Expresar pesar por el fallecimiento del ciudadano Elías Morales, acaecido el día 1° de Agosto de 2016 en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, en reconocimiento de quien encabezara las históricas marchas del silencio en reclamo de justicia por el crimen de su hija María Soledad.

Señor presidente:

El día 1° de Agosto de 2016 falleció en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca el ciudadano Elías Morales, a la edad de 71 años.

Don Elías, como era conocido en la localidad de San Isidro del departamento Valle Viejo donde residía junto a su esposa Ada Rizzardo de Morales, fue un hombre humilde que debió padecer la trágica muerte de su hija, la estudiante María Soledad, víctima de un horrendo crimen que conmocionó a la sociedad catamarqueña en principio y luego a todo el país.

Sumidos en el más profundo dolor que significa la pérdida de su hija, Elías y Ada Morales encabezaron las marchas del silencio en reclamo de justicia, verdadero hito de la historia reciente de nuestro país. Aquellas marchas, en principio organizadas por las compañeras de colegio de María Soledad, se convirtieron en un fenómeno masivo de concurrencia ciudadana para apoyar el silencioso reclamo de Justicia.

El testimonio de vida de Elías Morales nos llama a la reflexión por cuanto en su angustia y dolor, afloró un reclamo valiente y pacifico por el bien más preciado de un pueblo, la Justicia.

A principios de la década del noventa, ante la sola contemplación del silencio y los rostros atravesados por el dolor, los argentinos todos pudimos comprender el valor de la justicia para el humilde, el indefenso, porque en definitiva estábamos en presencia del pueblo que tiene verdadera hambre y sed de justicia.

El testimonio de vida que recordamos debe ser fuente de inspiración, sobre todo para quienes tenemos responsabilidades políticas en la tarea de construir un país mejor; porque allí donde pretendamos mejorar el servicio de justicia tendremos que poner en nuestras mentes los rostros de Elías y Ada Morales, que personifican otros miles de rostros que nada tienen y todo lo esperan. No habrá justicia mejor si no ponemos el acento en mejorar el acceso de los que menos tienen a esta necesidad vital de la existencia humana, alimento espiritual del hombre, como es la justicia.

Sin lugar a dudas es importante honrar la memoria de este humilde ciudadano catamarqueño que se brindó, generoso en el dolor, a darnos un ejemplo cívico inconmensurable para acrecentar nuestro capital social y fortalecer a nuestra democracia.

Por lo expuesto solicito a mis pares acompañar el presente proyecto.