Expresar su reconocimiento a la destacada labor del Dr. Horacio Rolando Cattani como Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal encargado de las actuaciones relacionadas con la búsqueda de la verdad y destino final de las personas desaparecidas.

Señor presidente:

Por medio del presente Proyecto de Resolución quiero reconocer la destacable tarea del Dr. Horacio Cattani, particularmente en las causas en las que se investiga la identidad de las personas enterradas como NN en diferentes cementerios municipales durante el terrorismo de estado.

En el año 1986, en el marco de la causa nro. 44, el Dr. Cattani, con motivo de las diversas presentaciones de los familiares de las víctimas, comprendió que más allá del juicio y castigo a los responsables, existía otro paso pendiente para la averiguación de la verdad: conocer la identidad de las víctimas de la desaparición forzada de personas. De este modo, buscando el paradero de una de ellas, realizó la primera inspección en el Cementerio Municipal de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Gracias a esta búsqueda no sólo se encontraron los restos de esta persona sino que se exhumaron un total de once cráneos de una fosa común. Así, el Dr. Cattani reconoció que aquello que comenzó "...de una manera ingenua" lo llevó a concluir que "...los restos del genocidio únicamente se iban a encontrar en los intersticios que deja la burocracia y así, razonando de esta manera, comenzamos a buscar restos (...) con muchísima paciencia, juventud y experticia..." (1). Comenzaba entonces la práctica de una nueva estrategia que apuntaba a devolverle la identidad a las víctimas del terrorismo de estado y a satisfacer el reclamo de verdad y de justicia de sus familiares.

En un momento complejo para la localización del destino final de las personas víctimas de desaparición forzada, el Dr. Cattani tuvo que esforzarse en idear el modo para obtener la información necesaria para dar con más cuerpos y apuntó principalmente a reunir la información que contenían las microfilminas en poder de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Las respuestas no fueron siempre positivas y se presentaron dos obstáculos: se cuestionaba la jurisdicción del Tribunal y gran parte del material había sido destruido en razón de la ley de autoamnistía.

Sin embargo, el Dr. Cattani insistió en sus objetivos y resolvió centrar su investigación en aquellos sitios que podrían aportar información reveladora como la Morgue Judicial, los cementerios y el Registro de las Personas. A medida que se exhumaban cuerpos, las hipótesis sobre las identidades que aparecían exigían ser cotejadas. Esto representó otro obstáculo, por lo que se tuvo que recurrir a expertos y laboratorios nacionales e internacionales.

El 5 de enero de 1988 comenzaron las tareas de exhumación en el Cementerio Municipal de Avellaneda. En 1992 en el sector 134 se encontraron trescientos treinta y seis esqueletos, lográndose así devolverle la identidad a tres personas, gracias a la colaboración de científicos de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos.

En el año 1993 continuaron las exhumaciones en el Cementerio Municipal de Lomas de Zamora, donde se identificaron los restos de una víctima, que más tarde fueron entregados a sus familiares.

En ese momento, el Dr. Cattani señaló que para continuar con la averiguación de la verdad era necesario: "Determinar el perfil de trabajo porque estábamos abriendo un camino de excepción a la ley de obediencia debida y punto final" (2). En relación a este punto, Claudia Feld sostuvo en su libro "Memorias de la represión" que: "La sala II de la Cámara Federal en la que entiende Horacio Cattani se distingue, dentro del Poder Judicial, como un espacio que en los años que siguieron a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida buscó estrategias para llevar adelante las causas por violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura" (3).

En marzo de 1995 en pleno, el Tribunal dicta la resolución 1/95-P -que tuve el honor de suscribir como Secretario- donde se reconoce por primera vez en el ámbito judicial el "derecho a la verdad y al duelo" y se deduce del mismo la obligación de establecer el destino final de las víctimas del terrorismo de estado. Allí se expresó que: "Lo afirmado se compadece con el derecho de la sociedad a ser debidamente informada y con lo que la práctica consuetudinaria ha consagrado como el derecho a la verdad".

En consecuencia, más allá del entonces pendiente castigo a los responsables, se inicia una intensa labor que ha permitido hasta la fecha, la identificación de más de 240 esqueletos a los que se les devolvió la identidad (4).

En el año 1998 se designó por el pleno de la Cámara a Horacio Cattani como juez encargado de "la búsqueda de la verdad y destino final de las personas desaparecidas" (Ac. 70/98 CCCFed.), quedando manifiestamente a cargo de esta misión.

Merece ponerse de resalto que además el Dr. Cattani es uno de los responsables de confirmar con su firma la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final en el marco de la causa Simón el 9 de noviembre de 2001. En ese entonces, el tribunal sostuvo que "...en el contexto actual de nuestro derecho interno la invalidación y declaración de inconstitucionalidad de las leyes 23.492 y 23.521 no constituye alternativa, es una obligación". (5)Hasta la fecha el Dr. Cattani continúa dedicado a la investigación para la identificación de las víctimas de la desaparición forzada de personas, la restitución de sus restos a sus familiares y el juicio y castigo de los responsables. La averiguación de la verdad y el sentido de justicia que ésta conlleva sólo pueden llevarse a cabo de mano de magistrados que como el Dr. Cattani comprenden la responsabilidad y compromiso que implican su cargo.

Me ha tocado asistir durante años como Secretario del Tribunal al Dr. Cattani, y su desempeño cotidiano revela un espíritu sereno, respeto por las garantías y una austeridad y sencillez que se conjugan con una vasta formación jurídica y gran lucidez.

El Dr. Cattani es, además, un docente universitario destacado, que ha inculcado estos valores democráticos, continentes del valor del derecho como herramienta para la convivencia, a varias generaciones de juristas.

Todos estos atributos se reflejan en la acción cuyo reconocimiento propiciamos aquí.

Estoy convencido de que al destacar el trabajo del juez Cattani, se alumbra un modelo de juez que demuestra un verdadero compromiso con el pleno ejercicio y reconocimiento de los derechos humanos.

Y es en este sentido que esperamos que este reconocimiento sirva de inspiración para que otros magistrados ejerzan sus funciones con igual convicción.

Por los motivos expuestos, les solicito a mis colegas que acompañen con su firma el presente proyecto.

Bibliografía:

1. Entrevista publicada por CIJ en http://www.cij.gov.ar/identificacion-judicial-de-desaparecidos.html

2. Conferencia de prensa en el marco de la identificación de un ciudadano español desaparecido en el año 1977 -3/12/2009-

3. FELD, Claudia "Memorias de la represión. Del estrado a la pantalla las imágenes del juicio a los ex comandantes en Argentina". Editorial S. XXI España editores y Editorial S. XXI Argentina editores. 2002.

4. Datos obtenidos de http://www.cij.gov.ar/identificacion-judicial-de-desaparecidos.html

5. Causa nº 17.889 "Incidente de apelación de Simón, Julio" - Jdo. Fed. Nº 4, Sec. Nº 7, Buenos Aires, 9 de noviembre de 2001.