LIBERTAD DE EXPRESION
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- LIBERTAD DE EXPRESION
Reunión del día 24/04/2008
- REUNIÓN CONJUNTA CON LA COMISIÓN DE COMUNICACIONES E INFORMÁTICA
En Buenos Aires, a los veinticuatro días del mes de abril de 2008, a la hora 13 y 11:
SR. BALADRÓN Quiero agradecer ante todo la presencia de los señores diputados a esta convocatoria que las comisiones de Comunicaciones e Informática hemos hecho en forma conjunta.
Había pedidos de distintos diputados integrantes de ambas comisiones solicitando la presencia del compañero presidente del COMFER, licenciado Mariotto.
Habíamos hablado con la presidenta en distintas oportunidades para ver si podíamos lograr una reunión en conjunto de ambas comisiones. Por lo tanto, aquí está el presidente del COMFER dispuesto a dialogar y analizar los temas que cada uno de los señores diputados tenga interés en conocer, y dará las respuestas con la profundidad que realmente los temas merecen.
Un poco habíamos hablado con la señora presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión acerca de la metodología a seguir a los efectos de ordenar esta reunión. Habíamos planteado los temas que tentativamente podrían analizarse.
Uno era del Observatorio, que se había debatido entre los diputados en ambas comisiones, y el otro tema sobre el que seguramente los señores diputados querrán tener algún tipo de información es el de la grilla. También se puede tratar el tema de la futura ley de radiodifusión, que seguramente es otro de los puntos que a todos realmente nos interesa.
El señor presidente del COMFER está dispuesto, como siempre, a hablar con los señores diputados sobre cada uno de los temas que tienen ver con el área que él tiene la responsabilidad de conducir. Los señores diputados podrán abordarlos con detalle y precisión, y el licenciado Mariotto responderá hasta donde conozca.
Habíamos planteado que el licenciado Mariotto hiciera una exposición inicial de unos veinte o veinticinco minutos, y después los señores diputados podrán hacerle las preguntas que deseen.
Agotado ese primer tema, pasamos al segundo: la grilla. Se aplicará el mismo procedimiento. De esta manera se irá desarrollando la reunión.
Ante todo quiero manifestar nuestro agradecimiento al presidente del COMFER por haber venido aquí rápidamente cuando junto a la señora presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión planteamos esta invitación.
De todas maneras le voy a ceder la palabra a la señora presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión y después vamos a escuchar al licenciado Mariotto.
Había pedidos de distintos diputados integrantes de ambas comisiones solicitando la presencia del compañero presidente del COMFER, licenciado Mariotto.
Habíamos hablado con la presidenta en distintas oportunidades para ver si podíamos lograr una reunión en conjunto de ambas comisiones. Por lo tanto, aquí está el presidente del COMFER dispuesto a dialogar y analizar los temas que cada uno de los señores diputados tenga interés en conocer, y dará las respuestas con la profundidad que realmente los temas merecen.
Un poco habíamos hablado con la señora presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión acerca de la metodología a seguir a los efectos de ordenar esta reunión. Habíamos planteado los temas que tentativamente podrían analizarse.
Uno era del Observatorio, que se había debatido entre los diputados en ambas comisiones, y el otro tema sobre el que seguramente los señores diputados querrán tener algún tipo de información es el de la grilla. También se puede tratar el tema de la futura ley de radiodifusión, que seguramente es otro de los puntos que a todos realmente nos interesa.
El señor presidente del COMFER está dispuesto, como siempre, a hablar con los señores diputados sobre cada uno de los temas que tienen ver con el área que él tiene la responsabilidad de conducir. Los señores diputados podrán abordarlos con detalle y precisión, y el licenciado Mariotto responderá hasta donde conozca.
Habíamos planteado que el licenciado Mariotto hiciera una exposición inicial de unos veinte o veinticinco minutos, y después los señores diputados podrán hacerle las preguntas que deseen.
Agotado ese primer tema, pasamos al segundo: la grilla. Se aplicará el mismo procedimiento. De esta manera se irá desarrollando la reunión.
Ante todo quiero manifestar nuestro agradecimiento al presidente del COMFER por haber venido aquí rápidamente cuando junto a la señora presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión planteamos esta invitación.
De todas maneras le voy a ceder la palabra a la señora presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión y después vamos a escuchar al licenciado Mariotto.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Como decía el señor diputado Baladrón, presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática, en primer lugar queremos agradecer la presencia del interventor del COMFER porque nos parece una muy buena señal de amplitud tendiente a escuchar todas las voces en este momento donde la relación con los medios y el gobierno tiene un nivel de confrontación.
Cuando en la Comisión de Libertad de Expresión comenzamos a trabajar los temas referidos a la resolución del COMFER relativos al ordenamiento de la grilla de canales y también el decreto que traspasaba el COMFER al ámbito de la Jefatura de Gabinete, algunos diputados de la Comisión de Libertad de Expresión presentamos proyectos en este sentido.
Estábamos con ese tema cuando apareció el anuncio oficial del Observatorio de Medios. La verdad es que nos hicimos preguntas en la comisión sobre este anuncio. Queríamos tener la información completa, de manera oficial, sobre el funcionamiento, la dependencia y qué relación tenía este anuncio de la presidenta de la Nación con el Observatorio del INADI, que ya venía funcionando.
Invitamos a la Cámara Empresaria de Medios de Comunicación Independientes -CEMCI- a la Comisión de Libertad de Expresión. Vinieron sus representantes y expusieron en la comisión los problemas que les provocaba la resolución 110, que ordenaba de una manera obligatoria los primeros lugares de la grilla de señales de cable.
Cuando estábamos hablando con los representantes del CEMCI y los diputados de la Comisión surgió la inquietud por el tema del Observatorio, y una legisladora, a quien quiero agradecer, la señora diputada María Lenz, propuso que invitáramos al interventor del COMFER.
Por supuesto, rápidamente cursamos esa invitación. Celebramos poder mantener esta reunión en el día de hoy y también agradecemos la disposición de la Comisión de Comunicaciones e Informática para acceder a hacer esta reunión conjunta y abrir el debate a los primeros aspectos que queremos conocer sobre el proyecto oficial en la ley de radiodifusión.
Nos parece que este es el ámbito para la discusión, el debate y la información que debe dar el gobierno a todos los sectores porque a través de los diputados que estamos aquí presentes se representa los distintos intereses de la sociedad.
Agradezco nuevamente la presencia del licenciado Mariotto. Como decía el señor diputado Baladrón, vamos a dar la palabra al interventor del COMFER y luego de la primera parte de su exposición abriremos la lista de oradores para las preguntas.
Cuando en la Comisión de Libertad de Expresión comenzamos a trabajar los temas referidos a la resolución del COMFER relativos al ordenamiento de la grilla de canales y también el decreto que traspasaba el COMFER al ámbito de la Jefatura de Gabinete, algunos diputados de la Comisión de Libertad de Expresión presentamos proyectos en este sentido.
Estábamos con ese tema cuando apareció el anuncio oficial del Observatorio de Medios. La verdad es que nos hicimos preguntas en la comisión sobre este anuncio. Queríamos tener la información completa, de manera oficial, sobre el funcionamiento, la dependencia y qué relación tenía este anuncio de la presidenta de la Nación con el Observatorio del INADI, que ya venía funcionando.
Invitamos a la Cámara Empresaria de Medios de Comunicación Independientes -CEMCI- a la Comisión de Libertad de Expresión. Vinieron sus representantes y expusieron en la comisión los problemas que les provocaba la resolución 110, que ordenaba de una manera obligatoria los primeros lugares de la grilla de señales de cable.
Cuando estábamos hablando con los representantes del CEMCI y los diputados de la Comisión surgió la inquietud por el tema del Observatorio, y una legisladora, a quien quiero agradecer, la señora diputada María Lenz, propuso que invitáramos al interventor del COMFER.
Por supuesto, rápidamente cursamos esa invitación. Celebramos poder mantener esta reunión en el día de hoy y también agradecemos la disposición de la Comisión de Comunicaciones e Informática para acceder a hacer esta reunión conjunta y abrir el debate a los primeros aspectos que queremos conocer sobre el proyecto oficial en la ley de radiodifusión.
Nos parece que este es el ámbito para la discusión, el debate y la información que debe dar el gobierno a todos los sectores porque a través de los diputados que estamos aquí presentes se representa los distintos intereses de la sociedad.
Agradezco nuevamente la presencia del licenciado Mariotto. Como decía el señor diputado Baladrón, vamos a dar la palabra al interventor del COMFER y luego de la primera parte de su exposición abriremos la lista de oradores para las preguntas.
SR. MARIOTTO Señora presidenta, señoras y señores diputados: el agradecido soy yo por la invitación. Realmente es muy satisfactorio poder debatir temas que tienen que ver con los medios de comunicación. Es fundamental en este tiempo de la sociedad argentina poder poner en agenda los temas que hacen a la libertad de expresión y al desarrollo de los medios de comunicación en nuestra sociedad.
Durante muchos años, quizá en todos estos años de democracia, lamentablemente, cada vez que estos temas aparecían en escena siempre tenían la imposibilidad de continuarse en el intercambio de opiniones.
Creo que cuando el debate y la diferencia de opiniones son honestos, y cada uno puede argumentar, razonar y expresarse en la defensa de su idea, la sociedad sale engrandecida y fortalecida.
Me parece que este es un momento histórico: que en tan poco tiempo se haya podido instalar el debate es realmente importante. Creo que la voluntad política, la conciencia de la sociedad en cuanto a necesitar una ley de radiodifusión y de cambiar aquélla de la dictadura, se me ocurre que constituye uno de los aspectos más positivos del momento político, social y cultural que estamos viviendo en nuestra patria.
Así que realmente comparto con la señora diputada Giudici el hecho de que este es el espacio central para el debate, para la discusión de ideas, para que cada uno pueda argumentar.
De hecho, el Parlamento -lamentablemente- durante tanto tiempo ha insinuado instalar temas de comunicación y la presentación de leyes de radiodifusión, ya sea en la Cámara de Diputados o en la de Senadores, pero por equis causa siempre han perdido estado parlamentario. Jamás se ha logrado llevar hasta las definiciones el cambio de la ley 22.285 y la sociedad toda la ha padecido.
Muchos serán los intereses que se deben tocar para que esta ley de la dictadura todavía esté en vigencia. Es una deuda de la democracia. Se me ocurre que estamos con la madurez necesaria como sociedad y con los representantes del pueblo en este Parlamento para definitivamente ceder a la especulación de las presiones que puedan venir por la tapa de uno o dos diarios, o por las presiones de los intereses del establishment comunicacional, acceder a discutir, como corresponde, y poder legislar hacia adelante.
Estamos en los umbrales de la nueva tecnología, porque la digitalización permitiría democratizar y pluralizar nuestros medios, y que haya muchas más voces que se puedan expresar.
Hay una necesidad técnica. El umbral de la tecnología nos da la responsabilidad de tener que asumir este momento y este compromiso de poder debatir los problemas de comunicación.
Entonces, celebro esto, ya no como interventor ocasional del COMFER sino como un militante de los medios de comunicación, desde cuando ingresamos a la universidad en el año 1983. Con la democracia ingresamos a las facultades de Comunicación y ya en las aulas, en los bares, en los pasillos se establecía la necesidad de cambiar la ley 22.285.
Todos sabemos lo que ha ocurrido en estos veinticinco años de democracia, que no se ha podido cambiar la ley de radiodifusión.
Si bien las modificaciones, muchas por decretos de necesidad y urgencia, en algún caso han limitado ese espíritu represor que le había dado en los años 80 la dictadura de Videla, con la firma de Harguindeguy y de Martínez de Hoz, y en algunas ocasiones el Parlamento, como en el caso del artículo 45 en el año 2005, con la presidencia de la Comisión de Comunicaciones del diputado Nemirovsci, ha logrado ampliar las personas jurídicas que puedan emitir -de hecho, esto constituye un avance importante en la democratización de la interpretación demandante la ley 22.285-, todavía tenemos artículos que son desopilantes.
Hay artículos que hablan de la doctrina de la seguridad nacional. Y otro artículo -creo que es el 11- señala que la información debe ser veraz, objetiva y oportuna. Sólo en la cabeza de los dictadores puede estar ese concepto.
Ante ese espíritu de la ley represiva, el Parlamento, la sociedad argentina y los medios de comunicación tienen que aportar para que se debata como corresponde, para que todas las personas puedan opinar y en esa opinión tener un continente jurídico que le permita a la sociedad expresarse.
Esto debe hacerse sobre la base de algo a mi juicio indiscutible: los principios de libertad de expresión del Pacto de San José de Costa Rica. Esa es la matriz que la sociedad argentina ha asumido en varias instancias de su vida pública, política y social. Y en las áreas de las comunicaciones creo que tenemos una matriz central para poder legislar sobre la base de esa declaración de principios de libertad de expresión.
Así que en ese sentido esta introducción tiene que ver con esa disposición que advertimos en la sociedad argentina, en el Parlamento, y que con mucha decisión y valentía asume la presidenta de la Nación, instalando en la agenda política el debate sobre una ley de medios de comunicación.
Decíamos que en los veinticinco años de democracia se intentó presentar proyectos. Recuerdo aquellos del año 1985, que eran proyectos embrionarios pero que cambiaban decididamente el espíritu a la ley de la dictadura. Recuerdo los proyectos de Consejo de Consolidación para la Democracia ya a finales de los 80 y entrados los 90.
Ante esos proyectos que quedaron en el camino tenemos la actitud de la presidenta de la Nación que sabe que al instalar estos temas en la agenda se tocan muchos intereses y a partir del esquema comunicacional que hoy estamos teniendo se pierde en la opinión pública algún tipo de predicamento. Pero la presidenta sabe que hay una responsabilidad concreta que alguien tiene que asumir de una vez por todas.
Recuerdo en el análisis histórico a tantos compañeros y tantos hombres de otras fuerzas políticas -yo soy peronista y a veces en el discurso me sale afectivamente la palabra "compañeros"- como el senador Laferrière, quien con su valentía entrada la década del 80 osó irritar al león planteando el derecho a rectificación.
¿Qué pasó con el senador Laferrière? Yo quisiera ubicarlo, porque como estudiante de Comunicación Social veíamos en él el emblema del coraje, de la lucha, instalando los temas que después lamentablemente contaron con el silenciamiento del resto de los medios de comunicación.
El senador Laferrière planteaba algo tan básico como el derecho a réplica, a rectificación. No pudo sancionarse porque las presiones fueron terribles. La cabeza en la pica del senador Laferrière fue la imagen para la clase política en la década de los 80 y los 90: "si te me metés con estos temas, te va a pasar lo de Laferrière". En el mejor de los casos, la ignorancia de los medios; en el peor de los casos, la difamación, la diatriba, la exposición y la extorsión. Ese es otro momento político.
La presidenta, en estas rondas que se están haciendo con los distintos actores de la comunicación, hace unos días recibió a las asociaciones civiles que vienen trabajando en aspectos de comunicación desde siempre y presentando sus veintiún puntos.
El martes tuvo la reunión con los gremios de prensa en la Casa de Gobierno con distintos gremios ligados a las áreas de las comunicaciones.
Mañana irán a la Casa Rosada a reunirse con la presidenta los empresarios de ARPA, ATA, ATVC y CEMCI para que cada uno pueda explicar su idea respecto de la ley de radiodifusión.
La semana siguiente seguirán con FOPEA y otras instituciones ligadas a los temas de comunicaciones y se recibirá a las autoridades Facultad de Comunicación Social.
Cada sector va a poder presentar a la presidenta de la Nación sus objetivos e inquietudes para que la próxima ley de radiodifusión contemple la posibilidad que ellos quieren manifestar.
Esa decisión y esa valentía contrasta con esa cabeza en la pica del senador Laferrière, quien lamentablemente no pudo llevar adelante algo tan básico, tan simple y tan democratizador como el derecho a réplica.
Así que quiero referenciar ese momento político y esa valentía de la presidenta de la Nación y el discurso de la semana pasada con los gremios realmente conmovedor en cuanto a los conceptos y a la clase magistral que la presidenta asumió.
Para nosotros, estudiantes de Comunicación Social al comienzo y después docentes, que un funcionario público tenga esa formación es impensado. Recuerdo cuando se generaron las primeras radios comunitarias, producto de la represión que daba al éter la ley 22.285, la falta de venta de pliegos, la imposibilidad de una nueva comunicación.
Recordemos que la FM surgió como un servicio complementario de radiodifusión. En el 80 el dial de FM estaba prácticamente vacío; desde época tenemos la ley.
La FM surge después de la ley. Y también, por supuesto, el sistema de cable como lo conocemos hoy, que tuvo un desarrollo posterior. Pero en aquel tiempo el licenciatario de una AM podía tener una FM.
Y surgen con la democracia, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, en nuestro conurbano, en la Capital Federal y en todas las provincias las emisoras comunitarias, al margen de la constitución jurídica de la ley 22.285. Se produjo con tanta legitimidad que le tuvieron que dar los permisos precarios de radiodifusión porque era una actividad lícita.
Pensemos en aquellas tecnologías anticipando lo que va a venir, que es la nueva tecnología en los umbrales de la digitalización. Pero ya un equipo de FM no era algo impensado, no era para pocos. Ese esquema comunicacional en el cual son pocos los que emiten y muchos los que escuchan se debe terminar. Tienen que ser muchos más los que puedan emitir: cooperativas, sociedades de fomento, clubes de fútbol, pequeños comerciantes, vecinos. Con una antenita arriba de un tanque de agua, con un equipo ya sin una locura en el gasto, un equipo relativamente accesible, podían tener un medio de comunicación. Iba el vecino con los discos de tango, de rock o de folclore. No se escuchaba música en español por lo pronto, ni siquiera música en otros idiomas representando la cultura de los pueblos, sino que en aquella FM del servicio complementario de radiodifusión se escuchaban los discos que querían las compañías multinacionales de grabación.
Así generaron una cultura en el sentido de que el pibe naciera con una radio en la esquina; eso representaba la democratización de la comunicación. Porque se pierde el respeto emblemático y uno también lo puede hacer y convive con la producción cultural en un espacio de intercambio, de diversidad y pluralidad.
A eso tenemos que darle sustento jurídico. El Estado no puede estar de espaldas a ese surgimiento casi anárquico y genuino que ha tenido la radiodifusión en aquel entonces. El espectro es limitado y el Estado tiene que ordenarlo, pero garantizando la libertad de expresión. Es tarea del Estado, del cual forman parte todos los poderes, sin confundir Estado con gobierno.
Sé que a veces se confunde y que a veces son los funcionarios los que confunden Estado con gobierno. Y también ahí tiene que estar la sociedad precisando esa distorsión. Creo que en una sociedad madura es mucho más fácil puesto que ya estamos más acostumbrados. Y sería muy loco que un funcionario del gobierno usase un instrumento del Estado en beneficio de su sector político.
Eso es tan grave como que desde empresas de medios sólo crean en la libertad de prensa limitando los derechos que tenemos todos los ciudadanos en la sociedad de la información y en la libertad de expresión. La libertad de expresión empieza y termina en cada ciudadano, no en las empresas. Y mucho menos en aquellas empresas oligopólicas o monopólicas, porque en función del artículo 12 del Pacto de San José de Costa Rica decimos que: "Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas en cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.
"En ningún caso estas leyes deben ser excluidas para los medios de comunicación. Las asignaciones de horarios y televisión deben considerar criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en el acceso a los mismos."
Creo que ese es uno de los principios centrales de esta declaración de principios sobre libertad de expresión del Pacto de San José de Costa Rica.
