INDUSTRIA
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Reunión del día 17/11/2005
- VARIOS
SR. PRESIDENTE BROWN Buenos días a todos.
Queda abierta la reunión de la Comisión de Industria. Hay una cantidad de personas que nos han confirmado su presencia, pero arribarán un poco más tarde debido a sus compromisos y obligaciones.
De todos modos, respetando a quienes llegaron temprano, damos comienzo a esta reunión para ir cumpliendo con nuestra tarea.
Ustedes saben que nosotros, como Comisión de Industria, hemos pensado y decidido en conjunto cerrar la actividad de la Comisión de este año parlamentario con este seminario. Hemos pensado que su título, es decir, "El desafío de generar nuevas inversiones para seguir creciendo, sus diagnósticos y perspectivas" es algo absolutamente actual y necesario.
Como Comisión de Industria sentíamos la obligación de instalarlo sin perjuicio de que sabemos que se está haciendo insistentemente en una cantidad de ámbitos públicos y privados, que están analizando esta circunstancia y viendo la necesidad de irla resolviendo.
Lo cierto es que, como dijimos en la nota de invitación, después de la crisis profunda que se suscitó hacia fines de 2001, hoy estamos considerablemente mejor. Hemos resuelto una cantidad de temas muy importantes, y tenemos una tasa de crecimiento interanual realmente muy significativa.
Inclusive, el país ha solucionado algunas cuestiones vinculadas con la problemática de la desocupación, ha mejorado -muy poquito pero lo ha hecho- el tema de la injusta distribución del ingreso, y pareciera que todos sentimos hacia el futuro y hacia delante, en la medida en que no equivoquemos la estrategia, que podemos llegar a estar mucho mejor, con un desarrollo sustentable.
Pero para eso hay que realizar tareas significativas, hay que resolver temas que hoy todavía no están resueltos y, vuelvo a insistir, creo que instalar estas cuestiones es muy importante.
Sabemos que en los próximos días se analizarán estas cuestiones en el Coloquio de IDEA y en la Conferencia Industrial de la UIA, del mismo modo que una semana atrás se lo hizo en la Conferencia Episcopal. Se están diciendo cosas que a veces suenan críticas, que en ciertos casos algunos pueden sentirse molestos, pero me parece que son cuestiones importantes que no podemos guardarnos.
La Argentina de hoy tiene problemas sin solucionar, y el principal es la falta de trabajo digno, permanente y continuo para una cantidad inmensa de nuestros habitantes.
También tiene grave problemas vinculados con esta injusta distribución del ingreso, que realmente a nosotros nos hace sentir muy mal. Y no son datos que se inventan sino que surgen de estructuras oficiales.
En el año 1974 entre el decil más rico y el que menos recibía había una diferencia de doce veces, mientras que hoy esa diferencia es de veintiséis veces. Este es un dato que no puede obviarse, y nosotros tenemos que tratar de resolver de alguna forma esta situación. La única manera de hacerlo es apostando fuertemente al crecimiento y a que la Argentina reciba nuevas inversiones públicas y del sector privado, interno y externo. Para eso tenemos que generar una cantidad de condiciones, entre ellas las que hacen a la seguridad jurídica, que son indudables y que, vuelvo a insistir, no podemos dejar de considerar.
Por todo eso, nosotros hemos hecho una convocatoria muy importante a una cantidad muy grande de sectores, y hemos recibido, como decía al principio, una respuesta realmente satisfactoria.
Están aquí presentes el licenciado Arnaldo Bocco, del Banco Central de la República Argentina; el señor Juan Sacco, de la Unión Industrial Argentina; y el señor Antonio Caló, representante del sector gremial, de la Unión Obrera Metalúrgica.
El doctor Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentina, ha tenido un pequeño inconveniente, pero he visto que envió a un representante.
Asimismo, está prevista la presencia del licenciado Narciso Muñoz, de la Comisión Nacional de Valores, y de Luis Corsiglia, presidente del Banco Central de la República Argentina.
Nos acompaña, como siempre -y quiero agradecerle públicamente- la senadora nacional Alicia Mastandrea, presidenta de la Comisión de Industria y Comercio del Honorable Senado de la Nación, con quien en estos dos años hemos realizado una cantidad muy grande de trabajos en conjunto. Por lo tanto, vuelvo a agradecer que ella esté presente en este seminario.
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También van a estar presentes el coordinador del Grupo Pampa Sur, doctor Miguel Saredi; el representante de la UCES, doctor Mariano Caucino y el subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, licenciado Federico Poli.
Asisten también el presidente de ABA, doctor Mario Vicens; el subsecretario de Industria de San Martín, Esteban Casaburo; la doctora Stewart, de CAME, y una cantidad de representantes de otras cámaras empresarias que han recibido nuestra invitación, a las que realmente nosotros agradecemos que estén aquí presentes en el día de hoy.
Además, contamos con la presencia de los diputados integrantes de la Comisión de Industria de la Cámara de Diputados, que también van a participar.
Este seminario es como una reunión ampliada de la Comisión de Industria. Es la última reunión de nuestra Comisión y, consecuentemente, no tenemos una cuestión formalmente prevista.
La idea es que cada uno de los expositores no se extienda mucho más de diez minutos, aunque en algunos casos, teniendo en cuenta algunos trabajos que ya han presentado, podrán utilizar un poco más. Trataré en alguna medida de marcar estos términos para evitar que esta reunión se haga muy extensa, y voy a ir dando la palabra en forma alternativa a representantes de distintos sectores y a diputados representantes de la Comisión de Industria, y obviamente a la senadora nacional presente.
Por lo tanto, voy a pedir al licenciado Bocco, director del Banco Central de la República Argentina, que comience su exposición.
Queda abierta la reunión de la Comisión de Industria. Hay una cantidad de personas que nos han confirmado su presencia, pero arribarán un poco más tarde debido a sus compromisos y obligaciones.
De todos modos, respetando a quienes llegaron temprano, damos comienzo a esta reunión para ir cumpliendo con nuestra tarea.
Ustedes saben que nosotros, como Comisión de Industria, hemos pensado y decidido en conjunto cerrar la actividad de la Comisión de este año parlamentario con este seminario. Hemos pensado que su título, es decir, "El desafío de generar nuevas inversiones para seguir creciendo, sus diagnósticos y perspectivas" es algo absolutamente actual y necesario.
Como Comisión de Industria sentíamos la obligación de instalarlo sin perjuicio de que sabemos que se está haciendo insistentemente en una cantidad de ámbitos públicos y privados, que están analizando esta circunstancia y viendo la necesidad de irla resolviendo.
Lo cierto es que, como dijimos en la nota de invitación, después de la crisis profunda que se suscitó hacia fines de 2001, hoy estamos considerablemente mejor. Hemos resuelto una cantidad de temas muy importantes, y tenemos una tasa de crecimiento interanual realmente muy significativa.
Inclusive, el país ha solucionado algunas cuestiones vinculadas con la problemática de la desocupación, ha mejorado -muy poquito pero lo ha hecho- el tema de la injusta distribución del ingreso, y pareciera que todos sentimos hacia el futuro y hacia delante, en la medida en que no equivoquemos la estrategia, que podemos llegar a estar mucho mejor, con un desarrollo sustentable.
Pero para eso hay que realizar tareas significativas, hay que resolver temas que hoy todavía no están resueltos y, vuelvo a insistir, creo que instalar estas cuestiones es muy importante.
Sabemos que en los próximos días se analizarán estas cuestiones en el Coloquio de IDEA y en la Conferencia Industrial de la UIA, del mismo modo que una semana atrás se lo hizo en la Conferencia Episcopal. Se están diciendo cosas que a veces suenan críticas, que en ciertos casos algunos pueden sentirse molestos, pero me parece que son cuestiones importantes que no podemos guardarnos.
La Argentina de hoy tiene problemas sin solucionar, y el principal es la falta de trabajo digno, permanente y continuo para una cantidad inmensa de nuestros habitantes.
También tiene grave problemas vinculados con esta injusta distribución del ingreso, que realmente a nosotros nos hace sentir muy mal. Y no son datos que se inventan sino que surgen de estructuras oficiales.
En el año 1974 entre el decil más rico y el que menos recibía había una diferencia de doce veces, mientras que hoy esa diferencia es de veintiséis veces. Este es un dato que no puede obviarse, y nosotros tenemos que tratar de resolver de alguna forma esta situación. La única manera de hacerlo es apostando fuertemente al crecimiento y a que la Argentina reciba nuevas inversiones públicas y del sector privado, interno y externo. Para eso tenemos que generar una cantidad de condiciones, entre ellas las que hacen a la seguridad jurídica, que son indudables y que, vuelvo a insistir, no podemos dejar de considerar.
Por todo eso, nosotros hemos hecho una convocatoria muy importante a una cantidad muy grande de sectores, y hemos recibido, como decía al principio, una respuesta realmente satisfactoria.
Están aquí presentes el licenciado Arnaldo Bocco, del Banco Central de la República Argentina; el señor Juan Sacco, de la Unión Industrial Argentina; y el señor Antonio Caló, representante del sector gremial, de la Unión Obrera Metalúrgica.
El doctor Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentina, ha tenido un pequeño inconveniente, pero he visto que envió a un representante.
Asimismo, está prevista la presencia del licenciado Narciso Muñoz, de la Comisión Nacional de Valores, y de Luis Corsiglia, presidente del Banco Central de la República Argentina.
Nos acompaña, como siempre -y quiero agradecerle públicamente- la senadora nacional Alicia Mastandrea, presidenta de la Comisión de Industria y Comercio del Honorable Senado de la Nación, con quien en estos dos años hemos realizado una cantidad muy grande de trabajos en conjunto. Por lo tanto, vuelvo a agradecer que ella esté presente en este seminario.
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También van a estar presentes el coordinador del Grupo Pampa Sur, doctor Miguel Saredi; el representante de la UCES, doctor Mariano Caucino y el subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, licenciado Federico Poli.
Asisten también el presidente de ABA, doctor Mario Vicens; el subsecretario de Industria de San Martín, Esteban Casaburo; la doctora Stewart, de CAME, y una cantidad de representantes de otras cámaras empresarias que han recibido nuestra invitación, a las que realmente nosotros agradecemos que estén aquí presentes en el día de hoy.
Además, contamos con la presencia de los diputados integrantes de la Comisión de Industria de la Cámara de Diputados, que también van a participar.
Este seminario es como una reunión ampliada de la Comisión de Industria. Es la última reunión de nuestra Comisión y, consecuentemente, no tenemos una cuestión formalmente prevista.
La idea es que cada uno de los expositores no se extienda mucho más de diez minutos, aunque en algunos casos, teniendo en cuenta algunos trabajos que ya han presentado, podrán utilizar un poco más. Trataré en alguna medida de marcar estos términos para evitar que esta reunión se haga muy extensa, y voy a ir dando la palabra en forma alternativa a representantes de distintos sectores y a diputados representantes de la Comisión de Industria, y obviamente a la senadora nacional presente.
Por lo tanto, voy a pedir al licenciado Bocco, director del Banco Central de la República Argentina, que comience su exposición.
SR. BOCCO Señor presidente: muy buenos días a todos.
Celebro esta invitación al Banco Central de la República Argentina para repasar y explorar los caminos por los cuales la Argentina puede desenvolverse en los próximos tiempos, y también celebro que este diálogo público y privado nos conduzca a elaborar las bases de los consensos para un desarrollo sustentable a largo plazo.
El 2005 es un año que seguramente va a ser recordado no sólo por los historiadores argentinos sino universalmente por ser el año en que la Argentina sentó un nuevo patrón internacional de negociación de la deuda.
Las consecuencias domésticas internacionales que provocó han sido extremadamente importantes y este hito en el cual la Argentina ha salido del default y ha ingresado a una fase expansiva en su sistema económico está fuertemente asociado a la política que siguió el gobierno nacional en la renegociación de la deuda externa.
Los datos son extremadamente elocuentes. La Argentina está en una mejor posición en materia financiera vinculada con su endeudamiento. Este proceso nos lleva a un escenario macroeconómico muy importante.
El presidente ayer ha anunciado la tasa estimada de crecimiento de los tres primeros trimestres del año y son francamente datos muy alentadores: por tercer año consecutivo la economía argentina va a crecer a una tasa superior al 8,5 o 9 por ciento, y esta es una cifra que nos permite situarnos por encima del pico más alto de la década pasada, precisamente en el año 1998.
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Esto tiene sus secretos. Este escenario económico fortalecido con expansión del producto e inversión nos trae un hito tremendamente importante, y es que es muy probable que en el año 2005 la Argentina se acerque a un volumen de exportaciones de 40 mil millones de dólares. Esta es una cifra que nuestro país imaginó hace tiempo pero que nunca logró concretar en un plazo tan corto.
Es muy importante mirar lo que pasó este año, en que crecieron 6 por ciento los commodities, 15 por ciento las manufacturas de origen agropecuario y 22 por ciento las manufacturas de origen industrial. Este último caso tiene una fuerte explicación por los productos vinculados con el complejo automotriz, pero también por la incorporación de aproximadamente 14 mil pymes que se han incluido anualmente al circuito exportador de manufacturas, algunas con altísimo valor agregado, como es el caso de algunos alimentos especiales o de la industria del software.
Uno podría identificar como un segundo pilar importante del crecimiento económico al superávit fiscal, con una modalidad de gestión pública no sólo en la administración del gobierno nacional sino que se ha hecho extensiva hasta los gobiernos municipales. Este es un proceso que vive la Argentina y sitúa a la gestión pública en una calidad de manejo de sus recursos muy distinta a la que tuvimos en las últimas décadas.
Evidentemente esto nos ha procurado un saldo en la balanza comercial que se estima expansivo por años consecutivos. Se prevé que el próximo año vamos a estar cerca de los 9.500 millones de dólares de saldo positivo de la balanza comercial.
También advertimos que hay un proceso de crecimiento de la inversión, que se expresa por el equipamiento del sector agropecuario; las inversiones industriales que se han dado a lo largo de 2005 y también de 2004; el aumento de stock de capital en la construcción, motorizado por la obra pública y privada y, como dije, el crecimiento de las exportaciones.
Si uno mira las inversiones, que son la base productiva de un modelo de acumulación de capital, cualquier observador crítico podría decir con legitimidad que son insuficientes. Pero estamos en un punto cercano al 20 por ciento del producto, que es muy importante para seguir explorando las condiciones necesarias que el sistema financiero, el aparato productivo y el marco institucional determinado por las políticas públicas deben consolidar para que la Argentina definitivamente en los próximos cuatro o cinco años resuelva los problemas sociales a que hizo mención el señor presidente de la comisión.
En este gráfico están expresados los datos de inversión, que son de una mejoría muy marcada. Allí está reflejada la actividad industrial, que está en proceso de recuperación. Hoy estamos cinco puntos por encima del valor de junio de 1998, que fue el pico antes de la crisis ocurrida el 17 de agosto de ese año con el default de Rusia, donde la Argentina empezó a caer y la situación se agudizó con la crisis asiática y luego con la devaluación de Brasil; de allí en más no nos recuperamos sino hasta después de la depreciación cambiaria que se vivió en 2002.
Desde enero de 2003 a la actualidad la industria ha crecido un 54 por ciento, y la construcción lo ha hecho en porcentajes que duplican la actividad industrial.
Pido disculpas porque voy a pasar estos gráficos rápidamente, ya que pensaba que tendría un poco más de tiempo, pero voy a dejar en Secretaría la presentación para su distribución.
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También se observa un crecimiento importante entre enero de 2002 -que es el pico de la crisis- y el día de hoy en lo que hace a consumo de servicios públicos, que ha crecido un 70 por ciento y sigue creciendo por la diversificación de servicios.
Esto se explica porque el tipo de cambio y el superávit comercial están fuertemente asociados a que la Argentina ha hecho una administración multilateral del tipo de cambio, comparada con el dólar, el yen, el euro y el real, de una manera más que eficiente, lo que ha posibilitado crear condiciones de competitividad a enormes sectores de la actividad productiva que habiendo prácticamente desaparecido en la década del 90 han vuelto a tener un proceso expansivo, generando un crecimiento no sólo en la actividad productiva sino en el empleo, las inversiones, el desarrollo productivo y la ganancia de mercados externos.
Como lo señalé, entre 11 y 14 mil pymes se han incorporado anualmente al circuito exportador -datos publicados por la Aduana-, y estas no son cifras menores; muestran que existe un fuerte estímulo por la penetración y ganancia de mercados internacionales. Eso está asociado al tipo de cambio multilateral que la Argentina ha conservado en los niveles que allí se observan, con alguna volatilidad para que el capital financiero no pueda predecir el derrotero del tipo de cambio, pero con una tendencia que ha sido lo suficientemente alta como para estimular las exportaciones y ganar mercados internacionales, para llegar a los 40 mil millones de exportaciones.
Superávit fiscal sin necesidad de endeudamiento público, un tipo de cambio competitivo, una política monetaria prudente y flexible -que ha permitido al Banco Central intervenir en el mercado cambiario cuando fue necesario- y además el cumplimiento de las metas monetarias, nos ha permitido también llegar a un nivel muy importante de crecimiento de las reservas.
Últimamente las medidas adoptadas de consuno entre el Ministerio de Economía y el Banco Central han creado un desaliento a la entrada de fondos especulativos de corto plazo, toda vez que las reformas que se han introducido a los capitales especulativos nos han permitido tener un mercado más transparente con la administración de una moneda en términos mucho más sanos y prudentes.
En ese gráfico vemos el cumplimiento del programa monetario. Vamos a terminar el año tal como el Banco Central previó en el informe elevado al Senado de la Nación, y seguramente vamos a tener un proceso de características semejantes a lo largo del derrotero que va a marcar la economía en el año 2006. Las reservas van a seguir creciendo; seguramente habrá oscilaciones por pagos a los organismos multilaterales, porque la Argentina ha venido honrando los compromisos internacionales con esos organismos, precisamente para seguir siendo sujeto de crédito para los fondos que hoy alimentan los programas sociales, que son financiados particularmente por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial.
También tenemos un proceso de recuperación del sistema financiero, que se expresa en el crecimiento de los depósitos y los préstamos al sector privado no financiero. Es probablemente el costado en el cual hay más asignaturas que rendir y es un punto que nosotros nos hemos hecho carne en esta gestión que hace un año está a cargo del Banco Central.
Como ha trascendido por los medios, puedo decirles oficialmente, en mi condición de presidente de la Comisión de Normas, Políticas Bancarias, Economía y Finanzas del Banco Central, que desde hace un mes venimos trabajando con la Unión Industrial Argentina, la Asociación de Bancos Argentinos -ABA-, la Asociación de Bancos Públicos, Privados y Regionales Argentinos -ABAPPRA- y la Asociación de Bancos de Capital Privado Argentino -ADEBA-, habiéndose sumado esta semana la AFIP y la Subsecretaría de Pymes, en el establecimiento de un programa conjunto público-privado para fijar nuevas normas que posibiliten la inyección de crédito a largo plazo.
En el día de hoy, con la aprobación de la comisión que presido, va a ser dictada una norma por la cual se sustituirá el proceso de amortización que se venía siguiendo en los bancos respecto de los amparos, creándose así un incentivo para que cada banco pueda amortizar los amparos en un plazo adicional de cinco años, con la condición de volcar esos recursos para crédito a largo plazo.
Un 90 por ciento de los amparos está concentrado en diez bancos, y somos conscientes de que estos van a poder volcar en los próximos seis a diez meses unos dos mil millones de pesos, cifra que estará destinada a crédito de inversión a largo plazo.
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En la actualidad, la relación es muy baja en el proceso de bancarización expresado a través de los préstamos. Deseamos llegar a una cifra que, en el transcurso de un año, duplique la participación del sistema financiero en relación con el capital productivo.
Hemos flexibilizado la mayor cantidad de normas posibles. Eso se ha realizado a lo largo del año a través de sucesivos cambios en la normativa para permitir el crecimiento de la oferta crediticia. Así ha venido ocurriendo pero no ha se ha producido en la medida de lo que la economía reclama muchas veces. Esto es así porque hay un cuello de botella en una gran cantidad de sectores y, de acuerdo al pensamiento de muchos actores de la sociedad -entre ellos, el del señor presidente de la Nación- todavía no hemos abandonado la crisis más dura. Pero estamos confiados en que en un plazo muy breve este proceso de bancarización va a crecer no sólo por el lado de la demanda de crédito sino también por la confianza del público y el retorno de los depósitos a los bancos a partir de la diversificación de productos que el sistema financiero se va a encargar de proponer al público.
Por otro lado, podemos hacer referencia a los préstamos comerciales, los préstamos de consumo y los préstamos con garantía real. Todos ellos han venido creciendo en la medida en que la economía se ha ido recuperando.
Si miramos el último año notaremos que los préstamos al sector comercial han crecido un 30 por ciento y el producto bruto interno se ha incrementado en un 9 por ciento. Se trata de una cifra alentadora. Sin embargo, es insuficiente en términos cuantitativos. En términos cualitativos vemos que se trata de una tendencia que va a mantenerse a lo largo del tiempo. Incluso, los créditos hipotecarios han revertido su tendencia. Les recordamos que estos créditos venían siendo negativos y se encontraban en una pendiente. Eso se ha modificado desde hace tres o cuatro meses. Esto demuestra que lentamente un sector de la clase media va tomando confianza y vuelve al sistema bancario a financiarse a 5 o 10 años para la compra o expansión de viviendas.
Estos son los créditos que se han otorgado con los plazos promedio. Asimismo, pueden notarse las perspectivas futuras que hemos venido observando.
En otro cuadro podemos apreciar un detalle de los préstamos comerciales comparados con la actividad económica y los documentos en moneda extranjera comparados con las exportaciones.
En ambos casos notamos la existencia de una correlación muy alta entre el comportamiento que tiene la economía y el vuelco que la actividad privada está haciendo al sistema financiero.
Nosotros hicimos cambios muy importantes en la normativa. Hemos dado a las empresas la posibilidad de que sean recalificadas por el sistema bancario cuando han refinanciado sus deudas y así pasar a condición uno. Asimismo, hemos creado un papel preponderante para las SGR. Existe un escasísimo número de sociedades de garantía recíprocas que están inscriptas en el Banco Central. Me refiero a FOGAVA, perteneciente a la provincia de Buenos Aires, FOGAPYME -que fue aprobada la semana pasada- y prontamente será aprobada la vinculada con la Comisión Nacional de Valores. La idea es que todas las sociedades de garantía recíproca puedan ser incorporadas. A cada pyme, que es garantizada por estas sociedades y autorizada por el Banco Central de la República Argentina, se le reconocen sus garantías como preferidas tipo A. Es decir, son garantías auto-liquidables que permiten mejorar la calificación del riesgo pyme.
En realidad, el Banco Central de la República Argentina no tiene poder de policía sobre las sociedades de garantía recíproca; sí las tiene la Secretaría Pyme. Estamos haciendo un esfuerzo conjunto con la cámara para que estas sociedades vengan al Banco Central a inscribirse y, de esa forma, podamos garantizar y apalancar el crecimiento del sector de pequeñas empresas.
Señor presidente: para concluir, quiero precisar que la Argentina está transitando por un período que no veíamos desde hace mucho tiempo. Tal cual usted lo señaló, quedan asignaturas pendientes en el plano económico y en el plano social.
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Hay problemas sin resolver que son de carácter estructural pero también somos conscientes de que el crecimiento, la expansión del empleo, el crecimiento del empleo en blanco que se ha dado a lo largo del año 2005, la cantidad de ingresos adicionales que están recibiendo los fondos de pensión, así como la política monetaria, financiera y fiscal de exportaciones y de comercio internacional que sigue la Argentina, nos permiten pensar que estamos en la antesala de un proceso de sustentabilidad de largo plazo, el que seguramente traerá prosperidad a la gran cantidad de argentinos que, como consecuencia de la crisis, quedaron excluidos del sistema.
Es una obligación moral de la sociedad política, del sector privado y de aquellos que desempeñamos cargos como integrantes de la función pública, cumplir con el mandato de resolver los problemas más acuciantes.
Creemos que este derrotero que sigue la economía, que es una parte de la sociedad, nos está mostrando un camino altamente exitoso en términos de crecimiento. Nos falta la etapa de la distribución y de la consolidación, que son las políticas que deberemos desarrollar de aquí en adelante. (Aplausos.)
Celebro esta invitación al Banco Central de la República Argentina para repasar y explorar los caminos por los cuales la Argentina puede desenvolverse en los próximos tiempos, y también celebro que este diálogo público y privado nos conduzca a elaborar las bases de los consensos para un desarrollo sustentable a largo plazo.
El 2005 es un año que seguramente va a ser recordado no sólo por los historiadores argentinos sino universalmente por ser el año en que la Argentina sentó un nuevo patrón internacional de negociación de la deuda.
Las consecuencias domésticas internacionales que provocó han sido extremadamente importantes y este hito en el cual la Argentina ha salido del default y ha ingresado a una fase expansiva en su sistema económico está fuertemente asociado a la política que siguió el gobierno nacional en la renegociación de la deuda externa.
Los datos son extremadamente elocuentes. La Argentina está en una mejor posición en materia financiera vinculada con su endeudamiento. Este proceso nos lleva a un escenario macroeconómico muy importante.
El presidente ayer ha anunciado la tasa estimada de crecimiento de los tres primeros trimestres del año y son francamente datos muy alentadores: por tercer año consecutivo la economía argentina va a crecer a una tasa superior al 8,5 o 9 por ciento, y esta es una cifra que nos permite situarnos por encima del pico más alto de la década pasada, precisamente en el año 1998.
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Esto tiene sus secretos. Este escenario económico fortalecido con expansión del producto e inversión nos trae un hito tremendamente importante, y es que es muy probable que en el año 2005 la Argentina se acerque a un volumen de exportaciones de 40 mil millones de dólares. Esta es una cifra que nuestro país imaginó hace tiempo pero que nunca logró concretar en un plazo tan corto.
Es muy importante mirar lo que pasó este año, en que crecieron 6 por ciento los commodities, 15 por ciento las manufacturas de origen agropecuario y 22 por ciento las manufacturas de origen industrial. Este último caso tiene una fuerte explicación por los productos vinculados con el complejo automotriz, pero también por la incorporación de aproximadamente 14 mil pymes que se han incluido anualmente al circuito exportador de manufacturas, algunas con altísimo valor agregado, como es el caso de algunos alimentos especiales o de la industria del software.
Uno podría identificar como un segundo pilar importante del crecimiento económico al superávit fiscal, con una modalidad de gestión pública no sólo en la administración del gobierno nacional sino que se ha hecho extensiva hasta los gobiernos municipales. Este es un proceso que vive la Argentina y sitúa a la gestión pública en una calidad de manejo de sus recursos muy distinta a la que tuvimos en las últimas décadas.
Evidentemente esto nos ha procurado un saldo en la balanza comercial que se estima expansivo por años consecutivos. Se prevé que el próximo año vamos a estar cerca de los 9.500 millones de dólares de saldo positivo de la balanza comercial.
También advertimos que hay un proceso de crecimiento de la inversión, que se expresa por el equipamiento del sector agropecuario; las inversiones industriales que se han dado a lo largo de 2005 y también de 2004; el aumento de stock de capital en la construcción, motorizado por la obra pública y privada y, como dije, el crecimiento de las exportaciones.
Si uno mira las inversiones, que son la base productiva de un modelo de acumulación de capital, cualquier observador crítico podría decir con legitimidad que son insuficientes. Pero estamos en un punto cercano al 20 por ciento del producto, que es muy importante para seguir explorando las condiciones necesarias que el sistema financiero, el aparato productivo y el marco institucional determinado por las políticas públicas deben consolidar para que la Argentina definitivamente en los próximos cuatro o cinco años resuelva los problemas sociales a que hizo mención el señor presidente de la comisión.
En este gráfico están expresados los datos de inversión, que son de una mejoría muy marcada. Allí está reflejada la actividad industrial, que está en proceso de recuperación. Hoy estamos cinco puntos por encima del valor de junio de 1998, que fue el pico antes de la crisis ocurrida el 17 de agosto de ese año con el default de Rusia, donde la Argentina empezó a caer y la situación se agudizó con la crisis asiática y luego con la devaluación de Brasil; de allí en más no nos recuperamos sino hasta después de la depreciación cambiaria que se vivió en 2002.
Desde enero de 2003 a la actualidad la industria ha crecido un 54 por ciento, y la construcción lo ha hecho en porcentajes que duplican la actividad industrial.
Pido disculpas porque voy a pasar estos gráficos rápidamente, ya que pensaba que tendría un poco más de tiempo, pero voy a dejar en Secretaría la presentación para su distribución.
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También se observa un crecimiento importante entre enero de 2002 -que es el pico de la crisis- y el día de hoy en lo que hace a consumo de servicios públicos, que ha crecido un 70 por ciento y sigue creciendo por la diversificación de servicios.
Esto se explica porque el tipo de cambio y el superávit comercial están fuertemente asociados a que la Argentina ha hecho una administración multilateral del tipo de cambio, comparada con el dólar, el yen, el euro y el real, de una manera más que eficiente, lo que ha posibilitado crear condiciones de competitividad a enormes sectores de la actividad productiva que habiendo prácticamente desaparecido en la década del 90 han vuelto a tener un proceso expansivo, generando un crecimiento no sólo en la actividad productiva sino en el empleo, las inversiones, el desarrollo productivo y la ganancia de mercados externos.
Como lo señalé, entre 11 y 14 mil pymes se han incorporado anualmente al circuito exportador -datos publicados por la Aduana-, y estas no son cifras menores; muestran que existe un fuerte estímulo por la penetración y ganancia de mercados internacionales. Eso está asociado al tipo de cambio multilateral que la Argentina ha conservado en los niveles que allí se observan, con alguna volatilidad para que el capital financiero no pueda predecir el derrotero del tipo de cambio, pero con una tendencia que ha sido lo suficientemente alta como para estimular las exportaciones y ganar mercados internacionales, para llegar a los 40 mil millones de exportaciones.
Superávit fiscal sin necesidad de endeudamiento público, un tipo de cambio competitivo, una política monetaria prudente y flexible -que ha permitido al Banco Central intervenir en el mercado cambiario cuando fue necesario- y además el cumplimiento de las metas monetarias, nos ha permitido también llegar a un nivel muy importante de crecimiento de las reservas.
Últimamente las medidas adoptadas de consuno entre el Ministerio de Economía y el Banco Central han creado un desaliento a la entrada de fondos especulativos de corto plazo, toda vez que las reformas que se han introducido a los capitales especulativos nos han permitido tener un mercado más transparente con la administración de una moneda en términos mucho más sanos y prudentes.
En ese gráfico vemos el cumplimiento del programa monetario. Vamos a terminar el año tal como el Banco Central previó en el informe elevado al Senado de la Nación, y seguramente vamos a tener un proceso de características semejantes a lo largo del derrotero que va a marcar la economía en el año 2006. Las reservas van a seguir creciendo; seguramente habrá oscilaciones por pagos a los organismos multilaterales, porque la Argentina ha venido honrando los compromisos internacionales con esos organismos, precisamente para seguir siendo sujeto de crédito para los fondos que hoy alimentan los programas sociales, que son financiados particularmente por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial.
También tenemos un proceso de recuperación del sistema financiero, que se expresa en el crecimiento de los depósitos y los préstamos al sector privado no financiero. Es probablemente el costado en el cual hay más asignaturas que rendir y es un punto que nosotros nos hemos hecho carne en esta gestión que hace un año está a cargo del Banco Central.
Como ha trascendido por los medios, puedo decirles oficialmente, en mi condición de presidente de la Comisión de Normas, Políticas Bancarias, Economía y Finanzas del Banco Central, que desde hace un mes venimos trabajando con la Unión Industrial Argentina, la Asociación de Bancos Argentinos -ABA-, la Asociación de Bancos Públicos, Privados y Regionales Argentinos -ABAPPRA- y la Asociación de Bancos de Capital Privado Argentino -ADEBA-, habiéndose sumado esta semana la AFIP y la Subsecretaría de Pymes, en el establecimiento de un programa conjunto público-privado para fijar nuevas normas que posibiliten la inyección de crédito a largo plazo.
En el día de hoy, con la aprobación de la comisión que presido, va a ser dictada una norma por la cual se sustituirá el proceso de amortización que se venía siguiendo en los bancos respecto de los amparos, creándose así un incentivo para que cada banco pueda amortizar los amparos en un plazo adicional de cinco años, con la condición de volcar esos recursos para crédito a largo plazo.
Un 90 por ciento de los amparos está concentrado en diez bancos, y somos conscientes de que estos van a poder volcar en los próximos seis a diez meses unos dos mil millones de pesos, cifra que estará destinada a crédito de inversión a largo plazo.
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En la actualidad, la relación es muy baja en el proceso de bancarización expresado a través de los préstamos. Deseamos llegar a una cifra que, en el transcurso de un año, duplique la participación del sistema financiero en relación con el capital productivo.
Hemos flexibilizado la mayor cantidad de normas posibles. Eso se ha realizado a lo largo del año a través de sucesivos cambios en la normativa para permitir el crecimiento de la oferta crediticia. Así ha venido ocurriendo pero no ha se ha producido en la medida de lo que la economía reclama muchas veces. Esto es así porque hay un cuello de botella en una gran cantidad de sectores y, de acuerdo al pensamiento de muchos actores de la sociedad -entre ellos, el del señor presidente de la Nación- todavía no hemos abandonado la crisis más dura. Pero estamos confiados en que en un plazo muy breve este proceso de bancarización va a crecer no sólo por el lado de la demanda de crédito sino también por la confianza del público y el retorno de los depósitos a los bancos a partir de la diversificación de productos que el sistema financiero se va a encargar de proponer al público.
Por otro lado, podemos hacer referencia a los préstamos comerciales, los préstamos de consumo y los préstamos con garantía real. Todos ellos han venido creciendo en la medida en que la economía se ha ido recuperando.
Si miramos el último año notaremos que los préstamos al sector comercial han crecido un 30 por ciento y el producto bruto interno se ha incrementado en un 9 por ciento. Se trata de una cifra alentadora. Sin embargo, es insuficiente en términos cuantitativos. En términos cualitativos vemos que se trata de una tendencia que va a mantenerse a lo largo del tiempo. Incluso, los créditos hipotecarios han revertido su tendencia. Les recordamos que estos créditos venían siendo negativos y se encontraban en una pendiente. Eso se ha modificado desde hace tres o cuatro meses. Esto demuestra que lentamente un sector de la clase media va tomando confianza y vuelve al sistema bancario a financiarse a 5 o 10 años para la compra o expansión de viviendas.
Estos son los créditos que se han otorgado con los plazos promedio. Asimismo, pueden notarse las perspectivas futuras que hemos venido observando.
En otro cuadro podemos apreciar un detalle de los préstamos comerciales comparados con la actividad económica y los documentos en moneda extranjera comparados con las exportaciones.
En ambos casos notamos la existencia de una correlación muy alta entre el comportamiento que tiene la economía y el vuelco que la actividad privada está haciendo al sistema financiero.
