Repudiar enérgicamente las expresiones realizadas por el Sacerdote Jorge Luis Hidalgo con motivo del cumpleaños del genocida Jorge Rafael Videla, quien se encuentra cumpliendo condenas por distintos delitos de lesa humanidad.

Reconocer las procesos judiciales que se realizaron desde el inicio de la democracia, que llevaron al juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, con todas las garantías del estado de derecho, permitiendo que la sociedad Argentina recupere Memoria, Verdad y Justicia.

Señor presidente:

Hace pocos días cumplía años el peor dictador que ha conocido nuestro pueblo, Jorge Rafael Videla, condenado y procesado una y otra vez en el marco de un Estado Democrático de Derecho y con todas las garantías constitucionales vigentes, con el más absoluto respeto por el debido proceso y derecho a la defensa en juicio, cosa que él no respetó ni siquiera en el más mínimo detalle para con las treinta mil víctimas de la dictadura sangrienta y feroz que condujo durante los negros años de nuestra historia reciente.

En poco tiempo habrán transcurrido cuatro décadas de aquél golpe cívico-militar contra la democracia de nuestro país. Recientemente las Abuelas de Plaza de Mayo le permitieron al nieto número 106 recuperar su identidad, sin embargo quedan aún cuatrocientos jóvenes que la desconocen. Las Abuelas de Plaza de Mayo continúan en la búsqueda de esos nietos que fueron arrebatados del vientre de sus madres torturadas, desaparecidas y asesinadas. La sociedad argentina sigue transitando el camino del esclarecimiento, el camino de la verdad, el camino de restituirle al país un pedazo de su historia que fue arrebatada.

El Pueblo ha ido descubriendo con el devenir de los juicios por delitos de lesa humanidad, con el testimonio de las víctimas sobrevivientes y la inclaudicable lucha de los organismos de Derechos Humanos, la verdad que había sido ocultada de manera perversa. Es en este descubrir dónde vamos comprendiendo que tan repudiable plan de gobierno no se pudo haber realizado sin la complicidad de sectores civiles de la población en especial los medios de comunicación, organizaciones empresariales e instituciones religiosas que hasta se ocupaban de "lavar el alma de los torturadores y asesinos" y comunicar a los desesperados familiares que no buscaran más.

Aún conociéndose la verdad. Aún creyendo que habíamos superado aquella rebuscada construcción teórica que nos quería hacer creer sobre la existencia de dos demonios, continúan escuchándose expresiones que rayan, sino lo hacen explícitamente, la apología del peor de los delitos que es el de lesa humanidad.

Lamentablemente hemos asistido por estos días a ser testigos de las publicaciones en una red social, de expresiones de un cura párroco pampeano felicitando a Jorge Rafael Videla por su cumpleaños. Esto podría no relevar importancia si se tratara sólo de ello. Pero lo cierto es que el cura Jorge Luis Hidalgo, que se encuentra en la parroquia del barrio Butaló de la ciudad de Santa Rosa, aporta además de una imagen del dictador, la frase "No fueron treinta mil ni fueron inocentes" a la que agrega otra que reza "Un soldado nunca pide perdón por haber salvado a su patria de una dictadura comunista".

Sin dudas se trata de penosas expresiones, sobre todo tratándose de una persona que se desempeña como Sacerdote. Bien podría cierto sector de la Iglesia repensar sus planes de estudio y comenzar a contar la historia desde el lugar que merece el Pueblo Argentino, es decir desde la verdad.

Así como hubo miembros de la Iglesia cómplices de los genocidas, también hubo otros que fueron víctimas directas de aquella dictadura por haber estado al servicio del Pueblo Argentino. Los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly, Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti, fueron encontrados tendidos boca abajo y acribillados en la Iglesia de San Patricio en un barrio residencial, donde vivían muchos militares. El 4 de julio de 1976, cuando debía celebrarse la primera misa de esa mañana, sobre una alfombra se leía: "Estos zurdos (izquierdistas) murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes y son M.S.T.M.", la sigla con que se identificaba al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

Probablemente el sacerdote Jorge Hidalgo oriundo de Ingeniero Luiggi, parido en nuestra tierra pampeana, no conozca la historia de los sacerdotes palotinos que se menciona en el párrafo anterior, pero esto demuestra que todos hemos sido víctimas, todos tenemos en el seno de nuestra familia historias que sufrir, él también.

En los últimos años gracias a la intervención definitiva del Estado a través del Sistema de Justicia, como a la tarea militante de Organizaciones de Derechos Humanos, Investigadores, Artistas y Periodistas, ha sido posible llevar al banquillo de los acusados a gran parte de los responsables por la comisión de delitos de lesa humanidad, cumpliendo en todos los casos condenas ejemplares, otorgadas en el marco de las leyes y los derechos humanos que ellos jamás reconocieron en sus víctimas.

Sin embargo pareciera que todavía hay conciencias que justifican a los genocidas, a los asesinos, lo que nos obliga a expresiones y testimonios que ratifiquen a quienes creemos que la democracia debe ser el marco natural de respeto por los derechos humanos, para que nunca más suceda ni se justifique semejante atrocidad.

Es fundamental hacer una tarea diaria para no olvidar nuestra propia historia. Decirles a todos los argentinos que aquí representamos que no queremos que esto suceda NUNCA MÁS.

Es por todo lo dicho que les solicitamos a todos que nos acompañen con la aprobación de este proyecto.