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PROYECTO DE LEY

Expediente: 3249-D-2011

Sumario: BANCO DE FOMENTO INDUSTRIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA (BAFIRA): CREACION.

Fecha: 17/06/2011

Publicado en: Trámite Parlamentario N° 72

Proyecto
CREACIÓN DEL BANCO DE FOMENTO INDUSTRIAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
Título I : Creación, naturaleza y objeto.
Artículo 1º: Crease el BANCO DE FOMENTO INDUSTRIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA (BaFIRA) como entidad autárquica del Estado que integra el sistema bancario oficial en un todo de acuerdo con las disposiciones de la Ley 21.526 y modificatorias, y las disposiciones emanadas de la presente ley. La Nación Argentina responde por las operaciones del Banco.
Artículo 2°- El BaFIRA tiene por objeto apoyar las pequeñas y medianas empresas de Argentina a través de la provisión de financiamiento y asesoramiento, de modo de contribuir al proceso de desarrollo económico y social del país.
Artículo 3°- A fin de dar cumplimiento a los objetivos establecidos en el art. 2 el Banco podrá otorgar créditos por sí, por intermedio de terceros o asociado a terceros, para la inversión en bienes de capital y equipamiento de industrias en general. Estos créditos se otorgarán previa selección por parte del Banco de los proyectos de inversión a financiar, según criterios propios de éste, a tasas sensiblemente menores que las que cada proyecto según sus características podría obtener en entidades privadas del mercado financiero.
Asimismo, el BaFIRA podrá por sí, por intermedio de terceros o asociado a terceros, brindar todos los servicios financieros que emanan del Título II, Capítulo III de la Ley 21.526 a fin de captar fondos para desarrollar su objetivo principal.
Artículo 4° En el proceso de selección de los proyectos de inversión o ramas industriales específicas a las que el Banco prestará asistencia financiera deberán tenerse en cuenta las siguientes metas:
a) En el desarrollo de sus actividades, El BaFIRA deberá prestar particular consideración a las necesidades de las pequeñas y medianas empresas.
b) Orientar la producción industrial hacia ramas que brinden mayor interés social, con especial énfasis en la ampliación de la capacidad productiva destinada a:
i. la maximización del impacto ocupacional, del desarrollo tecnológico y el balance de divisas.
ii. Programas de reconversión empresarial que tengan por objeto alcanzar mayor grado de elaboración en la terminación de los bienes finales.
iii. Financiar la densificación de las redes de proveedores al interior de cada eslabonamiento productivo, brindando apoyo técnico, comercial y jurídico a los actores más débiles de cada cadena.
iv. Incrementar las exportaciones argentinas en todas sus ramas y principalmente en las que incorporan mayor valor agregado.
c) Promover la generación de nuevos y mejores puestos de trabajo.
Artículo 5° - Queda explícitamente vedado al Banco otorgar créditos con las siguientes características:
a) Créditos para infraestructura en general: red vial, ferroviaria u otras.
b) Créditos a organismos estatales, nacionales, provinciales o municipales para el pago de sueldos, desarrollo de infraestructura, salud o educación.
c) Créditos a empresas para su funcionamiento corriente, excluido excepcionalmente hasta un 50% del capital de giro inicial.
Título II : Capital y recursos
Artículo 6° - - El Capital Social inicial del Banco se conformará con $1.500.000.000 (pesos mil quinientos millones) que serán en su totalidad aportados por el Estado Nacional y con $3.000.000.000 aportados por el Banco Central de la República Argentina, estos últimos mediante la compra de acciones Clase B, y en concordancia con el Artículo 4, inciso c de la Ley 24.144 y modificatorias.
Autorízase al Poder Ejecutivo Nacional a realizar las adecuaciones presupuestarias necesarias para suscribir e integrar el Capital Social.
Autorízase al Banco Central de la República Argentina a adquirir acciones Clase B adicionales a las mencionadas en el primer párrafo del presente, por un valor de hasta $3.000.000.000 en un lapso de cinco años.
Se emitirán acciones de dos tipos:
1) Acciones Clase A: Serán ordinarias, intransferibles, con derecho a voto y propiedad del Estado Nacional.
2) Acciones Clase B: Serán ordinarias, sin derecho a voto y de oferta pública.
Artículo 7° - El capital del Banco podrá ser incrementado por el Directorio con los aportes provenientes de:
a) Utilidades y reservas propias;
b) Recursos asignados por la Nación;
c) Venta de acciones de Clase B (sin representación en el Directorio)
Artículo 8° - Los recursos del Banco provendrán de las siguientes fuentes:
a) Su propio capital y reservas.
b) Los fondos que le asigne el Estado nacional y/o los estados provinciales para sus programas generales o con destino al financiamiento de líneas de crédito específicas;
c) Los recursos que le asigne el Banco Central de la República Argentina por vía de adelantos, redescuentos u otras operaciones.
d) Los recursos de las operatorias establecidas en el Título II, Capítulo III de la Ley 21.526.
e) Los recursos transferidos por el Estado Nacional originados en la disposición emanada del artículo 11° de la presente ley.
f) Los recursos obtenidos por la venta de acciones clase B.
Título III: Gobierno y administración.
Artículo 9°.-: El banco estará gobernado por un directorio compuesto por un presidente, un vicepresidente y siete directores. Todos ellos deberán ser argentinos nativos o por naturalización, con no menos de diez (10) años de ejercicio de la ciudadanía. Deberán tener probada idoneidad en materia monetaria, bancaria, o legal vinculada al área financiera y gozar de reconocida solvencia moral.
Artículo 10º -El presidente, el vicepresidente y los directores serán designados a propuesta del Poder Ejecutivo Nacional por una comisión bicameral compuesta por la misma cantidad de miembros de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Nación. Durarán seis (6) años en sus funciones pudiendo ser designados nuevamente. El Poder Ejecutivo Nacional podrá realizar nombramientos en comisión durante el tiempo que insuma el otorgamiento del acuerdo de la Comisión Bicameral.
Las retribuciones del presidente, del vicepresidente y los directores serán las que fije el presupuesto del Banco.
