1-Expresar su más enérgico repudio por las declaraciones del genocida Jorge Rafael Videla, vertidas en el marco del juicio que se lleva a cabo en estos días contra el mencionado y otros 29 imputados por los asesinatos de 31 presos políticos cometidos en la unidad penitenciaria Número uno de Córdoba, durante la dictadura militar que el primero encabezó a partir de 1976, y a través de las cuales reivindicó la metodología del Terrorismo de Estado perpetrado por las FFAA contra la sociedad argentina, constitutivo de la mayor violación, masiva y sistemática, de los derechos humanos en nuestro país, uniformemente condenada por la comunidad internacional y por los Órganos de Protección de dichos derechos en el ámbito regional e internacional.

2-Reiterar su convicción de que solo a través del juzgamiento y condena de todos los genocidas, se podrá consolidar la democracia recuperada en 1983 y honrar los principios de 'Memoria, Verdad y Justicia' que caracterizan al Estado de Derecho y que distinguen a una sociedad que, como la argentina, ha ratificado los valores y la metodología de resolución pacífica de los conflictos, la tolerancia y la no violencia como guías ineludibles de su funcionamiento.

Señor presidente:

El genocida Jorge Rafael Videla, quien en épocas recientes condujera el Terrorismo de Estado perpetrado en nuestro país a partir de 1976 con su nefasta secuela de tortura, desapariciones forzadas, homicidios y numerosos delitos de lesa humanidad cometidos al amparo de la impunidad en campos clandestinos de detención, tortura y exterminio, con el inconfesado propósito de llevar adelante un plan de exclusión social, política y económica fundado en la doctrina de la seguridad nacional y en los postulados del neoliberalismo, se ha expresado por primera vez en uno de los tantos juicios que por la comisión de delitos de lesa humanidad se llevan en su contra.

Lo ha hecho en el marco del juicio que se lleva a cabo en Córdoba por el asesinato de 31 presos políticos en la unidad penitenciaria número uno y en el que se hallan imputados otros 29 represores, entre los que se encuentra el conocido genocida Luciano Benjamín Menéndez.

Sus declaraciones no son más que una reiteración de su concepción autoritaria, mesiánica, antipopular y profundamente reñida con los valores y principios del más elemental humanitarismo, en las que amén de reivindicar una vez más su política de terror y exterminio, llevada a cabo como uno de los máximos responsables de la dictadura instalada en nuestro país el 24 de Marzo de 1976, ha recurrido nuevamente a la hipocresía - no exenta de una profunda subestimación de la inteligencia del pueblo argentino- de pretender sostener sus criminales acciones en las presuntas instrucciones del mismo gobierno constitucional que esas FFAA que él conducía procedieron a derrocar por la fuerza, privando con ello a su argumento del mínimo fundamento.

La novedad de que por primera vez el dictador haya asumido públicamente para sí la responsabilidad por las órdenes impartidas, no hace más que ratificar la imperiosa procedencia de su condena penal, sin perjuicio de la que corresponde a los subordinados que instrumentaron esas órdenes violando todos y cada uno de los derechos fundamentales de las personas.

Pretender sustentar su plan criminal en un decreto suscripto por un gobierno civil que fue desalojado del poder por los mismos genocidas no es nada más que otra muestra de su inmoralidad y de su abyección.

Si alguien inocentemente pensó alguna vez que los genocidas podían expresar algún tipo de arrepentimiento respecto de los hechos atroces y aberrantes que llevaron a cabo, la reivindicación apologética de Videla tira por la borda cualquier ilusión sobre el particular.

La sociedad argentina ha hecho votos de fe democrática y repudia categóricamente el Terrorismo de Estado, condenándolo como lo ha hecho la comunidad internacional a través de la CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (OEA) y del CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS (ONU), entre otros.

Como representantes de ese pueblo que ha sido víctima de las políticas de exterminio al servicio del sojuzgamiento y la dependencia, políticas estas que Videla representa y defiende, debemos repudiar enérgicamente sus palabras ratificando nuestra convicción en la Justicia como único camino civilizado de saldar las cuentas con ese pasado oprobioso y poder encarar el futuro con la dignidad propia de quienes ven en la defensa y promoción de los derechos humanos el paradigma de una sociedad que ha decidido no bajar los brazos ante los embates autoritarios y defender la democracia como su vida misma.

Por estas razones, solicito la aprobación del presente proyecto.