Así que, en este pantallazo original, para después intercambiar opiniones con los señores diputados de estas dos comisiones, quiero referir esto: el engrandecimiento del debate fortalece la sociedad.
Hemos llegado a este tema de la ley de radiodifusión porque se instaló el concepto del Observatorio de Medios. El origen de este clima que yo festejo y celebro -del que ya es imposible de retroceder- de instalación en la agenda política de la ley de radiodifusión tuvo un condimento lateral que fue el Observatorio de la Discriminación en los Medios.
Se instaló el Observatorio de Medios, como que había un policía con gorra y charretera desde una tarima mirando qué iban a decir los medios de comunicación. Nada más alejado de la realidad.
El Observatorio de la Discriminación en los Medios surge en el año 2005 como propuesta del plan nacional contra la discriminación que sugiere la creación de un Observatorio en la Discriminación de Medios de Comunicación del cual forman parte el INADI, el Consejo Nacional de la Mujer y el Comité Federal de Radiodifusión. Esto realmente ha tenido excelentes resultados en el tratamiento con las producciones publicitarias y algunas periodísticas, que fueron observadas para su posterior reflexión acerca de potenciales argumentos discriminatorios que contenían en sus expresiones.
En cuanto a las publicidades, esto empezó a funcionar en el 2006, y hay algunas que son muy emblemáticas, como aquella publicidad del Banco Francés en donde se veía que adultos mayores no tenían mucho vínculo con las últimas tecnologías y no podían manejar bien un auto, no podían encender un jacuzzi o utilizar una computadora.
Entonces, hubo denuncias al Observatorio de la Discriminación en los Medios para que se analice si esa publicidad incurría en discriminación. El Observatorio se reunió, analizó y reflexionó sobre ello y entendió lo siguiente: "Se concluyó que aunque el mensaje no resultaría descalificador u ofensivo hacia el conjunto social en cuestión, no puede negarse que sí sería estigmatizante en cuanto deja presuponer que existe una equivalencia natural entre adultez y esta falta de competencias específicas. A partir de esto, el Observatorio sugiere la promoción de mensajes que colaboren a la avenencia de los distintos habitantes de nuestra sociedad".
La conclusión a la que se llega después de este tipo de reflexión es muy positiva, porque los mismos productores en muchos casos dicen: "Sí, es verdad, nosotros en esto incurrimos en discriminación".
En este caso el Observatorio dijo que no había discriminación y propone que el productor naturalmente pueda tener otro tipo de opciones en cuanto a no estigmatizar, pero no advirtió discriminación.
En otros casos sí se advirtió discriminación, como cuando un conductor dijo que, para sacar a los cartoneros de la calle, se podía actuar de dos formas: con educación o poniendo una granada dentro de la bolsa de basura. Entonces, cuando el cartonero agarraba la bolsa, la granada estallaba. Y una compañera de estudio le preguntó: "¿y después qué hace?", y respondió: "pasa el camión de basura y lo recoge".
Por lo menos, esta es la situación ante esa grosería, ante esa barbaridad en la expresión pública de un concepto que puede ser privado.
¿Qué pide el Observatorio? Reflexionar desde el lenguaje común, desde la construcción sintagmática que tenemos nosotros habitualmente, sobre todo muchos sectores medios, urbanos, con un gran prejuicio acerca de lo lindo y lo feo, de lo bueno y lo malo; cuando se traslada eso en la construcción sintagmática de medios de comunicación, por lo menos hay que reflexionar.
Entonces, ahí se lo llamó al conductor televisivo para advertirle que por lo menos, para empezar, estaba discriminando. El conductor televisivo no aceptó que estaba discriminando y no modificó su lenguaje.
Si cometió delito está el INADI para denunciarlo y la justicia para actuar. Bajo ningún aspecto el Observatorio de la Discriminación en los Medios tiene ni quiere tener poder sancionatorio ni lleva adelante multas o alguna persecución porque no se va a analizar el contenido sino que se va a llamar a reflexionar.
Creo que si hay buena voluntad en una construcción democrática de las comunicaciones, ajustado también al Pacto de San José de Costa Rica -artículo 2°- observamos lo siguiente: "Toda persona tiene derecho a buscar, recibir y difundir información y opiniones libremente en los términos que estipule el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de comunicación sin discriminación por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social".
Entonces, el Observatorio de la Discriminación en los Medios no nació a la luz de la crisis del campo; no nació a la luz de la cobertura periodística de la crisis del campo.
La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires le solicita a ese Observatorio, que viene funcionando sin prisa y sin pausa, con excelentes resultados -como dije- en las reuniones de reflexión con los productores, que también reflexione acerca del contenido periodístico de esta cobertura, cosa que estamos haciendo y seguramente en breve estarán los resultados.
Entonces, el INADI, el Consejo de la Mujer, el COMFER, se reunió con el mismo grupo que viene funcionando desde hace tiempo analizando esa cobertura en función de ese pedido de la Universidad de Buenos Aires. Realmente, aportaron una mirada que nosotros celebramos, y por eso invitamos a todas las facultades de Comunicación Social de las universidades públicas del país a que formen parte de ese consejo asesor por el marco teórico que tienen estas instituciones académicas de la universidad pública argentina.
Por ejemplo, los arquitectos miden todo lo que pasa en la sociedad desde la arquitectura. A veces los comunicadores queremos medir todo lo que ocurre en la sociedad desde la comunicación, y ciertamente nos equivocamos.
Pero en las facultades de Comunicación Social estos temas de debate son absolutamente comunes en las aulas, en el bar, en el pasillo, en la discusión, en los exámenes. Permanentemente se habla y se opina sobre la titularidad de los medios, sobre la ley 22.285, sobre si se discrimina o no, sobre si hay o no hay oligopolio, si hay o no hay monopolio, si el gobierno confunde el Estado con gobierno y utiliza los medios del Estado para su propio beneficio.
Este tema aparece casi naturalmente. Creo que el marco teórico que nos aportan las facultades de Comunicación Social es realmente importante, y por eso se ha cursado esta invitación para que formen parte del Observatorio de la Discriminación en los Medios.
Así están las cosas. Se está trabajando, se está funcionando y se está encontrando que hubo algunos conceptos de discriminación. Esto quizá sea un adelanto del informe que va a hacer, que será público, como todos los informes, y esta situación se ha advertido en la propia oportunidad del conflicto mismo que se estaba produciendo teniendo en cuenta la poca reflexión en la construcción sintagmática -vuelvo a opinar en este sentido-, porque nadie está analizando qué opinó, qué dijo, qué argumentó.
Nadie lo va a juzgar en la Argentina, que ha sufrido mucho para tener libertad de expresión. No hay gobierno que pueda entrometerse tratando de analizar contenidos.
Acá todo el mundo puede expresar lo que quiere, y se puede estar a favor de tal o cual plaza. Lo que nosotros intentamos desde el Observatorio de la Discriminación en los Medios es que el cronista reflexione antes de hablar y que muchas veces pierda ese prejuicio -que lo puede sostener en privado-, pero cuando utiliza el medio de comunicación trate de no discriminar porque altera el punto 2 de esta declaración de interés sobre libertad de expresión.
Uno de los garantes de la libertad de expresión es no discriminar. Entonces, en muchos testimonios periodísticos de estos días me pedían un ejemplo, y cuando lo daba muchos periodistas no lo entendían: "Se está yendo la gente de la plaza y vienen los piqueteros". Entonces, el periodista dice: "¿y a los piqueteros cómo quiere que le digamos?" Respondimos: "No, a los piqueteros deciles 'piqueteros'. ¿No te das cuenta de que "gente" incluye también a los piqueteros?"
Uno puede estar de acuerdo con la plaza de las cacerolas y en contra de la plaza de los piqueteros, y tener la opinión que quiera de las cacerolas y de los piqueteros.
Nadie va a juzgar esa opinión en una sociedad abierta, plural y democrática que ha sufrido tanto y que tiene tantos ejemplos de persecución y de cercenamiento de la libertad de expresión. Hubo muchas muertes, dolor y tragedia en nuestro país por cercenar la libertad de expresión. Nadie va mirar eso; la sociedad está madura. No hay funcionario de este ni de ningún gobierno que pueda cometer un atropello porque hay una sociedad madura que le va a marcar esos límites.
Pero cuando le cité ese ejemplo al periodista, no se daba cuenta de que cuando decía "gente" también hablaba de "piqueteros". Le dije: "¿No te das cuenta de que es necesario reflexionar? ¿No te das cuenta de que es necesario juntarse en el Observatorio de la Discriminación en los Medios y empezar a revisar esos conceptos prejuiciosos, ese prejuicio estético que tantas veces tienen los sectores medios?" Y eso no está mal; pueden tenerlo, ero cuando se utiliza un medio de comunicación deben tener cuidado y reflexionar al hacer eso y opinar. Si ellos presuponen que los negros son malos y feos y que los rubios son lindos y buenos, que lo expresen con calidad, con construcción, con reflexión, pero no discriminando.
Entonces, este fue el embrión. Y, claro, rápidamente se sacó el concepto de discriminación y apareció el fantasma de que el gobierno quiere observar los medios. Eso es falso, señores. Están nuestros antecedentes e incluso este mismo tema explicitado para debatir.
No digo que no haya razones, no digo que no haya cuidados. Los diputados están para cuestionar, para observar, para encauzar las discusiones y para que nada se vaya de su matriz. Y está perfecto discutir sobre estos temas.
Desconozco las razones que puedan tener los diputados de la oposición con mucha fuerza y valentía de cuestionar la decisión del Observatorio de Discriminación en los Medios. Pero deben ponerse las palabras justas en los tiempos justos para debatir este tema. No deben ser instrumentos de aquellos intereses que durante veinticinco años impidieron el tratamiento de la ley de radiodifusión, como cuando el senador Laferrière trató de instalar el derecho a rectificación o a réplica y lo borraron de un plumazo. Nada se pudo tratar: ni el derecho a réplica.
¿Quién se iba a atrever a hablar del cambio de la ley de radiodifusión si no se podía hablar del derecho a réplica? Lo mismo quisieron hacer con el Observatorio de la Discriminación en los Medios. ¿Quién iba a querer hablar de la ley de radiodifusión si ni siquiera se podía argumentar racionalmente lo que es el trabajo del Observatorio de la Discriminación en los Medios? Pero de lo malo sale lo bueno; por esa crítica feroz se instaló en la agenda pública la ley de radiodifusión, y creo que es el aspecto fundamental que hoy tiene nuestra sociedad argentina, la clase política y los medios de comunicación, que también necesitan de un continente jurídico para que el crecimiento hacia la digitalización, que tiene tantas potencialidades, no lo encuentre encorsetado en una ley restrictiva, y mucho más restrictiva con los decretos de necesidad y urgencia que posibilitaron la consolidación monopólica de medios.
Durante muchos años, quizá en todos estos años de democracia, lamentablemente, cada vez que estos temas aparecían en escena siempre tenían la imposibilidad de continuarse en el intercambio de opiniones.
Creo que cuando el debate y la diferencia de opiniones son honestos, y cada uno puede argumentar, razonar y expresarse en la defensa de su idea, la sociedad sale engrandecida y fortalecida.
Me parece que este es un momento histórico: que en tan poco tiempo se haya podido instalar el debate es realmente importante. Creo que la voluntad política, la conciencia de la sociedad en cuanto a necesitar una ley de radiodifusión y de cambiar aquélla de la dictadura, se me ocurre que constituye uno de los aspectos más positivos del momento político, social y cultural que estamos viviendo en nuestra patria.
Así que realmente comparto con la señora diputada Giudici el hecho de que este es el espacio central para el debate, para la discusión de ideas, para que cada uno pueda argumentar.
De hecho, el Parlamento -lamentablemente- durante tanto tiempo ha insinuado instalar temas de comunicación y la presentación de leyes de radiodifusión, ya sea en la Cámara de Diputados o en la de Senadores, pero por equis causa siempre han perdido estado parlamentario. Jamás se ha logrado llevar hasta las definiciones el cambio de la ley 22.285 y la sociedad toda la ha padecido.
Muchos serán los intereses que se deben tocar para que esta ley de la dictadura todavía esté en vigencia. Es una deuda de la democracia. Se me ocurre que estamos con la madurez necesaria como sociedad y con los representantes del pueblo en este Parlamento para definitivamente ceder a la especulación de las presiones que puedan venir por la tapa de uno o dos diarios, o por las presiones de los intereses del establishment comunicacional, acceder a discutir, como corresponde, y poder legislar hacia adelante.
Estamos en los umbrales de la nueva tecnología, porque la digitalización permitiría democratizar y pluralizar nuestros medios, y que haya muchas más voces que se puedan expresar.
Hay una necesidad técnica. El umbral de la tecnología nos da la responsabilidad de tener que asumir este momento y este compromiso de poder debatir los problemas de comunicación.
Entonces, celebro esto, ya no como interventor ocasional del COMFER sino como un militante de los medios de comunicación, desde cuando ingresamos a la universidad en el año 1983. Con la democracia ingresamos a las facultades de Comunicación y ya en las aulas, en los bares, en los pasillos se establecía la necesidad de cambiar la ley 22.285.
Todos sabemos lo que ha ocurrido en estos veinticinco años de democracia, que no se ha podido cambiar la ley de radiodifusión.
Si bien las modificaciones, muchas por decretos de necesidad y urgencia, en algún caso han limitado ese espíritu represor que le había dado en los años 80 la dictadura de Videla, con la firma de Harguindeguy y de Martínez de Hoz, y en algunas ocasiones el Parlamento, como en el caso del artículo 45 en el año 2005, con la presidencia de la Comisión de Comunicaciones del diputado Nemirovsci, ha logrado ampliar las personas jurídicas que puedan emitir -de hecho, esto constituye un avance importante en la democratización de la interpretación demandante la ley 22.285-, todavía tenemos artículos que son desopilantes.
Hay artículos que hablan de la doctrina de la seguridad nacional. Y otro artículo -creo que es el 11- señala que la información debe ser veraz, objetiva y oportuna. Sólo en la cabeza de los dictadores puede estar ese concepto.
Ante ese espíritu de la ley represiva, el Parlamento, la sociedad argentina y los medios de comunicación tienen que aportar para que se debata como corresponde, para que todas las personas puedan opinar y en esa opinión tener un continente jurídico que le permita a la sociedad expresarse.
Esto debe hacerse sobre la base de algo a mi juicio indiscutible: los principios de libertad de expresión del Pacto de San José de Costa Rica. Esa es la matriz que la sociedad argentina ha asumido en varias instancias de su vida pública, política y social. Y en las áreas de las comunicaciones creo que tenemos una matriz central para poder legislar sobre la base de esa declaración de principios de libertad de expresión.
Así que en ese sentido esta introducción tiene que ver con esa disposición que advertimos en la sociedad argentina, en el Parlamento, y que con mucha decisión y valentía asume la presidenta de la Nación, instalando en la agenda política el debate sobre una ley de medios de comunicación.
Decíamos que en los veinticinco años de democracia se intentó presentar proyectos. Recuerdo aquellos del año 1985, que eran proyectos embrionarios pero que cambiaban decididamente el espíritu a la ley de la dictadura. Recuerdo los proyectos de Consejo de Consolidación para la Democracia ya a finales de los 80 y entrados los 90.
Ante esos proyectos que quedaron en el camino tenemos la actitud de la presidenta de la Nación que sabe que al instalar estos temas en la agenda se tocan muchos intereses y a partir del esquema comunicacional que hoy estamos teniendo se pierde en la opinión pública algún tipo de predicamento. Pero la presidenta sabe que hay una responsabilidad concreta que alguien tiene que asumir de una vez por todas.
Recuerdo en el análisis histórico a tantos compañeros y tantos hombres de otras fuerzas políticas -yo soy peronista y a veces en el discurso me sale afectivamente la palabra "compañeros"- como el senador Laferrière, quien con su valentía entrada la década del 80 osó irritar al león planteando el derecho a rectificación.
¿Qué pasó con el senador Laferrière? Yo quisiera ubicarlo, porque como estudiante de Comunicación Social veíamos en él el emblema del coraje, de la lucha, instalando los temas que después lamentablemente contaron con el silenciamiento del resto de los medios de comunicación.
El senador Laferrière planteaba algo tan básico como el derecho a réplica, a rectificación. No pudo sancionarse porque las presiones fueron terribles. La cabeza en la pica del senador Laferrière fue la imagen para la clase política en la década de los 80 y los 90: "si te me metés con estos temas, te va a pasar lo de Laferrière". En el mejor de los casos, la ignorancia de los medios; en el peor de los casos, la difamación, la diatriba, la exposición y la extorsión. Ese es otro momento político.
La presidenta, en estas rondas que se están haciendo con los distintos actores de la comunicación, hace unos días recibió a las asociaciones civiles que vienen trabajando en aspectos de comunicación desde siempre y presentando sus veintiún puntos.
El martes tuvo la reunión con los gremios de prensa en la Casa de Gobierno con distintos gremios ligados a las áreas de las comunicaciones.
Mañana irán a la Casa Rosada a reunirse con la presidenta los empresarios de ARPA, ATA, ATVC y CEMCI para que cada uno pueda explicar su idea respecto de la ley de radiodifusión.
La semana siguiente seguirán con FOPEA y otras instituciones ligadas a los temas de comunicaciones y se recibirá a las autoridades Facultad de Comunicación Social.
Cada sector va a poder presentar a la presidenta de la Nación sus objetivos e inquietudes para que la próxima ley de radiodifusión contemple la posibilidad que ellos quieren manifestar.
Esa decisión y esa valentía contrasta con esa cabeza en la pica del senador Laferrière, quien lamentablemente no pudo llevar adelante algo tan básico, tan simple y tan democratizador como el derecho a réplica.
Así que quiero referenciar ese momento político y esa valentía de la presidenta de la Nación y el discurso de la semana pasada con los gremios realmente conmovedor en cuanto a los conceptos y a la clase magistral que la presidenta asumió.
Para nosotros, estudiantes de Comunicación Social al comienzo y después docentes, que un funcionario público tenga esa formación es impensado. Recuerdo cuando se generaron las primeras radios comunitarias, producto de la represión que daba al éter la ley 22.285, la falta de venta de pliegos, la imposibilidad de una nueva comunicación.
Recordemos que la FM surgió como un servicio complementario de radiodifusión. En el 80 el dial de FM estaba prácticamente vacío; desde época tenemos la ley.
La FM surge después de la ley. Y también, por supuesto, el sistema de cable como lo conocemos hoy, que tuvo un desarrollo posterior. Pero en aquel tiempo el licenciatario de una AM podía tener una FM.
Y surgen con la democracia, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, en nuestro conurbano, en la Capital Federal y en todas las provincias las emisoras comunitarias, al margen de la constitución jurídica de la ley 22.285. Se produjo con tanta legitimidad que le tuvieron que dar los permisos precarios de radiodifusión porque era una actividad lícita.
Pensemos en aquellas tecnologías anticipando lo que va a venir, que es la nueva tecnología en los umbrales de la digitalización. Pero ya un equipo de FM no era algo impensado, no era para pocos. Ese esquema comunicacional en el cual son pocos los que emiten y muchos los que escuchan se debe terminar. Tienen que ser muchos más los que puedan emitir: cooperativas, sociedades de fomento, clubes de fútbol, pequeños comerciantes, vecinos. Con una antenita arriba de un tanque de agua, con un equipo ya sin una locura en el gasto, un equipo relativamente accesible, podían tener un medio de comunicación. Iba el vecino con los discos de tango, de rock o de folclore. No se escuchaba música en español por lo pronto, ni siquiera música en otros idiomas representando la cultura de los pueblos, sino que en aquella FM del servicio complementario de radiodifusión se escuchaban los discos que querían las compañías multinacionales de grabación.
