Expresar su solidaridad y acompañamiento a las opiniones vertidas por el cura párroco de la localidad de Centenario, provincia de Neuquén, Rubén Omar Capitanio, quien en un documento público llamado "No se puede callar ante el escándalo" repudiara las expresiones del sacerdote pampeano Jorge Luis Hidalgo, quien saludó y felicitó a través de Facebook por su cumpleaños al dictador Jorge Rafael Videla con graves expresiones avalando el terrorismo de Estado.

Señor presidente:

El sacerdote Rubén Omar Capitanio es discípulo del obispo Jaime de Nevares y participó activamente como defensor de los derechos humanos y fue testigo en varios juicios contra los represores del campo de concentración La Escuelita y en La Plata en el juicio contra Cristian Von Wernich entre otros.

En su documento "No se puede callar ante el escándalo" expresa su condición de sacerdote católico manifestando que "como tal y por exigencia ineludible de nuestra fe católica, debo siempre defender la vida, la verdad y la justicia". Por ello y "tal como mandan los documentos de la Iglesia, denunciar y condenar los crímenes cometidos por la dictadura criminal, mucho más cuando los gobiernos que los cometen se dicen cristianos".

Luego citando lo expresado en Facebook por Jorge Luis Hidalgo (quien saludara a Videla por su cumpleaños expresando "No fueron 30 mil ni fueron inocentes. Feliz cumpleaños general. Un soldado nunca pide perdón por haber salvado a su patria de una dictadura comunista"), reconoce que si bien se puede ser amigo o admirar a quien quiera, nunca "un sacerdote debe traicionar con su conducta lo que debe saber, practicar y enseñar y mucho menos hacer apología de delitos exhaustivamente comprobados, juzgados y condenados. Es de una incoherencia escandalosa decirse amigo de Jesús y a la vez proclamarse admirador y defensor de Judas". Agrega que ante lo dicho por Hidalgo, queda éste descalificado para ejercer el "servicio sacerdotal". Le pide además que si tiene pruebas de la veracidad de sus dichos se presente ante la justicia, aunque en realidad lo que espera es que la misma justicia de La Pampa inicie las acciones que corresponden ante estas repudiables expresiones.

Habla también su profundo dolor ante el silencio del Obispo Mario Poli de La Pampa y del resto de la comunidad eclesial, resaltando que justamente ese silencio se viene arrastrando a través del tiempo como una "infidelidad a Dios y a nuestro pueblo desde hace décadas, una infidelidad que nos impide tener una palabra creíble para nuestra sociedad, porque nos hace cómplices de una prolongada impunidad escandalosa".

Pide perdón a la sociedad solicitando a las víctimas y sus familias que "no tengan en cuenta esta nueva gravísima ofensa de alguien de nuestra iglesia para con ellos" y a la vez que recuerden que muchos otros miembros del clero repudian estos hechos, conductas y silencios.

Si bien es cierto que fueron muchos los miembros del clero que se comprometieron aún en la época de la sangrienta dictadura, y desde la soledad en que la iglesia en su conjunto los dejaba, no se puede negar que la misma fue institucionalmente cómplice por acción u omisión de todo lo actuado por el proceso, y en la actualidad sigue en general en silencio ante la búsqueda de memoria, verdad y justicia.

Por ello es imperativo resaltar la fuerza y el coraje de este sacerdote, que sin pruritos de ninguna especie expresa lo que su conciencia y su fe le dicta.

Por todo lo expuesto, solicitamos a los señores/señoras diputados/diputadas que acompañen el presente proyecto.