Su más enérgico repudio a las manifestaciones del Ex Dictador Jorge Rafael Videla, por las expresiones efectuadas en reportaje que le hiciera la revista española Cambio 16 el pasado 12 de febrero del corriente año.

Señor presidente:

El presente proyecto de Declaración se fundamenta en lo inadmisible de las expresiones efectuadas por el ex dictador argentino, Jorge Rafael Videla, en el reportaje que le hiciera la revista española Cambio 16 el domingo 12 de febrero del corriente año.

Desde el título en adelante, la nota publicada por el semanario Cambio 16, nos muestra -algo que el pueblo argentino, hay que decirlo, harto conoce-: el modo en que el ex dictador Videla hace apología del delito y lleva adelante una desvergonzada reivindicación de los peores atropellos perpetrados contra las instituciones democráticas de la Republica Argentina y los derechos humanos del pueblo argentino.

El ex dictador cuestiona las políticas de la memoria y la decisión del gobierno, que desde 2003 a esta parte viene juzgando y poniendo en evidencia la saña y el terror infundido por la dictadura militar para llevar adelante -entre muchos otros desmanes- el truculento plan concebido para la apropiación ilegítima y sistemática de bebés. También admite lo que hasta ahora se callaba -aunque también se sabía-: el modo en que diferentes esferas de la sociedad civil, impulsadas por intereses económicos, sectoriales o ideológicos, participaron en el golpe del 24 de marzo de 1976 y avalaron el accionar terrorista de las fuerzas armadas.

Es menester de esta Honorable Cámara reconocer que la decisión del ex presidente Néstor Kirchner de promover la inconstitucionalidad de las leyes de Punto final y Obediencia debida, y de que sea la justicia civil quien asuma su responsabilidad de juzgar las violaciones a los derechos humanos, tal como lo demandaron históricamente los organismos de derechos humanos -que rechazaron sistemáticamente la venganza y las incontables provocaciones sufridas, aún después de haber recuperado la democracia-, no sólo fue un gesto humano trascendente que hizo caso omiso de los costos políticos que le acarrearía en lo personal, sino que también permitió recuperar la dignidad para la historia argentina y los damnificados de la última dictadura cívico-militar, convirtiendo a nuestro país en un ejemplo que han comenzado a imitar y aplaudir otros países de la región y del mundo.

Esa intransigente valoración práctica de la memoria y la justicia es la que nos hace dignos, y es lo que debemos promover y exhibir. Mucho más que abrirle el micrófono a dictadores como Jorge Rafael Videla, que -se sabe- permanecen idénticos a sí mismos, sin el menor atisbo de cuestionamiento, movilizado -él sí- por la venganza y la intolerancia antes que por cualquier principio humanista y republicano. La distinción de lo que está en juego cuando se le da visibilidad a los autoritarios de siempre, es lo que nos permite fortalecer la democracia, impidiendo -como ocurre en otros lugares del mundo- que triunfe la injusticia y se mancille la dignidad de los pueblos a mano de intereses económicos particulares.

Por todo esto, esta Honorable Cámara declara su más enérgico repudio a las manifestaciones vertidas por el ex dictador Jorge Rafael Videla, y respalda y reivindica la política de memoria, justicia y derechos humanos que la República Argentina puso en marcha con el ex presidente Néstor Kirchner y continúa con la gestión de la actual Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.