DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS
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PROYECTO DE LEY
Expediente: 3236-D-2014
Sumario: PROGRAMA NACIONAL "EDUCACION PARA LA MEMORIA": CREACION.
Fecha: 07/05/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 39
Programa Nacional "Educación para la
Memoria"
Artículo 1: Créase el Programa
Nacional "Educación para la memoria" en el ámbito de los establecimientos
educativos de gestión estatal y privados de las jurisdicciones nacional, provincial y
municipal.
Artículo 2: Los objetivos del presente
programa son los siguientes:
a) Concientizar a los alumnos acerca
de las consecuencias producidas por el gobierno militar de facto que ejerció el
poder en Argentina entre los años 1976 a 1983, haciendo especial énfasis en los
siguientes aspectos:
-las características del plan
sistemático de detención, tortura y desaparición de personas;
-los móviles económicos y sociales
que propiciaron el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976;
-el contexto internacional
existente;
-las consecuencias socio-económicas
de las políticas implementadas por el Gobierno de facto y sus proyecciones en las
décadas siguientes.
-el rol adoptado por los distintos
actores sociales durante la vigencia de la dictadura militar.
b) Afianzar valores en docentes y
alumnos que permitan fortalecer el sistema democrático.
c) Incentivar la participación de los
docentes y alumnos en lo referente a investigaciones sobre la temática.
Artículo 3: El Programa está destinado
a /os alumnos que concurran a:
- los alumnos de los dos últimos años
del nivel primario;
- los alumnos del nivel
secundario;
- los alumnos del nivel superior de
formación docente.
Artículo 4: El programa "Educación
para la Memoria" se desarrollará en dos etapas. La primera de ellas tendrá una
duración anual, acorde al calendario escolar de cada ciclo lectivo. La segunda se
desarrollará durante el mes de marzo del año subsiguiente y consistirá en la
exposición de las producciones realizadas durante la primera etapa del
programa.
Artículo 5: El Ministerio de Educación
definirá, conjuntamente con el Consejo Federal de Educación, los lineamientos
curriculares básicos del Programa Nacional de "Educación para la Memoria";
buscando articularlos con los contenidos, talleres y seminarios que tengan ya
implementados con la misma temática en las distintas jurisdicciones a nivel
provincial, municipal y nacional.
Artículo 6: El dictado de los
contenidos curriculares del Programa estará a cargo de un docente de historia y
uno de economía, como mínimo. Del mismo modo, teniendo en cuenta la
modalidad que posea el establecimiento educativo se integrará con docentes de
áreas artísticas, de literatura, etc.
Artículo 7: La implementación del
Programa "Educación para la Memoria" estará a cargo de una Comisión integrada
por un (1) representante del Ministerio de Educación; un (1) representante del
Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y un (1) representante de la
Secretaría de Medios de Comunicación de la Nación. La Comisión tendrá a su cargo
las siguientes funciones:
a) Diseñar las estrategias para la
implementación del presente Programa.
b) Fijar los mecanismos de control
que garanticen una evaluación permanente del nivel de cobertura del Programa y
de sus resultados.
c) Propiciar la difusión de los
objetivos del Programa en los distintos niveles del sistema educativo formal.
d) Diseñar, producir y seleccionar los
materiales didácticos.
Artículo 8: El programa creado por la
presente ley se desarrollará a través de las siguientes acciones:
a) La realización de publicaciones y
seminarios.
b) La realización de trabajos de
investigación, producciones audiovisuales y producciones artísticas que versen
sobre la temática del programa, y que cuenten con la participación de docentes y
alumnos.
c) La organización de concursos que
estimulen la participación de docentes y alumnos de los distintos niveles
educativos. Los trabajos seleccionados se difundirán a través del Sistema de
Medios Públicos de la Nación.
d) El diseño de programas de
capacitación permanente y gratuita de los educadores en el marco de su formación
continua.
Artículo 9: Comuníquese al Poder
Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El presente proyecto de ley tiene
como antecedente el expediente 1348-D-2011, de mi autoría.