Nosotros hicimos cambios muy importantes en la normativa. Hemos dado a las empresas la posibilidad de que sean recalificadas por el sistema bancario cuando han refinanciado sus deudas y así pasar a condición uno. Asimismo, hemos creado un papel preponderante para las SGR. Existe un escasísimo número de sociedades de garantía recíprocas que están inscriptas en el Banco Central. Me refiero a FOGAVA, perteneciente a la provincia de Buenos Aires, FOGAPYME -que fue aprobada la semana pasada- y prontamente será aprobada la vinculada con la Comisión Nacional de Valores. La idea es que todas las sociedades de garantía recíproca puedan ser incorporadas. A cada pyme, que es garantizada por estas sociedades y autorizada por el Banco Central de la República Argentina, se le reconocen sus garantías como preferidas tipo A. Es decir, son garantías auto-liquidables que permiten mejorar la calificación del riesgo pyme.
En realidad, el Banco Central de la República Argentina no tiene poder de policía sobre las sociedades de garantía recíproca; sí las tiene la Secretaría Pyme. Estamos haciendo un esfuerzo conjunto con la cámara para que estas sociedades vengan al Banco Central a inscribirse y, de esa forma, podamos garantizar y apalancar el crecimiento del sector de pequeñas empresas.
Señor presidente: para concluir, quiero precisar que la Argentina está transitando por un período que no veíamos desde hace mucho tiempo. Tal cual usted lo señaló, quedan asignaturas pendientes en el plano económico y en el plano social.
T.6
Hay problemas sin resolver que son de carácter estructural pero también somos conscientes de que el crecimiento, la expansión del empleo, el crecimiento del empleo en blanco que se ha dado a lo largo del año 2005, la cantidad de ingresos adicionales que están recibiendo los fondos de pensión, así como la política monetaria, financiera y fiscal de exportaciones y de comercio internacional que sigue la Argentina, nos permiten pensar que estamos en la antesala de un proceso de sustentabilidad de largo plazo, el que seguramente traerá prosperidad a la gran cantidad de argentinos que, como consecuencia de la crisis, quedaron excluidos del sistema.
Es una obligación moral de la sociedad política, del sector privado y de aquellos que desempeñamos cargos como integrantes de la función pública, cumplir con el mandato de resolver los problemas más acuciantes.
Creemos que este derrotero que sigue la economía, que es una parte de la sociedad, nos está mostrando un camino altamente exitoso en términos de crecimiento. Nos falta la etapa de la distribución y de la consolidación, que son las políticas que deberemos desarrollar de aquí en adelante. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Agradecemos al licenciado Bocco, director del Banco Central, por su intervención.
Quiero informarles que se han incorporado a la mesa de esta comisión el doctor Miguel Saredi, coordinador de Pampa Sur, el doctor Mariano Caucino, representante de UCES y el contador Juan Deu Peyres, vicepresidente del BICE. A todos ellos agradecemos su participación.
Les informo que al final de esta reunión les entregaremos un resumen de lo que fue el "II Encuentro Anual Parlamentario de la Industria Nacional", celebrado por la Comisión de Industria en el Salón de los Pasos Perdidos de este Congreso Nacional, así como también del celebrado en la ciudad de Córdoba, denominado "Argentina 2005: una nueva oportunidad para crecer".
Antes de que se retiren les entregaremos a cada uno un ejemplar, en el que constan las exposiciones de quienes participaron de esos encuentros y las conclusiones, que fueron realmente muy interesantes.
Tiene la palabra el señor diputado Luis Cigogna, integrante de la Comisión de Industria.
Quiero informarles que se han incorporado a la mesa de esta comisión el doctor Miguel Saredi, coordinador de Pampa Sur, el doctor Mariano Caucino, representante de UCES y el contador Juan Deu Peyres, vicepresidente del BICE. A todos ellos agradecemos su participación.
Les informo que al final de esta reunión les entregaremos un resumen de lo que fue el "II Encuentro Anual Parlamentario de la Industria Nacional", celebrado por la Comisión de Industria en el Salón de los Pasos Perdidos de este Congreso Nacional, así como también del celebrado en la ciudad de Córdoba, denominado "Argentina 2005: una nueva oportunidad para crecer".
Antes de que se retiren les entregaremos a cada uno un ejemplar, en el que constan las exposiciones de quienes participaron de esos encuentros y las conclusiones, que fueron realmente muy interesantes.
Tiene la palabra el señor diputado Luis Cigogna, integrante de la Comisión de Industria.
SR. CIGOGNA Señor presidente: Quiero aprovechar esta circunstancia para destacar, en este broche de oro de las actividades de la comisión al cabo de estos dos años, el acierto de su gestión. Considero que es necesario decirlo porque en este recinto hay gente que no integra la comisión y probablemente conozca por referencias indirectas la tarea que aquí se ha desarrollado.
Hace cuatro años integro esta comisión y quiero decir, sin desmedro de la gestión anterior, que me siento muy orgulloso de haber participado del trabajo de estos dos años bajo su presidencia. Tengo la convicción de que han sido una etapa muy fructífera al servicio de la Nación y de su industria, que es prácticamente decir lo mismo.
Dicho esto, quisiera agregar que las consideraciones y datos que ha dado el licenciado Bocco son sumamente elocuentes respecto de lo acontecido en el país en los últimos dos años. Considero que estamos efectivamente encaminados en un sentido venturoso y positivo que debemos seguir profundizando.
Venimos de una crisis extraordinaria, la más grave -en mi opinión- que ha sufrido el país. Como decía el licenciado citando al presidente, seguimos todavía en el medio de esa crisis, pero lo que ha acontecido en estos últimos dos años marca una diferencia sustancial con el punto de partida.
Por esa razón, es sumamente injusto que algunos destaquen los aspectos negativos de nuestra realidad -que es cierto, existen-, pero si nos limitamos solamente a ellos sin referenciarlos al proceso dinámico que ha sufrido la historia del país en este tiempo, me parece que no se dice toda la verdad y cuando se dice parte de la verdad puede entenderse que se falta a ella.
T.7
Rinaldi RV
I
Yo soy de los que creen que no hay desarrollo espontáneo. Las naciones que se han desarrollado lo han hecho sobre la base de una decisión política firme de sus conducciones y merced al acierto en los caminos trazados para lograr ese desarrollo.
El desarrollo es posible a condición de que primero se tome la decisión de superar el subdesarrollo y luego se acierte en las medidas y en el camino que se pretende seguir.
Lo que sí tengo la certeza es que no hay desarrollo posible dejando la cosa librada a la voluntad de los mercados, y creo que la historia de la humanidad, y ni hablar de la historia reciente, demuestra eso. Hay casos de países que muy recientemente han partido de situaciones dramáticas de subdesarrollo, y sin embargo han podido quebrar esa barrera maldita, encontrándose ya algunos de ellos en la etapa del desarrollo, mientras que otros están acercándose a esa meta.
Digo esto porque tengo la convicción de que no cualquier crecimiento económico es conveniente para el país. Siempre el crecimiento es conveniente, pero cuando se trata de meros crecimientos cuantitativos creo que tienen límites en el tiempo, e inexorablemente, llegado cierto momento luego se revierte a situaciones anteriores o aun a situaciones peores que la del punto de partida.
No toda inversión es transformadora. La inversión es imprescindible para el desarrollo. Es necesaria la inversión proveniente del ahorro interno y/o de la concurrencia de capitales internacionales.. Eso es obvio, pero también es cierto -y así lo demuestra la historia del mundo y de la Argentina- que hubo períodos en los cuales la inversión fue importante y en los que hubo crecimiento, y sin embargo trajeron aparejada la destrucción de nuestra actividad productiva, desempleo y marginalidad.
Entonces, como bien decía el licenciado Bocco recién, tenemos una obligación moral, que es la de mejorar sustancialmente la distribución de la riqueza. Esto hace a convicciones éticas y políticas de muchos de nosotros, pero también hace a la racionalidad económica. No es decente vivir en medio de la pobreza de otros, no es de personas dignas conformarse con esa situación.
También es cierto que sin el crecimiento generalizado, sin un adecuado nivel de vida para la generalidad, tampoco las proyecciones económicas son sustentables en el tiempo.
Y si se omite la correcta distribución se pagan inexorablemente las consecuencias. Primero, se paga con la inseguridad que todos padecemos cuando salimos de nuestra casa, por más que vivamos confortablemente, y se paga a la larga con el hecho de que los procesos que pueden ser transitoriamente de crecimiento, luego inexorablemente decrecen si no se atiende como se debe al mercado interno.
Creo que estamos bien encaminados en el sentido positivo y cualitativo que mencionamos.
Nosotros tenemos algunos ejemplos que creo que son emblemáticos. Por ejemplo, en esta misma Cámara y desde esta Comisión propiciamos y sancionamos la ley de la industria del software, que naturalmente ha surgido en la Argentina por determinadas condiciones de su población. Pero lo cierto es que se necesitaba, y con es esta norma hemos dado un instrumento de fomento importante.
Muy recientemente hemos sabido por los diarios de la radicación de dos importantes empresas mundiales en Córdoba destinadas al desarrollo de esta importante industria de avanzada científica y tecnológica.
En parecido sentido, según mi juicio, se encuentra la creación Enarsa, nuestra empresa de energía. En los tiempos del debate previo a la sanción de la ley de su creación, hemos leído todo tipo de barbaridades, críticas de izquierda y derecha contra su creación, y hasta chistes fáciles de un señor, que llegó a decir que se trataba de una Pyme de la energía.
Ya va a ver ese señor de qué Pyme se trata conforme transcurra el tiempo. Creo que es una herramienta fundamental para la recuperación de la intervención del Estado argentino en el tema energético, del cual se había alejado de un modo imperdonable al punto de perder todo control sobre su situación, tan importante y sustancial para la economía y para el desarrollo nacional.
T.8
Rinaldi RV
I
En estos días tenemos en la Cámara un proyecto de ley por el que se crea la empresa satelital, que también significa la recuperación por parte del Estado nacional del papel que tiene en el tema de las comunicaciones satelitales. Además, la decisión política del gobierno de que la construcción del satélite se lleve a cabo absolutamente en la Argentina apunta también a ese criterio cualitativo del desarrollo económico.
No es lo mismo -con el debido respeto- cultivar la tierra, que tiene un valor agregado relativo, que desarrollar industrias de avanzada tecnológica en el mundo.
Ambas cosas hay que hacerlas, pero asignando el papel que a cada una de ellas corresponde. Días atrás estuvimos acá con los señores representantes de la industria farmacéutica argentina, y recuerdo un ejemplo que dio uno de ellos, que me resulta de una elocuencia fenomenal: ¿cuánto vale una tonelada de soja? Si mal no recuerdo, ellos contestaron que valía entre 180 y 240 dólares.¿Cuánto vale una tonelada de medicamentos que los argentinos sabemos fabricar y hacemos? Entre 150 mil y 350 mil dólares. Creo que no hace falta hacer agregados de ninguna naturaleza para establecer la elocuencia de estos números.
En el mismo camino está la creación en el ámbito del Ministerio de Economía de una fundación destinada al desarrollo de la micro y de la nanotecnología.
Tenía muy pocas noticias acerca de esta tecnología, y cuando visitamos el ministerio con el presidente y otros colegas diputados, nos dieron explicaciones realmente asombrosas. Nos mostraron una carpeta y una serie de dibujos comparando una pequeña maquinaria con un cabello, con un glóbulo rojo. Realmente es algo asombroso. Todos los indicadores reflejan que en el mundo se avanza en el sentido del desarrollo de este tipo de tecnología de avanzada para la cual el país tiene aptitud suficiente.
Podemos dar muchos ejemplos más. Creo que también una decisión de gran importancia en el sentido positivo en el campo energético es la continuación y proyecto de terminación de Atucha II, así como también lo que se está elaborando en materia de gasoductos dentro del país y para traer el producto de afuera.
De esta manera, la Argentina tiene que prever rápidamente, y lo está haciendo, la provisión energética para que el desarrollo económico que estamos induciendo no encuentre cuellos de botella como ha acontecido en el pasado.
No voy a abusar del tiempo. Agradezco la presencia de todos los sectores de la producción que están aquí y, modestamente, los insto a continuar trabajando como lo han hecho y lo siguen haciendo por el futuro de esta Nación que tenemos que consolidar. (Aplausos.)
Hace cuatro años integro esta comisión y quiero decir, sin desmedro de la gestión anterior, que me siento muy orgulloso de haber participado del trabajo de estos dos años bajo su presidencia. Tengo la convicción de que han sido una etapa muy fructífera al servicio de la Nación y de su industria, que es prácticamente decir lo mismo.
Dicho esto, quisiera agregar que las consideraciones y datos que ha dado el licenciado Bocco son sumamente elocuentes respecto de lo acontecido en el país en los últimos dos años. Considero que estamos efectivamente encaminados en un sentido venturoso y positivo que debemos seguir profundizando.
Venimos de una crisis extraordinaria, la más grave -en mi opinión- que ha sufrido el país. Como decía el licenciado citando al presidente, seguimos todavía en el medio de esa crisis, pero lo que ha acontecido en estos últimos dos años marca una diferencia sustancial con el punto de partida.
Por esa razón, es sumamente injusto que algunos destaquen los aspectos negativos de nuestra realidad -que es cierto, existen-, pero si nos limitamos solamente a ellos sin referenciarlos al proceso dinámico que ha sufrido la historia del país en este tiempo, me parece que no se dice toda la verdad y cuando se dice parte de la verdad puede entenderse que se falta a ella.
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Yo soy de los que creen que no hay desarrollo espontáneo. Las naciones que se han desarrollado lo han hecho sobre la base de una decisión política firme de sus conducciones y merced al acierto en los caminos trazados para lograr ese desarrollo.
El desarrollo es posible a condición de que primero se tome la decisión de superar el subdesarrollo y luego se acierte en las medidas y en el camino que se pretende seguir.
Lo que sí tengo la certeza es que no hay desarrollo posible dejando la cosa librada a la voluntad de los mercados, y creo que la historia de la humanidad, y ni hablar de la historia reciente, demuestra eso. Hay casos de países que muy recientemente han partido de situaciones dramáticas de subdesarrollo, y sin embargo han podido quebrar esa barrera maldita, encontrándose ya algunos de ellos en la etapa del desarrollo, mientras que otros están acercándose a esa meta.
Digo esto porque tengo la convicción de que no cualquier crecimiento económico es conveniente para el país. Siempre el crecimiento es conveniente, pero cuando se trata de meros crecimientos cuantitativos creo que tienen límites en el tiempo, e inexorablemente, llegado cierto momento luego se revierte a situaciones anteriores o aun a situaciones peores que la del punto de partida.
No toda inversión es transformadora. La inversión es imprescindible para el desarrollo. Es necesaria la inversión proveniente del ahorro interno y/o de la concurrencia de capitales internacionales.. Eso es obvio, pero también es cierto -y así lo demuestra la historia del mundo y de la Argentina- que hubo períodos en los cuales la inversión fue importante y en los que hubo crecimiento, y sin embargo trajeron aparejada la destrucción de nuestra actividad productiva, desempleo y marginalidad.
Entonces, como bien decía el licenciado Bocco recién, tenemos una obligación moral, que es la de mejorar sustancialmente la distribución de la riqueza. Esto hace a convicciones éticas y políticas de muchos de nosotros, pero también hace a la racionalidad económica. No es decente vivir en medio de la pobreza de otros, no es de personas dignas conformarse con esa situación.
También es cierto que sin el crecimiento generalizado, sin un adecuado nivel de vida para la generalidad, tampoco las proyecciones económicas son sustentables en el tiempo.
Y si se omite la correcta distribución se pagan inexorablemente las consecuencias. Primero, se paga con la inseguridad que todos padecemos cuando salimos de nuestra casa, por más que vivamos confortablemente, y se paga a la larga con el hecho de que los procesos que pueden ser transitoriamente de crecimiento, luego inexorablemente decrecen si no se atiende como se debe al mercado interno.
Creo que estamos bien encaminados en el sentido positivo y cualitativo que mencionamos.
Nosotros tenemos algunos ejemplos que creo que son emblemáticos. Por ejemplo, en esta misma Cámara y desde esta Comisión propiciamos y sancionamos la ley de la industria del software, que naturalmente ha surgido en la Argentina por determinadas condiciones de su población. Pero lo cierto es que se necesitaba, y con es esta norma hemos dado un instrumento de fomento importante.
Muy recientemente hemos sabido por los diarios de la radicación de dos importantes empresas mundiales en Córdoba destinadas al desarrollo de esta importante industria de avanzada científica y tecnológica.
En parecido sentido, según mi juicio, se encuentra la creación Enarsa, nuestra empresa de energía. En los tiempos del debate previo a la sanción de la ley de su creación, hemos leído todo tipo de barbaridades, críticas de izquierda y derecha contra su creación, y hasta chistes fáciles de un señor, que llegó a decir que se trataba de una Pyme de la energía.
Ya va a ver ese señor de qué Pyme se trata conforme transcurra el tiempo. Creo que es una herramienta fundamental para la recuperación de la intervención del Estado argentino en el tema energético, del cual se había alejado de un modo imperdonable al punto de perder todo control sobre su situación, tan importante y sustancial para la economía y para el desarrollo nacional.
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En estos días tenemos en la Cámara un proyecto de ley por el que se crea la empresa satelital, que también significa la recuperación por parte del Estado nacional del papel que tiene en el tema de las comunicaciones satelitales. Además, la decisión política del gobierno de que la construcción del satélite se lleve a cabo absolutamente en la Argentina apunta también a ese criterio cualitativo del desarrollo económico.
No es lo mismo -con el debido respeto- cultivar la tierra, que tiene un valor agregado relativo, que desarrollar industrias de avanzada tecnológica en el mundo.
Ambas cosas hay que hacerlas, pero asignando el papel que a cada una de ellas corresponde. Días atrás estuvimos acá con los señores representantes de la industria farmacéutica argentina, y recuerdo un ejemplo que dio uno de ellos, que me resulta de una elocuencia fenomenal: ¿cuánto vale una tonelada de soja? Si mal no recuerdo, ellos contestaron que valía entre 180 y 240 dólares.¿Cuánto vale una tonelada de medicamentos que los argentinos sabemos fabricar y hacemos? Entre 150 mil y 350 mil dólares. Creo que no hace falta hacer agregados de ninguna naturaleza para establecer la elocuencia de estos números.
En el mismo camino está la creación en el ámbito del Ministerio de Economía de una fundación destinada al desarrollo de la micro y de la nanotecnología.
Tenía muy pocas noticias acerca de esta tecnología, y cuando visitamos el ministerio con el presidente y otros colegas diputados, nos dieron explicaciones realmente asombrosas. Nos mostraron una carpeta y una serie de dibujos comparando una pequeña maquinaria con un cabello, con un glóbulo rojo. Realmente es algo asombroso. Todos los indicadores reflejan que en el mundo se avanza en el sentido del desarrollo de este tipo de tecnología de avanzada para la cual el país tiene aptitud suficiente.
Podemos dar muchos ejemplos más. Creo que también una decisión de gran importancia en el sentido positivo en el campo energético es la continuación y proyecto de terminación de Atucha II, así como también lo que se está elaborando en materia de gasoductos dentro del país y para traer el producto de afuera.
De esta manera, la Argentina tiene que prever rápidamente, y lo está haciendo, la provisión energética para que el desarrollo económico que estamos induciendo no encuentre cuellos de botella como ha acontecido en el pasado.
No voy a abusar del tiempo. Agradezco la presencia de todos los sectores de la producción que están aquí y, modestamente, los insto a continuar trabajando como lo han hecho y lo siguen haciendo por el futuro de esta Nación que tenemos que consolidar. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Quiero comentar que habrá una versión taquigráfica de todo lo que se está diciendo aquí, es decir que esto estará impreso y se va a distribuir para que los interesados lo puedan tener.
Asimismo, vamos a agregar algunos trabajos que nos han llegado vinculados con algunas propuestas, que también van a incluir la versión taquigráfica y la impresión que se haga, que será distribuida oportunamente.
Tiene la palabra el doctor Mario Vicens, presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina.
Asimismo, vamos a agregar algunos trabajos que nos han llegado vinculados con algunas propuestas, que también van a incluir la versión taquigráfica y la impresión que se haga, que será distribuida oportunamente.
Tiene la palabra el doctor Mario Vicens, presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina.
SR. VICENS Señor presidente: en primer lugar, quiero agradecer la convocatoria que se me ha hecho para participar de esta reunión.
En la Asociación de Bancos de la Argentina estamos absolutamente convencidos de que las políticas de largo plazo tienen que surgir de la articulación entre el Estado y el sector privado; el sector privado, por supuesto, haciendo las veces de presentador de las dificultades y de las iniciativas que considera relevantes para la formulación de esas políticas. En este sentido es que agradezco especialmente esta oportunidad.
En segundo término, quiero decir que compartimos el diagnóstico formulado aquí.
T.9
cab
ind
Creemos que efectivamente el mundo ha dado a nuestro país una gran oportunidad de recuperación y para establecer las bases de un crecimiento sostenido durante los últimos años. Al mismo tiempo, desde el punto de vista de la administración de las cuestiones básicas de la política económica, consideramos que esa posibilidad no ha sido desaprovechada, porque justamente se ha avanzado en controlar y formular políticas absolutamente prudentes y razonables desde el punto de vista fiscal, y sobre todo monetario.
También creemos que si no se consigue generar e instalar políticas que a través de la inversión conduzcan a un crecimiento sostenido de la capacidad productiva, es difícil que podamos sostener el éxito que ha tenido la Argentina en términos de recuperación económica durante estos últimos tres años, y el éxito que ha tenido en cuanto a volver a incluir a la población excluida como consecuencia de la crisis.
Así que compartimos, señor presidente, que es una oportunidad y no podemos perderla.
Yendo al aspecto más específico que corresponde que aborde aquí, y tratando de ser muy sintético a los efectos de respetar el tiempo que se nos ha asignado, quiero señalar que el sistema financiero -y los bancos en particular- tiene como principal interés expandir sus créditos y financiamientos, sobre todo al sector privado.
En algún momento esa posibilidad quedó prácticamente trunca o limitada como consecuencia de la crisis y la pérdida de los recursos provenientes del ahorro, situación que caracterizó a los años 2001 y 2002; pero también es cierto -como acaba de ser demostrado por algunas de las cifras que mencionó el licenciado Bocco- que en la medida en que se dieron las condiciones para que volviera un crecimiento significativo del crédito al sector privado, éste ha sucedido.
Quiero mencionar solamente que durante este año el crédito al sector privado -con prescindencia de cuáles son las líneas o los destinos- ha estado creciendo en el orden del 30 por ciento, y el crédito comercial, neto del crédito de consumo, está creciendo a niveles del 40 por ciento anual, lo que muestra que claramente es interés de los bancos asistir al aumento de la producción mediante la provisión del financiamiento con que cuentan para ello.
Al mismo tiempo quiero reconocer que el crecimiento y la recuperación del crédito al sector privado durante este último año en particular ha estado concentrado en líneas que no son las más adecuadas para financiar el esfuerzo del proceso de inversión que aquí todos entendemos que se necesita para establecer condiciones de crecimiento sostenido.
En ese sentido creo que la contribución que hoy podemos hacer aquí es verter con total transparencia lo que es nuestro pensamiento respecto de aquellas cuestiones que facilitan u obstaculizan el crecimiento del crédito a largo plazo para financiar la inversión.
Queremos reconocer aquí que la autoridad regulatoria -el Banco Central de la República Argentina- ha hecho mucho en los últimos tiempos para facilitar el proceso de recuperación del crédito.
T.10
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Quizás el punto más importante de todas las iniciativas que han prosperado y siguen prosperando -el propio licenciado Bocco anunció hoy que el Banco Central va a tratar una iniciativa que tiende a facilitar y potenciar las posibilidades de los bancos de hacer crecer las carteras de crédito-, que nosotros entendemos facilitará la recuperación del crédito al sector privado en forma sostenida, en todos los plazos y todas las especies, es que se han igualado los incentivos de prestar al Estado o al sector privado.
Durante la década del 90 los bancos se encontraban con un esquema de incentivos que claramente los impulsaban a prestar dinero al sector público en lugar de hacerlo al sector privado. Esos incentivos estaban vinculados con el requerimiento de capital que justamente exige el aumento de crédito al sector privado, que en aquella oportunidad era del orden del 11 por ciento, mientras que para prestar al sector público prácticamente no se requería capital.
Hace dos años esa condición ha sido cambiada, y hoy se requiere igual capital para prestar a uno como al otro, lo que claramente nivela la cancha y establece los incentivos correctos.
Ahora bien, aumentar el crédito al sector privado en forma sostenida no es solamente un problema de incentivos regulatorios, sino que tiene que ver también con la necesidad de que prosiga la política de desendeudamiento público que está practicando este gobierno.
Inmediatamente después de la crisis el sistema bancario quedó con una inversión en deuda pública de más del 50 por ciento del total de los activos que manejaba. Ese crecimiento se dio fundamentalmente como consecuencia de la crisis. A finales del año 2000 esa participación era del 17 por ciento; a fines de 2001 creció al 22 por ciento y a finales de 2002 era del 55 por ciento. Ello, porque como consecuencia de la caída de los depósitos, la pérdida de fuentes de financiamiento, la imposibilidad de cobrar la deuda pública, y como resultado de los perjuicios que ocasionaron algunas medidas en términos patrimoniales -compensados posteriormente a través de deuda pública-, la deuda pública se convirtió en el principal protagonista de las inversiones de los bancos. En esto no hay distinción entre tipos de bancos; en casi todos los casos se dio el mismo fenómeno.
Hoy la participación de la deuda pública ha caído al orden del 32 al 37 por ciento, dependiendo de cómo se la considere. Esto, señores, es una buena noticia, porque significa que la contrapartida es crédito al sector privado. Esto es lo que explica en gran medida el crecimiento del crédito al sector privado que se ha verificado particularmente en los últimos dos años.
Es necesario, por lo tanto, que prosiga esta política fiscal que se ha practicado durante los últimos tres años, de rigurosidad, disciplina y superávit en términos primarios, de desendeudamiento -como expresa la palabra oficial-, para liberar los recursos que necesita el sector privado a fin de poder destinarlos a inversiones.
La segunda cuestión que entendemos es absolutamente relevante tiene que ver con un fenómeno que se presenta y que por el momento lamentablemente está más allá de las posibilidades que tanto los tomadores como los oferentes de crédito tienen para resolver. Tiene que ver con la brecha entre las necesidades de quienes invierten, producen, demandan crédito de largo plazo, y las posibilidades que tiene particularmente el sistema financiero de atender esas necesidades.
Normalmente la demanda es de créditos a diez o más años, a tasas fijas de interés, y a tasas relativamente parecidas a las que hoy rigen el crédito a corto plazo; es decir, 10 o 12 por ciento anual.
Por otro lado, hoy en día los ahorristas ofrecen fondos a los bancos a muy corto plazo, entre cuarenta y cincuenta días en promedio; el 50 por ciento de los depósitos bancarios es a la vista o tiene que ver con necesidades transaccionales, y al mismo tiempo no existe una oferta significativa de fondos que permita extender los plazos de tal modo que los bancos no tengan el riesgo de quedar descalzados -como se denomina en la jerga técnica- cuando crecen sus inversiones a largo plazo.
En este plano hay dos cuestiones que a nuestro juicio son cruciales. También lo es el desendeudamiento público, porque toda la posibilidad de invertir a largo plazo en la actualidad está ocupada por la deuda pública.
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En la medida en que la deuda pública sea más líquida, los bancos puedan venderla y colocarla en los mercados de un modo razonable, exista un mercado tranzado de deuda pública y el Estado siga cancelando esta deuda en términos netos, entonces no hay dudas de que habrá más posibilidades de que ese lugar sea ocupado por créditos a largo plazo al sector privado.
La segunda cuestión relevante tiene que ver con la moneda. Hoy por hoy no existe oferta de fondos a largo plazo y a tasa fija de interés. Nadie tiene la seguridad absoluta que de aquí a cinco o diez años -mucho más allá de los plazos que están implícitos en las políticas actuales- las tasas de interés y las tasas de inflación sean más bajas que las que actualmente tenemos.
Deseamos que eso sea así. Pero, desde el punto de vista de quien administra fondos de terceros, tiene que haber más que un deseo o percepción personal. Deben existir las condiciones para que efectivamente se puedan invertir fondos a largo plazo a tasa fija de interés.
Estamos convencidos de que el rumbo actual de la política económica va a llevar a consolidar las condiciones de estabilidad y permitirá extender los plazos de financiamiento a tasas fijas de interés. En todo caso, nuestro problema es ver cómo hacemos para ampliar la oferta de fondos en las condiciones que sean adecuadas para quien las demanda, en el tiempo que lleve y que la economía reconozca a través de sus decisiones que se produce un proceso de consolidación de la estabilidad.
Esto hay que discutirlo y resolverlo. Tenemos la responsabilidad de proponer iniciativas para que sean discutidas y, eventualmente, implementadas.
En este punto en particular creemos que existe un obstáculo crítico, más allá de que pueda prosperar la colocación de fondos a largo plazo y efectuar algún ajuste que permita acotar los riesgos que acabo de mencionar.
Desde el punto de vista constitucional existen enormes dudas en cuanto a los mecanismos de ajuste que puedan ayudar a preservar el poder adquisitivo de acreencias y de deudas a lo largo del tiempo, porque no cuentan hoy en día con todo el soporte constitucional que deberían tener a fin de convertirse en un instrumento idóneo y generalizado de extensión del plazo del crédito. Entendemos que una discusión abierta y adulta de esta cuestión podría colaborar enormemente para que quienes administran fondos puedan progresar y encarar ese camino.
Un tercer punto que me parece relevante se basa en reconocer que los bancos tienen un papel que cumplir en el financiamiento de la inversión y en el crédito a largo plazo. Sin embargo, no son quienes pueden cumplir todo el papel que se requiere. ¿Qué quiero decir con esto? La banca comercial, que tradicionalmente administra fondos de corto plazo -es decir, el ahorro de corto plazo-, puede actuar favorable y positivamente evaluando, impulsando y originando el financiamiento de proyectos de inversión. Pero es muy difícil que pueda sostener o mantener las obligaciones de quien tiene un proyecto de inversión -que debe madurar a lo largo del tiempo- durante todo el período que demande su repago o devolución. Para ello se necesita el concurso de un mercado de capitales que sea sólido, profundo y fuerte.
En ese sentido, es responsabilidad de todos colaborar y aportar iniciativas e ideas para que se extienda y amplíe el mercado de capitales argentinos y sea capaz de absorber aquellos plazos y financiaciones que por la propia naturaleza de la actividad los bancos no pueden sostener hasta su finalización.
Allí existe una oportunidad, reconociendo que hay un sector que administra fondos de todos nosotros, es decir, de quienes estamos aportando para nuestra jubilación, que no tiene obligaciones a corto plazo -sí las tiene a largo plazo- y que, por lo tanto, posee condiciones absolutamente favorables para poder participar activamente en un proceso de esta naturaleza.
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Por lo tanto, creo hay que encontrar los mecanismos, las iniciativas y las medidas que puedan favorecer la participación de estos agentes en el financiamiento del largo plazo; y asimismo, que pueda extenderse la profundidad del mercado de capitales para que efectivamente haya un aporte desde ese punto de vista.
Por último y para no excederme en el tiempo, quiero decir que, como condición de cualquiera de las iniciativas que aquí puedan discutirse en los planos que yo he propuesto -o que vayan a proponer otros a lo largo de estos días- es absolutamente indispensable que siga creciendo la monetización de la economía. Es decir, que seamos capaces de canalizar el ahorro nacional a través de nuestras instituciones, de las instituciones del sistema financiero, de los fondos de pensión y de los fondos de inversión de los bancos.
Estamos convencidos de que la Argentina no padece un problema de escasez de ahorro; no hay un problema genético que implica que los argentinos no somos ahorradores. Creemos que como sociedad hemos sido incapaces de crear las instituciones y los mecanismos para ser confiables y para que los ahorristas canalicen sus fondos para que se conviertan en fondos disponibles para la inversión y la producción en el país.
Este es un desafío que tiene que ser encarado, que no se resuelve con atajos sino con medidas sostenidas, sin perder cada oportunidad que pueda haber para consolidar la confianza de los ahorristas de nuestro país. (Aplausos.)
En la Asociación de Bancos de la Argentina estamos absolutamente convencidos de que las políticas de largo plazo tienen que surgir de la articulación entre el Estado y el sector privado; el sector privado, por supuesto, haciendo las veces de presentador de las dificultades y de las iniciativas que considera relevantes para la formulación de esas políticas. En este sentido es que agradezco especialmente esta oportunidad.
En segundo término, quiero decir que compartimos el diagnóstico formulado aquí.
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Creemos que efectivamente el mundo ha dado a nuestro país una gran oportunidad de recuperación y para establecer las bases de un crecimiento sostenido durante los últimos años. Al mismo tiempo, desde el punto de vista de la administración de las cuestiones básicas de la política económica, consideramos que esa posibilidad no ha sido desaprovechada, porque justamente se ha avanzado en controlar y formular políticas absolutamente prudentes y razonables desde el punto de vista fiscal, y sobre todo monetario.
También creemos que si no se consigue generar e instalar políticas que a través de la inversión conduzcan a un crecimiento sostenido de la capacidad productiva, es difícil que podamos sostener el éxito que ha tenido la Argentina en términos de recuperación económica durante estos últimos tres años, y el éxito que ha tenido en cuanto a volver a incluir a la población excluida como consecuencia de la crisis.
Así que compartimos, señor presidente, que es una oportunidad y no podemos perderla.
Yendo al aspecto más específico que corresponde que aborde aquí, y tratando de ser muy sintético a los efectos de respetar el tiempo que se nos ha asignado, quiero señalar que el sistema financiero -y los bancos en particular- tiene como principal interés expandir sus créditos y financiamientos, sobre todo al sector privado.
En algún momento esa posibilidad quedó prácticamente trunca o limitada como consecuencia de la crisis y la pérdida de los recursos provenientes del ahorro, situación que caracterizó a los años 2001 y 2002; pero también es cierto -como acaba de ser demostrado por algunas de las cifras que mencionó el licenciado Bocco- que en la medida en que se dieron las condiciones para que volviera un crecimiento significativo del crédito al sector privado, éste ha sucedido.
Quiero mencionar solamente que durante este año el crédito al sector privado -con prescindencia de cuáles son las líneas o los destinos- ha estado creciendo en el orden del 30 por ciento, y el crédito comercial, neto del crédito de consumo, está creciendo a niveles del 40 por ciento anual, lo que muestra que claramente es interés de los bancos asistir al aumento de la producción mediante la provisión del financiamiento con que cuentan para ello.
Al mismo tiempo quiero reconocer que el crecimiento y la recuperación del crédito al sector privado durante este último año en particular ha estado concentrado en líneas que no son las más adecuadas para financiar el esfuerzo del proceso de inversión que aquí todos entendemos que se necesita para establecer condiciones de crecimiento sostenido.
