DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS
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PROYECTO DE LEY
Expediente: 3905-D-2009
Sumario: PROGRAMA NACIONAL EDUCACION PARA LA MEMORIA. CREACION, CON EL FIN DE CONCIENTIZAR SOBRE LAS CONSECUENCIAS PRODUCIDAS POR EL GOBIERNO MILITAR QUE EJERCIO EL PODER ENTRE LOS AÑOS 1976 A 1983.
Fecha: 18/08/2009
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 95
Programa Nacional
"Educación para la Memoria "
Artículo 1: Créase el Programa
Nacional "Educación para la memoria" en el ámbito de los establecimientos educativos de
gestión estatal y privados de las jurisdicciones nacional, provincial y municipal.
Artículo 2: Los objetivos del
presente programa son los siguientes:
a) Concientizar a los alumnos acerca de las
consecuencias producidas por el gobierno militar de facto que ejerció el poder en
Argentina entre los años 1976 a 1983, haciendo especial énfasis en los siguientes
aspectos:
-las características del plan sistemático de
detención, tortura y desaparición de personas;
-los móviles económicos y sociales que
propiciaron el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976;
-el contexto internacional existente;
-las consecuencias socio-económicas de las
políticas implementadas por el Gobierno de facto y sus proyecciones en las décadas
siguientes.
-el rol adoptado por los distintos actores
sociales durante la vigencia de la dictadura militar.
b) Afianzar valores en docentes y alumnos
que permitan fortalecer el sistema democrático.
c) Incentivar la participación de los docentes
y alumnos en lo referente a investigaciones sobre la temática.
Artículo 3: El Programa está
destinado a /os alumnos que concurran a:
- los alumnos de los dos últimos años del
nivel primario;
- los alumnos del nivel secundario;
- los alumnos del nivel superior de formación
docente.
Artículo 4: El programa "Educación
para la Memoria" se desarrollará en dos etapas. La primera de ellas tendrá una duración
anual, acorde al calendario escolar de cada ciclo lectivo. La segunda se desarrollará
durante el mes de marzo del año subsiguiente y consistirá en la exposición de las
producciones realizadas durante la primera etapa del programa.
Artículo 5: El Ministerio de
Educación definirá, conjuntamente con el Consejo Federal de Educación, los lineamientos
curriculares básicos del Programa Nacional de "Educación para la Memoria"; buscando
articularlos con los contenidos, talleres y seminarios que tengan ya implementados con la
misma temática en las distintas jurisdicciones provinciales, municipales y nacional.
Artículo 6: El dictado de los
contenidos curriculares del Programa estará a cargo de un docente de historia y uno de
economía, como mínimo. Del mismo modo, teniendo en cuenta la modalidad que posea
el establecimiento educativo se integrará con docentes de áreas artísticas, de literatura,
etc.
Artículo 7: La implementación del
Programa "Educación para la Memoria" estará a cargo de una Comisión integrada por un
(1) representante del Ministerio de Educación; un (1) representante del Ministerio de
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y un (1) representante de la Secretaría de
Medios de Comunicación de la Nación. La Comisión tendrá a su cargo las siguientes
funciones:
a) Diseñar las estrategias para la
implementación del presente Programa.
b) Fijar los mecanismos de control que
garanticen una evaluación permanente del nivel de cobertura del Programa y de sus
resultados.
c) Propiciar la difusión de los objetivos del
Programa en los distintos niveles del sistema educativo formal.
d) Diseñar, producir y seleccionar los
materiales didácticos.
Artículo 8: El programa creado por
la presente ley se desarrollará a través de las siguientes acciones:
a) La realización de publicaciones y
seminarios.
b) La realización de trabajos de
investigación, producciones audiovisuales y producciones artísticas que versen sobre la
temática del programa, y que cuenten con la participación de docentes y alumnos.
c) La organización de concursos que
estimulen la participación de docentes y alumnos de los distintos niveles educativos. Los
trabajos seleccionados se difundirán a través del Sistema de Medios Públicos de la
Nación.
d) El diseño de programas de capacitación
permanente y gratuita de los educadores en el marco de su formación continua.
