INDUSTRIA
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P01 Oficina 106
Miércoles 12.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2107 Internos 2107/06/68
cindustria@hcdn.gob.ar
PROYECTO DE LEY
Expediente: 4897-D-2014
Sumario: PROMOCION DEL MERCADO EDITORIAL ARGENTINO. REGIMEN.
Fecha: 23/06/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 71
PROMOCION DEL MERCADO
EDITORIAL ARGENTINO
ARTICULO 1. - La producción y
comercialización de libros estará exenta del Impuesto al Valor Agregado en todas
sus etapas. Las empresas y/o instituciones dedicadas a la producción industrial
gráfica y/o editorial y a la comercialización de libros por cuenta propia o como
consecuencia de un acto de compraventa o locación de obra o de servicios, podrán
computar contra el Impuesto al Valor Agregado y otros impuestos que en definitiva
adeudaren por sus operaciones gravadas, el impuesto que por bienes, servicios y
locaciones que destinaren efectivamente a las referidas actividades o a cualquier
etapa en la consecución de las mismas, les hubiera sido facturado, en la medida
en que el mismo esté vinculado a las actividades en cuestión y no hubiera sido ya
utilizado por el responsable.
Si la compensación permitida por este
artículo no pudiera realizarse o sólo se efectuara parcialmente, el saldo resultante
les será acreditado contra otros impuestos a cargo de la Administración Federal de
Ingresos Públicos, incluidos derechos de exportación o importación, Impuestos
Internos e Impuesto a las Ganancias o, en su defecto, les será devuelto o se
permitirá su transferencia a favor de terceros responsables, en los términos del
segundo párrafo del artículo 29 de la Ley 11.683, de Procedimiento Tributario,
texto ordenado 1998.
Dicha acreditación, devolución o
transferencia procederá hasta el límite que surja de aplicar sobre el monto de las
actividades indicadas en el primer párrafo de este artículo, realizadas en cada
ejercicio fiscal, la alícuota del impuesto.
ARTICULO 2. - La exportación e
importación de libros y complementos estará exenta de todo impuesto, tasa o
gravamen. La exportación de libros editados y/o impresos en el país gozará de un
reintegro igual al máximo de los otorgados a los productos manufacturados.
ARTICULO 3. - Las máquinas,
equipos, servicios, materias primas e insumos, importados, destinados a la edición
y producción de libros, tendrán igual tratamiento impositivo y arancelario que los
libros importados.
El papel de origen extranjero
destinado a la elaboración de libros estará eximido de derechos de importación y
de todo impuesto, tasa o gravamen.
Tratándose de papel elaborado en la
República Argentina, y destinado a la fabricación de libros su comercialización
estará exenta de todo impuesto, tasa o gravamen.
ARTICULO 4. - Los derechos de
autor que se perciban con motivo de la edición de libros estarán exentos del pago
del impuesto a las ganancias.
ARTICULO 5. - Sin perjuicio del
depósito que establece el art. 57 de la ley 11723, implántese en contraprestación
de las ventajas impositivas y arancelarias legisladas en la presente norma, que
cada editorial deberá hacer entrega al Ministerio de Cultura de la Nación del 5 %
de los ejemplares que publicare en cada edición de toda obra, los que serán
distribuidos gratuitamente en escuelas y bibliotecas de zonas de frontera, con
estricta prohibición de comercialización.
El término para cumplimentar la
obligación precedente será de noventa días corridos y su falta de observancia hará
pasible a la editorial de multa entre quinientos a veinte mil pesos, que será
destinada al financiamiento de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares
(CONABIP).
ARTICULO 6. - Derógase toda norma
que se oponga a la presente.
