Solicitar al Poder Ejecutivo que, ante los problemas cíclicos y recurrentes de desabastecimiento de combustibles registrados en las últimas semanas en varias provincias del país, informe lo que a continuación se solicita:

1) Cuál es la producción anual y el consumo interno de combustibles líquidos y gaseosos durante los últimos 10 años.

2) En cuánto se estima el déficit de abastecimiento para el año en curso.

3) Qué medidas se han implementado en anteriores oportunidades y qué medidas se evalúa implementar ahora para solucionar dicho problema.

4) Cuál fue el costo fiscal anual de las medidas adoptadas durante los últimos 10 años y en cuanto se estima dicho costo para el 2011.

5) Cuáles son las estimaciones realizadas acerca del comportamiento de la oferta y la demanda de gasoil durante los próximos años.

6) Qué medidas de carácter coyuntural y estructural adoptará la Secretaría de Energía a los efectos de solucionar los desequilibrios entre oferta y demanda que pudieran surgir en los próximos meses.

Señor presidente:

Los faltantes de combustible ya resultan crónicos a lo largfo y ancho del interior del país. A diferencia de la Capital y el Gran Buenos Aires, donde resultan esporádicos y puntuales, en el interior del país resultan muy importantes y no parece que pueda solucionarse en los próximos días, dado que las petroleras estiman que el abastecimiento recién se normalizará para las próximas vacaciones de invierno, lo que sin dudas tendrá un impacto en el flujo de turismo invernal.

Los técnicos del sector atribuyen este faltante coyuntural a los conflictos gremiales en el sur, que siguen generando consecuencias en el abastecimiento. Puntualmente, las refinerías de YPF están operando al 80% de su capacidad por faltante de petróleo ocasionado en una primera instancia por el paro de los petroleros y luego por los bloqueos docentes en Santa Cruz. Hay que recordar que YPF produce el 60% del combustible del país y para ello sus plantas habitualmente funcionan al 100% de su capacidad.

Esta situación, que ya se extiende por varias semanas, comenzó por el noreste del país (Misiones, Chaco, Formosa), pero luego se extendió al noroeste (La Rioja, Catamarca, Salta, Santiago del Estero, Jujuy) y finalmente a Cuyo (San Luis, Mendoza, San Juan). Los faltantes fueron puntuales en la provincia de Buenos Aires, y en general no se sintieron en las bocas de expendio de Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

Si bien las petroleras niegan que existan situaciones de desabastecimiento, todas reconocen que los paros en Santa Cruz ocasionaron problemas en el flujo de crudo y, por ende, en el volumen de producción.

Ahora que el paro gremial supuestamente terminó, el tiempo estimado en volver a normalizar la producción fluctúa entre dos semanas y un mes, lo cuál, inevitablemente, afectará el desplazamiento turístico de las familias de las provincias en las que ya comenzaron las vacaciones de invierno.

Pero más allá de esta situación coyuntural, hay que recordar las dificultades que hubo con el abastecimiento de combustibles en Semana Santa, Navidad y Año Nuevo, lo cual evidencia que hay un problema estructural que reconocer y solucionar.

Según el ex secretario de Energía Jorge Lapeña, en la medida que no se frene la caída de producción de petróleo y no se amplíe la capacidad de refinamiento, con el crecimiento de la demanda, los faltantes serán estructurales.

La venta de combustible, durante los primeros cinco meses del año con respecto a 2010, creció un 6,2%; en el caso de YPF un 10,1%, y en el de Shell, un 7,6%. Por el contrario, Esso con un -0,8% y Petrobras con -10,7% no acompañaron el crecimiento de la demanda. Casualmente, en ambos casos son compañías en proceso de reestructuración: Esso fue transferida a PAE y Petrobras vendió parte de sus activos a Oil.

A nuestro juicio, esta situación tiene que ver con dos variables: la producción de naftas y el parque automotor.

Según la propia Secretaría de Energía, hoy Argentina produce 6,2 millones de m3/año, contra 6,7 millones que producía en 1994, alrededor de un 8% menos. Paralelamente, hoy tenemos un parque automotor de 9,4 millones de unidades contra los 3,4 millones existentes en 1994, y récords mensuales de crecimiento de la producción y venta de automóviles.

¿Cuál fue la receta para solucionar estos faltantes de nafta y los recurrentes faltantes anuales de gasoil desde el 2003 a la fecha? La importación, que, por diferencias de precios con el mercado externo, resulta una receta imposible de seguir sosteniendo en el tiempo.

El 2010 fue el año record de importación con 140.000 m3. a lo largo de sus 12 meses. Sin embargo, durante los primeros 6 meses de 2011 ya se importaron 106.000 m3 de nafta, lo que significa que seguramente superaremos con creces el récord del año pasado.

Por si esto no fuera suficiente, en algunas provincias como Córdoba, Santiago del Estero, San Juan y Salta se comenzaron a producir restricciones en el suministro de gas natural comprimido (GNC), lo cuál se suma a los cortes al suministro de gas natural a las grandes industrias para poder abastecer el consumo residencial durante los días de frío.

Al igual que los años anteriores, las petroleras declararán que no habrá problemas con el suministro de combustibles en el mercado interno y atribuirán los faltantes a picos de demanda o problemas gremiales en el sur, el nuevo argumento del 2011. Por su parte, como en anteriores oportunidades y luego de negar sistemáticamente el problema, el Gobierno pretenderá resolverlo de la manera a la cuál ya nos tiene acostumbrados: con la intervención directa del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, exigiéndole a las petroleras que aumenten el suministro, lo que obligará a varias de ellas a importar combustible haciéndose cargo de las pérdidas que les significará la diferencia entre los precios nacionales e internacionales, o importando a través de ENARSA, asumiendo el propio estado pérdidas millonarias como consecuencia de la ausencia de políticas de inversión en el sector.

Este problema cíclico y recurrente que se reitera durante los últimos 8 años sin resolución, genera serios daños a las economías regionales - en las cosechas y en el turismo-, complica el comercio de granos y el propio transporte de pasajeros.

Frente a esta situación, el Poder Ejecutivo Nacional no puede seguir negando un problema de carácter estructural que afecta claramente las posibilidades de mantener los actuales niveles de crecimiento económico, ni ensayando medidas improvisadas que demostraron su ineficacia en la coyuntura y su carácter perjudicial en el mediano y largo plazo.

Por todo lo expuesto solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente pedido de informes.