Su enérgico repudio y su profunda preocupación por las declaraciones del Secretario de Prensa de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, durante la conferencia periodística brindada el día 17 de marzo del corriente, las cuales constituyen una flagrante amenaza a la libertad de expresión en nuestro país.

Señor presidente:

Como consecuencia de un exhorto librado por la justicia suiza y tramitado por la Cancillería de nuestro país, en el cual se solicita información a la Justicia argentina sobre las distintas causas judiciales que involucran al Secretario General de la CGT, Hugo Moyano y a su hijo Pablo Moyano, el día 17 de marzo del corriente, la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, a través de su Secretario de Prensa, Raúl Altamirano, convocó a un paro y movilización del sector en repudio a la medida judicial.

Durante la conferencia, además de anunciar la medida de fuerza que carece absolutamente de fundamentos, ya que no se encuentra conculcado ningún derecho de los trabajadores, ni se busca con la misma mejora alguna en su situación laboral, los gremialistas advirtieron a los medios de comunicación que "A partir de ahora, ante cada denuncia que hagan, vamos a ir 1.000, 10.0000 o 20.000 trabajadores a pedirle a los periodistas que nos muestren de dónde sacan lo que publican".

No es la primera vez que el gremio de camioneros acciona contra los medios. Bajo el formato de un reclamo gremial accionaron directamente el 25 de noviembre de 2008, el 14 y 27 de enero del corriente, bloqueando las plantas de distribución de distintos diarios y revistas.

Esta "advertencia" constituye indudablemente un grave atropello contra la libertad de expresión, ya que a partir de la misma todos los medios de comunicación deberán silenciar sus voces cuando se trate del líder sindical de los camioneros o exponerse a manifestaciones y bloqueos como los que ya han padecido algunos medios con anterioridad.

Como mencionamos, no es la primera vez que se utiliza esta metodología del "bloqueo" contra los medios, y consecuentemente no es este el primer proyecto en el que manifestamos nuestra absoluta discrepancia con el método de protesta que entendemos lesiona no solo el derecho a la libertad de expresión de los periodistas, sino también el derecho a trabajar de los distintos empleados de las empresas y, más importante aún el derecho de los ciudadanos a estar informados.

En este caso puntual el ataque a los medios, además de ser explícito a partir de las declaraciones que hemos reproducido, tiene un objetivo imposible de defender. Lo que se busca es lisa y llanamente silenciar a los medios de comunicación para proteger a un líder sindical que debe dar explicaciones a la justicia.

No vamos a hacer juicios de valor sobre el patrimonio o los métodos de Hugo Moyano y su entorno, para eso está la justicia. Pero lo que no podemos pasar por alto es que el conductor de la CGT es un ciudadano más, no goza de ningún privilegio ni prerrogativa y debe someterse al accionar de la justicia como cualquier otra persona.

Utilizar a los trabajadores como herramienta para tomar de rehén a toda la sociedad no solo demuestra la falta de escrúpulos de quienes lo hacen, sino que lesiona todas las reivindicaciones legítimas del movimiento obrero.

Que sean trabajadores argentinos los que cortan calles, bloquean la distribución de diarios, impiden el libre tránsito de los ciudadanos al paralizar el transporte o condicionan lo que deben decir o no los periodistas, con el único fin de defender los intereses personales de una cúpula sindical desprestigiada y cuestionada solo sirve a los fines de la burocracia sindical y de aquellos que quieren ver claudicar al movimiento obrero.

Por último, volvemos a remarcar la importancia que tiene la libertad de expresión en una sociedad democrática. Es inadmisible que quienes se sienten ofendidos o agraviados, con razón o sin ella, por lo que publican los medios, tomen medidas que busquen limitar la posibilidad de expresarse de los periodistas y de cualquier miembro de la sociedad.

La mejor forma de limpiar el buen nombre y el honor de una persona es presentándose ante la justicia, y demostrando en ese ámbito la conducta intachable que corresponde a los hombres públicos. Los atajos son para aquellos que desprecian a las instituciones de la democracia o peor aún para quienes temen su libre accionar.

Por lo expuesto, señor presidente, solicitamos a nuestros pares nos acompañen en éste proyecto de declaración.