ECONOMIAS Y DESARROLLO REGIONAL
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PROYECTO DE LEY
Expediente: 2599-D-2007
Sumario: CREACION DEL PROGRAMA NACIONAL DE ESTIMULO AL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL DE LAS ZONAS ARIDAS Y SEMIARIDAS DE LA REPUBLICA ARGENTINA: DEFINICIONES, FUNCIONES, ACCIONES.
Fecha: 31/05/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 61
Artículo 1° - Diséñese e
impleméntese el Programa Nacional de Estímulo al Desarrollo Humano
Integral de las Zonas Aridas y Semiáridas de la República Argentina,
con el fin de articular los recursos humanos, materiales y financieros
que implementados desde distintas dependencias de la administración
tienen como objetivo básico estimular el desarrollo social y económico
sostenible en esas zonas del país.
Art. 2° - A los efectos de
la presente ley se entiende por "zonas áridas y semiáridas" a aquellos
espacios del territorio nacional cuya configuración agroecológica
impide la práctica de la agricultura de secano, a la vez que su dotación
de recursos hídricos, tanto superficiales como subterráneos, constituye
un factor limitante para el normal desenvolvimiento de las actividades
productivas de cualquier índole y el asentamiento humano.
Art. 3° - Será función
inicial del presente programa diseñar e implementar un relevamiento
diagnóstico de aquellas áreas del país que puedan ser incluidas en la
categoría definida en el artículo 2° de la presente ley.
Art. 4° - Serán acciones
prioritarias a desarrollar por el programa:
a)
Efectuar investigaciones específicas sobre la realidad ambiental,
social y económicas de las áreas áridas y semiáridas del país;
b)
Diseñar y ejecutar proyectos orientados por el objetivo del
programa y financiados a través de la articulación de recursos prevista
por la presente ley;
c)
Canalizar recursos ad hoc, de fuentes diversas, destinados a la
promoción del desarrollo económico y social sostenible de áreas áridas
y semiáridas; y
d)
Impulsar, en coordinación con los organismos financieros
correspondientes, acciones de estímulo crediticio para el
desenvolvimiento económico y social de las zonas objeto del
programa.
Art. 5° - El presente
programa será ejecutado desde la correspondiente dependencia del
Ministerio del Interior de la Nación, en interacción permanente con los
estados provinciales y con las otras dependencias del Ejecutivo
nacional con injerencia sobre el desenvolvimiento económico y social
de las zonas áridas y semiáridas del país.
Art. 6° - Facúltase a la
administración nacional a adscribir al programa creado por esta ley al
personal calificado con aptitudes vinculadas al desempeño de las
funciones específicas, sin afectar su situación escalafonaria en el
organismo de origen.
Art. 7° - Se invita a las
provincias a adherir al programa y a colaborar activamente con el
mismo para la concreción de sus objetivos fundamentales.
Art. 8° - El Ministerio
del Interior de la Nación reglamentará la presente ley en el término de
90 (noventa) días.
Art. 9° - Comuníquese
al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Tanto en el período de
formación de la Argentina moderna como en la actualidad, la
exportación de productos primarios y de manufacturas de origen
agropecuario constituye el motor del desenvolvimiento
económico.
Esa actividad agroexportadora
se centra básicamente en las producciones obtenidas en la región pampeana,
donde las condiciones agroecológicas facilitan el desarrollo agrícola y
ganadero. Este se desenvolvió desde sus inicios bajo una matriz extensiva en
el uso de los recursos productivos (especialmente, tierra y fuerza de trabajo),
contribuyendo, de ese modo, a que se gestara una región productivamente
dinámica, generadora de importantes ingresos de divisas pero netamente
expulsora de población: el éxodo rural desde los pequeños y medianos
asentamientos poblacionales de la región pampeana es paralelo al
afianzamiento del modelo de desarrollo agropecuario descrito.
