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PROYECTO DE LEY
Expediente: 6291-D-2017
Sumario: GENERAL DE VINOS - LEY 14878 -. MODIFICACIONES, SOBRE FUNCIONAMIENTO DEL INSTITUTO NACIONAL DE VITIVINICULTURA.
Fecha: 27/11/2017
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 174
Artículo 1°: Deróguese el artículo 1° de la ley n° 14.878
Artículo 2°: Sustitúyase el artículo 2° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 2°: El Instituto Nacional de Vitivinicultura, vinculado al Poder Ejecutivo Nacional , con autarquía técnica y con jurisdicción en todo el territorio de la Nación, será el organismo competente para entender en la fiscalización de la genuinidad y aptitud para el consumo de los productos vitivinícolas desde su fase de producción hasta su consumo. Bajo ningún concepto el mencionado ente podrá interferir, regular o modificar el funcionamiento del mercado libre.”
Artículo 3°: Sustitúyase el Artículo 4° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 4°: La autoridad del Instituto Nacional de Vitivinicultura estará a cargo de UN (1) Presidente y de UN (1) Vicepresidente, los que serán designados por el Poder Ejecutivo Nacional.”
Artículo 4°: Sustitúyase el artículo 7° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 7º: Son funciones del Presidente:
1. Representar legalmente al Instituto Nacional de Vitivinicultura.
2. Cumplir y hacer cumplir esta Ley, sus normas reglamentarias y todas las resoluciones que dicte el Organismo.
3. Aplicar las sanciones previstas en la presente Ley, pudiendo delegar esta facultad en los casos en que la reglamentación lo determine,.
4. Proyectar su reglamentación.
5. Proyectar y elevar anualmente al Poder Ejecutivo Nacional el Presupuesto y la memoria del Instituto. Mientras no se apruebe el nuevo Presupuesto, continuará vigente el del año anterior.
6. Establecer normas de organización del Instituto. Y fijar las tasas por aranceles.-
7. Adoptar las medidas tendientes a la mejor fiscalización de los productos comprendidos en la presente Ley.
8. Promover investigaciones vitivinícolas. Realizar investigaciones vitivinícolas relacionadas con sus funciones y coordinar con entidades oficiales y privadas, pudiendo acordar a estas últimas contribuciones para tales fines,
9. Nombrar, trasladar, promover y remover a su personal, respetando las normas que garantizan la estabilidad y los derechos de los empleados públicos. Será indispensable para ejercer el cargo de Inspector, ser argentino y poseer título habilitante de acuerdo con la reglamentación que se dicte. El cargo de Inspector será incompatible con el ejercicio de actividades vinculadas a la industria o el comercio del vino y productos aceptados o prohibidos por la presente Ley.
10. Resolver la adquisición de inmuebles y celebrar los actos y contratos necesarios para el cumplimiento de sus funciones.
11. Administrar los bienes del Instituto dentro de las facultades que le acuerda la presente Ley y autorizar los gastos y efectuar las recaudaciones previstas en su presupuesto.
12. Disponer la aplicación de los saldos sobrantes de Presupuesto al cierre del ejercicio, y en especial, la constitución de fondos de reserva para la construcción de edificios (sede administrativa, laboratorios, etc.).
13. Coordinar Celebrar convenios con los Estados Provinciales, Municipales u otros Organismos Públicos y entes privados a fin de desarrollar acciones conjuntas. Coordinar la acción a desarrollar.
14. Ninguna resolución del Instituto podrá conservar, establecer o crear privilegios de una o más zonas respecto de otras”.
Artículo 5°: Sustitúyase el artículo 8° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 8°: El Vicepresidente ejercerá las funciones que le delegue el Presidente y sustituirá a éste en caso de ausencia o imposibilidad temporaria.”
Artículo 6°: Sustitúyase el artículo 9° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 9°: El Instituto Nacional de Vitivinicultura atenderá los gastos que demande su funcionamiento con los siguientes recursos:
a) Las tasas por análisis,
b) Las multas que se apliquen por transgresión a lo dispuesto precedentemente a la Ley 14.878 y su reglamentación.
c) Aranceles por servicios.
d) Las partidas que asigne el Poder Ejecutivo.
e) Donaciones y legados”.
