De interés parlamentario la movilización convocada para el día 26 de abril del corriente año por la Asamblea Ciudadana Am- biental de Gualeguaychú con la consigna "Salvemos al río Uruguay", declarada de interés por la Legislatura Provincial de Entre Ríos así como por el Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Gualeguaychú.

Señor presidente:

La Asamblea Ambiental de Gualeguaychú ha convocado a una nueva movilización popular, denominada "Quinto Abrazo al Río Uruguay", que se realizará este 26 de abril en el Puente General San Martín, que co- necta las orillas occidental y oriental del río mencionado. Se trata, como su nombre lo indica, de la quinta oportunidad consecutivas en que la ciudadanía de la región expre- sará su compromiso con la problemática ambiental.

Esta iniciativa surgió a raíz de los planes de implantación de fábricas de pasta celulósica sobre la orilla oriental, en las inmediacio- nes de Fray Bentos. La preocupación por los efectos que tendrían estas plantas sobre el medio ambiente de la región, preocupación originada no en caprichosas especula- ciones sino en la verificable existencia de antecedentes graves en otros países, y fun- dadas en las dimensiones de los emprendimientos en construcción, es absolutamente legítima y debió merecer desde hace varios años la atención de todos los niveles gu- bernamentales.

La falta de respuestas a esa inquietud creó condiciones indeseadas que cuentan con consecuencias actuales, en las que se han exacerbado los ánimos llegando a poner en riesgo una relación que es más que her- mandad, dado que históricamente entrerrianos y orientales han sido un mismo pueblo. La lógica perversa de no responder al reclamo ciudadano hasta tanto los damnificados no generen una situación de violencia o de ruptura del orden (en este caso los cortes de las vías de transporte) ha colocado a nuestros pueblos al borde de enfrentamientos irracionales e impensados.

Fue un grave error de los gobiernos neoli- berales haber avanzado en esos proyectos sin la correspondiente consulta a nuestro país, y sobre todo, sin dar intervención a quienes viven sobre el Río de los Pájaros, y que pueden ser los directos damnificados en el tema.

Las soluciones a esta problemática son políticas y técnicas. Políticas, partiendo del respeto a los tratados y acuerdos regiona- les entre países socios; técnicas porque es sabido que existen los métodos que ase- guran la nulidad de los efectos perjudiciales de emprendimientos de este tipo.

Las fanfarronadas, aprestos bélicos y ex- presiones impropias que han proliferado en este conflicto, por lo general han sido pro- ducto de cálculos electorales, de sobreactuaciones derivadas de "haber llegado tarde" al tema o de francas posiciones reaccionarias. En ese sentido, debemos decir que hubiéramos querido ver en los gobiernos provincial y nacional, por un lado, la preocu- pación desde el primer momento ante esta problemática, y por el otro la mesura y la responsabilidad que estuvieron ausentes en esta controversia.

La iniciativa legislativa oportunamente pre- sentada postulando la creación de una Comisión Bicameral Interparlamentaria, en busca de abrir canales de diálogo que exploraran salidas viables, hubiera posibilitado resolver el conflicto con razonabilidad y respeto a los valores históricos que defende- mos y compartimos con nuestros hermanos, habitantes de la orilla oriental de nuestro río Uruguay.

La formidable movilización protagonizada por el pueblo de Gualeguaychú primero, y por buena parte de los entrerrianos des- pués, ha generado un nuevo estado de conciencia sobre la problemática ambiental, del que sin duda la sociedad argentina carecía hasta hace escaso tiempo. Por eso, es tiempo de advertir que no alcanza con controlar a los emprendimientos actuales o im- pedir que se instalen nuevos. Se requiere una nueva agenda en la región, en la que no deberán faltar los siguientes puntos:

- la reformulación de la Comisión Adminis- tradora del Río Uruguay (CARU) que debe transformarse en un ente democrático, transparente y trinacional (incorporando a Brasil, en cuyo territorio se encuentra el re- corrido de dos tercios del curso de agua).

- La creación o recuperación de entes inte- gradores binacionales o trinacionales, como lo fue el Comité de Planificación y Ges- tión, o como un Consejo Económico y Social del Río Uruguay, que instituya la partici- pación concreta de las comunidades de ambas márgenes del río, para coordinar políti- cas regionales, modelos de desarrollo y protección de los recursos compartidos.

