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Comisión Permanente

Of. Administrativa: Piso P04 Oficina 406

Secretario Administrativo DRA. PANTANO VALERIA LUCILA

Jefe SR. PARRA MARCELO

Martes 15.00 hs

Of. Administrativa: (054-11) 6075-2426 Internos 2406/05/26

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Reunión del día 31/08/2010

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En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a los 31 días del mes de agosto de 2010, a la hora 16 y 25:
SRA. PRESIDENTA PUIGGROS Estamos esperando que se cumpla la media hora reglamentaria para dar inicio a la reunión, faltaría un señor diputado para que tengamos quórum. No obstante ello, si están de acuerdo, propongo ir leyendo rápidamente los números y títulos de los proyectos de ley que tuvieron consenso con los asesores, para luego poner en consideración el tema central para el cual han venido nuestros invitados.

Si en cinco minutos no bajara ningún señor diputado, comenzaremos a tratar el proyecto de ley sobre Régimen de Educación Ambiental, a partir de las exposiciones que hagan los invitados.

Quiero mencionarles mientras tanto, que se encuentran presentes el subsecretario de Coordinación de Políticas Ambientales y Desarrollo Sustentable, profesor Fernando César Melillo, junto con la asesora, doctora Graciela Lorenzo; la directora de Gestión Curricular y Formación Docente del Ministerio de Educación de la Nación, profesora Marisa Díaz y sus asesores, el profesor Carlos Bosch, el profesor Guillermo Pellerano y la asesora licenciada Lía Bachmann.

Hago mención también de los especialistas destacados en el campo de la educación ambiental en la Argentina, profesionales del proyecto UBACyT, la licenciada María Laura Canciani y el licenciado Pablo Sessano.

Habiéndose conformado el quórum, por secretaría se dará lectura de los proyectos que tienen consenso.

SRA. SECRETARIA Dice así:

Se lee.
SRA. SECRETARIA En relación con el proyecto de declaración recaído en el expediente 5125-d-2010, aclaro que fue retirado por su autor, el señor diputado Fernández Basualdo. El mismo fue presentado nuevamente con la redacción: "Declarar de interés de la Honorable Cámara el sexto Certamen de Formación (...)" bajo el número 6.259-D.- 2010.

De haber acuerdo, y teniendo en cuenta que el anterior proyecto fue aceptado por los asesores, también se podría dar por aprobado.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Si no se formulan observaciones, se darán por aprobados los proyectos.

No se formulan observaciones.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Pasamos ahora a la consideración del Régimen de Educación Ambiental, que se vincula con un proyecto de ley originalmente presentado por los señores diputados Benas, Macaluse, Donda Pérez y otros, sobre esta misma materia. Justamente para poder conversar de esto con profundidad, hemos invitado a los funcionarios e investigadores que ya hemos presentado.

Si los autores de los proyectos están de acuerdo, y dado el escaso tiempo con que cuentan los legisladores, vamos a dar un máximo de quince minutos para que exponga cada grupo, de manera que luego podamos formularles las preguntas que correspondan.

Asentimiento.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra el profesor Melillo.

SR. MELILLO En primer lugar quiero decir que es emocionante para mí -ya que fui diputado nacional, estuve en esta casa e integré esta comisión hace varios años-, discutir sobre un tema que en lo personal junta tres pasiones y tres caminos de ida que no pude abandonar jamás: por un lado, la política y la educación, que abracé siendo adolescente y, por el otro, la cuestión ambiental, en la que me involucré siendo funcionario en momentos de avatares.

Al igual que la política y la educación, la materia ambiental es un camino de ida muy difícil de dejar. Allí uno se mete, se apasiona, se consustancia y es muy difícil regresar de allí. Verdaderamente en lo personal se mezclan emociones y pasiones con relación a esta cuestión.

Sobre este proyecto de ley en particular tengo que comentarles varios aspectos. Uno es que la iniciativa de alguna manera instrumenta mandatos que los funcionarios públicos del área de Educación y del área ambiental tenemos emanados del artículo 41 de la Constitución Nacional reformada en 1994, de la vieja ley general del ambiente que sancionamos aquí en 2002 -aunque no recuerdo ahora qué artículo se refería a esto-, y también de la Ley Nacional de Educación sancionada en 2007. En esta última se establece de manera expresa que justamente en función de preservar el ambiente, el Estado debe proveer e instrumentar los mecanismos para que la educación ambiental, por vía del sistema formal y no formal, efectivamente esté incluida en la formación de los chicos y adolescentes. Esto quiere decir que la cuestión educativa ambiental debe estar presente en todos los niveles, tanto en el formal como en el informal.

Uno puede decir -y tengo que hacerlo- que hay situaciones que ya están contempladas en la Constitución Nacional y en ciertas leyes. Entonces, cabe preguntarse por qué hace falta una nueva ley.

En realidad no debería hacer falta sancionar ninguna ley porque casi todos estos aspectos fundamentales están plasmados en la Constitución Nacional y en muchas normas. Así, nos preguntaríamos para qué sirve el Parlamento.

El Congreso y este tipo de leyes sirven, justamente, para reforzar voluntades de la sociedad, prioridades o cuestiones sobre la humanidad que va avanzando. Entonces hacen falta instrumentos normativos que de alguna manera estructuren desde lo legislativo las responsabilidades y prioridades de quienes estamos en el Ejecutivo.

Sé que las mismas funcionan y nos orientan en las prioridades que debemos tener en cuenta los que estamos cumpliendo funciones allí.

Asimismo, se produjeron cambios a nivel mundial; el cambio climático hizo que la cuestión ambiental ya no surgiera de visiones preservacionistas. Ahora no es solamente un tema relativo a impactos parciales que afectan a la salud o únicamente a las poblaciones de los países pobres.

El cambio climático hizo tomar conciencia al mundo de que no hay fortaleza económica ni inversión que pueda revertir las consecuencias de continuar con un modelo de desarrollo que no es sustentable, que lleva al desastre a la humanidad.

Una vez entendido esto, y habiendo pasado a formar parte de la agenda pública y mediática, se volvió políticamente correcto hablar de esta temática. Cuando uno tiene responsabilidades en materia ambiental se da cuenta en primer lugar que tiene que tratar con asuntos que no son específicos del área.

