Manifestar su hondo pesar por el trágico fallecimiento de la nieta recuperada Virginia Ogando, el 16 de agosto de 2011.

Señor presidente:

I. Las condolencias (1)

El secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, expresó a través de un comunicado su "profundo dolor" por la "trágica decisión" de Virginia Ogando, nieta recuperada, de poner fin a su vida.

"Virginia tenía tres años cuando secuestraron a su padre y madre, embarazada de ocho meses y de quien hay constancias de que estuvo detenida en el Centro Clandestino de Detención "El Pozo" de Banfield.

Duhalde consideró que, "a pesar de su voluntad de hacer y de su compromiso militante, Virginia no pudo superar las profundas secuelas traumáticas de su historia personal, teniendo en cuenta el horror inimaginable a que fueron sometidos quienes fueron detenidos-desaparecidos, y el no hallazgo del hermano que buscó afanosamente".

"Ni el afecto de su abuela y demás familiares, compañeros y amigos, ni la asistencia psicológica, pudieron en su caso contra las huellas imborrables de aquel descenso a los infiernos del terrorismo de Estado. Su muerte es también un crimen imputable a los genocidas", concluyó el secretario de Derechos Humanos.

En tanto, la agrupación H.I.J.O.S. se sumó a la muestra de pesar y señaló en un comunicado que "hoy es un día muy triste, porque nos toca despedir a una compañera, Virginia Ogando, quien militó en H.I.J.O.S. y también se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo, Asociación, de la cual su abuela es una de las doce fundadoras, para continuar la búsqueda de su hermano Martín". "Su lucha, perseverancia y compromiso para encontrar a su hermano nos deja el deber de seguir buscándolo para que recupere su identidad y su historia", agregó la agrupación.

En el mismo sentido, Abuelas de Plaza de Mayo, expresó su acompañamiento a su abuela, Delia Giavanola, quien fue una de las doce fundadoras de la agrupación. "Las Abuelas manifestamos nuestro más profundo dolor por la muerte de una de nuestras nietas, Virginia Ogando, quien buscaba a su hermano nacido durante el cautiverio de su madre", informó un comunicado de la asociación, que además manifestó su acompañamiento a la abuela de Virginia y a toda su familia. Junto con su abuela, Virginia buscó incansablemente a su hermano Martín desde el Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde trabajó su padre, y organizó campañas de difusión para encontrarlo por medio de Internet y redes sociales multiplicó sus esfuerzos para reforzar la búsqueda que realiza Abuelas.

"Su temprana partida nos ha generado una impotencia infinita y una herida en el alma imposible de sanar", lamenta el comunicado, que invita a "recordarla con su cálida sonrisa, tan linda como la de su mamá, y sus ojos hermosos como los de su papá; nos queda cumplir con su deseo de encontrar a Martín", concluye la carta abierta.

II. Las otras víctimas del terrorismo de Estado (2)

La trágica muerte de Virginia Ogando es una de tantas causadas por una profunda depresión al ver que, no obstante el retorno de la democracia, no se ha sabido sobre el paradero de los desaparecidos ni de niños apropiados por la dictadura cívico-militar.

Vienen tres casos a mi memoria, dos ocurridos en el amanecer de la democracia y otro una década después. El 31 de diciembre de 1983, se suicida Alfredo Galletti, miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), fundador y consejero del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), asesor jurídico de la Federación Latinoamericana de Familiares de Desaparecidos (FEDEFAM), autor, en este último carácter, del proyecto de convención internacional que declara delito de lesa humanidad a la desaparición forzosa como método represivo, quién soportó la persecución de la dictadura que el 13 de junio de 1977 allanó su domicilio, secuestró a su hija Liliana, de 31 años, y le quemó su biblioteca.

Por otro lado, Sara Rus, en un reportaje publicado el 22 de agosto de 2010, recuerda que en 1983 su esposo Bernardo dijo: "'si mi hijo en seis meses no vuelve, yo ya no tengo nada que hacer'. Vino la democracia, pasaron seis meses, mi esposo se enfermó de un tumor y falleció el 2 de mayo de 1984." Bernardo, al igual que su esposa, era sobreviviente de los campos de exterminio Nazis. Revivió en carne propia los horrores del Holocausto con la detención- desaparición de su hijo Daniel, en la puerta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, donde trabajaba, el 15 de julio de 1977.

Por último, Augusto Conte Mac Donell se pegó un tiro en 1992. Su hijo Augusto María estaba haciendo el servicio militar en la Base Aeronaval de Punta Indio cuando fue detenido-desaparecido el 7 de julio de 1976. Conte fue fundador del CELS y entró a la Cámara de Diputados en 1983 por la Democracia Cristiana bajo el lema "Derechos Humanos al Parlamento". Debió renunciar a su banca antes de finalizar su mandato porque entró en una profunda depresión. Aunque luego intentó retomar la actividad política, puso fin a su vida por mano propia.

Esta es la siniestra secuela de la represión. Virginia Ogando es su última víctima.

III. Consideraciones finales

Por todo lo antedicho y porque la lucha continúa por la plena vigencia de la Memoria, Verdad y Justicia, es que solicitamos la aprobación de este proyecto de resolución.