Hoy, a 31 años de la recuperación de
la democracia, podemos decir que nuestra sociedad ha vencido el miedo impuesto
en los años del terrorismo de Estado y ha comenzado a transitar una etapa
diferente en la búsqueda de la reconstrucción de su identidad. Tenemos la
convicción de que sólo ejercitando la memoria, principal bastión de la resistencia
de un pueblo, lograremos ese cometido.
De esta manera conseguiremos por
un lado, rendirles un merecido homenaje a aquellos luchadores que brindaron su
esfuerzo, su capacidad y su vida para llevar adelante un proyecto diferente para
nuestra sociedad y nuestro país; y por el otro haremos posible el afianzamiento de
valores que nos permitan fortalecer el sistema democrático en el que elegimos
vivir.
En ese proceso de reconstrucción
resulta fundamental desentrañar las causas que motivaron el golpe de Estado de
1976, suceso que dio comienzo al período más oscuro y sangriento de nuestra
historia.
Las características del plan
sistemático de detención, tortura y desaparición de personas; los móviles
económicos y sociales que propiciaron el quebrantamiento del orden
constitucional; el contexto internacional existente; las consecuencias socio-
económicas de las políticas implementadas por el gobierno de facto y sus
proyecciones en las décadas siguientes; el rol adoptado por los distintos actores
sociales durante la vigencia de la
dictadura militar, son algunos
aspectos cruciales sobre los que debemos indagar para lograr comprender la
realidad vivida durante esos años tan sombríos de nuestro país. Pero al mismo
tiempo son la llave para explicar, en gran medida, nuestro presente.
Al observar la realidad actual de
nuestro país podemos encontrar las consecuencias de los profundos cambios que
trajo aparejada la dictadura. La reconstrucción histórica es el puente que nos
posibilita unir aquel proceso con el presente y caminar con firmeza hacia un futuro
mejor.
La dictadura militar dejó marcas
imborrables, no sólo por las ausencias que provocó, sino también porque afectó y
transformó la vida de la población, aun en sus aspectos más cotidianos. Instaló el
terrorismo de Estado como metodología para la denominada "reorganización
nacional". Sus objetivos fueron claros: en sintonía con las directivas de las
principales potencias del mundo, se intentó arrasar con las conquistas sociales y
desarticular a las organizaciones gremiales, políticas, campesinas y juveniles.
Es por eso que ineludiblemente
debemos poner de relieve que con el advenimiento de los militares al poder se
implementó una estrategia integral y sistemática, ejecutada por las fuerzas
armadas, pero que contó con la necesaria participación y complicidad de sectores
empresariales, económicos, sindicales y de parte de la jerarquía eclesiástica.
Sin la pretensión de formular una
exposición acabada y global de este proceso histórico, nos permitimos abrevar
acerca de algunos aspectos que lo caracterizan. A tal fin podemos mencionar que
en las décadas precedentes a la dictadura, nuestro país fue escenario de una
creciente participación del pueblo en todas las dimensiones de la sociedad donde
se decidía que modelo de país se quería para el futuro. Esta participación había
nacido como resistencia a las distintas dictaduras que usurpaban el poder desde
mediados del 50, y se amplió con la incorporación de los jóvenes y trabajadores a
las discusiones y políticas.
La versión de la historia impuesta por
los genocidas, convirtió esas experiencias sociales y políticas de nuestro pueblo, en
un cuento de tiempos violentos con malos de izquierda y malos de derecha, bajo la
absurda teoría de los dos demonios; ocultando así que el único verdadero demonio
fue la violencia aplicada por el gobierno de facto contra las expresiones políticas y
sociales de un pueblo que nunca resignó sus conquistas. Todo con el propósito de
aniquilar nuestra capacidad de organización como pueblo, para imponer el despojo
económico de las mayorías en beneficio de determinados sectores que, insistimos,
fueron cómplices necesarios de aquel horror.
El programa impuesto contempló,
entre otras medidas la prohibición de las huelgas, el control de los salarios, el
aumento de los impuestos, el descenso del gasto público en materia social,
educación y ayuda a las provincias.
En el aspecto socio económico es
importante señalar que las políticas impulsadas modificaron sustancialmente el
régimen social de acumulación, interrumpiendo la industrialización basada en la
sustitución de importaciones. En esta época se instala un modelo económico
neoliberal que a la postre se consolidó en la década de los 90´. Esto se tradujo en
una significativa disminución de la participación de los trabajadores en la riqueza a
través de la reducción del salario real y años más tarde derivó en un abrupto
crecimiento de la desocupación. Una vez disciplinados los trabajadores se generó
el contexto propicio para avanzar sobre las conquistas sociales obtenidas por
aquellos a largo de décadas.
El acelerado crecimiento de la deuda
externa es otro elemento central para poder explicar el cuadro socio económico
existente actualmente en nuestro país. En este sentido, Eduardo Basualdo
sostiene: "La deuda externa (especialmente la del sector privado) cumplió un papel
decisivo en la valorización financiera porque su peculiaridad radicó en que el
acelerado endeudamiento fue motorizado por primera vez en décadas por el sector
privado
oligopólico industrial y
particularmente por la fracción de la oligarquía que se había diversificado hacia la
producción manufacturera (los denominados grupos económicos locales) e
integrantes del capital extranjero. Específicamente, se trató de un proceso en el
cual las fracciones del capital dominante (mayoritariamente líderes en la
producción industrial) contrajeron deuda externa para realizar con esos recursos
colocaciones en activos financieros en el mercado interno (títulos, bonos,
depósitos, etc.) y valorizarlos a partir de la existencia de un diferencial positivo
entre la tasa de interés interna e internacional, para finalmente fugarlos al exterior.
De esta manera, a diferencia de lo que ocurría
durante la segunda etapa de
sustitución de importaciones, el endeudamiento externo ya no constituyó,
principalmente, una forma de financiamiento de la actividad productiva sino un
instrumento para obtener renta financiera dado que la tasa de interés interna (a la
cual se coloca el dinero) era sistemáticamente superior al costo de endeudarse en
el mercado internacional. Indudablemente, este proceso no hubiera sido factible
sin una modificación en la naturaleza del Estado que, desde este punto de vista
económico, se expresó al menos en tres procesos fundamentales. El primero
radicó en el endeudamiento del sector público con el mercado financiero interno -
donde era el mayor tomador de crédito en la economía local- que provocó que la
tasa de interés doméstica superara sistemáticamente al costo del endeudamiento
en el mercado internacional. El segundo consistió en que la deuda externa estatal
posibilitó la fuga de capitales locales al exterior, al proveer las divisas necesarias.
El tercero fue que la subordinación estatal a la nueva lógica de la acumulación de
capital posibilitó la estatización de la deuda externa privada durante los años
ochenta. Al dejar de ser el endeudamiento externo una forma de financiamiento de
la expansión industrial y devenir instrumento para la obtención de renta financiera,
cuyo origen se encuentra en la brutal redistribución del ingreso en contra de los
asalariados, se produjo la escisión del mismo respecto de la evolución de la
economía real. Dicha escisión provocó recurrentes
crisis económicas entre 1976 y 2001,
produjo una expansión espectacular de la deuda externa total que al confluir con
la apertura comercial desencadenaron al menos dos procesos que provocaron un
inédito proceso de desindustrialización que a su vez fue el factor fundamental de la
inusitada desocupación de la mano de obra vigente durante las últimas décadas. El
primero consistió en el pago de los intereses devengados a los acreedores
externos, y el otro la fuga de capitales locales al exterior por parte de residentes
locales. Ambas brechas, que sumaron 117 mil millones de dólares y 138 mil
millones de dólares, respectivamente, entre 1975 y 2001, representaron
prácticamente 2,5 veces el PIB de 2002 (105 mil millones de dólares) y su ritmo de
expansión superó el que exhibió el stock de deuda externa neta que alcanzó a 138
mil millones de dólares en el 2001. De allí la muy reducida acumulación de capital
que caracterizó al régimen de acumulación impuesto a sangre y fuego por la
dictadura militar, con su correlato en la mencionada desindustrialización y en una
creciente concentración de la producción y el ingreso."
