EDUCACION
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 406
Secretario Administrativo DRA. PANTANO VALERIA LUCILA
Jefe SR. PARRA MARCELO
Martes 15.00 hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2426 Internos 2406/05/26
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- EDUCACION
Reunión del día 20/04/2010
- .
INVITADOS
- profesora María Cristina Perceval Subsecretaria para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veinte días del mes de abril de 2010, a la hora 17 y 18:
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Agradecemos la presencia de la señora Subsecretaria para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia de la Jefatura de Gabinete de Ministros, profesora María Cristina Perceval. Realmente es un gusto tenerla en nuestra comisión. Le cedo la palabra para que nos explique y fundamente el proyecto que presentó siendo senadora nacional, el que ahora está en discusión en esta comisión.
SRA. PERCEVAL Agradezco la invitación a la señora presidenta, querida amiga, respetada mujer de las ciencias de la educación y ciencias sociales, Adriana Puiggrós, y a cada uno y cada una de los señores diputados y diputadas.
Me da una enorme alegría -después del 10 de diciembre, despedida no sin nostalgias- volver a estar en un ámbito que respeto. Creo que ésta es una de las instituciones más atractivas e intensas en cuanto se juega la palabra, la disputa, el debate, las concertaciones estratégicas y la expresión de las voluntades de la ciudadanía. Por eso, reitero mi agradecimiento por esta invitación, señora presidenta, y a través suyo la hago extensiva a quienes integran la comisión.
Lo primero, como decían algunas abuelas, "curarse en salud", y sé que por aquí está una gran pedagoga, Elvira Romera. Quienes hemos leído alguna vez el Fausto de Goethe, recordamos que en el momento en que estaba por pactar con el diablo, a su pequeño perro se le ocurrió morderle los tobillos.
Esto fue una tribulación espantosa, poner semejante situación de estar entregando el alma al diablo en el mismo nivel que el mordiscón del "choco", como diríamos los mendocinos. Así es la vida, es ese mordiscón del "choco" en el tobillo y también los pactos del alma, en el caso de Fausto.
Digo esto porque cuando después de cinco años, con el acompañamiento de muchas de ustedes, de organizaciones de mujeres, de organismos de derechos humanos, planteamos este tema junto a otros proyectos, aparece como lo de menor cuantía, lo extravagante, hasta como la estupidez.
Es por ello que recordando que si al Fausto en semejante momento le pasó eso y tuvo que evaluar que en la vida viene todo junto y todo tiene su significado y su sentido, desde ese lugar creímos y trabajamos intensamente en el Senado de la Nación para promover la utilización del lenguaje no sexista, no como una hazaña innovadora sino como un reconocimiento de avances que se produjeron en nuestro país. El primero tuvo lugar en la ciudad de Rosario cuando la señora diputada Silvia Augsburger era concejal por el Partido Socialista en el Concejo Deliberante, y después siguieron en otras provincias, como por ejemplo Salta.
Muchos dicen que esto fue una de las gestualidades vacías de lo políticamente correcto en los países anglosajones. No obstante, hay que advertir cómo en las democracias más intensas, no solamente en la Unión Europea sino también en nuestras regiones, el tema de la igualdad entre varones y mujeres, entre mujeres y varones, era y es uno de los desafíos sustantivos de la democracia real. Dentro de las distintas políticas e instrumentos para avanzar hacia esa igualdad, no puede estar ausente el lenguaje.
Si bien personas como la señora diputada Alcira Argumedo nos han inspirado y alfabetizado en las lecturas, de todas maneras permítanme algunas consideraciones. La cualificación la pondrá con su voto cada uno y cada una de ustedes, pero deseo compartir con ustedes los fundamentos, es decir, el porqué.
Una primera distinción para quienes venimos del feminismo y militamos en él, es diferenciar al género social del género gramatical ya que no son lo mismo. Cada uno de ellos supone distintos enfoques sobre la relación lenguaje, juegos del lenguaje, lengua y género. En estas distintas perspectivas, tal vez las que más han encontrado pregnancia en las teorías de igualdad o de la diferencia, han sido el enfoque del déficit, el del dominio, el de la diferencia o el de la construcción social, el cual se caracteriza por su mayor dinamismo. Sobre este último enfoque también nosotras hemos estado trabajando a lo largo de las últimas dos décadas, de la mano de profundos cambios en lo que es la teoría y la filosofía de las ciencias.
Cuando comienzan estos trabajos sobre la relación entre juegos de lenguaje y el género como construcción social, Zimmerman propone en 1987 una enunciación desafiante: "quienes hablan ejercen el género y no simplemente pertenecen a él".
Años después, en 1995, Crawford propone para la sociolingüística que el género debe conceptualizarse como verbo y no como sustantivo. Con lo cual no siendo una característica estática, coinciden, tal como epistemólogos como Appel lo hacen ver, que no solamente los lenguajes o el lenguaje sino también el género y los géneros son construcciones sociales.
Quiero hacer algunas consideraciones porque después esto se plasma en el lenguaje administrativo escrito.
Indudablemente el lenguaje de la administración pública encuentra su genealogía en los vocabularios del siglo XVIII, cuando se produce el auge de los diccionarios y de las gramáticas -modelo positivista-, y el objetivo era higiénico, como eran los neuropsiquiátricos o la prisionización de los diferentes y las diferentes. Se trataba de limpiar la lengua; había que limpiar la lengua para que fuese la expresión exacta y correcta de la norma regular y del uso adecuado.
En Cambridge, y nadie accesorio sino Richard Cambridge, que es el que tiene a su cargo la coordinación de la edición de The World 1754, el año donde se normativizaba urbi et orbi, recomienda "no sumar a las normas fijas y permanentes..." -esto es textual- "...de las lenguas, las palabras que perecen y se olvidan en menos de un año. Son éstas las que las mujeres hablan, ellas hablan con ornamentos efímeros." Ninguna prueba empírica obviamente para esta afirmación, pero sí una prescripción contundente.
En realidad el fin último de estas codificaciones del siglo XVIII era fijar la lengua y las lenguas de una vez por todas. No fuera a ser que nos dieran estas locuras de andar cambiando.
Pero se produce lo inevitable: que la realidad y las realidades existen. Lo que pudieron normar para el diccionario no pudieron regularlo para el vocabulario.
En el plano del vocabulario era como algo que siempre parecía salirse de control. Por eso a principios del siglo XX Jespersen afirma: "Son los hombres, habida cuenta de la vitalidad del vocabulario, quienes usan expresiones nuevas y frescas, puesto que son ellos los principales renovadores del idioma y no las mujeres que reproducen los usos domésticos y vernáculos." ¿En qué quedamos?
En el siglo XVIII resulta que se deploraba el cambio de léxico y las mujeres eran las responsables de utilizar e introducir palabras efímeras.
En el siglo XX, cuando se ve que el cambio de vocabulario es inevitable y la innovación creativa cobra prestigio, las mujeres son artífices del estancamiento.
Otro tema que aparece después en el lenguaje administrativo es: Lenguaje tabú y corrección. La vulgaridad sin duda es una construcción social. Pero voy al origen de esta codificación que viene de la edad media. En 1531 encontramos la primera codificación en un texto no menor El gobernante, de Elyot, uno de cuyos capítulos se titula: "Educación de los hijos de los nobles.", donde señala: "Un caballero debe ser educado por mujeres para que no permitan que se diga palabra alguna que pueda ser licenciosa o impura en presencia del menor. Para evitar que el niño escuche ese tipo de palabras es recomendable impedir la entrada de cualquier hombre a las habitaciones infantiles." Con lo cual la asignación de los roles de género estaba no solamente marcada para el lado de las mujeres sino también de los varones. Termina esta consideración señalando: "El uso femenino del lenguaje debe ser cortés."
Lo mismo sucede con el silencio. Se hacen prescripciones sobre el silencio. La virtud para la mujer es hablar poco -no la practico- y para los varones que tienen el don de la retórica, pues hablar lo que quieran y todo el tiempo que sea.
La gramática, como compartía con ustedes, tiene una expansión formidable en el siglo XVIII, prescribiendo y estableciendo las reglas del uso correcto de los lenguajes.
En cuanto a la ortografía -tengo muchos almanaques, pero seguramente alguno o alguna tendrá menos hojas pero andará cerca-, recuerdo que en nuestra educación primaria teníamos una cuidadosa preocupación por la ortografía. Incluso se nos decía: repita cien veces la palabra si la escribió sin "h"; aunque no sonaba.
Esa concentración especial en la ortografía y en la puntuación también tenía un lugar en el que era especialmente sobreatendida, determinado por el orden correcto de los elementos en las enunciaciones o en las frases. Me refiero a lo que ustedes recordarán: sujeto, verbo, predicado y demás. Esto era para el lenguaje escrito. Voy a terminar aquí.
En 1560 se dictó la primera norma prescriptiva del orden correcto de los elementos de las frases. Voy a leer una cita de Wilson: "Habrá quien coloque el coche por delante del caballo, y aunque así sucediera con frecuencia Dios tenga la mayor piedad. Por respecto a los modales, mantengamos al hablar el orden natural de las cosas. Permitamos que el hombre, al construir una frase, siempre preceda a la mujer."
Ya en 1646, en gramáticas de nuestra lengua, la española, se sugiere que el género masculino es más meritorio -esta es la palabra textual- que el femenino, por lo que podía englobarse en "los hombres", entendiéndose así que nosotras también estábamos incluidas allí.