Así generaron una cultura en el sentido de que el pibe naciera con una radio en la esquina; eso representaba la democratización de la comunicación. Porque se pierde el respeto emblemático y uno también lo puede hacer y convive con la producción cultural en un espacio de intercambio, de diversidad y pluralidad.
A eso tenemos que darle sustento jurídico. El Estado no puede estar de espaldas a ese surgimiento casi anárquico y genuino que ha tenido la radiodifusión en aquel entonces. El espectro es limitado y el Estado tiene que ordenarlo, pero garantizando la libertad de expresión. Es tarea del Estado, del cual forman parte todos los poderes, sin confundir Estado con gobierno.
Sé que a veces se confunde y que a veces son los funcionarios los que confunden Estado con gobierno. Y también ahí tiene que estar la sociedad precisando esa distorsión. Creo que en una sociedad madura es mucho más fácil puesto que ya estamos más acostumbrados. Y sería muy loco que un funcionario del gobierno usase un instrumento del Estado en beneficio de su sector político.
Eso es tan grave como que desde empresas de medios sólo crean en la libertad de prensa limitando los derechos que tenemos todos los ciudadanos en la sociedad de la información y en la libertad de expresión. La libertad de expresión empieza y termina en cada ciudadano, no en las empresas. Y mucho menos en aquellas empresas oligopólicas o monopólicas, porque en función del artículo 12 del Pacto de San José de Costa Rica decimos que: "Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas en cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.
"En ningún caso estas leyes deben ser excluidas para los medios de comunicación. Las asignaciones de horarios y televisión deben considerar criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en el acceso a los mismos."
Creo que ese es uno de los principios centrales de esta declaración de principios sobre libertad de expresión del Pacto de San José de Costa Rica.
Así que, en este pantallazo original, para después intercambiar opiniones con los señores diputados de estas dos comisiones, quiero referir esto: el engrandecimiento del debate fortalece la sociedad.
Hemos llegado a este tema de la ley de radiodifusión porque se instaló el concepto del Observatorio de Medios. El origen de este clima que yo festejo y celebro -del que ya es imposible de retroceder- de instalación en la agenda política de la ley de radiodifusión tuvo un condimento lateral que fue el Observatorio de la Discriminación en los Medios.
Se instaló el Observatorio de Medios, como que había un policía con gorra y charretera desde una tarima mirando qué iban a decir los medios de comunicación. Nada más alejado de la realidad.
El Observatorio de la Discriminación en los Medios surge en el año 2005 como propuesta del plan nacional contra la discriminación que sugiere la creación de un Observatorio en la Discriminación de Medios de Comunicación del cual forman parte el INADI, el Consejo Nacional de la Mujer y el Comité Federal de Radiodifusión. Esto realmente ha tenido excelentes resultados en el tratamiento con las producciones publicitarias y algunas periodísticas, que fueron observadas para su posterior reflexión acerca de potenciales argumentos discriminatorios que contenían en sus expresiones.
En cuanto a las publicidades, esto empezó a funcionar en el 2006, y hay algunas que son muy emblemáticas, como aquella publicidad del Banco Francés en donde se veía que adultos mayores no tenían mucho vínculo con las últimas tecnologías y no podían manejar bien un auto, no podían encender un jacuzzi o utilizar una computadora.
Entonces, hubo denuncias al Observatorio de la Discriminación en los Medios para que se analice si esa publicidad incurría en discriminación. El Observatorio se reunió, analizó y reflexionó sobre ello y entendió lo siguiente: "Se concluyó que aunque el mensaje no resultaría descalificador u ofensivo hacia el conjunto social en cuestión, no puede negarse que sí sería estigmatizante en cuanto deja presuponer que existe una equivalencia natural entre adultez y esta falta de competencias específicas. A partir de esto, el Observatorio sugiere la promoción de mensajes que colaboren a la avenencia de los distintos habitantes de nuestra sociedad".
La conclusión a la que se llega después de este tipo de reflexión es muy positiva, porque los mismos productores en muchos casos dicen: "Sí, es verdad, nosotros en esto incurrimos en discriminación".
En este caso el Observatorio dijo que no había discriminación y propone que el productor naturalmente pueda tener otro tipo de opciones en cuanto a no estigmatizar, pero no advirtió discriminación.
En otros casos sí se advirtió discriminación, como cuando un conductor dijo que, para sacar a los cartoneros de la calle, se podía actuar de dos formas: con educación o poniendo una granada dentro de la bolsa de basura. Entonces, cuando el cartonero agarraba la bolsa, la granada estallaba. Y una compañera de estudio le preguntó: "¿y después qué hace?", y respondió: "pasa el camión de basura y lo recoge".
Por lo menos, esta es la situación ante esa grosería, ante esa barbaridad en la expresión pública de un concepto que puede ser privado.
¿Qué pide el Observatorio? Reflexionar desde el lenguaje común, desde la construcción sintagmática que tenemos nosotros habitualmente, sobre todo muchos sectores medios, urbanos, con un gran prejuicio acerca de lo lindo y lo feo, de lo bueno y lo malo; cuando se traslada eso en la construcción sintagmática de medios de comunicación, por lo menos hay que reflexionar.
Entonces, ahí se lo llamó al conductor televisivo para advertirle que por lo menos, para empezar, estaba discriminando. El conductor televisivo no aceptó que estaba discriminando y no modificó su lenguaje.
Si cometió delito está el INADI para denunciarlo y la justicia para actuar. Bajo ningún aspecto el Observatorio de la Discriminación en los Medios tiene ni quiere tener poder sancionatorio ni lleva adelante multas o alguna persecución porque no se va a analizar el contenido sino que se va a llamar a reflexionar.
Creo que si hay buena voluntad en una construcción democrática de las comunicaciones, ajustado también al Pacto de San José de Costa Rica -artículo 2°- observamos lo siguiente: "Toda persona tiene derecho a buscar, recibir y difundir información y opiniones libremente en los términos que estipule el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de comunicación sin discriminación por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social".
Entonces, el Observatorio de la Discriminación en los Medios no nació a la luz de la crisis del campo; no nació a la luz de la cobertura periodística de la crisis del campo.
La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires le solicita a ese Observatorio, que viene funcionando sin prisa y sin pausa, con excelentes resultados -como dije- en las reuniones de reflexión con los productores, que también reflexione acerca del contenido periodístico de esta cobertura, cosa que estamos haciendo y seguramente en breve estarán los resultados.
Entonces, el INADI, el Consejo de la Mujer, el COMFER, se reunió con el mismo grupo que viene funcionando desde hace tiempo analizando esa cobertura en función de ese pedido de la Universidad de Buenos Aires. Realmente, aportaron una mirada que nosotros celebramos, y por eso invitamos a todas las facultades de Comunicación Social de las universidades públicas del país a que formen parte de ese consejo asesor por el marco teórico que tienen estas instituciones académicas de la universidad pública argentina.
Por ejemplo, los arquitectos miden todo lo que pasa en la sociedad desde la arquitectura. A veces los comunicadores queremos medir todo lo que ocurre en la sociedad desde la comunicación, y ciertamente nos equivocamos.
Pero en las facultades de Comunicación Social estos temas de debate son absolutamente comunes en las aulas, en el bar, en el pasillo, en la discusión, en los exámenes. Permanentemente se habla y se opina sobre la titularidad de los medios, sobre la ley 22.285, sobre si se discrimina o no, sobre si hay o no hay oligopolio, si hay o no hay monopolio, si el gobierno confunde el Estado con gobierno y utiliza los medios del Estado para su propio beneficio.
Este tema aparece casi naturalmente. Creo que el marco teórico que nos aportan las facultades de Comunicación Social es realmente importante, y por eso se ha cursado esta invitación para que formen parte del Observatorio de la Discriminación en los Medios.
Así están las cosas. Se está trabajando, se está funcionando y se está encontrando que hubo algunos conceptos de discriminación. Esto quizá sea un adelanto del informe que va a hacer, que será público, como todos los informes, y esta situación se ha advertido en la propia oportunidad del conflicto mismo que se estaba produciendo teniendo en cuenta la poca reflexión en la construcción sintagmática -vuelvo a opinar en este sentido-, porque nadie está analizando qué opinó, qué dijo, qué argumentó.
Nadie lo va a juzgar en la Argentina, que ha sufrido mucho para tener libertad de expresión. No hay gobierno que pueda entrometerse tratando de analizar contenidos.
Acá todo el mundo puede expresar lo que quiere, y se puede estar a favor de tal o cual plaza. Lo que nosotros intentamos desde el Observatorio de la Discriminación en los Medios es que el cronista reflexione antes de hablar y que muchas veces pierda ese prejuicio -que lo puede sostener en privado-, pero cuando utiliza el medio de comunicación trate de no discriminar porque altera el punto 2 de esta declaración de interés sobre libertad de expresión.
Uno de los garantes de la libertad de expresión es no discriminar. Entonces, en muchos testimonios periodísticos de estos días me pedían un ejemplo, y cuando lo daba muchos periodistas no lo entendían: "Se está yendo la gente de la plaza y vienen los piqueteros". Entonces, el periodista dice: "¿y a los piqueteros cómo quiere que le digamos?" Respondimos: "No, a los piqueteros deciles 'piqueteros'. ¿No te das cuenta de que "gente" incluye también a los piqueteros?"
Uno puede estar de acuerdo con la plaza de las cacerolas y en contra de la plaza de los piqueteros, y tener la opinión que quiera de las cacerolas y de los piqueteros.
Nadie va a juzgar esa opinión en una sociedad abierta, plural y democrática que ha sufrido tanto y que tiene tantos ejemplos de persecución y de cercenamiento de la libertad de expresión. Hubo muchas muertes, dolor y tragedia en nuestro país por cercenar la libertad de expresión. Nadie va mirar eso; la sociedad está madura. No hay funcionario de este ni de ningún gobierno que pueda cometer un atropello porque hay una sociedad madura que le va a marcar esos límites.
Pero cuando le cité ese ejemplo al periodista, no se daba cuenta de que cuando decía "gente" también hablaba de "piqueteros". Le dije: "¿No te das cuenta de que es necesario reflexionar? ¿No te das cuenta de que es necesario juntarse en el Observatorio de la Discriminación en los Medios y empezar a revisar esos conceptos prejuiciosos, ese prejuicio estético que tantas veces tienen los sectores medios?" Y eso no está mal; pueden tenerlo, ero cuando se utiliza un medio de comunicación deben tener cuidado y reflexionar al hacer eso y opinar. Si ellos presuponen que los negros son malos y feos y que los rubios son lindos y buenos, que lo expresen con calidad, con construcción, con reflexión, pero no discriminando.
Entonces, este fue el embrión. Y, claro, rápidamente se sacó el concepto de discriminación y apareció el fantasma de que el gobierno quiere observar los medios. Eso es falso, señores. Están nuestros antecedentes e incluso este mismo tema explicitado para debatir.
No digo que no haya razones, no digo que no haya cuidados. Los diputados están para cuestionar, para observar, para encauzar las discusiones y para que nada se vaya de su matriz. Y está perfecto discutir sobre estos temas.
Desconozco las razones que puedan tener los diputados de la oposición con mucha fuerza y valentía de cuestionar la decisión del Observatorio de Discriminación en los Medios. Pero deben ponerse las palabras justas en los tiempos justos para debatir este tema. No deben ser instrumentos de aquellos intereses que durante veinticinco años impidieron el tratamiento de la ley de radiodifusión, como cuando el senador Laferrière trató de instalar el derecho a rectificación o a réplica y lo borraron de un plumazo. Nada se pudo tratar: ni el derecho a réplica.
¿Quién se iba a atrever a hablar del cambio de la ley de radiodifusión si no se podía hablar del derecho a réplica? Lo mismo quisieron hacer con el Observatorio de la Discriminación en los Medios. ¿Quién iba a querer hablar de la ley de radiodifusión si ni siquiera se podía argumentar racionalmente lo que es el trabajo del Observatorio de la Discriminación en los Medios? Pero de lo malo sale lo bueno; por esa crítica feroz se instaló en la agenda pública la ley de radiodifusión, y creo que es el aspecto fundamental que hoy tiene nuestra sociedad argentina, la clase política y los medios de comunicación, que también necesitan de un continente jurídico para que el crecimiento hacia la digitalización, que tiene tantas potencialidades, no lo encuentre encorsetado en una ley restrictiva, y mucho más restrictiva con los decretos de necesidad y urgencia que posibilitaron la consolidación monopólica de medios.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Tiene la palabra la señora diputada Morandini.
SRA. MORANDINI Señora presidenta: quiero agradecer la presencia del licenciado Mariotto y celebrar que podamos hablar de los males y no de los malos.
Celebro también, como militante de los medios, esta continuidad, a riesgo de confesar que estuve alejada -durante los setenta- y he sido la maestra, en parte, de esta generación que militó con los medios a partir del año 1983. No se trata de un mérito propio sino del privilegio de haber ejercido el periodismo en libertad.
Cuando llegué a mi país, lo hice con una cantidad de derechos incorporados. Lo primero que se me hizo firmar a mí, cuando trabajé afuera, era un compromiso con los valores democráticos. Trabajé con la protección de la objeción de conciencia. Ningún periodista podía ser molestado y podía negarse a escribir si no estaba de acuerdo con la línea de su editorial, de modo que llegué a mi país con la ingenuidad de que la libertad iba a dinamizar todo el fenómeno que yo ya había visto en otras sociedades donde los medios habían sido fundamentales para la democratización, como sucedió en el caso de España, donde surgieron medios con la democratización -y podemos ser cínicos en el sentido del dinero-, pero fueron medios que ganaron dinero comprometidos con la libertad.
Esto creo que ya marca una diferencia muy grande en cómo ha sido el proceso en nuestro país.
Por eso, realmente, me parece importante que se exponga este debate debajo del paraguas, que hay que ponerlo, que son los temas de derechos humanos, los pactos que nuestro país está comprometido a cumplir y nos deben servir no sólo como esta sesión histórica que ha tenido ayer esta Cámara, donde todos hemos subordinado diferencias porque frente a los valores relativos a los derechos humanos no hay interpretaciones.
Pido disculpas a los compañeros de la Comisión de Libertad de Expresión porque pareciera que siempre toco la misma tecla en el sentido de que la libertad de expresión y de elegir no admite interpretaciones, sobre todo conceptos que entiendo que no tenemos incorporados culturalmente como país: nadie puede ser censurado previamente porque se contempla la responsabilidad ulterior.
En este marco observo, tal como lo hace usted, licenciado Mariotto, todo lo que nos pasa en relación con la sociedad y noto una gran distancia cultural. Si la dirigencia no tiene incorporados estos conceptos tampoco los tiene incorporados la sociedad, y ahí viene -para no extenderme- la pregunta.
Confío, como usted, en la honestidad de intenciones. El debate debemos hacerlo desde la honestidad del planteo. Aquí surge una segunda ingenuidad de mi parte: yo no he podido integrar la Comisión de Comunicaciones e Informática. Yo fui a la de Asuntos Constitucionales pero, humildemente, no tengo qué aportar porque no soy abogada. Pero sí pensé que tenía mucho que aportar en este Congreso siendo alguien que, como usted, tiene una militancia con los medios.
También, por circular en la universidad y dar vueltas por un país en relación con las preocupaciones de los futuros periodistas o de periodistas jóvenes, siempre se pone como lugar común la libertad de prensa y la libertad de empresa. Creo que aquí también hay que hacer una gran diferencia, porque tal como ha dicho la diputada preopinante, las empresas periodísticas, si bien es cierto que como empresas están dominadas por el lucro, se encuentran obligadas constitucionalmente a garantizar el derecho que tienen las sociedades a ser informadas, un derecho que garantiza el Estado y que viabilizan los medios.
Trabajan con productos culturales, con ideas, y entonces no pueden ser equiparados con una empresa que fabrica sillas, porque no está obligada constitucionalmente a fabricar un producto.
Dicho esto, viene el tema de los medios. Es cierto que a lo largo de la democratización tendríamos que tratar de entender en un contexto por qué esta ley nunca pudo democratizarse. Insisto en esto: no quiero hablar de malos sino de males. Llegamos tarde a la democracia y entonces no tenemos incorporados los valores culturales del derecho a elegir, de la libertad y los derechos humanos, pero padecemos todos los fenómenos que sufren los países modernos, que son la concentración de los medios, la tecnología, las sociedades informáticas o digitales, etcétera.
Entonces, en este momento vemos que, por un lado, tenemos que debatir lo que es nuevo, pero sin tener internalizados los valores que nos hagan tener en cuenta esa novedad.
La primera pregunta: ¿cómo podemos establecer un debate sobre los medios si desde esto que usted tan bien identifica como la conjunción de Estado y gobierno le niega entidad a los medios? También es la tecla que siempre toco: ¿por qué reivindica la comunicación directa un gobierno que niega a los medios, los saca? Los medios son fundamentales, son fundantes, pertenecen al sistema de contrapoderes. El hecho de que sean el cuarto poder no es porque los periodistas son poderosos sino porque ellos expresan a la opinión pública, a la sociedad.
Allí pondría otro elemento que tiene que ver con lo que usted describió en relación con el Observatorio: no nos tiene que asustar porque es un instrumento de la ciudadanía, de las universidades y de las ONGs precisamente para controlarnos a nosotros.
Por suerte, usted pertenece a la generación que nació y se educó en libertad y que ha vivido siempre en democracia, a diferencia de muchos de los que aquí estamos, que pertenecemos a esa Argentina donde se nos decía cómo teníamos que pensar.
Termino contando una crónica que quiero compartir con ustedes. Vengo de vivir algo conmovedor en Córdoba, donde se quemaban los libros y se hacían fogatas. Los hijos de un abogado muy comprometido con la defensa de los presos -abogado de sindicatos, que también estuvo preso, con la tragedia que eso significa en una familia argentina- treinta años después volvieron a la casa de la que tuvieron que salir huyendo, y -porque uno de los niños lo recordaba- hicieron un boquete en la pared y encontraron la biblioteca que aquel abogado a la luz de una vela había construido por las noches para preservar lo que estaba prohibido.
De eso venimos. No es algo que esté tan lejano sino a la vuelta de nuestra esq uina histórica. Lo tenemos incorporado como miedo, lo que inhibe la creatividad y la libertad de decir. A mí no me preocupa que haya un Observatorio. Sí me preocupa que ese Observatorio connote control de quien tiene que ser controlado.
La segunda pregunta es: ¿qué hace el Estado? ¿Qué es lo que hicieron los medios en estas sociedades en las que yo he tenido el privilegio de vivir? Los medios fueron fundamentales, sobre todo los canales públicos, en la promoción de los nuevos valores de derecho, pero tienen que ser controlados por los ciudadanos. Es el ciudadano el que decide si un periodista tiene credibilidad, que es lo único que debe tener un periodista.
Se confunde mucho, inclusive en este ámbito, a "lobbistas" que van por la vida como periodistas. Y lo tenemos que decir claramente: el periodista sirve a la sociedad. Son conceptos que, en la medida en que los tengamos incorporados, nos permitirán tener educación democrática.
Venimos de una tradición donde teníamos espías. La Comisión de Comunicaciones e Informática se ha tenido que ocupar de algo que está comprobado judicialmente: se hizo una experiencia que indicó que muchos de los diputados de esta Cámara tienen los teléfonos intervenidos. De manera que tenemos que hablar de lo nuevo, pero con todo lo cultural desde abajo, en el sentido de seguir insistiendo en que el valor primero al que nos tenemos que subordinar son los valores de derechos humanos.