La temática ambiental propiamente dicha es la prioridad número uno en la agenda pública y la prioridad número mil en la asignación presupuestaria. No solamente acá, sino en todas partes.

La cuestión presupuestaria y el efectivo poder hacer se discuten en términos de miles de millones de dólares en el mundo -como por ejemplo en la Cumbre Ambiental de Copenhague- para el financiamiento de los costos que genera la política de mitigación o adaptación a este gran fenómeno global, que se denomina cambio climático. De manera que es una cuestión transversal desde el punto de vista de la política pública y muy vinculada con los modelos de desarrollo.

Por otro lado, sin duda tiene que ver con la generación de una conciencia ciudadana universal respecto de los temas ambientales. La crisis ambiental llegó a tener marketing global por las consecuencias del cambio climático. No alcanzan las políticas públicas para revertirlas.

La conciencia ciudadana, entendida en todos los niveles -tanto para aquellos que tienen que tomar decisiones relevantes como para los que no- requiere principalmente de dos brazos: las políticas públicas consensuadas a escala regional, continental y global y la educación. En una crisis civilizatoria de esta dimensión, sin lugar a dudas no podrá llevarse a cabo la formación de una conciencia ciudadana sin participación ni educación.

La misma no se generará con esfuerzos espasmódicos, sin planificación, sino que debe también construirse de manera transversal en el propio sistema educativo. Por tales motivos, considero que este tipo de instrumentos normativos son realmente necesarios e imprescindibles.

Desde hace mucho tiempo estamos dando impulso a este proyecto, desde la reunión del Consejo Federal de Medio Ambiente, así como también apoyamos el anterior proyecto de ley que teniendo media sanción en la Cámara de Diputados, finalmente no fue tratado en el Senado y por eso no prosperó.

Tengo que decir incluso que en ese momento, por mandato del Consejo Federal de Medio Ambiente, me reuní con el entonces presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado, y junto con Daniel Filmus -quien conoce de educación- le explicamos la importancia estratégica de dicha iniciativa. Nos respondió que el proyecto de ley fue a revisión técnica desde el propio Ministerio de Educación. Finalmente, se vencieron los plazos de vigencia de la media sanción y el proyecto de ley no se pudo aprobar.

Quiero ponerlos en conocimiento de que según lo expresa la Constitución, los asuntos relativos a la cuestión ambiental -y en mayor medida que cualquier otra área de interés público- se encuentran bajo la órbita de las autoridades provinciales

por aspectos que tienen que ver con el dominio y el control de los recursos naturales de cada provincia.

Entonces, el Consejo Federal de Medio Ambiente es un organismo donde están las autoridades ambientales que en sus provincias se enfrentan con esto que yo decía y que en realidad es un problema global. Por eso es que desde las áreas ambientales hay muchas conversaciones, y no diría presión pero sí mucha insistencia siempre sobre las autoridades educativas respecto de este tema, pidiéndonos que les demos una mano y avancemos con determinadas cuestiones consideradas importantes.

Como este tema, por lo que dije anteriormente, ha entrado en la agenda pública, está en los medios y constituye una preocupación casi espontánea que tienen los chicos y los adolescentes, nos parece que la cuestión de la educación ambiental tiene ciertas características que la hacen diferente de otras que a veces presionan al sistema educativo, que está sobredemandado. Hoy tal vez no lo está tanto, pero en épocas de crisis lo estuvo en gran medida, inclusive por razones de contención del drama social que vivió el país. Muchas veces está muy demandado desde afuera cuando se dice "incorporen en la currícula este tema y este otro". Naturalmente, si uno conoce el sistema educativo, esto genera una cierta reacción, en el sentido de decir "paren de poner cuestiones desde afuera" o "a mí me recargan, me cuesta, tengo que cambiar los programas, tengo que trabajar con los directores y subdirectores en la formación docente", etcétera. Todos lo sabemos; yo también, porque soy docente.

Pero creemos que en el tema de la educación ambiental existen algunas diferencias. Una de las principales -esto lo quiero decir porque es algo de lo que hablo y sobre lo que inclusive he conversado con el actual ministro de Educación, con el ex ministro Filmus y con otros funcionarios de esa área con los que somos amigos y compañeros de trabajo y de preocupaciones- es que en mi opinión la educación ambiental -y por eso digo esto también como docente- tiene una ventaja. En primer término, tiene la potencialidad de ser transversal a las áreas; no es una materia como Ecología, como veíamos nosotros cuando estudiábamos en el secundario, que a veces estaba incluida en Biología, en Ciencias Naturales o en otra asignatura. Por el contrario, se trata de algo que indudablemente es transversal a una gran cantidad de contenidos y que tiene una dimensión no solamente biólogica naturalista, sino también social, que tiene que ver con la comprensión de lo que ocurre en el mundo. Por eso se ha pasado del concepto de medio ambiente, como normalmente lo llamamos, al de ambiente, porque el primero parece ser lo que nos rodea, por lo cual los seres humanos somos ajenos, cuando en realidad el problema es que somos parte y actores importantes no sólo como individuos sino también como sociedad.

Para finalizar quiero decir que me parece que así como nosotros manifestamos que necesitamos de la educación ambiental en todos los niveles del sistema educativo formal para acompañar los sistemas informales y no formales que se van generando, también decimos que precisamos que esto se aparte de una estrategia o planificación. Porque si no florecen cien flores debido a que el tema entra, ya que como es políticamente correcto las empresas lo tienen como un marketing institucional y entonces llegan materiales producidos por empresas derivadas; no siempre son malos, sino que a veces son buenos, pero están sesgados, tienen que ver con determinadas orientaciones y no hay una supervisión de esto. Como el tema es interesante esos materiales son bien recibidos en las escuelas.

Pero lo que quería decir es que hay un punto muy importante, que consiste en que la educación ambiental también permite educar mejor.

Quienes hemos sido o somos educadores conocemos la motivación por lo que se está aprendiendo, el vínculo con la realidad que nos rodea, algunas cuestiones de valor y otras de formación ética que son centrales a la hora de enseñar.

La educación ambiental permite que los chicos y los adolescentes aprendan mejor lo que necesitan ya que lo hacen con motivación, con ejemplos de la vida cotidiana, y con lo que diariamente muestran los medios de comunicación. No sólo necesitamos políticas ambientales para revertir el curso de las cosas y promover un buen desarrollo sustentable, sino también para educar mejor. Y ni hablar de lo que ocurre con los adolescentes. En un mundo bastante anómico con crisis de relatos, de utopías y de solidaridad -no hace falta ser docente para saberlo, basta con tener hijos adolescentes-, las cuestiones ambientales son de las pocas cosas que naturalmente despiertan en los chicos motivación y ganas de participar.

Quiero darles un ejemplo de por qué hay que hacerlo con planificación y por qué apoyamos este proyecto de ley. Un clásico problema de las grandes urbes es la basura. Es un tema que tiene que ver con los grandes negocios y directamente con la política porque se relaciona con la calidad de vida en las distintas localidades, ya sean grandes, chicas o medianas.

El mayor desarrollado logrado es el relativo a la capacitación de los docentes, priorizándose la clasificación de la basura en húmeda y seca. Además se les enseña qué es lo que se puede reducir, reciclar y reutilizar, es decir, las tres R.

En la mayor parte del país existe la demanda de los chicos, a quienes todavía les enseñamos algo que rápidamente entienden. Los chicos dicen: papá, mamá, vamos a separar la basura y reciclar. Pero después ocurre que el camión de la basura se lleva todo junto. Entonces estamos dando un contramensaje, siendo una actividad buena que interesa a los chicos. Tampoco hay que decir que la cuestión ambiental es mentira. Lo que sí habría que hacer es explicar que hay que hacer esto pero que el Estado y la sociedad hacen lo contrario. Con esto no quiero decir que no hay que enseñar cómo proceder con la basura y que es importante reciclar y separar, sino que en este aspecto también hay que planificar.

Por ello entiendo que al enseñar estas cosas hay que tener en cuenta el entorno y tener clara la potencia de la educación ambiental en cualquier materia. Digo esto porque se puede leer y aprender literatura, ni hablar de matemática, como también comprender mensajes audiovisuales o gráficos. Se puede trabajar muchísimo con esto pero no podemos despilfarrar toda la potencia obtenida por falta de planificación y consecuentemente estar a merced de la buena voluntad la gente o de alguna empresa que produce un material, etcétera.

Me parece que esta cuestión es muy importante tanto por los aspectos positivos como por los negativos. Es verdad que con la Constitución Nacional, la ley de educación y ley general del ambiente se podría lograr el objetivo. De hecho, estamos llevando a cabo muchas tareas junto con el Ministerio de Educación, así como se procede en varios municipios en todas las provincias. De todos modos, la verdad es que si esto estuviera normado, planificado y estructurado, podríamos potenciarlo mucho más. Me refiero a que florezcan cien flores en un jardín que más o menos hayamos planificado cómo queremos verlo.

Además, lo pondríamos un poco a tono con otros países de la región y del continente que están bastante por delante de nosotros, que hicieron este camino, lo comprendieron, se dieron cuenta de que tienen una potencia enorme, y efectivamente lo están aprovechando con muy buenos resultados. Simplemente quería transmitirles todo esto. Supongo que se nota que es un tema que me apasiona.

El proyecto anterior que perdió estado parlamentario tenía un poco más de precisión con respecto a la responsabilidad del Ministerio de Educación y de la Secretaría de Ambiente; en ese momento Educación unificaba también a Ciencia y Tecnología. Sin embargo, nos parece que el proyecto de ley en tratamiento con su articulado constituiría un paso adelante, más allá de los detalles que se puedan criticar.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la profesora Marisa Díaz.

SRA. DÍAZ Buenas tardes a todos. Agradecemos mucho la invitación a la señora diputada Puiggrós y a todos los miembros de la comisión.

Voy a tratar de centrar mi intervención fundamentalmente en lo que nosotros hemos analizado del proyecto y en aquello que hemos visto como la gran novedad, que es una estrategia política y regulatoria que institucionalice la educación ambiental.

En su exposición, Fernando Melillo puso sobre la mesa un recorrido conceptual sobre aquellas cuestiones que no discutiríamos muchos de los que estamos aquí presentes en términos de nuestra posición respecto de la educación ambiental. De hecho, como bien señaló Melillo, gran parte de este recorrido conceptual es hoy objeto convocante de trabajo entre el área a su cargo y el Ministerio de Educación; también lo es entre el ministerio nacional y las áreas educativas de los gobiernos provinciales.

Creo que el núcleo de la discusión es cómo esta ley provoca una irrupción de un marco regulatorio complementario -si se me permite decirlo así, en términos de las regulaciones existentes-, que como señalaba Fernando Melillo intenta avanzar en una profundización de las posibilidades de concreción de una política.

En definitiva, creo que a todos los que estamos acá nos interesa pasar de los discursos a la acción y verdaderamente poder contar con instrumentos de gobierno que nos permitan operar en la realidad.

Al respecto, desde el ministerio nosotros tenemos un marco regulatorio preexistente que nos obliga mucho. No necesariamente -y me parece que está bien sincerarlo- hemos podido traducir esta obligación efectivamente en prácticas más visibles. Me parece que este es también un momento como para contar cómo se construyen estas prácticas visibles para poder entender la posición del ministerio.

No podemos decir que carecemos de marco regulatorio para operar como área específica. Básicamente tenemos especificaciones para todos los niveles de la educación obligatoria, para las modalidades y para la formación docente.

La ley de educación es muy clara en las prescripciones respecto del tratamiento obligatorio de este tema. De igual modo, establece mecanismos de trabajo que son los consejos permanentes.

El ministerio cuenta con tres consejos permanentes en los que tienen que ingresar las denominadas temáticas transversales de importancia social relevante. Efectivamente, entre esas temáticas está la educación ambiental.

Desde este marco regulatorio que tenemos a la práctica, nosotros contamos con un mecanismo de concertación que son los acuerdos federales. Es decir, convertimos en acto aquello que está regulado a través del consejo federal.

En esa construcción nosotros contamos con una participación plena, aunque no podríamos afirmarlo de otro modo entre todas las jurisdicciones respecto de los conceptos y los tiempos. De manera que, si bien los acuerdos tienen carácter vinculante, en muchos casos tienen un transcurrir bastante heterogéneo de acuerdo con las posibilidades y los modos en que las provincias construyen su acción directa.

Independientemente de esta estrategia, está la de los núcleos de aprendizaje prioritario, conocida con la sigla NAP. Los núcleos de aprendizaje prioritario se constituyen en regulación nacional de contenidos a ser enseñados en todas las escuelas públicas y privadas del país. En ese marco la temática de la educación ambiental ha avanzado mucho. Tanto es así que actualmente están aprobados los núcleos de aprendizaje prioritario para el nivel inicial, para la educación primaria y seguimos avanzando con la incorporación de la nueva conceptualización de educación secundaria.

Actualmente contamos con los marcos de referencia con los cuales se forman los nuevos docentes para primaria y sus distintas modalidades. Consecuentemente no podemos afirmar que carecemos de contenidos educativos a ser trabajados.

En términos de organización de dispositivos de trabajo para efectivizar estas políticas, a fines del año pasado el propio ministerio creó un área específica -cuyos integrantes me acompañan- dentro de la Dirección Nacional de Gestión Educativa. En esta primera etapa el equipo tiene que armar la coordinación política de todo el trabajo institucional e interinstitucional en relación con el medio ambiente.

Cuando hablo de trabajo institucional me refiero al diálogo con las provincias y a la construcción federal en el ámbito del consejo. Y cuando hablo de trabajo interinstitucional, hago referencia a la relación con todas las otras áreas gubernamentales o no gubernamentales con incidencia directa en el tema.

Por lo tanto, si miráramos desde la perspectiva del ministerio y de las políticas en curso, hay una estructura que aun en condición de ser perfectible, es un piso sobre el que se pueden lograr mayores avances.

En ese marco tal vez tendríamos que analizar si la creación de la Comisión Nacional de Educación Ambiental es una decisión que profundiza las apuestas que viene realizando el Estado nacional en conjunto con las provincias o si por algunas cuestiones planteadas en el proyecto en un punto no entraríamos -al menos en lo atinente al sector educativo- en alguna superposición de acciones en curso.

Como equipo no nos animamos a ser categóricos en esto porque somos respetuosos de la acción promovida por los autores del proyecto. Sin embargo, nos gustaría conocer un poco más la trastienda de esta iniciativa y tener la posibilidad de hacer un análisis más reflexivo.

Por otra parte, quiero señalar que nos parece muy interesante la figura de la comisión. Al respecto, voy a compartir lo señalado por el profesor Melillo acerca de la vitalidad del tema al ser colocado transversalmente. Igualmente creo que se debilita o puede llegar a diluirse si no cuenta con cierta forma de organización. Por lo tanto, no nos parece una mala decisión la creación de una comisión.

Asimismo nos gustaría saber cómo se encuadra esta comisión entre las permanentes del consejo. Me refiero a las comisiones del Ministerio compartidas con el Consejo Federal, como son la de Política Educativa y la de Política Curricular, vitales en términos de que gran parte de la regulación que se enseña en las escuelas surge de ese seno.

Para concluir, conceptualmente no tenemos diferencias en términos de las atribuciones, los alcances ni del modo en que está abordado el tema en el proyecto de ley. Aunque sí nos preocupa -insisto- cómo se imaginan los autores del proyecto el trabajo de la comisión a partir de las atribuciones consideradas.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra el licenciado Pablo Sessano.

SR. SESSANO Señora presidenta: quiero expresar nuestro agradecimiento por haber sido invitados a participar de esta reunión. Estamos muy contentos de que se esté desarrollando está instancia. Realmente creo que en cierto modo es inédito, y en ese sentido coincido con lo expresado por el profesor Melillo.

Sin pretender no tomar posición por el hecho de estar aquí como representantes de una investigación desarrollada en la universidad, sino todo lo contrario, vamos a tratar de comentarles un poco cómo estamos viendo el campo de la educación ambiental y relacionarlo con el debate que se está planteando.

Previamente quisiera mencionar dos cosas. En primer término, nosotros fuimos invitados aquí porque llevamos adelante una investigación UBACyT sobre este tema.

En segundo lugar, nosotros -me refiero a la licenciada Canciani, que está conmigo, y a otras personas que no vinieron pero que forman parte del equipo- participamos durante 2006 y 2007 de la Dirección de Gestión Educativa Ambiental en la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Desde allí colaboramos en la sanción de la ley de educación de la provincia de Buenos Aires, que incluye el tema de la educación ambiental de una manera sustancialmente distinta de aquella en que la incorporó la ley nacional de educación.

Digo "distinta" porque me parece que esa norma logró superar algunos obstáculos y se ha convertido en una ley que tiene dos características. En primer término, es garantista, es decir, efectivamente garantiza que la educación ambiental se puede realizar porque está articulada con el sistema educativo, en tanto la educación ambiental fue reconocida antes como una modalidad educativa equivalente al resto de las modalidades educativas del sistema.

En segundo lugar, creó una estructura para poder gestionarla. Con esto quiero decir que nosotros no solamente estamos en la universidad, sino que además conocemos bastante bien la realidad educativa de la provincia de Buenos Aires, en particular en lo relativo al tema de la educación ambiental.

Asimismo, desde mucho antes trabajamos en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En este momento desarrollamos una tarea en el único proyecto de educación ambiental que tiene el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Y también recorremos escuelas -especialmente secundarias- todos los días.

De manera tal que nuestra visión no es solamente la de un equipo de universitarios que investiga un tema, sino la de docentes que están recorriendo permanentemente las escuelas y observando las realidades.

Quiero decir que en principio coincido totalmente con el escenario que el profesor Melillo ha planteado al comienzo de su exposición. Esa es la realidad. De todos modos me parece que el debate no debe consistir en determinar si necesitamos educación ambiental, sino en precisar si nos hace falta una nueva ley de educación ambiental.

En ese sentido considero que corresponde comenzar diciendo que lo que establece la ley nacional de educación respecto de la educación ambiental es, desde nuestro punto de vista, más que insuficiente. No obstante, la ley nacional ya ha sido sancionada y se perdió la oportunidad de incorporar el tema de la educación ambiental de una mejor manera.

Entonces, lo que hay que hacer ahora es tratar de subsanar esas deficiencias de otro modo. El debate seguirá con otra ley o no. Nosotros tenemos algunas dudas en ese sentido. La ley nacional de educación no define la educación ambiental ni siquiera en forma mejor que la ley general del ambiente, donde se lo hace de una manera más correcta y amplia.

En la investigación hemos visto que desde el punto de vista del marco regulatorio y de las instancias que existen en el Consejo Federal de Educación, en la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y en el Ministerio de Educación y en virtud de la relativa autonomía las provincias con el Estado nacional -una relatividad bastante amplia-, la verdad es que no existe la necesidad de crear nuevos organismos o comisiones. De todos modos, es cierta la fortaleza y realmente parece interesante el nombre propuesto a la entidad: Comisión Nacional de Educación Ambiental.

Entendemos que no es necesario que la comisión sea creada por ley sino que puede serlo mediante convenio entre el Ministerio de Educación y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación en el marco del COFEMA.

Creemos que la legislación existente es suficiente. Por ello nuestra mirada nos conduce más a lo político que a lo legislativo. Me parece que hay que ser muy claros en este aspecto. Si bien el marco legal de la educación ambiental en la Argentina podría ser mejor, existe y es suficiente para llevar adelante las políticas. Sin embargo, no hay políticas ni decisiones relativas a articular el trabajo de las áreas vinculadas con la construcción de políticas a partir de la sanción de las leyes. En ese sentido, lo que pasa en Argentina no es ajeno a lo que ocurre en América Latina, donde parece haber una lejanía entre el mundo legislativo y el mundo de la acción educativa. Y esto lo digo a partir de la práctica cotidiana.

Todavía no se refleja, no impacta y ni siquiera se sabe en el marco de las escuelas que existen leyes de educación ambiental en la Argentina.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene una ley de educación ambiental y los docentes no lo saben; y ocurre exactamente lo mismo en la provincia de Buenos Aires.

Por otra parte, es histórico en América Latina, como así también en la Argentina, que las secretarías de ambiente se encarguen y se comprometan más con las políticas de educación ambiental que los ministerios de educación. Esta también es una realidad en la Argentina ya que el Ministerio de Educación está tratando de llevar a cabo una tarea que la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación mal que bien viene desarrollando hace mucho tiempo.

Pero ocurre que un área de gestión de medio ambiente difícilmente puede concretar políticas educativas como podría hacerlo el Ministerio de Educación. En realidad en ese caso podrían dividirse y complementarse los campos de trabajo. Además, claramente las áreas de gestión del medio ambiente pueden construir políticas de educación ambiental para la ciudadanía en el marco de la clasificación llamada "educación no formal", término que no me gusta y que considero excluyente.

Entiendo que el Ministerio de Educación tiene una competencia excluyente en la generación de políticas educativas para el sistema educativo. Este es un problema visible en la ley de educación de la ciudad, donde la competencia no está claramente establecida. Hay cierta perplejidad que en realidad no colabora para que las distintas áreas puedan realizar idóneamente lo que saben y lo que pueden hacer.

Retomando un poco el ejemplo de la basura que planteaba Melillo hace un rato, la verdad es que nosotros lo hemos vivido claramente en la provincia de Buenos Aires y vemos que hay una complementariedad en materia de educación y de gestión ambiental.

Decía que cuando hay una buena gestión la educación que resulta de ella es muy buena. En cambio, cuando hay una mala gestión de medioambiente, ésta conspira contra sus prioridades educativas.

Esta es una deuda de orden político en la Argentina. Es decir que necesitamos una correcta articulación, una buena gestión y un compromiso mucho mayor del Ministerio de Educación en la generación de políticas de educación ambiental.

Hay otro tema que me parece importante señalar, que es que la ley general del ambiente dice que hay que hacer educación ambiental, pero el Estado nacional no tomó posición frente a esto y creo que sí debería hacerlo. No debe decir simplemente que hay que proveerla -porque uno puede proveer muchas cosas-, sino que debería explicar qué es lo que tendría que proveer.

En ese sentido pueden hacerse muchas mejoras. Sin embargo, no estoy seguro de que al sancionar una gran ley o al duplicar el marco legislativo existente -que tampoco se cumple-, vayan a hacerse realmente efectivas esas mejoras.

Para finalizar, me gustaría plantear lo siguiente. Creo que no estamos frente a un problema legislativo sino de políticas. Y con respecto a ese punto, estamos ante un metaderecho, porque el derecho a la educación ambiental está consagrado tanto en la Constitución Nacional como en dos grandes leyes de la Nación, y algunas provincias también tienen sus respectivas normas en esa materia. El problema es que no hay políticas que hagan cumplir esas normas, y ese es un metaderecho.

Un metaderecho es el derecho a tener políticas que hagan cumplir los derechos consagrados. Entonces, me parece que el camino debería ir por ahí. Realmente creo que lo que hace falta es una articulación mucho mayor y la toma de importantes decisiones públicas por parte del Estado.

Así como del Estado deberían emanar decisiones públicas -y las ha habido-, me parece que en educación ambiental faltan estas decisiones provenientes de ambas áreas, a fin de que realmente puedan llegar a una buena articulación y comenzar a generar políticas que permitan a los sistemas educativos de la Nación referenciarse en ellas. Finalmente, también debería haber acciones concretas, que seguramente son posibles.

Básicamente eso es lo que nosotros advertimos desde nuestros lugares de observación.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Damos comienzo ahora a la ronda de preguntas.

Tiene la palabra la señora diputada Benas.

SRA. BENAS Muchas gracias a aquellos que han venido a dar su opinión sobre este asunto.

