
Podemos afirmar que nuestro marco jurídico vigente viene a proteger el bien más preciado, el de la vida humana. El embrión tiene todo lo necesario y suficiente para desarrollarse -como escuchamos esta mañana- y un ADN genéticamente diferente del padre y de la madre. De hecho, en base a ese mismo ADN, tenemos nuestra huella biológica que nos acompañará toda la vida e incluso después de muertos; tomamos decisiones jurídicas trascendentes, sin embargo, pretendemos desconocer al mismo estando en el vientre materno.
Como dijimos, toda vida es digna y su valor no depende de su capacidad de sentir o de expresarse, o de lo que opinan los demás. El hombre es el único ser absolutamente libre del universo. Pero siguiendo a León Correa podemos decir que en definitiva: "La cuestión del aborto no es únicamente un tema de la autonomía de la voluntad, sino fundamentalmente, de protección a la vida del inocente y del por nacer".
Creemos en una sociedad humana inclusiva y que proteja los derechos de todos. Eso significa particularmente que hay dos falacias que queremos destacar esta mañana. La primera es que hablar de "interrupción voluntaria", es un eufemismo. Solo se puede interrumpir algo que se puede volver a recuperar o reestablecer a su estado original; no puede aplicarse dicho concepto a la vida humana.
La mujer que recurre a considerar la posibilidad del aborto es un símbolo más del fracaso social. No supimos brindarle la debida contención, educación y atención, no la acompañamos en las situaciones de violencia, que siempre son traumáticas; pero repetimos: la muerte no puede ser la única vía de solución.
Afirmamos que tal como lo dice nuestro Preámbulo, Dios sigue siendo fuente de toda razón y justicia. Apelamos a que todos los honorables diputados que debatirán sobre los diferentes proyectos que hoy nos convocan, recuerden que toda vida humana es persona y todos requieren legislaciones que la protejan por igual. Muchas gracias por su atención. (Aplauso.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra Mercedes Trimarchi.
SRA. TRIMARCHI Buenas tardes. Mi nombre es Mercedes Trimarchi. Soy activista, feminista, dirigente de la Agrupación Nacional de Mujeres Isadora, militante de Izquierda Socialista, que es parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito, y diputada electa por la provincia de Buenos Aires por el Frente de Izquierda.
Lo que estamos discutiendo hoy acá es si de una vez por todas este Congreso deja de darle el aval político que hoy tiene el aborto clandestino en nuestro país.
En Argentina se producen medio millón de abortos por año. Las mujeres de todas las edades y de distintos sectores sociales abortan. La ilegalidad del aborto hace que las mujeres ricas accedan a clínicas privadas en condiciones seguras, pero las mujeres pobres no. A causa de eso tienen tremendas secuelas en su salud e incluso lo pagan con su vida. Esa es la realidad desigual que sufrimos las mujeres en nuestro país a causa del aborto clandestino.
El Movimiento de Mujeres está en las calles y viene protagonizando enormes luchas en el país y en el mundo. Así lo vivimos el pasado 8 de marzo, en el segundo paro internacional de mujeres, donde nos pronunciamos en favor del aborto legal, seguro y gratuito.
En esa jornada del 8 de marzo dijimos: "Basta. Basta de violencia contra nosotras, basta de querer dominar nuestro cuerpo, basta de decidir por nosotras". Por eso gritamos en la plaza, ciento de miles de mujeres: "aborto legal ya y en el hospital". Ese es nuestro reclamo, eso es lo que les exigimos a cada uno de ustedes para que lo aprueben.
Exigimos que se respete el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos. Exigimos que este derecho, que ya fue conquistado por la mayoría de las mujeres en el mundo, también se respete en nuestro país. El 61 por ciento de la población mundial accede a la interrupción voluntaria del embarazo, pero en nuestro país todavía no. Las mujeres argentinas estamos condenadas al aborto clandestino por culpa de este gobierno y de todos los diputados y diputadas que -aunque se digan opositores al gobierno- actúan juntos. Diputados y diputadas de todos los bloques, del macrismo, del PJ, del Frente para la Victoria y del Frente Renovador, están a favor del aborto clandestino. Son los responsables de las cientos de mujeres pobres que mueren al año en nuestro país.
Se oponen a la legalización del aborto porque priorizan los acuerdos que tienen con la reaccionaria Iglesia católica, que defiende a los curas abusadores y pedófilos; Iglesia que se opone al uso del preservativo y a la educación sexual en las escuelas y colegios. Es más, tanto es el acuerdo que tienen que hasta lo sostienen económicamente a la Iglesia subsidiada por el Estado y les pagan los sueldos a los obispos que no trabajan.
Por eso, desde el Movimiento de Mujeres pedimos inmediatamente que se separe a la Iglesia del Estado y ese es uno de nuestros reclamos.
En función de los distintos proyectos que están en debate, el Movimiento de Mujeres se pronunció a favor del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que plantea que toda mujer tiene derecho a interrumpir un embarazo y que ese derecho debe ser garantizado por el sistema de salud.
Así de simple es lo que pedimos y esto es lo que queremos y exigimos a este Congreso.
Estamos en contra de distintos proyectos que plantean solamente la despenalización. Es una trampa porque la despenalización solo logra que la mujer y el médico no vayan presos, pero no se plantea la interrupción del embarazo como un derecho. Por lo tanto, no plantean que deba ser garantizado para todas las mujeres sin importar su condición social.
Insisto en que sólo la despenalización no resuelve el problema de acceso a la salud que hoy tenemos las mujeres. Tampoco vamos a avalar proyectos de ley que planteen la objeción de conciencia para obstaculizar el acceso a nuestros derechos. Tampoco queremos falsos consejos de equipos interdisciplinarios que les digan a las mujeres que no aborten. Nosotras queremos que se respete nuestra decisión. Así lo hemos planteado en nuestras movilizaciones con una consigna muy simple y que la escribimos en muchas pancartas, que dice: la mujer decide, el Estado garantiza y la Iglesia no se mete. Eso es lo que queremos y venimos a exigir a este Congreso. O sea, que el gobierno garantice lo que nosotras decidimos y que nadie se meta en nuestra decisión.
Llamamos al movimiento de mujeres a seguir en las calles, tal como lo estamos haciendo, para imponer que el proyecto que se apruebe sea el de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Es, precisamente, el que venimos presentando desde hace once años y que sistemáticamente fue cajoneado. Así nos pronunciamos el 8 de marzo y la sociedad hizo lo propio en favor de este derecho.
Hoy es martes, y desde el movimiento de mujeres venimos planteando "los martes verdes", para que las plazas de todo el país, los colegios, se tiñan de verde, al igual que el Congreso. Por eso, quiero levantar la consigna de la campaña nacional por el derecho al aborto que exige educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. (Aplausos.)
Lo que estamos discutiendo hoy acá es si de una vez por todas este Congreso deja de darle el aval político que hoy tiene el aborto clandestino en nuestro país.
En Argentina se producen medio millón de abortos por año. Las mujeres de todas las edades y de distintos sectores sociales abortan. La ilegalidad del aborto hace que las mujeres ricas accedan a clínicas privadas en condiciones seguras, pero las mujeres pobres no. A causa de eso tienen tremendas secuelas en su salud e incluso lo pagan con su vida. Esa es la realidad desigual que sufrimos las mujeres en nuestro país a causa del aborto clandestino.
El Movimiento de Mujeres está en las calles y viene protagonizando enormes luchas en el país y en el mundo. Así lo vivimos el pasado 8 de marzo, en el segundo paro internacional de mujeres, donde nos pronunciamos en favor del aborto legal, seguro y gratuito.
En esa jornada del 8 de marzo dijimos: "Basta. Basta de violencia contra nosotras, basta de querer dominar nuestro cuerpo, basta de decidir por nosotras". Por eso gritamos en la plaza, ciento de miles de mujeres: "aborto legal ya y en el hospital". Ese es nuestro reclamo, eso es lo que les exigimos a cada uno de ustedes para que lo aprueben.
Exigimos que se respete el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos. Exigimos que este derecho, que ya fue conquistado por la mayoría de las mujeres en el mundo, también se respete en nuestro país. El 61 por ciento de la población mundial accede a la interrupción voluntaria del embarazo, pero en nuestro país todavía no. Las mujeres argentinas estamos condenadas al aborto clandestino por culpa de este gobierno y de todos los diputados y diputadas que -aunque se digan opositores al gobierno- actúan juntos. Diputados y diputadas de todos los bloques, del macrismo, del PJ, del Frente para la Victoria y del Frente Renovador, están a favor del aborto clandestino. Son los responsables de las cientos de mujeres pobres que mueren al año en nuestro país.
Se oponen a la legalización del aborto porque priorizan los acuerdos que tienen con la reaccionaria Iglesia católica, que defiende a los curas abusadores y pedófilos; Iglesia que se opone al uso del preservativo y a la educación sexual en las escuelas y colegios. Es más, tanto es el acuerdo que tienen que hasta lo sostienen económicamente a la Iglesia subsidiada por el Estado y les pagan los sueldos a los obispos que no trabajan.
Por eso, desde el Movimiento de Mujeres pedimos inmediatamente que se separe a la Iglesia del Estado y ese es uno de nuestros reclamos.
En función de los distintos proyectos que están en debate, el Movimiento de Mujeres se pronunció a favor del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que plantea que toda mujer tiene derecho a interrumpir un embarazo y que ese derecho debe ser garantizado por el sistema de salud.
Así de simple es lo que pedimos y esto es lo que queremos y exigimos a este Congreso.
Estamos en contra de distintos proyectos que plantean solamente la despenalización. Es una trampa porque la despenalización solo logra que la mujer y el médico no vayan presos, pero no se plantea la interrupción del embarazo como un derecho. Por lo tanto, no plantean que deba ser garantizado para todas las mujeres sin importar su condición social.