No podemos estar en contra de la democratización de la ley de radiodifusión. Mi preocupación y mi aporte es de qué manera podemos democratizar una ley si no garantizamos efectivamente un debate democrático.
Hay que darle expresión a todas las voces, pero también tenemos que garantizar que el canal público sea de todas las voces y no del gobierno. Tenemos que cambiar esta idea de que no se debe hacer propaganda con la pauta oficial puesto que ésta se encuentra al servicio de las políticas públicas para que la ciudadanía crezca.
Existe una confusión en el sentido de que la pauta oficial se distribuye para premiar a los amigos y castigar a los que critican. Esto es otra confusión conceptual: convertimos en enemigos a aquellos que nos critican.
Usted hacía mención recién a algo de la vieja ley de radiodifusión. Hoy leí por encima el diario -por eso no lo voy a saber transmitir completamente-, y creo que en el juicio de "La Nación" la abogada dice "necesitamos una información ordenada". Y, claro, a mí me da risa. Entre lo ordenado de eso y el objetivo que se tenía es más o menos lo mismo.
Mi preocupación y mi colaboración es a fin de que se produzca una auténtica democratización, que pasa primero por el hecho de que el Estado democratice la comunicación, que no cancele las conferencias de prensa que cubre el periodismo. Esto es fundamental. ¿Cómo vamos a poder debatir con los medios si cancelo a los medios y les niego un acto fundamental de una democracia?
Debemos debatir sobre esta idea de que propaganda y publicidad no es lo mismo. Los gobernantes deben publicitar sus acciones de gobierno y no hacer propagandas personales ni partidarias.
Espero que todo esto sea contemplado a la hora de democratizar la ley.
Celebro también, como militante de los medios, esta continuidad, a riesgo de confesar que estuve alejada -durante los setenta- y he sido la maestra, en parte, de esta generación que militó con los medios a partir del año 1983. No se trata de un mérito propio sino del privilegio de haber ejercido el periodismo en libertad.
Cuando llegué a mi país, lo hice con una cantidad de derechos incorporados. Lo primero que se me hizo firmar a mí, cuando trabajé afuera, era un compromiso con los valores democráticos. Trabajé con la protección de la objeción de conciencia. Ningún periodista podía ser molestado y podía negarse a escribir si no estaba de acuerdo con la línea de su editorial, de modo que llegué a mi país con la ingenuidad de que la libertad iba a dinamizar todo el fenómeno que yo ya había visto en otras sociedades donde los medios habían sido fundamentales para la democratización, como sucedió en el caso de España, donde surgieron medios con la democratización -y podemos ser cínicos en el sentido del dinero-, pero fueron medios que ganaron dinero comprometidos con la libertad.
Esto creo que ya marca una diferencia muy grande en cómo ha sido el proceso en nuestro país.
Por eso, realmente, me parece importante que se exponga este debate debajo del paraguas, que hay que ponerlo, que son los temas de derechos humanos, los pactos que nuestro país está comprometido a cumplir y nos deben servir no sólo como esta sesión histórica que ha tenido ayer esta Cámara, donde todos hemos subordinado diferencias porque frente a los valores relativos a los derechos humanos no hay interpretaciones.
Pido disculpas a los compañeros de la Comisión de Libertad de Expresión porque pareciera que siempre toco la misma tecla en el sentido de que la libertad de expresión y de elegir no admite interpretaciones, sobre todo conceptos que entiendo que no tenemos incorporados culturalmente como país: nadie puede ser censurado previamente porque se contempla la responsabilidad ulterior.
En este marco observo, tal como lo hace usted, licenciado Mariotto, todo lo que nos pasa en relación con la sociedad y noto una gran distancia cultural. Si la dirigencia no tiene incorporados estos conceptos tampoco los tiene incorporados la sociedad, y ahí viene -para no extenderme- la pregunta.
Confío, como usted, en la honestidad de intenciones. El debate debemos hacerlo desde la honestidad del planteo. Aquí surge una segunda ingenuidad de mi parte: yo no he podido integrar la Comisión de Comunicaciones e Informática. Yo fui a la de Asuntos Constitucionales pero, humildemente, no tengo qué aportar porque no soy abogada. Pero sí pensé que tenía mucho que aportar en este Congreso siendo alguien que, como usted, tiene una militancia con los medios.
También, por circular en la universidad y dar vueltas por un país en relación con las preocupaciones de los futuros periodistas o de periodistas jóvenes, siempre se pone como lugar común la libertad de prensa y la libertad de empresa. Creo que aquí también hay que hacer una gran diferencia, porque tal como ha dicho la diputada preopinante, las empresas periodísticas, si bien es cierto que como empresas están dominadas por el lucro, se encuentran obligadas constitucionalmente a garantizar el derecho que tienen las sociedades a ser informadas, un derecho que garantiza el Estado y que viabilizan los medios.
Trabajan con productos culturales, con ideas, y entonces no pueden ser equiparados con una empresa que fabrica sillas, porque no está obligada constitucionalmente a fabricar un producto.
Dicho esto, viene el tema de los medios. Es cierto que a lo largo de la democratización tendríamos que tratar de entender en un contexto por qué esta ley nunca pudo democratizarse. Insisto en esto: no quiero hablar de malos sino de males. Llegamos tarde a la democracia y entonces no tenemos incorporados los valores culturales del derecho a elegir, de la libertad y los derechos humanos, pero padecemos todos los fenómenos que sufren los países modernos, que son la concentración de los medios, la tecnología, las sociedades informáticas o digitales, etcétera.
Entonces, en este momento vemos que, por un lado, tenemos que debatir lo que es nuevo, pero sin tener internalizados los valores que nos hagan tener en cuenta esa novedad.
La primera pregunta: ¿cómo podemos establecer un debate sobre los medios si desde esto que usted tan bien identifica como la conjunción de Estado y gobierno le niega entidad a los medios? También es la tecla que siempre toco: ¿por qué reivindica la comunicación directa un gobierno que niega a los medios, los saca? Los medios son fundamentales, son fundantes, pertenecen al sistema de contrapoderes. El hecho de que sean el cuarto poder no es porque los periodistas son poderosos sino porque ellos expresan a la opinión pública, a la sociedad.
Allí pondría otro elemento que tiene que ver con lo que usted describió en relación con el Observatorio: no nos tiene que asustar porque es un instrumento de la ciudadanía, de las universidades y de las ONGs precisamente para controlarnos a nosotros.
Por suerte, usted pertenece a la generación que nació y se educó en libertad y que ha vivido siempre en democracia, a diferencia de muchos de los que aquí estamos, que pertenecemos a esa Argentina donde se nos decía cómo teníamos que pensar.
Termino contando una crónica que quiero compartir con ustedes. Vengo de vivir algo conmovedor en Córdoba, donde se quemaban los libros y se hacían fogatas. Los hijos de un abogado muy comprometido con la defensa de los presos -abogado de sindicatos, que también estuvo preso, con la tragedia que eso significa en una familia argentina- treinta años después volvieron a la casa de la que tuvieron que salir huyendo, y -porque uno de los niños lo recordaba- hicieron un boquete en la pared y encontraron la biblioteca que aquel abogado a la luz de una vela había construido por las noches para preservar lo que estaba prohibido.
De eso venimos. No es algo que esté tan lejano sino a la vuelta de nuestra esq uina histórica. Lo tenemos incorporado como miedo, lo que inhibe la creatividad y la libertad de decir. A mí no me preocupa que haya un Observatorio. Sí me preocupa que ese Observatorio connote control de quien tiene que ser controlado.
La segunda pregunta es: ¿qué hace el Estado? ¿Qué es lo que hicieron los medios en estas sociedades en las que yo he tenido el privilegio de vivir? Los medios fueron fundamentales, sobre todo los canales públicos, en la promoción de los nuevos valores de derecho, pero tienen que ser controlados por los ciudadanos. Es el ciudadano el que decide si un periodista tiene credibilidad, que es lo único que debe tener un periodista.
Se confunde mucho, inclusive en este ámbito, a "lobbistas" que van por la vida como periodistas. Y lo tenemos que decir claramente: el periodista sirve a la sociedad. Son conceptos que, en la medida en que los tengamos incorporados, nos permitirán tener educación democrática.
Venimos de una tradición donde teníamos espías. La Comisión de Comunicaciones e Informática se ha tenido que ocupar de algo que está comprobado judicialmente: se hizo una experiencia que indicó que muchos de los diputados de esta Cámara tienen los teléfonos intervenidos. De manera que tenemos que hablar de lo nuevo, pero con todo lo cultural desde abajo, en el sentido de seguir insistiendo en que el valor primero al que nos tenemos que subordinar son los valores de derechos humanos.
No podemos estar en contra de la democratización de la ley de radiodifusión. Mi preocupación y mi aporte es de qué manera podemos democratizar una ley si no garantizamos efectivamente un debate democrático.
Hay que darle expresión a todas las voces, pero también tenemos que garantizar que el canal público sea de todas las voces y no del gobierno. Tenemos que cambiar esta idea de que no se debe hacer propaganda con la pauta oficial puesto que ésta se encuentra al servicio de las políticas públicas para que la ciudadanía crezca.
Existe una confusión en el sentido de que la pauta oficial se distribuye para premiar a los amigos y castigar a los que critican. Esto es otra confusión conceptual: convertimos en enemigos a aquellos que nos critican.
Usted hacía mención recién a algo de la vieja ley de radiodifusión. Hoy leí por encima el diario -por eso no lo voy a saber transmitir completamente-, y creo que en el juicio de "La Nación" la abogada dice "necesitamos una información ordenada". Y, claro, a mí me da risa. Entre lo ordenado de eso y el objetivo que se tenía es más o menos lo mismo.
Mi preocupación y mi colaboración es a fin de que se produzca una auténtica democratización, que pasa primero por el hecho de que el Estado democratice la comunicación, que no cancele las conferencias de prensa que cubre el periodismo. Esto es fundamental. ¿Cómo vamos a poder debatir con los medios si cancelo a los medios y les niego un acto fundamental de una democracia?
Debemos debatir sobre esta idea de que propaganda y publicidad no es lo mismo. Los gobernantes deben publicitar sus acciones de gobierno y no hacer propagandas personales ni partidarias.
Espero que todo esto sea contemplado a la hora de democratizar la ley.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Tiene la palabra el señor diputado Heredia.
SR. HEREDIA Señora presidenta: en primer lugar quiero agradecer la visita del interventor del COMFER.
Voy a tratar de ser breve porque sé hay que otros compañeros diputados que quieren hacer uso de la palabra. Lo mío va a ser muy sintético a los efectos de hacer una evaluación de todo lo que he escuchado hoy y de todo lo que vengo escuchando.
Para algunos que no me conocen quiero decir que soy periodista profesional. Tengo treinta y cinco años de periodista profesional. Por ejemplo, me ha tocado escuchar de parte de colegas periodistas que se refieran a mí como el ex periodista Heredia o que hablen de la ex periodista Morandini. Así nos califican los colegas, y yo no veo que digan, por ejemplo, el ex ingeniero Rossi, el ex abogado Fulano. No lo entiendo.
Una vez le pregunté los motivos de esta situación a un periodista, que incluso está acá presente: "¿Por qué vos me decís ex?" Y él me dio una explicación sin ningún valor, porque en realidad es como si en el fondo el periodista dijera: "Este saltó el charco, se fue para el otro lado y nos ha traicionado", como si la nuestra fuera una casta que no puede hacer política ni pertenecer a un proyecto político ni tener una idea sino que debemos estar sentados arriba de un banco observando la realidad y diciendo: "Esto está mal, aquello está bien". Eso no es periodismo. El periodismo es otra cosa. Norma Morandini lo ha dicho muchas veces, y estoy de acuerdo.
Días pasados estuve enfermo en mi casa y vi televisión, escuché radio y leí. Noté que el gobierno fue criticado por algo de lo que estoy totalmente convencido, y muchísima gente también lo está -de allí que venimos de ganar una elección-: que aquí, en la Argentina, se ejerce la total libertad de expresión. Ha sido ganada por la ciudadanía, tal como ha dicho el interventor del COMFER.
Ninguno de nosotros podría hoy coartar la libertad de expresión porque nos cortarían los dedos. El pueblo ha ganado esto después de muchos sinsabores, muertes y dolor, y este gobierno, este Estado está defendiendo la libertad de expresión. Todos los días se ejerce con una claridad absoluta, y hay personas de la oposición que ponen piedras criticando a nuestro Estado, nuestro gobierno y nuestro proyecto político diciendo alguna enorme barbaridad como yo le escuché decir a la señora Carrió, sosteniendo que Cristina es como Ceauşescu. Eso es una barbaridad; pero ella lo dice y está bien que lo diga, estará convencida; que lo diga. Pero, para aquellos que no lo saben, Ceauşescu fue uno de los dictadores más horrendos del siglo XX. ¿Cómo va a comparar el gobierno de Nicolae Ceauşescu con el de nuestra presidenta? Pero la señora Carrió es así, y la gente después la votará o no la votará. Yo no pienso manifestar que no lo debe decir ni pienso prohibirla, pero sí denme el derecho a decir que ella pueda decir lo que quiera.
Desde lo que dijo la señora Carrió para abajo cualquiera dice cualquier cosa y nadie, absolutamente nadie en este gobierno -ni la presidenta ni los ministros ni TELAM ni nadie- sale a poner una venda. Acá nadie censura previamente nada.
Si unos chicos -yo tuve la misma edad que ellos- van a un acto y ponen un cartelito que dicen "TN no me gusta" o "Clarín miente" es un derecho de esos chicos. Dejémonos de embromar. ¡Gracias a Dios que eso se puede decir! ¿Saben lo que me pasaba a mí y a cualquiera de los que teníamos mi edad si poníamos un cartelito que decía "Videla es un traidor"? ¡Me mataban! Que esos chicos disfruten de decir lo que piensan.
Pero por supuesto que se busca una aguja en el pajar diciendo que a ellos los mandó Kirchner. Si los mandó Kirchner, es un proyecto político, les guste o no les guste. A los chicos no les gusta TN, pero a mí sí. ¿O ustedes creen que "Clarín" y los medios no tienen un proyecto político? Toda la vida lo han tenido; no vengan a hablarme a mí de la objetividad de esos medios.
Al hablar hoy de una ley de radiodifusión me enaltece escuchar que nuestro gobierno la va a sancionar con todos. Yo creo que este es un día feliz, y le digo al compañero Fernando Iglesias que la ley de radiodifusión se va a discutir acá. Tanto es así que el interventor acaba de decir que están haciendo los prolegómenos y hablando con los distintos sectores -ARPA y ATA la próxima semana- y la ley va a venir al Congreso para ser discutida. Así lo dice la Constitución, y vamos a ser respetuosos: la ley de radiodifusión se va a discutir acá. Seguramente va a venir un proyecto del Poder Ejecutivo que vamos a tratar, cambiar y mejorar, pero todos vamos a tener la misma oportunidad.
No se preocupe, señor diputado Iglesias: todavía la ley no está terminada. Creo que deben estar haciendo conversaciones. Seguramente, puede ir a hablar con el interventor y él le dirá las ideas que se han conversado, porque están abiertas todas las puertas y estamos en este ámbito. Vamos a discutir la ley de radiodifusión.
Pero lo que yo creo es que debemos ver algo positivo en este gobierno, que vamos a tratar algo que nos tiene muertos desde la época de la dictadura. Es cierto que no se hizo en cuatro años, pero tampoco se hizo en la época de Alfonsín ni en la de Menem ni en la de Duhalde. Ahora se va a hacer; empujemos esto y dejemos atrás aquello, porque si vamos a pensar en criticar durante cuánto tiempo no se hizo, nunca vamos a hacer nada.
Hoy es un día feliz; estamos hablando de cosas positivas, de cosas nuevas, dentro de la libertad de expresión. Concretamente, no dudo un ápice de que nosotros garantizaremos al pueblo la libertad de expresión. Lo demás son chascarrillos políticos, gestos de la oposición, opiniones que respeto pero que no comparto en el sentido de que este gobierno no garantiza la libertad de expresión.
Segundo, tenemos una ley de radiodifusión a punto de ser creada con la intención de procurar que este año la sancionamos entre todos.
Tercero, en cuanto al Observatorio, creo que hay una maldad política tratando de decir -tal como lo expresó muy bien el interventor- que esto era una garita en la que estábamos todos observando como si fuéramos Ceauşescu diciendo "a este hay que matarlo" o "a Iglesias cortale la cabeza". Esto no es así; el Observatorio se puede mejorar pero nosotros no estamos cuestionando la libertad de nadie; de hecho, nos pegan todos los días con total libertad.
Simplemente lo que yo quiero decirles a ustedes es que estamos en libertad. No embromen, que esto no es como Ceauşescu. Estamos en libertad.
Voy a tratar de ser breve porque sé hay que otros compañeros diputados que quieren hacer uso de la palabra. Lo mío va a ser muy sintético a los efectos de hacer una evaluación de todo lo que he escuchado hoy y de todo lo que vengo escuchando.
Para algunos que no me conocen quiero decir que soy periodista profesional. Tengo treinta y cinco años de periodista profesional. Por ejemplo, me ha tocado escuchar de parte de colegas periodistas que se refieran a mí como el ex periodista Heredia o que hablen de la ex periodista Morandini. Así nos califican los colegas, y yo no veo que digan, por ejemplo, el ex ingeniero Rossi, el ex abogado Fulano. No lo entiendo.
Una vez le pregunté los motivos de esta situación a un periodista, que incluso está acá presente: "¿Por qué vos me decís ex?" Y él me dio una explicación sin ningún valor, porque en realidad es como si en el fondo el periodista dijera: "Este saltó el charco, se fue para el otro lado y nos ha traicionado", como si la nuestra fuera una casta que no puede hacer política ni pertenecer a un proyecto político ni tener una idea sino que debemos estar sentados arriba de un banco observando la realidad y diciendo: "Esto está mal, aquello está bien". Eso no es periodismo. El periodismo es otra cosa. Norma Morandini lo ha dicho muchas veces, y estoy de acuerdo.
Días pasados estuve enfermo en mi casa y vi televisión, escuché radio y leí. Noté que el gobierno fue criticado por algo de lo que estoy totalmente convencido, y muchísima gente también lo está -de allí que venimos de ganar una elección-: que aquí, en la Argentina, se ejerce la total libertad de expresión. Ha sido ganada por la ciudadanía, tal como ha dicho el interventor del COMFER.
Ninguno de nosotros podría hoy coartar la libertad de expresión porque nos cortarían los dedos. El pueblo ha ganado esto después de muchos sinsabores, muertes y dolor, y este gobierno, este Estado está defendiendo la libertad de expresión. Todos los días se ejerce con una claridad absoluta, y hay personas de la oposición que ponen piedras criticando a nuestro Estado, nuestro gobierno y nuestro proyecto político diciendo alguna enorme barbaridad como yo le escuché decir a la señora Carrió, sosteniendo que Cristina es como Ceauşescu. Eso es una barbaridad; pero ella lo dice y está bien que lo diga, estará convencida; que lo diga. Pero, para aquellos que no lo saben, Ceauşescu fue uno de los dictadores más horrendos del siglo XX. ¿Cómo va a comparar el gobierno de Nicolae Ceauşescu con el de nuestra presidenta? Pero la señora Carrió es así, y la gente después la votará o no la votará. Yo no pienso manifestar que no lo debe decir ni pienso prohibirla, pero sí denme el derecho a decir que ella pueda decir lo que quiera.
Desde lo que dijo la señora Carrió para abajo cualquiera dice cualquier cosa y nadie, absolutamente nadie en este gobierno -ni la presidenta ni los ministros ni TELAM ni nadie- sale a poner una venda. Acá nadie censura previamente nada.
Si unos chicos -yo tuve la misma edad que ellos- van a un acto y ponen un cartelito que dicen "TN no me gusta" o "Clarín miente" es un derecho de esos chicos. Dejémonos de embromar. ¡Gracias a Dios que eso se puede decir! ¿Saben lo que me pasaba a mí y a cualquiera de los que teníamos mi edad si poníamos un cartelito que decía "Videla es un traidor"? ¡Me mataban! Que esos chicos disfruten de decir lo que piensan.
Pero por supuesto que se busca una aguja en el pajar diciendo que a ellos los mandó Kirchner. Si los mandó Kirchner, es un proyecto político, les guste o no les guste. A los chicos no les gusta TN, pero a mí sí. ¿O ustedes creen que "Clarín" y los medios no tienen un proyecto político? Toda la vida lo han tenido; no vengan a hablarme a mí de la objetividad de esos medios.
Al hablar hoy de una ley de radiodifusión me enaltece escuchar que nuestro gobierno la va a sancionar con todos. Yo creo que este es un día feliz, y le digo al compañero Fernando Iglesias que la ley de radiodifusión se va a discutir acá. Tanto es así que el interventor acaba de decir que están haciendo los prolegómenos y hablando con los distintos sectores -ARPA y ATA la próxima semana- y la ley va a venir al Congreso para ser discutida. Así lo dice la Constitución, y vamos a ser respetuosos: la ley de radiodifusión se va a discutir acá. Seguramente va a venir un proyecto del Poder Ejecutivo que vamos a tratar, cambiar y mejorar, pero todos vamos a tener la misma oportunidad.
No se preocupe, señor diputado Iglesias: todavía la ley no está terminada. Creo que deben estar haciendo conversaciones. Seguramente, puede ir a hablar con el interventor y él le dirá las ideas que se han conversado, porque están abiertas todas las puertas y estamos en este ámbito. Vamos a discutir la ley de radiodifusión.
Pero lo que yo creo es que debemos ver algo positivo en este gobierno, que vamos a tratar algo que nos tiene muertos desde la época de la dictadura. Es cierto que no se hizo en cuatro años, pero tampoco se hizo en la época de Alfonsín ni en la de Menem ni en la de Duhalde. Ahora se va a hacer; empujemos esto y dejemos atrás aquello, porque si vamos a pensar en criticar durante cuánto tiempo no se hizo, nunca vamos a hacer nada.
Hoy es un día feliz; estamos hablando de cosas positivas, de cosas nuevas, dentro de la libertad de expresión. Concretamente, no dudo un ápice de que nosotros garantizaremos al pueblo la libertad de expresión. Lo demás son chascarrillos políticos, gestos de la oposición, opiniones que respeto pero que no comparto en el sentido de que este gobierno no garantiza la libertad de expresión.
Segundo, tenemos una ley de radiodifusión a punto de ser creada con la intención de procurar que este año la sancionamos entre todos.
Tercero, en cuanto al Observatorio, creo que hay una maldad política tratando de decir -tal como lo expresó muy bien el interventor- que esto era una garita en la que estábamos todos observando como si fuéramos Ceauşescu diciendo "a este hay que matarlo" o "a Iglesias cortale la cabeza". Esto no es así; el Observatorio se puede mejorar pero nosotros no estamos cuestionando la libertad de nadie; de hecho, nos pegan todos los días con total libertad.
Simplemente lo que yo quiero decirles a ustedes es que estamos en libertad. No embromen, que esto no es como Ceauşescu. Estamos en libertad.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Tiene la palabra la señora diputada Silvia Vásquez de Tabernise.
SRA. VÁZQUEZ DE TABERNISE Señora presidenta: ante todo, me parece que como la cantidad de preguntas que se hicieron recién son muchas, por una cuestión metodológica quisiera proponer que cambiemos lo que habíamos planteado antes en el sentido de que el licenciado Mariotto responda al final.
Sería prudente que responda ahora esas preguntas y después continuemos con el uso de la palabra.
Sería prudente que responda ahora esas preguntas y después continuemos con el uso de la palabra.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Hablamos recién con el interventor. Cuando él considere que hay que hacer una interrupción, porque son demasiadas preguntas, la va a solicitar.
SRA. VÁZQUEZ DE TABERNISE De acuerdo.
Yo no le voy a hacer caso al señor presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática. Discúlpeme. Vamos a empezar con la rebeldía que nos caracteriza, y le digo por qué.
En primer lugar, obviamente el Poder Ejecutivo va a enviar un proyecto de ley de radiodifusión que hoy no tenemos acá. Nosotros, como bloque de la Concertación, estamos trabajando a su vez en un proyecto.
Hay muchos proyectos presentados por distintos diputados. Pedí fotocopias de todos los que se han presentado desde el año 83 hasta ahora y les digo que, de verdad, todavía no he podido llegar a leer la cantidad fojas que he acumulado.
Esta es una casa política. Esta es la Cámara de Diputados. Esta es una reunión plenaria. Otros diputados se han permitido fijar posición política y no me voy a autodiscriminar no pudiendo yo hacer lo propio, quedando en desventaja frente a compañeros que han hecho uso de esta oportunidad para decir lo que deseaban.
Yo no le voy a hacer caso al señor presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática. Discúlpeme. Vamos a empezar con la rebeldía que nos caracteriza, y le digo por qué.
En primer lugar, obviamente el Poder Ejecutivo va a enviar un proyecto de ley de radiodifusión que hoy no tenemos acá. Nosotros, como bloque de la Concertación, estamos trabajando a su vez en un proyecto.
Hay muchos proyectos presentados por distintos diputados. Pedí fotocopias de todos los que se han presentado desde el año 83 hasta ahora y les digo que, de verdad, todavía no he podido llegar a leer la cantidad fojas que he acumulado.
Esta es una casa política. Esta es la Cámara de Diputados. Esta es una reunión plenaria. Otros diputados se han permitido fijar posición política y no me voy a autodiscriminar no pudiendo yo hacer lo propio, quedando en desventaja frente a compañeros que han hecho uso de esta oportunidad para decir lo que deseaban.
SR. BALADRÓN Está en absoluta libertad de decir lo que quiera.
SRA. VÁZQUEZ DE TABERNISE Gracias. Hay libertad de expresión entonces.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Sólo se le pide capacidad de síntesis.
SRA. VÁZQUEZ DE TABERNISE Quiero empezar felicitando al licenciado Mariotto. Aclaro que, sinceramente, no soy de elogio fácil, pero he venido escuchando distintas intervenciones que él ha hecho en medios nacionales y en medios de la Ciudad de Buenos Aires.
Es difícil también que el elogio se produzca en otros ámbitos, pero me parece que cuando hay funcionarios que cumplen su rol con nobleza, firmeza, coraje, y se meten a fondo en las cosas con conocimiento, también es bueno que lo digamos mirándonos a los ojos.
Lo quiero felicitar porque el licenciado Mariotto ha presentado el tema con una impecabilidad que no estamos acostumbrados a presenciar. Le ha puesto racionalidad a este debate, porque la realidad es que cuando hablamos de los medios de comunicación entramos en una generalización: todos los medios de comunicación, como si fueran lo mismo, y en esa generalización normalmente la regla de juego es la de los medios de comunicación masiva.
Como estamos en la Cámara de Diputados entre personas que tenemos una formación académica, universitaria o política estamos formados en el discurso, y formados a su vez en la implicancia y la importancia que el discurso y la comunicación tienen. No es una reunión de ingenuos. No estamos en una reunión de lelos que no saben de qué estamos hablando. Por lo tanto, la masa y lo masivo se caracteriza por la generalización y el absoluto. El absoluto es el campo, los políticos, los jueces, los dictadores, los corruptos, los medios, los periodistas. Esas son categorías de lo absoluto.
A ver si nos entendemos: lo opuesto a la inteligencia -inteligir es discriminar, separar, poder diferenciar- es el absoluto y lo masivo. Si lo masivo quiere tener reglas de juego que no consideran que usa ese discurso y esa metodología de discurso, entre otras cosas porque eso también es un negocio -y no estamos hablando de los periodistas sino de las empresas-, necesitamos inteligir.
Inteligir también significa echar luz, separar, poner luz, es decir, que podamos entender la diferencia que hay entre las cosas. Me parece que jamás en ningún momento acá estuvo en tela de juicio la libertad de expresión, pero si yo uso los medios de comunicación masiva para instalar un discurso es muy difícil desinstalarlo después.
Yo podría decir esto en términos mucho más callejeros, y entonces todo el mundo me entendería, porque ese ejemplo lo hemos usado entre nosotros infinidad de veces.
Si te publican en un diario masivo que "vos sos tal cosa" y consiguieras el derecho a réplica -que no lo vas a conseguir-, cuando llega la desmentida siempre es tarde. ¿Lo sabemos o no lo sabemos?
Me pregunto si los que tenemos memoria y trayectoria alguna vez hemos padecido esto. Si alguien no lo padeció, entonces no estuvo haciendo política en la Argentina.
Estamos por cumplir veinticinco años de esta maravillosa democracia, que a pesar de todos los defectos que tiene, son los defectos que nosotros tenemos. No son defectos de la democracia sino de los seres humanos que integramos esta democracia.
Estos primeros veinticinco años de la democracia empezaron -y me voy a permitir leer dos párrafos- con esta propuesta de gobierno, que es de 1983. No es del año 2008 ni del 2007 ni empezó con el conflicto con tal o cual medio de comunicación ni con el campo ni con el no campo.
Traje esta lectura porque estamos ante un cambio cultural impresionante. Ojalá nos demos cuenta, porque estamos protagonizando el cambio cultural.
El cambio cultural, que es lo más importante, y por eso es tan trascendente este debate por la ley de radiodifusión o por la comunicación. La realidad es que este es el debate fondo.
Es la cultura lo que está en juego. Tantas veces hemos hablado con Norma Morandini en alguna sesión o en algún comedor -incluso ella recuerda cuando vi su reportaje en la Cámara en el primer o segundo período en que fui diputada- acerca de la importancia de comprender que los procesos culturales son muy lentos, que las pautas culturales no se modifican simplemente por decreto, por ley ni por el cambio de gobiernos.
Ni siquiera cambiaron en el año 1983 algunas pautas culturales traídas desde la dictadura. Todos nos acordamos de la ley de obediencia debida y de punto final, pero debemos recordar también que eso fue parte de una respuesta al juicio a la junta, algo de lo que no tenía memoria la historia de la democracia en Occidente.
Todas las acciones de los hombres tienen consecuencias y hay algo que está cambiando en la cultura de los argentinos. La verdad es que me enorgullezco de estar hoy en este Parlamento -tenía enormes dudas de venir-, porque desde estos debates empezamos a reivindicar la memoria. Los medios de comunicación masiva también introdujeron algo terrorífico: para ser candidato de los distintos partidos políticos había que presentarse en sociedad como alguien que no tenía pasado político, que no tenía pertenencia política, que nunca había militado en un partido político porque eso sencillamente implicaba ser descalificado de inmediato.
Había que aparecer como alguien no comprometido con la política, y así fue como aparecieron los subcomisarios Patti, por ejemplo, en la lista de candidatos. ¿Por qué? Porque se abochornó y se intentó humillar a la política. Este es el primer programa de gobierno que tiene este ciclo de la democracia desde 1983.
No lo dijo Cristina Kirchner; esto no empezó antes de ayer. Los radicales en nuestra plataforma proponíamos la derogación inmediata de la ley nacional de radiodifusión, número 22.285, ante la grave situación existente, teniendo en cuenta la importancia de los medios de comunicación para la preservación de las formas democráticas de convivencia. Que un medio de comunicación o un periodista me diga cuál ha sido su trayectoria para fortalecer las formas democráticas de convivencia, cuando todos hemos visto y sido testigos de cuánta pauta existe, tanto oficial como de empresas que ponían la plata al servicio de los discursos que destrozaron la Argentina.
¿Eso no cuenta? ¿O solamente vemos la paja en algún lugar y no en todos? La paja la tenemos que ver en todos los ojos, no en algunos únicamente.
Esto lo decíamos los radicales en 1983. Si más de cincuenta proyectos se han presentado a lo largo de veinticinco años en esta Cámara, ¿fuimos los políticos los que no quisimos cambiar la ley de radiodifusión? ¿A quién le van a hacer ese cuento? ¿Quién puede creer realmente que fuimos los partidos políticos democráticos mayoritarios populares y nacionales en la Argentina los que no quisimos cambiar la ley de radiodifusión? No, señores: ingenuidad, no; y falta de grandeza, tampoco; porque las oportunidades en la vida pasan pocas veces.
Hoy estamos ante una posibilidad y una oportunidad muy grandes, como pocas veces en la Argentina hemos tenido, porque además tenemos circunstancias hasta internacionales que nos ayudan a tener este despegue. No retrocedamos en pos de creer que matando al otro vamos a llegar a nuestro objetivo. Basta de esa cultura, que tampoco creo que hayamos sido los políticos los que la hemos instalado. Tengo mis serias dudas sobre si desde otros lugares no se centró esta discordia en la que te pongo el micrófono hoy a vos para que hables mal de aquel, porque al que tengo que aniquilar es a aquel, pero mañana le voy a poner el micrófono a aquel para que hable mal del vos. Eso no es verdad.
Vamos a salir adelante de este proceso cultural que estamos atravesando, pero yo no tengo ese tipo de compromiso sino que el mío es con mi ética. Yo sostuve eso desde 1983 y lo voy a seguir sosteniendo hoy, mañana y siempre. Fui radical, soy radical y seguiré siéndolo. Es mi identidad y no renuncio a mis principios ni me olvido.
El baluarte que debemos tener es la memoria. Tengamos memoria, pongamos grandeza en una sociedad en la que no nos es muy fácil hacer estas cosas. Hermanémonos para este debate, como lo hicimos ayer. Hagámoslo con la misma grandeza y honestidad intelectual.
Es difícil también que el elogio se produzca en otros ámbitos, pero me parece que cuando hay funcionarios que cumplen su rol con nobleza, firmeza, coraje, y se meten a fondo en las cosas con conocimiento, también es bueno que lo digamos mirándonos a los ojos.
Lo quiero felicitar porque el licenciado Mariotto ha presentado el tema con una impecabilidad que no estamos acostumbrados a presenciar. Le ha puesto racionalidad a este debate, porque la realidad es que cuando hablamos de los medios de comunicación entramos en una generalización: todos los medios de comunicación, como si fueran lo mismo, y en esa generalización normalmente la regla de juego es la de los medios de comunicación masiva.
Como estamos en la Cámara de Diputados entre personas que tenemos una formación académica, universitaria o política estamos formados en el discurso, y formados a su vez en la implicancia y la importancia que el discurso y la comunicación tienen. No es una reunión de ingenuos. No estamos en una reunión de lelos que no saben de qué estamos hablando. Por lo tanto, la masa y lo masivo se caracteriza por la generalización y el absoluto. El absoluto es el campo, los políticos, los jueces, los dictadores, los corruptos, los medios, los periodistas. Esas son categorías de lo absoluto.
A ver si nos entendemos: lo opuesto a la inteligencia -inteligir es discriminar, separar, poder diferenciar- es el absoluto y lo masivo. Si lo masivo quiere tener reglas de juego que no consideran que usa ese discurso y esa metodología de discurso, entre otras cosas porque eso también es un negocio -y no estamos hablando de los periodistas sino de las empresas-, necesitamos inteligir.
Inteligir también significa echar luz, separar, poner luz, es decir, que podamos entender la diferencia que hay entre las cosas. Me parece que jamás en ningún momento acá estuvo en tela de juicio la libertad de expresión, pero si yo uso los medios de comunicación masiva para instalar un discurso es muy difícil desinstalarlo después.
Yo podría decir esto en términos mucho más callejeros, y entonces todo el mundo me entendería, porque ese ejemplo lo hemos usado entre nosotros infinidad de veces.
Si te publican en un diario masivo que "vos sos tal cosa" y consiguieras el derecho a réplica -que no lo vas a conseguir-, cuando llega la desmentida siempre es tarde. ¿Lo sabemos o no lo sabemos?
Me pregunto si los que tenemos memoria y trayectoria alguna vez hemos padecido esto. Si alguien no lo padeció, entonces no estuvo haciendo política en la Argentina.
Estamos por cumplir veinticinco años de esta maravillosa democracia, que a pesar de todos los defectos que tiene, son los defectos que nosotros tenemos. No son defectos de la democracia sino de los seres humanos que integramos esta democracia.
Estos primeros veinticinco años de la democracia empezaron -y me voy a permitir leer dos párrafos- con esta propuesta de gobierno, que es de 1983. No es del año 2008 ni del 2007 ni empezó con el conflicto con tal o cual medio de comunicación ni con el campo ni con el no campo.
Traje esta lectura porque estamos ante un cambio cultural impresionante. Ojalá nos demos cuenta, porque estamos protagonizando el cambio cultural.
El cambio cultural, que es lo más importante, y por eso es tan trascendente este debate por la ley de radiodifusión o por la comunicación. La realidad es que este es el debate fondo.
Es la cultura lo que está en juego. Tantas veces hemos hablado con Norma Morandini en alguna sesión o en algún comedor -incluso ella recuerda cuando vi su reportaje en la Cámara en el primer o segundo período en que fui diputada- acerca de la importancia de comprender que los procesos culturales son muy lentos, que las pautas culturales no se modifican simplemente por decreto, por ley ni por el cambio de gobiernos.
Ni siquiera cambiaron en el año 1983 algunas pautas culturales traídas desde la dictadura. Todos nos acordamos de la ley de obediencia debida y de punto final, pero debemos recordar también que eso fue parte de una respuesta al juicio a la junta, algo de lo que no tenía memoria la historia de la democracia en Occidente.
Todas las acciones de los hombres tienen consecuencias y hay algo que está cambiando en la cultura de los argentinos. La verdad es que me enorgullezco de estar hoy en este Parlamento -tenía enormes dudas de venir-, porque desde estos debates empezamos a reivindicar la memoria. Los medios de comunicación masiva también introdujeron algo terrorífico: para ser candidato de los distintos partidos políticos había que presentarse en sociedad como alguien que no tenía pasado político, que no tenía pertenencia política, que nunca había militado en un partido político porque eso sencillamente implicaba ser descalificado de inmediato.
Había que aparecer como alguien no comprometido con la política, y así fue como aparecieron los subcomisarios Patti, por ejemplo, en la lista de candidatos. ¿Por qué? Porque se abochornó y se intentó humillar a la política. Este es el primer programa de gobierno que tiene este ciclo de la democracia desde 1983.
No lo dijo Cristina Kirchner; esto no empezó antes de ayer. Los radicales en nuestra plataforma proponíamos la derogación inmediata de la ley nacional de radiodifusión, número 22.285, ante la grave situación existente, teniendo en cuenta la importancia de los medios de comunicación para la preservación de las formas democráticas de convivencia. Que un medio de comunicación o un periodista me diga cuál ha sido su trayectoria para fortalecer las formas democráticas de convivencia, cuando todos hemos visto y sido testigos de cuánta pauta existe, tanto oficial como de empresas que ponían la plata al servicio de los discursos que destrozaron la Argentina.
¿Eso no cuenta? ¿O solamente vemos la paja en algún lugar y no en todos? La paja la tenemos que ver en todos los ojos, no en algunos únicamente.