Por eso la norma que en las gramáticas llega hasta nuestro siglo es que el uso de los pronombres en tercera persona del singular -él o ella-, en masculino, y también en su forma plural -ellos o ellas- en realidad no es ningún agravio en el sentido de invisibilizar, sino que se trata de que es más meritorio y más bello.
Para no cargarlos con estas cuestiones, porque podríamos tomar muchísimas referencias sobre el lenguaje escrito, hay una que sí me resulta atractiva y quiero compartir con ustedes, que es el uso de la parataxis y la hipotaxis. Les pido perdón por recurrir a todas estas cosas, pero como a ustedes también les va a pasar, quiero decir que en un programa se refirieron a la legisladora que había presentado este proyecto. Ser tonta ya era una condición adscripta, pero el vocablo "ignorante" fue un adjetivo calificativo agregado.
Entonces, la parataxis y la hipotaxis son muy interesantes en el tema de la construcción sexista del lenguaje. La parataxis es la secuencia de las oraciones. Por ejemplo: "Vi luz. Subí", "Me levanté. Fui a trabajar". Y la hipotaxis es la secuencia de las oraciones que se unen por conjunciones subordinantes o nexos. Se trata de esto que nos complicaba la vida con los subjuntivos y las subordinadas. Por ejemplo: "Después de levantarme, fui a trabajar"; "vi luz, entonces subí".
En nuestras lenguas -me refiero a las que provienen del latín y del griego, como así también a las románticas- hay un profundo desprecio hacia la parataxis porque se considera que ella constituye un uso primitivo y vulgar del idioma. En otras palabras, las clases bajas -se dirá después- hablan en parataxis. Nosotros, los cultos o intelectuales, hablamos en hipotaxis.
La cuestión es que las mujeres eran muy cuestionadas porque usaban más parataxis que hipotaxis. En realidad, en el lenguaje escrito eran pocas las oportunidades que tenían de evaluar porque todo el lenguaje escrito -mayoritariamente el impreso- era de autoría de los varones. Estoy hablando de las gramáticas y las normas del buen decir, y sobre todo, del buen escribir.
Hay otros elementos y materiales que he traído, más allá de aquellos con los que ustedes cuentan, para ver la genealogía de esta situación del género social y del lenguaje, como así también del género lingüístico.
Pero el tema de este proyecto, teniendo esta genealogía que se relaciona con experiencias obtenidas en otros lugares y regiones, es visibilizar la presencia de las mujeres en el discurso del lenguaje administrativo sin violentar las normas gramaticales. Con lo cual, que no se pongan nerviosos, nerviosas aquellas personas que pertenecen a las respetables academias porque esto es sin violentar las normas gramaticales ya que el español lo permite perfectamente bien.
En este sentido podría hacerles llegar el sexismo lingüístico con un ejemplo para diferenciarlo del sexismo social.
Nosotras -sí, éramos mujeres las que componíamos esa comisión de redacción y reforma del reglamento del Senado- usamos obviamente algunas hojitas más, pero no solamente porque utilizamos femeninos y masculinos sino también porque habíamos incorporado otros mecanismos, como ser el de transparencia o accountability.
Por ejemplo en la frase: "En el Senado actualmente, ley de cupo mediante, hay cuarenta y seis senadores y veintiséis senadoras", no podemos señalar que existe sexismo lingüístico. En tal caso lo que acá se pone de manifiesto es que aun con ley de cupo persiste el sexismo social.
Me da una enorme alegría -después del 10 de diciembre, despedida no sin nostalgias- volver a estar en un ámbito que respeto. Creo que ésta es una de las instituciones más atractivas e intensas en cuanto se juega la palabra, la disputa, el debate, las concertaciones estratégicas y la expresión de las voluntades de la ciudadanía. Por eso, reitero mi agradecimiento por esta invitación, señora presidenta, y a través suyo la hago extensiva a quienes integran la comisión.
Lo primero, como decían algunas abuelas, "curarse en salud", y sé que por aquí está una gran pedagoga, Elvira Romera. Quienes hemos leído alguna vez el Fausto de Goethe, recordamos que en el momento en que estaba por pactar con el diablo, a su pequeño perro se le ocurrió morderle los tobillos.
Esto fue una tribulación espantosa, poner semejante situación de estar entregando el alma al diablo en el mismo nivel que el mordiscón del "choco", como diríamos los mendocinos. Así es la vida, es ese mordiscón del "choco" en el tobillo y también los pactos del alma, en el caso de Fausto.
Digo esto porque cuando después de cinco años, con el acompañamiento de muchas de ustedes, de organizaciones de mujeres, de organismos de derechos humanos, planteamos este tema junto a otros proyectos, aparece como lo de menor cuantía, lo extravagante, hasta como la estupidez.
Es por ello que recordando que si al Fausto en semejante momento le pasó eso y tuvo que evaluar que en la vida viene todo junto y todo tiene su significado y su sentido, desde ese lugar creímos y trabajamos intensamente en el Senado de la Nación para promover la utilización del lenguaje no sexista, no como una hazaña innovadora sino como un reconocimiento de avances que se produjeron en nuestro país. El primero tuvo lugar en la ciudad de Rosario cuando la señora diputada Silvia Augsburger era concejal por el Partido Socialista en el Concejo Deliberante, y después siguieron en otras provincias, como por ejemplo Salta.
Muchos dicen que esto fue una de las gestualidades vacías de lo políticamente correcto en los países anglosajones. No obstante, hay que advertir cómo en las democracias más intensas, no solamente en la Unión Europea sino también en nuestras regiones, el tema de la igualdad entre varones y mujeres, entre mujeres y varones, era y es uno de los desafíos sustantivos de la democracia real. Dentro de las distintas políticas e instrumentos para avanzar hacia esa igualdad, no puede estar ausente el lenguaje.
Si bien personas como la señora diputada Alcira Argumedo nos han inspirado y alfabetizado en las lecturas, de todas maneras permítanme algunas consideraciones. La cualificación la pondrá con su voto cada uno y cada una de ustedes, pero deseo compartir con ustedes los fundamentos, es decir, el porqué.
Una primera distinción para quienes venimos del feminismo y militamos en él, es diferenciar al género social del género gramatical ya que no son lo mismo. Cada uno de ellos supone distintos enfoques sobre la relación lenguaje, juegos del lenguaje, lengua y género. En estas distintas perspectivas, tal vez las que más han encontrado pregnancia en las teorías de igualdad o de la diferencia, han sido el enfoque del déficit, el del dominio, el de la diferencia o el de la construcción social, el cual se caracteriza por su mayor dinamismo. Sobre este último enfoque también nosotras hemos estado trabajando a lo largo de las últimas dos décadas, de la mano de profundos cambios en lo que es la teoría y la filosofía de las ciencias.
Cuando comienzan estos trabajos sobre la relación entre juegos de lenguaje y el género como construcción social, Zimmerman propone en 1987 una enunciación desafiante: "quienes hablan ejercen el género y no simplemente pertenecen a él".
Años después, en 1995, Crawford propone para la sociolingüística que el género debe conceptualizarse como verbo y no como sustantivo. Con lo cual no siendo una característica estática, coinciden, tal como epistemólogos como Appel lo hacen ver, que no solamente los lenguajes o el lenguaje sino también el género y los géneros son construcciones sociales.
Quiero hacer algunas consideraciones porque después esto se plasma en el lenguaje administrativo escrito.
Indudablemente el lenguaje de la administración pública encuentra su genealogía en los vocabularios del siglo XVIII, cuando se produce el auge de los diccionarios y de las gramáticas -modelo positivista-, y el objetivo era higiénico, como eran los neuropsiquiátricos o la prisionización de los diferentes y las diferentes. Se trataba de limpiar la lengua; había que limpiar la lengua para que fuese la expresión exacta y correcta de la norma regular y del uso adecuado.
En Cambridge, y nadie accesorio sino Richard Cambridge, que es el que tiene a su cargo la coordinación de la edición de The World 1754, el año donde se normativizaba urbi et orbi, recomienda "no sumar a las normas fijas y permanentes..." -esto es textual- "...de las lenguas, las palabras que perecen y se olvidan en menos de un año. Son éstas las que las mujeres hablan, ellas hablan con ornamentos efímeros." Ninguna prueba empírica obviamente para esta afirmación, pero sí una prescripción contundente.
En realidad el fin último de estas codificaciones del siglo XVIII era fijar la lengua y las lenguas de una vez por todas. No fuera a ser que nos dieran estas locuras de andar cambiando.
Pero se produce lo inevitable: que la realidad y las realidades existen. Lo que pudieron normar para el diccionario no pudieron regularlo para el vocabulario.
En el plano del vocabulario era como algo que siempre parecía salirse de control. Por eso a principios del siglo XX Jespersen afirma: "Son los hombres, habida cuenta de la vitalidad del vocabulario, quienes usan expresiones nuevas y frescas, puesto que son ellos los principales renovadores del idioma y no las mujeres que reproducen los usos domésticos y vernáculos." ¿En qué quedamos?
En el siglo XVIII resulta que se deploraba el cambio de léxico y las mujeres eran las responsables de utilizar e introducir palabras efímeras.
En el siglo XX, cuando se ve que el cambio de vocabulario es inevitable y la innovación creativa cobra prestigio, las mujeres son artífices del estancamiento.
Otro tema que aparece después en el lenguaje administrativo es: Lenguaje tabú y corrección. La vulgaridad sin duda es una construcción social. Pero voy al origen de esta codificación que viene de la edad media. En 1531 encontramos la primera codificación en un texto no menor El gobernante, de Elyot, uno de cuyos capítulos se titula: "Educación de los hijos de los nobles.", donde señala: "Un caballero debe ser educado por mujeres para que no permitan que se diga palabra alguna que pueda ser licenciosa o impura en presencia del menor. Para evitar que el niño escuche ese tipo de palabras es recomendable impedir la entrada de cualquier hombre a las habitaciones infantiles." Con lo cual la asignación de los roles de género estaba no solamente marcada para el lado de las mujeres sino también de los varones. Termina esta consideración señalando: "El uso femenino del lenguaje debe ser cortés."
Lo mismo sucede con el silencio. Se hacen prescripciones sobre el silencio. La virtud para la mujer es hablar poco -no la practico- y para los varones que tienen el don de la retórica, pues hablar lo que quieran y todo el tiempo que sea.
La gramática, como compartía con ustedes, tiene una expansión formidable en el siglo XVIII, prescribiendo y estableciendo las reglas del uso correcto de los lenguajes.
En cuanto a la ortografía -tengo muchos almanaques, pero seguramente alguno o alguna tendrá menos hojas pero andará cerca-, recuerdo que en nuestra educación primaria teníamos una cuidadosa preocupación por la ortografía. Incluso se nos decía: repita cien veces la palabra si la escribió sin "h"; aunque no sonaba.
Esa concentración especial en la ortografía y en la puntuación también tenía un lugar en el que era especialmente sobreatendida, determinado por el orden correcto de los elementos en las enunciaciones o en las frases. Me refiero a lo que ustedes recordarán: sujeto, verbo, predicado y demás. Esto era para el lenguaje escrito. Voy a terminar aquí.
En 1560 se dictó la primera norma prescriptiva del orden correcto de los elementos de las frases. Voy a leer una cita de Wilson: "Habrá quien coloque el coche por delante del caballo, y aunque así sucediera con frecuencia Dios tenga la mayor piedad. Por respecto a los modales, mantengamos al hablar el orden natural de las cosas. Permitamos que el hombre, al construir una frase, siempre preceda a la mujer."
Ya en 1646, en gramáticas de nuestra lengua, la española, se sugiere que el género masculino es más meritorio -esta es la palabra textual- que el femenino, por lo que podía englobarse en "los hombres", entendiéndose así que nosotras también estábamos incluidas allí.
Por eso la norma que en las gramáticas llega hasta nuestro siglo es que el uso de los pronombres en tercera persona del singular -él o ella-, en masculino, y también en su forma plural -ellos o ellas- en realidad no es ningún agravio en el sentido de invisibilizar, sino que se trata de que es más meritorio y más bello.
Para no cargarlos con estas cuestiones, porque podríamos tomar muchísimas referencias sobre el lenguaje escrito, hay una que sí me resulta atractiva y quiero compartir con ustedes, que es el uso de la parataxis y la hipotaxis. Les pido perdón por recurrir a todas estas cosas, pero como a ustedes también les va a pasar, quiero decir que en un programa se refirieron a la legisladora que había presentado este proyecto. Ser tonta ya era una condición adscripta, pero el vocablo "ignorante" fue un adjetivo calificativo agregado.
Entonces, la parataxis y la hipotaxis son muy interesantes en el tema de la construcción sexista del lenguaje. La parataxis es la secuencia de las oraciones. Por ejemplo: "Vi luz. Subí", "Me levanté. Fui a trabajar". Y la hipotaxis es la secuencia de las oraciones que se unen por conjunciones subordinantes o nexos. Se trata de esto que nos complicaba la vida con los subjuntivos y las subordinadas. Por ejemplo: "Después de levantarme, fui a trabajar"; "vi luz, entonces subí".
En nuestras lenguas -me refiero a las que provienen del latín y del griego, como así también a las románticas- hay un profundo desprecio hacia la parataxis porque se considera que ella constituye un uso primitivo y vulgar del idioma. En otras palabras, las clases bajas -se dirá después- hablan en parataxis. Nosotros, los cultos o intelectuales, hablamos en hipotaxis.
La cuestión es que las mujeres eran muy cuestionadas porque usaban más parataxis que hipotaxis. En realidad, en el lenguaje escrito eran pocas las oportunidades que tenían de evaluar porque todo el lenguaje escrito -mayoritariamente el impreso- era de autoría de los varones. Estoy hablando de las gramáticas y las normas del buen decir, y sobre todo, del buen escribir.
Hay otros elementos y materiales que he traído, más allá de aquellos con los que ustedes cuentan, para ver la genealogía de esta situación del género social y del lenguaje, como así también del género lingüístico.
Pero el tema de este proyecto, teniendo esta genealogía que se relaciona con experiencias obtenidas en otros lugares y regiones, es visibilizar la presencia de las mujeres en el discurso del lenguaje administrativo sin violentar las normas gramaticales. Con lo cual, que no se pongan nerviosos, nerviosas aquellas personas que pertenecen a las respetables academias porque esto es sin violentar las normas gramaticales ya que el español lo permite perfectamente bien.
En este sentido podría hacerles llegar el sexismo lingüístico con un ejemplo para diferenciarlo del sexismo social.
Nosotras -sí, éramos mujeres las que componíamos esa comisión de redacción y reforma del reglamento del Senado- usamos obviamente algunas hojitas más, pero no solamente porque utilizamos femeninos y masculinos sino también porque habíamos incorporado otros mecanismos, como ser el de transparencia o accountability.
Por ejemplo en la frase: "En el Senado actualmente, ley de cupo mediante, hay cuarenta y seis senadores y veintiséis senadoras", no podemos señalar que existe sexismo lingüístico. En tal caso lo que acá se pone de manifiesto es que aun con ley de cupo persiste el sexismo social.
SRA. BALDATA Los hombres encabezan las listas.
SRA. PERCEVAL Así es, en fórmulas paritarias o binomios paritarios.
En Diputados al día de hoy hay noventa y ocho y ciento cincuenta y nueve. Pero esto es tema de otras convergentes luchas por la igualdad de derechos.
Respecto a si hay sexismo lingüístico, seguramente las señoras diputadas habrán recibido alguna vez, como me ocurrió en varias oportunidades, pero hago mención a una sola en la que me invitaban a una exposición, una tarjeta que decía: "Señor senador María Perceval y señora." (Risas.)
En Diputados al día de hoy hay noventa y ocho y ciento cincuenta y nueve. Pero esto es tema de otras convergentes luchas por la igualdad de derechos.
Respecto a si hay sexismo lingüístico, seguramente las señoras diputadas habrán recibido alguna vez, como me ocurrió en varias oportunidades, pero hago mención a una sola en la que me invitaban a una exposición, una tarjeta que decía: "Señor senador María Perceval y señora." (Risas.)
SRA. BENAS Es que estaban por el matrimonio del mismo sexo. (Risas.)
SRA. PERCEVAL No, ese es el tema de los géneros. Y eso también se está revisando en la sociolingüística contemporánea.
Pero no estoy hablando hoy de lo femenino y lo masculino como género y de cómo esta asignación viene de suyo, porque ahí sí hay sexismo lingüístico.
Insisto en que en realidad la lengua española, sin agredirla ni violentarla, tiene muchísimos recursos morfosintáticos y léxico-semánticos que pueden evitar el uso de un sexismo lingüístico. Si no discriminan, si no quieren aceptar esa palabra fuerte, al menos acepten que invisibiliza la presencia, la existencia, y las realidades de las mujeres.
Ya hablamos del género gramatical. Y acerca del género de la lengua, tenemos nosotros y nosotras en el español el género masculino y femenino que son los dos únicos géneros que conservó el español del latín, porque el neutro lo excluyó, aunque quedan algunas huellas en artículos y pronombres.
Sin embargo, no hay ninguna imposibilidad desde el español en que el género como categoría gramatical permita clasificar los nombres en masculinos y femeninos. En consecuencia, se puede establecer de esta manera una bella y perfecta concordancia con los demás elementos de la oración.
Ahora voy a pasar a las consideraciones que tuvo en cuenta este proyecto y haré una breve síntesis. En 1987 en las actas de la Conferencia General de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su punto 14, La condición de la mujer, el inciso l) recomienda: "Adoptar en la redacción de todos los documentos de trabajo de la organización, una política encaminada a evitar, en la medida de lo posible, el empleo de términos que se refieren explícita o implícitamente a un solo sexo, salvo si se trata de medidas positivas en favor de la mujer."
La 25ª Reunión de la Conferencia General de la UNESCO se celebró en París, entre el 17 de octubre y el 16 de noviembre de 1989. El tema transversal de la Conferencia General fue "La Mujer". En tal sentido, en los incisos b) y c) del punto 3 del Volumen I, Resoluciones -esto ya tiene ese carácter- de las actas correspondientes a dicha reunión, se establece lo siguiente: "b) Seguir elaborando directrices sobre el empleo de un vocabulario que se refiera explícitamente a la mujer, y promover su utilización en los Estados Miembros.
"c) Velar por el respeto de esas directrices en todas las comunicaciones, publicaciones y documentos de la Organización."
En 1993 se desarrolló la 27ª Reunión de la Conferencia General de la UNESCO. En el punto 23 de las actas correspondientes se estableció: "Revisión de los textos fundamentales de la UNESCO con miras a la eliminación de cualquier forma de lenguaje sexista y a la utilización de fórmulas y términos neutros".
Asimismo, el punto 5.7.1. del Orden del Día Provisional de la 145ª Reunión del Consejo Directivo de la UNESCO, celebrada en 1994, determina: "Informe sobre la revisión de los textos fundamentales de la UNESCO con miras a la utilización de fórmulas y términos neutros y lenguaje no sexista".
Por su parte, en 1990 el Comité de Ministros del Consejo de Europa aprobó la Recomendación N° 90, sobre eliminación del sexismo en el lenguaje.
Como decía Horacio González, parecería que es más difícil incorporar un lenguaje no sexista en la administración pública que avanzar en el reconocimiento de otros derechos.
Por su parte, la prensa -esto no lo digo para demonizar, sino realmente para solidarizarme con usted, señora presidenta, y con los señores diputados y las señoras diputadas- tuvo distintas visiones. La primera era la vinculada con el problema del perrito de Fausto, en cuanto a los temas que se están debatiendo. Es cierto; venir con este temita.
Pero hay algunas cuestiones que sí se universalizaron, porque parecería que algunos hubiesen copiado un artículo publicado por el hijo de Marías en "El País". Voy a dejar este material en la comisión.
En un artículo publicado en el diario "La Nación"
y titulado "Piedras en el camino del infierno" -por esto
de que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones; en ese lugar pusieron a la autora del proyecto- se expresa lo siguiente: "La senadora Perceval explica que la obligación que la ley impone a la administración pública nacional de emplear y promover el uso de un lenguaje no sexista 'implica dar cumplimiento a recomendaciones de la UNESCO'. Loable propósito el de la UNESCO, pero que no puede implementarse de la misma manera en todas las lenguas, porque todas las lenguas son diferentes ..." El español no tiene ningún problema.
El artículo termina diciendo: "No hay ley, decreto ni resolución administrativa que pueda imponer un cambio en la lengua desde una posición de autoridad si la comunidad hablante no lo acepta. El proyecto de la senadora tiene sin duda las mejores intenciones, pero de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno". He hecho cosas peores en la vida. (Risas.)
En cuanto a la visión que la Academia Argentina de Letras tiene respecto de este tema, hay un artículo que dice: "No coincidimos, lo consideramos muy afectado, muy forzado". Esto lo dice una de las cuatro mujeres que, sobre un total de dieciocho académicos, integran la Academia Argentina de Letras.
En otro artículo se dijo: "No hablan, hacen inventario de género (...). En síntesis, mentalidad PC,..." -políticamente correcta- "...lo cual ya no alude a una sacrificada tertulia sobre el cine soviético en un subsuelo de la avenida Corrientes. Ahora significa 'políticamente correcto'.
"Nada tan políticamente correcto como el Senado de la Nación. Obsérvese que cada vez que uno de sus miembros necesita referirse a los demás, gasta siete palabras. Con vista al horizonte, espeta: 'Los señores senadores y las señoras senadoras'.(...) Esa forma de hablar, la de pasar lista de los géneros cada diez minutos, se ha vuelto allí obligatoria, la estipula el artículo 228 del nuevo reglamento de la Cámara (...)
"(...) lo políticamente correcto es dirigirse 'a todos y a todas (si hubiera niños, ¿habrá que agregar 'toditos y toditas'?) (...).
"En este tren, ya no deberá decirse que el perro es el mejor amigo del hombre. El perro y la perra, son, en verdad, sus mejores amigos, pero no del hombre sólo, sino también de la mujer. La frase quedaría, pues, de este modo: el perro y la perra son los mejores amigos del hombre y de la mujer (...).
"Otro tanto ocurriría con la expresión 'hombres de a caballo', que merecerá incluir, entre sus cuatro variantes, 'mujeres de a yegua'. La abolición del sujeto genérico ya no nos permitirá decir que en 1969 el hombre llegó a la Luna. Deberán corregirse las enciclopedias. En 1969 sólo el hombre llegó a la Luna. La mujer aún no fue (...)".
Estas son algunas de las cosas que agradezco, presidenta, que haya puesto en discusión. No vamos a cambiar las enciclopedias, simplemente que intentamos que el lenguaje de la administración pública, del Estado constitucional de derecho, que es el Estado de todas y todos, nos exprese y visibilice a todas y todos.
Digo esto para que cuando tengamos que ir, por ejemplo en relación con el área que me compete en este momento, a las oficinas de atención al ciudadano, podamos empezar a leer: Oficinas de atención a la ciudadanía. Y esto es sin forzar el lenguaje y sin agraviar al español.
En la pantalla vemos que aparecen distintas categorías. Yo no las voy a ponderar aunque para mí es todo eso y mucho más. Vemos que dice: "Salgan todos al recreo!!!" Y al costado se lee: "¿Y nosotras?"
Como también puede ocurrir en el día del niño cuando alguna hija traviesa que uno tiene dice: "¿Y cuándo va a ser el mío, mami?"
Lo que estamos viendo recoge una observación de una situación en un aula. Leemos: "Maestra: ¿cómo se forma el femenino y el masculino?" Y la docente responde: "Partiendo del masculino: la 'o' final se sustituye por la 'a'. El masculino no se forma; existe!!!"
Esto que vemos ahora ocurrió hace poco. Es un titulado que -por el color se le ve el orillo a la enagua- dice: "El pueblo bajó al río quedando sólo las mujeres."
La siguiente imagen se relaciona con algo que ocurrió hace muy poco cuando una joven se recibió de arquitecta en la Universidad de Mendoza y en su diploma aun persiste el nombre de las profesiones en masculino. O sea que María Marta López es arquitecto.
En la siguiente filmina vemos que el principio rector es la igualdad de derechos, oportunidades y trato. Esto va al trato pero inciden los derechos.
Pasando a la próxima imagen leemos algo muy sencillo: entre los compromisos del Poder Ejecutivo está el de armonizar la terminología empleada en la administración pública nacional, eliminando todo tratamiento sexista en su producción escrita.
Algunos dijeron, algunas dijeron, que esto iba a acarrear mayores costos por lo que se usaría entre "señoras y señores" o con el empleo de las barras porque el uso de arroba -si bien lo impulsó la OIT- en realidad no se ha instalado entre nosotras.
En realidad yo no tengo demasiadas argumentaciones a favor de gastar menos papel y menos tóner. Me imagino que el mismo intríngulis lo debe haber tenido la administración pública cuando las mujeres conquistaron el derecho al voto y hubo que usar más papel y más tinta para la confección de los padrones. Asimismo cuando tuvieron que incorporar a las mujeres en los sistemas educativos, en esa lista de "alumnos" previa a la convocatoria a la reunión de "padres" y a que firmaran el boletín escolar el padre o el tutor. Todo esto también ocurrió cuando a raíz de la lucha y la convicción persistente, las mujeres comenzaron a tener igualdad de oportunidades en la educación. Sin duda ahí también debió gastarse más papel.
Me parece que la lógica del eficientismo y de cuántas hojas hay que ocupar no tiene ni punto de medida con los derechos que tenemos que construir, que nos caben y que nos merecemos reconocer.
Agradezco la atención brindada. Quiero comentarles que el proyecto es muy sencillo. Además, que hay manuales, algunos de los cuales tienen referatos de sociedades científicas, que muchas de ustedes conocen bien porque me los han facilitado, por ejemplo el de España.
También lo han trabajado en Venezuela. Asimismo han avanzado los de Bolivia y Brasil.
Por eso proponemos como autoridad de aplicación al Consejo Nacional de la Mujer. Podría ser otro órgano. Si algún día se trata un proyecto de creación del Instituto Nacional de las Mujeres, con jerarquía sustantiva, esperará ese proyecto que quedó junto con el que ustedes presentan.
Para la elaboración del Manual de Estilo el Consejo Nacional de la Mujer contará con la cooperación solidaria y estratégica de las organizaciones feministas y del Movimiento de Mujeres. Asimismo he tenido en cuenta una propuesta que me pareció más que oportuna, formulada en el recinto por la señora senadora Liliana Negre de Alonso, de la provincia de San Luis, en el sentido de que también esté la Academia Argentina de Letras. ¿Por qué no? Que esté la Academia y quede explicitado que no queremos atropellar la lengua, ni su belleza, ni su corrección, sino simplemente, insisto, que el Estado, la administración pública, no invisibilice a las mujeres ni deje de utilizar la magnífica posibilidad que nos da el idioma español, en el sentido de utilizar y componer con concordancia masculinos y femeninos.
Por lo tanto, agradezco mucho a todos los diputados presentes. Espero verlos la próxima vez. Ha sido un gusto presentar ante todos ustedes este proyecto, que fue elaborado por una senadora. (Aplausos.)
Pero no estoy hablando hoy de lo femenino y lo masculino como género y de cómo esta asignación viene de suyo, porque ahí sí hay sexismo lingüístico.
Insisto en que en realidad la lengua española, sin agredirla ni violentarla, tiene muchísimos recursos morfosintáticos y léxico-semánticos que pueden evitar el uso de un sexismo lingüístico. Si no discriminan, si no quieren aceptar esa palabra fuerte, al menos acepten que invisibiliza la presencia, la existencia, y las realidades de las mujeres.
Ya hablamos del género gramatical. Y acerca del género de la lengua, tenemos nosotros y nosotras en el español el género masculino y femenino que son los dos únicos géneros que conservó el español del latín, porque el neutro lo excluyó, aunque quedan algunas huellas en artículos y pronombres.
Sin embargo, no hay ninguna imposibilidad desde el español en que el género como categoría gramatical permita clasificar los nombres en masculinos y femeninos. En consecuencia, se puede establecer de esta manera una bella y perfecta concordancia con los demás elementos de la oración.
Ahora voy a pasar a las consideraciones que tuvo en cuenta este proyecto y haré una breve síntesis. En 1987 en las actas de la Conferencia General de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su punto 14, La condición de la mujer, el inciso l) recomienda: "Adoptar en la redacción de todos los documentos de trabajo de la organización, una política encaminada a evitar, en la medida de lo posible, el empleo de términos que se refieren explícita o implícitamente a un solo sexo, salvo si se trata de medidas positivas en favor de la mujer."
La 25ª Reunión de la Conferencia General de la UNESCO se celebró en París, entre el 17 de octubre y el 16 de noviembre de 1989. El tema transversal de la Conferencia General fue "La Mujer". En tal sentido, en los incisos b) y c) del punto 3 del Volumen I, Resoluciones -esto ya tiene ese carácter- de las actas correspondientes a dicha reunión, se establece lo siguiente: "b) Seguir elaborando directrices sobre el empleo de un vocabulario que se refiera explícitamente a la mujer, y promover su utilización en los Estados Miembros.
"c) Velar por el respeto de esas directrices en todas las comunicaciones, publicaciones y documentos de la Organización."
En 1993 se desarrolló la 27ª Reunión de la Conferencia General de la UNESCO. En el punto 23 de las actas correspondientes se estableció: "Revisión de los textos fundamentales de la UNESCO con miras a la eliminación de cualquier forma de lenguaje sexista y a la utilización de fórmulas y términos neutros".
Asimismo, el punto 5.7.1. del Orden del Día Provisional de la 145ª Reunión del Consejo Directivo de la UNESCO, celebrada en 1994, determina: "Informe sobre la revisión de los textos fundamentales de la UNESCO con miras a la utilización de fórmulas y términos neutros y lenguaje no sexista".
Por su parte, en 1990 el Comité de Ministros del Consejo de Europa aprobó la Recomendación N° 90, sobre eliminación del sexismo en el lenguaje.
Como decía Horacio González, parecería que es más difícil incorporar un lenguaje no sexista en la administración pública que avanzar en el reconocimiento de otros derechos.
Por su parte, la prensa -esto no lo digo para demonizar, sino realmente para solidarizarme con usted, señora presidenta, y con los señores diputados y las señoras diputadas- tuvo distintas visiones. La primera era la vinculada con el problema del perrito de Fausto, en cuanto a los temas que se están debatiendo. Es cierto; venir con este temita.
Pero hay algunas cuestiones que sí se universalizaron, porque parecería que algunos hubiesen copiado un artículo publicado por el hijo de Marías en "El País". Voy a dejar este material en la comisión.
En un artículo publicado en el diario "La Nación"
y titulado "Piedras en el camino del infierno" -por esto
de que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones; en ese lugar pusieron a la autora del proyecto- se expresa lo siguiente: "La senadora Perceval explica que la obligación que la ley impone a la administración pública nacional de emplear y promover el uso de un lenguaje no sexista 'implica dar cumplimiento a recomendaciones de la UNESCO'. Loable propósito el de la UNESCO, pero que no puede implementarse de la misma manera en todas las lenguas, porque todas las lenguas son diferentes ..." El español no tiene ningún problema.
El artículo termina diciendo: "No hay ley, decreto ni resolución administrativa que pueda imponer un cambio en la lengua desde una posición de autoridad si la comunidad hablante no lo acepta. El proyecto de la senadora tiene sin duda las mejores intenciones, pero de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno". He hecho cosas peores en la vida. (Risas.)
En cuanto a la visión que la Academia Argentina de Letras tiene respecto de este tema, hay un artículo que dice: "No coincidimos, lo consideramos muy afectado, muy forzado". Esto lo dice una de las cuatro mujeres que, sobre un total de dieciocho académicos, integran la Academia Argentina de Letras.
En otro artículo se dijo: "No hablan, hacen inventario de género (...). En síntesis, mentalidad PC,..." -políticamente correcta- "...lo cual ya no alude a una sacrificada tertulia sobre el cine soviético en un subsuelo de la avenida Corrientes. Ahora significa 'políticamente correcto'.
"Nada tan políticamente correcto como el Senado de la Nación. Obsérvese que cada vez que uno de sus miembros necesita referirse a los demás, gasta siete palabras. Con vista al horizonte, espeta: 'Los señores senadores y las señoras senadoras'.(...) Esa forma de hablar, la de pasar lista de los géneros cada diez minutos, se ha vuelto allí obligatoria, la estipula el artículo 228 del nuevo reglamento de la Cámara (...)
"(...) lo políticamente correcto es dirigirse 'a todos y a todas (si hubiera niños, ¿habrá que agregar 'toditos y toditas'?) (...).
"En este tren, ya no deberá decirse que el perro es el mejor amigo del hombre. El perro y la perra, son, en verdad, sus mejores amigos, pero no del hombre sólo, sino también de la mujer. La frase quedaría, pues, de este modo: el perro y la perra son los mejores amigos del hombre y de la mujer (...).
"Otro tanto ocurriría con la expresión 'hombres de a caballo', que merecerá incluir, entre sus cuatro variantes, 'mujeres de a yegua'. La abolición del sujeto genérico ya no nos permitirá decir que en 1969 el hombre llegó a la Luna. Deberán corregirse las enciclopedias. En 1969 sólo el hombre llegó a la Luna. La mujer aún no fue (...)".
Estas son algunas de las cosas que agradezco, presidenta, que haya puesto en discusión. No vamos a cambiar las enciclopedias, simplemente que intentamos que el lenguaje de la administración pública, del Estado constitucional de derecho, que es el Estado de todas y todos, nos exprese y visibilice a todas y todos.
Digo esto para que cuando tengamos que ir, por ejemplo en relación con el área que me compete en este momento, a las oficinas de atención al ciudadano, podamos empezar a leer: Oficinas de atención a la ciudadanía. Y esto es sin forzar el lenguaje y sin agraviar al español.
En la pantalla vemos que aparecen distintas categorías. Yo no las voy a ponderar aunque para mí es todo eso y mucho más. Vemos que dice: "Salgan todos al recreo!!!" Y al costado se lee: "¿Y nosotras?"
Como también puede ocurrir en el día del niño cuando alguna hija traviesa que uno tiene dice: "¿Y cuándo va a ser el mío, mami?"
Lo que estamos viendo recoge una observación de una situación en un aula. Leemos: "Maestra: ¿cómo se forma el femenino y el masculino?" Y la docente responde: "Partiendo del masculino: la 'o' final se sustituye por la 'a'. El masculino no se forma; existe!!!"
Esto que vemos ahora ocurrió hace poco. Es un titulado que -por el color se le ve el orillo a la enagua- dice: "El pueblo bajó al río quedando sólo las mujeres."
La siguiente imagen se relaciona con algo que ocurrió hace muy poco cuando una joven se recibió de arquitecta en la Universidad de Mendoza y en su diploma aun persiste el nombre de las profesiones en masculino. O sea que María Marta López es arquitecto.
En la siguiente filmina vemos que el principio rector es la igualdad de derechos, oportunidades y trato. Esto va al trato pero inciden los derechos.
Pasando a la próxima imagen leemos algo muy sencillo: entre los compromisos del Poder Ejecutivo está el de armonizar la terminología empleada en la administración pública nacional, eliminando todo tratamiento sexista en su producción escrita.
Algunos dijeron, algunas dijeron, que esto iba a acarrear mayores costos por lo que se usaría entre "señoras y señores" o con el empleo de las barras porque el uso de arroba -si bien lo impulsó la OIT- en realidad no se ha instalado entre nosotras.
En realidad yo no tengo demasiadas argumentaciones a favor de gastar menos papel y menos tóner. Me imagino que el mismo intríngulis lo debe haber tenido la administración pública cuando las mujeres conquistaron el derecho al voto y hubo que usar más papel y más tinta para la confección de los padrones. Asimismo cuando tuvieron que incorporar a las mujeres en los sistemas educativos, en esa lista de "alumnos" previa a la convocatoria a la reunión de "padres" y a que firmaran el boletín escolar el padre o el tutor. Todo esto también ocurrió cuando a raíz de la lucha y la convicción persistente, las mujeres comenzaron a tener igualdad de oportunidades en la educación. Sin duda ahí también debió gastarse más papel.
Me parece que la lógica del eficientismo y de cuántas hojas hay que ocupar no tiene ni punto de medida con los derechos que tenemos que construir, que nos caben y que nos merecemos reconocer.
Agradezco la atención brindada. Quiero comentarles que el proyecto es muy sencillo. Además, que hay manuales, algunos de los cuales tienen referatos de sociedades científicas, que muchas de ustedes conocen bien porque me los han facilitado, por ejemplo el de España.
También lo han trabajado en Venezuela. Asimismo han avanzado los de Bolivia y Brasil.
Por eso proponemos como autoridad de aplicación al Consejo Nacional de la Mujer. Podría ser otro órgano. Si algún día se trata un proyecto de creación del Instituto Nacional de las Mujeres, con jerarquía sustantiva, esperará ese proyecto que quedó junto con el que ustedes presentan.
Para la elaboración del Manual de Estilo el Consejo Nacional de la Mujer contará con la cooperación solidaria y estratégica de las organizaciones feministas y del Movimiento de Mujeres. Asimismo he tenido en cuenta una propuesta que me pareció más que oportuna, formulada en el recinto por la señora senadora Liliana Negre de Alonso, de la provincia de San Luis, en el sentido de que también esté la Academia Argentina de Letras. ¿Por qué no? Que esté la Academia y quede explicitado que no queremos atropellar la lengua, ni su belleza, ni su corrección, sino simplemente, insisto, que el Estado, la administración pública, no invisibilice a las mujeres ni deje de utilizar la magnífica posibilidad que nos da el idioma español, en el sentido de utilizar y componer con concordancia masculinos y femeninos.
Por lo tanto, agradezco mucho a todos los diputados presentes. Espero verlos la próxima vez. Ha sido un gusto presentar ante todos ustedes este proyecto, que fue elaborado por una senadora. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Muchas gracias, señora subsecretaria. Realmente ha sido muy clara y explícita.
En consideración el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado y contenido en el expediente 0117-s-2008, por el que se promueve la utilización de lenguaje no sexista.
Tiene la palabra el señor diputado Barrios.
En consideración el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado y contenido en el expediente 0117-s-2008, por el que se promueve la utilización de lenguaje no sexista.
Tiene la palabra el señor diputado Barrios.
SR. BARRIOS Señora presidenta: en primer término deseo agradecer la presencia de la señora senadora con mandato cumplido, María Cristina Perceval, como así también la explicación que ha brindado en relación con este proyecto.
En segundo lugar quiero adelantar que el bloque Socialista va a acompañar esta iniciativa.
Por otra parte deseo destacar el reconocimiento que ha hecho a quien fuera, a partir de su trabajo como concejal en la ciudad de Rosario, una de las iniciadoras de este tema. Me refiero a la señora diputada mandato cumplido Silvia Augsburger, quien se encuentra aquí presente.
El proyecto en consideración constituye un aporte, nada más y nada menos, que a la democratización de la palabra. El lenguaje es un hecho cultural y social cuya construcción es histórica y fundamentalmente colectiva. Avanzar en la democratización del lenguaje significa ayudar a la democratización de las relaciones sociales. No alcanza solamente con trabajar por una mejor distribución de los recursos, las posiciones y las jerarquías, sino que también es necesario construir un lenguaje inclusivo para avanzar en la construcción de una sociedad más inclusiva.
En segundo lugar quiero adelantar que el bloque Socialista va a acompañar esta iniciativa.
Por otra parte deseo destacar el reconocimiento que ha hecho a quien fuera, a partir de su trabajo como concejal en la ciudad de Rosario, una de las iniciadoras de este tema. Me refiero a la señora diputada mandato cumplido Silvia Augsburger, quien se encuentra aquí presente.
El proyecto en consideración constituye un aporte, nada más y nada menos, que a la democratización de la palabra. El lenguaje es un hecho cultural y social cuya construcción es histórica y fundamentalmente colectiva. Avanzar en la democratización del lenguaje significa ayudar a la democratización de las relaciones sociales. No alcanza solamente con trabajar por una mejor distribución de los recursos, las posiciones y las jerarquías, sino que también es necesario construir un lenguaje inclusivo para avanzar en la construcción de una sociedad más inclusiva.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Juri.
SR. JURI Señora presidenta: quiero expresar mi agradecimiento a la señora subsecretaria por su presencia en esta comisión. En realidad, nos ha ayudado un poco a algunos -por lo menos a mí; no sé si alguno más lo necesita- respecto de esta discusión permanente que existe en cuanto a la utilización de la palabra "presidente" o del vocablo "gerente". En algunos casos el uso de la terminología utilizando la letra "a" fue considerado un avance, mientras que en otros se pensó -como ocurrió con una rectora de una universidad que alguna vez nos hizo llegar una documentación sobre esto- que era un retroceso, porque en realidad esta utilización suponía el uso de ambos géneros para la palabra.
Por lo tanto, realmente era incorrecto que se avanzara sobre vocablos tales como "presidenta" y "gerenta", porque ya se suponía que se podían utilizar para ambos sexos.
Por lo tanto, realmente era incorrecto que se avanzara sobre vocablos tales como "presidenta" y "gerenta", porque ya se suponía que se podían utilizar para ambos sexos.
SRA. PERCEVAL Usted, que fue una destacada secretaria de Turismo y Cultura de nuestra provincia...
SRA. JURI Disculpe un momento, quiero señalar que en realidad el tema surgió por la ministra y ministro cuando se señaló que decir ministra no requería ninguna discusión. Ahí surgió este debate y en verdad a mí no me quedó nada claro lo que se explicó en su momento.
SRA. PERCEVAL En realidad esos son los recursos morfosintáticos y las concordancias.
Si bien claro, contundente, no sexista y correcto sería la concordancia de sustantivos y adjetivos con los artículos y pronombres con "a" y "o", en el caso de la "e" no podríamos decir "el presidente" para nombrar a la actual situación que se vive en la Argentina donde hay una presidenta mujer. Pero también se considera un uso correcto en los manuales de estilo feministas decir "la presidente", pero sin dejar de habilitar que la utilización de "la presidenta" no se considere incorrecta. El caso de estos reforzativos fue una discusión surgida alrededor de la terminación "e" en el español.
Al respecto, seguramente la diputada recuerda la discusión que tuvieron las angloparlantes acerca de "ombuds-man" o "his-tory", ¿no? Y entonces se pasó al "ombuds-person". Pero acá tenemos la defensoría, se pudo la institución y no el defensor, porque así es como se habla.
En el caso de la terminación con "e", es correcto usar tanto "e" como "a". No hay ninguna observación desde el preciosismo, desde quienes velan por el uso dual de la terminación femenina en español. En tal caso, por uso y decisión nosotras, nosotros podemos proponer esta dualización del uso que se está haciendo más corriente.
Yo creo que tanto en nuestro país así como en Chile se fue haciendo más corriente el uso de "la presidenta", para el caso de Bachelet, a quien llamaban "la Bachelet". Se ha ido utilizando más el "la", "la presidenta", pero no quiere decir que sea incorrecta la terminación en "e"; puede usarse de las dos maneras.
Si bien claro, contundente, no sexista y correcto sería la concordancia de sustantivos y adjetivos con los artículos y pronombres con "a" y "o", en el caso de la "e" no podríamos decir "el presidente" para nombrar a la actual situación que se vive en la Argentina donde hay una presidenta mujer. Pero también se considera un uso correcto en los manuales de estilo feministas decir "la presidente", pero sin dejar de habilitar que la utilización de "la presidenta" no se considere incorrecta. El caso de estos reforzativos fue una discusión surgida alrededor de la terminación "e" en el español.
Al respecto, seguramente la diputada recuerda la discusión que tuvieron las angloparlantes acerca de "ombuds-man" o "his-tory", ¿no? Y entonces se pasó al "ombuds-person". Pero acá tenemos la defensoría, se pudo la institución y no el defensor, porque así es como se habla.
En el caso de la terminación con "e", es correcto usar tanto "e" como "a". No hay ninguna observación desde el preciosismo, desde quienes velan por el uso dual de la terminación femenina en español. En tal caso, por uso y decisión nosotras, nosotros podemos proponer esta dualización del uso que se está haciendo más corriente.
Yo creo que tanto en nuestro país así como en Chile se fue haciendo más corriente el uso de "la presidenta", para el caso de Bachelet, a quien llamaban "la Bachelet". Se ha ido utilizando más el "la", "la presidenta", pero no quiere decir que sea incorrecta la terminación en "e"; puede usarse de las dos maneras.
SRA. JURI Agradezco la aclaración.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Damilano Grivarello.
SRA. DAMILANO GRIVARELLO Señora subsecretaria: yo represento al Chaco.
Quiero agradecer su presencia porque cuando estuvimos analizando el proyecto no nos quedaba demasiado claro a qué apuntaba, y por eso surgió la necesidad de convocarla a una reunión.
El bloque Frente para la Victoria va a acompañar la iniciativa y me parece interesante contar con el manual de términos porque creo que vamos a tener que incursionar mucho para acostumbrarnos, porque tradicionalmente usamos el lenguaje tal como lo hacemos debido a que no se nos da el espacio que hoy reclamamos.
Además considero que armonizar la terminología es una deuda pendiente de las mujeres. En consecuencia, también por ello entendemos que es una excelente iniciativa.
Quiero agradecer su presencia porque cuando estuvimos analizando el proyecto no nos quedaba demasiado claro a qué apuntaba, y por eso surgió la necesidad de convocarla a una reunión.
El bloque Frente para la Victoria va a acompañar la iniciativa y me parece interesante contar con el manual de términos porque creo que vamos a tener que incursionar mucho para acostumbrarnos, porque tradicionalmente usamos el lenguaje tal como lo hacemos debido a que no se nos da el espacio que hoy reclamamos.
Además considero que armonizar la terminología es una deuda pendiente de las mujeres. En consecuencia, también por ello entendemos que es una excelente iniciativa.
SRA. PERCEVAL Señora diputada: quiero hacerle una sola aclaración. No vamos a ejercer ningún autoritarismo en la esquina ni en el café; ni siquiera en el recinto. Estamos hablando de la lengua escrita y de los instrumentos escritos de la administración pública nacional. Y como mencionara anteriormente, hay provincias y municipios que ya los aplican.
Por ejemplo, fíjense en los encabezados de muchas notas formales de la administración pública que dicen "El que suscribe". Nada impide, y no se gasta más tinta, si ponemos "Quien suscribe". Y si quieren usar un poquito más de tinta, podemos escribir "La persona que suscribe".
Coincido con la señora diputada en que es muy importante tomar todos los antecedentes y avances que se han venido logrando en los manuales de estilo de nuestra lengua, tomando también en cuenta un español contextualizado en nuestra realidad social y cultural.
Pero el Manual de Estilo es muy importante; no es una forzosidad ridícula, sino una adaptabilidad posible y genuina que en nuestra lengua tenemos al alcance de la mano.
Por ejemplo, fíjense en los encabezados de muchas notas formales de la administración pública que dicen "El que suscribe". Nada impide, y no se gasta más tinta, si ponemos "Quien suscribe". Y si quieren usar un poquito más de tinta, podemos escribir "La persona que suscribe".
Coincido con la señora diputada en que es muy importante tomar todos los antecedentes y avances que se han venido logrando en los manuales de estilo de nuestra lengua, tomando también en cuenta un español contextualizado en nuestra realidad social y cultural.
Pero el Manual de Estilo es muy importante; no es una forzosidad ridícula, sino una adaptabilidad posible y genuina que en nuestra lengua tenemos al alcance de la mano.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Bernal.
SR. BERNAL Señora presidenta: en primer término, quiero expresar mi agradecimiento a la señora subsecretaria por su presencia en esta reunión y por la explicación, la reflexión y la recuperación histórica de esta cuestión y de esta necesidad de identidad en el lenguaje.
En segundo lugar, como ya se adelantó, vamos a acompañar este proyecto.
Hay un punto que me parece muy interesante. Durante la exposición de la señora subsecretaria recordaba un ejemplo que se da en los manuales sexistas de España. En una ocasión se invitó a los diputados a una cena. La invitación decía: "Se invita al señor diputado y puede ir acompañado de su mujer". El ejemplo se daba para saber cuándo es, en realidad, sexista el lenguaje -es muy interesante lo que dice el manual español- y cuándo se puede sustituir. Si al sustituirse la parte sexista el lenguaje admite la sustitución, entonces no es sexista. ¿Qué quiere decir esto? El ejemplo que he dado decía: "Invito al señor diputado a que sea acompañado por su mujer". En cambio, si se tratara de una diputada no se diría "La diputada puede ir acompañada por su hombre". Entonces, en ese caso el lenguaje resulta sexista, debiendo hablarse de "su marido", "su esposo" o "su cónyuge".
Más allá de estas discusiones, es muy interesante lo que dijo la señora subsecretaria. Esta no es una cuestión invasiva sobre el lenguaje. Tampoco es forzada, ya que para eso tenemos las cuestiones gramaticales y habrá que aplicarlas.
Lo interesante también es recuperar la gramática, porque el idioma español es muy vasto y admite la identificación entre el hombre y la mujer. En ese sentido estamos adelantados respecto de otras lenguas.
Creo que lo que rescata este proyecto de ley es la necesidad de seguir instalando el espacio identitario del género. Y ese espacio, como mujeres, no lo podemos resignar. No importa abundar en el uso de "el" o de "la", como así tampoco volver a decir algo. Lo importante es no resignar nuestro espacio de identidad, que ha sido objeto de nuestra lucha y que es muy interesante. Considero que ese es el sentido más profundo, porque para lo demás vamos a recurrir a la gramática.
Me parece que el hecho de que la autoridad de aplicación sea el Consejo Nacional de la Mujer también es algo muy interesante porque va a permitir llevar a cabo una investigación con mujeres, recuperando además a la Academia.
Por lo tanto, descuento el éxito de este proyecto, porque en realidad no es invasivo ni pretende forzar ningún espacio lingüístico.
En segundo lugar, como ya se adelantó, vamos a acompañar este proyecto.
Hay un punto que me parece muy interesante. Durante la exposición de la señora subsecretaria recordaba un ejemplo que se da en los manuales sexistas de España. En una ocasión se invitó a los diputados a una cena. La invitación decía: "Se invita al señor diputado y puede ir acompañado de su mujer". El ejemplo se daba para saber cuándo es, en realidad, sexista el lenguaje -es muy interesante lo que dice el manual español- y cuándo se puede sustituir. Si al sustituirse la parte sexista el lenguaje admite la sustitución, entonces no es sexista. ¿Qué quiere decir esto? El ejemplo que he dado decía: "Invito al señor diputado a que sea acompañado por su mujer". En cambio, si se tratara de una diputada no se diría "La diputada puede ir acompañada por su hombre". Entonces, en ese caso el lenguaje resulta sexista, debiendo hablarse de "su marido", "su esposo" o "su cónyuge".
Más allá de estas discusiones, es muy interesante lo que dijo la señora subsecretaria. Esta no es una cuestión invasiva sobre el lenguaje. Tampoco es forzada, ya que para eso tenemos las cuestiones gramaticales y habrá que aplicarlas.
Lo interesante también es recuperar la gramática, porque el idioma español es muy vasto y admite la identificación entre el hombre y la mujer. En ese sentido estamos adelantados respecto de otras lenguas.
Creo que lo que rescata este proyecto de ley es la necesidad de seguir instalando el espacio identitario del género. Y ese espacio, como mujeres, no lo podemos resignar. No importa abundar en el uso de "el" o de "la", como así tampoco volver a decir algo. Lo importante es no resignar nuestro espacio de identidad, que ha sido objeto de nuestra lucha y que es muy interesante. Considero que ese es el sentido más profundo, porque para lo demás vamos a recurrir a la gramática.
Me parece que el hecho de que la autoridad de aplicación sea el Consejo Nacional de la Mujer también es algo muy interesante porque va a permitir llevar a cabo una investigación con mujeres, recuperando además a la Academia.
Por lo tanto, descuento el éxito de este proyecto, porque en realidad no es invasivo ni pretende forzar ningún espacio lingüístico.
SRA. PERCEVAL Muchas gracias, señora diputada.
Quiero decir que si hay algo emblemático como acontecimiento -aunque sea reiterado, vale la pena recordarlo- es que las mujeres, advertidas en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que las gramáticas decían que el hombre valía por el neutro genérico, y así como para el plural se podía usar el masculino pero no el femenino porque no era elegante, el hecho de que en el hombre estuvieran lingüísticamente incluidas también les permitió observar que no solamente no lo estaban lingüísticamente, sino tampoco en lo que respecta al reconocimiento de sus derechos. Como ustedes saben, la respuesta a la que se le ocurrió plantear esto fue la guillotina.
Entonces, ninguno viene y degüella acá. Simplemente son, aún hoy, instancias fuertemente cristalizadoras de la desigualdad, la discriminación y la subordinación en las relaciones de poder en nuestra sociedad.
Quiero decir que si hay algo emblemático como acontecimiento -aunque sea reiterado, vale la pena recordarlo- es que las mujeres, advertidas en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que las gramáticas decían que el hombre valía por el neutro genérico, y así como para el plural se podía usar el masculino pero no el femenino porque no era elegante, el hecho de que en el hombre estuvieran lingüísticamente incluidas también les permitió observar que no solamente no lo estaban lingüísticamente, sino tampoco en lo que respecta al reconocimiento de sus derechos. Como ustedes saben, la respuesta a la que se le ocurrió plantear esto fue la guillotina.
Entonces, ninguno viene y degüella acá. Simplemente son, aún hoy, instancias fuertemente cristalizadoras de la desigualdad, la discriminación y la subordinación en las relaciones de poder en nuestra sociedad.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Storani.
SR. STORANI Señora presidenta: quiero señalar algo que en realidad ya fue planteado por la señora subsecretaria y que se vincula con la naturalización de las relaciones de poder. Precisamente este proyecto viene a hacer justicia, a desnaturalizar, a descontracturar, a dar el lugar y a democratizar. Me parece que esta iniciativa es excelente, por lo que quiero felicitar a la señora subsecretaria.
Pero también tengo que reconocer que la primera persona que nos dio presencia con este tema fue la diputada mandato cumplido Silvia Augsburger, que avanzó sobre esta cuestión cuando era legisladora en Rosario.
Para el movimiento de mujeres fue uno de los primeros que se presentó en Argentina. Si bien en España hubo bastantes avances en este tema, me parece que es una forma de comenzar.
Yo no estoy de acuerdo con no ser autoritaria porque me parece que debemos imponerlo de alguna manera. Además me preocupa el hecho de que el órgano que lo va a aplicar es el Consejo Nacional de la Mujer porque en este momento no cuenta con casi nada de presupuesto.
El consejo es uno de los órganos nacionales más deprimidos del gobierno no solamente en lo relativo al poder dentro del Ejecutivo sino al tema presupuestario. Y lo digo porque ya nos viene preocupando la no reglamentación y el hecho de no contar con presupuesto para aplicar la ley 26.485 que considera la violencia familiar.
Reitero que el consejo es el órgano que debería aplicarlo; sin embargo, está atravesando una situación de depresión que incluso va en contra de todo lo que plantean los tratados internacionales en los que Argentina es firmante, acerca de que la representación femenina tiene que estar bien alta en el Poder Ejecutivo.
Además para la aplicación de muchos de los artículos planteados se necesita presupuesto y ello no está previsto en el proyecto. No sé cómo la subsecretaria pensó ese tema porque entiendo que tenemos que avanzar realizando muchísimas modificaciones.
Pero también tengo que reconocer que la primera persona que nos dio presencia con este tema fue la diputada mandato cumplido Silvia Augsburger, que avanzó sobre esta cuestión cuando era legisladora en Rosario.
Para el movimiento de mujeres fue uno de los primeros que se presentó en Argentina. Si bien en España hubo bastantes avances en este tema, me parece que es una forma de comenzar.
Yo no estoy de acuerdo con no ser autoritaria porque me parece que debemos imponerlo de alguna manera. Además me preocupa el hecho de que el órgano que lo va a aplicar es el Consejo Nacional de la Mujer porque en este momento no cuenta con casi nada de presupuesto.
El consejo es uno de los órganos nacionales más deprimidos del gobierno no solamente en lo relativo al poder dentro del Ejecutivo sino al tema presupuestario. Y lo digo porque ya nos viene preocupando la no reglamentación y el hecho de no contar con presupuesto para aplicar la ley 26.485 que considera la violencia familiar.
Reitero que el consejo es el órgano que debería aplicarlo; sin embargo, está atravesando una situación de depresión que incluso va en contra de todo lo que plantean los tratados internacionales en los que Argentina es firmante, acerca de que la representación femenina tiene que estar bien alta en el Poder Ejecutivo.
Además para la aplicación de muchos de los artículos planteados se necesita presupuesto y ello no está previsto en el proyecto. No sé cómo la subsecretaria pensó ese tema porque entiendo que tenemos que avanzar realizando muchísimas modificaciones.
SRA. PERCEVAL Así como cuando trabajé en la elaboración de la ley integral para prevenir y erradicar toda forma de violencia contra las mujeres -y con el mismo fin lo hizo un conjunto de senadores y senadoras que hoy también están ocupándose de la reglamentación-, contamos con la cooperación técnica del sistema interagencial de Naciones Unidas, creo que en la fórmula que todas y todos usamos, que es la previsión en el presupuesto general de la Nación, las rentas generales y la asignación específica, el tema del consejo consultivo es una herramienta deliberativa, democrática y plural. Y entiendo que el resultado de ese manual de estilo debe surgir de este consejo consultivo, tal como se hizo en otros países y tal como fueron las experiencias de las provincias argentinas, de las cuales empecé reconociendo desde la pionera hasta las más recientes.
Todas conocemos a las amigas de la cooperación española que nos han ayudado cuando nuestros espacios eran sólo las organizaciones sociales y comunitarias o el movimiento de mujeres y no un lugar de decisión legislativa o ejecutiva. Ustedes saben que dentro de los componentes de la cooperación iberoamericana está el tema de la paridad y la igualdad. Así que sin duda una vez sancionado este proyecto, si así se hiciese, muy bien puede un manual de estilo integrar uno de los puntos de nuestra cooperación con el espacio iberoamericano.
Todas conocemos a las amigas de la cooperación española que nos han ayudado cuando nuestros espacios eran sólo las organizaciones sociales y comunitarias o el movimiento de mujeres y no un lugar de decisión legislativa o ejecutiva. Ustedes saben que dentro de los componentes de la cooperación iberoamericana está el tema de la paridad y la igualdad. Así que sin duda una vez sancionado este proyecto, si así se hiciese, muy bien puede un manual de estilo integrar uno de los puntos de nuestra cooperación con el espacio iberoamericano.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Si ningún otro señor diputado quiere hacer uso de la palabra, creo que estaríamos en condiciones de aprobar el proyecto.
Tiene la palabra la señora diputada Argumedo.
Tiene la palabra la señora diputada Argumedo.
SRA. ARGUMEDO Señora presidenta: estoy absolutamente de acuerdo con esta reivindicación como un primer paso para lograr la reivindicación de la discriminación porque evidentemente, y estoy totalmente de acuerdo con el planteo realizado, estamos hablando de la problemática de una cultura occidental dominante. Incluso los hitos que señalaba la subsecretaria son claramente de la cultura occidental.
Me parece fantástico dar un primer paso, teniendo en cuenta ciertos elementos que me preocupan, como por ejemplo la búsqueda de un nuevo tipo de plural no discriminatorio para que no tener que decir: todos y todas, diputados y diputadas, senadores y senadoras, etcétera. Y lo digo porque es un gran desafío encontrar esos elementos para no caer en la cargada que hacen los periodistas al decir: el perro y la perra mordieron al hombre y a la mujer, etcétera.
Ocurre que de pronto si no te encontrás con que también puede ser descalificado porque, ¿qué vas a decir? ¿"compatriotas y compatriotos"? ¿"patriotas y patriotos"?
Es decir que hay una cantidad de elementos respecto de los cuales habría que buscar los plurales.
De manera tal que así como se dice que en el caso de las palabras terminadas en "e" el artículo puede dar el género y entonces es una muy buena solución, creo que para los plurales habría que buscar una forma por la cual al escribir, si se quiere romper el sexismo, no se arme un lío bárbaro cuando se los utiliza.
En ese sentido me parece que habría que buscar creativamente ciertos elementos que no se volvieran pesados en el desarrollo del lenguaje, porque verdaderamente pueden perturbar su fluidez más allá del espíritu.
Considero que este es un muy buen paso para que pongamos sobre la mesa todo aquello que en nuestra cultura contiene profundos elementos de discriminación y que está en el campo de la educación. Consecuentemente, vamos a acompañar esta iniciativa como un primer paso en esa dirección.
Me parece fantástico dar un primer paso, teniendo en cuenta ciertos elementos que me preocupan, como por ejemplo la búsqueda de un nuevo tipo de plural no discriminatorio para que no tener que decir: todos y todas, diputados y diputadas, senadores y senadoras, etcétera. Y lo digo porque es un gran desafío encontrar esos elementos para no caer en la cargada que hacen los periodistas al decir: el perro y la perra mordieron al hombre y a la mujer, etcétera.
Ocurre que de pronto si no te encontrás con que también puede ser descalificado porque, ¿qué vas a decir? ¿"compatriotas y compatriotos"? ¿"patriotas y patriotos"?
Es decir que hay una cantidad de elementos respecto de los cuales habría que buscar los plurales.
De manera tal que así como se dice que en el caso de las palabras terminadas en "e" el artículo puede dar el género y entonces es una muy buena solución, creo que para los plurales habría que buscar una forma por la cual al escribir, si se quiere romper el sexismo, no se arme un lío bárbaro cuando se los utiliza.
En ese sentido me parece que habría que buscar creativamente ciertos elementos que no se volvieran pesados en el desarrollo del lenguaje, porque verdaderamente pueden perturbar su fluidez más allá del espíritu.
Considero que este es un muy buen paso para que pongamos sobre la mesa todo aquello que en nuestra cultura contiene profundos elementos de discriminación y que está en el campo de la educación. Consecuentemente, vamos a acompañar esta iniciativa como un primer paso en esa dirección.
SRA. PERCEVAL En realidad creo que la historia no empezó allí sino en todo caso con mi formidable experiencia como senadora en relación con el tema de la salud sexual y reproductiva.
Coincido con lo expresado por la señora diputada Argumedo. Quiero decir que en uno de los manuales de Estilo -creo que en el de Andalucía- el problema de los plurales en los escritos administrativos fue resuelto de la manera que voy a explicar a continuación. Por ejemplo, en la frase "Los beneficiarios de este programa" habría que poner "los beneficiarios" y "las beneficiarias". Les pido que piensen en las piezas administrativas escritas. Entonces, la solución se logró en la enunciación que encabeza el escrito, diciendo lo siguiente: "Los beneficiarios, varones y mujeres, deberán presentar..." Después se sigue con el plural masculino, respecto del cual insisto que la corrección que fija la Real Academia para la lengua española respecto del género masculino establece que el masculino plural nos involucra y contiene a las mujeres como connotación y denotación.
Agradezco lo que se ha dicho como una mirada respecto de las lenguas también como un espacio de dominación, porque sin duda, si invitáramos aquí a una compatriota -esta palabra es así, no se trata de que haya un masculino y un femenino; es "el" o "la" compatriota, y si es plural es "los compatriotas", comprendiendo a los varones y las mujeres"- quechua o aymara no tendría ningún problema. Es más: si fuese senadora o diputada no hubiera presentado este proyecto si sólo mirara el uso de su lengua, porque en estas lenguas no existe esta discriminación.
De manera tal que la dimensión planteada por la señora diputada Argumedo, que también podría verse en el japonés y en otros idiomas, no es un traje universal, sino, como en otros temas, un colonialismo universalizado.
Coincido con lo expresado por la señora diputada Argumedo. Quiero decir que en uno de los manuales de Estilo -creo que en el de Andalucía- el problema de los plurales en los escritos administrativos fue resuelto de la manera que voy a explicar a continuación. Por ejemplo, en la frase "Los beneficiarios de este programa" habría que poner "los beneficiarios" y "las beneficiarias". Les pido que piensen en las piezas administrativas escritas. Entonces, la solución se logró en la enunciación que encabeza el escrito, diciendo lo siguiente: "Los beneficiarios, varones y mujeres, deberán presentar..." Después se sigue con el plural masculino, respecto del cual insisto que la corrección que fija la Real Academia para la lengua española respecto del género masculino establece que el masculino plural nos involucra y contiene a las mujeres como connotación y denotación.
Agradezco lo que se ha dicho como una mirada respecto de las lenguas también como un espacio de dominación, porque sin duda, si invitáramos aquí a una compatriota -esta palabra es así, no se trata de que haya un masculino y un femenino; es "el" o "la" compatriota, y si es plural es "los compatriotas", comprendiendo a los varones y las mujeres"- quechua o aymara no tendría ningún problema. Es más: si fuese senadora o diputada no hubiera presentado este proyecto si sólo mirara el uso de su lengua, porque en estas lenguas no existe esta discriminación.
De manera tal que la dimensión planteada por la señora diputada Argumedo, que también podría verse en el japonés y en otros idiomas, no es un traje universal, sino, como en otros temas, un colonialismo universalizado.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Storni.
SRA. STORNI Señora presidenta: deseo agradecer la presencia de la señora subsecretaria. Asimismo quiero adelantar que he apoyado el dictamen, pues me parece que este proyecto realmente va a brindar otra perspectiva y dimensión a nuestras luchas.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Habiéndose agotado la lista de oradores y estando presentes los representantes de todos los bloques, se procederá a la firma del dictamen por parte de los señores diputados.
Se procede a la firma del dictamen.
- A la hora 18 y 20 se suspende el registro taquigráfico.