Declarar de interés de esta H. Cámara el libro "La Vida de Emilio Mignone. Justicia, catolicismo y derechos humanos", de Mario del Carril.

Señor presidente:

La historia de los derechos humanos en nuestra República está coronada por la proeza realizada por esas mujeres que salieron desesperadamente a la calle para buscar a sus hijos detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico- militar. Al principio con un pañal, y luego con pañuelos blancos como único distintivo, ocuparon el espacio público en el lugar más emblemático de la ciudad de Buenos Aires y, así, se convirtieron en las Madres de Plaza de Mayo.

Menos conocidos pero, sin ninguna duda, con una alta dosis de heroicidad, sus maridos también salieron a la calle, a luchar por la vida de sus hijos. Ellos -los Padres de la Plaza- tuvieron también que lidiar con la soledad, el miedo y la angustia al constatar que sus hijos, en la mayoría de los casos, no regresarían jamás.

Algunos no soportaron el dolor. Así, hombres que hicieron un invalorable aporte a la causa de los derechos humanos, como los doctores Alfredo Galletti y Augusto Conte se terminaron suicidando. Otros, como Bernardo Rus, que junto a su esposa había padecido en carne propia los horrores de los campos de exterminio Nazis, debió revivir esa pesadilla en la figura de su hijo detenido-desaparecido. Hasta que el advenimiento de la democracia, y la continua ausencia de su hijo, lo llevó a la enfermedad y la muerte.

Sin embargo, hubo aún otros que, con el dolor a cuestas, sacaron fuerzas desde sus entrañas para luchar contra esa sanguinaria dictadura y mostrar al mundo la verdadera cara del Proceso de Reorganización Nacional. La de una dictadura que -en la clandestinidad- vejaba, torturaba y asesinaba a sus víctimas indefensas, pisoteando todos los valores morales y espirituales de Occidente.

Uno de esos hombres fue Emilio Fermín Mignone. Junto a su esposa "Chela", utilizó toda su capacidad intelectual y física para hacer conocer al mundo las atrocidades que se cometían en nuestro país. Aún a riesgo de su propia vida -pues era consciente que podría llegar a sufrir el mismo destino que su hija Mónica, detenida- desaparecida el 14 de mayo de 1976-, concentró en su domicilio de la avenida Santa Fé al 2900 innumerables reuniones para aunar a los parientes y amigos en la búsqueda de sus seres queridos y en la lucha contra la dictadura. Es así como se conformó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), del que fue Presidente hasta su fallecimiento en 1998.

Es precisamente su yerno, el periodista filósofo y escritor Mario del Carril quien -en una tarea que le llevó más de diez años- ha escrito una biografía que muestra al hombre tal como fue, y cómo la realidad nacional e internacional fue transformando su pensamiento y su acción, hasta convertirlo en un verdadero ejemplo en materia de defensa de los derechos humanos de nuestra República (1) .

Lo interesante de la obra es que sitúa al personaje en su contexto histórico. Es así como puede evaluarse la transformación que se va produciendo en las ideas y acciones de Emilio Mignone en base al cambiante escenario nacional e internacional.

El Prólogo, escrito por Hilda Sábato, merece una consideración aparte. Simplemente porque la autora afirma que no siempre estuvo de acuerdo con ciertas posturas asumidas por Mignone. Pero que, después de haber leído el libro, analizando el contexto histórico en las distintas etapas de su vida, ahora tiene una mayor comprensión del hombre y de su tiempo.

Quién fuera editor del Buenos Aires Herald en los primeros años de la dictadura, Robert Cox, ha resaltado que Emilio Mignone es un héroe para la humanidad (2) . Coincidimos plenamente. Por ello solicitamos la aprobación de este proyecto de resolución.