Esto lo decíamos los radicales en 1983. Si más de cincuenta proyectos se han presentado a lo largo de veinticinco años en esta Cámara, ¿fuimos los políticos los que no quisimos cambiar la ley de radiodifusión? ¿A quién le van a hacer ese cuento? ¿Quién puede creer realmente que fuimos los partidos políticos democráticos mayoritarios populares y nacionales en la Argentina los que no quisimos cambiar la ley de radiodifusión? No, señores: ingenuidad, no; y falta de grandeza, tampoco; porque las oportunidades en la vida pasan pocas veces.
Hoy estamos ante una posibilidad y una oportunidad muy grandes, como pocas veces en la Argentina hemos tenido, porque además tenemos circunstancias hasta internacionales que nos ayudan a tener este despegue. No retrocedamos en pos de creer que matando al otro vamos a llegar a nuestro objetivo. Basta de esa cultura, que tampoco creo que hayamos sido los políticos los que la hemos instalado. Tengo mis serias dudas sobre si desde otros lugares no se centró esta discordia en la que te pongo el micrófono hoy a vos para que hables mal de aquel, porque al que tengo que aniquilar es a aquel, pero mañana le voy a poner el micrófono a aquel para que hable mal del vos. Eso no es verdad.
Vamos a salir adelante de este proceso cultural que estamos atravesando, pero yo no tengo ese tipo de compromiso sino que el mío es con mi ética. Yo sostuve eso desde 1983 y lo voy a seguir sosteniendo hoy, mañana y siempre. Fui radical, soy radical y seguiré siéndolo. Es mi identidad y no renuncio a mis principios ni me olvido.
El baluarte que debemos tener es la memoria. Tengamos memoria, pongamos grandeza en una sociedad en la que no nos es muy fácil hacer estas cosas. Hermanémonos para este debate, como lo hicimos ayer. Hagámoslo con la misma grandeza y honestidad intelectual.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Tiene la palabra el señor diputado Serebrinsky.
SR. SEREBRINSKY Señora presidenta: en principio quiero agradecer al señor interventor la valentía de venir a exponerse sin agenda, en forma abierta, contrariamente a lo que se dijo acá. Hubiese sido mucho más práctico venir con una ley hecha y debatir sobre ese texto.
Me parece que es mucho más democrático no tener preestablecida una agenda y venir en forma genuina, abierta, democrática y libre a debatir con el oficialismo y con la oposición, sin ningún tipo de prejuicio, todos los temas.
Quiero decir que también me resultó emotivo, porque formé parte de ese Consejo de Consolidación de la Democracia, la reivindicación del senador Laferrière, que fue muy discriminado en el período de consolidación de la democracia, y por suerte hoy podemos expresarnos de la forma en que lo hacemos.
Y porque nos podemos expresar yo quiero entrar en el terreno político y decir algo bien claro: se habló de separar el Estado del gobierno. Escucho a gente de la oposición que a veces, incluso ideológicamente hablando, uno piensa que los tendría que tener cerca. Los define como gente del sector progresista argentino, y en lo metodológico se hacen los ingenuos, los que no saben lo que está pasando y, realmente a partir de lo metodológico, de las cuestiones casi anecdóticas, montan toda una maquinaria que es utilizada por los opositores reales al modelo económico, social y político que se está llevando adelante y consolidando en la Argentina.
Quiero decir esto porque le pediría a cualquiera de los diputados que están presentes aquí, y a cualquier ciudadano argentino de cualquier rincón de la Argentina, que lea los tres periódicos de mayor tirada de nuestro país a ver si piensa que son oficialistas.
Acá se habló del reparto de la plata. En todo caso, me parece que si tienen algo que decir deben hacerlo ante la Justicia; de lo contrario lo llevaremos nosotros a la Justicia.
Si vemos los cinco diarios de mayor tirada en la Argentina podemos observar que alguien que ha hablado acá tiene muchos más centímetros que los que tenemos todos los diputados restantes que de alguna manera adherimos al proyecto del gobierno.
Quisiera decir que, en todo caso, alguien está repartiendo mal la plata, o no se está repartiendo plata y tendría que rendir explicaciones de por qué tiene tantos centímetros.
Cuando uno ve los programas de mayor audiencia política en la Argentina, en televisión por cable e incluso abierta, yo no diría que son oficialistas. Sinceramente, no diría que son oficialistas.
Cuando uno escucha las emisoras de radio aparentemente más escuchadas de la Argentina, más que nada a la mañana, que es el momento de mayor escucha de la familia, del trabajador y de todos aquellos que no podemos estar sentados delante del televisor, nadie podría decir que esas radios son oficialistas.
Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¿A quién le estamos haciendo el juego? ¿De qué se trata todo esto? Yo lo quiero decir con absoluta tranquilidad de conciencia y certeza: "Muchachos: si ustedes tienen pruebas, hagan la denuncia, y si no, vamos a ir nosotros a hacer la denuncia". No se puede hablar libremente de todas estas cuestiones cuando en los hechos -y lo digo como radical- la única verdad es la realidad.
Hoy en día la mayoría de los medios en la Argentina, los más potentes, los de mayor penetración no son oficialistas. A nadie le cabe duda de ello, ni a un chico. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Me parece que sería mucho más serio decir que vamos a debatir la ley. ¿Y qué estamos haciendo acá? Ahora, ¿tampoco el Poder Ejecutivo tiene derecho a presentar una ley? Bueno, entonces ya no hagamos una República.
Si el Poder Ejecutivo no tiene derecho a presentar una ley en el Poder Legislativo no sé de qué se trata esto: leí mal alguna parte de la Constitución Nacional o del reglamento de la Cámara de Diputados.
Cada uno de nosotros, en vez de criticar -como dijo muy bien Silvia-, tenemos el derecho de aportar otra ley o, después de que leamos el proyecto, podemos modificarlo. Me parece que esto es bien claro.
Pero, en definitiva, la democratización de los medios es un trabajo que vamos a tener que hacer entre todos, que no pasa precisamente por defender y pensar que sacando provecho y diciendo lo que quieren escuchar los que ostentan el poder de los medios en la Argentina -es una realidad que estamos dispuestos a respetar porque respetamos la libertad de expresión a rajatabla, aunque nos cueste perder alguna elección-, vamos a permitir que aquellos que supuestamente cabalgan desde el progresismo en la Argentina aprovechen para hacer oposición desde esa circunstancia sabiendo a las claras que gran parte de lo que se está diciendo es una gran mentira.
La realidad es que la mayoría de los medios de la Argentina no son oficialistas, y tenemos que dar gracias por ello. Así que, si nos remitimos a eso, no tenemos nada más que discutir hacia adelante.
Quiero preguntar concretamente al licenciado Mariotto si podríamos expresar algo sobre la grilla de los canales, que quedó pendiente.
Me parece que es mucho más democrático no tener preestablecida una agenda y venir en forma genuina, abierta, democrática y libre a debatir con el oficialismo y con la oposición, sin ningún tipo de prejuicio, todos los temas.
Quiero decir que también me resultó emotivo, porque formé parte de ese Consejo de Consolidación de la Democracia, la reivindicación del senador Laferrière, que fue muy discriminado en el período de consolidación de la democracia, y por suerte hoy podemos expresarnos de la forma en que lo hacemos.
Y porque nos podemos expresar yo quiero entrar en el terreno político y decir algo bien claro: se habló de separar el Estado del gobierno. Escucho a gente de la oposición que a veces, incluso ideológicamente hablando, uno piensa que los tendría que tener cerca. Los define como gente del sector progresista argentino, y en lo metodológico se hacen los ingenuos, los que no saben lo que está pasando y, realmente a partir de lo metodológico, de las cuestiones casi anecdóticas, montan toda una maquinaria que es utilizada por los opositores reales al modelo económico, social y político que se está llevando adelante y consolidando en la Argentina.
Quiero decir esto porque le pediría a cualquiera de los diputados que están presentes aquí, y a cualquier ciudadano argentino de cualquier rincón de la Argentina, que lea los tres periódicos de mayor tirada de nuestro país a ver si piensa que son oficialistas.
Acá se habló del reparto de la plata. En todo caso, me parece que si tienen algo que decir deben hacerlo ante la Justicia; de lo contrario lo llevaremos nosotros a la Justicia.
Si vemos los cinco diarios de mayor tirada en la Argentina podemos observar que alguien que ha hablado acá tiene muchos más centímetros que los que tenemos todos los diputados restantes que de alguna manera adherimos al proyecto del gobierno.
Quisiera decir que, en todo caso, alguien está repartiendo mal la plata, o no se está repartiendo plata y tendría que rendir explicaciones de por qué tiene tantos centímetros.
Cuando uno ve los programas de mayor audiencia política en la Argentina, en televisión por cable e incluso abierta, yo no diría que son oficialistas. Sinceramente, no diría que son oficialistas.
Cuando uno escucha las emisoras de radio aparentemente más escuchadas de la Argentina, más que nada a la mañana, que es el momento de mayor escucha de la familia, del trabajador y de todos aquellos que no podemos estar sentados delante del televisor, nadie podría decir que esas radios son oficialistas.
Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¿A quién le estamos haciendo el juego? ¿De qué se trata todo esto? Yo lo quiero decir con absoluta tranquilidad de conciencia y certeza: "Muchachos: si ustedes tienen pruebas, hagan la denuncia, y si no, vamos a ir nosotros a hacer la denuncia". No se puede hablar libremente de todas estas cuestiones cuando en los hechos -y lo digo como radical- la única verdad es la realidad.
Hoy en día la mayoría de los medios en la Argentina, los más potentes, los de mayor penetración no son oficialistas. A nadie le cabe duda de ello, ni a un chico. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Me parece que sería mucho más serio decir que vamos a debatir la ley. ¿Y qué estamos haciendo acá? Ahora, ¿tampoco el Poder Ejecutivo tiene derecho a presentar una ley? Bueno, entonces ya no hagamos una República.
Si el Poder Ejecutivo no tiene derecho a presentar una ley en el Poder Legislativo no sé de qué se trata esto: leí mal alguna parte de la Constitución Nacional o del reglamento de la Cámara de Diputados.
Cada uno de nosotros, en vez de criticar -como dijo muy bien Silvia-, tenemos el derecho de aportar otra ley o, después de que leamos el proyecto, podemos modificarlo. Me parece que esto es bien claro.
Pero, en definitiva, la democratización de los medios es un trabajo que vamos a tener que hacer entre todos, que no pasa precisamente por defender y pensar que sacando provecho y diciendo lo que quieren escuchar los que ostentan el poder de los medios en la Argentina -es una realidad que estamos dispuestos a respetar porque respetamos la libertad de expresión a rajatabla, aunque nos cueste perder alguna elección-, vamos a permitir que aquellos que supuestamente cabalgan desde el progresismo en la Argentina aprovechen para hacer oposición desde esa circunstancia sabiendo a las claras que gran parte de lo que se está diciendo es una gran mentira.
La realidad es que la mayoría de los medios de la Argentina no son oficialistas, y tenemos que dar gracias por ello. Así que, si nos remitimos a eso, no tenemos nada más que discutir hacia adelante.
Quiero preguntar concretamente al licenciado Mariotto si podríamos expresar algo sobre la grilla de los canales, que quedó pendiente.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Quiero leer la lista de oradores: diputados Merchán, Moisés, Macaluse, Giudici, Solanas, Cusinato, Velarde y Patricia Bullrich.
Les recuerdo que son las 3 de la tarde. Hemos hecho mucha fundamentación política de parte de la oposición y del oficialismo, y pocas preguntas. Algunas de las formuladas -de las que el licenciado Mariotto tomó nota- son importantes. Queremos conocer la opinión del funcionario, pero si tardamos tanto en fundamentar vamos a perdernos sus respuestas.
Tiene la palabra la señora diputada Merchán.
Les recuerdo que son las 3 de la tarde. Hemos hecho mucha fundamentación política de parte de la oposición y del oficialismo, y pocas preguntas. Algunas de las formuladas -de las que el licenciado Mariotto tomó nota- son importantes. Queremos conocer la opinión del funcionario, pero si tardamos tanto en fundamentar vamos a perdernos sus respuestas.
Tiene la palabra la señora diputada Merchán.
SRA. MERCHÁN Señora presidenta: quiero agradecer la presencia del licenciado Mariotto. No quiero volver a decir lo que ya señalaron todos, pero la verdad es que muy oportuna, y a la vez me parece que es muy importante su designación en este tiempo, porque creo que va a poner en el Poder Ejecutivo lo que venimos poniendo desde la sociedad civil todos los que venimos trabajando en la posibilidad de esta transformación.
Soy licenciada en Comunicación Social egresada de la Escuela de Ciencias de la Información. Cuando entré, una de las primeras cosas que nos mostró la docente fue un título que decía: "Tres mujeres y un boliviano". Para mí fue muy sorprendente, y no podía interpretar de qué se trataba.
Al decir "presidenta" por un lado y "pueblo" por el otro debemos incorporar a la presidenta dentro del concepto de pueblo. Hay un error conceptual sobre la carga peyorativa en cada una de las palabras que me parece una obviedad. No es lo mismo decir "una presidenta" que "esa mujer". Es algo bien diferente y ya no hay lugar a la discusión en ese tipo de mensaje.
Tengamos en cuenta que estamos ante una discusión que tiene que ver con una palabra que casi no se mencionó: "poder", la construcción del poder dentro de las democracias y en nuestras sociedades. En ese sentido cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad enorme.
Pongo en conocimiento de todos los diputados y diputadas que desde hace cuatro años existe una Coalición por la Radiodifusión Democrática integrada por una enorme cantidad de organizaciones, como sindicatos, periódicos, radios universitarias, la Federación de Radios Comunitarias, etcétera. Yo formo parte de esa Coalición, que tiene veintiún puntos planteados que incluyen las inquietudes que cada uno de los diputados y diputadas hemos planteado. Sabemos perfectamente que esta discusión no tiene que ver solamente con los puntos que vayamos a discutir sino que se vincula a qué poder nos vamos a enfrentar.
El licenciado Mariotto y el Ejecutivo deben asumir también la situación porque esta Coalición, que viene trabajando desde hace cuatro años, tuvo un momento de inflexión complicado cuando estos poderes de los medios de comunicación masiva hicieron posible que el Ejecutivo dispusiera el decreto 527, que hizo más dificultosa esta discusión que hoy tenemos.
Debe existir la posibilidad de que el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y la sociedad -de la que no debemos estar desprendidos, puesto que somos parte de ella- discutamos seriamente y enfrentemos un poder muy grande y muy fuerte, lo cual es una problemática de las democracias de todo el mundo. El Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y la sociedad deben bregar por la posibilidad de modificar una de las dos leyes que resta transformar de la dictadura militar.
Varios señores diputados dijeron que la sesión de ayer fue histórica. Como dijo el señor diputado Coscia, en mi vida y en mi experiencia democrática nunca había soñado que las leyes de obediencia debida y punto final se derogaran. Me siento muy orgullosa de haber estado presente ayer en el recinto y ser parte de ese debate, y estaré muy orgullosa de ser parte de la discusión para acabar con esta ley de radiodifusión de la dictadura, porque es una de las dos leyes que nos resta transformar en la vida democrática.
Esta es una tarea que tenemos que asumir sabiendo que no nos estamos enfrentando a cualquier cosa y que tenemos que trabajar todos juntos. Más allá del lugar en que estemos parados, debemos saber que queremos una democracia vigorosa y hacia adelante.
Soy licenciada en Comunicación Social egresada de la Escuela de Ciencias de la Información. Cuando entré, una de las primeras cosas que nos mostró la docente fue un título que decía: "Tres mujeres y un boliviano". Para mí fue muy sorprendente, y no podía interpretar de qué se trataba.
Al decir "presidenta" por un lado y "pueblo" por el otro debemos incorporar a la presidenta dentro del concepto de pueblo. Hay un error conceptual sobre la carga peyorativa en cada una de las palabras que me parece una obviedad. No es lo mismo decir "una presidenta" que "esa mujer". Es algo bien diferente y ya no hay lugar a la discusión en ese tipo de mensaje.
Tengamos en cuenta que estamos ante una discusión que tiene que ver con una palabra que casi no se mencionó: "poder", la construcción del poder dentro de las democracias y en nuestras sociedades. En ese sentido cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad enorme.
Pongo en conocimiento de todos los diputados y diputadas que desde hace cuatro años existe una Coalición por la Radiodifusión Democrática integrada por una enorme cantidad de organizaciones, como sindicatos, periódicos, radios universitarias, la Federación de Radios Comunitarias, etcétera. Yo formo parte de esa Coalición, que tiene veintiún puntos planteados que incluyen las inquietudes que cada uno de los diputados y diputadas hemos planteado. Sabemos perfectamente que esta discusión no tiene que ver solamente con los puntos que vayamos a discutir sino que se vincula a qué poder nos vamos a enfrentar.
El licenciado Mariotto y el Ejecutivo deben asumir también la situación porque esta Coalición, que viene trabajando desde hace cuatro años, tuvo un momento de inflexión complicado cuando estos poderes de los medios de comunicación masiva hicieron posible que el Ejecutivo dispusiera el decreto 527, que hizo más dificultosa esta discusión que hoy tenemos.
Debe existir la posibilidad de que el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y la sociedad -de la que no debemos estar desprendidos, puesto que somos parte de ella- discutamos seriamente y enfrentemos un poder muy grande y muy fuerte, lo cual es una problemática de las democracias de todo el mundo. El Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y la sociedad deben bregar por la posibilidad de modificar una de las dos leyes que resta transformar de la dictadura militar.
Varios señores diputados dijeron que la sesión de ayer fue histórica. Como dijo el señor diputado Coscia, en mi vida y en mi experiencia democrática nunca había soñado que las leyes de obediencia debida y punto final se derogaran. Me siento muy orgullosa de haber estado presente ayer en el recinto y ser parte de ese debate, y estaré muy orgullosa de ser parte de la discusión para acabar con esta ley de radiodifusión de la dictadura, porque es una de las dos leyes que nos resta transformar en la vida democrática.
Esta es una tarea que tenemos que asumir sabiendo que no nos estamos enfrentando a cualquier cosa y que tenemos que trabajar todos juntos. Más allá del lugar en que estemos parados, debemos saber que queremos una democracia vigorosa y hacia adelante.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Tiene la palabra el señor diputado Macaluse.
SR. MACALUSE Señora presidenta: en primer lugar agradezco la presencia del licenciado Mariotto.
No se nos escapa que existe una disputa por el poder, y creo que es bueno que esta disputa se explicite.
En primer lugar quisiera ver esta disputa desde los resultados, porque -como dijo una diputada preopinante- viendo la cantidad de proyectos que se han presentado nadie podrá decir que la dirigencia política no quiso modificar la ley de radiodifusión. Pero viendo los resultados, a lo mejor las generaciones futuras piensan que la dirigencia política quiso pero no se animó.
Sería bueno que nos animemos a modificarla, y creo que las condiciones para hacerlo van a estar dadas en la medida en que nosotros generemos consensos.
Creo que a veces en el debate se extreman las posiciones, y eso termina debilitando las de quienes estimamos que hay cuestiones que deben regularse, porque está claro que acá hay una disputa por el poder.
Lo que hay que discutir es sobre qué reglas se va a disputar el poder, y desde ese punto de vista yo no coincido tanto con un diputado que peyorativamente habla de las cuestiones metodológicas o instrumentales.
La metodología es la ideología a aplicar. Uno no puede decir que ideológicamente va para un lado si los métodos que aplica van para el otro.