Artículo 11º - No podrán desempeñarse como miembros del directorio:
a) Los empleados o funcionarios de cualquier repartición del gobierno nacional y los que tuvieren otros cargos o puestos rentados o remunerados en cualquier forma, que dependiesen directa o indirectamente de los gobiernos nacional, provinciales o municipales, incluidos sus poderes legislativos y judiciales. No se encuentran comprendidos en las disposiciones de este inciso quienes ejercen la docencia;
b) Los accionistas, o los que formen parte de la dirección, administración, sindicatura o presten servicios a las entidades financieras al momento de su designación;
c) Los que se encuentren alcanzados por las inhabilidades establecidas en la Ley de Entidades Financieras.
Artículo 12º - Los integrantes del directorio podrán ser removidos de sus cargos, por el Poder Ejecutivo nacional, previo acuerdo de una comisión bicameral compuesta por la misma cantidad de miembros de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Nación, por incumplimiento de las disposiciones contenidas en la presente ley o por incurrir en alguna de las inhabilidades previstas en el artículo anterior.
Artículo 13° - En un plazo no mayor de SESENTA (60) días de promulgada la presente ley, se debe constituir el Directorio del banco como así también nombrar al Presidente y Vicepresidente quienes deberán establecer el Estatuto Social del Banco con sujeción a las pautas previstas en la presente ley y realizar todos los actos necesarios para la constitución y puesta en funcionamiento de la Sociedad.
Título IV: Disposiciones complementarias y/o transitorias
Artículo 14° - Créase el Fondo para la capitalización del Banco de Fomento Industrial de la República Argentina. Este fondo tendrá por ingreso el 0,5% de la recaudación fiscal correspondiente al Impuesto a las Ganancias, que serán ingresados en forma mensual por un período de CINCO (5) años a partir de la aprobación de la presente ley. Contará también con el ingreso correspondiente al 1% del total de impuestos, tasas o derechos pagados por la importación de bienes en general, durante el mismo lapso de tiempo.
El fondo tendrá por único objetivo incrementar el capital social del Banco, mediante transferencias sin contraprestación del total de los aportes recibidos.
Artículo 15° - El Banco podrá mantener una parte de sus activos externos en depósitos u otras operaciones a interés, en instituciones bancarias del exterior, en papeles de reconocida solvencia y liquidez pagaderos en oro o en moneda extranjera, o en acciones de entidades financieras públicas que así lo autoricen.
Artículo 16° - De forma.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Se eleva el presente proyecto con la convicción de su relevancia para el proceso de reindustrialización del país. La importancia del tema de fondo nos lleva a un pormenorizado estudio, que incluye tanto aspectos técnicos como políticos.
El proyecto de ley ha sido elaborado considerando que deben existir dos normas centrales que determinen la creación y el funcionamiento del Banco de Fomento Industrial:
a) La primera de ellas, es la ley que se propone, que promulga la creación del Banco y fija su naturaleza, objetivos, acciones, capital inicial, carácter del Banco y lineamientos generales sobre su Gobierno.
b) La segunda norma es la carta orgánica del Banco que en el sentido determinado por la ley propuesta debe establecer en forma más detallada toda la operatoria del Banco. El artículo 10 del presente proyecto de ley establece un plazo de 60 días a partir de su promulgación para la elaboración de dicha carta orgánica.
1. El contexto económico general y la situación de la industria.
1.1. El escenario económico general.
La recuperación del Producto Bruto Interno iniciada a partir del segundo trimestre de 2002, presentó seis años seguidos de crecimiento (2002-2008) ubicándose en niveles elevados de un 8,5% promedio de crecimiento durante ese período. El incremento de más de un 40% del Estimador Mensual Industrial relevado por el INDEC muestra que el ritmo de la recuperación ha sido sostenido, y ha logrado incluso superar diversos escollos producto de cuellos de botella que surgen con el crecimiento.
Sin embargo, si bien junto con el crecimiento de la economía se registró un aumento importante de la inversión hasta ubicarse en niveles aceptables en torno al 20% del PBI, ésta muestra una marcada tendencia decreciente en su nivel de crecimiento interanual, pasando de un 38% en el año 2003 a un 9% en 2008 para ubicarse en niveles negativos en el 2009 del orden del 12%.
Los datos son sencillos y contundentes. Para mantener niveles de crecimiento económico importantes se debe estimular desde el Estado la solución de profundos problemas que persisten; y más aún, la superación de limitaciones y falencias que tiene la economía argentina - en muchos casos como resultado de décadas de retroceso y debacle. Una de ellas, sin ninguna duda, tiene que ver con la situación del sector industrial.
1.2. El desarrollo industrial
La recuperación económica que se muestra en los últimos años ha mejorado la situación industrial del país. Sin embargo, el nivel del que se parte es lamentablemente demasiado bajo. La industria sufrió desde mediados de los años 70` profundos cambios que dieron lugar a lo que se ha llamado un verdadero "proceso de desindustrialización" de la Argentina, que con una violenta etapa inicial durante la dictadura, siguió esa misma tendencia general hasta la grave crisis del 2001. Este proceso de desindustrialización acumuló 27 años de una transformación en la cual el país se fue sumiendo en una cada vez más profunda y generalizada pobreza.
El inicio de la desindustrialización a mediados de los setenta, proclamado de viva voz como el camino hacia una economía que se liberaba de las ineficiencias del pasado, sólo pudo hacerse a sangre y fuego por la dictadura militar más sangrienta de la historia. En medio de la más cruenta represión a las organizaciones populares, fue que se pudo imponer el inicio de la desindustrialización.
Décadas de esfuerzo que fue plasmando en logros persistentes, fueron dilapidadas en apenas unos años. Una industria diversificada que podía vender maquinaria a Brasil y a otros países de Latinoamérica fue prácticamente aniquilada. La rápida apertura externa indiscriminada de los mercados junto con una sobrevaluación del peso fue el mecanismo para dar por tierra con la industria que en esos momentos exportaba a la región una amplia variedad de productos. La frase del momento, "para la argentina es lo mismo producir caramelos que acero", que hacía alusión a una aparente dicotomía entre producciones de origen agrarias y producciones propiamente industriales pronto se convirtió en la triste realidad de que en el país sólo se produjera lo primero. En los años posteriores al golpe militar, se cerraron más de veinte mil establecimientos fabriles, el producto bruto del sector cayó alrededor de un 20% entre los años 1976 y 1983. La participación de la actividad manufacturera en el total del producto del país se redujo en una cuarta parte, pasó de representar el 28% a sólo el 22%. El cambio no sólo fue cuantitativo: la industria, dejó de ser el núcleo dinamizador de la economía.
