Solicitar al Poder Ejecutivo que, a través del Ministerio de Educación de la Nación, informe:

1.- Si el Ministerio ha desarrollado acciones en los diferentes niveles educativos para cumplir los objetivos fijados en el artículo 3° de la Ley 26.150. En caso afirmativo, detalle cuáles

2.- Si el Ministerio ha coordinado acciones con las autoridades educativas provinciales. En caso afirmativo, detalle cuáles y en qué distritos.

3.- Si el Ministerio ha emprendido acciones con asociaciones y organizaciones de la sociedad civil en el mismo sentido o en cuanto a formación o capacitación docente. En caso afirmativo, detalle cuáles, en qué distritos y detalle indicadores cuantitativos.

5.- Cuáles son los planes para atender la problemática y las expectativas para los años 2018/9 en función de la información suministrada

6.- Si se hace un seguimiento del cumplimiento de los fines de la Ley 26.150 junto a las Provincias y si el cumplimiento efectivo es uniforme en todas las jurisdicciones. En caso contrario, detalle las acciones de remediación para el cumplimiento efectivo de la Ley.

Señor presidente:

La salud de nuestros jóvenes es un tema trascendente y la salud reproductiva es particular, ha sido el foco de una ley emanada de este Congreso de la Nación en el año 2006. Se buscaba entonces el acceso irrestricto a la educación sexual integral, tanto en los establecimientos educativos públicos como privados de todo el país.

En estos momentos queremos saber, después de tantos años de vigencia de la norma, qué es lo que ha ocurrido en este último lustro, a los fines de tener una evaluación cuantitativa de su andar. Nos parece importante porque uno de los fenómenos que surgían entonces, eran los embarazos adolescentes.

En un trabajo presentado en junio de 2017 en la H. Cámara de Diputados de la Nación, “Embarazo y maternidad en adolescentes menores de 15 años. Hallazgos y desafíos para las políticas públicas” por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia – UNICEF -, consigna que si bien la tasa de fecundidad adolescente argentina es menor al promedio latinoamericano es aún mayor que la de Chile y Uruguay. El último dato publicado indica que en 2015 se registraron 2.787 nacimientos de madres menores de 15 años. El mismo estudio detalla que las adolescentes de 14 años habían abandonado la escuela antes de sus embarazos y que una importante proporción de ellas no había asistido jamás a la escuela (1,7%). Así, el 32,5% de las madres de 14 años no asistía ya establecimientos educativos. Lo preocupante de la deserción escolar es que, creemos, la educación sexual integral es parte de la solución a los embarazos no deseados ya que, también según la misma fuente, si bien no hay datos sobre el abuso sexual como causa del embarazo en niñas y adolescentes, muchas veces esos embarazos precoces “se inscriben en historias de vida atravesadas por la violencia”.

El citado informe explica la diferencia entre las menores de 15 y las adolescentes de entre 15 y 19 años, ya que “Las menores de 15 años experimentan la maternidad como una etapa ardua y llena de restricciones. En general, expresan sentimientos de enojo, frustración y cansancio respecto del rol materno y al vínculo con sus hijos/as”. Como contrapunto, en muchos casos, las madres de más de 15 años viven la maternidad como una experiencia positiva. Uno de los riesgos en los embarazos adolescentes es el de un alto porcentaje de nacimientos de bebés prematuros y con bajo peso y hay una más elevada tasa de mortalidad infantil.

En ocasión de la presentación del citado trabajo de UNICEF en esta H. Cámara, hubo varias notas periodísticas al respecto. En una de ellas, publicada en el diario INFOBAE, Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer – FEIM -, señaló que no se estaba insinuando impedir el embarazo en la adolescencia, pero que “es necesario que sea decidido o elegido, no impuesto o accidental como ocurre” porque “las más pequeñas quedan embarazadas por accidente o en forma imprevista por ellas y son estos embarazos los que tenemos que prevenir”. De ahí, sostenemos nosotros, la importancia de la educación sexual integral temprana. Y de ahí la preocupación por los índices de abandono escolar en estas madres precoces. Puntualiza Bianco: “En muchos casos los varones – más si son mayores – les piden pruebas de amor o las amenazan con abandonarlas si no ceden a la relación sexual, muchas veces tranquilizándolas con que no les va a pasar nada (…) En el fondo, estos varones de distintas edades comparten un concepto arraigado en nuestra cultura que es el que asegura que el no de las mujeres no es tal y que se hacen desear”. Finalizó resaltando que la ausencia de educación sexual “es una causa que contribuye al embarazo no planificado/programado en la adolescencia”.

Con todos estos antecedentes, creemos que necesitamos saber qué piensan nuestras autoridades nacionales al respecto. No solamente en discursos, sino en la práctica. Queremos saber qué estadísticas tienen y qué ven al respecto. Queremos saber cómo evalúan su gestión.

Por estas razones, solicitamos a nuestros pares que nos acompañen en la aprobación del presente proyecto.