Expresar su repudio por la decisión de la Policía de Seguridad Aeroportuaria de restringir el trabajo del periodista Norberto Dupesso en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.-

Señor presidente:

Consagrada como valor constitucional, la libertad del decir, la libre circulación de las ideas y las opiniones, que son las que miden el grado de desarrollo democrático, en Argentina aún no han enraizado como cultura. Si desde el poder se confunde prensa con oposición o lo que es peor, instigación o agresión, cuesta reconocer el valor supremo de la libertad de expresión en un sistema democrático. Solo la defensa de ese valor habilita para luego exigir la responsabilidad inherente al ejercicio de esa libertad.

Sorprende que a casi un cuarto de siglo de la democratización, sobrevivan rasgos de autoritarismo como es el sigilo o las razones secretas de Estado, antagónicas a un Estado de Derecho, capaz de soportar la luz pública sobre las acciones de los funcionarios.

Si se acepta el principio universal de que la prensa cumple un papel fundamental en el sistema de contrapesos democráticos, debe el Estado, entonces, garantizar ese trabajo para preservar, por un lado ese derecho y por otro el derecho de la sociedad a ser informada. Por eso, perturba que sea el mismo Estado el que impide el acceso a la prensa de áreas que están actualmente bajo la sospecha pública precisamente por las denuncias periodísticas. Le cabe también al Estado garantizar la justicia, y para ello, la prensa que trabaja con indicios, es una ayuda de vital importancia. No porque sustituya a la justicia sino porque advierte sobre irregularidades, delitos, problemas sociales sobre los que después debe actuar el Estado. Sin libre acceso y circulación de la información mal se puede decir que en Argentina se garantiza esos principios base de los derechos humanos que son la libertad de expresión y el derecho de las sociedades a ser informadas. Y a riesgo de que su enunciado se convierta en una obviedad, la calidad de la información mide la calidad del desarrollo democrático de una sociedad. Los periodistas, en nombre de la sociedad, investigan y denuncian actos que perjudican a esa sociedad. De modo que cuando se defiende el derecho a la libre circulación por las áreas del Estado, no se defiende al periodista sino lo que representa y expresa: el que fiscaliza en nombre de todos las cuestiones de Estado que, como definición, pertenecen a todos.

¿Por qué si durante más de treinta años Norberto Dupesso como periodista acreditado de Canal 13 y Todo Noticias pudo circular libremente por el Aeropuerto de Ezeiza, ahora que contribuyó con sus denuncias a advertir sobre los delitos de las valijas robadas y el contrabando, se le restringe esa libertad de circulación inherente al buen desempeño de su función? La libertad es al periodismo lo que es el oxigeno para el agua. Si falta, no existe: en su lugar, hay escribas, partes oficiales, propaganda, pero jamás prensa. Tal como lo manifestó la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) resulta deplorable que con pretextos burocráticos, la Policía de Seguridad Aeroportuaria le retire la acreditación a Norberto Dupesso para cambiarla por el permiso que se le otorga a los

choferes de remises. Dicha autoridad no aceptó la propuesta de Artear S.A. de limitar el acceso de Dupesso a las zonas de llegada y partida de pasajeros, contrariando de manera expresa el pleno ejercicio de la libertad de prensa, en una clara actitud de represalia. Dupesso fue el periodista que denunció el accionar de una mafia que robaba pertenencias de los equipajes de los pasajeros en el aeropuerto de Ezeiza y tanto él como los colegas de sus medios han sido hostigados, desde entonces, por la Policía de Seguridad Aeroportuaria la que, con su actitud, ha eliminado directamente su puesto de labor. Sin duda esto equivale al desprecio del derecho y la prepotencia de la fuerza de los agentes del Estado. Una actitud gravísima si se la enmarca en el difícil tránsito de nuestro país entre el autoritarismo dejado por el terrorismo de Estado y la postergada consolidación de la democracia como valor de igualdad ante la ley compartido por todos los argentinos.

En virtud de estos argumentos, Sr. Presidente, es que solicito la aprobación del presente proyecto de resolución.