El deterioro de la industria, no pudo ser revertido en los siguientes gobiernos democráticos. No sólo eso, sino que muchas de las ramas que habían liderado el desarrollo industrial sustitutivo, siguieron francamente en picada. Entre ellas, la producción local de maquinaria y equipo se redujo el 45,5% en los años ochenta.
En los noventa, la sobrevaluación del peso le dio otro fuerte golpe a la industria, o a lo que quedaba de ella. La avalancha de productos importados más baratos - posible en primera instancia por el dólar barato, y por una diferencia tecnológica cada vez más amplia- barrió con ramas enteras de la producción industrial local, acentuando el proceso de desindustrialización en curso. Exceptuando las ramas primarias, las industrias intensivas en el uso de productos primarios y las industrias subsidiadas que perduraron, el resto de la economía mostraba un franco retroceso. Si se considera la década de los noventa de punta a punta, en realidad en esos diez años prácticamente no hubo crecimiento económico. La situación real, a veces tapada por efectos meramente propagandísticos que hasta se vanagloriaba de todas las importaciones que se realizaban, estaba caracterizada en cambio por la destrucción casi total de la producción nacional.
La economía argentina, que algunos querían mostrar como si estuviera especializándose en la producción de modernos y valiosos servicios, en realidad sólo se alimentaba del ingreso de divisas, el incremento del endeudamiento, y el remate del patrimonio de todos los argentinos.
La recesión que alcanzó la economía a finales de la década pasada fue creciendo en forma exponencial, en gran medida alimentada por las propias políticas del Gobierno, que se empecinaba en mantener un ajuste estructural como única forma de enfrentar la crisis. La reiteración de las "recetas" liberales, no hizo sino acelerar el proceso de crisis. Eran momentos en que la preocupación del Gobierno -en forma errada- pasaba por el riesgo país, por cuánto se le pagaría a los organismos internacionales y no, por cómo reindustrializar el país, para hacerlo viable económicamente para todos los millones de argentinos. La rápida salida de grandes masas de capitales desde inicios del año 2001 y la persistencia de la crisis, desembocó en el denominado corralito y la posterior devaluación.
Es necesario remontarse estos últimos treinta años de historia, para comprender la verdadera gravedad de la crisis argentina, para comprender el lugar cierto que hoy tiene la industria radicada en el país y sus posibilidades. Antes del golpe militar de 1976, Argentina tenía una industria que le permitía exportar diversos productos incluyendo maquinaria a los países de América del Sur. Hoy, la competencia en productos industriales con Brasil se realiza sistemáticamente en una situación de desventaja, excepto en algunas ramas industriales muy particulares, que pudieron gozar de regímenes de protección aún en plena ofensiva liberal, tal como el sector automotriz.
La producción industrial en Argentina se ha visto no sólo deteriorada en volúmenes, sino también en cuanto al nivel tecnológico que utiliza en relación a otros países. Este retroceso tecnológico relativo no sólo se produjo en relación a los países más desarrollados y/o de mayor auge, sino también con respecto a países más semejantes a Argentina como podría ser el caso de Brasil.
En efecto, el proceso de desindustrialización tuvo su correlato en la innovación productiva. La crisis de 2001, además de representar una grave caída de la producción industrial, implicó también la continuidad del alejamiento con respecto a otros países en materia de innovación.
Una encuesta llevada adelante por el Ministerio de Economía de la Nación, mostró que los gastos en Actividades de Innovación de las empresas fueron casi un 50% menor en el período 1998-2001 que en el período 1992- 1996. De esta forma, los recursos destinados por las empresas a actividades de innovación oscilaron entre el 2,5% de la facturación en 1998 y el 2,0% en 2001, presentando un claro retroceso en este aspecto respecto a lo relevado en la primera encuesta 92/96, donde se registraron gastos equivalentes al 3,48% de la facturación.
La causa principal de este cambio parece radicar en la caída registrada en la adquisición de bienes de capital que representó apenas entre el 1,7% y el 1.1% de la facturación en los años 1998- 2001, mientras que en 1996 fue del 4,49%.
Los gastos totales en I+D también disminuyeron considerablemente (de 0,33% de la facturación en 1996 a 0,28% en 98/2001). Estos valores se encuentran muy lejos todavía de los presentados por los países de la Unión Europea (1,61%) y el promedio de la OECD (1,89%). La brecha tecnológica sigue ampliándose.
Una conclusión similar puede obtenerse al analizar la importación de bienes de capital de los últimos años. Dada la inexistencia, en muchos casos, de la fabricación de nuevas maquinarias en el país, la importación de bienes de capital es un buen indicador del grado de cambio tecnológico y de renovación del parque industrial.
El cuadro 1 evidencia que las importaciones de bienes de capital se redujo prácticamente a la tercera parte entre el año 2001 y el 2002. De 4.180 millones de dólares se cayó a 1.292 millones. La recuperación posterior ha incrementado nuevamente las importaciones de bienes de capital, sin embargo recién se alcanzan los niveles previos a la crisis en 2006. Es cierto que la maquinaria importada es relativamente más cara tras la devaluación. No se analiza eso aquí, sino que, precisamente por ser más cara - entre otras razones- ha caído su compra, y con ella el ritmo de renovación y cambio tecnológico. Merece señalarse, sin embargo, que la devaluación ha permitido en algunos casos sustituir producciones importadas por industriales. Sin embargo, no pareciera ser éste el caso principal de la industria con respecto a los bienes de capital, toda vez que, en general, aún hay una persistente faltante de maquinarias para la industria fabricada localmente. Desde ya, distinto es el caso de la maquinaria para la producción agraria, que se encuentra en franco crecimiento gracias a la pujante demanda y a la posibilidad de abastecerla esencialmente con producción local.
