INDUSTRIA
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Reunión del día 20/02/2002
- INVITADO AL SEÑOR SECRETARIO DE POLÍTICA ECONÓMICA -EL VICEMINISTRO DE ECONOMÍA , LICENCIADO JORGE TODESCA
En Buenos Aires, a los veinte días del mes de febrero de 2002, a la hora 10:
SR. PRESIDENTE RIAL Queda abierta la reunión de la Comisión de Industria de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, conjunta con la Comisión de Industria del Honorable Senado, por lo que se encuentran presentes diputados y senadores de ambas comisiones.
Hemos invitado al señor secretario de Política Económica -el viceministro de Economía-, licenciado Jorge Todesca, ante distintas inquietudes surgidas en ambas comisiones luego de diversos debates de trabajo que se vienen realizando, referidos fundamentalmente a la problemática de la producción y de la industria en nuestro país.
Queremos agradecer la rápida respuesta del señor viceministro al aceptar nuestra invitación, e informamos que ha venido acompañado por el licenciado Guillermo Nielsen, funcionario del Ministerio de Economía que concurre en representación del Banco Central de la República Argentina.
Por lo tanto, agradezco la presencia de nuestros invitados. Para hacer un poco más ordenada la reunión y aprovechar al máximo el tiempo de que disponemos, hemos hecho una síntesis de preguntas elaboradas por las comisiones de Industria de ambas Cámaras del Congreso, para que sirva de base a esta charla. Luego pasaríamos a las preguntas de los señores diputados y senadores, referidas a las inquietudes que cada uno tenga.
Tiene la palabra el señor viceministro de Economía, doctor Jorge Todesca.
Hemos invitado al señor secretario de Política Económica -el viceministro de Economía-, licenciado Jorge Todesca, ante distintas inquietudes surgidas en ambas comisiones luego de diversos debates de trabajo que se vienen realizando, referidos fundamentalmente a la problemática de la producción y de la industria en nuestro país.
Queremos agradecer la rápida respuesta del señor viceministro al aceptar nuestra invitación, e informamos que ha venido acompañado por el licenciado Guillermo Nielsen, funcionario del Ministerio de Economía que concurre en representación del Banco Central de la República Argentina.
Por lo tanto, agradezco la presencia de nuestros invitados. Para hacer un poco más ordenada la reunión y aprovechar al máximo el tiempo de que disponemos, hemos hecho una síntesis de preguntas elaboradas por las comisiones de Industria de ambas Cámaras del Congreso, para que sirva de base a esta charla. Luego pasaríamos a las preguntas de los señores diputados y senadores, referidas a las inquietudes que cada uno tenga.
Tiene la palabra el señor viceministro de Economía, doctor Jorge Todesca.
SR. TODESCA Señor presidente: en primer lugar, agradezco la invitación que hemos recibido para concurrir a esta reunión.
Al repasar la lista de preguntas se me ocurrió que lo mejor sería que les hiciera una presentación de cómo vemos nosotros el programa económico, en qué punto nos encontramos y hacia qué punto entendemos que estamos marchando. Creo que eso va a ir contestando varias de las preguntas, algunas con precisión instrumental y otras con orientación de política, porque no todas ellas tienen una respuesta precisa en este momento, y eso es justamente parte de la crisis.
Les pido que si algo se me queda en el tintero, después me lo recuerden y, en todo caso, lo repasamos en forma específica.
Desde principios del siglo XIX -y voy a llegar rápido a la actualidad-, específicamente desde 1822, ha habido unas ocho crisis financieras internacionales graves. Nos encontramos en la última de ellas, que empezó a principios de los 90 y ha recorrido distintos países del mundo.
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Esas crisis tienen clientes, algunos transitorios y otros casi permanentes. Argentina ha sido cliente de seis de las ocho crisis internacionales que se sucedieron desde principios del siglo XIX. Brasil también ha sido un cliente frecuente de estas crisis. Al decir "clientes" aludo a países involucrados y puedo agregar a esta lista a México y a Turquía.
Hasta los años 30 había países -de los que hoy son desarrollados- que fueron afectados e involucrados en estas crisis. Sin embargo, desde los años 30 para acá las crisis están más concentradas en países en desarrollo o más recientemente en lo que se ha dado en llamar "países emergentes".
Hay una constante que tiene que ver con la economía internacional en lo que respecta a esta crisis y una cuestión que se relaciona con la economía nacional.
Desde el punto de vista de la economía internacional podemos mencionar a los flujos de capitales. En un momento hay abundancia de capitales a nivel internacional y esos flujos de capitales buscan oportunidades de negocios. Las encuentran, y algunas provienen de negocios prósperos y otros que no lo son tanto. De pronto, el ciclo de la economía internacional cambia, estos flujos de capitales se retiran y aquellos que en la estructura de sus economías nacionales dependían en demasía de esos flujos comienzan a entrar en crisis.
Esta abundancia de capitales proviene de los excedentes de las economías desarrolladas. De esa forma, dichos capitales buscan países clientes. ¿Cuáles son? Los países clientes son territorios promisorios, con perspectiva de desarrollo y podemos destacar a México, Brasil y Argentina. Pero, estamos hablando de países -como el nuestro- que con frecuencia desarrollan políticas irresponsables. En lugar de aprovechar esa etapa de bonanza en los flujos de capitales para desarrollar modelos estables de crecimiento y desarrollo económico, arman experimentos irresponsables y atípicos que, cuando la situación del flujo de capitales se revierte, devienen en crisis profundas. Cuando los síntomas de esas crisis aparecen y no son adecuadamente administradas, entonces se transforman en catástrofes. Este es el caso de la Argentina.
Nuestro país recibió enormes flujos de capitales por distinta vía. Me refiero a los capitales productivos, de inversión monetaria o especulativos y asistencia al sector público. Fundamentalmente, el sector público manejó esto en forma irresponsable.
En consecuencia, se sostuvo a lo largo del tiempo una situación ficticia. Naturalmente, los inversores externos y los compradores de bonos de la Argentina compartieron ese riesgo. Les recuerdo que nuestro país pagaba altas tasas de interés y por eso nadie se rasga mucho las vestiduras a nivel internacional por el hecho de que la Argentina tenga una crisis en el repago de su deuda externa. Es un problema serio para nuestro país porque denota nuestra irresponsabilidad, pero para muchos era algo previsible porque un país que no tiene tasas de crecimiento importante y paga siete veces la tasa internacional con títulos de la deuda, demuestra ser una nación que se mueve en una gran zona de riesgo.
Los organismos financieros internacionales han tenido durante un cierto tiempo una actitud relativamente complaciente.
T.3
En la medida en que el mercado internacional de títulos confiaba en la Argentina ellos no creían que hubiera que negar el apoyo a gobiernos que sucesivamente prometían por escrito y firmaban en forma reiterada compromisos de transformación del funcionamiento de la economía argentina y particularmente del Estado.
Pero un día llegó la hora de la verdad, que empezó a precipitarse hace cuatro años, cuando la economía de nuestro país se introdujo en una recesión persistente acompañada de una deflación de precios que en ningún manual de teoría económica es visto como una situación virtuosa de una economía sino que se sabe que las deflaciones están asociadas a las depresiones económicas.
Y aquí se estructuró el discurso de que esta deflación de precios era la que iba a permitir recuperar competitividad a la economía argentina, cuando no hay un solo caso en la historia económica mundial que demuestre que por este camino se haya logrado eso.
Lo que ocurre simplemente es que las economías entran en depresión persistente. Esa depresión condujo a un deterioro de los ingresos del sector público que no fue acompañado por un suficiente reajuste por el lado de los gastos ni por una modificación de la estructura del funcionamiento del sistema económico, que es más importante que un ajuste puntual de los gastos.
Todo esto llevó a una monstruosa crisis fiscal. El año pasado el gobierno federal cerró sus cuentas con un déficit de diez mil millones y las provincias con cinco mil millones de déficit. Ese total de 15 mil millones de déficit equivale al 7 por ciento del producto bruto interno; un déficit global agregado en materia fiscal absolutamente insostenible y en los niveles más altos del mundo.
La anterior administración desarrolló a lo largo del año un conjunto de políticas tendientes a sostener el esquema de convertibilidad sacrificando una serie de mecanismos e instituciones económicas de un modo verdaderamente impresionante.
La desconfianza cundió y los depositantes de los bancos retiraron un poco menos de la cuarta parte de los depósitos. De no haber sido porque el sistema financiero argentino funcionaba con una elevada liquidez, los bancos habrían quebrado a los dos o tres meses de iniciarse este proceso.
En síntesis, se produjeron una crisis fiscal, una crisis bancaria y una crisis cambiaria porque al final los bancos fueron cerrados en el subsistente "corralito", la gente ya no pudo hacer uso de la convertibilidad en términos de disponer de su dinero uno a uno porque esto no existía, porque el multiplicador bancario obviamente supone que en la reserva no hay la cantidad de dólares como hay en los depósitos por la propia expansión que requiere el sistema; las operaciones de comercio exterior se pararon a principios de diciembre porque nadie estaba dispuesto a comprar ni a vender en el comercio exterior a ese tipo de cambio de la convertibilidad que el gobierno no podía sostener y se perdieron la mitad de las reservas internacionales.
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En consecuencia, la convertibilidad colapsó de la peor manera, lo que involucró -como todos sabemos- la renuncia del entonces presidente de la República.
De modo que a nuestra llegada a la administración -hace unos cuarenta y cinco días- el panorama era el siguiente: los bancos estaban cerrados; no operaban ni siquiera las cámaras de compensación bancaria; nadie sabía cuánto tenía ni cuánto había retirado o depositado en sus cuentas; había una libertad de transacción al interior del sistema que no era sostenible, porque el sistema perdía liquidez y no había mecanismos de reposición de esa liquidez, y finalmente tampoco había operaciones de comercio exterior.
Para no quedarnos solamente en los datos macroeconómicos de la crisis, y tal como ustedes van a tener oportunidad de apreciar esta tarde, entre octubre del 2000 y octubre del 2001 la situación social empeoró notablemente, no sólo en términos de empleo sino de distribución del ingreso. La encuesta de pobreza que va a dar a conocer esta tarde el INDEC revela que aproximadamente 1.400.000 personas pasaron a estar en la situación de pobreza o indigencia entre octubre de 2000 y octubre de 2001. Esto significa que alrededor de 40.000 personas se incorporaron al grupo de los indigentes mes a mes, y que alrededor de 70.000 se han incorporado mensualmente al grupo de los pobres. En total, tenemos 35 por ciento de pobres y 12 por ciento de indigentes; es decir, el 47 por ciento de la población está en una situación dramática desde el punto de vista del ingreso.
Estas son las condiciones de la economía. A lo largo de estos últimos cuatro años, el aparato productivo del país ha sido largamente dañado; muy buenas y abundantes inversiones, que llegaron a la Argentina a principios de la década del 90, han quedado sin utilizarse, han sido desactivadas o, en muchos casos, las fábricas han sido trasladadas, por ejemplo, al Brasil.
Evidentemente los primeros años del sistema de la convertibilidad fueron años virtuosos, porque este esquema permitió salir de la situación de hiperinflación previa y también alentaba el desarrollo de mercados y de inversiones. No sería honesto satanizar el sistema de la convertibilidad en lo que de bueno dio a la economía argentina, pero en nuestra opinión debió haber sido abandonado en el momento en que demostró que ya no era viable, sobre todo cuando los grupos internacionales de capitales -de los que yo hablaba al principio-, que eran los que le daban el "fuego divino" para seguir viviendo, se revelaron escasos o las corrientes empezaron a revertirse.
Así que, convocados -en nuestro caso- a asumir la dirección del equipo económico en este proceso en situaciones tan críticas, hemos adoptado un conjunto de decisiones que, como suele ocurrir en medio de las crisis, exigen ajustes cotidianos. Esto es inevitable, y uno estaría equivocado si no los hiciera.
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Una crisis es eso: una situación inestable en la que uno tiene que ir midiendo muy cuidadosamente los pasos, pero debe perseguir un objetivo claro.
Nuestro objetivo es restituir a la economía argentina grados de certidumbre y de transparencia, equilibrio, capacidad de crecimiento y para competir en los mercados internacionales.
Puestos a tomar las primeras decisiones, se abrían dos grandes avenidas, no para nosotros que como grupo de trabajo ya habíamos examinado las líneas más importantes, no los instrumentos cotidianos que uno encuentra cuando entra al gobierno. Estaba claro que la convertibilidad había estallado y existían dos opciones: dolarizar por completo la economía y afrontar la situación dejando flotar el tipo de cambio.
Nosotros hemos pensado desde hace mucho tiempo que la dolarización de la economía no era un camino que condujera a la Argentina a un crecimiento sustentable de mediano plazo. A todo esto se agregaba que habíamos perdido la mitad de las reservas en un proceso de dolarización, y esto se hubiera tenido que hacer consolidando una escasa cantidad de dinero.
Probablemente, la dolarización hubiera permitido un inicio de gestión menos turbulento y una parálisis de la economía similar a la que hoy existe, o peor, pero no hubiera provocado ninguna posibilidad de crecimiento de la Argentina hacia el futuro porque hubiera reproducido las condiciones que en los últimos tiempos generó la convertibilidad de manera amplificada.
Nuestra decisión ha sido dejar flotar la moneda. Se trata de un sistema aplicado en el 99 por ciento de los países del mundo y en todas las economías exitosas del mundo. Existen dos economías en el mundo que aplican la dolarización: Panamá y Ecuador. Sinceramente, con todo respeto por esos dos países, no nos parece que sean modelos exitosos a imitar.
El gran desafío es recuperar los instrumentos de manejo de la economía con un modelo económico del que esperamos que se convierta en el modelo de un país normal que tiene que buscar equilibrio fiscal. Y eso lo tiene que lograr precisamente en este momento debido a que no hay crédito interno ni externo. Obviamente, los pagos que efectúen tanto el Estado nacional como las provincias y los municipios, estarán limitados por la capacidad de generar ingresos, dado que crédito no hay.
En lo que respecta al equilibrio monetario, podemos decir que el Banco Central debe contar con reglas claras, suficiente independencia y transparencia en sus procedimientos de manera tal que la emisión de moneda esté asociada al curso de desenvolvimiento de la economía y no tenga la finalidad totalmente espuria de financiar ilimitadamente al sector público ni la de generar en la actividad económica una sobrerreacción inflacionaria de límites impredecibles.
El tipo de cambio tiene que reflejar el equilibrio del país y de sus costos internos con el mundo. Debe brindar una señal perdurable a largo plazo, de manera tal que la Argentina pueda desplegar el potencial exportador en sus productos vinculados al sector agropecuario y las economías regionales y, ese mismo potencial, aplicarlo en los proyectos de inversión que se desarrollaron y en los que van a merecer reactivación o activación cuando esta política dé señales permanentes.
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Porque así como la economía se derrumbó a lo largo de cuatro años, no se va a reconstruir en cuatro meses. Pretender eso es algo muy legítimo desde el punto de vista de la ansiedad que todos tenemos, y no sé quién en primer término, pero creo que debemos ser todos porque el derrumbe se produjo a lo largo de cuatro años en los cuales la declinación fue persistente y constante y la destrucción de las instituciones económicas llegó hasta sus últimas consecuencias, que son la pérdida de confianza en el sistema financiero, que es un activo muy importante para el funcionamiento de cualquier economía.
De manera que la reconstrucción no se va a hacer en cuatro meses. Esto es un costo que como sociedad vamos a tener que asumir de la misma manera que asumimos un período largo de declinación sin cambios en las políticas económicas y esto no hay magia que lo pueda revertir.
A esto se suma la crisis de la Argentina con el mundo, que es muy profunda. La credibilidad de la Argentina no existe. A los argentinos no nos creen porque hemos mentido a lo largo de los últimos años de manera sistemática y persistente. A los organismos internacionales se les han prometido cosas que no se hicieron, se les ha proporcionado información parcial, inadecuada o inexacta sobre la situación de la economía. Los organismos financieros se han visto involucrados de alguna manera en la crisis argentina y ahora reclaman compromisos más firmes antes de reanudar la asistencia financiera; reclaman mayor transparencia en las relaciones, en lo que creo que hemos recorrido un camino muy importante en estos 45 días, y lo mismo sucede con los diferentes países.
El gobierno de Japón tiene ciudadanos que compraron bonos Samurai argentinos que están en cesación de pagos. ¿Cómo explicaría a su población que ahora va a dar ayuda a la Argentina, que no pagó a los ciudadanos que confiaron en la Argentina y compraron sus bonos? El gobierno de Italia tiene que plantarse frente a sus ciudadanos y darles explicación por los diez mil millones de dólares en bonos que los italianos compraron en la Argentina. ¿Cómo explica a sus ciudadanos que nos da asistencia financiera en un momento en el que sus propios ciudadanos tienen bonos que valen, en el mejor de los casos, la cuarta parte del valor que pagaron? ¿A quién le da primero el dinero: a los argentinos para que recompongan su economía o a sus propios ciudadanos para reemplazarles la pérdida que los argentinos les hemos producido? Hay que pensar esto cuando se habla de asistencia financiera.
Esta es la realidad, lo mismo les pasa los alemanes y a otros países, porque hemos empapelado el mundo de bonos. En la década del 90 no emitimos dinero pero emitimos bonos por 90 mil millones de dólares, que es peor que emitir dinero, porque hemos pagado tasas del 15 por ciento. Es peor que emitir dinero porque cuando un Estado emite irresponsablemente la inflación sube, se encienden las luces amarillas y rojas, todo el mundo ve esos semáforos y reclama al gobierno responsabilidad, reencauzamiento de la situación, etcétera. Pero mientras la Argentina vivía emitiendo bonos la población no era consciente de esta situación.
