1-Repudiar enérgicamente las manifestaciones realizadas por el diario 'La Nueva Provincia', de la ciudad de Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, en torno a la figura del genocida Emilio Eduardo Massera, cuya muerte se produjo el pasado 8 de noviembre, en cuya editorial se vertieron expresiones tendientes a honrar su figura y presentarlo como una víctima de la ' ira de quienes no saben perdonar y el odio de los que no pueden olvidar', haciendo caso omiso de la responsabilidad central que tuvo en la organización de la represión ilegal, la desaparición forzada de personas, la sustracción de menores, la tortura, los asesinatos, la apropiación extorsiva de bienes y la desaparición de 30 mil personas durante la última dictadura militar que asoló a nuestro país en el período 1976/1983.

2-Rechazar en forma categórica la modalidad utilizada por este diario en la construcción de la noticia sobre el papel que Massera cumplió dentro de las F.F.A.A. durante y después de la dictadura, considerando que dicho abordaje vela de manera deliberada por la pretendida justificación de los delitos de lesa humanidad, lo que constituye en sí mismo un acto de apología del terrorismo de Estado.

3-Manifestar su más profundo malestar con respecto al Diario 'La Nueva Provincia' y a su director Vicente Massot, que a lo largo de su historia apoyaron los sucesivos golpes militares ocurridos en nuestro país, intentando justificar la violencia de Estado, y la violación masiva y sistemática de los derechos humanos, contribuyendo al disciplinamiento y silenciamiento de la sociedad en su conjunto, inducidos por el terror estadual, y formando parte del andamiaje superestructural necesario en regímenes de corte fascista para la construcción de la presunta "normalidad" de lo cotidiano, y la banalización del mal.

4-Expresar su gran preocupación porque aún hoy, este medio de prensa desconoce y niega el significado de la última dictadura para la historia y el presente de nuestro país, las enormes huellas y heridas que dejó; y por el contrario, sigue reproduciendo un discurso y un análisis justificatorio del terrorismo de Estado, apelando a pretendidas 'reconciliaciones' que van a contramano de la decisión de la comunidad internacional, y en el caso también nacional, que ha escogido la vía de la Justicia y la aplicación del derecho como el único camino posible para el Juzgamiento del pasado y el fortalecimiento de la democracia.

Señor presidente:

A raíz de la muerte del genocida y dictador Emilio E. Massera, el diario de Bahía Blanca, "La Nueva Provincia", y tal como si hubiésemos entrado al túnel del tiempo, lo recordó haciendo un homenaje a su figura con expresiones que consideramos que hoy son una verdadera afrenta a la Democracia que contiene a todos los habitantes de nuestra Nación, dejando en claro que este medio sigue teniendo una estrecha afinidad con el proceso militar y los genocidas, con todo lo que ello significa.

He definido en estos días al comportamiento de "La Nueva Provincia", como una verdadera e inaceptable provocación. Vivimos en democracia, en amplitud, con canales de participación y protagonismo, y no queremos retrotraernos a un pasado que tanto dolor nos ha causado, pero desgraciadamente muchos medios, analistas y columnistas toman por asalto la buena fe de la opinión pública, tratando de manipularla con una deliberada tergiversación de la realidad que no tiene nada que ver con la Argentina real que supimos construir en estos años de democracia.

El diario La Nueva Provincia es dirigido por el Sr. Vicente Massot, un ferviente defensor de la dictadura y del terrorismo de Estado, que se desempeñó como viceministro de Defensa durante el gobierno de Carlos Menem.

Con lo cual, asistimos azorados a la publicación del diario "La Nueva Provincia", que en la nota titulada "Murió el almirante Massera", publicada el día 9 de noviembre, señala que el dictador fue "uno de los forjadores del Proceso de Reorganización Nacional y, al propio tiempo, una de sus principales víctimas". La publicación destaca asimismo "su carácter enérgico y acentuada vocación política", así como "sus dotes de negociador y conductor político".

Dirigentes políticos y distintos medios de comunicación manifestaron su critica y su repudio con dureza frente a esta necrológica sobre la muerte del dictador Emilio Eduardo Massera, en la que se reivindicó su figura y se destacó: "Su muerte ha despertado la ira de quienes no saben perdonar y el odio de los que no pueden olvidar. Unos y otros parecen no darse cuenta que prolongan así la pasada guerra civil. Massera, cargado de años y con la experiencia de su derrota política a cuestas, hacía ya tiempo que había dado por terminada dicha contienda. En ello demostró un espíritu abierto a la reconciliación y ajeno a todo sectarismo, que lo honra", escribió ayer el diario dirigido por Vicente Massot.

Por cierto, ni una gota de honra puede desprenderse de quien despreció los valores y derechos humanos más elementales, como el derecho a la vida, a la integridad psicofísica, al debido proceso, al derecho de defensa, y tantos otros que fueron mancillados por quien fue dado de baja y condenado con la máxima pena establecida por el Código Penal de la Nación- reclusión perpetua-, como lo fue el genocida fallecido con la Sentencia dictada en 1985 por la Cámara Federal de la Capital Federal, en la histórica y fundacional causa 13 en la que se juzgó a las tres primeras juntas de comandantes de la última dictadura militar.

Para el canciller Héctor Timerman, "La Nueva Provincia describe a Massera como la principal víctima de la dictadura y sigue justificando la masacre", según publicó en las últimas apariciones en su cuenta de Twitter.

En una nota de Página 12, el Dr. Fortunato Mallimacci se refirió al diario de la familia Massot diciendo: "mostró su admiración por los terroristas de Estado y su odio visceral a la democracia y a la ampliación de derechos "a otros y a otras".

"La guerra justa, la guerra santa y la cruzada a muerte contra todo aquello que sonara a "subversión" y que contrariara sus principios "occidentales y cristianos", encontraron en sus páginas, en sus comentarios radiales y televisivos un estruendoso eco, apoyo, financiamiento y difusión. Eran coherentes, estaban convencidos, no dudaban, luchaban hasta el final, se sentían cumpliendo una misión sagrada a fin de conseguir sus objetivos no celestiales sino bien terrestres: el mejor enemigo es el enemigo muerto, torturado, detenido- desaparecido. Propagaron la consigna de que la sangre de los "subversivos" era necesaria para redimir la Argentina católica, la auténtica, la verdadera".

"Fueron -y son- voceros del poder militar, político, económico, sindical, eclesiástico y académico de la ciudad y la región. Ningún actor dominante quería -quiere- prescindir de su apoyo. Por eso también combatieron -y combaten- toda expresión democrática y popular."(V. diario citado, 11-11-2010)

El diario que tristemente enaltece la persona de Massera se contrapone a lo que es la realidad que lo expone como "la máquina de horror y exterminio, 'alma mater' de la nefasta ESMA, centro clandestino de detención y aniquilamiento que este personaje condujo con una crueldad y perversidad jamás vista, al punto de utilizar forzadamente la mano de obra esclava de personas privadas de su libertad y sometidas a tormentos para hacerlas participar contra su voluntad, en tareas de apoyo a su malhadado proyecto político.

Desapariciones forzadas, torturas, violaciones, muertes, apropiación extorsiva de inmuebles y demás bienes de los detenidos desaparecidos, asesinatos por relaciones personales, entre tantos otros, fueron algunos de los crímenes del genocida que quedaron demostrados en las causas que se le siguieron en nuestro país y en el exterior - en especial, en el Juicio seguido en su contra en los Tribunales de Roma, Italia, por la desaparición forzada de los ciudadanos italo-argentinos ANGELA MARIA AIETA DE GULLO, GIOVANNI Y SUSANA PEGORARO-, como muestra irrefutable de su responsabilidad en aquellos actos aberrantes y de la imperiosa e ineludible necesidad de su condena.

Su muerte, acaecida el 8 de Noviembre de 2010, en pleno proceso judicial en Italia - en nuestro país había sido eximido de la continuidad de su juzgamiento como consecuencia de su fingida enfermedad, sin perjuicio de la pena dictada en la referida causa 13-, privó a la Justicia, a los sobrevivientes, a los familiares de las víctimas y al resto de la sociedad, de la obtención de una nueva condena a todas luces ineludible, que no llegó a dictarse.

Por los motivos expuestos solicito a mis pares me acompañen con la aprobación del presente proyecto.-