Artículo 9: Comuníquese al Poder
Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Hoy, a 26 años de la recuperación de la
democracia, podemos decir que nuestra sociedad ha vencido el miedo impuesto en los
años del terrorismo de Estado y ha comenzado a transitar una etapa diferente en la
búsqueda de la reconstrucción de su identidad. Tenemos la convicción de que sólo
ejercitando la memoria, principal bastión de la resistencia de un pueblo, lograremos ese
cometido.
De esta manera conseguiremos por un lado,
rendirles un merecido homenaje a aquellos luchadores que brindaron su esfuerzo, su
capacidad y su vida para llevar adelante un proyecto diferente para nuestra sociedad y
nuestro país; y por el otro haremos posible el afianzamiento de valores que nos permitan
fortalecer el sistema democrático en el que elegimos vivir.
En ese proceso de reconstrucción resulta
fundamental desentrañar las causas que motivaron el golpe de Estado de 1976, suceso
que dio comienzo al período más oscuro y sangriento de nuestra historia.
Las características del plan sistemático de
detención, tortura y desaparición de personas; los móviles económicos y sociales que
propiciaron el quebrantamiento del orden constitucional; el contexto internacional
existente; las consecuencias socio-económicas de las políticas implementadas por el
gobierno de facto y sus proyecciones en las décadas siguientes; el rol adoptado por los
distintos actores sociales durante la vigencia de la dictadura militar, son algunos aspectos
cruciales sobre los que debemos indagar para lograr comprender la realidad vivida
durante esos años tan sombríos de nuestro país. Pero al mismo tiempo son la llave para
explicar, en gran medida, nuestro presente.
Al observar la realidad actual de nuestro país
podemos encontrar las consecuencias de los profundos cambios que trajo aparejada la
dictadura. La reconstrucción histórica es el puente que nos posibilita unir aquel proceso
con el presente y caminar con firmeza hacia un futuro mejor.
La dictadura militar dejó marcas imborrables,
no sólo por las ausencias que provocó, sino también porque afectó y transformó la vida
de la población, aun en sus aspectos más cotidianos. Instaló el terrorismo de Estado
como metodología para la denominada "reorganización nacional". Sus objetivos fueron
claros: en sintonía con las directivas de las principales potencias del mundo, se intentó
arrasar con las conquistas sociales y desarticular a las organizaciones gremiales, políticas,
campesinas y juveniles.
Es por eso que ineludiblemente debemos
poner de relieve que con el advenimiento de los militares al poder se implementó una
estrategia integral y sistemática, ejecutada por las fuerzas armadas, pero que contó con
la necesaria participación y complicidad de sectores empresariales, económicos, sindicales
y de parte de la jerarquía eclesiástica.
Sin la pretensión de formular una exposición
acabada y global de este proceso histórico, nos permitimos abrevar acerca de algunos
aspectos que lo caracterizan.
A tal fin podemos mencionar que en las décadas precedentes a la dictadura, nuestro
país fue escenario de una creciente participación del pueblo en todas las dimensiones de
la sociedad donde se decidía que modelo de país se quería para el futuro. Esta
participación había nacido como resistencia a las distintas dictaduras que usurpaban el
poder desde mediados del 50, y se amplió con la incorporación de los jóvenes y
trabajadores a las discusiones y políticas.
La versión de la historia impuesta por los
genocidas, convirtió esas experiencias sociales y políticas de nuestro pueblo, en un cuento
de tiempos violentos con malos de izquierda y malos de derecha, bajo la absurda teoría
de los dos demonios; ocultando así que el único verdadero demonio fue la violencia
aplicada por el gobierno de facto contra las expresiones políticas y sociales de un pueblo
que nunca resignó sus conquistas. Todo con el propósito de aniquilar nuestra capacidad
de
organización como pueblo, para imponer el
despojo económico de las mayorías en beneficio de determinados sectores que,
insistimos, fueron cómplices necesarios de aquel horror.
El programa impuesto contempló, entre
otras medidas la prohibición de las huelgas, el control de los salarios, el aumento de los
impuestos, el descenso del gasto público en materia social, educación y ayuda a las
provincias.