En ese sentido creo que la contribución que hoy podemos hacer aquí es verter con total transparencia lo que es nuestro pensamiento respecto de aquellas cuestiones que facilitan u obstaculizan el crecimiento del crédito a largo plazo para financiar la inversión.
Queremos reconocer aquí que la autoridad regulatoria -el Banco Central de la República Argentina- ha hecho mucho en los últimos tiempos para facilitar el proceso de recuperación del crédito.
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Quizás el punto más importante de todas las iniciativas que han prosperado y siguen prosperando -el propio licenciado Bocco anunció hoy que el Banco Central va a tratar una iniciativa que tiende a facilitar y potenciar las posibilidades de los bancos de hacer crecer las carteras de crédito-, que nosotros entendemos facilitará la recuperación del crédito al sector privado en forma sostenida, en todos los plazos y todas las especies, es que se han igualado los incentivos de prestar al Estado o al sector privado.
Durante la década del 90 los bancos se encontraban con un esquema de incentivos que claramente los impulsaban a prestar dinero al sector público en lugar de hacerlo al sector privado. Esos incentivos estaban vinculados con el requerimiento de capital que justamente exige el aumento de crédito al sector privado, que en aquella oportunidad era del orden del 11 por ciento, mientras que para prestar al sector público prácticamente no se requería capital.
Hace dos años esa condición ha sido cambiada, y hoy se requiere igual capital para prestar a uno como al otro, lo que claramente nivela la cancha y establece los incentivos correctos.
Ahora bien, aumentar el crédito al sector privado en forma sostenida no es solamente un problema de incentivos regulatorios, sino que tiene que ver también con la necesidad de que prosiga la política de desendeudamiento público que está practicando este gobierno.
Inmediatamente después de la crisis el sistema bancario quedó con una inversión en deuda pública de más del 50 por ciento del total de los activos que manejaba. Ese crecimiento se dio fundamentalmente como consecuencia de la crisis. A finales del año 2000 esa participación era del 17 por ciento; a fines de 2001 creció al 22 por ciento y a finales de 2002 era del 55 por ciento. Ello, porque como consecuencia de la caída de los depósitos, la pérdida de fuentes de financiamiento, la imposibilidad de cobrar la deuda pública, y como resultado de los perjuicios que ocasionaron algunas medidas en términos patrimoniales -compensados posteriormente a través de deuda pública-, la deuda pública se convirtió en el principal protagonista de las inversiones de los bancos. En esto no hay distinción entre tipos de bancos; en casi todos los casos se dio el mismo fenómeno.
Hoy la participación de la deuda pública ha caído al orden del 32 al 37 por ciento, dependiendo de cómo se la considere. Esto, señores, es una buena noticia, porque significa que la contrapartida es crédito al sector privado. Esto es lo que explica en gran medida el crecimiento del crédito al sector privado que se ha verificado particularmente en los últimos dos años.
Es necesario, por lo tanto, que prosiga esta política fiscal que se ha practicado durante los últimos tres años, de rigurosidad, disciplina y superávit en términos primarios, de desendeudamiento -como expresa la palabra oficial-, para liberar los recursos que necesita el sector privado a fin de poder destinarlos a inversiones.
La segunda cuestión que entendemos es absolutamente relevante tiene que ver con un fenómeno que se presenta y que por el momento lamentablemente está más allá de las posibilidades que tanto los tomadores como los oferentes de crédito tienen para resolver. Tiene que ver con la brecha entre las necesidades de quienes invierten, producen, demandan crédito de largo plazo, y las posibilidades que tiene particularmente el sistema financiero de atender esas necesidades.
Normalmente la demanda es de créditos a diez o más años, a tasas fijas de interés, y a tasas relativamente parecidas a las que hoy rigen el crédito a corto plazo; es decir, 10 o 12 por ciento anual.
Por otro lado, hoy en día los ahorristas ofrecen fondos a los bancos a muy corto plazo, entre cuarenta y cincuenta días en promedio; el 50 por ciento de los depósitos bancarios es a la vista o tiene que ver con necesidades transaccionales, y al mismo tiempo no existe una oferta significativa de fondos que permita extender los plazos de tal modo que los bancos no tengan el riesgo de quedar descalzados -como se denomina en la jerga técnica- cuando crecen sus inversiones a largo plazo.
En este plano hay dos cuestiones que a nuestro juicio son cruciales. También lo es el desendeudamiento público, porque toda la posibilidad de invertir a largo plazo en la actualidad está ocupada por la deuda pública.
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En la medida en que la deuda pública sea más líquida, los bancos puedan venderla y colocarla en los mercados de un modo razonable, exista un mercado tranzado de deuda pública y el Estado siga cancelando esta deuda en términos netos, entonces no hay dudas de que habrá más posibilidades de que ese lugar sea ocupado por créditos a largo plazo al sector privado.
La segunda cuestión relevante tiene que ver con la moneda. Hoy por hoy no existe oferta de fondos a largo plazo y a tasa fija de interés. Nadie tiene la seguridad absoluta que de aquí a cinco o diez años -mucho más allá de los plazos que están implícitos en las políticas actuales- las tasas de interés y las tasas de inflación sean más bajas que las que actualmente tenemos.
Deseamos que eso sea así. Pero, desde el punto de vista de quien administra fondos de terceros, tiene que haber más que un deseo o percepción personal. Deben existir las condiciones para que efectivamente se puedan invertir fondos a largo plazo a tasa fija de interés.
Estamos convencidos de que el rumbo actual de la política económica va a llevar a consolidar las condiciones de estabilidad y permitirá extender los plazos de financiamiento a tasas fijas de interés. En todo caso, nuestro problema es ver cómo hacemos para ampliar la oferta de fondos en las condiciones que sean adecuadas para quien las demanda, en el tiempo que lleve y que la economía reconozca a través de sus decisiones que se produce un proceso de consolidación de la estabilidad.
Esto hay que discutirlo y resolverlo. Tenemos la responsabilidad de proponer iniciativas para que sean discutidas y, eventualmente, implementadas.
En este punto en particular creemos que existe un obstáculo crítico, más allá de que pueda prosperar la colocación de fondos a largo plazo y efectuar algún ajuste que permita acotar los riesgos que acabo de mencionar.
Desde el punto de vista constitucional existen enormes dudas en cuanto a los mecanismos de ajuste que puedan ayudar a preservar el poder adquisitivo de acreencias y de deudas a lo largo del tiempo, porque no cuentan hoy en día con todo el soporte constitucional que deberían tener a fin de convertirse en un instrumento idóneo y generalizado de extensión del plazo del crédito. Entendemos que una discusión abierta y adulta de esta cuestión podría colaborar enormemente para que quienes administran fondos puedan progresar y encarar ese camino.
Un tercer punto que me parece relevante se basa en reconocer que los bancos tienen un papel que cumplir en el financiamiento de la inversión y en el crédito a largo plazo. Sin embargo, no son quienes pueden cumplir todo el papel que se requiere. ¿Qué quiero decir con esto? La banca comercial, que tradicionalmente administra fondos de corto plazo -es decir, el ahorro de corto plazo-, puede actuar favorable y positivamente evaluando, impulsando y originando el financiamiento de proyectos de inversión. Pero es muy difícil que pueda sostener o mantener las obligaciones de quien tiene un proyecto de inversión -que debe madurar a lo largo del tiempo- durante todo el período que demande su repago o devolución. Para ello se necesita el concurso de un mercado de capitales que sea sólido, profundo y fuerte.
En ese sentido, es responsabilidad de todos colaborar y aportar iniciativas e ideas para que se extienda y amplíe el mercado de capitales argentinos y sea capaz de absorber aquellos plazos y financiaciones que por la propia naturaleza de la actividad los bancos no pueden sostener hasta su finalización.
Allí existe una oportunidad, reconociendo que hay un sector que administra fondos de todos nosotros, es decir, de quienes estamos aportando para nuestra jubilación, que no tiene obligaciones a corto plazo -sí las tiene a largo plazo- y que, por lo tanto, posee condiciones absolutamente favorables para poder participar activamente en un proceso de esta naturaleza.
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Por lo tanto, creo hay que encontrar los mecanismos, las iniciativas y las medidas que puedan favorecer la participación de estos agentes en el financiamiento del largo plazo; y asimismo, que pueda extenderse la profundidad del mercado de capitales para que efectivamente haya un aporte desde ese punto de vista.
Por último y para no excederme en el tiempo, quiero decir que, como condición de cualquiera de las iniciativas que aquí puedan discutirse en los planos que yo he propuesto -o que vayan a proponer otros a lo largo de estos días- es absolutamente indispensable que siga creciendo la monetización de la economía. Es decir, que seamos capaces de canalizar el ahorro nacional a través de nuestras instituciones, de las instituciones del sistema financiero, de los fondos de pensión y de los fondos de inversión de los bancos.
Estamos convencidos de que la Argentina no padece un problema de escasez de ahorro; no hay un problema genético que implica que los argentinos no somos ahorradores. Creemos que como sociedad hemos sido incapaces de crear las instituciones y los mecanismos para ser confiables y para que los ahorristas canalicen sus fondos para que se conviertan en fondos disponibles para la inversión y la producción en el país.
Este es un desafío que tiene que ser encarado, que no se resuelve con atajos sino con medidas sostenidas, sin perder cada oportunidad que pueda haber para consolidar la confianza de los ahorristas de nuestro país. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Quiero informarles que se acaba de incorporar al panel el licenciado Federico Poli, subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, a quien agradecemos su presencia.
También agradecemos la presencia del ingeniero Hugo Monte, presidente de CAMENOFE; de Leonardo Tasca, de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires; del arquitecto Andrés Peña, de la Cámara Argentina para Pymes de la Construcción; del licenciado Guillermo Padilla, de COPAL; del ingeniero Alejandro Rodríguez Tomietto, presidente de la Asociación Argentina de Fabricantes de Máquinas- Herramientas, Accesorios y Afines, y de Eduardo Franciosi, director ejecutivo de CILFA.
Tiene la palabra el señor Juan Carlos Sacco, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina.
También agradecemos la presencia del ingeniero Hugo Monte, presidente de CAMENOFE; de Leonardo Tasca, de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires; del arquitecto Andrés Peña, de la Cámara Argentina para Pymes de la Construcción; del licenciado Guillermo Padilla, de COPAL; del ingeniero Alejandro Rodríguez Tomietto, presidente de la Asociación Argentina de Fabricantes de Máquinas- Herramientas, Accesorios y Afines, y de Eduardo Franciosi, director ejecutivo de CILFA.
Tiene la palabra el señor Juan Carlos Sacco, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina.
SR. SACCO Señor presidente: agradezco a la comisión y particularmente a la señora senadora por estar tan imbuida de estos temas industriales.
Acabo de entregar un trabajo técnico, para no aburrirlos, porque mi exposición contiene muchos datos estadísticos.
Acabo de entregar un trabajo técnico, para no aburrirlos, porque mi exposición contiene muchos datos estadísticos.
SR. PRESIDENTE BROWN Los incorporaremos en el versión taquigráfica.
SR. SACCO Simplemente quiero hacer una breve reflexión política. Y cuando digo política, lo hago para que quede claro que todos quienes me antecedieron en el uso palabra dicen la verdad; lo que pasa es que todavía hacen falta más verdades.
Desde el punto de vista de la UIA tenemos reflexiones muy claras: cuando un gobierno para hacer inversiones tiene estabilidad política, como la que se está dando ahora, el camino es próspero. Consideramos que falta terminar de ajustar la parte jurídica, punto sobre el que la Unión Industrial Argentina hace años viene bregando.
Asimismo, creemos que el Poder Legislativo tiene que unirse tanto al sector público como al privado -como decía Vicens-, porque somos nosotros los que podemos darle salida al país, los actores, los industriales, el campo, la agroindustria y la ganadería.
Tenemos estabilidad dentro del gobierno, un equipo económico que a su vez tiene un secretario de Industria y otro de la Pequeña y Mediana Empresa, quienes en estos dos años han dado muchas herramientas a la pequeña y mediana industria, motivo por el cual se están incorporando once mil pymes al mercado exportador. Ese no es un detalle menor, porque no podemos vivir toda la vida pendientes del commodity que se maneja desde Chicago -si mal no recuerdo- que fija el valor y el precio, mientras que las pymes aquí exportan valor agregado genuino.
Esa es la única posibilidad que tiene el ministro de Economía de quitar las retenciones cuando se hayan incorporado más pymes al mercado.
Desde la UIA vemos que hay que empezar a hacer acuerdos más sólidos, como mencionaba el señor Vicens al referirse al tema de las AFJP.
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La UIA ya se ha arrimado a las AFJPs, está trabajando con el Banco Central y con la CGT porque creemos que en esta patriada todos somos socios.
En treinta años de volatilidad durante el día los argentinos destruíamos nuestro país y Dios lo reconstruía de noche. Aprendimos que con catorce hiperinflaciones no podemos vivir más.
Señores: tomemos conciencia de que hubo dos etapas bisagra. Una de ellos fue el año 2001, porque había que tener la valentía de salir y demostrar al mundo que atados como estábamos no podíamos crecer. Y otra es la etapa actual, porque había que tener la fuerza que tuvo este presidente de continuar hasta aquí y llegar con 42 meses corridos de crecimiento. Esto ya no es casualidad ni "veranito".
Ahora es nuestra responsabilidad seguir manteniendo esta criatura y acrecentarla, pero para esto tiene que existir diálogo. Pero en los diálogos no todo es sí: hay sí y no. Hay que ver qué es lo mejor que podemos sacar.
Desde la Secretaría de Industria siempre hemos sido bien atendidos, y desde el Ministerio de Economía también, aunque algunos chisporroteos siempre tenemos porque es obvio que defendemos intereses distintos. Uno defiende la caja y el otro defiende la cuenta corriente para pagar los sueldos y los impuestos.
Señor presidente de la comisión: agradezco mucho su invitación, y disculpe que mi intervención sea breve. Simplemente quiero dejar esta reflexión: desde la Unión Industrial Argentina estamos convencidos de que la Argentina está condenada al éxito y al crecimiento. (Aplausos.)
Desde el punto de vista de la UIA tenemos reflexiones muy claras: cuando un gobierno para hacer inversiones tiene estabilidad política, como la que se está dando ahora, el camino es próspero. Consideramos que falta terminar de ajustar la parte jurídica, punto sobre el que la Unión Industrial Argentina hace años viene bregando.
Asimismo, creemos que el Poder Legislativo tiene que unirse tanto al sector público como al privado -como decía Vicens-, porque somos nosotros los que podemos darle salida al país, los actores, los industriales, el campo, la agroindustria y la ganadería.
Tenemos estabilidad dentro del gobierno, un equipo económico que a su vez tiene un secretario de Industria y otro de la Pequeña y Mediana Empresa, quienes en estos dos años han dado muchas herramientas a la pequeña y mediana industria, motivo por el cual se están incorporando once mil pymes al mercado exportador. Ese no es un detalle menor, porque no podemos vivir toda la vida pendientes del commodity que se maneja desde Chicago -si mal no recuerdo- que fija el valor y el precio, mientras que las pymes aquí exportan valor agregado genuino.
Esa es la única posibilidad que tiene el ministro de Economía de quitar las retenciones cuando se hayan incorporado más pymes al mercado.
Desde la UIA vemos que hay que empezar a hacer acuerdos más sólidos, como mencionaba el señor Vicens al referirse al tema de las AFJP.
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La UIA ya se ha arrimado a las AFJPs, está trabajando con el Banco Central y con la CGT porque creemos que en esta patriada todos somos socios.
En treinta años de volatilidad durante el día los argentinos destruíamos nuestro país y Dios lo reconstruía de noche. Aprendimos que con catorce hiperinflaciones no podemos vivir más.
Señores: tomemos conciencia de que hubo dos etapas bisagra. Una de ellos fue el año 2001, porque había que tener la valentía de salir y demostrar al mundo que atados como estábamos no podíamos crecer. Y otra es la etapa actual, porque había que tener la fuerza que tuvo este presidente de continuar hasta aquí y llegar con 42 meses corridos de crecimiento. Esto ya no es casualidad ni "veranito".
Ahora es nuestra responsabilidad seguir manteniendo esta criatura y acrecentarla, pero para esto tiene que existir diálogo. Pero en los diálogos no todo es sí: hay sí y no. Hay que ver qué es lo mejor que podemos sacar.
Desde la Secretaría de Industria siempre hemos sido bien atendidos, y desde el Ministerio de Economía también, aunque algunos chisporroteos siempre tenemos porque es obvio que defendemos intereses distintos. Uno defiende la caja y el otro defiende la cuenta corriente para pagar los sueldos y los impuestos.
Señor presidente de la comisión: agradezco mucho su invitación, y disculpe que mi intervención sea breve. Simplemente quiero dejar esta reflexión: desde la Unión Industrial Argentina estamos convencidos de que la Argentina está condenada al éxito y al crecimiento. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN El trabajo que ha dejado el señor Sacco es suficientemente profundo como para que se justifique la intervención que ha tenido.
Quiero mencionar que se está incorporando a la mesa el licenciado Luis Corsiglia, director del Banco Central de la República Argentina.
Vamos a pedir ahora al doctor Miguel Saredi, diputado nacional con mandato cumplido y coordinador de Pampa Sur, que nos dé la versión del sector agropecuario.
Quiero mencionar que se está incorporando a la mesa el licenciado Luis Corsiglia, director del Banco Central de la República Argentina.
Vamos a pedir ahora al doctor Miguel Saredi, diputado nacional con mandato cumplido y coordinador de Pampa Sur, que nos dé la versión del sector agropecuario.
SR. SAREDI Señor presidente: antes de empezar, quiero imitar en cierto modo a Luis Cigogna y decir, porque corresponde, que fue muy importante para esta Cámara de Diputados haber tenido estos dos años a Carlos Brown como presidente de la Comisión de Industria.
Cuando en el año 2003 se tomó la decisión de que el diputado Brown fuera presidente de la Comisión de Industria y que la diputada Alarcón presidiera la Comisión de Agricultura, -quiero aclarar mi cercanía con el presidente de la Cámara-, en ese momento, creo que logramos que dos comisiones claves, a veces no muy tenidas en cuenta en el armado político, tuvieran un desarrollo y un trabajo que en lo estadístico y en lo concreto durante estos dos años dio resultados muy positivos.
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Creo que esto también va en nuestra formación, en nuestro concepto que, por lo menos con el presidente de la Comisión de Industria tenemos desde hace tantos años, cuando yo era concejal y él ministro de la Producción de la provincia de Buenos Aires, y se recorrían cada una de las industrias y de los lugares productivos de nuestra provincia en ese momento.
Tenemos el concepto básico de que es necesario sacar a nuestro país adelante en base a las exportaciones, al trabajo y a la producción. Se trata de un concepto fundamental que hemos tenido tantos años.
Él me trasmitió -no parece pero es un poco más grande que yo (risas)- esta absoluta necesidad -y así se logró durante unos años, y para nosotros ha sido muy importante- de que haya un sector específico representativo de la producción tanto en los gabinetes nacionales como provinciales. Este es un punto en el cual nosotros queremos hacer un especial énfasis.
Más allá de la alegría que muchos tenemos, -especialmente aquellos que asumimos en el año 2002 a raíz de la crisis-, de lo positivo del diagnóstico que se da en estos últimos años y del apoyo sostenido que hemos dado, nos parece importante volver a hablar de la absoluta necesidad que tiene el sector productivo argentino de contar tanto en los estamentos nacionales y en los provinciales con un ministerio respectivo.
En el caso de agricultura, siempre hablamos de nuestro Ministerio de Agricultura, pero sobre todo en la Comisión de Industria, tenemos que hablar nuevamente de la necesidad de un Ministerio de la Producción. Cuando nos referimos a esta necesidad, no se trata de algo de plataforma, banal ni simple sino que estamos expresando la necesidad de que además de un Ministerio de Finanzas Públicas, de un Ministerio de Economía -que termina siendo lamentablemente en la Argentina un Ministerio de Finanzas Públicas-, haya un representante de la producción en los gabinetes, en los ejecutivos, sobre en el Poder Ejecutivo nacional, en línea directa con el presidente de la Nación.
Creemos que esto es prioritario. Por eso hace muchos años que venimos diciéndolo como concepto, como convicción, y me parece que en ese camino hemos trabajado durante todos estos años.
Más allá de los lapsos en los cuales ha habido esta conexión en forma directa, entendemos que esto debería institucionalizarse definitivamente, y que en las reuniones de gabinete siempre tiene que haber un representante de este sector junto al presidente.
Con respecto a los diagnósticos, coincido un poco con lo que planteaba Mario Vicens. Simplemente quiero remarcar dos o tres puntos, ya que hablamos del campo, y ahí lo voy a retar un poco a mi compañero, amigo y gran diputado Luis Cigogna, cuando habla de la soja y los medicamentos.
El campo de hoy es el campo de la sociedad del conocimiento, de la biotecnología y de la agroindustria. No es más el campo solamente de la producción primaria de principios del siglo XX. Nuestra concepción es un campo totalmente integrado que fortalece lo económico desde un punto de vista distinto.
Quizá muchas veces desde las ciudades o desde distintos sectores, inclusive algunos que tratan de hacernos este falso enfrentamiento entre campo y ciudad, intentan hacernos planteos pensando en este campo argentino de principios del siglo XX.
Ya no tenemos más ese campo; es un campo que aprovechó lo bueno de la década del 90 al invertir en tecnología y en competitividad, es decir, en lo poquito bueno de la década del 90, y en modernizarse, aun a pérdida o yéndole muy mal. Esto aprovechó el campo argentino. Por eso es un sector distinto a lo que quizá muchos piensan.
Otro concepto muy importante para nosotros es el de la cadena de valor, es decir, este tema de la agroindustria y la importancia de esta cadena de valor que empieza en la producción primaria, sigue en la industrialización, continúa en la distribución y termina en el consumo.
La manera en que tenemos que plantear nuestro futuro es mediante este concepto de cadena de valor que en todos estos años hemos intentado introducir y que el diputado Brown ha trabajado tanto en el foro de la cadena agroindustrial. La gente con este pensamiento moderno y dinámico es modelo en el mundo desde el punto de vista económico. es Todos nosotros, algunos de los cuales representamos más a la producción primaria y otros a la industrialización, tenemos que plantearnos el gran actor de esta cadena, que muchas veces dejamos de lado y que todos conocen: el tema de la distribución.
Es el gran actor de esta cadena que muchas veces, tanto desde el punto de vista legislativo como desde el punto de vista práctico no es tenido en cuenta y, obviamente, es el factor clave en esta cadena de valor para trabajar permanentemente en los años siguientes.
No quiero ser muy extenso, pero sí decir, porque no sería justo que no lo haga, que ya que hablamos de la cadena hay que destacar que tenemos en la Argentina una que es fundamental en nuestro futuro y en nuestro presente, que es una de las más modernas del mundo. Me refiero a la cadena agroalimentaria.
Tengo que decir que no coincidimos con las últimas medidas ya que para nosotros claramente la forma de combatir la inflación y de frenar los precios no es penando las exportaciones. Sinceramente, lamentamos las últimas medidas porque nos parece que justamente el país apuesta a un proyecto distinto. Apostamos a un país que exporta y que produce, no a un país en el cual vamos a contener los precios y la inflación penando las exportaciones, por lo cual coincidimos claramente con las autoridades de la COPAL.
Por lo tanto, con la industria de la alimentación nos hacemos afines en sus reclamos puntuales porque nos parece que esto no hace a un grupo de empresas sino a sus trabajadores, a nuestra producción del interior y a nuestra dinámica económica.
Finalmente, queremos poner nuestro énfasis en el tema tributario, que también hace al sector productivo agropecuario y creo que hace en mucho al sector industrial.
Más allá de nuestra queja permanente por las retenciones o por los derechos a las exportaciones, ponemos especial énfasis en la necesidad de superar este mosaico superpuesto de presión tributaria que se da en la Argentina en la cual conviven el impuesto a las ganancias, el IVA diferencial -en el caso nuestro-, impuestos inmobiliarios provinciales, redes viales municipales, es decir, este verdadero maremagnum que se da desde el punto de vista tributario que hace que el sector agropecuario especialmente, del cual también es integrante el sector agroindustrial, sostenga gran parte de los aparatos del Estado. Por lo tanto, nos parece que en los años siguientes va a llegar la hora de la racionalidad, del ordenamiento y de rever algunos puntos luego de los cambios económicos dados desde 2002 a la fecha.
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Me parece importante marcar estos puntos y decirle al señor diputado Brown que ellos han sido los fundamentales y más críticos en estas semanas.
Vuelvo a agradecerle por la forma en que desempeñó la Presidencia de la Comisión de Industria, ya que fue muy importante para esta Cámara. Esperamos que esta comisión pueda seguir funcionando de la misma manera en los próximos años. (Aplausos.)
Cuando en el año 2003 se tomó la decisión de que el diputado Brown fuera presidente de la Comisión de Industria y que la diputada Alarcón presidiera la Comisión de Agricultura, -quiero aclarar mi cercanía con el presidente de la Cámara-, en ese momento, creo que logramos que dos comisiones claves, a veces no muy tenidas en cuenta en el armado político, tuvieran un desarrollo y un trabajo que en lo estadístico y en lo concreto durante estos dos años dio resultados muy positivos.
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Creo que esto también va en nuestra formación, en nuestro concepto que, por lo menos con el presidente de la Comisión de Industria tenemos desde hace tantos años, cuando yo era concejal y él ministro de la Producción de la provincia de Buenos Aires, y se recorrían cada una de las industrias y de los lugares productivos de nuestra provincia en ese momento.
Tenemos el concepto básico de que es necesario sacar a nuestro país adelante en base a las exportaciones, al trabajo y a la producción. Se trata de un concepto fundamental que hemos tenido tantos años.
Él me trasmitió -no parece pero es un poco más grande que yo (risas)- esta absoluta necesidad -y así se logró durante unos años, y para nosotros ha sido muy importante- de que haya un sector específico representativo de la producción tanto en los gabinetes nacionales como provinciales. Este es un punto en el cual nosotros queremos hacer un especial énfasis.
Más allá de la alegría que muchos tenemos, -especialmente aquellos que asumimos en el año 2002 a raíz de la crisis-, de lo positivo del diagnóstico que se da en estos últimos años y del apoyo sostenido que hemos dado, nos parece importante volver a hablar de la absoluta necesidad que tiene el sector productivo argentino de contar tanto en los estamentos nacionales y en los provinciales con un ministerio respectivo.
En el caso de agricultura, siempre hablamos de nuestro Ministerio de Agricultura, pero sobre todo en la Comisión de Industria, tenemos que hablar nuevamente de la necesidad de un Ministerio de la Producción. Cuando nos referimos a esta necesidad, no se trata de algo de plataforma, banal ni simple sino que estamos expresando la necesidad de que además de un Ministerio de Finanzas Públicas, de un Ministerio de Economía -que termina siendo lamentablemente en la Argentina un Ministerio de Finanzas Públicas-, haya un representante de la producción en los gabinetes, en los ejecutivos, sobre en el Poder Ejecutivo nacional, en línea directa con el presidente de la Nación.
Creemos que esto es prioritario. Por eso hace muchos años que venimos diciéndolo como concepto, como convicción, y me parece que en ese camino hemos trabajado durante todos estos años.
Más allá de los lapsos en los cuales ha habido esta conexión en forma directa, entendemos que esto debería institucionalizarse definitivamente, y que en las reuniones de gabinete siempre tiene que haber un representante de este sector junto al presidente.
Con respecto a los diagnósticos, coincido un poco con lo que planteaba Mario Vicens. Simplemente quiero remarcar dos o tres puntos, ya que hablamos del campo, y ahí lo voy a retar un poco a mi compañero, amigo y gran diputado Luis Cigogna, cuando habla de la soja y los medicamentos.
El campo de hoy es el campo de la sociedad del conocimiento, de la biotecnología y de la agroindustria. No es más el campo solamente de la producción primaria de principios del siglo XX. Nuestra concepción es un campo totalmente integrado que fortalece lo económico desde un punto de vista distinto.
Quizá muchas veces desde las ciudades o desde distintos sectores, inclusive algunos que tratan de hacernos este falso enfrentamiento entre campo y ciudad, intentan hacernos planteos pensando en este campo argentino de principios del siglo XX.
Ya no tenemos más ese campo; es un campo que aprovechó lo bueno de la década del 90 al invertir en tecnología y en competitividad, es decir, en lo poquito bueno de la década del 90, y en modernizarse, aun a pérdida o yéndole muy mal. Esto aprovechó el campo argentino. Por eso es un sector distinto a lo que quizá muchos piensan.
Otro concepto muy importante para nosotros es el de la cadena de valor, es decir, este tema de la agroindustria y la importancia de esta cadena de valor que empieza en la producción primaria, sigue en la industrialización, continúa en la distribución y termina en el consumo.
La manera en que tenemos que plantear nuestro futuro es mediante este concepto de cadena de valor que en todos estos años hemos intentado introducir y que el diputado Brown ha trabajado tanto en el foro de la cadena agroindustrial. La gente con este pensamiento moderno y dinámico es modelo en el mundo desde el punto de vista económico. es Todos nosotros, algunos de los cuales representamos más a la producción primaria y otros a la industrialización, tenemos que plantearnos el gran actor de esta cadena, que muchas veces dejamos de lado y que todos conocen: el tema de la distribución.
Es el gran actor de esta cadena que muchas veces, tanto desde el punto de vista legislativo como desde el punto de vista práctico no es tenido en cuenta y, obviamente, es el factor clave en esta cadena de valor para trabajar permanentemente en los años siguientes.
No quiero ser muy extenso, pero sí decir, porque no sería justo que no lo haga, que ya que hablamos de la cadena hay que destacar que tenemos en la Argentina una que es fundamental en nuestro futuro y en nuestro presente, que es una de las más modernas del mundo. Me refiero a la cadena agroalimentaria.
Tengo que decir que no coincidimos con las últimas medidas ya que para nosotros claramente la forma de combatir la inflación y de frenar los precios no es penando las exportaciones. Sinceramente, lamentamos las últimas medidas porque nos parece que justamente el país apuesta a un proyecto distinto. Apostamos a un país que exporta y que produce, no a un país en el cual vamos a contener los precios y la inflación penando las exportaciones, por lo cual coincidimos claramente con las autoridades de la COPAL.
Por lo tanto, con la industria de la alimentación nos hacemos afines en sus reclamos puntuales porque nos parece que esto no hace a un grupo de empresas sino a sus trabajadores, a nuestra producción del interior y a nuestra dinámica económica.
Finalmente, queremos poner nuestro énfasis en el tema tributario, que también hace al sector productivo agropecuario y creo que hace en mucho al sector industrial.
Más allá de nuestra queja permanente por las retenciones o por los derechos a las exportaciones, ponemos especial énfasis en la necesidad de superar este mosaico superpuesto de presión tributaria que se da en la Argentina en la cual conviven el impuesto a las ganancias, el IVA diferencial -en el caso nuestro-, impuestos inmobiliarios provinciales, redes viales municipales, es decir, este verdadero maremagnum que se da desde el punto de vista tributario que hace que el sector agropecuario especialmente, del cual también es integrante el sector agroindustrial, sostenga gran parte de los aparatos del Estado. Por lo tanto, nos parece que en los años siguientes va a llegar la hora de la racionalidad, del ordenamiento y de rever algunos puntos luego de los cambios económicos dados desde 2002 a la fecha.
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Me parece importante marcar estos puntos y decirle al señor diputado Brown que ellos han sido los fundamentales y más críticos en estas semanas.
Vuelvo a agradecerle por la forma en que desempeñó la Presidencia de la Comisión de Industria, ya que fue muy importante para esta Cámara. Esperamos que esta comisión pueda seguir funcionando de la misma manera en los próximos años. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Gracias, señor Miguel Saredi.
Se ha incorporado al panel el licenciado Narciso Muñoz, presidente de la Comisión Nacional de Valores. Queremos destacar también la presencia del vicepresidente del Parque Industrial La Matanza, Oscar Cambiasso, y del gerente de la Cámara de Industria y Comercio de La Matanza, Carlos Gustavo Martínez Brandán.
A continuación hará uso de la palabra el señor diputado Francisco Gutiérrez, vicepresidente de esta Comisión de Industria y dirigente gremial de la Unión Obrera Metalúrgica.
Se ha incorporado al panel el licenciado Narciso Muñoz, presidente de la Comisión Nacional de Valores. Queremos destacar también la presencia del vicepresidente del Parque Industrial La Matanza, Oscar Cambiasso, y del gerente de la Cámara de Industria y Comercio de La Matanza, Carlos Gustavo Martínez Brandán.
A continuación hará uso de la palabra el señor diputado Francisco Gutiérrez, vicepresidente de esta Comisión de Industria y dirigente gremial de la Unión Obrera Metalúrgica.
SR. GUTIÉRREZ (F. V.) Señor presidente: me sumo a las palabras de los compañeros respecto de sus cuatro años de gestión en la Presidencia de esta comisión. No sólo quiero destacar su dedicación al tema industrial en esta comisión sino también a lo largo de su trayectoria política personal, tanto al haber estado en el Ministerio de la Producción de la provincia de Buenos Aires, como al haber constituido al distrito San Martín como capital de la industria en sus orígenes políticos como intendente. Es decir que su preocupación por la industria ha sido permanente, y creo que corresponde destacarlo, por lo que me siento orgulloso de haberlo acompañado en la Vicepresidencia en estos últimos dos años.
Me sumo también a las palabras, que ratifico, referidas a la confianza en el gobierno nacional por haber llevado adelante desde 2003 hasta el presente un modelo productivo en el que se ha dado al Estado un rol importantísimo como promotor e impulsor del fomento y estímulo a la industria nacional, abandonando las teorías neoliberales que dejaban libradas al mercado las posibilidades de desarrollo, crecimiento y sustentabilidad de nuestra industria.
En esta oportunidad quiero referirme a algunos temas concretos. En primer lugar, deseo destacar ciertos datos respecto de este modelo productivo, desde el punto de vista de los trabajadores, particularmente los de las industrias metalúrgica, siderúrgica, electrónica y automotriz que representamos.
Nosotros sabemos cómo va el país de acuerdo con el número y nivel de ingresos de los trabajadores. La industria metalmecánica argentina tenía 550 mil trabajadores en 1976, con toda la cultura que ello conlleva, ya que los obreros se especializan, muchos son torneros, fresadores, que han pasado por la escuela industrial y se han recibido de técnicos, que han desarrollado un aprendizaje a lo largo de sus vidas, y que tienen la cultura de la educación y la formación profesional.
Al estallar el modelo neoliberal en diciembre de 2001 teníamos 90 mil trabajadores en esa industria; es decir que perdimos más de 400 mil obreros industriales, que son los compañeros trabajadores que hoy tenemos desocupados y a los que hay que dar asistencialismo desde el Estado, y con los cuales hemos perdido educación, formación profesional, ingenieros, y hasta hemos modificado nuestro sistema educativo, pues desaparecieron las escuelas técnicas. Tenemos que recuperar todo eso.