Insisto en que sólo la despenalización no resuelve el problema de acceso a la salud que hoy tenemos las mujeres. Tampoco vamos a avalar proyectos de ley que planteen la objeción de conciencia para obstaculizar el acceso a nuestros derechos. Tampoco queremos falsos consejos de equipos interdisciplinarios que les digan a las mujeres que no aborten. Nosotras queremos que se respete nuestra decisión. Así lo hemos planteado en nuestras movilizaciones con una consigna muy simple y que la escribimos en muchas pancartas, que dice: la mujer decide, el Estado garantiza y la Iglesia no se mete. Eso es lo que queremos y venimos a exigir a este Congreso. O sea, que el gobierno garantice lo que nosotras decidimos y que nadie se meta en nuestra decisión.
Llamamos al movimiento de mujeres a seguir en las calles, tal como lo estamos haciendo, para imponer que el proyecto que se apruebe sea el de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Es, precisamente, el que venimos presentando desde hace once años y que sistemáticamente fue cajoneado. Así nos pronunciamos el 8 de marzo y la sociedad hizo lo propio en favor de este derecho.
Hoy es martes, y desde el movimiento de mujeres venimos planteando "los martes verdes", para que las plazas de todo el país, los colegios, se tiñan de verde, al igual que el Congreso. Por eso, quiero levantar la consigna de la campaña nacional por el derecho al aborto que exige educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra la señora Victoria Tesoriero.
SRA. TESORIERO Buenas tardes. Soy socióloga y doctoranda en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Además, soy integrante de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y también pertenezco al grupo "Católicas por el derecho a decidir".
En primer lugar, quiero decir que a partir de estas audiencias hemos recibido muchísimos pronunciamientos a favor del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Estos mensajes no han sido solamente de todo el país, sino también de la región y del resto del mundo. Este aspecto nos pone muy contentas.
Pedimos que se reconozca a las mujeres y a las personas con capacidad gestante como individuos autónomos que pueden tomar decisiones sobre sus cuerpos y sus vidas.
Quería hacer hincapié en tres aspectos en torno a los distintos proyectos en debate. En primer lugar, me voy a referir a la cuestión de la despenalización y la legalización. Hemos venido escuchando en los medios de comunicación que diversos referentes hacen alusión meramente al tema de la despenalización. Nosotras queremos decir que resulta imprescindible quitar el aborto del Código Penal. Las mujeres no debemos estar más en el Código Penal por este tema, pero también resulta imprescindible legalizar el aborto.
En los países con aborto legal, el 90 por ciento de los abortos se practican de manera segura porque hay un sistema de salud que lo garantiza. En cambio, en los países en donde el aborto es más restringido, los abortos seguros van desde el 25 al 42 por ciento, o sea la mitad, aumentando el riesgo para la salud y la vida de las mujeres.
En el Cono Sur, el 34 por ciento de los embarazos terminan en abortos, según el Instituto de Investigación Guttmacher. En los países donde el aborto legal está menos restringido, la cantidad de abortos ha disminuido. En cambio, en los países en donde el aborto tiene más restricciones, la cantidad de abortos ha aumentado, según un informe del mismo instituto del año 2017.
La falta de acceso al servicio de salud en condiciones de igualdad, dignidad y seguridad para todas las mujeres en situaciones de embarazo no deseado, constituyen una práctica discriminatoria en los términos del artículo 1° de la CEDAW, que vulnera derechos únicamente a las mujeres y a las personas con capacidad gestante.
La misión estatal de brindar a las mujeres la posibilidad de ejercer sus derechos reproductivos tiene como resultado anular al ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos humanos de las mujeres a la vida, la salud, la integridad física y moral, la autonomía, la dignidad y estar libre de tratos crueles, inhumanos y degradantes. Si solo despenalizamos, seguimos fomentando un acceso desigualitario y una criminalización selectiva en términos de clase.
El segundo punto es el tema de la objeción de conciencia. En Uruguay la objeción de conciencia es el principal obstáculo para el acceso al derecho al aborto. El 40 por ciento de los médicos se declara objetor de conciencia, y en un estudio sobre 10 departamentos, 6 de ellos registraron un 60 por ciento de médicos objetores de conciencia.
Es importante que los servicios garanticen el derecho a decidir y que la objeción de conciencia no se convierta en un obstáculo para el acceso a derechos, tanto los consagrados -como el derecho a la anticoncepción-, como el que vamos a lograr pronto, estoy segura.
En tercer lugar, quería hablar sobre el tema del Estado laico. Las creencias de una parte de la población no pueden determinar al resto de las personas y coartar sus derechos. En el año 2013, desde el inicio de la campaña, presentamos un proyecto para derogar el entonces artículo 33 del Código Civil, que consagra a la Iglesia Católica como persona pública, lo que constituye un privilegio frente a otras religiones.
En nuestro país el 83 por ciento de la población se declara católica. Sin embargo, el 60 por ciento está de acuerdo con la despenalización y la legalización del aborto. Por lo tanto, hay un solapamiento; es decir, la mayoría de la población católica está de acuerdo, evidentemente, con la despenalización y la legalización del aborto.
Necesitamos una ley que no solo despenalice, sino que también legalice el aborto. Esto no le va a quitar derechos a nadie, sino que va a asegurar el derecho a las mujeres a la salud y a la vida, y va a disminuir la mortalidad materna. Eso va a ser un logro, también estoy segura de eso.
Con el avance de este derecho, el Congreso tiene hoy la oportunidad de quedar en la historia de nuestro país. Además, puede generar un impacto sobre el resto de la región y del mundo en este sentido.
Los abortos existen, y las mujeres abortamos, aunque sea ilegal.
Quiero repetir la consigna de la campaña: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.
Esperamos que este Congreso avance en consonancia con lo que vienen avanzando la opinión pública y nuestra sociedad en el acuerdo con el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y que contribuya a generar una cultura exenta del tutelaje que vivimos las mujeres en esta cultura patriarcal. (Aplausos.)
En primer lugar, quiero decir que a partir de estas audiencias hemos recibido muchísimos pronunciamientos a favor del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Estos mensajes no han sido solamente de todo el país, sino también de la región y del resto del mundo. Este aspecto nos pone muy contentas.
Pedimos que se reconozca a las mujeres y a las personas con capacidad gestante como individuos autónomos que pueden tomar decisiones sobre sus cuerpos y sus vidas.
Quería hacer hincapié en tres aspectos en torno a los distintos proyectos en debate. En primer lugar, me voy a referir a la cuestión de la despenalización y la legalización. Hemos venido escuchando en los medios de comunicación que diversos referentes hacen alusión meramente al tema de la despenalización. Nosotras queremos decir que resulta imprescindible quitar el aborto del Código Penal. Las mujeres no debemos estar más en el Código Penal por este tema, pero también resulta imprescindible legalizar el aborto.
En los países con aborto legal, el 90 por ciento de los abortos se practican de manera segura porque hay un sistema de salud que lo garantiza. En cambio, en los países en donde el aborto es más restringido, los abortos seguros van desde el 25 al 42 por ciento, o sea la mitad, aumentando el riesgo para la salud y la vida de las mujeres.
En el Cono Sur, el 34 por ciento de los embarazos terminan en abortos, según el Instituto de Investigación Guttmacher. En los países donde el aborto legal está menos restringido, la cantidad de abortos ha disminuido. En cambio, en los países en donde el aborto tiene más restricciones, la cantidad de abortos ha aumentado, según un informe del mismo instituto del año 2017.
La falta de acceso al servicio de salud en condiciones de igualdad, dignidad y seguridad para todas las mujeres en situaciones de embarazo no deseado, constituyen una práctica discriminatoria en los términos del artículo 1° de la CEDAW, que vulnera derechos únicamente a las mujeres y a las personas con capacidad gestante.
La misión estatal de brindar a las mujeres la posibilidad de ejercer sus derechos reproductivos tiene como resultado anular al ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos humanos de las mujeres a la vida, la salud, la integridad física y moral, la autonomía, la dignidad y estar libre de tratos crueles, inhumanos y degradantes. Si solo despenalizamos, seguimos fomentando un acceso desigualitario y una criminalización selectiva en términos de clase.
El segundo punto es el tema de la objeción de conciencia. En Uruguay la objeción de conciencia es el principal obstáculo para el acceso al derecho al aborto. El 40 por ciento de los médicos se declara objetor de conciencia, y en un estudio sobre 10 departamentos, 6 de ellos registraron un 60 por ciento de médicos objetores de conciencia.
Es importante que los servicios garanticen el derecho a decidir y que la objeción de conciencia no se convierta en un obstáculo para el acceso a derechos, tanto los consagrados -como el derecho a la anticoncepción-, como el que vamos a lograr pronto, estoy segura.
En tercer lugar, quería hablar sobre el tema del Estado laico. Las creencias de una parte de la población no pueden determinar al resto de las personas y coartar sus derechos. En el año 2013, desde el inicio de la campaña, presentamos un proyecto para derogar el entonces artículo 33 del Código Civil, que consagra a la Iglesia Católica como persona pública, lo que constituye un privilegio frente a otras religiones.
En nuestro país el 83 por ciento de la población se declara católica. Sin embargo, el 60 por ciento está de acuerdo con la despenalización y la legalización del aborto. Por lo tanto, hay un solapamiento; es decir, la mayoría de la población católica está de acuerdo, evidentemente, con la despenalización y la legalización del aborto.
Necesitamos una ley que no solo despenalice, sino que también legalice el aborto. Esto no le va a quitar derechos a nadie, sino que va a asegurar el derecho a las mujeres a la salud y a la vida, y va a disminuir la mortalidad materna. Eso va a ser un logro, también estoy segura de eso.
Con el avance de este derecho, el Congreso tiene hoy la oportunidad de quedar en la historia de nuestro país. Además, puede generar un impacto sobre el resto de la región y del mundo en este sentido.
Los abortos existen, y las mujeres abortamos, aunque sea ilegal.
Quiero repetir la consigna de la campaña: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.
Esperamos que este Congreso avance en consonancia con lo que vienen avanzando la opinión pública y nuestra sociedad en el acuerdo con el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y que contribuya a generar una cultura exenta del tutelaje que vivimos las mujeres en esta cultura patriarcal. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tiene la palabra la señora Carmen Storani.
SRA. STORANI Buenos días. Quiero agradecer a los diputados y diputadas de la Nación por haber abierto este debate.
Esto ya se ha dicho muchas veces y hoy quiero reafirmarlo: este es un debate histórico. Además -nunca mejor dicho para este momento- las leyes son normas que imponen obligaciones y deberes y confieren derechos.
De lo que hoy estamos hablando es de los derechos humanos de las personas, y dentro de estos, el derecho a la salud integral de las mujeres, que comprende el aspecto físico, mental y social.
Estamos hablando del derecho de acceso a la salud de las mujeres en condiciones dignas y de igualdad. Así quiero adentrarme en este debate y manifestar que el aborto es una cuestión de salud pública.
En este sentido, es importante conocer qué políticas públicas rigen en la materia. Quiero mencionar que el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires cuenta con un protocolo de atención integral de los abortos no punibles que data del 6 de julio de 2012, en su última versión de adaptación al fallo "F.A.L.". En ese instrumento se fijan pautas que garantizan el acceso al aborto en los supuestos contemplados en el artículo 86, incisos 1) y 2), del Código Penal.
¿Qué establece el protocolo? Causal salud, cuando exista peligro para la vida o la salud de la mujer, entendiendo esta última como el completo estado de bienestar físico, psíquico y social, y no solamente la ausencia de enfermedades o afecciones, y la causal violación.
Este protocolo sostiene que la práctica se debe realizar en un plazo no mayor a diez días. Tiene que intervenir un equipo interdisciplinario, así como en todo hospital público provincial debe haber profesional médico disponible para llevar adelante el aborto no punible.
Sostiene también que la objeción de conciencia debe anticiparse debidamente. Para evitar que un establecimiento en su totalidad sea objetor, menciona que la objeción puede ser personal pero nunca institucional. Todo establecimiento público provincial debe garantizar la realización de tal práctica.
Así como planteo que este protocolo tiene vigencia y se aplica, también quiero contar y compartir sus complejidades. Por un lado, la mayoría de las mujeres que acceden al sistema público tienen avanzada edad gestacional -atraviesan el segundo trimestre- o están comprendidas en la causal salud. Ante esta situación nos tendríamos que hacer las siguientes preguntas. Primero: ¿qué significa la causal salud en la práctica? Para responderlo, quiero mencionar dos casos de la cantidad enorme de casos que tenemos para contar. Uno, rápidamente: a la Dirección Provincial de Salud Comunitaria, Entornos Saludables y No Violentos a mi cargo ingresó un pedido de intervención derivado por el Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Provincia de Buenos Aires. Había que acompañar a la señora M, de 22 años de edad, en un procedimiento de ILE. La señora había solicitado el ILE encuadrándose en la causal salud. El pedido radicó en obtener el establecimiento y el acompañamiento necesarios, dado el estado psicosocial en el que se encontraba la mujer. De la entrevista mantenida con la señora M se desprendió que ésta era víctima de violencia de género por parte de su pareja. Incluso, antes de la relación sexual que generó el embarazo, la señora M había sido víctima de violencia física por parte de su pareja. Era tal el estado de vulnerabilidad y desvalimiento en el que se encontraba la señora M, que no lograba visualizar que podía solicitar el ILE por causal violación. Fue necesario ir a buscarla a su casa y acompañarla al hospital a realizarse el procedimiento, ya que temía por su vida a causa de su pareja.
El segundo caso de que tomamos conocimiento comienza con la denuncia por violencia que hizo una mujer contra un hospital. Había ingresado a la institución por causal violación. El victimario era el padre de sus cuatro hijos. Era no conviviente, y estaba sujeto a medidas cautelares de exclusión de hogar y de perimetral. La práctica fue realizada. No obstante, en horas de la noche el personal del hospital dejó al lado de su cama una bolsa con el feto, y luego se le dijo repetidamente que eso era para que aprendiera y no volviera a cometer un aborto. Estas represalias se hicieron a pesar de que ella había invocado una causal que está absolutamente contemplada por el protocolo y por la ley desde 1920. Se trataba de un disciplinamiento social. Se le decían cosas como: "No podés denunciar al padre de tus hijos, aun cuando haya entrado violentamente a tu casa y te haya violado". Por supuesto que está en curso una investigación por todo esto.
Segunda pregunta: ¿qué implica para una mujer solicitar una práctica de aborto cuando está atravesando distintas situaciones que pueden estar comprendidas en la causal salud? Implica que al no poder decidir sobre su propio cuerpo dentro del marco de la libertad y de su autodeterminación como persona, es una situación de violencia psicológica, sufrimiento personal equiparable a la tortura. Esto no puede ser tolerado por el Estado. Los equipos de salud deben acompañar las decisiones que toman las mujeres por causal salud, sin decidir por ellas sus cuestiones íntimas y personales.
Tercera pregunta: ¿por qué se llega a una edad gestacional avanzada en la causal salud? Las mujeres demoran porque hay servicios que no las atienden, debido a que no les interesa tratar esa causal, escudándose en una errónea interpretación del protocolo de la provincia de Buenos Aires que restringe la causal salud a los casos de violación. Por el contrario, este instrumento comprende toda la normativa analizada. Se apropian de los cuerpos de las mujeres sin respetar las decisiones que ellas mismas han tomado. Es allí donde se encuentra el nudo del problema.
Desde mi posición personal, como militante de la Unión Cívica Radical, como militante feminista y política, apoyo el proyecto de ley para la despenalización del aborto. Entiendo que las mujeres que han decidido llevar adelante la práctica del aborto no punible por causal salud deben tener la libertad de ejercer ese derecho sin causales hasta la semana catorce. De este modo, se evita el sufrimiento psicológico, el menoscabo, el agravio moral y las graves consecuencias a su salud física, mental y social debido al aletargamiento en su atención.
Se evita, asimismo, el disciplinamiento social. Acá estamos hablando justamente de la posibilidad de ejercer la libertad, de no estar disciplinadas moralmente. Se dijo acá que el aborto ya existe: de lo que estamos hablando entonces es de evitar el aborto clandestino y el sufrimiento a las mujeres.
También hoy a la mañana se reclamó por la creación de una serie de leyes vinculadas con políticas públicas, pero en realidad éstas ya existen. En la provincia de Buenos Aires hay un Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva a partir del cual se lleva adelante un trabajo de acompañamiento y de provisión de medicamentos. Por el lado de mi dirección -la de Salud Comunitaria, Entornos Saludables y No Violentos-, en 2016 y 2017 hemos capacitado a más de 10.000 agentes de salud -de los setenta y nueve hospitales provinciales- en violencia de género, violencia obstétrica y abuso sexual infantil. (Aplausos.)
Esto ya se ha dicho muchas veces y hoy quiero reafirmarlo: este es un debate histórico. Además -nunca mejor dicho para este momento- las leyes son normas que imponen obligaciones y deberes y confieren derechos.
De lo que hoy estamos hablando es de los derechos humanos de las personas, y dentro de estos, el derecho a la salud integral de las mujeres, que comprende el aspecto físico, mental y social.
Estamos hablando del derecho de acceso a la salud de las mujeres en condiciones dignas y de igualdad. Así quiero adentrarme en este debate y manifestar que el aborto es una cuestión de salud pública.
En este sentido, es importante conocer qué políticas públicas rigen en la materia. Quiero mencionar que el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires cuenta con un protocolo de atención integral de los abortos no punibles que data del 6 de julio de 2012, en su última versión de adaptación al fallo "F.A.L.". En ese instrumento se fijan pautas que garantizan el acceso al aborto en los supuestos contemplados en el artículo 86, incisos 1) y 2), del Código Penal.
¿Qué establece el protocolo? Causal salud, cuando exista peligro para la vida o la salud de la mujer, entendiendo esta última como el completo estado de bienestar físico, psíquico y social, y no solamente la ausencia de enfermedades o afecciones, y la causal violación.
Este protocolo sostiene que la práctica se debe realizar en un plazo no mayor a diez días. Tiene que intervenir un equipo interdisciplinario, así como en todo hospital público provincial debe haber profesional médico disponible para llevar adelante el aborto no punible.
Sostiene también que la objeción de conciencia debe anticiparse debidamente. Para evitar que un establecimiento en su totalidad sea objetor, menciona que la objeción puede ser personal pero nunca institucional. Todo establecimiento público provincial debe garantizar la realización de tal práctica.
Así como planteo que este protocolo tiene vigencia y se aplica, también quiero contar y compartir sus complejidades. Por un lado, la mayoría de las mujeres que acceden al sistema público tienen avanzada edad gestacional -atraviesan el segundo trimestre- o están comprendidas en la causal salud. Ante esta situación nos tendríamos que hacer las siguientes preguntas. Primero: ¿qué significa la causal salud en la práctica? Para responderlo, quiero mencionar dos casos de la cantidad enorme de casos que tenemos para contar. Uno, rápidamente: a la Dirección Provincial de Salud Comunitaria, Entornos Saludables y No Violentos a mi cargo ingresó un pedido de intervención derivado por el Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Provincia de Buenos Aires. Había que acompañar a la señora M, de 22 años de edad, en un procedimiento de ILE. La señora había solicitado el ILE encuadrándose en la causal salud. El pedido radicó en obtener el establecimiento y el acompañamiento necesarios, dado el estado psicosocial en el que se encontraba la mujer. De la entrevista mantenida con la señora M se desprendió que ésta era víctima de violencia de género por parte de su pareja. Incluso, antes de la relación sexual que generó el embarazo, la señora M había sido víctima de violencia física por parte de su pareja. Era tal el estado de vulnerabilidad y desvalimiento en el que se encontraba la señora M, que no lograba visualizar que podía solicitar el ILE por causal violación. Fue necesario ir a buscarla a su casa y acompañarla al hospital a realizarse el procedimiento, ya que temía por su vida a causa de su pareja.