ARTICULO 7. - De forma
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
En 2001 fue sancionada la Ley
Nacional de Fomento del Libro y la Lectura (25.446) que tiene entre sus objetivos
más relevantes fomentar el trabajo creativo de los autores; incrementar y mejorar
la producción editorial nacional en condiciones de calidad, cantidad, precio y
variedad; asegurar el patrimonio bibliográfico a través de las bibliotecas públicas y
privadas; adoptar medidas tributarias de fomento a la actividad editorial; fomentar
la cultura de la lectura y el conocimiento de los autores nacionales; y adoptar
medidas para sancionar y erradicar ediciones clandestinas y copias no autorizadas
de libros. La Ley establece también la creación de un Fondo Nacional de Fomento
del Libro, el cual se integra principalmente con la partida asignada anualmente en
el Presupuesto Nacional, y otros recursos a recaudar por donaciones, legados y
multas por infracciones a la normativa de la ley.
En la versión aprobada por el
Congreso, la Ley propiciaba un conjunto de ventajas impositivas y arancelarias,
que fueron vetadas por el Poder Ejecutivo Nacional. En el artículo 11 se proponía
la exención del IVA en todas las etapas de producción y comercialización del libro,
y se permitía computar contra aquél otros impuestos que las empresas adeudaran
por operaciones gravadas vinculadas a las actividades de tipo editorial. El artículo
12 eximía de todo gravamen a la exportación e importación de libros editados y/o
impresos en el país, mientras que las exportaciones se beneficiaban con un
reintegro equivalente al máximo otorgado a los productos manufacturados.
También se eliminaba todo tipo de gravamen o impuesto a los equipos, servicios,
materias primas e insumos importados. Por último, el artículo 26 establecía que los
derechos de autor percibidos por la edición de libros se exceptuaban del pago del
Impuesto a las Ganancias.
En respuesta a los reclamos del
sector, fue sancionada la Ley 25542 de "Defensa de la Actividad Librera", que
establece que las editoriales son las únicas que pueden fijar el precio de tapa de
los libros, el cual debe ser respetado por los canales de venta al público. Este
instrumento ha sido adoptado por una gran cantidad de países, ya que no sólo
tiene como objetivo la defensa del sector librero, sino la del conjunto de la
industria editorial y de los lectores, pues actúa en defensa de la diversidad
cultural.
La situación del mercado editorial
argentino es harto difícil y se halla en crisis. Corresponde al Congreso remediar el
veto del ex presidente Fernando de la Rúa y adecuados a los tiempos actuales se
propone este proyecto de ley que inspirado en los artículos 11, 12 y 26 de la
sanción legislativa de la Ley Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, viene a
restablecer pautas de competitividad y promoción de una de las industrias más
esenciales y trascendentes que puede tener un país civilizado: la de los libros.
Si bien los actuales bajos niveles de
lectura que observa el país con relación a las naciones desarrolladas, es
consecuencia de los serios problemas económicos que viene padeciendo la
población, lo cual relega la compra de libros a la categoría de consumo no esencial
o "postergable", la falta de políticas públicas y, hasta hace muy poco tiempo, el
déficit de la escuela en el diseño y aplicación de contenidos que favorezcan la
práctica de la lectura, son factores que tienen una fuerte responsabilidad y sobre
los que se puede actuar.
Como se mencionó, uno de los
artículos vetados por el Poder Ejecutivo Nacional fue el que establecía la
eliminación del IVA en todas las etapas de la producción. Sin embargo, el régimen
especial vigente determina la exención únicamente en la venta de libros, con el
objetivo de abaratar el precio final que paga el lector y estimular su consumo
como bien cultural. Esto significa que las editoriales no cargan el impuesto en sus
ventas, pero tampoco pueden tomar el crédito fiscal en sus compras, lo que tiene
fuerte repercusión en las editoriales y librerías más grandes con gastos
importantes de los que no pueden apropiarse el IVA (alquileres de locales, por
ejemplo).
En países competidores en la
actividad de impresión, como Colombia, existen reintegros de IVA para la
exportación de libros, lo que significa desventajas en la competencia de los
industriales argentinos con los extranjeros, pues los primeros aplican por ley IVA
en sus precios. En la actual coyuntura cambiaria y con la inusitada presión fiscal
existente, la industria gráfica local ha dejado de ser competitiva.
A continuación se presentan tres
alternativas para corregir la asimetría fiscal frente al IVA de la cadena de valor del
libro:
Alternativa 1:
Eliminación del IVA en toda la cadena
de valor, como está planteado en el artículo de la Ley del Libro que fue vetado por
el ex-presidente De la Rúa. En este caso el beneficio se trasladaría a todos los
sectores, permitiendo la baja en el PVP del libro. Según estimaciones propias, el
costo fiscal de esta medida sería de entre $50.000.000 y $90.000.000. No
obstante, el efecto podría disminuirse o inclusive neutralizarse por el blanqueo de
empresas y operaciones, y por el aumento en la recaudación de otros impuestos
que surgiera por un mayor nivel de actividad del sector.
Alternativa 2:
Se propone un IVA reducido en toda
la cadena, a la manera que existe para los diarios y revistas, que podría disminuir
los costos totales dado que las editoriales podrían apropiarse del IVA que hoy se
encuentra inseparable de los costos y por ende, trasladar la reducción a los
precios. Con esta medida, se beneficiarían por un lado, los industriales gráficos,
porque se reduciría la brecha que existe con los precios de impresión en el
extranjero que tienen el reintegro del IVA, por otro, las editoriales y librerías, que
podrían apropiarse del crédito fiscal que en la actualidad se encuentra en sus
costos. Con un IVA del 4% aplicado en toda la cadena, los precios de tapa
aumentarían muy levemente (1,9%) o podrían mantenerse, según el margen bruto
de comercialización que se aplique y a los acuerdos que se realicen, entre los
diferentes eslabones de la cadena.
Alternativa 3:
Permitir que las editoriales
descarguen el crédito fiscal acumulado (IVA) contra el impuesto a las ganancias,
como estaba permitido hasta el año 1999. De esta manera también se estimularía
el cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte del sector.
CADENA DE VALOR DEL LIBRO
La cadena de valor del libro es amplia
y comprende tres grupos de actividades bien diferenciadas: por un lado, las
vinculadas a la producción de contenidos, por otro, a la producción de bienes
industriales y por último, a la comercialización. Los agentes que participan en la
producción editorial dentro del primer grupo de actividades son los autores, las
empresas editoras, los agentes editoriales y los proveedores de servicios editoriales
(editores, traductores, correctores de estilo, diseñadores y diagramadores,
fotógrafos, etc.). En el grupo de los productores industriales (los que concretan el
producto en un bien físico) se incluyen las empresas gráficas y encuadernadoras y
los fabricantes y distribuidores de papel. Por último, en la comercialización del libro
se involucran las distribuidoras de libros, los importadores y los canales de venta
minorista. En uno o varios de los grupos anteriores, se incluyen también las
bibliotecas, las cámaras empresarias, los sindicatos y el Estado a través de sus
diferentes áreas y organismos de gobierno nacionales, provinciales y municipales,
entre las cuales se cuentan las bibliotecas que están a su cargo.
De lo anterior se desprende una
amplia variedad de actores incluidos en la cadena de valor del libro, con grandes
diferencias en las actividades desarrolladas, en el grado de exposición a mercados
externos y en la participación del capital extranjero, lo que resulta en distinciones
también importantes en la forma de encarar los negocios en cada caso, con una
trama compleja de relaciones donde la articulación no siempre resulta
eficiente.
El enfoque de cadena de valor del
libro implica que la calidad de un libro depende tanto del contenido como del
soporte e incluso de la distribución y comercialización. Sólo si se logra en todas las
instancias mencionadas alcanzar estándares de calidad adecuados se podrá
instalar la marca "Libro Argentino" en el mundo y recuperar el lugar perdido a
nivel internacional en las últimas décadas.
El alto nivel de calidad de los
profesionales y técnicos dedicados a las diferentes etapas de producción editorial
es reconocido a nivel internacional: escritores, editores, traductores, correctores,
ilustradores, fotógrafos y diseñadores gráficos y de arte. En todas estas
profesiones y oficios se reconoce la presencia de personas con talento y
experiencia.