T.16
cab
ind
Hoy existe en nuestro país un proceso de recuperación que es indiscutible. Desde la salida de la convertibilidad, con la devaluación y pesificación asimétrica, se necesitó un tiempo de reacomodamiento, y a partir del fuerte impulso dado en 2003 la industria metalmecánica recuperó en estos dos años y medio más de cien mil obreros industriales, con lo cual en el presente existe un promedio de 200 a 240 mil trabajadores en esta industria, en un proceso de franca recuperación.
Allí se debe volcar formación profesional, educación, etcétera. Muchos de ustedes, que son allegados a la industria, saben que existe un cuello de botella, no sólo en el financiamiento sino en la formación profesional de los trabajadores, porque no hay cuadros técnicos, no hay jóvenes trabajadores que tengan oficio. Si ponemos un aviso para contratar trabajadores menores de 25 años que sepan manejar un torno o una fresa, seguramente no conseguiremos a nadie y tendremos que recurrir a los obreros de más de 50 años de edad. Este es un problema que debemos afrontar para no tener en el futuro una falta de capacitación y especialización de nuestra mano de obra.
Entonces vemos cómo estaba el país en el año 2001 y cómo está hoy, por lo cual nuestro gremio está absolutamente consustanciado y comprometido en impulsar, defender, apoyar y sostener este modelo productivo del gobierno del presidente de la Nación, compañero Kirchner.
También creemos, como decía el representante de la UIA, que en este proceso que vive la Argentina, después de la historia transcurrida -que no hace falta recordar-, trabajadores, empresarios y gobierno somos socios y queremos una Argentina dispuesta a estar presente en el concierto de las naciones con un rumbo y un proyecto de Nación y un proyecto industrial ante la economía mundial.
Esta economía globalizada presenta enormes desafíos, y todavía tenemos grandes asimetrías en ese concierto internacional. Para ello considero que es importantísimo seguir sosteniendo las políticas del mercado interno, la política productiva nacional.
No hace falta ratificar nuestro apoyo a esas políticas. Sí es importante hacer un análisis para seguir desarrollando esta política frente a los desafíos internacionales; algunos los hemos vivido recientemente, como el tema de la integración regional. Sabemos que hay problemas por las asimetrías con nuestros hermanos de Brasil, fundamentalmente, y en especial el tema financiero, que aquí se mencionó.
Existe una gran asimetría respecto de las posibilidades de financiamiento de proyectos de desarrollo en Brasil respecto de la Argentina, y esto ocurre por la falta de un banco similar al Banco Nacional de Desarrollo que existe en Brasil y que en la Argentina fue eliminado para que no tuviéramos industria. Esto debe quedar absolutamente claro.
Por lo tanto, creo que hay que discutir la creación de oportunidades de crédito al sector privado, que para ello están los bancos, pero además el Estado debe cumplir un rol importantísimo para dar impulso y fomento a las pequeñas y medianas empresas, que tienen menos oportunidades de acceso al crédito al sector privado, por los condicionantes que todavía existen y que traban su acceso al crédito. Por ello necesitamos un gran estímulo en ese sentido.
Por otro lado, creo que existe un enorme desafío a futuro en un tema que se va a discutir en los primeros días de diciembre en Hong Kong, respecto del NAMA, que es la discusión que se está abriendo en el mundo para bajar los aranceles a los productos no agropecuarios. Nosotros necesitamos tener una estructura y una política desde el Estado y el sector privado para estar preparados para ese desafío.
T.17
A nosotros nos exigen apertura comercial para nuestros productos no agropecuarios, pero los países centrales no abren ni un centímetro el mercado, ni siquiera en lo vinculado al sector agrícola. Y en ciertos casos, como Estados Unidos y algunos países de Europa, con el acero y el sector industrial sucede lo mismo.
Se trata de un debate que debemos llevar a cabo. Por eso es importante apoyar lo que el señor presidente de la Nación ha defendido con tanta energía en la última reunión de la IV Cumbre de las Américas. Si mientras no se den estas condiciones no hay posibilidad de abrir un libre mercado de las Américas, no podemos ser ingenuos de abrir nuestras fronteras para que nos ocurra lo que ya nos pasó hace algunos años. Este es otro de los desafíos que tenemos en el sector industrial.
Por otro lado, desde la Comisión de Industria debemos apoyar las iniciativas destinadas a los proyectos de inversión. Esta comisión fue impulsora de la ley que generó la amortización en las sociedades de capitales, el reintegro del IVA y el apoyo a los proyectos de inversión para las pymes. Eso se dio a través de una dura batalla -debido a razones fiscales- para lograr su aprobación, pero lo hicimos comprometidos con los proyectos de inversión. Sabemos que sin inversión no hay crecimiento ni sustentabilidad en la industria. Sin industria no hay trabajadores y, sin trabajadores, no hay sindicatos. Se trata de una ecuación lógica que defendemos a rajatabla a pesar de que en aquella oportunidad tuvimos que salir al cruce de críticas infundadas respecto de si esto se apoyaba para un proyecto determinado. Aun si fuera para un proyecto puntual como puede ser el del Gasoducto del Norte, la empresa de aluminio ALUAR -donde hay cerca de mil millones de pesos de inversión- u otras inversiones, estamos dispuestos a seguir apoyando estas iniciativas.
Finalmente, quiero decirles que nos sentimos orgullosos de este proceso que lleva adelante la Argentina. Hace algunos días -el señor diputado Brown estuvo presente- visitó nuestro país una delegación compuesta por 90 dirigentes sindicales de todo el mundo vinculados con la industria siderúrgica. Concretamente, nos visitaron dirigentes de los sindicatos siderúrgicos de Japón, Rusia, Italia, España, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Venezuela, Chile y Paraguay. Con ellos no sólo discutimos el desafío a futuro, sino que recorrimos nuestras plantas, donde vimos los adelantos técnicos, que en algunos casos son iguales o superiores a los de los países centrales. Así lo manifestaron los compañeros, y por eso mucho de esto tiene que ver con el proyecto que apoyamos durante este año, porque en estas industrias se está dando un proceso de inversión.
En dicho encuentro estuvo presente el señor ministro de Trabajo, el señor Secretario de Industria y el señor diputado Brown y allí se ratificó esta línea y continuidad para el sector industrial. Es decir que desde ese punto de vista nos sentimos realmente comprometidos.
Por otra parte, quiero hacer un llamado a los empresarios. Lo expreso no solamente como dirigente sindical sino también como diputado de la Nación. En la actualidad el sector industrial tiene un nivel de producción y capacidad instalada que está superando -tal cual se dijo hoy aquí- los índices del año 98, momento en el cual comenzó el proceso de recesión. Hoy eso está superado y afortunadamente la tendencia es seguir creciendo. No quiero utilizar la teoría del derrame, porque ya la conocemos, pero la idea es que ese crecimiento debe estar relacionado con las condiciones de trabajo y los niveles del salario, porque si no hay buenas condiciones de trabajo ni un de salario adecuado no podremos sostener el mercado interno y el consumo. Para eso queremos trabajar en conjunto a fin de que se recupere ese salario, lo cual irá en beneficio del sector industrial. Muchas gracias. (Aplausos).
Me sumo también a las palabras, que ratifico, referidas a la confianza en el gobierno nacional por haber llevado adelante desde 2003 hasta el presente un modelo productivo en el que se ha dado al Estado un rol importantísimo como promotor e impulsor del fomento y estímulo a la industria nacional, abandonando las teorías neoliberales que dejaban libradas al mercado las posibilidades de desarrollo, crecimiento y sustentabilidad de nuestra industria.
En esta oportunidad quiero referirme a algunos temas concretos. En primer lugar, deseo destacar ciertos datos respecto de este modelo productivo, desde el punto de vista de los trabajadores, particularmente los de las industrias metalúrgica, siderúrgica, electrónica y automotriz que representamos.
Nosotros sabemos cómo va el país de acuerdo con el número y nivel de ingresos de los trabajadores. La industria metalmecánica argentina tenía 550 mil trabajadores en 1976, con toda la cultura que ello conlleva, ya que los obreros se especializan, muchos son torneros, fresadores, que han pasado por la escuela industrial y se han recibido de técnicos, que han desarrollado un aprendizaje a lo largo de sus vidas, y que tienen la cultura de la educación y la formación profesional.
Al estallar el modelo neoliberal en diciembre de 2001 teníamos 90 mil trabajadores en esa industria; es decir que perdimos más de 400 mil obreros industriales, que son los compañeros trabajadores que hoy tenemos desocupados y a los que hay que dar asistencialismo desde el Estado, y con los cuales hemos perdido educación, formación profesional, ingenieros, y hasta hemos modificado nuestro sistema educativo, pues desaparecieron las escuelas técnicas. Tenemos que recuperar todo eso.
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Hoy existe en nuestro país un proceso de recuperación que es indiscutible. Desde la salida de la convertibilidad, con la devaluación y pesificación asimétrica, se necesitó un tiempo de reacomodamiento, y a partir del fuerte impulso dado en 2003 la industria metalmecánica recuperó en estos dos años y medio más de cien mil obreros industriales, con lo cual en el presente existe un promedio de 200 a 240 mil trabajadores en esta industria, en un proceso de franca recuperación.
Allí se debe volcar formación profesional, educación, etcétera. Muchos de ustedes, que son allegados a la industria, saben que existe un cuello de botella, no sólo en el financiamiento sino en la formación profesional de los trabajadores, porque no hay cuadros técnicos, no hay jóvenes trabajadores que tengan oficio. Si ponemos un aviso para contratar trabajadores menores de 25 años que sepan manejar un torno o una fresa, seguramente no conseguiremos a nadie y tendremos que recurrir a los obreros de más de 50 años de edad. Este es un problema que debemos afrontar para no tener en el futuro una falta de capacitación y especialización de nuestra mano de obra.
Entonces vemos cómo estaba el país en el año 2001 y cómo está hoy, por lo cual nuestro gremio está absolutamente consustanciado y comprometido en impulsar, defender, apoyar y sostener este modelo productivo del gobierno del presidente de la Nación, compañero Kirchner.
También creemos, como decía el representante de la UIA, que en este proceso que vive la Argentina, después de la historia transcurrida -que no hace falta recordar-, trabajadores, empresarios y gobierno somos socios y queremos una Argentina dispuesta a estar presente en el concierto de las naciones con un rumbo y un proyecto de Nación y un proyecto industrial ante la economía mundial.
Esta economía globalizada presenta enormes desafíos, y todavía tenemos grandes asimetrías en ese concierto internacional. Para ello considero que es importantísimo seguir sosteniendo las políticas del mercado interno, la política productiva nacional.
No hace falta ratificar nuestro apoyo a esas políticas. Sí es importante hacer un análisis para seguir desarrollando esta política frente a los desafíos internacionales; algunos los hemos vivido recientemente, como el tema de la integración regional. Sabemos que hay problemas por las asimetrías con nuestros hermanos de Brasil, fundamentalmente, y en especial el tema financiero, que aquí se mencionó.
Existe una gran asimetría respecto de las posibilidades de financiamiento de proyectos de desarrollo en Brasil respecto de la Argentina, y esto ocurre por la falta de un banco similar al Banco Nacional de Desarrollo que existe en Brasil y que en la Argentina fue eliminado para que no tuviéramos industria. Esto debe quedar absolutamente claro.
Por lo tanto, creo que hay que discutir la creación de oportunidades de crédito al sector privado, que para ello están los bancos, pero además el Estado debe cumplir un rol importantísimo para dar impulso y fomento a las pequeñas y medianas empresas, que tienen menos oportunidades de acceso al crédito al sector privado, por los condicionantes que todavía existen y que traban su acceso al crédito. Por ello necesitamos un gran estímulo en ese sentido.
Por otro lado, creo que existe un enorme desafío a futuro en un tema que se va a discutir en los primeros días de diciembre en Hong Kong, respecto del NAMA, que es la discusión que se está abriendo en el mundo para bajar los aranceles a los productos no agropecuarios. Nosotros necesitamos tener una estructura y una política desde el Estado y el sector privado para estar preparados para ese desafío.
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A nosotros nos exigen apertura comercial para nuestros productos no agropecuarios, pero los países centrales no abren ni un centímetro el mercado, ni siquiera en lo vinculado al sector agrícola. Y en ciertos casos, como Estados Unidos y algunos países de Europa, con el acero y el sector industrial sucede lo mismo.
Se trata de un debate que debemos llevar a cabo. Por eso es importante apoyar lo que el señor presidente de la Nación ha defendido con tanta energía en la última reunión de la IV Cumbre de las Américas. Si mientras no se den estas condiciones no hay posibilidad de abrir un libre mercado de las Américas, no podemos ser ingenuos de abrir nuestras fronteras para que nos ocurra lo que ya nos pasó hace algunos años. Este es otro de los desafíos que tenemos en el sector industrial.
Por otro lado, desde la Comisión de Industria debemos apoyar las iniciativas destinadas a los proyectos de inversión. Esta comisión fue impulsora de la ley que generó la amortización en las sociedades de capitales, el reintegro del IVA y el apoyo a los proyectos de inversión para las pymes. Eso se dio a través de una dura batalla -debido a razones fiscales- para lograr su aprobación, pero lo hicimos comprometidos con los proyectos de inversión. Sabemos que sin inversión no hay crecimiento ni sustentabilidad en la industria. Sin industria no hay trabajadores y, sin trabajadores, no hay sindicatos. Se trata de una ecuación lógica que defendemos a rajatabla a pesar de que en aquella oportunidad tuvimos que salir al cruce de críticas infundadas respecto de si esto se apoyaba para un proyecto determinado. Aun si fuera para un proyecto puntual como puede ser el del Gasoducto del Norte, la empresa de aluminio ALUAR -donde hay cerca de mil millones de pesos de inversión- u otras inversiones, estamos dispuestos a seguir apoyando estas iniciativas.
Finalmente, quiero decirles que nos sentimos orgullosos de este proceso que lleva adelante la Argentina. Hace algunos días -el señor diputado Brown estuvo presente- visitó nuestro país una delegación compuesta por 90 dirigentes sindicales de todo el mundo vinculados con la industria siderúrgica. Concretamente, nos visitaron dirigentes de los sindicatos siderúrgicos de Japón, Rusia, Italia, España, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Venezuela, Chile y Paraguay. Con ellos no sólo discutimos el desafío a futuro, sino que recorrimos nuestras plantas, donde vimos los adelantos técnicos, que en algunos casos son iguales o superiores a los de los países centrales. Así lo manifestaron los compañeros, y por eso mucho de esto tiene que ver con el proyecto que apoyamos durante este año, porque en estas industrias se está dando un proceso de inversión.
En dicho encuentro estuvo presente el señor ministro de Trabajo, el señor Secretario de Industria y el señor diputado Brown y allí se ratificó esta línea y continuidad para el sector industrial. Es decir que desde ese punto de vista nos sentimos realmente comprometidos.
Por otra parte, quiero hacer un llamado a los empresarios. Lo expreso no solamente como dirigente sindical sino también como diputado de la Nación. En la actualidad el sector industrial tiene un nivel de producción y capacidad instalada que está superando -tal cual se dijo hoy aquí- los índices del año 98, momento en el cual comenzó el proceso de recesión. Hoy eso está superado y afortunadamente la tendencia es seguir creciendo. No quiero utilizar la teoría del derrame, porque ya la conocemos, pero la idea es que ese crecimiento debe estar relacionado con las condiciones de trabajo y los niveles del salario, porque si no hay buenas condiciones de trabajo ni un de salario adecuado no podremos sostener el mercado interno y el consumo. Para eso queremos trabajar en conjunto a fin de que se recupere ese salario, lo cual irá en beneficio del sector industrial. Muchas gracias. (Aplausos).
SR. PRESIDENTE BROWN Quería mencionar que se ha incorporado al panel el señor Antonio Caló, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, a quien agracemos su presencia.
T.18
Está también presente el vicepresidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Sergio Panossian y el ingeniero Eduardo Singus de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas.
Tiene la palabra el doctor mariano Caucino de la UCES.
T.18
Está también presente el vicepresidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Sergio Panossian y el ingeniero Eduardo Singus de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas.
Tiene la palabra el doctor mariano Caucino de la UCES.
SR. CAUCINO Muchas gracias, señor diputado Brown por invitarme a participar de esta reunión.
Mi intervención será breve y quiero aprovechar esta oportunidad para hacer una comparación. La Argentina está terminando este año 2005 con un nivel de crecimiento económico aproximadamente entre un 8 y un 9 por ciento. Quiero comparar este gran año en materia de crecimiento económico con el año 1998, que fue el último de la década del 90 con crecimiento económico.
Quisiera hacer una mínima comparación en materia de crecimiento de los datos sociales y después hacer un pequeño comentario.
En el contexto mundial de la economía en el año 1998 el PBI del mundo creció aproximadamente un 2,8 por ciento, y este año 2005 es del 4,3 por ciento. De modo tal que la Argentina hoy está en un mundo mejor del que estaba en el año 1998.
La tasa de interés mundial fijada por la FED en los Estados Unidos era del 5,3 en 1998 y hoy es del 4,1. El producto bruto interno medido en términos del año 1993 al año 1998 era del 288 mil millones, mientras que hoy es de 301 mil millones en valores constantes para poder comparar.
Por su parte, las exportaciones netas eran negativas en 1998: representaban -8,1 y ahora son de 7,6; el tipo de cambio real era de 0,9 y hoy es de 1,7. Las exportaciones que en ese entonces eran de 26 mil millones de dólares hoy son de casi 40 mil millones, es decir que en este sentido el resultado es favorable.
Las importaciones eran de 31 mil millones de pesos en tanto que hoy son de 28 mil millones. La deuda pública argentina representaba el 38 por ciento del producto bruto, y ahora representa aproximadamente el ciento por ciento, después de la quita.
El superávit que era de 1,7 por ciento hoy es de 26,2, lo que representa un gran dato para el gobierno argentino, obviamente mucho más a nivel nacional que provincial.
Veamos los datos sociales: el salario real era de ciento por ciento en 1998 y hoy es del 96 por ciento; en el sector público era del ciento por ciento en 1998, y hoy es del 80 por ciento. En 1998 en el sector privado era del ciento por ciento y hoy es del 97 por ciento; pero la economía en negro es de aproximadamente un 30 por ciento menos.
El desempleo abierto, es decir, sin los planes Jefes y Jefas era del 12,9 en 1998, y hoy es de 15,7; la inflación era de 0,5 por ciento en 1998 y hoy oscila entre un 10 y un 11 por ciento, depende de los datos que se tomen; la pobreza era del 25,1 por ciento, hoy es del 37,7 por ciento; la indigencia era de 6,1 por ciento, y hoy es de 12,6 por ciento; y el salario, que sobre el producto bruto interno, que representaba el 32 por ciento, hoy representa el 24 por ciento.
¿A qué apunto con todo esto? Yo no soy economista, ni industrial, provengo de la universidad. Creo que este seminario es muy importante y que lo que hay que hacer es discutir, ya que por lo visto el crecimiento de 1998 no dio desarrollo, el de 2005 tampoco y los datos sociales son peores.
En mi opinión la Argentina tiene que escaparle al dogmatismo y da la sensación de que hoy existe un dogmatismo del modelo del tres a uno, que es tanto o más grave que el del uno a uno.
Creo que si los actores económicos y sociales de la Argentina -el gobierno y la oposición- no toman esto en cuenta, este ciclo económico positivo puede terminar aun peor que después de la crisis de 2001. (Aplausos.)
Mi intervención será breve y quiero aprovechar esta oportunidad para hacer una comparación. La Argentina está terminando este año 2005 con un nivel de crecimiento económico aproximadamente entre un 8 y un 9 por ciento. Quiero comparar este gran año en materia de crecimiento económico con el año 1998, que fue el último de la década del 90 con crecimiento económico.
Quisiera hacer una mínima comparación en materia de crecimiento de los datos sociales y después hacer un pequeño comentario.
En el contexto mundial de la economía en el año 1998 el PBI del mundo creció aproximadamente un 2,8 por ciento, y este año 2005 es del 4,3 por ciento. De modo tal que la Argentina hoy está en un mundo mejor del que estaba en el año 1998.
La tasa de interés mundial fijada por la FED en los Estados Unidos era del 5,3 en 1998 y hoy es del 4,1. El producto bruto interno medido en términos del año 1993 al año 1998 era del 288 mil millones, mientras que hoy es de 301 mil millones en valores constantes para poder comparar.
Por su parte, las exportaciones netas eran negativas en 1998: representaban -8,1 y ahora son de 7,6; el tipo de cambio real era de 0,9 y hoy es de 1,7. Las exportaciones que en ese entonces eran de 26 mil millones de dólares hoy son de casi 40 mil millones, es decir que en este sentido el resultado es favorable.
Las importaciones eran de 31 mil millones de pesos en tanto que hoy son de 28 mil millones. La deuda pública argentina representaba el 38 por ciento del producto bruto, y ahora representa aproximadamente el ciento por ciento, después de la quita.
El superávit que era de 1,7 por ciento hoy es de 26,2, lo que representa un gran dato para el gobierno argentino, obviamente mucho más a nivel nacional que provincial.
Veamos los datos sociales: el salario real era de ciento por ciento en 1998 y hoy es del 96 por ciento; en el sector público era del ciento por ciento en 1998, y hoy es del 80 por ciento. En 1998 en el sector privado era del ciento por ciento y hoy es del 97 por ciento; pero la economía en negro es de aproximadamente un 30 por ciento menos.
El desempleo abierto, es decir, sin los planes Jefes y Jefas era del 12,9 en 1998, y hoy es de 15,7; la inflación era de 0,5 por ciento en 1998 y hoy oscila entre un 10 y un 11 por ciento, depende de los datos que se tomen; la pobreza era del 25,1 por ciento, hoy es del 37,7 por ciento; la indigencia era de 6,1 por ciento, y hoy es de 12,6 por ciento; y el salario, que sobre el producto bruto interno, que representaba el 32 por ciento, hoy representa el 24 por ciento.
¿A qué apunto con todo esto? Yo no soy economista, ni industrial, provengo de la universidad. Creo que este seminario es muy importante y que lo que hay que hacer es discutir, ya que por lo visto el crecimiento de 1998 no dio desarrollo, el de 2005 tampoco y los datos sociales son peores.
En mi opinión la Argentina tiene que escaparle al dogmatismo y da la sensación de que hoy existe un dogmatismo del modelo del tres a uno, que es tanto o más grave que el del uno a uno.
Creo que si los actores económicos y sociales de la Argentina -el gobierno y la oposición- no toman esto en cuenta, este ciclo económico positivo puede terminar aun peor que después de la crisis de 2001. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Gracias a Dios hemos tenido una concurrencia muy buena de todos los panelistas que se han anunciado, pero ello nos está complicando los tiempos.
Continuaré dando el uso de la palabra a los distintos participantes, a quienes les pido que traten de redondear para que todos puedan expresar sus opiniones.
T.19
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Continuaré dando el uso de la palabra a los distintos participantes, a quienes les pido que traten de redondear para que todos puedan expresar sus opiniones.
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SR. ESAÍN Señora presidenta y señor presidente de las comisiones de Industria de ambas Cámaras, autoridades de distintas reparticiones públicas y estimados visitantes del ámbito privado: simplemente quiero hacer algunas reflexiones.
En 1890, frente a un acopio extraordinario que tenía Inglaterra, convocó a una conferencia mundial, a la que asistieron Estados Unidos, Francia, Alemania y Japón y donde se discutieron reglas internacionales. Inglaterra sostuvo el libre mercado, y países como Japón, Francia y Estados Unidos plantearon la protección de su propia industria y de su propia economía.
En el año 1890, el 33 por ciento del comercio mundial era de Inglaterra. En el año 1911, casi en los albores de la Primera Guerra Mundial, en una reunión de gabinete inglés un ministro le dijo al otro: "¡Qué grave error fue haber planteado la teoría del libre mercado, porque el libre mercado funciona cuando todos juegan con las mismas reglas! Veintidós años después Inglaterra tenía el 11 por ciento del mercado mundial.
Esto lo digo porque hace poco tiempo una discusión muy parecida, que tiene que ver con el ALCA, se dio en Mar del Plata. Me parece que la decisión que ha tomado el gobierno argentino es absolutamente correcta, que consulta el interés nacional.
Hablando de este tipo de pensamientos estratégicos, hace un par de décadas tuvimos una discusión parecida, mucho más pequeña: en el Balseiro se tenía que construir un reactor experimental.
En ese momento, hubo una gran discusión. Algunos plantearon que era más barato, y además se hacía en menos tiempo, que se comprara la tecnología extranjera, y otros -que fueron calificados de estúpidos en ese momento- fueron los que sostuvieron que lo desarrollara la tecnología argentina, que costaba más cara y llevaba más tiempo.
Efectivamente, costó más caro y llevó más tiempo, pero los reactores nucleares que hay en el mundo y que ha vendido la Argentina son producto de esa decisión que por algunos fue calificada de estúpida en ese momento.
De tal manera que esto que tiene que ver con visiones estratégicas y no simplemente con criterios coyunturales. ES decir que es la visión de un país, una producción, una ciencia para adelante, para el futuro.
Nosotros estamos atravesando un momento particularmente especial. Venimos de una década que nos dejó pocos trabajadores y pocas empresas, y a los trabajadores no les dejó derechos. Y ahora hay un nuevo paradigma, que es la reindustrialización.
Esta reindustrialización empieza a ser hasta una cuestión cultural. Este Congreso, no sólo esta Cámara, en los últimos tiempos ha dictado 42 leyes en apoyo de la industria nacional, y en esto no le tiembla el pulso a ningún legislador.
Pero en otros países, así como se protege a la industria nacional, también se tiene un pensamiento de largo plazo, que no es sólo la protección de esta industria sino su desarrollo.
Los países inteligentes gastan permanentemente en investigación desde el Estado en asociación con el sector privado. Nosotros, cuando vamos afuera, traemos una máquina, y no traemos la tecnología sino el producto tecnológico. Y si hoy no tuviéramos deuda externa ni pública ni privada, también seríamos dependientes porque un proceso de desarrollo pleno y de autonomía nacional significa también poner la lupa en el desarrollo, de la ciencia y de la investigación.
Me parece que estos son temas que nosotros debemos poner en la agenda pública, porque realmente se trata de un momento muy especial donde no hay que vivir la coyuntura sino plantear el país para el futuro, y en este sentido es necesario el desarrollo de la ciencia y el desarrollo tecnológico.
En el presupuesto pasado nosotros hemos destinado 1.250 millones de pesos, que es muy poco -prácticamente nada- al desarrollo de ciencia y técnica. Pero a eso hay que sumarle el sector privado.
Cuando en la década del 50 Estados Unidos tomó la decisión de desarrollar el Valle de Silicon, eso se hizo con fondos públicos y privados. Por supuesto, hoy Silicon es sinónimo de tecnología, de computación, pero son pensamientos estratégicos de un país para adelante.
Nosotros tenemos que volcar nuestra actividad industrial no sólo a la redistribución de la riqueza y al progreso de la industria sino también a un conocimiento científico y tecnológico.
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Por último, hay algunos problemas que tenemos a la vuelta de la esquina. Uno de ellos es la matriz energética. Nosotros estamos trabajando con unos 24 mil megas, que es lo que da las máquinas. En realidad, recogemos 15 o 16 mil, porque de ese teórico de 24 mil, por la obsolescencia, porque las máquinas paran, por el sistema energético que indica que hay que parar las turbinas, por la falta de lluvias o por el tipo de energía que se utiliza, estamos aprovechando casi el ciento por ciento, es decir, esos 16 mil megas.
Si nosotros hiciéramos una proyección del 5 o 6 por ciento más el crecimiento demográfico en los próximos veinte años, necesitamos incorporar 40 mil megas reales al parque energético. De tal manera que este no es un tema menor y no es sólo responsabilidad del Estado o del gobierno de turno plantear el tema de la matriz energética. Recién el señor diputado Gutiérrez decía que sin industrias no hay naciones, una frase célebre de Pellegrini. Yo digo: si no hay energía, no hay industrias y no va a haber Nación.
De tal manera, me parece que el tema energético es un asunto estratégico que tiene que plantear la Argentina. No es responsabilidad exclusiva del Estado, y tienen que participar los sectores privados.
Con un grupo de gente estamos trabajando sobre algunas ideas que simplemente se las quiero enunciar, apuntan a hacer un desarrollo de veinte años de una matriz energética, que va a ser bastante diferente a la de ahora.
A nosotros se nos termina el petróleo y el gas. Esto no quiere decir que se terminen en el mundo, pero se nos terminan a nosotros. No es lo mismo poner en nuestros ciclos combinados el petróleo que traemos de Mendoza, que es donde yo vivo, o de alguna otra provincia petrolera, que traerlo en un barco de Medio Oriente. No es lo mismo. No va a ser igual el costo.
Por lo tanto, tenemos que pensar en desarrollar una matriz energética que vaya teniendo sustitución de este tipo de energía por otro tipo de energía. Para hacer esto, necesitamos financiación. Creo que hay financiación propia para hacerlo, pero para eso hace falta consenso y voluntad del sector público y del privado. Hace falta asociarse.
Nosotros tenemos un impuesto que dicen que es distorsivo. La verdad es que no entiendo mucho de economía, y no sé bien qué significa, pero supongamos que lo sea.Me refiero al impuesto al cheque.
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A mi criterio, el impuesto al cheque hay que prorrogarlo por diez años. También es necesario armar un fideicomiso. El sector privado, como accionista del plan energético, tiene que aportar al fideicomiso la mitad de ese importe. Así lo hicimos en ENARSA, donde creamos acciones.
Por otro lado, para desarrollar una matriz energética válida para los próximos veinte años necesitamos casi 30 mil millones de dólares. Se puede pensar que estas cosas que se apuntan son distorsivas, pero en realidad no sé si lo son, ya que podrían estar dirigidas a generar una matriz energética que no sólo le sirviera de base a la industria sino que también conllevara un desarrollo tecnológico propio, que luego se podría traducir en divisas. Cuando yo dije aquello de que en el Instituto Balseiro había quienes creían que la resolución para hacer un nuevo reactor era estúpida, lo hice para comentar que nosotros acabamos de vender a Australia 180 millones de dólares en tecnología, bajo la concepción de que ese reactor -según lo ha establecido la Organización Internacional de Energía Atómica- está cambiando las condiciones de seguridad en el mundo. Nuestros científicos, que son bastante buenos, idearon un sistema de seguridad que va a cambiar las reglas internacionales de seguridad en ese tipo de reactores.
De tal manera que deberíamos ocuparnos de estos temas estructurales, que si bien no son para el día de la fecha sí son para pasado mañana. Por lo tanto, si no los resolvemos hoy, difícilmente lleguemos bien a pasado mañana.
En 1890, frente a un acopio extraordinario que tenía Inglaterra, convocó a una conferencia mundial, a la que asistieron Estados Unidos, Francia, Alemania y Japón y donde se discutieron reglas internacionales. Inglaterra sostuvo el libre mercado, y países como Japón, Francia y Estados Unidos plantearon la protección de su propia industria y de su propia economía.
En el año 1890, el 33 por ciento del comercio mundial era de Inglaterra. En el año 1911, casi en los albores de la Primera Guerra Mundial, en una reunión de gabinete inglés un ministro le dijo al otro: "¡Qué grave error fue haber planteado la teoría del libre mercado, porque el libre mercado funciona cuando todos juegan con las mismas reglas! Veintidós años después Inglaterra tenía el 11 por ciento del mercado mundial.
Esto lo digo porque hace poco tiempo una discusión muy parecida, que tiene que ver con el ALCA, se dio en Mar del Plata. Me parece que la decisión que ha tomado el gobierno argentino es absolutamente correcta, que consulta el interés nacional.
Hablando de este tipo de pensamientos estratégicos, hace un par de décadas tuvimos una discusión parecida, mucho más pequeña: en el Balseiro se tenía que construir un reactor experimental.
En ese momento, hubo una gran discusión. Algunos plantearon que era más barato, y además se hacía en menos tiempo, que se comprara la tecnología extranjera, y otros -que fueron calificados de estúpidos en ese momento- fueron los que sostuvieron que lo desarrollara la tecnología argentina, que costaba más cara y llevaba más tiempo.
Efectivamente, costó más caro y llevó más tiempo, pero los reactores nucleares que hay en el mundo y que ha vendido la Argentina son producto de esa decisión que por algunos fue calificada de estúpida en ese momento.
De tal manera que esto que tiene que ver con visiones estratégicas y no simplemente con criterios coyunturales. ES decir que es la visión de un país, una producción, una ciencia para adelante, para el futuro.
Nosotros estamos atravesando un momento particularmente especial. Venimos de una década que nos dejó pocos trabajadores y pocas empresas, y a los trabajadores no les dejó derechos. Y ahora hay un nuevo paradigma, que es la reindustrialización.
Esta reindustrialización empieza a ser hasta una cuestión cultural. Este Congreso, no sólo esta Cámara, en los últimos tiempos ha dictado 42 leyes en apoyo de la industria nacional, y en esto no le tiembla el pulso a ningún legislador.
Pero en otros países, así como se protege a la industria nacional, también se tiene un pensamiento de largo plazo, que no es sólo la protección de esta industria sino su desarrollo.
Los países inteligentes gastan permanentemente en investigación desde el Estado en asociación con el sector privado. Nosotros, cuando vamos afuera, traemos una máquina, y no traemos la tecnología sino el producto tecnológico. Y si hoy no tuviéramos deuda externa ni pública ni privada, también seríamos dependientes porque un proceso de desarrollo pleno y de autonomía nacional significa también poner la lupa en el desarrollo, de la ciencia y de la investigación.
Me parece que estos son temas que nosotros debemos poner en la agenda pública, porque realmente se trata de un momento muy especial donde no hay que vivir la coyuntura sino plantear el país para el futuro, y en este sentido es necesario el desarrollo de la ciencia y el desarrollo tecnológico.
En el presupuesto pasado nosotros hemos destinado 1.250 millones de pesos, que es muy poco -prácticamente nada- al desarrollo de ciencia y técnica. Pero a eso hay que sumarle el sector privado.
Cuando en la década del 50 Estados Unidos tomó la decisión de desarrollar el Valle de Silicon, eso se hizo con fondos públicos y privados. Por supuesto, hoy Silicon es sinónimo de tecnología, de computación, pero son pensamientos estratégicos de un país para adelante.
Nosotros tenemos que volcar nuestra actividad industrial no sólo a la redistribución de la riqueza y al progreso de la industria sino también a un conocimiento científico y tecnológico.
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Por último, hay algunos problemas que tenemos a la vuelta de la esquina. Uno de ellos es la matriz energética. Nosotros estamos trabajando con unos 24 mil megas, que es lo que da las máquinas. En realidad, recogemos 15 o 16 mil, porque de ese teórico de 24 mil, por la obsolescencia, porque las máquinas paran, por el sistema energético que indica que hay que parar las turbinas, por la falta de lluvias o por el tipo de energía que se utiliza, estamos aprovechando casi el ciento por ciento, es decir, esos 16 mil megas.
