Su más enérgico repudio y rechazo ante las agresiones y amenazas sufridas por el periodista Carlos Rípoli, editor de turno noche de la Agencia Télam, por dos desconocidos, tras concluir la jornada laboral.

Señor presidente:

La Constitución Nacional consagra en su artículo 14, para todos los habitantes de la Nación. "los siguientes derechos conforme las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer la industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar ante las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas sin censura previa..." Asimismo, incorpora la libertad de opinión, expresión y difusión para todos los ciudadanos de la República por intermedio de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, que, en su artículo VI establece que "toda persona tiene derecho a la libertad de investigación, de opinión, de expresión y de difusión del pensamiento por cualquier medio".

Lo sucedido al Periodista Carlos Rípoli, de la Agencia Estatal de Noticias Télam, lesiona gravemente los derechos que imperan en la república en la medida en que intentan coartar, por vía de amenazas, la libertad de prensa y expresión que consagra ampliamente la Carta Magna para todos los ciudadanos. Derechos y libertades que destacan el respeto por la pluralidad y diversidad de pensamiento, de opinión y de expresión.

En una democracia reciente, como la nuestra, es necesario repudiar enérgicamente cualquier avance sobre los derechos y garantías vigentes. Cultivar la libertad y la tolerancia es uno de los principales desafíos de nuestro país.

Lamentablemente, en la madrugada del 2 de julio del corriente año, dos hombres sorprendieron al editor periodístico Carlos Rípoli, a la salida de la Agencia Télam y lo "golpearon hasta derribarlo al suelo, donde además lo patearon fuertemente". Le causaron heridas en la boca y el rostro, así como hematomas en el pecho.

Los agresores amenazaron a Rípoli diciéndole: "Dejate de andar jodiendo, porque la vas a pasar mal". Fue evidente que no eran asaltantes. En un reportaje, Rípoli señaló que "un asalto no fue. Yo salía de mi trabajo como siempre a la 1:30 de la mañana, y a unos 200 metros dos tipos altos me metieron una trompada cada uno, y me empezaron a patear en el piso. Me dijeron algo como "déjense de romper las pelotas" y se fueron. Tenía un reloj, algo de plata, en la calle no había nadie, pero no se llevaron nada".

Rípoli se encuentra actualmente bajo tratamiento psicológico para sobreponerse del ataque que sufrió. "Voy a tratar de volver a mi vida normal. Estoy un poco desequilibrado emocionalmente, con mucho miedo, pero voy a tratar de volver al trabajo y empezar a olvidarme un poco de todo esto. Creo que asi podré seguir", asegura en el reportaje.

La seriedad de lo sucedido exige una acción inmediata de las autoridades de Télam y de la Secretaría de Medios, así como del Ministerio del Interior. Es incomprensible que se alimente el silencio frente a una situación semejante.

La libertad de prensa es un pilar fundamental de la república democrática y se encuentra expresada en la Constitución Nacional. Asegurarla y protegerla con celoso cuidado y atención es una obligación de las instituciones democráticas y un derecho insoslayable de los ciudadanos.

El respeto y la seguridad de los comunicadores sociales debe ser preservada ante los embates de la intolerancia y el autoritarismo. La metodología del terror y la persecución, propios de la sinrazón autoritaria, busca retraer y someter a la ciudadanía a través del miedo silenciando las críticas a través de amenazas e intimidaciones.

Con la misma mecánica impotente que fuera utilizada sistemáticamente por las dictaduras a lo largo de la historia para garantizar la dominación y el sometimiento, estas violaciones a los derechos humanos y el avasallamiento de las libertades públicas ameritan una reflexión profunda acerca de la calidad de nuestra democracia, sus instituciones y el comportamiento de sus dirigentes.

Resulta evidente que episodios como el vivido por el periodista Carlos Rípoli nos retrotraen a las épocas más oscuras y tristes de nuestro país. Es insostenible para quienes luchamos denodadamente por la recuperación democrática, las libertades públicas y la vigencia de la Ley aceptar con resignación estas acciones de claro tinte mafioso.

Por todo lo expuesto solicitamos la aprobación del presente proyecto de declaración.