La situación en las regiones
extrapampeanas tuvo un cariz diferencial. Por un lado, en ellas la práctica de
producciones orientadas al mercado interno dio lugar a la constitución de
circuitos productivos altamente demandantes de mano de obra, que se
mostraron dinámicos, mientras la economía nacional mantuvo una expansión
interior importante. Por el otro, en aquellos circuitos se fue verificando a lo
largo del tiempo un proceso típico de todo desenvolvimiento del agro
capitalista: la incorporación de tecnologías sustitutivas de mano de obra. De
ese modo, el mercado de trabajo rural y sus actividades colaterales perdió
dinamismo, motivando que buena parte de la masa laboral de esas regiones
migrara hacia los grandes centros urbanos (primeramente, de esas mismas
provincias, luego hacia las grandes metrópolis nacionales) en busca de
oportunidades laborales.
La concentración en las
principales ciudades del país de grandes masas de población migrante, tanto
originadas en las pequeñas y medianas ciudades pampeanas como en las
provincias del interior, combinada con el afianzamiento de un regresivo
patrón de distribución del ingreso, dio origen a un cúmulo de problemas
sociales, cuya expresión más acabada es la situación de exclusión en que se
ven sumergidos grandes bolsones poblacionales de pobres e indigentes.
Entre tanto, la economía
agroexportadora pampeana continuó su evolución cíclica -con momentos de
retracción y otros de expansión, como el actual-, modernizándose
tecnológicamente a pasos agigantados y expandiendo su influencia más allá
de los límites agroecológicos tradicionales de la agro producción pampeana.
Así, vastos espacios productivos extrapampeanos fueron reconvirtiéndose
hacia la producción granaria y ganadera, siguiendo la matriz extensiva
tradicional, lo cual redundó en nuevas salidas de los circuitos productivos de
más población rural y de las pequeñas localidades del interior afectadas por
ese proceso.
Por sobre el proceso social y
económicamente regresivo que se describe para el interior del país, preexiste
en amplias regiones una realidad ambientalmente poco favorable al
desenvolvimiento productivo: el 66% del territorio argentino se extiende por
zonas áridas y semiáridas, cubriendo 185.000.000 ha. Esta situación implica
un esfuerzo mayor para su puesta en valor, en tanto que la selección y
ejecución de determinados patrones productivos adaptados a dicha
característica conlleva, a la vez, el diseño e implementación de estrategias de
riego, permanente o suplementario, que requieren de importantes obras
hidráulicas y que se practican con equipos que, en la actualidad, son
sumamente costosos. A esto, además, debe agregársele el hecho de que la
sostenibilidad productiva en esas situaciones debe ser planificada muy
acabadamente, en tanto que los recursos naturales implicados (suelo y agua)
son altamente sensibles a un uso inadecuado, en particular por
sobreexplotación (procesos de agotamiento, salinización, erosión, etcétera),
afectando esta situación tanto a las actividades productivas primarias como al
asentamiento humano y a otras iniciativas económicas de diferente
índole.
Estas regiones del interior
argentino, despobladas o en proceso de estarlo, y a la vez económicamente
deprimidas, tanto por la inviabilidad comercial de las producciones típicas
locales como por las características agroecológicas que limitan en mucho el
mix productivo factible o conllevan grandes inversiones en obras y
equipamiento de riego, han sido objeto de políticas de promoción de modo
heterogéneo y errático.
Diferentes han sido las medidas
implementadas a lo largo de las décadas, desde las políticas de promoción
industrial hasta las orientadas a la implementación de sistemas de riego
microrregional, pasando por una variada gama de iniciativas orientadas (en
general, en forma fallida) a retener a la población en sus lugares de origen o a
estimular su retorno a los mismos. Programas nacionales y provinciales,
algunos de reciente implementación, buscan paliar las consecuencias del
proceso descrito, pero no apuntan a intentar solucionar las causas de fondo,
definiendo un verdadero nuevo patrón productivo para esas zonas áridas y
semiáridas argentinas. Lo que en la práctica convierte a esas áreas en zonas de
asistencia, no deja espacio a que las mismas se transformen en zonas de
innovación. Y en este punto es en donde reside el factor de éxito posible de
las iniciativas que se tomen en el futuro.