En realidad, hoy me encuentro impulsando este proyecto, que es un trabajo de hace tiempo. Ya Melillo recordaba que esta iniciativa fue considerada y sancionada en esta Cámara de Diputados. Lamentablemente, diversas cuestiones hicieron que finalmente no se consagrara como ley y el asunto quedó estancado.

Retomamos esta iniciativa y creemos que es muy importante. Nosotros integramos la Cámara de Diputados, que es una parte del Congreso de la Nación. Nuestra tarea es proveer herramientas a la democracia y a las instituciones para generar políticas. La última intervención en algún punto dudaba de la necesidad en este tema.

Creo que las dudas del profesor Melillo pueden plantearse en casi todos los temas. Todos sabemos que la confección de buenas normas no garantiza buenas políticas ni buenas gestiones. Está fuera de nuestras posibilidades regular en una norma la eficiencia de las acciones e inclusive los alcances de las políticas que se generan. De todas maneras, es nuestra responsabilidad como legisladores proveer las mejores herramientas.

En este sentido creo que estamos impulsando una norma que no complica las actuales gestiones ya que no estamos cuestionando el accionar de la secretaría ni del ministerio. Al contrario, estamos buscando alguna instancia donde se articulen esas gestiones y se puedan lograr consensos para generar una política de carácter estratégico en el tema de la educación ambiental en el marco de la ley. Eso es sumamente positivo.

Acerca de la pregunta de la profesora Díaz sobre la trastienda del proyecto, quiero mencionar la voluntad de colaborar con una propuesta legislativa para articular los esfuerzos que se están realizando tanto desde el Ministerio de Educación como desde la secretaría y otros espacios. Estos últimos probablemente puedan vincularse con esta comisión porque además no generan un costo particular ya que estamos planteando la creación de una comisión asesora.

Por otra parte, acerca del efecto territorial, quiero mencionar que la comisión asesora solamente participará en la generación de una estrategia. Luego cada jurisdicción implementará las políticas sobre la base de un acuerdo con las autoridades pertinentes. No existe la pretensión de tomar decisiones vinculantes con ninguna jurisdicción en particular; simplemente se trata de generar ese espacio multidisciplinario integrado por representantes designados por las instituciones que hoy trabajan en el tema.

Asimismo quiero señalar que me parece auspicioso que en el Congreso vayamos incorporando algunas cuestiones no previstas en otras buenas leyes que tenemos, como son la ley general de educación, la general del ambiente y nuestra Constitución, las que plantean la necesidad de que abordemos esta temática. Este es solamente un instrumento para que de manera democrática y consensuada acordemos una estrategia política a nivel nacional.

Considero que es importante escuchar a los funcionarios de los distintos sectores. Pero a la vez quiero decirles que esto que estamos planteando no se contrapone con ninguna de las acciones concretas que se están llevando adelante, sino que por el contrario, podrían constituir un aporte. Ese es el interés de los legisladores que impulsamos esta iniciativa.

Nos parece importante generar estos mecanismos de participación y de elaboración de estrategias comunes. Tal como señaló la profesora Díaz, quizás así podamos ayudar a las jurisdicciones a que ejecuten sus prácticas concretas en materia de educación ambiental en sus distintos tiempos. Tal vez jerarquizar el tema mediante la sanción de una ley nacional podría incentivar a las jurisdicciones más perezosas del área a trabajar mancomunadamente para que la educación ambiental en nuestro país no solamente llegue a los ámbitos escolares de la educación formal sino a todos. En realidad, no es que no haya educación ambiental, porque uno ve en los distintos municipios, comunas y organizaciones de la sociedad civil que existe una gran preocupación. Por ello, para organizar las buenas intenciones, sería bueno articular de alguna manera esos esfuerzos con un plan nacional que sea de todos y que tenga que ver con la soberanía de nuestro país en la materia, siguiendo el camino que tan buenos resultados arrojó en países hermanos.

Creo que el profesor Melillo señaló el ejemplo de Brasil, país que cuenta con una política muy exitosa en este tema, la cual se encuentra vertebrada por una muy buena ley de educación ambiental.

Entonces, en lo que a mí concierne, agradezco la participación de ustedes y promuevo entre los compañeros y las compañeras que integramos esta comisión, el avance sobre el proyecto.

Acorde con lo expuesto por el secretario, se trata de un proyecto un tanto más simple que el anterior. Cuando nosotros lo presentamos, respetamos a rajatabla lo que se había producido en Diputados, aunque simplificándolo para que no sea tan farragoso. Tal vez le otorgamos más libertad a los organismos que después tienen que ejecutar las políticas para que puedan hacerlo sin los condicionamientos cuya delimitación no es nuestra intención trazar en este marco regulatorio.

Es decir, mucho está por hacerse en un montón de aspectos. Nos parece que la participación de los distintos ministros junto con el tipo de funcionamiento y atribuciones que tiene la comisión, van a garantizar que se planteen metas en forma responsable a fin de que puedan ser cumplidas.

No queríamos condicionar anticipadamente desde la norma una serie de cuestiones que sabemos que después en la puesta en práctica pueden dar lugar a inconvenientes o dificultades. Creo que estamos en un buen momento para avanzar sobre estos temas.

Por ello, considero que si las señoras y señores diputados están de acuerdo, podríamos avanzar sobre el proyecto así luego es girado a la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, y posteriormente a la de Presupuesto y Hacienda. Los montos que se requieren para su puesta en práctica son tan exiguos que creo que no será cuestionado desde ese punto de vista. Prácticamente es ad honórem el trabajo de los representantes de la comisión.

Como puede verse, realmente la intención de este proyecto es que nos organicemos como Nación en la defensa del ambiente, siendo éste un instrumento más y fundamental. Ello es así puesto que nosotros, como educadores, entendemos que la educación ambiental es un instrumento fundamental en lo que respecta a la protección del ambiente y a la calidad de vida de todos los argentinos.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Gracias, señora diputada.

Respecto a la mecánica de esta reunión, quiero preguntarles a los señores diputados si les parece bien lo siguiente. Si alguno desea formular alguna pregunta más a los invitados, puede hacerlo. De lo contrario, agradecemos mucho su presencia y que nos hayan transmitido aquí sus opiniones y su experiencia. En este caso, nosotros haríamos un cuarto intermedio de cinco o diez minutos como máximo, y volveríamos inmediatamente para decidir de qué manera tratamos el proyecto: si lo hacemos en el pleno de la comisión o si creamos una subcomisión a tal efecto.

Asimismo, les recuerdo que a las seis tenemos la reunión conjunta con la Comisión de Legislación Penal. Entonces, si están de acuerdo, esa sería la mecánica.

Tiene la palabra la señora diputada Argúmedo.

SRA. ARGÚMEDO Señora presidenta: solamente deseo hacer una pregunta al señor secretario. ¿Hay alguna sistematización o un banco de datos o de información de cuáles son las distintas áreas de alto riesgo en relación con el medio ambiente en el país?

Él señaló a la basura, pero existen otros aspectos que también genera. ¿Lleva la Secretaría un seguimiento de cuáles son estos tipos de riesgos?



SR. MELILLO En primer lugar, aclaro que soy subsecretario y que en mi sector existe un área de educación ambiental, otra de relación institucional con el Parlamento y otra de relación institucional con las provincias.

Sobre esa cuestión de conflictiva ambiental general, la Argentina tiene un problema grande derivado -por distintas razones que no corresponde opinar acá- de la reforma constitucional.

La reforma del año 1994 planteó un espacio de ambigüedad con respecto a la cuestión de la preservación del ambiente. Entonces permanentemente hay un problema.

Es más, cuando la Cancillería tiene que fijar posiciones en foros internacionales, por ejemplo sobre el mercurio, tenemos que plantear el tema en el Consejo Federal de Medio Ambiente. Si bien tenemos un área que se dedica al tratamiento de sustancias peligrosas, no tiene un mandato superior a la voluntad de las provincias para enviar información. Y es bueno que esto lo sepan los diputados porque realmente representa un problema.

Cuando se reformó la Constitución, sin duda era políticamente interesante dar el dominio de los recursos naturales a las provincias. Sin embargo, ello genera un problema porque ni el agua, ni el aire, ni siquiera el suelo paran en una frontera política. Y la cuestión ambiental que comprende cuencas, etcétera, no se divide por razones políticas. En consecuencia, se trata de un problema delicado sobre el cual verdaderamente no se dispone de la mejor información.

SRA. ARGÚMEDO Entonces usted considera que habría que redactar una ley que fijara los requisitos. Lo digo porque hay una distinción entre ser un país federal y ser un país feudal. Me da la sensación de que el comportamiento de ciertas provincias tiende más hacia una idea de feudalismo porque tienen autonomía y se cierran, desconociendo las consecuencias interprovinciales y nacionales.

Entonces, para no generar confusión en los chicos, habría que pensar la forma de manejar toda la información acerca de los riesgos y el medio ambiente. Asimismo entiendo que lo que usted señaló sobre la basura también puede producirse en otros aspectos.

SR. MELILLO No. Desde el punto de vista de la conflictividad ambiental principal en la Argentina, hay un estado del arte respecto de lo que se puede trabajar educativamente y sobre lo que hay consenso. Otra cosa es cuando se entra en un debate político específico. Eso es inevitable no solamente en la cuestión ambiental sino en todos los aspectos.

Respecto de los grandes temas, sabemos cuáles son los problemas de certificación. A veces nosotros sabemos lo que ocurre y otras falla la Corte Suprema, como en el caso de la cuenca Matanza-Riachuelo. También sabemos los inconvenientes que hay en la cuenca Salí-Dulce, cuáles son las principales zonas problemáticas y lo que ocurre con el hidroarsenicismo. Entonces, se conocen estos problemas así como también los de certificación, niveles que cuentan con información.

También tenemos información del estado del arte proveniente de la secretaría y de los niveles académicos y universitarios sobre lo relativo a generar material y estrategias educativas en todos los niveles. Y justamente como la educación ambiental tiene una orientación y una perspectiva crítica, de razonar y de reflexionar, tampoco genera un problema.

Aprovecho la formulación de la pregunta para comentar que el año pasado el Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental se realizó en San Clemente del Tuyú, Partido de la Costa, Argentina. Dicho congreso contó con la presencia de 3.500 participantes, de los cuales más de 1.500 venían del resto de América Latina, España y Portugal.

El anterior congreso fue realizado en Brasil. Y en ese V Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, el entonces ministro de Educación argentino, Daniel Filmus, junto con el entonces ministro de Salud y Ambiente, Ginés González García, recomendaron a quien era ministro de Educación y a quien era ministra de Medio Ambiente de Brasil, quienes lo presidían, que el siguiente congreso se hiciera en nuestro país.

Esta normativa que de alguna manera ordena las políticas públicas respecto de esta cuestión, es parte sustantiva de la estrategia que debe tener la educación ambiental como parte de la educación a fin de enfrentar el problema de esta materia.

El próximo debate se hará en Chile ya que así lo solicitó y así lo hemos consensuado en el debate realizado en la Argentina en el año 2009. Casualmente, desde el año pasado Chile tiene una suerte de decretos ley mediante los cuales se genera una estrategia nacional de educación ambiental. Se trata de un programa nacional de educación ambiental que involucra no sólo a los ministerios de Educación y de Ambiente sino también a los de Producción y de Trabajo. O sea, Chile posee un programa de educación aún más transversal.

Por otro lado, les comento que nos encontramos en el marco del decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

En conclusión, me parece que existen motivos para que esta iniciativa pueda avanzar.

SRA. ARGÚMEDO Mi pregunta se debió a que me preocupa la posibilidad de trazar políticas con esta carencia de información que se señalaba.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Calchaquí.

SRA. CALCHAQUÍ Dado que algunos diputados tenemos otras comisiones, considero también importante ordenar las intervenciones.

Quiero agradecer a los expositores su presencia, su tiempo y todo lo que nos pueden ayudar para definir estos temas.

Con respecto a lo que recién dijo la señora diputada, existe un problema real que no reside en si se trata de un Estado nacional o de estados particulares, sino en que siempre hay una discusión sobre dominio y jurisdicción en el tema ambiental.