Cuadro 1: Importaciones por grandes rubros
Tabla descriptiva
- Continuación -
Tabla descriptiva
Fuente: INDEC. Importaciones por Uso económico. Años 1980-2008
Se han señalado ya los efectos bondadosos de la recuperación económica sobre el nivel de renovación técnica. El análisis de los últimos 12 años del Producto bruto interno y de la Inversión Bruta Interna Fija, permite obtener interesantes conclusiones sobre el proceso que se vivió en los noventas y después de la devaluación.
El Cuadro 2 indica precisamente la Inversión Bruta interna fija (IBIF) que se ha dado desde 1993 hasta la actualidad. Puede observarse allí que la IBIF como porcentaje del PBI era en 1993 del 19%, manteniéndose en esos niveles hasta el comienzo de la recesión en 1999. Recién en el año 2005 logró alcanzarse nuevamente ese porcentaje de inversión bruta interna fija, considerados básicos para actualizar y modernizar mínimamente la capacidad productiva. La IBIF, que ha tenido pisos del 17,6% en 1995, se derrumbó con la crisis de 2001 hasta alcanzar el 11 %. Desde ese valor se ha ido recuperando sostenidamente hasta llegar al 20% actual.
Cuadro 2: Inversión Bruta Interna Fija
Tabla descriptiva
Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales
(*) Estimaciones preliminares
Sin embargo, el problema de inversión que queda, es aún muy grande. Como se ha señalado anteriormente, si bien los niveles de inversión se ubicaron en torno a un nivel aceptable del 20%, se aprecia una tendencia declinante en el crecimiento de las mismas. Asimismo, resulta necesario recuperar los montos de las inversiones que no se realizaron. EL haber llegado a tasas de inversión del 11% del PBI señala que, durante varios períodos, la inversión fue sustancialmente inferior a la requerida para asegurar un recambio tecnológico que permita al país mantener el ritmo de progreso del resto de los países en desarrollo. Por ello, no sólo se debe fijar como meta una inversión del 20% del PBI, sino que debe superarlo a fin de permitir recuperar encadenamientos tecnológicos perdidos y acompañar el ritmo de crecimiento.
El problema es más grave cuando se analiza la composición de dicha inversión. No sólo se trata de problemas por falta de inversión, sin además por inversiones que no generan los encadenamientos económicos que permitan articular mejoras generales.
El fuerte proceso de desindustrialización que se dio en la mayoría de las ramas productivas condujo a una reprimarización de las exportaciones que se realizan desde Argentina. El auge de las materias primas -mayormente sin procesar o casi sin procesar- deja en realidad entrever la debilidad de la estructura industrial. Las particulares propiedades de fertilidad de las tierras pampeana por un lado y por el otro los yacimientos de hidrocarburos son los pilares sobre los cuales se sostienen las exportaciones.
El fin de la convertibilidad de la moneda a una paridad sobrevaluada, ha permitido también dejar al descubierto esta verdadera estructura de la producción argentina. Ambas producciones estratégicas para la obtención de divisas, son sin embargo débiles para crear en forma masiva nuevos y mejores puestos de trabajo.
No se plantea aquí una contraposición inútil entre la producción industrial y la explotación de recursos naturales, por el contrario, se entiende que los mismos deben complementarse a fin de crear una red productiva adecuada.
Lamentablemente, el proceso de desindustrialización ha implicado en muchísimos casos la pérdida de la capacidad de creación de nuevas tecnologías y nos ha llevado como nación a un lugar mucho más retrasado - relativamente hablando- en materia de innovación y desarrollo tecnológico. El corolario lógico de ello, es el escaso desarrollo de tecnología y el aumento de la brecha tecnológica con respecto a los países más avanzados en la materia, o en términos relativos, como nuestros socios del Mercosur.
1.3. El sistema financiero
Con escasa liquidez para brindar préstamos y en un mercado crecientemente concentrado la tasa de interés tiende a ser alta. En este sentido, poco han cambiado las características que tiene el sistema financiero desde hace ya más de una década. Las altas tasas de interés y su segmentación siguen definiendo este mercado concentrado.
Si bien luego de las crisis de 2001- 2002 se aprecia una tendencia decreciente de las tasas de interés fomentada entre otras cosas por las expectativas centradas en el canje de la deuda, éstas comienzan a crecer fuertemente desde fines de 2006 hasta ubicarse a niveles muy altos apenas por debajo de las tasas correspondientes al año 2002 durante la crisis económica más profunda que tuvo la historia argentina. Inclusive el incremento de las tasas de interés es previo a la crisis financiera internacional de 2008, lo cual revela limitaciones propias del mercado local. A su vez, la segmentación de los créditos implica que las empresas con menores garantías deban pagar una tasa de interés que alcanza el triple del valor que pagan las empresas de primera línea.
Gráfico 1: Diferentes tasas de interés cobradas por los bancos
Tabla descriptiva
Fuente: Elaboración propia en base a datos del BCRA. Estadísticas e indicadores: Monetarios y Financieros
El gráfico 1 muestra la evolución de las tasas de interés entre 2002 y 2009 de tres tipos de líneas de crédito distintas. Como puede observarse a simple vista, el diferencial de tasas existente entre las distintas líneas de crédito es muy elevado. Las líneas de crédito más caras, corresponden a aquellos mecanismos que involucran menores garantías y a los que pueden acceder la mayor cantidad de empresas. El diferencial es tan elevado, que unas tasas llegan a ser más del triple del valor de las otras.
La segmentación del mercado basada en la alta disponibilidad de información sobre sus clientes que poseen los bancos, permite la continuidad de estas tasas de interés diferenciales. Esta es para la mayoría de las empresas locales, la razón máxima de que las tasas de interés que deben pagar sea excesivamente alta.
1.4. El sistema financiero y la industria local.
No hay duda de que el adecuado funcionamiento del sistema financiero es una condición necesaria para el fortalecimiento del crecimiento de la actividad económica. De la misma manera, el desarrollo industrial requiere de un sector financiero que pueda brindar recursos a fin de motorizar el incremento de la producción.
Si bien no son pocas las empresas y los proyectos que se financian con recursos propios, muchas lo hacen mediante la solicitud de créditos. La expansión industrial y el cambio tecnológico requieren de líneas de crédito acordes a estas demandas.