Recién se mencionaba que hace poco tiempo la Coalición por una Radiodifusión Democrática entregó un documento base de veintiún puntos, con el que coincido, y puedo suscribirlo, aunque no agota la totalidad de los temas y me parece que se puede mejorar. Es un muy buen documento dirigido a la presidenta de la Nación. Lo hicieron varias organizaciones que integran este grupo, pero una cosa que me llamó la atención es que Hebe de Bonafini, que hizo declaraciones al salir, explica el contenido de estos puntos, que suscribo -repito-, pero dice: "Le habíamos dado el mismo documento a Néstor Kirchner hace cuatro años".
Esta es una cuestión que a mí me llama la atención, porque si la voluntad está dada, si hay valentía y si se recibe tanto castigo desde los medios de comunicación por animarse a hacer algo, la declaración de Bonafini da cuenta de que, en realidad, no se animaron, y de que estamos empezando a discutir.
Coincido con esos veintiún puntos.
Leí también que el licenciado Mariotto dijo al gobierno que le parecían útiles esos veintiún puntos y que se podía avanzar sobre ellos. Uno de esos puntos establece reglas precisas, es decir, la no discrecionalidad para la distribución de la pauta oficial.
Por otra parte, escuchamos al secretario de Medios de Comunicación que dijo que no tenían pensado reglamentar ni discutir cómo se va a distribuir la pauta oficial.
Es decir, veo contradicciones y observo que se manifiesta una voluntad que no traslada a los hechos.
Puedo coincidir con algunas de las cosas que planteó el licenciado Mariotto. Creo que no favorece una visión maniquea para esta discusión. Hay medios que están en manos del Estado que se manejan discrecionalmente como si fueran medios del gobierno -la agencia TELAM me parece que es un ejemplo claro-, y aún dentro de cada medio uno puede ver programas o intenciones que no son absolutamente homogéneas.
Por eso, yo no puedo hablar de todos los medios oficiales como si tuvieran una misma política, y creo que eso es bueno.
Por ejemplo, Visión 7 Internacional me parece el mejor noticiero que tiene la televisión argentina, y es de un canal oficial. El canal "Encuentro" me parece que es uno de los mejores que uno puede ver y recomendar a un pibe o a alguien que quiera profundizar o pensar.
Es decir, si nosotros tomamos como un paquete los medios oficiales para hacer blanco del oficialismo o del gobierno creo que nos equivocamos. Pero también debo decir, haciéndome cargo de la complejidad de todo esto, que me preocupa mucho la lógica, subordinado enemigo, que el gobierno sí tiene para regirse en todas las relaciones, incluidas las relaciones con la prensa.
Con esto no me refiero a las confrontaciones que puedan tener con los dueños de los medios de prensa sino a que todos sabemos que el jefe de Gabinete levanta el teléfono para hablar con los dueños de los medios de comunicación para quejarse por notas u opiniones que emiten periodistas, que se supone que podrían plantear sus ideas libremente.
Me releva de dar más explicaciones el reportaje al antecesor del licenciado Mariotto respecto de la lógica que utiliza este gobierno por la cual él dice que no puede seguir a cargo del COMFER.
Creo que está claro que hay una lógica que no ayuda cuando uno dice que tiene que haber libertad de expresión y debe regir la libertad de prensa, pero hay cuestiones que deben ser regladas, arbitradas y reguladas, porque no se nos escapa que hay intereses económicos de por medio. Si uno las lee desde esta lógica, subordinado enemigo, uno ya coloca un elemento espurio a lo que puede ser una intención legítima. ¿Por qué? Porque se vuelve a plantear la discusión de la ley de radiodifusión cada vez que hay una confrontación, es decir -para ser claros-, cada vez que los medios sacan cosas que al gobierno no le gustan.
Entonces, así como es verdad lo que dice el licenciado Mariotto -que está la cabeza del senador Laferrière en la pica como demostración de que acá no se puede avanzar en una ley de radiodifusión-, nosotros no queremos coreutas en ese escenario donde se le tira con lo que se tiene a aquel que quiere modificar la ley de radiodifusión. Nosotros estamos dispuestos a avanzar seriamente en una nueva ley de radiodifusión que democratice los medios y permita el acceso a la información y al conocimiento.
Así como no estamos dispuestos a ser coreutas de los que traban y obstaculizan esto, tampoco estamos dispuestos a aceptar que se utilice la ley de radiodifusión, que es un instrumento democrático, como garrote para los medios de difusión y para los periodistas señalándoles la amenaza cada vez que emitan opiniones en contrario al gobierno o que traten un tema que al gobierno no le gusta.
Admitamos que estamos en un lugar complicado. Es verdad lo que dicen algunos diputados oficialistas: no se hagan los ingenuos; acá hay intereses económicos y monopólicos muy fuertes, y no obra ingenuamente en una discusión abstracta la libertad de prensa en estado puro.
Admitan que en la medida en que el gobierno tenga esta lógica de confrontación y de no aceptar la más mínima crítica nos ponen en una decisión binaria y maniquea contraria a los intereses del conjunto. Con toda la complejidad que tiene esta discusión hoy nos obligan a ponernos de un lado o del otro, cuando en realidad tendríamos que tomar elementos para consensuar una modificación sensata, posible, democrática y avanzada de la ley de radiodifusión. Hay decisiones, definiciones y contextos que el gobierno genera que impiden llegar al objetivo que el gobierno mismo dice y proclama cuando explicita sus políticas.
Nosotros estamos dispuestos a avanzar en una ley de radiodifusión democrática, aunque hay elementos que deben ponerse a la luz del día.
Hoy decían: lean los diarios y vean si son oficialistas u opositores. Yo no sé si es bueno leer los diarios con esta lógica maniquea. Pero aun si así fuera, hay cosas que son sorprendentes, como diarios que tienen el título de la tapa oficialista y el contenido de la nota opositor. Eso indica que las negociaciones no siempre son a la luz del día y que las discusiones no siempre son explicitadas frente a la opinión pública.
Hay países en los cuales un diario que decide apoyar a un candidato o ser opositor a un gobierno lo explicita. Sería bueno que en la Argentina se hiciera así. Hay medios para los cuales sería complicado decir cómo van a plantearse, y sería complicado también para los gobiernos -para este gobierno en particular- porque a veces hay temas que empiezan a tratarse y que de golpe y porrazo desaparecen o pasan de la tapa a la página de los muertos. También hay notas que después de entrevistas con algún funcionario no salen nunca más.
En la medida en que se pueda transparentar esta relación nosotros vamos a estar del lado de quienes quieren regular aceptando reglas democráticas, de libertad de expresión y de prensa, y que posibiliten la participación de los medios alternativos. Pero no podemos acompañar en la medida en que se construya una lógica en la cual quien está conmigo se tiene que subordinar, porque eso conspira contra los mismos objetivos que se están explicitando.
No se nos escapa que existe una disputa por el poder, y creo que es bueno que esta disputa se explicite.
En primer lugar quisiera ver esta disputa desde los resultados, porque -como dijo una diputada preopinante- viendo la cantidad de proyectos que se han presentado nadie podrá decir que la dirigencia política no quiso modificar la ley de radiodifusión. Pero viendo los resultados, a lo mejor las generaciones futuras piensan que la dirigencia política quiso pero no se animó.
Sería bueno que nos animemos a modificarla, y creo que las condiciones para hacerlo van a estar dadas en la medida en que nosotros generemos consensos.
Creo que a veces en el debate se extreman las posiciones, y eso termina debilitando las de quienes estimamos que hay cuestiones que deben regularse, porque está claro que acá hay una disputa por el poder.
Lo que hay que discutir es sobre qué reglas se va a disputar el poder, y desde ese punto de vista yo no coincido tanto con un diputado que peyorativamente habla de las cuestiones metodológicas o instrumentales.
La metodología es la ideología a aplicar. Uno no puede decir que ideológicamente va para un lado si los métodos que aplica van para el otro.
Recién se mencionaba que hace poco tiempo la Coalición por una Radiodifusión Democrática entregó un documento base de veintiún puntos, con el que coincido, y puedo suscribirlo, aunque no agota la totalidad de los temas y me parece que se puede mejorar. Es un muy buen documento dirigido a la presidenta de la Nación. Lo hicieron varias organizaciones que integran este grupo, pero una cosa que me llamó la atención es que Hebe de Bonafini, que hizo declaraciones al salir, explica el contenido de estos puntos, que suscribo -repito-, pero dice: "Le habíamos dado el mismo documento a Néstor Kirchner hace cuatro años".
Esta es una cuestión que a mí me llama la atención, porque si la voluntad está dada, si hay valentía y si se recibe tanto castigo desde los medios de comunicación por animarse a hacer algo, la declaración de Bonafini da cuenta de que, en realidad, no se animaron, y de que estamos empezando a discutir.
Coincido con esos veintiún puntos.
Leí también que el licenciado Mariotto dijo al gobierno que le parecían útiles esos veintiún puntos y que se podía avanzar sobre ellos. Uno de esos puntos establece reglas precisas, es decir, la no discrecionalidad para la distribución de la pauta oficial.
Por otra parte, escuchamos al secretario de Medios de Comunicación que dijo que no tenían pensado reglamentar ni discutir cómo se va a distribuir la pauta oficial.
Es decir, veo contradicciones y observo que se manifiesta una voluntad que no traslada a los hechos.
Puedo coincidir con algunas de las cosas que planteó el licenciado Mariotto. Creo que no favorece una visión maniquea para esta discusión. Hay medios que están en manos del Estado que se manejan discrecionalmente como si fueran medios del gobierno -la agencia TELAM me parece que es un ejemplo claro-, y aún dentro de cada medio uno puede ver programas o intenciones que no son absolutamente homogéneas.
Por eso, yo no puedo hablar de todos los medios oficiales como si tuvieran una misma política, y creo que eso es bueno.
Por ejemplo, Visión 7 Internacional me parece el mejor noticiero que tiene la televisión argentina, y es de un canal oficial. El canal "Encuentro" me parece que es uno de los mejores que uno puede ver y recomendar a un pibe o a alguien que quiera profundizar o pensar.
Es decir, si nosotros tomamos como un paquete los medios oficiales para hacer blanco del oficialismo o del gobierno creo que nos equivocamos. Pero también debo decir, haciéndome cargo de la complejidad de todo esto, que me preocupa mucho la lógica, subordinado enemigo, que el gobierno sí tiene para regirse en todas las relaciones, incluidas las relaciones con la prensa.
Con esto no me refiero a las confrontaciones que puedan tener con los dueños de los medios de prensa sino a que todos sabemos que el jefe de Gabinete levanta el teléfono para hablar con los dueños de los medios de comunicación para quejarse por notas u opiniones que emiten periodistas, que se supone que podrían plantear sus ideas libremente.
Me releva de dar más explicaciones el reportaje al antecesor del licenciado Mariotto respecto de la lógica que utiliza este gobierno por la cual él dice que no puede seguir a cargo del COMFER.
Creo que está claro que hay una lógica que no ayuda cuando uno dice que tiene que haber libertad de expresión y debe regir la libertad de prensa, pero hay cuestiones que deben ser regladas, arbitradas y reguladas, porque no se nos escapa que hay intereses económicos de por medio. Si uno las lee desde esta lógica, subordinado enemigo, uno ya coloca un elemento espurio a lo que puede ser una intención legítima. ¿Por qué? Porque se vuelve a plantear la discusión de la ley de radiodifusión cada vez que hay una confrontación, es decir -para ser claros-, cada vez que los medios sacan cosas que al gobierno no le gustan.
Entonces, así como es verdad lo que dice el licenciado Mariotto -que está la cabeza del senador Laferrière en la pica como demostración de que acá no se puede avanzar en una ley de radiodifusión-, nosotros no queremos coreutas en ese escenario donde se le tira con lo que se tiene a aquel que quiere modificar la ley de radiodifusión. Nosotros estamos dispuestos a avanzar seriamente en una nueva ley de radiodifusión que democratice los medios y permita el acceso a la información y al conocimiento.
Así como no estamos dispuestos a ser coreutas de los que traban y obstaculizan esto, tampoco estamos dispuestos a aceptar que se utilice la ley de radiodifusión, que es un instrumento democrático, como garrote para los medios de difusión y para los periodistas señalándoles la amenaza cada vez que emitan opiniones en contrario al gobierno o que traten un tema que al gobierno no le gusta.
Admitamos que estamos en un lugar complicado. Es verdad lo que dicen algunos diputados oficialistas: no se hagan los ingenuos; acá hay intereses económicos y monopólicos muy fuertes, y no obra ingenuamente en una discusión abstracta la libertad de prensa en estado puro.
Admitan que en la medida en que el gobierno tenga esta lógica de confrontación y de no aceptar la más mínima crítica nos ponen en una decisión binaria y maniquea contraria a los intereses del conjunto. Con toda la complejidad que tiene esta discusión hoy nos obligan a ponernos de un lado o del otro, cuando en realidad tendríamos que tomar elementos para consensuar una modificación sensata, posible, democrática y avanzada de la ley de radiodifusión. Hay decisiones, definiciones y contextos que el gobierno genera que impiden llegar al objetivo que el gobierno mismo dice y proclama cuando explicita sus políticas.
Nosotros estamos dispuestos a avanzar en una ley de radiodifusión democrática, aunque hay elementos que deben ponerse a la luz del día.
Hoy decían: lean los diarios y vean si son oficialistas u opositores. Yo no sé si es bueno leer los diarios con esta lógica maniquea. Pero aun si así fuera, hay cosas que son sorprendentes, como diarios que tienen el título de la tapa oficialista y el contenido de la nota opositor. Eso indica que las negociaciones no siempre son a la luz del día y que las discusiones no siempre son explicitadas frente a la opinión pública.
Hay países en los cuales un diario que decide apoyar a un candidato o ser opositor a un gobierno lo explicita. Sería bueno que en la Argentina se hiciera así. Hay medios para los cuales sería complicado decir cómo van a plantearse, y sería complicado también para los gobiernos -para este gobierno en particular- porque a veces hay temas que empiezan a tratarse y que de golpe y porrazo desaparecen o pasan de la tapa a la página de los muertos. También hay notas que después de entrevistas con algún funcionario no salen nunca más.
En la medida en que se pueda transparentar esta relación nosotros vamos a estar del lado de quienes quieren regular aceptando reglas democráticas, de libertad de expresión y de prensa, y que posibiliten la participación de los medios alternativos. Pero no podemos acompañar en la medida en que se construya una lógica en la cual quien está conmigo se tiene que subordinar, porque eso conspira contra los mismos objetivos que se están explicitando.
SR. SOLANAS Señora presidenta: voy a ser lo más breve posible.
En primer lugar quiero agradecer la presencia del licenciado Mariotto, que ha asumido hace muy poco y con una gran predisposición ha venido aquí. Esto es algo que hay destacar porque a lo mejor algunos ponían en duda su presencia, pero los funcionarios están permanentemente a disposición.
Hace unos días aquí se preguntaba si vendría el licenciado Mariotto, y la diputada María Lenz contestó que por supuesto lo haría, porque estaba totalmente dispuesto a venir.
La reunión de la Comisión de Libertad de Expresión tuvo bastante repercusión pública, y todo el tiempo se hablaba de lo contraproducente que era el Observatorio. Pero lo que no salió claramente expresado en los medios es que no era el observatorio del INADI o de la universidad a la que se hizo referencia, sino que era un Observatorio propuesto por los propios diputados de la oposición.
Afuera se decía que se estaba tratando de censurar a la prensa, y en ningún momento se estaba hablando de un proyecto del Poder Ejecutivo o de legisladores del oficialismo, sino que era otra cosa -ahí estábamos equivocados- porque se trataba de un proyecto de diputados -creo que del radicalismo- y de otras fuerzas políticas -creo que el representante del proyecto era el diputado Morini.
En primer lugar quiero agradecer la presencia del licenciado Mariotto, que ha asumido hace muy poco y con una gran predisposición ha venido aquí. Esto es algo que hay destacar porque a lo mejor algunos ponían en duda su presencia, pero los funcionarios están permanentemente a disposición.
Hace unos días aquí se preguntaba si vendría el licenciado Mariotto, y la diputada María Lenz contestó que por supuesto lo haría, porque estaba totalmente dispuesto a venir.
La reunión de la Comisión de Libertad de Expresión tuvo bastante repercusión pública, y todo el tiempo se hablaba de lo contraproducente que era el Observatorio. Pero lo que no salió claramente expresado en los medios es que no era el observatorio del INADI o de la universidad a la que se hizo referencia, sino que era un Observatorio propuesto por los propios diputados de la oposición.
Afuera se decía que se estaba tratando de censurar a la prensa, y en ningún momento se estaba hablando de un proyecto del Poder Ejecutivo o de legisladores del oficialismo, sino que era otra cosa -ahí estábamos equivocados- porque se trataba de un proyecto de diputados -creo que del radicalismo- y de otras fuerzas políticas -creo que el representante del proyecto era el diputado Morini.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI No es así, diputado Solanas.
SR. SOLANAS ¿Cómo fue? ¿Cómo se dio?
SRA. PRESIDENTA GIUDICI No tuvo nada que ver lo que usted señala. Perdóneme.
SR. SOLANAS Tiene que ver.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI No voy a debatir, pero no es así.
SR. SOLANAS Ese fue el temario.
Hacia afuera parecía que los diputados del oficialismo instábamos a plantear una mordaza sobre los medios de comunicación. Nunca fue así. El tema que se debatió ese día fue una propuesta que valoramos.
Por eso se hizo un aporte desde los diputados del Frente para la Victoria en cuanto a la representación y al reglamento de este mismo ámbito. Así que quiero dejar esto perfectamente aclarado.
Con respecto al pasado, la historia de la Argentina tiene sus idas y vueltas. Ayer tuvimos una sesión donde resolvimos acerca de un tema que tendríamos que haber resuelto hace muchos años, es decir, que un represor no pueda ser parte de este Congreso. Sin embargo, hoy, muchos años después, se está actuando.
Lo importante es que llegado el momento se tome la decisión de actuar con funcionarios que recién asumen una responsabilidad y vienen a explicar. Hay una presidenta que, si bien es parte de un proyecto político que fue ratificado en octubre, es un nuevo gobierno.
Entonces, son todas instancias que, por ahí, contrastan con los discursos o algunas cosas que se dicen y con el estado de ánimo, que precisamente ha sido un aporte de avanzada en un tema fundamental, como aquí claramente se ha hecho referencia.
Para terminar quiero decir que el día viernes los legisladores de Entre Ríos tuvimos una reunión con productores en nuestra provincia. Hubo dos hechos que me llamaron la atención.
Por un lado, un productor dijo -alguien puede decir que el hombre estaba enojado, pero vale aclarar que había muchos medios presentes allí- que había prendido fuego y que iba a seguir prendiendo fuego en el campo.
Esta misma persona, frente a los máximos representantes que ahora han aparecido en Entre Ríos, hizo referencia a discriminaciones de piel. Yo nunca había escuchado esto. Lo había leído cuando hace medio siglo se escribieron algunas cosas así, pero me llamó la atención.
Entonces, de lo que usted dijo, licenciado, no es una cuestión maniquea de buenos y malos sino que, evidentemente, desde algún sector se está fogoneando eso.
Por eso nosotros tenemos la responsabilidad de acompañarlo. Si se habla de discriminación, tal como entiendo yo que ha sucedido en este marco, debe reflejarse también en los medios para que pueda haber un repudio de la comunidad.
Por último, en cuanto en su intervención, quisiera saber qué posibilidades van a tener los medios del interior, las pequeñas empresas cooperativas, las asociaciones no gubernamentales del interior en este tema de los nuevos medios y las nuevas tecnologías para que estén ubicadas medianamente en un marco de posibilidades de competir -si vale el término- con los grandes grupos económicos y empresariales, sobre todo de alcance nacional.