Artículo 7°: Deróguese el artículo 10° de la ley n° 14.878.
Artículo 8°: Deróguese el artículo 11° de la ley n° 14.878.
Artículo 9°: Deróguese el artículo 12° de la ley n° 14.878.
Artículo 10°: Deróguese el artículo 13° de la ley n° 14.878.|
Artículo 11°: Sustitúyase el inciso a) del artículo 17° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“a) Vinos a los obtenidos por la fermentación alcohólica completa o parcial de la uva fresca, del mosto o de productos derivados de la uva fresca, conforme a las prácticas enológicas autorizadas y con un contenido de alcohol no inferior a 7 % v/v. En consecuencia, ningún otro líquido cualquiera sea su origen o composición, podrá designarse con el nombre de vino precedido o seguido de cualquier adjetivo, excepto los especificados más adelante.”
Artículo 12°: Sustitúyase el inciso c) del artículo 17° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“c) Vino espumoso, champaña o champagne, el que se expende en botellas con una presión no inferior a tres atmósferas (3 atm) a veinte grados centígrados (20º C) y cuyo anhídrido carbónico provenga exclusivamente de una fermentación alcohólica en envase cerrado. Esa fermentación puede ser obtenida por medio del azúcar natural de la uva, por productos derivados de la uva o por la adición de sacarosa. Se permitirá la adición de licores a base exclusivamente de vino con aguardiente vínico.”
Artículo 13°: Sustitúyase el inciso f) -puntos 6 y 7- del artículo 17° de la ley n° 14.878, los que quedarán redactados de la siguiente manera:
“f) 6. Arrope de uva, el producto resultante de la concentración avanzada de mostos de uva a fuego directo o al vapor, sensiblemente caramelizado.
7. Caramelo de uva, un arrope de uva con mayor grado de caramelización.”
Artículo 14°: Sustitúyase el inciso k) del artículo 17° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“k) Aguardiente de orujos, el aguardiente obtenido por destilación de los orujos”.
Artículo 15°: Sustitúyase el inciso m) del artículo 17° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“m) Los productos o subproductos derivados de la industria vitivinícola no definidos en el presente artículo, deberán ser aprobados por el INV.”
Artículo 16°: Deróguese el inciso e) del artículo 17° de la ley n° 14.878.
Artículo 17°: Deróguese el inciso f) -punto 1- del artículo 17° de la ley n° 14.878.
Artículo 18°: Deróguese el inciso j) del artículo 17° de la ley n° 14.878.
Artículo 19°: Deróguese el artículo 18° de la ley n° 14.878.
Artículo 20°: Sustitúyase el artículo 19° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 19 Se admitirán como prácticas enológicas lícitas:
a) Para los mostos:
El enriquecimiento del mosto para vinificar con el agregado de mosto concentrado o mosto concentrado rectificado cuando el mosto presente una deficiencia de azúcar original en su maduración, por condiciones de vendimias excepcionales, conforme lo determine la autoridad de aplicación de la presente ley.-
b) Para los vinos:
1 La adición de ácidos tartáricos, cítrico, málico, tánico, anhídrido carbónico y sulfuroso y sus sales, tartrato neutro de potasio, el uso de calor o frío y el empleo de las levaduras seleccionadas.
2 La mezcla de dos o más vinos provenientes de cualquier cosecha,
3 La alcoholización con alcohol vínico limitada para asegurar la conservación o la preparación de los vinos especiales,
4 El empleo de clarificantes autorizados,
Los productos de uso enológico autorizado y los que se autorizaren más adelante deberán estar identificados por sus análisis de aptitud. Asimismo, la producción y el consumo de los referidos productos estarán sometidos al contralor del Instituto.
c) El diferimiento de la fermentación de los mostos, dentro del año calendario de su producción.
d) El uso de agua sólo será admitida para la adición disolución y/o dispersión de productos de uso enológico que así lo requieran o cuando se encuentre formando parte de su composición, en el tratamiento de mostos y vinos mediante prácticas permitidas por esta Ley o su reglamentación y en la forma y con los límites que establezca el Instituto Nacional de Vitivinicultura.