A la tradición en los oficios se ha
sumado en los últimos años una amplia oferta de cursos y carreras orientados a la
industria editorial en general y a la del libro en particular, generándose una
explosión de matriculación y la emergencia de nuevos jóvenes profesionales. En
particular, se destacan la carrera de Edición, que se cursa en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA, las de traductores (en la Universidad de Buenos Aires
y otras instituciones del interior del país) y la formación para el sector gráfico y
editorial que ofrece la Fundación Gutenberg, en asociación con la Universidad
Tecnológica Nacional y la Universidad de San Andrés. Un importante número de
profesionales y técnicos egresados de estas carreras y de los cursos está
trabajando en editoriales de capitales nacionales y extranjeros.
Si bien el diseño ha mostrado en sus
diferentes facetas (gráfico, modas, producto, interiores, etc.) un desarrollo
importantísimo en los últimos años, y existe un auge de carreras terciarias y
universitarias, la calidad del diseño de portada sigue siendo deficiente. En el caso
de las editoriales que integran a diseñadores de portada dentro de su personal
estable (asalariado), es frecuente que éstos deban realizar varios trabajos
simultáneamente, lo que les resta tiempo para consustanciarse con cada libro y
plantear propuestas originales que salgan de un diseño estándar. Cuando para el
trabajo se contrata a un diseñador externo, el problema muchas veces se repite,
porque se suelen pagar valores muy bajos con relación a otras áreas de actividad
de los diseñadores. Además, la posibilidad abierta tras la devaluación para los
diseñadores de vender sus trabajos a países extranjeros a precios relativamente
más altos, genera menor interés de éstos de ocuparse en puestos de las editoriales
locales.
Teniendo en cuenta que el diseño de
portada es un elemento fundamental para la diferenciación de producto, la falta de
valorización de este aspecto conspira fuertemente contra la competitividad de los
libros argentinos, que quedan en franca desventaja respecto de las industrias de
otros países, que dedican recursos mucho más significativos a este tema. El
problema del diseño de tapa se puede apreciar claramente al comparar la mayoría
de los libros editados en el país, especialmente los de editoriales pequeñas, con los
de edición extranjera.
La Argentina desarrolló
tempranamente una industria editorial de calidad en los géneros de ficción y no
ficción, que se proyectó a través de las exportaciones a los países de la región y
España. Dicha producción, si bien se basó en importantes autores nacionales, tuvo
como elemento clave la edición de obras de autores extranjeros traducidos al
español.
Luego de alcanzar un pico de
producción a mediados de los años setenta, la industria editorial argentina
comenzó un período de larga decadencia que tuvo origen en el achicamiento del
mercado interno debido a -entre los factores más importantes- las recurrentes
crisis económicas, la pérdida del hábito de lectura, la competencia con otros
entretenimientos y medios de información y el impacto de la reprografía y la
piratería. A su vez, el nivel de calidad de los libros argentinos se resintió
notablemente, perdiendo el lugar de liderazgo que tenía en la región frente a
México y Colombia.
En la Argentina de los años noventa
se produjo un proceso de fuerte concentración, en el cual varias de las principales
editoriales de capital nacional pasaron a manos de poderosos grupos extranjeros.
Sin embargo, cabe destacar que en dicho período se constituyeron varias nuevas
editoriales PyMEs, que aprovecharon la creciente segmentación del mercado de
lectores en temáticas específicas. El tipo de cambio que rigió durante la
convertibilidad favoreció la importación masiva de libros, al tiempo que un 20% de
los ejemplares editados localmente se imprimía en el exterior, afectando a la
industria gráfica nacional. Los precios relativos vigentes, sumados al deterioro de
la calidad, limitaron fuertemente las posibilidades de expandir las exportaciones. La
debacle producida por la salida de la convertibilidad sumió a la industria editorial
argentina en la mayor crisis de su historia, dada por la dramática caída tanto del
número de títulos como de ejemplares editados.
La principal meta a lograr
inmediatamente consiste en dar una solución al problema de la asimetría fiscal
para la cual analizadas las tres alternativas propuestas, hemos elaborado el
proyecto de ley que somete a consideración de la Cámara y cuyo acompañamiento
solicito a mis colegas.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
CULTURA (Primera Competencia) |
INDUSTRIA |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |