Su repudio por la agresión sufrida por un grupo de cronistas durante la cobertura periodística de un acto realizado el 24 de mayo de 2006 en la Plaza San Martín de la Ciudad de Buenos Aires que reivindicaba el terrorismo de Estado durante la última dictadura militar y que estuvo organizado por militares en actividad y retirados y familiares de miembros de las fuerzas armadas encarcelados.

Señor presidente:

El miércoles 24 de mayo de 2006 militares retirados y en actividad y familiares de miembros de las fuerzas armadas encarcelados realizaron un acto en la Plaza San Martín, que fue presentado como un "homenaje" a las víctimas militares y civiles de la guerrilla pero que incurrió en conductas, acciones y palabras lindantes con la apología del delito al reivindicar al terrorismo de Estado.

Pero además de este hecho repudiable, sucedió otro cuando una cuadrilla de participantes se arrojó sobre el cronista Marcelo López de América TV, luego de que las cámaras de ese canal registraran a los oficiales de uniforme que estaban escabulléndose tras participar de la ceremonia de apoyo a la dictadura.

El acto, que reunió más de un centenar de personas, comenzó frente al monumento por los Caídos en Las Malvinas. Lo convocaron de un Mayor retirado y la hija de un conocido represor, dueño de una empresa de seguridad, con pedido de captura internacional y denunciada por extorsión.

Durante la última semana anterior a este acto, fueron volanteados distintos cuarteles con invitaciones al acto, en el que los militares reclamaron además una indemnización "para los muertos por el terrorismo marxista leninista". Además de los 6 o 7 jóvenes oficiales con uniforme que asistieron, se pudo ver un ex coronel carapintada.

Y así, luego de haber cantado el Himno Nacional, estos jóvenes oficiales comenzaron a retirarse, mientras recibían agradecimientos de las mujeres con la remera de la AFyAPPA.

Pero en dicho retiro se encontraron de frente con las cámaras de televisión. Allí comenzaron los golpes y empujones hacia el cronista de América, primero por parte de un individuo que se presentó como "comisario mayor" y al grito de: "¡Matalo a ese zurdo de m.....!", "¡volá, periodista zurdo,...", "¡... apátrida!" que vociferaba un grupo de jóvenes y ancianos (muchos con gorra y uniforme). Luego de agredirlo verbal y físicamente, sólo lo dejaron en paz cuando el cronista Marcelo López logró cruzar la calle hacia Retiro, mientras una mujer con un prendedor de AUNAR (es la Asociación que presta ayuda, tanto moral como material, jurídica o psicológica, a todas aquellas personas damnificadas de una u otra forma por actos de terrorismo) perteneciente al grupo organizador del acto gritaba "le metería una bomba yo". La multitud finalmente se desconcentró.

Cabe agregar que otros cronistas de La Nación, Clarín y otros medios también fueron increpados por un militar que rehusó identificarse. Se acercó y les gritó: "Infiltrados... zurdos... comunistas... váyanse de acá".

Este acto, que incurrió en infracciones a la normativa vigente y que se hizo en un marco de demostración pública en rechazo al enjuiciamiento de los represores, constituyó una expresión que una sociedad democrática lo considera totalmente inadmisibles dado que este grupo olvidó que la Democracia le puso fin a las vergonzosas leyes de obediencia debida y punto final que habían garantizado la impunidad de muchos genocidas.

Todos el mundo tiene derecho a homenajear a sus muertos y sobre eso no hay ninguna duda; pero tampoco hay que dejarse confundir con movimientos que invoquen hechos oprobiosos o de hacer actos políticos para reivindicaciones inaceptables, escondiendo detrás del homenaje a sus muertos la búsqueda del reconocimiento de indemnizaciones o convirtiendo a un erróneo llamado "homenaje" en una verdadera apología y justificación de los crímenes, persecuciones y robos de bebés llevados a cabo entre 1976 y 1983.

Por las razones expuestas solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.