Artículo 21°: Sustitúyase el inciso a) del artículo 20 de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“a) Salvo lo establecido en el Artículo 19° inciso c) de esta Ley, la adición de agua al mosto o vino en cualquier cantidad, forma o momento, el agregado de materias colorantes y ácido minerales y edulcorantes no provenientes de la uva, materias conservantes y en general sustancias no autorizadas especialmente.”
Artículo 22°: Deróguese el inciso c) del artículo 20° de la ley n° 14.878
Artículo 23°: Sustitúyase el inciso e) del artículo 20 de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
e) La fabricación, tenencia, anuncio, exposición, oferta o venta, de cualquier producto o mezcla enológica, cualquiera sea su composición, destinada a modificar o aromatizar mostos o vinos, a curar o encubrir sus defectos o enfermedades o fabricar vinos artificialmente,
Artículo 24°: Sustitúyase el artículo 22° de la ley n° 14.878, el que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 22°: Los productos comprendidos en la presente Ley que se importen, deberán poseer certificados que acrediten su genuinidad y aptitud para el consumo extendidos por oficinas autorizadas del país de origen. Queda prohibida la mezcla de productos importados entre sí y con vinos y mostos nacionales.”
Artículo 25°: Agréguese al artículo 23° de la ley n° 14.878, como inciso e), el siguiente:
“e) Los productos calificados conforme a los incisos que anteceden, podrán destinarse a la exportación, previa presentación de consentimiento por parte del país importador”.
Artículo 26°: Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El mercado mundial de vinos, como muchos otros, tuvo en los últimos años profundos cambios signados por un nuevo orden económico: la globalización; cuyo signo distintivo ha sido el mayor alcance que han tenido la demanda y oferta de productos, trascendiendo significativamente las fronteras nacionales y generando una gran movilidad de bienes y servicios en todo el planeta.
Este proceso impactó en una gran cantidad de variables estructurales del mercado mundial de vinos y provocó rupturas de tendencias casi centenarias. Cinco cambios forman parte de la agenda estratégica de empresas y organizaciones en el desarrollo de sus negocios para adaptarse y buscar espacios de diferenciación que le aseguren sustentabilidad de largo plazo.
El mundo tuvo una profunda transformación del orden económico que se originó en la caída de las barreras comerciales entre los países y su coexistencia con la transformación tecnológica más violenta y rápida luego de la revolución industrial (La Tercera Ola, según Alvin Toffler). Las innovaciones en el campo de las comunicaciones y la informática hicieron que muchos sectores económicos tuvieran cambios notables y la vitivinicultura no fue la excepción, tanto por el lado de la demanda de vinos como por el lado de la oferta, siendo el principal impulsor de esos cambios el crecimiento del comercio mundial que hace apenas unas décadas atrás estaba circunscripto a vecinos de los países productores.
Los cambios y rupturas de tendencias más notables pueden agruparse en cinco grupos. Variables que habían permanecido estables durante gran cantidad de años se alteraron y dieron nuevas oportunidades de negocios. Podemos agruparlas como se enumera a continuación:
1. Estilos: Vuelco de las preferencias de los consumidores hacia nuevos estilos de vinos.
2. Premiumización: Expansión del consumo en franjas de precios medios y altos.
3. Canales: Desarrollo del comercio en cadenas no tradicionales.
4. Comunicación: Nuevas formas de difundir los atributos de los vinos.
5. Competitividad: Estrategias basadas en la búsqueda de ventajas competitivas por diferenciación o productividad por parte de empresas, regiones y países productores.
Desde principios de los ’90 y hasta fines de la década pasada de éstas cinco, las empresas productoras de vinos argentinos aprovecharon ampliamente la primera y la segunda en gran medida por la coexistencia de un buen tipo de cambio y un diferenciador notable como fue el Malbec. Hacia delante queda el desafío de adaptarse con más intensidad al resto, tanto desde las políticas privadas como de las públicas.
No más de tres o cuatro décadas fueron necesarias para cambiar un mercado milenario con patrones y reglas de funcionamiento muy consolidadas. La producción de vinos de los países tradicionales: Francia, Italia y España, superaba el 56% del total mundial en 1990 mientras que en los últimos años cayó a algo más del 45%, nuevos países emergieron en la producción. Algo similar pasó en el consumo, los tradicionales consumían el 39% del total mundial en 1990 mientras que en la actualidad su participación está en el orden del 25%. Como se ve tanto la producción como el consumo de vinos se desplazaron geográficamente y la consecuencia fue un desarrollo nunca antes visto del comercio que pasó de representar menos del 18% del consumo mundial en 1990 a algo más del 40% en 2016.
Una modernización en la forma de hacer negocios y la aparición de nuevos actores en el mercado de vinos han sido los cambios más visibles de esta transformación de la geografía del vino. La globalización y el protagonismo mundial de economías emergentes generaron un vuelco en varios países hacia el consumo de vinos. Muchos de ellos han crecido sustancialmente desde niveles muy bajos hasta consumos por habitante, en algunas de sus ciudades principales, que hoy promedian el de varias tradicionales.
Los mayores crecimientos en consumo de los últimos años han correspondido a regiones como Asia-Pacífico donde se destaca China y más recientemente Australia. Hacia delante, de acuerdo a varias predicciones, la región asiática disminuirá sensiblemente su tasa de crecimiento aunque seguirá relativamente elevada y se destacará África y Medio Oriente, lo cual demuestra que el fenómeno global se extiende siguiendo el patrón del crecimiento económico. En general, los consumidores nuevos no han mostrado el comportamiento de los tradicionales y han impuesto conductas que pertenecían a otras bebidas, con menor carga cultural. Así, las bodegas más dinámicas se adaptaron a otros estilos de productos o formatos de comercialización.
Aquí ganaron en gran medida los productores de países también nuevos en el mercado por su mayor flexibilidad para adaptarse.
A su vez, muchos de estos nuevos países consumidores como Reino Unido, Estados Unidos o más recientemente China buscaron el abastecimiento fuera de sus fronteras y encontraron un conjunto de oferentes modernos. Aparecieron en escena los países productores del Nuevo Mundo como Australia, Chile, Sudáfrica y más reciente en el tiempo Argentina, que ganaron espacio basados en la exportación.
Es decir que los países “nuevos en la producción” le vendieron a los países “nuevos en el consumo” generándose de ese modo un mercado ampliado más allá de los límites tradicionales europeos. En apenas un cuarto de siglo el comercio exterior de vinos ha duplicado su tamaño y la exportación es central en la estrategia de la gran mayoría de empresas del mundo que buscan la expansión que no provee el mercado interno.
Todos estos países del Nuevo Mundo desarrollaron el negocio en condiciones de mayor libertad que la de países europeos muy regulados y rápidamente adaptaron productos a los nuevos mandatos de los consumidores, basados en gran medida en producciones y escalas más eficientes. Comenzó así una etapa de mayor productividad.
Con los años, tanto lo nuevos patrones de conducta como la búsqueda de mayor productividad se desplazaron hacia los países tradicionales del mercado donde ha comenzado en mayor o menor grado la coexistencia de dos vitiviniculturas: una más tradicional y otra más moderna, esta última con una fuerte orientación hacia el comercio exterior. Los casos de España y más recientemente de Francia e Italia son claros ejemplos de este fenómeno.
La mayor rivalidad competitiva de las bodegas en el mercado mundial trajo como consecuencia una acelerada caída de márgenes de ganancias. Frente a ello, la búsqueda de escala para mantenerse o crecer en el mercado se convirtió en la estrategia más frecuente. Así comenzaron a crecer empresas en el mercado mundial sobre la base de agresivas políticas de precios y mejores niveles de productividad. Expansión, fusiones, alianzas y otras conductas empresariales aparecieron en el mercado de vinos, lo cual fue otra de las facetas de la globalización en este mercado tradicional.