Además quisiéramos saber si los sectores sociales, por ejemplo, las ONGs que representan a diferentes sectores de la comunidad, sin ser empresas, sin ser Estado, pueden expresarse en los medios gráficos, radiales o televisivos a partir de toda esta impronta que se le está dando.
Hacia afuera parecía que los diputados del oficialismo instábamos a plantear una mordaza sobre los medios de comunicación. Nunca fue así. El tema que se debatió ese día fue una propuesta que valoramos.
Por eso se hizo un aporte desde los diputados del Frente para la Victoria en cuanto a la representación y al reglamento de este mismo ámbito. Así que quiero dejar esto perfectamente aclarado.
Con respecto al pasado, la historia de la Argentina tiene sus idas y vueltas. Ayer tuvimos una sesión donde resolvimos acerca de un tema que tendríamos que haber resuelto hace muchos años, es decir, que un represor no pueda ser parte de este Congreso. Sin embargo, hoy, muchos años después, se está actuando.
Lo importante es que llegado el momento se tome la decisión de actuar con funcionarios que recién asumen una responsabilidad y vienen a explicar. Hay una presidenta que, si bien es parte de un proyecto político que fue ratificado en octubre, es un nuevo gobierno.
Entonces, son todas instancias que, por ahí, contrastan con los discursos o algunas cosas que se dicen y con el estado de ánimo, que precisamente ha sido un aporte de avanzada en un tema fundamental, como aquí claramente se ha hecho referencia.
Para terminar quiero decir que el día viernes los legisladores de Entre Ríos tuvimos una reunión con productores en nuestra provincia. Hubo dos hechos que me llamaron la atención.
Por un lado, un productor dijo -alguien puede decir que el hombre estaba enojado, pero vale aclarar que había muchos medios presentes allí- que había prendido fuego y que iba a seguir prendiendo fuego en el campo.
Esta misma persona, frente a los máximos representantes que ahora han aparecido en Entre Ríos, hizo referencia a discriminaciones de piel. Yo nunca había escuchado esto. Lo había leído cuando hace medio siglo se escribieron algunas cosas así, pero me llamó la atención.
Entonces, de lo que usted dijo, licenciado, no es una cuestión maniquea de buenos y malos sino que, evidentemente, desde algún sector se está fogoneando eso.
Por eso nosotros tenemos la responsabilidad de acompañarlo. Si se habla de discriminación, tal como entiendo yo que ha sucedido en este marco, debe reflejarse también en los medios para que pueda haber un repudio de la comunidad.
Por último, en cuanto en su intervención, quisiera saber qué posibilidades van a tener los medios del interior, las pequeñas empresas cooperativas, las asociaciones no gubernamentales del interior en este tema de los nuevos medios y las nuevas tecnologías para que estén ubicadas medianamente en un marco de posibilidades de competir -si vale el término- con los grandes grupos económicos y empresariales, sobre todo de alcance nacional.
Además quisiéramos saber si los sectores sociales, por ejemplo, las ONGs que representan a diferentes sectores de la comunidad, sin ser empresas, sin ser Estado, pueden expresarse en los medios gráficos, radiales o televisivos a partir de toda esta impronta que se le está dando.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Quedan anotadas las diputadas Velarde y Bullrich. De esta manera terminamos con la lista de oradores.
SRA. VELARDE Señora presidenta...
SRA. QUIROZ Yo necesitaría hacer una aclaración, pero no importa: puedo hacerla al final.
SRA. VELARDE Si es breve, yo no tengo problema en que la haga ahora.
SRA. QUIROZ Son sólo dos minutos.
Los condicionamientos políticos y las opiniones sobre el contexto en el que cada uno expresa su posicionamiento político me parece que son absolutamente válidas acá y en cualquier otro lugar, como marco, como esencia o como situación colateral a cada uno de los temas en discusión. La verdad es que me parece sensacional. Esta es una comisión donde siempre hicimos política, por suerte.
Pero de ahí a no haber entendido una situación, quizás por falta de información, por ignorancia de los temas que se vienen tratando en esta comisión desde el año pasado, quiero pedir a la señora presidenta de la comisión -y si el resto de los integrantes de la comisión me dan cierto grado de representatividad- que le explique al señor Mariotto cuál es el proyecto que nosotros venimos discutiendo desde el año pasado, que implica una instancia de seguimiento con el objetivo de garantizar libertad de expresión, libertad de prensa y demás.
No quiero extenderme en este tema, pero lo que entendió el diputado Solanas me parece que está errado.
De cualquier manera, las versiones taquigráficas de la reunión anterior pueden ser consultadas por quien desee hacerlo, pero le pido a la presidenta que le explique al señor Mariotto de qué se trata el proyecto.
Los condicionamientos políticos y las opiniones sobre el contexto en el que cada uno expresa su posicionamiento político me parece que son absolutamente válidas acá y en cualquier otro lugar, como marco, como esencia o como situación colateral a cada uno de los temas en discusión. La verdad es que me parece sensacional. Esta es una comisión donde siempre hicimos política, por suerte.
Pero de ahí a no haber entendido una situación, quizás por falta de información, por ignorancia de los temas que se vienen tratando en esta comisión desde el año pasado, quiero pedir a la señora presidenta de la comisión -y si el resto de los integrantes de la comisión me dan cierto grado de representatividad- que le explique al señor Mariotto cuál es el proyecto que nosotros venimos discutiendo desde el año pasado, que implica una instancia de seguimiento con el objetivo de garantizar libertad de expresión, libertad de prensa y demás.
No quiero extenderme en este tema, pero lo que entendió el diputado Solanas me parece que está errado.
De cualquier manera, las versiones taquigráficas de la reunión anterior pueden ser consultadas por quien desee hacerlo, pero le pido a la presidenta que le explique al señor Mariotto de qué se trata el proyecto.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Lo explico rápidamente: la convocatoria que hicimos al funcionario fue porque había un pedido de informes sobre el Observatorio que se había anunciado en la Casa Rosada.
El otro proyecto, el del diputado Morini, se viene trabajando hace un año en la comisión, pero es totalmente distinto porque no es un Observatorio de Medios sino un observatorio para garantizar la libertad de expresión y es estrictamente parlamentario y académico. No tiene nada que ver con el otro Observatorio.
Tiene la palabra la señora diputada Velarde.
El otro proyecto, el del diputado Morini, se viene trabajando hace un año en la comisión, pero es totalmente distinto porque no es un Observatorio de Medios sino un observatorio para garantizar la libertad de expresión y es estrictamente parlamentario y académico. No tiene nada que ver con el otro Observatorio.
Tiene la palabra la señora diputada Velarde.
SR. BALADRÓN Disculpe, señora presidenta.
Falta que hagan uso de la palabra las diputadas Velarde y Patricia Bullrich. Con ellas cerramos el circuito de preguntas, y a continuación el señor interventor del COMFER comenzará a dar sus respuestas.
De todas maneras quiero decir que frente a los temas que vienen, ésta será seguramente la primera de las reuniones. Calculo que este será un ámbito de debate durante todo el año. Por lo tanto, terminadas las respuestas del compañero interventor del COMFER daremos por concluida esta ronda y nuevamente lo convocaremos cuando realmente tengamos la necesidad de hacerlo o él nos pida volver por algún motivo.
Falta que hagan uso de la palabra las diputadas Velarde y Patricia Bullrich. Con ellas cerramos el circuito de preguntas, y a continuación el señor interventor del COMFER comenzará a dar sus respuestas.
De todas maneras quiero decir que frente a los temas que vienen, ésta será seguramente la primera de las reuniones. Calculo que este será un ámbito de debate durante todo el año. Por lo tanto, terminadas las respuestas del compañero interventor del COMFER daremos por concluida esta ronda y nuevamente lo convocaremos cuando realmente tengamos la necesidad de hacerlo o él nos pida volver por algún motivo.
SRA. PRESIDENTA GIUDICI Tiene la palabra la señora diputada Velarde.
SRA. VELARDE Señora presidenta: en realidad yo no voy a prometer que seré breve sino que ustedes mismos van a comprobar lo breve que va a ser mi exposición. Simplemente voy a manifestar algunos pensamientos que tengo en mente.
A esta altura de la reunión, repasando lo manifestado por los distintos diputados, se produjeron opiniones encontradas en distintos temas.
Licenciado Mariotto: como diputada oficialista me gustaría transmitirle dos cuestiones a usted -voz del oficialismo en materia de la nueva ley de radiodifusión- sobre las que creo que todos los representantes del pueblo que estamos reunidos aquí coincidimos, que son los dos principios fundamentales que debe contener la nueva ley de radiodifusión. Los lineamientos generales o los contenidos propios y básicos de esa ley los conversaremos después.
Hay dos principios fundamentales que son el sentir de todos los diputados: necesitamos que la nueva ley de radiodifusión garantice el principio de la libertad de expresión y de prensa, y necesitamos que la nueva ley de radiodifusión garantice la pluralidad de la información.
La libertad de prensa -usted, licenciado, es especialista en el tema- es hija directa del dogma de la libertad. Alguien dijo que nació a fines del siglo XVIII. Vinieron después algunos totalitarismos que pretendieron cercenar ese principio, pero lo cierto es no se puede poner portal a las ideas dado que pasan por encima de nosotros.
La idea y el principio de la libertad de prensa pudo sobreponerse a todos los totalitarismos y a todas las dictaduras, y hoy en la casa de la democracia seguimos defendiéndola y propiciándola.
Al pregonar la libertad de prensa debemos recordar que la prensa siempre debe ser libre, que es un derecho y que no significa asimilarla a la prensa independiente. Todos sabemos que las expresiones de la prensa escrita nacieron para defender determinados principios políticos. Es bueno que esto ocurra, y de hecho así la historia nos lo demuestra. El oficialismo y los compañeros de los bloques opositores reafirmamos como principio básico la defensa del principio de la libertad de prensa como una de las notas básicas en el espíritu de la nueva ley de radiodifusión.
Para concluir, no queremos olvidarnos del derecho a la pluralidad de la información. Cuando uno habla de la libertad de prensa se refiere sobre todo al derecho de la prensa, pero cuando habla del derecho a la pluralidad informativa piensa en el derecho que la gente tiene a poder recibir una información.
Señora presidenta: se ha escuchado que desde el Ejecutivo se está elaborando un proyecto de ley de radiodifusión para enviar al Congreso. No sabemos si es así, y el licenciado Mariotto nos lo comentará ahora. Pero por más que pueda venir desde el Poder Ejecutivo se van a tener en cuenta proyectos presentados por los diputados.
En definitiva nosotros reafirmamos los dos principios de la democracia que queremos que estén presentes en el espíritu de esta nueva ley: el principio de la libertad de prensa y el de la pluralidad informativa. Ha pasado mucho tiempo y celebramos la posibilidad de un replanteo de esta cuestión.
A esta altura de la reunión, repasando lo manifestado por los distintos diputados, se produjeron opiniones encontradas en distintos temas.
Licenciado Mariotto: como diputada oficialista me gustaría transmitirle dos cuestiones a usted -voz del oficialismo en materia de la nueva ley de radiodifusión- sobre las que creo que todos los representantes del pueblo que estamos reunidos aquí coincidimos, que son los dos principios fundamentales que debe contener la nueva ley de radiodifusión. Los lineamientos generales o los contenidos propios y básicos de esa ley los conversaremos después.
Hay dos principios fundamentales que son el sentir de todos los diputados: necesitamos que la nueva ley de radiodifusión garantice el principio de la libertad de expresión y de prensa, y necesitamos que la nueva ley de radiodifusión garantice la pluralidad de la información.
La libertad de prensa -usted, licenciado, es especialista en el tema- es hija directa del dogma de la libertad. Alguien dijo que nació a fines del siglo XVIII. Vinieron después algunos totalitarismos que pretendieron cercenar ese principio, pero lo cierto es no se puede poner portal a las ideas dado que pasan por encima de nosotros.
La idea y el principio de la libertad de prensa pudo sobreponerse a todos los totalitarismos y a todas las dictaduras, y hoy en la casa de la democracia seguimos defendiéndola y propiciándola.
Al pregonar la libertad de prensa debemos recordar que la prensa siempre debe ser libre, que es un derecho y que no significa asimilarla a la prensa independiente. Todos sabemos que las expresiones de la prensa escrita nacieron para defender determinados principios políticos. Es bueno que esto ocurra, y de hecho así la historia nos lo demuestra. El oficialismo y los compañeros de los bloques opositores reafirmamos como principio básico la defensa del principio de la libertad de prensa como una de las notas básicas en el espíritu de la nueva ley de radiodifusión.
Para concluir, no queremos olvidarnos del derecho a la pluralidad de la información. Cuando uno habla de la libertad de prensa se refiere sobre todo al derecho de la prensa, pero cuando habla del derecho a la pluralidad informativa piensa en el derecho que la gente tiene a poder recibir una información.
Señora presidenta: se ha escuchado que desde el Ejecutivo se está elaborando un proyecto de ley de radiodifusión para enviar al Congreso. No sabemos si es así, y el licenciado Mariotto nos lo comentará ahora. Pero por más que pueda venir desde el Poder Ejecutivo se van a tener en cuenta proyectos presentados por los diputados.
En definitiva nosotros reafirmamos los dos principios de la democracia que queremos que estén presentes en el espíritu de esta nueva ley: el principio de la libertad de prensa y el de la pluralidad informativa. Ha pasado mucho tiempo y celebramos la posibilidad de un replanteo de esta cuestión.
SRA. BULLRICH Bueno, parece que por ahí le van a dar alguna idea para que pueda responder. Esperamos que el diputado Heredia le dé la idea y seguimos.
Continúo: no es lo mismo la voz de la presidenta, la voz del licenciado Mariotto como funcionario, hablando de los medios, la voz de cualquiera de nosotros como diputados, que la voz de un ciudadano o de una ciudadana.
Nuestra responsabilidad al hablar de los medios no es la responsabilidad individual de un ciudadano opinólogo.
Cuando la presidenta de la Nación dice "Sábat manda un mensaje cuasimafioso" está señalando desde el Estado, desde el poder y la autoridad presidencial a un ciudadano que ejerce su profesión en libertad. Le coarta la libertad al ciudadano Sábat, al profesional Sábat.
No es lo mismo que lo diga la presidenta. No lo puede decir la presidenta. La presidenta ejerce como presidenta el derecho constitucional de todos los ciudadanos a ser dueños de la libertad de expresión.
La libertad de expresión no es un derecho del Estado. La libertad de prensa es un derecho del ciudadano y la ciudadana, del individuo; no del Estado, que lo otorga a los ciudadanos como una dádiva, como un plan social. La presidenta no les tiene que dar el derecho. El derecho lo tenemos los ciudadanos en nuestra condición de tales.
Por eso es que discutir una ley de radiodifusión en estas condiciones, en este marco, cuando ha habido estrategias claras de monopolización, parece más una discusión de una ley de extorsión que una verdadera ley de la democracia.
La democracia tiene que garantizar un clima de libertades que permita que una ley sea el verdadero y real debate de una sociedad.
Si nosotros discutimos esta ley y no discutimos publicidad oficial ni acceso a la información, esto quiere decir que esta ley no es el verdadero espacio de debate de una ley de comunicaciones, porque ya no sería más una ley de radiodifusión sino una verdadera ley de comunicaciones, de garantías de libertad de expresión, pues estaríamos simplemente usando el momento político para debatir una realidad de una presidenta que es capaz de atacar a un dibujante argentino en un acto partidario.
En este marco, licenciado Mariotto, discutir una ley de radiodifusión es discutir una imposición. Si así no fuese, no se hubiese convertido la reunión del decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en un Observatorio que parece un comisariato político; hubiese sido un debate democrático de un decano de la Universidad de Buenos Aires con la presidenta de la Nación.
Fíjese usted, licenciado Mariotto, lo que sucedió después de ese día. Quiere decir que el clima en que se ha generado este debate no es apto para una verdadera discusión democrática. Si no se genera el clima la ley termina siendo una imposición y no una verdadera ley de la democracia.
Continúo: no es lo mismo la voz de la presidenta, la voz del licenciado Mariotto como funcionario, hablando de los medios, la voz de cualquiera de nosotros como diputados, que la voz de un ciudadano o de una ciudadana.
Nuestra responsabilidad al hablar de los medios no es la responsabilidad individual de un ciudadano opinólogo.
Cuando la presidenta de la Nación dice "Sábat manda un mensaje cuasimafioso" está señalando desde el Estado, desde el poder y la autoridad presidencial a un ciudadano que ejerce su profesión en libertad. Le coarta la libertad al ciudadano Sábat, al profesional Sábat.
No es lo mismo que lo diga la presidenta. No lo puede decir la presidenta. La presidenta ejerce como presidenta el derecho constitucional de todos los ciudadanos a ser dueños de la libertad de expresión.
La libertad de expresión no es un derecho del Estado. La libertad de prensa es un derecho del ciudadano y la ciudadana, del individuo; no del Estado, que lo otorga a los ciudadanos como una dádiva, como un plan social. La presidenta no les tiene que dar el derecho. El derecho lo tenemos los ciudadanos en nuestra condición de tales.
Por eso es que discutir una ley de radiodifusión en estas condiciones, en este marco, cuando ha habido estrategias claras de monopolización, parece más una discusión de una ley de extorsión que una verdadera ley de la democracia.
La democracia tiene que garantizar un clima de libertades que permita que una ley sea el verdadero y real debate de una sociedad.
Si nosotros discutimos esta ley y no discutimos publicidad oficial ni acceso a la información, esto quiere decir que esta ley no es el verdadero espacio de debate de una ley de comunicaciones, porque ya no sería más una ley de radiodifusión sino una verdadera ley de comunicaciones, de garantías de libertad de expresión, pues estaríamos simplemente usando el momento político para debatir una realidad de una presidenta que es capaz de atacar a un dibujante argentino en un acto partidario.
En este marco, licenciado Mariotto, discutir una ley de radiodifusión es discutir una imposición. Si así no fuese, no se hubiese convertido la reunión del decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en un Observatorio que parece un comisariato político; hubiese sido un debate democrático de un decano de la Universidad de Buenos Aires con la presidenta de la Nación.
Fíjese usted, licenciado Mariotto, lo que sucedió después de ese día. Quiere decir que el clima en que se ha generado este debate no es apto para una verdadera discusión democrática. Si no se genera el clima la ley termina siendo una imposición y no una verdadera ley de la democracia.
SR. BALADRÓN Hemos terminado la ronda de preguntas.
SRA. MORANDINI ¿Me permite una aclaración?
SR. BALADRÓN Sí, pero rápidamente.
SRA. MORANDINI Discúlpenme, pero me considero aludida.
Cada vez que yo hago un planteo de valores siempre aparece al lado la palabra "ingenuidad". Como además reivindico la inocencia -que es mejor que el cinismo- y no la ingenuidad, al sentarnos acá confiaba que la docencia, es decir, todo lo que se tiene como militante de los medios, nos iba a permitir ayudarnos para elaborar esta ley. Si no coincidimos en el valor que tiene que iluminar la ley creo que esto ya atenta desde el vamos contra la posibilidad de democratizar una ley.
Cada vez que yo hago un planteo de valores siempre aparece al lado la palabra "ingenuidad". Como además reivindico la inocencia -que es mejor que el cinismo- y no la ingenuidad, al sentarnos acá confiaba que la docencia, es decir, todo lo que se tiene como militante de los medios, nos iba a permitir ayudarnos para elaborar esta ley. Si no coincidimos en el valor que tiene que iluminar la ley creo que esto ya atenta desde el vamos contra la posibilidad de democratizar una ley.
- Es la hora 16 y 25.