Expresar el más enérgico repudio por los hechos ocurridos el día 26 de octubre de 2011, en Capital Federal, protagonizados por Alfredo Astiz, durante la lectura de la sentencia del Juicio por Crímenes de Lesa Humanidad seguido a los represores de la ESMA-

Señor presidente:

El día 26 de Octubre de 2011, en un fallo histórico, la justicia federal condenó a prisión perpetua a los ex Capitán de Fragata de la Armada Alfredo Astiz, Jorge "El Tigre" Acosta, Antonio Pernía y Ricardo Cavallo, y a otros ocho represores, por crímenes de lesa humanidad, los cuales conformaban el grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó el centro clandestino de detención más representativo de la última dictadura militar.

Las condenas del Tribunal Oral Federal Nº 5, integrado por Daniel Obligado, Ricardo Farías y Germán Castelli, fueron por secuestros, torturas, homicidios y robos de bienes cometidos contra 86 personas.

Alfredo Astiz, conocido como el "Ángel Rubio" o el "Ángel de la Muerte", fue agente de inteligencia de la Armada, el cual, se infiltró en Madres de Plaza de Mayo, formaba parte del Grupo de Tareas de la ESM, decidiendo sobre la vida o la muerte de cientos de argentinos. Astiz, ya había sido condenado en ausencia en Francia por el crimen de las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon. Este fallo; es el primero contra Astiz en nuestro país, por sus violaciones de los derechos humanos, y condenó además casos de enorme repercusión, como los homicidios de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet; de la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y del periodista y militante de Montoneros Rodolfo Walsh.

Durante la lectura del veredicto, todos los acusados escucharon en silencio sus condenas en la sala de audiencias, a excepción de Astiz, quien no solo miraba desafiante al tribunal, sino que sonriendo se colocó una escarapela en la solapa de su saco y luego se la palmeó en reiteradas oportunidades, en una actitud por demás repudiable, ya que uno de los personajes más nefastos de nuestra historia pareciera ampararse en una insignia patria como justificación de las atrocidades que ha cometido. Este hecho trajo una mezcla de zozobra e indignación entre los sobrevivientes, familiares de víctimas, miembros de organismos de derechos humanos y funcionarios, que se encontraban en la sala.

Por todas las consideraciones expuestas, Señor Presidente, es que solicito a mis pares la aprobación del presente Proyecto de Declaración.