El conjunto de las bodegas líderes juegan un partido nuevo y distinto pues operan en casi todo el mundo, tienen alianzas de producción y comercialización, desarrollan marcas globales y muchas de ellas cotizan en las principales bolsas del mundo. La mayor escala estuvo también fomentada por la necesidad de lograr mayor poder de negociación frente al crecimiento de las cadenas de comercialización. El desarrollo del supermercadismo en el vino ha sido especialmente notable en países europeos como España e Italia mientras que no está tan extendido en el caso de Estados Unidos.
La consecuencia de la expansión de las grandes superficies comerciales en la venta de vinos fue un fenomenal aumento del poder de negociación, lo cual presionó a la disminución de los márgenes de ganancias. El lado ventajoso para el desarrollo del mercado de vinos fue el mayor alcance que logró esta bebida que dejó de ser sólo para consumidores expertos y se popularizó a un consumo más masivo. Sin embargo, la limitación del espacio físico juega un papel muy trascendente en el futuro de marcas de poco posicionamiento.
En este contexto la aparición de marcas globales era un proceso natural que en la actualidad se está dando con toda intensidad. Los principales grupos de vinos tienen una marca líder, por lo general en la franja de precios baja o media, que sirve de marca global e identifica a la empresa y sobre ella se sostiene luego toda su estrategia comercial.
Nuevos países productores y gran cantidad de empresas y marcas recién nacidas trajeron como consecuencia la necesidad de mostrar atributos para diferenciarse. Cientos de miles de marcas de vino necesitan de un fuerte presupuesto promocional para llegar a movilizar la compra de los consumidores que en general optan entre un grupo reducido de marcas conocidas o eventualmente son atraídos por descuentos.
Las empresas más pequeñas o nuevas están en la actualidad en una profunda reestructuración de sus estrategias comerciales y para ello desarrollan su actividad con instrumentos nuevos como son el turismo del vino que en el mundo mueve en la actualidad más de 50 millones de visitas en los principales países vitivinícolas del mundo y alrededor del mismo se desarrolla hoy una actividad de gran dimensión para bodegas más pequeñas.
Otro formato comercial y de comunicación en expansión es Internet del cual se espera que en 2020 el 42% de la población mundial tenga conexión a la red y en regiones como Reino Unido y más recientemente China tiene una expansión fenomenal del mercado del vino. Son las pequeñas bodegas las principales beneficiarias de estos nuevos formatos pues su dimensión no les permite participar del modelo de negocio basado en la venta en grandes superficies comerciales.
Con tanta incertidumbre a la hora de decidir la compra también era natural la aparición de los entendidos, críticos conocedores respetados por sus opiniones que son capaces de puntuar vinos y pueden ser el camino al éxito o fracaso de muchas marcas. Los primeros pasos fueron dados por críticos ingleses y luego se sumaron otros influyentes desde Estados Unidos. Hoy entre 5 y 10 publicaciones especializadas en el mundo se reparten las consideraciones sobre los vinos y regiones y los críticos recorren el mundo testeando y puntuando vinos que luego son usados por las bodegas como argumento de marketing.
Más cerca en el tiempo aparecen las organizaciones de promoción que desarrollan políticas muy agresivas a nivel mundial tratando de posicionar la marca país. Wines of Argentina con casi un cuarto de siglo de existencia es de las más antiguas del mundo. Hoy “compiten” en la tarea promocional más de 60 organizaciones de este estilo que llevan adelante distintos tipos de actividades para mostrar las diferencias de sus vinos frente al de otros países. Pasaron en pocos años de ser organizaciones nacionales que impulsaban la “marca país” a organizaciones regionales y más recientemente utilizan como variable diferenciadora, además, el estilo de los vinos.
Los principales cambios que se hicieron visibles
La consecuencia directa de este ambiente de negocios dinámico es la aparición y rápido deterioro de ventanas estratégicas hacia donde se desplazan las bodegas en búsqueda de expansión del negocio con una creciente rivalidad competitiva y un lapso muy pequeño de tiempo durante el cual los márgenes se mantienen.
