PREVENCION DE ADICCIONES Y CONTROL DEL NARCOTRAFICO
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P02 Oficina 206
Secretario Administrativo SR. CABRERA RUBEN
Jefe SR. ABREGO HUGO IVAN
Martes 12.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 60752241 Internos 2241
cpadiccionesycnarcotrafico@hcdn.gob.ar
- PREVENCION DE ADICCIONES Y CONTROL DEL NARCOTRAFICO
- LEGISLACION PENAL
Reunión del día 13/06/2012
- DESPENALIZACIÓN - CONJUNTA
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los trece días del mes de junio de 2012, a la hora 10 y 22:
SR. PRESIDENTE FIAD Damos comienzo a la reunión de la Comisión de Legislación Penal conjunta con la Comisión de de Prevención de las Adicciones y Control del Narcotráfico, dando continuidad a la reunión del jueves pasado, en la que pasamos a un cuarto intermedio.
En el día de hoy tenemos tres paneles de expositores. En el primer panel disertará la señora Graciela Tozue, presidenta de Intercambios, que es la Asociación Civil para el Estudio y Atención de Problemas relacionados con las Drogas. Es trabajadora social y especialista en Ciencias Sociales y Salud. Además es profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires desde 1990, y también es consultora del Grupo Internacional de Investigación en Toxicomanías de la Federación Internacional de Universidades Católicas desde 1989.
Asimismo, fue miembro fundadora de la Red de Organizaciones No Gubernamentales que Trabajan en SIDA de la Argentina y de la Red Latinoamericana de Reducción de Daños (RELARD), de la que fue su Directora Ejecutiva en 1999 y 2000, y también fue miembro del Fondo de Ayuda Toxicológica entre 1976 y 1995 e integrante del equipo técnico de la Comisión Nacional para el Control del Narcotráfico y el Abuso de Drogas entre 1986 y 1989.
En el día de hoy tenemos tres paneles de expositores. En el primer panel disertará la señora Graciela Tozue, presidenta de Intercambios, que es la Asociación Civil para el Estudio y Atención de Problemas relacionados con las Drogas. Es trabajadora social y especialista en Ciencias Sociales y Salud. Además es profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires desde 1990, y también es consultora del Grupo Internacional de Investigación en Toxicomanías de la Federación Internacional de Universidades Católicas desde 1989.
Asimismo, fue miembro fundadora de la Red de Organizaciones No Gubernamentales que Trabajan en SIDA de la Argentina y de la Red Latinoamericana de Reducción de Daños (RELARD), de la que fue su Directora Ejecutiva en 1999 y 2000, y también fue miembro del Fondo de Ayuda Toxicológica entre 1976 y 1995 e integrante del equipo técnico de la Comisión Nacional para el Control del Narcotráfico y el Abuso de Drogas entre 1986 y 1989.
SR. COMI Si el señor presidente me disculpa, quisiera pedirle si puede puntualizarnos cuál será el régimen de la discusión de aquí en adelante.
Me gustaría hacer una propuesta si es que esta ronda de expositores que vienen a acercarnos sus intenciones a este debate tan importante termina hoy.
Quisiéramos proponer que la comisión se constituya en algunos lugares de la Ciudad de Buenos Aires o en el Gran Buenos Aires, para profundizar este diálogo con las madres de chicos afectados por el paco, así como también con distintos actores sociales que quizás no han podido venir al Congreso, porque no encuentran la posibilidad de hacerlo o no han sido invitados, puesto que existe infinidad de asociaciones de este tipo.
Tengo entendido que el cronograma fijado para la ronda de consultas termina hoy. Por ello, me parece que podríamos tomarnos una semana más para ir a algunos lugares. Esto sería muy saludable como comisión, porque sería bueno escuchar otras voces, que seguramente tendrán mucho que decir en este sentido.
Me gustaría hacer una propuesta si es que esta ronda de expositores que vienen a acercarnos sus intenciones a este debate tan importante termina hoy.
Quisiéramos proponer que la comisión se constituya en algunos lugares de la Ciudad de Buenos Aires o en el Gran Buenos Aires, para profundizar este diálogo con las madres de chicos afectados por el paco, así como también con distintos actores sociales que quizás no han podido venir al Congreso, porque no encuentran la posibilidad de hacerlo o no han sido invitados, puesto que existe infinidad de asociaciones de este tipo.
Tengo entendido que el cronograma fijado para la ronda de consultas termina hoy. Por ello, me parece que podríamos tomarnos una semana más para ir a algunos lugares. Esto sería muy saludable como comisión, porque sería bueno escuchar otras voces, que seguramente tendrán mucho que decir en este sentido.
SR. PRESIDENTE FIAD La iniciativa es terminar de escuchar hoy a todos los expositores invitados. Creemos que ha sido un grupo muy representativo, es más, se han invitado a muchas de las Madres del Paco de distintos lugares del país.
La idea es que hoy no se firme el dictamen. Junto con el presidente de la Comisión de Legislación Penal se iba a convocar a una próxima reunión, pero todavía tenemos que acordar la fecha.
La propuesta está a consideración, la tomamos para que la compartamos entre todos. Se había recibido la nota por parte de ustedes solicitando esta posibilidad, pero la queríamos transmitir al finalizar la reunión.
Quisiera conocer la opinión de la Presidencia de la Comisión de Legislación Penal.
La idea es que hoy no se firme el dictamen. Junto con el presidente de la Comisión de Legislación Penal se iba a convocar a una próxima reunión, pero todavía tenemos que acordar la fecha.
La propuesta está a consideración, la tomamos para que la compartamos entre todos. Se había recibido la nota por parte de ustedes solicitando esta posibilidad, pero la queríamos transmitir al finalizar la reunión.
Quisiera conocer la opinión de la Presidencia de la Comisión de Legislación Penal.
SR. ALBRIEU He recibido la nota de algunos señores diputados proponiendo este tipo de visitas y la consideraremos oportunamente.
Hoy queremos terminar con la ronda de invitados previstos. Luego tendremos que analizar con los miembros de las comisiones, cuando tengamos quórum, la pertenencia de este tipo de realidades.
Hoy queremos terminar con la ronda de invitados previstos. Luego tendremos que analizar con los miembros de las comisiones, cuando tengamos quórum, la pertenencia de este tipo de realidades.
SR. PRESIDENTE FIAD Muchas gracias, señor diputado Albrieu.
Tiene la palabra la señora Tozue.
Tiene la palabra la señora Tozue.
SRA. TOZUE Señor presidente de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico, señor presidente de la Comisión de Legislación Penal, señores diputados y diputadas: ante todo quiero expresar el agradecimiento de la Asociación Intercambios por permitirnos participar de esta reunión y traer parte de nuestra experiencia de trabajo.
La Asociación Intercambios lleva diecisiete años trabajando alrededor de los problemas asociados a las drogas; fundamentalmente con líneas de investigación que abordan distintas temáticas vinculadas con el campo de la salud y también con la situación carcelaria de personas afectadas por las legislaciones en materia de drogas.
También desarrollamos un trabajo de intervención social en distintos territorios. Es decir que nuestra opinión básicamente tiene como sustento los campos de la investigación científica y social, con contacto directo en los territorios, con los equipos de trabajo y con las organizaciones sociales que se ven afectadas por esta temática.
No quiero extenderme en demasía, porque somos muchos los oradores que hoy estamos invitados a esta reunión.
Quiero plantear que para nuestra asociación es fundamental el debate que se está llevando a cabo. Hace mucho tiempo que, como asociación, venimos planteando la necesidad de una discusión de la actual ley penal en materia de estupefacientes.
Consideramos que la ley 23.737 ha cumplido un ciclo. Son muchos los años que lleva de sanción y desde nuestra perspectiva y de los resultados de estudios que hemos desarrollado en estos años, su aplicación ha traído aparejada una serie de consecuencias que en algunas situaciones consideramos que han agravado la situación en lugar de mejorarla. Fundamentalmente en el caso de aquellas personas que consumen sustancias psicoactivas y sustancias ilegales.
Nos parece que esta legislación y su aplicación ha dado como resultado un foco -que entendemos no es lo adecuado- de persecución de las personas que consumen drogas, es decir, de persecución a los eslabones más débiles en la cadena del tráfico de drogas.
Consideramos que no han logrado enfocarse en lo que debería ser el objetivo principal de una ley penal que intente combatir un delito como el tráfico ilícito de drogas.
En función de esta evaluación es que nos parece absolutamente imperioso plantear una modificación a esta legislación. Por ello, consideramos muy auspicioso que estas dos comisiones estén trabajando sobre los proyectos presentados en este sentido, planteando algunos ejes que creemos que sería muy importante que una nueva legislación incluya.
El primer eje -sin lugar a dudas- es la eliminación en la ley penal de la figura de la penalización de la tenencia de drogas para consumo personal. Creo que el enorme abanico de evidencia sumado a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación me eximen de ahondar mucho más en este tema. Simplemente reafirmo esta convicción con los resultados de los estudios, con la práctica concreta y con los efectos que esta figura tiene en la vida cotidiana de muchísimas personas.
Creemos que esta figura debe ser absolutamente eliminada de la legislación penal. Las personas que consumen drogas no son delincuentes, muchas de ellas tienen serios problemas de salud o sociales que se asocian y condicionan al consumo de estas sustancias.
Este tipo de problemas no puede y no debe ser respondido desde la justicia penal, sino desde el campo social y sanitario. Entendemos que es ahí donde está la responsabilidad y la posibilidad de dar una respuesta que no agrave la situación de estas personas sino que justamente las apoye en el desarrollo de mejores condiciones de vida.
Asimismo, nos parece que hay otra serie de figuras y de elementos en la legislación que también están en debate y merecen un tratamiento porque pueden, indirectamente o no, afectar a las personas consumidoras de drogas que, insistimos, deben ser quitadas de la esfera penal.
Me refiero a figuras tales como la posesión y el cultivo de plantas para el propio consumo, Que entendemos que no deben ser objeto de sanción penal. Tampoco debe serlo la facilitación de lugares para consumo, siempre que se trate de consumo personal en ámbitos privados y que la situación de la entrega sea a título gratuito.
Entendemos que toda esa serie de conductas que no tienen un fin lucrativo y que no están ligadas a una situación de tráfico sino que tienen que ver con la práctica de una persona que utiliza drogas para su propio consumo, deben quedar fuera del ámbito de intervención de la justicia penal. Eventualmente, la intervención que debe priorizarse, profundizarse y ampliarse es, insistimos, la de las estructuras sanitarias y de políticas sociales.
Un punto que quisiera agregar en este sentido tiene que ver con una figura que sabemos que puede ser conflictiva como es la tenencia simple, es decir, aquella tenencia de drogas que claramente está destinada al consumo personal.
Nos parece que esta figura necesita tener parámetros claros en la legislación penal para no confundir y penalizar -como ocurre en la actualidad- a consumidores de drogas que luego deben demostrar que esa posesión es para el propio consumo. Creemos que deben respetarse las normas jurídicas y evitarse la inversión de la carga de la prueba.
Si hay dudas respecto de si la posesión de una determinada cantidad de sustancias es para el propio consumo, entendemos que deben ser el Estado, las fuerzas policiales y los tribunales quienes realicen una investigación y tareas de inteligencia que permitan sentar una evidencia lo suficientemente clara en este sentido. De esta forma, se evita que dentro de esta situación la persona sea a priori considerada culpable y deba demostrar su inocencia, probando que esa posesión es para el consumo personal.
Por último, quiero señalar que también nos preocupa -porque hemos estudiado la situación- cómo nuestras cárceles, en particular las cárceles de mujeres, están colmadas de personas condenadas por infracción a la ley de drogas, fundamentalmente por delitos vinculados con el trasporte: las conocidas mulas. Entendemos que estas personas que hoy está superpoblando nuestras cárceles en gran medida pertenecen a los sectores más vulnerables, los más segregados, que son cooptados por las redes de tráfico como forma de poder dar respuesta a necesidades de supervivencia. Por supuesto estas conductas implican un delito, pero creemos que debemos tener presente en nuestra legislación el principio de proporcionalidad de las penas. Nos parece que el grado de responsabilidad de un pequeño vendedor de drogas o de una mujer madre de familia, sola, proveniente de sectores pobres que transporta una pequeña cantidad de drogas, no es el mismo que el de los responsables de las redes del crimen organizado, de quienes corrompen a funcionarios o a nuestras fuerzas policiales o de quienes lavan millones y millones de pesos o de dólares. Entonces, creemos que la legislación tiene que poder plantear esta proporcionalidad de las penas, reduciendo las sanciones para aquellos eslabones más débiles en la cadena de tráfico y planteando, especialmente en los casos de madres de familia, de personas con bajo nivel de responsabilidad, la posibilidad de cumplir sus condenas con medidas alternativas a la pena privativa de libertad.
Una última referencia que en realidad no tiene que ver con el proyecto que está en debate, que es el de reforma de la ley penal, pero que desde nuestra asociación nos interesa dejar presente, es que exhortamos y pedimos a este Honorable Congreso que avance también en el debate de otra serie de medidas que son necesarias para complementar una reforma tan imperiosa como ésta. Creemos que junto con esta reforma penal que nos parece que no puede esperar más, necesitamos avanzar en legislaciones, reglamentaciones y normas que posibiliten una mayor y mejor respuesta de tipo sanitario.
Somos conscientes de que hoy la respuesta que el Estado está dando en materia sanitaria y social a estas problemáticas no es suficiente. No es una respuesta que esté distribuida equitativamente en todo nuestro territorio. Tenemos ciudades, regiones del país que tienen respuestas más accesibles para su población y tenemos otras donde estas son prácticamente inexistentes. Entendemos que esa situación debe ser modificada, pero esa es otra discusión, con otro marco legislativo, no en el contexto de una reforma de tipo penal.
La reforma que hoy se está planteando hace muchos años que se está requiriendo. Por eso vemos con mucha alegría y esperamos que realmente pueda concretarse la sanción de un proyecto de estas características.
Nuestra asociación viene trabajando desde hace algunas semanas en una campaña, planteando una serie de temas que nos parecen necesarios incluir aquí. Esto viene acompañado con una cantidad de documentos y estudios que dan fundamento a esto, así que lo dejamos a disposición de todas y todos los legisladores para su consideración. Por supuesto quedamos abiertos a preguntas y cualquier otro requerimiento que nos quieran formular. (Aplausos.)
La Asociación Intercambios lleva diecisiete años trabajando alrededor de los problemas asociados a las drogas; fundamentalmente con líneas de investigación que abordan distintas temáticas vinculadas con el campo de la salud y también con la situación carcelaria de personas afectadas por las legislaciones en materia de drogas.
También desarrollamos un trabajo de intervención social en distintos territorios. Es decir que nuestra opinión básicamente tiene como sustento los campos de la investigación científica y social, con contacto directo en los territorios, con los equipos de trabajo y con las organizaciones sociales que se ven afectadas por esta temática.
No quiero extenderme en demasía, porque somos muchos los oradores que hoy estamos invitados a esta reunión.
Quiero plantear que para nuestra asociación es fundamental el debate que se está llevando a cabo. Hace mucho tiempo que, como asociación, venimos planteando la necesidad de una discusión de la actual ley penal en materia de estupefacientes.
Consideramos que la ley 23.737 ha cumplido un ciclo. Son muchos los años que lleva de sanción y desde nuestra perspectiva y de los resultados de estudios que hemos desarrollado en estos años, su aplicación ha traído aparejada una serie de consecuencias que en algunas situaciones consideramos que han agravado la situación en lugar de mejorarla. Fundamentalmente en el caso de aquellas personas que consumen sustancias psicoactivas y sustancias ilegales.
Nos parece que esta legislación y su aplicación ha dado como resultado un foco -que entendemos no es lo adecuado- de persecución de las personas que consumen drogas, es decir, de persecución a los eslabones más débiles en la cadena del tráfico de drogas.
Consideramos que no han logrado enfocarse en lo que debería ser el objetivo principal de una ley penal que intente combatir un delito como el tráfico ilícito de drogas.
En función de esta evaluación es que nos parece absolutamente imperioso plantear una modificación a esta legislación. Por ello, consideramos muy auspicioso que estas dos comisiones estén trabajando sobre los proyectos presentados en este sentido, planteando algunos ejes que creemos que sería muy importante que una nueva legislación incluya.
El primer eje -sin lugar a dudas- es la eliminación en la ley penal de la figura de la penalización de la tenencia de drogas para consumo personal. Creo que el enorme abanico de evidencia sumado a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación me eximen de ahondar mucho más en este tema. Simplemente reafirmo esta convicción con los resultados de los estudios, con la práctica concreta y con los efectos que esta figura tiene en la vida cotidiana de muchísimas personas.
Creemos que esta figura debe ser absolutamente eliminada de la legislación penal. Las personas que consumen drogas no son delincuentes, muchas de ellas tienen serios problemas de salud o sociales que se asocian y condicionan al consumo de estas sustancias.
Este tipo de problemas no puede y no debe ser respondido desde la justicia penal, sino desde el campo social y sanitario. Entendemos que es ahí donde está la responsabilidad y la posibilidad de dar una respuesta que no agrave la situación de estas personas sino que justamente las apoye en el desarrollo de mejores condiciones de vida.
Asimismo, nos parece que hay otra serie de figuras y de elementos en la legislación que también están en debate y merecen un tratamiento porque pueden, indirectamente o no, afectar a las personas consumidoras de drogas que, insistimos, deben ser quitadas de la esfera penal.
Me refiero a figuras tales como la posesión y el cultivo de plantas para el propio consumo, Que entendemos que no deben ser objeto de sanción penal. Tampoco debe serlo la facilitación de lugares para consumo, siempre que se trate de consumo personal en ámbitos privados y que la situación de la entrega sea a título gratuito.
Entendemos que toda esa serie de conductas que no tienen un fin lucrativo y que no están ligadas a una situación de tráfico sino que tienen que ver con la práctica de una persona que utiliza drogas para su propio consumo, deben quedar fuera del ámbito de intervención de la justicia penal. Eventualmente, la intervención que debe priorizarse, profundizarse y ampliarse es, insistimos, la de las estructuras sanitarias y de políticas sociales.
Un punto que quisiera agregar en este sentido tiene que ver con una figura que sabemos que puede ser conflictiva como es la tenencia simple, es decir, aquella tenencia de drogas que claramente está destinada al consumo personal.
Nos parece que esta figura necesita tener parámetros claros en la legislación penal para no confundir y penalizar -como ocurre en la actualidad- a consumidores de drogas que luego deben demostrar que esa posesión es para el propio consumo. Creemos que deben respetarse las normas jurídicas y evitarse la inversión de la carga de la prueba.
Si hay dudas respecto de si la posesión de una determinada cantidad de sustancias es para el propio consumo, entendemos que deben ser el Estado, las fuerzas policiales y los tribunales quienes realicen una investigación y tareas de inteligencia que permitan sentar una evidencia lo suficientemente clara en este sentido. De esta forma, se evita que dentro de esta situación la persona sea a priori considerada culpable y deba demostrar su inocencia, probando que esa posesión es para el consumo personal.
Por último, quiero señalar que también nos preocupa -porque hemos estudiado la situación- cómo nuestras cárceles, en particular las cárceles de mujeres, están colmadas de personas condenadas por infracción a la ley de drogas, fundamentalmente por delitos vinculados con el trasporte: las conocidas mulas. Entendemos que estas personas que hoy está superpoblando nuestras cárceles en gran medida pertenecen a los sectores más vulnerables, los más segregados, que son cooptados por las redes de tráfico como forma de poder dar respuesta a necesidades de supervivencia. Por supuesto estas conductas implican un delito, pero creemos que debemos tener presente en nuestra legislación el principio de proporcionalidad de las penas. Nos parece que el grado de responsabilidad de un pequeño vendedor de drogas o de una mujer madre de familia, sola, proveniente de sectores pobres que transporta una pequeña cantidad de drogas, no es el mismo que el de los responsables de las redes del crimen organizado, de quienes corrompen a funcionarios o a nuestras fuerzas policiales o de quienes lavan millones y millones de pesos o de dólares. Entonces, creemos que la legislación tiene que poder plantear esta proporcionalidad de las penas, reduciendo las sanciones para aquellos eslabones más débiles en la cadena de tráfico y planteando, especialmente en los casos de madres de familia, de personas con bajo nivel de responsabilidad, la posibilidad de cumplir sus condenas con medidas alternativas a la pena privativa de libertad.
Una última referencia que en realidad no tiene que ver con el proyecto que está en debate, que es el de reforma de la ley penal, pero que desde nuestra asociación nos interesa dejar presente, es que exhortamos y pedimos a este Honorable Congreso que avance también en el debate de otra serie de medidas que son necesarias para complementar una reforma tan imperiosa como ésta. Creemos que junto con esta reforma penal que nos parece que no puede esperar más, necesitamos avanzar en legislaciones, reglamentaciones y normas que posibiliten una mayor y mejor respuesta de tipo sanitario.
Somos conscientes de que hoy la respuesta que el Estado está dando en materia sanitaria y social a estas problemáticas no es suficiente. No es una respuesta que esté distribuida equitativamente en todo nuestro territorio. Tenemos ciudades, regiones del país que tienen respuestas más accesibles para su población y tenemos otras donde estas son prácticamente inexistentes. Entendemos que esa situación debe ser modificada, pero esa es otra discusión, con otro marco legislativo, no en el contexto de una reforma de tipo penal.
La reforma que hoy se está planteando hace muchos años que se está requiriendo. Por eso vemos con mucha alegría y esperamos que realmente pueda concretarse la sanción de un proyecto de estas características.
Nuestra asociación viene trabajando desde hace algunas semanas en una campaña, planteando una serie de temas que nos parecen necesarios incluir aquí. Esto viene acompañado con una cantidad de documentos y estudios que dan fundamento a esto, así que lo dejamos a disposición de todas y todos los legisladores para su consideración. Por supuesto quedamos abiertos a preguntas y cualquier otro requerimiento que nos quieran formular. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Quiero acotar que el jueves pasado, coincidentemente con nuestra segunda jornada, Intercambios organizó un evento en el Senado de la Nación y por eso la invitamos hoy para que pudieran expresarse.
Por otro lado, quiero comentar que ayer tuvimos que cambiar de sala. Pido disculpas por alguna incomodidad, no sólo a los legisladores sino también a los asesores. A las 12 hay una reunión plenaria de cuatro comisiones en la sala donde nosotros teníamos previsto realizar esta reunión y por eso tuvimos que cambiarla. Sepan disculpar las incomodidades.
A continuación va a exponer Fabián Chiosso, presidente de FONGA, Federación de Organismos No Gubernamentales de la Argentina para la prevención y el tratamiento del abuso de drogas. Es fundador y director general de la asociación civil Santa Clara de Asís, psicólogo social, especialista en temas de adicciones y ha trabajado en el área de prevención y tratamiento de usuarios de drogas con diferentes ONGs en el gran Buenos Aires.
Por otro lado, quiero comentar que ayer tuvimos que cambiar de sala. Pido disculpas por alguna incomodidad, no sólo a los legisladores sino también a los asesores. A las 12 hay una reunión plenaria de cuatro comisiones en la sala donde nosotros teníamos previsto realizar esta reunión y por eso tuvimos que cambiarla. Sepan disculpar las incomodidades.
A continuación va a exponer Fabián Chiosso, presidente de FONGA, Federación de Organismos No Gubernamentales de la Argentina para la prevención y el tratamiento del abuso de drogas. Es fundador y director general de la asociación civil Santa Clara de Asís, psicólogo social, especialista en temas de adicciones y ha trabajado en el área de prevención y tratamiento de usuarios de drogas con diferentes ONGs en el gran Buenos Aires.
SR. CHIOSSO Agradezco al señor presidente, diputado Fiad, por la invitación a participar, y saludo a las autoridades de las comisiones y a los señores diputados en general. También quiero agradecer la posibilidad de traer el punto de vista y la voz de muchas de las organizaciones sociales que hoy, desde la sociedad civil y desde muchos años de trabajo y compromiso, están garantizando la continuidad de los tratamientos de adicciones en todo el país.
La federación que represento reúne a 80 ONGs de todo el país que trabajan en prevención y asistencia de adicciones. Voy hablar exclusivamente en representación de esas 80 ONGs, porque hay muchas instituciones y organizaciones no gubernamentales que trabajan por fuera de nuestra federación.
Nosotros hacemos un trabajo que tiene que ver con el fortalecimiento y el desarrollo de la calidad en todas las prácticas de atención y asistencia, y tenemos 30 años de trabajo que sustentan y nos dan autoridad para opinar sobre temas que tienen que ver con adicciones.
En este momento en todo el país estamos atendiendo aproximadamente a 6.000 personas, en distintas modalidades: nuevos tratamientos ambulatorios, tratamientos residenciales, estamos trabajando en territorio y estamos haciendo intervenciones con chicos en situación de calle. Por lo tanto, nuestras organizaciones tienen contacto directo con la problemática del consumo de sustancias en distintos sectores, con distintos perfiles de problemáticas y en distintos ámbitos del país. Por eso entendemos que nuestro punto de vista puede representar un aporte para pensar esta nueva manera de ver el problema de las drogas.
El acuerdo entre las 80 ONGs respecto a la reforma de la ley de drogas todavía está en proceso dentro de nuestra federación. Es muy difícil consensuar porque tenemos puntos de vista muy diversos, pero medianamente hemos acordado algunos puntos, que son los que voy a plantear a manera de reflexión, y por supuesto ofrezco que los podamos seguir discutiendo de aquí en adelante.
Quiero hacer algunas reflexiones sobre la ley 23.737. En principio, entendemos que esa ley respondió a una situación histórica, a un momento y un contexto determinado, que ha tenido sus aciertos y sus errores. Posiblemente sea cierto que a la vista de los cambios cualitativos que se están generando -especialmente en los últimos siete u ocho años- en las prácticas del consumo de sustancias, en las condiciones en que se consume y demás, es necesario replantear el modo de pensar el tema de las adicciones y dentro de esto, replantear cuestiones que tienen que ver con el ámbito de lo jurídico. Pero entendemos que también hay algunas apreciaciones que se hacen sobre la ley 23.737 que, por lo menos desde nuestra experiencia, no son del todo correctas.
De toda la cantidad de gente que estamos atendiendo, apenas entre el 0.5 y el 1 por ciento son personas que ingresan a los tratamientos por la medida curativa de la ley 23.737. Por eso, entender que ésta es una norma que promueve la internación compulsiva de personas es una mirada un poco sesgada de la ley, que no da cuenta de lo que realmente pasa.
También entiendo que hacer cargo a la ley del crecimiento del narcotráfico, del consumo de sustancias y de las problemáticas vinculadas al mismo, es un error conceptual muy serio. Si uno coloca toda la responsabilidad en la ley, deja de lado la posibilidad de evaluar la enorme cantidad de factores que han intervenido para que en los últimos veinte años el narcotráfico se instale como lo ha hecho en nuestro país y el consumo de sustancias se haya disparado de la manera en que se disparó, con una problemática muy compleja que es el ingreso cada vez más voluminoso de niños cada vez más chicos a esta práctica.
Creo que hay que evaluar seriamente la deficiencia que ha tenido el Estado en desarrollar políticas públicas adecuadas teniendo en cuenta las cuestiones socioeconómicas y culturales que están en juego. Si no lo vemos desde una manera integral y pensamos que solamente es una cuestión jurídica la que opera en esa problemática, vamos a estar viendo el problema desde un punto de vista que, para mí, ni siquiera es el factor explicativo más importante.
Considero que lo jurídico es una cuestión del ordenamiento del problema de las drogas, pero tenemos que ir mucho más allá.
Otra cuestión que se ha planteado es que al tener la ley un criterio de persecución a la persona que consume sustancias, esto impediría que se acerquen a los tratamientos. En nuestra experiencia, esto no es cierto porque durante los últimos veinte años las personas han circulado y han pedido ayuda en los ámbitos oficiales y en los ámbitos de las ONGs. Es decir, el hecho de que la ley 23.737 haga punible la tenencia para consumo de sustancias, no ha sido un impedimento para que las personas se acerquen a un tratamiento.
El problema de la accesibilidad a un tratamiento pasa por otro lado. Pasa por el modo en el que están diseñadas las políticas públicas y las instituciones que estamos gestionando -y que tenemos que replantearnos-, además de una serie de dificultades que tienen que ver con otros factores que no pasan por la penalización.
Digo esto para poder aportar otra mirada sobre la ley, ya que creo que demonizando algo no se entiende por qué es necesario cambiarlo.
Estas son algunas consideraciones sobre la ley 23.737; luego haré una reflexión sobre la práctica en sídel consumo de sustancias.
Cuando uno habla de que la práctica del consumo de sustancias es un hecho privadísimo, yo creo que habría que reconsiderarlo. Además de ser psicólogo social, soy sociólogo. Al ser esa mi formación, miro el problema de las adicciones desde ese punto de vista.
La práctica del consumo de sustancias se construye en una relación dialéctica. No existe un individuo del neoliberalismo que desarrolle una práctica al margen de sus condiciones históricas de evolución y del entorno en el que funciona, con lo cual el consumo de sustancias todo el tiempo está involucrando a otros.
Cuando hablamos de una persona con un problema serio de dependencia, que podemos catalogar como problema de adicción, las prácticas de consumo en esa situación no son prácticas individuales sino que involucran inevitablemente a la familia, a la pareja, a los hijos, al barrio y al entorno.
Entonces, cuando pensamos en lo que nos dispara la imagen del adicto, del consumidor de drogas, no tenemos que pensar en un individuo sino en un sujeto que está interactuando permanentemente con su entorno y con su medio.
Estas son algunas cuestiones conceptuales que me parecen importantes resaltar porque hacen al modo en que vamos a ver a los sujetos sobre los cuales se va a legislar.
Nosotros entendemos esta situación porque la hemos vivido. Por ejemplo, la emergencia de la pasta base y del consumo de sustancias en condiciones de exclusión social en los últimos diez años -especialmente en la situación post 2001- ha hecho que todo lo que sabíamos sobre asistencia estallara en el aire y tuviéramos que replantearnos sistemáticamente todo lo que sabíamos y todo lo que veníamos haciendo.
Asimismo, el ingreso al consumo de sustancias de niños cada vez más chiquitos también viene haciendo que todos los modelos de asistencia, de prevención y de conceptualización del problema de las drogas tuvieran que ser reconsiderados. Lo que sabíamos hace cinco años hoy generalmente no alcanza, o muchas veces no sirve.
Entonces, esto nos ha mostrado que las prácticas de consumo y el problema de la droga han sufrido cambios cualitativos muy importantes -como decía antes-, lo cual amerita que replanteemos algunas cuestiones.
Desde el ámbito de las ONGs, y particularmente de las comunidades terapéuticas, históricamente hemos trabajado en la absoluta convicción de que el problema del consumo de sustancias no tiene que ver con la delincuencia sino con la salud, y es necesario que la persona reciba la asistencia que corresponde.
Se trata de un problema de salud con un nivel de complejidad importante, porque también abarca problemas sociales, culturales, socioeconómicos y jurídicos. Todo esto es lo que tenemos que pensar.
Venimos planteando nuestro acuerdo -lo plasmamos en un documento en el año 2010-, que marca los lineamientos de nuestra federación. Toda esta información se encuentra en nuestra página Web.
Estamos de acuerdo en no criminalizar a las personas que consumen sustancias pero entendemos también -en su momento mandamos una carta a la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner- que la discusión jurídica tiene que ir de la mano de la discusión de un sistema de salud apropiado. De lo contrario, estamos dejando de lado la parte más importante y la mirada integral sobre la problemática.
Fíjense lo que está pasando. Hoy estamos discutiendo la cuestión de la reforma de la ley de drogas, la colocación de un marco jurídico adecuado, estamos discutiendo la ley de salud mental en otro ámbito, así como también posiblemente se empiece a discutir la ley de atención pública de las adicciones.
Sin embargo, en la provincia de Buenos Aires el sistema público de atención a las adicciones más grande de América Latina está prácticamente desmantelado. Esta situación, por ejemplo, no ha sido criticada, discutida ni expuesta en público ni cuestionada prácticamente por nadie.
Actualmente en la provincia de Buenos Aires, las Organizaciones No Gubernamentales somos quienes estamos garantizando la continuidad de los tratamientos de las adicciones. Este tipo de contradicciones son también las que tenemos que abordar y tratar de resolver o empezar a trabajar.
Este ámbito es importante para nosotros porque nos permite de alguna manera por primera vez, llegar a los señores legisladores para comentarles lo que estamos viendo desde lo que consideramos las trincheras y el día a día en relación con el consumo de sustancias.
Coincidimos en la necesidad de no definir como criminales a las personas que consumen sustancias. También es necesario garantizar su acceso a los distintos tratamientos, desde los que requieren mínimas exigencias hasta aquellos que conllevan mayor complejidad. Es responsabilidad de todos pensar en un sistema de atención a las adicciones que articule al Estado, las ONGs, las organizaciones sociales y las universidades, porque es lo único que dará la alianza necesaria para desarrollar un programa adecuado a la complejidad que el problema de las adicciones hoy nos plantea.
Asimismo, de la mano de esto, hay que discutir el problema de los recursos. Digo esto porque uno de los inconvenientes más serios relacionados con el tema de las drogas en la Argentina es que jamás se ha discutido una asignación de recursos adecuada para programas preventivos.
Hoy no existen programas preventivos sistemáticos a nivel nacional y muchas provincias no tienen ni siquiera estructura, una Secretaría, una Dirección o un Programa que se dedique al tema de las adicciones. Muchas veces nuestra federación está cubriendo en el interior ámbitos de formación, asistencia y prevención en lugares donde no existe nada. Esta situación también tiene que ser puesta sobre la mesa y tiene que ser discutida.
Los temas son muchos y por eso voy a tratar de ir cerrándolos, pero dejo la puerta abierta para que los podamos conversar más adelante.
El documento de la Organización Panamericana de la Salud, que se llama "La Renovación de la Atención Primaria en la Salud", es muy interesante, y para nosotros es de alguna manera el modelo estratégico de cómo debería pensarse un modelo de asistencia.
Se trata de un planteo donde se articula lo jurídico, lo público, lo privado y un tercer sector. Además, plantea el desarrollo de estrategias locales, para que cada ámbito local pueda impulsar -según sus recursos y necesidades- las estructuras de salud pertinentes.
Creo que este es un modelo que debería pensarse para dar cuenta del nivel de complejidad creciente que está teniendo el problema de las adicciones en nuestro país.
Por último, me interesa un tema que nos parecía bastante confuso. Me refiero al autocultivo. Cuando discutimos con nuestras organizaciones esta cuestión aparecía la posibilidad del discurso confuso, especialmente hacia los adolescentes. Por ejemplo, nosotros trabajamos en prevención en sectores populares, con chicos con niveles de exclusión importantes, en sectores de clase media y clase media alta. Es impresionante cómo está pegando este discurso de tener la planta de marihuana para luchar contra el narcotráfico. En primer lugar, eso no es cierto. En segundo lugar, tiende en impactar en determinados sectores -por ejemplo, en los adolescentes- de una manera altamente peligrosa.
No digo que haya que demonizar ninguna planta ni cosa por el estilo sino que tenemos que ser responsables y claros con el discurso que estamos dando, porque tenemos que hacernos cargo de quién lo recibe y cómo procesa eso en su realidad y medio.
El tema del autocultivo para nosotros encierra una serie de preguntas que voy a ir leyendo, simplemente para plantearlas.
En principio, tal como hablamos con un señor diputado la semana pasada, tenemos el problema de la edad. Entendemos que el planteo del autocultivo no tiene determinado ningún tipo de limitación en cuanto a las edades, con lo cual, desde un chico de 12 años hasta una persona de 40 años tiene la posibilidad de tener su propias plantas y demás.
Por otro lado, el autocultivo está planteado en términos de indiscriminar las sustancias, no se habla exclusivamente de la marihuana. La misma lógica que se aplica para la planta de marihuana se aplica para la planta de coca o a la amapola.
Consideramos que para plantear alguna cuestión referida al autocultivo se debe ser mucho más criterioso y delimitar más claramente los alcances de este planteo.
Entendemos que el modelo del autocultivo vinculado al cultivo de cannabis se ha planteado como legítimo para cualquier tipo de plantas, y esto es incorrecto y peligroso.
Nos planteamos una imagen casi absurda. ¿Cada chico de 12 o 13 años va a poder tener su propia cocina de pasta base en su casa? Cuando hablamos de la posibilidad de la producción de la sustancia para consumo personal, ¿qué va a pasar con los precursores químicos? ¿También se van a legalizar para que la práctica de la autoproducción de sustancias no continúe teniendo un ingrediente ilegal? Hago estar preguntas por el absurdo, para pensar un tema que para nosotros es complejo y poco claro.
Hay muchas cuestiones como las que mencioné anteriormente. Reitero que ofrezco nuestra federación para conversar y ahondar en los puntos de vista que venimos desarrollando. Nos interesa participar de estos espacios.
Lamentablemente para la elaboración de los proyectos no fuimos convocados, posiblemente porque nosotros tampoco nos hemos acercado adecuadamente a los legisladores y a los equipos que trabajaron en esta iniciativa. Pero hoy estamos aquí, ofreciendo nuestro conocimiento, nuestra práctica y experiencia. Nos interesaría mucho participar en todo lo vinculado con la reglamentación y con todas las discusiones que hagan falta hasta la sanción de esta iniciativa.
Insisto en que tenemos una experiencia importante para aportar a este tema y a estos debates, que van a dar un eventual giro importantísimo en nuestro país.
Les agradezco mucho por su atención. Estoy a disposición de ustedes y espero que sigamos conversando sobre la cuestión. (Aplausos.)
La federación que represento reúne a 80 ONGs de todo el país que trabajan en prevención y asistencia de adicciones. Voy hablar exclusivamente en representación de esas 80 ONGs, porque hay muchas instituciones y organizaciones no gubernamentales que trabajan por fuera de nuestra federación.
Nosotros hacemos un trabajo que tiene que ver con el fortalecimiento y el desarrollo de la calidad en todas las prácticas de atención y asistencia, y tenemos 30 años de trabajo que sustentan y nos dan autoridad para opinar sobre temas que tienen que ver con adicciones.
En este momento en todo el país estamos atendiendo aproximadamente a 6.000 personas, en distintas modalidades: nuevos tratamientos ambulatorios, tratamientos residenciales, estamos trabajando en territorio y estamos haciendo intervenciones con chicos en situación de calle. Por lo tanto, nuestras organizaciones tienen contacto directo con la problemática del consumo de sustancias en distintos sectores, con distintos perfiles de problemáticas y en distintos ámbitos del país. Por eso entendemos que nuestro punto de vista puede representar un aporte para pensar esta nueva manera de ver el problema de las drogas.
El acuerdo entre las 80 ONGs respecto a la reforma de la ley de drogas todavía está en proceso dentro de nuestra federación. Es muy difícil consensuar porque tenemos puntos de vista muy diversos, pero medianamente hemos acordado algunos puntos, que son los que voy a plantear a manera de reflexión, y por supuesto ofrezco que los podamos seguir discutiendo de aquí en adelante.
Quiero hacer algunas reflexiones sobre la ley 23.737. En principio, entendemos que esa ley respondió a una situación histórica, a un momento y un contexto determinado, que ha tenido sus aciertos y sus errores. Posiblemente sea cierto que a la vista de los cambios cualitativos que se están generando -especialmente en los últimos siete u ocho años- en las prácticas del consumo de sustancias, en las condiciones en que se consume y demás, es necesario replantear el modo de pensar el tema de las adicciones y dentro de esto, replantear cuestiones que tienen que ver con el ámbito de lo jurídico. Pero entendemos que también hay algunas apreciaciones que se hacen sobre la ley 23.737 que, por lo menos desde nuestra experiencia, no son del todo correctas.
De toda la cantidad de gente que estamos atendiendo, apenas entre el 0.5 y el 1 por ciento son personas que ingresan a los tratamientos por la medida curativa de la ley 23.737. Por eso, entender que ésta es una norma que promueve la internación compulsiva de personas es una mirada un poco sesgada de la ley, que no da cuenta de lo que realmente pasa.
También entiendo que hacer cargo a la ley del crecimiento del narcotráfico, del consumo de sustancias y de las problemáticas vinculadas al mismo, es un error conceptual muy serio. Si uno coloca toda la responsabilidad en la ley, deja de lado la posibilidad de evaluar la enorme cantidad de factores que han intervenido para que en los últimos veinte años el narcotráfico se instale como lo ha hecho en nuestro país y el consumo de sustancias se haya disparado de la manera en que se disparó, con una problemática muy compleja que es el ingreso cada vez más voluminoso de niños cada vez más chicos a esta práctica.
Creo que hay que evaluar seriamente la deficiencia que ha tenido el Estado en desarrollar políticas públicas adecuadas teniendo en cuenta las cuestiones socioeconómicas y culturales que están en juego. Si no lo vemos desde una manera integral y pensamos que solamente es una cuestión jurídica la que opera en esa problemática, vamos a estar viendo el problema desde un punto de vista que, para mí, ni siquiera es el factor explicativo más importante.
Considero que lo jurídico es una cuestión del ordenamiento del problema de las drogas, pero tenemos que ir mucho más allá.
Otra cuestión que se ha planteado es que al tener la ley un criterio de persecución a la persona que consume sustancias, esto impediría que se acerquen a los tratamientos. En nuestra experiencia, esto no es cierto porque durante los últimos veinte años las personas han circulado y han pedido ayuda en los ámbitos oficiales y en los ámbitos de las ONGs. Es decir, el hecho de que la ley 23.737 haga punible la tenencia para consumo de sustancias, no ha sido un impedimento para que las personas se acerquen a un tratamiento.
El problema de la accesibilidad a un tratamiento pasa por otro lado. Pasa por el modo en el que están diseñadas las políticas públicas y las instituciones que estamos gestionando -y que tenemos que replantearnos-, además de una serie de dificultades que tienen que ver con otros factores que no pasan por la penalización.
Digo esto para poder aportar otra mirada sobre la ley, ya que creo que demonizando algo no se entiende por qué es necesario cambiarlo.
Estas son algunas consideraciones sobre la ley 23.737; luego haré una reflexión sobre la práctica en sídel consumo de sustancias.
Cuando uno habla de que la práctica del consumo de sustancias es un hecho privadísimo, yo creo que habría que reconsiderarlo. Además de ser psicólogo social, soy sociólogo. Al ser esa mi formación, miro el problema de las adicciones desde ese punto de vista.
La práctica del consumo de sustancias se construye en una relación dialéctica. No existe un individuo del neoliberalismo que desarrolle una práctica al margen de sus condiciones históricas de evolución y del entorno en el que funciona, con lo cual el consumo de sustancias todo el tiempo está involucrando a otros.
Cuando hablamos de una persona con un problema serio de dependencia, que podemos catalogar como problema de adicción, las prácticas de consumo en esa situación no son prácticas individuales sino que involucran inevitablemente a la familia, a la pareja, a los hijos, al barrio y al entorno.
Entonces, cuando pensamos en lo que nos dispara la imagen del adicto, del consumidor de drogas, no tenemos que pensar en un individuo sino en un sujeto que está interactuando permanentemente con su entorno y con su medio.
Estas son algunas cuestiones conceptuales que me parecen importantes resaltar porque hacen al modo en que vamos a ver a los sujetos sobre los cuales se va a legislar.
Nosotros entendemos esta situación porque la hemos vivido. Por ejemplo, la emergencia de la pasta base y del consumo de sustancias en condiciones de exclusión social en los últimos diez años -especialmente en la situación post 2001- ha hecho que todo lo que sabíamos sobre asistencia estallara en el aire y tuviéramos que replantearnos sistemáticamente todo lo que sabíamos y todo lo que veníamos haciendo.
Asimismo, el ingreso al consumo de sustancias de niños cada vez más chiquitos también viene haciendo que todos los modelos de asistencia, de prevención y de conceptualización del problema de las drogas tuvieran que ser reconsiderados. Lo que sabíamos hace cinco años hoy generalmente no alcanza, o muchas veces no sirve.
Entonces, esto nos ha mostrado que las prácticas de consumo y el problema de la droga han sufrido cambios cualitativos muy importantes -como decía antes-, lo cual amerita que replanteemos algunas cuestiones.
Desde el ámbito de las ONGs, y particularmente de las comunidades terapéuticas, históricamente hemos trabajado en la absoluta convicción de que el problema del consumo de sustancias no tiene que ver con la delincuencia sino con la salud, y es necesario que la persona reciba la asistencia que corresponde.
Se trata de un problema de salud con un nivel de complejidad importante, porque también abarca problemas sociales, culturales, socioeconómicos y jurídicos. Todo esto es lo que tenemos que pensar.
Venimos planteando nuestro acuerdo -lo plasmamos en un documento en el año 2010-, que marca los lineamientos de nuestra federación. Toda esta información se encuentra en nuestra página Web.
Estamos de acuerdo en no criminalizar a las personas que consumen sustancias pero entendemos también -en su momento mandamos una carta a la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner- que la discusión jurídica tiene que ir de la mano de la discusión de un sistema de salud apropiado. De lo contrario, estamos dejando de lado la parte más importante y la mirada integral sobre la problemática.
Fíjense lo que está pasando. Hoy estamos discutiendo la cuestión de la reforma de la ley de drogas, la colocación de un marco jurídico adecuado, estamos discutiendo la ley de salud mental en otro ámbito, así como también posiblemente se empiece a discutir la ley de atención pública de las adicciones.
Sin embargo, en la provincia de Buenos Aires el sistema público de atención a las adicciones más grande de América Latina está prácticamente desmantelado. Esta situación, por ejemplo, no ha sido criticada, discutida ni expuesta en público ni cuestionada prácticamente por nadie.
Actualmente en la provincia de Buenos Aires, las Organizaciones No Gubernamentales somos quienes estamos garantizando la continuidad de los tratamientos de las adicciones. Este tipo de contradicciones son también las que tenemos que abordar y tratar de resolver o empezar a trabajar.
Este ámbito es importante para nosotros porque nos permite de alguna manera por primera vez, llegar a los señores legisladores para comentarles lo que estamos viendo desde lo que consideramos las trincheras y el día a día en relación con el consumo de sustancias.
Coincidimos en la necesidad de no definir como criminales a las personas que consumen sustancias. También es necesario garantizar su acceso a los distintos tratamientos, desde los que requieren mínimas exigencias hasta aquellos que conllevan mayor complejidad. Es responsabilidad de todos pensar en un sistema de atención a las adicciones que articule al Estado, las ONGs, las organizaciones sociales y las universidades, porque es lo único que dará la alianza necesaria para desarrollar un programa adecuado a la complejidad que el problema de las adicciones hoy nos plantea.
Asimismo, de la mano de esto, hay que discutir el problema de los recursos. Digo esto porque uno de los inconvenientes más serios relacionados con el tema de las drogas en la Argentina es que jamás se ha discutido una asignación de recursos adecuada para programas preventivos.
Hoy no existen programas preventivos sistemáticos a nivel nacional y muchas provincias no tienen ni siquiera estructura, una Secretaría, una Dirección o un Programa que se dedique al tema de las adicciones. Muchas veces nuestra federación está cubriendo en el interior ámbitos de formación, asistencia y prevención en lugares donde no existe nada. Esta situación también tiene que ser puesta sobre la mesa y tiene que ser discutida.
Los temas son muchos y por eso voy a tratar de ir cerrándolos, pero dejo la puerta abierta para que los podamos conversar más adelante.
El documento de la Organización Panamericana de la Salud, que se llama "La Renovación de la Atención Primaria en la Salud", es muy interesante, y para nosotros es de alguna manera el modelo estratégico de cómo debería pensarse un modelo de asistencia.
Se trata de un planteo donde se articula lo jurídico, lo público, lo privado y un tercer sector. Además, plantea el desarrollo de estrategias locales, para que cada ámbito local pueda impulsar -según sus recursos y necesidades- las estructuras de salud pertinentes.
Creo que este es un modelo que debería pensarse para dar cuenta del nivel de complejidad creciente que está teniendo el problema de las adicciones en nuestro país.
Por último, me interesa un tema que nos parecía bastante confuso. Me refiero al autocultivo. Cuando discutimos con nuestras organizaciones esta cuestión aparecía la posibilidad del discurso confuso, especialmente hacia los adolescentes. Por ejemplo, nosotros trabajamos en prevención en sectores populares, con chicos con niveles de exclusión importantes, en sectores de clase media y clase media alta. Es impresionante cómo está pegando este discurso de tener la planta de marihuana para luchar contra el narcotráfico. En primer lugar, eso no es cierto. En segundo lugar, tiende en impactar en determinados sectores -por ejemplo, en los adolescentes- de una manera altamente peligrosa.
No digo que haya que demonizar ninguna planta ni cosa por el estilo sino que tenemos que ser responsables y claros con el discurso que estamos dando, porque tenemos que hacernos cargo de quién lo recibe y cómo procesa eso en su realidad y medio.
El tema del autocultivo para nosotros encierra una serie de preguntas que voy a ir leyendo, simplemente para plantearlas.
En principio, tal como hablamos con un señor diputado la semana pasada, tenemos el problema de la edad. Entendemos que el planteo del autocultivo no tiene determinado ningún tipo de limitación en cuanto a las edades, con lo cual, desde un chico de 12 años hasta una persona de 40 años tiene la posibilidad de tener su propias plantas y demás.
Por otro lado, el autocultivo está planteado en términos de indiscriminar las sustancias, no se habla exclusivamente de la marihuana. La misma lógica que se aplica para la planta de marihuana se aplica para la planta de coca o a la amapola.
Consideramos que para plantear alguna cuestión referida al autocultivo se debe ser mucho más criterioso y delimitar más claramente los alcances de este planteo.
Entendemos que el modelo del autocultivo vinculado al cultivo de cannabis se ha planteado como legítimo para cualquier tipo de plantas, y esto es incorrecto y peligroso.
Nos planteamos una imagen casi absurda. ¿Cada chico de 12 o 13 años va a poder tener su propia cocina de pasta base en su casa? Cuando hablamos de la posibilidad de la producción de la sustancia para consumo personal, ¿qué va a pasar con los precursores químicos? ¿También se van a legalizar para que la práctica de la autoproducción de sustancias no continúe teniendo un ingrediente ilegal? Hago estar preguntas por el absurdo, para pensar un tema que para nosotros es complejo y poco claro.
Hay muchas cuestiones como las que mencioné anteriormente. Reitero que ofrezco nuestra federación para conversar y ahondar en los puntos de vista que venimos desarrollando. Nos interesa participar de estos espacios.
Lamentablemente para la elaboración de los proyectos no fuimos convocados, posiblemente porque nosotros tampoco nos hemos acercado adecuadamente a los legisladores y a los equipos que trabajaron en esta iniciativa. Pero hoy estamos aquí, ofreciendo nuestro conocimiento, nuestra práctica y experiencia. Nos interesaría mucho participar en todo lo vinculado con la reglamentación y con todas las discusiones que hagan falta hasta la sanción de esta iniciativa.
Insisto en que tenemos una experiencia importante para aportar a este tema y a estos debates, que van a dar un eventual giro importantísimo en nuestro país.
Les agradezco mucho por su atención. Estoy a disposición de ustedes y espero que sigamos conversando sobre la cuestión. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la señora diputada Bullrich.
SRA. BULLRICH Señor presidente: agradezco al expositor por venir a esta reunión. Quisiera hacerle algunas preguntas respecto de lo que ha planteado.
En primer lugar, señaló que en los últimos años se había disparado el consumo de drogas. En su opinión y de las organizaciones que representa, ¿cuál ha sido la causa fundamental de que se haya disparado el consumo de drogas?
En segundo término, usted planteó que hay una baja cantidad de casos que llegan a un tratamiento forzoso. Desde el punto de vista de las organizaciones que ustedes representan, ¿a usted le parece que se puede cambiar esta ley 23.737 sin tocar el capítulo Salud, o cree que ese capítulo debería estar integrado en esta misma ley?
Tercer punto. En relación a la producción de estupefacientes, usted recién habló de los precursores químicos. Por las experiencias médicas y de tratamiento que ustedes tienen, ¿considera que el paco es una droga o un veneno? ¿Cómo podríamos introducir el tema del paco en esta discusión? Me refiero al paco, al crack o a cualquier tipo de estupefaciente que genere deterioros inmediatos.
Me gustaría que usted -desde la perspectiva de los tratamientos- me describa qué tipo de tratamientos y qué resultados existen en relación con el paco. El cuarto tema está vinculado con algo que usted planteó: el concepto de lo privado y de lo público. Usted mencionó que en realidad hay ahí como una especie de zona gris. Está claro lo que dice el artículo 19 y está clara la descriminalización o despenalización de quien consume, pero usted describió una zona gris en el sentido de que hay una cantidad de involucrados. ¿Qué opinan usted y sus organizaciones en relación con el consumo en espacios públicos? ¿Considera que cuando se habla de la acción privada, eso tiene que ver con lugares privados? Pregunto esto porque usted habló del entorno familiar, pero también está el entorno público: la calle. Por último, en el proyecto que estamos tratando -el oficial, o por lo menos de algunos bloques-, hay un párrafo que dice lo siguiente: "En el caso del inciso e) del presente artículo, cuando la entrega, suministro o facilitación fuera ocasional y a título gratuito y por su escasa cantidad y demás circunstancias surgiere que es para uso personal de quien lo recepta, el hecho no será punible." ¿Qué le sugiere este artículo y esta mirada?
Estos son los cuatro puntos que le quiero preguntar.
En primer lugar, señaló que en los últimos años se había disparado el consumo de drogas. En su opinión y de las organizaciones que representa, ¿cuál ha sido la causa fundamental de que se haya disparado el consumo de drogas?
En segundo término, usted planteó que hay una baja cantidad de casos que llegan a un tratamiento forzoso. Desde el punto de vista de las organizaciones que ustedes representan, ¿a usted le parece que se puede cambiar esta ley 23.737 sin tocar el capítulo Salud, o cree que ese capítulo debería estar integrado en esta misma ley?
Tercer punto. En relación a la producción de estupefacientes, usted recién habló de los precursores químicos. Por las experiencias médicas y de tratamiento que ustedes tienen, ¿considera que el paco es una droga o un veneno? ¿Cómo podríamos introducir el tema del paco en esta discusión? Me refiero al paco, al crack o a cualquier tipo de estupefaciente que genere deterioros inmediatos.
Me gustaría que usted -desde la perspectiva de los tratamientos- me describa qué tipo de tratamientos y qué resultados existen en relación con el paco. El cuarto tema está vinculado con algo que usted planteó: el concepto de lo privado y de lo público. Usted mencionó que en realidad hay ahí como una especie de zona gris. Está claro lo que dice el artículo 19 y está clara la descriminalización o despenalización de quien consume, pero usted describió una zona gris en el sentido de que hay una cantidad de involucrados. ¿Qué opinan usted y sus organizaciones en relación con el consumo en espacios públicos? ¿Considera que cuando se habla de la acción privada, eso tiene que ver con lugares privados? Pregunto esto porque usted habló del entorno familiar, pero también está el entorno público: la calle. Por último, en el proyecto que estamos tratando -el oficial, o por lo menos de algunos bloques-, hay un párrafo que dice lo siguiente: "En el caso del inciso e) del presente artículo, cuando la entrega, suministro o facilitación fuera ocasional y a título gratuito y por su escasa cantidad y demás circunstancias surgiere que es para uso personal de quien lo recepta, el hecho no será punible." ¿Qué le sugiere este artículo y esta mirada?
Estos son los cuatro puntos que le quiero preguntar.
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra el diputado Comi.
SR. COMI Al comienzo de su intervención dijo que sólo el 2 por ciento de las personas que reciben tratamiento lo hacían por disposición judicial. Me gustaría que especifique un poco más, porque uno tiene una idea contraria. En todo caso, me gustaría saber qué sector social es el que llega a los tratamientos y cómo se pagan, porque si no lo dispone el juez, me gustaría saber si lo hace una empresa de medicina prepaga o una obra social. Por experiencia o por relatos, sabemos que esta decisión es muy difícil y que además las obras sociales escapan y no quieren pagar estos tratamientos. Muchas veces se alude a una situación de preexistencia y nadie se quiere hacer cargo. Ese es el derrotero de la familia del chico o del adulto que necesita un tratamiento de desintoxicación. Por eso me gustaría que especifique esa cifra y cómo se compone el universo que alcanzan estos tratamientos.
Comparto con usted la necesidad de un sistema amplio y estamos trabajando en un proyecto de atención por parte del Estado.
Comparto con usted la necesidad de un sistema amplio y estamos trabajando en un proyecto de atención por parte del Estado.
SR. CHIOSSO Decía que entre la población que nosotros recibimos en nuestras organizaciones, que no es el total de las personas que reciben tratamiento pero es un porcentaje importante, la incidencia de la medida curativa de la ley 23.737 es mínima. En general, la mayoría se interna por decisión propia o porque cometió algún tipo de delito y además consume sustancias, y entonces tiene algún tipo de indicación de recibir un tratamiento terapéutico.
SR. COMI Pero en ese caso lo dispone el juez.
SR. CHIOSSO Sí; y hay muchas situaciones que se dan por el 482. Después, la mayoría de los pacientes que recibimos llegan a través de organismos del Estado que se ocupan del tema niñez o del tema adultos, la Sedronar, y algunas secretarías provinciales que están funcionando, que también reciben la demanda y de acuerdo con los recursos que tienen envían a las personas para los tratamientos, que en general se terminan haciendo en Buenos Aires o en provincia de Buenos Aires.
Las obras sociales cubren los tratamientos porque hay una ley que las obliga a hacerlo, al igual que las medicinas prepagas. Hay que negociar con cada una la duración.
Incluso, la Administración de Programas Especiales mantuvo durante doce años el mismo valor de reembolso a la obra social de los tratamientos en adicciones. Con lo cual en 1999 la obra social obtenía un valor de 1.100 pesos y en 2011 también. Por ello, las obras sociales no querían pagar más que eso los tratamientos.
La complejidad, el equipo interdisciplinario y las instalaciones que requieren estos tratamientos, si bien tienen valores importantes, tampoco son de 10 mil pesos, como dijo la revista Veintitrés en una nota bastante lamentable.
Esta es la discusión y la negociación que hemos tenido en muchos casos con las obras sociales, que tratan de pagar lo menos posible. Eso es parte de su negocio.
En muchos casos, más allá de todas las críticas que uno pueda hacerle al Estado y a los organismos estatales, se ha garantizado el acceso a muchísima gente que no tiene obra social. Si no fuera por los programas de becas que tienen los organismos del Estado, esta gente no tendría acceso a un tratamiento, o tendría acceso a tratamientos extremadamente precarios, sin profesionales, sin el encuadre ni instalaciones adecuadas y sin un programa terapéutico medianamente coherente.
Entonces, este tema de la precariedad y de la precarización también es necesario discutir.
Las obras sociales cubren los tratamientos porque hay una ley que las obliga a hacerlo, al igual que las medicinas prepagas. Hay que negociar con cada una la duración.
Incluso, la Administración de Programas Especiales mantuvo durante doce años el mismo valor de reembolso a la obra social de los tratamientos en adicciones. Con lo cual en 1999 la obra social obtenía un valor de 1.100 pesos y en 2011 también. Por ello, las obras sociales no querían pagar más que eso los tratamientos.
La complejidad, el equipo interdisciplinario y las instalaciones que requieren estos tratamientos, si bien tienen valores importantes, tampoco son de 10 mil pesos, como dijo la revista Veintitrés en una nota bastante lamentable.
Esta es la discusión y la negociación que hemos tenido en muchos casos con las obras sociales, que tratan de pagar lo menos posible. Eso es parte de su negocio.
En muchos casos, más allá de todas las críticas que uno pueda hacerle al Estado y a los organismos estatales, se ha garantizado el acceso a muchísima gente que no tiene obra social. Si no fuera por los programas de becas que tienen los organismos del Estado, esta gente no tendría acceso a un tratamiento, o tendría acceso a tratamientos extremadamente precarios, sin profesionales, sin el encuadre ni instalaciones adecuadas y sin un programa terapéutico medianamente coherente.
Entonces, este tema de la precariedad y de la precarización también es necesario discutir.
SR. PRESIDENTE FIAD Se podrá formular una última pregunta y continuamos con el próximo expositor.
Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
SRA. SCHMIDT LIERMANN Señor presidente: en relación con tener una política sustentable y con la asignación de recursos quiero preguntar qué pasa en lo que se llama la fase III. ¿Ya tenemos unos planes, programas o algo previsto para quienes se quieren reinsertar en el mundo laboral? ¿Se acompaña a esa persona para que no vuelva a caer?
SR. CHIOSSO Todas las ONGs tienen programas residenciales pero no solamente ellos, porque los programas ambulatorios también tienen proceso de reinserción.
Para los adultos se trabaja la reinserción socio-laboral. Me refiero a la capacitación laboral y la inclusión en algún tipo de experiencia. Por ejemplo, hay instituciones que logran convenios con empresas que reciben a los chicos para hacer su primera experiencia laboral, porque la mayoría no ha tenido una experiencia previa, por lo cual insertarse en el mercado laboral es mucho más complejo.
También hay programas de Sedronar. Había algunos en la provincia de Buenos Aires que brindaban la posibilidad de que el chico termine el tratamiento, reciba capacitación y se inserte en algunos ámbitos laborales para hacer su primera experiencia. Con los adultos se trabaja en esa línea.
Muchas veces el programa terapéutico da su resultado desde el punto de vista terapéutico, pero al no lograr una inclusión real, en el afuera se producen situaciones de crisis complicadas.
Cuando uno trabaja con niños y adolescentes, la reinserción -nosotros la llamamos reinclusión- tiene que ver básicamente con la escolarización. Hay organizaciones que trabajan con escuelas formales dentro de la institución, con los chicos que no pueden estar afuera, y también trabajan con las escuelas del barrio, para que los chicos terminen su escolaridad primaria y secundaria afuera. Todo esto supone un trabajo de articulación muy serio entre la institución y la escuela, a fin de generar condiciones adecuadas para este chico.
No se trabaja tanto en los contenidos que los chicos tienen que saber para recuperar su lugar en la escuela sino que -junto con eso- se trabajan las habilidades sociales necesarias para permanecer en la escuela. De lo contrario, cuando este chico vuelve y quiere incluirse en la escuela, fracasa y volvemos al círculo vicioso.
Para los adultos se trabaja la reinserción socio-laboral. Me refiero a la capacitación laboral y la inclusión en algún tipo de experiencia. Por ejemplo, hay instituciones que logran convenios con empresas que reciben a los chicos para hacer su primera experiencia laboral, porque la mayoría no ha tenido una experiencia previa, por lo cual insertarse en el mercado laboral es mucho más complejo.
También hay programas de Sedronar. Había algunos en la provincia de Buenos Aires que brindaban la posibilidad de que el chico termine el tratamiento, reciba capacitación y se inserte en algunos ámbitos laborales para hacer su primera experiencia. Con los adultos se trabaja en esa línea.
Muchas veces el programa terapéutico da su resultado desde el punto de vista terapéutico, pero al no lograr una inclusión real, en el afuera se producen situaciones de crisis complicadas.
Cuando uno trabaja con niños y adolescentes, la reinserción -nosotros la llamamos reinclusión- tiene que ver básicamente con la escolarización. Hay organizaciones que trabajan con escuelas formales dentro de la institución, con los chicos que no pueden estar afuera, y también trabajan con las escuelas del barrio, para que los chicos terminen su escolaridad primaria y secundaria afuera. Todo esto supone un trabajo de articulación muy serio entre la institución y la escuela, a fin de generar condiciones adecuadas para este chico.
No se trabaja tanto en los contenidos que los chicos tienen que saber para recuperar su lugar en la escuela sino que -junto con eso- se trabajan las habilidades sociales necesarias para permanecer en la escuela. De lo contrario, cuando este chico vuelve y quiere incluirse en la escuela, fracasa y volvemos al círculo vicioso.
SRA. SCHMIDT LIERMANN ¿Siempre es a nivel privado o hay desde Sedronar algo fuerte en este sentido?
SR. CHIOSSO En principio, las ONGs somos el tercer sector, que se vincula con lo público. En general se trata de programas que salen de las ONGs, muchas veces asociadas entre ellas, y muchas veces participando de programas que tiene el Estado, algún ministerio o Sedronar.
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la licenciada María de las Mercedes Aranguren, quien es presidenta de la Fundación Convivir, licenciada en Psicología y especialista en Recursos Humanos.
SRA. ARANGUREN Señor presidente: muchas gracias por la invitación, porque es un placer expresar nuestra opinión sobre el tema que se está tratando. La Fundación Convivir es miembro fundador de la Federación. Coincidimos plenamente con lo que se ha expresado anteriormente. No voy a reiterarlo porque creo que Fabián ha sido muy claro, pero sí quiero puntualizar dos o tres cuestiones muy importantes.
En primer lugar, la Fundación Convivir trabaja desde hace veintisiete años en la prevención y asistencia de las adicciones. Tenemos un centro de tratamiento ambulatorio. Trabajamos desde el enfoque psicoanalítico y nos especializamos en patología dual, es decir, aquellas personas que además del problema del consumo de una o más sustancias, tienen una co-morbilidad psiquiátrica.
Con esto quiero aclarar que no necesariamente se necesita una patología psiquiátrica para definir una dependencia. Pensamos que la adicción es una enfermedad porque está demostrado científicamente que el consumo de sustancias altera el normal funcionamiento del sistema nervioso central, especialmente en las cortezas inhibitorias frontales y en los procesos de toma de decisión y jerarquización de valores. Es muy fácil comprobar esto a través de los mapeos cerebrales de personas que vienen consumiendo durante un tiempo, en los que se marca el deterioro neurológico que se va produciendo con el tiempo.
Además, tenemos que considerar que las sustancias son lo suficientemente reforzadoras como para comenzar una adicción o continuarla. Es decir, la sustancia en sí misma, según las personas, puede generar esta dependencia. Además, hay que considerar otros factores que ya se han mencionado. Me refiero al contexto social en el cual se desarrolla la persona, la carga genética, que no la podemos obviar, la historia farmacológica de esa persona, los patrones de comportamiento y su capacidad de tolerancia a la sustancia.
El otro punto que quiero mencionar es que al producir un exceso de satisfacción sin esfuerzo, las sustancias compiten con todas las satisfacciones que la vida puede ofrecer, especialmente en aquellos para quienes la vida carece de sentido. Entonces, las sustancias se vuelven en sí mismas un medio de evasión.
En consecuencia, si consideramos que las conductas y los síntomas que se manifiestan en la adicción no son producto de la voluntad, porque no es la voluntad lo que lleva a la persona necesariamente al tratamiento, la adicción es una patología. Por ello, al consumidor se lo debe considerar un enfermo.
Si su conducta proviene de los efectos del consumo, tendríamos que pensar que dejar de consumir o iniciar un tratamiento no depende de la voluntad sino de múltiples factores.
Por ello, no deberíamos poner el énfasis únicamente en la libertad de elección del usuario. Es decir, el usuario, el dependiente, necesita ayuda para iniciar un tratamiento. Ni mencionar las situaciones de marginalidad. Nosotros trabajamos intensamente en el tratamiento comunitario y colaboramos con los curas villeros, los sacerdotes de las villas de la Ciudad de Buenos Aires, particularmente en la de Barracas.
Hoy se comentó el tema del paco. Una de las prácticas que estamos trabajando con los curas, que se ha demostrado que es relativamente efectiva para ayudar a estos chicos consumidores de paco, es la red de acompañantes pares. Se trata de una práctica que nació espontáneamente dentro de lo que es el Centro Barrial Padre Hurtado donde funciona el Hogar de Cristo, en Barracas, y son los mismos chicos que están en recuperación, en tratamiento o recuperados quienes acompañan y sensibilizan a los que están en consumo para poder entrar en un tratamiento.
Todo esto necesita de recursos y de una mirada diferente. Se habló del tema económico, de las obras sociales, de las prepagas y de lo que se abona por los tratamientos. Creo que ese es otro punto que tenemos que revisar. Ya no podemos pensar en que en el nomenclador de pago se hable de hospital de día o de hospital de medio día. Tampoco tener que esforzarnos dentro de ese esquema para explicar los tipos de tratamiento. Hoy hay múltiples tratamientos que son efectivos, y a veces no cumplir con ese mínimo que requiere la prepaga, la obra social o el derivador hace que no se puedan probar nuevos modos de tratamiento. Me refiero a los centros de escucha, que son muy importantes, esos lugares donde pueden estar durante el día aquellos que viven en situación de calle y donde pueden ir a comer, a bañarse, a cambiar de ropa, a ser escuchados. Son todas técnicas que se están utilizando en Latinoamérica.
Nosotros formamos parte de dos redes muy importantes: la Red Iberoamericana de ONGs que trabajan en Drogadependencia, promovida por el Plan Nacional sobre Drogas de España, y la RAISSS, que es Red Americana de Intervención en Situación de Sufrimiento Social, promovida por Cáritas Alemania, que se desarrolla en toda Latinoamérica.
Todas estas nuevas prácticas que menciono no se pueden financiar por los modos tradicionales. Sin embargo están demostrando en otros países que son prácticas muy efectivas para trabajar directamente en la comunidad.
El otro problema que nos preocupa, que ya mencionó Fabián Chiosso, es la naturalización del consumo, el mensaje que estamos dando a nuestros jóvenes y niños, al decir que fumar marihuana es inocuo, y no es así. No estoy diciendo que no haya usuarios recreativos responsables, pero está demostrado científicamente por el Instituto de Investigaciones Farmacológicas de la Facultad de Farmacia que entre el 40 y el 45 por ciento de los usuarios recreativos terminan con una dependencia. Son datos que no podemos ignorar.
Obviamente no queremos criminalizar al consumidor. Éste es un punto de partida que creo que ya está consensuado entre todos, pero lo que debemos tener en cuenta es en qué contexto se va a dar esta despenalización o descriminalización, porque de alguna manera necesitamos ayudar a estos padres que hacen un peregrinaje en los fueros judiciales para poder hacer algo por sus hijos, porque lograr una aplicación del artículo 482 hoy es muy difícil.
En esto tengo que involucrar a la nueva ley de salud mental, que si bien es muy buena desde su enfoque, tiene muchos aspectos que no ha podido resolver y en la práctica terapéutica nos encontramos con baches muy grandes para los niños y jóvenes que no quieren hacer tratamiento pero que están en riesgo para sí mismos o para terceros. Debemos comenzar por definir qué es estar en riesgo cierto inminente, porque parece que no nos podemos poner de acuerdo con los jueces ni entre los profesionales de la salud.
El otro punto es el tema del espacio público. Creo que sería un error permitir el consumo en el espacio público, por dos razones muy fuertes. En primer lugar, porque estaríamos dando un mensaje equivocado, una naturalización del consumo. Eso haría que para los padres resulte muy difícil plantear lo que es bueno o no para la salud de sus hijos. En segundo lugar -y esto lo vemos a diario en la práctica terapéutica-, a aquellos que están en un proceso de recuperación y tratamiento, cuando ven que otro está consumiendo les vuelve la memoria del deseo de consumir. Esto es muy difícil de manejar para el usuario en tratamiento, y el consumo en el espacio público no ayudaría a todos aquellos que están tratando de salir del consumo.
Mi pregunta es por qué el apuro en definir esta despenalización sin antes trabajar un contexto integral que nos permita contar con otras respuestas que hoy no las tenemos.
Otro de los temas graves es el presupuesto. Tenemos que pensar que todos estos cambios necesitan una mirada más abierta, más flexible, y un presupuesto muchísimo más amplio.
Otro aspecto que quiero puntualizar es el de dejar esto librado a la decisión individual. He escuchado todas las exposiciones de los días anteriores, y se llegó a comparar la decisión de dejar de consumir con la que se puede tomar frente a una enfermedad orgánica. Creo que aquí cometemos un gran error y lo voy a decir gráficamente: las drogas comen el cerebro de los jóvenes, con lo cual no pueden tomar la decisión espontáneamente. Esto hay que tenerlo muy en cuenta.
Creo que tenemos que tener mucho cuidado en no desproteger a los jóvenes que se encuentran en situación vulnerable. De lo contrario, estaríamos olvidando los derechos sociales.
Para concluir y para no ser reiterativa con lo que dijo Fabián, quiero hacer tres sugerencias, sobre todo porque en la decisión que se tome en la ley que se resuelva aprobar vamos a estar involucrados en forma directa, en función de cómo vamos a poder trabajar con los pacientes.
La primera sugerencia es que hay que poner en práctica la prevención como tal, una prevención integral que se tiene que hacer desde el primer día, es decir, desde la primera infancia. Se deben desarrollar las habilidades psicosociales, fortaleciendo el pensamiento crítico, la promoción de la salud, es decir, se debe fortalecer a estos niños para que puedan decidir en libertad y no en función de ser aceptados por sus padres o para verse integrados.
El otro tema es cuáles serán las respuestas concretas que daremos desde la salud pública a las necesidades reales y a las consecuencias sociosanitarias de una legislación que indirectamente naturaliza el consumo sin medir las dificultades de accesibilidad al tratamiento de los usuarios.
Hablar de accesibilidad no es simplemente decir que en los hospitales públicos se va a dar tratamiento gratuito. El dependiente necesita respuestas inmediatas. Es en el momento en que decidió hacer el tratamiento que hay que darle la respuesta, y no se le puede decir vuelva dentro de tres días, porque va a ser tarde. Y hoy nuestra salud pública no está en condiciones de dar esta respuesta, ni siquiera en las derivaciones que nos realizan a las organizaciones no gubernamentales.
Es importante tener en cuenta la cantidad y calidad de las prestaciones porque, como bien dijo Fabián Chiosso, estamos regulados pero también que tiene que haber un registro único de efectores de tratamiento. Lamentablemente, en muchísimas ocasiones pecamos justos por pecadores y las malas prácticas se generalizan en las buenas prácticas. Por eso me parece muy importante la articulación entre el Estado, las ONGs y las universidades.
Finalmente, tomando como ejemplo la ley de Portugal, que tiene aciertos muy importantes, me pregunto cuál será el contexto alternativo de contención -saliendo del fuero penal, con lo cual estamos absolutamente de acuerdo- que ofrezca una oportunidad de tratamiento y seguimiento a aquellos jóvenes que no aceptan un tratamiento voluntario, sin que ello signifique dejarlos a la deriva.
No soy abogada, soy psicóloga, pero creo que los juristas y los abogados tendrán que pensar en algún fuero administrativo civil donde haya algún tipo de seguimiento para aquellos jóvenes, niños o personas en general a quienes se los encuentra con tenencia de drogas, para que se los oriente, persuada o derive a un tratamiento.
Para concluir, despenalizar sin pensar el contexto alternativo que contenga al drogadependiente frente a la negativa de un tratamiento voluntario y naturalizando el consumo, sería descuidar los derechos humanos esenciales como el derecho a la salud, a la educación, a una vida inclusiva y digna, no sólo del consumidor sino también de su familia y del resto de la comunidad porque como bien dijo Fabián, el usuario de drogas no sólo afecta a su salud sino también a todo su entorno. (Aplausos.)
En primer lugar, la Fundación Convivir trabaja desde hace veintisiete años en la prevención y asistencia de las adicciones. Tenemos un centro de tratamiento ambulatorio. Trabajamos desde el enfoque psicoanalítico y nos especializamos en patología dual, es decir, aquellas personas que además del problema del consumo de una o más sustancias, tienen una co-morbilidad psiquiátrica.
Con esto quiero aclarar que no necesariamente se necesita una patología psiquiátrica para definir una dependencia. Pensamos que la adicción es una enfermedad porque está demostrado científicamente que el consumo de sustancias altera el normal funcionamiento del sistema nervioso central, especialmente en las cortezas inhibitorias frontales y en los procesos de toma de decisión y jerarquización de valores. Es muy fácil comprobar esto a través de los mapeos cerebrales de personas que vienen consumiendo durante un tiempo, en los que se marca el deterioro neurológico que se va produciendo con el tiempo.
Además, tenemos que considerar que las sustancias son lo suficientemente reforzadoras como para comenzar una adicción o continuarla. Es decir, la sustancia en sí misma, según las personas, puede generar esta dependencia. Además, hay que considerar otros factores que ya se han mencionado. Me refiero al contexto social en el cual se desarrolla la persona, la carga genética, que no la podemos obviar, la historia farmacológica de esa persona, los patrones de comportamiento y su capacidad de tolerancia a la sustancia.
El otro punto que quiero mencionar es que al producir un exceso de satisfacción sin esfuerzo, las sustancias compiten con todas las satisfacciones que la vida puede ofrecer, especialmente en aquellos para quienes la vida carece de sentido. Entonces, las sustancias se vuelven en sí mismas un medio de evasión.
En consecuencia, si consideramos que las conductas y los síntomas que se manifiestan en la adicción no son producto de la voluntad, porque no es la voluntad lo que lleva a la persona necesariamente al tratamiento, la adicción es una patología. Por ello, al consumidor se lo debe considerar un enfermo.
Si su conducta proviene de los efectos del consumo, tendríamos que pensar que dejar de consumir o iniciar un tratamiento no depende de la voluntad sino de múltiples factores.
Por ello, no deberíamos poner el énfasis únicamente en la libertad de elección del usuario. Es decir, el usuario, el dependiente, necesita ayuda para iniciar un tratamiento. Ni mencionar las situaciones de marginalidad. Nosotros trabajamos intensamente en el tratamiento comunitario y colaboramos con los curas villeros, los sacerdotes de las villas de la Ciudad de Buenos Aires, particularmente en la de Barracas.
Hoy se comentó el tema del paco. Una de las prácticas que estamos trabajando con los curas, que se ha demostrado que es relativamente efectiva para ayudar a estos chicos consumidores de paco, es la red de acompañantes pares. Se trata de una práctica que nació espontáneamente dentro de lo que es el Centro Barrial Padre Hurtado donde funciona el Hogar de Cristo, en Barracas, y son los mismos chicos que están en recuperación, en tratamiento o recuperados quienes acompañan y sensibilizan a los que están en consumo para poder entrar en un tratamiento.
Todo esto necesita de recursos y de una mirada diferente. Se habló del tema económico, de las obras sociales, de las prepagas y de lo que se abona por los tratamientos. Creo que ese es otro punto que tenemos que revisar. Ya no podemos pensar en que en el nomenclador de pago se hable de hospital de día o de hospital de medio día. Tampoco tener que esforzarnos dentro de ese esquema para explicar los tipos de tratamiento. Hoy hay múltiples tratamientos que son efectivos, y a veces no cumplir con ese mínimo que requiere la prepaga, la obra social o el derivador hace que no se puedan probar nuevos modos de tratamiento. Me refiero a los centros de escucha, que son muy importantes, esos lugares donde pueden estar durante el día aquellos que viven en situación de calle y donde pueden ir a comer, a bañarse, a cambiar de ropa, a ser escuchados. Son todas técnicas que se están utilizando en Latinoamérica.
Nosotros formamos parte de dos redes muy importantes: la Red Iberoamericana de ONGs que trabajan en Drogadependencia, promovida por el Plan Nacional sobre Drogas de España, y la RAISSS, que es Red Americana de Intervención en Situación de Sufrimiento Social, promovida por Cáritas Alemania, que se desarrolla en toda Latinoamérica.
Todas estas nuevas prácticas que menciono no se pueden financiar por los modos tradicionales. Sin embargo están demostrando en otros países que son prácticas muy efectivas para trabajar directamente en la comunidad.
El otro problema que nos preocupa, que ya mencionó Fabián Chiosso, es la naturalización del consumo, el mensaje que estamos dando a nuestros jóvenes y niños, al decir que fumar marihuana es inocuo, y no es así. No estoy diciendo que no haya usuarios recreativos responsables, pero está demostrado científicamente por el Instituto de Investigaciones Farmacológicas de la Facultad de Farmacia que entre el 40 y el 45 por ciento de los usuarios recreativos terminan con una dependencia. Son datos que no podemos ignorar.
Obviamente no queremos criminalizar al consumidor. Éste es un punto de partida que creo que ya está consensuado entre todos, pero lo que debemos tener en cuenta es en qué contexto se va a dar esta despenalización o descriminalización, porque de alguna manera necesitamos ayudar a estos padres que hacen un peregrinaje en los fueros judiciales para poder hacer algo por sus hijos, porque lograr una aplicación del artículo 482 hoy es muy difícil.
En esto tengo que involucrar a la nueva ley de salud mental, que si bien es muy buena desde su enfoque, tiene muchos aspectos que no ha podido resolver y en la práctica terapéutica nos encontramos con baches muy grandes para los niños y jóvenes que no quieren hacer tratamiento pero que están en riesgo para sí mismos o para terceros. Debemos comenzar por definir qué es estar en riesgo cierto inminente, porque parece que no nos podemos poner de acuerdo con los jueces ni entre los profesionales de la salud.
El otro punto es el tema del espacio público. Creo que sería un error permitir el consumo en el espacio público, por dos razones muy fuertes. En primer lugar, porque estaríamos dando un mensaje equivocado, una naturalización del consumo. Eso haría que para los padres resulte muy difícil plantear lo que es bueno o no para la salud de sus hijos. En segundo lugar -y esto lo vemos a diario en la práctica terapéutica-, a aquellos que están en un proceso de recuperación y tratamiento, cuando ven que otro está consumiendo les vuelve la memoria del deseo de consumir. Esto es muy difícil de manejar para el usuario en tratamiento, y el consumo en el espacio público no ayudaría a todos aquellos que están tratando de salir del consumo.
Mi pregunta es por qué el apuro en definir esta despenalización sin antes trabajar un contexto integral que nos permita contar con otras respuestas que hoy no las tenemos.
Otro de los temas graves es el presupuesto. Tenemos que pensar que todos estos cambios necesitan una mirada más abierta, más flexible, y un presupuesto muchísimo más amplio.
Otro aspecto que quiero puntualizar es el de dejar esto librado a la decisión individual. He escuchado todas las exposiciones de los días anteriores, y se llegó a comparar la decisión de dejar de consumir con la que se puede tomar frente a una enfermedad orgánica. Creo que aquí cometemos un gran error y lo voy a decir gráficamente: las drogas comen el cerebro de los jóvenes, con lo cual no pueden tomar la decisión espontáneamente. Esto hay que tenerlo muy en cuenta.
Creo que tenemos que tener mucho cuidado en no desproteger a los jóvenes que se encuentran en situación vulnerable. De lo contrario, estaríamos olvidando los derechos sociales.
Para concluir y para no ser reiterativa con lo que dijo Fabián, quiero hacer tres sugerencias, sobre todo porque en la decisión que se tome en la ley que se resuelva aprobar vamos a estar involucrados en forma directa, en función de cómo vamos a poder trabajar con los pacientes.
La primera sugerencia es que hay que poner en práctica la prevención como tal, una prevención integral que se tiene que hacer desde el primer día, es decir, desde la primera infancia. Se deben desarrollar las habilidades psicosociales, fortaleciendo el pensamiento crítico, la promoción de la salud, es decir, se debe fortalecer a estos niños para que puedan decidir en libertad y no en función de ser aceptados por sus padres o para verse integrados.
El otro tema es cuáles serán las respuestas concretas que daremos desde la salud pública a las necesidades reales y a las consecuencias sociosanitarias de una legislación que indirectamente naturaliza el consumo sin medir las dificultades de accesibilidad al tratamiento de los usuarios.
Hablar de accesibilidad no es simplemente decir que en los hospitales públicos se va a dar tratamiento gratuito. El dependiente necesita respuestas inmediatas. Es en el momento en que decidió hacer el tratamiento que hay que darle la respuesta, y no se le puede decir vuelva dentro de tres días, porque va a ser tarde. Y hoy nuestra salud pública no está en condiciones de dar esta respuesta, ni siquiera en las derivaciones que nos realizan a las organizaciones no gubernamentales.
Es importante tener en cuenta la cantidad y calidad de las prestaciones porque, como bien dijo Fabián Chiosso, estamos regulados pero también que tiene que haber un registro único de efectores de tratamiento. Lamentablemente, en muchísimas ocasiones pecamos justos por pecadores y las malas prácticas se generalizan en las buenas prácticas. Por eso me parece muy importante la articulación entre el Estado, las ONGs y las universidades.
Finalmente, tomando como ejemplo la ley de Portugal, que tiene aciertos muy importantes, me pregunto cuál será el contexto alternativo de contención -saliendo del fuero penal, con lo cual estamos absolutamente de acuerdo- que ofrezca una oportunidad de tratamiento y seguimiento a aquellos jóvenes que no aceptan un tratamiento voluntario, sin que ello signifique dejarlos a la deriva.
No soy abogada, soy psicóloga, pero creo que los juristas y los abogados tendrán que pensar en algún fuero administrativo civil donde haya algún tipo de seguimiento para aquellos jóvenes, niños o personas en general a quienes se los encuentra con tenencia de drogas, para que se los oriente, persuada o derive a un tratamiento.
Para concluir, despenalizar sin pensar el contexto alternativo que contenga al drogadependiente frente a la negativa de un tratamiento voluntario y naturalizando el consumo, sería descuidar los derechos humanos esenciales como el derecho a la salud, a la educación, a una vida inclusiva y digna, no sólo del consumidor sino también de su familia y del resto de la comunidad porque como bien dijo Fabián, el usuario de drogas no sólo afecta a su salud sino también a todo su entorno. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos al licenciado Gastón Ortiz Maldonado, director ejecutivo del Foro sobre Políticas de Drogas de la Argentina, ex diputado nacional y provincial.
SR. ORTIZ MALDONADO Muchas gracias a la comisión y a los señores diputados que me han permitido, en nombre del Foro Ejecutivo de Políticas de Drogas de Argentina, dar mi opinión al respecto.
En primer lugar, quiero decir que voy a acomodar un poco la exposición para hacerla más corta, a fin de no repetir conceptos vertidos por la directora de Convivir y por el licenciado Chiosso, presidente de la Federación de Organizaciones No Gubernamentales de Argentina. Como estoy de acuerdo en casi todo lo que ellos han dicho, les pido que tomen como mía parte de la intervención de las dos personas que expusieron anteriormente.
También deseo hacer una cuestión de breve y especial pronunciamiento porque se ha hablado de una ley de la cual soy autor. Este Congreso fue el primero de la región, fuimos el primer país en crear una ley de la que tengo el honor de ser autor y, a pesar de que representaba a un bloque que era minoría, el conjunto de los señores diputados y de senadores acompañó.
Reitero: nuestro país fue el primero en crear una ley de protección integral al adicto, o sea que hace 20 años la Argentina, por ley, le dio al adicto la entidad de enfermo, lo mismo que al portador de HIV y retrovirus humanos. Voy a leer muy brevemente lo que se dijo acá en su momento.
Obliga a las obras sociales -luego se amplió a las prepagas- a hacer tratamientos médicos, psicológicos y farmacológicos a todas las personas infectadas por retrovirus humanos y SIDA, igual que a los enfermos drogadependientes; la cobertura de tratamientos médicos y farmacológicos de todos los adictos a estupefacientes y la cobertura para los programas de prevención de SIDA y de drogadicción. Esa ley está en vigencia hoy.
Nosotros sabemos que hay obras sociales, por ejemplo, que dan 30 sesiones a las comunidades terapéuticas o a los profesionales, o bien se hacen cargo de 4 o 5 sesiones al año. En estos casos hay que ir muy fuerte desde el punto de vista legal, presentar un recurso de amparo, ir a la Justicia, porque cuando esto se votó se dispuso que todos los años en el presupuesto se incluya este fondo recipiendario para que las obras sociales puedan dar esta prestación. Nosotros en aquella oportunidad no hicimos esta ley sin la previsión del presupuesto de ese fondo recipiendario. O sea que la ley 24.455 está en vigencia y solicito a los señores diputados, con los instrumentos que tienen, y a todas las organizaciones que están acá representadas, que instruyan inclusive al ciudadano y creen mecanismos para que esa ley se aplique, dada la gran cantidad de ciudadanos que tiene cobertura social gracias a las obras sociales y a las prepagas. No hay ninguna excusa desde el punto de vista legal para que una auditoría de una obra social o una prepaga diga que un tratamiento de un adicto puede durar 8, 10 o 20 sesiones y después no se hace cargo. Quiero dejar esto asentado como ayuda a la problemática que estamos tratando.
Otra cuestión que me parece fundamental, que no hace falta definir debido a lo establecido en el artículo 19 de la Constitución Nacional o a lo expresado por la Corte históricamente, es que por supuesto la tenencia de estupefacientes para consumo personal no debe ser punible y no debe considerarse como delito. Estamos absolutamente convencidos de esto.
Creo que el proyecto que tengo en mi poder es una iniciativa consensuada entre los diputados Donda Pérez, Conti y Gil Lavedra. Digo esto porque algunos señores diputados me han comentado que se está cambiando sobre la marcha. Estamos de acuerdo en lo que ya comenté, pero enfáticamente quiero dejar asentado que nosotros rechazamos el cultivo de estupefacientes para uso personal. En primer lugar, porque se está banalizando y existe un aumento de la tolerancia social, de los medios de difusión y de los sectores de poder sobre la gravedad que tiene la ingesta de sustancias psicoactivas.
En segundo término, porque no creo que un enfermo drogadependiente pueda modular su propia plantación de lo que sea. Además, quiero dejar claro que el proyecto no aclara si se trata de marihuana o de alguna sustancia en especial sino que habla de estupefacientes y la Junta Internacional, que tiene que fiscalizar los estupefacientes, habla de más de 200 o 300. Quiere decir que cualquier estupefaciente, según veo acá en este proyecto, podría ser producido, plantado o fabricado en forma casera. Sinceramente, por la experiencia que tenemos y por la convicción de cómo se debe proteger al adicto -hemos trabajado muchos años al respecto- me parece que esto va a ser contraproducente. Considero que esta cuestión tiene que ser regulada y se debe aclarar qué tipos de estupefacientes.
En principio, mantenemos esta postura; me parece una cuestión de honestidad intelectual plantear en esta comisión que nos ha invitado a expresarnos que nosotros no estamos de acuerdo con el cultivo casero.
Creemos que despenalizar y nada más, en estos momentos donde la Argentina sufre desde el punto de vista geopolítico estratégico una sobreoferta de estupefacientes, sería inclusive dar un paso erróneo, un salto al vacío.
Como se ha dicho acá, a nosotros nos parece que conjuntamente con la despenalización, que por supuesto apoyamos ampliamente y hemos trabajado en ese sentido, tiene que haber un plan nacional de prevención de adicciones. Hubo un programa nacional de adicciones votado por esta Honorable Cámara y sancionado en 2009, pero nunca se reglamentó. Otra vez encontramos una ausencia increíble de la Secretaría de Estado; no se reglamentó y nadie se preocupó desde el Ejecutivo para trabajar en la reglamentación de esta ley que nos estaría evitando hoy muchos problemas en la atención de los drogadependientes, porque de este modo, por supuesto, estaría pautado un presupuesto para un programa de prevención.
Entonces, para dar una respuesta a la sociedad, este Congreso debe tomar la iniciativa nuevamente, como la ha tomado otras veces, y junto con esa ley tendría que considerarse una norma donde se especifique un programa de tratamiento, de prevención, de asistencia integral. Puede ser desde otra norma paralela, como la ley de salud mental o la que los señores diputados y senadores consideren menester, pero me parece que sería un salto al vacío, como se ha dicho acá, que va a concurrir en una salida que no es la que estoy seguro los señores legisladores buscan con la despenalización.
En nuestro país hay una sobreoferta de drogas, nosotros somos miembros de un Observatorio Internacional que estudia la geopolítica de la droga, que no estudia exclusivamente una lista sino las cuatro listas de la problemática de las drogas: el narcotráfico; el lavado de divisas; la rehabilitación y la reinserción social y la prevención. Esto se analiza desde el punto de vista geopolítico, es decir, dónde está ubicado nuestro país.
La Argentina hoy es productora de clorhidrato de cocaína, aunque se lo niegue. Si aparece paco en una cocina de un barrio de la ciudad de Salta, del Gran Buenos Aires o de Jujuy, es porque seguramente se ha procesado clorhidrato de cocaína a partir de la pasta base y del precursor químico, repito, aunque se diga que no es un país productor.
Por supuesto que no es un país productor a gran escala, como lo son otros, pero la incautación de pasta base de coca está significando que hay un modelo industrial a pequeña escala para provocar el producto final, que es el clorhidrato de cocaína.
Entonces, con la sobreoferta de estupefacientes que tenemos -ni hablar de lo que es la cannabis sativa o marihuana y sus distintas formas de utilización y comercialización-, si despenalizamos y saltamos al vacío sin una malla de contención que pueda orientar, captar y proteger a esa persona que está consumiendo drogas, vamos a hacerle un flaco favor al objetivo de esta ley.
Aunque les parezca irrisorio y exagerado a algunos, estoy convencido de que vamos a favorecer el narcotráfico de esas sustancias. Hay una actuación -delictiva, por supuesto- y un tráfico delictivo de esas sustancias, que está preparado para distribuir si esta ley sale. ¿De dónde piensan que va a salir la gran cantidad de plantas de marihuana, de semillas y demás para el mercado que tenemos hoy? Ya está pasando hoy y aún está penalizado.
No importa que se rían; estoy provocando sonrisas. Sinceramente no me molesta que se rían porque pueden no pensar como yo, pero tengo la obligación moral e intelectual de decir lo que pienso en esta comisión.
Se habló acá de algunas leyes y de países que sufren situaciones parecidas. Estoy de acuerdo en que se pueda copiar algún tipo de legislación. Ojalá pudiéramos hacer hoy el proceso de España, que viví ya que fui invitado dos o tres veces a estudiarlo. Allí se la da una importancia fundamental al municipio como efector del control y de la prestación en el tema de las adicciones. Es decir que hay una gran descentralización en los municipios y en las regiones a pesar de que hay un programa nacional.
Me parece muy bien entonces que podamos copiar leyes, normas o experiencias que han tenido países con problemáticas similares.
Cuando en nuestro foro desarrollamos el programa preventivo desde el municipio, no hicimos otra cosa que traer lo que estaban haciendo los ayuntamientos, que en su momento fue muy efectivo. Por supuesto que ahora se cayó por el tema del ajuste de España y han quedado más de 40 mil drogodependientes sin asistencia.
Pero no me parece que debamos adecuar rápidamente -ojalá lo pudiéramos hacer- ejemplos de otros países que desde el punto de vista geopolítico, con relación a las drogas, está en distinta ubicación. Portugal no está en la ubicación peligrosa o álgida que está hoy la República Argentina, que es un centro fundamental de distribución, de comercialización, de lavado de dinero y de producción de algunas drogas.
Ojalá pudiéramos hacer una salida como la de Uruguay, que en última instancia termina también en la reincidencia en una cuestión penal, a pesar de que en principio es una contravención, cosa que yo veo como muy oportuna.
Nosotros estamos a disposición de ustedes. No he querido repetir lo ya expresado por la gente de Convivir y por el presidente de FONGA porque coincido. Solamente quise aclarar algunas de estas cosas que hasta el momento me parece que no habían sido dichas, por lo menos de esta manera. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Fiad).- Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
En primer lugar, quiero decir que voy a acomodar un poco la exposición para hacerla más corta, a fin de no repetir conceptos vertidos por la directora de Convivir y por el licenciado Chiosso, presidente de la Federación de Organizaciones No Gubernamentales de Argentina. Como estoy de acuerdo en casi todo lo que ellos han dicho, les pido que tomen como mía parte de la intervención de las dos personas que expusieron anteriormente.
También deseo hacer una cuestión de breve y especial pronunciamiento porque se ha hablado de una ley de la cual soy autor. Este Congreso fue el primero de la región, fuimos el primer país en crear una ley de la que tengo el honor de ser autor y, a pesar de que representaba a un bloque que era minoría, el conjunto de los señores diputados y de senadores acompañó.
Reitero: nuestro país fue el primero en crear una ley de protección integral al adicto, o sea que hace 20 años la Argentina, por ley, le dio al adicto la entidad de enfermo, lo mismo que al portador de HIV y retrovirus humanos. Voy a leer muy brevemente lo que se dijo acá en su momento.
Obliga a las obras sociales -luego se amplió a las prepagas- a hacer tratamientos médicos, psicológicos y farmacológicos a todas las personas infectadas por retrovirus humanos y SIDA, igual que a los enfermos drogadependientes; la cobertura de tratamientos médicos y farmacológicos de todos los adictos a estupefacientes y la cobertura para los programas de prevención de SIDA y de drogadicción. Esa ley está en vigencia hoy.
Nosotros sabemos que hay obras sociales, por ejemplo, que dan 30 sesiones a las comunidades terapéuticas o a los profesionales, o bien se hacen cargo de 4 o 5 sesiones al año. En estos casos hay que ir muy fuerte desde el punto de vista legal, presentar un recurso de amparo, ir a la Justicia, porque cuando esto se votó se dispuso que todos los años en el presupuesto se incluya este fondo recipiendario para que las obras sociales puedan dar esta prestación. Nosotros en aquella oportunidad no hicimos esta ley sin la previsión del presupuesto de ese fondo recipiendario. O sea que la ley 24.455 está en vigencia y solicito a los señores diputados, con los instrumentos que tienen, y a todas las organizaciones que están acá representadas, que instruyan inclusive al ciudadano y creen mecanismos para que esa ley se aplique, dada la gran cantidad de ciudadanos que tiene cobertura social gracias a las obras sociales y a las prepagas. No hay ninguna excusa desde el punto de vista legal para que una auditoría de una obra social o una prepaga diga que un tratamiento de un adicto puede durar 8, 10 o 20 sesiones y después no se hace cargo. Quiero dejar esto asentado como ayuda a la problemática que estamos tratando.
Otra cuestión que me parece fundamental, que no hace falta definir debido a lo establecido en el artículo 19 de la Constitución Nacional o a lo expresado por la Corte históricamente, es que por supuesto la tenencia de estupefacientes para consumo personal no debe ser punible y no debe considerarse como delito. Estamos absolutamente convencidos de esto.
Creo que el proyecto que tengo en mi poder es una iniciativa consensuada entre los diputados Donda Pérez, Conti y Gil Lavedra. Digo esto porque algunos señores diputados me han comentado que se está cambiando sobre la marcha. Estamos de acuerdo en lo que ya comenté, pero enfáticamente quiero dejar asentado que nosotros rechazamos el cultivo de estupefacientes para uso personal. En primer lugar, porque se está banalizando y existe un aumento de la tolerancia social, de los medios de difusión y de los sectores de poder sobre la gravedad que tiene la ingesta de sustancias psicoactivas.
En segundo término, porque no creo que un enfermo drogadependiente pueda modular su propia plantación de lo que sea. Además, quiero dejar claro que el proyecto no aclara si se trata de marihuana o de alguna sustancia en especial sino que habla de estupefacientes y la Junta Internacional, que tiene que fiscalizar los estupefacientes, habla de más de 200 o 300. Quiere decir que cualquier estupefaciente, según veo acá en este proyecto, podría ser producido, plantado o fabricado en forma casera. Sinceramente, por la experiencia que tenemos y por la convicción de cómo se debe proteger al adicto -hemos trabajado muchos años al respecto- me parece que esto va a ser contraproducente. Considero que esta cuestión tiene que ser regulada y se debe aclarar qué tipos de estupefacientes.
En principio, mantenemos esta postura; me parece una cuestión de honestidad intelectual plantear en esta comisión que nos ha invitado a expresarnos que nosotros no estamos de acuerdo con el cultivo casero.
Creemos que despenalizar y nada más, en estos momentos donde la Argentina sufre desde el punto de vista geopolítico estratégico una sobreoferta de estupefacientes, sería inclusive dar un paso erróneo, un salto al vacío.
Como se ha dicho acá, a nosotros nos parece que conjuntamente con la despenalización, que por supuesto apoyamos ampliamente y hemos trabajado en ese sentido, tiene que haber un plan nacional de prevención de adicciones. Hubo un programa nacional de adicciones votado por esta Honorable Cámara y sancionado en 2009, pero nunca se reglamentó. Otra vez encontramos una ausencia increíble de la Secretaría de Estado; no se reglamentó y nadie se preocupó desde el Ejecutivo para trabajar en la reglamentación de esta ley que nos estaría evitando hoy muchos problemas en la atención de los drogadependientes, porque de este modo, por supuesto, estaría pautado un presupuesto para un programa de prevención.
Entonces, para dar una respuesta a la sociedad, este Congreso debe tomar la iniciativa nuevamente, como la ha tomado otras veces, y junto con esa ley tendría que considerarse una norma donde se especifique un programa de tratamiento, de prevención, de asistencia integral. Puede ser desde otra norma paralela, como la ley de salud mental o la que los señores diputados y senadores consideren menester, pero me parece que sería un salto al vacío, como se ha dicho acá, que va a concurrir en una salida que no es la que estoy seguro los señores legisladores buscan con la despenalización.
En nuestro país hay una sobreoferta de drogas, nosotros somos miembros de un Observatorio Internacional que estudia la geopolítica de la droga, que no estudia exclusivamente una lista sino las cuatro listas de la problemática de las drogas: el narcotráfico; el lavado de divisas; la rehabilitación y la reinserción social y la prevención. Esto se analiza desde el punto de vista geopolítico, es decir, dónde está ubicado nuestro país.