En el aspecto socio económico es importante
señalar que las políticas impulsadas modificaron sustancialmente el régimen social de
acumulación, interrumpiendo la industrialización basada en la sustitución de
importaciones. En esta época se instala un modelo económico neoliberal que a la postre
se consolidó en la década de los 90´. Esto se tradujo en una significativa disminución de
la participación de los trabajadores en la riqueza a través de la reducción del salario real
y años más tarde derivó en un abrupto crecimiento de la desocupación. Una vez
disciplinados los trabajadores se generó el contexto propicio para avanzar sobre las
conquistas sociales obtenidas por aquellos a largo de décadas.
El acelerado crecimiento de la deuda externa
es otro elemento central para poder explicar el cuadro socio económico existente
actualmente en nuestro país. En este sentido, Eduardo Basualdo (1) sostiene: "La deuda
externa (especialmente la del sector privado) cumplió un papel decisivo en la valorización
financiera porque su peculiaridad radicó en que el acelerado endeudamiento fue
motorizado por primera vez en décadas por el sector privado oligopólico industrial y
particularmente por la fracción de la oligarquía que se había diversificado hacia la
producción manufacturera (los denominados grupos económicos locales) e integrantes del
capital extranjero. Específicamente, se trató de un proceso en el cual las fracciones del
capital dominante (mayoritariamente líderes en la producción industrial) contrajeron
deuda externa para realizar con esos recursos colocaciones en activos financieros en el
mercado interno (títulos, bonos, depósitos, etc.) y valorizarlos a partir de la existencia de
un diferencial positivo entre la tasa de interés interna e internacional, para finalmente
fugarlos al exterior. De esta manera, a diferencia de lo que ocurría
durante la segunda etapa de sustitución de
importaciones, el endeudamiento externo ya no constituyó, principalmente, una forma de
financiamiento de la actividad productiva sino un instrumento para obtener renta
financiera dado que la tasa de interés interna (a la cual se coloca el dinero) era
sistemáticamente superior al costo de endeudarse en el mercado internacional.
Indudablemente, este proceso no hubiera sido factible sin una modificación en la
naturaleza del Estado que, desde este punto de vista económico, se expresó al menos en
tres procesos fundamentales. El primero radicó en el endeudamiento del sector público
con el mercado financiero interno -donde era el mayor tomador de crédito en la
economía local- que provocó que la tasa de interés doméstica superara sistemáticamente
al costo del endeudamiento en el mercado internacional. El segundo consistió en que la
deuda externa estatal posibilitó la fuga de capitales locales al exterior, al proveer las
divisas necesarias. El tercero fue que la subordinación estatal a la nueva lógica de la
acumulación de capital posibilitó la estatización de la deuda externa privada durante los
años ochenta.
Al dejar de ser el endeudamiento externo una forma de financiamiento de la expansión
industrial y devenir instrumento para la obtención de renta financiera, cuyo origen se
encuentra en la brutal redistribución del ingreso en contra de los asalariados, se produjo
la escisión del mismo respecto de la evolución de la economía real. Dicha escisión provocó
recurrentes crisis económicas entre 1976 y 2001, produjo una expansión espectacular de
la deuda externa total que al confluir con la apertura comercial desencadenaron al menos
dos procesos que provocaron un inédito proceso de desindustrialización que a su vez fue
el factor fundamental de la inusitada desocupación de la mano de obra vigente durante
las últimas décadas. El primero consistió en el pago de los intereses devengados a los
acreedores externos, y el otro la fuga de capitales locales al exterior por parte de
residentes locales. Ambas brechas, que sumaron 117 mil millones de dólares y 138 mil
millones de dólares, respectivamente, entre 1975 y 2001, representaron prácticamente
2,5 veces el PIB de 2002 (105 mil millones de dólares) y su ritmo de expansión superó el
que exhibió el stock de deuda externa neta que alcanzó a 138 mil millones de dólares en
el 2001. De allí la muy reducida acumulación de capital que caracterizó al régimen de
acumulación impuesto a sangre y fuego por la dictadura militar, con su correlato en la
mencionada desindustrialización y en una creciente concentración de la producción y el
ingreso."
Las consecuencias del modelo económico
implementado por la dictadura determinaron la concentración de la riqueza y el enorme
crecimiento de pobres e indigentes; tendencia que con el devenir de los años se ha ido
acentuando.
Como sociedad hemos avanzado en la
búsqueda de justicia por las aberrantes violaciones a los Derechos Humanos perpetradas
por los genocidas que condujeron los destinos del país entre 1976 y 1983; en el año 2003
-con la anulación de las leyes de impunidad por parte del congreso- se reabrieron los
juicios tendientes a individualizar las responsabilidades de los genocidas. Este proceso de
búsqueda de justicia es incipiente y tiene un largo camino por recorrer, ya que mientras
transcurre el tiempo sólo se han instrumentado una cantidad de causas insignificante en
relación a la magnitud del terror, y se ha condenado sólo a un puñado de responsables.
Sin embargo aun debemos seguir arrojando
luz sobre las profundas e imborrables huellas que nos imprimió la dictadura militar. Es
que, a más tres décadas del fatídico golpe de estado de 1976, una gran parte de nuestra
sociedad -en particular los jóvenes- desconoce lo sucedido en el período antes referido.
Una encuesta publicada por el diario Clarín, refleja esta preocupante realidad: ante la
pregunta: "¿Usted sabe qué se conmemora el 24 de marzo?", el 49,7 por ciento de los
encuestados contestó que lo desconocía, y el porcentaje se incrementa aún más cuando
los consultados son los jóvenes de entre 18 y 25 años: un abrumador 64.9 por ciento de
ellos dijo desconocer qué ocurrió ese fatídico día (Fuente: Diario Clarín, 22/03/08).
Esto nos pone de cara a un enorme desafío,
mostrar a nuestra sociedad que el gobierno de facto impuso, a costa de la vida de miles
de personas, una matriz económica neoliberal a la medida de los intereses de algunos
grupos de poder; que implementó a sangre y fuego una ingeniería de domesticación
social con el propósito de arrasar con las conquistas sociales de los trabajadores y
estudiantes; que sirviéndose del Estado intentó desarticular todo tipo de organización
social. Sólo despejados tales extremos, los argentinos y argentinas esteremos en
condiciones de percibir que los graves problemas sociales que actualmente padece
nuestro país, en gran medida, tienen su raíz en la última dictadura militar.
En este contexto es que se propone la implementación del programa "Educación para la
Memoria". El Estado Nacional debe asumir un rol protagónico en este proceso de
reconstrucción histórica que nos permitirá conocer que pasó en aquellos años de
oscuridad y dolor. Esa es una deuda que tenemos como sociedad y que debemos saldar
de una vez a fin de evitar que el 24 de marzo siga figurando en los libros de historia y en
el ideario colectivo como un feriado más. Y entendemos que la mejor forma de alcanzar
ese objetivo es haciendo eje en la educación y fomentando la participación de docentes y
alumnos de todos los niveles.
Por todos estos motivos, la implementación del mentado proyecto implica un gesto
político claro a favor de la democracia y sus instituciones, una profundización del propio
sistema democrático y, finalmente, un significativo avance en pos de concientizar a todos
los argentinos acerca de lo acontecido durante esa etapa funesta de nuestro país.
Por los motivos expuestos, Señor Presidente, solicito a mis pares la aprobación del
presente proyecto de ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
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PERALTA, FABIAN FRANCISCO | SANTA FE | COALICION CIVICA - ARI - GEN - UPT |
ALCUAZ, HORACIO ALBERTO | BUENOS AIRES | COALICION CIVICA - ARI - GEN - UPT |
FEIN, MONICA HAYDE | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
LINARES, MARIA VIRGINIA | BUENOS AIRES | COALICION CIVICA - ARI - GEN - UPT |
BARRIOS, MIGUEL ANGEL | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
MORANDINI, NORMA ELENA | CORDOBA | MEMORIA Y DEMOCRACIA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |