Su más absoluto repudio a las declaraciones del Viceministro de Economía, quien amenazó con fundir a la más importante empresa siderúrgica del país, sólo porque su Presidente expresó una opinión crítica respecto de la marcha de la economía.

Su convencimiento que estas actitudes autoritarias sólo sirven para deprimir aún más la inversión que nuestro país necesita a fin de crear más puestos de trabajo; al tiempo que muestran un camino de intemperancia hacia el derecho de las personas de expresar sus opiniones en libertad.

Su decisión de trabajar por todos los medios para evitar que ésta metodología pueda asentarse en nuestra sociedad, agrediendo los derechos constitucionales más elementales de todos los ciudadanos.

Señor presidente:

En las últimas horas hemos conocido que -a raíz de una opinión crítica sobre el funcionamiento de la economía nacional formulada por el Sr. Paolo Rocca- el Viceministro de Economía ha amenazado con "fundir" a Techint, la empresa siderúrgica más importante de nuestro país.

La declaración del Sr. Kicillof sólo puede entenderse desde una posición autoritaria rayana en el totalitarismo; al punto que tal como sucediera en etapas oscuras de la historia de la humanidad, no trepida en poner en juego el bienestar de decenas de miles de familias con tal de intentar tapar las voces disidentes.

¿Tiene conciencia el Viceministro de lo que esta diciendo; o es tal su afán autoritario que no puede entender la implicancia de sus dichos? ¿No se da cuenta de la señal que está enviando a la comunidad productiva, que ve azorada como se amenaza a unos de los grupos productivos más grandes del mundo sólo para amedrentarlos?

Es ocioso preguntarse si el Sr. Kicillof mide el impacto de sus palabras sobre la inversión privada; porque queda cada día más claro que no le importa la inversión privada. Que, como lo dice en su tesis doctoral, el centro de la economía debe estar ocupado por el Estado; y que por tanto los emprendedores como la familia Rocca molestan en el modelo estalinista que el Sr. Kicillof tiene como deseable.

La Honorable Cámara de Diputados no puede permanecer silenciosa frente a semejante desatino. Es necesario que nos expresemos con fuerza, no para defender al Grupo Techint; sino para evitar que esta metodología que ha mostrado con tanta claridad el Viceministro de Economía, no avance más en un país que necesita crear trabajo y quiere vivir en la más absoluta libertad de expresión.