La Argentina hoy es productora de clorhidrato de cocaína, aunque se lo niegue. Si aparece paco en una cocina de un barrio de la ciudad de Salta, del Gran Buenos Aires o de Jujuy, es porque seguramente se ha procesado clorhidrato de cocaína a partir de la pasta base y del precursor químico, repito, aunque se diga que no es un país productor.
Por supuesto que no es un país productor a gran escala, como lo son otros, pero la incautación de pasta base de coca está significando que hay un modelo industrial a pequeña escala para provocar el producto final, que es el clorhidrato de cocaína.
Entonces, con la sobreoferta de estupefacientes que tenemos -ni hablar de lo que es la cannabis sativa o marihuana y sus distintas formas de utilización y comercialización-, si despenalizamos y saltamos al vacío sin una malla de contención que pueda orientar, captar y proteger a esa persona que está consumiendo drogas, vamos a hacerle un flaco favor al objetivo de esta ley.
Aunque les parezca irrisorio y exagerado a algunos, estoy convencido de que vamos a favorecer el narcotráfico de esas sustancias. Hay una actuación -delictiva, por supuesto- y un tráfico delictivo de esas sustancias, que está preparado para distribuir si esta ley sale. ¿De dónde piensan que va a salir la gran cantidad de plantas de marihuana, de semillas y demás para el mercado que tenemos hoy? Ya está pasando hoy y aún está penalizado.
No importa que se rían; estoy provocando sonrisas. Sinceramente no me molesta que se rían porque pueden no pensar como yo, pero tengo la obligación moral e intelectual de decir lo que pienso en esta comisión.
Se habló acá de algunas leyes y de países que sufren situaciones parecidas. Estoy de acuerdo en que se pueda copiar algún tipo de legislación. Ojalá pudiéramos hacer hoy el proceso de España, que viví ya que fui invitado dos o tres veces a estudiarlo. Allí se la da una importancia fundamental al municipio como efector del control y de la prestación en el tema de las adicciones. Es decir que hay una gran descentralización en los municipios y en las regiones a pesar de que hay un programa nacional.
Me parece muy bien entonces que podamos copiar leyes, normas o experiencias que han tenido países con problemáticas similares.
Cuando en nuestro foro desarrollamos el programa preventivo desde el municipio, no hicimos otra cosa que traer lo que estaban haciendo los ayuntamientos, que en su momento fue muy efectivo. Por supuesto que ahora se cayó por el tema del ajuste de España y han quedado más de 40 mil drogodependientes sin asistencia.
Pero no me parece que debamos adecuar rápidamente -ojalá lo pudiéramos hacer- ejemplos de otros países que desde el punto de vista geopolítico, con relación a las drogas, está en distinta ubicación. Portugal no está en la ubicación peligrosa o álgida que está hoy la República Argentina, que es un centro fundamental de distribución, de comercialización, de lavado de dinero y de producción de algunas drogas.
Ojalá pudiéramos hacer una salida como la de Uruguay, que en última instancia termina también en la reincidencia en una cuestión penal, a pesar de que en principio es una contravención, cosa que yo veo como muy oportuna.
Nosotros estamos a disposición de ustedes. No he querido repetir lo ya expresado por la gente de Convivir y por el presidente de FONGA porque coincido. Solamente quise aclarar algunas de estas cosas que hasta el momento me parece que no habían sido dichas, por lo menos de esta manera. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Fiad).- Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
SRA. SCHMIDT LIERMANN ¿Cómo se define el consumo personal? ¿Por la cantidad o por algo que se pueda consumir que se lleve inmediatamente en el momento que uno lo ve?
SR. ORTIZ MALDONADO Usted habla de tenencia para consumo personal.
Es muy difícil de definir. Yo creo que si soy un fumador compulsivo o un cocainómano compulsivo y mi familia también, puedo tener mucha más droga que si fumara un porro o dos porros por semana.
Una de las razones por las cuales estoy en contra del cultivo casero es esa. Va a ser muy difícil saber cuándo se trata de consumo personal. Lo digo con total humildad. Ojalá que no sea difícil, si es que sale esta ley como está redactada.
Los que están acá que hacen asistencia y están en las trincheras saben que hay gente que puede consumir recreativamente, mientras que otros son compulsivamente adictos y consumen de todo durante todo el tiempo hasta que entran en una etapa muy crítica para su vida.
Por otra parte, hay familias de consumidores. Hay un artículo de esta redacción de la ley -no sé si será la última o no, porque conozco los tiempos parlamentarios y la dinámica, y sé es que es posible que cambie sobre la marcha muchas veces- que dice que usted se lo puede entregar a otro. Esto es algo que considero un disparate, aunque sea gratuito. Primero, porque va a ser muy difícil poder descubrir si es gratuito o no, y segundo porque me parece un disparate que se pueda cultivar para darle a otros también.
En un artículo dice que es para consumo personal, pero en otro artículo dice que se le puede dar a otro si es que no se lo vende, no es menor de edad, etcétera.
Entonces, me parece que la tenencia para uso personal tiene que ser mínima y que esa tenencia incontestablemente sea para uso personal, es decir, que la autoridad que sea deduzca inequívocamente que es para uso personal.
Acá se hablo del la legislación de Portugal. En ese sentido hablamos con algunos diputados de especificar dos gramos para una sustancia y tres gramos para otra. En Portugal dicen que es arbitrario pero que les funcionó. Creo que es una cuestión muy difícil.
La policía de la provincia de Buenos Aires -que es la que yo conozco más, ya que vivo en un pueblo a 120 kilómetros de acá-, todos los sábados y domingos hace decomisos de drogas. Sin embargo, ninguno de los que detienen es de mi pueblo. Como los chicos saben que la policía está relacionada con el tráfico de estupefacientes, no detienen a los chicos de mi pueblo sino a los chicos del gran Buenos Aries que van a ver la laguna hermosa que existe en mi pueblo, que van de recreación y llevan algún porro. Esos son los que caen, porque necesitan llenar la estadística.
Entonces resulta difícil determinar cuál es la cantidad permitida, si dos porros o un porro. Cuando se modifique la ley esos chicos no van a estar detenidos. Por supuesto que no tienen que estar detenidos.
En la intención del legislador -que a veces se recurre a partir de los fallos y la justicia- me interesaría que se marque bien la tenencia para uso personal, independientemente de lo que diga taxativamente la ley. Eso es muy importante. (Aplausos.)
Es muy difícil de definir. Yo creo que si soy un fumador compulsivo o un cocainómano compulsivo y mi familia también, puedo tener mucha más droga que si fumara un porro o dos porros por semana.
Una de las razones por las cuales estoy en contra del cultivo casero es esa. Va a ser muy difícil saber cuándo se trata de consumo personal. Lo digo con total humildad. Ojalá que no sea difícil, si es que sale esta ley como está redactada.
Los que están acá que hacen asistencia y están en las trincheras saben que hay gente que puede consumir recreativamente, mientras que otros son compulsivamente adictos y consumen de todo durante todo el tiempo hasta que entran en una etapa muy crítica para su vida.
Por otra parte, hay familias de consumidores. Hay un artículo de esta redacción de la ley -no sé si será la última o no, porque conozco los tiempos parlamentarios y la dinámica, y sé es que es posible que cambie sobre la marcha muchas veces- que dice que usted se lo puede entregar a otro. Esto es algo que considero un disparate, aunque sea gratuito. Primero, porque va a ser muy difícil poder descubrir si es gratuito o no, y segundo porque me parece un disparate que se pueda cultivar para darle a otros también.
En un artículo dice que es para consumo personal, pero en otro artículo dice que se le puede dar a otro si es que no se lo vende, no es menor de edad, etcétera.
Entonces, me parece que la tenencia para uso personal tiene que ser mínima y que esa tenencia incontestablemente sea para uso personal, es decir, que la autoridad que sea deduzca inequívocamente que es para uso personal.
Acá se hablo del la legislación de Portugal. En ese sentido hablamos con algunos diputados de especificar dos gramos para una sustancia y tres gramos para otra. En Portugal dicen que es arbitrario pero que les funcionó. Creo que es una cuestión muy difícil.
La policía de la provincia de Buenos Aires -que es la que yo conozco más, ya que vivo en un pueblo a 120 kilómetros de acá-, todos los sábados y domingos hace decomisos de drogas. Sin embargo, ninguno de los que detienen es de mi pueblo. Como los chicos saben que la policía está relacionada con el tráfico de estupefacientes, no detienen a los chicos de mi pueblo sino a los chicos del gran Buenos Aries que van a ver la laguna hermosa que existe en mi pueblo, que van de recreación y llevan algún porro. Esos son los que caen, porque necesitan llenar la estadística.
Entonces resulta difícil determinar cuál es la cantidad permitida, si dos porros o un porro. Cuando se modifique la ley esos chicos no van a estar detenidos. Por supuesto que no tienen que estar detenidos.
En la intención del legislador -que a veces se recurre a partir de los fallos y la justicia- me interesaría que se marque bien la tenencia para uso personal, independientemente de lo que diga taxativamente la ley. Eso es muy importante. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Muchas gracias.
Tiene la palabra la licenciada Inés Valdez, representante de la Fundación Manantiales.
Tiene la palabra la licenciada Inés Valdez, representante de la Fundación Manantiales.
SRA. VALDEZ Señor presidente: nuestra postura está basada en los elementos que hasta el momento contamos en nuestra realidad de la Argentina, es decir, la medicina, la psicología, la legislación, el Estado, el sistema judicial, el sistema sanitario, los adelantos tecnológicos, la idiosincrasia y los rasgos culturales de nuestro país, entre otros.
Creemos indispensable dar un debate profundo sobre el tema y trabajar junto a los legisladores en un proyecto de ley superador que abone todas las aristas de la problemática del consumo de drogas de nuestro país y el narcotráfico.
La cuestión no puede quedar en discutir despenalización sí o no, y dejar un vacío legal en todas las particularidades del tema como cantidades, tipos de droga, asistencia, contención familiar, tratamientos, recuperación, educación, control y fiscalización de los elementos químicos precursores.
Estamos de acuerdo con las opiniones de que la guerra contra las drogas fracasó. Lo mismo podríamos decir de la lucha contra la inseguridad, pero no por eso tuvimos que legalizar los robos, los secuestros extorsivos o permitir portar algún arma de fuego a la población.
Estamos reunidos preguntándonos si debemos atender el derecho de un consumidor a tener drogas pero nos olvidamos de la pregunta esencial: ¿cómo hacemos para que el impacto de las drogas y de la salud de los argentinos sea menor?
En este sentido entendemos que estamos tutelando el derecho a tener drogas y su punibilidad por sobre el derecho a la salud.
No le estamos dando un derecho a nuestros hijos y a los que van a construir la Argentina del futuro, sino que les estamos diciendo, tal vez sin buscarlo: el Estado te permite drogarte y tener drogas. Por ende, las drogas son buenas.
Al momento encontramos que no están dadas las condiciones para una despenalización de la tenencia y el autocultivo por los siguientes motivos: hay quienes sostienen que si cambiamos o modificamos las leyes, el impacto de la droga sobre la sociedad va a ser menor.
Nosotros decimos que ante el aumento del consumo de drogas y la evidente pérdida de la guerra contra las drogas, algunas personas bien intencionadas intentan proponer la despenalización del consumo de drogas como la panacea para combatir esta problemática de gran repercusión en la salud pública y temas asociados como la Justicia y la seguridad. Nada más alejado de la realidad. Ninguna ley o reforma del Código Penal va a disminuir per se el consumo. Por el contrario, estaríamos alentándolo. Si la droga tuviera el estatus que tiene el alcohol, sería una catástrofe para la salud pública.
Sin ir más lejos, luego de que en el año 2009 la Corte Suprema de Justicia fijara jurisprudencia en el tema a través del fallo Arriola, en el que se despenaliza la tenencia de marihuana para consumo personal, según las estadísticas oficiales de la Sedronar, el consumo de sustancias en adolescentes de 13 a 17 años pasó del 9,6 por ciento en 2009 al 12 por ciento en 2011 en la población escolar. Es decir, aumentó un 25 por ciento sólo en chicos menores de 18 años, cuando la misma encuesta había mostrado que desde 2006 a 2009 el crecimiento de la cantidad de consumidores de marihuana fue sólo del 9,2 al 9,6 por ciento de los alumnos. Durante ese período creció un 4,1 por ciento contra un 25 por ciento a los tres años posteriores al fallo Arriola.
También se sostiene que haciendo esta modificación a la ley de estupefacientes el Estado se va a ocupar de perseguir a los traficantes y no a los adictos.
Es necesario aclarar que nuestra institución no está a favor de la persecución del adicto, mucho menos de que una persona tenga que enfrentar una causa judicial o hasta compartir cárcel con asesinos y delincuentes por usar drogas o tener un problema de adicción. Entendemos que se trata de una persona enferma y que necesita atención. De hecho es lo que estamos haciendo en la Fundación Manantiales desde el año 1993, habiendo tratado a más de 5 mil personas.
No obstante, como producto de la droga, se puede perder la capacidad de discernir y en alguna medida afectar el albedrío, por lo que no está mal tener instrumentos legales para que a la persona se le prescriba un tratamiento.
El derecho a la vida y a la salud son derechos inalienables de todo ser humano. En la actual ley, la tenencia está penalizada, pero en rigor a la verdad ningún juez lleva a la cárcel a un adicto. Consideramos que la cárcel es una medida muy exagerada y no eficaz. No obstante, tal vez sirva de disuasión para una persona a la que se le prescribe un tratamiento como medida curativa, incluso con el aval de la familia y sus seres queridos, ante el inminente riesgo de muerte para la persona. Si siguiéramos con esa lógica de pensamiento, podríamos comenzar a permitir o tolerar los hurtos de los carteristas en los medios de transporte para que la policía se dedique a los secuestros exprés y los robos a mano armada.
Si tenemos en cuenta que desde hace 10 años a esta parte se comenzó a exportar drogas desde la Argentina a Europa y otros países, que la pasta base está haciendo estragos con nuestra juventud, que no hay radarización del espacio aéreo, mientras misteriosos vuelos surcan el norte argentino, que hay laboratorios de droga y cocinas de cocaína y éxtasis, incluso hasta en el Gran Buenos Aires, es disparatado pretender cambiar esto con una ley. Hay que entender que son otros los factores que generan un caldo de cultivo para el florecimiento del negocio de las drogas.
Debemos ser prudentes y dar un mensaje a nuestros hijos, subrayarles que por más que se permita tener droga en el bolsillo, sigue siendo igual de dañina y destructiva.
Permitir el consumo de cualquier tipo de droga y la tenencia en una cantidad indefinida, es tal vez más peligroso para la seguridad de las personas que la legislación actual. ¿Con qué criterio un hombre de las fuerzas de seguridad va a determinar que uno, dos, tres, cuatro, cinco o más cigarrillos de marihuana son para consumo personal y qué es para la venta?
¿Cuántas plantas? ¿Una, diez? ¿Cuántas plantas por casa? Si en la casa viven 10 personas y si permitiéramos 7 plantas por persona, ¿en el fondo de la casa habría 70 plantas de marihuana? ¿Y si no tengo espacio para plantarla en mi casa, podría usar una plaza? ¿Podría plantar marihuana al costado de los juegos infantiles?
Asimismo, estamos en completo desacuerdo con la despenalización del autocultivo de cualquier tipo de droga. Los legisladores deberían tener en cuenta que la marihuana es mayormente la droga de inicio para drogas más fuertes como la cocaína o el paco.
Sí queda claro que el Estado y las fuerzas de seguridad deben trabajar en la reducción de la oferta, es decir, en combatir el narcotráfico. No obstante, es mucho más razonable trabajar en la reducción de la demanda: sin adictos o con menos adictos no habría mercado ni negocio para el narcotráfico pero lo que es mejor, tendríamos una sociedad más sana y con mejor calidad de vida.
Los adictos son personas con desequilibrios emocionales que necesitan ser tratadas y no encarceladas. Una persona que se droga compulsivamente es una persona enferma y, generalmente, si delinque es producto de su adicción -la cual lo lleva a cometer ilícitos- o bien del anestesiamiento de su conducta y sentimientos, lo que conduce al desarrollo de características de personalidad similares a las psicopáticas.
No obstante hay personas que por la propia negación, producto de su adicción, dicen que pueden dejarla cuando quieren y que no son adictos, que ellos la manejan y que la usan cuando quieren y cuando no quieren, no. Hay contados casos que sí lo pueden hacer, pero no es la norma.
Despenalizar la tenencia lleva a naturalizar el consumo. Ningún ser humano tiene una necesidad básica de consumir drogas. Es real que existen consumidores que desencadenan menos síntomas adversos que otros, pero muchos de los llamados no problemáticos, ante una vicisitud de la vida pueden terminar siéndolo o desarrollar problemas mentales y físicos en el largo plazo. Este es un falso atajo de lo que se denomina estar aquí y ahora o estar en el presente, que sí se alcanza genuinamente con técnicas de relajación, meditación, la realización de un deporte o un acto solidario, entre otras cosas.
Desde nuestra postura, los adictos no deben ser penalizados con la cárcel sino con medidas educativas y curativas, es decir, con prevención y tratamientos, ya que de esa manera se los incluye en el circuito médico asistencial, lo cual sería imposible si se despenaliza la tenencia.
En nuestros casi 20 años de trabajo en esta problemática, muchas personas a las que se les prescribieron tratamientos por orden de un juez, o a veces hasta por pedido de la familia, y que en principio fueron reticentes a recibir ayuda, terminaron dándose cuenta de que una de las características fundamentales de la adicción es la negación del problema, para luego cambiar su vida. Obviamente los índices de recuperación son mayores si la persona accede al tratamiento por motu proprio. Esto no inhabilita que, conociendo la psicodinámica de las adicciones como la negación, la obsesión y la falta de control, la prescripción de un tratamiento como medida curativa pueda ser una salida para evitar males mayores.
Recordamos que según datos de la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada cinco accidentes laborales está relacionado con el consumo de drogas, y la cifra se eleva a casi dos tercios si incluimos el alcohol. No obstante, el hecho de poner penas administrativas es, desde nuestra perspectiva, de difícil cumplimiento para países latinoamericanos, en nuestro caso la Argentina, ya que no contamos con la capacidad y los organismos de control para poder llevarlo a cabo de manera eficaz.
Cuando se sostiene que el drogarse es un acto privado que no afecta a terceros, no es cierto. En primer lugar, porque todo adicto hace consciente o inconscientemente promoción o apología del consumo de drogas, sobre todo cuando se encuentra en el período de lo que denominamos luna de miel., A los cuatro años comienza la etapa de desencantamiento.
En segundo término, porque el adicto se ve forzado a robar o a hurtar para drogarse y sostener su adicción, en ocasiones. Las estadísticas indican que el 78 por ciento de los adictos ha delinquido fuera del ámbito familiar y un 92 por ciento lo hizo incluyendo al ámbito familiar.
Tercero, el adicto causa más accidentes de tránsito, laborales y hogareños que una persona que no utiliza drogas.
Hay quienes se animan a decir que la despenalización sería el principio del fin del negocio del narcotráfico, del lavado de dinero y de la corrupción. No existe ninguna garantía de que la despenalización haga desaparecer el mercado negro. De hecho, son sobrados los ejemplos como el caso del juego, cuya legalización no erradicó el juego clandestino. A propósito del tema, aprovechamos para advertir a la opinión pública la magnitud de las personas que se transforman en adictos al juego, ludópatas, fenómeno que ya se vislumbra pero que explotará delante de nuestras narices de acá a cinco años.
Además, en aras de disminuir el narcotráfico o de bajar la corrupción, no podemos tomar medidas sin tener en cuenta lo que pasaría entre los jóvenes y no tan jóvenes. Una vez despenalizada la droga, la oferta aumentaría considerablemente y crearía una demanda enfermiza y adictiva.
Según el mismo organismo, el consumo de cocaína creció de 4,3 por ciento al 6,2 por ciento en 2011, año en que se despenalizó la tenencia de marihuana.
Fundación Manantiales, en su sede Uruguay, pudo comprobar que más del 80 por ciento de los adictos que llegó al tratamiento por dependencia de la cocaína tuvo su inicio en el consumo de drogas como la marihuana.
También hay quienes se animan a afirmar que en los países en los que se despenalizó se ha reducido el consumo. Esto no es así. Holanda ha despenalizado el consumo de lo que ellos consideran drogas blandas. En ese país el consumo de marihuana, cocaína, éxtasis y LSD sigue creciendo.
Ha bajado el número de adictos a la heroína pero se está reemplazando por otras drogas, sobre todo las sintéticas y la cocaína.
Además, según se conoció públicamente en los últimos meses, ese país restringió el consumo legal para su propia población y ahora hasta está reviendo la permisividad.
Transpolar políticas de otros países sin entender nuestra idiosincrasia puede ser un grave error. No podemos comparar a la Argentina con Holanda, Portugal u otros países europeos. Nuestra realidad es muy distinta a la de esos países.
Hablando del caso de Portugal, que muchas organizaciones que adhieren a la política de reducción del daño lo citan como un caso exitoso de despenalización, vale aclarar que en ese país se reemplazaron las sanciones penales por las administrativas y que se diseñó una política disuasiva del consumo.
En Portugal, una persona que es vista consumiendo drogas en la vía pública es obligada a ir a un centro de salud especializado dentro de las 72 horas, en donde se establecerá si tiene un consumo problemático o no. En caso positivo se le diagnostica un tratamiento. Si no cumple con el plazo de las 72 horas de asistir al centro de salud se le labra una sanción administrativa ejemplar que puede ser económica o bien de trabajo voluntario.
Lo mismo ocurre si asiste a la oficina sanitaria y se determina que su consumo es problemático pero no cumple con un tratamiento.
A su vez, si la persona reincide en este comportamiento, el caso pasa a la órbita judicial en donde en lugar de sanciones administrativas se abre una causa penal.
A modo de conclusión: que la lucha contra la drogadicción no tenga los resultados esperados no significa que debamos quedarnos en la discusión de "despenalización sí o despenalización no".
Las autoridades gubernamentales deberían preguntar a los especialistas en drogadicción, en publicidad y en marketing cómo vender o instaurar una contracultura contra la droga. Una lucha eficaz debe apostar a la reducción de una demanda y esto no se puede lograr con campañas improvisadas.
El narcotráfico y el consumo de drogas son un tema complejo que no puede resolverse en teoría y sin conocer a fondo la realidad del fenómeno. Por eso sería bueno que las personas que se pronuncian a favor de la despenalización del consumo de droga se tomen el tiempo necesario para examinar cómo serían las consecuencias prácticas de esa medida.
Si el proyecto de ley de despenalización se hace efectivo y se permite la tenencia para consumo de drogas como así también el auto cultivo, entonces es necesario discutir al mismo tiempo qué respuesta tendrá el Estado para aquellas personas con problemas de adicciones que tienen vulnerados sus derechos de salud, educación y trabajo, incluso desde antes de empezar a consumir. Si estas personas estaban excluidas del sistema, las drogas les terminan de cerrar todas las puertas.
Vale aclarar que lo que debería despenalizarse es la tenencia de drogas para consumo personal y no el consumo en la vía pública.
El hecho de consumir en sí podría ser un mal ejemplo para los chicos que crecen copiando y asimilando las acciones de los adultos. Incluso sería problemático para adictos en recuperación o recuperados -a esto ya había hecho referencia la Fundación Convivir-, que día a día luchan por no sufrir una recaída.
Ver cómo otra persona consume drogas con total impunidad o hasta haciendo ostentación del acto de drogarse libremente atentaría directamente contra la voluntad de quienes no quieren hacerlo y son más vulnerables que otros a sufrir las dependencia de estas sustancias.
Así como el Estado va a otorgar el derecho a las personas de poder tener, consumir y auto cultivar todo tipo de drogas, debe asumir la responsabilidad de responder ante la gran demanda de tratamientos que son solicitados todos los días por cientos de madres, esposas e hijos que tienen a un familiar perdido por la droga.
Cualquier norma que nazca de este recinto, como sería novedosa para nuestro país y muchos otros países del mundo, debería llevar la impronta del rigor científico. Es decir, esta ley debería estar condicionada a resultados. Si en cuatro años la norma demuestra científicamente que redujo el uso y abuso de drogas en nuestra sociedad, la aplaudiremos; si así no fuera, deberíamos dejarla sin efecto. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Fiad).- Tiene la palabra el señor Ricardo Paveto, licenciado en psicología, especialista en adolescentes, director de ARDA, Asociación de Reducción de Daños de la Argentina.
Creemos indispensable dar un debate profundo sobre el tema y trabajar junto a los legisladores en un proyecto de ley superador que abone todas las aristas de la problemática del consumo de drogas de nuestro país y el narcotráfico.
La cuestión no puede quedar en discutir despenalización sí o no, y dejar un vacío legal en todas las particularidades del tema como cantidades, tipos de droga, asistencia, contención familiar, tratamientos, recuperación, educación, control y fiscalización de los elementos químicos precursores.
Estamos de acuerdo con las opiniones de que la guerra contra las drogas fracasó. Lo mismo podríamos decir de la lucha contra la inseguridad, pero no por eso tuvimos que legalizar los robos, los secuestros extorsivos o permitir portar algún arma de fuego a la población.
Estamos reunidos preguntándonos si debemos atender el derecho de un consumidor a tener drogas pero nos olvidamos de la pregunta esencial: ¿cómo hacemos para que el impacto de las drogas y de la salud de los argentinos sea menor?
En este sentido entendemos que estamos tutelando el derecho a tener drogas y su punibilidad por sobre el derecho a la salud.
No le estamos dando un derecho a nuestros hijos y a los que van a construir la Argentina del futuro, sino que les estamos diciendo, tal vez sin buscarlo: el Estado te permite drogarte y tener drogas. Por ende, las drogas son buenas.
Al momento encontramos que no están dadas las condiciones para una despenalización de la tenencia y el autocultivo por los siguientes motivos: hay quienes sostienen que si cambiamos o modificamos las leyes, el impacto de la droga sobre la sociedad va a ser menor.
Nosotros decimos que ante el aumento del consumo de drogas y la evidente pérdida de la guerra contra las drogas, algunas personas bien intencionadas intentan proponer la despenalización del consumo de drogas como la panacea para combatir esta problemática de gran repercusión en la salud pública y temas asociados como la Justicia y la seguridad. Nada más alejado de la realidad. Ninguna ley o reforma del Código Penal va a disminuir per se el consumo. Por el contrario, estaríamos alentándolo. Si la droga tuviera el estatus que tiene el alcohol, sería una catástrofe para la salud pública.
Sin ir más lejos, luego de que en el año 2009 la Corte Suprema de Justicia fijara jurisprudencia en el tema a través del fallo Arriola, en el que se despenaliza la tenencia de marihuana para consumo personal, según las estadísticas oficiales de la Sedronar, el consumo de sustancias en adolescentes de 13 a 17 años pasó del 9,6 por ciento en 2009 al 12 por ciento en 2011 en la población escolar. Es decir, aumentó un 25 por ciento sólo en chicos menores de 18 años, cuando la misma encuesta había mostrado que desde 2006 a 2009 el crecimiento de la cantidad de consumidores de marihuana fue sólo del 9,2 al 9,6 por ciento de los alumnos. Durante ese período creció un 4,1 por ciento contra un 25 por ciento a los tres años posteriores al fallo Arriola.
También se sostiene que haciendo esta modificación a la ley de estupefacientes el Estado se va a ocupar de perseguir a los traficantes y no a los adictos.
Es necesario aclarar que nuestra institución no está a favor de la persecución del adicto, mucho menos de que una persona tenga que enfrentar una causa judicial o hasta compartir cárcel con asesinos y delincuentes por usar drogas o tener un problema de adicción. Entendemos que se trata de una persona enferma y que necesita atención. De hecho es lo que estamos haciendo en la Fundación Manantiales desde el año 1993, habiendo tratado a más de 5 mil personas.
No obstante, como producto de la droga, se puede perder la capacidad de discernir y en alguna medida afectar el albedrío, por lo que no está mal tener instrumentos legales para que a la persona se le prescriba un tratamiento.
El derecho a la vida y a la salud son derechos inalienables de todo ser humano. En la actual ley, la tenencia está penalizada, pero en rigor a la verdad ningún juez lleva a la cárcel a un adicto. Consideramos que la cárcel es una medida muy exagerada y no eficaz. No obstante, tal vez sirva de disuasión para una persona a la que se le prescribe un tratamiento como medida curativa, incluso con el aval de la familia y sus seres queridos, ante el inminente riesgo de muerte para la persona. Si siguiéramos con esa lógica de pensamiento, podríamos comenzar a permitir o tolerar los hurtos de los carteristas en los medios de transporte para que la policía se dedique a los secuestros exprés y los robos a mano armada.
Si tenemos en cuenta que desde hace 10 años a esta parte se comenzó a exportar drogas desde la Argentina a Europa y otros países, que la pasta base está haciendo estragos con nuestra juventud, que no hay radarización del espacio aéreo, mientras misteriosos vuelos surcan el norte argentino, que hay laboratorios de droga y cocinas de cocaína y éxtasis, incluso hasta en el Gran Buenos Aires, es disparatado pretender cambiar esto con una ley. Hay que entender que son otros los factores que generan un caldo de cultivo para el florecimiento del negocio de las drogas.
Debemos ser prudentes y dar un mensaje a nuestros hijos, subrayarles que por más que se permita tener droga en el bolsillo, sigue siendo igual de dañina y destructiva.
Permitir el consumo de cualquier tipo de droga y la tenencia en una cantidad indefinida, es tal vez más peligroso para la seguridad de las personas que la legislación actual. ¿Con qué criterio un hombre de las fuerzas de seguridad va a determinar que uno, dos, tres, cuatro, cinco o más cigarrillos de marihuana son para consumo personal y qué es para la venta?
¿Cuántas plantas? ¿Una, diez? ¿Cuántas plantas por casa? Si en la casa viven 10 personas y si permitiéramos 7 plantas por persona, ¿en el fondo de la casa habría 70 plantas de marihuana? ¿Y si no tengo espacio para plantarla en mi casa, podría usar una plaza? ¿Podría plantar marihuana al costado de los juegos infantiles?
Asimismo, estamos en completo desacuerdo con la despenalización del autocultivo de cualquier tipo de droga. Los legisladores deberían tener en cuenta que la marihuana es mayormente la droga de inicio para drogas más fuertes como la cocaína o el paco.
Sí queda claro que el Estado y las fuerzas de seguridad deben trabajar en la reducción de la oferta, es decir, en combatir el narcotráfico. No obstante, es mucho más razonable trabajar en la reducción de la demanda: sin adictos o con menos adictos no habría mercado ni negocio para el narcotráfico pero lo que es mejor, tendríamos una sociedad más sana y con mejor calidad de vida.
Los adictos son personas con desequilibrios emocionales que necesitan ser tratadas y no encarceladas. Una persona que se droga compulsivamente es una persona enferma y, generalmente, si delinque es producto de su adicción -la cual lo lleva a cometer ilícitos- o bien del anestesiamiento de su conducta y sentimientos, lo que conduce al desarrollo de características de personalidad similares a las psicopáticas.
No obstante hay personas que por la propia negación, producto de su adicción, dicen que pueden dejarla cuando quieren y que no son adictos, que ellos la manejan y que la usan cuando quieren y cuando no quieren, no. Hay contados casos que sí lo pueden hacer, pero no es la norma.
Despenalizar la tenencia lleva a naturalizar el consumo. Ningún ser humano tiene una necesidad básica de consumir drogas. Es real que existen consumidores que desencadenan menos síntomas adversos que otros, pero muchos de los llamados no problemáticos, ante una vicisitud de la vida pueden terminar siéndolo o desarrollar problemas mentales y físicos en el largo plazo. Este es un falso atajo de lo que se denomina estar aquí y ahora o estar en el presente, que sí se alcanza genuinamente con técnicas de relajación, meditación, la realización de un deporte o un acto solidario, entre otras cosas.
Desde nuestra postura, los adictos no deben ser penalizados con la cárcel sino con medidas educativas y curativas, es decir, con prevención y tratamientos, ya que de esa manera se los incluye en el circuito médico asistencial, lo cual sería imposible si se despenaliza la tenencia.
En nuestros casi 20 años de trabajo en esta problemática, muchas personas a las que se les prescribieron tratamientos por orden de un juez, o a veces hasta por pedido de la familia, y que en principio fueron reticentes a recibir ayuda, terminaron dándose cuenta de que una de las características fundamentales de la adicción es la negación del problema, para luego cambiar su vida. Obviamente los índices de recuperación son mayores si la persona accede al tratamiento por motu proprio. Esto no inhabilita que, conociendo la psicodinámica de las adicciones como la negación, la obsesión y la falta de control, la prescripción de un tratamiento como medida curativa pueda ser una salida para evitar males mayores.
Recordamos que según datos de la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada cinco accidentes laborales está relacionado con el consumo de drogas, y la cifra se eleva a casi dos tercios si incluimos el alcohol. No obstante, el hecho de poner penas administrativas es, desde nuestra perspectiva, de difícil cumplimiento para países latinoamericanos, en nuestro caso la Argentina, ya que no contamos con la capacidad y los organismos de control para poder llevarlo a cabo de manera eficaz.
Cuando se sostiene que el drogarse es un acto privado que no afecta a terceros, no es cierto. En primer lugar, porque todo adicto hace consciente o inconscientemente promoción o apología del consumo de drogas, sobre todo cuando se encuentra en el período de lo que denominamos luna de miel., A los cuatro años comienza la etapa de desencantamiento.
En segundo término, porque el adicto se ve forzado a robar o a hurtar para drogarse y sostener su adicción, en ocasiones. Las estadísticas indican que el 78 por ciento de los adictos ha delinquido fuera del ámbito familiar y un 92 por ciento lo hizo incluyendo al ámbito familiar.
Tercero, el adicto causa más accidentes de tránsito, laborales y hogareños que una persona que no utiliza drogas.
Hay quienes se animan a decir que la despenalización sería el principio del fin del negocio del narcotráfico, del lavado de dinero y de la corrupción. No existe ninguna garantía de que la despenalización haga desaparecer el mercado negro. De hecho, son sobrados los ejemplos como el caso del juego, cuya legalización no erradicó el juego clandestino. A propósito del tema, aprovechamos para advertir a la opinión pública la magnitud de las personas que se transforman en adictos al juego, ludópatas, fenómeno que ya se vislumbra pero que explotará delante de nuestras narices de acá a cinco años.
Además, en aras de disminuir el narcotráfico o de bajar la corrupción, no podemos tomar medidas sin tener en cuenta lo que pasaría entre los jóvenes y no tan jóvenes. Una vez despenalizada la droga, la oferta aumentaría considerablemente y crearía una demanda enfermiza y adictiva.
Según el mismo organismo, el consumo de cocaína creció de 4,3 por ciento al 6,2 por ciento en 2011, año en que se despenalizó la tenencia de marihuana.
Fundación Manantiales, en su sede Uruguay, pudo comprobar que más del 80 por ciento de los adictos que llegó al tratamiento por dependencia de la cocaína tuvo su inicio en el consumo de drogas como la marihuana.
También hay quienes se animan a afirmar que en los países en los que se despenalizó se ha reducido el consumo. Esto no es así. Holanda ha despenalizado el consumo de lo que ellos consideran drogas blandas. En ese país el consumo de marihuana, cocaína, éxtasis y LSD sigue creciendo.
Ha bajado el número de adictos a la heroína pero se está reemplazando por otras drogas, sobre todo las sintéticas y la cocaína.
Además, según se conoció públicamente en los últimos meses, ese país restringió el consumo legal para su propia población y ahora hasta está reviendo la permisividad.
Transpolar políticas de otros países sin entender nuestra idiosincrasia puede ser un grave error. No podemos comparar a la Argentina con Holanda, Portugal u otros países europeos. Nuestra realidad es muy distinta a la de esos países.
Hablando del caso de Portugal, que muchas organizaciones que adhieren a la política de reducción del daño lo citan como un caso exitoso de despenalización, vale aclarar que en ese país se reemplazaron las sanciones penales por las administrativas y que se diseñó una política disuasiva del consumo.
En Portugal, una persona que es vista consumiendo drogas en la vía pública es obligada a ir a un centro de salud especializado dentro de las 72 horas, en donde se establecerá si tiene un consumo problemático o no. En caso positivo se le diagnostica un tratamiento. Si no cumple con el plazo de las 72 horas de asistir al centro de salud se le labra una sanción administrativa ejemplar que puede ser económica o bien de trabajo voluntario.
Lo mismo ocurre si asiste a la oficina sanitaria y se determina que su consumo es problemático pero no cumple con un tratamiento.
A su vez, si la persona reincide en este comportamiento, el caso pasa a la órbita judicial en donde en lugar de sanciones administrativas se abre una causa penal.
A modo de conclusión: que la lucha contra la drogadicción no tenga los resultados esperados no significa que debamos quedarnos en la discusión de "despenalización sí o despenalización no".
Las autoridades gubernamentales deberían preguntar a los especialistas en drogadicción, en publicidad y en marketing cómo vender o instaurar una contracultura contra la droga. Una lucha eficaz debe apostar a la reducción de una demanda y esto no se puede lograr con campañas improvisadas.
El narcotráfico y el consumo de drogas son un tema complejo que no puede resolverse en teoría y sin conocer a fondo la realidad del fenómeno. Por eso sería bueno que las personas que se pronuncian a favor de la despenalización del consumo de droga se tomen el tiempo necesario para examinar cómo serían las consecuencias prácticas de esa medida.
Si el proyecto de ley de despenalización se hace efectivo y se permite la tenencia para consumo de drogas como así también el auto cultivo, entonces es necesario discutir al mismo tiempo qué respuesta tendrá el Estado para aquellas personas con problemas de adicciones que tienen vulnerados sus derechos de salud, educación y trabajo, incluso desde antes de empezar a consumir. Si estas personas estaban excluidas del sistema, las drogas les terminan de cerrar todas las puertas.
Vale aclarar que lo que debería despenalizarse es la tenencia de drogas para consumo personal y no el consumo en la vía pública.
El hecho de consumir en sí podría ser un mal ejemplo para los chicos que crecen copiando y asimilando las acciones de los adultos. Incluso sería problemático para adictos en recuperación o recuperados -a esto ya había hecho referencia la Fundación Convivir-, que día a día luchan por no sufrir una recaída.
Ver cómo otra persona consume drogas con total impunidad o hasta haciendo ostentación del acto de drogarse libremente atentaría directamente contra la voluntad de quienes no quieren hacerlo y son más vulnerables que otros a sufrir las dependencia de estas sustancias.
Así como el Estado va a otorgar el derecho a las personas de poder tener, consumir y auto cultivar todo tipo de drogas, debe asumir la responsabilidad de responder ante la gran demanda de tratamientos que son solicitados todos los días por cientos de madres, esposas e hijos que tienen a un familiar perdido por la droga.
Cualquier norma que nazca de este recinto, como sería novedosa para nuestro país y muchos otros países del mundo, debería llevar la impronta del rigor científico. Es decir, esta ley debería estar condicionada a resultados. Si en cuatro años la norma demuestra científicamente que redujo el uso y abuso de drogas en nuestra sociedad, la aplaudiremos; si así no fuera, deberíamos dejarla sin efecto. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Fiad).- Tiene la palabra el señor Ricardo Paveto, licenciado en psicología, especialista en adolescentes, director de ARDA, Asociación de Reducción de Daños de la Argentina.
SR. PAVETO Señor presidente: en nombre de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina celebro la posibilidad de este plenario y los encuentros anteriores. Me parece que el tema amerita y necesita un debate, el cual ha avanzado en el hecho de dejar o disminuir los preconceptos morales, los prejuicios y poder analizar a partir de las diferentes miradas las realidades sobre esta temática.
Saludo también al presidente de la Comisión de Adicciones y Control del Narcotráfico, diputado Fiad; al presidente de la Comisión de Legislación Penal, diputado Albrieu y a todos los presentes.
Hace ya diez años o más, la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina dio a conocer su declaración de apoyo a la despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal. Con esta declaración, iniciábamos en aquel momento una campaña para la modificación de las políticas públicas, cuestión que es un objeto central de nuestra asociación. Lo hacíamos con la consigna: "hay drogas que hacen mal, hay leyes que hacen peor."
Siempre sostuvimos que criminalizar aquello que requiere cuidado, atención, respeto y protección desde el punto de vista social y sanitario, traería -y trajo- como consecuencia graves daños sociales a los más de 400 mil ciudadanos y ciudadanas que fueron objeto de la vinculación mediante intervención de la fuerza pública con la penalización de la tenencia de droga para consumo personal, sobre todo por el discurso imperante sostenido en la falacia de que se golpeaba al eslabón más débil de la cadena del narcotráfico.
¿Qué tenía que ver un acto privado -que uno lo puede juzgar o no, comprender o no, que uno lo puede analizar pragmáticamente para construir una práctica sanitaria adecuada pertinente- con el narcotráfico, el comercio ilegal, lo que implica el narcotráfico como delito complejo, la asociación que tiene con el lavado de dinero, lo que implica como ingeniería financiera, ingeniería jurídica o ingeniería de logística? ¿Qué tenía que ver esto con aquellas personas que se detenían simplemente por tener una dosis para consumo personal?
En ese sentido me parece bien que se evalúen las políticas públicas, las leyes y sus impactos. No solamente esta sino que todas y siempre.
Aquí se hablaba de un tiempo de cuatro años para hacerlo. Yo voy a hablar de los veinte años de la ley 23.737.
Decimos que hay leyes que hacen peor y que esta ley agravó el problema. Esto, más allá de las intenciones: de la genuina intención o de otra intención en la cual se fijaba la prioridad no en la salud pública sino en otra cuestión.
Las consecuencias no fueron saludables. Primero porque en el conjunto de la sociedad se construyó un discurso donde todo usuario de drogas es un adicto. En segundo lugar, porque se consideraba adicto a toda persona que tenía para consumo personal. En tercer lugar, porque en ese momento se establecía que la tenencia de droga para consumo personal es un delito y por lo tanto toda persona que haga algo que la ley penal define como delito se la denomina delincuente.
En consecuencia, una cantidad de ciudadanos y ciudadanas, que por el motivo que fuere hacían uso de ese acto privado, quedaban pegados a una construcción de representación social negativa que impactaba muy negativamente en el conjunto de la sociedad.
Esto impactaba sobre todo con una representación social negativa de la comunidad que dificultaba y obstaculizaba la posibilidad de discutir abiertamente y de una manera menos atemorizante sin dejar de comprender la angustia de los padres y madres que muchas veces se presentan en relación al tipo de consumo y sobre todo a una cuestión adictiva de un familiar.
Entonces, sin dejar de comprender eso, se obstaculizaba la posibilidad de que la comunidad se involucrara desde un criterio de poder desarrollar más factores de protección de la salud. En todo caso la mirada era desde un lugar donde estaba muy involucrado el delito y la cadena del narcotráfico.
La figura del adicto heredó de una manera similar todos aquellos conceptos que caracterizaban a las peores prácticas manicomiales sobre la locura y el loco: el loco es peligroso, el loco es un enfermo, al loco hay que encerrarlo, el loco no tiene posibilidad, es un incapaz.
Entonces, esto también fue construyendo y favoreciendo la representación social en el campo de la salud que producía dos efectos. En primer lugar, ¿qué tenía que ver un tema de seguridad? ¿Qué tenía que ver algo que hacía a la política criminal, a las leyes penales? Si es un delito, intervienen las fuerzas de la seguridad pública, las fiscalías que investigan, los jueces, los procedimientos, las causas penales que se abren y tardan años, se sustancian o no, pero esos ciudadanos llevaban esa espada de Damocles, ese sello, ese estigma en su frente, con las dificultades que tenían, las consecuencias negativas, sobre todo sociales, en la franja de los jóvenes, en lo que hace a la posibilidad de un ingreso laboral.
Ninguna empresa pregunta si era la última cadena del eslabón del narcotráfico o si era tenencia para consumo personal, simplemente va a decir: "Tiene una causa por la ley 23.737". "¿Qué es esto?", preguntará el gerente de recursos humanos. Y le responderán que se trata de una causa por la ley de estupefacientes. Entonces, estas son las cosas que decimos que en función de una supuesta buena intención, o de una buena intención genuina, agravan el problema que quería favorecer.
Por otro lado, podemos decir que este es un tema de seguridad. Es más, no tomó patrimonio absoluto un organismo de menor jerarquía que un ministerio, una secretaría, que se creó por la conjunción de dos tareas, que terminó dificultándose en sí misma y no cumpliendo ni una ni otra, es decir, ni luchar contra el narcotráfico ni desarrollar una política de prevención y de asistencia de las adicciones reales, que fortaleciera al sistema de la salud pública y, en todo caso, articulara con el tercer sector, con las obras sociales o con los efectores de gestión privada de la salud.
En tercer lugar, sobre la población usuaria de drogas, sobre los ciudadanos que realizan actos de consumo de drogas, estigmatizándolas o vinculándolas a un destino que parecía insoslayable. ¿Consumiste? ¿Tenés droga? Sos adicto. Vas a ser toda la vida adicto o te vas a denominar toda la vida ex adicto. Vas a tener que explicar tu vida a partir de los proyectos, a partir de cuántos días llevas sin consumir. Es decir, seguís siendo un consumidor sin consumir. Y sobre todo la auto-percepción de esta población, al considerarse personas sin derechos o ciudadanos de segunda categoría.
En función de la persecución penal se adoptan situaciones de semiclandestinidad en el acto del consumo, dificultando y obstaculizando las acciones sociales y sanitarias y dificultando, sobre todo, poder hablar de ese tema o, fundamentalmente, de sus propias prácticas y experiencias.
Las consecuencias de los más de 20 años de la ley 23.737 nos dejan este balance: un aumento enorme de los niveles de consumo de las sustancias legales e ilegales, pero sobre todo de las ilegales. No decreció ese consumo. Aparece un incremento en los consumos problemáticos. Aparece una disminución de la edad de inicio en algunas realidades locales que estuvieron atravesadas por consecuencias de años de pobreza crítica, con el resultado del debilitamiento del tejido familiar.
Estos 20 años de aplicación de la ley 23.737 se basaron en el criterio de atención en la tercerización y no en la articulación de los efectores de la salud mental y los servicios sociales de gestión estatal, en vez del fortalecimiento del sistema de salud pública en articulación, en todo caso, con los efectores del tercer sector y con los efectores de gestión privada.
He escuchado opiniones en relación con cuánto pueden ofertar, como si esta ley fuera en contra de algunos de estos actores que se desenvolvieron desde la gestión pública, desde el tercer sector, según sus criterios de asistencia.
Lo que busca la modificación de esta ley es dejar de vincularse con la legislación penal, es dejar el criterio de persecución penal para los usuarios de drogas. Detener a una persona para ver si tiene o no droga para consumo personal es un criterio de persecución penal. Pensar que de ahí vamos a escalar al núcleo central de la ingeniería financiera de lo que implica un comercio ilegal, me parece ridículo. Además, no se puede demostrar en ninguna de esas detenciones que hay documentos que acompañen o investigaciones previas en relación a que se está investigando la posibilidad de comercio ilegal. Es decir que es al voleo, al azar. Alguien mencionó estadísticas al respecto, si no me equivoco el doctor Ortiz Maldonado.
Quiero decir otra cosa sobre la actuación de la Sedronar. Analizando las camas de internación, hay una alta concentración en la ciudad y el Gran Buenos Aires. Este también es otro tema. Menciono esto porque nos lamentamos diciendo que se va a dejar de hacer algo o nos preguntamos qué vamos a hacer con esta gente que se atendía. No. vamos a convivir desde los criterios sociales y sanitarios, vamos a desarrollar y a construir las mejores prácticas posibles para que una política de drogas sea efectiva, que disminuya los niveles de consumo, que detenga el descenso de la edad de inicio, que sea más justa, que no discrimine y, sobre todo, que sea más humana, que no cosifique. El peso de la cuestión no lo pongamos en las drogas sino en los sujetos, en sus condiciones de existencia, materiales y afectivas.
Sobre la foto doliente de los niños que consumen, yo preguntaría cómo imaginamos a un chico de 6 años. Un chico juega, está en la escuela, vuelve a la casa y tiene un tejido familiar que lo va a alojar, acompañar y demás. Es decir que, pasada la situación de la urgencia toxicológica, la historia clínica, pero si tenemos la opción de la historia clínica, hacemos lo que todos los diputados aquí presentes conocen, que son los derechos de los niños, niñas y adolescentes. No es que tienen que jugar para no drogarse; ese es otro error. Hacemos fútbol sin drogas, deportes sin droga. No. El juego y el deporte son esenciales para la estructuración psíquica de las personas, para poder fortalecer las modalidades vinculares positivas. El estudio es importante no sólo en el impacto que tiene en la salud general sino que en relación a mayor nivel educativo, disminuyen de algunas cuestiones de preocupaciones o de problemáticas prevalentes en la salud. Se trata del rol de las cuestiones del fortalecimiento simbólico para poder justamente desarrollar la posibilidad de hábitos más saludables, para no ceder, sobre todo en las edades tempranas de la adolescencia, a la presión del grupo afectivo exogámico que lo sostiene en ese proceso en la búsqueda de un espacio propio por fuera de los lazos familiares o en una instancia totalmente diferente a lo que era en la edad de la niñez.
En cuanto a la cuestión de la oportunidad y si es oportuna o no esta ley, partamos de que es oportuno concluir con algo que no ha favorecido sino que ha agravado la problemática.
El sostenimiento de la persecución penal no ha favorecido mejoras de salud. Todo lo contrario; lo ha agravado, lo ha confundido, ha generado una situación totalmente obstaculizante en relación a las acciones sociales y sanitarias, a la posibilidad de trabajar más directamente con la población que participa en este fenómeno del uso de drogas y fundamentalmente con aquellos que atraviesan situaciones de dependencia de drogadicciones.
Este el momento y la oportunidad de cambiar el paradigma porque hay veinte años y no cuatro que nos demuestran que tenemos que debatir y pensar cuál es la mejor política pública en drogas, de información, de prevención, de promoción de derechos en general, de asistencia, de reducción de daños y de prevención comunicacional. Porque también los discursos de los medios construyen de una manera el fenómeno del uso de drogas que muchas veces es favorable y otras veces ayuda a complejizar la comprensión del fenómeno.
La reducción de daños parte de priorizar el alojamiento del sujeto tal cual es y no de cómo yo pretendo que sea. No excluye la posibilidad de la abstinencia pero en todo caso la coloca como punto de llegada o como posibilidad de un objetivo intermedio en el proceso de tratamiento. No está en exclusión con la promoción de derechos en general. Es decir, todo aquello que haga gozar de los derechos a los niños, niñas y adolescentes y todo aquello que nuestra Carta Magna considera que es clave y vital para la construcción de un proyecto de vida y un sentido de vida enlazado y pensado junto a otros.
Lo que prioriza ese alojamiento es el sujeto tal cual es y tal cual se presenta. En todo caso vamos viendo y valorizando objetivos intermedios que se pueden lograr también.
Por otra parte, acá se habló de la cura, como si la abstinencia fuera la cura exclusivamente.
Vale la pena pensar una y otra vez si el concepto de cura es la abstinencia o es la posibilidad de desarrollar sus relaciones afectivas, sus vínculos familiares, su proyecto laboral, su proyecto educativo y en todo caso poder llegar a una situación de abstinencia en relación al tema del consumo de sustancias psicoactivas o no. Tal vez podrá haber disminuido de manera tal que han bajado sus riesgos y ha quedado desubicado en su vida afectiva y psíquica ese lugar tan priorizante, tan absoluto, tan totalitario que le había dado al objeto de consumo llamado droga.
¿Qué es la cura? ¿Acaso no convivimos con enfermedades y desarrollamos proyectos activos? ¿Acaso no se convive con enfermedades como cardiopatías, con cuestiones de diabetes, de hipertensión arterial?
Fíjense cómo en este tema le damos consistencia al ser a partir de su enfermedad y no de lo que hace, de su vida, de su proyecto vital y de cómo se inserta en su comunidad y se relaciona con los demás. Le damos consistencia en el tema de drogas a lo que se escucha muchas veces: "llegó un cocainómano". Como si a partir de la sustancia diéramos cuenta del sujeto. Sin embargo, nada nos dice la sustancia del sujeto o de su vida. En todo caso, es un tema a indagar para saber antes de la droga qué, ¿qué lugar vino a ocupar y qué funcionalidad cumple en relación a este momento vital de esa persona? Por supuesto que estoy hablando de adultos.
En cuanto a niños, niñas y adolescentes cabe preocuparnos y en todo caso aquí no habría que esperar cuatro o dos años para ver cómo funciona esta declaración en niños, niñas y adolescentes en nuestro país.
Por otro lado, la reducción de daños no establece un modelo universal para todos. No establece que la internación debe ser el modelo universal para todos. No establece que lo ambulatorio es el modelo universal para todos. No establece que lo clínico e individual sea el modelo universal para todos ni tampoco que sea lo grupal.
Lo que plantea justamente es que si aceptamos al sujeto tal cual es, si aceptamos el caso por caso, la singularidad clínica y el criterio de que no atendemos enfermedades sino pacientes -y por lo tanto hay una historia de vida-, si no cosificamos y priorizamos al sujeto y ponemos en el centro de la cuestión al sujeto debemos contar con un menú de dispositivos que nos permita trabajar de acuerdo a lo que es más pertinente a ese momento y para esa persona.
Pero tampoco hay que pensar que lo que elegimos como más pertinente sea para siempre. ¿Podrá comenzar con internación, con un dispositivo grupal, con un dispositivo individual, con un centro de día? Si la singularidad clínica lo amerita, podrá. ¿Podrá pasar a una internación? No lo sabemos. Podrá. ¿Podrá salir de una internación y pasar a una clínica ambulatoria, individual o de centro de día o centro de fin de semana? Veremos, de acuerdo a cómo es el proceso.
Establecer un modelo universal para todos es una manera de cosificar.
Hace más de un mes se hizo una movilización, una manifestación de alta responsabilidad ciudadana en todo el país. Más de 60 mil ciudadanos y ciudadanas se manifestaron por la modificación de la ley 23.737, pero se manifestaron además por una nueva ley de drogas y un plan de asistencia público, universal y gratuito de prevención y asistencia de las adicciones.
Quiero adelantar algo. ¿Qué significa este plan? ¿La desaparición de los otros sectores, del sector privado, etcétera? No. En todo caso, un programa claro de prevención y asistencia pública de las adicciones, universal y gratuito, fijará los criterios sobre los cuales se regirán las actividades del sector público y de la gestión privada. Ordenará eso y se debatirá en relación a eso.
En la ciudad de Buenos Aires se movilizaron casi 30 mil personas desde la Plaza de Mayo, y no fueron hacia los bosques de Palermo o al obelisco sino a la plaza donde está ubicada la institución que establece las leyes que modifican, que regulan la vida de los ciudadanos y de aquellos que residen en nuestro país.
Hace ya muchos años que la atención primaria de la salud planteó el tema clave de la participación comunitaria sobre todo en las nuevas problemáticas de salud.
Entonces ¿se puede pensar una política sanitaria, una política de salud integral abarcativa, articulada con las políticas sociales, educativas, de trabajo, de empleo, de formación de oficios, sin un diálogo con aquella población destinataria para la cual va a estar pensada esa política? ¿O el único diálogo va a ser la detención? ¿Sólo nos da para pensar que el primer contacto tiene que ser mediante la detención policial?
¿Facilita? ¿Favorece? ¿Establece criterios de empatía, de cercanía con esa población? ¿O deberemos, en todo caso, entrar en una interlocución con esa población para poder comprender mejor la significación de sus actos de consumo, de sus modalidades, cómo evalúan las políticas públicas, cómo ven a los profesionales, cómo valorizan las instituciones que nosotros pensamos como los dispositivos de inclusión, de inserción o desarrollo social para las nuevas generaciones y, a partir de esas significaciones imaginarias, poder desarrollar una política que impacte, que sea más significativa a la lectura de las sanciones de las áreas de salud y políticas sociales?
A veces parece que establecemos políticas, ideas y acciones que son significativas para nosotros mismos pero que tienen bajo impacto en la población destinataria que las está utilizando.
No estoy diciendo ninguna novedad. Esta aplicación concreta, de manera creativa, de un criterio de atención primaria de la salud, esto que hablaba la doctora de la Fundación Convivir sobre los trabajos de calle, los abordajes, etcétera. Quiere decir que no es que se reglamentó una precisión. No es que no se reglamentó un programa de prevención. No tuvo tratamiento en el Senado. Fue votado por unanimidad y, ya que mencionamos si el consumo de drogas afecta o no la memoria, pido memoria. Fue votado por unanimidad, es decir, tuvo la altura del lugar que ocupan ustedes, señores diputados, para ubicar un problema que realmente preocupa y necesita trascendencia como política de Estado, que supere estos casos de administración de la gestión del Ejecutivo. Pido memoria en relación con eso y que esa memoria pueda ser trasladada al Senado.
Las drogas tienen su eficacia, no lo dudamos, no las subestimamos desde la reducción de daños, como tampoco subestimamos los mitos, esta cuestión de las drogas de inicio, que a veces son un dato como primera sustancia que se consume. Pero si pensamos que es una cadena sucesiva de sustancias y no consideramos que algunas cosas más le sucedieron a la persona, como por ejemplo logros, fracasos, éxitos amorosos, decepciones, dificultades sociales y económicas y el significado en el vínculo familiar, no vamos a tener otra vez la posibilidad de ir al centro de la cuestión.
Por último, en relación con estos temas de la política pública creemos en primer lugar que debemos abandonar el criterio de persecución penal.
En segundo término, en cuanto al autocultivo de cannabis, pensamos que no se comete delito sino que simplemente hace un uso y, en todo caso, cultiva para su consumo personal. El Estado justamente debe desarrollar una política que permita entrar en contacto con toda esta población, que pueda generar una cantidad de elementos que faciliten una cercanía de efectores sanitarios, efectores sociales, en función de poder desarrollar una política que permita disminuir los riesgos, trabajar sobre el desarrollo de factores de protección a aquellas personas que hacen un uso privado de una sustancia que eligen para consumir.
Además, creo que tenemos que avanzar en poder superar el criterio de drogas legales e ilegales y entender que estamos en el marco de un contexto que es la sociedad de consumo. El contexto no lo establece la ley 23.737 y su despenalización, en todo caso establece marcos jurídicos que dificultan las prácticas sanitarias y sociales. Porque lo primero que tenemos que hacer es responder ante el juez penal pero deberíamos priorizar a las personas, al ciudadano, al sujeto, al paciente, a su historia de vida y fundamentalmente a su dignidad. Gracias. (Aplausos.)
Saludo también al presidente de la Comisión de Adicciones y Control del Narcotráfico, diputado Fiad; al presidente de la Comisión de Legislación Penal, diputado Albrieu y a todos los presentes.
Hace ya diez años o más, la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina dio a conocer su declaración de apoyo a la despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal. Con esta declaración, iniciábamos en aquel momento una campaña para la modificación de las políticas públicas, cuestión que es un objeto central de nuestra asociación. Lo hacíamos con la consigna: "hay drogas que hacen mal, hay leyes que hacen peor."
Siempre sostuvimos que criminalizar aquello que requiere cuidado, atención, respeto y protección desde el punto de vista social y sanitario, traería -y trajo- como consecuencia graves daños sociales a los más de 400 mil ciudadanos y ciudadanas que fueron objeto de la vinculación mediante intervención de la fuerza pública con la penalización de la tenencia de droga para consumo personal, sobre todo por el discurso imperante sostenido en la falacia de que se golpeaba al eslabón más débil de la cadena del narcotráfico.
¿Qué tenía que ver un acto privado -que uno lo puede juzgar o no, comprender o no, que uno lo puede analizar pragmáticamente para construir una práctica sanitaria adecuada pertinente- con el narcotráfico, el comercio ilegal, lo que implica el narcotráfico como delito complejo, la asociación que tiene con el lavado de dinero, lo que implica como ingeniería financiera, ingeniería jurídica o ingeniería de logística? ¿Qué tenía que ver esto con aquellas personas que se detenían simplemente por tener una dosis para consumo personal?
En ese sentido me parece bien que se evalúen las políticas públicas, las leyes y sus impactos. No solamente esta sino que todas y siempre.
Aquí se hablaba de un tiempo de cuatro años para hacerlo. Yo voy a hablar de los veinte años de la ley 23.737.
Decimos que hay leyes que hacen peor y que esta ley agravó el problema. Esto, más allá de las intenciones: de la genuina intención o de otra intención en la cual se fijaba la prioridad no en la salud pública sino en otra cuestión.
Las consecuencias no fueron saludables. Primero porque en el conjunto de la sociedad se construyó un discurso donde todo usuario de drogas es un adicto. En segundo lugar, porque se consideraba adicto a toda persona que tenía para consumo personal. En tercer lugar, porque en ese momento se establecía que la tenencia de droga para consumo personal es un delito y por lo tanto toda persona que haga algo que la ley penal define como delito se la denomina delincuente.
En consecuencia, una cantidad de ciudadanos y ciudadanas, que por el motivo que fuere hacían uso de ese acto privado, quedaban pegados a una construcción de representación social negativa que impactaba muy negativamente en el conjunto de la sociedad.
Esto impactaba sobre todo con una representación social negativa de la comunidad que dificultaba y obstaculizaba la posibilidad de discutir abiertamente y de una manera menos atemorizante sin dejar de comprender la angustia de los padres y madres que muchas veces se presentan en relación al tipo de consumo y sobre todo a una cuestión adictiva de un familiar.
Entonces, sin dejar de comprender eso, se obstaculizaba la posibilidad de que la comunidad se involucrara desde un criterio de poder desarrollar más factores de protección de la salud. En todo caso la mirada era desde un lugar donde estaba muy involucrado el delito y la cadena del narcotráfico.
La figura del adicto heredó de una manera similar todos aquellos conceptos que caracterizaban a las peores prácticas manicomiales sobre la locura y el loco: el loco es peligroso, el loco es un enfermo, al loco hay que encerrarlo, el loco no tiene posibilidad, es un incapaz.
Entonces, esto también fue construyendo y favoreciendo la representación social en el campo de la salud que producía dos efectos. En primer lugar, ¿qué tenía que ver un tema de seguridad? ¿Qué tenía que ver algo que hacía a la política criminal, a las leyes penales? Si es un delito, intervienen las fuerzas de la seguridad pública, las fiscalías que investigan, los jueces, los procedimientos, las causas penales que se abren y tardan años, se sustancian o no, pero esos ciudadanos llevaban esa espada de Damocles, ese sello, ese estigma en su frente, con las dificultades que tenían, las consecuencias negativas, sobre todo sociales, en la franja de los jóvenes, en lo que hace a la posibilidad de un ingreso laboral.
Ninguna empresa pregunta si era la última cadena del eslabón del narcotráfico o si era tenencia para consumo personal, simplemente va a decir: "Tiene una causa por la ley 23.737". "¿Qué es esto?", preguntará el gerente de recursos humanos. Y le responderán que se trata de una causa por la ley de estupefacientes. Entonces, estas son las cosas que decimos que en función de una supuesta buena intención, o de una buena intención genuina, agravan el problema que quería favorecer.
Por otro lado, podemos decir que este es un tema de seguridad. Es más, no tomó patrimonio absoluto un organismo de menor jerarquía que un ministerio, una secretaría, que se creó por la conjunción de dos tareas, que terminó dificultándose en sí misma y no cumpliendo ni una ni otra, es decir, ni luchar contra el narcotráfico ni desarrollar una política de prevención y de asistencia de las adicciones reales, que fortaleciera al sistema de la salud pública y, en todo caso, articulara con el tercer sector, con las obras sociales o con los efectores de gestión privada de la salud.
En tercer lugar, sobre la población usuaria de drogas, sobre los ciudadanos que realizan actos de consumo de drogas, estigmatizándolas o vinculándolas a un destino que parecía insoslayable. ¿Consumiste? ¿Tenés droga? Sos adicto. Vas a ser toda la vida adicto o te vas a denominar toda la vida ex adicto. Vas a tener que explicar tu vida a partir de los proyectos, a partir de cuántos días llevas sin consumir. Es decir, seguís siendo un consumidor sin consumir. Y sobre todo la auto-percepción de esta población, al considerarse personas sin derechos o ciudadanos de segunda categoría.
En función de la persecución penal se adoptan situaciones de semiclandestinidad en el acto del consumo, dificultando y obstaculizando las acciones sociales y sanitarias y dificultando, sobre todo, poder hablar de ese tema o, fundamentalmente, de sus propias prácticas y experiencias.
Las consecuencias de los más de 20 años de la ley 23.737 nos dejan este balance: un aumento enorme de los niveles de consumo de las sustancias legales e ilegales, pero sobre todo de las ilegales. No decreció ese consumo. Aparece un incremento en los consumos problemáticos. Aparece una disminución de la edad de inicio en algunas realidades locales que estuvieron atravesadas por consecuencias de años de pobreza crítica, con el resultado del debilitamiento del tejido familiar.
Estos 20 años de aplicación de la ley 23.737 se basaron en el criterio de atención en la tercerización y no en la articulación de los efectores de la salud mental y los servicios sociales de gestión estatal, en vez del fortalecimiento del sistema de salud pública en articulación, en todo caso, con los efectores del tercer sector y con los efectores de gestión privada.
He escuchado opiniones en relación con cuánto pueden ofertar, como si esta ley fuera en contra de algunos de estos actores que se desenvolvieron desde la gestión pública, desde el tercer sector, según sus criterios de asistencia.
Lo que busca la modificación de esta ley es dejar de vincularse con la legislación penal, es dejar el criterio de persecución penal para los usuarios de drogas. Detener a una persona para ver si tiene o no droga para consumo personal es un criterio de persecución penal. Pensar que de ahí vamos a escalar al núcleo central de la ingeniería financiera de lo que implica un comercio ilegal, me parece ridículo. Además, no se puede demostrar en ninguna de esas detenciones que hay documentos que acompañen o investigaciones previas en relación a que se está investigando la posibilidad de comercio ilegal. Es decir que es al voleo, al azar. Alguien mencionó estadísticas al respecto, si no me equivoco el doctor Ortiz Maldonado.
Quiero decir otra cosa sobre la actuación de la Sedronar. Analizando las camas de internación, hay una alta concentración en la ciudad y el Gran Buenos Aires. Este también es otro tema. Menciono esto porque nos lamentamos diciendo que se va a dejar de hacer algo o nos preguntamos qué vamos a hacer con esta gente que se atendía. No. vamos a convivir desde los criterios sociales y sanitarios, vamos a desarrollar y a construir las mejores prácticas posibles para que una política de drogas sea efectiva, que disminuya los niveles de consumo, que detenga el descenso de la edad de inicio, que sea más justa, que no discrimine y, sobre todo, que sea más humana, que no cosifique. El peso de la cuestión no lo pongamos en las drogas sino en los sujetos, en sus condiciones de existencia, materiales y afectivas.
Sobre la foto doliente de los niños que consumen, yo preguntaría cómo imaginamos a un chico de 6 años. Un chico juega, está en la escuela, vuelve a la casa y tiene un tejido familiar que lo va a alojar, acompañar y demás. Es decir que, pasada la situación de la urgencia toxicológica, la historia clínica, pero si tenemos la opción de la historia clínica, hacemos lo que todos los diputados aquí presentes conocen, que son los derechos de los niños, niñas y adolescentes. No es que tienen que jugar para no drogarse; ese es otro error. Hacemos fútbol sin drogas, deportes sin droga. No. El juego y el deporte son esenciales para la estructuración psíquica de las personas, para poder fortalecer las modalidades vinculares positivas. El estudio es importante no sólo en el impacto que tiene en la salud general sino que en relación a mayor nivel educativo, disminuyen de algunas cuestiones de preocupaciones o de problemáticas prevalentes en la salud. Se trata del rol de las cuestiones del fortalecimiento simbólico para poder justamente desarrollar la posibilidad de hábitos más saludables, para no ceder, sobre todo en las edades tempranas de la adolescencia, a la presión del grupo afectivo exogámico que lo sostiene en ese proceso en la búsqueda de un espacio propio por fuera de los lazos familiares o en una instancia totalmente diferente a lo que era en la edad de la niñez.
En cuanto a la cuestión de la oportunidad y si es oportuna o no esta ley, partamos de que es oportuno concluir con algo que no ha favorecido sino que ha agravado la problemática.
El sostenimiento de la persecución penal no ha favorecido mejoras de salud. Todo lo contrario; lo ha agravado, lo ha confundido, ha generado una situación totalmente obstaculizante en relación a las acciones sociales y sanitarias, a la posibilidad de trabajar más directamente con la población que participa en este fenómeno del uso de drogas y fundamentalmente con aquellos que atraviesan situaciones de dependencia de drogadicciones.
Este el momento y la oportunidad de cambiar el paradigma porque hay veinte años y no cuatro que nos demuestran que tenemos que debatir y pensar cuál es la mejor política pública en drogas, de información, de prevención, de promoción de derechos en general, de asistencia, de reducción de daños y de prevención comunicacional. Porque también los discursos de los medios construyen de una manera el fenómeno del uso de drogas que muchas veces es favorable y otras veces ayuda a complejizar la comprensión del fenómeno.
La reducción de daños parte de priorizar el alojamiento del sujeto tal cual es y no de cómo yo pretendo que sea. No excluye la posibilidad de la abstinencia pero en todo caso la coloca como punto de llegada o como posibilidad de un objetivo intermedio en el proceso de tratamiento. No está en exclusión con la promoción de derechos en general. Es decir, todo aquello que haga gozar de los derechos a los niños, niñas y adolescentes y todo aquello que nuestra Carta Magna considera que es clave y vital para la construcción de un proyecto de vida y un sentido de vida enlazado y pensado junto a otros.
Lo que prioriza ese alojamiento es el sujeto tal cual es y tal cual se presenta. En todo caso vamos viendo y valorizando objetivos intermedios que se pueden lograr también.
Por otra parte, acá se habló de la cura, como si la abstinencia fuera la cura exclusivamente.
Vale la pena pensar una y otra vez si el concepto de cura es la abstinencia o es la posibilidad de desarrollar sus relaciones afectivas, sus vínculos familiares, su proyecto laboral, su proyecto educativo y en todo caso poder llegar a una situación de abstinencia en relación al tema del consumo de sustancias psicoactivas o no. Tal vez podrá haber disminuido de manera tal que han bajado sus riesgos y ha quedado desubicado en su vida afectiva y psíquica ese lugar tan priorizante, tan absoluto, tan totalitario que le había dado al objeto de consumo llamado droga.
¿Qué es la cura? ¿Acaso no convivimos con enfermedades y desarrollamos proyectos activos? ¿Acaso no se convive con enfermedades como cardiopatías, con cuestiones de diabetes, de hipertensión arterial?
Fíjense cómo en este tema le damos consistencia al ser a partir de su enfermedad y no de lo que hace, de su vida, de su proyecto vital y de cómo se inserta en su comunidad y se relaciona con los demás. Le damos consistencia en el tema de drogas a lo que se escucha muchas veces: "llegó un cocainómano". Como si a partir de la sustancia diéramos cuenta del sujeto. Sin embargo, nada nos dice la sustancia del sujeto o de su vida. En todo caso, es un tema a indagar para saber antes de la droga qué, ¿qué lugar vino a ocupar y qué funcionalidad cumple en relación a este momento vital de esa persona? Por supuesto que estoy hablando de adultos.
En cuanto a niños, niñas y adolescentes cabe preocuparnos y en todo caso aquí no habría que esperar cuatro o dos años para ver cómo funciona esta declaración en niños, niñas y adolescentes en nuestro país.
Por otro lado, la reducción de daños no establece un modelo universal para todos. No establece que la internación debe ser el modelo universal para todos. No establece que lo ambulatorio es el modelo universal para todos. No establece que lo clínico e individual sea el modelo universal para todos ni tampoco que sea lo grupal.
Lo que plantea justamente es que si aceptamos al sujeto tal cual es, si aceptamos el caso por caso, la singularidad clínica y el criterio de que no atendemos enfermedades sino pacientes -y por lo tanto hay una historia de vida-, si no cosificamos y priorizamos al sujeto y ponemos en el centro de la cuestión al sujeto debemos contar con un menú de dispositivos que nos permita trabajar de acuerdo a lo que es más pertinente a ese momento y para esa persona.
Pero tampoco hay que pensar que lo que elegimos como más pertinente sea para siempre. ¿Podrá comenzar con internación, con un dispositivo grupal, con un dispositivo individual, con un centro de día? Si la singularidad clínica lo amerita, podrá. ¿Podrá pasar a una internación? No lo sabemos. Podrá. ¿Podrá salir de una internación y pasar a una clínica ambulatoria, individual o de centro de día o centro de fin de semana? Veremos, de acuerdo a cómo es el proceso.
Establecer un modelo universal para todos es una manera de cosificar.
Hace más de un mes se hizo una movilización, una manifestación de alta responsabilidad ciudadana en todo el país. Más de 60 mil ciudadanos y ciudadanas se manifestaron por la modificación de la ley 23.737, pero se manifestaron además por una nueva ley de drogas y un plan de asistencia público, universal y gratuito de prevención y asistencia de las adicciones.
Quiero adelantar algo. ¿Qué significa este plan? ¿La desaparición de los otros sectores, del sector privado, etcétera? No. En todo caso, un programa claro de prevención y asistencia pública de las adicciones, universal y gratuito, fijará los criterios sobre los cuales se regirán las actividades del sector público y de la gestión privada. Ordenará eso y se debatirá en relación a eso.
En la ciudad de Buenos Aires se movilizaron casi 30 mil personas desde la Plaza de Mayo, y no fueron hacia los bosques de Palermo o al obelisco sino a la plaza donde está ubicada la institución que establece las leyes que modifican, que regulan la vida de los ciudadanos y de aquellos que residen en nuestro país.
Hace ya muchos años que la atención primaria de la salud planteó el tema clave de la participación comunitaria sobre todo en las nuevas problemáticas de salud.
Entonces ¿se puede pensar una política sanitaria, una política de salud integral abarcativa, articulada con las políticas sociales, educativas, de trabajo, de empleo, de formación de oficios, sin un diálogo con aquella población destinataria para la cual va a estar pensada esa política? ¿O el único diálogo va a ser la detención? ¿Sólo nos da para pensar que el primer contacto tiene que ser mediante la detención policial?
¿Facilita? ¿Favorece? ¿Establece criterios de empatía, de cercanía con esa población? ¿O deberemos, en todo caso, entrar en una interlocución con esa población para poder comprender mejor la significación de sus actos de consumo, de sus modalidades, cómo evalúan las políticas públicas, cómo ven a los profesionales, cómo valorizan las instituciones que nosotros pensamos como los dispositivos de inclusión, de inserción o desarrollo social para las nuevas generaciones y, a partir de esas significaciones imaginarias, poder desarrollar una política que impacte, que sea más significativa a la lectura de las sanciones de las áreas de salud y políticas sociales?
A veces parece que establecemos políticas, ideas y acciones que son significativas para nosotros mismos pero que tienen bajo impacto en la población destinataria que las está utilizando.
No estoy diciendo ninguna novedad. Esta aplicación concreta, de manera creativa, de un criterio de atención primaria de la salud, esto que hablaba la doctora de la Fundación Convivir sobre los trabajos de calle, los abordajes, etcétera. Quiere decir que no es que se reglamentó una precisión. No es que no se reglamentó un programa de prevención. No tuvo tratamiento en el Senado. Fue votado por unanimidad y, ya que mencionamos si el consumo de drogas afecta o no la memoria, pido memoria. Fue votado por unanimidad, es decir, tuvo la altura del lugar que ocupan ustedes, señores diputados, para ubicar un problema que realmente preocupa y necesita trascendencia como política de Estado, que supere estos casos de administración de la gestión del Ejecutivo. Pido memoria en relación con eso y que esa memoria pueda ser trasladada al Senado.
Las drogas tienen su eficacia, no lo dudamos, no las subestimamos desde la reducción de daños, como tampoco subestimamos los mitos, esta cuestión de las drogas de inicio, que a veces son un dato como primera sustancia que se consume. Pero si pensamos que es una cadena sucesiva de sustancias y no consideramos que algunas cosas más le sucedieron a la persona, como por ejemplo logros, fracasos, éxitos amorosos, decepciones, dificultades sociales y económicas y el significado en el vínculo familiar, no vamos a tener otra vez la posibilidad de ir al centro de la cuestión.
Por último, en relación con estos temas de la política pública creemos en primer lugar que debemos abandonar el criterio de persecución penal.
En segundo término, en cuanto al autocultivo de cannabis, pensamos que no se comete delito sino que simplemente hace un uso y, en todo caso, cultiva para su consumo personal. El Estado justamente debe desarrollar una política que permita entrar en contacto con toda esta población, que pueda generar una cantidad de elementos que faciliten una cercanía de efectores sanitarios, efectores sociales, en función de poder desarrollar una política que permita disminuir los riesgos, trabajar sobre el desarrollo de factores de protección a aquellas personas que hacen un uso privado de una sustancia que eligen para consumir.
Además, creo que tenemos que avanzar en poder superar el criterio de drogas legales e ilegales y entender que estamos en el marco de un contexto que es la sociedad de consumo. El contexto no lo establece la ley 23.737 y su despenalización, en todo caso establece marcos jurídicos que dificultan las prácticas sanitarias y sociales. Porque lo primero que tenemos que hacer es responder ante el juez penal pero deberíamos priorizar a las personas, al ciudadano, al sujeto, al paciente, a su historia de vida y fundamentalmente a su dignidad. Gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos a Alex Freyre, representante de la Red Argentina de Personas Positivas.
SR. FREYRE Gracias, señor presidente. Voy a aprovechar para hacer una aclaración porque nuestra organización tiene un nombre muy simpático y puede no quedar claro de qué se trata.
La Red Argentina de Personas Positivas es la red nacional de personas que tenemos VIH. Hoy se habló mucho en nuestro nombre, así que vengo aquí a hablar en nombre propio. También se habló mucho en nuestro nombre, las personas que usamos drogas, y vengo también a hablar aquí en nombre propio.
Lo primero que quiero hacer es recordar algo que todas y todos sabemos: el alcohol es una droga, por ende, entiendo que estoy hablando frente a usuarios de drogas. Me parece importante dejar claro este criterio de igualdad y que conste en la versión taquigráfica, porque si no se está hablando de un criterio de plena desigualdad. Se está hablando de nosotros como si fuéramos otros, que tuviéramos conductas ajenas a las de la vida cotidiana de quienes nos están escuchando hoy, que son los diputados y diputadas del Congreso Nacional.
Se está hablando de usuarios de drogas marcando una distancia enorme. Se está hablando de medidas, de dosis, de comportamientos, como si aquí en este recinto no se brindara con alcohol, eventualmente. Como si las personas que ocupan los despachos de este recinto no consumieran drogas. Y se habla de nosotros como de otros, con una autoridad impertinente, descarada, hipócrita. Se habla de cuántas dosis consume un usuario, y yo le preguntaría a las personas que van a votar esta ley si brindan en Navidad, si brindan en sus cumpleaños, si en sus casas hay botellas de vino y cuántas hay. ¿Cuántas botellas de vino hay en la casa de un diputado para considerarlo alcohólico? ¿Cuán lejos está esa botella de vino del alcance de sus propios hijos? ¿Consumen alcohol frente a sus hijos? ¿Brindan con sus hijos? ¿Les sirven una copa de champagne para brindar en Navidad? Porque se habla de nosotros como si fuéramos otros, se habla de las drogas como si fueran algo absolutamente fuera de la esfera de sus propias vidas cotidianas.
Entiendo que hay un acuerdo con la Corte Suprema de Justicia de la Nación de respetar su fallo, y entiendo que hay un acuerdo en este Congreso de transformar en ley el fallo de la Corte de 2009, entonces no estamos discutiendo sobre despenalización. Porque entiendo que ese acuerdo está. Estamos discutiendo sutilezas y matices pero lo estamos haciendo desde una esfera de enorme hipocresía.
Ya fue declarado inconstitucional enjuiciar a los ciudadanos y ciudadanas por utilizar medicamentos para uso personal. Los adultos deben tener libertad para tomar decisiones sobre su estilo de vida, sin intervención del Estado y espero no repetirme en mi presentación y no volver a hablar del artículo 19 porque creo que no va a ser necesario.
Creo que todos tenemos ese acuerdo básico sobre el cual estamos conversando.
Hace unos días estuvo en Buenos Aires el responsable de las políticas de Portugal participando de la 10° Conferencia Nacional sobre Políticas de Drogas que organizó intercambios de los que hablaron hace un rato; es más, el panel lo abrió la señora Graciela Touze. Él vino a contar los resultados de un país que despenalizó la tenencia de drogas para consumo personal hace diez años.
Tengamos en cuenta que cuando ellos prepararon esa ley no tenían la mirada que tenemos hoy, que habla de la marihuana de una manera como pretendemos que se hable hoy en este recinto. Sin embargo, en su visita dijo que estaba gratamente sorprendido por la discusión legislativa que estamos teniendo, avanzando y respetando los derechos individuales más que en su propio país, porque cree que eso va a posibilitar un mayor acercamiento de las personas a los distintos servicios sanitarios y sociales.
Traigo esto a la memoria colectiva, porque se habló de la ley de Portugal, y escuché debates televisivos en los que han participado algunos diputados y diputadas hablando de que nuestro país no está listo para dar esta discusión, y que se está comparando con realidades que son completamente ajenas a las nuestras. Yo me pregunto en qué realidad viven esos diputados y diputadas.
Tenemos una oportunidad enorme desde lo cultural para "salir del placard". Estamos hablando de lo que pensamos.
Por primera vez muchos de nosotros y de nosotras tenemos certeza de lo que piensan realmente algunos diputados y diputadas. Tenemos una dimensión más acabada sobre su idoneidad y sobre la falta de idoneidad de muchos de los diputados y las diputadas para hablar de estos temas.
A todos nos expone este debate en lo que pensamos. Entonces, tenemos que admitir que es saludable que estemos debatiendo sobre drogas. Es saludable. Aquí está floreciendo un cambio sistémico. Estamos caminando para profundizar la igualdad en un país más igualitario.
Algunos, como decía, están saliendo del placard; otros, están empezando a cultivar, y muchos, por fin, saldrán del vínculo con el dealer, con el puntero, con el tranza, con el narcotraficante. Ese es el objetivo principal que me trae aquí, a este recinto, a hablar en primera persona.
La ley de matrimonio igualitario es un claro ejemplo de cómo el Congreso se ha decidido a dar debates para los cuales algunos y algunas también decían otrora, hace poco, que no estábamos listos. Comparaban nuestra realidad con otras y decían que Argentina no es Europa, que esta es una ley europea, que no tenía nada que ver con nuestra realidad. Otros decían que esta es una ley portuaria, que no tiene nada que ver con la realidad del interior del país.
La realidad es que se han casado parejas en todo el país y no ha pasado nada. No se cayó el sistema, no dejaron de nacer hijos, no dejaron de casarse personas heterosexuales ni el país fue a la quiebra. No hubo terremotos, ni hubo tragedias. El país creció; el país es hoy más igualitario.
La ley de matrimonio igualitario es la mejor ley del mundo. Este país permite que se casen personas extranjeras; es decir que es el mejor país del mundo para las personas homosexuales. Es el único país del mundo que reconoce derechos fundamentales como, por ejemplo, el derecho a fundar una familia para cualquier persona homosexual; es decir, 600 millones de personas en todo el mundo. Este país lo hizo, y ustedes lo votaron. Sí que estamos a la altura de dar estos otros debates.
La ley de identidad de género es otro ejemplo. La mejor ley del mundo. Una ley que permite a las personas extranjeras reconocer su identidad.
Este país, con este gobierno, toma la identidad como política de Estado. Así como se entregó el documento a Juan Cabandié y a Victoria Montenegro se está entregando el documento a compañeras travesti. Estas compañeras que el Estado, durante la época de la dictadura, ha perseguido, torturado, y hoy repara reconociendo esa identidad. Es el mejor país del mundo en esta materia.
Tenemos que hablar de los juicios de la memoria que fueron impulsados y que hoy permiten, gracias a otras medidas como la ley de identidad, que personas travesti, como Valeria del Mar Ramírez, puedan declarar y ser querellantes en la causa del Pozo de Banfield.
Miren lo profundo, miren el debate, miren para dónde vamos. No podemos escuchar las cosas que estuvimos escuchando esta mañana o los días anteriores, porque son vergonzosas.
Creo que hoy estamos mucho más cerca de los ideales igualitarios de Castelli, ese héroe olvidado de la patria. Estamos más cerca que nunca de llegar a esos destinos trazados en 1810 y 1811.
Se votó la ley de muerte digna y no se está permitiendo la dignidad durante la vida. La dignidad... ¿es que tengo que fumar a escondidas? O sea que si yo encuentro trabajo en esta casa, no despenalizan el consumo ni me permiten cultivarla, un día puedo no venir a trabajar por estar detenido por haber comprado uno, dos o diez porros. ¿Cómo van a cuidar a los trabajadores? Las ART les van a exigir que nos cuiden. Tengo más derecho a morir como la gente que a vivir como la gente.
Se habló de salud y de VIH. Yo tengo VIH; hace más de veintidós años que fui diagnosticado. Hubo momentos de mi vida en los cuales sin la marihuana no hubiese llegado a tomar mi medicación, porque no habría tenido alimento en el estómago. Sin embargo, no vengo a pedir que se apruebe esta ley por una cuestión compasiva, porque también hago un uso recreativo de la marihuana. Vengo a pedir por mis derechos y los de millones. Vengo a pedir que este Parlamento deje de ser hipócrita, deje de criminalizarme, deje de vincular a los pibes con el narcotraficante corruptor.
Escuché debates televisivos donde se hablaba de unos adolescentes imaginarios. Yo dirijo la Fundación Buenos Aires Sida. Nosotros trabajamos con 40 mil adolescentes por año en escuelas públicas del conurbano bonaerense. Conozco muy bien el terreno; conozco mucho a los adolescentes. Sé lo que les pasa, lo que preguntan y lo que necesitan. Lo que necesitan es estar contemplados por la ley, pero no como criminales ni como delincuentes. Esto merece ser introducido en el sistema educativo y nunca va a ser posible si no se despenaliza el consumo.
Tenemos que hablar de la participación de las personas usuarias de drogas en el diseño de políticas públicas. Hoy a nadie se le ocurriría diseñar una política pública sobre diversidad sexual y que los gays, las lesbianas y las travestis no seamos parte de ese diseño. Sin embargo, si se sigue criminalizando a las personas usuarias de drogas jamás vamos a poder ser parte del diseño de las políticas sanitarias y de educación de las que aquí se ha hablado y que tanta falta hacen.
Creo que es hora de dejar de hablar del flagelo de la droga y hablemos del flagelo del narcotráfico. No es la droga la que mata a nuestros hijos: son las políticas vigentes o la ausencia de las políticas que necesitamos construir las que están matando a nuestros hijos. No es el "paco", es la ley que está vigente. Si no, seamos coherentes y penalicemos el consumo de alcohol y de tabaco. Penalicemos el consumo de tabaco en la vía pública y en el balcón al que salen a fumar quienes están en este edificio. Penalicemos el consumo de alcohol en fiestas familiares, reuniones y brindis de fin de año, o en los ágapes que se hacen aquí, en el Congreso. Penalicemos también el café o cualquier otra sustancia; pero hagámoslo en serio, no seamos hipócritas.
Hablemos del autocultivo y del cultivo solidario. Invertir la carga de la prueba es lo fundamental. No puede ser que se nos condene a nosotros. ¡Que se investigue y que vayan presos quienes venden! Y no que vaya presa la mulita o el chofer del camión que transporta la droga.
¿Dónde están presos los narcotraficantes? No están presos, y aquí parece que se quiere seguir despenalizando al narcotraficante y criminalizando a los pobres y a los pibes. Especialmente son los pibes y las pibas pobres los que están presos; nunca el narcotraficante.
Quiero adjuntar a la versión taquigráfica un ejemplar de la revista THC. También pido a los compañeros de esa revista que la distribuyan a todos los diputados y diputadas, porque aquí hay un artículo con un contenido muy interesante. Se trata de la posición de la licenciada Mirta Bojanich, psicóloga y auditora en la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, porque escuché cifras inventadas y tiradas de los pelos durante todas estas jornadas.
La subsecretaría de adicciones bonaerense dice que hay pacientes que fumando marihuana logran frenar el consumo compulsivo de "paco". Pido a los compañeros de THC que hagan llegar un número de la revista de mayo a todos los diputados y también el material de intercambio con las quince ideas que estuvimos debatiendo y consensuamos con todas las organizaciones.
Aquí hay hipocresía. Es público, notorio y conocido que el diputado Olmedo va a la boîte Cocodrilo, bebe alcohol, pero luego nos viene a hablar de valores y moral.
Otrora conocimos la opinión de la diputada Hotton, la recuerdan todos; aunque hoy afortunadamente no es diputada de la casa, porque tiene mandato cumplido y no renovado, y eso también es por nuestra militancia. Esa diputada se llenó la boca hablando de "valores para mi país", y después nos enteramos de que su marido tenía un hotel gay. Entonces, si yo le pagaba con American Express, podía tener una cama de dos plazas con mi marido, pero la ley de matrimonio igualitario ella no la votó. Esa es la hipocresía de muchos y de muchas que van a votar esta ley y que están hablando en los programas de televisión.
Hay diputadas que tienen problemas con el alcohol, que fueron detenidas y a quienes se les impuso multas. Se escaparon, no quisieron hacer controles de alcoholemia, y vienen a hablar de nuestras dosis personales. Es como cuando ustedes, que se podían casar, votaban sobre si yo me podía casar. (Aplausos.)
Yo soy abstemio de alcohol y no consumo tabaco. Fumo marihuana y la voy a seguir fumando, pero pido no ser criminalizado, no ser un delincuente y poder tener trabajo. No puedo ir alcoholizado a trabajar, como espero que tampoco lo hagan ustedes, pero en mi vida personal no quiero ser criminalizado. Quiero tener el mismo derecho que tienen los que van a votar la ley sobre mis derechos.
Algunos de ustedes pueden esperar un año más; nosotros no. Ustedes seguramente pueden decir que este es un debate para el cual hay que esperar y que no están listos. No es cierto; quienes usamos drogas no podemos esperar más.
Si quieren, pueden tener una bodega en sus casas, pero nos hablan de cuántas plantas podemos tener. ¡Caraduras! Pueden tener veinte botellas de vino y nadie va a decirles nada. Prohíban el alcohol; no sean hipócritas. Mi hermano fabrica cerveza artesanal, ¿por qué yo no puedo cultivar mi marihuana? Yo he olido alcohol en esta casa, lo vuelvo a decir.
Sé que algunos de ustedes deben enfrentar a sus hijos; algunos padres toman Lexotanil para dormir, eso también es falopa.
Algunos de ustedes no fuman tabaco dentro de restoranes, y les preocupa si vamos a fumar marihuana ahí y no vamos a dejarlos comer tranquilos. Ustedes tampoco fuman tabaco dentro de los restaurantes, pero sí en la calle.
Algunos prefieren que sus hijos compren droga al narcotráfico para no saber qué sustancia ni cuánto consumen, porque no saben hablar con ellos y tienen miedo de hacerlo. Prefieren que sigan comprando a narcotraficantes y exponerse. El narcotráfico sí que es corrupto. ¡Caraduras! Es mejor que sus hijos tengan una planta en su casa.
Hablaron de niños de 12 años. No me imagino a un niño de 12 años yendo a comprar efedrina para fabricar cocaína. Dejemos de joder, hablemos de realidades, de sus hijos, de los míos, de nosotros y de ustedes.
Vengo a proponer que se considere iguales a quienes venían siendo discriminados. Somos consumidores de drogas, todos y todas, ustedes y yo; ustedes también consumen alcohol y otras drogas. Si no penalizan la venta, entonces estarán favoreciendo el narcotráfico. Venimos a pedir que penalicen la venta, persigan al narcotráfico, investiguen y demuestren cuando hay venta de drogas y que esa gente vaya presa.
Venimos a pedir que intervenga la ANMAT, como en el resto de los alimentos, porque queremos saber la calidad de las drogas que se venden. El Estado debe participar, no como hasta ahora.
Es una gran oportunidad para pasar del dicho al hecho. A los que votaron a favor del matrimonio igualitario, les fue bastante bien, han renovado sus bancas, los senadores y senadoras también. A los que votaron en contra, les fue bastante mal, así que fíjense cuáles son las voces que están escuchando, si lo que quieren es permanecer como representantes del pueblo.
La Red Argentina de Personas Positivas es la red nacional de personas que tenemos VIH. Hoy se habló mucho en nuestro nombre, así que vengo aquí a hablar en nombre propio. También se habló mucho en nuestro nombre, las personas que usamos drogas, y vengo también a hablar aquí en nombre propio.
Lo primero que quiero hacer es recordar algo que todas y todos sabemos: el alcohol es una droga, por ende, entiendo que estoy hablando frente a usuarios de drogas. Me parece importante dejar claro este criterio de igualdad y que conste en la versión taquigráfica, porque si no se está hablando de un criterio de plena desigualdad. Se está hablando de nosotros como si fuéramos otros, que tuviéramos conductas ajenas a las de la vida cotidiana de quienes nos están escuchando hoy, que son los diputados y diputadas del Congreso Nacional.
Se está hablando de usuarios de drogas marcando una distancia enorme. Se está hablando de medidas, de dosis, de comportamientos, como si aquí en este recinto no se brindara con alcohol, eventualmente. Como si las personas que ocupan los despachos de este recinto no consumieran drogas. Y se habla de nosotros como de otros, con una autoridad impertinente, descarada, hipócrita. Se habla de cuántas dosis consume un usuario, y yo le preguntaría a las personas que van a votar esta ley si brindan en Navidad, si brindan en sus cumpleaños, si en sus casas hay botellas de vino y cuántas hay. ¿Cuántas botellas de vino hay en la casa de un diputado para considerarlo alcohólico? ¿Cuán lejos está esa botella de vino del alcance de sus propios hijos? ¿Consumen alcohol frente a sus hijos? ¿Brindan con sus hijos? ¿Les sirven una copa de champagne para brindar en Navidad? Porque se habla de nosotros como si fuéramos otros, se habla de las drogas como si fueran algo absolutamente fuera de la esfera de sus propias vidas cotidianas.
Entiendo que hay un acuerdo con la Corte Suprema de Justicia de la Nación de respetar su fallo, y entiendo que hay un acuerdo en este Congreso de transformar en ley el fallo de la Corte de 2009, entonces no estamos discutiendo sobre despenalización. Porque entiendo que ese acuerdo está. Estamos discutiendo sutilezas y matices pero lo estamos haciendo desde una esfera de enorme hipocresía.
Ya fue declarado inconstitucional enjuiciar a los ciudadanos y ciudadanas por utilizar medicamentos para uso personal. Los adultos deben tener libertad para tomar decisiones sobre su estilo de vida, sin intervención del Estado y espero no repetirme en mi presentación y no volver a hablar del artículo 19 porque creo que no va a ser necesario.
Creo que todos tenemos ese acuerdo básico sobre el cual estamos conversando.
Hace unos días estuvo en Buenos Aires el responsable de las políticas de Portugal participando de la 10° Conferencia Nacional sobre Políticas de Drogas que organizó intercambios de los que hablaron hace un rato; es más, el panel lo abrió la señora Graciela Touze. Él vino a contar los resultados de un país que despenalizó la tenencia de drogas para consumo personal hace diez años.
Tengamos en cuenta que cuando ellos prepararon esa ley no tenían la mirada que tenemos hoy, que habla de la marihuana de una manera como pretendemos que se hable hoy en este recinto. Sin embargo, en su visita dijo que estaba gratamente sorprendido por la discusión legislativa que estamos teniendo, avanzando y respetando los derechos individuales más que en su propio país, porque cree que eso va a posibilitar un mayor acercamiento de las personas a los distintos servicios sanitarios y sociales.
Traigo esto a la memoria colectiva, porque se habló de la ley de Portugal, y escuché debates televisivos en los que han participado algunos diputados y diputadas hablando de que nuestro país no está listo para dar esta discusión, y que se está comparando con realidades que son completamente ajenas a las nuestras. Yo me pregunto en qué realidad viven esos diputados y diputadas.
Tenemos una oportunidad enorme desde lo cultural para "salir del placard". Estamos hablando de lo que pensamos.
Por primera vez muchos de nosotros y de nosotras tenemos certeza de lo que piensan realmente algunos diputados y diputadas. Tenemos una dimensión más acabada sobre su idoneidad y sobre la falta de idoneidad de muchos de los diputados y las diputadas para hablar de estos temas.
A todos nos expone este debate en lo que pensamos. Entonces, tenemos que admitir que es saludable que estemos debatiendo sobre drogas. Es saludable. Aquí está floreciendo un cambio sistémico. Estamos caminando para profundizar la igualdad en un país más igualitario.
Algunos, como decía, están saliendo del placard; otros, están empezando a cultivar, y muchos, por fin, saldrán del vínculo con el dealer, con el puntero, con el tranza, con el narcotraficante. Ese es el objetivo principal que me trae aquí, a este recinto, a hablar en primera persona.
La ley de matrimonio igualitario es un claro ejemplo de cómo el Congreso se ha decidido a dar debates para los cuales algunos y algunas también decían otrora, hace poco, que no estábamos listos. Comparaban nuestra realidad con otras y decían que Argentina no es Europa, que esta es una ley europea, que no tenía nada que ver con nuestra realidad. Otros decían que esta es una ley portuaria, que no tiene nada que ver con la realidad del interior del país.
La realidad es que se han casado parejas en todo el país y no ha pasado nada. No se cayó el sistema, no dejaron de nacer hijos, no dejaron de casarse personas heterosexuales ni el país fue a la quiebra. No hubo terremotos, ni hubo tragedias. El país creció; el país es hoy más igualitario.
La ley de matrimonio igualitario es la mejor ley del mundo. Este país permite que se casen personas extranjeras; es decir que es el mejor país del mundo para las personas homosexuales. Es el único país del mundo que reconoce derechos fundamentales como, por ejemplo, el derecho a fundar una familia para cualquier persona homosexual; es decir, 600 millones de personas en todo el mundo. Este país lo hizo, y ustedes lo votaron. Sí que estamos a la altura de dar estos otros debates.
La ley de identidad de género es otro ejemplo. La mejor ley del mundo. Una ley que permite a las personas extranjeras reconocer su identidad.
Este país, con este gobierno, toma la identidad como política de Estado. Así como se entregó el documento a Juan Cabandié y a Victoria Montenegro se está entregando el documento a compañeras travesti. Estas compañeras que el Estado, durante la época de la dictadura, ha perseguido, torturado, y hoy repara reconociendo esa identidad. Es el mejor país del mundo en esta materia.
Tenemos que hablar de los juicios de la memoria que fueron impulsados y que hoy permiten, gracias a otras medidas como la ley de identidad, que personas travesti, como Valeria del Mar Ramírez, puedan declarar y ser querellantes en la causa del Pozo de Banfield.
Miren lo profundo, miren el debate, miren para dónde vamos. No podemos escuchar las cosas que estuvimos escuchando esta mañana o los días anteriores, porque son vergonzosas.
Creo que hoy estamos mucho más cerca de los ideales igualitarios de Castelli, ese héroe olvidado de la patria. Estamos más cerca que nunca de llegar a esos destinos trazados en 1810 y 1811.
Se votó la ley de muerte digna y no se está permitiendo la dignidad durante la vida. La dignidad... ¿es que tengo que fumar a escondidas? O sea que si yo encuentro trabajo en esta casa, no despenalizan el consumo ni me permiten cultivarla, un día puedo no venir a trabajar por estar detenido por haber comprado uno, dos o diez porros. ¿Cómo van a cuidar a los trabajadores? Las ART les van a exigir que nos cuiden. Tengo más derecho a morir como la gente que a vivir como la gente.
Se habló de salud y de VIH. Yo tengo VIH; hace más de veintidós años que fui diagnosticado. Hubo momentos de mi vida en los cuales sin la marihuana no hubiese llegado a tomar mi medicación, porque no habría tenido alimento en el estómago. Sin embargo, no vengo a pedir que se apruebe esta ley por una cuestión compasiva, porque también hago un uso recreativo de la marihuana. Vengo a pedir por mis derechos y los de millones. Vengo a pedir que este Parlamento deje de ser hipócrita, deje de criminalizarme, deje de vincular a los pibes con el narcotraficante corruptor.
Escuché debates televisivos donde se hablaba de unos adolescentes imaginarios. Yo dirijo la Fundación Buenos Aires Sida. Nosotros trabajamos con 40 mil adolescentes por año en escuelas públicas del conurbano bonaerense. Conozco muy bien el terreno; conozco mucho a los adolescentes. Sé lo que les pasa, lo que preguntan y lo que necesitan. Lo que necesitan es estar contemplados por la ley, pero no como criminales ni como delincuentes. Esto merece ser introducido en el sistema educativo y nunca va a ser posible si no se despenaliza el consumo.
Tenemos que hablar de la participación de las personas usuarias de drogas en el diseño de políticas públicas. Hoy a nadie se le ocurriría diseñar una política pública sobre diversidad sexual y que los gays, las lesbianas y las travestis no seamos parte de ese diseño. Sin embargo, si se sigue criminalizando a las personas usuarias de drogas jamás vamos a poder ser parte del diseño de las políticas sanitarias y de educación de las que aquí se ha hablado y que tanta falta hacen.
Creo que es hora de dejar de hablar del flagelo de la droga y hablemos del flagelo del narcotráfico. No es la droga la que mata a nuestros hijos: son las políticas vigentes o la ausencia de las políticas que necesitamos construir las que están matando a nuestros hijos. No es el "paco", es la ley que está vigente. Si no, seamos coherentes y penalicemos el consumo de alcohol y de tabaco. Penalicemos el consumo de tabaco en la vía pública y en el balcón al que salen a fumar quienes están en este edificio. Penalicemos el consumo de alcohol en fiestas familiares, reuniones y brindis de fin de año, o en los ágapes que se hacen aquí, en el Congreso. Penalicemos también el café o cualquier otra sustancia; pero hagámoslo en serio, no seamos hipócritas.
Hablemos del autocultivo y del cultivo solidario. Invertir la carga de la prueba es lo fundamental. No puede ser que se nos condene a nosotros. ¡Que se investigue y que vayan presos quienes venden! Y no que vaya presa la mulita o el chofer del camión que transporta la droga.
¿Dónde están presos los narcotraficantes? No están presos, y aquí parece que se quiere seguir despenalizando al narcotraficante y criminalizando a los pobres y a los pibes. Especialmente son los pibes y las pibas pobres los que están presos; nunca el narcotraficante.
Quiero adjuntar a la versión taquigráfica un ejemplar de la revista THC. También pido a los compañeros de esa revista que la distribuyan a todos los diputados y diputadas, porque aquí hay un artículo con un contenido muy interesante. Se trata de la posición de la licenciada Mirta Bojanich, psicóloga y auditora en la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, porque escuché cifras inventadas y tiradas de los pelos durante todas estas jornadas.
La subsecretaría de adicciones bonaerense dice que hay pacientes que fumando marihuana logran frenar el consumo compulsivo de "paco". Pido a los compañeros de THC que hagan llegar un número de la revista de mayo a todos los diputados y también el material de intercambio con las quince ideas que estuvimos debatiendo y consensuamos con todas las organizaciones.
Aquí hay hipocresía. Es público, notorio y conocido que el diputado Olmedo va a la boîte Cocodrilo, bebe alcohol, pero luego nos viene a hablar de valores y moral.
Otrora conocimos la opinión de la diputada Hotton, la recuerdan todos; aunque hoy afortunadamente no es diputada de la casa, porque tiene mandato cumplido y no renovado, y eso también es por nuestra militancia. Esa diputada se llenó la boca hablando de "valores para mi país", y después nos enteramos de que su marido tenía un hotel gay. Entonces, si yo le pagaba con American Express, podía tener una cama de dos plazas con mi marido, pero la ley de matrimonio igualitario ella no la votó. Esa es la hipocresía de muchos y de muchas que van a votar esta ley y que están hablando en los programas de televisión.
Hay diputadas que tienen problemas con el alcohol, que fueron detenidas y a quienes se les impuso multas. Se escaparon, no quisieron hacer controles de alcoholemia, y vienen a hablar de nuestras dosis personales. Es como cuando ustedes, que se podían casar, votaban sobre si yo me podía casar. (Aplausos.)
Yo soy abstemio de alcohol y no consumo tabaco. Fumo marihuana y la voy a seguir fumando, pero pido no ser criminalizado, no ser un delincuente y poder tener trabajo. No puedo ir alcoholizado a trabajar, como espero que tampoco lo hagan ustedes, pero en mi vida personal no quiero ser criminalizado. Quiero tener el mismo derecho que tienen los que van a votar la ley sobre mis derechos.
Algunos de ustedes pueden esperar un año más; nosotros no. Ustedes seguramente pueden decir que este es un debate para el cual hay que esperar y que no están listos. No es cierto; quienes usamos drogas no podemos esperar más.
Si quieren, pueden tener una bodega en sus casas, pero nos hablan de cuántas plantas podemos tener. ¡Caraduras! Pueden tener veinte botellas de vino y nadie va a decirles nada. Prohíban el alcohol; no sean hipócritas. Mi hermano fabrica cerveza artesanal, ¿por qué yo no puedo cultivar mi marihuana? Yo he olido alcohol en esta casa, lo vuelvo a decir.
Sé que algunos de ustedes deben enfrentar a sus hijos; algunos padres toman Lexotanil para dormir, eso también es falopa.
Algunos de ustedes no fuman tabaco dentro de restoranes, y les preocupa si vamos a fumar marihuana ahí y no vamos a dejarlos comer tranquilos. Ustedes tampoco fuman tabaco dentro de los restaurantes, pero sí en la calle.
Algunos prefieren que sus hijos compren droga al narcotráfico para no saber qué sustancia ni cuánto consumen, porque no saben hablar con ellos y tienen miedo de hacerlo. Prefieren que sigan comprando a narcotraficantes y exponerse. El narcotráfico sí que es corrupto. ¡Caraduras! Es mejor que sus hijos tengan una planta en su casa.
Hablaron de niños de 12 años. No me imagino a un niño de 12 años yendo a comprar efedrina para fabricar cocaína. Dejemos de joder, hablemos de realidades, de sus hijos, de los míos, de nosotros y de ustedes.
Vengo a proponer que se considere iguales a quienes venían siendo discriminados. Somos consumidores de drogas, todos y todas, ustedes y yo; ustedes también consumen alcohol y otras drogas. Si no penalizan la venta, entonces estarán favoreciendo el narcotráfico. Venimos a pedir que penalicen la venta, persigan al narcotráfico, investiguen y demuestren cuando hay venta de drogas y que esa gente vaya presa.
Venimos a pedir que intervenga la ANMAT, como en el resto de los alimentos, porque queremos saber la calidad de las drogas que se venden. El Estado debe participar, no como hasta ahora.
Es una gran oportunidad para pasar del dicho al hecho. A los que votaron a favor del matrimonio igualitario, les fue bastante bien, han renovado sus bancas, los senadores y senadoras también. A los que votaron en contra, les fue bastante mal, así que fíjense cuáles son las voces que están escuchando, si lo que quieren es permanecer como representantes del pueblo.
Varias personas hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE FIAD Por favor, finalice su exposición y después haremos las preguntas pertinentes.
SR. FREYRE Marchas en todo el país y en Buenos Aires vienen respaldando y pidiendo una nueva ley de drogas. La comunidad está pidiendo y respaldando este debate.
Para cerrar, porque me queda poco tiempo, quiero decir lo siguiente. Le ofrecí a un colega que no pudo acreditarse, Andrés Bayley, que dijera unas palabras a través mío, a fin de que conste en la versión taquigráfica para su propio ego. El hecho de que él sea "fumón", no significa que es un ladrón o que no crea en Dios. Él se fuma un porro para llegar al trabajo o para salir del trabajo y llegar a su casa, como ustedes se toman un whisky o un vaso de vino cuando llegan a la suya o encienden un cigarrillo en la vereda, ni más ni menos, no quiere privilegios, y yo tampoco. (Aplausos.)
Para cerrar, porque me queda poco tiempo, quiero decir lo siguiente. Le ofrecí a un colega que no pudo acreditarse, Andrés Bayley, que dijera unas palabras a través mío, a fin de que conste en la versión taquigráfica para su propio ego. El hecho de que él sea "fumón", no significa que es un ladrón o que no crea en Dios. Él se fuma un porro para llegar al trabajo o para salir del trabajo y llegar a su casa, como ustedes se toman un whisky o un vaso de vino cuando llegan a la suya o encienden un cigarrillo en la vereda, ni más ni menos, no quiere privilegios, y yo tampoco. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Quiero aclarar que las preguntas están limitadas a los diputados y que esta es una reunión conjunta.
Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
SRA. SCHMIDT LIERMANN Realmente lamento la efusividad y la crítica a muchas personas que han hablado aquí los días anteriores, que creo que han sido escuchados por todos con respeto y merecen el mismo respeto. Aquí han venido madres de víctimas, profesionales y otras personas, de modo que creo que esto es importante que se destaque.
Además, pido al presidente que tengamos un poquito de cuidado, porque es fundamental escuchar. Muchos de los diputados que estamos acá estamos tratando de aprender. En estas reuniones también nos hemos informado.
Considero que es algo fundamental que entiendan que nosotros no los vemos como los otros, todo lo contrario. Justamente porque no los vemos como los otros y pensamos en los hijos y en la gente que está sufriendo adicciones, es que nos preocupan las consecuencias que esta ley pueda tener.
Entonces, sí creo que hay un consenso enorme en no penalizar, pero tenemos que trabajar fuerte en la prevención, en el tratamiento, en la reinserción. Discutiremos cómo lo hacemos, pero considero que hasta merece un pedido de disculpas para las personas que hablaron antes.
Además, pido al presidente que tengamos un poquito de cuidado, porque es fundamental escuchar. Muchos de los diputados que estamos acá estamos tratando de aprender. En estas reuniones también nos hemos informado.
Considero que es algo fundamental que entiendan que nosotros no los vemos como los otros, todo lo contrario. Justamente porque no los vemos como los otros y pensamos en los hijos y en la gente que está sufriendo adicciones, es que nos preocupan las consecuencias que esta ley pueda tener.
Entonces, sí creo que hay un consenso enorme en no penalizar, pero tenemos que trabajar fuerte en la prevención, en el tratamiento, en la reinserción. Discutiremos cómo lo hacemos, pero considero que hasta merece un pedido de disculpas para las personas que hablaron antes.
- Varias personas hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE FIAD Continúe, señora diputada.
SRA. SCHMIDT LIERMANN Doy mi opinión personal, quizás no les importe, pero es lo que yo siento. Me he sentido mal por otras personas que han hablado.
Comparto muchas de las cosas que usted dijo, en especial, poder debatir; hace falta un plan integral en la materia, y también hay que llamar a las cosas por su nombre. Es verdad que hay que decir las cosas como son, pero justamente creo que la responsabilidad del legislador es ser muy cuidadoso con las consecuencias que la ley puede traer.
Comparto muchas de las cosas que usted dijo, en especial, poder debatir; hace falta un plan integral en la materia, y también hay que llamar a las cosas por su nombre. Es verdad que hay que decir las cosas como son, pero justamente creo que la responsabilidad del legislador es ser muy cuidadoso con las consecuencias que la ley puede traer.
SR. FREYRE Quiero hacer algunos comentarios a partir de lo que usted plantea.
Cuando hablamos de respeto, es necesario que entendamos qué significa el respeto. Cuando se debatió la ley de matrimonio igualitario, nos dijeron enfermos por ser homosexuales y esa es una falta de respeto. Decirnos enfermos, porque consumimos drogas es una falta de respeto (Aplausos.) Esas personas nos deben respeto. Es como si yo dijera alcohólico a cualquier diputado, porque brinda en navidad, y no lo hice, porque eso sería faltarle el respeto.
El respeto se construye en condiciones de igualdad. Aquí se nos dijo enfermos a personas que somos usuarios de drogas, y yo jamás diría a alguien que come un asado con un vaso de vino o a un médico que habla de las propiedades de tomar un vaso de vino con las comidas que es un alcohólico o que es enfermo y promueve el alcoholismo. (Aplausos.)
Esto se ha dicho desde una base de profunda ignorancia y de una total falta de respeto. Cuando hablamos de respeto, hablemos de respeto en serio.
Cuando hablamos de respeto, es necesario que entendamos qué significa el respeto. Cuando se debatió la ley de matrimonio igualitario, nos dijeron enfermos por ser homosexuales y esa es una falta de respeto. Decirnos enfermos, porque consumimos drogas es una falta de respeto (Aplausos.) Esas personas nos deben respeto. Es como si yo dijera alcohólico a cualquier diputado, porque brinda en navidad, y no lo hice, porque eso sería faltarle el respeto.
El respeto se construye en condiciones de igualdad. Aquí se nos dijo enfermos a personas que somos usuarios de drogas, y yo jamás diría a alguien que come un asado con un vaso de vino o a un médico que habla de las propiedades de tomar un vaso de vino con las comidas que es un alcohólico o que es enfermo y promueve el alcoholismo. (Aplausos.)
Esto se ha dicho desde una base de profunda ignorancia y de una total falta de respeto. Cuando hablamos de respeto, hablemos de respeto en serio.
- Varias personas hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE FIAD Vamos a proseguir con el debate. Nos tenemos que respetar, y hemos escuchado a todos.
Los diputados tenemos la responsabilidad de escuchar con amplitud para después tener las mejores herramientas para legislar. No obstante, creo que no tiene que haber diálogo.
Los diputados tenemos la responsabilidad de escuchar con amplitud para después tener las mejores herramientas para legislar. No obstante, creo que no tiene que haber diálogo.
SR. FREYRE Disculpe, señor presidente, no fue mi intención entrar en un debate personal. Se paga un costo altísimo por "salir del placard" y venir a decir a esta casa que uso drogas.
Cuando la ley esté aprobada y reglamentada muchos van a decir lo mismo que digo yo hoy, como algunos dijeron antes que otros que se querían casar, y pusimos el cuerpo para que casaran miles de parejas. Se paga un costo alto, y estoy dispuesto a ello.
Cuando se construyan estas políticas, yo quiero ser parte. Es muy probable que la concesión de este derecho que la propia Corte Suprema de Justicia está indicando que hay que construir, va a generar que por fin pasemos del dicho al hecho, y se construyan políticas de salud y educación a la altura de esta ley que estamos discutiendo. (Aplausos.)
Cuando la ley esté aprobada y reglamentada muchos van a decir lo mismo que digo yo hoy, como algunos dijeron antes que otros que se querían casar, y pusimos el cuerpo para que casaran miles de parejas. Se paga un costo alto, y estoy dispuesto a ello.
Cuando se construyan estas políticas, yo quiero ser parte. Es muy probable que la concesión de este derecho que la propia Corte Suprema de Justicia está indicando que hay que construir, va a generar que por fin pasemos del dicho al hecho, y se construyan políticas de salud y educación a la altura de esta ley que estamos discutiendo. (Aplausos.)
SRA. DONDA PÉREZ Vamos a comenzar con las exposiciones del segundo panel. Les recordamos a los representantes de las distintas asociaciones y agrupaciones que tienen cinco minutos para exponer.
Tiene la palabra Julián Peré, de la Agrupación de Agricultores Cannábicos Argentinos.
Tiene la palabra Julián Peré, de la Agrupación de Agricultores Cannábicos Argentinos.
SR. PERÉ Buenos días a todos y a todas. Antes de comenzar quisiera agradecer al señor diputado Fiad y a su equipo de trabajo la invitación a participar de esta ponencia.
Es un trabajo arduo el que ustedes tienen, representantes de todos los ciudadanos, el de hallar la manera de adecuar esta ley para que respete las garantías otorgadas.
Soy presidente de la Agrupación de Agricultores Cannábicos Argentinos; una asociación sin fines de lucro creada desde la inquietud de numerosos cultivadores de todo el país y de asociaciones que no son reconocidas por la Inspección General de Justicia y que están obligadas a mantenerse en la clandestinidad.
Somos ciudadanos de las más diversas condiciones sociales, etarias y ubicación geográfica; personas de bien insertas en la sociedad, que por acción de esta ley nos encontramos ante una situación de vulnerabilidad legal e imposibilidad de acceder a la seguridad estatal.
Somos usuarios y autocultivadores de marihuana; no adictos ni delincuentes, como se nos denomina más habitualmente. Somos adultos responsables. Nuestra finalidad principal es autoabastecernos del consumo mediante el autocultivo y el cultivo solidario como forma de lucha ante el narcotráfico. Al igual que otros cultivadores amateurs, nuestro esfuerzo realizado se refleja en la belleza, aroma y sabor de nuestras flores. Sí, la marihuana es una flor, al igual que la orquídea. A esto se suma que posee capacidades curativas que ya se investigan y aplican en otros países.
Tenemos compañeros que sufren VIH, hepatitis, diabetes, presión arterial alta y enfermedades autoinmunes.
Una de esas personas soy yo. Desde hace treinta años, se me diagnosticó Síndrome de Behcet. Es una enfermedad clasificada como rara. En España, 5 de cada 100 mil habitantes la padecen. Es autoinmune, crónica y su tratamiento es sólo sintomático.
La medicación que suele utilizarse es bastante agresiva. Me han llegado a recetar talidomida, una droga que en ese momento sólo era manejada por la ANMAT. A través del cannabis encuentro el alivio al malestar producido por las llagas en mucosas, úlceras y dolores articulares propios de mi enfermedad.
Elijo mi medicina para un padecimiento sin tratamiento conocido, y prefiero hacerlo naturalmente. El Estado no debería inmiscuirse en estos asuntos tan privados.
Hace unos meses fui a la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires a preguntar si había estudios de investigación sobre cannabis sativa en la Argentina. La persona que me atendió, algo alterada, me contestó cómo podía preguntar eso, si estaba prohibida; por lo tanto, no se puede investigar.
El cultivo de la marihuana está penado con cuatro a quince años de prisión. Creemos que esa pena excesiva ha contribuido a demonizar a la planta.
La imposibilidad de investigarla, sumado al miedo generado por la falta de información real, alarma a la población. Esto facilita la denuncia anónima, que es utilizada como elemento extorsivo y de venganza. Basta tener cualquier desavenencia con un vecino o un conflicto familiar para que la Justicia, con la sola prueba de una foto, habilite a la policía para allanar nuestra intimidad.
Lamentablemente, de eso también tengo experiencia pues algo así nos ocurrió este año. Fue el 23 de marzo, luego de haber participado de la primera conmemoración del Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, en la Penitenciaría Federal.
Esa posibilidad estaba latente desde el primer día que iniciamos la militancia cannábica, y lo sabíamos. Como agrupación habíamos organizado nuestro sistema de alarmas y de contención. Con lo cual, rápidamente, cientos de activistas de múltiples agrupaciones se manifestaron pacíficamente frente a nuestro domicilio y en solidaridad con nuestra causa.
Se llevaron nuestras plantas, quitándonos nuestro esfuerzo invertido y nuestra medicina. Desde ese momento, además de la estigmatización sufrimos la judicialización, con todo lo que eso implica.
Además, como agrupación sabemos que las capas sociales más castigadas siempre suelen ser las de menores recursos. Muchas veces, nuestra tarea de difusión nos lleva a tomar contacto con todo tipo de realidades.
Nosotros pedimos por el cannabis, porque creemos en sus demostradas facultades. El cannabis cuenta con registros de más de cinco mil años de uso medicinal, industrial y social. Numerosos estudios científicos internacionales han demostrado la ineficacia de la prohibición del cannabis, prohibición generada por una propaganda sesgada y con una clara intención política.
Como agricultores cannábicos creemos que deben diferenciarse las sustancias. Gracias al cannabis y a su autocultivo muchos de nuestros compañeros y compañeras han salido de sustancias adictivas y mucho más tóxicas, algunas de ellas legales.
El autocultivo genera un enfoque valedero para la lucha contra las adicciones y el narcotráfico. Para cultivar hay que trabajar la tierra. Creemos en el cultivo orgánico y biodinámico sin la necesidad de agregados químicos, generando un producto natural y saludable, a diferencia de lo que puede obtenerse en el mercado negro, un mercado de contacto con la primera línea del narcotráfico.
Arriesgando su integridad física, muchas veces usuarios medicinales, trabajadores o estudiantes se exponen a ser judicializados por su elección personal.
La falta de investigaciones hace que se desconozca que el cannabis en su uso industrial -cáñamo- puede ser fuente de papel de una forma más ecológica y biodegradable que la usada actualmente. También puede ser fuente de combustible ecológico, alimento de gran valor proteico y nutricional. Con sus fibras pueden confeccionarse telas para aislación térmica, plásticos biodegradables, autopartes, sogas y ladrillos altamente resistentes y amigables con el entorno.
La prohibición del cannabis para todos sus usos no tiene fundamentos desde ningún aspecto, tal cual quedó expresado en el proyecto 0052-p-2012, presentado junto a la legisladora de la ciudad de Buenos Aires María Rachid, la Mesa Nacional por la Igualdad y la Comunidad Cannábica de Córdoba.
Por la planta, por la semilla, por el club. Muchas gracias. (Aplausos.)
Es un trabajo arduo el que ustedes tienen, representantes de todos los ciudadanos, el de hallar la manera de adecuar esta ley para que respete las garantías otorgadas.
Soy presidente de la Agrupación de Agricultores Cannábicos Argentinos; una asociación sin fines de lucro creada desde la inquietud de numerosos cultivadores de todo el país y de asociaciones que no son reconocidas por la Inspección General de Justicia y que están obligadas a mantenerse en la clandestinidad.
Somos ciudadanos de las más diversas condiciones sociales, etarias y ubicación geográfica; personas de bien insertas en la sociedad, que por acción de esta ley nos encontramos ante una situación de vulnerabilidad legal e imposibilidad de acceder a la seguridad estatal.
Somos usuarios y autocultivadores de marihuana; no adictos ni delincuentes, como se nos denomina más habitualmente. Somos adultos responsables. Nuestra finalidad principal es autoabastecernos del consumo mediante el autocultivo y el cultivo solidario como forma de lucha ante el narcotráfico. Al igual que otros cultivadores amateurs, nuestro esfuerzo realizado se refleja en la belleza, aroma y sabor de nuestras flores. Sí, la marihuana es una flor, al igual que la orquídea. A esto se suma que posee capacidades curativas que ya se investigan y aplican en otros países.
Tenemos compañeros que sufren VIH, hepatitis, diabetes, presión arterial alta y enfermedades autoinmunes.
Una de esas personas soy yo. Desde hace treinta años, se me diagnosticó Síndrome de Behcet. Es una enfermedad clasificada como rara. En España, 5 de cada 100 mil habitantes la padecen. Es autoinmune, crónica y su tratamiento es sólo sintomático.
La medicación que suele utilizarse es bastante agresiva. Me han llegado a recetar talidomida, una droga que en ese momento sólo era manejada por la ANMAT. A través del cannabis encuentro el alivio al malestar producido por las llagas en mucosas, úlceras y dolores articulares propios de mi enfermedad.
Elijo mi medicina para un padecimiento sin tratamiento conocido, y prefiero hacerlo naturalmente. El Estado no debería inmiscuirse en estos asuntos tan privados.
Hace unos meses fui a la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires a preguntar si había estudios de investigación sobre cannabis sativa en la Argentina. La persona que me atendió, algo alterada, me contestó cómo podía preguntar eso, si estaba prohibida; por lo tanto, no se puede investigar.
El cultivo de la marihuana está penado con cuatro a quince años de prisión. Creemos que esa pena excesiva ha contribuido a demonizar a la planta.
La imposibilidad de investigarla, sumado al miedo generado por la falta de información real, alarma a la población. Esto facilita la denuncia anónima, que es utilizada como elemento extorsivo y de venganza. Basta tener cualquier desavenencia con un vecino o un conflicto familiar para que la Justicia, con la sola prueba de una foto, habilite a la policía para allanar nuestra intimidad.
Lamentablemente, de eso también tengo experiencia pues algo así nos ocurrió este año. Fue el 23 de marzo, luego de haber participado de la primera conmemoración del Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, en la Penitenciaría Federal.
Esa posibilidad estaba latente desde el primer día que iniciamos la militancia cannábica, y lo sabíamos. Como agrupación habíamos organizado nuestro sistema de alarmas y de contención. Con lo cual, rápidamente, cientos de activistas de múltiples agrupaciones se manifestaron pacíficamente frente a nuestro domicilio y en solidaridad con nuestra causa.
Se llevaron nuestras plantas, quitándonos nuestro esfuerzo invertido y nuestra medicina. Desde ese momento, además de la estigmatización sufrimos la judicialización, con todo lo que eso implica.
Además, como agrupación sabemos que las capas sociales más castigadas siempre suelen ser las de menores recursos. Muchas veces, nuestra tarea de difusión nos lleva a tomar contacto con todo tipo de realidades.
Nosotros pedimos por el cannabis, porque creemos en sus demostradas facultades. El cannabis cuenta con registros de más de cinco mil años de uso medicinal, industrial y social. Numerosos estudios científicos internacionales han demostrado la ineficacia de la prohibición del cannabis, prohibición generada por una propaganda sesgada y con una clara intención política.
Como agricultores cannábicos creemos que deben diferenciarse las sustancias. Gracias al cannabis y a su autocultivo muchos de nuestros compañeros y compañeras han salido de sustancias adictivas y mucho más tóxicas, algunas de ellas legales.
El autocultivo genera un enfoque valedero para la lucha contra las adicciones y el narcotráfico. Para cultivar hay que trabajar la tierra. Creemos en el cultivo orgánico y biodinámico sin la necesidad de agregados químicos, generando un producto natural y saludable, a diferencia de lo que puede obtenerse en el mercado negro, un mercado de contacto con la primera línea del narcotráfico.
Arriesgando su integridad física, muchas veces usuarios medicinales, trabajadores o estudiantes se exponen a ser judicializados por su elección personal.
La falta de investigaciones hace que se desconozca que el cannabis en su uso industrial -cáñamo- puede ser fuente de papel de una forma más ecológica y biodegradable que la usada actualmente. También puede ser fuente de combustible ecológico, alimento de gran valor proteico y nutricional. Con sus fibras pueden confeccionarse telas para aislación térmica, plásticos biodegradables, autopartes, sogas y ladrillos altamente resistentes y amigables con el entorno.
La prohibición del cannabis para todos sus usos no tiene fundamentos desde ningún aspecto, tal cual quedó expresado en el proyecto 0052-p-2012, presentado junto a la legisladora de la ciudad de Buenos Aires María Rachid, la Mesa Nacional por la Igualdad y la Comunidad Cannábica de Córdoba.
Por la planta, por la semilla, por el club. Muchas gracias. (Aplausos.)
SRA. DONDA PÉREZ Tiene la palabra Juan Pablo Felipponi, representante de la Asociación Cannábica de Buenos Aires.
SR. FELIPPONI Buenos días a todos. Muchas gracias por la invitación a disertar.
Soy miembro de la Asociación Cannábica de Buenos Aires, una asociación que visibiliza al consumidor responsable. Soy consumidor responsable, trabajador, padre, hijo y estudiante. El año pasado estuve en la Facultad de Medicina tomando la primera cátedra interdisciplinaria de Correcta Atención a Usuarios de Sustancias Psicoactivas. Todas las mañanas hago deporte, medito a la mañana y a la noche, y además soy consumidor de drogas.
Nosotros promovemos el autocultivo como método de escape del narcotráfico, porque autocultivando es la única manera de no financiar el narcotráfico que mata a nuestros hijos. Como soy padre, estoy muy preocupado por el futuro de mi hijo. Cuando me preguntan qué pienso sobre el día de mañana en cuanto a mi hijo, sobre sus consumos y demás, siempre contesto que lo que más deseo es que mi hijo venga a hablar conmigo, que tenga la apertura para decir lo que quiere, entonces con información veraz y digna, ahí voy a abrirle los brazos y contener a mi hijo, porque es el mayor logro que puedo llegar a tener.
Estamos hablando de despenalizar o no. Luego de estos tres días de debate estoy muy contento, porque quienes están a favor y en contra de la despenalización estuvimos de acuerdo con que no hay que penalizar al usuario, porque esa no es la forma. Hace treinta años que venimos utilizando esa forma y la respuesta es negativa, pues siguen creciendo los índices de consumo y el narcotráfico, y cada vez hay menos respuestas que dar a nuestros hijos, porque se prohíbe hablar.
La legislación penal dice que tenemos que ir presos los cultivadores y los usuarios. Me gustaría que en mi cara me digan que yo, padre, hijo, estudiante, trabajador, tengo que ir preso por una elección que hago en mi casa. Soy consumidor responsable, y como dijo el compañero Alex, me llamaron enfermo, adicto, y en algún punto irresponsable.
Cuando salí de mi casa, mi hijo me dijo. "Papá, parecés un señor", porque estaba de traje, y yo nunca lo uso; pero esta es una manera de ser responsable y ponerme a la altura de donde estoy hablando. Necesitamos responsabilidad y seriedad.
No se nos tiene que penalizar; no tiene que ser el usuario quien termine en la cárcel sino los narcotraficantes. También estamos todos preocupados, los que quieren penalizar y los que no, sobre qué pasará con las personas que tienen problemas de consumo. Para ellos, la respuesta nunca va a ser la policía, la cárcel ni los palos, sino que la solución siempre debe ser interdisciplinaria, es decir, social -tanto sea por trabajo, por familia, por amistades-, psicológica y sanitaria.
Tenemos que lograr que esos chicos o grandes, que tienen problemas de consumo, puedan reinsertarse socialmente, porque quiero aclarar que el primer punto para el problema del consumo es sentirse disgregado y segregado social y familiarmente.
Entonces, creo que los primeros que están alejando y llevando hacia el consumo a la gente son los que segregan, los que discriminan y separan. Por lo tanto, lo importante es incorporar al sujeto, a las personas, no son adictos ni ex adictos sino que son Juan, Pedro, Sergio, Matías, Pablo, Julio; ellos son y siempre serán personas que eligen determinadas cosas y que por determinados inconvenientes tienen problemas con el consumo.
Estuve escuchando hablar del autocultivo, que estaban a favor, que estaban en contra. Me parece que estar en contra del autocultivo es decir a nuestros hijos que vayan a golpear las puertas del narcotráfico. Como dijo Alejandro, es mucho más fácil cerrar los ojos y decir "mi hijo no hace nada, yo lo eduqué bien" y tener el alma contenta, que abrir los ojos y ver sinceramente que nuestro hijo tiene un verdadero problema. Entonces, ahí es donde más nos necesita y tenemos que estar.
Los problemas de salud tienen que ser abordados por la esfera civil y no por la penal, y para eso está la ley nacional. La atención está en la ley nacional 26.657, de salud mental, que en sus artículos 4º, 20 y 43 trata estos temas. Por otro lado, esta ley venía con un plan nacional de atención a las adicciones que quedó, no pasó como la ley.
Entonces, creo que si verdaderamente estamos preocupados por la salud de los ciudadanos, nuestros hijos, compañeros y hermanos, así como nos vemos acá debatiendo y discutiendo también tendríamos que estar pregonando lo que es el plan nacional de atención a las adicciones, porque esa es la manera de poder atender a la gente que tiene problemas de consumo.
Por otro lado, hablaban de qué cantidad, cuánto, cómo. ¿Qué estamos diciendo? ¡Por favor, tenemos que atacar a quien vende! Este es el filtro. La policía tiene que empezar a trabajar, investigar y demostrar con pruebas que se está comerciando y no como dijo Julián, que por una denuncia de un vecino que tiene algún inconveniente, es ilegal el simple hecho de tener una planta. Entonces, es mucho más fácil agarrar a Julián, Matías, Juan Pablo o cualquiera que tenga una planta que detener a una red de narcotraficantes.
Volvemos al mismo tema: qué consumen, cuánto consumen. La cantidad que consumen no es un indicativo de comercio, el único indicativo de comercio es la prueba, y eso es lo que tiene que dar la policía al juez. Además, a mí no me interesa qué es lo que hacen mis compañeros sino cómo lo hacen. No me interesa qué sino cómo, y cómo tiene que ser de la manera más segura, adecuada, responsable y menos riesgosa posible. Estamos pidiendo que cuiden la salud para que no corten un proyecto de vida.
Escuché también hablar de memoria, de querer consumir, que habría que abstraer a los chicos para que no vuelvan a ver situaciones de consumo y demás. ¿Qué hacemos? ¿Los borramos de la sociedad? Estamos en una sociedad de consumo, ¿se acuerdan? Entonces, por un lado, nos dicen: "Hacelo, comprá esto, comprá aquello" y, por el otro, nos dicen: "No, esto no". ¿Qué hacemos? ¿Los aislamos? ¿Los encerramos? Es lo que estamos haciendo ahora. ¿Funcionó? No, no sirve.
Escuché que decían que los niños reclamaban libertad. Perfecto, pero para tener libertad necesitamos información veraz y responsable. También hablaron de consumo personal, pero ¿quién puede decir cuánto es consumo personal? Creo que la única manera de hablar de consumo responsable es hablar de no cortar proyectos de vida.
Como mis compañeros ya se han expresado, y para no extenderme, quiero decir que se ha demostrado que en muchas instituciones se está utilizando la marihuana como terapia de sustitución, como puerta de salida. Entonces, para cerrar esto, quiero comentar que, como muchos aquí saben, el narcotráfico vende el prensado, que es una piedra negra, oscura, maloliente, fea.
El prensado es la puerta de entrada y el autocultivo es la puerta de salida, y lo único que espero es que detrás de esa puerta de salida, para toda esa gente que necesita salir, estemos nosotros con los brazos abiertos para dar inclusión, trabajo, respeto y amor; eso es lo que falta sobre todo en esta sociedad: amor, igualdad y respeto. (Aplausos.)
Soy miembro de la Asociación Cannábica de Buenos Aires, una asociación que visibiliza al consumidor responsable. Soy consumidor responsable, trabajador, padre, hijo y estudiante. El año pasado estuve en la Facultad de Medicina tomando la primera cátedra interdisciplinaria de Correcta Atención a Usuarios de Sustancias Psicoactivas. Todas las mañanas hago deporte, medito a la mañana y a la noche, y además soy consumidor de drogas.
Nosotros promovemos el autocultivo como método de escape del narcotráfico, porque autocultivando es la única manera de no financiar el narcotráfico que mata a nuestros hijos. Como soy padre, estoy muy preocupado por el futuro de mi hijo. Cuando me preguntan qué pienso sobre el día de mañana en cuanto a mi hijo, sobre sus consumos y demás, siempre contesto que lo que más deseo es que mi hijo venga a hablar conmigo, que tenga la apertura para decir lo que quiere, entonces con información veraz y digna, ahí voy a abrirle los brazos y contener a mi hijo, porque es el mayor logro que puedo llegar a tener.
Estamos hablando de despenalizar o no. Luego de estos tres días de debate estoy muy contento, porque quienes están a favor y en contra de la despenalización estuvimos de acuerdo con que no hay que penalizar al usuario, porque esa no es la forma. Hace treinta años que venimos utilizando esa forma y la respuesta es negativa, pues siguen creciendo los índices de consumo y el narcotráfico, y cada vez hay menos respuestas que dar a nuestros hijos, porque se prohíbe hablar.
La legislación penal dice que tenemos que ir presos los cultivadores y los usuarios. Me gustaría que en mi cara me digan que yo, padre, hijo, estudiante, trabajador, tengo que ir preso por una elección que hago en mi casa. Soy consumidor responsable, y como dijo el compañero Alex, me llamaron enfermo, adicto, y en algún punto irresponsable.
Cuando salí de mi casa, mi hijo me dijo. "Papá, parecés un señor", porque estaba de traje, y yo nunca lo uso; pero esta es una manera de ser responsable y ponerme a la altura de donde estoy hablando. Necesitamos responsabilidad y seriedad.
No se nos tiene que penalizar; no tiene que ser el usuario quien termine en la cárcel sino los narcotraficantes. También estamos todos preocupados, los que quieren penalizar y los que no, sobre qué pasará con las personas que tienen problemas de consumo. Para ellos, la respuesta nunca va a ser la policía, la cárcel ni los palos, sino que la solución siempre debe ser interdisciplinaria, es decir, social -tanto sea por trabajo, por familia, por amistades-, psicológica y sanitaria.
Tenemos que lograr que esos chicos o grandes, que tienen problemas de consumo, puedan reinsertarse socialmente, porque quiero aclarar que el primer punto para el problema del consumo es sentirse disgregado y segregado social y familiarmente.
Entonces, creo que los primeros que están alejando y llevando hacia el consumo a la gente son los que segregan, los que discriminan y separan. Por lo tanto, lo importante es incorporar al sujeto, a las personas, no son adictos ni ex adictos sino que son Juan, Pedro, Sergio, Matías, Pablo, Julio; ellos son y siempre serán personas que eligen determinadas cosas y que por determinados inconvenientes tienen problemas con el consumo.
Estuve escuchando hablar del autocultivo, que estaban a favor, que estaban en contra. Me parece que estar en contra del autocultivo es decir a nuestros hijos que vayan a golpear las puertas del narcotráfico. Como dijo Alejandro, es mucho más fácil cerrar los ojos y decir "mi hijo no hace nada, yo lo eduqué bien" y tener el alma contenta, que abrir los ojos y ver sinceramente que nuestro hijo tiene un verdadero problema. Entonces, ahí es donde más nos necesita y tenemos que estar.
Los problemas de salud tienen que ser abordados por la esfera civil y no por la penal, y para eso está la ley nacional. La atención está en la ley nacional 26.657, de salud mental, que en sus artículos 4º, 20 y 43 trata estos temas. Por otro lado, esta ley venía con un plan nacional de atención a las adicciones que quedó, no pasó como la ley.
Entonces, creo que si verdaderamente estamos preocupados por la salud de los ciudadanos, nuestros hijos, compañeros y hermanos, así como nos vemos acá debatiendo y discutiendo también tendríamos que estar pregonando lo que es el plan nacional de atención a las adicciones, porque esa es la manera de poder atender a la gente que tiene problemas de consumo.
Por otro lado, hablaban de qué cantidad, cuánto, cómo. ¿Qué estamos diciendo? ¡Por favor, tenemos que atacar a quien vende! Este es el filtro. La policía tiene que empezar a trabajar, investigar y demostrar con pruebas que se está comerciando y no como dijo Julián, que por una denuncia de un vecino que tiene algún inconveniente, es ilegal el simple hecho de tener una planta. Entonces, es mucho más fácil agarrar a Julián, Matías, Juan Pablo o cualquiera que tenga una planta que detener a una red de narcotraficantes.
Volvemos al mismo tema: qué consumen, cuánto consumen. La cantidad que consumen no es un indicativo de comercio, el único indicativo de comercio es la prueba, y eso es lo que tiene que dar la policía al juez. Además, a mí no me interesa qué es lo que hacen mis compañeros sino cómo lo hacen. No me interesa qué sino cómo, y cómo tiene que ser de la manera más segura, adecuada, responsable y menos riesgosa posible. Estamos pidiendo que cuiden la salud para que no corten un proyecto de vida.
Escuché también hablar de memoria, de querer consumir, que habría que abstraer a los chicos para que no vuelvan a ver situaciones de consumo y demás. ¿Qué hacemos? ¿Los borramos de la sociedad? Estamos en una sociedad de consumo, ¿se acuerdan? Entonces, por un lado, nos dicen: "Hacelo, comprá esto, comprá aquello" y, por el otro, nos dicen: "No, esto no". ¿Qué hacemos? ¿Los aislamos? ¿Los encerramos? Es lo que estamos haciendo ahora. ¿Funcionó? No, no sirve.
Escuché que decían que los niños reclamaban libertad. Perfecto, pero para tener libertad necesitamos información veraz y responsable. También hablaron de consumo personal, pero ¿quién puede decir cuánto es consumo personal? Creo que la única manera de hablar de consumo responsable es hablar de no cortar proyectos de vida.
Como mis compañeros ya se han expresado, y para no extenderme, quiero decir que se ha demostrado que en muchas instituciones se está utilizando la marihuana como terapia de sustitución, como puerta de salida. Entonces, para cerrar esto, quiero comentar que, como muchos aquí saben, el narcotráfico vende el prensado, que es una piedra negra, oscura, maloliente, fea.
El prensado es la puerta de entrada y el autocultivo es la puerta de salida, y lo único que espero es que detrás de esa puerta de salida, para toda esa gente que necesita salir, estemos nosotros con los brazos abiertos para dar inclusión, trabajo, respeto y amor; eso es lo que falta sobre todo en esta sociedad: amor, igualdad y respeto. (Aplausos.)
SRA. BULLRICH Quiero hacer una pregunta: ¿ustedes están representando al cultivo de plantas de marihuana?
SR. FELIPPONI Así es.
SRA. BULLRICH ¿Qué opinan de otro tipo de estupefacientes que pueda cultivarse en las casas, tiene otro tipo de componentes que no son los naturales que pueda tener una planta?
SR. FELIPPONI No creo que otro tipo de drogas pueda sintetizarse en la casa de alguien. No veo a un chico de 16 años yendo a comprar precursores químicos, efedrina y un montón de cosas y sustancias que están legisladas de otros lados y tienen mucho más resguardo penal.
SRA. BULLRICH Es decir que, en principio, ustedes piensan que lo aceptable o lógico podría ser el tabaco de marihuana, que es una planta; pero aquellas sustancias que puedan conformar algún elemento químico deberían quedar de lado. ¿Eso es lo que ustedes consideran?
SR. FELIPPONI Sí, la marihuana es una planta.
SRA. BULLRICH Lo pregunto para analizar la redacción de la ley, que se refiere a estupefacientes en un sentido amplio.
SR. FELIPPONI Estupefaciente es algo que te deja estupefacto, y es sólo un ámbito de lo que son las drogas. Hay psicotrópicos...
SRA. BULLRICH Pregunto esto para distinguir entre la marihuana y determinadas drogas -para no decir "estupefacientes", como señala la ley que estamos discutiendo- que tienen otro tipo de materiales. Ustedes las distinguen...
SR. FELIPPONI Como dije, otros tipos de sustancias necesitan una síntesis que requiere un montón de procesos más para llegar al producto final. La marihuana sólo necesita tierra, agua, amor y cuidado.
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra Adriana Funaro, representante de la Agrupación Cannábica Zona Sur.
SRA. FUNARO Buenos días a todos y a todas. Vengo en representación de quienes nos hemos sentido discriminados por la sistemática actitud de criminalizarnos por completo, y de tratarnos de adictos y enfermos. Queremos explicar que somos personas, como cualquiera de los que están acá. Desde lo más profundo de nosotros, como personas, necesitamos que se hagan cargo de esta situación y que no nos discriminen más. Sesenta mil personas marchamos al Congreso pidiendo y mostrando que somos seres humanos, como cualquier otro, con una elección de vida. Nada más que eso.
Es una simple elección, como la de cualquiera de ustedes que llega a su casa y se toma un comprimido de clonazepam o una botella de vino, y ninguno de nosotros los discrimina desde este lugar; a nosotros nos pasa lo mismo.
El cannabis es una planta. Para su cultivo, como ser vivo, se le da cariño y un tratamiento como a cualquier planta. Luego nace una flor -al igual que una rosa-, y a partir de ahí nosotros la consumimos, ya sea en forma recreativa o desde una situación de enfermedad o necesidad.
Ahí es donde también queremos marcar la diferencia de lo que es la despenalización para el uso privado, ya que se habla del "paco" y de un montón de cosas que nada tienen que ver con permitir que todo eso salga a la calle.
Yo soy madre. Tengo una hija de veintiún años. Después de diez años de vivir a mi lado y dado que yo he decidido cultivar, mi hija ha podido elegir. Ella tuvo la posibilidad de elegir si quería consumir cannabis o no, y jamás lo probó ni lo consumió. Es decir que el hecho de que yo haya estado con mi hija no significa que ella tome una decisión de vida que no sea la que elija.
Mi hija eligió con libertad, pero lo hizo a partir de la información que yo le he podido dar. Le he permitido que abra su mente antes de que llegue a la calle, donde solitos llegan a las drogas, porque las drogas están en todos lados.
Lo de la hipocresía es muy cierto. Salimos a pocas cuadras de acá y nos encontramos con drogas en todas partes. Entonces, hay que hacerse cargo de esa situación y no seguir penalizando, estigmatizando y criminalizando a la persona que está en una de esas situaciones. Esto puede ser algo que se da en un ámbito privado donde no se molesta a nadie. Me parece que desde ese lugar, como adultos responsables, deben respetarnos.
Debe quedar en claro: somos personas adultas y responsables que elegimos algo, como ustedes pueden tener sus elecciones privadas, en las cuales no nos metemos. A partir de ahí merecemos la igualdad, como la tienen todos ustedes.
Con respecto a los niños, a nuestros hijos, empecemos por informar en casa, y no prohibiendo. Si prohibimos, no hay forma de que ellos se enteren de las cosas, y así van a llegar más rápido a las drogas. Nosotros debemos contenerlos con amor y brindarles la información de la situación real que vive hoy el mundo para que no caigan en eso.
Estados Unidos es el país que más ha luchado contra las drogas y ahí se encuentra la mayor cantidad de gente que las consume, especialmente drogas fuertes como la cocaína o las pastillas. Hay un montón de drogas que hoy están en el mundo.
En lugar de prohibir, es necesario generar un sistema de salud y algún otro mecanismo que realmente contenga, desde el Estado, con responsabilidad para abarcar estos temas. Esa va a ser la única forma de que realmente podamos detener el narcotráfico que nos trae basura, veneno y que mata a los chicos de verdad. Desde ese aspecto tenemos que trabajar.
Cuando se es adulto y responsable, y se ejerce esa elección, realmente tiene que haber un sistema que contenga desde el Estado, pero también desde el resto de la sociedad. Si el Estado contiene, pero cuando salimos a la calle somos discriminados, o si venimos acá y todo el tiempo nos dicen enfermos -siendo personas iguales a todos ustedes-, a quienes tengan menos posibilidades les será muy difícil llegar a la inclusión.
Realmente les pedimos desde el lugar más coherente y sensato que entiendan que estos temas deben tratarse sí o sí.
Las cantidades y el autocultivo son cuestiones que deberán reglarse con mucha responsabilidad, pero tienen que entender que las personas que elegimos consumir cannabis necesitamos imperiosamente que el autocultivo sea entendido desde el concepto de que nosotros no queremos intervenir en el narcotráfico. De hecho, nuestro eslogan es "no al narcotráfico", que vende la porquería que le dan a cualquier persona, a los chicos y a nosotros mismos. Cuando una persona adulta que decide consumir recurre al narcotráfico, se termina envenenando.
Seamos realmente coherentes y entendamos que son los narcotraficantes los que están llenos de plata. Mientras tanto, los chicos son agarrados por la policía. Eso nos pasó hace poco, y solamente estábamos charlando. La policía nos quiso sacar dinero, porque uno de nuestros compañeros tenía un cigarrillo encima.
Entonces, si desde los estamentos políticos y judiciales encontramos esa situación, ¿cómo hacemos nosotros para realmente regularizar esto?
Desde la policía para arriba, realmente tienen que tener coherencia, dejar de recibir dinero del narcotráfico y trabajar en los narcotraficantes, a esa persona es a la que hay que buscar. Las personas que hacen sus actos privados no tienen por qué ser judicializadas, eso no tendría que estar en discusión. Sí es muy importante que se normalice todo esto para que realmente haya una política de drogas, salud, información e inclusión social para los chicos, quienes no sólo tienen el problema de las drogas sino que les faltan un montón de otras cosas. Cuando llegan a una situación tan extrema es porque ya vivieron muchas más complicadas, empezando por falta de comida y vivienda, cosas muy tristes que hacen que el chico llegue a una situación difícil.
Ayudemos desde ahí, con una situación de salud que realmente contenga a las personas que tienen una problemática con las drogas, y a los seres responsables y adultos que podemos decidir que no nos penalicen ni criminalicen.
Somos todos iguales. En cualquiera de sus casas puede haber una vinoteca llena, y eso no quiere decir que se vayan a tomar el vino todo junto. Si en mi casa tengo cuatro plantas de cannabis y quiero almacenarlo o dar a un compañero con VIH, que lo necesita por efecto de los medicamentos, porque después de fumar puede comer, nadie puede decirme que no puedo hacer un frasco más para regalar. Les pido coherencia, porque es la elección de cada uno. Gracias por darnos este espacio. (Aplausos.)
Es una simple elección, como la de cualquiera de ustedes que llega a su casa y se toma un comprimido de clonazepam o una botella de vino, y ninguno de nosotros los discrimina desde este lugar; a nosotros nos pasa lo mismo.
El cannabis es una planta. Para su cultivo, como ser vivo, se le da cariño y un tratamiento como a cualquier planta. Luego nace una flor -al igual que una rosa-, y a partir de ahí nosotros la consumimos, ya sea en forma recreativa o desde una situación de enfermedad o necesidad.
Ahí es donde también queremos marcar la diferencia de lo que es la despenalización para el uso privado, ya que se habla del "paco" y de un montón de cosas que nada tienen que ver con permitir que todo eso salga a la calle.
Yo soy madre. Tengo una hija de veintiún años. Después de diez años de vivir a mi lado y dado que yo he decidido cultivar, mi hija ha podido elegir. Ella tuvo la posibilidad de elegir si quería consumir cannabis o no, y jamás lo probó ni lo consumió. Es decir que el hecho de que yo haya estado con mi hija no significa que ella tome una decisión de vida que no sea la que elija.
Mi hija eligió con libertad, pero lo hizo a partir de la información que yo le he podido dar. Le he permitido que abra su mente antes de que llegue a la calle, donde solitos llegan a las drogas, porque las drogas están en todos lados.
Lo de la hipocresía es muy cierto. Salimos a pocas cuadras de acá y nos encontramos con drogas en todas partes. Entonces, hay que hacerse cargo de esa situación y no seguir penalizando, estigmatizando y criminalizando a la persona que está en una de esas situaciones. Esto puede ser algo que se da en un ámbito privado donde no se molesta a nadie. Me parece que desde ese lugar, como adultos responsables, deben respetarnos.
Debe quedar en claro: somos personas adultas y responsables que elegimos algo, como ustedes pueden tener sus elecciones privadas, en las cuales no nos metemos. A partir de ahí merecemos la igualdad, como la tienen todos ustedes.
Con respecto a los niños, a nuestros hijos, empecemos por informar en casa, y no prohibiendo. Si prohibimos, no hay forma de que ellos se enteren de las cosas, y así van a llegar más rápido a las drogas. Nosotros debemos contenerlos con amor y brindarles la información de la situación real que vive hoy el mundo para que no caigan en eso.
Estados Unidos es el país que más ha luchado contra las drogas y ahí se encuentra la mayor cantidad de gente que las consume, especialmente drogas fuertes como la cocaína o las pastillas. Hay un montón de drogas que hoy están en el mundo.
En lugar de prohibir, es necesario generar un sistema de salud y algún otro mecanismo que realmente contenga, desde el Estado, con responsabilidad para abarcar estos temas. Esa va a ser la única forma de que realmente podamos detener el narcotráfico que nos trae basura, veneno y que mata a los chicos de verdad. Desde ese aspecto tenemos que trabajar.
Cuando se es adulto y responsable, y se ejerce esa elección, realmente tiene que haber un sistema que contenga desde el Estado, pero también desde el resto de la sociedad. Si el Estado contiene, pero cuando salimos a la calle somos discriminados, o si venimos acá y todo el tiempo nos dicen enfermos -siendo personas iguales a todos ustedes-, a quienes tengan menos posibilidades les será muy difícil llegar a la inclusión.
Realmente les pedimos desde el lugar más coherente y sensato que entiendan que estos temas deben tratarse sí o sí.
Las cantidades y el autocultivo son cuestiones que deberán reglarse con mucha responsabilidad, pero tienen que entender que las personas que elegimos consumir cannabis necesitamos imperiosamente que el autocultivo sea entendido desde el concepto de que nosotros no queremos intervenir en el narcotráfico. De hecho, nuestro eslogan es "no al narcotráfico", que vende la porquería que le dan a cualquier persona, a los chicos y a nosotros mismos. Cuando una persona adulta que decide consumir recurre al narcotráfico, se termina envenenando.
Seamos realmente coherentes y entendamos que son los narcotraficantes los que están llenos de plata. Mientras tanto, los chicos son agarrados por la policía. Eso nos pasó hace poco, y solamente estábamos charlando. La policía nos quiso sacar dinero, porque uno de nuestros compañeros tenía un cigarrillo encima.
Entonces, si desde los estamentos políticos y judiciales encontramos esa situación, ¿cómo hacemos nosotros para realmente regularizar esto?
Desde la policía para arriba, realmente tienen que tener coherencia, dejar de recibir dinero del narcotráfico y trabajar en los narcotraficantes, a esa persona es a la que hay que buscar. Las personas que hacen sus actos privados no tienen por qué ser judicializadas, eso no tendría que estar en discusión. Sí es muy importante que se normalice todo esto para que realmente haya una política de drogas, salud, información e inclusión social para los chicos, quienes no sólo tienen el problema de las drogas sino que les faltan un montón de otras cosas. Cuando llegan a una situación tan extrema es porque ya vivieron muchas más complicadas, empezando por falta de comida y vivienda, cosas muy tristes que hacen que el chico llegue a una situación difícil.
Ayudemos desde ahí, con una situación de salud que realmente contenga a las personas que tienen una problemática con las drogas, y a los seres responsables y adultos que podemos decidir que no nos penalicen ni criminalicen.
Somos todos iguales. En cualquiera de sus casas puede haber una vinoteca llena, y eso no quiere decir que se vayan a tomar el vino todo junto. Si en mi casa tengo cuatro plantas de cannabis y quiero almacenarlo o dar a un compañero con VIH, que lo necesita por efecto de los medicamentos, porque después de fumar puede comer, nadie puede decirme que no puedo hacer un frasco más para regalar. Les pido coherencia, porque es la elección de cada uno. Gracias por darnos este espacio. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra el señor Diego Nutter, representante de la Agrupación Cannábica de Mar del Plata.
SR. NUTTER Buenas tardes. Ante todo queremos agradecer la invitación a este debate al señor diputado presidente de la Comisión, e insistimos en el agradecimiento, porque vemos que hasta ahora siempre se han tenido en cuenta a los organismos oficiales y ahora nos convocan a nosotros: usuarios y actores involucrados directamente en este tema.
Consideramos que el aporte nuestro va a ser muy importante. Si bien ya estamos viendo hacia dónde irá la futura ley, queremos tocar un par de puntos que consideramos importantes, y hacer un aporte para llegar a una ley un poco más superadora, aunque sabemos que estos puntos serán difíciles de considerar; de todos modos, queremos dejarlos expuestos.
Uno de los puntos que consideramos hasta el momento de la actual ley de drogas en que se nos involucra a nosotros directamente como usuarios de marihuana es el tema de la tenencia simple, donde se nos está criminalizando. Sabemos que ofrecer una respuesta penal al usuario de drogas no hará que éste dejar de usarlas. Miles de personas han visto arruinadas sus vidas por culpa del artículo 14 de la actual ley de drogas, sobre tenencia simple, que debería ser directamente abolido.
Otro punto importante en el que hay bastante consenso es el autocultivo. Queremos fundamentar la liberación del cultivo para consumo personal para suplir la necesidad más directa e imperiosa de aquellos que lo llevan adelante para cubrir el consumo y evitar el mercado negro.
Sabemos que el autocultivo, si bien va a ser una gran herramienta para muchos de nosotros, va a seguir dejando una puerta abierta para muchos de los consumidores de marihuana que van a tener que seguir recurriendo al mercado negro. Lamentablemente, no todo el mundo tiene un lugar donde cultivar, no todo el mundo tiene el conocimiento para desarrollar ese cultivo y no todo el mundo tiene, inclusive, las ganas. Acá se ha hablado mucho del vino y de las bebidas alcohólicas, y nos parece que no todo el mundo tiene en su casa una vid para poder cultivar uvas y así producir su propio vino.
Con respecto a esto lo que nosotros planteamos como solución sería algo que se está utilizando en España, los clubes de cultivo. Insisto, sé que quizás a algunos les suene descabellado en este momento, pero a todas esas personas que no van a poder cultivar, que no tengan ganas o que no tengan el conocimiento, se las va a dejar libradas al mercado negro. Esas personas podrían recurrir a un club de cultivo, un club registrado donde estén sus datos, se haga una previsión de consumo. Por lo general, se habla de aproximadamente dos gramos de cannabis por día por usuario en casos lúdicos y en casos medicinales, de hasta 8 gramos. Podríamos desarrollar esos clubes de cultivo tranquilamente, insisto, estando registrados y dejando al consumidor para que pueda desarrollar ese cultivo con otras personas que lo puedan asesorar y ayudar, que le puedan dar una mano, que no tenga que seguir cayendo en el mercado negro.
Repito: si bien el autocultivo va a ser una gran herramienta para nosotros, va a haber muchísima gente que, por distintas circunstancias, no lo va a poder desarrollar y tenemos que dar también una herramienta a esa persona y brindarle una oportunidad para que tenga la sustancia que quiere consumir de manera segura.
Otro punto importante que consideramos y que estamos analizando en la agrupación es el uso medicinal de la planta. Nosotros nos exponemos bastante, estamos trabajando con algunos profesionales de la salud en Mar del Plata. Sé que quizás suena arriesgado decir todo esto, pero nosotros trabajamos con muchos usuarios medicinales, con muchas personas que lo requieren día a día y no saben dónde ir. Entonces, los profesionales los están derivando, puede ser que no sea la mejor palabra, pero los estamos poniendo en contacto con ellos, con esos usuarios. Les damos información, les decimos cómo cultivar y qué, qué variedad es la mejor, qué cantidad, qué modo de administración es la mejor para ese usuario.
Este punto nos parece muy importante, porque quizás muchos profesionales de la salud y muchos legisladores han hablado acá, y no sé si se tiene real noción del desarrollo que hay en el uso de la marihuana medicinal. También es probable que todos estos usuarios medicinales queden fuera del autocultivo, porque lamentablemente cuando la mayoría de ellos se nos acerca le queda tres o cuatro meses de vida, y ese período de tiempo no alcanza para desarrollar un cultivo y tener el fruto. A ese usuario medicinal se lo podría incluir tranquilamente en una red de usuarios medicinales, se lo podría incluir en ese club de cultivo, se le podría dar asistencia y asesoramiento.
No queremos ahondar mucho más en todos los puntos que se han tocado. Se habló mucho de las libertades individuales, de si somos enfermos, si somos adictos, de un montón de temas que ya fueron bastante desarrollados. Queremos hacer hincapié en que si bien vemos que se va hacia una despenalización y al autocultivo, sabemos que mucha gente va a quedar afuera.
Si queremos realmente tener una ley superadora -como dijo Alex Freyre en cuanto a la de matrimonio igualitario, pionera a nivel mundial-, sería muy interesante que se toquen estos puntos y se pueda dar una solución a toda la gente que no va a poder cultivar por diversos motivos.
No queremos ahondar mucho más en el resto de los temas sino destacar que es posible llegar a una ley superadora, no sólo dándonos el autocultivo y despenalizando. Creemos que hay modalidades muy fáciles en las que la sociedad no correría ningún riesgo, y se nos podría dar la libertad a todos los usuarios de marihuana para acceder a ella de una manera libre y segura.
Queremos realmente quedar a disposición de cualquier legislador que se interese en el tema, queremos ser escuchados un poquito más y demostrar lo que realmente pasa en la calle. Muchas gracias. (Aplausos.)
Consideramos que el aporte nuestro va a ser muy importante. Si bien ya estamos viendo hacia dónde irá la futura ley, queremos tocar un par de puntos que consideramos importantes, y hacer un aporte para llegar a una ley un poco más superadora, aunque sabemos que estos puntos serán difíciles de considerar; de todos modos, queremos dejarlos expuestos.
Uno de los puntos que consideramos hasta el momento de la actual ley de drogas en que se nos involucra a nosotros directamente como usuarios de marihuana es el tema de la tenencia simple, donde se nos está criminalizando. Sabemos que ofrecer una respuesta penal al usuario de drogas no hará que éste dejar de usarlas. Miles de personas han visto arruinadas sus vidas por culpa del artículo 14 de la actual ley de drogas, sobre tenencia simple, que debería ser directamente abolido.
Otro punto importante en el que hay bastante consenso es el autocultivo. Queremos fundamentar la liberación del cultivo para consumo personal para suplir la necesidad más directa e imperiosa de aquellos que lo llevan adelante para cubrir el consumo y evitar el mercado negro.
Sabemos que el autocultivo, si bien va a ser una gran herramienta para muchos de nosotros, va a seguir dejando una puerta abierta para muchos de los consumidores de marihuana que van a tener que seguir recurriendo al mercado negro. Lamentablemente, no todo el mundo tiene un lugar donde cultivar, no todo el mundo tiene el conocimiento para desarrollar ese cultivo y no todo el mundo tiene, inclusive, las ganas. Acá se ha hablado mucho del vino y de las bebidas alcohólicas, y nos parece que no todo el mundo tiene en su casa una vid para poder cultivar uvas y así producir su propio vino.
Con respecto a esto lo que nosotros planteamos como solución sería algo que se está utilizando en España, los clubes de cultivo. Insisto, sé que quizás a algunos les suene descabellado en este momento, pero a todas esas personas que no van a poder cultivar, que no tengan ganas o que no tengan el conocimiento, se las va a dejar libradas al mercado negro. Esas personas podrían recurrir a un club de cultivo, un club registrado donde estén sus datos, se haga una previsión de consumo. Por lo general, se habla de aproximadamente dos gramos de cannabis por día por usuario en casos lúdicos y en casos medicinales, de hasta 8 gramos. Podríamos desarrollar esos clubes de cultivo tranquilamente, insisto, estando registrados y dejando al consumidor para que pueda desarrollar ese cultivo con otras personas que lo puedan asesorar y ayudar, que le puedan dar una mano, que no tenga que seguir cayendo en el mercado negro.
Repito: si bien el autocultivo va a ser una gran herramienta para nosotros, va a haber muchísima gente que, por distintas circunstancias, no lo va a poder desarrollar y tenemos que dar también una herramienta a esa persona y brindarle una oportunidad para que tenga la sustancia que quiere consumir de manera segura.
Otro punto importante que consideramos y que estamos analizando en la agrupación es el uso medicinal de la planta. Nosotros nos exponemos bastante, estamos trabajando con algunos profesionales de la salud en Mar del Plata. Sé que quizás suena arriesgado decir todo esto, pero nosotros trabajamos con muchos usuarios medicinales, con muchas personas que lo requieren día a día y no saben dónde ir. Entonces, los profesionales los están derivando, puede ser que no sea la mejor palabra, pero los estamos poniendo en contacto con ellos, con esos usuarios. Les damos información, les decimos cómo cultivar y qué, qué variedad es la mejor, qué cantidad, qué modo de administración es la mejor para ese usuario.
Este punto nos parece muy importante, porque quizás muchos profesionales de la salud y muchos legisladores han hablado acá, y no sé si se tiene real noción del desarrollo que hay en el uso de la marihuana medicinal. También es probable que todos estos usuarios medicinales queden fuera del autocultivo, porque lamentablemente cuando la mayoría de ellos se nos acerca le queda tres o cuatro meses de vida, y ese período de tiempo no alcanza para desarrollar un cultivo y tener el fruto. A ese usuario medicinal se lo podría incluir tranquilamente en una red de usuarios medicinales, se lo podría incluir en ese club de cultivo, se le podría dar asistencia y asesoramiento.
No queremos ahondar mucho más en todos los puntos que se han tocado. Se habló mucho de las libertades individuales, de si somos enfermos, si somos adictos, de un montón de temas que ya fueron bastante desarrollados. Queremos hacer hincapié en que si bien vemos que se va hacia una despenalización y al autocultivo, sabemos que mucha gente va a quedar afuera.
Si queremos realmente tener una ley superadora -como dijo Alex Freyre en cuanto a la de matrimonio igualitario, pionera a nivel mundial-, sería muy interesante que se toquen estos puntos y se pueda dar una solución a toda la gente que no va a poder cultivar por diversos motivos.
No queremos ahondar mucho más en el resto de los temas sino destacar que es posible llegar a una ley superadora, no sólo dándonos el autocultivo y despenalizando. Creemos que hay modalidades muy fáciles en las que la sociedad no correría ningún riesgo, y se nos podría dar la libertad a todos los usuarios de marihuana para acceder a ella de una manera libre y segura.
Queremos realmente quedar a disposición de cualquier legislador que se interese en el tema, queremos ser escuchados un poquito más y demostrar lo que realmente pasa en la calle. Muchas gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos a Matías Faray, representante de la Agrupación Cannábica del Oeste.
SR. FARAY Primero quiero agradecer de corazón este lugar que nos cedieron a las agrupaciones y asociaciones cannábicas, lugar que venimos reclamando hace ya un par de años.
Quería acercar para la versión taquigráfica un comunicado de las organizaciones cannábicas que surgió a raíz del debate y de la presentación de los diferentes proyectos. Agrupación de Cannabicultores del Oeste es un grupo de personas con problemáticas similares que decidió, de alguna manera, tomar la posta en algo que el Estado no estaba haciendo. Empezamos por informarnos, informar, y a partir de ahí tratar de beneficiar, de alguna manera, a la sociedad.
A lo largo de estos días estuvo muy bueno poder presenciar este debate y escuchar las diferentes opiniones. Escuchar a quienes se oponen es muy constructivo -más aún para quienes estamos a favor-, porque nos muestra el nivel de información y de conocimiento respecto del tema por parte de las personas a quienes aún no les cierra la idea de la despenalización. Más allá de que creo que la despenalización es inminente, hay problemáticas futuras a resolver; pero es indispensable darse cuenta de que la despenalización es la base de todo. Tenemos que dejar de ir presos los usuarios, los consumidores problemáticos y los cultivadores.
A partir de esta premisa, debemos elaborar una ley que contemple las diferentes demandas de las distintas situaciones que abarca la ley de drogas. Tenemos que hablar de drogas y no despenalizar solamente la marihuana o su cultivo. Tenemos que hablar de todas, porque la ley de drogas es una sola; no tenemos una ley de marihuana y otra para diferentes sustancias.
No estamos bregando por su consumo; por el contrario, la despenalización tiene muchos aspectos favorables. Por parte de los usuarios y sus familias, va a permitir que estén tranquilos al saber que no vamos a ir presos.
Otro tema muy importante es qué va a pasar con ese tiempo libre que vamos a dejar a la policía.
Algunos pueden decir: "Bueno, ahora van a tener que investigar y tendrá que caer el narcotráfico". Yo les puedo asegurar que no tienen que investigar: tienen que ir a buscarlos, porque ya saben quiénes son los narcotraficantes. (Aplausos.)
Todo narcotraficante actúa bajo el ala de la policía. Nadie puede convertirse en narcotraficante motu proprio. Se necesita un arreglo con la policía. (Aplausos.) Eso es evidente; que alguien diga que no lo es. Eso es real.
Si estamos sacando trabajo a la policía -una tarea que nos arruina la vida a nosotros, les quita tiempo a ellos y hace parecer a la Justicia inocua-, entonces, de alguna manera, van a tener que seguir justificándose, van a tener que seguir llenando esas estadísticas mentirosas que se presentan hasta el día de hoy, que se presentarán mañana y que se seguirán presentando hasta el día en que modifiquemos la ley.
Cuando se sancione esta ley, a los policías se los va a obligar a trabajar seriamente para poder presentar su trabajo. De alguna manera, van a tener que fichar tarjeta -eso va a estar bueno-, y no nos van a sacar más plata.
Hubo una catarata de información durante estos días, y hay un montón de cosas a las cuales me gustaría referirme, pero sólo voy a tratar de hacer hincapié en algunas de ellas. Más que nada me voy a referir a las posiciones contrarias, porque los que hablamos a favor de la despenalización tenemos pensamientos más o menos similares.
Se nombra mucho lo que uno puede llegar a afectar a terceros con las decisiones que toma. Se habla mucho de fumar en la calle o en la plaza. Parece que todos relacionan a la plaza con fumar un porro, porque podrían haber nombrado una vereda, una casa abandonada o cualquier otra cosa.
Precisamente, quienes se refieren al daño que podemos provocar a terceros por fumar en la plaza delante de otras personas -inclusive menores, que es muy probable que los haya en las plazas-, me parece buenísimo el compromiso que tienen con esos terceros. ¿Se pusieron a pensar alguna vez en el daño que provocan al detenido, que es mucho más que el que puede provocarse a alguien que sólo ve a otro fumando? ¿Se pusieron a pensar en el daño a terceros en relación con el daño que le causan al detenido?
Hay hogares que se quedan sin sustento, como me pasó a mí, que me tuvieron quince días detenido por cultivar mis plantas de marihuana. Durante esos quince días mi vieja -que en su momento estaba enferma y hoy ya no está conmigo-, mi hermana -que estaba sin trabajo- y mi sobrino se quedaron sin ingreso, porque yo era el único que llevaba plata a mi casa. Ante esa situación, la gente de mi agrupación y un montón de personas que se solidarizaron con mi caso pudieron cubrir ese aspecto; pero esto es algo extraordinario.
¿Qué pasa con los pibes que no salen a los quince días? ¿Qué pasa con esas familias a las que les afecta lo que pueda pasar a terceros? ¿Analizaron eso en algún momento? Madres sin hijos; hijos sin padres; abuelas sin nietos. Eso es serio. Realmente, ¿se pusieron a pensar en eso? Después se habla de respeto.
Me gustaría ver acá a las personas que tienen pensamientos contrarios; me hubiese gustado que se quedaran para escuchar a todos. Eso también es respeto. (Aplausos.)
Me gustaría decirles un montón de cosas.
Desde las agrupaciones, y nosotros como base, lo que intentamos es ser el nexo entre la información veraz y la comunidad, cosa que hoy está vedada por la ley. Algunos hasta nos decían: "Fíjense, no repartan estos folletos porque es apología". Yo digo que no es apología: es reducción de daños. Es un concepto que quizás todavía no está muy incorporado, pero estaría bueno que se interiorizaran.
Lo que hacemos, desde la agrupación, es colaborar en pos de eso, desde el Manual de Cultivos y Reducción de Daños que hemos realizado con los chicos, que dejo a disposición por si a alguien le interesa. Es más, me encantaría que me lo soliciten. Son copias, folletos, banners, pancartas. Todo eso sale de nuestro bolsillo.
Nosotros trabajamos, tenemos familias a cargo y un montón de responsabilidades, y pagamos impuestos y servicios. Somos un ciudadano más, y creo que aún más ejemplares, porque sabemos que tenemos la lupa sobre nosotros.
Todo esto lo estamos financiando nosotros. Necesitamos reconocimiento del Estado, de la Inspección General de Justicia, que no nos reconoce por tener el nombre "cannábico"; no pueden desconocer algo que hemos asimilado todos. Es una palabra real que existe; somos, estamos y nos manifestamos.
Si aquí tuvimos reconocimiento, pedimos el mismo reconocimiento afuera. De la misma forma, logrando ese reconocimiento, necesitamos las herramientas para que nuestro mensaje pueda llegar de mejor manera a la sociedad y de forma masiva.
Me permito hablar por las madres contra el "paco", con quienes algo hemos podido charlar estos días. Ellas se están "fumando" la problemática más grave de la actual ley de drogas, porque a ellas se les están muriendo los chicos. Necesitan las herramientas del Estado para paliar ese aspecto; no necesitan más policía, no necesitan que se los encierren para no volver a consumir jamás. Ellas saben qué necesitan: asistencia, comida y un espacio para que los chicos jueguen al fútbol y hagan deportes. Denles esos espacios.
Dijo el juez Zaffaroni el otro día que los materiales están, pero se necesita coordinación política. Por eso, pido a la oposición que se preocupe por estas problemáticas y se encargue precisamente de que existan estas asistencias. Que se comprometa realmente, más allá de decir que no le gusta. Estamos hablando de un país entero. Es más, una ley como la que estamos proponiendo va a ser ejemplo mundial también, como dijo Alex Freyre, porque el nivel de entendimiento que hemos logrado en estos días es increíble. Avanzamos un montón y no podemos desconocer todas estas problemáticas.
Hablando de cantidades también, escuchamos a Brenda, una usuaria medicinal, quien necesita hasta 40 gramos por día para paliar sus dolores. No podemos poner cantidades; el límite claro es el comercio. A la policía va sobrarle tiempo, así que tendrá tiempo y capacitación para atacar el comercio.
¿De dónde sacamos los fondos? He leído que hay un montón de dinero que se destina a causas injustificadas, innecesarias. Todo ese dinero puede ser redestinado a campañas de prevención, pues ahí creo que hay dinero de sobra. Si no, cuando acarreen a un narco groso, esa plata también puede destinarse a la prevención. (Aplausos.)
En cuanto a las cantidades para el cultivo, si un chico intenta cultivar cincuenta plantas, lo regula el entorno. La madre va a preguntarle qué va a hacer con tantas plantas. No existe adolescente o joven que no tenga que blanquear el tema en su casa. Muchas madres los van a sacar corriendo a todos, así que no tenemos que dilatarnos en cuestiones que sólo pueden opacar el fin de este debate, que es dejar de penalizar a las personas y crecer como sociedad. Creo -y espero- que estamos tirando todos para el mismo lado, así que con un poco de nuestra parte, que nos vamos a ocupar de los cannábicos, podremos reducir los daños que puede sufrir la población.
Espero que las madres contra el "paco" tengan las herramientas necesarias para hacer frente a lo que están padeciendo, porque hoy siguen atadas de manos.
Necesitamos que el Estado nos asista, que nos incluya. Téngannos en cuenta: fuimos 60 mil en todo el país los que decidimos, tuvimos tiempo ese día y salimos a la calle, muchos no pudieron ir, porque trabajaban o estaban en otro lado, y muchos no se animaron; así que multipliquen a esos 60 mil por 4 o por 5, y más o menos van a tener los números estimados. Muchísimas gracias, mis respetos y namaste. (Aplausos.)
Quería acercar para la versión taquigráfica un comunicado de las organizaciones cannábicas que surgió a raíz del debate y de la presentación de los diferentes proyectos. Agrupación de Cannabicultores del Oeste es un grupo de personas con problemáticas similares que decidió, de alguna manera, tomar la posta en algo que el Estado no estaba haciendo. Empezamos por informarnos, informar, y a partir de ahí tratar de beneficiar, de alguna manera, a la sociedad.
A lo largo de estos días estuvo muy bueno poder presenciar este debate y escuchar las diferentes opiniones. Escuchar a quienes se oponen es muy constructivo -más aún para quienes estamos a favor-, porque nos muestra el nivel de información y de conocimiento respecto del tema por parte de las personas a quienes aún no les cierra la idea de la despenalización. Más allá de que creo que la despenalización es inminente, hay problemáticas futuras a resolver; pero es indispensable darse cuenta de que la despenalización es la base de todo. Tenemos que dejar de ir presos los usuarios, los consumidores problemáticos y los cultivadores.
A partir de esta premisa, debemos elaborar una ley que contemple las diferentes demandas de las distintas situaciones que abarca la ley de drogas. Tenemos que hablar de drogas y no despenalizar solamente la marihuana o su cultivo. Tenemos que hablar de todas, porque la ley de drogas es una sola; no tenemos una ley de marihuana y otra para diferentes sustancias.
No estamos bregando por su consumo; por el contrario, la despenalización tiene muchos aspectos favorables. Por parte de los usuarios y sus familias, va a permitir que estén tranquilos al saber que no vamos a ir presos.
Otro tema muy importante es qué va a pasar con ese tiempo libre que vamos a dejar a la policía.
Algunos pueden decir: "Bueno, ahora van a tener que investigar y tendrá que caer el narcotráfico". Yo les puedo asegurar que no tienen que investigar: tienen que ir a buscarlos, porque ya saben quiénes son los narcotraficantes. (Aplausos.)
Todo narcotraficante actúa bajo el ala de la policía. Nadie puede convertirse en narcotraficante motu proprio. Se necesita un arreglo con la policía. (Aplausos.) Eso es evidente; que alguien diga que no lo es. Eso es real.
Si estamos sacando trabajo a la policía -una tarea que nos arruina la vida a nosotros, les quita tiempo a ellos y hace parecer a la Justicia inocua-, entonces, de alguna manera, van a tener que seguir justificándose, van a tener que seguir llenando esas estadísticas mentirosas que se presentan hasta el día de hoy, que se presentarán mañana y que se seguirán presentando hasta el día en que modifiquemos la ley.
Cuando se sancione esta ley, a los policías se los va a obligar a trabajar seriamente para poder presentar su trabajo. De alguna manera, van a tener que fichar tarjeta -eso va a estar bueno-, y no nos van a sacar más plata.
Hubo una catarata de información durante estos días, y hay un montón de cosas a las cuales me gustaría referirme, pero sólo voy a tratar de hacer hincapié en algunas de ellas. Más que nada me voy a referir a las posiciones contrarias, porque los que hablamos a favor de la despenalización tenemos pensamientos más o menos similares.
Se nombra mucho lo que uno puede llegar a afectar a terceros con las decisiones que toma. Se habla mucho de fumar en la calle o en la plaza. Parece que todos relacionan a la plaza con fumar un porro, porque podrían haber nombrado una vereda, una casa abandonada o cualquier otra cosa.
Precisamente, quienes se refieren al daño que podemos provocar a terceros por fumar en la plaza delante de otras personas -inclusive menores, que es muy probable que los haya en las plazas-, me parece buenísimo el compromiso que tienen con esos terceros. ¿Se pusieron a pensar alguna vez en el daño que provocan al detenido, que es mucho más que el que puede provocarse a alguien que sólo ve a otro fumando? ¿Se pusieron a pensar en el daño a terceros en relación con el daño que le causan al detenido?
Hay hogares que se quedan sin sustento, como me pasó a mí, que me tuvieron quince días detenido por cultivar mis plantas de marihuana. Durante esos quince días mi vieja -que en su momento estaba enferma y hoy ya no está conmigo-, mi hermana -que estaba sin trabajo- y mi sobrino se quedaron sin ingreso, porque yo era el único que llevaba plata a mi casa. Ante esa situación, la gente de mi agrupación y un montón de personas que se solidarizaron con mi caso pudieron cubrir ese aspecto; pero esto es algo extraordinario.
¿Qué pasa con los pibes que no salen a los quince días? ¿Qué pasa con esas familias a las que les afecta lo que pueda pasar a terceros? ¿Analizaron eso en algún momento? Madres sin hijos; hijos sin padres; abuelas sin nietos. Eso es serio. Realmente, ¿se pusieron a pensar en eso? Después se habla de respeto.
Me gustaría ver acá a las personas que tienen pensamientos contrarios; me hubiese gustado que se quedaran para escuchar a todos. Eso también es respeto. (Aplausos.)
Me gustaría decirles un montón de cosas.
Desde las agrupaciones, y nosotros como base, lo que intentamos es ser el nexo entre la información veraz y la comunidad, cosa que hoy está vedada por la ley. Algunos hasta nos decían: "Fíjense, no repartan estos folletos porque es apología". Yo digo que no es apología: es reducción de daños. Es un concepto que quizás todavía no está muy incorporado, pero estaría bueno que se interiorizaran.
Lo que hacemos, desde la agrupación, es colaborar en pos de eso, desde el Manual de Cultivos y Reducción de Daños que hemos realizado con los chicos, que dejo a disposición por si a alguien le interesa. Es más, me encantaría que me lo soliciten. Son copias, folletos, banners, pancartas. Todo eso sale de nuestro bolsillo.
Nosotros trabajamos, tenemos familias a cargo y un montón de responsabilidades, y pagamos impuestos y servicios. Somos un ciudadano más, y creo que aún más ejemplares, porque sabemos que tenemos la lupa sobre nosotros.
Todo esto lo estamos financiando nosotros. Necesitamos reconocimiento del Estado, de la Inspección General de Justicia, que no nos reconoce por tener el nombre "cannábico"; no pueden desconocer algo que hemos asimilado todos. Es una palabra real que existe; somos, estamos y nos manifestamos.
Si aquí tuvimos reconocimiento, pedimos el mismo reconocimiento afuera. De la misma forma, logrando ese reconocimiento, necesitamos las herramientas para que nuestro mensaje pueda llegar de mejor manera a la sociedad y de forma masiva.
Me permito hablar por las madres contra el "paco", con quienes algo hemos podido charlar estos días. Ellas se están "fumando" la problemática más grave de la actual ley de drogas, porque a ellas se les están muriendo los chicos. Necesitan las herramientas del Estado para paliar ese aspecto; no necesitan más policía, no necesitan que se los encierren para no volver a consumir jamás. Ellas saben qué necesitan: asistencia, comida y un espacio para que los chicos jueguen al fútbol y hagan deportes. Denles esos espacios.
Dijo el juez Zaffaroni el otro día que los materiales están, pero se necesita coordinación política. Por eso, pido a la oposición que se preocupe por estas problemáticas y se encargue precisamente de que existan estas asistencias. Que se comprometa realmente, más allá de decir que no le gusta. Estamos hablando de un país entero. Es más, una ley como la que estamos proponiendo va a ser ejemplo mundial también, como dijo Alex Freyre, porque el nivel de entendimiento que hemos logrado en estos días es increíble. Avanzamos un montón y no podemos desconocer todas estas problemáticas.
Hablando de cantidades también, escuchamos a Brenda, una usuaria medicinal, quien necesita hasta 40 gramos por día para paliar sus dolores. No podemos poner cantidades; el límite claro es el comercio. A la policía va sobrarle tiempo, así que tendrá tiempo y capacitación para atacar el comercio.
¿De dónde sacamos los fondos? He leído que hay un montón de dinero que se destina a causas injustificadas, innecesarias. Todo ese dinero puede ser redestinado a campañas de prevención, pues ahí creo que hay dinero de sobra. Si no, cuando acarreen a un narco groso, esa plata también puede destinarse a la prevención. (Aplausos.)
En cuanto a las cantidades para el cultivo, si un chico intenta cultivar cincuenta plantas, lo regula el entorno. La madre va a preguntarle qué va a hacer con tantas plantas. No existe adolescente o joven que no tenga que blanquear el tema en su casa. Muchas madres los van a sacar corriendo a todos, así que no tenemos que dilatarnos en cuestiones que sólo pueden opacar el fin de este debate, que es dejar de penalizar a las personas y crecer como sociedad. Creo -y espero- que estamos tirando todos para el mismo lado, así que con un poco de nuestra parte, que nos vamos a ocupar de los cannábicos, podremos reducir los daños que puede sufrir la población.
Espero que las madres contra el "paco" tengan las herramientas necesarias para hacer frente a lo que están padeciendo, porque hoy siguen atadas de manos.
Necesitamos que el Estado nos asista, que nos incluya. Téngannos en cuenta: fuimos 60 mil en todo el país los que decidimos, tuvimos tiempo ese día y salimos a la calle, muchos no pudieron ir, porque trabajaban o estaban en otro lado, y muchos no se animaron; así que multipliquen a esos 60 mil por 4 o por 5, y más o menos van a tener los números estimados. Muchísimas gracias, mis respetos y namaste. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos a Facundo Rivadeneira, de la Agrupación del Oeste. (Aplausos.)
SR. RIVADENEIRA Buenas tardes, muchas gracias, señor presidente, señores diputados. Gracias por este espacio.
Entre los nervios y las ganas de hablar se va a hacer muy largo mi discurso, así que voy a leer algo que escribí para todos ustedes, de parte de la asociación, para encarar un poco esta problemática.
Además de hablar en representación de la asociación, hablo como usuario y cultivador. He aquí un concepto que poco se ha usado y poco se viene teniendo en cuenta a la ahora de debatir dentro de este marco. Siempre se habló de adictos-enfermos y de narcos-criminales.
Usuario: dentro de este marco sería el primer nivel de consumo, pero esto no indica el avance hacia otros niveles. Soy usuario, soy consciente de lo que consumo, y para ello me informé; pero lo que me destaca como usuario responsable lo marca mi historia, mis experiencias y mis propias decisiones.
Aun así, miles de personas padecen problemas de adicciones, pero ningún usuario ya sea responsable, abusador o adicto merece ser penado por el sistema. Si la persona tiene problemas de adicciones necesita contención, el sistema de salud debe responder, la sociedad también; pero la marginación y el perjuicio siguen vigentes.
Despenalizar no es liberar las drogas. Falacia. Ni ustedes ni yo queremos ver morir a los chicos por culpa de las adicciones. Nadie quiere esclavizar ni dominar al país promoviendo el abuso de sustancias. Creo que el primer consenso establecido es que queremos un país libre de adicciones, de muertes y de violencia, pero criminalizando al usuario lo único que sumamos es víctimas y estadísticas negativas. Despenalizar es una construcción, un enfoque tal vez nuevo, podría sonar inmoral, pero no lo es.
De otro modo, no estaríamos aquí debatiendo el futuro de tantos compañeros, expresando de la manera más directa nuestro sentir y el de miles de personas, dando la cara, con los objetivos claros. Uno de ellos es salir de la clandestinidad y así demostrar que podemos contribuir con la sociedad, como lo venimos haciendo, y que además de consumir o no una sustancia somos personas que amamos la vida y tenemos inquietudes. Estas son las que nos hicieron agrupar.
¿Por que hacemos esto? Porque nuestras convicciones no son producto de una adicción o de un fanatismo; nacen de la misma realidad, de la mera sensación de injusticia provocada por una cultura prohibicionista, que no hizo más que matar gente, llenar cárceles y bajar la calidad de vida del usuario.
El trabajo de las asociaciones es diverso, desde talleres de autocultivo a seminarios de reducción de daños, pasando por encuentros, jornadas y eventos, donde los usuarios se conocen y comparten experiencias. Dentro de las asociaciones participan personas jóvenes, adultas y mayores, de todos los sectores sociales, modos de vida, creencias e ideales. El intercambio, la solidaridad y la calidez son, entre muchos, algunos de los adjetivos que califican estas experiencias vividas durante los últimos años. Cursos de lombricompostado, cursos de huerta orgánica, herramientas para la autogestión, la conexión con la naturaleza y el respeto a ella. Aprender desde botánica pura pasando por carpintería y electricidad, física química, medicina, construcción, leyes, aprender del otro y ayudar al otro. Aprender del autocultivo, el cultivo solidario y familiar, el trueque de semillas o proyectos como el club social de cultivo, que ya mencionó el compañero Diego, como herramientas para combatir el narcotráfico.
¡Qué ironía! Hace años que combatimos el narcotráfico desde casa. Aprendimos de eso y peleamos por no ir presos; aprendimos a unirnos para pedir justicia y defender al compañero cuando es allanado o encarcelado; aprendimos a cuidarnos y a cuidar al prójimo.
Hace poco más de un año un compañero de Laferrere compartió la idea de hacer reducción de daños a los chicos del barrio que se estaban enroscando con el "paco". Mi amigo se agrupaba en un centro social tomado por anarquistas. Refutando los conceptos erróneos que tiene nuestro dialecto popular, el centro trabajaba ordenadamente con el barrio desde hacía más de diez años. El lugar era humilde, pero grande, con un salón, un jardín trasero con una pequeña huerta, y más allá del cercado tenía un terreno que se esparcía hasta las vías. La idea era crear una huerta orgánica que pudiera proveer de alimentos a los vecinos, no marihuana ni otra sustancia. Se podía ofrecer trabajo a los pibes y sacarlos de la calle con una huerta que podía expandirse y abastecer a todo el barrio, con trabajo digno y reinserción social inmediata. Aquí entraba en juego el uso del cannabis en forma terapéutica como paliativo de la ansiedad provocada por la abstinencia.
Se intentó crear una agrocooperativa de reducción de daños fundada por cultivadores con el único fin del bien social. Cuadraba perfecto: teníamos el lugar, la gente, el apoyo, las herramientas; mientras, los chicos seguían en la calle. Estaba todo, pero lamentablemente no prosperó, porque antes de arrancar el centro tuvo problemas ajenos al proyecto, porque el terreno estaba tomado, quisieron desalojarlo y se extendió hasta que no perduró.
Como esta propuesta que le surgió a mi amigo, existen muchos casos de reducción de daños con cannabis que están a la vista. Por favor, infórmense. Criminalizar al usuario no sirve sino mata.
Estamos todos presentes y dando la cara para que los usuarios sean respetados y concientizar que unidos podemos hacer mucho más; la educación es la base para una vida sin adicciones. Con sólo expresar nuestras condolencias a las familias no vamos a hacer nada. Estamos acá para trabajar, participar y colaborar.
Familiares de víctimas de adicciones, madres contra el "paco", sociedad y militantes: unamos las fuerzas para sacar a los pibes de las calles y revertir este camino perverso lleno de víctimas inocentes.
A toda la comunidad decimos: Dios nos cría y el viento nos amontona; o mejor dicho, la naturaleza nos cría y el pasto nos amontona. (Risas.)
A todos los compañeros militantes, a todos los "cultivetas" que salieron del indoor para dar la cara, a los que vienen laburando desde hace muchos años y a los que se suman día a día, a los aquí presentes y a los que están atentos en la sala contigua: este es el momento de unir las fuerzas y luchar por el cambio que todos queremos.
Salud y libertad para todos. Muchas gracias. (Aplausos.)
Entre los nervios y las ganas de hablar se va a hacer muy largo mi discurso, así que voy a leer algo que escribí para todos ustedes, de parte de la asociación, para encarar un poco esta problemática.
Además de hablar en representación de la asociación, hablo como usuario y cultivador. He aquí un concepto que poco se ha usado y poco se viene teniendo en cuenta a la ahora de debatir dentro de este marco. Siempre se habló de adictos-enfermos y de narcos-criminales.
Usuario: dentro de este marco sería el primer nivel de consumo, pero esto no indica el avance hacia otros niveles. Soy usuario, soy consciente de lo que consumo, y para ello me informé; pero lo que me destaca como usuario responsable lo marca mi historia, mis experiencias y mis propias decisiones.
Aun así, miles de personas padecen problemas de adicciones, pero ningún usuario ya sea responsable, abusador o adicto merece ser penado por el sistema. Si la persona tiene problemas de adicciones necesita contención, el sistema de salud debe responder, la sociedad también; pero la marginación y el perjuicio siguen vigentes.
Despenalizar no es liberar las drogas. Falacia. Ni ustedes ni yo queremos ver morir a los chicos por culpa de las adicciones. Nadie quiere esclavizar ni dominar al país promoviendo el abuso de sustancias. Creo que el primer consenso establecido es que queremos un país libre de adicciones, de muertes y de violencia, pero criminalizando al usuario lo único que sumamos es víctimas y estadísticas negativas. Despenalizar es una construcción, un enfoque tal vez nuevo, podría sonar inmoral, pero no lo es.
De otro modo, no estaríamos aquí debatiendo el futuro de tantos compañeros, expresando de la manera más directa nuestro sentir y el de miles de personas, dando la cara, con los objetivos claros. Uno de ellos es salir de la clandestinidad y así demostrar que podemos contribuir con la sociedad, como lo venimos haciendo, y que además de consumir o no una sustancia somos personas que amamos la vida y tenemos inquietudes. Estas son las que nos hicieron agrupar.
¿Por que hacemos esto? Porque nuestras convicciones no son producto de una adicción o de un fanatismo; nacen de la misma realidad, de la mera sensación de injusticia provocada por una cultura prohibicionista, que no hizo más que matar gente, llenar cárceles y bajar la calidad de vida del usuario.
El trabajo de las asociaciones es diverso, desde talleres de autocultivo a seminarios de reducción de daños, pasando por encuentros, jornadas y eventos, donde los usuarios se conocen y comparten experiencias. Dentro de las asociaciones participan personas jóvenes, adultas y mayores, de todos los sectores sociales, modos de vida, creencias e ideales. El intercambio, la solidaridad y la calidez son, entre muchos, algunos de los adjetivos que califican estas experiencias vividas durante los últimos años. Cursos de lombricompostado, cursos de huerta orgánica, herramientas para la autogestión, la conexión con la naturaleza y el respeto a ella. Aprender desde botánica pura pasando por carpintería y electricidad, física química, medicina, construcción, leyes, aprender del otro y ayudar al otro. Aprender del autocultivo, el cultivo solidario y familiar, el trueque de semillas o proyectos como el club social de cultivo, que ya mencionó el compañero Diego, como herramientas para combatir el narcotráfico.
¡Qué ironía! Hace años que combatimos el narcotráfico desde casa. Aprendimos de eso y peleamos por no ir presos; aprendimos a unirnos para pedir justicia y defender al compañero cuando es allanado o encarcelado; aprendimos a cuidarnos y a cuidar al prójimo.
Hace poco más de un año un compañero de Laferrere compartió la idea de hacer reducción de daños a los chicos del barrio que se estaban enroscando con el "paco". Mi amigo se agrupaba en un centro social tomado por anarquistas. Refutando los conceptos erróneos que tiene nuestro dialecto popular, el centro trabajaba ordenadamente con el barrio desde hacía más de diez años. El lugar era humilde, pero grande, con un salón, un jardín trasero con una pequeña huerta, y más allá del cercado tenía un terreno que se esparcía hasta las vías. La idea era crear una huerta orgánica que pudiera proveer de alimentos a los vecinos, no marihuana ni otra sustancia. Se podía ofrecer trabajo a los pibes y sacarlos de la calle con una huerta que podía expandirse y abastecer a todo el barrio, con trabajo digno y reinserción social inmediata. Aquí entraba en juego el uso del cannabis en forma terapéutica como paliativo de la ansiedad provocada por la abstinencia.
Se intentó crear una agrocooperativa de reducción de daños fundada por cultivadores con el único fin del bien social. Cuadraba perfecto: teníamos el lugar, la gente, el apoyo, las herramientas; mientras, los chicos seguían en la calle. Estaba todo, pero lamentablemente no prosperó, porque antes de arrancar el centro tuvo problemas ajenos al proyecto, porque el terreno estaba tomado, quisieron desalojarlo y se extendió hasta que no perduró.
Como esta propuesta que le surgió a mi amigo, existen muchos casos de reducción de daños con cannabis que están a la vista. Por favor, infórmense. Criminalizar al usuario no sirve sino mata.
Estamos todos presentes y dando la cara para que los usuarios sean respetados y concientizar que unidos podemos hacer mucho más; la educación es la base para una vida sin adicciones. Con sólo expresar nuestras condolencias a las familias no vamos a hacer nada. Estamos acá para trabajar, participar y colaborar.
Familiares de víctimas de adicciones, madres contra el "paco", sociedad y militantes: unamos las fuerzas para sacar a los pibes de las calles y revertir este camino perverso lleno de víctimas inocentes.
A toda la comunidad decimos: Dios nos cría y el viento nos amontona; o mejor dicho, la naturaleza nos cría y el pasto nos amontona. (Risas.)
A todos los compañeros militantes, a todos los "cultivetas" que salieron del indoor para dar la cara, a los que vienen laburando desde hace muchos años y a los que se suman día a día, a los aquí presentes y a los que están atentos en la sala contigua: este es el momento de unir las fuerzas y luchar por el cambio que todos queremos.
Salud y libertad para todos. Muchas gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Vamos a dar comienzo al tercer panel. Invitamos al padre Gustavo Carrara.
SR. CARRARA Muy buenas tardes a todos. Gracias por este espacio para acercar nuestra mirada, señor presidente.
Yo vivo y trabajo pastoralmente en la villa 1-1-14, y el padre "Charly", en la villa 21-24. Tenemos un programa que hemos desarrollado llamado el Hogar de Cristo, de atención integral a los usuarios del "paco".
El Congreso es el lugar decisivo para la Nación. Gracias a Dios, tenemos estos espacios para generar leyes para el bien de nuestro país. En el Congreso una ley pasa detrás de la otra, porque hay muchos temas importantes por tratar.
Quizás lo que nosotros digamos no encuadre en el marco de esta norma que se está tratando; hay cosas que podemos decir que tal vez correspondan a otro ámbito. De todos modos, aprovechamos esta oportunidad, porque queremos decir que hay una situación muy grave.
Nosotros hablamos de las villas de la ciudad de Buenos Aires y no de todo el país; hablamos de lo que nosotros conocemos y del lugar en que vivimos.
El "paco" ha puesto de manifiesto la exclusión en la que viven miles de chicos. Así como el Mal de Chagas había puesto de manifiesto la exclusión en la que vivían o viven muchas personas en el interior del país, el "paco" nos enrostra la exclusión que viven muchos chicos y chicas.
Entonces, queremos que por medio de esta norma que se está debatiendo ahora en diversos ámbitos, este tema no pase de agenda. Si este debate pasa de agenda, mueren chicos.
Hoy vengo un poco golpeado. Esta mañana temprano, antes de ir a una de las granjas que tenemos, fui al velatorio de un chico, porque su hermana me lo pidió. Me dijo: "mamá te quiere para que reces por él". Era un chico que consumía "paco"; pero no murió por el "paco", murió por la exclusión de todo lo que le tocó vivir.
La vida hay que recibirla como viene. Yo no puedo planificar cómo quiero que venga un chico o una chica, y empezar a atenderlo. Tengo que acercarme y recibir la vida como viene.
¿Cómo están los chicos? Muchos de ellos, que consumen "paco", hoy son NN. No tienen documento, porque les es muy difícil acceder a él; no tienen escuelas; no pueden comer bien; no han trabajado nunca; no han tenido capacitación laboral. La situación es grave; yo diría, muy grave. Entonces, si hay que hacer un pequeño paréntesis para que escuchen esto, me parece que la situación lo amerita.
La primera opción que tienen muchos de nuestros pibes es el "paco". Es esto antes que la escuela, incluso, antes que la comida o antes que nada.
El Hogar de Cristo es un espacio que por ahora funciona en las villas 21-24, 1-11-14 y 31, que son las más grandes de la ciudad, aunque se está abriendo también en otras.
Nosotros intentamos recibir a los chicos, acompañarlos, darles respuesta, incluirlos para que se abra un horizonte de sentido y puedan elegir, porque estos chicos y chicas muchas veces no pueden elegir, y esto es grave.
Por eso, estamos llevando a cabo algunas acciones. Muchas veces dialogamos con el gobierno de la ciudad y con el gobierno nacional. Cuando se trata de los pobres más pobres hay que dejar de lado ideologías que por momentos nos llevan a distanciar la ayuda concreta que necesita un chico o una chica.
Los chicos y chicas del Hogar de Cristo muchas veces, junto con sus mamás -porque también tenemos muchas mamás-, se transforman en agentes de inclusión de otros chicos y chicas.
Nosotros venimos desarrollando una tarea con el Ministerio de Trabajo de la Nación y creamos la Cooperativa de Acompañantes de Usuarios de "paco", donde chicos en camino de recuperación empiezan a ayudar a otros que están, por ejemplo, en el Hospital Muñiz, en alguna comunidad terapéutica o haciendo determinados trámites. Ese otro chico u otra mamá van y acompañan. Así, los agentes de inclusión social se van multiplicando, y lo que es más lindo y fascinante es que el mismo barrio se torna protagonista de esa inclusión. Por eso, hay que dar las herramientas concretas.
En el documento "La droga en las villas: despenalizada de hecho", nosotros dijimos que una cosa es la villa y otra es el narcotráfico.
Aclaro que el prototipo del vecino de la villa es el obrero, el que quiere progresar y el que quiere cosas buenas para su familia; pero muchas veces lo primero que recibe su hijo es la oferta del "paco".
Yo no sé si todo lo que digo suma o no a este debate tan rico que hay que dar. Corresponderá a los señores legisladores ver qué es lo primero y qué es lo segundo a la hora de legislar. Lo que nosotros queremos volver a decir es que esto es delicado y grave, y no podemos mirar para otro lado. Este es mi aporte, muchas gracias. (Aplausos.)
Yo vivo y trabajo pastoralmente en la villa 1-1-14, y el padre "Charly", en la villa 21-24. Tenemos un programa que hemos desarrollado llamado el Hogar de Cristo, de atención integral a los usuarios del "paco".
El Congreso es el lugar decisivo para la Nación. Gracias a Dios, tenemos estos espacios para generar leyes para el bien de nuestro país. En el Congreso una ley pasa detrás de la otra, porque hay muchos temas importantes por tratar.
Quizás lo que nosotros digamos no encuadre en el marco de esta norma que se está tratando; hay cosas que podemos decir que tal vez correspondan a otro ámbito. De todos modos, aprovechamos esta oportunidad, porque queremos decir que hay una situación muy grave.
Nosotros hablamos de las villas de la ciudad de Buenos Aires y no de todo el país; hablamos de lo que nosotros conocemos y del lugar en que vivimos.
El "paco" ha puesto de manifiesto la exclusión en la que viven miles de chicos. Así como el Mal de Chagas había puesto de manifiesto la exclusión en la que vivían o viven muchas personas en el interior del país, el "paco" nos enrostra la exclusión que viven muchos chicos y chicas.
Entonces, queremos que por medio de esta norma que se está debatiendo ahora en diversos ámbitos, este tema no pase de agenda. Si este debate pasa de agenda, mueren chicos.
Hoy vengo un poco golpeado. Esta mañana temprano, antes de ir a una de las granjas que tenemos, fui al velatorio de un chico, porque su hermana me lo pidió. Me dijo: "mamá te quiere para que reces por él". Era un chico que consumía "paco"; pero no murió por el "paco", murió por la exclusión de todo lo que le tocó vivir.
La vida hay que recibirla como viene. Yo no puedo planificar cómo quiero que venga un chico o una chica, y empezar a atenderlo. Tengo que acercarme y recibir la vida como viene.
¿Cómo están los chicos? Muchos de ellos, que consumen "paco", hoy son NN. No tienen documento, porque les es muy difícil acceder a él; no tienen escuelas; no pueden comer bien; no han trabajado nunca; no han tenido capacitación laboral. La situación es grave; yo diría, muy grave. Entonces, si hay que hacer un pequeño paréntesis para que escuchen esto, me parece que la situación lo amerita.
La primera opción que tienen muchos de nuestros pibes es el "paco". Es esto antes que la escuela, incluso, antes que la comida o antes que nada.
El Hogar de Cristo es un espacio que por ahora funciona en las villas 21-24, 1-11-14 y 31, que son las más grandes de la ciudad, aunque se está abriendo también en otras.
Nosotros intentamos recibir a los chicos, acompañarlos, darles respuesta, incluirlos para que se abra un horizonte de sentido y puedan elegir, porque estos chicos y chicas muchas veces no pueden elegir, y esto es grave.
Por eso, estamos llevando a cabo algunas acciones. Muchas veces dialogamos con el gobierno de la ciudad y con el gobierno nacional. Cuando se trata de los pobres más pobres hay que dejar de lado ideologías que por momentos nos llevan a distanciar la ayuda concreta que necesita un chico o una chica.
Los chicos y chicas del Hogar de Cristo muchas veces, junto con sus mamás -porque también tenemos muchas mamás-, se transforman en agentes de inclusión de otros chicos y chicas.
Nosotros venimos desarrollando una tarea con el Ministerio de Trabajo de la Nación y creamos la Cooperativa de Acompañantes de Usuarios de "paco", donde chicos en camino de recuperación empiezan a ayudar a otros que están, por ejemplo, en el Hospital Muñiz, en alguna comunidad terapéutica o haciendo determinados trámites. Ese otro chico u otra mamá van y acompañan. Así, los agentes de inclusión social se van multiplicando, y lo que es más lindo y fascinante es que el mismo barrio se torna protagonista de esa inclusión. Por eso, hay que dar las herramientas concretas.
En el documento "La droga en las villas: despenalizada de hecho", nosotros dijimos que una cosa es la villa y otra es el narcotráfico.
Aclaro que el prototipo del vecino de la villa es el obrero, el que quiere progresar y el que quiere cosas buenas para su familia; pero muchas veces lo primero que recibe su hijo es la oferta del "paco".
Yo no sé si todo lo que digo suma o no a este debate tan rico que hay que dar. Corresponderá a los señores legisladores ver qué es lo primero y qué es lo segundo a la hora de legislar. Lo que nosotros queremos volver a decir es que esto es delicado y grave, y no podemos mirar para otro lado. Este es mi aporte, muchas gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra el padre Carlos Olivero.
SR. OLIVERO Muchas gracias a ustedes por la posibilidad de estar en el Congreso.
Siguiendo un poco la mirada que traía el padre Gustavo sobre cosas que tienen que ver con la legislación, en principio vemos que criminalizar es injusto y que el problema de la penalización no es nuestro. En las villas -tal como escribimos en un documento hace un tiempo- todos pueden consumir en cualquier momento y lugar cualquier sustancia. Está más que despenalizada, está como legalizada.
En el Hogar de Cristo, sede de Barracas -que me toca conducir-, acompañamos en estos últimos cuatro años 500 personas de todas las edades, de las cuales 283 estuvieron privadas de su libertad, ninguna de ellas por tenencia para consumo personal ni tampoco por tenencia simple. Con esto no estoy diciendo que no sea una realidad, pero no la nuestra. Nosotros tenemos otra realidad, que es la que describió el padre Gustavo.
A partir de ahí nos preguntamos si debíamos entrar o no en este debate. Cuando nos juntamos entendimos que se estaban hablando de muchas cosas que no son de nuestra cancha. Sin embargo, entendimos que era oportuno que nosotros también habláramos, porque vemos la presión que tiene este tema, que está en todos los medios, en los programas políticos, que se está discutiendo en el Congreso, que hay una marcha de 60 mil personas. Vemos un montón de cosas que están diciendo que el momento es ahora.
Lo que queremos decir es que no se puede cerrar así chiquito, no podemos cerrar una legislación que deje conforme a 60 mil, 300 mil o un millón de personas que están detrás de esto. No puede cerrarse acá. (Aplausos.) Si salimos de la presión de la agenda, no va a haber una marcha por los derechos de usuarios de "paco". El Congreso va a pasar la hoja de la agenda y va a mirar otro tema, los canales de televisión van a estar discutiendo del dólar y del blue, y los pibes nuestros estarán otra vez en el olvido.
Por eso pedimos por favor que no cierren el debate chiquito, que lo abran, que miren y que entre todo; porque si no entra ahora, otra vez nos quedamos allá atrás, se va el camión y no se subieron los pibes más pobres. No tenemos la fuerza para vencer el lobby que puedan hacer los negociantes de la salud. No tenemos fuerza.
Estos pibes ni siquiera pueden estar sentados aquí hablando; a veces no pueden ni hablar o quedarse sentados un rato. Creo que estamos en otro canal.
Por favor, esto es lo que quiero trasmitir como cura de las villas: no se olviden de los pibes del "paco", que están más heridos; y en ésta, así como está, no entran. Nada más. Gracias. (Aplausos.)
Siguiendo un poco la mirada que traía el padre Gustavo sobre cosas que tienen que ver con la legislación, en principio vemos que criminalizar es injusto y que el problema de la penalización no es nuestro. En las villas -tal como escribimos en un documento hace un tiempo- todos pueden consumir en cualquier momento y lugar cualquier sustancia. Está más que despenalizada, está como legalizada.
En el Hogar de Cristo, sede de Barracas -que me toca conducir-, acompañamos en estos últimos cuatro años 500 personas de todas las edades, de las cuales 283 estuvieron privadas de su libertad, ninguna de ellas por tenencia para consumo personal ni tampoco por tenencia simple. Con esto no estoy diciendo que no sea una realidad, pero no la nuestra. Nosotros tenemos otra realidad, que es la que describió el padre Gustavo.
A partir de ahí nos preguntamos si debíamos entrar o no en este debate. Cuando nos juntamos entendimos que se estaban hablando de muchas cosas que no son de nuestra cancha. Sin embargo, entendimos que era oportuno que nosotros también habláramos, porque vemos la presión que tiene este tema, que está en todos los medios, en los programas políticos, que se está discutiendo en el Congreso, que hay una marcha de 60 mil personas. Vemos un montón de cosas que están diciendo que el momento es ahora.
Lo que queremos decir es que no se puede cerrar así chiquito, no podemos cerrar una legislación que deje conforme a 60 mil, 300 mil o un millón de personas que están detrás de esto. No puede cerrarse acá. (Aplausos.) Si salimos de la presión de la agenda, no va a haber una marcha por los derechos de usuarios de "paco". El Congreso va a pasar la hoja de la agenda y va a mirar otro tema, los canales de televisión van a estar discutiendo del dólar y del blue, y los pibes nuestros estarán otra vez en el olvido.
Por eso pedimos por favor que no cierren el debate chiquito, que lo abran, que miren y que entre todo; porque si no entra ahora, otra vez nos quedamos allá atrás, se va el camión y no se subieron los pibes más pobres. No tenemos la fuerza para vencer el lobby que puedan hacer los negociantes de la salud. No tenemos fuerza.
Estos pibes ni siquiera pueden estar sentados aquí hablando; a veces no pueden ni hablar o quedarse sentados un rato. Creo que estamos en otro canal.
Por favor, esto es lo que quiero trasmitir como cura de las villas: no se olviden de los pibes del "paco", que están más heridos; y en ésta, así como está, no entran. Nada más. Gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la señora diputada Bullrich.
SRA. BULLRICH Quiero hacer algunas preguntas a los dos. La primera es en relación con los consumidores, los pibes que consumen "paco", como dijo el padre. ¿Cómo evalúan ustedes que deberían ser los pasos? Porque nosotros, intentando llevar esto a un proyecto de ley, tenemos que darle una forma para que no se quede en el camino. Entonces, por favor, les pido que nos describan ese camino.
Hablaron de las comunidades terapéuticas, de los que están en el Hospital Muñiz, que es de infectología. Cómo podríamos describir ese camino que me parece fundamental para que podamos trazar los pasos a fin de establecerlo luego en una ley y que los programas de salud y de cuidado estén incorporados en este proyecto.
Por lo menos, esta es la posición que nosotros vamos a llevar adelante. Estamos de acuerdo con descriminalizar y con despenalizar. Me parecen interesantes algunas de las posturas respecto de cierto cultivo personal de algunas sustancias, pero creo que la salud y la necesidad de tratamiento, que además requiere una velocidad distinta, necesitan ser descriptas. Por ese motivo, me gustaría que ustedes nos describan este camino.
Hablaron de las comunidades terapéuticas, de los que están en el Hospital Muñiz, que es de infectología. Cómo podríamos describir ese camino que me parece fundamental para que podamos trazar los pasos a fin de establecerlo luego en una ley y que los programas de salud y de cuidado estén incorporados en este proyecto.
Por lo menos, esta es la posición que nosotros vamos a llevar adelante. Estamos de acuerdo con descriminalizar y con despenalizar. Me parecen interesantes algunas de las posturas respecto de cierto cultivo personal de algunas sustancias, pero creo que la salud y la necesidad de tratamiento, que además requiere una velocidad distinta, necesitan ser descriptas. Por ese motivo, me gustaría que ustedes nos describan este camino.
SR. OLIVERO Entendemos justamente la despenalización como un camino. En primer lugar, pienso que si uno le pregunta al común de la gente, no está a favor; pero si uno le pregunta si puede definir de qué se tratan los conceptos de despenalización y legalización, incluso legitimación, tampoco podrán distinguirlos, porque hay muy poca información o conocimiento al respecto.
En este sentido, probablemente, antes sería necesario hacer un esfuerzo para decir: "La despenalización es despenalizar, justamente, nada más. No está bueno que te drogues, es mejor que no te drogues." Lo mismo hay que hacer con el alcohol; tiene que ver con la prevención. Creo que tal vez habría que hacerlo en las escuelas, en todas las canchas. ¿Qué es lo que pasa? Quizás después hay lugares de dónde agarrarse, hay una corriente que lleva a los pibes de clase media a querer seguir estudiando el secundario y tal vez un poquito más. En el caso nuestro no. Entonces, hay que llevar una propuesta clara en ese sentido.
Entiendo también que la penalización estigmatiza, con lo cual hay que hacer también una campaña grande y fuerte en toda la sociedad, porque cuando se estigmatiza se dice: "Vos sos un 'drogón', a vos no te vamos a dar trabajo". Entonces, estamos fritos.
Estamos construyendo más exclusión y quejándonos de que no hay modo de engancharlos en el mundo del trabajo. Eso también hay que tenerlo en cuenta como educación en el resto de la ciudad.
Yo escuchaba hace un ratito a Ricardo, un compañero de ARDA, quien hablaba del cambio de paradigma. Creo que hay que hacerlo así.
Por otro lado, hay que crear en el territorio otras instituciones como el Hogar de Cristo. Los programas que no son territoriales no pueden articular la integridad de la persona, porque la comunidad terapéutica no va a poder fijarse qué recursos tiene la comunidad o el hospital; no tienen la capacidad para descubrir cómo va a trabajar, de dónde va a sacar un peso, cómo va a hacer para mantener a sus hijos. Hace falta poblar el territorio y adaptar los programas del Estado para que sean inclusivos.
Cuando hacemos un programa para todo el mundo, los pibes nuestros quedan afuera. Si entendemos que estos pibes no tienen documento, ¿cómo vamos a hacer? Si no pueden agarrar un mango es imposible que salgan adelante; no tienen un lugar sano donde vivir. Hay que pensar desde la vivienda, en los ministerios de Trabajo y de Salud; el cambio debe ser integral.
En este sentido, coincido en que la despenalización es justa y hay que hacerla; pero en este contexto, yo creo que si cerramos ahora, dejamos a todos afuera, y después no vamos a tener fuerza para torcer tanta exclusión. Viene bien el debate, pero hay que agrandarlo. (Aplausos.)
En este sentido, probablemente, antes sería necesario hacer un esfuerzo para decir: "La despenalización es despenalizar, justamente, nada más. No está bueno que te drogues, es mejor que no te drogues." Lo mismo hay que hacer con el alcohol; tiene que ver con la prevención. Creo que tal vez habría que hacerlo en las escuelas, en todas las canchas. ¿Qué es lo que pasa? Quizás después hay lugares de dónde agarrarse, hay una corriente que lleva a los pibes de clase media a querer seguir estudiando el secundario y tal vez un poquito más. En el caso nuestro no. Entonces, hay que llevar una propuesta clara en ese sentido.
Entiendo también que la penalización estigmatiza, con lo cual hay que hacer también una campaña grande y fuerte en toda la sociedad, porque cuando se estigmatiza se dice: "Vos sos un 'drogón', a vos no te vamos a dar trabajo". Entonces, estamos fritos.
Estamos construyendo más exclusión y quejándonos de que no hay modo de engancharlos en el mundo del trabajo. Eso también hay que tenerlo en cuenta como educación en el resto de la ciudad.
Yo escuchaba hace un ratito a Ricardo, un compañero de ARDA, quien hablaba del cambio de paradigma. Creo que hay que hacerlo así.
Por otro lado, hay que crear en el territorio otras instituciones como el Hogar de Cristo. Los programas que no son territoriales no pueden articular la integridad de la persona, porque la comunidad terapéutica no va a poder fijarse qué recursos tiene la comunidad o el hospital; no tienen la capacidad para descubrir cómo va a trabajar, de dónde va a sacar un peso, cómo va a hacer para mantener a sus hijos. Hace falta poblar el territorio y adaptar los programas del Estado para que sean inclusivos.
Cuando hacemos un programa para todo el mundo, los pibes nuestros quedan afuera. Si entendemos que estos pibes no tienen documento, ¿cómo vamos a hacer? Si no pueden agarrar un mango es imposible que salgan adelante; no tienen un lugar sano donde vivir. Hay que pensar desde la vivienda, en los ministerios de Trabajo y de Salud; el cambio debe ser integral.
En este sentido, coincido en que la despenalización es justa y hay que hacerla; pero en este contexto, yo creo que si cerramos ahora, dejamos a todos afuera, y después no vamos a tener fuerza para torcer tanta exclusión. Viene bien el debate, pero hay que agrandarlo. (Aplausos.)
SR. CARRARA Completando lo que decía el padre "Charly" de no dejar a nadie afuera, me parece que un buen camino para legislar es desde los más pobres hacia todos, y acá están los temas eje con los cuales nos encontramos con estos chicos. Son los problemas de vivienda, salud. No hay camas en los hospitales para estos chicos, rebotan de un lado al otro, los dispositivos no están. Hay zonas donde faltan escuelas, y esto no sólo es cuestión de leyes sino también de decisiones políticas del Ejecutivo, ya sea de la ciudad o de la Nación.
Por eso, decimos desde los más pobres a todos; pero hay que mirar todas las pobrezas, todas las faltas, todos los lugares. En cuanto a este tema de no criminalizar a una persona usuaria de una sustancia, estamos de acuerdo. De todos modos, hay que ampliar mucho más el debate, porque dentro de poco el Congreso entra en otras discusiones, y tiene que ser así, pero nosotros queremos que entren todos, especialmente los más pobres.
Si no va a estar el Estado, ¿quién va a estar? Nosotros decimos que la fe cristiana tiene que estar, pero desde un país que es plural, es el Estado quien debe garantizar los derechos de todos, desde los más pobres.
Un argumento válido es que es una ley para sacar la caja chica a la policía, pero si hay una institución que es corrupta -o algunos de sus miembros, como algunos dentro de la iglesia pueden serlo, porque no se trata de echar la culpa al otro-, por más que se sancionen leyes van a encontrar otros caminos para hacer su caja chica. Se trata de modificar las instituciones y hacerlas valiosas para una República.
Por eso, decimos desde los más pobres a todos; pero hay que mirar todas las pobrezas, todas las faltas, todos los lugares. En cuanto a este tema de no criminalizar a una persona usuaria de una sustancia, estamos de acuerdo. De todos modos, hay que ampliar mucho más el debate, porque dentro de poco el Congreso entra en otras discusiones, y tiene que ser así, pero nosotros queremos que entren todos, especialmente los más pobres.
Si no va a estar el Estado, ¿quién va a estar? Nosotros decimos que la fe cristiana tiene que estar, pero desde un país que es plural, es el Estado quien debe garantizar los derechos de todos, desde los más pobres.
Un argumento válido es que es una ley para sacar la caja chica a la policía, pero si hay una institución que es corrupta -o algunos de sus miembros, como algunos dentro de la iglesia pueden serlo, porque no se trata de echar la culpa al otro-, por más que se sancionen leyes van a encontrar otros caminos para hacer su caja chica. Se trata de modificar las instituciones y hacerlas valiosas para una República.
SR. OLIVERO Sabemos dónde estamos parados, y que esto se va a aprobar de un modo u otro.
Nosotros, de mínima, esperamos que la ley salga con una defensoría para el usuario de "paco". (Aplausos.) Es decir que salga con las herramientas como para que el Estado pueda conseguir a la persona una cama en el hospital ahora, no mañana, además de una vivienda y plata para poder sostenerla. (Aplausos.)
Nosotros, de mínima, esperamos que la ley salga con una defensoría para el usuario de "paco". (Aplausos.) Es decir que salga con las herramientas como para que el Estado pueda conseguir a la persona una cama en el hospital ahora, no mañana, además de una vivienda y plata para poder sostenerla. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra el señor diputado Amadeo.
SR. AMADEO Muchas gracias por traer este tema. Por lo menos en mi caso, esa es la esencia de mi preocupación.
Están la sociedad, los medios y el Congreso dedicándole muchísima energía a este proyecto de ley y nos sentiríamos enormemente frustrados si al día siguiente de la aprobación de la norma el tema de drogas saliera de la agenda del Parlamento.
Después viene el presupuesto. En esta misma sala se reúne habitualmente la Comisión de Presupuesto y Hacienda, donde se pone a bailar a todo el Congreso alrededor de los pesos que van a gastarse el año que viene. Así, nos habremos perdido la posibilidad de poner en el presupuesto para el año 2013 los fondos que ustedes necesitan en virtud de estos pedidos. (Aplausos.) Ello, para graficar una metáfora.
Entonces, agradezco que hayan traído este mensaje, que es el de muchos de quienes tenemos opiniones diferentes.
Junto con Patricia Bullrich y con todos ustedes compartimos la idea de que no es sensato -para decir que no es humano- meter preso a alguien que tiene un porro en el bolsillo. Tampoco es sensato que olvidemos a los pobres en el debate de este proyecto o que nos neguemos a dar una discusión más amplia que incluya un acuerdo parlamentario sobre el tema de drogas.
Ustedes mencionaron varias veces lo que se sabe respecto de las dificultades para entrar al sistema de salud. Entonces, lo que quisiera saber es cómo es vuestra experiencia respecto del acceso al sistema de salud. Es decir, cuando tienen un chico y necesitan una cama o un médico, ¿cuál es la experiencia?
Están la sociedad, los medios y el Congreso dedicándole muchísima energía a este proyecto de ley y nos sentiríamos enormemente frustrados si al día siguiente de la aprobación de la norma el tema de drogas saliera de la agenda del Parlamento.
Después viene el presupuesto. En esta misma sala se reúne habitualmente la Comisión de Presupuesto y Hacienda, donde se pone a bailar a todo el Congreso alrededor de los pesos que van a gastarse el año que viene. Así, nos habremos perdido la posibilidad de poner en el presupuesto para el año 2013 los fondos que ustedes necesitan en virtud de estos pedidos. (Aplausos.) Ello, para graficar una metáfora.
Entonces, agradezco que hayan traído este mensaje, que es el de muchos de quienes tenemos opiniones diferentes.
Junto con Patricia Bullrich y con todos ustedes compartimos la idea de que no es sensato -para decir que no es humano- meter preso a alguien que tiene un porro en el bolsillo. Tampoco es sensato que olvidemos a los pobres en el debate de este proyecto o que nos neguemos a dar una discusión más amplia que incluya un acuerdo parlamentario sobre el tema de drogas.
Ustedes mencionaron varias veces lo que se sabe respecto de las dificultades para entrar al sistema de salud. Entonces, lo que quisiera saber es cómo es vuestra experiencia respecto del acceso al sistema de salud. Es decir, cuando tienen un chico y necesitan una cama o un médico, ¿cuál es la experiencia?
SR. CARRARA Hay muchos profesionales que ponen el corazón y que atienden muy bien a los chicos, pero la sensación que uno tiene es que no hay un sistema de salud que funcione bien, porque corresponde que así sea, sino que uno se encuentra con que funciona sólo por la buena voluntad de algunos profesionales. Entonces, no podemos depender de encontrarnos con tal o cual doctor o doctora que nos haga el favor de atender al chico o a la chica.
Gracias a Dios hay muchos profesionales muy buenos y que ponen mucho de sí, pero esa es la sensación que uno tiene. En definitiva, el chico rebota de un lado al otro, y no hay una mirada integral del problema sino una visión parcial: "de este chico me preocupa este tema"; pero no se tiene en cuenta su situación en conjunto.
Eso nos ha pasado con chicos que han ingresado al hospital en reiteradas ocasiones -tres o cuatro veces-, porque no se tuvo presente que eran usuarios de "paco", y de gravedad. Entonces, se resolvía el tema de salud más urgente, el más inmediato, y los chicos volvían a la calle. Evidentemente, si vuelven a la calle también vuelven al consumo, y por lo tanto nuevamente terminan en el hospital. Nosotros visualizamos este circuito como un problema.
Gracias a Dios hay muchos profesionales muy buenos y que ponen mucho de sí, pero esa es la sensación que uno tiene. En definitiva, el chico rebota de un lado al otro, y no hay una mirada integral del problema sino una visión parcial: "de este chico me preocupa este tema"; pero no se tiene en cuenta su situación en conjunto.
Eso nos ha pasado con chicos que han ingresado al hospital en reiteradas ocasiones -tres o cuatro veces-, porque no se tuvo presente que eran usuarios de "paco", y de gravedad. Entonces, se resolvía el tema de salud más urgente, el más inmediato, y los chicos volvían a la calle. Evidentemente, si vuelven a la calle también vuelven al consumo, y por lo tanto nuevamente terminan en el hospital. Nosotros visualizamos este circuito como un problema.
SR. OLIVERO En este sentido, en lo que hace a la salud, nosotros tenemos un tema muy grave y preocupante, que tiene que ver con que muchas de las chicas que están en la calle y que consumen "paco" -también algunos chicos-, recurren al trabajo sexual y lo hacen en condiciones desastrosas. Como todos saben, hay muchísimas enfermedades de transmisión sexual y muchísimos embarazos. En los últimos años aparecieron varios bebés recién nacidos en los volquetes de las villas.
Cuando vemos a muchas de las chicas que son usuarias de "paco" y que están embarazadas, tratamos de apuntar todos los cañones ahí, porque entendemos la fragilidad que eso significa. Si estas chicas no son acompañadas debidamente, los bebés nacen en cualquier lado, y después hasta los venden.
Gracias a Dios nosotros pudimos hacer amistad con algunos profesionales de la Maternidad Sardá. Los llamamos por teléfono y nos lo hacen todo más fácil, sin que tengamos que esperar.
Si no miramos estas cosas en toda su gravedad, si no nos damos cuenta del lugar en que estamos parados, nunca podremos responder como debemos, y este es un tema de especial preocupación.
Todas las chicas que acompañamos dicen que les quisieron comprar el bebé. Tal vez en algún momento de desesperación lo podrían llegar a hacer, pero después quedan unas heridas gigantes en el corazón. Hay varias que lo hicieron. Si las maternidades no se vuelven amigables, estamos fritos.
Cuando hablamos de la complejidad, tenemos que hablar de estas cosas. El sistema de salud tiene que hacerse en serio amigo de los usuarios del "paco" y de la complejidad que tiene en sus vidas, porque, si no, estamos haciendo maquillaje.
Cuando vemos a muchas de las chicas que son usuarias de "paco" y que están embarazadas, tratamos de apuntar todos los cañones ahí, porque entendemos la fragilidad que eso significa. Si estas chicas no son acompañadas debidamente, los bebés nacen en cualquier lado, y después hasta los venden.
Gracias a Dios nosotros pudimos hacer amistad con algunos profesionales de la Maternidad Sardá. Los llamamos por teléfono y nos lo hacen todo más fácil, sin que tengamos que esperar.
Si no miramos estas cosas en toda su gravedad, si no nos damos cuenta del lugar en que estamos parados, nunca podremos responder como debemos, y este es un tema de especial preocupación.
Todas las chicas que acompañamos dicen que les quisieron comprar el bebé. Tal vez en algún momento de desesperación lo podrían llegar a hacer, pero después quedan unas heridas gigantes en el corazón. Hay varias que lo hicieron. Si las maternidades no se vuelven amigables, estamos fritos.
Cuando hablamos de la complejidad, tenemos que hablar de estas cosas. El sistema de salud tiene que hacerse en serio amigo de los usuarios del "paco" y de la complejidad que tiene en sus vidas, porque, si no, estamos haciendo maquillaje.
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la señora diputada Donda Pérez.
SRA. DONDA PÉREZ Quiero agradecerles su presencia, ya que ayuda a generar un consenso alrededor de la necesidad de la despenalización.
Es una alegría que los diputados Amadeo y Bullrich estén a favor de la despenalización y de la descriminalización. Todo nuestro empeño y militancia en esto se debe precisa y sinceramente a los compañeros y amigos de Villa Inflamable, Villa 21, Zavaleta, La Cava; es por ellos que hoy tienen 14, 15 o 16 años y que están en un movimiento de desocupados, porque no militan en ningún lado, y empezaron desde muy chiquitos. Yo empecé a militar en Villa Inflamable a los 12 años y tenía nenitos que venían al apoyo escolar, que hoy son grandes.
Dieguito era un pibe que tenía 16 años que empezó a ir al apoyo escolar cuando tenía 7 y cada tanto había que retarlo y ponerlo en penitencia, porque era insoportable. Cuando tenía 11 empezó a consumir "paco", y el año pasado lo mataron en una esquina. Él zafó del "paco", porque estaba en el comedor y las compañeras lo contuvieron. Entonces, se propuso como tarea en la vida, con sus 16 años, empezar a convencer a todos los pibes del barrio de que no tenían que consumir esa basura.
A Dieguito lo mataron de tres puñaladas y lo tiraron al Riachuelo. La policía lo encontró a los tres meses, porque todos los jueves a la noche hacíamos marchas hasta la Comisaría 3ª de Dock Sud, porque nadie lo buscaba. Lo encontraron podrido en el Riachuelo. En el diario Crónica lo único que apareció fue una noticia muy breve que decía que a Dieguito lo habían apuñalado, porque había entrado a robar en una parrilla que queda en Campana y Debenedetti. En esa parrilla venden "paco"; lo sabemos todos, y lo saben los de la comisaría.
Coincido en que el problema que tenemos es la ausencia del Estado. Ninguno de nosotros quiere que la única presencia del Estado sea a través de la policía, porque precisamente esa policía es la que les pega, los caga a palos y los mete en un calabozo en una comisaría; es la misma policía que después no los busca. Ese lugar es el peor para que los pibes puedan recuperar su vida.
Con la autorización del señor diputado Fiad, quiero decir que tenemos el compromiso de los presidentes de ambas comisiones de empezar a tratar el programa nacional de prevención y tratamiento de las adicciones, el mismo programa que debió haber sido sancionado en el Senado en 2009.
Uno de los expositores dijo que ese programa no había sido reglamentado. No, no fue sancionado. Tuvo sanción en la Cámara de Diputados, pero no pasó a la Cámara de Senadores, y no pasó -esto voy a decirlo, porque todos los que estamos acá sabemos muy bien que, a veces, sucede-, porque se hizo mucho lobby. ¿Quiénes lo hicieron? Precisamente los que se benefician con que no exista un área de salud pública que se encargue de estos temas. Estoy absolutamente de acuerdo con las defensorías... (Aplausos.) Nosotros hemos planteado dentro de este proyecto algunas instancias similares con ciertas características. Por supuesto, creemos que las defensorías tienen que funcionar y no sólo tienen que estar en la ley.
Tienen nuestro compromiso de que este proyecto se va a empezar a tratar. Mis asesores fueron a sacar fotocopias, se las vamos a dejar a todos los que quieran verlas. Es lo próximo que, de acuerdo con lo conversado con el presidente de la comisión, el señor diputado Fiad, vamos a empezar a discutir, así lo tratamos antes del presupuesto, como dice el señor diputado Amadeo.
Es una alegría que los diputados Amadeo y Bullrich estén a favor de la despenalización y de la descriminalización. Todo nuestro empeño y militancia en esto se debe precisa y sinceramente a los compañeros y amigos de Villa Inflamable, Villa 21, Zavaleta, La Cava; es por ellos que hoy tienen 14, 15 o 16 años y que están en un movimiento de desocupados, porque no militan en ningún lado, y empezaron desde muy chiquitos. Yo empecé a militar en Villa Inflamable a los 12 años y tenía nenitos que venían al apoyo escolar, que hoy son grandes.
Dieguito era un pibe que tenía 16 años que empezó a ir al apoyo escolar cuando tenía 7 y cada tanto había que retarlo y ponerlo en penitencia, porque era insoportable. Cuando tenía 11 empezó a consumir "paco", y el año pasado lo mataron en una esquina. Él zafó del "paco", porque estaba en el comedor y las compañeras lo contuvieron. Entonces, se propuso como tarea en la vida, con sus 16 años, empezar a convencer a todos los pibes del barrio de que no tenían que consumir esa basura.
A Dieguito lo mataron de tres puñaladas y lo tiraron al Riachuelo. La policía lo encontró a los tres meses, porque todos los jueves a la noche hacíamos marchas hasta la Comisaría 3ª de Dock Sud, porque nadie lo buscaba. Lo encontraron podrido en el Riachuelo. En el diario Crónica lo único que apareció fue una noticia muy breve que decía que a Dieguito lo habían apuñalado, porque había entrado a robar en una parrilla que queda en Campana y Debenedetti. En esa parrilla venden "paco"; lo sabemos todos, y lo saben los de la comisaría.
Coincido en que el problema que tenemos es la ausencia del Estado. Ninguno de nosotros quiere que la única presencia del Estado sea a través de la policía, porque precisamente esa policía es la que les pega, los caga a palos y los mete en un calabozo en una comisaría; es la misma policía que después no los busca. Ese lugar es el peor para que los pibes puedan recuperar su vida.
Con la autorización del señor diputado Fiad, quiero decir que tenemos el compromiso de los presidentes de ambas comisiones de empezar a tratar el programa nacional de prevención y tratamiento de las adicciones, el mismo programa que debió haber sido sancionado en el Senado en 2009.
Uno de los expositores dijo que ese programa no había sido reglamentado. No, no fue sancionado. Tuvo sanción en la Cámara de Diputados, pero no pasó a la Cámara de Senadores, y no pasó -esto voy a decirlo, porque todos los que estamos acá sabemos muy bien que, a veces, sucede-, porque se hizo mucho lobby. ¿Quiénes lo hicieron? Precisamente los que se benefician con que no exista un área de salud pública que se encargue de estos temas. Estoy absolutamente de acuerdo con las defensorías... (Aplausos.) Nosotros hemos planteado dentro de este proyecto algunas instancias similares con ciertas características. Por supuesto, creemos que las defensorías tienen que funcionar y no sólo tienen que estar en la ley.
Tienen nuestro compromiso de que este proyecto se va a empezar a tratar. Mis asesores fueron a sacar fotocopias, se las vamos a dejar a todos los que quieran verlas. Es lo próximo que, de acuerdo con lo conversado con el presidente de la comisión, el señor diputado Fiad, vamos a empezar a discutir, así lo tratamos antes del presupuesto, como dice el señor diputado Amadeo.
SR. AMADEO Sería conveniente considerarlo dentro de este proyecto...
SRA. DONDA PÉREZ Disculpe, señor presidente, no quiero dialogar, pero para que se quede tranquilo el señor diputado Amadeo quiero aclarar que no puede estar comprendido en este proyecto, porque tiene carácter penal y el otro es un proyecto de salud.
SR. AMADEO Están juntos en las comisiones...
SRA. DONDA PÉREZ No pueden ir juntos, señor diputado. Es una cuestión de técnica legislativa que usted conoce bien. Me parece que hay que ser sinceros; lo que pasa es que a veces queremos esconder detrás de los discursos lo que sabemos.
Un proyecto es girado a la Comisión de Legislación Penal, porque es de índole penal, ya que estamos modificando una ley penal. Lo peor que podemos hacer dentro de una ley penal es incluir temas de salud, justamente porque es una ley penal. El otro proyecto tiene que ser girado a la Comisión de Acción Social y Salud Pública. Seguramente, se tratarán en forma paralela en esa comisión y en la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico, pero -reitero- uno es de salud y el otro es del área penal. Entonces, irán en paralelo; si usted se compromete a acompañarnos, trataremos de considerarlo en la próxima reunión. (Aplausos.)
Un proyecto es girado a la Comisión de Legislación Penal, porque es de índole penal, ya que estamos modificando una ley penal. Lo peor que podemos hacer dentro de una ley penal es incluir temas de salud, justamente porque es una ley penal. El otro proyecto tiene que ser girado a la Comisión de Acción Social y Salud Pública. Seguramente, se tratarán en forma paralela en esa comisión y en la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico, pero -reitero- uno es de salud y el otro es del área penal. Entonces, irán en paralelo; si usted se compromete a acompañarnos, trataremos de considerarlo en la próxima reunión. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra el señor diputado
Biella Calvet.
Biella Calvet.
SR. BIELLA CALVET Entiendo lo que comentan respecto de los chicos que lamentablemente llegan a las instituciones, no los internan o los externan en forma temprana, porque, por ejemplo, si hay que hacer un cateterismo, hay especialistas, equipamiento e infraestructura. Es importante que todo esto exista no solamente desde el punto de vista privado sino también en las instituciones públicas, en toda la Nación, no sólo en la Capital Federal o en algunas ciudades importantes. Esto debe estar modulado y nomenclado, y deben existir algoritmos de tratamiento, porque los chicos que están con adiciones no pueden dejar la cama cuando entra un paciente con insuficiencia cardíaca. Entonces, cuando uno logra modular y trabajar sobre esto, sin lugar a dudas habrá contención e inclusión para todos.
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la señora diputada
Bullrich. Por favor, sea breve y no haga repreguntas.
Bullrich. Por favor, sea breve y no haga repreguntas.
SRA. BULLRICH Es simplemente para hacer una propuesta. Me parece que estamos tratando una ley penal en segundo término y, en primer término, estamos tratando la modificación de una ley que no es penal, cuya cabecera es la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico. (Aplausos.) La ley que estamos modificando es la 23.737. En consecuencia, si ya hemos tenido...
SRA. DONDA PÉREZ Es de índole penal, señora diputada...
SRA. BULLRICH En algunas partes es penal, no en todas.
Decía que si ya hemos tenido la experiencia de una sanción que quedó cajoneada, pido a la señora diputada Donda Pérez que hagamos el esfuerzo; si no se puede, lo hacemos en dos proyectos, pero intentemos doblar el esfuerzo de reunir en este mismo proyecto los dos elementos. Por lo menos, aunque no sea un programa integral, que contenga los elementos rectores de lo que debe ser la política de prevención de adicciones.
Me refiero a los elementos rectores o líneas directrices, y no quizás al desarrollo total de la iniciativa.
Creo que podemos hacer el esfuerzo. El miércoles que viene esta comisión no va a trabajar porque es feriado, así que tenemos tiempo y podemos armar un equipo. Si no se puede, lo hacemos en dos proyectos; y si se puede, lo hacemos en uno.
Decía que si ya hemos tenido la experiencia de una sanción que quedó cajoneada, pido a la señora diputada Donda Pérez que hagamos el esfuerzo; si no se puede, lo hacemos en dos proyectos, pero intentemos doblar el esfuerzo de reunir en este mismo proyecto los dos elementos. Por lo menos, aunque no sea un programa integral, que contenga los elementos rectores de lo que debe ser la política de prevención de adicciones.
Me refiero a los elementos rectores o líneas directrices, y no quizás al desarrollo total de la iniciativa.
Creo que podemos hacer el esfuerzo. El miércoles que viene esta comisión no va a trabajar porque es feriado, así que tenemos tiempo y podemos armar un equipo. Si no se puede, lo hacemos en dos proyectos; y si se puede, lo hacemos en uno.
SR. COMI Lo importante no es esta discusión sobre el giro parlamentario del proyecto sino avanzar en la materia.
Ayer presentamos una iniciativa integral con un programa nacional en todo el sentido del fallo de la Corte, que es lo que el Congreso está abordando en este momento; un programa nacional de prevención y asistencia de adicciones absolutamente detallado, con medidas concretas vinculadas con el combate al narcotráfico, la despenalización de la tenencia para consumo personal -como expresamente lo plantea la Corte-, y algunas medidas que discutía recién con el señor diputado Albrieu. Él me dijo que el proyecto es muy bueno, pero que deben mantenerse algunas facultades a los jueces para actuar en los casos desesperantes.
Más allá de la cuestión del garantismo -comparto todo lo que han dicho las organizaciones y demás-, no podemos mirar para otro lado en los casos desesperantes de los pibes que se mueren y de los familiares que no saben a dónde ir. No podemos encapsular la discusión y decir que lo importante es solamente la bandera de la despenalización y nada más.
Estamos de acuerdo. Es cierto que queda algún dinosaurio vivo, pero el Congreso ha dado muestras claras de dónde se ubica la mayoría en el matrimonio igualitario y en la ley de identidad de género. Seguramente se va a avanzar en la despenalización.
Lo que no podemos hacer, porque es una señal equivocada hacia la sociedad, es continuar con esto y dejar lo otro para cuando el Estado pueda o se den las condiciones, porque eso -sabemos- será dentro de mucho tiempo o nunca.
Asumamos la responsabilidad de trabajar entre todos en toda la problemática, en toda la línea. Si es una semana más o una semana menos, tengamos en cuenta que venimos de veinte años de esta infamia.
Tratemos de incluir todo lo posible. Después veremos si se trata en dos comisiones o en un plenario. Esta es la responsabilidad que tenemos como diputados de la Nación. Todos pensamos lo mismo, aunque en algunas cosas tenemos ciertas dudas; pero ese es el debate de fondo. (Aplausos.)
Ayer presentamos una iniciativa integral con un programa nacional en todo el sentido del fallo de la Corte, que es lo que el Congreso está abordando en este momento; un programa nacional de prevención y asistencia de adicciones absolutamente detallado, con medidas concretas vinculadas con el combate al narcotráfico, la despenalización de la tenencia para consumo personal -como expresamente lo plantea la Corte-, y algunas medidas que discutía recién con el señor diputado Albrieu. Él me dijo que el proyecto es muy bueno, pero que deben mantenerse algunas facultades a los jueces para actuar en los casos desesperantes.
Más allá de la cuestión del garantismo -comparto todo lo que han dicho las organizaciones y demás-, no podemos mirar para otro lado en los casos desesperantes de los pibes que se mueren y de los familiares que no saben a dónde ir. No podemos encapsular la discusión y decir que lo importante es solamente la bandera de la despenalización y nada más.
Estamos de acuerdo. Es cierto que queda algún dinosaurio vivo, pero el Congreso ha dado muestras claras de dónde se ubica la mayoría en el matrimonio igualitario y en la ley de identidad de género. Seguramente se va a avanzar en la despenalización.
Lo que no podemos hacer, porque es una señal equivocada hacia la sociedad, es continuar con esto y dejar lo otro para cuando el Estado pueda o se den las condiciones, porque eso -sabemos- será dentro de mucho tiempo o nunca.
Asumamos la responsabilidad de trabajar entre todos en toda la problemática, en toda la línea. Si es una semana más o una semana menos, tengamos en cuenta que venimos de veinte años de esta infamia.
Tratemos de incluir todo lo posible. Después veremos si se trata en dos comisiones o en un plenario. Esta es la responsabilidad que tenemos como diputados de la Nación. Todos pensamos lo mismo, aunque en algunas cosas tenemos ciertas dudas; pero ese es el debate de fondo. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos ahora a Jorge Raichensztein, de la Asociación Civil "A Pesar de Todo".
SR. RAICHENSZTEIN Buenas tardes. La Asociación Civil "A Pesar de Todo" es integrante de la Red de Madres y Familiares de Víctimas de las Drogas.
"Para el pueblo, pero sin el pueblo". Con esta frase atribuida en el Siglo XVIII a Luis XIV, de Francia, se define el despotismo ilustrado. Se trataba de una forma de absolutismo denominado, aunque ustedes no lo puedan creer, progresista con el que algunos monarcas quisieron imponer sus ideas para beneficio propio y sin consultar al pueblo.
Creíamos que esto no ocurría más en nuestra época, en la cual el soberano es el pueblo, y los grupos más vulnerables los primeros a ser tenidos en cuenta.
Nos ha sorprendido, entonces, que ni una sola de las madres o familiares de nuestra red de víctimas de las drogas haya sido convocada por parte de los autores de los proyectos actualmente en debate.
No entendemos por qué se ha impedido una extensa audiencia pública -excelente iniciativa de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico- y se la ha transformado en una restringida convocatoria.
Desde la soberbia y la descalificación hubo diputados que consideraron que ni siquiera necesitaban escucharnos. El jueves 8 próximo pasado, mientras éramos convocados a exponer nuestras ideas, se encontraban en otra parte, en una conferencia organizada por el think tank del narco liberalismo, la fundación Open Society Institute, cuyo mentor es el ahora filántropo George Soros, un delincuente financiero que depredó la economía mundial... (Aplausos.) ...y que ahora pretende manejar el discurso oficial en torno a drogas, narcotráfico y rehabilitación. Nada nuevo ni nada bueno nos espera por este camino.
Es verdad que algunos legisladores aparecieron unos pocos minutos, y en un caso particular, exclusivamente para interrumpir en reiteradas oportunidades a un orador que no coincidía con su postura.
No entendemos a qué se debe que en todos los proyectos de liberalización de drogas se considere estar tratando una cuestión de salud, si hasta ahora se ha ignorado nuestro pedido de girarla a la Comisión de Acción Social y Salud Pública.
Estamos convencidos de que toda reforma a la legislación vigente debe ir precedida de un debate nacional, democrático y participativo en el que el pueblo en todas sus expresiones tenga la ocasión de informarse, discutir, proponer y finalmente ratificar o no dicha reforma.
Lamentablemente, en esta posibilidad de informar a la comunidad las víctimas de las drogas y sus familiares no contamos con los medios económicos que nos permitan distribuir en todos los quioscos publicaciones a todo color y en papel ilustración para dar a conocer y difundir nuestra postura. Tampoco contamos con financiación del exterior, como la que otorga el señor Soros para sus campañas mundiales de legalización de drogas.
Entrando específicamente en el tema de la despenalización de la tenencia para el consumo, quisiéramos marcar dos puntos. En primer lugar, que se ha pretendido confundir en forma sistemática a la opinión pública con una brutal campaña de desinformación, haciendo creer que se está debatiendo la despenalización del consumo, cuando éste se ha despenalizado desde el año 98.
En segundo término, quisiéramos traducir los términos "despenalización de la tenencia para el consumo" al lenguaje de los integrantes de nuestra red. Para nosotros significa "legalización de la venta minorista". (Aplausos.) Cada dealer saldrá a vender, en sucesivos recorridos, aquella cantidad que pueda decir que es para su uso personal.
Quisiera saltear acá, por cuestiones de tiempo, una serie de puntos que ya fueron tratados por la licenciada Valdez, de la Fundación Manantiales, con los cuales coincidimos en un ciento por ciento.
Desearía hablar ahora del debate de la droga y el eje de la discusión. Nuestra opinión sobre este asunto es que aquí se ha instalado una divisoria falsa, a saber, entre legalidad o ilegalidad de tenencia de droga para el consumo, cuando en realidad la divisoria central pasa entre los que estamos muy preocupados por el aumento de las adicciones -no sólo por el consumo de drogas ilegales sino también legales-, y los que de alguna manera no consideran que esto sea problemático. O sea, entre aquellos que subrayamos que ha bajado la percepción de riesgo de consumir marihuana, cocaína o alcoholizarse, que es grave, y quienes consideran que este es un dato de muy poca significación.
En otros términos, la divisoria de aguas hoy se establece entre los que consideramos muy preocupante que miles de jóvenes consuman grandes cantidades de alcohol en las famosas "previas", y que de ahí pasen a cócteles con psicofármacos, marihuana, etcétera, y aquellos que sostienen que esto no debe ponerse en primer plano.
En última instancia, el peligro es una construcción social, con el argumento de que siempre se consumía alcohol, que la juventud tiene que ser libre, que la marihuana no hace tan mal o que muchos chicos se alcoholizan en las "previas" y esto no significa que se transformen en alcohólicos.
Estamos ante una divisoria que literalmente va a estallar. Madres y padres de adictos venimos al Congreso a denunciar que nuestros hijos se están muriendo por la droga, y nos encontramos con los que nos responden que no hay que tener miedo a las drogas y que nada es tan grave si se toman precauciones como, por ejemplo, drogarse en grupo.
Hay que comprender que un amplio espectro de los que estamos preocupados por el avance de la droga no está a favor de la solución represiva, pero sí preocupado por las acciones del Estado y el gobierno, que están muy por debajo de las necesidades, y por el hecho de que ni siquiera se visualiza este avance de las drogas como un problema.
Los que tienen una actitud light ante la droga han logrado, por estos días, enterrar el debate en un pantano en el que tienen todas las de ganar al plantear la pregunta de si la gente está de acuerdo con penalizar al consumidor. Ante este cuestionamiento, el que se opone a los proyectos como el de los legisladores Diana Conti, Aníbal Fernández, Gil Lavedra o Donda Pérez debe reconocer que no está de acuerdo con penalizar al consumidor.
En este punto, el defensor de los proyectos presentados ataca con otra pregunta: ¿por qué se oponen, entonces, a nuestros proyectos? El crítico comienza una guerra de guerrillas de retaguardia: se permite el consumo en la vía pública, no se va a castigar al vendedor de droga si no es punible el comprador y cosas por el estilo. El defensor de estos proyectos está a sus anchas, ya que se trata de chicanas; en tanto que la división que importa se ha desplazado y se da vía libre al discurso de algunos de que la droga y el alcohol no son tanto problema.
La cuestión de contenido consiste en que un amplio sector de los que defienden la despenalización no está dispuesto a colocar en primer plano la inacción casi completa del Estado frente a la droga, el alcohol o los psicofármacos. No quieren que haya una campaña argumentada y apoyada en datos, que ponga de relieve el avance de las adicciones. No desean que nos interroguemos acerca de por qué bajó la percepción del riesgo del consumo de drogas y qué relación tiene esto con los discursos imperantes.
Si estuvieran preocupados por este fenómeno, habrían presentado proyectos de ley concretos para multiplicar el presupuesto a fin de luchar contra las adicciones, para volcar los esfuerzos de especialistas y crear mejores centros de tratamiento, y llevar a las escuelas campañas con argumentos bastante distintos de la estupidez, o quizás canallada, de decir que el problema de la droga es una construcción social. No lo hacen porque, de alguna manera, la cuestión de fondo -el aumento del consumo- los tiene sin cuidado.
Para decirlo con un caso ejemplar, la diputada Donda Pérez gasta miles de pesos en carteles para aconsejar a la juventud a que se porte mal, pero no gasta un centavo para denunciar que el Estado no hace prácticamente nada con el objeto de parar las adicciones o curar gente. Tampoco invierte un centavo para averiguar por qué ha bajado la percepción del riesgo implicado en el consumo. Ni siquiera menciona este dato. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: suscribe, en esencia, los discursos del tipo "el peligro de la droga es una construcción social".
Por todo esto, lo central que discutiríamos con Donda Pérez y otros que andan con el mismo discurso es esta despreocupación frente al drama de las adicciones que se vive en la Argentina.
La perspectiva que planteamos se basa sobre la idea de que los discursos y los encuadres ideológicos pesan en las conciencias y pueden cambiar comportamientos.
Aquellos que sostienen que todo es una construcción discursiva, al mismo tiempo quieren minimizar la incidencia que tienen ciertos discursos que se bajan por múltiples y sutiles canales en comportamientos de la gente, y en particular de los jóvenes.
Frente a esto hay que responder que las ideas también pueden transformarse en fuerza material y cambiar conductas sociales, para poner un ejemplo, las denuncias acerca de los efectos nocivos del tabaquismo y de la acción de las grandes compañías tabacaleras o la utilización de la nicotina para crear adicción en el consumidor tuvieron como resultado que bajara en muchos países el número de fumadores.
Para dar otro ejemplo, las fuerzas de izquierda y progresistas históricamente lucharon contra el alcoholismo y otras adicciones que anulaban la voluntad de lucha de los trabajadores. Por una curiosa pirueta ideológica esta tradición ahora quieren ubicarla en la derecha, algunos grupos izquierdistas posmodernos.
El problema central es qué se dice y qué se hace frente a las adicciones, pero para esto hay que dejar de mirar para otro lado, cuando avanzan las adicciones, y terminar con el discurso acomodaticio.
Por último, al poner en primer plano la preocupación por la problemática de las adicciones y cambiar el eje de la discusión penalizar no despenalizar, también se considera la denuncia de causas sociales que generan estos males desde sus entrañas, con lo cual se demuestra que la droga no libera ni cuestiona al sistema sino simplemente esclaviza y anula conciencias potencialmente críticas. Asimismo, se colocan en un primer plano las denuncias de instituciones del Estado que callan y disimulan estas cuestiones así como la inacción casi completa de gobiernos, aparatos judiciales, policiales, etcétera, que parecieran estar infestados de personajes que hacen negocios con la droga y, en general, con las adicciones.
Esta gente está muy interesada en que las fuerzas de quienes estamos genuinamente preocupados por las drogas y las adicciones, las madres y los padres de los chicos adictos en primer lugar, nos desgastemos tratando de responder la pregunta: "¿Usted está de acuerdo o no en penalizar al consumidor?, evadiendo ir al fondo del asunto.
Por último, quiero tomar la imagen del libro utilizada por el padre "Pepe" Di Paola y el obispo Lozano para decir que hubiéramos preferido que aquellos que se están ocupando de escribir las últimas páginas del libro se hubieran dedicado a escribir y a hacer que se cumplan las primeras. Nada más. (Aplausos.)
"Para el pueblo, pero sin el pueblo". Con esta frase atribuida en el Siglo XVIII a Luis XIV, de Francia, se define el despotismo ilustrado. Se trataba de una forma de absolutismo denominado, aunque ustedes no lo puedan creer, progresista con el que algunos monarcas quisieron imponer sus ideas para beneficio propio y sin consultar al pueblo.
Creíamos que esto no ocurría más en nuestra época, en la cual el soberano es el pueblo, y los grupos más vulnerables los primeros a ser tenidos en cuenta.
Nos ha sorprendido, entonces, que ni una sola de las madres o familiares de nuestra red de víctimas de las drogas haya sido convocada por parte de los autores de los proyectos actualmente en debate.
No entendemos por qué se ha impedido una extensa audiencia pública -excelente iniciativa de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico- y se la ha transformado en una restringida convocatoria.
Desde la soberbia y la descalificación hubo diputados que consideraron que ni siquiera necesitaban escucharnos. El jueves 8 próximo pasado, mientras éramos convocados a exponer nuestras ideas, se encontraban en otra parte, en una conferencia organizada por el think tank del narco liberalismo, la fundación Open Society Institute, cuyo mentor es el ahora filántropo George Soros, un delincuente financiero que depredó la economía mundial... (Aplausos.) ...y que ahora pretende manejar el discurso oficial en torno a drogas, narcotráfico y rehabilitación. Nada nuevo ni nada bueno nos espera por este camino.
Es verdad que algunos legisladores aparecieron unos pocos minutos, y en un caso particular, exclusivamente para interrumpir en reiteradas oportunidades a un orador que no coincidía con su postura.
No entendemos a qué se debe que en todos los proyectos de liberalización de drogas se considere estar tratando una cuestión de salud, si hasta ahora se ha ignorado nuestro pedido de girarla a la Comisión de Acción Social y Salud Pública.
Estamos convencidos de que toda reforma a la legislación vigente debe ir precedida de un debate nacional, democrático y participativo en el que el pueblo en todas sus expresiones tenga la ocasión de informarse, discutir, proponer y finalmente ratificar o no dicha reforma.
Lamentablemente, en esta posibilidad de informar a la comunidad las víctimas de las drogas y sus familiares no contamos con los medios económicos que nos permitan distribuir en todos los quioscos publicaciones a todo color y en papel ilustración para dar a conocer y difundir nuestra postura. Tampoco contamos con financiación del exterior, como la que otorga el señor Soros para sus campañas mundiales de legalización de drogas.
Entrando específicamente en el tema de la despenalización de la tenencia para el consumo, quisiéramos marcar dos puntos. En primer lugar, que se ha pretendido confundir en forma sistemática a la opinión pública con una brutal campaña de desinformación, haciendo creer que se está debatiendo la despenalización del consumo, cuando éste se ha despenalizado desde el año 98.
En segundo término, quisiéramos traducir los términos "despenalización de la tenencia para el consumo" al lenguaje de los integrantes de nuestra red. Para nosotros significa "legalización de la venta minorista". (Aplausos.) Cada dealer saldrá a vender, en sucesivos recorridos, aquella cantidad que pueda decir que es para su uso personal.
Quisiera saltear acá, por cuestiones de tiempo, una serie de puntos que ya fueron tratados por la licenciada Valdez, de la Fundación Manantiales, con los cuales coincidimos en un ciento por ciento.
Desearía hablar ahora del debate de la droga y el eje de la discusión. Nuestra opinión sobre este asunto es que aquí se ha instalado una divisoria falsa, a saber, entre legalidad o ilegalidad de tenencia de droga para el consumo, cuando en realidad la divisoria central pasa entre los que estamos muy preocupados por el aumento de las adicciones -no sólo por el consumo de drogas ilegales sino también legales-, y los que de alguna manera no consideran que esto sea problemático. O sea, entre aquellos que subrayamos que ha bajado la percepción de riesgo de consumir marihuana, cocaína o alcoholizarse, que es grave, y quienes consideran que este es un dato de muy poca significación.
En otros términos, la divisoria de aguas hoy se establece entre los que consideramos muy preocupante que miles de jóvenes consuman grandes cantidades de alcohol en las famosas "previas", y que de ahí pasen a cócteles con psicofármacos, marihuana, etcétera, y aquellos que sostienen que esto no debe ponerse en primer plano.
En última instancia, el peligro es una construcción social, con el argumento de que siempre se consumía alcohol, que la juventud tiene que ser libre, que la marihuana no hace tan mal o que muchos chicos se alcoholizan en las "previas" y esto no significa que se transformen en alcohólicos.
Estamos ante una divisoria que literalmente va a estallar. Madres y padres de adictos venimos al Congreso a denunciar que nuestros hijos se están muriendo por la droga, y nos encontramos con los que nos responden que no hay que tener miedo a las drogas y que nada es tan grave si se toman precauciones como, por ejemplo, drogarse en grupo.
Hay que comprender que un amplio espectro de los que estamos preocupados por el avance de la droga no está a favor de la solución represiva, pero sí preocupado por las acciones del Estado y el gobierno, que están muy por debajo de las necesidades, y por el hecho de que ni siquiera se visualiza este avance de las drogas como un problema.
Los que tienen una actitud light ante la droga han logrado, por estos días, enterrar el debate en un pantano en el que tienen todas las de ganar al plantear la pregunta de si la gente está de acuerdo con penalizar al consumidor. Ante este cuestionamiento, el que se opone a los proyectos como el de los legisladores Diana Conti, Aníbal Fernández, Gil Lavedra o Donda Pérez debe reconocer que no está de acuerdo con penalizar al consumidor.
En este punto, el defensor de los proyectos presentados ataca con otra pregunta: ¿por qué se oponen, entonces, a nuestros proyectos? El crítico comienza una guerra de guerrillas de retaguardia: se permite el consumo en la vía pública, no se va a castigar al vendedor de droga si no es punible el comprador y cosas por el estilo. El defensor de estos proyectos está a sus anchas, ya que se trata de chicanas; en tanto que la división que importa se ha desplazado y se da vía libre al discurso de algunos de que la droga y el alcohol no son tanto problema.
La cuestión de contenido consiste en que un amplio sector de los que defienden la despenalización no está dispuesto a colocar en primer plano la inacción casi completa del Estado frente a la droga, el alcohol o los psicofármacos. No quieren que haya una campaña argumentada y apoyada en datos, que ponga de relieve el avance de las adicciones. No desean que nos interroguemos acerca de por qué bajó la percepción del riesgo del consumo de drogas y qué relación tiene esto con los discursos imperantes.
Si estuvieran preocupados por este fenómeno, habrían presentado proyectos de ley concretos para multiplicar el presupuesto a fin de luchar contra las adicciones, para volcar los esfuerzos de especialistas y crear mejores centros de tratamiento, y llevar a las escuelas campañas con argumentos bastante distintos de la estupidez, o quizás canallada, de decir que el problema de la droga es una construcción social. No lo hacen porque, de alguna manera, la cuestión de fondo -el aumento del consumo- los tiene sin cuidado.
Para decirlo con un caso ejemplar, la diputada Donda Pérez gasta miles de pesos en carteles para aconsejar a la juventud a que se porte mal, pero no gasta un centavo para denunciar que el Estado no hace prácticamente nada con el objeto de parar las adicciones o curar gente. Tampoco invierte un centavo para averiguar por qué ha bajado la percepción del riesgo implicado en el consumo. Ni siquiera menciona este dato. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: suscribe, en esencia, los discursos del tipo "el peligro de la droga es una construcción social".
Por todo esto, lo central que discutiríamos con Donda Pérez y otros que andan con el mismo discurso es esta despreocupación frente al drama de las adicciones que se vive en la Argentina.
La perspectiva que planteamos se basa sobre la idea de que los discursos y los encuadres ideológicos pesan en las conciencias y pueden cambiar comportamientos.
Aquellos que sostienen que todo es una construcción discursiva, al mismo tiempo quieren minimizar la incidencia que tienen ciertos discursos que se bajan por múltiples y sutiles canales en comportamientos de la gente, y en particular de los jóvenes.
Frente a esto hay que responder que las ideas también pueden transformarse en fuerza material y cambiar conductas sociales, para poner un ejemplo, las denuncias acerca de los efectos nocivos del tabaquismo y de la acción de las grandes compañías tabacaleras o la utilización de la nicotina para crear adicción en el consumidor tuvieron como resultado que bajara en muchos países el número de fumadores.
Para dar otro ejemplo, las fuerzas de izquierda y progresistas históricamente lucharon contra el alcoholismo y otras adicciones que anulaban la voluntad de lucha de los trabajadores. Por una curiosa pirueta ideológica esta tradición ahora quieren ubicarla en la derecha, algunos grupos izquierdistas posmodernos.
El problema central es qué se dice y qué se hace frente a las adicciones, pero para esto hay que dejar de mirar para otro lado, cuando avanzan las adicciones, y terminar con el discurso acomodaticio.
Por último, al poner en primer plano la preocupación por la problemática de las adicciones y cambiar el eje de la discusión penalizar no despenalizar, también se considera la denuncia de causas sociales que generan estos males desde sus entrañas, con lo cual se demuestra que la droga no libera ni cuestiona al sistema sino simplemente esclaviza y anula conciencias potencialmente críticas. Asimismo, se colocan en un primer plano las denuncias de instituciones del Estado que callan y disimulan estas cuestiones así como la inacción casi completa de gobiernos, aparatos judiciales, policiales, etcétera, que parecieran estar infestados de personajes que hacen negocios con la droga y, en general, con las adicciones.
Esta gente está muy interesada en que las fuerzas de quienes estamos genuinamente preocupados por las drogas y las adicciones, las madres y los padres de los chicos adictos en primer lugar, nos desgastemos tratando de responder la pregunta: "¿Usted está de acuerdo o no en penalizar al consumidor?, evadiendo ir al fondo del asunto.
Por último, quiero tomar la imagen del libro utilizada por el padre "Pepe" Di Paola y el obispo Lozano para decir que hubiéramos preferido que aquellos que se están ocupando de escribir las últimas páginas del libro se hubieran dedicado a escribir y a hacer que se cumplan las primeras. Nada más. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos a exponer a dos madres contra el "paco": las señoras María Isabel Rego y Gloria Martínez.
SRA. REGO Buenas tardes a todos. Agradezco al presidente de la comisión que nos ha convocado a este debate.
Quiero decir, en primera instancia, que estoy muy nerviosa, pero que soy una madre que se puso el pañuelo negro pidiendo políticas públicas, hace muchos años, en la Plaza de Mayo. Junto con otras compañeras nos fuimos adhiriendo y hemos levantando la bandera de nuestros hijos por la vida. La asociación civil se llama Madres Guiando la Vida; ayudamos a chicos que tienen problemas, que eran consumidores abusivos -como dicen acá- y que, además, necesitan ayuda.
Quiero contarles que yo empecé en la asociación, porque particularmente pasé con mi hijo por este tema y sé lo que sufre una madre y una familia; cómo la droga disgrega un hogar cuando entra.
Por otro lado, este debate me parece sumamente emocionante, yo jamás había estado en uno, y creo que es histórico que se hable acá de los temas que venimos tratando.
Yo he hablado con muchos chicos, pero siento que nosotros, sobre todo las madres, estamos en una situación despareja.
Hay chicos muy cultos, muy respetuosos, casi todos universitarios, que hablan de tener su autocultivo, la plantita y todo lo demás. Nosotras queremos que se trate algo mucho más profundo en este debate, que es la vida de nuestros hijos, porque la droga los está matando. Empiezan casi siempre con el alcohol, que es una droga legal, siguen con la marihuana y terminan con el "paco".
Estamos de acuerdo con que no se penalice, porque ninguna madre que se tilde de tal, por más que sea buena o mala, no debe querer que su hijo vaya preso o detenido a causa de que le encontraron un porro.
¿Quién va a controlar todo eso? Si, hoy por hoy, yo puedo pararme en un colegio a vender porros y decir que es para consumo personal, y no me van a llevar. En eso disiento con algunos chicos, porque nosotros trabajamos en el terreno, en los barrios más vulnerables y más pobres, metemos los pies en el barro, y no conocemos ningún chico que esté detenido por motivo de tenencia. Es más, la policía les dice: "Che, guacho, dame eso. Andá, tomátelas", y se lo meten en el bolsillo. Hablo con las palabras del mundo real, las de los pibes que se drogan ahí afuera.
Acá se habló mucho de la igualdad. Lo que hay que ver es a qué se llama igualdad, porque afuera tengo padres esperando para internar a sus hijos. Eso no es igualdad; eso es tristeza, dolor, ver que día a día se están muriendo y no se los puede internar, porque son sujetos de derecho y tienen que tomar solos la decisión de internarse.
Como madre me pregunto: ¿tengo que dejar morir a mi hijo, porque es un sujeto de derecho, tal como establece la ley de salud mental? ¿Él tiene que tomar la decisión de si se quiere matar, porque tiene 18 años? No escuchen sólo mi relato, señores diputados, sino también a las demás madres que estamos pidiendo por la vida. Esto va a ser un genocidio.
Por otro lado, el artículo 19 de la Constitución Nacional habla de la privacidad. En 1989 trataron la ley 20.771, y anoche leí un montón de cosas para estar aquí presente y poder improvisar. En aquella oportunidad, un señor diputado decía: "Una interpretación funcional, constitutiva y armónica del pensamiento del artículo 19 de la Constitución lleva a la conclusión de que el derecho a la privacidad no puede obligar a nuestra comunidad a aceptar conductas aberrantes desde el punto de vista social.
"Indudablemente, el derecho a la libertad tiene en cuenta fundamentalmente la dignidad del hombre, que esté unida a las cualidades de racionalidad, autonomía y que esas cualidades no se dan en el consumidor abusivo.
"En consecuencia, pretender fundar la inconstitucionalidad de la norma en función del derecho de privacidad sería como preservar la esclavitud en nombre de la libertad."
Se habla de uso, abuso y dependencia. Yo estoy hablando de los dependientes.
Entonces, esto tiene que ver con la vida, y por eso pido a los señores diputados que el tema se amplíe, como se dijo, y se haga un plan nacional de drogas, que está pendiente desde hace muchos años. Está pendiente por nuestros hijos y por el futuro de los chicos que vendrán. Muchas gracias. (Aplausos.)
Quiero decir, en primera instancia, que estoy muy nerviosa, pero que soy una madre que se puso el pañuelo negro pidiendo políticas públicas, hace muchos años, en la Plaza de Mayo. Junto con otras compañeras nos fuimos adhiriendo y hemos levantando la bandera de nuestros hijos por la vida. La asociación civil se llama Madres Guiando la Vida; ayudamos a chicos que tienen problemas, que eran consumidores abusivos -como dicen acá- y que, además, necesitan ayuda.
Quiero contarles que yo empecé en la asociación, porque particularmente pasé con mi hijo por este tema y sé lo que sufre una madre y una familia; cómo la droga disgrega un hogar cuando entra.
Por otro lado, este debate me parece sumamente emocionante, yo jamás había estado en uno, y creo que es histórico que se hable acá de los temas que venimos tratando.
Yo he hablado con muchos chicos, pero siento que nosotros, sobre todo las madres, estamos en una situación despareja.
Hay chicos muy cultos, muy respetuosos, casi todos universitarios, que hablan de tener su autocultivo, la plantita y todo lo demás. Nosotras queremos que se trate algo mucho más profundo en este debate, que es la vida de nuestros hijos, porque la droga los está matando. Empiezan casi siempre con el alcohol, que es una droga legal, siguen con la marihuana y terminan con el "paco".
Estamos de acuerdo con que no se penalice, porque ninguna madre que se tilde de tal, por más que sea buena o mala, no debe querer que su hijo vaya preso o detenido a causa de que le encontraron un porro.
¿Quién va a controlar todo eso? Si, hoy por hoy, yo puedo pararme en un colegio a vender porros y decir que es para consumo personal, y no me van a llevar. En eso disiento con algunos chicos, porque nosotros trabajamos en el terreno, en los barrios más vulnerables y más pobres, metemos los pies en el barro, y no conocemos ningún chico que esté detenido por motivo de tenencia. Es más, la policía les dice: "Che, guacho, dame eso. Andá, tomátelas", y se lo meten en el bolsillo. Hablo con las palabras del mundo real, las de los pibes que se drogan ahí afuera.
Acá se habló mucho de la igualdad. Lo que hay que ver es a qué se llama igualdad, porque afuera tengo padres esperando para internar a sus hijos. Eso no es igualdad; eso es tristeza, dolor, ver que día a día se están muriendo y no se los puede internar, porque son sujetos de derecho y tienen que tomar solos la decisión de internarse.
Como madre me pregunto: ¿tengo que dejar morir a mi hijo, porque es un sujeto de derecho, tal como establece la ley de salud mental? ¿Él tiene que tomar la decisión de si se quiere matar, porque tiene 18 años? No escuchen sólo mi relato, señores diputados, sino también a las demás madres que estamos pidiendo por la vida. Esto va a ser un genocidio.
Por otro lado, el artículo 19 de la Constitución Nacional habla de la privacidad. En 1989 trataron la ley 20.771, y anoche leí un montón de cosas para estar aquí presente y poder improvisar. En aquella oportunidad, un señor diputado decía: "Una interpretación funcional, constitutiva y armónica del pensamiento del artículo 19 de la Constitución lleva a la conclusión de que el derecho a la privacidad no puede obligar a nuestra comunidad a aceptar conductas aberrantes desde el punto de vista social.
"Indudablemente, el derecho a la libertad tiene en cuenta fundamentalmente la dignidad del hombre, que esté unida a las cualidades de racionalidad, autonomía y que esas cualidades no se dan en el consumidor abusivo.
"En consecuencia, pretender fundar la inconstitucionalidad de la norma en función del derecho de privacidad sería como preservar la esclavitud en nombre de la libertad."
Se habla de uso, abuso y dependencia. Yo estoy hablando de los dependientes.
Entonces, esto tiene que ver con la vida, y por eso pido a los señores diputados que el tema se amplíe, como se dijo, y se haga un plan nacional de drogas, que está pendiente desde hace muchos años. Está pendiente por nuestros hijos y por el futuro de los chicos que vendrán. Muchas gracias. (Aplausos.)
SRA. MARTÍNEZ Represento a la Asociación Civil "Honrando la Vida". Somos miembros, a nivel internacional, de "Un mundo sin droga", realizando campañas de prevención en todo lo que tiene que ver con sustancias adictivas, campañas que lamentablemente no vemos acá.
Por las cosas que hemos escuchado, con la compañera nos preguntábamos qué era lo que realmente íbamos a decir hoy. Simplemente, creo que podría hacer una propuesta a muchos de los que están presentes, a los señores diputados: súbanse a un micro y recorran los barrios, desde Jujuy hasta Ushuaia, para saber lo que es la libertad individual. Como madre, yo otorgo a mi hijo la libertad individual, pero no lo hago bajo el consumo.
A muchos de los que están acá quiero decirles que si esto se hace realidad, las madres hemos decidido llevar a los adictos a sus casas o a la puerta del Congreso, para ver cómo pueden controlarlos y qué solución van a darles en materia de salud.
La otra vez escuché al padre, en la televisión, diciendo: "Empecemos por el caño y no por la canilla, porque si no arreglamos el caño se va a producir un desagüe total". Lo que se está proponiendo acá es destruir lo que queda: una generación más.
Nosotros hemos presentado un documento acompañando a las compañeras del interior del país -lamentablemente, a muy pocas se les ha permitido hablar- para que se sepa la realidad del consumo de la marihuana y del libre cultivo.
Venimos a solicitar que se consideren las necesidades de todos los afectados por el consumo de sustancias, tanto legales como ilegales. Somos una ONG social que, en este ámbito, intenta batallar día a día contra el deterioro y la muerte de niños, jóvenes y adultos con libertad individual, trabajando en conjunto con otras ONG de la Capital Federal, de la provincia de Buenos Aires y otras provincias del interior del país.
Es así que les traemos el sentido de la sociedad, porque con todos estos grupos hemos estado en la Plaza de Mayo, hemos recolectado firmas y sabemos lo que piensa la ciudadanía respecto de los proyectos en tratamiento y de la ciencia que los asiste a la hora de considerar el consumo de sustancias adictivas como una acción que no afecta a terceros.
Consideramos a un Estado que no puede resguardar y no cuenta con un presupuesto para una alternativa de tratamiento de trascendencia, desde salud, en virtud de las consecuencias sufridas por un consumidor.
Pensamos que el contexto familiar no tiene las herramientas para sustentar y consentir el consumo de un hijo o hija adictos, ante su deterioro como persona.
El conflicto social con la exclusión, las necesidades económicas y la falta de empleo, que muchas veces lleva a la delincuencia, producen inseguridad.
El contexto educativo no cuenta con la infraestructura ni la capacitación, como medidas concretas o programas de prevención.
El usuario, al reconocer su adicción y dependencia, fijándola en un ámbito que lo condiciona, no sólo no puede desarrollarse en su vida personal sino que se expone a situaciones de riesgo y expone a otros, con los cuales se cruza perdiendo su libertad individual.
En dicho proyecto no tenemos asegurado nuestros derechos y libertades fundamentales como sociedad: el derecho a una vida plena, una salud preventiva, una prevención educativa, el desarrollo de nuestros niños y jóvenes de un pensamiento crítico, que les posibilite alcanzar la autonomía necesaria para hablar de libertad y de verdaderas elecciones con la información adecuada sobre las consecuencias y la responsabilidad, sobre toda sustancia. Muchas gracias. (Aplausos.)
Por las cosas que hemos escuchado, con la compañera nos preguntábamos qué era lo que realmente íbamos a decir hoy. Simplemente, creo que podría hacer una propuesta a muchos de los que están presentes, a los señores diputados: súbanse a un micro y recorran los barrios, desde Jujuy hasta Ushuaia, para saber lo que es la libertad individual. Como madre, yo otorgo a mi hijo la libertad individual, pero no lo hago bajo el consumo.
A muchos de los que están acá quiero decirles que si esto se hace realidad, las madres hemos decidido llevar a los adictos a sus casas o a la puerta del Congreso, para ver cómo pueden controlarlos y qué solución van a darles en materia de salud.
La otra vez escuché al padre, en la televisión, diciendo: "Empecemos por el caño y no por la canilla, porque si no arreglamos el caño se va a producir un desagüe total". Lo que se está proponiendo acá es destruir lo que queda: una generación más.
Nosotros hemos presentado un documento acompañando a las compañeras del interior del país -lamentablemente, a muy pocas se les ha permitido hablar- para que se sepa la realidad del consumo de la marihuana y del libre cultivo.
Venimos a solicitar que se consideren las necesidades de todos los afectados por el consumo de sustancias, tanto legales como ilegales. Somos una ONG social que, en este ámbito, intenta batallar día a día contra el deterioro y la muerte de niños, jóvenes y adultos con libertad individual, trabajando en conjunto con otras ONG de la Capital Federal, de la provincia de Buenos Aires y otras provincias del interior del país.
Es así que les traemos el sentido de la sociedad, porque con todos estos grupos hemos estado en la Plaza de Mayo, hemos recolectado firmas y sabemos lo que piensa la ciudadanía respecto de los proyectos en tratamiento y de la ciencia que los asiste a la hora de considerar el consumo de sustancias adictivas como una acción que no afecta a terceros.
Consideramos a un Estado que no puede resguardar y no cuenta con un presupuesto para una alternativa de tratamiento de trascendencia, desde salud, en virtud de las consecuencias sufridas por un consumidor.
Pensamos que el contexto familiar no tiene las herramientas para sustentar y consentir el consumo de un hijo o hija adictos, ante su deterioro como persona.
El conflicto social con la exclusión, las necesidades económicas y la falta de empleo, que muchas veces lleva a la delincuencia, producen inseguridad.
El contexto educativo no cuenta con la infraestructura ni la capacitación, como medidas concretas o programas de prevención.
El usuario, al reconocer su adicción y dependencia, fijándola en un ámbito que lo condiciona, no sólo no puede desarrollarse en su vida personal sino que se expone a situaciones de riesgo y expone a otros, con los cuales se cruza perdiendo su libertad individual.
En dicho proyecto no tenemos asegurado nuestros derechos y libertades fundamentales como sociedad: el derecho a una vida plena, una salud preventiva, una prevención educativa, el desarrollo de nuestros niños y jóvenes de un pensamiento crítico, que les posibilite alcanzar la autonomía necesaria para hablar de libertad y de verdaderas elecciones con la información adecuada sobre las consecuencias y la responsabilidad, sobre toda sustancia. Muchas gracias. (Aplausos.)
SR. AMADEO Asumiendo que existe consenso en el sentido de que es malo criminalizar a una persona, meterla presa como en el caso Arriola, porque tenía dos porros en el bolsillo, una de las cosas que más me preocupa de este proyecto es el día después.
Me imagino una tapa de diario diciendo que ahora es legal. Esto es un problema muy complejo, porque científicamente no cabe ninguna duda de que hay una relación directa entre la reducción de la percepción del daño y el aumento de consumo.
El consumo de marihuana aumentó 180 por ciento entre 2005 y 2010, y la percepción de que no hace daño aumentó de igual manera. Lo contrario pasa con el "paco"; el "paco" baja un poquito, porque la gente piensa que es malo. Lo mismo sucede con el tabaco: se fuma menos, porque produce cáncer.
La pregunta a las madres es cómo viven ustedes esta decodificación de los mensajes. En las anteriores reuniones de estas comisiones se aplaudió a cuatro manos el tema de la ley de salud mental. Este tema de la voluntad individual destruida es francamente terrible, porque además manda a la persona a la muerte para defender un principio.
En síntesis, ¿cómo viven ustedes el tema de la decodificación del mensaje? ¿Qué más pueden agregar sobre el artículo 5° de la ley de salud mental?
Me imagino una tapa de diario diciendo que ahora es legal. Esto es un problema muy complejo, porque científicamente no cabe ninguna duda de que hay una relación directa entre la reducción de la percepción del daño y el aumento de consumo.
El consumo de marihuana aumentó 180 por ciento entre 2005 y 2010, y la percepción de que no hace daño aumentó de igual manera. Lo contrario pasa con el "paco"; el "paco" baja un poquito, porque la gente piensa que es malo. Lo mismo sucede con el tabaco: se fuma menos, porque produce cáncer.
La pregunta a las madres es cómo viven ustedes esta decodificación de los mensajes. En las anteriores reuniones de estas comisiones se aplaudió a cuatro manos el tema de la ley de salud mental. Este tema de la voluntad individual destruida es francamente terrible, porque además manda a la persona a la muerte para defender un principio.
En síntesis, ¿cómo viven ustedes el tema de la decodificación del mensaje? ¿Qué más pueden agregar sobre el artículo 5° de la ley de salud mental?
SRA. REGO El mensaje es grave. Como dice usted, señor diputado, ahora bajó el "paco" y ya no se fuma tanto, porque es malo.
También se escucha, en la televisión, hablar sobre despenalización. Los chicos dicen "ah, vamos, despenalizamos el tema de la marihuana". Esto es un aspecto grave para los pibes, en el mensaje que se da. Hay un montón de gente que hoy está dentro de su casa y no sabe lo que estamos hablando acá, y se naturaliza algo que no es natural.
En cuanto a la ley de salud mental, también es grave, porque el individuo, el consumidor compulsivo o abusivo, jurídicamente es un sujeto de derecho. Nosotras estuvimos con la doctora Argibay, que una vez en la Legislatura nos dijo "a partir de los 18 años si un chico se quiere tirar de un edificio, que se tire y se mate". Esas fueron sus palabras textuales; como madres, no lo podíamos creer.
Es terrible, porque nos vienen a ver madres con chicos con años de consumo. Hoy la Argentina quiere esconder esos casos, y no sé por qué; pero los hay, y tenemos que hacernos cargo de que hay generaciones con la cabeza limada, o como quieran llamarlo, que hoy están viviendo y articulando con nosotros. Salvo que la intención sea ponerlos contra una pared y matarlos. No es lo que nosotros queremos, pero da esa sensación. A veces pensamos que los están dejando morir.
Esto tiene que ver con la ley de salud mental, porque dice que es un sujeto de derecho; pero, generalmente, el adicto compulsivo no quiere apoyo, te pide ayuda un día y al otro, se escapa y no lo encontrás, te destroza la casa y no lo podés agarrar.
Entonces, ¿de qué me están hablando cuando dicen que van a salvarlo en la ley de salud mental o ponerlo en un psiquiátrico? El que tiene obra social dura tres meses en un psiquiátrico, sale nuevamente, y la madre tiene que luchar otra vez para ver dónde pone al chico. De eso hablo cuando digo qué vamos a hacer con estas generaciones, dónde las vamos a instalar. Por eso hablé de la aberración de "vamos a matarlos o dejarlos morir" Para el caso, hoy en la Argentina, esto es lo mismo, y es lo que no está naturalizado.
También se escucha, en la televisión, hablar sobre despenalización. Los chicos dicen "ah, vamos, despenalizamos el tema de la marihuana". Esto es un aspecto grave para los pibes, en el mensaje que se da. Hay un montón de gente que hoy está dentro de su casa y no sabe lo que estamos hablando acá, y se naturaliza algo que no es natural.
En cuanto a la ley de salud mental, también es grave, porque el individuo, el consumidor compulsivo o abusivo, jurídicamente es un sujeto de derecho. Nosotras estuvimos con la doctora Argibay, que una vez en la Legislatura nos dijo "a partir de los 18 años si un chico se quiere tirar de un edificio, que se tire y se mate". Esas fueron sus palabras textuales; como madres, no lo podíamos creer.
Es terrible, porque nos vienen a ver madres con chicos con años de consumo. Hoy la Argentina quiere esconder esos casos, y no sé por qué; pero los hay, y tenemos que hacernos cargo de que hay generaciones con la cabeza limada, o como quieran llamarlo, que hoy están viviendo y articulando con nosotros. Salvo que la intención sea ponerlos contra una pared y matarlos. No es lo que nosotros queremos, pero da esa sensación. A veces pensamos que los están dejando morir.
Esto tiene que ver con la ley de salud mental, porque dice que es un sujeto de derecho; pero, generalmente, el adicto compulsivo no quiere apoyo, te pide ayuda un día y al otro, se escapa y no lo encontrás, te destroza la casa y no lo podés agarrar.
Entonces, ¿de qué me están hablando cuando dicen que van a salvarlo en la ley de salud mental o ponerlo en un psiquiátrico? El que tiene obra social dura tres meses en un psiquiátrico, sale nuevamente, y la madre tiene que luchar otra vez para ver dónde pone al chico. De eso hablo cuando digo qué vamos a hacer con estas generaciones, dónde las vamos a instalar. Por eso hablé de la aberración de "vamos a matarlos o dejarlos morir" Para el caso, hoy en la Argentina, esto es lo mismo, y es lo que no está naturalizado.
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la señora diputada Schmidt Liermann.
SRA. SCHMIDT LIERMANN Quiero retomar lo que quedó pendiente respecto de la propuesta de las diputadas Bullrich y Donda Pérez en el sentido de consensuar y trabajar sobre un proyecto que sea inclusivo y tenga un plan de prevención.
Me permito realizar una invitación a los miembros de la Comisión de Acción Social y Salud Pública para debatir este punto, porque justamente el tema que estamos tratando, por lo que venimos escuchando, es directamente proporcional a la importancia que tiene en ésta comisión y en la de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico.
Me permito realizar una invitación a los miembros de la Comisión de Acción Social y Salud Pública para debatir este punto, porque justamente el tema que estamos tratando, por lo que venimos escuchando, es directamente proporcional a la importancia que tiene en ésta comisión y en la de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico.
SR. PRESIDENTE FIAD No tenemos suficientes diputados para consensuar las propuestas. Hablaremos y estaremos en contacto durante esta semana para ver cuál es el paso siguiente.
SRA. BULLRICH Sería bueno que, como presidente de la comisión, vaya tanteando qué pasa con los demás bloques, porque en esta reunión hemos visto muy pocos diputados del partido oficialista. Entonces, tampoco vayamos a generar toda una expectativa de tratamiento de un proyecto y un trabajo que, en realidad, es una puesta en escena. Da la sensación de que las cosas, de golpe, comienzan y hay quienes desaparecen. Si usted puede, señor presidente, le sugiero que hable con los presidentes de las demás comisiones para ver si efectivamente hay una decisión de tratamiento, porque no lo advierto.
SR. PRESIDENTE FIAD Ya hemos hecho sondeos y vamos a reunirnos mañana o pasado. Voy a tener al tanto de lo que sucede a los miembros de la comisión.
Tiene la palabra la señora Martínez.
Tiene la palabra la señora Martínez.
SRA. MARTÍNEZ Los grupos de madres y organizaciones sociales que trabajamos en este tema pedimos, porque ya no podemos exigir, que seamos participantes de toda decisión que se tome, que nos escuchen no solamente dos o tres diputados. Queremos que todos los bloques nos escuchen y conozcan nuestro pensamiento, porque no queremos seguir diciendo que todo queda debajo de la alfombra. Gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Invitamos a las señoras Alicia Romero y Marta Gómez, dos madres contra el "paco", para cerrar la lista de expositores. Luego los diputados haremos algunas consideraciones. Muchas gracias por venir.
SRA. ROMERO A los que quedaron, gracias por escucharnos.
Creo que acá hay una cosa sobre la que tendríamos que hablar: el amor y el respeto hacia el otro. Cada uno de estos pibes pueden ser nuestros hijos y nosotros tenemos que pensar en función de eso, qué queremos para nuestros hijos.
Considero que todos los pibes son importantes para esta sociedad, sean dependientes, abusadores, usuarios de drogas, todos tienen un nombre, un apellido, una vida, y a nosotras, las madres, también nos pasan cosas. Cuando descubrimos o sabemos que le pasan cosas a un hijo, también tenemos que hacernos cargo y ser responsables; tenemos que ver qué pasó hasta ese momento, porque a veces nos encontramos con mamás que dicen: "hace cinco, seis o siete años que consume", pero ¿dónde estuvimos nosotros?
Hagámonos responsables de este tema también, hablemos de estas cosas.
Si un chico consume distintas sustancias, es porque le pasaron cosas, y generalmente hay conflictos previos al consumo. Le falta amor, cariño, que lo escuchemos. Necesitamos que se vincule, que vaya al colegio o ver por qué no va, y si come todos los días. Hemos tenido casos de chicos que han fumado un cigarrillo -no un porro- y que fueron expulsados. Esto creo que todos lo habrán escuchado alguna vez. La escuela tiene que empezar a hablar de prevención y saber qué hacer.
Tenemos que hablar de la información, que no tiene que estar secuestrada por unas pocas organizaciones sino que tiene que ser para todo el mundo. Todos deben saber a dónde ir, qué hacer. Necesitamos protocolos de salud.
Estoy a favor de la despenalización. Hablar de este tema es también hablar de prejuicios, de la falta de derecho de nuestros pibes, y del papel que cumple la policía en nuestros barrios. Todo el mundo sabe lo que hace la policía cuando ve a un chico que está fumando o en una actitud sospechosa. Lo lleva para identificación, y en muchos casos los chicos no tienen documentos. Entonces, se estigmatiza mucho más y se los pone en un lugar de delincuentes.
Nuestros pibes no son delincuentes. Están sufriendo y tienen una problemática no solamente personal sino también familiar y social. Los vecinos estamos autoconvocados, pero en los barrios se pide que venga la policía y levante a los pibes de la esquina. Son pibes nuestros, que seguramente en nuestros barrios todos conocemos y sabemos quiénes son. Tenemos que hacernos responsables de hablar con cada una de esas mamás, porque seguramente la conocemos. Tenemos que hacer un trabajo barrial y de vinculación, no echarnos las culpas. Estamos a la defensiva de los pibes, que son peligrosos, pero están en peligro todo el tiempo, porque son usados para repartir y fraccionar.
Cuando desaparecen los pibes de nuestros barrios, ¿dónde están? Están con las redes del narcotráfico. Hay que hablar de las redes del narcotráfico. Tenemos que pensar si penalizamos a los pibes o si les damos asistencia. ¿Los penalizamos y los metemos presos? ¿Eso nos da la seguridad de que estarán bien? Algunas madres prefieren que estén presos antes de que estén consumiendo "paco" en la calle. Hay mucha falta de información.
Tenemos que hablar de los presupuestos que se manejan. ¿Quién se lleva la tajada más importante? Las comunidades terapéuticas y los tratamientos mediante ONG que el Estado beca, y las obras sociales muchas veces no se hacen cargo.
¿Qué pasa si el chico tiene otra enfermedad dual, trial, HIV o relacionada con la salud mental? Hay que ver si la obra social se hace cargo.
El Estado está, pero también tenemos que pensar en qué condiciones se atiende y debemos pedir un protocolo de tratamiento. No es lo mismo atender a un chico que consume "paco" que a un consumidor circunstancial. Hay que ver en qué grado está cada uno y no considerar al pibe como un delincuente, penalizándolo y utilizando a la policía.
Ayer estuve en una campaña nacional sobre violencia institucional. Los que mueren son los pibes nuestros, los pibes pobres, esos pibes para los cuales nadie va a hacer una marcha, como lo dijo recién Victoria.
Hay poca gente en el barrio que diga: "pobre pibe, vamos a hacer una marcha por él", sino que dicen: "ah, por algo será; algo habrá hecho". Todas estas cosas están en el imaginario todo el tiempo. Yo trabajo con los pibes y con las madres, y creo que tenemos que empezar a pensar en el respeto y en el amor hacia el otro.
Nuestra organización es abierta; toda nuestra información y nuestro recorrido hasta acá lo hemos brindado a todas las madres y a todos los que vienen a pedirlo. Esto no tiene que ser cautivo de mi organización sino que tiene que estar a favor de todos. Todo el mundo tiene que disponer de esa información para poder ayudar a otros, y eso es lo que vamos a hacer.
Cuando una madre se acerca a nosotros, lo único que le pedimos es que trate de ayudar a otra mamá, y así vamos construyendo.
De nuestro pasado puedo decirles que nosotros pusimos en la agenda política todos estos temas. Lo hicimos cuando nadie hablaba de esto y solamente las organizaciones trabajábamos en prevención.
Nosotros tenemos un comedor comunitario, ofrecemos copa de leche, brindamos apoyo escolar y promovemos actividades deportivas con los jóvenes. Eso lo seguimos haciendo, pero alguien tenía que empezar a hablar de estas cosas, y eso nos ha costado.
Con Marta, a pesar de que no nos conocíamos, en 2007 hicimos el "Primer Encuentro Latinoamericano sobre Riesgo Social; la Pasta Base de Cocaína", en Uruguay. A partir de ahí hemos tratado de construir, cada una, desde su lugar, y coincidimos y seguimos coincidiendo con esta mirada de los derechos humanos.
Los pibes son nuestros. Son el presente y el futuro. No los miremos como delincuentes. No queremos más que la policía utilice su tiempo para ir a identificar a los pibes y llevárselos. Eso no lo queremos nunca más. Muchas gracias. (Aplausos.)
Creo que acá hay una cosa sobre la que tendríamos que hablar: el amor y el respeto hacia el otro. Cada uno de estos pibes pueden ser nuestros hijos y nosotros tenemos que pensar en función de eso, qué queremos para nuestros hijos.
Considero que todos los pibes son importantes para esta sociedad, sean dependientes, abusadores, usuarios de drogas, todos tienen un nombre, un apellido, una vida, y a nosotras, las madres, también nos pasan cosas. Cuando descubrimos o sabemos que le pasan cosas a un hijo, también tenemos que hacernos cargo y ser responsables; tenemos que ver qué pasó hasta ese momento, porque a veces nos encontramos con mamás que dicen: "hace cinco, seis o siete años que consume", pero ¿dónde estuvimos nosotros?
Hagámonos responsables de este tema también, hablemos de estas cosas.
Si un chico consume distintas sustancias, es porque le pasaron cosas, y generalmente hay conflictos previos al consumo. Le falta amor, cariño, que lo escuchemos. Necesitamos que se vincule, que vaya al colegio o ver por qué no va, y si come todos los días. Hemos tenido casos de chicos que han fumado un cigarrillo -no un porro- y que fueron expulsados. Esto creo que todos lo habrán escuchado alguna vez. La escuela tiene que empezar a hablar de prevención y saber qué hacer.
Tenemos que hablar de la información, que no tiene que estar secuestrada por unas pocas organizaciones sino que tiene que ser para todo el mundo. Todos deben saber a dónde ir, qué hacer. Necesitamos protocolos de salud.
Estoy a favor de la despenalización. Hablar de este tema es también hablar de prejuicios, de la falta de derecho de nuestros pibes, y del papel que cumple la policía en nuestros barrios. Todo el mundo sabe lo que hace la policía cuando ve a un chico que está fumando o en una actitud sospechosa. Lo lleva para identificación, y en muchos casos los chicos no tienen documentos. Entonces, se estigmatiza mucho más y se los pone en un lugar de delincuentes.
Nuestros pibes no son delincuentes. Están sufriendo y tienen una problemática no solamente personal sino también familiar y social. Los vecinos estamos autoconvocados, pero en los barrios se pide que venga la policía y levante a los pibes de la esquina. Son pibes nuestros, que seguramente en nuestros barrios todos conocemos y sabemos quiénes son. Tenemos que hacernos responsables de hablar con cada una de esas mamás, porque seguramente la conocemos. Tenemos que hacer un trabajo barrial y de vinculación, no echarnos las culpas. Estamos a la defensiva de los pibes, que son peligrosos, pero están en peligro todo el tiempo, porque son usados para repartir y fraccionar.
Cuando desaparecen los pibes de nuestros barrios, ¿dónde están? Están con las redes del narcotráfico. Hay que hablar de las redes del narcotráfico. Tenemos que pensar si penalizamos a los pibes o si les damos asistencia. ¿Los penalizamos y los metemos presos? ¿Eso nos da la seguridad de que estarán bien? Algunas madres prefieren que estén presos antes de que estén consumiendo "paco" en la calle. Hay mucha falta de información.
Tenemos que hablar de los presupuestos que se manejan. ¿Quién se lleva la tajada más importante? Las comunidades terapéuticas y los tratamientos mediante ONG que el Estado beca, y las obras sociales muchas veces no se hacen cargo.
¿Qué pasa si el chico tiene otra enfermedad dual, trial, HIV o relacionada con la salud mental? Hay que ver si la obra social se hace cargo.
El Estado está, pero también tenemos que pensar en qué condiciones se atiende y debemos pedir un protocolo de tratamiento. No es lo mismo atender a un chico que consume "paco" que a un consumidor circunstancial. Hay que ver en qué grado está cada uno y no considerar al pibe como un delincuente, penalizándolo y utilizando a la policía.
Ayer estuve en una campaña nacional sobre violencia institucional. Los que mueren son los pibes nuestros, los pibes pobres, esos pibes para los cuales nadie va a hacer una marcha, como lo dijo recién Victoria.
Hay poca gente en el barrio que diga: "pobre pibe, vamos a hacer una marcha por él", sino que dicen: "ah, por algo será; algo habrá hecho". Todas estas cosas están en el imaginario todo el tiempo. Yo trabajo con los pibes y con las madres, y creo que tenemos que empezar a pensar en el respeto y en el amor hacia el otro.
Nuestra organización es abierta; toda nuestra información y nuestro recorrido hasta acá lo hemos brindado a todas las madres y a todos los que vienen a pedirlo. Esto no tiene que ser cautivo de mi organización sino que tiene que estar a favor de todos. Todo el mundo tiene que disponer de esa información para poder ayudar a otros, y eso es lo que vamos a hacer.
Cuando una madre se acerca a nosotros, lo único que le pedimos es que trate de ayudar a otra mamá, y así vamos construyendo.
De nuestro pasado puedo decirles que nosotros pusimos en la agenda política todos estos temas. Lo hicimos cuando nadie hablaba de esto y solamente las organizaciones trabajábamos en prevención.
Nosotros tenemos un comedor comunitario, ofrecemos copa de leche, brindamos apoyo escolar y promovemos actividades deportivas con los jóvenes. Eso lo seguimos haciendo, pero alguien tenía que empezar a hablar de estas cosas, y eso nos ha costado.
Con Marta, a pesar de que no nos conocíamos, en 2007 hicimos el "Primer Encuentro Latinoamericano sobre Riesgo Social; la Pasta Base de Cocaína", en Uruguay. A partir de ahí hemos tratado de construir, cada una, desde su lugar, y coincidimos y seguimos coincidiendo con esta mirada de los derechos humanos.
Los pibes son nuestros. Son el presente y el futuro. No los miremos como delincuentes. No queremos más que la policía utilice su tiempo para ir a identificar a los pibes y llevárselos. Eso no lo queremos nunca más. Muchas gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Tiene la palabra la señora Marta Gómez.
SRA. GÓMEZ Buenas tardes a todos. Gracias por esta invitación y por la posibilidad que nos dan de compartir nuestra experiencia de trabajo territorial dentro de las organizaciones, que para nosotros es muy importante.
Soy madre de un hijo adicto. La situación por la que pasábamos junto con otras madres nos llevó a armarnos y a construir una herramienta de trabajo para lograr la inclusión de nuestros hijos.
Soy de La Boca. Esto empezó allá por finales de 2005. Como decía Alicia, pudimos poner la problemática en una agenda política de la ciudad y en una agenda política a nivel nacional, y el encuentro fue latinoamericano, en Uruguay.
Después se hizo un encuentro nacional en el Hotel Bauen, antes de tener a Cristina en nuestro comedor con más de sesenta madres explicándole la problemática que nosotros sufríamos en los territorios, de la cual se hizo eco.
Hoy agradecemos, porque en realidad no dejó en ningún momento de decirnos que iba a ser un instrumento para que esto empiece a trabajarse en todos los barrios, con cada madre.
A raíz de estos encuentros, nosotras tratábamos de involucrarnos en los barrios, así cuando surgía el problema ya teníamos más o menos avanzado el programa dentro de nuestros territorios. Entonces, aprovechábamos para ir organizando a las madres para que puedan pedir las soluciones inmediatas cuando se les presentaba el problema.
Cuando empezamos con esto éramos bomberos. Comenzamos por un problema de nuestros hijos y esto nos estalló en la mano. Fuimos construyendo esto empíricamente, y hoy podemos decir que tenemos encuentros y congresos realizados en Uruguay y en casi todas las provincias, y lo más rico es que pudimos armar una red a nivel nacional donde fuimos construyendo este trabajo empírico con las otras madres.
Gracias a Dios, hoy mi hijo está bien y es padre de una nena que va a cumplir 3 años. El "paco" no es la muerte si nosotros trabajamos el riesgo social. Podemos decir que sacamos del "paco" a más de quince pibes, con trabajo genuino, y algunos incluso trabajan en el Estado de la ciudad, en el Sistema de Atención Médica de Emergencia identificado con el número 107. Sí se puede salir.
Estamos de acuerdo con la despenalización del consumo, porque fuimos una de las primeras, allá por 2007, en reunimos con el Comité Científico, Aníbal Fernández y varios jueces, y les contamos que nos llevaban a los pibes por dos porros, los judicializaban y nos dejaban la rabia instalada de no poder hacer nada, porque si los pibes no tenían trabajo antes, mucho menos lo iban a conseguir después de eso. Ese fue el puntapié inicial.
Hay un recorte en un diario de 2007 en el que salió el doctor Aníbal Fernández diciendo que las madres están de acuerdo con esto, y hoy seguimos y decimos que sí estamos de acuerdo en la reducción del daño. Concordamos también con esta petición de que en los hospitales exista la atención adecuada, en tiempo y forma, para nuestros chicos.
Todavía no tenemos estadísticas por el "paco". Las hay para problemas pulmonares, taquicardia, tuberculosis, pero por el "paco", no. Lo que nosotros queremos instalar es el trabajo de prevención en los colegios y dar una mejor calidad de vida a nuestros hijos. Sí por la vida; no por la muerte. Muchas Gracias. (Aplausos.)
Soy madre de un hijo adicto. La situación por la que pasábamos junto con otras madres nos llevó a armarnos y a construir una herramienta de trabajo para lograr la inclusión de nuestros hijos.
Soy de La Boca. Esto empezó allá por finales de 2005. Como decía Alicia, pudimos poner la problemática en una agenda política de la ciudad y en una agenda política a nivel nacional, y el encuentro fue latinoamericano, en Uruguay.
Después se hizo un encuentro nacional en el Hotel Bauen, antes de tener a Cristina en nuestro comedor con más de sesenta madres explicándole la problemática que nosotros sufríamos en los territorios, de la cual se hizo eco.
Hoy agradecemos, porque en realidad no dejó en ningún momento de decirnos que iba a ser un instrumento para que esto empiece a trabajarse en todos los barrios, con cada madre.
A raíz de estos encuentros, nosotras tratábamos de involucrarnos en los barrios, así cuando surgía el problema ya teníamos más o menos avanzado el programa dentro de nuestros territorios. Entonces, aprovechábamos para ir organizando a las madres para que puedan pedir las soluciones inmediatas cuando se les presentaba el problema.
Cuando empezamos con esto éramos bomberos. Comenzamos por un problema de nuestros hijos y esto nos estalló en la mano. Fuimos construyendo esto empíricamente, y hoy podemos decir que tenemos encuentros y congresos realizados en Uruguay y en casi todas las provincias, y lo más rico es que pudimos armar una red a nivel nacional donde fuimos construyendo este trabajo empírico con las otras madres.
Gracias a Dios, hoy mi hijo está bien y es padre de una nena que va a cumplir 3 años. El "paco" no es la muerte si nosotros trabajamos el riesgo social. Podemos decir que sacamos del "paco" a más de quince pibes, con trabajo genuino, y algunos incluso trabajan en el Estado de la ciudad, en el Sistema de Atención Médica de Emergencia identificado con el número 107. Sí se puede salir.
Estamos de acuerdo con la despenalización del consumo, porque fuimos una de las primeras, allá por 2007, en reunimos con el Comité Científico, Aníbal Fernández y varios jueces, y les contamos que nos llevaban a los pibes por dos porros, los judicializaban y nos dejaban la rabia instalada de no poder hacer nada, porque si los pibes no tenían trabajo antes, mucho menos lo iban a conseguir después de eso. Ese fue el puntapié inicial.
Hay un recorte en un diario de 2007 en el que salió el doctor Aníbal Fernández diciendo que las madres están de acuerdo con esto, y hoy seguimos y decimos que sí estamos de acuerdo en la reducción del daño. Concordamos también con esta petición de que en los hospitales exista la atención adecuada, en tiempo y forma, para nuestros chicos.
Todavía no tenemos estadísticas por el "paco". Las hay para problemas pulmonares, taquicardia, tuberculosis, pero por el "paco", no. Lo que nosotros queremos instalar es el trabajo de prevención en los colegios y dar una mejor calidad de vida a nuestros hijos. Sí por la vida; no por la muerte. Muchas Gracias. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE FIAD Con esto damos por concluida la reunión conjunta de las comisiones de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico y de Legislación Penal.
Agradecemos a todos los expositores, a los diputados que participaron, a la prensa, a los taquígrafos y a quienes presenciaron las tres jornadas de debate. Fundamentalmente, quiero agradecer enormemente el trabajo de las secretarías de ambas comisiones y de mi grupo de asesores, quienes se montaron en sus espaldas la organización de este debate. Muchísimas gracias a todos. (Aplausos.)
Agradecemos a todos los expositores, a los diputados que participaron, a la prensa, a los taquígrafos y a quienes presenciaron las tres jornadas de debate. Fundamentalmente, quiero agradecer enormemente el trabajo de las secretarías de ambas comisiones y de mi grupo de asesores, quienes se montaron en sus espaldas la organización de este debate. Muchísimas gracias a todos. (Aplausos.)
- Es la hora 15 y 44.