Artículo 1°.- Dispóngase como peso límite de 700 gramos (SETECIENTOS) a las botellas que envasan vino con una capacidad de 750 mililitros destinados al mercado interno y de 1.100 gramos (UN MIL CIEN) las botellas que envasan vino con una capacidad de 750 mililitros destinadas a la exportación.

Artículo 2°.- Los denominados "vinos gasificados", en cualquiera de sus formas, quedan exentos de esta normativa.

Artículo 3°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

En el mes de Julio, este Honorable recinto aprobó la ley declarando al vino como "Bebida Nacional", coronando un trabajo previo que tenía como objetivo ayudar al impulso de la Industria Vitivinícola de nuestro País.

Sólo recordemos la sanción de leyes tales como la Ley de Denominación de Origen Controlada, Indicaciones Geográficas e Indicaciones de Procedencia, el Plan Estratégico para la Vitivinicultura Argentina (PEVI) y la constitución de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), una alianza inédita entre el sector público y el privado cuya finalidad es la promoción del consumo del vino argentino, tanto en el mercado interno como en el externo. Todo este proceso es respaldado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), que lleva adelante el control de la genuinidad y aptitud para el consumo, entre otras múltiples tareas.

Pero aún nos queda actualizar la Industria Vitivinícola en una cuestión en la que la sociedad nos exige prestar cada vez más atención, el cuidado del medio ambiente. Este proyecto, al imponer un límite al peso de la botella en la que el vino viene envasado, apunta en esa dirección.

Ante todo debemos decir que está comprobado que el espesor del vidrio de una botella no afecta en lo más mínimo a la calidad del vino que se encuentra en su interior. A pesar de esto aún nos encontramos con botellas que pasan con holgura los 1.100 gramos, aún cuando la calidad de la bebida en nada se alteraría su estuviese embotellado en una de 400 gramos.

El único motivo por el que se siguen usando botellas tan pesadas es por "Marketing", ya que en el Mercado de la Vinicultura se asocia calidad del producto con un mayor peso del envase.

Desde nuestra posición, entendemos que una ley no puede modificar los hábitos de consumo de un día para el otro. Intentar hacer eso sería muy peligroso para toda la Industria Vitivinícola del país, afectando generación de riqueza y puestos de trabajo. Pero también creemos que es necesario establecer un coto al atropello innecesario del medio ambiente. Este es el espíritu del proyecto.

Espíritu que, recordemos, es exigido cada vez más por la sociedad civil y al que debemos acompañar. En concordancia, es la misma Industria del sector la que está mutando prácticas que ya no parecen pertenecer a la realidad del mundo actual.

Los consumidores dan prioridades a aquellos productos que se han desarrollado en forma respetuosa con el ambiente. Un ejemplo son los resultados del estudio "Image Power Global Green Brands", en donde el 60% de consumidores de todo el mundo prefiere comprar productos de compañías responsables con el medio ambiente aunque deban pagar un precio mayor por ello.

Países de la Unión Europea y Asia han establecido y en otros casos están avanzando en el desarrollo de normativas técnicas para huella de carbono, las cuales condicionan el ingreso de productos alimentarios, entre ellos vinos. Un ejemplo es Francia con su Ley Grenelle II reglamentada en 2011.

La huella de carbono es parte de una tendencia mundial en donde la producción y el crecimiento deben ser equilibrados y respetuosos con el medio donde se desarrollan. Este incipiente concepto aparece como una alternativa que busca beneficios ecológicos, económicos y comerciales para las organizaciones responsables.

Queda un largo camino por recorrer si nos comparamos con países vecinos como Chile, competidor directo en materia vitivinícola, pero desde el año 2008 a la fecha los actores públicos y privados de la vitivinicultura y las Cámaras que la representan han comenzado a dar sus primeros pasos en la temática. Aún es incipiente el proceso pero ya existen experiencias implementadas y comunicadas en viñas y bodegas argentinas. (veáse el Informe "Las huellas de Carbono en viñedos y bodegas" en la página del Observatorio Vitivinícola Argentino, disponible en página web observatoriova.com

Cada vez más vinos surgen producto de una relación más amistosa con el suelo que lo engendra. Vinos Orgánicos y Biodinámicos, que evitan el uso de pesticidas, fertilizantes o cualquier otro producto químico y, en el segundo de los casos, se rigen por el calendario lunar para realizar todas las labores en el viñedo y en la bodega. Entendiendo la viña como un microcosmos dentro de otro, que es el planeta, que a su vez está inmerso en el macrocosmos, y que todo funciona interactuando como un gran ciclo de vida.

En el caso específico de los envases, también se está produciendo un cambio debido fundamentalmente al pedido de los propios consumidores. Y este cambio también se da a nivel global.

En Sudáfrica, productor de vinos de los denominados "del Nuevo Mundo", como nuestro país, ya existen vinos envasados en Tereftalato de Polietileno (PET, por sus siglas en inglés). Dichos envases no pesan más de 50 gramos y han tenido entusiasta recepción entre los consumidores. El mismo envase se está adoptando en la Unión Europea, en Estados Unidos y en Canadá, y todos por la misma razón, aligerar el peso del envase para hacerlo menos agresivos ecológicamente. En la misma Canadá, en la Provincia de Ontario, ya se ha reglamentado un peso máximo para las botellas.

Nuestro país no ha quedado fuera de esta tendencia, y ya se pueden apreciar botellas declarándose amigas del Ecosistema. Si logramos crear consciencia para reducir el innecesario peso de nuestras botellas, ahorraríamos energía en la producción, su costo de fabricación sería menor, se reciclaría más fácilmente y su transporte sería mucho menos nocivo al expeler menor volumen de gases de efecto invernadero. Todo esto sin modificar en absoluto la calidad de nuestros vinos.

Por todo lo expuesto anteriormente, solicito a mis pares que me acompañen en la aprobación del presente proyecto.