Si nosotros hiciéramos una proyección del 5 o 6 por ciento más el crecimiento demográfico en los próximos veinte años, necesitamos incorporar 40 mil megas reales al parque energético. De tal manera que este no es un tema menor y no es sólo responsabilidad del Estado o del gobierno de turno plantear el tema de la matriz energética. Recién el señor diputado Gutiérrez decía que sin industrias no hay naciones, una frase célebre de Pellegrini. Yo digo: si no hay energía, no hay industrias y no va a haber Nación.
De tal manera, me parece que el tema energético es un asunto estratégico que tiene que plantear la Argentina. No es responsabilidad exclusiva del Estado, y tienen que participar los sectores privados.
Con un grupo de gente estamos trabajando sobre algunas ideas que simplemente se las quiero enunciar, apuntan a hacer un desarrollo de veinte años de una matriz energética, que va a ser bastante diferente a la de ahora.
A nosotros se nos termina el petróleo y el gas. Esto no quiere decir que se terminen en el mundo, pero se nos terminan a nosotros. No es lo mismo poner en nuestros ciclos combinados el petróleo que traemos de Mendoza, que es donde yo vivo, o de alguna otra provincia petrolera, que traerlo en un barco de Medio Oriente. No es lo mismo. No va a ser igual el costo.
Por lo tanto, tenemos que pensar en desarrollar una matriz energética que vaya teniendo sustitución de este tipo de energía por otro tipo de energía. Para hacer esto, necesitamos financiación. Creo que hay financiación propia para hacerlo, pero para eso hace falta consenso y voluntad del sector público y del privado. Hace falta asociarse.
Nosotros tenemos un impuesto que dicen que es distorsivo. La verdad es que no entiendo mucho de economía, y no sé bien qué significa, pero supongamos que lo sea.Me refiero al impuesto al cheque.
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A mi criterio, el impuesto al cheque hay que prorrogarlo por diez años. También es necesario armar un fideicomiso. El sector privado, como accionista del plan energético, tiene que aportar al fideicomiso la mitad de ese importe. Así lo hicimos en ENARSA, donde creamos acciones.
Por otro lado, para desarrollar una matriz energética válida para los próximos veinte años necesitamos casi 30 mil millones de dólares. Se puede pensar que estas cosas que se apuntan son distorsivas, pero en realidad no sé si lo son, ya que podrían estar dirigidas a generar una matriz energética que no sólo le sirviera de base a la industria sino que también conllevara un desarrollo tecnológico propio, que luego se podría traducir en divisas. Cuando yo dije aquello de que en el Instituto Balseiro había quienes creían que la resolución para hacer un nuevo reactor era estúpida, lo hice para comentar que nosotros acabamos de vender a Australia 180 millones de dólares en tecnología, bajo la concepción de que ese reactor -según lo ha establecido la Organización Internacional de Energía Atómica- está cambiando las condiciones de seguridad en el mundo. Nuestros científicos, que son bastante buenos, idearon un sistema de seguridad que va a cambiar las reglas internacionales de seguridad en ese tipo de reactores.
De tal manera que deberíamos ocuparnos de estos temas estructurales, que si bien no son para el día de la fecha sí son para pasado mañana. Por lo tanto, si no los resolvemos hoy, difícilmente lleguemos bien a pasado mañana.
SR. PRESIDENTE BROWN Quiero avisarles que el señor secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, me ha manifestado que está con una pequeña afección en la garganta y no podrá hacer uso de la palabra. También me ha dicho que se siente absolutamente comprendido por las expresiones de su compañero Francisco Gutiérrez, de modo que lo vamos a eximir de su exposición.
A continuación, hará uso de la palabra el licenciado Narciso Muñoz, presidente de la Comisión Nacional de Valores.
A continuación, hará uso de la palabra el licenciado Narciso Muñoz, presidente de la Comisión Nacional de Valores.
SR. MUÑOZ Señor presidente: quiero agradecer a los presidentes de ambas comisiones por haberme brindado la posibilidad de formar parte de este panel. Además, agradezco especialmente al doctor Brown, con quien he compartido muchas horas de trabajo en pos de la industria en general y de las pymes en particular. Tengo un enorme respeto por él y nos une una profunda amistad.
Con respecto al mercado de capitales, debo decir que se trata de un tema bastante interesante y complejo. Esto es así porque el mercado de capitales es pequeño en relación con el mercado financiero en general y, sin embargo, no hay país desarrollado que no tenga un mercado de capitales desarrollado. Este es un punto que hay que poner rápidamente en la mesa: tratar de ver cómo hacemos para tener un mercado de capitales más grande que el actual.
Se ha hablado mucho sobre cuál es la evolución del mercado de capitales en la Argentina. Evidentemente, no ha podido ser muy diferente a la evolución económica en general. Sin embargo, si alguien hubiera apostado al mercado de capitales a principios de 2002 -es decir, en lo peor de la crisis- y quisiera saber, en promedio, lo que estaría recibiendo ahora, siguiendo nada más que la evolución del índice Merval se daría cuenta de que estaría recibiendo entre tres y cuatro veces el capital invertido en dólares, lo cual significa una tasa de retorno más que interesante.
Ayer tuve la suerte de compartir un panel en un seminario que organizó la Unión de Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión de la República Argentina. Allí noté por primera vez la fuerte intención por parte del sistema de inversores institucionales de invertir en la economía real. Durante muchísimo tiempo nuestro sistema de fondos y pensiones estuvo dedicado básicamente a financiar al Estado. Pero, gracias a una sana y coherente política de superávit fiscal, hoy tenemos la posibilidad de derivar fondos directamente al sector privado. Creo que los inversores institucionales van a estar involucrados en esto.
Pero, cuando hablo de economía real, ¿a qué me estoy refiriendo? Como bien dijo quien me antecedió en el uso de la palabra, es evidente que la infraestructura, las industrias de base y las grandes industrias son muy importantes en la República Argentina. También quisiera referirme al tema de las pymes, y recordar el trabajo realizado junto con el doctor Brown, aunque al lado mío se encuentra Federico Poli, un especialista en la materia que seguramente va a hablar mejor.
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En general, las empresas grandes tienen capacidad crediticia por sus propias características. Esta es la base de la tesis del famoso economista Stiglitz, quien no ganó el premio Nobel por pelearse con el FMI, sino porque hablaba de asimetrías en la información, asimetrías que también se dan entre las grandes y las pequeñas empresas. Si observamos la evolución del crédito en 2001 en las grandes y pequeñas empresas de la República Argentina, veremos que todas sufrieron una caída brusca del crédito. Las empresas privadas grandes, en promedio, tuvieron una caída del orden del 30 por ciento. Por su parte, las pymes tuvieron una caída del orden del 70 por ciento. Entonces, cuando me dicen que las pymes son una mala inversión, yo me pregunto: ¿realmente le están prestando bien a las pymes? Habría que ver si realmente se evalúa el apoyo que requieren las pymes. En este sentido, el mercado de capitales puede ser una solución muy interesante para quienes estamos trabajando fuertemente en este campo.
Pero, ¿en qué estamos trabajando? Junto con la Fonapyme estamos ocupados en el tema del underwriting de obligaciones negociables. No es un tema menor, razón por la cual se lo voy a dejar al licenciado Poli para que lo exponga. También estamos trabajando en los cheques de pago diferido, es decir, en los aspectos patrocinados, que son aquellos presentados por grandes empresas para que sus pymes cuenten los cheques, así como también en el aspecto de los cheques avalados por las sociedades de garantías recíprocas. Estos instrumentos, como las Onpymes en general, son básicos para permitirle a nuestra pequeña industria tener acceso al mercado de capitales, ya que resultarían anticíclicos y no procíclicos como los créditos bancarios.
Esperemos terminar de pulir y avanzar en otras figuras que la Argentina todavía no ha llegado a desarrollar convenientemente, como, por ejemplo, los fondos de inversión de riesgo o los fideicomisos financieros de pymes. Con respecto a estos últimos, se está trabajando fuertemente, con números enormes, en el tema del crédito para consumo y capital de trabajo, aunque deberían orientarse más hacia largo plazo.
Estos son los caminos a seguir en los mercados de capitales. Como dije al principio, tuvimos y tenemos aún una salida constante de empresas, y recién en este momento estamos comenzando a recibir interés en cotizar en la bolsa. La primera noticia salió hoy en los diarios, cuando fue anunciada una pyme. ¿Y por qué una pyme? Porque las grandes empresas tienen la oportunidad de presentarse en los mercados internacionales. Yo asocio esto al fútbol. En el fútbol uno puede pensar que no se deben vender al exterior los jugadores muy buenos porque es lindo verlos jugar en el país. Pero, evidentemente, éste sería un mal negocio tanto para el club como para los jugadores. Entonces, ¿cuál es la mejor política para el fútbol? La mejor política para el fútbol -y para un país en crecimiento como el nuestro- es vender los buenos jugadores mientras se forman mejores jugadores abajo. Esto es exactamente lo que hay que hacer con los mercados de capitales, porque las grandes empresas que tienen acceso a los mercados internacionales se van a ir siempre, y esto no es malo. Lo malo es que no formemos pymes para colocarlas en el mercado de capitales. Todas las grandes empresas alguna vez fueron pymes. Bill Gates, por ejemplo, tuvo una pyme. Entonces, apostemos a las pymes e integrémoslas a los mercados de capitales.
Con respecto al mercado de capitales, debo decir que se trata de un tema bastante interesante y complejo. Esto es así porque el mercado de capitales es pequeño en relación con el mercado financiero en general y, sin embargo, no hay país desarrollado que no tenga un mercado de capitales desarrollado. Este es un punto que hay que poner rápidamente en la mesa: tratar de ver cómo hacemos para tener un mercado de capitales más grande que el actual.
Se ha hablado mucho sobre cuál es la evolución del mercado de capitales en la Argentina. Evidentemente, no ha podido ser muy diferente a la evolución económica en general. Sin embargo, si alguien hubiera apostado al mercado de capitales a principios de 2002 -es decir, en lo peor de la crisis- y quisiera saber, en promedio, lo que estaría recibiendo ahora, siguiendo nada más que la evolución del índice Merval se daría cuenta de que estaría recibiendo entre tres y cuatro veces el capital invertido en dólares, lo cual significa una tasa de retorno más que interesante.
Ayer tuve la suerte de compartir un panel en un seminario que organizó la Unión de Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión de la República Argentina. Allí noté por primera vez la fuerte intención por parte del sistema de inversores institucionales de invertir en la economía real. Durante muchísimo tiempo nuestro sistema de fondos y pensiones estuvo dedicado básicamente a financiar al Estado. Pero, gracias a una sana y coherente política de superávit fiscal, hoy tenemos la posibilidad de derivar fondos directamente al sector privado. Creo que los inversores institucionales van a estar involucrados en esto.
Pero, cuando hablo de economía real, ¿a qué me estoy refiriendo? Como bien dijo quien me antecedió en el uso de la palabra, es evidente que la infraestructura, las industrias de base y las grandes industrias son muy importantes en la República Argentina. También quisiera referirme al tema de las pymes, y recordar el trabajo realizado junto con el doctor Brown, aunque al lado mío se encuentra Federico Poli, un especialista en la materia que seguramente va a hablar mejor.
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En general, las empresas grandes tienen capacidad crediticia por sus propias características. Esta es la base de la tesis del famoso economista Stiglitz, quien no ganó el premio Nobel por pelearse con el FMI, sino porque hablaba de asimetrías en la información, asimetrías que también se dan entre las grandes y las pequeñas empresas. Si observamos la evolución del crédito en 2001 en las grandes y pequeñas empresas de la República Argentina, veremos que todas sufrieron una caída brusca del crédito. Las empresas privadas grandes, en promedio, tuvieron una caída del orden del 30 por ciento. Por su parte, las pymes tuvieron una caída del orden del 70 por ciento. Entonces, cuando me dicen que las pymes son una mala inversión, yo me pregunto: ¿realmente le están prestando bien a las pymes? Habría que ver si realmente se evalúa el apoyo que requieren las pymes. En este sentido, el mercado de capitales puede ser una solución muy interesante para quienes estamos trabajando fuertemente en este campo.
Pero, ¿en qué estamos trabajando? Junto con la Fonapyme estamos ocupados en el tema del underwriting de obligaciones negociables. No es un tema menor, razón por la cual se lo voy a dejar al licenciado Poli para que lo exponga. También estamos trabajando en los cheques de pago diferido, es decir, en los aspectos patrocinados, que son aquellos presentados por grandes empresas para que sus pymes cuenten los cheques, así como también en el aspecto de los cheques avalados por las sociedades de garantías recíprocas. Estos instrumentos, como las Onpymes en general, son básicos para permitirle a nuestra pequeña industria tener acceso al mercado de capitales, ya que resultarían anticíclicos y no procíclicos como los créditos bancarios.
Esperemos terminar de pulir y avanzar en otras figuras que la Argentina todavía no ha llegado a desarrollar convenientemente, como, por ejemplo, los fondos de inversión de riesgo o los fideicomisos financieros de pymes. Con respecto a estos últimos, se está trabajando fuertemente, con números enormes, en el tema del crédito para consumo y capital de trabajo, aunque deberían orientarse más hacia largo plazo.
Estos son los caminos a seguir en los mercados de capitales. Como dije al principio, tuvimos y tenemos aún una salida constante de empresas, y recién en este momento estamos comenzando a recibir interés en cotizar en la bolsa. La primera noticia salió hoy en los diarios, cuando fue anunciada una pyme. ¿Y por qué una pyme? Porque las grandes empresas tienen la oportunidad de presentarse en los mercados internacionales. Yo asocio esto al fútbol. En el fútbol uno puede pensar que no se deben vender al exterior los jugadores muy buenos porque es lindo verlos jugar en el país. Pero, evidentemente, éste sería un mal negocio tanto para el club como para los jugadores. Entonces, ¿cuál es la mejor política para el fútbol? La mejor política para el fútbol -y para un país en crecimiento como el nuestro- es vender los buenos jugadores mientras se forman mejores jugadores abajo. Esto es exactamente lo que hay que hacer con los mercados de capitales, porque las grandes empresas que tienen acceso a los mercados internacionales se van a ir siempre, y esto no es malo. Lo malo es que no formemos pymes para colocarlas en el mercado de capitales. Todas las grandes empresas alguna vez fueron pymes. Bill Gates, por ejemplo, tuvo una pyme. Entonces, apostemos a las pymes e integrémoslas a los mercados de capitales.
SR. PRESIDENTE BROWN Tiene la palabra el señor subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, el licenciado Federico Poli.
SR. POLI En primer lugar, quiero transmitirles las felicitaciones de parte del secretario de Industria, Comercio y Pyme, el licenciado Miguel Peirano, por la organización de este evento. Él no nos pudo acompañar porque ya tenía compromisos asumidos y está de viaje en el interior.
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Obviamente, hago mías las felicitaciones a la Comisión de Industria por la organización de este evento y de tantos otros encuentros que ha venido realizando bajo la presidencia del señor diputado Brown y el resto de los legisladores que la integran.
Desde la secretaría, y también desde la subsecretaría, valoramos la realización de este trabajo tan coordinado. En tal sentido, quiero destacar la labor llevada a cabo por la coordinadora del área de Relaciones Institucionales, licenciada Valencia.
Yendo al tema que nos ocupa, nos parece oportuno haber convocado a los distintos actores para discutir el tema central que viene enfrentando desde hace algún tiempo la economía argentina -esto lo ha dejado en claro muchas veces el señor ministro de Economía-, que se relaciona con el hecho de saber cómo hacemos para seguir impulsando hacia arriba la tasa de inversión que se encuentra en su máximo histórico en relación con los últimos quince años. Estamos hablando de un promedio de 20 ó 21 puntos del producto bruto interno. Es necesario que estas tasas crezcan para que no se genere un desequilibrio en nuestra economía. Todos sabemos que cualquier desequilibrio puede tener repercusiones, por ejemplo, en el índice de precios. Por ello, necesitamos seguir impulsando el crecimiento de las inversiones.
Entonces, qué mejor que convocar y escuchar a los distintos actores vinculados a este tema. Escuché con mucha atención las palabras de los representantes del sistema financiero, del sector industrial, de las distintas agencias gubernamentales que se ocupan de impulsar el financiamiento y la actividad de las pequeñas y medianas empresas y, además, la opinión de los señores legisladores aquí presentes.
No voy a sobreabundar en cuestiones que son conocidas por todos en este recinto. La economía argentina pasó de un proceso de recuperación y de crecimiento a un proceso de desarrollo. ¿Por qué? Porque el crecimiento de la capacidad productiva a partir del impulso de las nuevas inversiones -luego de poner en marcha la capacidad instalada- viene acompañado de un proceso de reindustrialización de la Argentina.
Contrariamente a lo que ocurrió en el pasado, la Argentina no vivía desde hace muchas décadas un proceso de vuelta de puesta en marcha de sectores industriales que estaban al borde de la desaparición o que ya habían casi desaparecido de nuestro mapa productivo. Recorriendo el país se puede ver este fenómeno en los sectores más diversos y en todas las economías regionales.
Este es el dato central del proceso de reindustrialización y desarrollo del país. Les voy a comentar algo que es bien conocido por todos en esta comisión. En más de una oportunidad tuvieron la ocasión de hablar con los productores de maquinaria agrícola. Hacia fines de la década del 40 la del 50, -tiempos del primer peronismo- la Argentina había sido líder regional en este sector. El deterioro que sufrió este rubro en la década de los 90 debido a la importación de productos de Brasil hizo que nuestras ferias agropecuarias realizadas aquí mostraran el potencial de la maquinaria agrícola de ese país y de otros lugares del mundo.
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Hoy la Argentina no sólo ha vuelto a poner en marcha en el mercado interno su producción, ocupando un lugar preponderante y desplazando a la exportación local, sino que nuevamente, como a mediados de los 70, se empieza a exportar maquinaria agrícola al resto de Latinoamérica.
Un ejemplo paradigmático es el de Roque Vasalli, uno de los pioneros de este sector, quien en 1990 había reducido su fábrica que estaba quebrada y había creado una nueva denominada "Don Roque" en la ciudad de Firmat, provincia de Santa Fe; hoy esa fábrica cuenta con 500 trabajadores produciendo y ha vuelto a poner en marcha la vieja Vassalli fabril, con la que vuelve a conocer el esplendor de otras épocas.
Cito este ejemplo porque lo considero paradigmático de lo que destruyó la Argentina, líder en el sector agropecuario, con primeras cosechas en la mayoría de los granos, con un mercado interno demandante por naturaleza y con una tradición histórica, que hizo desaparecer su producción en un sector con ventajas competitivas claras.
Si hicimos desaparecer, para dar otro ejemplo, la producción del calzado, en la que tenemos materia prima con ventajas comparativas naturales de nuestra tierra -no adquiridas-, si fuimos capaces de destruir estos sectores, imagínense qué quedaba para las producciones con mayor valor agregado.
Alguien mencionaba aquí la producción que se hace a nivel del INVAP, y también vale destacar las exportaciones que estamos teniendo en estos segmentos. La industria naval se ha vuelto a poner en marcha en tramos muy importantes de la metalmecánica. El compañero Gutiérrez nos mencionaba el resurgimiento que está teniendo este sector que tuvo tasas de crecimiento espectaculares.
Todo esto es una prueba del fenómeno productivo que está teniendo lugar a lo largo de todo nuestro país. Esto no es casualidad, sino que se sustenta en una política económica que ahora sí tiene fundamentales macroeconómicos sanos y un tipo de cambio competitivo que justamente permite estas condiciones de competencia del sector industrial; además de una política fiscal que, como bien decía Mario Vicens, está permitiendo un superávit que posibilita cancelar y hacer frente a los intereses de la deuda.
Al mismo tiempo, estamos desendeudándonos en términos netos respecto a los organismos multilaterales de crédito, ya que, junto con la exitosa reestructuración de la deuda externa, hemos conseguido disminuir el endeudamiento año a año para hacerlo compatible con las necesidades de crecimiento de la economía en lugar de aumentarlo, lo que es algo inédito para la Argentina. A su vez, el superávit externo habla a las claras de las condiciones de competitividad de nuestro sector productivo.
Otro dato a tener en cuenta es que la sustentabilidad de este crecimiento va a estar dada, en particular, por la dinámica de las inversiones de nuestro sector productivo, y aquí vuelvo al título de la mesa redonda que es "Cómo generar nuevas inversiones para seguir creciendo". Hay que destacar que la Argentina, a tres años de haber empezado este proceso, sigue creciendo a tasas que van entre el 8 y el 9 por ciento, y la inversión explica en gran medida que este proceso sea sustentable.
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Ahora bien, lo que está claro es que necesitamos más inversiones en el sector productivo. Por eso, me parece importante destacar cuáles son los instrumentos que desde el Ejecutivo, con el apoyo y el aporte de este Poder Legislativo, se han puesto y se están poniendo en marcha para justamente apalancar el proceso de inversiones.
En primer lugar, aquí se mencionó la ley de promoción de inversiones, que permite a las empresas industriales y de infraestructura, que hacen inversiones en bienes de capital, como todos ustedes saben, acceder a la amortización acelerada en el impuesto a las ganancias de esas inversiones, o alternativamente pedir la devolución anticipada del IVA que han erogado por esas maquinarias.
Ustedes saben que la vigencia de esta ley ha cumplido recientemente un año, y ha sido un instrumento que nos permite ponernos en igualdad de condiciones con muchas economías exitosas del mundo que tienen estos mecanismos, que son de beneficio de tipo financiero para aquellos que invierten. Es decir, lo que se hace es mejorarle el flujo de caja a quienes están invirtiendo y darle un beneficio de tipo financiero ya sea optando por el beneficio del IVA o de la amortización acelerada en ganancias.
Esto ha permitido disparar una cantidad importante de inversiones de grandes empresas y grandes proyectos que requieren una cantidad de capital muy grande. Además, como recién decíamos, obviamente este tipo de regímenes vienen a compensar la problemática de financiamiento dada en algún caso donde se presentan ciertos problemas del sistema financiero, aun para financiar grandes inversiones. También, como se dijo aquí, hay un cupo especial para Pymes que también está siendo utilizado de manera importante. Nosotros hemos hecho un fuerte trabajo desde la Secretaría de Industria para difundir este mecanismo en todas las provincias para que las empresas Pymes de todo el país puedan gozar de este beneficio.
El otro instrumento muy poderoso es el que se acaba de mandar recientemente, que está en tratamiento en el Congreso, que es el régimen de capitalización especial de las Pymes, que va a permitir a aquellas Pymes que reinviertan sus utilidades no pagar el impuesto a las ganancias sobre aquella proporción de las utilidades que sean reinvertidas.
Este es otro mecanismo que descontamos que va a tener una potencia espectacular al impulsar la inversión en el segmento de pequeñas y medianas empresas.
Este mecanismo contempla tanto los bienes de capital muebles como la construcción sobre inmueble propio, es decir, la construcción de inmuebles amortizables para el impuesto a las ganancias.
Junto a un montón de otras políticas que estamos impulsando, quiero destacar que en materia de aliento a la inversión estamos planteando mantener como régimen de excepción en el acuerdo del Mercosur el arancel cero para los bienes de capital junto con el bono del 14 por ciento para la venta de bienes de capital en el mercado interno.
Creemos que este régimen cumple dos objetivos muy acabadamente. El primero es no incrementar el costo de la inversión y mantener el arancel cero en la importación, y mantener en condiciones de competitividad a nuestra industria productora de bienes de capital al permitirle otorgarles un reintegro del 14 por ciento, equivalente a lo que podría ser el arancel que deberían abonar las importaciones en las ventas al mercado interno.
De esta manera, estamos yendo al encuentro de seguir mejorando las condiciones de competitividad del sector productor de bienes de capital, y no encarecer la inversión del conjunto del sector productivo.
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El otro instrumento necesario para seguir apalancando el proceso de inversiones es, sin duda, el financiamiento de las inversiones y de la actividad productiva.
Permítanme comentar las reformas que se vienen promoviendo y los instrumentos que estamos poniendo a disposición de las Pymes. En primer lugar, quisiera destacar las reformas en las regulaciones bancarias que se han realizado en los últimos años, que han permitido allanar un montón de obstáculos que trababan el financiamiento a las Pymes.
En ese sentido, se trabajó muy fuertemente y se allanaron muchos inconvenientes que tenían las Pymes para acceder al crédito y que tenían los bancos para otorgar financiamiento a las Pymes.
Por otro lado, hemos puesto en marcha y hemos consolidado una serie de instrumentos en lo que tiene que ver con incentivos financieros para las Pymes, que quisiera pasar a comentar brevemente.
En primer lugar, quiero decir dos palabras sobre el exitoso sistema de bonificación de tasa de interés en los préstamos a las Pymes. Este año habremos terminado colocando como préstamos con subsidio de tasa de interés un total de 850 millones de pesos en créditos que tienen la tasa subsidiada, la tasa que paga el empresario Pyme.
Esto significa que el empresario Pyme no paga la tasa plena que le cobraría el banco sino que paga una proporción que puede ser el 75, el 60 o el 50 por ciento de la tasa. Esto depende de la localización geográfica de la empresa.
Este diferencial de subsidio de tasa que hemos implementado tiene que ver con las condiciones de desarrollo relativo de las distintas provincias, tomando en cuenta tres variables.
La primera tiene que ver con el producto bruto interno per cápita de la provincia respecto a la media; la segunda, con el desempleo respecto a la media, y la tercera con la distancia del centro de nuestro país, es decir, la Capital Federal y sus alrededores.
Este régimen está permitiendo que empresas que hoy están localizadas en provincias como Jujuy y Salta, por hablar del extremo norte, o Chubut y Tierra del Fuego, por mencionar el extremo sur, estén pudiendo acceder a financiar proyectos de inversión, es decir, la compra de un bien de capital nuevo de origen nacional y capital de trabajo para la puesta en marcha de este proyecto a sesenta meses -cinco años- a una tasa del 5,25 por ciento como costo final para el empresario Pyme. Si es a 36 meses, la tasa es del 3,50 por ciento, en pesos y fija, como costo del empresario Pyme.
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Les estoy dando las tasas mínimas del sistema, aunque de todas maneras son tasas que seguramente los empresarios de esas provincias no han visto nunca en su vida.
Otra cosa que introdujimos en este régimen de subsidios de tasas de interés es la aplicación de un sistema de cupos de créditos por regiones, con el fin de evitar la concentración del crédito en la zona central, que se daba de manera natural. Esto quiere decir que los bancos que aplicaran un cupo de créditos en una región determinada, lo debían colocar en esa misma región y no en las zonas donde, obviamente, es más fácil colocarlos, esto es, en las zonas centrales del país. Esto permite que las regiones menos favorecidas -donde hay menos disponibilidad de los bancos porque la colocación de créditos implica mayores costos de transacción- hoy tengan crédito asegurado.
La otra cuestión es que los bancos que licitan cupos de créditos y no colocan los cupos de créditos sobre la porción no colocada tienen que pagar una tasa de compromiso. Para los bancos no es gratuito licitar estas líneas y no usarlas, sino que implica un costo para nada despreciable.
Les decía que este año vamos a terminar colocando créditos no sólo bajo este régimen federal de bonificación de tasas de interés que les acabo de comentar, sino también con fines sectoriales específicos. Por ejemplo, acabamos de hacer una licitación para la renovación de una flota de taxis. También hemos hecho, con éxito, licitaciones para la informatización de pequeñas y medianas empresas y para leasing naval. Por otra parte, hemos hecho licitaciones en sectores como los de la madera y la industria editorial, en donde hemos otorgado subsidios para la compra de papel para libros. En este caso, hemos diseñado una mecánica con la sociedad de garantías recíprocas que consiste en tomar como garantía el stock de libros que está en consignación. De esta manera, la industria editorial puede acceder, con una tasa muy accesible y competitiva, a la provisión de su principal insumo, que es el papel. Bajo esta operatoria, este año vamos a terminar colocando 850 millones de pesos, que están disponibles para las pymes. En realidad, 700 millones corresponden a este año y 150 millones a un remanente del año pasado. Para el año próximo estamos contemplando la sanción de un decreto que nos va a permitir tener un cupo de 1.000 millones de pesos para otorgar préstamos bonificados.
Permítanme comentarles la evolución del sistema de sociedades de garantías recíprocas. En los dos últimos años se ha duplicado la cantidad de estas sociedades. Estamos trabajando junto con la AFIP y el Banco Central en la consolidación del sistema. Actualmente existen cerca de 6.000 pymes que están accediendo al financiamiento gracias a estas sociedades de garantías recíprocas. Obviamente, vemos que hacia delante el sistema se mantiene muy fuerte. Hay pedidos de apertura de varias sociedades de garantías recíprocas. También existen otras que no están operando, pero han presentado programas de reformulación de su plan de negocios para volver a ponerse en marcha.
El otro tema que quería mencionar brevemente, ya que lo trató en detalle el licenciado Narciso Muñoz, tiene que ver con el intento de acercamiento de las pymes al mercado de capitales. Se trata de un trabajo muy importante. El descuento de cheque en la Bolsa está teniendo un éxito fundamental.
Por último, estamos trabajando como suscriptores, a través del Fondo Nacional de Desarrollo de las Pymes (Fonapyme), en la emisión de obligaciones negociables de pymes en la Bolsa. Muchas gracias. (Aplausos.)
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Obviamente, hago mías las felicitaciones a la Comisión de Industria por la organización de este evento y de tantos otros encuentros que ha venido realizando bajo la presidencia del señor diputado Brown y el resto de los legisladores que la integran.
Desde la secretaría, y también desde la subsecretaría, valoramos la realización de este trabajo tan coordinado. En tal sentido, quiero destacar la labor llevada a cabo por la coordinadora del área de Relaciones Institucionales, licenciada Valencia.
Yendo al tema que nos ocupa, nos parece oportuno haber convocado a los distintos actores para discutir el tema central que viene enfrentando desde hace algún tiempo la economía argentina -esto lo ha dejado en claro muchas veces el señor ministro de Economía-, que se relaciona con el hecho de saber cómo hacemos para seguir impulsando hacia arriba la tasa de inversión que se encuentra en su máximo histórico en relación con los últimos quince años. Estamos hablando de un promedio de 20 ó 21 puntos del producto bruto interno. Es necesario que estas tasas crezcan para que no se genere un desequilibrio en nuestra economía. Todos sabemos que cualquier desequilibrio puede tener repercusiones, por ejemplo, en el índice de precios. Por ello, necesitamos seguir impulsando el crecimiento de las inversiones.
Entonces, qué mejor que convocar y escuchar a los distintos actores vinculados a este tema. Escuché con mucha atención las palabras de los representantes del sistema financiero, del sector industrial, de las distintas agencias gubernamentales que se ocupan de impulsar el financiamiento y la actividad de las pequeñas y medianas empresas y, además, la opinión de los señores legisladores aquí presentes.
No voy a sobreabundar en cuestiones que son conocidas por todos en este recinto. La economía argentina pasó de un proceso de recuperación y de crecimiento a un proceso de desarrollo. ¿Por qué? Porque el crecimiento de la capacidad productiva a partir del impulso de las nuevas inversiones -luego de poner en marcha la capacidad instalada- viene acompañado de un proceso de reindustrialización de la Argentina.
Contrariamente a lo que ocurrió en el pasado, la Argentina no vivía desde hace muchas décadas un proceso de vuelta de puesta en marcha de sectores industriales que estaban al borde de la desaparición o que ya habían casi desaparecido de nuestro mapa productivo. Recorriendo el país se puede ver este fenómeno en los sectores más diversos y en todas las economías regionales.
Este es el dato central del proceso de reindustrialización y desarrollo del país. Les voy a comentar algo que es bien conocido por todos en esta comisión. En más de una oportunidad tuvieron la ocasión de hablar con los productores de maquinaria agrícola. Hacia fines de la década del 40 la del 50, -tiempos del primer peronismo- la Argentina había sido líder regional en este sector. El deterioro que sufrió este rubro en la década de los 90 debido a la importación de productos de Brasil hizo que nuestras ferias agropecuarias realizadas aquí mostraran el potencial de la maquinaria agrícola de ese país y de otros lugares del mundo.
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Hoy la Argentina no sólo ha vuelto a poner en marcha en el mercado interno su producción, ocupando un lugar preponderante y desplazando a la exportación local, sino que nuevamente, como a mediados de los 70, se empieza a exportar maquinaria agrícola al resto de Latinoamérica.
Un ejemplo paradigmático es el de Roque Vasalli, uno de los pioneros de este sector, quien en 1990 había reducido su fábrica que estaba quebrada y había creado una nueva denominada "Don Roque" en la ciudad de Firmat, provincia de Santa Fe; hoy esa fábrica cuenta con 500 trabajadores produciendo y ha vuelto a poner en marcha la vieja Vassalli fabril, con la que vuelve a conocer el esplendor de otras épocas.
Cito este ejemplo porque lo considero paradigmático de lo que destruyó la Argentina, líder en el sector agropecuario, con primeras cosechas en la mayoría de los granos, con un mercado interno demandante por naturaleza y con una tradición histórica, que hizo desaparecer su producción en un sector con ventajas competitivas claras.
Si hicimos desaparecer, para dar otro ejemplo, la producción del calzado, en la que tenemos materia prima con ventajas comparativas naturales de nuestra tierra -no adquiridas-, si fuimos capaces de destruir estos sectores, imagínense qué quedaba para las producciones con mayor valor agregado.
Alguien mencionaba aquí la producción que se hace a nivel del INVAP, y también vale destacar las exportaciones que estamos teniendo en estos segmentos. La industria naval se ha vuelto a poner en marcha en tramos muy importantes de la metalmecánica. El compañero Gutiérrez nos mencionaba el resurgimiento que está teniendo este sector que tuvo tasas de crecimiento espectaculares.
Todo esto es una prueba del fenómeno productivo que está teniendo lugar a lo largo de todo nuestro país. Esto no es casualidad, sino que se sustenta en una política económica que ahora sí tiene fundamentales macroeconómicos sanos y un tipo de cambio competitivo que justamente permite estas condiciones de competencia del sector industrial; además de una política fiscal que, como bien decía Mario Vicens, está permitiendo un superávit que posibilita cancelar y hacer frente a los intereses de la deuda.
Al mismo tiempo, estamos desendeudándonos en términos netos respecto a los organismos multilaterales de crédito, ya que, junto con la exitosa reestructuración de la deuda externa, hemos conseguido disminuir el endeudamiento año a año para hacerlo compatible con las necesidades de crecimiento de la economía en lugar de aumentarlo, lo que es algo inédito para la Argentina. A su vez, el superávit externo habla a las claras de las condiciones de competitividad de nuestro sector productivo.
Otro dato a tener en cuenta es que la sustentabilidad de este crecimiento va a estar dada, en particular, por la dinámica de las inversiones de nuestro sector productivo, y aquí vuelvo al título de la mesa redonda que es "Cómo generar nuevas inversiones para seguir creciendo". Hay que destacar que la Argentina, a tres años de haber empezado este proceso, sigue creciendo a tasas que van entre el 8 y el 9 por ciento, y la inversión explica en gran medida que este proceso sea sustentable.