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Entonces, esto era y es un verdadero engaño del cual todos debemos tomar conciencia. Se ha engañado a la población, pues hemos empapelado los mercados internacionales con la cuarta parte de los bonos de mercados emergentes. Ese dinero que vino de afuera es el que los ahorristas pusieron en dólares en los bancos y que hoy reclaman. ¿Quién generó todo eso? El dinero que los ahorristas hoy reclaman lo generó el Estado endeudándose y manteniendo una ficción -que hoy resulta ser el despertar de una suerte de pesadilla- junto con las exportaciones. Los ciudadanos normales que no estamos relacionados con el comercio exterior ni colocamos deuda en el exterior no generamos dólares. Cuando uno compra dólares es porque alguien los generó. Y esto, repito, fue generado por un Estado irresponsable y por el comercio exterior del país debido al ingreso de capitales.
Entonces, nos hemos dado cuenta de que la Argentina ha vivido en una burbuja, la cual se ha pinchado y provocado la situación en la que estamos inmersos. Nuestro país tiene todas las oportunidades para superar la crisis y esto lo digo porque considero que hay una salida. Contamos con un programa económico responsable que estamos llevando a cabo sin ninguna asistencia externa, lo cual significa que estamos plantados sobre nuestros escasísimos recursos y con posibilidades muy limitadas de dar buenas respuestas en torno a la situación de crisis que vivimos.
Sostenemos que tenemos medidas que se encaminan en la dirección correcta porque apuntan a garantizar los equilibrios básicos de la economía de una manera responsable. Esto es algo que tenemos que hacer por nosotros mismos. Debemos poner el énfasis en el hecho de que el mundo no tiene la menor intención de poner un centavo en la Argentina si no tiene pruebas fehacientes, concluyentes, claras y precisas de que vamos a hacer lo correcto para constituirnos en un país responsable. Tampoco debemos buscar algún atajo porque no nos van a permitir financiar eso ni ningún otro engaño.
Esto significa que tenemos que asumir la situación de crisis y transitarla con los mejores instrumentos. Hemos logrado ir rehabilitando paulatinamente la operatoria bancaria del país en términos de los medios de pago. Desde hace algunos días el clearing bancario se efectúa normalmente y el sistema de pagos se encuentra bastante regularizado. Asimismo, hemos ido flexibilizando paulatinamente la disponibilidad de fondos por parte de los particulares cambiando el retiro de las cuentas salariales.
En ese orden, en estos días hemos permitido la realización de otras operaciones dentro de los depósitos reprogramados, cosa que no pudimos hacer antes. Tuvimos que regresar de la situación que encontramos con el famoso "corralito". Me refiero a un "corralito" más flexible, pero con los bancos cerrados. Y esto era porque ni siquiera el Banco Central tenía herramientas institucionales para trabajar con los bancos.
El Parlamento nos dio los instrumentos necesarios para trabajar al sancionar la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina. Con el último decreto de necesidad y urgencia perfeccionamos esos instrumentos. El resultado de todo eso es que hoy estamos pudiendo flexibilizar un poco más la operatoria de las transacciones. Digo esto para tomar en cuenta las decisiones que ustedes toman aquí en el Congreso en apoyo a las medidas que propicia el Poder Ejecutivo. Esto facilita las transacciones. Existe una conexión entre la reforma de la carta orgánica que ustedes aprobaron y la flexibilización del "corralito", lo que permite a la población tener una mejor expectativa respecto de las transacciones.
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No sólo ustedes procesan cosas que son malas noticias para todo el mundo. El haber cambiado el marco institucional ha permitido tomar estas decisiones.
Respecto del siguiente paso en el sistema financiero todavía no tenemos terminado el diseño, pero les puedo anticipar cuál va a ser la filosofía. Se va a ofrecer voluntariamente a la gente bonos en dólares para los que tienen ahorros hasta 30 mil. El corte en esa cifra tiene que ver con la garantía que el gobierno daba, que hay que respetar. El fondo de garantía tiene 280 millones de dólares que no alcanzan para ofrecer nada. También en eso hubo mucha irresponsabilidad. Pero tiene el sentido de respetar ese límite y que los primeros 30 mil dólares la gente tenga la opción a un bono y el resto será en pesos.
Estamos diseñando estos instrumentos y ustedes se preguntarán por qué no los tenemos. No podemos avanzar atropelladamente porque la crisis es muy profunda y la fragilidad es muy grande. En consecuencia, el riesgo también es muy grande.
Por otro lado, el diseño de estos instrumentos es complejo, porque tenemos que ver cómo está el balance del sistema financiero. Estos van a ser títulos públicos del Estado y para que tengan valor estos títulos nosotros tenemos que tomar activos de los bancos. Vamos a sustituirlos por parte de la deuda pública vinculada a préstamos garantizados. Además, tenemos que ver si le pedimos algo más; en fin, hay que hacer una amplia operación de ingeniería financiera, pero la idea es ofrecer a la gente títulos que sean atractivos.
No se trata de cumplir con la formalidad de dar una opción a la gente que por absurda sea rechazada. Estamos tratando de diseñar la mejor opción posible, que sea compatible con la situación fiscal y con el de canje de instrumentos. Nuestra idea es diseñar un título que a la gente le resulte atractivo, ya sea como sustitución restitutiva de lo que tenía ahorrado o como medio para realizar transacciones, al igual que va a disponer a partir de estos días de parte de sus ahorros.
Aspiramos a que, si la situación se va estabilizando, se pueda facilitar una ampliación de los retiros en efectivo, pero la secuencia de esto depende mucho de cómo vayamos viendo que se van desenvolviendo las variables.
En toda crisis, y en particular en el sistema financiero, el programa tiene tres etapas, una de contención, una de rehabilitación y otra de reconversión, reactivación y crecimiento. Contención significa evitar que el derrumbe sea completo, que el derrumbe del sistema financiero sea completo, que el derrumbe de la economía real sea completo, que la crisis social estalle de una manera incontrolable.
En estos momentos estamos transitando la etapa de contención y, en algunos aspectos, estamos empezando a ingresar en la etapa de rehabilitación. En el sistema financiero hemos rehabilitado transacciones, estamos dando más medios de pago; en fin, esto es empezar a rehabilitar el sistema financiero y si nos va bien en este camino, en dos o tres meses, tendremos un conjunto de depósitos reprogramados, ya sea porque la gente no se decidió por el canje de títulos, o sí, y en las cuentas de transacciones los bancos estarán operando con mayor normalidad.
Tenemos que desarrollar instrumentos de crédito, que es parte de las preguntas que lógicamente ustedes formulaban.
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Y esto es un gran desafío, porque para que exista crédito tiene que haber ahorro. ¿Quién va a ahorrar en un sistema financiero plagado por la desconfianza y por gente que día a día se manifiesta en la puerta de los bancos? Los bancos, en lugar de poner carteles instando a la gente a colocar sus ahorros, tienen tapiadas sus vidrieras. Entonces, ¿cómo van a poder generar ahorro esos bancos?
Esto va a ser lento. El Banco Central va a autorizar en los próximos días la realización de depósitos a plazo fijo de siete días de forma tal de ir generando pequeños instrumentos que restituyan confianza. Además, está trabajando respecto de otros instrumentos de ahorro. Seguramente volverán las aceptaciones bancarias, instrumento que funcionó muy bien en la década del 80. Pero el crédito de manera potente va a tener una lenta recuperación.
En el caso de México, después de la crisis del tequila, todavía los depósitos del sistema financiero constituyen, en términos de la relación con el producto bruto interno, la mitad de lo que eran antes de la crisis. De modo que hay que tener cuidado con este proceso una vez que se pierde la confianza. Estamos pensando algunas otras cosas para dinamizar todo esto.
Respecto de los organismos internacionales tenemos algunas líneas de trabajo. Con el Fondo Monetario Internacional la línea de trabajo tiene que ver con recuperar como mínimo los 30 mil millones de asistencia que había acordado a la Argentina. De ese fondo se usaron 21 mil millones y el primer objetivo es rehabilitar los 9 mil millones restantes. Pero eso no es para cualquier destino. El Fondo Monetario Internacional tiene un estatuto preciso para el giro de esos fondos. Por ejemplo, no pueden ser destinados a los Planes Trabajar. Están destinados al fortalecimiento de las reservas y del sistema de pagos externos.
Existe la idea de que el dinero del Fondo Monetario lo vamos a poder utilizar para los planes de alimentación o planes de salud. Esto no es así. Estará destinado a la estabilización del sector externo de la economía.
En cambio, los fondos del Banco Mundial y del BID sí pueden llegar a tener esos destinos. Puntualmente, los tenemos focalizados en dos destinos principales. En primer término, podemos hablar de las líneas de crédito. El Banco Mundial ya tiene diseñada una línea de crédito de dos mil millones para las exportaciones argentinas. Esto nos va a dar bastante oxígeno porque una modificación cambiaria no sólo da competitividad sino que también para que las operaciones puedan realizarse hace falta el vehículo del crédito, del cual hoy carecemos completamente. Esto se destrabará cuando destrabemos -valga la redundancia- la negociación con el Fondo Monetario Internacional. Los fondos y el diseño del instrumento están, pero nos falta pasar por ese otro período.
Los fondos del BID y del Banco Mundial van a ser canalizados para fortalecer los programas sociales. Estos son los destinos básicos de la asistencia internacional que se puede avizorar en lo inmediato.
Por otro lado, existe un problema: Argentina agotó todas esas fuentes de financiamiento. En el Fondo Monetario Internacional la cuota está agotada; tan sólo queda este remanente de asistencia que fue votado. Y esto sucede en igual forma tanto en el Banco Mundial como en el BID. Algunos de estos organismos tienen que transformar estatutos para poder ampliar la asistencia.
Cuando hacía referencia a que se habían agotado todos los mecanismos aludía a que se usó todo el crédito que la Argentina tenía en el mercado de bonos y en el de los organismos internacionales. De todas formas, hay buena disposición de ellos para mantener el flujo de asistencia.
Debemos transitar estas etapas de rehabilitación del sistema financiero y de pagos. La operatoria de comercio exterior no está tan trabada en estos momentos debido a cuestiones administrativas en el marco de las disposiciones. Las operaciones de comercio exterior se pueden llevar a cabo perfectamente. Los bancos están haciendo un aprendizaje sobre el nuevo sistema que es distinto al anterior.
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Eso lleva un tiempo, pero fundamentalmente el mercado todavía no se ha armado.
En las exportaciones hay un tema de ciclo que todavía no hemos llegado al momento pleno, pero además por el momento los exportadores quieren más por sus productos que lo que los importadores están dispuestos a pagar. Entonces, unos quieren un precio más alto y otros quieren un precio más bajo.
Las curvas del mercado están insinuadas, y deberán transcurrir más días para que el mercado se termine de armar.
Uno quisiera que todo esto estuviera resuelto, pero la verdad es que estaba instalada en la opinión pública y en los medios -no en nosotros- la idea de que cuando abriera el mercado de cambios todo iba a explotar, pero tal explosión no se produjo. Sí tenemos un tipo de cambio más alto del que consideramos de equilibrio, y nuestra idea es que va a bajar cuando las operaciones se regularicen.
El armado de estos mercados lleva tiempo porque la destrucción es muy profunda. Algunos nos dicen que intervengamos con el Banco Central. Los que estuvieron antes que nosotros se gastaron la mitad de las reservas y nadie sabe para qué. Nosotros queremos ser prudentes en la administración de las reservas internacionales porque mientras no tengamos un acuerdo con los organismos internacionales que nos dé más fortaleza estamos librados a nuestros propios medios. Y cuando sostuve que estamos librados a nuestros propios instrumentos lo que quería decir era exactamente eso: que si tuviéramos 30 mil o 40 mil millones de dólares de reservas podríamos tener una actuación muy dinámica en el mercado de cambios. Pero en este momento tenemos que ser prudentes porque las reservas son buenas para estos propósitos, pero no es cuestión de trabajar mal con este recurso.
El tipo de cambio debería estabilizarse en un valor menor, por lo menos de acuerdo con el análisis técnico. Las expectativas siempre consistieron en conducir las variables para otro lado, pero en términos técnicos deberían bajar. Tenemos previsto para este año un superávit comercial del orden de los diez mil millones de dólares y computando el resto de transacciones financieras con el exterior, que tendrán un déficit de 7.500 millones, todavía hay un saldo positivo de 2.500 millones. Obviamente, esto tiene flujos a lo largo del año: en un momento hay más y en otro momento hay menos. Para eso el mecanismo de intervención del Banco Central puede ayudar.
Si toda esta situación se regulariza, en el segundo semestre del año deberíamos estar en un piso de la crisis en términos productivos y de transacciones -no en términos sociales porque todavía estamos en caída- que creemos que vamos a estar oscilando durante dos o tres meses y después podremos esperar un proceso de reactivación, básicamente asociado a que los productores agropecuarios van a obtener un ingreso mucho mayor por sus productos, lo cual se derramará en las comunidades del interior.
Esta cuestión es importante desde el punto de vista de los efectos del programa económico. El grado de profundidad la crisis queda demostrado en el hecho de que el sector agropecuario había perdido competitividad, porque si la Argentina no tenía competitividad en aquellos sectores que por su dotación natural de recursos tienen la capacidad de generar excedente económico, mal podría tenerla una industria sofisticada, donde el camino es mucho más costoso.
Pero en la medida en que se recuperen ingresos en el sector agropecuario, esto es inmediato en términos de que es el ingreso que van a recibir los productores por el cereal que tienen hoy en sus silos o el que tendrán mañana. Y ese es un ingreso que va a las comunidades donde vive esa gente. O sea que no es un ingreso que tiene que acumularse en el capital de alguna firma para luego filtrarse hacia la sociedad, sino que es un ingreso diseminado a lo largo y ancho del país, y eso debería tener un efecto positivo.
T.11
El proyecto estratégico de la Argentina en estos años ha sido el Mercosur, que estaba en una crisis profunda. Lo único que hacíamos con Brasil era pelearnos, y lo hacíamos porque nuestra economía había dejado de ser competitiva. Entonces, nuestros reclamos de acceso al mercado brasileño eran cada vez mayores porque nuestra competitividad era cada vez menor. Convengamos que los brasileños son cuidadosos de su mercado y de su producción nacional.
En la medida en que hemos recuperado competitividad, van a revitalizarse los proyectos que estaban pensados para compartir el mercado argentino con el brasileño. Todos los proyectos importantes que llegaron a la Argentina en los años 90 en materia productiva, que fueron muchos -reitero que este es un mérito inicial de los primeros años del sistema de la convertibilidad, que en absoluto hay que satanizar-, quedaron huérfanos de destino, porque cuanto mucho quedaron encapsulados en un pequeño mercado interno doméstico. Estos proyectos tienen chance de reactivarse, y hay algunas decisiones empresarias. En medio de una crisis siempre es mayor la lista de cosas negativas que la de cosas positivas, pero hay un conjunto de decisiones empresarias en el Ministerio de la Producción respecto de proyectos que se están reactivando. La gente del ministerio podría explicarles estos temas mejor que yo. Se necesita que las firmas terminen de registrar el cambio de señales y empiecen a buscar negocios de otra manera. Esto no ocurre de un día para otro, pero está sucediendo.
Estamos recuperando la posibilidad de coordinar políticas macroeconómicas en el Mercosur. Un mercado común no existe si no avanza en la coordinación de sus políticas macroeconómicas. Y es imposible que un país con una paridad fija al estilo de la convertibilidad y otro con una paridad flexible se pongan de acuerdo en su macroeconomía porque son dos mundos que nunca pueden integrarse. Esos dos mundos hoy tienen más chance de integrarse, aunque no va a suceder de un día para otro. El problema que tenemos es que creemos que porque nosotros nos hemos propuesto cambiar, el resto del mundo registra eso como permanente. Antes de que haya un acuerdo de coordinación macroeconómica nosotros debemos tener estabilizada nuestra economía y poder establecer parámetros al estilo de los que se fijaron en Maastricht para la convergencia de las economías. Pero vamos camino a hacerlo.
Hasta ahora la coordinación macroeconómica del Mercosur se había limitado a acordar un glosario de términos y un cuadernillo de estadísticas. Eso es todo lo que se pudo avanzar en estos años. Ahora hay otras posibilidades.
Sé que es difícil ver la luz al final del túnel en medio de la turbulencia, pero el camino que estamos recorriendo es razonable, fácil de explicar al mundo e ineludiblemente significa que tenemos que afrontar de la manera más equitativa y razonable la crisis que nosotros mismos como sociedad hemos permitido que se generara a lo largo de estos cuatro años.
Al repasar la lista de preguntas se me ocurrió que lo mejor sería que les hiciera una presentación de cómo vemos nosotros el programa económico, en qué punto nos encontramos y hacia qué punto entendemos que estamos marchando. Creo que eso va a ir contestando varias de las preguntas, algunas con precisión instrumental y otras con orientación de política, porque no todas ellas tienen una respuesta precisa en este momento, y eso es justamente parte de la crisis.
Les pido que si algo se me queda en el tintero, después me lo recuerden y, en todo caso, lo repasamos en forma específica.
Desde principios del siglo XIX -y voy a llegar rápido a la actualidad-, específicamente desde 1822, ha habido unas ocho crisis financieras internacionales graves. Nos encontramos en la última de ellas, que empezó a principios de los 90 y ha recorrido distintos países del mundo.
T.2
Esas crisis tienen clientes, algunos transitorios y otros casi permanentes. Argentina ha sido cliente de seis de las ocho crisis internacionales que se sucedieron desde principios del siglo XIX. Brasil también ha sido un cliente frecuente de estas crisis. Al decir "clientes" aludo a países involucrados y puedo agregar a esta lista a México y a Turquía.
Hasta los años 30 había países -de los que hoy son desarrollados- que fueron afectados e involucrados en estas crisis. Sin embargo, desde los años 30 para acá las crisis están más concentradas en países en desarrollo o más recientemente en lo que se ha dado en llamar "países emergentes".
Hay una constante que tiene que ver con la economía internacional en lo que respecta a esta crisis y una cuestión que se relaciona con la economía nacional.