El segundo caso de que tomamos conocimiento comienza con la denuncia por violencia que hizo una mujer contra un hospital. Había ingresado a la institución por causal violación. El victimario era el padre de sus cuatro hijos. Era no conviviente, y estaba sujeto a medidas cautelares de exclusión de hogar y de perimetral. La práctica fue realizada. No obstante, en horas de la noche el personal del hospital dejó al lado de su cama una bolsa con el feto, y luego se le dijo repetidamente que eso era para que aprendiera y no volviera a cometer un aborto. Estas represalias se hicieron a pesar de que ella había invocado una causal que está absolutamente contemplada por el protocolo y por la ley desde 1920. Se trataba de un disciplinamiento social. Se le decían cosas como: "No podés denunciar al padre de tus hijos, aun cuando haya entrado violentamente a tu casa y te haya violado". Por supuesto que está en curso una investigación por todo esto.
Segunda pregunta: ¿qué implica para una mujer solicitar una práctica de aborto cuando está atravesando distintas situaciones que pueden estar comprendidas en la causal salud? Implica que al no poder decidir sobre su propio cuerpo dentro del marco de la libertad y de su autodeterminación como persona, es una situación de violencia psicológica, sufrimiento personal equiparable a la tortura. Esto no puede ser tolerado por el Estado. Los equipos de salud deben acompañar las decisiones que toman las mujeres por causal salud, sin decidir por ellas sus cuestiones íntimas y personales.
Tercera pregunta: ¿por qué se llega a una edad gestacional avanzada en la causal salud? Las mujeres demoran porque hay servicios que no las atienden, debido a que no les interesa tratar esa causal, escudándose en una errónea interpretación del protocolo de la provincia de Buenos Aires que restringe la causal salud a los casos de violación. Por el contrario, este instrumento comprende toda la normativa analizada. Se apropian de los cuerpos de las mujeres sin respetar las decisiones que ellas mismas han tomado. Es allí donde se encuentra el nudo del problema.
Desde mi posición personal, como militante de la Unión Cívica Radical, como militante feminista y política, apoyo el proyecto de ley para la despenalización del aborto. Entiendo que las mujeres que han decidido llevar adelante la práctica del aborto no punible por causal salud deben tener la libertad de ejercer ese derecho sin causales hasta la semana catorce. De este modo, se evita el sufrimiento psicológico, el menoscabo, el agravio moral y las graves consecuencias a su salud física, mental y social debido al aletargamiento en su atención.
Se evita, asimismo, el disciplinamiento social. Acá estamos hablando justamente de la posibilidad de ejercer la libertad, de no estar disciplinadas moralmente. Se dijo acá que el aborto ya existe: de lo que estamos hablando entonces es de evitar el aborto clandestino y el sufrimiento a las mujeres.
También hoy a la mañana se reclamó por la creación de una serie de leyes vinculadas con políticas públicas, pero en realidad éstas ya existen. En la provincia de Buenos Aires hay un Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva a partir del cual se lleva adelante un trabajo de acompañamiento y de provisión de medicamentos. Por el lado de mi dirección -la de Salud Comunitaria, Entornos Saludables y No Violentos-, en 2016 y 2017 hemos capacitado a más de 10.000 agentes de salud -de los setenta y nueve hospitales provinciales- en violencia de género, violencia obstétrica y abuso sexual infantil. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Quiero agradecer a todos los oradores que nos han acompañado durante esta mañana.
Vamos a dar comienzo a la ronda de preguntas.
Tengo una pregunta de la diputada Carla Pitiot para la señora María Marta Rodríguez. Dice así: "Si las estadísticas en Uruguay muestran un aumento de la cantidad de abortos de 2013 -7.000- a 2016 -10.000-, ¿por qué se sigue afirmando que el aborto legal baja el número de abortos?"
Tiene dos minutos para responder.
Vamos a dar comienzo a la ronda de preguntas.
Tengo una pregunta de la diputada Carla Pitiot para la señora María Marta Rodríguez. Dice así: "Si las estadísticas en Uruguay muestran un aumento de la cantidad de abortos de 2013 -7.000- a 2016 -10.000-, ¿por qué se sigue afirmando que el aborto legal baja el número de abortos?"
Tiene dos minutos para responder.
SRA. RODRÍGUEZ Inicialmente, antes de legalizarse el aborto en Uruguay, las estadísticas estimaban que en dicho país había 150.000 abortos por año. Esas cifras están basadas en factores de expansión. El mismo estudio y las mismas fórmulas fueron aplicados en la Argentina, arrojando una estimación de 500.000 abortos anuales. La encuesta es epidemiológicamente inválida, porque se basa en encuestas de opinión, es el factor de expansión por el cual se multiplican los egresos hospitalarios. Esto ocurrió acá y en otros países, como México y Chile. En el primer año de legalización del aborto en Uruguay se estimó una cantidad de 150.000 prácticas y, al año, aproximadamente 6.000. Entonces, si partimos de una cifra totalmente inflada, no vamos a saber cuál es la realidad. La realidad es que, con el aborto legal, se ve exactamente lo contrario: empezaron siendo 6.000 los abortos en un año y en 2016 estamos cercanos a los 10.000. De hecho, en el año 2008 y 2011 en Uruguay no se registraron muertes por aborto. Me estoy basando en estadísticas del propio Ministerio de Salud de ese país.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo dos preguntas de la diputada Mayra Mendoza para la señora Luciana Peker. Dice así: "A partir de sus investigaciones, ¿qué cantidad de muertas por abortos clandestinos hay en los hospitales públicos y privados? Segunda pregunta: ¿qué cree que motivó a la Corte resolver el fallo F.A.L.?"
SRA. PEKER Hay un dato que me parece importante conocer. El fallo F.A.L., que refiere al aborto de la adolescente violada de 15 años identificada como A. G., se resolvió en Trelew el 13 marzo de 2010. El caso llegó a la Corte con el aborto realizado. Yo hice una entrevista en la sección "Las 12" de Página 12, publicada el 3 de diciembre de 2010, que tuvo como protagonista a Carmen Argibay, la primera mujer designada en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Argibay dijo allí que la legalización del aborto era una responsabilidad del Congreso de la Nación, pero también planteó que la Corte iba a fallar. De hecho, ella misma fue quien incentivó la sentencia de la Corte que se dio recién en marzo de 2012.
Con esto quiero decir que Carmen Argibay es quien llevó adelante la motorización del fallo F.A.L., un fallo que no tenía ningún sentido ni ninguna posibilidad de ser resuelto concretamente con un aborto ya realizado. Fue una decisión política y jurídica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación la de sentar este precedente de pedirle al Congreso de la Nación que asumiera su responsabilidad en la legislación sobre el aborto legal, seguro y gratuito.
Sobre las muertes por la clandestinidad del aborto, el Ministerio de Salud de la Nación es muy claro con las cifras de 2016, que arrojan que en el 78 por ciento de las muertas en Argentina se registraron en hospitales públicos y apenas el 13 por ciento, en sanatorios privados.
Esto demuestra, claramente, que las muertes por clandestinidad del aborto tienen un sesgo de clase de quienes no pueden acceder a la medicina privada, a obras sociales o a prepagas en la Argentina.
Con esto quiero decir que Carmen Argibay es quien llevó adelante la motorización del fallo F.A.L., un fallo que no tenía ningún sentido ni ninguna posibilidad de ser resuelto concretamente con un aborto ya realizado. Fue una decisión política y jurídica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación la de sentar este precedente de pedirle al Congreso de la Nación que asumiera su responsabilidad en la legislación sobre el aborto legal, seguro y gratuito.
Sobre las muertes por la clandestinidad del aborto, el Ministerio de Salud de la Nación es muy claro con las cifras de 2016, que arrojan que en el 78 por ciento de las muertas en Argentina se registraron en hospitales públicos y apenas el 13 por ciento, en sanatorios privados.
Esto demuestra, claramente, que las muertes por clandestinidad del aborto tienen un sesgo de clase de quienes no pueden acceder a la medicina privada, a obras sociales o a prepagas en la Argentina.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta de la diputada Karina Banfi para la doctora Paola Basualdo.
Dice así: "Usted mencionó que el útero de las mujeres se adapta a la vida fetal generando un binomio. ¿Existe esta adaptación en todos los casos? ¿Qué sucede en los casos del embarazo adolescente? Del Hospital Gandulfo se han reportado numerosos casos de partos prematuros y el jefe de Obstetricia, Jorge Roza, explicó en una entrevista que los nacimientos prematuros responden en muchos casos a que las menores tienen un útero que no está lo suficientemente desarrollado. Para usted, ¿deberían estas menores ir presas si se hicieran un aborto?
Dice así: "Usted mencionó que el útero de las mujeres se adapta a la vida fetal generando un binomio. ¿Existe esta adaptación en todos los casos? ¿Qué sucede en los casos del embarazo adolescente? Del Hospital Gandulfo se han reportado numerosos casos de partos prematuros y el jefe de Obstetricia, Jorge Roza, explicó en una entrevista que los nacimientos prematuros responden en muchos casos a que las menores tienen un útero que no está lo suficientemente desarrollado. Para usted, ¿deberían estas menores ir presas si se hicieran un aborto?
SRA. BASUALDO Gracias por la pregunta porque siempre es lindo seguir debatiendo.
Vamos por partes: cuando hablo de un binomio madre-hijo, lo hablo desde el punto que van a unirse físicamente, pero son dos cosas distintas. La madre se tiene que adaptar porque ese hijo tiene otro ADN y si no, su sistema inmune lo eliminaría, como eliminamos cualquier bacteria, virus, o incluso, injertos u órganos trasplantados. El embarazo hace que las mujeres nos adaptemos.
El motivo por el cual una adolescente puede no albergar un embrión de una manera normal sería por otras causas, no porque su sistema inmune lo está rechazando. ¿Saben dónde vemos esa causal? Cuando tenemos una incompatibilidad de la mamá que no fue vacunada, posterior a haber tenido un hijo con RH negativo. La madre RH negativo que tiene un hijo RH positivo. En ese caso, tenés una reacción del sistema inmune de la madre sobre ese feto o ese embrión.
Por eso, no puedo responder a la pregunta que dice que si una adolescente decide abortar por ese motivo. La verdad que no tiene que ver con la adolescencia.
Vamos por partes: cuando hablo de un binomio madre-hijo, lo hablo desde el punto que van a unirse físicamente, pero son dos cosas distintas. La madre se tiene que adaptar porque ese hijo tiene otro ADN y si no, su sistema inmune lo eliminaría, como eliminamos cualquier bacteria, virus, o incluso, injertos u órganos trasplantados. El embarazo hace que las mujeres nos adaptemos.
El motivo por el cual una adolescente puede no albergar un embrión de una manera normal sería por otras causas, no porque su sistema inmune lo está rechazando. ¿Saben dónde vemos esa causal? Cuando tenemos una incompatibilidad de la mamá que no fue vacunada, posterior a haber tenido un hijo con RH negativo. La madre RH negativo que tiene un hijo RH positivo. En ese caso, tenés una reacción del sistema inmune de la madre sobre ese feto o ese embrión.
Por eso, no puedo responder a la pregunta que dice que si una adolescente decide abortar por ese motivo. La verdad que no tiene que ver con la adolescencia.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO La siguiente es una pregunta de la diputada Lucila De Ponti para María Marta Rodríguez. Dice así: "Usted habló de que el feminismo favorece el negocio internacional del aborto. ¿Cuenta con algún elemento para respaldar esta afirmación prejuiciosa e infundada? ¿Conoce usted las cifras del dinero que circula en las prácticas del aborto clandestino? ¿Conoce usted las ganancias del Laboratorio Beta, único productor de misoprostol en el país, droga que debería producir el Estado o incluir en el PMO por ser considerado medicamento esencial por la OMS?
SRA. RODRÍGUEZ Voy por parte. Mi afirmación se debe a las publicaciones que ha hecho la misma IPPF sobre las asociaciones que financia y las sumas con las que lo hace. La pueden consultar en la misma página de la IPPF. Estamos hablando de dólares y de millones. Básicamente, en eso está fundada mi afirmación.
¿Cuál era la otra parte de la pregunta?
¿Cuál era la otra parte de la pregunta?
SRA. PRESIDENTA POLLEDO "¿Conoce usted las ganancias del Laboratorio Beta, único productor de misoprostol en el país, droga que debería producir el Estado e incluir en el PMO, por ser considerado medicamente esencial por la OMS?"
SRA. RODRÍGUEZ Si el negocio lo hace el Estado o una privada, estamos en la misma situación. Francia lo está retirando -el Laboratorio Pfizer- por los daños que genera en las mujeres. Está más que fundado. No es una cuestión de a dónde va la plata, si al Estado o a las privadas, sino lo que ocurre con las drogas en las mujeres y en los niños por nacer.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO De la diputada Araceli Ferreyra para Viviana Della Siega.
Dice así: "Se argumenta en contra, pero la legislación del aborto permitiría que en los casos de violación de niñas y jóvenes se pueda extraer y conservar legalmente material genético para determinar el ADN del violador. ¿La clandestinidad facilita la impunidad, dado que las pruebas se destruyen? ¿Por qué?"
Dice así: "Se argumenta en contra, pero la legislación del aborto permitiría que en los casos de violación de niñas y jóvenes se pueda extraer y conservar legalmente material genético para determinar el ADN del violador. ¿La clandestinidad facilita la impunidad, dado que las pruebas se destruyen? ¿Por qué?"
SRA. DELLA SIEGA Sin lugar a dudas. Hace unos años trabajaba en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe, sede Rosario, y tuvimos el caso de una nena de 14 años de edad, pero 5 años de edad mental, que había sido violada. Estaba embarazada, se encontraba muy mal porque además le habían quitado medicación que necesitaba y no entendía lo que le pasaba. El padre y la madre solicitaron un aborto, que era absolutamente legal de acuerdo con nuestra normativa, y gracias a que se pudo realizar en el hospital público Roque Sáenz Peña de Rosario se pudieron extraer las muestras y determinar el ADN del violador, que era un tío, quien terminó preso. Si esto se hubiera hecho en un circuito clandestino, esas piezas se pierden, con lo cual, la prueba se pierde.
Además, mal se dice que el aborto impide la posibilidad de conocer las violaciones. Al revés, el aborto nos permite determinar, en el caso de las violaciones, quién es el culpable.
Además, mal se dice que el aborto impide la posibilidad de conocer las violaciones. Al revés, el aborto nos permite determinar, en el caso de las violaciones, quién es el culpable.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Del diputado Alejandro Echegaray para la doctora Graciela Damilano: "Como médica dedicada al crecimiento, usted planteó que la naturaleza no debe ser interferida ni modificada. Usted, ¿está en desacuerdo con tratamientos hormonales para incentivar el desarrollo y crecimiento de personas -caso Messi-, o respecto a los trasplantes u otras intervenciones que modifican lo dispuesto por la naturaleza?"
SRA. DAMILANO Cuando hay un déficit de alguna hormona, como en el caso de Messi, por supuesto que debe darse el tratamiento para corregir un problema. Eso es médico, básico, no hay ningún inconveniente. Uno no está interfiriendo con la naturaleza, está ayudando a un desarrollo por un déficit que esa persona tiene. La medicina ha avanzado muchísimo y podemos lograr desarrollos normales cuando esos déficits existen.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO De la diputada Victoria Donda para la doctora Laura Yachelini: "¿Podría dar usted algún ejemplo de un país que lleve adelante una política de contención como la que propone en donde no haya abortos?".
SRA. YACHELINI Poco importa el ejemplo que yo pueda llegar a dar sobre si hay un país que tenga estas protecciones.
En este sentido, me parece que tener soberanía es súper importante. Lo que yo expongo en la ponencia es que a rasgos generales el riesgo social no es materia de la punibilidad del aborto. Lo que está haciendo el ordenamiento jurídico es proteger este bien jurídico que es la vida del por nacer. Por lo tanto, el riesgo social no puede ser abarcado por éste. Ya el ordenamiento jurídico tiene reglamentaciones tendientes a proteger el riesgo social, el riesgo psicológico. No se aborda desde la punibilidad del aborto.
En este sentido, me parece que tener soberanía es súper importante. Lo que yo expongo en la ponencia es que a rasgos generales el riesgo social no es materia de la punibilidad del aborto. Lo que está haciendo el ordenamiento jurídico es proteger este bien jurídico que es la vida del por nacer. Por lo tanto, el riesgo social no puede ser abarcado por éste. Ya el ordenamiento jurídico tiene reglamentaciones tendientes a proteger el riesgo social, el riesgo psicológico. No se aborda desde la punibilidad del aborto.
SRA. DONDA PÉREZ ¿Conoce algún país? La respuesta es sí o no.
SRA. YACHELINI La respuesta es negativa. No conozco ningún país que contemple estas dos cosas, pero no por ello significa que nosotros no podamos avanzar hacia la protección de la maternidad vulnerable y ante esta circunstancia, no podemos plantear que no existe ningún país o ningún ejemplo en el mundo. Esa es mi respuesta.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo aquí una pregunta de la diputada Romina del Plá para la señora Victoria Tesoriero. Dice así: "Aquí se ha cuestionado el proyecto de ley en debate. ¿Podría resumir los principales aspectos del proyecto de la campaña nacional, para evitar las tergiversaciones?"
SRA. TESORIERO El proyecto de la campaña plantea que toda mujer tiene derecho a interrumpir voluntariamente su embarazo hasta la semana catorce de gestación. Esa interrupción tiene que ser garantizada en los distintos servicios públicos de salud. Además, plantea quitar el aborto del Código Penal y, fuera del plazo de las catorce semanas, quedarían las causales que son violación, salud, peligro para la vida y malformaciones fetales graves. El proyecto está basado en el modelo español y en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO La segunda parte de la pregunta de la señora diputada Donda Pérez está dirigida a Luciana Peker. Dice así: "¿Conoce países con políticas de contención como las descriptas por la doctora Laura Yachelini que sí tengan aborto legal?"
SRA. PEKER Sí. El mejor ejemplo es Uruguay, que legalizó el aborto y que a la vez tiene políticas modelo en lo que se llama servicios públicos de cuidado. Concretamente, los servicios públicos de cuidado garantizan las salas cuna en todos los barrios de Uruguay, extendido al cuidado de adultos mayores y personas con discapacidad. Es un servicio modelo, hecho por el Estado, que protege la maternidad de las mujeres pobres pertenecientes a sectores medios y también de sectores altos, para que haya equidad en el reparto de tareas entre varones y mujeres en las parejas. También hay una responsabilidad de las empresas en proteger la maternidad para que la misma no sea una mochila sólo en la espalda de las mujeres. Esto está dirigido, especialmente, a los sectores vulnerables, para que todas las mujeres que deseen tener hijos puedan tenerlos y no se vean impedidas por falta de políticas de cuidado y respaldo estatal. Esto demuestra la idea de ir hacia una reglamentación que permita a las mujeres elegir: cuando no quieren tener hijos o no pueden tenerlos; y cuando quieren tener hijos, el Estado tiene que proteger la maternidad. Uruguay es el país hacia donde hay que mirar para que las mujeres puedan tener hijos.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Esta es una pregunta de la señora diputada Alejandra Martínez dirigida a la señora Fernanda Gil Lozano. Dice así: "¿Qué lectura realiza respecto a los índices de Uruguay ya expuestos?"
SRA. GIL LOZANO La verdad es que me sorprendió, pues Uruguay es un país que también estoy monitoreando.
Me sorprendió mucho la interpretación de los datos. Una de las expositoras preopinantes del Frente Joven, señaló los porcentajes del motivo por el cual las mujeres se hacen el aborto. Concretamente, señala que el porcentaje es del 44 por ciento. Eso no quiere decir que hubo más abortos. Eso significa que, al estar legalizado, las causales no se tergiversan más. Esto pasaba siempre. Sabemos que cuando el aborto es clandestino, en las prepagas y en las clínicas privadas no hablan de aborto; utilizan otros eufemismos. Pero sabemos que se esconde. Decir que el 44 por ciento de mujeres que están pidiendo tener el aborto implica que hay un aumento de los mismos, es una interpretación mentirosa.
Por otro lado, en cuanto a las cifras -que ella señala que están infladas- yo no coincido con esa apreciación. Me parece que están a menos. Me refiero a las cifras que se dan con respecto a las intervenciones para interrumpir el embarazo en los momentos de clandestinidad, o sea, cuando los países no han legalizado. Eso es no tener conciencia de lo que es el campo popular, es tener poca calle y poco recorrido a lo largo y ancho de nuestro territorio.
Lo que yo quería aclarar es simplemente que la interpretación que se está haciendo es muy caprichosa y que a Uruguay, entre otras cosas, quizás todavía le falte un tiempo para poder establecer esta baja.
En los países que yo estoy citando -que en casi su totalidad son los más desarrollados; son los que nosotros miramos para tantas cosas-, lo que se nota es que ya llevan años y años alrededor de esta cuestión. Además, en ese indicador se puede ver la merma que he mencionado. Cuando los países permiten el aborto por el reforzamiento de todas las políticas preventivas, lo que hacen es bajar el índice de abortos. Esto es matemático; es el acceso de cualquiera. Decir lo contrario es simplemente mentir.
Me sorprendió mucho la interpretación de los datos. Una de las expositoras preopinantes del Frente Joven, señaló los porcentajes del motivo por el cual las mujeres se hacen el aborto. Concretamente, señala que el porcentaje es del 44 por ciento. Eso no quiere decir que hubo más abortos. Eso significa que, al estar legalizado, las causales no se tergiversan más. Esto pasaba siempre. Sabemos que cuando el aborto es clandestino, en las prepagas y en las clínicas privadas no hablan de aborto; utilizan otros eufemismos. Pero sabemos que se esconde. Decir que el 44 por ciento de mujeres que están pidiendo tener el aborto implica que hay un aumento de los mismos, es una interpretación mentirosa.
Por otro lado, en cuanto a las cifras -que ella señala que están infladas- yo no coincido con esa apreciación. Me parece que están a menos. Me refiero a las cifras que se dan con respecto a las intervenciones para interrumpir el embarazo en los momentos de clandestinidad, o sea, cuando los países no han legalizado. Eso es no tener conciencia de lo que es el campo popular, es tener poca calle y poco recorrido a lo largo y ancho de nuestro territorio.
Lo que yo quería aclarar es simplemente que la interpretación que se está haciendo es muy caprichosa y que a Uruguay, entre otras cosas, quizás todavía le falte un tiempo para poder establecer esta baja.
En los países que yo estoy citando -que en casi su totalidad son los más desarrollados; son los que nosotros miramos para tantas cosas-, lo que se nota es que ya llevan años y años alrededor de esta cuestión. Además, en ese indicador se puede ver la merma que he mencionado. Cuando los países permiten el aborto por el reforzamiento de todas las políticas preventivas, lo que hacen es bajar el índice de abortos. Esto es matemático; es el acceso de cualquiera. Decir lo contrario es simplemente mentir.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Esta pregunta es para el doctor Juan Bautista Eleta...
SRA. RODRÍGUEZ Perdón, solo quiero hacer una aclaración. El 44 por ciento...
Varios participantes hablan a la vez.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Perdón, señora Rodríguez. No tenemos una instancia de repregunta.
SRA. RODRÍGUEZ Pero no es una pregunta, es que no fue así mi ponencia.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Señora Rodríguez: vamos a dejar que luego cada uno lea en detalle la versión taquigráfica. Lo que no se puede hacer es entablar un diálogo ahora. Le pido perdón, pero es la dinámica que hemos acordado. Si no, será muy difícil poder cumplimentar...
Varios participantes hablan a la vez.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO No vamos a permitir que haya un ida y vuelta. Es lo que quiero explicar. Quédense tranquilos que con las versiones taquigráficas todo el mundo sabrá lo que se dijo.
La siguiente pregunta es para el doctor Juan Bautista Eleta, de parte del señor diputado Horacio Pietragalla Corti: "La clandestinidad hace que las mujeres vayan a practicarse un aborto a lugares inseguros. ¿Usted considera que no hay muertes de mujeres por interrupciones de embarazo clandestino que podrían evitarse si se legalizara el aborto?"
La siguiente pregunta es para el doctor Juan Bautista Eleta, de parte del señor diputado Horacio Pietragalla Corti: "La clandestinidad hace que las mujeres vayan a practicarse un aborto a lugares inseguros. ¿Usted considera que no hay muertes de mujeres por interrupciones de embarazo clandestino que podrían evitarse si se legalizara el aborto?"
SR. ELETA Muchas gracias por la pregunta, así aprovecho para profundizar la línea de mi argumentación.
En esto me parece importante establecer una distinción ya que hay dos cuestiones en juego. Una es la maternidad vulnerable y la mortalidad materna; por otro lado, está la liberalización del aborto.
Lo que quise exponer en mi presentación es que en el proyecto de ley no se evidencia que se establezcan cursos de acción para atender a la maternidad vulnerable y atacar la mortalidad materna. El hecho de que se liberalice hasta la semana 14 de gestación no pareciera ser un justificativo para atacar la mortalidad materna.
No desconocemos la desigualdad que existe en el sistema sanitario ni el hecho de que hay muertes. Lo que pretendo no es solo mirar el porcentaje de madres que mueren por aborto, sino al ciento por ciento de los casos de muertes, que en gran medida mueren por causas obstétricas directas e indirectas.
Lo que proponemos es que específicamente se establezcan políticas públicas para que no exista mortalidad materna alguna, ya sea por aborto o por condiciones obstétricas directas o indirectas.
En esto me parece importante establecer una distinción ya que hay dos cuestiones en juego. Una es la maternidad vulnerable y la mortalidad materna; por otro lado, está la liberalización del aborto.
Lo que quise exponer en mi presentación es que en el proyecto de ley no se evidencia que se establezcan cursos de acción para atender a la maternidad vulnerable y atacar la mortalidad materna. El hecho de que se liberalice hasta la semana 14 de gestación no pareciera ser un justificativo para atacar la mortalidad materna.
No desconocemos la desigualdad que existe en el sistema sanitario ni el hecho de que hay muertes. Lo que pretendo no es solo mirar el porcentaje de madres que mueren por aborto, sino al ciento por ciento de los casos de muertes, que en gran medida mueren por causas obstétricas directas e indirectas.
Lo que proponemos es que específicamente se establezcan políticas públicas para que no exista mortalidad materna alguna, ya sea por aborto o por condiciones obstétricas directas o indirectas.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO La siguiente es una pregunta de la señora diputada Brenda Austin para Carmen Storani: "¿Tiene datos de la cantidad de abortos no punibles realizados en la provincia de Buenos Aires durante el año 2017?"
SRA. STORANI Gracias por la pregunta. Sí, tengo datos que están producidos por la Dirección de Información Sistematizada, que es obligatoria la carga en cada hospital público provincial. Se trata de información específica, ya que se cuenta con planillas de aborto adolescente, nacimientos y demás, para organización de los servicios.
En 2017, de un total de 14.340 abortos en todo el ámbito de la provincia de Buenos Aires, se registraron 7.214 abortos no punibles. ¿Cuál es la diferencia? Que los restantes, los que están en la otra mitad, son abortos espontáneos, productos anormales de la concepción, aborto médico, embarazo ectópico y mola hidatiforme. Pero los casos que yo mencioné específicamente y que no entran en esa categoría son 7.214, que son abortos no punibles.
En 2017, de un total de 14.340 abortos en todo el ámbito de la provincia de Buenos Aires, se registraron 7.214 abortos no punibles. ¿Cuál es la diferencia? Que los restantes, los que están en la otra mitad, son abortos espontáneos, productos anormales de la concepción, aborto médico, embarazo ectópico y mola hidatiforme. Pero los casos que yo mencioné específicamente y que no entran en esa categoría son 7.214, que son abortos no punibles.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO La siguiente es una pregunta de la diputada Cecilia Moreau para Fernanda Gil Lozano: "¿Puede dar algún detalle del aborto y de los antecedentes históricos de los que usted habló?"
SRA. GIL LOZANO Sí, cómo no.
Cuando digo que en general, desde que el mundo es mundo, las mujeres abortan, lo digo en base a descubrimientos antropológicos. A partir de los cuerpos encontrados, se sabe que había prácticas abortivas. Nosotros hablamos ahora de misoprostol, pero en su momento había hierbas y otro tipo de conocimiento sobre la praxis. Lo que muestra la ciencia es que más allá de que las mujeres recolectáramos semillas para alimentarnos, también recolectábamos aquellos productos de la naturaleza que nos permitían decidir interrumpir embarazos.
Eso lo encontramos muy tempranamente. Hay dos zonas nucleares muy importantes. Una es Mesoamérica, sobre todo la parte que tiene que ver con México y la península de Yucatán. La otra es Mesopotamia y Egipto. En ambas zonas se hicieron descubrimientos similares.
Voy a dar un salto enorme en la historia. Ustedes saben que una de las consecuencias de la conquista en América fue involucrar a un nuevo actor social: los esclavos. Estas personas eran secuestradas en África y luego vendidas. Ya saben lo que esto significaba. Los Estados Unidos ya pagaba sueldos -espantosos, pero los pagaba-, y un día se acordó de que los negros eran personas y prohibió la esclavitud. Para los portugueses y los holandeses esto generó un problema: ¿cómo llevar a estas personas a las zonas de plantaciones de Centroamérica o Brasil? En la Argentina no tuvimos ese tipo de plantaciones; por tanto, no hubo el semillero que existió en otros países. Esos otros países recibieron lo que suele llamarse "inmigración forzosa", que no tenía nada de inmigración, y más que forzosa era letal: de cada diez personas que salían de África, llegaba viva una sola.
Entonces, tanto en las plantaciones del sur de Estados Unidos como en África, se formaron los llamados "criaderos". Digo "criaderos" porque así se los denominó históricamente. Se inventaron los criaderos para no tener que costear los peligros del traslado de personas, que en parte también eran provocados por los ingleses, que tenían una flota importante y atacaban continuamente.
Ahora bien, se hicieron intentos muy serios en estos criaderos para que los negros y las negras se reprodujeran como si fueran vacas. Los dos intentos fracasaron. Y fracasaron porque las esclavas negras decidieron abortar sistemáticamente cada embarazo que se producía en esas condiciones para no dar un esclavo más. Esto es recuperado desde la antropología y desde nuestra historia como la resistencia de las mujeres a partir de sus vientres. Abortaban.
Este es un ejemplo que nos muestra que, cuando las mujeres quieren abortar, abortan.
Cuando digo que en general, desde que el mundo es mundo, las mujeres abortan, lo digo en base a descubrimientos antropológicos. A partir de los cuerpos encontrados, se sabe que había prácticas abortivas. Nosotros hablamos ahora de misoprostol, pero en su momento había hierbas y otro tipo de conocimiento sobre la praxis. Lo que muestra la ciencia es que más allá de que las mujeres recolectáramos semillas para alimentarnos, también recolectábamos aquellos productos de la naturaleza que nos permitían decidir interrumpir embarazos.
Eso lo encontramos muy tempranamente. Hay dos zonas nucleares muy importantes. Una es Mesoamérica, sobre todo la parte que tiene que ver con México y la península de Yucatán. La otra es Mesopotamia y Egipto. En ambas zonas se hicieron descubrimientos similares.
Voy a dar un salto enorme en la historia. Ustedes saben que una de las consecuencias de la conquista en América fue involucrar a un nuevo actor social: los esclavos. Estas personas eran secuestradas en África y luego vendidas. Ya saben lo que esto significaba. Los Estados Unidos ya pagaba sueldos -espantosos, pero los pagaba-, y un día se acordó de que los negros eran personas y prohibió la esclavitud. Para los portugueses y los holandeses esto generó un problema: ¿cómo llevar a estas personas a las zonas de plantaciones de Centroamérica o Brasil? En la Argentina no tuvimos ese tipo de plantaciones; por tanto, no hubo el semillero que existió en otros países. Esos otros países recibieron lo que suele llamarse "inmigración forzosa", que no tenía nada de inmigración, y más que forzosa era letal: de cada diez personas que salían de África, llegaba viva una sola.
Entonces, tanto en las plantaciones del sur de Estados Unidos como en África, se formaron los llamados "criaderos". Digo "criaderos" porque así se los denominó históricamente. Se inventaron los criaderos para no tener que costear los peligros del traslado de personas, que en parte también eran provocados por los ingleses, que tenían una flota importante y atacaban continuamente.
Ahora bien, se hicieron intentos muy serios en estos criaderos para que los negros y las negras se reprodujeran como si fueran vacas. Los dos intentos fracasaron. Y fracasaron porque las esclavas negras decidieron abortar sistemáticamente cada embarazo que se producía en esas condiciones para no dar un esclavo más. Esto es recuperado desde la antropología y desde nuestra historia como la resistencia de las mujeres a partir de sus vientres. Abortaban.
Este es un ejemplo que nos muestra que, cuando las mujeres quieren abortar, abortan.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta de la diputada Banfi para la señora María Marta Rodríguez. Dice así: "Usted menciona que las verdaderas intenciones de la ley no obedecen a una cuestión de salud pública sino a otras razones. ¿Podría decirnos cuáles son las verdaderas causas para usted?"
SRA. RODRÍGUEZ Como ya dejé expresado en la ponencia -y se ha dicho en otras ponencias-, lo que se busca es la legalización total del aborto: que se pueda decidir sobre la vida del hijo o persona que llevamos en el vientre.
¿Por qué digo que esta no es una cuestión de salud pública, y que dicho motivo se usa falazmente? Si nos interesara la salud pública de nuestras mujeres, deberíamos estar pidiendo leyes que velen por las mujeres que mueren por causas obstétricas directas e indirectas, que en 2016 fueron 202. Deberíamos estar debatiendo sobre la mejora del sistema de salud. Si realmente es una cuestión de salud pública lo que nos interesa, la salud pública debería estar orientada a eso y a las miles de otras muertes de mujeres que no son maternas pero que ocurren día a día en la Argentina. De ahí, mi afirmación.
Si nosotros legalizamos el aborto hasta el noveno mes, como plantean los proyectos de ley presentados, no solucionamos ni la pobreza ni la marginalidad ni las violaciones. Seguimos en lo mismo. Yo inicié mi ponencia preguntando cuántos abortos debe hacerse una mujer para dejar de ser violada, para dejar de ser pobre, para dejar de ser violentada por su pareja. ¿Cuántos? ¿Diez, veinte, mil? Ninguno va a solucionar el problema que está aquejando a esa mujer. No hay casos en que el aborto haya solucionado las verdaderas situaciones de violencia, angustia, a las que son sometidas las mujeres. No va a impedir que siga sin acceder a un ámbito de salud privado, porque eso depende pura y exclusivamente del sistema de salud que tenemos, que es nefasto.
¿Por qué digo que esta no es una cuestión de salud pública, y que dicho motivo se usa falazmente? Si nos interesara la salud pública de nuestras mujeres, deberíamos estar pidiendo leyes que velen por las mujeres que mueren por causas obstétricas directas e indirectas, que en 2016 fueron 202. Deberíamos estar debatiendo sobre la mejora del sistema de salud. Si realmente es una cuestión de salud pública lo que nos interesa, la salud pública debería estar orientada a eso y a las miles de otras muertes de mujeres que no son maternas pero que ocurren día a día en la Argentina. De ahí, mi afirmación.
Si nosotros legalizamos el aborto hasta el noveno mes, como plantean los proyectos de ley presentados, no solucionamos ni la pobreza ni la marginalidad ni las violaciones. Seguimos en lo mismo. Yo inicié mi ponencia preguntando cuántos abortos debe hacerse una mujer para dejar de ser violada, para dejar de ser pobre, para dejar de ser violentada por su pareja. ¿Cuántos? ¿Diez, veinte, mil? Ninguno va a solucionar el problema que está aquejando a esa mujer. No hay casos en que el aborto haya solucionado las verdaderas situaciones de violencia, angustia, a las que son sometidas las mujeres. No va a impedir que siga sin acceder a un ámbito de salud privado, porque eso depende pura y exclusivamente del sistema de salud que tenemos, que es nefasto.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta del diputado Filmus para la señora Luciana Peker. Dice así: "¿Por qué la Argentina no cumplió con el compromiso que había firmado ante Naciones Unidas en 1990 para bajar la mortalidad materna?"
SRA. PEKER En 1990 la Argentina firmó un compromiso de Objetivo de Desarrollo del Milenio para bajar la mortalidad materna a una tasa de 1,3 muertes por cada 10.000 nacimientos. Nuestro país en 2015 está en default con Naciones Unidas y tuvo una tasa de mortalidad materna de tres o cuatro muertes por cada 10.000 nacimientos. Por supuesto que la Argentina tiene que resolver todas las causas de mortalidad materna, pero el aborto clandestino es la primera causa en el país: hubo 46 muertes en 2016.
Entonces, estando aquí presente Norma, la mamá de Ana María Acevedo, pido respeto porque a su hija no la resucita nadie. (Aplausos.) No se puede decir que no importan esas muertes. Estoy al lado de una madre que me está mostrando la foto de la tumba de su hija. Eso no se puede permitir en un contexto de políticas públicas.
Entonces, estando aquí presente Norma, la mamá de Ana María Acevedo, pido respeto porque a su hija no la resucita nadie. (Aplausos.) No se puede decir que no importan esas muertes. Estoy al lado de una madre que me está mostrando la foto de la tumba de su hija. Eso no se puede permitir en un contexto de políticas públicas.
SRA. ACEVEDO Y ella está donde no tiene que estar.
SRA. PEKER Es cierto. Como dice Norma, ella está donde no tiene que estar.
Además, las políticas sanitarias tienen que evitar las muertes que se pueden evitar. Lamentablemente, no podemos evitar la muerte de una mujer que tiene un cáncer terminal. En cambio, el sistema público de salud tiene que evitar todas las muertes evitables. Las cuarenta y seis muertes por aborto clandestino son muertes que se podrían haber evitado. Es una responsabilidad sanitaria evitar lo evitable. (Aplausos.)
Además, las políticas sanitarias tienen que evitar las muertes que se pueden evitar. Lamentablemente, no podemos evitar la muerte de una mujer que tiene un cáncer terminal. En cambio, el sistema público de salud tiene que evitar todas las muertes evitables. Las cuarenta y seis muertes por aborto clandestino son muertes que se podrían haber evitado. Es una responsabilidad sanitaria evitar lo evitable. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta de la diputada María Teresita Villavicencio para la señora Ludmila Viar. Dice así: "Usted se refiere al inciso 23 del artículo 75 de la Constitución como un límite constitucional para la despenalización del aborto. Quisiera saber si usted leyó los argumentos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, máximo intérprete de la Constitución en el caso F.A.L., respecto del artículo citado."
SRA. VIAR No. Pero me parece que el artículo es muy claro. No hay mucho más para leer.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta de la diputada Lucila De Ponti para la señora Viviana Della Siega. Dice así: "Quisiera que comente la experiencia del caso L.M.R."
SRA. DELLA SIEGA El caso L.M.R. pertenece a la provincia de Buenos Aires, concretamente a Guernica. Una jovencita de 19 años con discapacidad mental quedó embarazada a causa de una violación. Se solicitó el aborto, que en ese caso era legal según la legislación vigente. Pero si bien estaba autorizado, hubo un rechazo por parte de los médicos para realizar la práctica. Éstos estiraban los tiempos por presiones de distintos sectores. Es una larga historia, sobre la cual incluso se escribió un libro.