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Ahora bien, lo que está claro es que necesitamos más inversiones en el sector productivo. Por eso, me parece importante destacar cuáles son los instrumentos que desde el Ejecutivo, con el apoyo y el aporte de este Poder Legislativo, se han puesto y se están poniendo en marcha para justamente apalancar el proceso de inversiones.
En primer lugar, aquí se mencionó la ley de promoción de inversiones, que permite a las empresas industriales y de infraestructura, que hacen inversiones en bienes de capital, como todos ustedes saben, acceder a la amortización acelerada en el impuesto a las ganancias de esas inversiones, o alternativamente pedir la devolución anticipada del IVA que han erogado por esas maquinarias.
Ustedes saben que la vigencia de esta ley ha cumplido recientemente un año, y ha sido un instrumento que nos permite ponernos en igualdad de condiciones con muchas economías exitosas del mundo que tienen estos mecanismos, que son de beneficio de tipo financiero para aquellos que invierten. Es decir, lo que se hace es mejorarle el flujo de caja a quienes están invirtiendo y darle un beneficio de tipo financiero ya sea optando por el beneficio del IVA o de la amortización acelerada en ganancias.
Esto ha permitido disparar una cantidad importante de inversiones de grandes empresas y grandes proyectos que requieren una cantidad de capital muy grande. Además, como recién decíamos, obviamente este tipo de regímenes vienen a compensar la problemática de financiamiento dada en algún caso donde se presentan ciertos problemas del sistema financiero, aun para financiar grandes inversiones. También, como se dijo aquí, hay un cupo especial para Pymes que también está siendo utilizado de manera importante. Nosotros hemos hecho un fuerte trabajo desde la Secretaría de Industria para difundir este mecanismo en todas las provincias para que las empresas Pymes de todo el país puedan gozar de este beneficio.
El otro instrumento muy poderoso es el que se acaba de mandar recientemente, que está en tratamiento en el Congreso, que es el régimen de capitalización especial de las Pymes, que va a permitir a aquellas Pymes que reinviertan sus utilidades no pagar el impuesto a las ganancias sobre aquella proporción de las utilidades que sean reinvertidas.
Este es otro mecanismo que descontamos que va a tener una potencia espectacular al impulsar la inversión en el segmento de pequeñas y medianas empresas.
Este mecanismo contempla tanto los bienes de capital muebles como la construcción sobre inmueble propio, es decir, la construcción de inmuebles amortizables para el impuesto a las ganancias.
Junto a un montón de otras políticas que estamos impulsando, quiero destacar que en materia de aliento a la inversión estamos planteando mantener como régimen de excepción en el acuerdo del Mercosur el arancel cero para los bienes de capital junto con el bono del 14 por ciento para la venta de bienes de capital en el mercado interno.
Creemos que este régimen cumple dos objetivos muy acabadamente. El primero es no incrementar el costo de la inversión y mantener el arancel cero en la importación, y mantener en condiciones de competitividad a nuestra industria productora de bienes de capital al permitirle otorgarles un reintegro del 14 por ciento, equivalente a lo que podría ser el arancel que deberían abonar las importaciones en las ventas al mercado interno.
De esta manera, estamos yendo al encuentro de seguir mejorando las condiciones de competitividad del sector productor de bienes de capital, y no encarecer la inversión del conjunto del sector productivo.
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El otro instrumento necesario para seguir apalancando el proceso de inversiones es, sin duda, el financiamiento de las inversiones y de la actividad productiva.
Permítanme comentar las reformas que se vienen promoviendo y los instrumentos que estamos poniendo a disposición de las Pymes. En primer lugar, quisiera destacar las reformas en las regulaciones bancarias que se han realizado en los últimos años, que han permitido allanar un montón de obstáculos que trababan el financiamiento a las Pymes.
En ese sentido, se trabajó muy fuertemente y se allanaron muchos inconvenientes que tenían las Pymes para acceder al crédito y que tenían los bancos para otorgar financiamiento a las Pymes.
Por otro lado, hemos puesto en marcha y hemos consolidado una serie de instrumentos en lo que tiene que ver con incentivos financieros para las Pymes, que quisiera pasar a comentar brevemente.
En primer lugar, quiero decir dos palabras sobre el exitoso sistema de bonificación de tasa de interés en los préstamos a las Pymes. Este año habremos terminado colocando como préstamos con subsidio de tasa de interés un total de 850 millones de pesos en créditos que tienen la tasa subsidiada, la tasa que paga el empresario Pyme.
Esto significa que el empresario Pyme no paga la tasa plena que le cobraría el banco sino que paga una proporción que puede ser el 75, el 60 o el 50 por ciento de la tasa. Esto depende de la localización geográfica de la empresa.
Este diferencial de subsidio de tasa que hemos implementado tiene que ver con las condiciones de desarrollo relativo de las distintas provincias, tomando en cuenta tres variables.
La primera tiene que ver con el producto bruto interno per cápita de la provincia respecto a la media; la segunda, con el desempleo respecto a la media, y la tercera con la distancia del centro de nuestro país, es decir, la Capital Federal y sus alrededores.
Este régimen está permitiendo que empresas que hoy están localizadas en provincias como Jujuy y Salta, por hablar del extremo norte, o Chubut y Tierra del Fuego, por mencionar el extremo sur, estén pudiendo acceder a financiar proyectos de inversión, es decir, la compra de un bien de capital nuevo de origen nacional y capital de trabajo para la puesta en marcha de este proyecto a sesenta meses -cinco años- a una tasa del 5,25 por ciento como costo final para el empresario Pyme. Si es a 36 meses, la tasa es del 3,50 por ciento, en pesos y fija, como costo del empresario Pyme.
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Les estoy dando las tasas mínimas del sistema, aunque de todas maneras son tasas que seguramente los empresarios de esas provincias no han visto nunca en su vida.
Otra cosa que introdujimos en este régimen de subsidios de tasas de interés es la aplicación de un sistema de cupos de créditos por regiones, con el fin de evitar la concentración del crédito en la zona central, que se daba de manera natural. Esto quiere decir que los bancos que aplicaran un cupo de créditos en una región determinada, lo debían colocar en esa misma región y no en las zonas donde, obviamente, es más fácil colocarlos, esto es, en las zonas centrales del país. Esto permite que las regiones menos favorecidas -donde hay menos disponibilidad de los bancos porque la colocación de créditos implica mayores costos de transacción- hoy tengan crédito asegurado.
La otra cuestión es que los bancos que licitan cupos de créditos y no colocan los cupos de créditos sobre la porción no colocada tienen que pagar una tasa de compromiso. Para los bancos no es gratuito licitar estas líneas y no usarlas, sino que implica un costo para nada despreciable.
Les decía que este año vamos a terminar colocando créditos no sólo bajo este régimen federal de bonificación de tasas de interés que les acabo de comentar, sino también con fines sectoriales específicos. Por ejemplo, acabamos de hacer una licitación para la renovación de una flota de taxis. También hemos hecho, con éxito, licitaciones para la informatización de pequeñas y medianas empresas y para leasing naval. Por otra parte, hemos hecho licitaciones en sectores como los de la madera y la industria editorial, en donde hemos otorgado subsidios para la compra de papel para libros. En este caso, hemos diseñado una mecánica con la sociedad de garantías recíprocas que consiste en tomar como garantía el stock de libros que está en consignación. De esta manera, la industria editorial puede acceder, con una tasa muy accesible y competitiva, a la provisión de su principal insumo, que es el papel. Bajo esta operatoria, este año vamos a terminar colocando 850 millones de pesos, que están disponibles para las pymes. En realidad, 700 millones corresponden a este año y 150 millones a un remanente del año pasado. Para el año próximo estamos contemplando la sanción de un decreto que nos va a permitir tener un cupo de 1.000 millones de pesos para otorgar préstamos bonificados.
Permítanme comentarles la evolución del sistema de sociedades de garantías recíprocas. En los dos últimos años se ha duplicado la cantidad de estas sociedades. Estamos trabajando junto con la AFIP y el Banco Central en la consolidación del sistema. Actualmente existen cerca de 6.000 pymes que están accediendo al financiamiento gracias a estas sociedades de garantías recíprocas. Obviamente, vemos que hacia delante el sistema se mantiene muy fuerte. Hay pedidos de apertura de varias sociedades de garantías recíprocas. También existen otras que no están operando, pero han presentado programas de reformulación de su plan de negocios para volver a ponerse en marcha.
El otro tema que quería mencionar brevemente, ya que lo trató en detalle el licenciado Narciso Muñoz, tiene que ver con el intento de acercamiento de las pymes al mercado de capitales. Se trata de un trabajo muy importante. El descuento de cheque en la Bolsa está teniendo un éxito fundamental.
Por último, estamos trabajando como suscriptores, a través del Fondo Nacional de Desarrollo de las Pymes (Fonapyme), en la emisión de obligaciones negociables de pymes en la Bolsa. Muchas gracias. (Aplausos.)
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SR. PRESIDENTE BROWN Hemos asumido un compromiso que yo pretendo cumplir, que es concluir esta reunión a las 13 horas. Nos quedan veinte minutos y todavía faltan varios oradores para hacer uso de la palabra. Por tal motivo, les pido que sean lo más sintéticos posible para que podamos terminar en el horario previsto. Igualmente, agradezco a quienes se tienen que ir antes de esa hora por el tiempo que nos han dispensado. Comprendo la situación, ya que las ocupaciones que cada uno tiene son muy complejas y diferentes.
Tiene la palabra el señor diputado Merino.
Tiene la palabra el señor diputado Merino.
SR. MERINO Voy a ser muy breve. Pero, antes, voy a reiterar el agradecimiento al presidente de la Comisión de Industria, el diputado Brown, por haber compartido conmigo dos años de trabajo en la comisión, durante los cuales realmente me he sentido muy satisfecho.
Como provengo de la industria automotriz, donde he trabajado durante más de treinta y seis años, integrar esta comisión me ha resultado sumamente familiar. También quiero agradecer a la senadora Mastandrea, quien siempre nos acompañó en todos los acontecimientos importantes. Y, lógicamente, agradezco a mis colegas, quienes también han trabajado conmigo.
En segundo lugar, quiero expresar mi satisfacción por la realización de este foro que, si bien hicimos muy a las apuradas, ha tenido un éxito mucho más allá de lo esperado. Esto nos está dando la señal de que el país quiere cambiar. El hecho de que nos hayamos juntado diferentes sectores en una misma mesa es una señal positiva.
En tercer lugar, quisiera manifestar mi deseo de que esto sirva para algo. Hubo un pequeño conflicto entre el tema farmacéutico y el tema de la soja; creo que el país debe eliminar esos paradigmas, porque sumar es mucho mejor que restar o complementar. Pienso que el país debe tener un sector financiero, un sector industrial, un sector agropecuario y un sector comercial fuertes. Cuando sumemos a todos estos sectores seguramente podremos tener un país mucho más rico, con una mejor distribución de la riqueza.
En cuarto y último lugar, quería decir que la Argentina tiene una nueva oportunidad de crecimiento. Si nos ponemos a analizar nuestra historia, quizás nos demos cuenta de que tuvimos mucho tiempo y no supimos aprovechar las ocasiones. Por eso, quisiera que no perdamos esta nueva oportunidad. No quiero ser cómplice, ya sea por acción o por omisión, de un nuevo fracaso para nuestro país. Muchas gracias. (Aplausos.)
Como provengo de la industria automotriz, donde he trabajado durante más de treinta y seis años, integrar esta comisión me ha resultado sumamente familiar. También quiero agradecer a la senadora Mastandrea, quien siempre nos acompañó en todos los acontecimientos importantes. Y, lógicamente, agradezco a mis colegas, quienes también han trabajado conmigo.
En segundo lugar, quiero expresar mi satisfacción por la realización de este foro que, si bien hicimos muy a las apuradas, ha tenido un éxito mucho más allá de lo esperado. Esto nos está dando la señal de que el país quiere cambiar. El hecho de que nos hayamos juntado diferentes sectores en una misma mesa es una señal positiva.
En tercer lugar, quisiera manifestar mi deseo de que esto sirva para algo. Hubo un pequeño conflicto entre el tema farmacéutico y el tema de la soja; creo que el país debe eliminar esos paradigmas, porque sumar es mucho mejor que restar o complementar. Pienso que el país debe tener un sector financiero, un sector industrial, un sector agropecuario y un sector comercial fuertes. Cuando sumemos a todos estos sectores seguramente podremos tener un país mucho más rico, con una mejor distribución de la riqueza.
En cuarto y último lugar, quería decir que la Argentina tiene una nueva oportunidad de crecimiento. Si nos ponemos a analizar nuestra historia, quizás nos demos cuenta de que tuvimos mucho tiempo y no supimos aprovechar las ocasiones. Por eso, quisiera que no perdamos esta nueva oportunidad. No quiero ser cómplice, ya sea por acción o por omisión, de un nuevo fracaso para nuestro país. Muchas gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Tiene la palabra el doctor Juan José Deu Peyres, director del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
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Voy a ser muy concreto para explicarles cuál es la actividad que desarrolla el BICE en su rol de banco de inversión y comercio exterior.
Este banco fue creado para el financiamiento de proyectos de inversión -tema que fue analizado en esta reunión- y para el financiamiento del comercio exterior. Nació y sigue siendo un banco de segundo piso, o sea, no tiene depósitos ni maneja dinero. Está "bancado" con fondos propios, los cuales están proveídos por sus accionistas, es decir, el Banco de la Nación Argentina y el Ministerio de Economía. Por lo tanto, no tenemos problemas en lo relativo a los aportes y el financiamiento porque, por el momento, no nos fondeamos con terceros.
La idea es darle a partir del año próximo un mayor impulso y crecimiento al banco y, con la anuencia de los accionistas, salir a proveernos de fondos de terceros y externos.
Aquí se ha mencionado que son mínimos los proyectos "bancados" a largo plazo. Los bancos no lo están haciendo porque los depósitos no están yendo precisamente a estas instituciones. El BICE sí lo puede hacer y con criterio propio. De hecho lo está haciendo en operaciones que están estructuradas entre los 7 y 10 años de extensión con tasas más que competitivas y que, creo, son las mejores del mercado.
De la misma manera, estamos trabajando en lo relativo al comercio exterior y en financiación y post financiación de exportaciones. Para que tengan una idea, les voy a dar una información acerca de las tasas con las que estamos trabajando y que son las más bajas del mercado.
Tenemos tasas de inversión según se tomen a dólares o a pesos. En dólares, tenemos un componente variable que es la tasa LIBOR, que va desde un 2,75 como spread más un 4,25 por ciento con lo cual esa tasa no supera el 9 por ciento anual.
Por ello, una tasa en un préstamo a siete años hoy solamente lo está ofreciendo el Banco de Inversión y Comercio Exterior.
Igualmente, para las prefinanciaciones las tasas no superan el 4 por ciento y se inician desde el 2,5 por ciento.
Asimismo, esta institución funciona organizando fideicomisos -fondos fiduciarios- y hoy tenemos a nuestro cargo la obra no finalizada correspondiente al EBY, es decir, el Ente Binacional Yacyretá. Precisamente, ese fideicomiso es el que estamos administrando. Asimismo, manejamos el fideicomiso de Nucleoeléctrica Argentina con Atucha II. Se trata de una especialidad del banco. Las empresas que intervienen como proveedoras tienen que estar asistidas por un banco experto en fideicomiso. A ese efecto, hoy el BICE no tiene ningún tipo de problema.
Además, estamos interviniendo en lo relativo a la generación del Tren Trasandino que va desde la provincia de Mendoza a Los Andes, en Chile. Es muy importante porque maneja toda la producción del núcleo argentino. De acuerdo a las nuevas reglamentaciones, esto se eleva a un grupo de gente que depende de Economía que es la que acepta las iniciativas privadas, las cuales deben estar acompañadas por un agente financiero. Nosotros estamos interviniendo no sólo en lo que respecta al Tren Trasandino sino también en el trecho de la obra vial Pilar-Pergamino, con una inversión de 450 millones de pesos.
Esto lo quería mencionar porque es cierto cuando decimos que no hay país que no crezca sin crédito. Para ello tiene que haber ahorro y confianza en esos ahorristas para que se moneticen a través de los bancos. Todavía eso no se ha logrado porque no hace más de tres años padecimos una crisis en nuestro país que podríamos calificar como terrorífica.
Hoy estamos creciendo con una economía sustentable, con un programa que está beneficiando y protegiendo el tipo de cambio y que es importante para el ingreso de divisas. Esto nos va a dar cierta independencia en las negociaciones con los organismos multilaterales, especialmente el Fondo Monetario Internacional.
De esta forma doy por terminada mi exposición. (Aplausos.).
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Voy a ser muy concreto para explicarles cuál es la actividad que desarrolla el BICE en su rol de banco de inversión y comercio exterior.
Este banco fue creado para el financiamiento de proyectos de inversión -tema que fue analizado en esta reunión- y para el financiamiento del comercio exterior. Nació y sigue siendo un banco de segundo piso, o sea, no tiene depósitos ni maneja dinero. Está "bancado" con fondos propios, los cuales están proveídos por sus accionistas, es decir, el Banco de la Nación Argentina y el Ministerio de Economía. Por lo tanto, no tenemos problemas en lo relativo a los aportes y el financiamiento porque, por el momento, no nos fondeamos con terceros.
La idea es darle a partir del año próximo un mayor impulso y crecimiento al banco y, con la anuencia de los accionistas, salir a proveernos de fondos de terceros y externos.
Aquí se ha mencionado que son mínimos los proyectos "bancados" a largo plazo. Los bancos no lo están haciendo porque los depósitos no están yendo precisamente a estas instituciones. El BICE sí lo puede hacer y con criterio propio. De hecho lo está haciendo en operaciones que están estructuradas entre los 7 y 10 años de extensión con tasas más que competitivas y que, creo, son las mejores del mercado.
De la misma manera, estamos trabajando en lo relativo al comercio exterior y en financiación y post financiación de exportaciones. Para que tengan una idea, les voy a dar una información acerca de las tasas con las que estamos trabajando y que son las más bajas del mercado.
Tenemos tasas de inversión según se tomen a dólares o a pesos. En dólares, tenemos un componente variable que es la tasa LIBOR, que va desde un 2,75 como spread más un 4,25 por ciento con lo cual esa tasa no supera el 9 por ciento anual.
Por ello, una tasa en un préstamo a siete años hoy solamente lo está ofreciendo el Banco de Inversión y Comercio Exterior.
Igualmente, para las prefinanciaciones las tasas no superan el 4 por ciento y se inician desde el 2,5 por ciento.
Asimismo, esta institución funciona organizando fideicomisos -fondos fiduciarios- y hoy tenemos a nuestro cargo la obra no finalizada correspondiente al EBY, es decir, el Ente Binacional Yacyretá. Precisamente, ese fideicomiso es el que estamos administrando. Asimismo, manejamos el fideicomiso de Nucleoeléctrica Argentina con Atucha II. Se trata de una especialidad del banco. Las empresas que intervienen como proveedoras tienen que estar asistidas por un banco experto en fideicomiso. A ese efecto, hoy el BICE no tiene ningún tipo de problema.
Además, estamos interviniendo en lo relativo a la generación del Tren Trasandino que va desde la provincia de Mendoza a Los Andes, en Chile. Es muy importante porque maneja toda la producción del núcleo argentino. De acuerdo a las nuevas reglamentaciones, esto se eleva a un grupo de gente que depende de Economía que es la que acepta las iniciativas privadas, las cuales deben estar acompañadas por un agente financiero. Nosotros estamos interviniendo no sólo en lo que respecta al Tren Trasandino sino también en el trecho de la obra vial Pilar-Pergamino, con una inversión de 450 millones de pesos.
Esto lo quería mencionar porque es cierto cuando decimos que no hay país que no crezca sin crédito. Para ello tiene que haber ahorro y confianza en esos ahorristas para que se moneticen a través de los bancos. Todavía eso no se ha logrado porque no hace más de tres años padecimos una crisis en nuestro país que podríamos calificar como terrorífica.
Hoy estamos creciendo con una economía sustentable, con un programa que está beneficiando y protegiendo el tipo de cambio y que es importante para el ingreso de divisas. Esto nos va a dar cierta independencia en las negociaciones con los organismos multilaterales, especialmente el Fondo Monetario Internacional.
De esta forma doy por terminada mi exposición. (Aplausos.).
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SR. PRESIDENTE BROWN Muchas gracias, señor vicepresidente del BICE.
Tiene la palabra el licenciado Luis Corsiglia, director del Banco Central de la República Argentina y vicepresidente de ENARSA.
Tiene la palabra el licenciado Luis Corsiglia, director del Banco Central de la República Argentina y vicepresidente de ENARSA.
SR. CORSIGLIA Gracias diputado Carlos Brown por esta invitación. Ya en alguna otra oportunidad tuve el placer y el honor de compartir jornadas -no solamente aquí en la ciudad de Buenos Aires sino también en el interior del país, en la provincia de Mendoza- junto con el señor diputado Gutiérrez y la señora diputada Cassese, con los que hablamos de temas trascendentales, como fue en su momento la ley que dio creación a la empresa ENARSA.
Hoy podemos decir que ENARSA, con un personal de diecinueve profesionales, está operando sobre una serie de proyectos y concreciones como una planta distribuidora de combustible en la localidad de Ezeiza y un acuerdo firmado con la empresa Petrobras de Brasil -comenzando en pocos días los primeros trabajos sobre la plataforma submarina, el área off shore-, que será muy importante por el nivel de inversiones que va a generar.
Además, se está trabajando en distintas provincias sobre las áreas secundarias petroleras -es decir en el on shore- y en la distribución eléctrica, en centrales termoeléctricas de distintas provincias; existen proyectos de siete plantas de biodiesel en Rosario, Ramallo y Quequén para reemplazar parte del combustible que hoy tiene que importarse.
Por otra parte, se está trabajando para comenzar en pocos meses el proyecto del parque eólico en la provincia de Chubut, como fuente de energías alternativas y en una central de distribución de combustible en el puerto de Rosario.
Además, se trabaja con el Conicet en el desarrollo de la pila de hidrógeno y con participación en lo que es el transporte de energía eléctrica.
Cuando hablamos de todos estos proyectos y de infraestructura surge claramente el tema de la necesidad del financiamiento de estas obras.
Aquí se hablaba del crecimiento a nivel de producto bruto interno. Según el último relevamiento que se hizo la semana pasada en el Banco Central, se estima que el crecimiento de este año sería de 8,5 por ciento y de 5,5 por ciento para el año próximo. Si pensamos en términos de un crecimiento del 4 por ciento del producto bruto, deberíamos agregar en generación eléctrica entre ochocientos y mil megawats por año.
El tema es qué se está haciendo hoy para lograr que esa fuente de energía atienda a la capacidad productiva instalada más la que se está agregando, ya que es la forma de contribuir con ese crecimiento de manera que haya suficiente oferta y que la demanda no presione sobre una oferta estancada con un aumento desmesurado en el nivel de precios.
Para crecer se necesitan inversiones y ahorro que se canalice en inversión. Ese ahorro, que puede transformarse en inversión productiva, hoy proviene en forma voluntaria, canalizado a través de los distintos instrumentos que existen en el mercado financiero y de capitales, y del ahorro contractual -que pasa a ser clave- de las admnistradoras de fondos de jubilaciones y pensiones.
Están sobre la mesa las necesidades de financiamiento, los proyectos que hay que desarrollar y también las fuentes de financiamiento.
Las AFJP van a tener en los próximos doce meses un flujo de 5 mil millones de pesos, bastante por encima de los 4 mil millones que estaban proyectados hace ocho o nueve meses, debido a que hay más cantidad de aportantes en relación con los afiliados; esto es así porque hay más trabajo formal y porque hubo aumentos de sueldos. Estos dos factores contribuyeron al aumento de este flujo y a ello deberían agregarse entre 3 mil y 5 mil millones de pesos que están invertidos en distintos instrumentos.
Las AFJP han comprado en los últimos noventa días más de 1.300 millones de pesos en títulos de la deuda pública y están buscando un esquema de indexación para generar la rentabilidad que necesitan para competir; deben competir con rentabilidad y con comisiones más bajas.
Ese es el esquema que se está planteando desde la Superintendencia; están buscando instrumentos, tienen fondos, la necesidad de financiamiento existe y las obras que hay que hacer requieren algún mecanismo de ajuste.
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Requieren seguridad jurídica y estructurar financieramente el instrumento y una calificación. Sin calificación no pueden invertir.
Cuando hablamos del sistema de ajuste, algunas de las alternativas que surgen son, por ejemplo, en el caso de los caminos rurales -donde se está trabajando activamente en la unión de las AFJPs- ajustar con el precio de la carne para que los frentistas de los caminos tengan con qué responder y no tengan dificultades ni vean afectada la rentabilidad de sus proyectos como administración agropecuaria.
En la ampliación de los gasoductos del año 2006, que debería estar comenzando ya, una de las alternativas es aplicar el cargo tarifario a la tarifa del gas, y habría amplias posibilidades de seguir este camino.
También podría ser el camino elegido para el financiamiento del gasoducto del noreste si en Bolivia a partir del 14 de diciembre -según el resultado de las elecciones presidenciales- se decide seguir vendiendo más gas a Argentina que a Brasil.
Estamos requiriendo no menos de 20 millones de metros cúbicos más de gas desde Bolivia para poder seguir evolucionando. Para el año que viene se prevé que 5 ó 6 millones de metros cúbicos de gas se pueden agregar.
Para ello hay que hacer las ampliaciones del 2006 y para eso hay que construir el gasoducto del noreste, si los bolivianos así lo deciden. Cuando se tome esa decisión, al día siguiente habría que comenzar las obras para que en un plazo de tres años podamos tener, junto a la construcción de nuevas centrales termoeléctricas, el gas y la capacidad de generación.
La ampliación de los gasoductos del 2006, como obra, lleva de seis a siete meses, y la construcción del gasoducto del noreste podrá tardar un año. Pero el repago de estas inversiones lleva de ocho a diez años, y para eso tenemos que pensar en una Argentina y en un sistema, dentro del sistema financiero del mercado de capitales, que cambie la óptica de lo que hoy logró.
Después de la crisis, fuera del balance de las empresas, el esquema de los fideicomisos fue el elegido por su confiabilidad, pero la mayoría fueron orientados al principio sólo al consumo.
Hoy estamos hablando de que los fideicomisos, en lo que va del año, ya generaron más de 2.700 millones de pesos de financiamiento, pero excedió el consumo. Comenzaron las cédulas hipotecarias, también hubo fideicomiso de prenda, de hipotecas -no solamente residenciales sino comerciales-, leasing -que financia bienes de capital- y las actividades agropecuarias donde a través de la figura del fideicomiso y con los avales de las sociedades de garantía recíproca se consigue financiar a los productores en soja, maíz, girasol y trigo en todas las áreas donde hay actividad agropecuaria.
Las acciones son una alternativa, pero no han sido las más elegidas. La cobertura de los riesgos tendría que venir de la mano de los mercados futuros. Se desarrollan en Argentina muy segmentados, se requeriría una gran concentración de los mismos y el desarrollo de un par de índices claves que, además del tipo de cambio a futuro debería ser el que evite el descalce que hoy existe entre la concentración de los depósitos a corto plazo y la necesidad de fondos en el mediano y largo. Me refiero al índice de tasa de interés, que es el más importante en los mercados futuros de todo el mundo.
Está en los proyectos de tres de los mercados de futuro que hay en la Argentina, pero su segmentación está impidiendo que se desarrolle.
Otro instrumento que se podría utilizar son las obligaciones negociables, pero no se pueden emitir con ajuste por inflación, con CER. Entonces, solamente se han emitido algunas a dos años de plazo, que es el mismo caso de los fideicomisos. No exceden el plazo de dos años.
Todas estas obras de las cuales hablamos, como por ejemplo, la central de ciclo combinado de 1.600 megawatts, la central termoeléctrica, las centrales hidroeléctricas que se podrían construir, como se está construyendo Caracoles, (Añacuara), la reconstrucción de Salto Grande y Portezuelo, en Mendoza, y completar la central nuclear de Atucha II y construir una nueva, son obras de tres, cuatro y cinco años. En el caso del ciclo combinado, sólo de tres años. También debemos tener en cuenta los parques eólicos.
Las plantas de biodiesel se hacen en seis meses. El offshore es una tarea de seis años para poder obtener algún resultado, y las áreas secundarias, que junto con el offshore necesitan inversión extranjera, podrían estar recibiendo esa inversión sin problemas porque los commodities que tienen del otro lado del petróleo es suficiente respaldo para emitir cualquier título.
Pero cuando volvemos al caso de lo que podemos financiar desde el ámbito nacional y desde las AFJP volvemos al punto: está el dinero y la necesidad del dinero. El puente que los une es la seguridad jurídica.
Si vamos a aplicar el cargo tarifario del gas, se requiere que una ley lo ampare. Hoy lo ampara un decreto, y no es suficiente como para que una calificadora de riesgo le otorgue a ese fideicomiso que se puede formar, una calificación para que las AFJP puedan invertir. No sería elegible el producto. Se necesita ese respaldo legal y armar la estructura. Es ingeniería financiera, y se puede hacer.
Antes de venir aquí estuve con banqueros españoles que me mostraron sus desarrollos y proyectos. Ellos están fuera de la figura del fideicomiso para construir hospitales, cárceles y carreteras, y utilizan la asociación pública privada, pero establecen sociedades anónimas donde se juntan el constructor, el operador y el inversor.
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Reciben dinero del fondo de pensión pero lo hacen por vía indirecta. Forman sociedades anónimas y las administran como una concesionaria de determinadas obras.
Aquí el esquema sería invertir, quizá, en un fideicomiso que podría proveer el dinero a varios proyectos para que desde ese fideicomiso hubiere una diversificación, pero el esquema de ajuste hoy lo podemos solucionar con la tarifa a gas o con la tarifa carne para los caminos rurales, pero si queremos apuntar a un fondo importante donde además contribuyan organismos multilaterales, como podrían ser el BID o el Banco Mundial, para eso tendría que haber un ajuste de mediano plazo, como hizo Chile con el mismo sistema de capitalización de AFJP al utilizar la unidad de fomento.
Ellos no tuvieron la crisis y la hiperinflación que tuvo la Argentina, que parece que, como un adicto, quiere volver otra vez a indexar, pero es muy difícil pensar en un esquema de financiamiento si no utiliza el ajuste inflacionario o una tasa variable que de alguna manera tenga alguna correlación con el nivel de ajuste inflacionario para cumplir con la responsabilidad de manejar el dinero de los afiliados tratando de no dañar la rentabilidad del proyecto.
Vuelvo al comienzo, y cierro mi exposición: las necesidades de financiamiento existen, la necesidad de construir infraestructura es imperiosa y estamos casi en tiempo de descuento. El dinero está, hay que atravesar ese puente y buscar las bases para ese sistema de ajuste y la seguridad jurídica, y con eso se puede empezar. (Aplausos.)
Hoy podemos decir que ENARSA, con un personal de diecinueve profesionales, está operando sobre una serie de proyectos y concreciones como una planta distribuidora de combustible en la localidad de Ezeiza y un acuerdo firmado con la empresa Petrobras de Brasil -comenzando en pocos días los primeros trabajos sobre la plataforma submarina, el área off shore-, que será muy importante por el nivel de inversiones que va a generar.
Además, se está trabajando en distintas provincias sobre las áreas secundarias petroleras -es decir en el on shore- y en la distribución eléctrica, en centrales termoeléctricas de distintas provincias; existen proyectos de siete plantas de biodiesel en Rosario, Ramallo y Quequén para reemplazar parte del combustible que hoy tiene que importarse.
Por otra parte, se está trabajando para comenzar en pocos meses el proyecto del parque eólico en la provincia de Chubut, como fuente de energías alternativas y en una central de distribución de combustible en el puerto de Rosario.
Además, se trabaja con el Conicet en el desarrollo de la pila de hidrógeno y con participación en lo que es el transporte de energía eléctrica.
Cuando hablamos de todos estos proyectos y de infraestructura surge claramente el tema de la necesidad del financiamiento de estas obras.
Aquí se hablaba del crecimiento a nivel de producto bruto interno. Según el último relevamiento que se hizo la semana pasada en el Banco Central, se estima que el crecimiento de este año sería de 8,5 por ciento y de 5,5 por ciento para el año próximo. Si pensamos en términos de un crecimiento del 4 por ciento del producto bruto, deberíamos agregar en generación eléctrica entre ochocientos y mil megawats por año.
El tema es qué se está haciendo hoy para lograr que esa fuente de energía atienda a la capacidad productiva instalada más la que se está agregando, ya que es la forma de contribuir con ese crecimiento de manera que haya suficiente oferta y que la demanda no presione sobre una oferta estancada con un aumento desmesurado en el nivel de precios.
Para crecer se necesitan inversiones y ahorro que se canalice en inversión. Ese ahorro, que puede transformarse en inversión productiva, hoy proviene en forma voluntaria, canalizado a través de los distintos instrumentos que existen en el mercado financiero y de capitales, y del ahorro contractual -que pasa a ser clave- de las admnistradoras de fondos de jubilaciones y pensiones.
Están sobre la mesa las necesidades de financiamiento, los proyectos que hay que desarrollar y también las fuentes de financiamiento.
Las AFJP van a tener en los próximos doce meses un flujo de 5 mil millones de pesos, bastante por encima de los 4 mil millones que estaban proyectados hace ocho o nueve meses, debido a que hay más cantidad de aportantes en relación con los afiliados; esto es así porque hay más trabajo formal y porque hubo aumentos de sueldos. Estos dos factores contribuyeron al aumento de este flujo y a ello deberían agregarse entre 3 mil y 5 mil millones de pesos que están invertidos en distintos instrumentos.
Las AFJP han comprado en los últimos noventa días más de 1.300 millones de pesos en títulos de la deuda pública y están buscando un esquema de indexación para generar la rentabilidad que necesitan para competir; deben competir con rentabilidad y con comisiones más bajas.
Ese es el esquema que se está planteando desde la Superintendencia; están buscando instrumentos, tienen fondos, la necesidad de financiamiento existe y las obras que hay que hacer requieren algún mecanismo de ajuste.
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Rinaldi RV
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Requieren seguridad jurídica y estructurar financieramente el instrumento y una calificación. Sin calificación no pueden invertir.
Cuando hablamos del sistema de ajuste, algunas de las alternativas que surgen son, por ejemplo, en el caso de los caminos rurales -donde se está trabajando activamente en la unión de las AFJPs- ajustar con el precio de la carne para que los frentistas de los caminos tengan con qué responder y no tengan dificultades ni vean afectada la rentabilidad de sus proyectos como administración agropecuaria.
En la ampliación de los gasoductos del año 2006, que debería estar comenzando ya, una de las alternativas es aplicar el cargo tarifario a la tarifa del gas, y habría amplias posibilidades de seguir este camino.
También podría ser el camino elegido para el financiamiento del gasoducto del noreste si en Bolivia a partir del 14 de diciembre -según el resultado de las elecciones presidenciales- se decide seguir vendiendo más gas a Argentina que a Brasil.
Estamos requiriendo no menos de 20 millones de metros cúbicos más de gas desde Bolivia para poder seguir evolucionando. Para el año que viene se prevé que 5 ó 6 millones de metros cúbicos de gas se pueden agregar.
Para ello hay que hacer las ampliaciones del 2006 y para eso hay que construir el gasoducto del noreste, si los bolivianos así lo deciden. Cuando se tome esa decisión, al día siguiente habría que comenzar las obras para que en un plazo de tres años podamos tener, junto a la construcción de nuevas centrales termoeléctricas, el gas y la capacidad de generación.
La ampliación de los gasoductos del 2006, como obra, lleva de seis a siete meses, y la construcción del gasoducto del noreste podrá tardar un año. Pero el repago de estas inversiones lleva de ocho a diez años, y para eso tenemos que pensar en una Argentina y en un sistema, dentro del sistema financiero del mercado de capitales, que cambie la óptica de lo que hoy logró.
Después de la crisis, fuera del balance de las empresas, el esquema de los fideicomisos fue el elegido por su confiabilidad, pero la mayoría fueron orientados al principio sólo al consumo.
Hoy estamos hablando de que los fideicomisos, en lo que va del año, ya generaron más de 2.700 millones de pesos de financiamiento, pero excedió el consumo. Comenzaron las cédulas hipotecarias, también hubo fideicomiso de prenda, de hipotecas -no solamente residenciales sino comerciales-, leasing -que financia bienes de capital- y las actividades agropecuarias donde a través de la figura del fideicomiso y con los avales de las sociedades de garantía recíproca se consigue financiar a los productores en soja, maíz, girasol y trigo en todas las áreas donde hay actividad agropecuaria.
Las acciones son una alternativa, pero no han sido las más elegidas. La cobertura de los riesgos tendría que venir de la mano de los mercados futuros. Se desarrollan en Argentina muy segmentados, se requeriría una gran concentración de los mismos y el desarrollo de un par de índices claves que, además del tipo de cambio a futuro debería ser el que evite el descalce que hoy existe entre la concentración de los depósitos a corto plazo y la necesidad de fondos en el mediano y largo. Me refiero al índice de tasa de interés, que es el más importante en los mercados futuros de todo el mundo.
Está en los proyectos de tres de los mercados de futuro que hay en la Argentina, pero su segmentación está impidiendo que se desarrolle.
Otro instrumento que se podría utilizar son las obligaciones negociables, pero no se pueden emitir con ajuste por inflación, con CER. Entonces, solamente se han emitido algunas a dos años de plazo, que es el mismo caso de los fideicomisos. No exceden el plazo de dos años.
Todas estas obras de las cuales hablamos, como por ejemplo, la central de ciclo combinado de 1.600 megawatts, la central termoeléctrica, las centrales hidroeléctricas que se podrían construir, como se está construyendo Caracoles, (Añacuara), la reconstrucción de Salto Grande y Portezuelo, en Mendoza, y completar la central nuclear de Atucha II y construir una nueva, son obras de tres, cuatro y cinco años. En el caso del ciclo combinado, sólo de tres años. También debemos tener en cuenta los parques eólicos.
Las plantas de biodiesel se hacen en seis meses. El offshore es una tarea de seis años para poder obtener algún resultado, y las áreas secundarias, que junto con el offshore necesitan inversión extranjera, podrían estar recibiendo esa inversión sin problemas porque los commodities que tienen del otro lado del petróleo es suficiente respaldo para emitir cualquier título.
Pero cuando volvemos al caso de lo que podemos financiar desde el ámbito nacional y desde las AFJP volvemos al punto: está el dinero y la necesidad del dinero. El puente que los une es la seguridad jurídica.
Si vamos a aplicar el cargo tarifario del gas, se requiere que una ley lo ampare. Hoy lo ampara un decreto, y no es suficiente como para que una calificadora de riesgo le otorgue a ese fideicomiso que se puede formar, una calificación para que las AFJP puedan invertir. No sería elegible el producto. Se necesita ese respaldo legal y armar la estructura. Es ingeniería financiera, y se puede hacer.
Antes de venir aquí estuve con banqueros españoles que me mostraron sus desarrollos y proyectos. Ellos están fuera de la figura del fideicomiso para construir hospitales, cárceles y carreteras, y utilizan la asociación pública privada, pero establecen sociedades anónimas donde se juntan el constructor, el operador y el inversor.
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Reciben dinero del fondo de pensión pero lo hacen por vía indirecta. Forman sociedades anónimas y las administran como una concesionaria de determinadas obras.
Aquí el esquema sería invertir, quizá, en un fideicomiso que podría proveer el dinero a varios proyectos para que desde ese fideicomiso hubiere una diversificación, pero el esquema de ajuste hoy lo podemos solucionar con la tarifa a gas o con la tarifa carne para los caminos rurales, pero si queremos apuntar a un fondo importante donde además contribuyan organismos multilaterales, como podrían ser el BID o el Banco Mundial, para eso tendría que haber un ajuste de mediano plazo, como hizo Chile con el mismo sistema de capitalización de AFJP al utilizar la unidad de fomento.
Ellos no tuvieron la crisis y la hiperinflación que tuvo la Argentina, que parece que, como un adicto, quiere volver otra vez a indexar, pero es muy difícil pensar en un esquema de financiamiento si no utiliza el ajuste inflacionario o una tasa variable que de alguna manera tenga alguna correlación con el nivel de ajuste inflacionario para cumplir con la responsabilidad de manejar el dinero de los afiliados tratando de no dañar la rentabilidad del proyecto.
Vuelvo al comienzo, y cierro mi exposición: las necesidades de financiamiento existen, la necesidad de construir infraestructura es imperiosa y estamos casi en tiempo de descuento. El dinero está, hay que atravesar ese puente y buscar las bases para ese sistema de ajuste y la seguridad jurídica, y con eso se puede empezar. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Se nos está acabando el tiempo.
Vamos a escuchar a los últimos oradores. Tiene la palabra el señor diputado Jorge Georgetti.
Luego le vamos a dar la palabra a la señora Stewart, a la diputada Cassese y cierra la senadora Mastandrea, aunque también vamos a agregar alguna pequeña exposición más.
Vamos a escuchar a los últimos oradores. Tiene la palabra el señor diputado Jorge Georgetti.
Luego le vamos a dar la palabra a la señora Stewart, a la diputada Cassese y cierra la senadora Mastandrea, aunque también vamos a agregar alguna pequeña exposición más.
SR. GEORGETTI Señor presidente: voy a utilizar solamente cuatro minutos o menos, si puedo, para agradecer a la senadora Mastandrea y al diputado Brown, que ha hecho una gran presidencia en esta Comisión de Industria, porque hemos aprendido mucho de estos encuentros, que son realmente muy positivos.
Quiero contarles que los integrantes de esta Comisión de Industria están convencidos de que gobernar es producir y distribuir, y que la política industrial y productiva es un elemento estratégico como política de Estado.
Entonces, quiero comentar que cuando un mes atrás vi que la cumbre de presidentes no tenía una agenda cerrada y definida, me tomé el atrevimiento de enviar un carta a los 34 presidentes diciéndoles que era fundamental incorporar en su agenda el tema de la posibilidad del desarrollo de las economías regionales para poder dejar en el lugar donde nacieron y se criaron a los ciudadanos de esta América toda.
T.33
Creemos que eso es fundamental, porque en nuestro país un crecimiento armónico se va a dar en tanto y en cuanto empecemos a parar el avance de desocupados que vienen del interior y de algunos países del Mercosur a los grandes centros desarrollados como Rosario, Córdoba y el conurbano bonaerense.
Tenemos en estado parlamentario elementos fundamentales para nuestra agroindustria que están relacionados con un instituto clasificador de transgénicos. Sin él no podremos seguir pensando estratégicamente en cómo aumentar nuestras áreas sembradas. Estamos viendo cómo Estados Unidos está generando continuamente, a través de su Ministerio de Agricultura, nuevas variedades genéticamente modificadas. Y si bien el INTA está haciendo un gran trabajo, todavía no tenemos en esto un rol fundamental. En un país agroindustrial como el nuestro, una banca de genomas debe tener una ley. Esta ley debe existir porque si no después perdemos la genómica. En mi provincia, Santa Fe, desarrollamos una frutilla corondina excelente a través de la Universidad del Litoral, pero luego perdimos la genómica y ahora le estamos pagando a los canadienses un royalty. Esto sucedió porque no supimos atesorar el desarrollo logrado en el interior con nuestros investigadores del Conicet.
Podría dar muchísimos otros ejemplos, pero hay uno que es el más claro que todos. Con respecto al desarrollo de las economías regionales, en mi provincia, que tiene 3.250.000 habitantes, hemos llegado a la conclusión de que si quisiéramos ser Suiza necesitaríamos generar 380.000 puestos de trabajo. Les aclaro que tenemos el 27,5 por ciento de desocupación. Si quisiéramos ser Australia o Nueva Zelanda, que son países que se ubican en el puesto 15 y 17, respectivamente, del contexto internacional, necesitaríamos solamente 220.000 puestos de trabajo. Si desarrollamos la cadena de valor de la industria frigorífica en su conjunto, ahora que tenemos claras perspectivas de tener más posibilidades en la cuota Hilton y en algunos mercados latinoamericanos que estamos abriendo, podríamos generar 180.000 puestos de trabajo. A mi provincia le tocarían 27.000 puestos más. No estamos lejos; hablé de una sola economía.
Lo que decía el licenciado Luis Corsiglia es fundamental. El NEA no va a seguir creciendo si no se trae el gasoducto del norte. Se trata de una política de Estado que tenemos que desarrollar fuertemente. El anillo energético es un elemento que años atrás no lo mencionábamos y hoy lo estamos tratando. Sobre él hay que profundizar mucho más.
Por último, quiero dejar una idea sobre lo que va a ser el proyecto de ley que vamos a discutir primero en la Comisión de Industria. El CFI ha terminado su vida útil. Tenemos un Ministerio de Planeamiento e Infraestructura que lo suple perfectamente. Hay otras cosas que no teníamos, como por ejemplo ENARSA, donde se están materializando políticas de infraestructura fundamentales. El CFI debe pasar al área de Industria para que sea manejado por el secretario de Industria, Miguel Peirano, y el subsecretario de la Pyme, Federico Poli. Es ahí donde debemos hacer encajar todos los proyectos para las microempresas. Además, tenemos un proyecto de microempresa que ha nacido de una iniciativa de nuestro presidente y que hemos firmado todos los miembros de la comisión para que tenga estado parlamentario a partir de ahora, ya que es fundamental para este tipo de estrategias.
Es vital que trabajemos en este sentido. Esto nos va a permitir erradicar la pobreza y generar más puestos de trabajo en donde está la más alta desocupación, que es el interior. Por consiguiente, esto evitaría el lío que se arma cuando los desocupados emigran a los grandes conglomerados, donde no hay salud, educación ni seguridad para dar.
Tenemos los proyectos en estado parlamentario. También tenemos un instituto de nanotecnología, aunque no nos estamos poniendo de acuerdo con el ministro Lavagna, que piensa que es una fundación. Nosotros, en cambio, creemos que debe ser un instituto dependiente del Conicet. Ya hay 10 millones de pesos de fondos asignados de un total de 30 millones. Muchas gracias. (Aplausos.)
T.34
Quiero contarles que los integrantes de esta Comisión de Industria están convencidos de que gobernar es producir y distribuir, y que la política industrial y productiva es un elemento estratégico como política de Estado.
Entonces, quiero comentar que cuando un mes atrás vi que la cumbre de presidentes no tenía una agenda cerrada y definida, me tomé el atrevimiento de enviar un carta a los 34 presidentes diciéndoles que era fundamental incorporar en su agenda el tema de la posibilidad del desarrollo de las economías regionales para poder dejar en el lugar donde nacieron y se criaron a los ciudadanos de esta América toda.
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Creemos que eso es fundamental, porque en nuestro país un crecimiento armónico se va a dar en tanto y en cuanto empecemos a parar el avance de desocupados que vienen del interior y de algunos países del Mercosur a los grandes centros desarrollados como Rosario, Córdoba y el conurbano bonaerense.
Tenemos en estado parlamentario elementos fundamentales para nuestra agroindustria que están relacionados con un instituto clasificador de transgénicos. Sin él no podremos seguir pensando estratégicamente en cómo aumentar nuestras áreas sembradas. Estamos viendo cómo Estados Unidos está generando continuamente, a través de su Ministerio de Agricultura, nuevas variedades genéticamente modificadas. Y si bien el INTA está haciendo un gran trabajo, todavía no tenemos en esto un rol fundamental. En un país agroindustrial como el nuestro, una banca de genomas debe tener una ley. Esta ley debe existir porque si no después perdemos la genómica. En mi provincia, Santa Fe, desarrollamos una frutilla corondina excelente a través de la Universidad del Litoral, pero luego perdimos la genómica y ahora le estamos pagando a los canadienses un royalty. Esto sucedió porque no supimos atesorar el desarrollo logrado en el interior con nuestros investigadores del Conicet.
Podría dar muchísimos otros ejemplos, pero hay uno que es el más claro que todos. Con respecto al desarrollo de las economías regionales, en mi provincia, que tiene 3.250.000 habitantes, hemos llegado a la conclusión de que si quisiéramos ser Suiza necesitaríamos generar 380.000 puestos de trabajo. Les aclaro que tenemos el 27,5 por ciento de desocupación. Si quisiéramos ser Australia o Nueva Zelanda, que son países que se ubican en el puesto 15 y 17, respectivamente, del contexto internacional, necesitaríamos solamente 220.000 puestos de trabajo. Si desarrollamos la cadena de valor de la industria frigorífica en su conjunto, ahora que tenemos claras perspectivas de tener más posibilidades en la cuota Hilton y en algunos mercados latinoamericanos que estamos abriendo, podríamos generar 180.000 puestos de trabajo. A mi provincia le tocarían 27.000 puestos más. No estamos lejos; hablé de una sola economía.
Lo que decía el licenciado Luis Corsiglia es fundamental. El NEA no va a seguir creciendo si no se trae el gasoducto del norte. Se trata de una política de Estado que tenemos que desarrollar fuertemente. El anillo energético es un elemento que años atrás no lo mencionábamos y hoy lo estamos tratando. Sobre él hay que profundizar mucho más.
Por último, quiero dejar una idea sobre lo que va a ser el proyecto de ley que vamos a discutir primero en la Comisión de Industria. El CFI ha terminado su vida útil. Tenemos un Ministerio de Planeamiento e Infraestructura que lo suple perfectamente. Hay otras cosas que no teníamos, como por ejemplo ENARSA, donde se están materializando políticas de infraestructura fundamentales. El CFI debe pasar al área de Industria para que sea manejado por el secretario de Industria, Miguel Peirano, y el subsecretario de la Pyme, Federico Poli. Es ahí donde debemos hacer encajar todos los proyectos para las microempresas. Además, tenemos un proyecto de microempresa que ha nacido de una iniciativa de nuestro presidente y que hemos firmado todos los miembros de la comisión para que tenga estado parlamentario a partir de ahora, ya que es fundamental para este tipo de estrategias.
Es vital que trabajemos en este sentido. Esto nos va a permitir erradicar la pobreza y generar más puestos de trabajo en donde está la más alta desocupación, que es el interior. Por consiguiente, esto evitaría el lío que se arma cuando los desocupados emigran a los grandes conglomerados, donde no hay salud, educación ni seguridad para dar.
Tenemos los proyectos en estado parlamentario. También tenemos un instituto de nanotecnología, aunque no nos estamos poniendo de acuerdo con el ministro Lavagna, que piensa que es una fundación. Nosotros, en cambio, creemos que debe ser un instituto dependiente del Conicet. Ya hay 10 millones de pesos de fondos asignados de un total de 30 millones. Muchas gracias. (Aplausos.)
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SR. PRESIDENTE BROWN Tiene la palabra el señor Oscar Martino, presidente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires.
SR. MARTINO Desde hace muchos años estamos acompañando las actividades que encara el diputado Brown. Por eso dije lo que dije, pero lo hice con respeto.
Uno podría oscilar entre los discursos de Arnaldo Bocco y Federico Poli por un lado, y los de Luis Cigogna y Mariano Caucino por el otro. Pero, en el medio hay un camino que lamentablemente no se está recorriendo y que podría generar más reuniones como ésta. Sería interesante que las personas que tienen la responsabilidad de incrementar determinadas políticas escuchen a las pymes, con el fin de llevarse alguna impresión de lo que está pasando. Por supuesto que compartimos el discurso positivo que hemos escuchamos aquí. Además, creemos estar en el camino correcto. Pero, me voy a tomar el atrevimiento de sugerirle al doctor Brown un tema para el próximo encuentro. Siguiendo las palabras de Arnaldo Bocco, quien habló de la obligación moral de la sociedad política, tenemos que ir por lo que falta. A las pymes les faltan muchas cosas. Incluso, yo diría que aun en este rico y profundo debate, donde hay gente muy capaz, no se hablaron determinados temas. Por ejemplo, no se habló del tema de la mochila fiscal que soportan las pymes ni tampoco del tema de los impuestos distorsivos. Incluso, una persona llegó a decir que había que prorrogar estos impuestos. Entonces, evidentemente faltan cosas.
Por otra parte, quiero dejar sentada mi adhesión al discurso del diputado Cigogna, en el sentido de que la mayoría de los graves problemas estructurales que se han mencionado aquí solamente van a poder solucionarse a partir de un programa de desarrollo que busque fuertes inversiones, pero no cualquier inversión. El acierto del diputado Cigogna consiste en haber tenido en cuenta que venimos de un proceso de muy corto plazo, que fue la década del 90, donde hubo inversiones. El problema es que las inversiones deben ir a los lugares estratégicos, a los que realmente producen mano de obra intensiva y puedan revertir esta situación.
En resumen, hay que terminar con la mochila fiscal que sufren las pymes, porque por ella no se puede acceder al crédito bajo ningún punto de vista. Todos los anuncios positivos que dieron Federico Poli y Arnaldo Bocco no son de acceso de las pymes. El mejor ejemplo de esto es lo que ocurrió en el país cuando el gobierno reclamó a los acreedores externos, como producto de la grave crisis, una quita del 75 por ciento de la deuda. Hoy se pretende cobrar a las pymes toda la deuda más los intereses punitorios, lo que se convierte en una bola de nieve imposible de pagar. Me pregunto por qué el gobierno no adopta con las pymes la misma actitud que adoptó con los acreedores externos. Evidentemente, las diferencias existen. Considero que el Congreso debería tomar cartas en el asunto respecto de temas como la mochila fiscal, los impuestos distorsivos, las economías regionales y la falta de créditos a las pymes.
Por último, quisiera hacer hincapié en un tema que tampoco se tocó hoy y que tiene que ver con la defensa del mercado interno y de los recursos estratégicos. El Congreso puede jugar un rol importante en este sentido. Es necesario producir un plan de inversiones claro para que los recursos estratégicos se vuelquen de una vez por todas al mercado interno.
T.35
En consecuencia, pido disculpas por la vehemencia en mis palabras, pero creo que es fundamental que toquemos estos temas porque sigue imperando desde el Ministerio de Economía un criterio que para nosotros no es el correcto.
Ellos creen que, en la medida en que la macroeconomía funcione bien, vendrá el derrame para las pymes. No es así. Para las pymes tiene que haber políticas especiales, planes y leyes. Repito: el derrame no va a venir -según piensan algunos desde el Ministerio de Economía- cuando la macroeconomía funcione bien. Muchas gracias. (Aplausos).
Uno podría oscilar entre los discursos de Arnaldo Bocco y Federico Poli por un lado, y los de Luis Cigogna y Mariano Caucino por el otro. Pero, en el medio hay un camino que lamentablemente no se está recorriendo y que podría generar más reuniones como ésta. Sería interesante que las personas que tienen la responsabilidad de incrementar determinadas políticas escuchen a las pymes, con el fin de llevarse alguna impresión de lo que está pasando. Por supuesto que compartimos el discurso positivo que hemos escuchamos aquí. Además, creemos estar en el camino correcto. Pero, me voy a tomar el atrevimiento de sugerirle al doctor Brown un tema para el próximo encuentro. Siguiendo las palabras de Arnaldo Bocco, quien habló de la obligación moral de la sociedad política, tenemos que ir por lo que falta. A las pymes les faltan muchas cosas. Incluso, yo diría que aun en este rico y profundo debate, donde hay gente muy capaz, no se hablaron determinados temas. Por ejemplo, no se habló del tema de la mochila fiscal que soportan las pymes ni tampoco del tema de los impuestos distorsivos. Incluso, una persona llegó a decir que había que prorrogar estos impuestos. Entonces, evidentemente faltan cosas.
Por otra parte, quiero dejar sentada mi adhesión al discurso del diputado Cigogna, en el sentido de que la mayoría de los graves problemas estructurales que se han mencionado aquí solamente van a poder solucionarse a partir de un programa de desarrollo que busque fuertes inversiones, pero no cualquier inversión. El acierto del diputado Cigogna consiste en haber tenido en cuenta que venimos de un proceso de muy corto plazo, que fue la década del 90, donde hubo inversiones. El problema es que las inversiones deben ir a los lugares estratégicos, a los que realmente producen mano de obra intensiva y puedan revertir esta situación.
En resumen, hay que terminar con la mochila fiscal que sufren las pymes, porque por ella no se puede acceder al crédito bajo ningún punto de vista. Todos los anuncios positivos que dieron Federico Poli y Arnaldo Bocco no son de acceso de las pymes. El mejor ejemplo de esto es lo que ocurrió en el país cuando el gobierno reclamó a los acreedores externos, como producto de la grave crisis, una quita del 75 por ciento de la deuda. Hoy se pretende cobrar a las pymes toda la deuda más los intereses punitorios, lo que se convierte en una bola de nieve imposible de pagar. Me pregunto por qué el gobierno no adopta con las pymes la misma actitud que adoptó con los acreedores externos. Evidentemente, las diferencias existen. Considero que el Congreso debería tomar cartas en el asunto respecto de temas como la mochila fiscal, los impuestos distorsivos, las economías regionales y la falta de créditos a las pymes.
Por último, quisiera hacer hincapié en un tema que tampoco se tocó hoy y que tiene que ver con la defensa del mercado interno y de los recursos estratégicos. El Congreso puede jugar un rol importante en este sentido. Es necesario producir un plan de inversiones claro para que los recursos estratégicos se vuelquen de una vez por todas al mercado interno.
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En consecuencia, pido disculpas por la vehemencia en mis palabras, pero creo que es fundamental que toquemos estos temas porque sigue imperando desde el Ministerio de Economía un criterio que para nosotros no es el correcto.
Ellos creen que, en la medida en que la macroeconomía funcione bien, vendrá el derrame para las pymes. No es así. Para las pymes tiene que haber políticas especiales, planes y leyes. Repito: el derrame no va a venir -según piensan algunos desde el Ministerio de Economía- cuando la macroeconomía funcione bien. Muchas gracias. (Aplausos).
SR. PRESIDENTE BROWN Tiene la palabra la doctora Elina Stewart, representante de CAME.
SRA. STEWART Agradezco a la señora senadora Mastandrea, al señor diputado Brown y al resto de los legisladores pertenecientes a esta comisión por la realización de este evento. Debo decir que he empezado a sentir que esta es mi casa.
Yo soy empresaria pyme y tengo una pyme. Realmente me siento importante luego de haber escuchado todas las intervenciones y por el espacio que nos han brindado en esta reunión.
Como aquí se ha expresado, falta mucho por hacer. En los años 90, creía que mi pyme no servía para nada, que todo era importable y que todo se compraba de esa manera. Además sentía que lo que yo podía ofrecer no servía en el mercado.
En el año 2000 empecé a darme cuenta de que podía perder mi pyme. En el 2001 me enfermé. Disculpen si hablo en forma personal. Aquí se ha hablado utilizando muchos términos teóricos y muchas cifras en la mano, y me parece noble que yo pueda expresarme frente a tantas personas que saben mucho de estos temas. Quiero referirme a lo que vive el empresario pyme, fuera de lo que escucha. Pareciera que hay una pequeña diferencia.
Les comentaba que en el 2001 casi me enfermé por sostener a esta pyme y empecé a replantearme qué hacer con mi vida y con el resto de mi familia, debido a que poseo una pyme familiar.
Entonces, tuvimos que reconvertirnos. Siempre digo que las crisis primero nos duelen mucho y luego nos dejan un aprendizaje. Estoy segura de que la crisis que tuvimos entre los años 2001 y 2002 provocó un cambio de enfoque en torno a lo que es la pyme en la Argentina. Me parece que tenemos mucha tarea por hacer.
El señor presidente del Banco Central habló de la necesidad de sancionar leyes para casos específicos. Hay mucho trabajo por hacer y muchas leyes por sancionar.
Desde la teoría, el empresario pyme escucha ofrecimientos de préstamos y de ayuda para invertir pero, en la práctica, lo vive de una manera diferente. En primer lugar, por la enorme mochila fiscal, como aquí bien se dijo. Nosotros le pedimos al mundo lo que la AFIP no puede hacer con nosotros, que es disminuir las terribles tasas que cobra para entrar en los planes. Esta es una realidad de las pymes.
Frente a esta realidad, entrar en un plan para pagar una deuda fiscal de 10 u 8 años nos cuesta el hoy y también el mediano. Para nosotros los 10 años es largo plazo. No sabemos lo que nos va a pasar en 10 u 12 años. Sin embargo, estamos obligados a entrar por culpa de una crisis donde el empresario pyme no pudo sostener ni pagar sus impuestos.
Y soy sincera al hablar de esta manera. Creo que ése es el camino para saber qué es lo que tenemos que hacer. Recién escuché el discurso del señor subsecretario Pyme -licenciado Poli- y me pareció muy interesante. Pero tenemos un problema de comunicación y de diálogo entre las posibilidades teóricas y las prácticas reales.
En este momento, el empresario pyme está siendo valorado de acuerdo al espacio que ha ocupado en esta terrible crisis. Sostengo que en este marco el empresario pyme ha sido el primero en impulsar la salida de Argentina de la crisis.
T.36
Coincido profundamente con lo manifestado por el señor diputado Virgilio en toda su exposición porque me parece que allí está la cuestión. En diez años se han perdido oficios, y con una ley de educación muy cuestionable, hemos perdido la posibilidad de una escuela técnica.
Ahora tenemos sancionada una ley de educación técnica y por esa razón la gente del CAME festejó el día de la industria en la escuela Otto Krause, porque nos pareció un símbolo importante de la necesidad de cambiar, y no hacerlo sólo desde la palabra.
La educación técnica perdida significa oficios perdidos, que son personas que no tienen trabajo porque no tienen oficio. Al mismo tiempo, esto se traduce en empleadores que buscan gente con oficio y no los consiguen.
En mi opinión, necesitamos un profundo cambio de raíz, al margen de toda la parte estadística que es cierta, pero todavía existe un gran cambio mental para hacer, porque poner la mira en la educación es hablar de un futuro en serio. Creo que me quedo corta si digo que durante diez o doce años el proyecto fue destruir hacia adentro destruir el modelo cultural y educativo.
Con esta nueva ley de educación técnica estamos abriendo una puerta muy importante en lo que pienso que debe estar más involucrado el Congreso de la Nación.
Por otro lado, si bien mucho de lo que pensaba decir ya fue expresado el señor Leonardo Tasca, que me antecedió en el uso de la palabra...
Yo soy empresaria pyme y tengo una pyme. Realmente me siento importante luego de haber escuchado todas las intervenciones y por el espacio que nos han brindado en esta reunión.
Como aquí se ha expresado, falta mucho por hacer. En los años 90, creía que mi pyme no servía para nada, que todo era importable y que todo se compraba de esa manera. Además sentía que lo que yo podía ofrecer no servía en el mercado.
En el año 2000 empecé a darme cuenta de que podía perder mi pyme. En el 2001 me enfermé. Disculpen si hablo en forma personal. Aquí se ha hablado utilizando muchos términos teóricos y muchas cifras en la mano, y me parece noble que yo pueda expresarme frente a tantas personas que saben mucho de estos temas. Quiero referirme a lo que vive el empresario pyme, fuera de lo que escucha. Pareciera que hay una pequeña diferencia.
Les comentaba que en el 2001 casi me enfermé por sostener a esta pyme y empecé a replantearme qué hacer con mi vida y con el resto de mi familia, debido a que poseo una pyme familiar.
Entonces, tuvimos que reconvertirnos. Siempre digo que las crisis primero nos duelen mucho y luego nos dejan un aprendizaje. Estoy segura de que la crisis que tuvimos entre los años 2001 y 2002 provocó un cambio de enfoque en torno a lo que es la pyme en la Argentina. Me parece que tenemos mucha tarea por hacer.
El señor presidente del Banco Central habló de la necesidad de sancionar leyes para casos específicos. Hay mucho trabajo por hacer y muchas leyes por sancionar.
Desde la teoría, el empresario pyme escucha ofrecimientos de préstamos y de ayuda para invertir pero, en la práctica, lo vive de una manera diferente. En primer lugar, por la enorme mochila fiscal, como aquí bien se dijo. Nosotros le pedimos al mundo lo que la AFIP no puede hacer con nosotros, que es disminuir las terribles tasas que cobra para entrar en los planes. Esta es una realidad de las pymes.
Frente a esta realidad, entrar en un plan para pagar una deuda fiscal de 10 u 8 años nos cuesta el hoy y también el mediano. Para nosotros los 10 años es largo plazo. No sabemos lo que nos va a pasar en 10 u 12 años. Sin embargo, estamos obligados a entrar por culpa de una crisis donde el empresario pyme no pudo sostener ni pagar sus impuestos.
Y soy sincera al hablar de esta manera. Creo que ése es el camino para saber qué es lo que tenemos que hacer. Recién escuché el discurso del señor subsecretario Pyme -licenciado Poli- y me pareció muy interesante. Pero tenemos un problema de comunicación y de diálogo entre las posibilidades teóricas y las prácticas reales.
En este momento, el empresario pyme está siendo valorado de acuerdo al espacio que ha ocupado en esta terrible crisis. Sostengo que en este marco el empresario pyme ha sido el primero en impulsar la salida de Argentina de la crisis.
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Coincido profundamente con lo manifestado por el señor diputado Virgilio en toda su exposición porque me parece que allí está la cuestión. En diez años se han perdido oficios, y con una ley de educación muy cuestionable, hemos perdido la posibilidad de una escuela técnica.
Ahora tenemos sancionada una ley de educación técnica y por esa razón la gente del CAME festejó el día de la industria en la escuela Otto Krause, porque nos pareció un símbolo importante de la necesidad de cambiar, y no hacerlo sólo desde la palabra.
La educación técnica perdida significa oficios perdidos, que son personas que no tienen trabajo porque no tienen oficio. Al mismo tiempo, esto se traduce en empleadores que buscan gente con oficio y no los consiguen.
En mi opinión, necesitamos un profundo cambio de raíz, al margen de toda la parte estadística que es cierta, pero todavía existe un gran cambio mental para hacer, porque poner la mira en la educación es hablar de un futuro en serio. Creo que me quedo corta si digo que durante diez o doce años el proyecto fue destruir hacia adentro destruir el modelo cultural y educativo.
Con esta nueva ley de educación técnica estamos abriendo una puerta muy importante en lo que pienso que debe estar más involucrado el Congreso de la Nación.
Por otro lado, si bien mucho de lo que pensaba decir ya fue expresado el señor Leonardo Tasca, que me antecedió en el uso de la palabra...
SR. TASCA Falta el tema de las ART.
SRA. STEWART Reitero, será positivo que nuestra realidad sea escuchada, porque nuestra realidad cotidiana sigue siendo ver cómo cubrir una cuenta bancaria, cómo pagar a los proveedores y cómo seguir sosteniendo al personal que trabaja con uno. Esa es la realidad del empresario pyme.
Por lo tanto, cuando escuchamos hablar de la posibilidad de préstamos -si bien nos parece muy loable- la sensación que tenemos es que falta bajar a tierra.
En relación con el tema impuestos, me parece que falta comunicación entre las diferentes comisiones de esta Honorable Cámara. Digo esto porque en este momento un microemprendedor que quiere comenzar con su empresa, en primer lugar, tiene que hacer una traducción de la explicación de cómo pagar sus impuestos. Considero que en nuestro país hace falta rever profundamente el tema impositivo y ordenarlo, ya que como está en este momento todo es una traba.
Siempre digo que el empresario pyme tiene un "no" antes de empezar, ya que es un "no" para habilitar una industria, un "no" para un crédito y después tiene que empezar a luchar contra cada cosa para conseguirla.
Es muy probable que la situación actual sea muy diferente a la de 2001 y 2002 y seguramente consiga mucho más. Pero ahora estamos parados aquí, miremos hacia delante, pensemos que el desafío es sostener y continuar ese sostenimiento.
Por otro lado, el señor presidente del Banco Central se refirió en su exposición a esta especie de virus inflacionario que tenemos, a esta especie de rebrote inflacionario que estamos sufriendo y al que no nos animamos a poner un título. En este punto quiero ser específica: el salario no puede ser un factor a considerar en el rebrote inflacionario.
En mi opinión se está poniendo una carga ideológica muy pesada en ese punto, pero si tenemos trabajadores con un buen sueldo eso va reciclarse en el país haciéndonos a todos más dignos.
T.37
Rinaldi RV
I
Trabajadores peleando día a día por sus sueldos, por una diferencia de 50 o de 100 pesos en una canasta que ya sabemos que está en más de mil, es indigno, y me parece que esto también hay que trabajarlo y apuntarlo.
Última cosa, y termino: la responsabilidad empresaria. Creo que todos tenemos que armar un nuevo sentido de la responsabilidad, y como partes en esto que nos toca tenemos que pensar cómo ordenarlo.
Creo que el empresario tiene mucho para reconvertir también, desde aquí, de lo ético, desde la cosa social. Vuelvo a decir que queda mucho trabajo por hacer y me parece que lo más importante es que esté establecido el diálogo, como el de hoy, de diferentes sectores.
Me hubiera gustado, tal vez, escuchar la opinión de más Pymes industriales. (Aplausos.)
Por lo tanto, cuando escuchamos hablar de la posibilidad de préstamos -si bien nos parece muy loable- la sensación que tenemos es que falta bajar a tierra.
En relación con el tema impuestos, me parece que falta comunicación entre las diferentes comisiones de esta Honorable Cámara. Digo esto porque en este momento un microemprendedor que quiere comenzar con su empresa, en primer lugar, tiene que hacer una traducción de la explicación de cómo pagar sus impuestos. Considero que en nuestro país hace falta rever profundamente el tema impositivo y ordenarlo, ya que como está en este momento todo es una traba.
Siempre digo que el empresario pyme tiene un "no" antes de empezar, ya que es un "no" para habilitar una industria, un "no" para un crédito y después tiene que empezar a luchar contra cada cosa para conseguirla.
Es muy probable que la situación actual sea muy diferente a la de 2001 y 2002 y seguramente consiga mucho más. Pero ahora estamos parados aquí, miremos hacia delante, pensemos que el desafío es sostener y continuar ese sostenimiento.