Desde el punto de vista de la economía internacional podemos mencionar a los flujos de capitales. En un momento hay abundancia de capitales a nivel internacional y esos flujos de capitales buscan oportunidades de negocios. Las encuentran, y algunas provienen de negocios prósperos y otros que no lo son tanto. De pronto, el ciclo de la economía internacional cambia, estos flujos de capitales se retiran y aquellos que en la estructura de sus economías nacionales dependían en demasía de esos flujos comienzan a entrar en crisis.
Esta abundancia de capitales proviene de los excedentes de las economías desarrolladas. De esa forma, dichos capitales buscan países clientes. ¿Cuáles son? Los países clientes son territorios promisorios, con perspectiva de desarrollo y podemos destacar a México, Brasil y Argentina. Pero, estamos hablando de países -como el nuestro- que con frecuencia desarrollan políticas irresponsables. En lugar de aprovechar esa etapa de bonanza en los flujos de capitales para desarrollar modelos estables de crecimiento y desarrollo económico, arman experimentos irresponsables y atípicos que, cuando la situación del flujo de capitales se revierte, devienen en crisis profundas. Cuando los síntomas de esas crisis aparecen y no son adecuadamente administradas, entonces se transforman en catástrofes. Este es el caso de la Argentina.
Nuestro país recibió enormes flujos de capitales por distinta vía. Me refiero a los capitales productivos, de inversión monetaria o especulativos y asistencia al sector público. Fundamentalmente, el sector público manejó esto en forma irresponsable.
En consecuencia, se sostuvo a lo largo del tiempo una situación ficticia. Naturalmente, los inversores externos y los compradores de bonos de la Argentina compartieron ese riesgo. Les recuerdo que nuestro país pagaba altas tasas de interés y por eso nadie se rasga mucho las vestiduras a nivel internacional por el hecho de que la Argentina tenga una crisis en el repago de su deuda externa. Es un problema serio para nuestro país porque denota nuestra irresponsabilidad, pero para muchos era algo previsible porque un país que no tiene tasas de crecimiento importante y paga siete veces la tasa internacional con títulos de la deuda, demuestra ser una nación que se mueve en una gran zona de riesgo.
Los organismos financieros internacionales han tenido durante un cierto tiempo una actitud relativamente complaciente.
T.3
En la medida en que el mercado internacional de títulos confiaba en la Argentina ellos no creían que hubiera que negar el apoyo a gobiernos que sucesivamente prometían por escrito y firmaban en forma reiterada compromisos de transformación del funcionamiento de la economía argentina y particularmente del Estado.
Pero un día llegó la hora de la verdad, que empezó a precipitarse hace cuatro años, cuando la economía de nuestro país se introdujo en una recesión persistente acompañada de una deflación de precios que en ningún manual de teoría económica es visto como una situación virtuosa de una economía sino que se sabe que las deflaciones están asociadas a las depresiones económicas.
Y aquí se estructuró el discurso de que esta deflación de precios era la que iba a permitir recuperar competitividad a la economía argentina, cuando no hay un solo caso en la historia económica mundial que demuestre que por este camino se haya logrado eso.
Lo que ocurre simplemente es que las economías entran en depresión persistente. Esa depresión condujo a un deterioro de los ingresos del sector público que no fue acompañado por un suficiente reajuste por el lado de los gastos ni por una modificación de la estructura del funcionamiento del sistema económico, que es más importante que un ajuste puntual de los gastos.
Todo esto llevó a una monstruosa crisis fiscal. El año pasado el gobierno federal cerró sus cuentas con un déficit de diez mil millones y las provincias con cinco mil millones de déficit. Ese total de 15 mil millones de déficit equivale al 7 por ciento del producto bruto interno; un déficit global agregado en materia fiscal absolutamente insostenible y en los niveles más altos del mundo.
La anterior administración desarrolló a lo largo del año un conjunto de políticas tendientes a sostener el esquema de convertibilidad sacrificando una serie de mecanismos e instituciones económicas de un modo verdaderamente impresionante.
La desconfianza cundió y los depositantes de los bancos retiraron un poco menos de la cuarta parte de los depósitos. De no haber sido porque el sistema financiero argentino funcionaba con una elevada liquidez, los bancos habrían quebrado a los dos o tres meses de iniciarse este proceso.
En síntesis, se produjeron una crisis fiscal, una crisis bancaria y una crisis cambiaria porque al final los bancos fueron cerrados en el subsistente "corralito", la gente ya no pudo hacer uso de la convertibilidad en términos de disponer de su dinero uno a uno porque esto no existía, porque el multiplicador bancario obviamente supone que en la reserva no hay la cantidad de dólares como hay en los depósitos por la propia expansión que requiere el sistema; las operaciones de comercio exterior se pararon a principios de diciembre porque nadie estaba dispuesto a comprar ni a vender en el comercio exterior a ese tipo de cambio de la convertibilidad que el gobierno no podía sostener y se perdieron la mitad de las reservas internacionales.
T.4
En consecuencia, la convertibilidad colapsó de la peor manera, lo que involucró -como todos sabemos- la renuncia del entonces presidente de la República.
De modo que a nuestra llegada a la administración -hace unos cuarenta y cinco días- el panorama era el siguiente: los bancos estaban cerrados; no operaban ni siquiera las cámaras de compensación bancaria; nadie sabía cuánto tenía ni cuánto había retirado o depositado en sus cuentas; había una libertad de transacción al interior del sistema que no era sostenible, porque el sistema perdía liquidez y no había mecanismos de reposición de esa liquidez, y finalmente tampoco había operaciones de comercio exterior.
Para no quedarnos solamente en los datos macroeconómicos de la crisis, y tal como ustedes van a tener oportunidad de apreciar esta tarde, entre octubre del 2000 y octubre del 2001 la situación social empeoró notablemente, no sólo en términos de empleo sino de distribución del ingreso. La encuesta de pobreza que va a dar a conocer esta tarde el INDEC revela que aproximadamente 1.400.000 personas pasaron a estar en la situación de pobreza o indigencia entre octubre de 2000 y octubre de 2001. Esto significa que alrededor de 40.000 personas se incorporaron al grupo de los indigentes mes a mes, y que alrededor de 70.000 se han incorporado mensualmente al grupo de los pobres. En total, tenemos 35 por ciento de pobres y 12 por ciento de indigentes; es decir, el 47 por ciento de la población está en una situación dramática desde el punto de vista del ingreso.
Estas son las condiciones de la economía. A lo largo de estos últimos cuatro años, el aparato productivo del país ha sido largamente dañado; muy buenas y abundantes inversiones, que llegaron a la Argentina a principios de la década del 90, han quedado sin utilizarse, han sido desactivadas o, en muchos casos, las fábricas han sido trasladadas, por ejemplo, al Brasil.
Evidentemente los primeros años del sistema de la convertibilidad fueron años virtuosos, porque este esquema permitió salir de la situación de hiperinflación previa y también alentaba el desarrollo de mercados y de inversiones. No sería honesto satanizar el sistema de la convertibilidad en lo que de bueno dio a la economía argentina, pero en nuestra opinión debió haber sido abandonado en el momento en que demostró que ya no era viable, sobre todo cuando los grupos internacionales de capitales -de los que yo hablaba al principio-, que eran los que le daban el "fuego divino" para seguir viviendo, se revelaron escasos o las corrientes empezaron a revertirse.
Así que, convocados -en nuestro caso- a asumir la dirección del equipo económico en este proceso en situaciones tan críticas, hemos adoptado un conjunto de decisiones que, como suele ocurrir en medio de las crisis, exigen ajustes cotidianos. Esto es inevitable, y uno estaría equivocado si no los hiciera.
T.5
Una crisis es eso: una situación inestable en la que uno tiene que ir midiendo muy cuidadosamente los pasos, pero debe perseguir un objetivo claro.
Nuestro objetivo es restituir a la economía argentina grados de certidumbre y de transparencia, equilibrio, capacidad de crecimiento y para competir en los mercados internacionales.
Puestos a tomar las primeras decisiones, se abrían dos grandes avenidas, no para nosotros que como grupo de trabajo ya habíamos examinado las líneas más importantes, no los instrumentos cotidianos que uno encuentra cuando entra al gobierno. Estaba claro que la convertibilidad había estallado y existían dos opciones: dolarizar por completo la economía y afrontar la situación dejando flotar el tipo de cambio.
Nosotros hemos pensado desde hace mucho tiempo que la dolarización de la economía no era un camino que condujera a la Argentina a un crecimiento sustentable de mediano plazo. A todo esto se agregaba que habíamos perdido la mitad de las reservas en un proceso de dolarización, y esto se hubiera tenido que hacer consolidando una escasa cantidad de dinero.
Probablemente, la dolarización hubiera permitido un inicio de gestión menos turbulento y una parálisis de la economía similar a la que hoy existe, o peor, pero no hubiera provocado ninguna posibilidad de crecimiento de la Argentina hacia el futuro porque hubiera reproducido las condiciones que en los últimos tiempos generó la convertibilidad de manera amplificada.
Nuestra decisión ha sido dejar flotar la moneda. Se trata de un sistema aplicado en el 99 por ciento de los países del mundo y en todas las economías exitosas del mundo. Existen dos economías en el mundo que aplican la dolarización: Panamá y Ecuador. Sinceramente, con todo respeto por esos dos países, no nos parece que sean modelos exitosos a imitar.
El gran desafío es recuperar los instrumentos de manejo de la economía con un modelo económico del que esperamos que se convierta en el modelo de un país normal que tiene que buscar equilibrio fiscal. Y eso lo tiene que lograr precisamente en este momento debido a que no hay crédito interno ni externo. Obviamente, los pagos que efectúen tanto el Estado nacional como las provincias y los municipios, estarán limitados por la capacidad de generar ingresos, dado que crédito no hay.
En lo que respecta al equilibrio monetario, podemos decir que el Banco Central debe contar con reglas claras, suficiente independencia y transparencia en sus procedimientos de manera tal que la emisión de moneda esté asociada al curso de desenvolvimiento de la economía y no tenga la finalidad totalmente espuria de financiar ilimitadamente al sector público ni la de generar en la actividad económica una sobrerreacción inflacionaria de límites impredecibles.
El tipo de cambio tiene que reflejar el equilibrio del país y de sus costos internos con el mundo. Debe brindar una señal perdurable a largo plazo, de manera tal que la Argentina pueda desplegar el potencial exportador en sus productos vinculados al sector agropecuario y las economías regionales y, ese mismo potencial, aplicarlo en los proyectos de inversión que se desarrollaron y en los que van a merecer reactivación o activación cuando esta política dé señales permanentes.
T.6
Porque así como la economía se derrumbó a lo largo de cuatro años, no se va a reconstruir en cuatro meses. Pretender eso es algo muy legítimo desde el punto de vista de la ansiedad que todos tenemos, y no sé quién en primer término, pero creo que debemos ser todos porque el derrumbe se produjo a lo largo de cuatro años en los cuales la declinación fue persistente y constante y la destrucción de las instituciones económicas llegó hasta sus últimas consecuencias, que son la pérdida de confianza en el sistema financiero, que es un activo muy importante para el funcionamiento de cualquier economía.
De manera que la reconstrucción no se va a hacer en cuatro meses. Esto es un costo que como sociedad vamos a tener que asumir de la misma manera que asumimos un período largo de declinación sin cambios en las políticas económicas y esto no hay magia que lo pueda revertir.
A esto se suma la crisis de la Argentina con el mundo, que es muy profunda. La credibilidad de la Argentina no existe. A los argentinos no nos creen porque hemos mentido a lo largo de los últimos años de manera sistemática y persistente. A los organismos internacionales se les han prometido cosas que no se hicieron, se les ha proporcionado información parcial, inadecuada o inexacta sobre la situación de la economía. Los organismos financieros se han visto involucrados de alguna manera en la crisis argentina y ahora reclaman compromisos más firmes antes de reanudar la asistencia financiera; reclaman mayor transparencia en las relaciones, en lo que creo que hemos recorrido un camino muy importante en estos 45 días, y lo mismo sucede con los diferentes países.
El gobierno de Japón tiene ciudadanos que compraron bonos Samurai argentinos que están en cesación de pagos. ¿Cómo explicaría a su población que ahora va a dar ayuda a la Argentina, que no pagó a los ciudadanos que confiaron en la Argentina y compraron sus bonos? El gobierno de Italia tiene que plantarse frente a sus ciudadanos y darles explicación por los diez mil millones de dólares en bonos que los italianos compraron en la Argentina. ¿Cómo explica a sus ciudadanos que nos da asistencia financiera en un momento en el que sus propios ciudadanos tienen bonos que valen, en el mejor de los casos, la cuarta parte del valor que pagaron? ¿A quién le da primero el dinero: a los argentinos para que recompongan su economía o a sus propios ciudadanos para reemplazarles la pérdida que los argentinos les hemos producido? Hay que pensar esto cuando se habla de asistencia financiera.
Esta es la realidad, lo mismo les pasa los alemanes y a otros países, porque hemos empapelado el mundo de bonos. En la década del 90 no emitimos dinero pero emitimos bonos por 90 mil millones de dólares, que es peor que emitir dinero, porque hemos pagado tasas del 15 por ciento. Es peor que emitir dinero porque cuando un Estado emite irresponsablemente la inflación sube, se encienden las luces amarillas y rojas, todo el mundo ve esos semáforos y reclama al gobierno responsabilidad, reencauzamiento de la situación, etcétera. Pero mientras la Argentina vivía emitiendo bonos la población no era consciente de esta situación.
T.7
Entonces, esto era y es un verdadero engaño del cual todos debemos tomar conciencia. Se ha engañado a la población, pues hemos empapelado los mercados internacionales con la cuarta parte de los bonos de mercados emergentes. Ese dinero que vino de afuera es el que los ahorristas pusieron en dólares en los bancos y que hoy reclaman. ¿Quién generó todo eso? El dinero que los ahorristas hoy reclaman lo generó el Estado endeudándose y manteniendo una ficción -que hoy resulta ser el despertar de una suerte de pesadilla- junto con las exportaciones. Los ciudadanos normales que no estamos relacionados con el comercio exterior ni colocamos deuda en el exterior no generamos dólares. Cuando uno compra dólares es porque alguien los generó. Y esto, repito, fue generado por un Estado irresponsable y por el comercio exterior del país debido al ingreso de capitales.
Entonces, nos hemos dado cuenta de que la Argentina ha vivido en una burbuja, la cual se ha pinchado y provocado la situación en la que estamos inmersos. Nuestro país tiene todas las oportunidades para superar la crisis y esto lo digo porque considero que hay una salida. Contamos con un programa económico responsable que estamos llevando a cabo sin ninguna asistencia externa, lo cual significa que estamos plantados sobre nuestros escasísimos recursos y con posibilidades muy limitadas de dar buenas respuestas en torno a la situación de crisis que vivimos.
Sostenemos que tenemos medidas que se encaminan en la dirección correcta porque apuntan a garantizar los equilibrios básicos de la economía de una manera responsable. Esto es algo que tenemos que hacer por nosotros mismos. Debemos poner el énfasis en el hecho de que el mundo no tiene la menor intención de poner un centavo en la Argentina si no tiene pruebas fehacientes, concluyentes, claras y precisas de que vamos a hacer lo correcto para constituirnos en un país responsable. Tampoco debemos buscar algún atajo porque no nos van a permitir financiar eso ni ningún otro engaño.
Esto significa que tenemos que asumir la situación de crisis y transitarla con los mejores instrumentos. Hemos logrado ir rehabilitando paulatinamente la operatoria bancaria del país en términos de los medios de pago. Desde hace algunos días el clearing bancario se efectúa normalmente y el sistema de pagos se encuentra bastante regularizado. Asimismo, hemos ido flexibilizando paulatinamente la disponibilidad de fondos por parte de los particulares cambiando el retiro de las cuentas salariales.
En ese orden, en estos días hemos permitido la realización de otras operaciones dentro de los depósitos reprogramados, cosa que no pudimos hacer antes. Tuvimos que regresar de la situación que encontramos con el famoso "corralito". Me refiero a un "corralito" más flexible, pero con los bancos cerrados. Y esto era porque ni siquiera el Banco Central tenía herramientas institucionales para trabajar con los bancos.
El Parlamento nos dio los instrumentos necesarios para trabajar al sancionar la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina. Con el último decreto de necesidad y urgencia perfeccionamos esos instrumentos. El resultado de todo eso es que hoy estamos pudiendo flexibilizar un poco más la operatoria de las transacciones. Digo esto para tomar en cuenta las decisiones que ustedes toman aquí en el Congreso en apoyo a las medidas que propicia el Poder Ejecutivo. Esto facilita las transacciones. Existe una conexión entre la reforma de la carta orgánica que ustedes aprobaron y la flexibilización del "corralito", lo que permite a la población tener una mejor expectativa respecto de las transacciones.
T.8
No sólo ustedes procesan cosas que son malas noticias para todo el mundo. El haber cambiado el marco institucional ha permitido tomar estas decisiones.
Respecto del siguiente paso en el sistema financiero todavía no tenemos terminado el diseño, pero les puedo anticipar cuál va a ser la filosofía. Se va a ofrecer voluntariamente a la gente bonos en dólares para los que tienen ahorros hasta 30 mil. El corte en esa cifra tiene que ver con la garantía que el gobierno daba, que hay que respetar. El fondo de garantía tiene 280 millones de dólares que no alcanzan para ofrecer nada. También en eso hubo mucha irresponsabilidad. Pero tiene el sentido de respetar ese límite y que los primeros 30 mil dólares la gente tenga la opción a un bono y el resto será en pesos.
Estamos diseñando estos instrumentos y ustedes se preguntarán por qué no los tenemos. No podemos avanzar atropelladamente porque la crisis es muy profunda y la fragilidad es muy grande. En consecuencia, el riesgo también es muy grande.
Por otro lado, el diseño de estos instrumentos es complejo, porque tenemos que ver cómo está el balance del sistema financiero. Estos van a ser títulos públicos del Estado y para que tengan valor estos títulos nosotros tenemos que tomar activos de los bancos. Vamos a sustituirlos por parte de la deuda pública vinculada a préstamos garantizados. Además, tenemos que ver si le pedimos algo más; en fin, hay que hacer una amplia operación de ingeniería financiera, pero la idea es ofrecer a la gente títulos que sean atractivos.
No se trata de cumplir con la formalidad de dar una opción a la gente que por absurda sea rechazada. Estamos tratando de diseñar la mejor opción posible, que sea compatible con la situación fiscal y con el de canje de instrumentos. Nuestra idea es diseñar un título que a la gente le resulte atractivo, ya sea como sustitución restitutiva de lo que tenía ahorrado o como medio para realizar transacciones, al igual que va a disponer a partir de estos días de parte de sus ahorros.
Aspiramos a que, si la situación se va estabilizando, se pueda facilitar una ampliación de los retiros en efectivo, pero la secuencia de esto depende mucho de cómo vayamos viendo que se van desenvolviendo las variables.
En toda crisis, y en particular en el sistema financiero, el programa tiene tres etapas, una de contención, una de rehabilitación y otra de reconversión, reactivación y crecimiento. Contención significa evitar que el derrumbe sea completo, que el derrumbe del sistema financiero sea completo, que el derrumbe de la economía real sea completo, que la crisis social estalle de una manera incontrolable.
En estos momentos estamos transitando la etapa de contención y, en algunos aspectos, estamos empezando a ingresar en la etapa de rehabilitación. En el sistema financiero hemos rehabilitado transacciones, estamos dando más medios de pago; en fin, esto es empezar a rehabilitar el sistema financiero y si nos va bien en este camino, en dos o tres meses, tendremos un conjunto de depósitos reprogramados, ya sea porque la gente no se decidió por el canje de títulos, o sí, y en las cuentas de transacciones los bancos estarán operando con mayor normalidad.
Tenemos que desarrollar instrumentos de crédito, que es parte de las preguntas que lógicamente ustedes formulaban.
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Y esto es un gran desafío, porque para que exista crédito tiene que haber ahorro. ¿Quién va a ahorrar en un sistema financiero plagado por la desconfianza y por gente que día a día se manifiesta en la puerta de los bancos? Los bancos, en lugar de poner carteles instando a la gente a colocar sus ahorros, tienen tapiadas sus vidrieras. Entonces, ¿cómo van a poder generar ahorro esos bancos?
Esto va a ser lento. El Banco Central va a autorizar en los próximos días la realización de depósitos a plazo fijo de siete días de forma tal de ir generando pequeños instrumentos que restituyan confianza. Además, está trabajando respecto de otros instrumentos de ahorro. Seguramente volverán las aceptaciones bancarias, instrumento que funcionó muy bien en la década del 80. Pero el crédito de manera potente va a tener una lenta recuperación.
En el caso de México, después de la crisis del tequila, todavía los depósitos del sistema financiero constituyen, en términos de la relación con el producto bruto interno, la mitad de lo que eran antes de la crisis. De modo que hay que tener cuidado con este proceso una vez que se pierde la confianza. Estamos pensando algunas otras cosas para dinamizar todo esto.
Respecto de los organismos internacionales tenemos algunas líneas de trabajo. Con el Fondo Monetario Internacional la línea de trabajo tiene que ver con recuperar como mínimo los 30 mil millones de asistencia que había acordado a la Argentina. De ese fondo se usaron 21 mil millones y el primer objetivo es rehabilitar los 9 mil millones restantes. Pero eso no es para cualquier destino. El Fondo Monetario Internacional tiene un estatuto preciso para el giro de esos fondos. Por ejemplo, no pueden ser destinados a los Planes Trabajar. Están destinados al fortalecimiento de las reservas y del sistema de pagos externos.
Existe la idea de que el dinero del Fondo Monetario lo vamos a poder utilizar para los planes de alimentación o planes de salud. Esto no es así. Estará destinado a la estabilización del sector externo de la economía.
En cambio, los fondos del Banco Mundial y del BID sí pueden llegar a tener esos destinos. Puntualmente, los tenemos focalizados en dos destinos principales. En primer término, podemos hablar de las líneas de crédito. El Banco Mundial ya tiene diseñada una línea de crédito de dos mil millones para las exportaciones argentinas. Esto nos va a dar bastante oxígeno porque una modificación cambiaria no sólo da competitividad sino que también para que las operaciones puedan realizarse hace falta el vehículo del crédito, del cual hoy carecemos completamente. Esto se destrabará cuando destrabemos -valga la redundancia- la negociación con el Fondo Monetario Internacional. Los fondos y el diseño del instrumento están, pero nos falta pasar por ese otro período.
Los fondos del BID y del Banco Mundial van a ser canalizados para fortalecer los programas sociales. Estos son los destinos básicos de la asistencia internacional que se puede avizorar en lo inmediato.
Por otro lado, existe un problema: Argentina agotó todas esas fuentes de financiamiento. En el Fondo Monetario Internacional la cuota está agotada; tan sólo queda este remanente de asistencia que fue votado. Y esto sucede en igual forma tanto en el Banco Mundial como en el BID. Algunos de estos organismos tienen que transformar estatutos para poder ampliar la asistencia.
Cuando hacía referencia a que se habían agotado todos los mecanismos aludía a que se usó todo el crédito que la Argentina tenía en el mercado de bonos y en el de los organismos internacionales. De todas formas, hay buena disposición de ellos para mantener el flujo de asistencia.
Debemos transitar estas etapas de rehabilitación del sistema financiero y de pagos. La operatoria de comercio exterior no está tan trabada en estos momentos debido a cuestiones administrativas en el marco de las disposiciones. Las operaciones de comercio exterior se pueden llevar a cabo perfectamente. Los bancos están haciendo un aprendizaje sobre el nuevo sistema que es distinto al anterior.
T.10
Eso lleva un tiempo, pero fundamentalmente el mercado todavía no se ha armado.
En las exportaciones hay un tema de ciclo que todavía no hemos llegado al momento pleno, pero además por el momento los exportadores quieren más por sus productos que lo que los importadores están dispuestos a pagar. Entonces, unos quieren un precio más alto y otros quieren un precio más bajo.
Las curvas del mercado están insinuadas, y deberán transcurrir más días para que el mercado se termine de armar.
Uno quisiera que todo esto estuviera resuelto, pero la verdad es que estaba instalada en la opinión pública y en los medios -no en nosotros- la idea de que cuando abriera el mercado de cambios todo iba a explotar, pero tal explosión no se produjo. Sí tenemos un tipo de cambio más alto del que consideramos de equilibrio, y nuestra idea es que va a bajar cuando las operaciones se regularicen.
El armado de estos mercados lleva tiempo porque la destrucción es muy profunda. Algunos nos dicen que intervengamos con el Banco Central. Los que estuvieron antes que nosotros se gastaron la mitad de las reservas y nadie sabe para qué. Nosotros queremos ser prudentes en la administración de las reservas internacionales porque mientras no tengamos un acuerdo con los organismos internacionales que nos dé más fortaleza estamos librados a nuestros propios medios. Y cuando sostuve que estamos librados a nuestros propios instrumentos lo que quería decir era exactamente eso: que si tuviéramos 30 mil o 40 mil millones de dólares de reservas podríamos tener una actuación muy dinámica en el mercado de cambios. Pero en este momento tenemos que ser prudentes porque las reservas son buenas para estos propósitos, pero no es cuestión de trabajar mal con este recurso.
El tipo de cambio debería estabilizarse en un valor menor, por lo menos de acuerdo con el análisis técnico. Las expectativas siempre consistieron en conducir las variables para otro lado, pero en términos técnicos deberían bajar. Tenemos previsto para este año un superávit comercial del orden de los diez mil millones de dólares y computando el resto de transacciones financieras con el exterior, que tendrán un déficit de 7.500 millones, todavía hay un saldo positivo de 2.500 millones. Obviamente, esto tiene flujos a lo largo del año: en un momento hay más y en otro momento hay menos. Para eso el mecanismo de intervención del Banco Central puede ayudar.
Si toda esta situación se regulariza, en el segundo semestre del año deberíamos estar en un piso de la crisis en términos productivos y de transacciones -no en términos sociales porque todavía estamos en caída- que creemos que vamos a estar oscilando durante dos o tres meses y después podremos esperar un proceso de reactivación, básicamente asociado a que los productores agropecuarios van a obtener un ingreso mucho mayor por sus productos, lo cual se derramará en las comunidades del interior.
Esta cuestión es importante desde el punto de vista de los efectos del programa económico. El grado de profundidad la crisis queda demostrado en el hecho de que el sector agropecuario había perdido competitividad, porque si la Argentina no tenía competitividad en aquellos sectores que por su dotación natural de recursos tienen la capacidad de generar excedente económico, mal podría tenerla una industria sofisticada, donde el camino es mucho más costoso.
Pero en la medida en que se recuperen ingresos en el sector agropecuario, esto es inmediato en términos de que es el ingreso que van a recibir los productores por el cereal que tienen hoy en sus silos o el que tendrán mañana. Y ese es un ingreso que va a las comunidades donde vive esa gente. O sea que no es un ingreso que tiene que acumularse en el capital de alguna firma para luego filtrarse hacia la sociedad, sino que es un ingreso diseminado a lo largo y ancho del país, y eso debería tener un efecto positivo.
T.11
El proyecto estratégico de la Argentina en estos años ha sido el Mercosur, que estaba en una crisis profunda. Lo único que hacíamos con Brasil era pelearnos, y lo hacíamos porque nuestra economía había dejado de ser competitiva. Entonces, nuestros reclamos de acceso al mercado brasileño eran cada vez mayores porque nuestra competitividad era cada vez menor. Convengamos que los brasileños son cuidadosos de su mercado y de su producción nacional.
En la medida en que hemos recuperado competitividad, van a revitalizarse los proyectos que estaban pensados para compartir el mercado argentino con el brasileño. Todos los proyectos importantes que llegaron a la Argentina en los años 90 en materia productiva, que fueron muchos -reitero que este es un mérito inicial de los primeros años del sistema de la convertibilidad, que en absoluto hay que satanizar-, quedaron huérfanos de destino, porque cuanto mucho quedaron encapsulados en un pequeño mercado interno doméstico. Estos proyectos tienen chance de reactivarse, y hay algunas decisiones empresarias. En medio de una crisis siempre es mayor la lista de cosas negativas que la de cosas positivas, pero hay un conjunto de decisiones empresarias en el Ministerio de la Producción respecto de proyectos que se están reactivando. La gente del ministerio podría explicarles estos temas mejor que yo. Se necesita que las firmas terminen de registrar el cambio de señales y empiecen a buscar negocios de otra manera. Esto no ocurre de un día para otro, pero está sucediendo.
Estamos recuperando la posibilidad de coordinar políticas macroeconómicas en el Mercosur. Un mercado común no existe si no avanza en la coordinación de sus políticas macroeconómicas. Y es imposible que un país con una paridad fija al estilo de la convertibilidad y otro con una paridad flexible se pongan de acuerdo en su macroeconomía porque son dos mundos que nunca pueden integrarse. Esos dos mundos hoy tienen más chance de integrarse, aunque no va a suceder de un día para otro. El problema que tenemos es que creemos que porque nosotros nos hemos propuesto cambiar, el resto del mundo registra eso como permanente. Antes de que haya un acuerdo de coordinación macroeconómica nosotros debemos tener estabilizada nuestra economía y poder establecer parámetros al estilo de los que se fijaron en Maastricht para la convergencia de las economías. Pero vamos camino a hacerlo.
Hasta ahora la coordinación macroeconómica del Mercosur se había limitado a acordar un glosario de términos y un cuadernillo de estadísticas. Eso es todo lo que se pudo avanzar en estos años. Ahora hay otras posibilidades.
Sé que es difícil ver la luz al final del túnel en medio de la turbulencia, pero el camino que estamos recorriendo es razonable, fácil de explicar al mundo e ineludiblemente significa que tenemos que afrontar de la manera más equitativa y razonable la crisis que nosotros mismos como sociedad hemos permitido que se generara a lo largo de estos cuatro años.
SR. PRESIDENTE RIAL Agradezco su exposición, que creo que más o menos abarca las preguntas que a priori les hicieron llegar, aunque creo que todavía quedan algunas por formular.
T.12
Acá tengo el pedido, y quisiera que los señores diputados y senadores me ayudaran a ver cuáles son esas preguntas que se han debatido en su momento y que se desea profundizar.
Tiene la palabra el señor diputado Esaín.
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Acá tengo el pedido, y quisiera que los señores diputados y senadores me ayudaran a ver cuáles son esas preguntas que se han debatido en su momento y que se desea profundizar.
Tiene la palabra el señor diputado Esaín.
SR. ESAIN Señor presidente: el señor viceministro ha hecho un esbozo de lo que es la política económica que lleva adelante el gobierno.
Hace poco leía detenidamente un artículo periodístico muy importante, de quien es el actual Premio Nobel de Economía, que salió publicado en nuestro país en el diario "Clarín". Sintéticamente decía que, más allá de la responsabilidad de la Argentina en el manejo de su propia economía, toda esta filosofía del Consenso de Washington era una responsabilidad casi excluyente y absoluta de un Fondo Monetario que había sido creado para generar expansión en la economía y había reconvertido estos objetivos en función de generar políticas recesivas.
Cuando asumió el doctor Duhalde como presidente de la Nación, en su discurso ante la Asamblea Legislativa esbozó un pensamiento diferente del que tiene el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, hoy advertimos que hay una "colonización" de ese discurso, y el gobierno ha vuelto al "corralito" intelectual del Fondo Monetario.
Con todo respeto hacia el señor viceministro, me parece que las autoridades están confiando en una ayuda del Fondo Monetario Internacional en un momento en que la Argentina se está ahogando, y ese organismo, en vez de dar una mano al gobierno para sacarlo, le ha tirado el manual de natación, con lo cual este gobierno se va a seguir desangrando por abajo, en orden a los problemas cotidianos que hay -el "corralito", etcétera-, y no va a obtener ayuda alguna.
Hemos visto que se ha producido una pesificación que ha abarcado todo el espectro económico, y hay grandes empresas que actúan en la Argentina y también en otros países. Queremos conocer concretamente cuál es el diseño de esa pesificación y si ha habido compromisos empresarios de aquellas grandes empresas que se han visto beneficiadas con esa medida, en cuanto al perfil económico que le han fijado ustedes a la economía. Queremos saber de qué manera esas empresas van a colaborar reactivando la economía y generando mayor empleo, atento a que muchas de ellas van a tener balances multimillonarios como consecuencia de la pesificación.
Sería importante que, si estuviera en condiciones de hacerlo, el señor viceministro nos comentara si hubo un acuerdo previo o si simplemente fue una pesificación a secas, con la esperanza de que después las empresas se sentarían a conversar este tema.
Hace poco leía detenidamente un artículo periodístico muy importante, de quien es el actual Premio Nobel de Economía, que salió publicado en nuestro país en el diario "Clarín". Sintéticamente decía que, más allá de la responsabilidad de la Argentina en el manejo de su propia economía, toda esta filosofía del Consenso de Washington era una responsabilidad casi excluyente y absoluta de un Fondo Monetario que había sido creado para generar expansión en la economía y había reconvertido estos objetivos en función de generar políticas recesivas.
Cuando asumió el doctor Duhalde como presidente de la Nación, en su discurso ante la Asamblea Legislativa esbozó un pensamiento diferente del que tiene el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, hoy advertimos que hay una "colonización" de ese discurso, y el gobierno ha vuelto al "corralito" intelectual del Fondo Monetario.
Con todo respeto hacia el señor viceministro, me parece que las autoridades están confiando en una ayuda del Fondo Monetario Internacional en un momento en que la Argentina se está ahogando, y ese organismo, en vez de dar una mano al gobierno para sacarlo, le ha tirado el manual de natación, con lo cual este gobierno se va a seguir desangrando por abajo, en orden a los problemas cotidianos que hay -el "corralito", etcétera-, y no va a obtener ayuda alguna.
Hemos visto que se ha producido una pesificación que ha abarcado todo el espectro económico, y hay grandes empresas que actúan en la Argentina y también en otros países. Queremos conocer concretamente cuál es el diseño de esa pesificación y si ha habido compromisos empresarios de aquellas grandes empresas que se han visto beneficiadas con esa medida, en cuanto al perfil económico que le han fijado ustedes a la economía. Queremos saber de qué manera esas empresas van a colaborar reactivando la economía y generando mayor empleo, atento a que muchas de ellas van a tener balances multimillonarios como consecuencia de la pesificación.
Sería importante que, si estuviera en condiciones de hacerlo, el señor viceministro nos comentara si hubo un acuerdo previo o si simplemente fue una pesificación a secas, con la esperanza de que después las empresas se sentarían a conversar este tema.
SR. PRESIDENTE RIAL Tiene la palabra el señor viceministro de Economía.
SR. TODESCA Señor presidente: lamento profundamente que el señor diputado preopinante piense que hemos sido objeto de un proceso de "colonización" intelectual. La verdad es que este programa económico no tiene nada que ver con el programa de la convertibilidad.
El anterior programa, que como otros de similar diseño fue tan criticado por Joseph Stiglitz -que creo que es el economista al cual el señor diputado se refería-, respondía a los principios del Consenso de Washington, mientras que este programa es totalmente diferente del anterior. Me resulta entonces difícil de entender intelectualmente cómo los dos puedan responder a la misma política.
Obviamente a este programa le falta una cantidad de aditamentos, que no son menores, pero que no se vinculan con la política macroeconómica -que es de lo que básicamente he hablado, porque es de lo que me ocupo en el gobierno- sino con las políticas productivas, para lo cual ahora tenemos un ministerio que probablemente pueda exponer esas políticas.