Un cuidadoso repaso de estos cambios en el mercado mundial de vinos parece sugerir que el éxito o la expansión individual de empresas, regiones o países ha estado íntimamente vinculado a lo que podríamos llamar: tendencias modernas o rupturas de las tendencias tradicionales.
La tendencia más importante tuvo su origen desde la demanda de los países emergentes y las generaciones jóvenes y una respuesta desde los productores, especialmente del Nuevo Mundo, que dio origen en el mercado mundial a la “Mayor participación de vinos con estilos más modernos”.
Por el lado de la oferta de vinos emergen nítidamente en los últimos años nuevas conductas de competitividad y de comunicación motorizadas desde empresas privadas u organizaciones públicas. Una de las conductas más fuertes fue la de “Búsqueda de ventajas competitivas” como consecuencia de la caída de márgenes y la segunda, la “Comunicación de diferencias apreciadas por los consumidores”.
Coexistió en estos cambios del mercado mundial la transformación de los canales de comercialización y distribución. Aquí apareció una fuerte tendencia a la “Expansión de las cadenas comerciales no tradicionales”.
Como consecuencia de la mayor rivalidad competitiva y la permanente búsqueda de espacios de mayor rentabilidad se verificó en los últimos años una creciente participación de las “Franjas de precios más elevadas” en el mercado mundial de vinos. En definitiva, el cambio de contexto significó para el mercado mundial de vinos transformaciones de todo tipo que se han incorporado traumáticamente en las estrategias de las empresas y aquellas que no se adaptan tienen serias posibilidades de mantenerse compitiendo.
Hasta la década del ’80 había un fuerte dominio mundial del mercado de vinos de los que se podrían llamar “antiguos productores” o “productores tradicionales”, los cuales en general producían para satisfacer el consumo interno o el de sus países vecinos. El comercio internacional, liderado en ese momento por los países tradicionales, no tenía el desarrollo que tiene hoy y se comercializaba menos del 20% del consumo mundial.
Los nuevos consumidores pusieron en escena patrones culturales distintos, no arraigados a los conceptos de consumo tradicional que prevalecía en los países más antiguos, comenzaron a consumir el vino como otra bebida más y valoraron esencialmente la simplicidad de los productos del Nuevo Mundo. Es claro entonces el nuevo rumbo del negocio del vino en el proceso de globalización y la fuerte impronta que la prosperidad económica jugó en el desarrollo de los nuevos mercados.
Por otra parte, la irrupción de los jóvenes en el mercado fue muy notoria en las exigencias en los estilos de vinos. Según varios estudios internacionales al tomar decisiones sobre qué comer y beber, los consumidores modernos están influenciados por tres mega tendencias: salud, conveniencia y premiumización.
La mayor preocupación por la salud se ha trasladado a la elección del consumo de alimentos. El vino está bien posicionado entre las bebidas alcohólicas, debido a que con consumo moderado, particularmente de tintos, tiene asociados beneficios como una reducción de riesgos cardiovasculares, lo cual es muy promovido.
Hay cada vez más consumidores con preferencias por vinos con bajo contenido de alcohol, orgánicos o sustentables y con beneficios para la salud. La tendencia hacia la conveniencia está muy vinculada a la vida moderna y con mayor proporción de personas viviendo solas que privilegian el consumo de bienes sin perder tanto tiempo en su compra. Buscan productos fácilmente accesibles, en puntos de venta más alcanzables y envases más adecuados al consumo. La preferencia por botellas individuales y el tapón a rosca para conservar el vino después de abierto se inscribe dentro de estos hábitos.
La tendencia a la premiumización está vinculada al premio que los consumidores quieren darse a sí mismos (auto indulgencia) en ciudades y trabajos de mucho estrés. El mayor interés por marcas y productos lujosos, espumantes y vinos de guarda está relacionado con este fenómeno moderno.
