Expresar su beneplácito por la conmemoración del centenario de la Reforma Universitaria, y adherir a los principios emancipadores del Manifiesto Liminar de la Federación Universitaria de Córdoba, denominado “La Juventud argentina de Córdoba a los Hombres Libres de Sudamérica”, publicado el día el 21 de junio de 1918 en la edición Nº 10 de La Gaceta Universitaria de la provincia de Córdoba.

Señor presidente:

Se conoce por Reforma Universitaria al movimiento político-cultural que se inició en la Universidad Nacional de Córdoba en el año 1918 y cuya finalidad fue la reforma de las estructuras y contenidos de la universidad.

En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, juntamente con la conquista del sufragio universal, se inició en Córdoba un movimiento estudiantil con el propósito de democratizar y modernizar la enseñanza universitaria, lo que rápidamente cosechó la adhesión de todo el país y de América Latina.

El movimiento estudiantil que dio origen a la Reforma surgió en un momento de trasformación nacional y universal, no siendo casual que, el mismo, se haya originado en la Provincia de Córdoba, por ser una de las tres provincias que contaba con universidad nacional, además de La Plata y Buenos Aires.

La Universidad de Córdoba – la más antigua del país -, fue durante varios siglos el principal centro de selección de las élites gobernantes locales, encontrándose, influenciada por la Iglesia Católica y familias aristocráticas. Los estudiantes de dicha universidad iniciaron una huelga en reclamo de profundas reformas. Es ahí, cuando la Federación Universitaria de Córdoba dio a conocer el Manifiesto Luminar que posteriormente se convertiría en el documento básico de la Reforma Universitaria.

Su primer párrafo es singularmente rotundo: “Hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.”

Allí se proclamó: “…La Federación Universitaria de Córdoba… reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse un gobierno propio radica principalmente en los estudiantes…. Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas Casas es un baluarte de absoluta tiranía…. La juventud ya no pide, exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos….no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.”

Los principios básicos de la Reforma Universitaria fueron: cogobierno, extensión universitaria, gratuidad y acceso masivo, acceso por concurso y periodicidad de las cátedras, libertad de cátedra, cátedra paralela y cátedra libre, compromiso con la sociedad, rol de la universidad etc.

El movimiento universitario reformista entre otros logros renovó los programas de estudios, posibilitó la apertura de la universidad a mayor cantidad de estudiantes.

Los estudiantes reformistas establecieron una lucha contra los poderes fácticos de aquel momento. ¿Qué significa eso? Con poderes fácticos nos referimos justamente a aquellos sectores que tienen y ejercen un poder de hecho, que no ha sido adquirido por derecho, mucho menos democráticamente. En palabras de los reformistas, se alzaron contra “un régimen universitario anacrónico”, “una autoridad tiránica”, “un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad”. Todo esto, sostenido sobre poderes no democráticos, como el poder clerical sobre la universidad de aquellos tiempos, como lo que hoy conocemos como la tríada destituyente (definición de CFK), los medios, el empresariado y el poder judicial. Y sobre esto hay algunas similitudes por demás interesantes. El Poder Judicial, caracterizado por ese mismo oscurantismo (propio de los espacios no democráticos que gobiernan la vida de las personas, con un lenguaje propio, con un modo elitista de acceso, etc.), como una aristocracia cerrada, y que toma sus decisiones a base de la conveniencia para la permanencia en su cargo, tiene una clara similitud con la CordaFrates (el grupo de docentes y funcionarios del catolicismo ultramontano cordobés al que se opusieron los reformistas). Esto fue remarcado por Cristina Fernández: la única presidenta de la historia que hizo una reivindicación de la Reforma con nombres y apellidos (citó a Deodoro Roca, leyó el Manifiesto Liminar). Y esta reivindicación no vino del radicalismo. Vino del peronismo. Esto fue en 2013 (en su discurso en Córdoba, cuando se cumplieron 400 años UNC). Es impactante que pocos años después, buena parte del movimiento estudiantil comienza a cuestionar por primera vez al Poder Judicial en toda América Latina: allanamientos en universidades, denuncias y persecuciones a funcionarios universitarios del gobierno anterior (como las que llevó adelante el fiscal Marijuan), detenciones de rectores pro-Lula, en Chile el Tribunal Constitucional rechaza la reforma democrática de Bachelet, en Colombia prohíben enseñar a docentes vinculados con las FARC. El Poder Judicial por primera vez se leía en clave reformista, y era (y es), un poder conservador que había que señalar y transformar.

La JUP de los ‘70 siempre hacía referencia a la Reforma, y los legisladores cordobeses del FREJULI, el 15 de junio de 1973 son los que mayormente hacen homenaje a la Reforma en la Legislatura de Córdoba. También la citó Ricardo Obregón Cano en el discurso de asunción como Gobernador de nuestra Provincia de Córdoba, en el 73. Cuando Obregón Cano está preso y le escribe a Alfonsín también menciona la Reforma.

Poder recordar, evocar, homenajear y actualizar los contenidos, los fundamentos, las manifestaciones y las proyecciones que tuvo la gesta que protagonizaron los estudiantes universitarios de Córdoba en 1918, no sólo se justifica a partir del impacto que tuvo en la configuración del sistema universitario argentino y latinoamericano, sino que se explica también a partir de las influencias que tuvo este proceso en la gestación de procesos de movilización, independencia y democratización a escala global.

Sin temor a exagerar, se puede inferir que la Reforma de 1918, ha sido en tanto proceso histórico, político, cultural y social, un acontecimiento con proyección latinoamericana.

El centenario de este movimiento transformador nos obliga no solo a impedir su olvido, sino a ratificar la vigencia democrática y emancipatoria de su proclama.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares el acompañamiento del presente proyecto de resolución. Muchas gracias.