Las consecuencias del modelo
económico implementado por la dictadura determinaron la concentración de la
riqueza y el enorme crecimiento de pobres e indigentes; tendencia que con el
devenir de los años se ha ido acentuando.
Como sociedad hemos avanzado en la
búsqueda de justicia por las aberrantes violaciones a los Derechos Humanos
perpetradas por los genocidas que condujeron los destinos del país entre 1976 y
1983; en el año 2003 -con la anulación de las leyes de impunidad por parte del
congreso- se reabrieron los juicios tendientes a individualizar las responsabilidades
de los genocidas. Este proceso de búsqueda de justicia es incipiente y tiene un
largo camino por recorrer, ya que mientras transcurre el tiempo sólo se han
instrumentado una cantidad de causas insignificante en relación a la magnitud del
terror, y se ha condenado sólo a un puñado de responsables.
Sin embargo aun debemos seguir
arrojando luz sobre las profundas e imborrables huellas que nos imprimió la
dictadura militar. Es que, a más de tres décadas del fatídico golpe de estado de
1976, una gran parte de nuestra sociedad -en particular los jóvenes- desconoce lo
sucedido en el período antes referido. Una encuesta publicada por el diario Clarín,
refleja esta preocupante realidad: ante la pregunta: "¿Usted sabe qué se
conmemora el 24 de marzo?", el 49,7 por ciento de los encuestados contestó que
lo desconocía, y el porcentaje se incrementa aún más cuando los consultados son
los jóvenes de entre 18 y 25 años: un abrumador 64.9 por ciento de ellos dijo
desconocer qué ocurrió ese fatídico día (Fuente: Diario Clarín, 22/03/08).
Esto nos pone de cara a un enorme
desafío, mostrar a nuestra sociedad que el gobierno de facto impuso, a costa de la
vida de miles de personas, una matriz económica neoliberal a la medida de los
intereses de algunos grupos de poder; que implementó a sangre y fuego una
ingeniería de domesticación social con el propósito de arrasar con las conquistas
sociales de los trabajadores y estudiantes; que sirviéndose del Estado intentó
desarticular todo tipo de organización social. Sólo despejados tales extremos, los
argentinos y argentinas esteremos en condiciones de percibir que los graves
problemas sociales que actualmente padece nuestro país, en gran medida, tienen
su raíz en la última dictadura militar.
En este contexto es que se propone la
implementación del programa "Educación para la Memoria". El Estado Nacional
debe asumir un rol protagónico en este proceso de reconstrucción histórica que
nos permitirá conocer que pasó en aquellos años de oscuridad y dolor. Esa es una
deuda que tenemos como sociedad y que debemos saldar de una vez a fin de
evitar que el 24 de marzo siga figurando en los libros de historia y en el ideario
colectivo como un feriado más. Y entendemos que la mejor forma de alcanzar ese
objetivo es haciendo eje en la educación y fomentando la participación de
docentes y alumnos de todos los niveles.
Por todos estos motivos, la
implementación del mentado proyecto implica un gesto político claro a favor de la
democracia y sus instituciones, una profundización del propio sistema democrático
y, finalmente, un significativo avance en pos de concientizar a todos los argentinos
acerca de lo acontecido durante esa etapa funesta de nuestro país.
Por los motivos expuestos, Señor
Presidente, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
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PERALTA, FABIAN FRANCISCO | SANTA FE | GEN |
ZABALZA, JUAN CARLOS | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
VILLATA, GRACIELA SUSANA | CORDOBA | FRENTE CIVICO - CORDOBA |
LINARES, MARIA VIRGINIA | BUENOS AIRES | GEN |
DUCLOS, OMAR ARNALDO | BUENOS AIRES | GEN |
CICILIANI, ALICIA MABEL | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
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DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |