CREACIÓN DEL PROGRAMA DE ESTÍMULO A LA FORMACIÓN DE INGENIEROS (PEFI)

Artículo 1°: Créase el Programa de Estímulo a la Formación de Ingenieros (PEFI) con el objeto de incrementar la cantidad de ingenieros graduados por año en el sistema universitario argentino.

Artículo 2º: El Programa creado por el artículo 1º tendrá como objetivo el otorgamiento de becas a los estudiantes que cursen las carreras de Ingenierías de todas las Universidades Nacionales de gestión pública del país.

Artículo 3°: Las becas concedidas serán de tres categorías:

a) para los estudiantes del ciclo básico;

b) para los estudiantes del ciclo de especialización;

c) para los estudiantes del tramo final -que adeuden las 5 (cinco) últimas materias de su carrera-.

Artículo 4°: El monto de la beca para la primera categoría será estipulado en un 25% del monto que percibe un becario doctoral del CONICET. El monto para la segunda categoría será del 50%, en tanto que para la tercera categoría será del 75%. Tales montos serán ajustados de manera simultánea a los incrementos que experimenten los becarios doctorales del CONICET.

Artículo 5°: Las condiciones que deberán cumplir los estudiantes para el otorgamiento de la beca, así como para su conservación serán establecidas por la Autoridad de Aplicación.

Artículo 6°: El acceso a este beneficio por parte de los estudiantes de ingeniería en cualquiera de las categorías definidas por el artículo 3° de éste Programa, supondrá la exclusión de cualquier otro beneficio otorgado por otra institución estatal para el cumplimiento de un objetivo similar al que se impulsa en esta Ley.

Artículo 7°: El Poder Ejecutivo Nacional designará al organismo que actuará como Autoridad de Aplicación del presente Programa.

Artículo 8°: La Autoridad de Aplicación dispondrá la realización de auditoría trianual con el fin de verificar el impacto alcanzado por el presente Programa y su eficacia.

Artículo 9°: Los gastos que demande la implementación del Programa de Estímulo a la Formación de Ingenieros serán atendidos con una partida especial del Presupuesto Nacional destinado a tal efecto.

Artículo 10°: La presente Ley se reglamentará dentro de los 90 días posteriores a su aprobación.

Artículo 11°: Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.

Señor presidente:

La revolución tecnológica en curso y la globalización económica experimentada a fines del siglo XX han impactado en la redefinición del concepto, la estructura y las dinámicas de trabajo de las organizaciones en todo el mundo. En las últimas décadas se aprecia un cambio en el tipo de tareas, las tecnologías y, en consecuencia, el perfil de competencias demandado a los jóvenes y trabajadores.

En este contexto de vertiginosos cambios –sociales, económicos, laborales, tecnológicos, científicos y educativos–, la importancia que desempeña la ingeniería como profesión ligada al desarrollo de un país es indudable, entre otros aspectos, por su participación activa en los procesos de innovación e implementación de los avances en ciencia y tecnología.

Si se pretende ser parte de ese cambio y no quedar rezagados frente a otras sociedades, y no solo las más desarrolladas, es necesario contribuir con la formación de ingenieros(as) puesto que son ellos una parte singular que posee la capacidad de afrontar con éxito los cambios a los que nos referimos. En esos términos, la ingeniería es una disciplina fundamental para lograr consolidar el desarrollo industrial, relacionar conocimiento con innovación productiva, y disminuir los niveles de dependencia tecnológica.

Desde hace más de cuatro décadas, las carreras de ingeniería en Argentina, suelen caracterizarse –como lo han señalado muchos referentes en la temática- por un decreciente número de inscriptos, un reducido número de graduados, la lentificación del recorrido de los trayectos curriculares –que profundiza la brecha entre la duración real de las carreras y la duración teórica que figura en los planes de estudio– y una marcada deserción que suele ocurrir durante los primeros meses.

El porcentaje de estudiantes que abandonan sus estudios de ingeniería en nuestro país oscila entre 30% y 50%. El promedio de ingenieros especialistas que se gradúa por año en Argentina es muy bajo: alrededor de 149 ingenieros por cada millón de habitantes; mientras que en países como Corea se gradúan, anualmente, alrededor de 1.187 ingenieros por millón de habitantes. En China, por ejemplo, sus políticas han llevado a que se gradúen 1 cada 2.000, en tanto que en Alemania o Francia 1 cada 2.300.

Inclusive, si comparamos nuestra situación con la de otros países latinoamericanos, el panorama sigue resultando poco alentador. En este sentido, naciones como Colombia y México producen, respectivamente, 261 y 226 ingenieros por año y por millón de habitantes, y aun así no logran cubrir sus demandas internas. Chile, por caso, gradúa 1 cada 4.500 y Brasil, más próximo a nuestra realidad, 1 cada 6.000. En términos macros, considerando un país de 40 millones de habitantes, los esfuerzos de la política de estímulos y el cambio del modelo productivo en Argentina se ha pasado de que se gradúe 1 ingeniero cada 8.000 habitantes por año en 2003, a 1 ingeniero cada 6.700 habitantes en 2009.

Para estar entre los mejores niveles latinoamericanos debería lograrse, de forma estable, una cifra de 1 ingeniero graduado cada 4.000 habitantes por año, lo cual indica que la función objetivo en los próximos años es lograr que egresen un mínimo de 10.000 ingenieros por año para asegurar un desarrollo sostenible del modelo productivo y del sistema científico, tecnológico y de innovación.

Entre 2004 y 2011 las políticas para la disciplina se dirigieron también a dar lugar a los proyectos de aseguramiento de la calidad de la formación, lo que ha permitido que Argentina haya acreditado el 100% de sus carreras de ingeniería, situación que ha merecido el reconocimiento de asociaciones regionales y mundiales de la ingeniería.

En Argentina, según datos de la Secretaría de Políticas Universitarias del año 2013, en el sistema público había 100.892 estudiantes, 21.356 nuevos inscriptos y solo 4.303 egresados, siendo la Universidad Tecnológica la de mayor cantidad de estudiantes de ingenierías del país y la que más ingenieros produce, seguida por la Universidad de Buenos Aires. Si ponemos este indicador en perspectiva con el número de puestos de trabajo que esta calificación demanda, nos encontramos con un diferencial de aproximadamente 6000 ingenieros. Según datos del 2015, hay una demanda de diez mil ingenieros al año, con la evidente falta de satisfacción de esta demanda, advirtiéndose el peligro de que se ponga en riesgo las posibilidades de crecimiento de algunos sectores de la economía.

El modelo productivo puesto en marcha en el año 2003 se fundamenta en la creación de una matriz de crecimiento económico, basada en la producción, en el valor agregado, en el mercado interno y en un fuerte crecimiento de las exportaciones. Esto permitió, entre otros indicadores, triplicar el monto de exportaciones entre 2003 y 2011, y duplicar el Producto Bruto Interno del año 2003.

Además de lo cuantitativo, desde el punto de vista cualitativo, en el mismo período Argentina fue el único país de Latinoamérica que incrementó la participación de los Productos Industriales sobre el total de exportaciones y sobre el total del PBI.

Para poner en sintonía este proyecto económico, con las necesidades de calificación de los recursos humanos, el gobierno de Cristina Fernández impulsó oportunamente el Programa de Becas Bicentenario dirigido a aquellos alumnos de carreras científico-técnicas que hayan finalizado sus estudios de educación secundaria sin adeudar materias, que estén cursando o aspiren a ingresar a una carrera de grado, tecnicatura/profesorado en una Universidad Nacional o Instituto Universitario Nacional. También, dentro de este marco, pueden aspirar a la beca aquellos alumnos avanzados que estén cursando los últimos dos años de las carreras de Ingeniería en una Universidad Nacional o Instituto Universitario Nacional y adeuden entre tres y quince materias para egresar. Este Programa permitió becar a más de 30.000 alumnos, de los cuales, aproximadamente, el 70% pertenecen a carreras de ingeniería. Los análisis preliminares de este Programa señalan que estas becas han permitido disminuir la deserción de los alumnos a las carreras por razones económicas. De acuerdo a informes de las facultades de ingeniería, el principal motivo de la caída de rendimiento y deserción de alumnos avanzados obedece a razones laborales. Entre el 70% y el 100% de los alumnos avanzados, según las distintas facultades, trabaja más de 20 horas por semana.

Por otra parte, la Secretaría de Políticas Universitarias lanzó, en el año 2012, el Plan Estratégico de Formación de Ingenieros 2012-2016 que aspiró oportunamente a dar continuidad al desarrollo de proyectos activos que forman ciudadanos con los mayores niveles de calificación profesional y que den sostenibilidad a las políticas de desarrollo desplegadas en los últimos años. Tal Plan se propuso, en la misma dirección de lo anterior, Incrementar la cantidad de graduados en ingeniería en un 50% en 2016, y en un 100% en 2021, con relación al año 2009, en forma gradual en carreras que completen el segundo proceso de acreditación. También se proponía a) Generar vocaciones tempranas y facilitar el tránsito entre sistemas educativos; b) Incrementar la retención en el ciclo básico; c) Incrementar la retención en el ciclo de especialización; y d) Incrementar la graduación de alumnos avanzados.

Esto permitió, además, incrementar la cantidad de estudiantes, su rendimiento académico y de graduados, pero la demanda actual y proyectada de ingenieros indica la necesidad de continuar incrementando la cantidad de profesionales, y la meta propuesta es tener la mayor tasa de graduados por año de Latinoamérica, que es de 1 nuevo ingeniero cada 4.000 habitantes por año, es decir, 10.000 nuevos graduados por año.

Este Proyecto de Ley instituye un Programa de Estímulo a la Formación de Ingenieros (PEFI) con el objetivo que estas metas puedan alcanzarse mas allá de los cambios de gobierno y que permita garantizar, además de su continuidad, la existencia de recursos que deberán estar fijados por la Ley de Presupuesto. Se establecen además tres categorías de becarios, establecidas para atender el problema de la temprana deserción de los estudiantes. El monto de la beca se irá incrementando, por otra parte, a medida que el estudiante pase de ciclo, hasta llegar al tramo final definido a partir de la cantidad de materias que adeuden para graduarse.

Por las razones expuestas, solicito a los Sres. Diputados la aprobación del presente Proyecto de Ley.