ARTÍCULO 1°: Encomiéndese al Ministerio de Educación de la Nación, a través del Consejo Federal de Educación y las autoridades educativas de las distintas jurisdicciones, a acordar la incorporación de la materia Alimentación y Cocina Saludable a los contenidos curriculares del Sistema Nacional de Educación, en sus distintos niveles y modalidades, educación Formal y No Formal.

ARTÍCULO 2°: El Ministerio de Educación de la Nación junto al Consejo Federal de Educación y la Secretaría de Salud definirán los contenidos y los docentes a cargo del dictado de la asignatura “Alimentación y Cocina Saludable”.

ARTÍCULO 3°: Invítese a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley.

ARTÍCULO 4°: Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.

Señor presidente:

El presente proyecto de ley es una representación del expediente 4970-D-2017 que ha perdido estado parlamentario, pero volvemos a insistir con la iniciativa ya que la problemática se va acrecentando con el paso del tiempo.

La obesidad infantil es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un serio problema del siglo XXI, y particularmente en Argentina crece a un ritmo acelerado, que complica el hoy y anuncia un descontrol en un futuro si no se le hace frente.

Según datos del Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional elaborado por la OPS/OMS y la FAO, nuestro país lidera ranking regional de obesidad. Dicho informe muestra que, el 9,9% de los niños menores de cinco años padecen el problema y para algunos especialistas los educandos de entre 11 y 12 años se estima un 48% de obesidad.

El ámbito escolar es un espacio donde los niños pasan muchas horas del día durante las cuales ingieren diferentes alimentos. Consideramos que es el espacio adecuado para brindar educación alimentaria nutricional, con el objetivo de lograr una alimentación saludable, variada y segura. No solamente enseñando las bondades de una alimentación saludable, sino también en la preparación, utilización y cocción de los distintos alimentos.

Lamentablemente la tecnología hizo más divertido el ocio de los niños, pero los ha alejado de los hábitos saludables como una sana alimentación y el movimiento corporal mediante los deportes y la actividad física. Hoy, por ejemplo, nuestros chicos son excelentes en videojuegos pero no saben que es alimentarse correctamente o como elaborar las comidas, lo que conlleva a

consumir productos con excesos de grasas y azúcares en establecimientos de comidas rápidas.

Entre las recomendaciones para prevenir la obesidad infanto-juvenil y garantizar el derecho a la salud de los niños, niñas y adolescentes se encuentra la promoción de políticas para mejorar el entorno escolar obesogénico; políticas económicas tendientes a reducir el consumo de alimentos altos en azúcares, grasas y sal e incentivar el consumo y facilitar el acceso a alimentos saludables, como frutas y verduras; y medidas para restringir la publicidad de alimentos no saludables dirigida a niños.

Según surge del análisis de la base de la Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en Argentina en 2012 (EMSE 2012) que incluyó 28.368 adolescentes de 11 a 17 años que cursan el 8vo, 9no y primer año del polimodal, se observó que a menor nivel educativo de los padres, mayor fue la prevalencia de sobrepeso y obesidad de los jóvenes. En adolescentes cuyos padres tienen bajo nivel educativo, el sobrepeso y la obesidad fue de 29,6% y 6,7% respectivamente, mientras que en los adolescentes con padres de alto nivel educativo el sobrepeso y obesidad fueron de 25,3% y 4,3% respectivamente.

Si hacemos una comparación con la misma encuesta, pero del año 2007 podemos ver que el sobrepeso en adolescentes argentinos aumentó de 17, 9% a 27,8%, una cifra alarmante y preocupante.

La UNICEF en su documento de posicionamiento “Para cada niño, el mejor comienzo. Primera Infancia 2016-2020” recomienda replantear los programas de educación alimentaria, entrega de alimentos y la evaluación de políticas alimentarias. Además, para concientizar a la sociedad sobre la importancia de la alimentación saludable, aconseja la creación de un sistema de monitoreo continuo del estado nutricional nacional. Todas medidas que ayudarían a enfrentar el grave flagelo que estamos describiendo.

En suma, creemos que todos los menores infantos-juveniles tienen derecho a recibir educación integral en alimentación saludable y sostenemos que el mejor lugar para llevarlo a cabo son los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada en todas las jurisdicciones. Todo ello sin perjuicio de que desde el Estado Nacional se impulsen otras políticas públicas más integradoras que incluyan esta iniciativa que venimos a presentar.

Es por todo lo expuesto, que solicito a mis pares el acompañamiento en el presente proyecto de ley.