Convengamos, señora diputada, que las provincias son preexistentes a la Nación y, por lo tanto, ellas también son custodias, administradoras y supervisoras de sus propios recursos naturales. Con esto no se descarta nada sino que se saca el tema de la visión de Estado.

Estamos tratando un tema que es sumamente importante -el tema del medio ambiente-, y creo que tenemos que tomar seriamente lo que todos dijeron hoy aquí. En esta cuestión lo que abunda no daña así que podemos discutirlo.

Pienso que si bien el proyecto abunda en consideraciones que ya se encuentran en marcos normativos tanto constitucionales como en la ley de medio ambiente, no es un proyecto que debiera descartarse plenamente.

Asimismo, creo que la intención del proyecto es construir un instrumento de aplicación para hacer factible la aplicación de las políticas de ambiente. No lo veo del todo mal sino que me parece que es bueno. Por eso digo en este sentido que lo que abunda no daña. Es bueno que se discuta y se rediscuta. También, tal vez sea necesario tomarlo como una iniciativa para el propio ministerio a fin de que se construya un área específica para aplicar todo esto ya que, como aquí se dijo, las gestiones son buenas por sus acciones y es verdad. Las gestiones se conocen a través de sus acciones políticas.

En materia ambiental, considero que nosotros hemos tenido muchísima participación en este gobierno como así también hemos dado -y seguimos dando- muchísima discusión. Creo que se trata de una propuesta válida para seguir discutiendo; es decir que no debemos retrotraernos sino continuar con esta iniciativa.

Tal vez podamos trabajar en la materia ambiental conjuntamente con el Ministerio de Educación y con los bloques que están de acuerdo, para crear el mejor instrumento posible a fin de que éste y los futuros gobiernos lo tengan dentro de su política de Estado. Es decir, un instrumento construido entre todos y con la participación de todos, para garantizar la aplicación de lo previsto en nuestros marcos normativos.

Desde ese punto de vista, desde el espíritu de creación de un instrumento que haga prácticos los valores y principios del medio ambiente y el tema de la formación y educación, me parece positivo el proyecto. Especialmente lo digo porque provengo de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en la cual, debo decirles, tenemos muchísimo déficit en el tema ambiental a pesar de que siempre miramos hacia el sur en relación con la cuestión antártica y con los valores naturales que allí existen y que constituyen un reservorio de naturaleza y de ambiente necesario para la supervivencia del hombre.

Pienso que hoy y a futuro tenemos que asumir este compromiso. Ya no se trata de una cuestión territorial ni de provincias sino que entra dentro de las necesidades del Estado nacional.

Creo que el aporte que han hecho es valioso y que hay que seguir discutiéndolo. Considero que no es materia cerrada para la Argentina ni para nadie. Valoro muchísimo la gestión actual de nuestro Ministerio de Educación con estos equipos que se encuentran constituidos. Pienso que no va a ser una materia cerrada para ninguno de los presentes y que puede constituir una posibilidad para discutir un instrumento aplicable a la educación y que nos vendría bien a todos. Por supuesto, como política de Estado podríamos seguir discutiendo para mejorar el texto de la iniciativa, o tal vez surja como voluntad del propio ministerio.

Pido disculpas, señora presidenta, pero tengo que retirarme para asistir a otra reunión de comisión.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Tiene la palabra la señora diputada Storani.

SRA. STORANI Me parece que el proyecto es absolutamente auspicioso.

El profesor Melillo señaló que cuando las políticas ambientales son buenas, tenemos una buena educación ambiental. ¿Pero qué ocurre cuando no hay políticas ambientales? Para ello está la legislación.

Reitero que me parece auspicioso que discutamos este tema que es prioritario porque los recursos naturales son de las provincias. Asimismo quiero señalar que es verdad que este debate ha quedado afuera de la reforma de 1994 y que tenemos que profundizar su estudio quizás para cambiarlo. Sin embargo, es muy importante que desde el Ministerio de Educación se pueda colaborar con este proyecto que considero tiende a ser superador.

Cuando las políticas son buenas, todo está bárbaro, pero cuando no hay políticas, la ley es la herramienta que utilizamos para exigir. Y tenemos que ejercer el derecho a la exigibilidad.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Si entendí bien todo lo expresado en esta reunión, la voluntad es que se discuta y profundice el tratamiento del proyecto. Por lo tanto, tendríamos que crear una subcomisión para su consideración, aunque no sé si estamos de acuerdo.

SRA. STORANI ¿Para qué crearla si ahora podemos aprobar la iniciativa?

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS Lo que ocurre es que algunos querríamos profundizar ciertos aspectos del proyecto.

La señora diputada Calchaquí ya se retiró, pero entiendo que ese era su planteo.

SR. GODOY Sí, esa es la propuesta que hizo en nombre del bloque Frente para la Victoria.

No estamos en desacuerdo, pero me parece que a partir del informe y de lo señalado por los invitados, sería importante profundizar las ideas. El espíritu es contribuir, mejorar, perfeccionar y lograr un proyecto que cuente con el consenso de todos. Y es por eso que pedimos un tiempo.

Entonces, sería bueno crear una subcomisión representada por los distintos bloques que trabaje en el proyecto, y que luego éste fuera sometido al plenario de la comisión.

SRA. BENAS Si necesitan tiempo para hacer aportes, no tengo inconvenientes. De cualquier manera me gustaría que estableciéramos un plazo razonable, quizás no limitarnos hasta la próxima semana pero sí hasta la siguiente.

SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS ¿Estamos hablando de una subcomisión integrada por diputados o por asesores?

Varios señores diputados hablan a la vez.
SRA. PRESIDENTA PUIGGRÓS El proyecto fue considerado por una subcomisión de asesores pero no por el plenario de asesores. Entonces pedimos que sea tratado en el plenario de asesores y que ellos nos contesten en un plazo perentorio para luego discutirlo en la comisión.

Agradezco a nuestros invitados el importante aporte realizado, y les comunico que les iremos informando sobre los avances de la iniciativa en la comisión.

No habiendo más asuntos que tratar, damos por finalizada la reunión.

- Es la hora 17 y 39.