T.13
Está claro que conforme la economía tenga las mínimas condiciones se requerirán políticas productivas que apoyen el desarrollo de la Argentina, sobre las cuales supongo que el Ministerio de la Producción estará ya trabajando.
Ahora bien; no es un tema menor -y lamento que no se pondere de esa manera- poner en capacidad de competir a todo el sector agropecuario argentino, porque ello trae efectos muy rápidos sobre el equilibrio regional del país, que es una de las cosas que tenemos desestructuradas.
No es una cuestión menor que nuestra negociación con los organismos internacionales, más allá de la gestión con el Fondo, es una agenda que no recorre los temas del crecimiento de la Argentina ni pretende hacerlo ya que esos temas no tienen que ver con los estatutos del Fondo, lo cual es bueno que entendamos. Nuestra agenda debe ser mucho más amplia.
Mencioné que nuestra negociación con el Banco Mundial está relacionada con conseguir recursos para tener créditos para la exportación. Creo que esta es una señal muy concreta de hacia dónde están orientadas nuestras prioridades internacionales, además de la necesaria contención en materia social.
Entonces, en sus aspectos básicos, la orientación de nuestro programa no ha sido proceso de una consulta previa -como ustedes saben, en el plano internacional hay más de una opinión sobre lo que debió haberse hecho estructuralmente-, pero hay valores básicos del funcionamiento de la economía respecto de los cuales no importa que lo diga o no el Fondo Monetario, sino que lo que interesa es que los incorporemos nosotros como propios. Y si pensamos -lo diga o no el Fondo Monetario- que podemos funcionar con una economía con monstruosos desequilibrios fiscales y que alguien nos va a financiar eso, estamos equivocados. No importa que lo diga el Fondo Monetario; lo dice el Fondo Monetario y todos los países desarrollados y sensatos del mundo.
Si pensamos que podemos llevar adelante una política monetaria irresponsable, emitir a lo loco, etcétera, esto no debe ser así, no importa si lo dice o no el Fondo Monetario, sino que lo dicen las reglas básicas y prudentes de administración económica.
En otras palabras, no hay en esto un proceso de colonización sino de sensatez, y nadie admite reglas diferentes en el mundo. Y si pensamos que en materia fiscal y monetaria podemos tener reglas distintas de las que hoy predominan en el mundo y que tienen que ver con un proceso sostenible a mediano plazo, entonces seguiremos siendo los clientes predilectos de toda crisis internacional como lo hemos sido de seis de las ocho crisis internacionales que ha habido desde 1822.
Entonces, en esto no importa si coincidimos en algunos aspectos con el Fondo Monetario; en lo que discrepamos lo pondremos en la agenda y lo discutiremos, pero no son estas cuestiones en las que discrepamos. En lo que seguramente no estamos de acuerdo es que la agenda del Fondo Monetario, por la naturaleza de la institución, está destinada al equilibrio entre los flujos externos de la economía. Es una agenda limitada a esos aspectos. Con ellos no discutimos qué hacer con el sector agropecuario argentino; eso no figura en el estatuto del Fondo Monetario. A lo mejor no hay que discutirlo con nadie. Nadie nos limita en lo que tenemos que hacer con nuestra industria; eso tampoco está en la agenda. Si leen los memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario, allí no aparece la producción ni la agricultura ni la industria. Esos son temas que están afuera del menú de diálogo con esa institución porque ellos no tienen nada que decir, ni a favor ni en contra. Nosotros somos los que debemos tener una estrategia de desarrollo, y en este sentido el Estado está desmantelado.
T.14
Cuando llegué a la Secretaría de Política Económica me encontré con una maravillosa Dirección de Macroeconomía, con gente capaz de hacer modelos, proyecciones y todo lo demás, con la vieja Dirección de Inversión Pública, que tiene una cartera de proyectos que no se realiza porque no hay dinero, y con poco más que eso. Entonces, el Estado no contaba con ningún instrumento porque no había ninguna programación económica ni planeamiento a futuro.
Con respecto a lo que estamos haciendo, puedo decir que con el Banco Interamericano de Desarrollo vamos a montar un programa de desarrollo estratégico de la Argentina. Eso no lo vamos a tener mañana ni lo tenemos hoy, pero la Argentina debe contar con un área pensante en el sector público en la que profesionales calificados y expertos internacionales estén trabajando en mantener un modelo de desarrollo estratégico del país. Esto no puede hacerse centralmente en Hipólito Yrigoyen sino que tiene que conectar a todas las provincias a través de los centros de inteligencia que existen en todas ellas. Quiero aclarar que de estos centros hay muchos y muy buenos, que además han estudiado esta problemática y otras cuestiones. Brasil ha hecho un programa similar en forma muy exitosa, pero obviamente a la Argentina le falta una estrategia de desarrollo. Lo que estamos haciendo es colocando los cimientos macroeconómicos para que la pueda tener, porque esto no será posible si no están los cimientos del edificio. Tenemos que construir rápidamente los pasos hacia delante, pero ellos son realizables si uno logra consolidar estas etapas iniciales.
Indudablemente la Argentina debe tener una estrategia de desarrollo productivo, regional y de infraestructura, es decir, todo lo que nuestro país no tiene, y es evidente que no lo vamos a lograr de golpe en 45 días porque no hay un solo cuadro del Estado dedicado a esto, y deben reconstruirse esas instituciones económicas.
Todo eso no está en nuestra agenda de discusión con el Fondo Monetario. A ellos les parece perfecto que lo tengamos, pero en realidad lo que discuten con nosotros es si nos van a dar asistencia para el equilibrio de los pagos internacionales de la Argentina. A los gobiernos americano, al francés y al alemán les preocupa cómo pensamos crecer a largo plazo. Este no es un tema de diálogo con el Fondo Monetario referido a cómo se equilibra el presupuesto. Ellos no dialogan sobre todos los aspectos de la realidad nacional, y enhorabuena que así sea. Nosotros no tenemos eso porque no hemos sido capaces de tenerlo y no porque el Fondo Monetario o alguien nos lo limite.
Saquémonos la telaraña de la cabeza; la Argentina tiene toda la capacidad de decisión para contar con una estrategia de desarrollo. Después veremos si tenemos la inteligencia para contar con ella y los grados de gobernabilidad y equilibrio para desarrollarla. El Fondo Monetario, reitero, nada nos dice sobre eso. Al contrario: nos dice que es una lástima que no la tengamos.
El anterior programa, que como otros de similar diseño fue tan criticado por Joseph Stiglitz -que creo que es el economista al cual el señor diputado se refería-, respondía a los principios del Consenso de Washington, mientras que este programa es totalmente diferente del anterior. Me resulta entonces difícil de entender intelectualmente cómo los dos puedan responder a la misma política.
Obviamente a este programa le falta una cantidad de aditamentos, que no son menores, pero que no se vinculan con la política macroeconómica -que es de lo que básicamente he hablado, porque es de lo que me ocupo en el gobierno- sino con las políticas productivas, para lo cual ahora tenemos un ministerio que probablemente pueda exponer esas políticas.
T.13
Está claro que conforme la economía tenga las mínimas condiciones se requerirán políticas productivas que apoyen el desarrollo de la Argentina, sobre las cuales supongo que el Ministerio de la Producción estará ya trabajando.
Ahora bien; no es un tema menor -y lamento que no se pondere de esa manera- poner en capacidad de competir a todo el sector agropecuario argentino, porque ello trae efectos muy rápidos sobre el equilibrio regional del país, que es una de las cosas que tenemos desestructuradas.
No es una cuestión menor que nuestra negociación con los organismos internacionales, más allá de la gestión con el Fondo, es una agenda que no recorre los temas del crecimiento de la Argentina ni pretende hacerlo ya que esos temas no tienen que ver con los estatutos del Fondo, lo cual es bueno que entendamos. Nuestra agenda debe ser mucho más amplia.
Mencioné que nuestra negociación con el Banco Mundial está relacionada con conseguir recursos para tener créditos para la exportación. Creo que esta es una señal muy concreta de hacia dónde están orientadas nuestras prioridades internacionales, además de la necesaria contención en materia social.
Entonces, en sus aspectos básicos, la orientación de nuestro programa no ha sido proceso de una consulta previa -como ustedes saben, en el plano internacional hay más de una opinión sobre lo que debió haberse hecho estructuralmente-, pero hay valores básicos del funcionamiento de la economía respecto de los cuales no importa que lo diga o no el Fondo Monetario, sino que lo que interesa es que los incorporemos nosotros como propios. Y si pensamos -lo diga o no el Fondo Monetario- que podemos funcionar con una economía con monstruosos desequilibrios fiscales y que alguien nos va a financiar eso, estamos equivocados. No importa que lo diga el Fondo Monetario; lo dice el Fondo Monetario y todos los países desarrollados y sensatos del mundo.
Si pensamos que podemos llevar adelante una política monetaria irresponsable, emitir a lo loco, etcétera, esto no debe ser así, no importa si lo dice o no el Fondo Monetario, sino que lo dicen las reglas básicas y prudentes de administración económica.
En otras palabras, no hay en esto un proceso de colonización sino de sensatez, y nadie admite reglas diferentes en el mundo. Y si pensamos que en materia fiscal y monetaria podemos tener reglas distintas de las que hoy predominan en el mundo y que tienen que ver con un proceso sostenible a mediano plazo, entonces seguiremos siendo los clientes predilectos de toda crisis internacional como lo hemos sido de seis de las ocho crisis internacionales que ha habido desde 1822.
Entonces, en esto no importa si coincidimos en algunos aspectos con el Fondo Monetario; en lo que discrepamos lo pondremos en la agenda y lo discutiremos, pero no son estas cuestiones en las que discrepamos. En lo que seguramente no estamos de acuerdo es que la agenda del Fondo Monetario, por la naturaleza de la institución, está destinada al equilibrio entre los flujos externos de la economía. Es una agenda limitada a esos aspectos. Con ellos no discutimos qué hacer con el sector agropecuario argentino; eso no figura en el estatuto del Fondo Monetario. A lo mejor no hay que discutirlo con nadie. Nadie nos limita en lo que tenemos que hacer con nuestra industria; eso tampoco está en la agenda. Si leen los memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario, allí no aparece la producción ni la agricultura ni la industria. Esos son temas que están afuera del menú de diálogo con esa institución porque ellos no tienen nada que decir, ni a favor ni en contra. Nosotros somos los que debemos tener una estrategia de desarrollo, y en este sentido el Estado está desmantelado.
T.14
Cuando llegué a la Secretaría de Política Económica me encontré con una maravillosa Dirección de Macroeconomía, con gente capaz de hacer modelos, proyecciones y todo lo demás, con la vieja Dirección de Inversión Pública, que tiene una cartera de proyectos que no se realiza porque no hay dinero, y con poco más que eso. Entonces, el Estado no contaba con ningún instrumento porque no había ninguna programación económica ni planeamiento a futuro.
Con respecto a lo que estamos haciendo, puedo decir que con el Banco Interamericano de Desarrollo vamos a montar un programa de desarrollo estratégico de la Argentina. Eso no lo vamos a tener mañana ni lo tenemos hoy, pero la Argentina debe contar con un área pensante en el sector público en la que profesionales calificados y expertos internacionales estén trabajando en mantener un modelo de desarrollo estratégico del país. Esto no puede hacerse centralmente en Hipólito Yrigoyen sino que tiene que conectar a todas las provincias a través de los centros de inteligencia que existen en todas ellas. Quiero aclarar que de estos centros hay muchos y muy buenos, que además han estudiado esta problemática y otras cuestiones. Brasil ha hecho un programa similar en forma muy exitosa, pero obviamente a la Argentina le falta una estrategia de desarrollo. Lo que estamos haciendo es colocando los cimientos macroeconómicos para que la pueda tener, porque esto no será posible si no están los cimientos del edificio. Tenemos que construir rápidamente los pasos hacia delante, pero ellos son realizables si uno logra consolidar estas etapas iniciales.
Indudablemente la Argentina debe tener una estrategia de desarrollo productivo, regional y de infraestructura, es decir, todo lo que nuestro país no tiene, y es evidente que no lo vamos a lograr de golpe en 45 días porque no hay un solo cuadro del Estado dedicado a esto, y deben reconstruirse esas instituciones económicas.
Todo eso no está en nuestra agenda de discusión con el Fondo Monetario. A ellos les parece perfecto que lo tengamos, pero en realidad lo que discuten con nosotros es si nos van a dar asistencia para el equilibrio de los pagos internacionales de la Argentina. A los gobiernos americano, al francés y al alemán les preocupa cómo pensamos crecer a largo plazo. Este no es un tema de diálogo con el Fondo Monetario referido a cómo se equilibra el presupuesto. Ellos no dialogan sobre todos los aspectos de la realidad nacional, y enhorabuena que así sea. Nosotros no tenemos eso porque no hemos sido capaces de tenerlo y no porque el Fondo Monetario o alguien nos lo limite.
Saquémonos la telaraña de la cabeza; la Argentina tiene toda la capacidad de decisión para contar con una estrategia de desarrollo. Después veremos si tenemos la inteligencia para contar con ella y los grados de gobernabilidad y equilibrio para desarrollarla. El Fondo Monetario, reitero, nada nos dice sobre eso. Al contrario: nos dice que es una lástima que no la tengamos.
SR. PRESIDENTE RIAL Dado que la lista de diputados y senadores que quieren formular preguntas es bastante extensa, les solicito que las hagan en forma sintética para que nadie quede sin participar.
Tiene la palabra el señor diputado Briozzo.
Tiene la palabra el señor diputado Briozzo.
SR. BRIOZZO En primer lugar quiero hacer un comentario porque deseo transmitir una sensación que tenemos los diputados que integramos esta Comisión de Industria, que tiene que ver con que a la hora de definir precisamente la política pública vinculada con la promoción del desarrollo productivo, en general no encontramos la misma disposición que se tiene para otro tipo de políticas.
T.15
En este sentido, todos nosotros estamos de acuerdo con que en función de la emergencia hayan aparecido los 1.300 millones para resolver el problema de los jefes de hogar, los 350 millones para alimentos o el dinero para medicamentos. Obviamente no podemos estar en desacuerdo con esto.
Nos parece que si junto con esto no aparece una firme voluntad de promover políticas públicas con recursos suficientes para promover el desarrollo, vamos a dar vueltas siempre a lo mismo y cada vez más la inversión en lo social va tener que ser mayor.
Ayer vino el presidente del Banco Nación y después de varias horas quedaron en claro solamente dos cuestiones que tienen que ver con el factory, es decir, el descuento de facturas, especialmente a nivel de supermercados o hipermercados, y con algunas líneas para economías regionales. Y usted habló de dos mil millones de dólares que se estarían negociando con el BID para promoción de exportaciones.
Quiero transmitirle una experiencia que tiene que ver con el hecho de detectar algunas cuestiones a nivel territorial del tejido productivo. Hay un desfase entre algunas oportunidades que están apareciendo, ya sea a través de la necesidad de sustituir importaciones o que algunos sectores que hasta ahora no eran competitivos, a partir de esta devaluación, se volvieron competitivos a nivel internacional, como es el caso del calzado y otros sectores, y el problema que hay que resolver, es una cuestión de índole práctica, de capital de trabajo, sobre todo para las pymes. ¿Cómo se resuelve el problema entre algunas oportunidades que están apareciendo y el hecho de que el que está en esa situación tenga capital de trabajo?
La mayoría de las pymes no son sujetos de crédito, no cumplen, en muchas ocasiones, las condiciones básicas para que los bancos les presten. Muchos de nosotros venimos conversando en esta comisión respecto de que nos parece que debería haber por un lado un poco de audacia en el tema de conseguir fondos y recursos suficientes -esto también lo plantearemos cuando nos visite el ministro de la Producción- y, por otro lado, plantear un estilo de política pública de promoción que responda a estas necesidades concretas, que no son las tradicionales, que muchas veces han quedado en manos de las consultoras y no efectivamente de las pymes.
En esta etapa de contención nos parece que deberíamos empezar muy rápidamente a cubrir estas cuestiones muy concretas y muy puntuales que vemos en el tejido productivo local.
T.15
En este sentido, todos nosotros estamos de acuerdo con que en función de la emergencia hayan aparecido los 1.300 millones para resolver el problema de los jefes de hogar, los 350 millones para alimentos o el dinero para medicamentos. Obviamente no podemos estar en desacuerdo con esto.
Nos parece que si junto con esto no aparece una firme voluntad de promover políticas públicas con recursos suficientes para promover el desarrollo, vamos a dar vueltas siempre a lo mismo y cada vez más la inversión en lo social va tener que ser mayor.
Ayer vino el presidente del Banco Nación y después de varias horas quedaron en claro solamente dos cuestiones que tienen que ver con el factory, es decir, el descuento de facturas, especialmente a nivel de supermercados o hipermercados, y con algunas líneas para economías regionales. Y usted habló de dos mil millones de dólares que se estarían negociando con el BID para promoción de exportaciones.
Quiero transmitirle una experiencia que tiene que ver con el hecho de detectar algunas cuestiones a nivel territorial del tejido productivo. Hay un desfase entre algunas oportunidades que están apareciendo, ya sea a través de la necesidad de sustituir importaciones o que algunos sectores que hasta ahora no eran competitivos, a partir de esta devaluación, se volvieron competitivos a nivel internacional, como es el caso del calzado y otros sectores, y el problema que hay que resolver, es una cuestión de índole práctica, de capital de trabajo, sobre todo para las pymes. ¿Cómo se resuelve el problema entre algunas oportunidades que están apareciendo y el hecho de que el que está en esa situación tenga capital de trabajo?
La mayoría de las pymes no son sujetos de crédito, no cumplen, en muchas ocasiones, las condiciones básicas para que los bancos les presten. Muchos de nosotros venimos conversando en esta comisión respecto de que nos parece que debería haber por un lado un poco de audacia en el tema de conseguir fondos y recursos suficientes -esto también lo plantearemos cuando nos visite el ministro de la Producción- y, por otro lado, plantear un estilo de política pública de promoción que responda a estas necesidades concretas, que no son las tradicionales, que muchas veces han quedado en manos de las consultoras y no efectivamente de las pymes.