En general, las políticas
implementadas hasta el momento han sido diseñadas o ejecutadas
superponiéndose unas con otras, compitiendo por la captación de la población
o las áreas focales, o implementándose indiferenciadamente de las realidades
ambientales, sociales y económicas específicas.
La emigración poblacional
desde las zonas desfavorecidas hacia los núcleos urbanos más dinámicos es
una constante en todo el mundo, y en todas las épocas. Detener tal proceso es
una tarea que iría contra la naturaleza misma del desenvolvimiento social y
económico, sin embargo, sí es factible ralentizarlo y aun hacerlo compatible
con el surgimiento (en paralelo) de nuevos nodos poblacionales en esas
mismas zonas desfavorecidas. La clave para esa ralentización y/o esos
asentamientos reside en qué tipos de estímulos se brinden a la población
directamente involucrada en ellos.
La crisis vivida por la Argentina
desde fines de la década de 1990, más allá del reflujo actual, impulsa
imperiosamente que desde el Estado nacional se diseñen e implementen
acciones tendientes a apuntalar el desarrollo social y económico de la
población de aquellas zonas desfavorecidas por su propia evolución
productiva o por su original dotación de recursos naturales. Y este proyecto se
ocupa, precisamente, de estas últimas áreas: aquellas en las que la dotación de
recursos hídricos es escasa y, por lo tanto, se convierte en un limitante para
una dinámica social y económica de signo positivo.
El coyuntural superávit fiscal
aventuraría implementar políticas que creen superestructuras para el fomento
de esas zonas áridas y semiáridas o aun diseñar y ejecutar obras de gran
envergadura con el mismo fin, pero sin contarse con la seguridad de su
perduración en el tiempo, en tanto que estarían sustentadas en el mencionado
superávit.
Desde distintos estamentos de la
administración pública, tanto nacional como provincial, se ejecutan acciones
orientadas total o parcialmente, directa o indirectamente, a contribuir a la
mejora en la situación socioeconómica de aquellas zonas, pero son
implementadas descoordinadamente, tal como se señalo más arriba.
Este proyecto de ley plantea el
diseño y puesta en ejecución de un programa nacional de estímulo al
desarrollo humano integral de las zonas áridas y semiáridas de la República
Argentina. Dicho programa tendrá por misión articular los recursos humanos,
materiales y financieros que, implementados desde distintas dependencias de
la administración, tienen como objetivo básico estimular el desarrollo social y
económico sostenible de los espacios cuya dotación de recursos hídricos
constituye un factor limitador al asentamiento humano y al desenvolvimiento
de distintas actividades productivas, comenzando por la agricultura.
Sin lugar a dudas, las acciones
del programa estarán orientadas hacia una perspectiva estratégica de mediano
plazo, por lo cual la adecuada planificación de sus operaciones, aun
comenzado por las de implementación táctica inmediata, será fundamental,
buscándose, en lo posible, una visión prospectiva de la evolución de las zonas
sobre las que centrará su trabajo.
Con una dotación de personal
fijo, reducida y con los recursos financieros mínimos pero suficientes para su
funcionamiento, este programa deberá asentarse en un ámbito federal, de
interacción entre la Nación y las provincias, de modo tal que el Ministerio del
Interior resulta ser la sede más adecuada para establecer y guiar el
funcionamiento de este programa
Por lo expuesto, señor
presidente, solicitamos la aprobación del presente proyecto de ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
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DOGA, MARIA NELIDA | BUENOS AIRES | JUSTICIALISTA NACIONAL |
Giro a comisiones en Diputados
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