Las características de estos créditos, por otra parte, suelen ser un poco especiales por cuanto se trata de créditos a mediano y largo plazo. Efectivamente estas inversiones en bienes de capital conllevan plazos de devolución mayores que aquellos relacionaos, por ejemplo, con la actividad corriente de la empresa. El requerimiento de plazos más largos implica una fuerte necesidad de previsibilidad, por cuanto de lo contrario, la tasa de interés a cobrar podría alcanzar cifras siderales.
Sin embargo, merece destacarse que la mayor previsibilidad no es la solución absoluta para el descenso de las tasas de interés. En efecto, persisten otros problemas. La alta concentración financiera y la alta segmentación del crédito son dos factores que atentan contra la baja de la tasas de interés que se cobra a la masa de empresas industriales.
Así como se ha señalado que existen tasas de interés de hasta el 300% de lo que pagan las empresas de primera línea, merece considerarse qué empresas adquieren esos créditos, y con qué destinos. El descubierto en cuenta corriente es en muchos casos la forma de crédito más habitual. En el sector agrario durante los años noventa, ésta fue en muchos casos la forma en que accedieron al crédito numerosos productores agrarios a fin de modernizar su equipamiento. La altísima tasa de interés, sin embargo hizo que en muchos casos esas deudas se volvieran imposibles de saldar para los productores. En el sector industrial, la situación es distinta, porque si bien existen numerosísimas empresas que recurren a esta forma de crédito, habitualmente lo hacen para sus operaciones corrientes y no para inversiones de capital. La razón es sencilla y radica en que a esa tasa de interés las inversiones dejan de ser una alternativa rentable y se prefiere postergarla.
La otra tasa de interés señalada, la correspondiente a préstamos prendarios a más de un año de plazo, muestra niveles promedios superiores al 40% anual, también con una alta variabilidad al interior de dicho promedio, por cuanto existen significativas diferencias en las tasas dependiendo de las características de la empresa y de la prenda. Si bien esta es una tasa menor a la antes señalada, debe remarcarse que no todas las empresas pueden acceder a estas líneas, dependiendo de su historia crediticia, de su situación patrimonial, etc Aún así, son tasas de interés que dificultan seriamente el emplazamiento de nuevos proyectos de inversión. Una comparación sencilla y contundente, muestra que la tasa de interés de estos préstamos es del doble de la que pagan las empresas de primera línea. En definitiva, las tasas de interés vigentes para la mayoría de las empresas industriales es demasiado elevada para justificar el endeudamiento con destino a inversión de capital.
El problema de la alta concentración financiera y la elevada tasa de interés limitante del acceso al crédito sólo puede ser afrontado desde la política pública. El crédito público, en este sentido, debe procurar brindar tasas de interés más acordes a las necesidades de la inversión productiva.
2. El Banco de Fomento Industrial.
Se concibe por tanto al Banco de Fomento Industrial, como una más de las herramientas que, en forma conjunta con otras que ya se encuentran en aplicación y otras que puedan agregarse, van a contribuir al desarrollo industrial del país, y con éste a la mejora en las condiciones de vida de la población.
La utilización de la capacidad instalada al máximo de sus posibilidades en numerosas ramas industriales indica que para incrementar la producción es necesario realizar nuevas inversiones en esos sectores. La situación actual existente en el mercado financiero, donde el crédito resulta caro para la mayoría de las empresas que quieren invertir constituye una verdadera traba en este aspecto.
La creación del Banco de Fomento Industrial pretende modificar el mercado financiero permitiendo que ciertas inversiones productivas puedan adquirir créditos a tasas significativamente más bajas que las vigentes. El arribo de un nuevo competidor al mercado financiero, con tasas más bajas, permitirá de esta forma incrementar las inversiones, y con ello mejorar las perspectivas de crecimiento de la producción industrial.
Pero la creación del Banco de Fomento Industrial no sólo apunta a incrementar las inversiones productivas, sino también a facilitar aquellas que, por sus encadenamientos productivos, desarrollo de tecnologías u otros factores, mejor incidencia tenga sobre la creación de puestos de trabajo, y en definitiva de las condiciones de vida de la población. En este sentido, el Banco no sólo será un impulsor de mayores inversiones, sino que también permitirá que una mayor parte de las mismas se dirijan a sectores estratégicos según los objetivos planteados.
Dado que se considera al Banco industrial como parte de una política general tendiente a una reindustrialización del país, es decir, como una herramienta de política económica, el mismo debe ser de carácter estatal nacional. Esta característica está explicitada en los Artículos 1, 2, 6 y 7 del proyecto de ley.
3. Banco de Fomento Industrial: Evaluación de sus antecedentes
3.1. Antecedentes históricos en Argentina.
Los antecedentes históricos acerca de un Banco tendiente a financiar la industria local son de antigua data. En 1944 se creó el Banco Industrial de la República Argentina (BIRA) con el objetivo de brindar créditos a mediano y largo plazo al sector manufacturero. Este Banco industrial, sin embargo, se debatió entre el objetivo explícito de fomentar la industria y una acción más concreta que generalmente priorizaba créditos de corto plazo para sostener el desenvolvimiento cotidiano de las empresas. De esta manera los subsidios implícitos en las tasas de interés reducidos, no conformaban el impulso para nuevas inversiones.
Hacia los años sesenta comienza a criticarse este accionar, y se impulsa la vuelta del BIRA a sus objetivos. Sin embargo, en esos años, la controversia radica en las características que deben tener los beneficiarios de los créditos del Banco. Se señala para la época, la coexistencia de dos criterios claramente diferenciados: por un lado, los préstamos -siempre a tasas subsidiadas- a grandes empresas que se orientaban a las ventas a organismos estatales, - que generalmente implicaban escasas inversiones- y que contribuyeron a la creación de la denominada patria contratista. Por otro lado, pero en menor medida, préstamos que efectivamente se destinaban a inversiones fijas, y en general otorgados a empresas más pequeñas. El discurso eficientista de finales de la década del sesenta, que promovía la concentración industrial como sinónimo de eficiencia, era el paraguas teórico para que la mayoría de los créditos fueran otorgados a estas grandes empresas que, sin embargo, no desarrollaban una política industrializadora ni exportadora, sino más bien se dedicaban a vender al Estado.
En definitiva, si bien hacia fines de los sesenta había modificado considerablemente las características de los préstamos, pasando de préstamos de corto plazo a medianos o largos plazos, - mucho más acordes con los objetivos de promover la inversión- el BIRA se debatía entre promover efectivamente nuevas inversiones fijas que contribuyeran al desarrollo, y subsidiar empresas contratistas del Estado cuya única perspectiva era permanecer como empresas permanentemente subsidiadas.
Pese a la convivencia de estos dos criterios el BIRA había avanzado en diversos aspectos: brindaba créditos de mediano y largo plazo con el fin de financiar inversiones fijas de las empresas e hizo un amplio uso de avales y líneas de crédito del exterior. De esta forma, el BIRA logró canalizar créditos externos hacia fines productivos que de otra manera no hubieran sido obtenidos.
Estos logros parciales y sus falencias generaban la convicción de que el BIRA debía reformularse pero no abandonarse como idea. Por ello, comienza a surgir con mayor fuerza la idea de que debía transformarse en un "verdadero banco de desarrollo".
Hacia fines de 1970 en el marco del Plan de Desarrollo y Seguridad (PDyS) se creó el Banco Nacional de Desarrollo, sobre la base del anterior BIRA.
El BANADE fue creado como entidad autárquica cuyo objetivo principal era captar recursos para concretar proyectos de interés nacional y regional, de acuerdo con el PDyS elaborado por el gobierno militar. Sin embargo, el cambio sustancial con respecto al BIRA lo constituyó la ampliación de sus objetivos y la asignación de canales específicos para cada uno de ellos. En este sentido, el Banade amplió su actividad con la incorporación en su carta orgánica de 5 Institutos específicos:
1.- de Crédito industrial,
2.- de Crédito y Fomento Minero,
3.- de Financiación de Proyectos de Infraestructura,
4.- de Industrias de Base y
5.- de Reconversión y rehabilitación (de empresas).
La amplitud de objetivos a los que se les brindaba créditos subsidiados demandó en forma casi inmediata una magnitud de recursos que el mismo banco no disponía. En junio de 1971 el presidente del Banade escribe que "este banco ha venido desarrollando sus funciones crediticias dentro de una precariedad de medios que ha conspirado contra la eficacia de su acción(...) en virtud de la ley de su creación, se han asignado al Banade funciones muy amplias". Resulta claro que, los montos requeridos para los objetivos planteados (resaltando que la tasa de interés era subsidiada) eran enormes con respecto a las posibilidades de captación de fondos.
Pese a ello, hasta el año 1974 el Banco presenta un desempeño adecuado, en parte aliviada su situación por la existencia de recursos fiscales.
Con la dictadura iniciada en 1976 el Banco pasa explícitamente a un segundo plano, al abandonarse desde el Estado las políticas de desarrollo industrial. No sólo eso, sino que sus objetivos y actividades son completamente desvirtuados, pasando a cumplir un rol totalmente distinto al de fomentar el desarrollo económico. El Banco siguió funcionando brindando créditos aún subsidiados pero ya no para promoción de la inversión, sino como mero mecanismo de transferencia de recursos del Estado hacia los sectores económicos más concentrados. En los hechos el Banco beneficiaba a los grandes grupos económicos locales sin ningún tipo de contraparte seria. Como Banco de Desarrollo, había ya dejado de existir.
Tras un periplo zigzagueante durante el gobierno radical, finalmente en 1991 se decreta la privatización del banco, acorde a las políticas de esa época. El desmantelamiento del Banade, sin embargo, hay que buscarlo necesariamente antes, en la segunda mitad de los setenta cuando se abandona todo proyecto industrializador. Su defunción explícita se ubica en 1992, cuando el Congreso convalida el decreto privatizador del Banco. Hoy, apenas subsiste un club con el nombre de "Banade".
3.2. Algunos comentarios sobre la evolución histórica
El periplo histórico de un Banco destinado a financiar la industrialización está sin duda atado a la evolución misma de la economía argentina. Su desarticulación y la definición poco clara de sus objetivos, a mediados de los setenta, coincide con la instauración en el país de un proyecto desindustrializador, que procuró concentrar las ganancias en las producciones que brindaban una renta extraordinaria.
Más allá eso, es cierto que el desarrollo del Banco se topó en numerosas ocasiones con ciertas controversias que no siempre fueron solucionadas de la forma más adecuada. La multiplicidad de funciones que en algunas etapas se le dio fue contraproducente para que pudiera cumplir su rol fundamental, esto es, desarrollar la industria. Es por ello que en el proyecto de ley que se presenta, se excluyen explícitamente la posibilidad de brindar créditos para ciertos fines (artículo 5). El objetivo de esta explicitación, escomo se ha señalado, no distraer fondos para otros fines que el considerado principal.
El estudio de la evolución histórica, por otra parte, permite ubicar la creación del Banco industrial en esa perspectiva. Con ese o con otro nombre, con más o menos falencias, hubo siempre en el período 1944- 1975 un Banco dedicado a promover la industria, en la certidumbre de que el crecimiento y desarrollo de dicha actividad redunda en mejores condiciones de vida para toda la población.
4. Objetivo y Características que debe tener un Banco de Fomento Industrial.
Se señalan a continuación las características que tendría el Banco creado mediante el presente proyecto de ley:
4.1. Objetivo Principal de Banco:
En el artículo 2 del proyecto de ley se establece el objetivo principal del Banco es apoyar a las pequeñas y medianas empresas de Argentina a través de la provisión de financiamiento y asesoramiento, de modo de contribuir al proceso de desarrollo económico y social del país.
4.2. Constitución formal
El proyecto propone la creación de un nuevo Banco, concentrado en el crédito industrial, que no realiza la mayoría de las operaciones de los Bancos comerciales a fin de no diversificar su tarea. Brinda los créditos en forma indirecta a través de aquellos bancos que estén interesados en actuar como intermediarios. Se trata, entonces, de un Banco de Operación indirecta.
El Banco industrial sería por tanto un operador indirecto en el sistema financiero, que obtiene préstamos y brinda créditos a través de las entidades bancarias que quieran actuar como intermediarias. Este modelo de Banco ha sido profusamente utilizado por el Banco Hipotecario con muy buenos resultados.
La decisión sobre las asignaciones de crédito queda en manos del Banco industrial. Los intermediarios solamente asesoran a los potenciales clientes, gestionan las solicitudes y cobran por ello una comisión.
Se asume por otra parte como sumamente factible la posibilidad de lograr acuerdos con el Banco Nación para que éste actúe como nexo entre el banco industrial y los potenciales interesados. De todas formas, no sería el Nación el único banco intermediario.
Las ventaja que brinda el hecho de que el Banco propuesto sea de Operación indirecta son múltiples:
- En comparación con un Banco comercial común, la forma indirecta de operar evita costos innecesarios en el mantenimiento de una amplia estructura de sucursales
- Permite concentrar los gastos en aquellos directamente vinculados con la asignación de créditos.
- El mecanismo es ideal para aquellas entidades financieras que quieren especializarse en ciertas líneas de créditos y no abarcar la totalidad de los servicios financieros.
4.3. Características generales de los créditos y su asignación.
4.3.1. Desarrollo de préstamos a tasas abaratadas para la industria local.
Las tasas que se cobran en la actualidad en préstamos para adquisición de capital dificultan seriamente la misma. Esta alta tasa de interés se debe fundamentalmente a dos factores: una alta concentración del sistema financiero y alta segmentación de los créditos, cobrándose un diferencial de tasa de interés muy alto según el sujeto al que se le presta.
El artículo 3 del proyecto de ley, plantea que los créditos se otorgarán "a tasas sensiblemente menores que las que cada proyecto según sus características podría obtener en entidades privadas del mercado financiero". Dado que un aspecto fundamental del encarecimiento de la tasa de interés cobrada en el mercado financiero, radica en la segmentación del crédito según el sujeto, se considera un punto clave que los créditos que brinda el Banco sean a tasas mucho más uniformes, pudiendo de esta manera otorgar préstamos a tasas menores.
Se considera que el presente proyecto de ley debe definir los lineamientos generales en cuanto a valor de la tasa de interés de los créditos, dejando para la Carta orgánica del mismo y para la política propia del Banco una mayor definición al respecto.
Con el objetivo de explicitar la opinión del legislador, se considera adecuado que el Banco brinde préstamos a tasas reales positivas, no muy alejadas de las tasas reales (en dólares) LIBOR. En fórmula, podría sugerirse que el Banco pueda brindar créditos a una tasa real que sea aproximadamente la mitad de la tasa LIBOR en pesos. En fórmula:
Tasa Crédito = Inflación + 0,5 x LIBOR.
Sin embargo, es necesario analizar con mayor detalle si dicha tasa es factible dada la estructura que debe montarse, -sus costos-, los montos de los créditos, y el costo de adquirir dinero. También podría ser factible disminuirla. Otro indicador adecuado alrededor del cual la tasa del crédito podría fluctuar es:
Tasa Crédito = Tasa encuesta BCRA créditos a empresas de primera línea.
A fin de evitar grandes distorsiones en la solicitud de créditos, debiera procurarse que la tasa de interés del crédito sea positiva en términos reales. Aún en esta situación puede ser entendida como una tasa subsidiada si se la compara con la que tendría que pagar la industria en caso de no existir este Banco.
Si desea destacar aquí, por lo tanto, que el proyecto de ley no define un nivel de tasa de interés a otorgar, pero fija como requisito que ésta sea sensiblemente menor a la que podría obtenerse en el mercado financiero local.
Si bien no es objetivo del Banco obtener grandes ganancias, sí lo es tener un balance no negativo. En este sentido, el aporte del Banco, esto es, otorgar créditos a tasas abaratadas, sólo puede sostenerse si el funcionamiento de éste es sustentable.
Con respecto a las tasas sugeridas ut supra, pueden compararse con las tasas que generalmente pagan algunas de estas empresas, si bien al ser muy variable depende de cada caso. Se presentan algunas de las tasas que reflejan las que efectivamente toman la mayoría de las empresas:
Tasa promedio ponderada por montos de préstamos prendarios con plazo mayor a un año: 17, 06% anual.
Adelantos en cuenta corriente: 21,52% anual
Hipotecarios hasta 5 años: 13, 50% anual.
4.3.2. Selección de proyectos sobre la base de criterios generales de interés.
Se ha señalado ya que el Banco industrial es considerado una herramienta que contribuye con el desarrollo industrial del país.
Como tal, debe inscribirse en dicho plan de desarrollo, que debe contemplar la elección de ramas industriales que deben ser fomentadas. Se considera que la delimitación de dichas ramas excede este proyecto de ley, pero se entiende también que es aconsejable sugerir la necesidad de la selección de estas ramas y los criterios a aplicarse. Por ello, el artículo 4 del proyecto de ley establece que en la selección de proyectos deben considerarse como metas:
a) En el desarrollo de sus actividades, El BaFIRA deberá prestar particular consideración a las necesidades de las pequeñas y medianas empresas.
b) Orientar la producción industrial hacia ramas que brinden mayor interés social, con especial énfasis en la ampliación de la capacidad productiva destinada a:
i. la maximización del impacto ocupacional, del desarrollo tecnológico y el balance de divisas.
ii. Programas de reconversión empresarial que tengan por objeto alcanzar mayor grado de elaboración en la terminación de los bienes finales.
iii. Financiar la densificación de las redes de proveedores al interior de cada eslabonamiento productivo, brindando apoyo técnico, comercial y jurídico a los actores más débiles de cada cadena.
iv. Incrementar las exportaciones argentinas en todas sus ramas y principalmente en las que incorporan mayor valor agregado.
c) Promover la generación de nuevos y mejores puestos de trabajo.
4.3.3. Capital inicial
El capital inicial del Banco tiene que ser tal que le permita comenzar sus operatorias en un volumen adecuado, a fin de evitar incurrir en gastos proporcionalmente excesivos para los fines planteados.
En este sentido, hay una restricción importante en el proyecto, en cuanto a que si el capital inicial es pequeño sus posibilidades de funcionamiento y de éxito son reducidas.
El capital del Banco, por otra parte, tiene que ser tal que le permita competir con otros Bancos ya existentes en el mercado. Por ello, se presenta la siguiente tabla
que expresa el patrimonio neto de cada banco a fines de 2004.
Tabla descriptiva
Estimando que se trata de un banco de operación indirecta, es decir que su patrimonio estaría concentrado en activos líquidos que puede prestar, se calcula que un patrimonio neto mínimo inicial de 1.500 millones de pesos permitirá brindar la solvencia y la operatividad que el Banco requiere. En comparación al resto de los Bancos, en cuanto al patrimonio neto se ubicaría en el tramo mayor de los mismos. El artículo 6 del proyecto de ley establece como nivel mínimo de capital social inicial el mencionado de 1.500 millones de pesos.
Este capital inicial será incrementado en los cinco primeros años mediante ingresos específicos provenientes del Estado nacional, descriptos en el artículo 11 del proyecto de ley.
1) Con el 0,5% de lo recaudado mediante el impuesto a las ganancias durante cinco años, capitalizados en forma mensual. Esto no implicaría mayor carga impositiva ni mayores ingresos fiscales sino que solamente, por ley, se habilitaría para que una parte del impuesto a las ganancias vaya a consolidar el patrimonio del Banco.
2) Con el 1% de todos los impuestos, tasas y derechos en general que se paguen por la importación de bienes. Al igual que el punto uno, esta disposición no involucra incremento alguno en los pagos que se realizan actualmente por la importación de bienes, sino la transferencia de un porcentaje de esos pagos al Banco.
Cualquiera sea la manera de conformar este fondo la idea es que éste constituya parte del patrimonio del Banco, quedando vedada la posibilidad de financiar gastos operativos del Banco.
La ventaja de prever el incremento en forma relativamente importante durante un plazo de cinco años del capital social radica en que el Banco podrá ir acrecentando su operatoria durante ese lapso de forma de perfeccionar sus circuitos administrativos.
4.3.4. Carácter público nacional
El capital inicial del Banco será del Estado Nacional (Artículo 6) y del Banco Central de la República Argentina. El objeto principal del Banco y su concepción general tienen un carácter nacional: fomentar el desarrollo de la industria nacional tiene este carácter (Artículo 2). Desde ya que el criterio nacional tiene en cuenta los distintos regionalismos.
Más allá de ello, los gobiernos provinciales estarán facultados para asignarle al Banco industrial fondos para su administración y entrega en forma de créditos con fines específicos determinados. (Artículo 8, inciso b) El Banco decidirá en cada caso la conveniencia y viabilidad de las funciones asignadas.
4.3.5. Formas de financiamiento genuino.
Una gran dificultad para un banco que pretende cobrar una menor tasa de interés que la de mercado, es conseguir los fondos para realizar los préstamos. Las dificultades en las experiencias previas, como se señaló en el punto 3.1 radicaron en una excesiva cartera de potenciales créditos sin fondos para prestar.
Se aspira a que el Banco, una vez constituido su capital social y consolidada si situación en el mercado, tenga un balance no negativo que le permita continuar en forma permanente con su operatoria, sin requerir de transferencias del Estado nacional o de otra fuente.
Los mecanismos de financiamiento principales que tendrá el Banco una vez en funcionamiento son: recupero de préstamos (artículo 8.d) depósitos a plazo fijo (artículo 8,d), fondo de desarrollo industrial (artículo 8.e), presupuesto nacional(artículo 8.b), redescuentos del BCRA (artículo 8.c), cobro de cuentas vinculadas(artículo 8.d).
Ya se han descripto algunos de estos mecanismos con anterioridad. Además de los ya mencionado, se prevé dentro de cierto período de lanzamiento del Banco Industrial, que el BCRA tendrá particular tratamiento en las líneas de redescuento hacia el nuevo Banco. .
Por otra parte, se prevé -aunque en forma limitada en sus inicios- la captación de fondos por medio de plazos fijos en la plaza local, a plazos y tasas similares a los vigentes en los mercados, compitiendo con otros bancos por la captación de depósitos.
Otra operatoria que brindará cierta liquidez al Banco, consiste en la vinculación del crédito otorgado a la apertura de cuentas en el mismo banco, a fin de realizar las diversas operatorias de la empresa.
Por último, el monto que se prevé tenga mayor importancia a partir del tercer año de funcionamiento, es el recupero de préstamos.
4.4. Limitación de las actividades del Banco industrial:
Explícitamente, se considera apropiado señalar que el Banco industrial no desarrollará ciertas actividades. La razón de esta restricción tiene que buscarse esencialmente en las experiencias previas, en las cuales, o bien se le asignaba al Banco de desarrollo demasiadas actividades o bien se le incorporaban actividades que no estaban vinculadas a su objetivo principal, desvirtuando con este proceder su verdadera razón de ser. En virtud de ello, a fin de cumplimentar con los objetivos propuestos, el artículo 5 establece explícitamente actividades que el Banco industrial no puede realizar: brindar
a) Créditos para infraestructura en general: red vial, ferroviaria u otras.
b) Créditos a organismos estatales, nacionales, provinciales o municipales para el pago de sueldos, desarrollo de infraestructura, salud o educación.
c) Créditos a empresas para su funcionamiento corriente
Por todo lo expresado, y con el convencimiento de la necesidad de la creación de un Banco industrial, se propone el presente proyecto de ley.
ANEXO 1
Nómina de industrias y ramas industriales, no exhaustiva, a que hace referencia el Artículo 4 inciso b.
Industria del Software (con énfasis en la exportación)
Energía Nuclear y Solar. Producción y equipos exportables.
Industrias Químicas.
Industria Naval y Náutica.
Producción para la Defensa Nacional.
Producción de Fármacos.
Industria de Bienes de Capital.
Industria de Maquinaria Agraria (con énfasis en la exportación)
Producción de Fertilizantes.
Industria Cultural (con énfasis en la exportación)
Desarrollo de Biotecnologías.
Energía Eólica.
Industria Metalmecánica.
Industria Autopartista.
Industria Automovilística para la exportación.
Producción de Energía Eléctrica (Ciclo combinado)
Industrias Agroalimentarias.
Industria Textil y de Confecciones.
Producción de derivados agropecuarios no tradicionales. (Aceite de Palma, Tung; etc; Biocombustibles)
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BONASSO, MIGUEL LUIS CIUDAD de BUENOS AIRES DIALOGO POR BUENOS AIRES
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
FINANZAS (Primera Competencia)
INDUSTRIA
PRESUPUESTO Y HACIENDA