En esta etapa de contención nos parece que deberíamos empezar muy rápidamente a cubrir estas cuestiones muy concretas y muy puntuales que vemos en el tejido productivo local.
SR. TODESCA Yo creo que lo que usted señaló es un punto central de la agenda. Imagino que el Ministerio de la Producción estará trabajando en el desarrollo de esas políticas.
Desde el punto de vista de los recursos, cuando digo que la crisis tiene un camino de salida lento, hablo de eso. Hoy la Argentina está sin crédito, y ¿de qué recursos podemos hablar cuando la recaudación en diciembre estuvo en un 30 por ciento por debajo del nivel del año anterior, en enero estuvo en un 20 por ciento y en febrero se espera un 15 por ciento de reducción? Los Estados provinciales y el Estado nacional apenas si pueden pagar sus obligaciones más elementales y el sistema financiero no tiene crédito. De manera que mientas no reconstituyamos las relaciones financieras internacionales, desde el punto de vista de los recursos y mientras no estabilicemos la economía, eso va a ser de desarrollo muy lento por más que nos paremos arriba del escritorio.
Los bancos no pueden devolver sus depósitos, ¿a quién le van a dar crédito? ¿Quién va a dar crédito? ¿El sector público? Si el sector público apenas puede lidiar con su deuda y financiar su déficit. Mientras no se estabilice la situación todo eso son maravillosas expresiones de deseos que yo comparto plenamente. Esos procesos lamentablemente van a tener un desarrollo más lento que el de su potencialidad. Si alguien tiene una fórmula mágica para resolver esa restricción que la traiga, de lo contrario no hay otra que reinsertarnos en la comunidad internacional, porque la Argentina es deficitaria en ahorro interno y estuvo todos estos años supliéndolo con ahorro externo, y ahora no hay ahorro externo que venga a la Argentina. Esta es la crisis.
T.16
Estoy totalmente de acuerdo con que hay que ir preanunciando esos instrumentos y una estrategia de desarrollo, y a medida que se generen recursos prestables habrá que orientarlos preferentemente en esa dirección para dar buenas señales. Lo que ocurre es que esos recursos son inexistentes.
Desde el punto de vista de los recursos, cuando digo que la crisis tiene un camino de salida lento, hablo de eso. Hoy la Argentina está sin crédito, y ¿de qué recursos podemos hablar cuando la recaudación en diciembre estuvo en un 30 por ciento por debajo del nivel del año anterior, en enero estuvo en un 20 por ciento y en febrero se espera un 15 por ciento de reducción? Los Estados provinciales y el Estado nacional apenas si pueden pagar sus obligaciones más elementales y el sistema financiero no tiene crédito. De manera que mientas no reconstituyamos las relaciones financieras internacionales, desde el punto de vista de los recursos y mientras no estabilicemos la economía, eso va a ser de desarrollo muy lento por más que nos paremos arriba del escritorio.
Los bancos no pueden devolver sus depósitos, ¿a quién le van a dar crédito? ¿Quién va a dar crédito? ¿El sector público? Si el sector público apenas puede lidiar con su deuda y financiar su déficit. Mientras no se estabilice la situación todo eso son maravillosas expresiones de deseos que yo comparto plenamente. Esos procesos lamentablemente van a tener un desarrollo más lento que el de su potencialidad. Si alguien tiene una fórmula mágica para resolver esa restricción que la traiga, de lo contrario no hay otra que reinsertarnos en la comunidad internacional, porque la Argentina es deficitaria en ahorro interno y estuvo todos estos años supliéndolo con ahorro externo, y ahora no hay ahorro externo que venga a la Argentina. Esta es la crisis.
T.16
Estoy totalmente de acuerdo con que hay que ir preanunciando esos instrumentos y una estrategia de desarrollo, y a medida que se generen recursos prestables habrá que orientarlos preferentemente en esa dirección para dar buenas señales. Lo que ocurre es que esos recursos son inexistentes.
SR. BRIOZZO Hay varios proyectos de ley presentados en función de aplicar un impuesto a las empresas que se beneficiaron con el uno a uno y que tenían crédito por más de diez millones de dólares, muchas de las cuales concretamente son exportadoras y cobran en dólares. No dije esto anteriormente porque no quería extenderme demasiado, pero hay varios proyectos presentados en ese sentido para generar un fondo que permita llevar adelante esta política.
SR. TODESCA No tengo ninguna objeción sobre ninguno de esos proyectos.
SR. PRESIDENTE RIAL Antes de dar la palabra al señor diputado Gutiérrez, considerando la escasez del tiempo del que dispone el señor viceministro, solicito a los señores diputados que traten de ser breves -por eso antes hice referencia al poder de síntesis- para que puedan hacer uso de la palabra todos aquellos que están anotados en la lista de oradores. Seguramente muchas de las inquietudes que tienen los señores diputados podrán ser evacuadas la próxima semana desde el punto de vista del área que corresponde, porque contaremos con la visita del señor ministro de la Producción.
Hago esta aclaración para que concentren las preguntas fundamentalmente en el área de economía, que es la inherente a la visita del señor viceministro Todesca.
Tiene la palabra el señor diputado Gutiérrez.
Hago esta aclaración para que concentren las preguntas fundamentalmente en el área de economía, que es la inherente a la visita del señor viceministro Todesca.
Tiene la palabra el señor diputado Gutiérrez.
SR. PRESIDENTE RIAL Teniendo en cuenta que el señor viceministro se debe retirar a las once y media, voy a dar la palabra a los señores diputados que quedan anotados para que formulen sus preguntas, luego de lo cual el doctor Todesca procederá a responderlas.
Tiene la palabra el señor diputado Castellani.
Tiene la palabra el señor diputado Castellani.
SR. CASTELLANI Coincido con la exposición del señor viceministro básicamente en cuanto a que lo que nos está pasando es responsabilidad nuestra. Considero que ha sido un despilfarro realizado a lo largo de mucho tiempo que ha asfixiado a la actividad privada y que el Estado ha gastado mucho más de lo que podía. Esto es lo que nos ha llevado a esta situación, que depende de nosotros porque de lo contrario no veremos el verdadero problema y seguiremos cuestionando a terceros. Hoy estamos acá y tenemos que pensar para adelante cómo salir de esto.
Voy a hacer dos o tres preguntas puntuales referidas a la vida económica y a la actividad que en este momento está prácticamente paralizada.
Sabemos que se pueden obtener certificados para comprar bienes registrables. Dado que hay una cantidad de mano de obra que no es precisamente de la venta de bienes registrables -algunos sectores sí, pero hay otros que no, como los bienes de capital-, pregunto por qué no se pueden usar también esos certificados para comprar por ejemplo bienes de capital o cualquier otro bien que el tenedor crea necesario.
La segunda pregunta se refiere a que se ha anunciado que va a haber una línea de crédito de alrededor de 500 millones de dólares para pequeñas y medianas empresas para recomposición de capital de trabajo. Quisiera saber si esto es así y cómo se podría implementar teniendo en cuenta que hay muchas empresas que no están calificadas desde el Banco Central.
T.18
Digo esto porque también fue la posición del presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, diputado Matzkin, cuando se lo visitó desde algunos sectores industriales.
Y la tercera pregunta es si piensan mantener los planes de competitividad, que algún resultado para mover alguna economía han dado. Me gustaría saber qué están pensando en ese sentido.
Voy a hacer dos o tres preguntas puntuales referidas a la vida económica y a la actividad que en este momento está prácticamente paralizada.
Sabemos que se pueden obtener certificados para comprar bienes registrables. Dado que hay una cantidad de mano de obra que no es precisamente de la venta de bienes registrables -algunos sectores sí, pero hay otros que no, como los bienes de capital-, pregunto por qué no se pueden usar también esos certificados para comprar por ejemplo bienes de capital o cualquier otro bien que el tenedor crea necesario.
La segunda pregunta se refiere a que se ha anunciado que va a haber una línea de crédito de alrededor de 500 millones de dólares para pequeñas y medianas empresas para recomposición de capital de trabajo. Quisiera saber si esto es así y cómo se podría implementar teniendo en cuenta que hay muchas empresas que no están calificadas desde el Banco Central.
T.18
Digo esto porque también fue la posición del presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, diputado Matzkin, cuando se lo visitó desde algunos sectores industriales.
Y la tercera pregunta es si piensan mantener los planes de competitividad, que algún resultado para mover alguna economía han dado. Me gustaría saber qué están pensando en ese sentido.
SR. PRESIDENTE RIAL Tiene la palabra el señor diputado Brown.
SR. BROWN Señor presidente: simplemente quería hacer una manifestación con respecto a lo que entiendo son los órdenes de prioridad y los análisis de las circunstancias que hemos vivido.
He escuchado con atención al señor viceministro, y comparto gran cantidad de cosas que ha señalado. Pero cuando hace el análisis de la crisis se refiere a una crisis fiscal, bancaria y cambiaria. Yo creo que esta es una crisis centralmente productiva, y pienso que al no mencionar este concepto estamos cambiando los órdenes de prioridad.
Cuando analizamos las etapas del plan económico y señalamos que primero viene la contención, luego la rehabilitación y posteriormente la reactivación, volvemos a establecer un orden de prioridades que no debería ser de estas características. Por el contrario, debería existir un trabajo simultáneo, porque si no estaríamos equivocando centralmente el problema.
Comparto lo que ha señalado el señor diputado Briozzo. Existe un conjunto importante de diputados nacionales que han presentado diferentes proyectos, que seguramente se van a tratar -vamos a pedir que se les dé un tratamiento preferencial y prioritario-, vinculados con el gran drama que hoy existe en esta Argentina, donde hay una cantidad muy importante de sectores que gracias a una serie de decisiones que se han tomado tienen hoy ventajas y posibilidades, mercado interno y mercado externo, pero si no nos diéramos cuenta de que esos sectores hoy no pueden realizar ningún tipo de actividad porque están absolutamente fuera de todo esquema de funcionamiento productivo, nos estaríamos equivocando.
Entonces, lo que hoy estamos observando en los grandes centros urbanos, en el cordón del Gran Buenos Aires y en los ámbitos industriales, es un cierre masivo y espectacular de la actividad productiva, llámese industria, comercio o servicios. Y si esto no lo apuntalamos a una velocidad muy grande no nos va a alcanzar ningún tipo de plan o ayuda social que podamos llegar a imaginar.
Además, como toda la economía está "enganchada", los recursos del Estado surgen de la actividad productiva. Esto lo tenemos que aceptar, y muchas veces el error de los ministros de Economía reside en creer que las finanzas públicas se manejan independientemente de lo que pasa en la actividad del país vinculada con los sectores de la producción. Se trata de acompañamientos interesados que deben existir para que el Estado funcione y para que éste no tenga que realizar una actividad cada vez más intensa en la salud, en la educación, en la seguridad y en la asistencia.
Entonces, conociendo la honestidad intelectual y la voluntad de trabajo que hay en nuestros compañeros que hoy están trabajando en el Ministerio de Economía -yo sé que lo hacen absolutamente convencidos y queriendo resolver este tema-, lo que pediría es que cambiáramos los órdenes de prelación y pusiéramos por encima de todo el tema vinculado con la reactivación, la producción y el crecimiento, el trabajo y la generación de actividades productivas. Si por el contrario el acento está puesto en la problemática de las finanzas públicas o en el sistema financiero, nos estamos equivocando y nada podremos resolver.
He elevado estas propuestas -que, insisto, hemos elaborado con un grupo importante de diputados nacionales- al señor ministro de la Producción, que las tiene en su poder. También se las he presentado al señor presidente de la República, quien ha dado su conformidad. Se las hemos presentado en conjunto con una importante cantidad de legisladores, y el señor presidente ha dado su conformidad. Son cuestiones esenciales.
Voy a dejar ahora al señor viceministro copia de uno de los proyectos, lo que no significa que otro diputado no le pueda acompañar otra iniciativa. Pero si no le damos a esto gran velocidad -30, 60 o 90 días-, puede significar la quiebra de un sector muy grande, y si como se ha señalado, ahora estamos en un 20 por ciento de desocupación y tenemos un 47 por ciento de la población entre pobres e indigentes, podemos sumar varios puntos más, algo que sería absolutamente imposible de controlar.
He escuchado con atención al señor viceministro, y comparto gran cantidad de cosas que ha señalado. Pero cuando hace el análisis de la crisis se refiere a una crisis fiscal, bancaria y cambiaria. Yo creo que esta es una crisis centralmente productiva, y pienso que al no mencionar este concepto estamos cambiando los órdenes de prioridad.
Cuando analizamos las etapas del plan económico y señalamos que primero viene la contención, luego la rehabilitación y posteriormente la reactivación, volvemos a establecer un orden de prioridades que no debería ser de estas características. Por el contrario, debería existir un trabajo simultáneo, porque si no estaríamos equivocando centralmente el problema.
Comparto lo que ha señalado el señor diputado Briozzo. Existe un conjunto importante de diputados nacionales que han presentado diferentes proyectos, que seguramente se van a tratar -vamos a pedir que se les dé un tratamiento preferencial y prioritario-, vinculados con el gran drama que hoy existe en esta Argentina, donde hay una cantidad muy importante de sectores que gracias a una serie de decisiones que se han tomado tienen hoy ventajas y posibilidades, mercado interno y mercado externo, pero si no nos diéramos cuenta de que esos sectores hoy no pueden realizar ningún tipo de actividad porque están absolutamente fuera de todo esquema de funcionamiento productivo, nos estaríamos equivocando.
Entonces, lo que hoy estamos observando en los grandes centros urbanos, en el cordón del Gran Buenos Aires y en los ámbitos industriales, es un cierre masivo y espectacular de la actividad productiva, llámese industria, comercio o servicios. Y si esto no lo apuntalamos a una velocidad muy grande no nos va a alcanzar ningún tipo de plan o ayuda social que podamos llegar a imaginar.
Además, como toda la economía está "enganchada", los recursos del Estado surgen de la actividad productiva. Esto lo tenemos que aceptar, y muchas veces el error de los ministros de Economía reside en creer que las finanzas públicas se manejan independientemente de lo que pasa en la actividad del país vinculada con los sectores de la producción. Se trata de acompañamientos interesados que deben existir para que el Estado funcione y para que éste no tenga que realizar una actividad cada vez más intensa en la salud, en la educación, en la seguridad y en la asistencia.
Entonces, conociendo la honestidad intelectual y la voluntad de trabajo que hay en nuestros compañeros que hoy están trabajando en el Ministerio de Economía -yo sé que lo hacen absolutamente convencidos y queriendo resolver este tema-, lo que pediría es que cambiáramos los órdenes de prelación y pusiéramos por encima de todo el tema vinculado con la reactivación, la producción y el crecimiento, el trabajo y la generación de actividades productivas. Si por el contrario el acento está puesto en la problemática de las finanzas públicas o en el sistema financiero, nos estamos equivocando y nada podremos resolver.
He elevado estas propuestas -que, insisto, hemos elaborado con un grupo importante de diputados nacionales- al señor ministro de la Producción, que las tiene en su poder. También se las he presentado al señor presidente de la República, quien ha dado su conformidad. Se las hemos presentado en conjunto con una importante cantidad de legisladores, y el señor presidente ha dado su conformidad. Son cuestiones esenciales.
Voy a dejar ahora al señor viceministro copia de uno de los proyectos, lo que no significa que otro diputado no le pueda acompañar otra iniciativa. Pero si no le damos a esto gran velocidad -30, 60 o 90 días-, puede significar la quiebra de un sector muy grande, y si como se ha señalado, ahora estamos en un 20 por ciento de desocupación y tenemos un 47 por ciento de la población entre pobres e indigentes, podemos sumar varios puntos más, algo que sería absolutamente imposible de controlar.
SR. PRESIDENTE RIAL Tiene la palabra el señor diputado Bucco.
T.19
T.19
SR. BUCCO Señor presidente: quiero formular una pregunta, además de ratificar lo que me apunta la diputada Camaño respecto de la pregunta octava del cuestionario que le habíamos hecho y que no está contestada.
Con respecto a la nueva flexibilización del "corralito", de la que se está hablando esta semana, quiero saber si se contempla el pago de deudas tributarias. Tengo un proyecto presentado en el sentido de que con los plazos fijos se puedan pagar deudas tributarias coparticipables, vencidas y pendientes de cancelación al 31 de diciembre, y por otro lado, un proyecto que va en consonancia con una resolución de la AFIP que permite cancelar obligaciones tributarias e infracciones aduaneras con Letes. Solicito que en ese caso se acepten también los plazos fijos. Sería una cantidad de posibilidades que tenderían primero a la flexibilización del "corralito", no dejarían salir esos recursos del "corralito" y, por otro lado, creo que mejorarían los ingresos tributarios.
Por otro lado, hay una resolución del Banco Central -es una lástima que justo se haya retirado el funcionario que está en relación con el Banco Central- que entiendo vence a fin de mes, con la cual se pueden cancelar créditos hipotecarios con algunos bonos. En esa resolución no está incluido el Banco Hipotecario, donde no se puede cancelar deuda hipotecaria de la misma manera que en el resto de los bancos. Este es un reclamo de muchos deudores.
Por último, me interesa saber, como creo que a muchos diputados, porque hay diversos proyectos al respecto, sobre acciones tendientes a mejorar la circulación de los Lecop en el interior para pagar servicios y créditos a los organismo oficiales.
Con respecto a la nueva flexibilización del "corralito", de la que se está hablando esta semana, quiero saber si se contempla el pago de deudas tributarias. Tengo un proyecto presentado en el sentido de que con los plazos fijos se puedan pagar deudas tributarias coparticipables, vencidas y pendientes de cancelación al 31 de diciembre, y por otro lado, un proyecto que va en consonancia con una resolución de la AFIP que permite cancelar obligaciones tributarias e infracciones aduaneras con Letes. Solicito que en ese caso se acepten también los plazos fijos. Sería una cantidad de posibilidades que tenderían primero a la flexibilización del "corralito", no dejarían salir esos recursos del "corralito" y, por otro lado, creo que mejorarían los ingresos tributarios.
Por otro lado, hay una resolución del Banco Central -es una lástima que justo se haya retirado el funcionario que está en relación con el Banco Central- que entiendo vence a fin de mes, con la cual se pueden cancelar créditos hipotecarios con algunos bonos. En esa resolución no está incluido el Banco Hipotecario, donde no se puede cancelar deuda hipotecaria de la misma manera que en el resto de los bancos. Este es un reclamo de muchos deudores.
Por último, me interesa saber, como creo que a muchos diputados, porque hay diversos proyectos al respecto, sobre acciones tendientes a mejorar la circulación de los Lecop en el interior para pagar servicios y créditos a los organismo oficiales.
SR. PRESIDENTE RIAL Tiene la palabra el señor diputado Cavallero.
SR. CAVALLERO Señor presidente: ratificando lo que plantearon los diputados Brown, Briozzo y Gutiérrez, esto tiene que ver con la macroeconomía que planteaba el señor viceministro.
Si producimos una devaluación, es decir, alteramos el cambio, evidentemente favorecemos el perfil exportador y, como bien se señaló, no es solamente un problema cambiario sino de crédito para facilitar la exportación. Usted manifestó que se está gestionando -y creo que esto también tiene que ver con nuestro cumplimiento de las obligaciones con el Banco Mundial- un crédito de dos mil millones de dólares para favorecer las exportaciones.
En mi opinión se tiene que contemplar el otro factor porque eso que decimos en los discursos de que la crisis es una oportunidad se está presentando todos los días. No hay jeringas porque las importábamos todas y se dejaron de fabricar. Ahora aparece la oportunidad, con este desabastecimiento, de que pongamos en funcionamiento alguna fábrica de jeringas. Lo mismo pasa con las ampollas, para utilizar el ejemplo de los medicamentos.
Me parece que nos quedamos rengos, por lo menos en lo que escuché yo, si es que escuché bien, en el sentido de que hay crédito para capital de trabajo para poner en funcionamiento nuevos emprendimientos, así como se contempla lo de las exportaciones para sustituir importaciones, que por otra parte, es poner rápidamente en funcionamiento el aparato productivo.
Si producimos una devaluación, es decir, alteramos el cambio, evidentemente favorecemos el perfil exportador y, como bien se señaló, no es solamente un problema cambiario sino de crédito para facilitar la exportación. Usted manifestó que se está gestionando -y creo que esto también tiene que ver con nuestro cumplimiento de las obligaciones con el Banco Mundial- un crédito de dos mil millones de dólares para favorecer las exportaciones.
En mi opinión se tiene que contemplar el otro factor porque eso que decimos en los discursos de que la crisis es una oportunidad se está presentando todos los días. No hay jeringas porque las importábamos todas y se dejaron de fabricar. Ahora aparece la oportunidad, con este desabastecimiento, de que pongamos en funcionamiento alguna fábrica de jeringas. Lo mismo pasa con las ampollas, para utilizar el ejemplo de los medicamentos.
Me parece que nos quedamos rengos, por lo menos en lo que escuché yo, si es que escuché bien, en el sentido de que hay crédito para capital de trabajo para poner en funcionamiento nuevos emprendimientos, así como se contempla lo de las exportaciones para sustituir importaciones, que por otra parte, es poner rápidamente en funcionamiento el aparato productivo.
SR. PRESIDENTE RIAL Tiene la palabra la señora diputada Alarcón.
SRA. ALARCON Señor presidente: solamente quiero expresar una reflexión en función de lo que escuché, porque lamentablemente llegué tarde. Me preocupa que cuando el viceministro se refiere a preguntas concretas del área de producción expresa que supone que el ministro de la Producción está tomando recaudos en este tema.
T.20
Me preocupa porque sé que este es un gobierno difícil en cuanto a su manejo, por las circunstancias en las cuales ha tenido que asumir. Además, entiendo que la responsabilidad de los funcionarios ante esta crisis es altísima, y me parece que es cuando más necesitamos ver a un gobierno trabajando en conjunto.
Si la semana que viene concurre el ministro de Mendiguren y nos contesta que es un problema que debe resolverse con el Ministerio de Economía, nuestra gestión como diputados nacionales se verá fracasada. Y lo cierto es que nosotros estamos muy preocupados, porque somos los voceros de todas nuestras provincias, donde no hace falta decir -porque el señor viceministro lo conoce muy bien- que las economías regionales están quebradas.
En función de mostrar una nueva Argentina ante el mundo y frente a esta crisis, como bien ha dicho el señor viceministro, los argentinos tendríamos que empezar a saber qué país queremos. Estamos saliendo de un sistema luego de once años, y tenemos que empezar a trabajar en esto.
Me parece que también hay una responsabilidad muy grande de parte de todos frente a la tarea de reacomodar los recursos del Estado en serio. En función de esa tarea, lo que estamos reclamando es ni más ni menos que la reactivación productiva a través del capital de trabajo que necesitan nuestras empresas. Eso se puede estar logrando mediante un rápido reacomodamiento de las estructuras del Estado y de los recursos que durante muchos años no llegaron nunca a nuestras pequeñas y medianas empresas, y que lamentablemente vimos dilapidados en algunas consultoras y organismos del Estado.
Entonces, considero que habrá algún ministerio o algún organismo capaz de hacer un reacomodamiento de recursos, y en esa tarea se podrían quitar recursos de algunos ministerios para asignarlos a un fondo. Quizás no sea todo lo que necesitemos para la reactivación, pero sería algo como para empezar a tener este capital de trabajo, habida cuenta de que sabemos que las empresas no tienen acceso al crédito.
Veo venir lo de la semana que viene y me preocupa. Individualmente hemos estado haciendo algún acercamiento -como dijo el señor diputado Brown- con el propio presidente de la Nación, pero han pasado más de veinte días y vemos que seguimos pasando de un ministerio al otro. Se lo digo con la responsabilidad que me cabe como diputada de la Nación; ni yo ni ninguno de mis colegas aquí sentados nos queremos quitar de encima esa responsabilidad. Estamos llevando a cabo una función de estricta colaboración; primero, y en mi caso, por ser justicialista, y segundo, porque queremos a este país.
T.20
Me preocupa porque sé que este es un gobierno difícil en cuanto a su manejo, por las circunstancias en las cuales ha tenido que asumir. Además, entiendo que la responsabilidad de los funcionarios ante esta crisis es altísima, y me parece que es cuando más necesitamos ver a un gobierno trabajando en conjunto.
Si la semana que viene concurre el ministro de Mendiguren y nos contesta que es un problema que debe resolverse con el Ministerio de Economía, nuestra gestión como diputados nacionales se verá fracasada. Y lo cierto es que nosotros estamos muy preocupados, porque somos los voceros de todas nuestras provincias, donde no hace falta decir -porque el señor viceministro lo conoce muy bien- que las economías regionales están quebradas.
En función de mostrar una nueva Argentina ante el mundo y frente a esta crisis, como bien ha dicho el señor viceministro, los argentinos tendríamos que empezar a saber qué país queremos. Estamos saliendo de un sistema luego de once años, y tenemos que empezar a trabajar en esto.
Me parece que también hay una responsabilidad muy grande de parte de todos frente a la tarea de reacomodar los recursos del Estado en serio. En función de esa tarea, lo que estamos reclamando es ni más ni menos que la reactivación productiva a través del capital de trabajo que necesitan nuestras empresas. Eso se puede estar logrando mediante un rápido reacomodamiento de las estructuras del Estado y de los recursos que durante muchos años no llegaron nunca a nuestras pequeñas y medianas empresas, y que lamentablemente vimos dilapidados en algunas consultoras y organismos del Estado.
Entonces, considero que habrá algún ministerio o algún organismo capaz de hacer un reacomodamiento de recursos, y en esa tarea se podrían quitar recursos de algunos ministerios para asignarlos a un fondo. Quizás no sea todo lo que necesitemos para la reactivación, pero sería algo como para empezar a tener este capital de trabajo, habida cuenta de que sabemos que las empresas no tienen acceso al crédito.
Veo venir lo de la semana que viene y me preocupa. Individualmente hemos estado haciendo algún acercamiento -como dijo el señor diputado Brown- con el propio presidente de la Nación, pero han pasado más de veinte días y vemos que seguimos pasando de un ministerio al otro. Se lo digo con la responsabilidad que me cabe como diputada de la Nación; ni yo ni ninguno de mis colegas aquí sentados nos queremos quitar de encima esa responsabilidad. Estamos llevando a cabo una función de estricta colaboración; primero, y en mi caso, por ser justicialista, y segundo, porque queremos a este país.
SR. PRESIDENTE RIAL Tiene la palabra el señor presidente de la Comisión de Industria del Honorable Senado, senador José Alperovich.
SR. ALPEROVICH Señor presidente: he escuchado la exposición del señor viceministro, y considero que si no solucionamos los problemas de la microeconomía tampoco puede funcionar la macroeconomía. Está visto que lo que se requiere es capital de trabajo para que las oportunidades que se presentan puedan desarrollarse. También es cierto que debemos dejar de lado los discursos y tratar de dar soluciones en forma concreta, sin afectar la macroeconomía, pero solucionando la microeconomía.
No sé si estará de acuerdo el señor presidente, pero le propongo trabajar rápidamente con los ministerios de Economía y de Producción, con los diputados y los senadores, para ver qué instrumento legal o qué medida se necesita para que las empresas consigan capital operativo y la economía se pueda reactivar. De lo contrario, vamos a seguir haciendo una catarsis, pero al final no vamos a brindar una solución.
Quería preguntar al señor viceministro acerca de otra cuestión que he leído en los diarios -me gustaría conocer la respuesta oficial-, en el sentido de que existiría la posibilidad de que el Banco Central brindara un seguro de cambio a las grandes empresas endeudadas en el exterior. Creo que no lo va a hacer, pero me gustaría saber de su boca si eso es cierto o no.
Por otro lado, me ha quedado una duda respecto de algo que manifestó hace instantes el señor viceministro, en cuanto a que posiblemente, para acomodar a los ahorristas, volverían los plazos fijos a siete días, y después las letras de aceptación. Quiero saber si hay una política de parte del Ministerio de Economía y del Banco Central para que no tengamos tasas altamente positivas que luego, una vez que esto se recomponga, se trasladen a los créditos. No quisiéramos tener, como antes, un país donde el que tiene plata pueda vivir sin trabajar, encareciendo toda la línea de crédito de la actividad productiva.
T.21
No sé si estará de acuerdo el señor presidente, pero le propongo trabajar rápidamente con los ministerios de Economía y de Producción, con los diputados y los senadores, para ver qué instrumento legal o qué medida se necesita para que las empresas consigan capital operativo y la economía se pueda reactivar. De lo contrario, vamos a seguir haciendo una catarsis, pero al final no vamos a brindar una solución.
Quería preguntar al señor viceministro acerca de otra cuestión que he leído en los diarios -me gustaría conocer la respuesta oficial-, en el sentido de que existiría la posibilidad de que el Banco Central brindara un seguro de cambio a las grandes empresas endeudadas en el exterior. Creo que no lo va a hacer, pero me gustaría saber de su boca si eso es cierto o no.
Por otro lado, me ha quedado una duda respecto de algo que manifestó hace instantes el señor viceministro, en cuanto a que posiblemente, para acomodar a los ahorristas, volverían los plazos fijos a siete días, y después las letras de aceptación. Quiero saber si hay una política de parte del Ministerio de Economía y del Banco Central para que no tengamos tasas altamente positivas que luego, una vez que esto se recomponga, se trasladen a los créditos. No quisiéramos tener, como antes, un país donde el que tiene plata pueda vivir sin trabajar, encareciendo toda la línea de crédito de la actividad productiva.
T.21
SR. TODESCA Siempre digo que hay una cuestión básica en todo programa económico y es que si el programa económico no sirve a las empresas para funcionar y producir y por lo tanto para dar empleo, el programa económico no sirve para nada. Esto es así porque si no tendría que tener una especie de autismo el programa económico.
Cuando hacía referencia a este trípode de la crisis no estaba escindido lo productivo. La crisis en lo productivo no nació de un evento de la naturaleza. La crisis de lo productivo es producto de la crisis fiscal, de la crisis financiera y finalmente de la crisis cambiaria. La crisis fiscal surge de un Estado que ahogó al sector privado; el derrame de esa crisis sobre el sector financiero hizo que el año pasado la contracción del crédito fuera de 10 mil millones de dólares y obviamente la explosión cambiaria que produce esta necesidad de acomodamiento en nuestra percepción con expectativas positivas hacia el futuro.
Indudablemente, el destino final de todo esto es que la economía se reactive y que la producción se ponga de pie. Esta es la razón de ser de todo programa económico. Justamente la macroeconomía y la fiscalidad del Estado cayeron encima del sector real de la economía. Lo primero que tenemos que hacer es poner eso de pie para que el sector real de la economía pueda funcionar, y en ese contexto debe haber políticas específicas, y me parece muy bien que las haya.
Yo centré mi exposición en lo que es el contexto macroeconómico que estamos montando y la orientación y la vinculación de ese contexto económico con las oportunidades productivas. Si rehabilitamos el sistema financiero habrá crédito y eso se vincula con la actividad productiva, si no atendemos el sistema financiero no habrá crédito. Si no reordenamos nuestras finanzas internacionales y tenemos acceso a recursos que nos ayuden en la cuestión crediticia, tampoco habrá crédito. Esta es la ayuda o el enfoque hacia la producción del lado de la administración macroeconómica.
Después vienen las políticas específicas. El gobierno se ha organizado de un modo tal que tiene un Ministerio de Economía que es más un ministerio de finanzas, en términos de los alcances de lo que está bajo su administración, y un Ministerio de la Producción que está orientado a proponer y desarrollar las políticas productivas. Entonces, no es extraño que yo hable de las cosas que tienen que ver con las finanzas, porque así está organizado el gobierno. Sería extraño que ustedes esperen de mí que yo desarrollara un programa vinculado a los apoyos a la producción, no porque esté en absoluto desacuerdo con eso, porque mi currículum señala todo lo contrario, sino porque tenemos alguna división de tareas.
Dicho esto voy a repasar rápidamente los distintos temas. El diputado Gutiérrez tocó varios aspectos que tienen que ver con el destino de la emisión. El monto de la emisión monetaria fue establecido por el Banco Central en función de cómo espera la evolución de la economía. De eso, para financiamiento del sector público, como ya recibieron explicaciones en la respectivas comisiones, se destinan mil millones de dólares para el financiamiento del sector público y el resto tiene que ver con la evolución del sistema financiero que no está separado de estas cuestiones productivas.
T.22
Estamos pensando en que de allí se pueda armar una línea de crédito de unos 500 a 700 millones de pesos, específicamente con destino a la producción. La verdad es que este tema no está definido, pero está en la agenda.
En relación con los reembolsos, disminuimos a la mitad los reintegros con todo destino. Esta es una medida muy razonable, pues con la modificación que ha habido en el tipo de cambio real, las empresas no necesitaban estos 350 millones adicionales del presupuesto público para mantener su competitividad. Así que hemos derivado ese monto hacia otro destino, fundamentalmente para programas sociales. He hablado con todos los sectores, y francamente ninguno planteó que en estas condiciones se viera afectada su competitividad por la disminución a la mitad de los reintegros. Entonces, creo que en ese sentido estamos bien.
En cuanto a la flexibilización del "corralito", este es un aspecto que también apunta a cuestiones productivas. No estoy muy consciente de sus alcances, pero no es sólo para autos y casas, sino que es un tema de bienes registrables. El señor diputado podría reunirse después con el licenciado Nielsen para discutir este tema. Lo que se está haciendo es una salida experimental, para ver cómo nos va. Si nos va bien y la gente compra casas, camiones, tractores, maquinaria agrícola, autos...
Cuando hacía referencia a este trípode de la crisis no estaba escindido lo productivo. La crisis en lo productivo no nació de un evento de la naturaleza. La crisis de lo productivo es producto de la crisis fiscal, de la crisis financiera y finalmente de la crisis cambiaria. La crisis fiscal surge de un Estado que ahogó al sector privado; el derrame de esa crisis sobre el sector financiero hizo que el año pasado la contracción del crédito fuera de 10 mil millones de dólares y obviamente la explosión cambiaria que produce esta necesidad de acomodamiento en nuestra percepción con expectativas positivas hacia el futuro.
Indudablemente, el destino final de todo esto es que la economía se reactive y que la producción se ponga de pie. Esta es la razón de ser de todo programa económico. Justamente la macroeconomía y la fiscalidad del Estado cayeron encima del sector real de la economía. Lo primero que tenemos que hacer es poner eso de pie para que el sector real de la economía pueda funcionar, y en ese contexto debe haber políticas específicas, y me parece muy bien que las haya.
Yo centré mi exposición en lo que es el contexto macroeconómico que estamos montando y la orientación y la vinculación de ese contexto económico con las oportunidades productivas. Si rehabilitamos el sistema financiero habrá crédito y eso se vincula con la actividad productiva, si no atendemos el sistema financiero no habrá crédito. Si no reordenamos nuestras finanzas internacionales y tenemos acceso a recursos que nos ayuden en la cuestión crediticia, tampoco habrá crédito. Esta es la ayuda o el enfoque hacia la producción del lado de la administración macroeconómica.
Después vienen las políticas específicas. El gobierno se ha organizado de un modo tal que tiene un Ministerio de Economía que es más un ministerio de finanzas, en términos de los alcances de lo que está bajo su administración, y un Ministerio de la Producción que está orientado a proponer y desarrollar las políticas productivas. Entonces, no es extraño que yo hable de las cosas que tienen que ver con las finanzas, porque así está organizado el gobierno. Sería extraño que ustedes esperen de mí que yo desarrollara un programa vinculado a los apoyos a la producción, no porque esté en absoluto desacuerdo con eso, porque mi currículum señala todo lo contrario, sino porque tenemos alguna división de tareas.
Dicho esto voy a repasar rápidamente los distintos temas. El diputado Gutiérrez tocó varios aspectos que tienen que ver con el destino de la emisión. El monto de la emisión monetaria fue establecido por el Banco Central en función de cómo espera la evolución de la economía. De eso, para financiamiento del sector público, como ya recibieron explicaciones en la respectivas comisiones, se destinan mil millones de dólares para el financiamiento del sector público y el resto tiene que ver con la evolución del sistema financiero que no está separado de estas cuestiones productivas.
T.22
Estamos pensando en que de allí se pueda armar una línea de crédito de unos 500 a 700 millones de pesos, específicamente con destino a la producción. La verdad es que este tema no está definido, pero está en la agenda.
En relación con los reembolsos, disminuimos a la mitad los reintegros con todo destino. Esta es una medida muy razonable, pues con la modificación que ha habido en el tipo de cambio real, las empresas no necesitaban estos 350 millones adicionales del presupuesto público para mantener su competitividad. Así que hemos derivado ese monto hacia otro destino, fundamentalmente para programas sociales. He hablado con todos los sectores, y francamente ninguno planteó que en estas condiciones se viera afectada su competitividad por la disminución a la mitad de los reintegros. Entonces, creo que en ese sentido estamos bien.
En cuanto a la flexibilización del "corralito", este es un aspecto que también apunta a cuestiones productivas. No estoy muy consciente de sus alcances, pero no es sólo para autos y casas, sino que es un tema de bienes registrables. El señor diputado podría reunirse después con el licenciado Nielsen para discutir este tema. Lo que se está haciendo es una salida experimental, para ver cómo nos va. Si nos va bien y la gente compra casas, camiones, tractores, maquinaria agrícola, autos...
SR. CAVALLERO Eso no está incluido.
SR. CASTELLANI Sólo tienen que ser bienes registrables.
SR. TODESCA Si no está incluido, no significa que no se pueda realizar. Tomo nota del asunto pero, les soy franco, no estoy muy consciente de los límites de la reglamentación. Lástima que se haya retirado el licenciado Nielsen justo en este tema.
En cuanto a lo del Banco Hipotecario, también tomo nota. No tengo muy en claro la restricción que se ha mencionado. Se lo tendríamos que preguntar al licenciado Nielsen.
En lo que se refiere al seguro de cambio, no existe el propósito de brindar ningún seguro de ese tipo. Las empresas argentinas y extranjeras que trabajan en este país tienen una deuda externa de unos 40.000 millones de dólares. Este es un tema importante, porque las empresas que tienen operaciones de comercio exterior generan moneda de repago. En cambio, las que tienen operaciones sólo en el país sufren un impacto considerable.
Lo que hemos hecho es incluir este tema en la agenda internacional de la Argentina. Esto significa buscar que los organismos financieros internacionales nos ayuden ante los bancos para que estos tengan una actitud más proclive a la reestructuración de estas deudas en el exterior. Pero no estamos pensando en la posibilidad de comprometer recursos fiscales como los que se comprometerían en el caso de un mecanismo de seguro de cambio.
Sin embargo, tampoco somos indiferentes ante este asunto, porque puede haber una cantidad de empresas que tengan dificultades para hacer frente a sus compromisos, y ni a las empresas individualmente ni a nosotros como país nos convendría un default generalizado del sector privado, porque en tal caso el crédito privado internacional también se va a caer, con lo cual las condiciones de recuperación de la economía se van a agravar.
En lo que se refiere a las tasas de interés, ellas están libres en el mercado.
T.23
La única manera de que un mercado financiero funcione es con tasas de interés libres. Esas tasas van a ser bajas en la medida en que estabilicemos la macroeconomía y además creemos mecanismos financieros alternativos. No debemos quedarnos con la idea de que el financiamiento al sector productivo se realiza exclusivamente desde los bancos con orientación comercial.
Existe en el mundo infinidad de buenos ejemplos de creación de fondos regionales o fideicomisos regionales de crédito que son instituciones que funcionan adecuadamente y están diseñadas específicamente para el apoyo y el desarrollo del sector productivo, de las pequeñas y medianas empresas y de las economías regionales.
Considero que no estaríamos bien enfocados mirando hacia el futuro si pensáramos que desde los bancos comerciales se va a producir esta asistencia. Tenemos que buscar nuevas instituciones orientadas específicamente a eso. Lo más probable es que un banco comercial, en la primera recuperación del crédito, se vaya al crédito de ciclo de corto plazo, o sea, el crédito al consumidor y a la tarjeta de crédito. La idea es fundar instituciones financieras que tengan este propósito y esta orientación específica. Me parece que allí es donde podemos encontrar las buenas respuestas.
En cuanto a lo del Banco Hipotecario, también tomo nota. No tengo muy en claro la restricción que se ha mencionado. Se lo tendríamos que preguntar al licenciado Nielsen.
En lo que se refiere al seguro de cambio, no existe el propósito de brindar ningún seguro de ese tipo. Las empresas argentinas y extranjeras que trabajan en este país tienen una deuda externa de unos 40.000 millones de dólares. Este es un tema importante, porque las empresas que tienen operaciones de comercio exterior generan moneda de repago. En cambio, las que tienen operaciones sólo en el país sufren un impacto considerable.
Lo que hemos hecho es incluir este tema en la agenda internacional de la Argentina. Esto significa buscar que los organismos financieros internacionales nos ayuden ante los bancos para que estos tengan una actitud más proclive a la reestructuración de estas deudas en el exterior. Pero no estamos pensando en la posibilidad de comprometer recursos fiscales como los que se comprometerían en el caso de un mecanismo de seguro de cambio.
Sin embargo, tampoco somos indiferentes ante este asunto, porque puede haber una cantidad de empresas que tengan dificultades para hacer frente a sus compromisos, y ni a las empresas individualmente ni a nosotros como país nos convendría un default generalizado del sector privado, porque en tal caso el crédito privado internacional también se va a caer, con lo cual las condiciones de recuperación de la economía se van a agravar.
En lo que se refiere a las tasas de interés, ellas están libres en el mercado.
T.23
La única manera de que un mercado financiero funcione es con tasas de interés libres. Esas tasas van a ser bajas en la medida en que estabilicemos la macroeconomía y además creemos mecanismos financieros alternativos. No debemos quedarnos con la idea de que el financiamiento al sector productivo se realiza exclusivamente desde los bancos con orientación comercial.
Existe en el mundo infinidad de buenos ejemplos de creación de fondos regionales o fideicomisos regionales de crédito que son instituciones que funcionan adecuadamente y están diseñadas específicamente para el apoyo y el desarrollo del sector productivo, de las pequeñas y medianas empresas y de las economías regionales.
Considero que no estaríamos bien enfocados mirando hacia el futuro si pensáramos que desde los bancos comerciales se va a producir esta asistencia. Tenemos que buscar nuevas instituciones orientadas específicamente a eso. Lo más probable es que un banco comercial, en la primera recuperación del crédito, se vaya al crédito de ciclo de corto plazo, o sea, el crédito al consumidor y a la tarjeta de crédito. La idea es fundar instituciones financieras que tengan este propósito y esta orientación específica. Me parece que allí es donde podemos encontrar las buenas respuestas.
SR. ALESSANDRI No me ha quedado claro un tema que se relaciona con el hecho de que queremos tener algunos parámetros económicos en función de la producción y el trabajo, elementos que anhela concretar el gobierno nacional. A partir de este discurso hemos salido de la convertibilidad que ha traído aparejado algunos males pero también algunos beneficios.
Fundamentalmente no me ha quedado claro algo que tiene que ver con la economía y que se vincula con la profunda transferencia de recursos que se hace a partir de la licuación de los pasivos de numerosas empresas industriales, de servicios y particulares. Quisiera saber si el Estado argentino es el que se va a hacer cargo y va a engrosar los 90 mil millones de dólares en bonos que tienen varios países del mundo. ¿A cuánto asciende ese costo y cómo se va a repartir equitativamente entre todos los argentinos?
Fundamentalmente no me ha quedado claro algo que tiene que ver con la economía y que se vincula con la profunda transferencia de recursos que se hace a partir de la licuación de los pasivos de numerosas empresas industriales, de servicios y particulares. Quisiera saber si el Estado argentino es el que se va a hacer cargo y va a engrosar los 90 mil millones de dólares en bonos que tienen varios países del mundo. ¿A cuánto asciende ese costo y cómo se va a repartir equitativamente entre todos los argentinos?
SR. TODESCA Se tomó una decisión igual para todo tipo de deudores que consistió en convertir la deuda a pesos con una tasa uno a uno, un coeficiente de actualización y una tasa de interés. La tasa de interés para las empresas va a ser diferente y mayor que la tasa de interés para las personas. Esta fue la decisión que tomó el Estado dando un tratamiento similar a todo el sector empresario que va a tener una tasa de interés del 7 por ciento versus una tasa del 4 por ciento. Sin embargo, el señor diputado Brown me acaba de hacer llegar un proyecto que entiendo apunta hacia algo diferente, y en realidad, estos son instrumentos que pueden conducir a una definición diferente.
T.24
En relación con el sector automotor, agradezco al diputado Gutiérrez que evoque mi especialidad en el tema, pero estoy más que afuera de esa función. Sin embargo, en el poco tiempo que tuve ocasión de estar con las autoridades brasileñas el lunes, los vi muy proclives a una renegociación amplia del acuerdo automotriz y a una flexibilización de las condiciones en las que, digámoslo una vez más, nosotros le planteamos a Brasil el famoso flex y ahora le pedimos que lo remueva porque resultó que no nos conviene. Es un papelón.
T.24
En relación con el sector automotor, agradezco al diputado Gutiérrez que evoque mi especialidad en el tema, pero estoy más que afuera de esa función. Sin embargo, en el poco tiempo que tuve ocasión de estar con las autoridades brasileñas el lunes, los vi muy proclives a una renegociación amplia del acuerdo automotriz y a una flexibilización de las condiciones en las que, digámoslo una vez más, nosotros le planteamos a Brasil el famoso flex y ahora le pedimos que lo remueva porque resultó que no nos conviene. Es un papelón.
SR. GUTIERREZ (F.V.) Es una posición del gobierno anterior.
SR. TODESCA Nosotros decimos "del gobierno anterior", "del anterior secretario de Industria" y demás, pero somos los mismos argentinos los que exigimos a Brasil un cierto tratamiento del equilibrio en el sector automotriz, lo logramos y resulta que la cosa se dio al revés. ¿Usted sabe lo difícil que es dialogar de nuevo y escuchar: "nosotros les habíamos dicho que se estaban equivocando"?
Ese es un buen ejemplo de las cosas que nos ocurren. Lo habrá hecho el anterior gobierno, otro funcionario, pero los argentinos somos los mismos, con continuidad jurídica de las instituciones. Un día vamos, exigimos una cosa, y como nos resultó mal la balanza comercial y ahora tenemos excedentes en lugar de déficit y las empresas tienen que pagar multa, tenemos que ir a pedir que se revise lo que nosotros pedimos que se hiciera. El gobierno lo va a hacer y el gobierno de Brasil lo va a aceptar, pero tengamos todos un espíritu crítico de las cosas que hicimos, aunque no las haya hecho uno en lo personal. Yo no formaba parte del anterior gobierno y no tuve que ver con el sector automotriz en términos de las decisiones públicas, incluso critiqué esas decisiones cuando fueron impulsadas por el gobierno anterior, pero hagámonos cargo de que como país hicimos papelones, y eso tiene costos.
Ese es un buen ejemplo de las cosas que nos ocurren. Lo habrá hecho el anterior gobierno, otro funcionario, pero los argentinos somos los mismos, con continuidad jurídica de las instituciones. Un día vamos, exigimos una cosa, y como nos resultó mal la balanza comercial y ahora tenemos excedentes en lugar de déficit y las empresas tienen que pagar multa, tenemos que ir a pedir que se revise lo que nosotros pedimos que se hiciera. El gobierno lo va a hacer y el gobierno de Brasil lo va a aceptar, pero tengamos todos un espíritu crítico de las cosas que hicimos, aunque no las haya hecho uno en lo personal. Yo no formaba parte del anterior gobierno y no tuve que ver con el sector automotriz en términos de las decisiones públicas, incluso critiqué esas decisiones cuando fueron impulsadas por el gobierno anterior, pero hagámonos cargo de que como país hicimos papelones, y eso tiene costos.
SR. GUTIERREZ (F.V.) Cuando estuvimos con gente del Ministerio de la Producción nos dijeron que en Economía estaban estudiando un fondo fiduciario productivo, como una nueva institución de crédito para capital de trabajo. Quiero saber si tiene información.
SR. TODESCA No estuve involucrado.
SR. BUCCO Yo había preguntado si a partir de la nueva flexibilización del "corralito" se podían usar los plazos fijos para la cancelación de deudas tributarias y el pago de tasas aduaneras.
SR. TODESCA Se puede para el pago de deudas tributarias
SR. ESAIN Muchas provincias, como Mendoza, están pagando todo con Lecop porque así le liquida el gobierno nacional y no tienen otra posibilidad. La Lecop tiene un sistema cancelatorio parcial; funciona en el comercio, pero no se pueden cancelar servicios públicos, tarjetas de crédito ni aportes previsionales.
Hay una fuerte resistencia del Banco Central a darle carácter cancelatorio, pero si no se le da carácter cancelatorio con referencia al pago de servicios y de tarjetas de crédito, se va a producir en todas las provincias una situación explosiva que va a detonar cuando se produzcan cortes de servicios, como el agua, la luz y demás. Lo cierto que las empresas no las reciben y el Banco Central tiene una fuerte resistencia a darle carácter cancelatorio.
Hay una fuerte resistencia del Banco Central a darle carácter cancelatorio, pero si no se le da carácter cancelatorio con referencia al pago de servicios y de tarjetas de crédito, se va a producir en todas las provincias una situación explosiva que va a detonar cuando se produzcan cortes de servicios, como el agua, la luz y demás. Lo cierto que las empresas no las reciben y el Banco Central tiene una fuerte resistencia a darle carácter cancelatorio.
SR. TODESCA Las Lecop son títulos de deuda y no moneda y los servicios públicos están privatizados...
SR. ESAIN Me refiero a los servicios provinciales.
SR. TODESCA Nadie podría decretar el uso forzoso porque se convertirían en dinero...
SR. ESAIN Pero las están utilizando como dinero, están pagando los salarios.
SR. TODESCA Esa es una de las cosas en las que hay que retroceder.
T.25
Con las Lecop y los bonos provinciales hay que retroceder y no avanzar. Nosotros tenemos que producir. Si hacemos que los bancos acepten Lecop eso será precisamente lo que van a entregar a las personas. Si por un lado reciben Lecop, por el otro no tienen forma de convertirlo en pesos. Se trata de un fenómeno que en primera instancia hay que detener y luego exterminar.
Tenemos que ir hacia atrás en lo que respecta a todos los bonos provinciales y las Lecop y producir al mismo tiempo una reunificación monetaria del país. Más allá de la reactivación que se haya producido, los gobernadores comentaban ayer respecto de lo negativo que veían el tema de los bonos en términos inclusive del funcionamiento en blanco de la economía. Son cosas que promueven un funcionamiento en negro de la economía que finalmente se traduce en menores ingresos fiscales porque todo circula en el ámbito extrabancario.
Al margen de esta cuestión del Banco Central -respecto de la cual no estoy muy al tanto- tenemos que detener el proceso de los bonos y las Lecop. Puntualmente no se volverán a emitir las Lecop, y en materia de bonos, también aspiramos a no emitir más luego del acuerdo al que lleguemos con los gobernadores. Asimismo, tendremos que armar un programa para reabsorber todo ese circulante.
T.25
Con las Lecop y los bonos provinciales hay que retroceder y no avanzar. Nosotros tenemos que producir. Si hacemos que los bancos acepten Lecop eso será precisamente lo que van a entregar a las personas. Si por un lado reciben Lecop, por el otro no tienen forma de convertirlo en pesos. Se trata de un fenómeno que en primera instancia hay que detener y luego exterminar.
Tenemos que ir hacia atrás en lo que respecta a todos los bonos provinciales y las Lecop y producir al mismo tiempo una reunificación monetaria del país. Más allá de la reactivación que se haya producido, los gobernadores comentaban ayer respecto de lo negativo que veían el tema de los bonos en términos inclusive del funcionamiento en blanco de la economía. Son cosas que promueven un funcionamiento en negro de la economía que finalmente se traduce en menores ingresos fiscales porque todo circula en el ámbito extrabancario.
Al margen de esta cuestión del Banco Central -respecto de la cual no estoy muy al tanto- tenemos que detener el proceso de los bonos y las Lecop. Puntualmente no se volverán a emitir las Lecop, y en materia de bonos, también aspiramos a no emitir más luego del acuerdo al que lleguemos con los gobernadores. Asimismo, tendremos que armar un programa para reabsorber todo ese circulante.
SR. ALPEROVICH Son 4.500 millones de dólares.
SR. TODESCA La solución es retroceder y no avanzar, de lo contrario, se transforma en emisión monetaria.
SR. ESAIN Estoy de acuerdo, pero existe una situación de coyuntura muy explosiva en las provincias, y de esto alguien se tiene que hacer cargo.
SR. PRESIDENTE RIAL Quiero agradecer la rapidez con la que aceptó esta invitación el señor viceministro y lo comprometemos para seguir conversando en relación con estos temas. Las preguntas que queden pendientes las haremos llegar a través de las comisiones de Industria del Senado y de Diputados.
- Es la hora 12 y 2.