Su disconformidad por el anteproyecto presentado, relacionado con las modificaciones propuestas a la Ley 23.737, vinculado a la despenalización de la tenencia, cultivo y producción de drogas de todo tipo para uso personal y la reducción de penas por delitos relacionados con el narcotráfico.

Señor presidente:

Quizá emulando a otros países, en la Argentina se le está dando tratamiento a un anteproyecto vinculado a la despenalización de la tenencia de drogas para su consumo, fundamentando, básicamente el mismo, en el respeto a la esfera de lo privado de las personas.

Holanda en el año 1976, así como Bélgica y Suiza, son algunos de los países que han legalizado la venta de marihuana. En nuestro continente, México sancionó una ley que fija las cantidades de droga que una persona puede portar, pero fue vetada por el Poder Ejecutivo, logrando con dicha medida, que la ley a la que hacemos referencia, no entrara en vigencia.

Las voces de la Asociación Antidrogas de la República Argentina y de algunos jueces por un lado, argumentan que siempre el consumo trasciende lo privado y que su uso es motivo de violencia en la población adicta, en particular los jóvenes.

La Asociación de Reducción de Daños de la Argentina, así como integrantes de la Academia Nacional de Derecho sostienen en cambio que, quien consume drogas en público no causa daño a otros.

Ambas posturas señalan la necesidad de combatir el narcotráfico.

A modo de reflexión sólo pretendo que quien analice este proyecto presentado, personalice con ejemplos concretos los alcances de estas medidas: pensar en su familia, en sus vecinos, en sus alumnos, en sus compañeros de trabajo, en sus seguidores, le permitirá evaluar si dentro de algunos de los universos mencionados, la libertad para drogarse en lugares públicos, además del perjuicio que le ocasiona a quien consume, podría llegar a ser un modelo edificante para los demás.

Asimismo, no puede dejar de soslayarse la debilidad del argumento que sostiene que el consumo de drogas no afecta a terceros, toda vez que, como se ha comprobado en reiterados estudios científicos, toda droga afecta, en mayor o menor medida, la capacidad volitiva y la percepción de la realidad de quien la consume, convirtiéndolo, por añadidura, en un peligro tanto para sí mismo como frente a terceros.

Como consecuencia de ello, una persona que se encuentra bajo los efectos de estupefacientes, puede manifestar conductas que van desde cruzar mal una calle hasta cometer un delito de mayor envergadura.

Como correlato de ello, la legislación internacional se ha ocupado ampliamente del tema, pudiendo citar, como ejemplo más reciente, el proyecto de la Unión Europea referido al "pasajero problemático" en vuelos civiles, incluyendo dentro de esta figura a todo aquel que se encuentre bajo efecto de las drogas.

Por ello, sostener el respeto a disponer de las adicciones privadas debe ser interpretado desde un punto de vista restrictivo, teniendo en cuenta la magnitud de los bienes jurídicos que se encuentran en juego, ya que con ello podría introducirse un potencial peligro para la sociedad. Es este peligro latente, lo que hace ceder el respeto a la esfera privada.

En referencia a quien sostiene que el adicto no es un delincuente sino un enfermo, este proyecto genera un enorme contrasentido, ya que justamente, dada su alegada enfermedad, el consumidor de estupefacientes debe ser curado. Ahora bien, será más fácil para un adicto en recuperación, ver como otros consumen droga libremente y asimismo, poder acceder a ella de forma irrestricta? no será contradictorio con un tratamiento de recuperación? Por qué no profundizamos aún más el tema consultando con especialistas para ponderar sus posiciones.

Suecia es el país del mundo con menores adicciones. Las penas contra el narcotráfico son sumamente severas, consideremos la manera en que han abordado este flagelo y los resultados de las medidas por ellos adoptadas como experiencia válida y comprobable.

Reforcemos políticas sanitarias específicas para la prevención, desechando aquellas que no han dado resultados positivos sin despenalizar la tenencia. Fomentemos un debate serio que involucre a médicos, psicólogos, educadores, padres.... No nos arriesguemos a que con penas más bajas, pueda alentarse aún más el tráfico y aumentar la droga circulante.

Nuestra realidad en la materia nos impone no retroceder, no improvisar. Por la gravedad que reviste el narcotráfico y las adicciones y por los daños irreparables que ocasiona, es que solicito a mis pares hagan viable este proyecto de declaración.