ARTICULO 1º.- Créase la Autoridad Única de la Cuenca de los Ríos Matanza y Riachuelo (AUCMAR), la que estará integrada por un representante del Estado Nacional, un representante de la Provincia de Buenos Aires y un representante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

ARTICULO 2º.- La AUCMAR podrá dictar su propio reglamento y será presidida por el representante del Poder Ejecutivo Nacional, que deberá tener rango de Secretario de Estado. Su personal ingresará por concurso público de oposición de acuerdo a la idoneidad requerida para cada cargo, que deberá ser previamente definida por el organismo.

ARTICULO 3º.- La AUCMAR tendrá facultades exclusivas y excluyentes de regulación y control, para la gestión de las operaciones de saneamiento y prevención de contaminación de la cuenca de los ríos Matanza y Riachuelo, pudiendo fijar pautas de acción, obligaciones de los usuarios de la cuenca y penas pecuniarias administrativas para los infractores.

ARTICULO 4º.- Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a celebrar los convenios que sean necesarios con la Provincia de Buenos Aires y con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para el cumplimiento de las funciones del artículo anterior y para la implementación de la presente ley, incluyendo la determinación de los aportes de cada jurisdicción.

ARTICULO 5º.- Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a gestionar créditos ante los organismos multilaterales de crédito para el financiamiento de las operaciones inmediatas de saneamiento de la Cuenca Matanza - Riachuelo.

ARTICULO 6º.- La presente ley entrará en vigencia una vez que sea ratificada por la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

ARTICULO 7º.- De forma.

Señor presidente:

Los ríos Matanza y Riachuelo tienen una longitud de 64 kilómetros desde La Boca, en la Ciudad de Buenos Aires, hasta Cañuelas, en la Provincia de Buenos Aires. El territorio que abarca su cuenca es de 2.238 kilómetros cuadrados. La cuenca se encuentra rodeada por importantes centros urbanos y la población incluida en ella es nada más y nada menos que de 4.884.823 habitantes, lo que es igual al 13,5% del total de los habitantes de la República Argentina.

La Cuenca es el destino final de efluentes urbanos e industriales, esencialmente aguas servidas, desechos tóxicos sólidos, semisólidos y gaseosos. Cualquier río es fuente de vida, pero el que nos ocupa es sinónimo de muerte. Hoy, induce silenciosamente el doble de fallecimientos en niños de los partidos de la cuenca y de los barrios de La Boca, Barracas y Villa Lugano de Capital Federal, respecto del promedio de toda la Ciudad de Buenos Aires. Las aguas de pozo están también contaminadas por los basurales y las filtraciones que comunican al Riachuelo con las napas freáticas y por los millones de pozos ciegos y cámaras sépticas que existen en la zona, lo que acentúa la generación de graves enfermedades. Hay asimismo 67 barcos inactivos y abandonados, y entre el puente de la Noria y La Boca, existe un excedente de 4.000.000 de metros cúbicos de barro contaminado, resultante de desperdicios orgánicos e inorgánicos volcados por las industrias desde hace dos siglos.

Los terrenos de la Cuenca, depreciados, de bajo valor fiscal, se han convertido gradualmente en "tierras de nadie" y actualmente se han convertido en el asiento del bolsón de pobreza más extendido del país, en el que se están contaminando las aguas subterráneas y los alimentos de huertas y granjas del lugar.

Tan preocupante era la situación descripta, que en el año 1993 se creó en la CNEA el Departamento de Gestión de Residuos Tóxicos, con el objetivo de sanear la Cuenca Matanza - Riachuelo. Sin embargo desde entonces la situación no ha mejorado demasiado para las personas que allí viven.

Es imperioso bajar el nivel de contaminación del Riachuelo y para ello hay que hacerlo primero con su entorno, expandiendo la red cloacal, pues el 55% de la población de la Cuenca carece de cloacas y es común la existencia de conexiones clandestinas de aguas servidas o residuales de cualquier otra índole, a conductos pluviales. Asimismo es necesario extender la red de agua potable, pues el 35% de la población de la Cuenca carece de ella. Es necesario implementar servicios eficaces de recolección de residuos domiciliarios en los asentamientos precarios del área, que son más de 12 y albergan a 500.000 personas. Por fin, hay que eliminar los basurales (más de 100) y obligar a las industrias a una producción limpia o a construir plantas para el tratamiento de sus residuos. Sólo el 3% de las industrias que contaminan tienen instalados procesos de depuración.

Estos ríos reciben un 25 % de descargas desde efluentes industriales (125.000 m3 diarios) a través de conductos cloacales, pluviales o directamente por descarga al suelo y un 75 % desde efluentes cloacales (375.000 mts3 de aguas servidas por día). Se presume que no son más de 65 empresas las responsables de la contaminación no biodegradable del 80% del río, descargando tóxicos sedimentables que permanecerán en el cauce aún cuando cesen las descargas. Si ocurriese la anhelada reactivación industrial, el citado 25 % se podría elevar a un 60 %.

Resulta entonces imprescindible una acción única y coordinada que elimine el caos jurisdiccional sobre la cuenca. Podrían servir como un interesante antecedente los casos del sistema francés de la gestión del agua, así como el manejo de la Cuenca del Río Ohio en los Estados Unidos de América.

El sistema francés, desde 1964 puso en práctica un dispositivo innovador, que confiere a la gestión del agua una dimensión técnica, un encuadre político y un marco económico y financiero. La dimensión técnica implica considerar a la interdependencia de los diferentes tramos de un mismo río y lograr que los problemas se traten a nivel de cuenca hidrográfica. El encuadre político permite crear un consenso que permita decidir a los propios usuarios del agua, las obras de descontaminación necesaria. A su vez, el marco económico financiero tiende a complementar la vía reglamentaria en base al principio de que "paga el que contamina". Así es como los infractores recurrentes son penalizados con cánones obligatorios, que pasan a engrosar un fondo especial de inversión cuyas tasas se fijan de común acuerdo entre los propios usuarios, según las obras realizadas y los inconvenientes que origina su acción delictual. Aquellos que realizan obras de descontaminación, en cambio, son ayudados financieramente por dicho fondo especial de acuerdo a la magnitud de sus inversiones. Un comité de cuenca y una agencia de agua han sido creados en cada cuenca hidrográfica. La Agencia es un establecimiento público con funciones ejecutivas, mientras que el comité de cuenca funciona como un "Parlamento del agua", existiendo un sistema de representación amplio, con representantes del Estado, representantes electos y usuarios.

Es indispensable que con la mayor celeridad posible se tomen medidas concretas para la solución de los problemas en la cuenca Riachuelo - Matanza, y para tal fin creemos que lo más responsable sería que las autoridades correspondientes (Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires) deleguen en una autoridad ad hoc los poderes necesarios para lograr el éxito del objetivo.