Entonces, la asociación Católicas por el Derecho a Decidir, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer -CLADEM-, y el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo -Insgenar-, llevaron el caso ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Éste acepta el caso -que da cuenta de su importancia, ya que dicho comité recibe por año miles de casos de todo el mundo-, y finalmente se sanciona a la Argentina por un incumplimiento de los instrumentos internacionales de derechos humanos. Tal es así que hubo una indemnización. Incluso, hubo un pedido de perdón por parte del Estado argentino.
Cuando hablamos del cumplimiento de los pactos y convenciones tenemos que entender que hay obligación no solamente del Estado nacional, sino también de los Estados provinciales y municipales. Además, la obligación del cumplimiento es por parte de los tres poderes del Estado. En definitiva, este es un claro caso que indica cómo es la mirada que se tiene que tener si nos encuadramos en el sistema internacional de derechos humanos.
Entonces, la asociación Católicas por el Derecho a Decidir, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer -CLADEM-, y el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo -Insgenar-, llevaron el caso ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Éste acepta el caso -que da cuenta de su importancia, ya que dicho comité recibe por año miles de casos de todo el mundo-, y finalmente se sanciona a la Argentina por un incumplimiento de los instrumentos internacionales de derechos humanos. Tal es así que hubo una indemnización. Incluso, hubo un pedido de perdón por parte del Estado argentino.
Cuando hablamos del cumplimiento de los pactos y convenciones tenemos que entender que hay obligación no solamente del Estado nacional, sino también de los Estados provinciales y municipales. Además, la obligación del cumplimiento es por parte de los tres poderes del Estado. En definitiva, este es un claro caso que indica cómo es la mirada que se tiene que tener si nos encuadramos en el sistema internacional de derechos humanos.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta para el artista José Luis González. Si bien no está presente, voy a leerla igual.
Dice así: "Usted dio a entender que todo su pueblo tiene la misma opinión. ¿Es eso posible o en cualquier otra comunidad hay distintas ideas, convicciones y necesidades? ¿Usted está representando a alguien?"
Tengo una pregunta de la diputada Brenda Austin para Ludmila Viar: "El artículo 75, inciso 23, señala que el Congreso de la Nación está facultado para dictar un régimen, de seguridad social, especial, integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental y tiempo de lactancia. Se trata de medidas de seguridad social. ¿Cómo deduce de este artículo un fundamento para penalizar a las mujeres?"
Dice así: "Usted dio a entender que todo su pueblo tiene la misma opinión. ¿Es eso posible o en cualquier otra comunidad hay distintas ideas, convicciones y necesidades? ¿Usted está representando a alguien?"
Tengo una pregunta de la diputada Brenda Austin para Ludmila Viar: "El artículo 75, inciso 23, señala que el Congreso de la Nación está facultado para dictar un régimen, de seguridad social, especial, integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental y tiempo de lactancia. Se trata de medidas de seguridad social. ¿Cómo deduce de este artículo un fundamento para penalizar a las mujeres?"
SRA. VIAR No veo muy bien la relación entre el artículo y penalizar. Me parece que lo que este artículo está promoviendo es cuidar a la mujer vulnerable embarazada. No creo que haya mucha más profundidad. Considero que el artículo es clarísimo, no necesita más interpretación, es explícito. Dice que se debe dictar un régimen de seguridad social, especial e integral en protección del niño en situación de desamparo desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental.
No podemos desconocer que existen sistemas donde no están previstas las mujeres. Me ha pasado tener mujeres como clientas, en situaciones vulnerables, en barrios, en villas; mujeres que estaban embarazadas y no lo sabían, parían sin saber que estaban embarazadas. Se enteraban dos días antes. Las salitas no tenían las condiciones que requerían. ¿Dónde está el sistema? ¿Dónde están los derechos de las mujeres que quieren tener a su hijo y que necesitan los medios de una ecografía, de asistencia? ¿Dónde está todo eso?
No podemos desconocer que existen sistemas donde no están previstas las mujeres. Me ha pasado tener mujeres como clientas, en situaciones vulnerables, en barrios, en villas; mujeres que estaban embarazadas y no lo sabían, parían sin saber que estaban embarazadas. Se enteraban dos días antes. Las salitas no tenían las condiciones que requerían. ¿Dónde está el sistema? ¿Dónde están los derechos de las mujeres que quieren tener a su hijo y que necesitan los medios de una ecografía, de asistencia? ¿Dónde está todo eso?
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo una pregunta de la diputada Karina Banfi para Leandro Jacobi. Dice así: "Usted, como abogado, ¿qué opina de la existencia de abortos clandestinos en Argentina? ¿Cómo lo atacaría para evitar su existencia? ¿Cree que una mujer que aborta debe ir presa?"
SR. JACOBI Agradezco la pregunta.
No podemos negar una realidad social. Ya lo dije en la ponencia, pero también es muy importante ver qué medios vamos a utilizar. Tenemos ejemplos claros, se habló de Chile y Uruguay, acá en Sudamérica. Pero también me gustaría hacer referencia a fracasos y éxitos que hay en Europa. En Europa y en países de otros continentes encontramos que en Irlanda y en Polonia se ha logrado reducir drásticamente las muertes por causas de mortalidad materna aun justamente prohibiendo el aborto en casi todas sus esferas.
Ahí en ese punto son cuestiones para abordar, trabajar y decir por qué otros pueden y nosotros no. Quizás digan que Irlanda tiene un PBI per cápita muy alto, pero Polonia tiene un PBI y cantidad de población muy similar al nuestro.
Entonces, tenemos que ver qué soluciones encontrar. Si los otros pueden, por qué no podemos hacerlo. Eso por un lado.
Por otro lado, es muy importante y por eso hago alusión a que en el caso de daño psicológico que tiene una madre -o quien iba a ser madre-, se pueda dar la posibilidad de que se prescinda de la pena en base a la pena natural, propuesta que estaba incorporado en el anteproyecto de Zaffaroni como una causal general. La pena natural como facultad de prescindir o de reducir la pena.
No podemos negar una realidad social. Ya lo dije en la ponencia, pero también es muy importante ver qué medios vamos a utilizar. Tenemos ejemplos claros, se habló de Chile y Uruguay, acá en Sudamérica. Pero también me gustaría hacer referencia a fracasos y éxitos que hay en Europa. En Europa y en países de otros continentes encontramos que en Irlanda y en Polonia se ha logrado reducir drásticamente las muertes por causas de mortalidad materna aun justamente prohibiendo el aborto en casi todas sus esferas.
Ahí en ese punto son cuestiones para abordar, trabajar y decir por qué otros pueden y nosotros no. Quizás digan que Irlanda tiene un PBI per cápita muy alto, pero Polonia tiene un PBI y cantidad de población muy similar al nuestro.
Entonces, tenemos que ver qué soluciones encontrar. Si los otros pueden, por qué no podemos hacerlo. Eso por un lado.
Por otro lado, es muy importante y por eso hago alusión a que en el caso de daño psicológico que tiene una madre -o quien iba a ser madre-, se pueda dar la posibilidad de que se prescinda de la pena en base a la pena natural, propuesta que estaba incorporado en el anteproyecto de Zaffaroni como una causal general. La pena natural como facultad de prescindir o de reducir la pena.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Le reitero la pregunta final: "¿Cree que una mujer que aborta debe ir presa?"
SR. JACOBI En ese punto es importante hacer alusión a que aquella persona que no respeta el derecho a vivir y a nacer de una persona por nacer tiene que ser corregida desde la sociedad. Es muy importante también que aquella persona que se dio cuenta de su error no tenga que caer en un ámbito que le acarrearía más dolor.
¿Qué es lo que pasa con la pena natural? La pena natural justamente es la causal para que una pena privativa de la libertad, que en este caso vendría a ser lo que no queremos que ocasione más dolor a quien es una víctima en todo el sistema, y que esa posibilidad, de poder explayarse, vaya también contra quienes realmente objetan la clandestinidad, que son los médicos o farmacéuticos que venden sin receta.
¿Qué es lo que pasa con la pena natural? La pena natural justamente es la causal para que una pena privativa de la libertad, que en este caso vendría a ser lo que no queremos que ocasione más dolor a quien es una víctima en todo el sistema, y que esa posibilidad, de poder explayarse, vaya también contra quienes realmente objetan la clandestinidad, que son los médicos o farmacéuticos que venden sin receta.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Tengo la última pregunta de la diputada Brenda Austin para María Teresa Bosio. Dice así: "Ustedes, como Católicas por el Derecho a Decidir, ¿reciben financiación de otras organizaciones? ¿Para qué fines? ¿Quiénes aportan para el desarrollo de su agenda de trabajo?"
SRA. BOSIO Quiero limpiar el nombre de IPPF que ensucian diciendo que financia abortos.
IPPF es una organización que trabaja por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres hace más de 50 años en todo el mundo. Nos apoya y con sus fondos hemos organizado muchísimos cursos de postgrado, articulados -por ejemplo en Córdoba- con la Secretaría de Graduados en Medicina.
Con IPPF hemos formado y apoyado una Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. Se han apoyado procesos de incidencia en todo lo que son abogados y abogadas que formó la Alianza de Abogados por el Derecho a Decidir.
Me parece que decir esas cosas en un ámbito público es tener muy mala fe. IPPF es una organización muy seria, que tiene muchos donantes anónimos, que apoya la salud y los derechos de las mujeres.
IPPF es una organización que trabaja por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres hace más de 50 años en todo el mundo. Nos apoya y con sus fondos hemos organizado muchísimos cursos de postgrado, articulados -por ejemplo en Córdoba- con la Secretaría de Graduados en Medicina.
Con IPPF hemos formado y apoyado una Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. Se han apoyado procesos de incidencia en todo lo que son abogados y abogadas que formó la Alianza de Abogados por el Derecho a Decidir.
Me parece que decir esas cosas en un ámbito público es tener muy mala fe. IPPF es una organización muy seria, que tiene muchos donantes anónimos, que apoya la salud y los derechos de las mujeres.
SRA. PRESIDENTA POLLEDO Muchísimas gracias. Hacemos un pequeño intervalo y nos vemos 14:30. (Aplausos.)
Es la hora 13 y 16.