Por otro lado, el señor presidente del Banco Central se refirió en su exposición a esta especie de virus inflacionario que tenemos, a esta especie de rebrote inflacionario que estamos sufriendo y al que no nos animamos a poner un título. En este punto quiero ser específica: el salario no puede ser un factor a considerar en el rebrote inflacionario.
En mi opinión se está poniendo una carga ideológica muy pesada en ese punto, pero si tenemos trabajadores con un buen sueldo eso va reciclarse en el país haciéndonos a todos más dignos.
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Trabajadores peleando día a día por sus sueldos, por una diferencia de 50 o de 100 pesos en una canasta que ya sabemos que está en más de mil, es indigno, y me parece que esto también hay que trabajarlo y apuntarlo.
Última cosa, y termino: la responsabilidad empresaria. Creo que todos tenemos que armar un nuevo sentido de la responsabilidad, y como partes en esto que nos toca tenemos que pensar cómo ordenarlo.
Creo que el empresario tiene mucho para reconvertir también, desde aquí, de lo ético, desde la cosa social. Vuelvo a decir que queda mucho trabajo por hacer y me parece que lo más importante es que esté establecido el diálogo, como el de hoy, de diferentes sectores.
Me hubiera gustado, tal vez, escuchar la opinión de más Pymes industriales. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Tiene la palabra el señor Franciosi, a quien le pido que sea muy breve porque ya estamos cerrando este seminario.
SR. FRANCIOSI Señor presidente: muchas gracias por permitirme transmitir el mensaje de la Comisión Directiva de la Cámara de la Industria de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos.
Ustedes saben que nuestro sector agrupa a 93 de las 112 empresas industriales radicadas en el país. Es el único país en América latina que tiene una industria farmacéutica de capitales nacionales tan importante.
Por eso, en primer lugar, frente a esta idea de generar nuevas inversiones, reconocemos la posición argentina frente al ALCA y la de los demás países del Mercosur porque sabemos muy bien qué quiere decir esta diferencia entre ALCA o no ALCA en el tema de la industria farmacéutica de capitales nacionales.
Por eso creo que una manera de empezar a generar nuevas inversiones es partiendo de cuidar lo que tenemos, cuidar el acceso a los mercados, concretar esa articulación que venimos trabajando con la Comisión de Industria y con la Secretaría de Industria, es decir, esa cooperación científico-tecnológica para plasmarla en un proyecto de estímulo sectorial a la industria argentina.
Creemos también que hay por delante una particular oportunidad para los laboratorios argentinos frente a las pandemias internacionales que estamos viendo en el mundo, y que nos pueden llegar -ojalá que no- a afectar, como el caso de la gripe aviar. Todas estas discusiones tienen que ver con la apertura de la producción libre de derechos de propiedad industrial o intelectual.
Creemos que tiene que haber una defensa de la competencia en los mercados y que no deben prosperar los monopolios.
También pensamos que hay que reconfigurar la legislación de medidas en frontera, una materia sobre la cual ustedes han venido trabajando con mucho ahínco. Debemos concretar ese cambio en la legislación para evitar que barreras paraarancelarias limiten las exportaciones argentinas de medicamentos terminados.
Ustedes saben que la industria ha logrado en 2004 exportaciones de productos terminados por la importante cifra de 350 millones de dólares. Se trata de la venta de medicamentos argentinos a distintos puntos del planeta, a Medio Oriente, el sudeste asiático, etcétera.
Uno de nuestros laboratorios -Bagó- acaba de incursionar en el mercado de la federación rusa, y todos estos esfuerzos deben estar francamente apoyados por una legislación que evite crear estas barreras paraarancelarias, como el control en la aduana de los derechos de propiedad industrial.
Creemos que hay consenso en esta materia en el Congreso y aspiramos que esta modificación se concrete pronto, como así también consideramos que es muy importante llegar a plasmar el año próximo un proyecto de estímulos al sector farmacéutico nacional. Este sector agrupa a 112 empresas que dan empleo directo a 20 mil personas y, en forma indirecta, a 120 mil. Por eso, creo que hay una oportunidad.
El mundo está demandando los productos de los laboratorios argentinos, y frente a esto no podemos permanecer ajenos. Ustedes han colaborado con nosotros y aspiramos a seguir trabajando codo a codo.
Agradecemos mucho la invitación y deseamos feliz año para todos. (Aplausos.)
Ustedes saben que nuestro sector agrupa a 93 de las 112 empresas industriales radicadas en el país. Es el único país en América latina que tiene una industria farmacéutica de capitales nacionales tan importante.
Por eso, en primer lugar, frente a esta idea de generar nuevas inversiones, reconocemos la posición argentina frente al ALCA y la de los demás países del Mercosur porque sabemos muy bien qué quiere decir esta diferencia entre ALCA o no ALCA en el tema de la industria farmacéutica de capitales nacionales.
Por eso creo que una manera de empezar a generar nuevas inversiones es partiendo de cuidar lo que tenemos, cuidar el acceso a los mercados, concretar esa articulación que venimos trabajando con la Comisión de Industria y con la Secretaría de Industria, es decir, esa cooperación científico-tecnológica para plasmarla en un proyecto de estímulo sectorial a la industria argentina.
Creemos también que hay por delante una particular oportunidad para los laboratorios argentinos frente a las pandemias internacionales que estamos viendo en el mundo, y que nos pueden llegar -ojalá que no- a afectar, como el caso de la gripe aviar. Todas estas discusiones tienen que ver con la apertura de la producción libre de derechos de propiedad industrial o intelectual.
Creemos que tiene que haber una defensa de la competencia en los mercados y que no deben prosperar los monopolios.
También pensamos que hay que reconfigurar la legislación de medidas en frontera, una materia sobre la cual ustedes han venido trabajando con mucho ahínco. Debemos concretar ese cambio en la legislación para evitar que barreras paraarancelarias limiten las exportaciones argentinas de medicamentos terminados.
Ustedes saben que la industria ha logrado en 2004 exportaciones de productos terminados por la importante cifra de 350 millones de dólares. Se trata de la venta de medicamentos argentinos a distintos puntos del planeta, a Medio Oriente, el sudeste asiático, etcétera.
Uno de nuestros laboratorios -Bagó- acaba de incursionar en el mercado de la federación rusa, y todos estos esfuerzos deben estar francamente apoyados por una legislación que evite crear estas barreras paraarancelarias, como el control en la aduana de los derechos de propiedad industrial.
Creemos que hay consenso en esta materia en el Congreso y aspiramos que esta modificación se concrete pronto, como así también consideramos que es muy importante llegar a plasmar el año próximo un proyecto de estímulos al sector farmacéutico nacional. Este sector agrupa a 112 empresas que dan empleo directo a 20 mil personas y, en forma indirecta, a 120 mil. Por eso, creo que hay una oportunidad.
El mundo está demandando los productos de los laboratorios argentinos, y frente a esto no podemos permanecer ajenos. Ustedes han colaborado con nosotros y aspiramos a seguir trabajando codo a codo.
Agradecemos mucho la invitación y deseamos feliz año para todos. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Quiero mencionar que el ingeniero Diego Pérez Santiesteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina, nos ha dejado su trabajo para que se incorpore en la versión taquigráfica que se está elaborando.
Estamos concluyendo el seminario. Va a hacer uso de la palabra la señora vicepresidente de la Comisión, diputada Cassese, y finalmente hablará nuestra amable colega, la senadora Mastandrea.
Estamos concluyendo el seminario. Va a hacer uso de la palabra la señora vicepresidente de la Comisión, diputada Cassese, y finalmente hablará nuestra amable colega, la senadora Mastandrea.
SRA. CASSESE Señor presidente: seré breve.
Venimos aquí a conversar sobre las posibilidades para seguir invirtiendo, que es algo que aparece como un reclamo generalizado de todos los sectores a la hora de ver cómo sigue creciendo el país, cómo se sigue generando trabajo decente y también cómo hacemos para que este crecimiento se transforme en desarrollo sustentable.
El señor Bocco hace un rato habló de un número, de un 20 o de un 21 por ciento al que llegó la inversión respecto del PBI.
Realmente comparto ese número, pero sí es cierto que para hablar de capacidad instalada y de seguir produciendo, de ese 21 por ciento hay que netear la inversión en la actividad de la construcción.
Entonces, los números no son los mismos que en la época que entramos en la crisis y no estamos en los niveles de inversión que necesita este país.
¿Qué es lo que aparece atrás de todos los reclamos? Sin hacernos los distraídos y sin dejar de ver lo que hemos vivido en esta historia reciente en nuestro país, tenemos un fuerte reclamo que no es de algunos sectores, y no podemos mirar para otro lado, más allá de los informes que recién brindaron los amigos aquí presentes.
Como dijo el diputado Cigogna -a quien nombraron muchas veces cuando no estaba presente por su alocución al principio de esta reunión-, cuando de toda la verdad se dice una parte y otra parte no se dice, pareciera que no estamos diciendo la verdad.
Lo que sí es cierto es que según el World Economical Forum, en un régimen de competitividad donde se miden 120 países, nuestro país todavía está de los dos tercios de la tabla para abajo.
Lo que también es cierto es que según Transparencia Internacional -estos son todos organismos a los que el gobierno permanentemente acude para cualquier tipo de referencia-, también estamos en los dos tercios de la tabla para abajo.
También es cierto que en cada discurso estamos reclamando seguridad jurídica y estabilidad en las normas, para que cuando venga un inversor sepa que las normas que van a regir después que decida invertir serán las mismas que regían antes de que tomó esa decisión. De lo contrario, pasa lo que está pasando en este momento durísimo y triste con de la industria alimenticia.
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Ustedes saben que en este momento se ha decidido anular los reintegros del IVA a las exportaciones, y a lo mejor hay algunos sectores que están cómodos con esta medida, pero también es cierto que hay sectores que insumen mano de obra intensiva como, por ejemplo, la industria de la pesca, que está creciendo fuertemente en nuestro país, sobre todo en nuestra provincia de Buenos Aires, donde cada emprendimiento toma entre 150 y 200 trabajadores con el aporte del Ministerio de Trabajo y el incentivo de los empresarios, que son todos italianos que vinieron al puerto de Mar del Plata y están haciendo mucho esfuerzo.
Lo que sí es cierto es que esos sectores dejan de ser rentables y no pueden exportar más a la Unión Europea, que nos grava a los argentinos con el 25 por ciento de aranceles mientras que a Chile lo grava con el 11 por ciento y a Perú con el cero.
¿Cómo nos vamos a sentar los argentinos en la ronda de Doha a reclamar que nos bajen los aranceles agropecuarios cuando nosotros mismos acá adentro a nuestros productores los estamos castigando?
Entonces, va mi solidaridad con el amigo Alvarez Galeani, de la COPAL, más allá de que se me ponga nervioso el amigo Lavagna, a quien aprecio mucho y respeto por el trabajo que ha hecho en el ministerio.
Pero no debemos enojarnos porque acá estamos con empresarios Pymes y con empresarios no tan Pymes y lo que es cierto es que si alguna cosa perjudica a los sectores, debemos tener en cuenta que las medidas no se toman desde los escritorios, y ustedes lo saben mejor que nosotros.
Quería decir esto porque hay una olla a presión y por debajo hay un terrible reclamo de estabilidad juridíca.
No llegó a referirse aquí la representante de CAME, -que se lo apuntaba el amigo de FEBA-, al tema de la responsabilidad de los empresarios en lo que se refiere a las ART. Hoy por hoy estamos todavía sin ley, y hace mucho tiempo que estamos intentando tener una ley porque en el cálculo de los costos empresarios no se puede calcular cuál es el riesgo laboral, y este es un tema serio.
Ha habido un trabajo serio del ministro Tomada, más allá de que se compartan o no algunos puntos. Lo que sí es cierto es que estamos sin ley y los empresarios están sin poder calcular sus costos.
Debe haber seguridad jurídica, amigos, tal como lo reclamaron acá algunos de los que hicieron uso de la palabra. Me da mucha pena que justamente los representantes de las Pymes -es decir, CAME y FEBA- hayan hablado al final, cuando el licenciado Poli ya se ha retirado.
Es cierto que la estabilidad jurídica la traen fundamentalmente las leyes que dicta el Congreso de la Nación.
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ind
No es fácil que un inversor esté animado cuando el fundamento de su inversión es un decreto de necesidad y urgencia. Hay un caso reciente, donde he visto la foto del amigo Corsiglia con Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y el presidente de la Nación, firmando un decreto -después le pido a Corsiglia que me cuente de qué se trata-, referido a securitización de certificados de plazo fijo para posibilitar la inversión y tener un fondeo que permita no haya un descalce en la economía y se puedan prestar fondos. Pero eso no se puede hacer a través de un decreto de necesidad y urgencia sino que se debe implementar mediante una ley del Congreso, porque así los inversores le darán mucho más crédito.
Por otro lado, es importante que los sectores productivos sepan que este Congreso es la legítima representación de los distintos sectores. La representante de CAME nos dijo: "No saben cuánto necesitamos que ustedes estén legislando a nuestro lado". Pedimos con CAME disminuir las tasas que las tarjetas de crédito cobraban a las pymes, y fue un logro muy importante, pero luego de un lobby sano, trabajando con todos los sectores productivos que vinieron a reclamar y nosotros, que no tuvimos otra cosa que hacer que responder. Es cierto que la ley de cheque y la ley de financiamiento del pasivo fiscal están durmiendo. Yo firmé ese último proyecto junto con muchos otros diputados, y no queremos perder en la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Los necesitamos a ustedes, porque si hay reclamos en la calle es porque los representados no sienten que estén bien defendidos por sus representantes, que somos nosotros. Tenemos que trabajar juntos y deben darse permanentemente espacios como este.
El tema de la seguridad jurídica es muy delicado. No es un tema más sino que es la cuestión que abordan todos los diarios y revistas especializadas, así como los organismos internacionales. Es un tema que tiene que ver con la estabilidad fiscal. Cuando hablamos de un sistema que democráticamente funciona bien, hacemos referencia a gobiernos que tienen su propio sustento, y de eso hablamos cuando ustedes escuchan en los medios que nos referimos a nuestra coparticipación.
En nuestro país, casi el 77 por ciento de lo recaudado por los impuestos que pagan todos los sectores productivos, que son fondos que deben administrar las provincias, son manejados por el poder central. Esto es algo que sucede en nuestro país y nadie puede entenderlo en el mundo cuando se enteran de estas cifras. Esto es lo que a veces provoca un sometimiento de la voluntad de los legisladores o gobernadores, y por eso a veces no podemos tener el número suficiente para dictar las leyes que reclaman los sectores productivos.
Entonces, como dijo el señor Corsiglia, la plata para financiar está; las necesidades están. Aquí estamos los legisladores para intermediar en estas cosas, pero realmente necesitamos una participación activa de todos ustedes. Esta es la casa de ustedes, que está abierta para todos.
Más allá del agradecimiento que todos brindaron a "Tato", que yo también quería efectuar, quiero decir, para recuperar el vínculo de la política con la gente, que Carlos Brown no es un legislador más que ha pasado por esta comisión y esta casa. Quiero decirlo porque si en la política de mi provincia, que genera el 40 por ciento del PBI, hay conciencia de que los sectores productivos son fundamentales, es porque este hombre sembró esa semilla cuando era intendente de San Martín, generó las primeras ferias industriales, y en ningún momento divorció la actividad industrial de la agropecuaria. Creo que en nuestro país se terminaron las antinomias, esto de enfrentar al campo con la industria, al sector financiero de la banca pública con el mercado de capitales que tanto ha aportado y puede aportar al crecimiento.
Basta de antinomias; trabajemos todos juntos, que si hoy nos va bien, seguramente mañana nos va a ir mucho mejor. Gracias, "Tato". (Aplausos.)
Venimos aquí a conversar sobre las posibilidades para seguir invirtiendo, que es algo que aparece como un reclamo generalizado de todos los sectores a la hora de ver cómo sigue creciendo el país, cómo se sigue generando trabajo decente y también cómo hacemos para que este crecimiento se transforme en desarrollo sustentable.
El señor Bocco hace un rato habló de un número, de un 20 o de un 21 por ciento al que llegó la inversión respecto del PBI.
Realmente comparto ese número, pero sí es cierto que para hablar de capacidad instalada y de seguir produciendo, de ese 21 por ciento hay que netear la inversión en la actividad de la construcción.
Entonces, los números no son los mismos que en la época que entramos en la crisis y no estamos en los niveles de inversión que necesita este país.
¿Qué es lo que aparece atrás de todos los reclamos? Sin hacernos los distraídos y sin dejar de ver lo que hemos vivido en esta historia reciente en nuestro país, tenemos un fuerte reclamo que no es de algunos sectores, y no podemos mirar para otro lado, más allá de los informes que recién brindaron los amigos aquí presentes.
Como dijo el diputado Cigogna -a quien nombraron muchas veces cuando no estaba presente por su alocución al principio de esta reunión-, cuando de toda la verdad se dice una parte y otra parte no se dice, pareciera que no estamos diciendo la verdad.
Lo que sí es cierto es que según el World Economical Forum, en un régimen de competitividad donde se miden 120 países, nuestro país todavía está de los dos tercios de la tabla para abajo.
Lo que también es cierto es que según Transparencia Internacional -estos son todos organismos a los que el gobierno permanentemente acude para cualquier tipo de referencia-, también estamos en los dos tercios de la tabla para abajo.
También es cierto que en cada discurso estamos reclamando seguridad jurídica y estabilidad en las normas, para que cuando venga un inversor sepa que las normas que van a regir después que decida invertir serán las mismas que regían antes de que tomó esa decisión. De lo contrario, pasa lo que está pasando en este momento durísimo y triste con de la industria alimenticia.
T.38
Rinaldi RV
I
Ustedes saben que en este momento se ha decidido anular los reintegros del IVA a las exportaciones, y a lo mejor hay algunos sectores que están cómodos con esta medida, pero también es cierto que hay sectores que insumen mano de obra intensiva como, por ejemplo, la industria de la pesca, que está creciendo fuertemente en nuestro país, sobre todo en nuestra provincia de Buenos Aires, donde cada emprendimiento toma entre 150 y 200 trabajadores con el aporte del Ministerio de Trabajo y el incentivo de los empresarios, que son todos italianos que vinieron al puerto de Mar del Plata y están haciendo mucho esfuerzo.
Lo que sí es cierto es que esos sectores dejan de ser rentables y no pueden exportar más a la Unión Europea, que nos grava a los argentinos con el 25 por ciento de aranceles mientras que a Chile lo grava con el 11 por ciento y a Perú con el cero.
¿Cómo nos vamos a sentar los argentinos en la ronda de Doha a reclamar que nos bajen los aranceles agropecuarios cuando nosotros mismos acá adentro a nuestros productores los estamos castigando?
Entonces, va mi solidaridad con el amigo Alvarez Galeani, de la COPAL, más allá de que se me ponga nervioso el amigo Lavagna, a quien aprecio mucho y respeto por el trabajo que ha hecho en el ministerio.
Pero no debemos enojarnos porque acá estamos con empresarios Pymes y con empresarios no tan Pymes y lo que es cierto es que si alguna cosa perjudica a los sectores, debemos tener en cuenta que las medidas no se toman desde los escritorios, y ustedes lo saben mejor que nosotros.
Quería decir esto porque hay una olla a presión y por debajo hay un terrible reclamo de estabilidad juridíca.
No llegó a referirse aquí la representante de CAME, -que se lo apuntaba el amigo de FEBA-, al tema de la responsabilidad de los empresarios en lo que se refiere a las ART. Hoy por hoy estamos todavía sin ley, y hace mucho tiempo que estamos intentando tener una ley porque en el cálculo de los costos empresarios no se puede calcular cuál es el riesgo laboral, y este es un tema serio.
Ha habido un trabajo serio del ministro Tomada, más allá de que se compartan o no algunos puntos. Lo que sí es cierto es que estamos sin ley y los empresarios están sin poder calcular sus costos.
Debe haber seguridad jurídica, amigos, tal como lo reclamaron acá algunos de los que hicieron uso de la palabra. Me da mucha pena que justamente los representantes de las Pymes -es decir, CAME y FEBA- hayan hablado al final, cuando el licenciado Poli ya se ha retirado.
Es cierto que la estabilidad jurídica la traen fundamentalmente las leyes que dicta el Congreso de la Nación.
T.39
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No es fácil que un inversor esté animado cuando el fundamento de su inversión es un decreto de necesidad y urgencia. Hay un caso reciente, donde he visto la foto del amigo Corsiglia con Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y el presidente de la Nación, firmando un decreto -después le pido a Corsiglia que me cuente de qué se trata-, referido a securitización de certificados de plazo fijo para posibilitar la inversión y tener un fondeo que permita no haya un descalce en la economía y se puedan prestar fondos. Pero eso no se puede hacer a través de un decreto de necesidad y urgencia sino que se debe implementar mediante una ley del Congreso, porque así los inversores le darán mucho más crédito.
Por otro lado, es importante que los sectores productivos sepan que este Congreso es la legítima representación de los distintos sectores. La representante de CAME nos dijo: "No saben cuánto necesitamos que ustedes estén legislando a nuestro lado". Pedimos con CAME disminuir las tasas que las tarjetas de crédito cobraban a las pymes, y fue un logro muy importante, pero luego de un lobby sano, trabajando con todos los sectores productivos que vinieron a reclamar y nosotros, que no tuvimos otra cosa que hacer que responder. Es cierto que la ley de cheque y la ley de financiamiento del pasivo fiscal están durmiendo. Yo firmé ese último proyecto junto con muchos otros diputados, y no queremos perder en la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Los necesitamos a ustedes, porque si hay reclamos en la calle es porque los representados no sienten que estén bien defendidos por sus representantes, que somos nosotros. Tenemos que trabajar juntos y deben darse permanentemente espacios como este.
El tema de la seguridad jurídica es muy delicado. No es un tema más sino que es la cuestión que abordan todos los diarios y revistas especializadas, así como los organismos internacionales. Es un tema que tiene que ver con la estabilidad fiscal. Cuando hablamos de un sistema que democráticamente funciona bien, hacemos referencia a gobiernos que tienen su propio sustento, y de eso hablamos cuando ustedes escuchan en los medios que nos referimos a nuestra coparticipación.
En nuestro país, casi el 77 por ciento de lo recaudado por los impuestos que pagan todos los sectores productivos, que son fondos que deben administrar las provincias, son manejados por el poder central. Esto es algo que sucede en nuestro país y nadie puede entenderlo en el mundo cuando se enteran de estas cifras. Esto es lo que a veces provoca un sometimiento de la voluntad de los legisladores o gobernadores, y por eso a veces no podemos tener el número suficiente para dictar las leyes que reclaman los sectores productivos.
Entonces, como dijo el señor Corsiglia, la plata para financiar está; las necesidades están. Aquí estamos los legisladores para intermediar en estas cosas, pero realmente necesitamos una participación activa de todos ustedes. Esta es la casa de ustedes, que está abierta para todos.
Más allá del agradecimiento que todos brindaron a "Tato", que yo también quería efectuar, quiero decir, para recuperar el vínculo de la política con la gente, que Carlos Brown no es un legislador más que ha pasado por esta comisión y esta casa. Quiero decirlo porque si en la política de mi provincia, que genera el 40 por ciento del PBI, hay conciencia de que los sectores productivos son fundamentales, es porque este hombre sembró esa semilla cuando era intendente de San Martín, generó las primeras ferias industriales, y en ningún momento divorció la actividad industrial de la agropecuaria. Creo que en nuestro país se terminaron las antinomias, esto de enfrentar al campo con la industria, al sector financiero de la banca pública con el mercado de capitales que tanto ha aportado y puede aportar al crecimiento.
Basta de antinomias; trabajemos todos juntos, que si hoy nos va bien, seguramente mañana nos va a ir mucho mejor. Gracias, "Tato". (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE BROWN Gracias, señora diputada Cassese.
La senadora Mastandrea va a cerrar esta mesa redonda. Como he señalado varias veces, ella es la presidenta de la Comisión de Industria y Comercio del Senado de la Nación, que nos ha acompañado durante todo este tiempo. Si bien así debería ser siempre, ello no es muy habitual.
T.40
Me he sentido reconfortado con el acompañamiento de la senadora Mastandrea y pienso que ella también ha percibido el nuestro. Esta Comisión de Industria de la Cámara de Diputados de la Nación se honra en que cierre la reunión la señora senadora Mastandrea, presidenta de la Comisión de Industria y Comercio del Honorable Senado de la Nación.
Tiene la palabra la senadora Alicia Mastandrea.
La senadora Mastandrea va a cerrar esta mesa redonda. Como he señalado varias veces, ella es la presidenta de la Comisión de Industria y Comercio del Senado de la Nación, que nos ha acompañado durante todo este tiempo. Si bien así debería ser siempre, ello no es muy habitual.
T.40
Me he sentido reconfortado con el acompañamiento de la senadora Mastandrea y pienso que ella también ha percibido el nuestro. Esta Comisión de Industria de la Cámara de Diputados de la Nación se honra en que cierre la reunión la señora senadora Mastandrea, presidenta de la Comisión de Industria y Comercio del Honorable Senado de la Nación.
Tiene la palabra la senadora Alicia Mastandrea.
SRA. MASTANDREA Le agradezco a usted y a la Comisión de Industria en su conjunto, aunque no creo ser merecedora de tantos elogios. En realidad, la que tiene que agradecer soy yo por estos dos años de lo que yo llamo "tolerancia democrática". No es habitual que, perteneciendo a partidos distintos, exista este tipo de tolerancia. También celebro que hayamos podido transitar por este camino y que no hayamos pensado en otra cosa que en la gente.
Voy a ser muy sintética y voy a comenzar donde dejó la diputada Casese, con quien coincido totalmente. El primer tema, que es la seguridad jurídica, lo señaló inicialmente el doctor Bocco, lo continuó el licenciado Corsiglia y luego lo apuntaron otros oradores. Creo que el gran debate del próximo año tiene que empezar por este tema. Me tomo el atrevimiento de decirles que desde los foros que hacemos permanentemente en el Senado habíamos previsto comenzar a discutir el tema de las ART en primer término, porque conocemos los reclamos y los problemas que está padeciendo el sector de la industria y de la construcción.
En segundo lugar, quiero coincidir con el diputado Gutiérrez en relación con lo que dijo sobre el Banco de Desarrollo, siempre y cuando este banco atienda a todas las pymes. No estoy de acuerdo con quienes dicen que todas las pymes acceden a créditos. Algunas sí lo tienen, pero muchas otras no. Por este motivo, hay que profundizar las simetrías. El otro tema que tocó el diputado Gutiérrez, relativo al NAMA, también lo hemos previsto para los foros que vamos a realizar en la Comisión de Industria y Comercio.
Voy a dar lectura de un texto que trata sobre las asimetrías regionales de la República Argentina, que son mi desvelo. El doctor Bocco dijo que después del crecimiento venía la distribución. Nosotros festejamos el crecimiento, ya que en ningún momento dudamos que existe, pero si no se da el paso siguiente de la distribución pensamos que va a desaparecer una parte de la República Argentina, que es el norte del país. Y también van a desaparecer sectores como las pymes, que están endeudadas y no pueden soportar la mochila fiscal.
No hay dudas de que la Argentina necesita inversiones. Las necesita para controlar la inflación, generar empleo y mejorar la productividad de la economía. En parte, el aumento de la inflación se está produciendo debido a una presión de aumento de la demanda que no encuentra una respuesta en un aumento de bienes que la satisfaga. Esto nos preocupa, ya que el aumento de la inflación conlleva la pérdida del poder adquisitivo y el aumento de la pobreza entre los más vulnerables. La inversión se requiere para crear empleo genuino y lograr que el desempleo siga bajando, lo cual es esencial para mejorar la productividad de la economía y para poder pensar en aumentar los salarios reales de nuestros trabajadores en el largo plazo.
Sabemos que la tasa de inversión está aumentando, pero no al ritmo que el país necesita. Esto nos lleva a pensar que hay que armar una agenda legislativa que acompañe esta necesidad. Por ello, felicito la realización de este debate. Los miembros del panel ya han explicitado todos los temas que nos aquejan con notable vehemencia.
Por mi parte, quiero llamar la atención sobre un tema vinculado con las inversiones que normalmente no se encuentra en la agenda y que el diputado Giorgetti ha mencionado, que es la distribución regional. De acuerdo con los datos suministrados por el Centro de Estudios de la Producción, dependiente del Ministerio de Economía, las inversiones realizadas en 2004 para formación de capital fueron de 7.600 millones de dólares, con una distribución regional que es la siguiente:
T.41
el 53 por ciento de la inversión se realizó en la región pampeana, seguida por las provincias del sur, con el 31 por ciento y Cuyo con el 14 por ciento. D ese total, el NEA y el NOA sólo recibió el 1 por ciento, y cabe aclarar que en el NEA, de ese uno por ciento, el 85 por ciento corresponde a Misiones.
Si en vez de observar la inversión total por región la referimos a la inversión per cápita, la situación es aún más inequitativa.
Según un promedio de inversión per capita en el país de 200 pesos, las provincias del sur y de Cuyo se encuentran por encima de este promedio, con 1.300 pesos de inversión per cápita y 332 pesos, respectivamente. La región pampeana recibe 151 pesos per cápita, y el NOA y NEA 24 y 27 pesos per cápita, respectivamente.
Si desagregamos esa información por provincias, vemos que sólo cinco de ellas reciben per cápita más del promedio nacional: Chubut, Tierra del Fuego, Neuquén, Santa Cruz y San Juan.
No tenemos futuro como país si no revertimos la situación de marginación de las provincias más pobres. Estos datos muestran que estamos profundizando la marginación de las provincias ya marginales. Sin inversión en formación de capital nuestras provincias no tienen salida. Y no es que no tengamos inversiones porque no las necesitemos. Desde el sector público tenemos la responsabilidad de impulsar las inversiones en infraestructura, necesarias para hacer posible las inversiones productivas.
Debemos tener una política integrada que permita hacer atractivas las regiones más rezagadas a la inversión, herramienta fundamental para revertir la inequidad de ingresos y oportunidades que se observan entre nuestras regiones. Muchas gracias. (Aplausos.).
Voy a ser muy sintética y voy a comenzar donde dejó la diputada Casese, con quien coincido totalmente. El primer tema, que es la seguridad jurídica, lo señaló inicialmente el doctor Bocco, lo continuó el licenciado Corsiglia y luego lo apuntaron otros oradores. Creo que el gran debate del próximo año tiene que empezar por este tema. Me tomo el atrevimiento de decirles que desde los foros que hacemos permanentemente en el Senado habíamos previsto comenzar a discutir el tema de las ART en primer término, porque conocemos los reclamos y los problemas que está padeciendo el sector de la industria y de la construcción.
En segundo lugar, quiero coincidir con el diputado Gutiérrez en relación con lo que dijo sobre el Banco de Desarrollo, siempre y cuando este banco atienda a todas las pymes. No estoy de acuerdo con quienes dicen que todas las pymes acceden a créditos. Algunas sí lo tienen, pero muchas otras no. Por este motivo, hay que profundizar las simetrías. El otro tema que tocó el diputado Gutiérrez, relativo al NAMA, también lo hemos previsto para los foros que vamos a realizar en la Comisión de Industria y Comercio.
Voy a dar lectura de un texto que trata sobre las asimetrías regionales de la República Argentina, que son mi desvelo. El doctor Bocco dijo que después del crecimiento venía la distribución. Nosotros festejamos el crecimiento, ya que en ningún momento dudamos que existe, pero si no se da el paso siguiente de la distribución pensamos que va a desaparecer una parte de la República Argentina, que es el norte del país. Y también van a desaparecer sectores como las pymes, que están endeudadas y no pueden soportar la mochila fiscal.
No hay dudas de que la Argentina necesita inversiones. Las necesita para controlar la inflación, generar empleo y mejorar la productividad de la economía. En parte, el aumento de la inflación se está produciendo debido a una presión de aumento de la demanda que no encuentra una respuesta en un aumento de bienes que la satisfaga. Esto nos preocupa, ya que el aumento de la inflación conlleva la pérdida del poder adquisitivo y el aumento de la pobreza entre los más vulnerables. La inversión se requiere para crear empleo genuino y lograr que el desempleo siga bajando, lo cual es esencial para mejorar la productividad de la economía y para poder pensar en aumentar los salarios reales de nuestros trabajadores en el largo plazo.
Sabemos que la tasa de inversión está aumentando, pero no al ritmo que el país necesita. Esto nos lleva a pensar que hay que armar una agenda legislativa que acompañe esta necesidad. Por ello, felicito la realización de este debate. Los miembros del panel ya han explicitado todos los temas que nos aquejan con notable vehemencia.
Por mi parte, quiero llamar la atención sobre un tema vinculado con las inversiones que normalmente no se encuentra en la agenda y que el diputado Giorgetti ha mencionado, que es la distribución regional. De acuerdo con los datos suministrados por el Centro de Estudios de la Producción, dependiente del Ministerio de Economía, las inversiones realizadas en 2004 para formación de capital fueron de 7.600 millones de dólares, con una distribución regional que es la siguiente:
T.41
el 53 por ciento de la inversión se realizó en la región pampeana, seguida por las provincias del sur, con el 31 por ciento y Cuyo con el 14 por ciento. D ese total, el NEA y el NOA sólo recibió el 1 por ciento, y cabe aclarar que en el NEA, de ese uno por ciento, el 85 por ciento corresponde a Misiones.
Si en vez de observar la inversión total por región la referimos a la inversión per cápita, la situación es aún más inequitativa.
Según un promedio de inversión per capita en el país de 200 pesos, las provincias del sur y de Cuyo se encuentran por encima de este promedio, con 1.300 pesos de inversión per cápita y 332 pesos, respectivamente. La región pampeana recibe 151 pesos per cápita, y el NOA y NEA 24 y 27 pesos per cápita, respectivamente.
Si desagregamos esa información por provincias, vemos que sólo cinco de ellas reciben per cápita más del promedio nacional: Chubut, Tierra del Fuego, Neuquén, Santa Cruz y San Juan.
No tenemos futuro como país si no revertimos la situación de marginación de las provincias más pobres. Estos datos muestran que estamos profundizando la marginación de las provincias ya marginales. Sin inversión en formación de capital nuestras provincias no tienen salida. Y no es que no tengamos inversiones porque no las necesitemos. Desde el sector público tenemos la responsabilidad de impulsar las inversiones en infraestructura, necesarias para hacer posible las inversiones productivas.
Debemos tener una política integrada que permita hacer atractivas las regiones más rezagadas a la inversión, herramienta fundamental para revertir la inequidad de ingresos y oportunidades que se observan entre nuestras regiones. Muchas gracias. (Aplausos.).
SR. PRESIDENTE BROWN Para finalizar, les comunico que próximamente podrán tener a su alcance la versión taquigráfica de esta reunión. Agradecemos el compromiso que asumieron todos al concurrir a esta reunión, y seguramente estos encuentros proseguirán el año próximo.
Queda levantada la reunión.
Queda levantada la reunión.
- Es la hora 13 y 43.