Sin la existencia de estas herramientas, seguiremos sin tener ningún control sobre buena parte de los 1.700 kilómetros que recorre el río, y lo seguiremos convirtiendo en la "cloaca a cielo abierto" que viene en camino de ser a causa de la carencia absoluta de políticas de Estado pensadas desde la región hacia las capitales y no a la inversa.

Es de destacar que tanto el Ejecutivo en- trerriano como la Legislatura provincial resolvieron declarar de interés la realización de la nueva Marcha al Puente Internacional General San Martín bajo el lema "Salvemos al río Uruguay". Sin embargo, poco se ha avanzado desde esos mismos ámbitos para salvar en la práctica concreta nuestro curso de agua compartido.

Es que la consigna "Salvemos al río Uru- guay" nos habla no sólo de prevenir lo que pueda ocurrir con futuras fábricas o con el riesgo de contaminación que entraña la producción que Botnia realiza desde hace 17 meses, sino en esencia, parar ya mismo la destrucción contaminante de nuestro río que se realiza hace décadas por otras vías. Desde ámbitos académicos e incluso gu- bernamentales se reconoce que los factores contaminantes actuales del río Uruguay, que en los últimos años no han hecho más que agravarse, son los siguientes: los efluentes cloacales de las ciudades que están sobre la costa, que se vuelcan sin tra- tamiento o tratados de modo insuficiente (a excepción de Gualeguaychú, precisamente la ciudad señera en la lucha ambiental, que sí trata sus líquidos cloacales mediante una planta que comenzó a operar en el año 2005); los desechos industriales que no cumplen la normativa vigente; y la utilización incorrecta de agroquímicos que terminan desembocando en las aguas.

A estos elementos se les suma que no existe un plan de protección de las aguas del río Uruguay, tal como lo reconoce la CARU, el organismo oficial que la Argentina y el Uruguay comparten para cuidar el río. El último plan de protección que se intentó, el Procon, ni siquiera está en vigencia. Es inconcebible que los gobiernos de la región no hayan avanzado aún en un plan de obras públicas para tratar los efluentes cloacales de las ciudades ubicadas a la vera del río Uruguay (no sólo las entrerrianas, sino también las correntinas, uruguayas, bra- sileras...) ya que son un factor contaminante de primer orden, tal como las industrias y los agroquímicos. Por si fuera poco, no se conoce la verdadera situación de las aguas del río Uruguay, aunque los pocos estudios que hay son alarmantes precisamente por los factores indicados. La Secretaría de Ambiente de Entre Ríos reconoce que carece de informes completos. Pero lo que surge de los datos oficiales de esa misma Secreta- ría no es auspicioso: de 3.800 industrias que hay en Entre Ríos, sólo 150 tienen trámi- te ambiental. De las llamadas "prioritarias" el 91 por ciento no lo tiene. No es necesario decir que el paso de la ex funcionaria Romina Piccolotti por la Secretaría de Ambiente de la Nación fue sin ninguna novedad en este sentido en lo que respecta a estos te- mas, pese a haberse producido a caballo de la lucha de Gualeguaychú, y concluyó con una penosa partida en la que incluso terminó acusada de utilizar de manera arbi- traria los recursos a su cargo, con gastos superfluos y situaciones poco claras.

Es decir que pese a los discursos oficiales declarando prioritario el cuidado del ambiente, más allá de las altisonantes declaracio- nes y puestas en escena en la propia ciudad de Gualeguaychú, con el entonces Presi- dente Kirchner queriendo obtener réditos electorales y hablando de "causa nacional", lo cierto es que no se ha avanzado nada en modificar las condicionantes de la conta- minación del río Uruguay, a excepción del anuncio de algunas obras cloacales entre los millones para la "Reparación Histórica" en Entre Ríos.

La preocupación ciudadana por salvar el río Uruguay no es, entonces, un capricho de los vecinos de Gualeguaychú o de la comu- nidad entrerriana, que ha visto con sus propios ojos el deterioro de las aguas del otrora "cielo azul que viaja", agravado en los últimos días por la proliferación de algas, entre otros fenómenos preocupantes que se producen a lo largo del curso del río Uruguay. Los datos de la realidad son preocupantes y deberían mover a una acción inmediata a los gobiernos, y en ese sentido la Cámara de Diputados de la Nación tiene un impor- tante rol por desempeñar. Por todo lo reseñado, solicitamos la aprobación del presente proyecto de declaración.