Solicitar al Poder Ejecutivo que, a través del Ministerio de Energía y Minería, informe lo siguiente sobre la situación que atraviesa el sector nuclear:

• ¿Cuál es el plan estratégico que el gobierno impulsa para el sector nuclear –para el corto y para el mediano plazo–, tanto en términos de metas energéticas como en lo que se refiere a sus líneas de producción y de investigación y desarrollo?

• ¿Cuáles son los planes del gobierno en relación con el componente nuclear proyectado para la diversificación de la matriz energética nacional?

• ¿En qué situación se encuentran los proyectos de construcción de la 4a y 5a centrales nucleares, una de uranio natural, esencial para la continuidad de nuestro desarrollo tecnológico e industrial, y la otra de uranio enriquecido?

• Dadas las condiciones muy favorables del financiamiento ofrecido por China (85% y con ocho años de gracia), ¿las presuntas cancelaciones de este acuerdo deben leerse como producto de intereses geopolíticos de potencias extranjeras sobre esta región, es decir, como resultado de presiones de EEUU para evitar la entrada de China a su esfera de influencia?

• En esta misma dirección, frente a los anuncios contradictorios del gobierno sobre el papel de la empresa NA-SA en el plan nuclear, ¿cuál es la situación de esta empresa y qué proyectos reemplazarán la presunta clausura de los proyectos de la cuarta y quinta central?

• ¿Cuál es la situación actual de la Planta Industrial de Agua Pesada de Arroyito, provincia de Neuquén, en manos de la empresa provincial ENSI y los planes del gobierno para la futura producción de agua pesada?

• ¿Cuál es el estado de la empresa Dioxitek y de sus líneas de producción? ¿Hay planes concretos de privatización de esta empresa? ¿Se continúa con su traslado a Formosa?

• En esta dirección, ¿cuáles son los planes del gobierno para la línea de producción del combustible nuclear en manos, principalmente, de las empresas Dioxitek, FAE y CONUAR?

• ¿Cuáles son los planes del gobierno en relación a la explotación de nuestras reservas uraníferas y de otros minerales estratégicos relacionados con la actividad nuclear? ¿También hay planes de privatización en esta materia?

• ¿Cuál es el estado actual de la Agencia Brasileño Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) y qué planes tiene el gobierno en relación con el futuro de esta institución binacional?

• ¿En qué estado se encuentra el financiamiento de la ABACC, dado que se trata de un organismo binacional con aporte de los dos países involucrados?

• En relación con el punto anterior, ¿en qué estado se encuentran los proyectos de cooperación nuclear con Brasil, en especial el reactor nuclear de investigación RBM, a cargo de la empresa INVAP?

• ¿Es el gobierno consciente de los daños irreparables que la parálisis, suspensión de obras y el desfinanciamiento producto del ajuste causarán sobre la industria nacional y toda la actividad nuclear?

Señor presidente:

Nuestro país posee una larga tradición en investigación, desarrollo y uso de energía nuclear con fines pacíficos. Es uno de los 49 países que utilizan esta energía en el mundo y uno de los tres que lo hacen en Latinoamérica, junto con México y Brasil. Tal como señala la página de la Subsecretaría de Energía Nuclear (https://www.argentina.gob.ar/centrales-nucleares), la actividad nuclear se formalizó en la Argentina a través del decreto 10936 del 31 de mayo de 1950, es decir, hace ya 68 años, con el cual se crea la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y en cuyos considerandos se menciona, entre otras cosas,

Que el progreso de las investigaciones relacionadas con la energía atómica no puede ser desconocido por el Estado, en razón de las múltiples derivaciones de orden público que sus aplicaciones prácticas determinan o pueden determinar en el porvenir;

(…)

Que la salud pública puede recibir ingentes beneficios de la correcta aplicación de la radioactividad generada por la energía atómica;

Que la energía atómica puede reemplazar a las formas corrientes de energía y que este hecho podría alterar el equilibrio económico y social del país en razón de las profundas modificaciones que determinaría en la actividad de la industria, de los transportes, de la minería, etc., por lo cual es conveniente que el Estado tome las medidas de previsión correspondientes;

(…)

Que la República Argentina, despreocupada de toda intención ofensiva, puede trabajar en este orden de cosas también con elevado sentido de paz en beneficio de la humanidad. (Decreto 10936/1950)

Esta larga tradición en materia nuclear incluye entre sus hitos la creación de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), organismo binacional creado el 18 de julio de 1991, pero cuyos orígenes se remontan a la firma de la Declaración de Iguazú en el año 1985, en donde “los presidentes José Sarney y Raúl Alfonsín expresaron su convicción de que la ciencia y la tecnología nuclear desempeñaban un rol fundamental para el desarrollo económico y social” (https://www.abacc.org.br/es/a-abacc/historia).

A pesar de ser pioneros en reconocer el valor de la energía nuclear y de la necesidad de profundizar en su conocimiento y aplicaciones, el sector ha sufrido altibajos que son resultado de los distintos contextos históricos que atravesó nuestro país, marcados por dictaduras militares y crisis económicas. Uno de sus momentos críticos sucedió en los 90 y 2000, como resultado de medidas de ajuste que eran el resultado de un modelo de Estado neoliberal y de un proyecto político que asignaba a la Argentina el papel de granero del mundo, esto es, de productor de materias primas sin valor agregado, para el cual la ciencia y la tecnología carecían de interés, y los científicos debían irse “a lavar los platos”.

Luego de la crisis de 2001, la recuperación del país vino acompañada por una reasignación de valor a la ciencia, la tecnología y la innovación productiva durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Prueba de ello son el rol que se les asignó al INTI y al INTA (hoy en crisis), la puesta en órbita de dos satélites geoestacionarios propios y las licitaciones ganadas por INVAP para exportar tecnología nuclear argentina hacia Brasil y Holanda, resultado de una apuesta por la venta de alta tecnología que comenzó hace 14 años y que se apoyó en otro hito de la empresa rionegrina: la venta del reactor OPAL a Australia (Agencia TSS, 22/03/2018). En el caso de Brasil, INVAP había logrado la venta de la ingeniería de detalle del Reactor Multipropósito Brasileño a fines de 2017; en el caso de Holanda, de mayor resonancia en la prensa, se le adjudicó a INVAP el diseño y construcción de un nuevo reactor nuclear, el Pallas, con diversas aplicaciones en medicina y la industria.

Sin embargo, en la actualidad nos encontramos frente a una nueva crisis en el área de Ciencia y Tecnología, en general, y en el sector nuclear en particular, producto de los recortes presupuestarios y ajustes que el gobierno viene ejecutando, desde enero de 2016, en un sector clave para el desarrollo tecnológico del país y su inserción en el mundo con un rol superior al de supermercado de materias primas. Las noticias que aparecen en los medios de comunicación son sumamente desalentadoras:

“Corte de energía en el plan nuclear: la suspensión de la construcción de las dos centrales nucleares acordadas con China abre un serio interrogante sobre el desarrollo nuclear en la Argentina y sobre el futuro de trabajadores y empresas de este sector”. (Agencia TSS, 24 de mayo de 2018)

“La continuidad de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Arroyito fue puesta en jaque con la decisión del gobierno nacional de suspender la construcción de la cuarta central nuclear, Atucha III”. (www.rionegro.com.ar 18 MAY 2018)

“El Gobierno ratificó ante el canciller de China, Wang Yi, que la Argentina decidió suspender por "problemas de restricción presupuestaria" el proyecto de construcción de la Central Atucha III, que tenía un costo de 9.000 millones de dólares y postergó para el 2022 la realización del proyecto de la Central Atucha IV.

“En un comunicado que ayer difundió la Cancillería sobre la reunión con Wang no se mencionó ni un párrafo de esta decisión de la Argentina de suspender el acuerdo nuclear con China por problemas presupuestarios”. (Infobae, 22 de mayo de 2018)

“Otro dato que muestra la difícil situación que atraviesa el sector es el corte de la ruta 22 que todos los días vienen realizando los trabajadores de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de la localidad neuquina de Arroyito, quienes todavía no cobraron su sueldo de abril. Recién hoy recibirían 10.000 pesos y el resto sigue sin fecha. PIAP es controlada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), una sociedad entre la provincia de Neuquén (51 por ciento) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (49 por ciento). Allí se produce el agua pesada que modera y refrigera la reacción nuclear en centrales atómicas que utilizan uranio natural”. (Página12.com.ar 17 de mayo de 2018)

Cierres, ajustes, recortes, suspensiones, preocupación, son los términos que acompañan al sector nuclear en la actualidad. Es innegable, por historia y capacidad presente, que el sector nuclear representa un área estratégica para el desarrollo y la soberanía de nuestro país. La Argentina, durante la última década ha hecho una decidida apuesta por el desarrollo de la tecnología nuclear y ha llevado a cabo un programa y una planificación sofisticada sobre la tecnología y producción nuclear. El país cuenta con la infraestructura necesaria, así como con los profesionales formados. Es, además, un sector que históricamente en materia científica y tecnológica ha representado para nuestro país un área estructural de innovación científica y tecnológica que ha permitido desarrollar otras áreas estratégicas como son el desarrollo satelital, las telecomunicaciones, la medicina nuclear, entre otros sectores que requieren de alta tecnología. Consiste además en un sector clave desde la perspectiva de generación de energía, en la industrialización y también en la generación de puestos de trabajo sumamente calificados. Sin mencionar aun que, producto de la inversión en desarrollo e investigación que el país ha realizado en la última década, el sector nuclear se ha vuelto una actividad rentable para la Argentina, tal como lo indican las ventas de nuestra tecnología y capacidad a países como Australia, Brasil y Holanda.

Descuidar la actividad de este sector representa un grave error y provocaría un daño tal vez irreparable a las aspiraciones argentinas de insertarse en el mundo como un actor competitivo en el desarrollo de alta tecnología.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares que me acompañen en la aprobación de este proyecto de resolución.