A estas conductas se suman los cambios en los patrones de consumo que está teniendo una generación en particular: los Millennials, jóvenes entre los 25 y 35 años de edad. Si bien aún no representan la mayor proporción en el consumo de vinos están marcando un fuerte cambio. Algunas de sus características son:
• Interés por la experimentación
• Propensión a comprar una marca que no han visto o escuchado antes, en contraste con la lealtad a la marca, que es un poco más fuerte en los mayores
• Proclives al consumo de espumantes
• Preferencia por los vinos tintos
• Diversidad en el consumo de varietales
• Consumo de vino en ocasiones más formales, como una comida en un restaurant, o una comida con amigos en casa
• Tienen más en cuenta las opiniones de expertos y la información recabada en la visita a sitios de Internet sobre vinos
El Malbec y la irrupción de la varietalidad
Quizás la tendencia moderna más visible y síntesis de las anteriores señales fue el cambio sustancial en los estilos de vinos que se dio en el mundo. Este fenómeno comienza y se expande hace unas tres décadas atrás con los varietales y se convierte rápidamente en un recurso de diferenciación mundial.
Entre 2000 y 2010 la varietalidad se globaliza y es así que podemos ver que sólo un conjunto de unos 20 varietales son los que muestran expansión mundial. La mayor expansión de superficie corresponde al Tempranillo y el Syrah. A estos le siguen un conjunto de varietales “internacionales” que ya habían comenzado años atrás su expansión como el Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay. El Sauvignon Blanc, Pinot Noir, Pinot Gris y Malbec son fenómenos algo más modernos que están ligados fuertemente a países como Nueva Zelanda, Italia y Argentina respectivamente. Algo parecido a lo que ocurre con el Prosecco italiano y el Riesling alemán.
Tuvo mucho que ver en esta expansión el hecho de que aparecieron países nuevos en el consumo alejados de la cultura del vino y con costumbres y posturas frente a las bebidas relativamente nuevas y en ese momento innovadoras. Todos ellos crecieron en el consumo de vino sustituyéndolo por otras bebidas y de la mano de buenas condiciones económicas. Así el estilo de los vinos producidos por el Nuevo Mundo podría definirse como más dulces y chispeantes, con menor astringencia y acidez, con aromas más frutales y especiados. La definición más inclusiva podría ser de “vinos jóvenes y fáciles de beber”.
El Malbec, como se ha dicho, se corresponde con estas tendencias pero ha tenido la particularidad de una gran expansión en Argentina mientras que no se ha diseminado por el mundo como sí le ocurrió al resto de los varietales. En ese sentido el Malbec parece tener en Argentina atributos valorados por los consumidores que parecen ser difíciles de imitar en otras regiones.
La búsqueda de ventajas competitivas
Para poder competir en los mercados internacionales es fundamental la competitividad. Los consumidores son cada vez más conscientes del precio que pagan por determinada cantidad de atributos que obtienen de un vino. Ya sea reduciendo costos (aumentando la productividad) o agregando atributos valorados por los clientes (mejorando la calidad), este es el camino que deben seguir las bodegas para posicionarse en los mercados.
El concepto de productividad en el mundo del vino fue introducido con fuerza por los países del Nuevo Mundo. No era un concepto central en el Viejo Mundo, en los que el precio poco tenía que ver con los costos, y en ciertos casos ha sido entendida la calidad y la productividad como conceptos antagónicos.
La modernización tecnológica y la investigación para mejorar la productividad de los viñedos posicionaron a Australia y Estados Unidos en la década de los ’90. De esta forma y con el cambio de paradigma del “terroir” hacia la “varietalidad”, lograron insertarse en el juego mundial de la exportación de vinos.
La innovación es un pilar fundamental para los productores del Nuevo Mundo y está siendo adoptada por los tradicionales. Hoy abarca toda la cadena de valor del vino, aunque en los últimos años se ha focalizado en las preferencias de los consumidores en cuanto a sabores, aromas y sensaciones y el proceso tecnológico más adecuado para conseguirlos. Argentina aún no explora decididamente este factor de cambio y será sin lugar a dudas parte de la agenda de empresarios, universidades e organismos de investigación en los próximos años.
La adaptación de los vinos argentinos
Entre 1991 y 2017 la venta total de vinos argentinos cayó en 69 millones de cajas (12 botellas o 9 litros), un tercio menos. Mientras que en 1991 sólo un 1,5% del vino traspasaba las fronteras hoy la participación de los vinos exportados es del 21% y llegó en el mejor momento exportador (2008) a representar el 27%. Si se considera en facturación, hoy genera casi el 35% del total.
Detrás de este cambio sustancial de la demanda hubo claramente una reconversión productiva y comercial en la estrategia de las empresas. La adaptación de la oferta en los primeros años de la
década del ’90 cuando el consumo interno caída en picada (tan sólo entre 1991 y 1995 cayó la demanda nacional en 49 millones de cajas) y la oferta exportable recién estaba en su etapa de inversión.
La crisis del 2000/2001 llevó el consumo a niveles muy similares a los actuales, como un anticipo de lo que vendría en los años siguientes y, aunque se recuperó, comenzó una caída que en 2017 muestra su menor nivel histórico. La disminución de los dos últimos años es particularmente grave porque el consumo nacional parecía relativamente estabilizado entre 112 y 114 millones de cajas. Estamos aquí claramente frente a un fenómeno externo al cambio estructural del sector, se trata del contexto macroeconómico lo cual lleva a pensar que mejores condiciones vuelvan a poner al consumo en un escalón más alto lo que significaría para la industria recuperar unas 10 millones de cajas.
Los desafíos de la industria y el rol de apoyo del sector público
El resultado final es una industria de vinos argentinos que enfrenta una demanda doméstica ajustada y una internacional de mucha concurrencia de casi todos los países productores del mundo con ajustados márgenes de rentabilidad por un tipo de cambio muy lejos del que tuvo en la primera década de este siglo. El futuro que enfrenta la industria de vinos argentinos estará dominado por la adaptación a nuevas tendencias y por ello es necesario realizar esfuerzos muy grandes para dotarla de la mayor flexibilidad posible sin perder atributos esenciales de la industria. Todo lo que colabore en esta dirección generará mayores posibilidades competitivas en un sector globalizado donde se compite con países que invierten cantidades importantes de fondos en Investigación y Desarrollo para adaptar sus ofertas a las exigencias del mercado global.
La regulación y el control deben ser soporte de una industria competitiva y su rol debe tener como guía fundamental la igualdad de oportunidades para todos los que participan del sector. El poder de policía debe servir para proteger la salud de la población y evitar acciones fraudulentas que engañen a los consumidores y generen beneficios extras a productores que infrinjan la ley en detrimento de aquellos que la cumplen. Tiene que ser flexible para modernizarse en pos de nuevas tendencias de atributos en productos valoradas por los consumidores.
Por último, y no menos importante, tiene que propender a la mejora continua en técnicas de control de manera de disminuir la carga tributaria a niveles compatibles con los beneficios sociales derivados del control.
Varios artículos de la Ley 14.878 fueron modificados por el Decreto nº 2.284 de Desregulación de la economía del año 1991. Tales modificaciones invistieron al INV de una estructura más dinámica y eficiente.
Argentina participó también de muchos de los cambios mundiales y fue introduciendo modificaciones en su legislación acorde con las tendencias. Es así que adhirió a la Aceptación de Prácticas Enológicas a través de la Organización del Comercio del Vino; hecho que quedó instrumentado mediante ley nº 25.960.
Frente a un escenario de alta competitividad mundial y un fuerte proceso de innovación de la industria es necesario que se introduzcan nuevas modificaciones en su legislación que le permitan a la industria un proceso de modernización más acelerado. Desde la definición de “Vino” hasta algunas prácticas por ahora reguladas deben ser cambiadas.
Por lo expuesto, solicito a mis pares que me acompañen con la aprobación del presente proyecto sobre la modificación a la ley nº 14.878.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
BALBO, ELVA SUSANA | MENDOZA | UNION PRO |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
INDUSTRIA (Primera Competencia) |
AGRICULTURA Y GANADERIA |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |