Expresar su adhesión a la conmemoración de un nuevo aniversario del fallecimiento de la señora Eva Duarte de Perón.

Señor presidente:

Nació el 07 de mayo de 1919 en Los Toldos, provincia de Buenos Aires. De origen humilde y provinciano, llegó a la capital en plena adolescencia.

María Eva Duarte de Perón, popularmente llamada “Evita”, esposa del presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, fue una figura destacada en el peronismo.

Sus días fueron una cadena de hechos sorprendentes, casi maravillosos, practicó una intensa acción social, propició y logró la ley de voto femenino y la provincialización de territorios nacionales.

María Eva se convirtió en el alma del movimiento peronista, en su esencia y en su voz. Y una muerte inesperada dibuja el último prodigio de su vida legendaria. Falleció el 26 de Julio de 1952, en Buenos Aires a los 33 años de edad.

Eva, gravemente enferma, es internada y operada pocos días antes en el Policlínico Presidente Perón de Avellaneda, donde vota por primera y única vez, el 14 de noviembre de 1951, abandona el hospital.

A pesar de sus esfuerzos por retomar la actividad, el deterioro progresivo de su salud impone un freno a su tarea.

El 4 de Junio de 1952, acompaña al Presidente y esposo Gral. Juan Domingo Perón, en los actos de asunción de su nuevo mandato siendo ésta su última aparición en público.

Tras una penosa agonía, el 26 de Julio de 1952 moría a los 33 años, en la Residencia Presidencial, en Buenos Aires.

El velatorio de "la abanderada de los humildes" se extendió hasta el 11 de agosto. Fueron 14 días de dolor y llanto, y más de dos millones de personas estuvieron presentes para darle el último adiós durante 12 días de velas y funerales.

La cureña con su féretro fue trasladado por obreros de la CGT, en una procesión cuyas imágenes en blanco y negro siguen impactando por el dolor, por la cantidad de gente, por la historia que contienen. Quedaba aún su viaje final, el calvario que recorrió su cadáver embalsamado, al que nunca nadie se sabe en la historia sufrió los vejámenes más increíbles que nuestra querida Evita Inmortal sufriera.

Los honores recibidos en el funeral, propios de un jefe de Estado aunque Evita nunca tuvo cargo oficial alguno, pasó a ser albergado en la central obrera hasta 1955, cuando al caer derrocado el General Juan D.Perón, fue secuestrado por la dictadura militar de entonces. A partir de allí, el ataúd recorrió la ciudad en una camioneta por más de un año; sin embargo, misteriosamente, siempre aparecían flores y velas en los lugares donde la estacionaban. Su cuerpo fue mutilado y profanado y finalmente enviado clandestinamente a Italia. Estuvo enterrada, bajo un nombre falso, María Maggi de Magistris, durante 14 años, en el cementerio Maggiore, de Milán.

En 1971, el cuerpo le fue devuelto al General, Juan Domingo Perón en Madrid, que lo tuvo en su residencia. Llegó a la Argentina en 1974 y durante dos años permaneció en la Quinta presidencial. Finalmente, desde 1976, descansa en paz en la tumba familiar, en el cementerio de la Recoleta.

Señor Presidente, siento profunda admiración por esta Mujer que, aún a pesar de los años transcurridos, sigue estando viva tanto en los corazones del pueblo Argentino como del mío propio, eterna en mi sentimientos y mi corazón.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen con la aprobación de este proyecto.