Dirigirse al Poder Ejecutivo, para que a través de los organismos que correspondan, informe sobre las compras de fueloil que la Argentina realiza y/o realizó con Venezuela, de acuerdo a lo siguiente:

1. Relación entre demanda interna, consumo e importación y exportación de fueloil, indicando mercados involucrados.

2. Calidad del fueloil que se adquiere en el exterior, indicando características técnicas comparativas, en particular el contenido de azufre comparado con el que se exporta.

3. Pago efectuados entre los años 2004 y 2010, por la compra de fueloil, a la empresa estatal venezolana Pdvsa para las generadoras de energía.

4. Directivas impartidas a las empresas eléctricas sobre la prioridad de consumo de fueloil adquirido al Estado, ante eventuales inconvenientes con las petroleras privadas.

5. Razones por las cuales participan de la compra de fueloil, intermediarios como Glencore y Vitol o la propia Pdvsa, dado que el combustible no proviene en general de yacimientos venezolanos, sino de países como Brasil, Estados Unidos, Argelia o Irán.

6. Ofrecimiento que pudieren haber efectuado las refinadoras locales para cubrir la demanda de fueloil en las usinas eléctricas, durante la temporada invernal, indicando precios ofrecidos, financiamiento otorgado, calidad del producto y respuesta del gobierno nacional.

7. Indicar las causas que motivaron cambiar la Resolución 1283/06 en la cual se estableció las especificaciones que deberán cumplir los combustibles que se comercialicen para consumo en el Territorio Nacional hasta el año 2016, y que determinaba que el FUEL OIL deberá tener un máximo de azufre de SIETE MIL (7.000) partes por millón en peso a partir del 1º de junio de 2008, por la Resolución 150/2008 que estableció que continuará teniendo una especificación máxima de azufre del UNO POR CIENTO (1%) o sea DIEZ MIL (10.000) partes por millón (mg/kg) en peso.

Señor presidente:

Con el presente proyecto, se busca que ante las innumerables y contradictorias informaciones que circulan con relación a las adquisiciones por parte del estado del combustible fueloil, y en el entendimiento que la transparencia de los actos de la administración permite un mejor funcionamiento de la República, es que solicitamos al Poder Ejecutivo informe sobre los aspectos señalados en el mismo.

La Argentina, exportadora neta de ese tipo de combustible, sin embargo, lo importó desde Venezuela por valores que superaron a los 2.000 millones de dólares durante el período 2004-2010, dado que su necesidad de importar fueloil es sólo durante los meses de invierno (entre junio y septiembre) para generar electricidad, cuando escasea el gas.

Aunque las exportaciones totales de fueloil de la Argentina en ese mismo período pasaron de 25 toneladas a 708.844 toneladas, el dato más significativo es que exportó 3.200.000 toneladas en los mismos meses que importaba fueloil venezolano.

Si el país hubiera utilizado su producción nacional para el consumo interno durante los inviernos, sólo habría necesitado importar 1.600.000 toneladas de fueloil para generación eléctrica, aunque según varios expertos esas importaciones no debieron superar nunca, si se incluían mejoras productivas y logísticas, el millón de toneladas. Es decir, sólo un tercio de lo que se le compró a Venezuela.

Simultáneamente y paradójicamente, se reducían al mínimo las exportaciones de gas al vecino país de Chile, que era un dependiente exclusivo de las importaciones argentinas, con el argumento de que nuestro país debía usar su producción nacional para alimentar el mercado interno. A Chile, se la aplicaba la ley de la necesidad nacional argentina y en cambio, a Venezuela se la beneficiaba con una ley más laxa: se importaba en los mismos meses en que se exportaba.

Según los expertos, de haberse importado lo estrictamente necesario, la Argentina no debería haber pagado más que un monto de entre 400 y 500 millones de dólares y que estas cifras se habrían reducido en un 20 % si se hubiera comprado convenientemente y de acuerdo con los valores internacionales.

También se sostiene, que refinadoras locales le habrían ofrecido al gobierno cubrir la demanda de fueloil en las usinas eléctricas durante la temporada invernal, con importaciones a precios hasta un 25 por ciento menores y con calidad ambiental superior a la que ofrecía Venezuela. Al parecer el Gobierno no habría aceptado esa propuesta.

Para importar fueloil venezolano, se debió cambiar una resolución que fijaba los límites de contenido de azufre para el consumo interno que llevó del 0,7 por ciento, vigente hasta entonces, a casi el doble. El azufre es veneno para la conservación del medio ambiente y según la explicación dada es que un fueloil de menor calidad permitiría mayores márgenes de utilidades para las intermediarias. El costo era igual o superior al fueloil de mayor calidad.

Por todo lo señalado precedentemente, es que solicito la aprobación del presente proyecto