Artículo 1º: Incorpórase como inciso l) del artículo 53 de la Ley Nº 24.449 y sus modificatorias -Ley Nacional de Tránsito-, el siguiente:

"Artículo 53: ...

l) Los vehículos cuenten con un sistema que impida su funcionamiento, en caso de alcoholemia positiva del conductor, conforme lo establezca la reglamentación de limite de alcoholemia."

Artículo 2º: El Poder Ejecutivo, a través de la reglamentación, establecerá las distintas etapas y modalidades en que los vehículos deban implementar el sistema que se incorpora por la presente ley y el plazo en el que será exigido plenamente el mismo.

Artículo 3º: El Poder Ejecutivo fijara anualmente en la Ley de Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos de la Administración Nacional, las partidas necesarias para financiar y/o subsidiar total o parcialmente la instalación del instrumental necesario para implementar el sistema impuesto por la presente ley.

Artículo 4º: Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

La crisis que vive la Nación en materia de tránsito ha llegado a un punto tal que amerita un serio replanteo por parte de la sociedad en su conjunto y sus representantes.

La inconducta de los argentinos en este asunto no es nueva. Carlos Santiago Nino, en su libro "Un país al margen de la Ley" (Buenos Aires: Emecé, 1992; reeditado en Barcelona: Ariel, 2005, con un prólogo de Roberto Gargarella), haciendo referencia a lo que él denominaba "la anomia Argentina", lo hacía dando un ejemplo -precisamente-, de como conducíamos la mayoría de los ciudadanos, atento lo representativo que ello, para poner en evidencia dicha "anomia".

La experiencia de los países del desarrollados muestra que las medidas para promover los cambios de comportamiento, por parte de los usuarios viales, se ven influidas de manera decisiva, por el nivel de imposición de la ley que aplican las autoridades públicas.

Argentina es el país con la mayor tasa de muertos por accidentes de tránsito en Sudamérica. Unas 21 personas mueren por día en nuestro país, siendo la principal causa de muerte en menores de 35 años y la tercera, sobre la totalidad de la población. Más de siete mil muertos por año y más de 120.000 heridos anuales de distinto grado, además de importantes pérdidas materiales, arrojan un costo económico para el País.

En un interesante artículo publicado por el matutino Página '12, que lleva la firma de Mariana Carbajal (lunes 14 de mayo de 2007), bajo el título "EL OTRO COSTO -las perdidas sociales por los accidentes de tránsito-", da cuenta de un estudio realizado por encargo del Ministerio de Salud de la Nación (titulado "Aspectos demográficos y sociales de los accidentes de tránsito en áreas seleccionadas de la Argentina. Diagnóstico y aportes para el diseño de políticas y programas de prevención", financiado por la Comisión Nacional de Programas de Investigación Sanitaria -Conapris-), en el que se destaca, dentro de sus conclusiones, el "precio" que paga la sociedad por los accidentes de tránsito: "los costos directos vinculados exclusivamente con la atención de la salud de las víctimas ascienden a 26 millones de pesos por año. Incluyen gastos por hospitalización, por traslado en ambulancia y por la asistencia a víctimas no fatales que no requieren internación". Y continúa "Desde una perspectiva más amplia, a estos costos directos deberían adicionarse los relativos a los daños a la propiedad, costos legales, aseguradoras, etcétera. En ausencia de datos, resultó prácticamente imposible estimarlos".

En relación a los costos indirectos, en dicho artículo, se dice: "Los costos indirectos se calcularon valorizando, en pesos, los años de vida perdidos por las muertes y la discapacidad, es decir, las pérdidas de ingresos por los fallecimientos prematuros o las secuelas que causan los AT. El resultado fue 714,4 millones de pesos, de los cuales 591,5 millones de pesos corresponden a los varones y 125,9 millones de pesos a las mujeres. El estudio aclara que si el valor estadístico de una vida en la Argentina fuese igual al de Francia, que aplica un valor intermedio, y al de Chile, que utiliza uno más bajo, "nuestros costos indirectos alcanzarían las cifras de 14.260 millones y 2630 millones, respectivamente. Esto pone en evidencia el carácter conservador de nuestra estimación, corroborando al mismo tiempo las graves implicancias sociales de la mortalidad y morbilidad asociadas a los accidentes de tránsito en la Argentina".

Las cifras de accidentados en nuestro País son elevadas comparadas con otros países, llegando a tener entre 8 y 10 veces más víctimas fatales que en la mayoría de los países desarrollados. Ello, con relación al número de vehículos que circulan.

Entre las principales causas, se encuentran conducir en estado de ebriedad y no respetar las señalizaciones, fundamentalmente, las que hacen referencia a los límites de velocidad.

Distintos estudios han demostrado que los conductores y peatones con cierto nivel de alcohol en sangre, tienen más probabilidades de verse afectados por colisiones de tránsito que los que no han bebido y también sus lesiones, son más graves.

Las bebidas alcohólicas hacen que las respuestas y las maniobras, ante cualquier eventualidad que se le presenten al conductor ebrio, sean torpes y lentas pues sus sentidos se embotan, disminuyendo la capacidad de atención normal. Lo que es mas grave aún, el sujeto tiene una falsa sensación de seguridad que lo predispone a excesos de velocidad.

En la mayoría de los países desarrollados las muertes y las lesiones severas han disminuido a pesar de los aumentos significativos que tienen lugar en el volumen del tránsito. Dicha reducción se debe a muchos factores, entre los cuales el control o el no consumo de alcohol mientras se conduce, fueron algunas de las claves de tal disminución. Por ejemplo, cuando se compararon en el Reino Unido las estadísticas de los años 1981 - 1985 con las de 1996, el volumen del tránsito aumentó un 50% y la tasa de mortalidad descendió un 36% y la de lesiones severas un 40%.

En nuestro país, las estadísticas no indican lo mismo. Sólo basta con ver sus fríos números:

Este año la provincia de Buenos Aires decretó la emergencia vial. Cada provincia intenta dar respuestas a esta gran problemática pero nuestras vías de circulación, día tras día, se siguen cobrando victimas.

Frente a ese preocupante panorama, en algunos países, se a implementado un novedoso sistema que permite controlar el nivel de alcohol del conductor y, de esa manera, evitar el encendido del vehículo.

En el mundo se lo conoce "Alcolock" o "Interlock" y tanto Europa como Estados Unidos y Canadá están trabajando en ese sentido.

Así, la Unión Europea, mediante la Dirección General de Energía y Transporte, está trabajando en este sentido, a través del financiamiento -en fase experimental- del Alcolock en cinco países: Alemania (en el transporte de mercancías peligrosas), Bélgica (personas dependientes del alcohol), Noruega y España (transporte público de pasajeros) y Holanda.

El sector empresario, se ha involucrado en este sentido. Así Alcohol Countermeasure Systems Corp (ACS) será el primer fabricante del sistema de bloqueo de ignición que ofrece sus productos directamente a la línea de ensamblaje de un principal fabricante de vehículos. A diferencia de otros sistemas de bloqueo de ignición del mercado, el Volvo Alcolock(TM) se instalará en los camiones de Volvo en el punto de ensamblaje.

Así lo informa News Release en su edición del 8 de enero de 2007: "Basado en la plataforma Alcolock V3 probada de ACS, el Volvo Alcolock ha sido personalizado para adaptarse a la velocidad del camión. Además, debido a que el componente es equipamiento original, dispone de una garantía de fábrica directa de Volvo. Éste es el primer sistema de bloqueo de ignición de este tipo y es una prueba de la calidad e ingeniería de cada producto. Para garantizar que los estándares de calidad se mantienen, ACS ha iniciado el proceso para adquirir el estándar de automoción TS16949 reconocido internacionalmente, así como el estándar medioambiental ISO14001. Estas certificaciones se completarán, según lo previsto, en 2007 y serán un complemento integral para la certificación ISO9001, obtenida en 2006. La mayoría de las unidades instaladas en fábrica se destinarán a Suecia; sin embargo, el Volvo Alcolock estará disponible de forma eventual en Dinamarca, Noruega y Finlandia. Tradicionalmente, los dueños del camión han comprado el Alcolock V3 a través del departamento comercial de Volvo Truck.

Creemos que nuestro País también debe avanzar en esta materia e implementar este sistema.

En ese sentido, resulta alentador las noticias recientes que dan cuenta de que en nuestro País ya existe esta tecnología, que sirve para todo tipo de vehículos o máquinas eléctricas de alto riesgo y mide el grado de alcohol en aire exhalado del conductor u operario.

Estas medidas preventivas pueden ayudar a prevenir numerosos accidentes en la Argentina y a ello apuntamos.

Concretamente en el Proyecto que proponemos la utilización de este instrumento que impide que un vehículo arranque, si el conductor ha ingerido alcohol por encima de los valores legales permitidos.

Lo inducimos en el Título VI (La Circulación), Capitulo III (Reglas para vehículos de Transporte), artículo 53 (Exigencias Comunes), que regula lo concerniente al servicio de transporte de pasajeros y carga, en la Ley Nacional de Tránsito.

Asimismo, proponemos que el Poder Ejecutivo, además de reglamentar los aspectos técnicos, las etapas en la implementación del sistema y demás aspectos que hacen a las cuestiones propias de dicho Poder y, además, comprometa recursos para su implementación.

Seguramente, en la discusión que se dé en las distintas Comisiones de ambas Cámara el proyecto podrá ser enriquecido y así lo esperamos.

Por las razones expuestas, solicitamos su tratamiento y posterior aprobación.