Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional, para que a través del ANMAT, informe sobre los siguientes puntos:

1-Qué medidas de fiscalización se llevan a cabo respecto a la importación, exportación, producción, distribución, comercialización, control de licencias y/o cualquier otra actividad en relación al uso de psicofármacos.

2-En caso de ventas ilegales de psicofármacos denunciadas, indique cuantas y cuales ha sido las investigaciones llevadas adelante durante los últimos diez (10) años.

3-Informe el actual estado procesal u administrativo de cada uno de los procesos de investigación, que tipo de sanciones han sido aplicadas y cual ha sido el número de incautaciones realizadas sobre productos farmacéuticos ilícitos.

Señor presidente:

Nuestro país es el único de Latinoamérica en el que la droga de mayor consumo, después del tabaco y el alcohol, no es la marihuana sino el psicofármaco. En este sentido es menester poner de relieve que su uso indebido se ha incrementado, constituyendo un preocupante fenómeno de "medicalización de la vida cotidiana" - en términos de la SEDRONAR -, que estimula la automedicación y multiplica el número de potenciales adictos.

En el acelerado ritmo de vida de la sociedad actual pareciera que el hombre necesita para soportar la tensión echar mano de recursos de alivio que lo ayuden a dormir mejor, tolerar esfuerzos y frustraciones. Parece que del uso al abuso hay un pequeño paso. El abuso de estos psicofármacos es un fenómeno mundial que va en aumento, se podría relacionar con la incidencia de la depresión y la ansiedad que también crece."

Claro que no siempre que uno esté tomando un psicofármaco estará haciendo un uso indebido o abuso. Los psicofármacos existen para tratar determinados trastornos, pero en todos los casos su prescripción debe estar a cargo de un médico. Lo perjudicial es tomarlos sin prescripción médica o pensar que pueden servir para otras cosas más que para un simple tratamiento. El abuso podría desencadenar, entre otros problemas, trastornos de atención y en la comprensión intelectual y puede provocar dependencia física y/o psíquica.

Es dable precisar que estamos hablando de drogas legales, por lo tanto de fabricación, distribución y comercialización autorizada.

En este sentido nos parece interesante citar lo expresado por la Dra. Mabel Burin, cuando nos dice que "la expansión del mercado farmacéutico ha tenido profundas

consecuencias en la vida y en la salud de las personas. Por un lado, el descubrimiento de nuevas drogas facilitó progresos significativos en la terapeútica de muchas enfermedades; por otro lado, la transformación de los medicamentos en mercancía común dentro del mercado de consumo, hizo que su demanda fuese estimulada artificial e intensivamente, con el resultado de que la nueva tecnología de producción industrial de medicamentos presenta, de manera creciente, graves problemas, ya sea respecto de la seguridad y la eficacia de los fármacos, ya sea respecto de la efectiva necesidad de consumo. La transformación de los medicamentos en bienes de consumo, promovida por las empresas productoras, y muchas veces con poco o ningún control por parte de las autoridades sanitarias ha terminado por engendrar una sociedad medicalizada." (1)

Dentro de los psicofármacos más consumidos están los estimulantes y ansiolíticos; los tranquilizantes y antidepresivos; y los sedantes y somníferos. Entre ellos hallamos los de la familia de las Benzodiacepinas, cuyo medicamento más comercializado es el Clonazepam con marcas como "Rivotril" y "Clonagin" -; otros muy consumidos son el Diazepam - como el "Valium"-; el Alprazolam - como el "Alplax", y el Bromazepam como el "Lexotanil".

El uso irresponsable o el abuso de estas drogas es sumamente riesgoso. Quienes más consumen psicofármacos son las mujeres. Las más afectadas por el abuso de psicofármacos son las personas de clase media y alta, de entre 30 y 45 años.

Por otra parte, a mediados de octubre del corriente año un diario de Buenos Aires inicia una de sus notas referidas a la temática planteada en este proyecto diciendo: "A pesar de que la mayor parte de la gente asocia el consumo abusivo de sustancias con la cocaína y marihuana, en nuestra sociedad los jóvenes se intoxican mucho más con las sustancias de comercialización legal, como el alcohol y los psicofármacos. En el caso del alcohol, esto se agrava porque los consumos son muy altos debido a su combinación con las bebidas energizantes (que retardan sus efectos). Y en el caso de los psicofármacos, lo más preocupante es que los jóvenes los consiguen en sus casas muchas veces (...) o los expenden sin receta." (2)

Tanto es así, que las estadísticas señalan que el consumo de psicofármacos hoy en la Argentina es de casi un 40% por automedicación y por venta clandestina en un mercado que se creó fuera de los circuitos legales de comercialización. La situación se agrava, sumando a las farmacias que transgreden las prohibiciones de expender medicamentos no autorizados sin las respectivas recetas.

El derecho al cuidado de la salud es uno de los derechos humanos fundamentales, reconocido en nuestra legislación con rango constitucional. Para que este derecho se haga efectivo se requiere que el Estado actúe en distintos aspectos que contribuyen a promover la salud, a prevenir la enfermedad y a brindar atención integral de la misma a quien la necesita. Dentro de estas acciones se destaca la elaboración del marco legal regulatorio de las diferentes actividades del sector salud.

Asimismo, los medicamentos son un componente esencial de la atención sanitaria, reconocidos como bien social y que por lo tanto demandan que la comunidad organizada adquiera responsabilidad por su provisión. Por lo tanto, para garantizar el acceso a los medicamentos y la calidad de los mismos como para combatir los circuitos ilegales de venta, se hace necesaria la regulación estatal de su registro, producción, distribución, publicidad y consumo.

Por todo ello, y como aporte a impulsar la activación del derecho sanitario, y de una política seria de medicamentos, es que solicito a mis pares la aprobación de este proyecto.