DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 411
Jefe SRA. CARBALLO LLOSA MARIANA A.
Miércoles 14.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2411 Internos 2411/2470
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PROYECTO DE RESOLUCION
Expediente: 2884-D-2010
Sumario: SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO DISPONGA INVESTIGAR LA DENUNCIA SOBRE LA PARTICIPACION DEL COMISARIO MAYOR DE LA POLICIA METROPOLITANA RICARDO RAUL FERRON, EN LA DETENCION DE LA CONDUCCION DEL CENTRO DE ESTUDIOS LEGALES Y SOCIALES, CELS, EN EL AÑO 1981.
Fecha: 05/05/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 48
Solicitar
al Poder Ejecutivo que -por intermedio de la
Secretaría de Derechos Humanos, dependiente del
Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos
Humanos- investigue y adopte las acciones
pertinentes respecto a la denuncia sobre la
participación del comisario mayor de la Policía
Metropolitana Ricardo Raúl Ferrón en la detención de
la conducción del Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS), el 27 y 28 de febrero de 1981.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
¿La Metropolitana es un nido de
represores? (1)
Los opositores porteños entraron
por primera vez a ver los legajos de los oficiales de la Policía Metropolitana.
"Quiero ver este", pidió Marcelo Parrilli, legislador de MST-Nueva Izquierda. "Es
que fue compañero mío del Colegio Nacional de San Isidro", justificó. Cuando
pusieron frente a él la foto del comisionado mayor Ricardo Raúl Ferrón, Parrilli
confirmó: "Es él. Y participó en el comando de la Federal que nos detuvo a los
abogados del CELS en la dictadura". Y reclamó que el jefe de la Metropolitana,
Eugenio Burzaco, lo dé de baja. "Que Parrilli haga una denuncia formal y se
harán las investigaciones que correspondan", se limitó a responder
Burzaco.
Luego de los diversos escándalos
sobre altos oficiales con causas pendientes en la Justicia, que llevaron a que
Burzaco pidiera la baja de once de ellos, se reactivó la comisión de seguimiento
legislativo que el macrismo había dejado en el freezer. Fueron a ver los legajos
a la academia policial los macristas Martín Borrelli, Helio Rebot, la kirchnerista
Gabriela Alegre, Parrilli y Rafael Gentilli, de Proyecto Sur.
Los diputados empezaron por
revisar los legajos de los 39 comisarios mayores. El titular del Instituto Superior
de la Metropolitana, Miguel del Castillo, les explicó que, en lugar de verlos en
papel, los legajos iban a ser proyectados sobre una pared. Los opositores
reclamaron, de todas formas, ver los legajos luego de que sean escaneados. Y
en algunos casos, pidieron ver algunas fojas que se habían traspapelado.
Cuando entregaron la lista de los
39 comisarios, Parrilli, dijo: "Quiero ver éste. Si es quien yo pienso fue mi
compañero en el Colegio Nacional de San Isidro". Los macristas pusieron el
legajo proyectado en una pantalla y afirmó: "Sí, es él. Y participó en el
procedimiento por el que detuvieron a toda la conducción del CELS". El
comisario mayor al que identificó Parrilli es Ricardo Raúl Ferrón, que ingresó
por la resolución 233/10 en marzo de este año, ya con Burzaco al frente de la
fuerza. El 1º de marzo de este año consiguió la baja de la Federal.
Según pudieron comprobar los
legisladores, en su legajo figura que estuvo gran parte de la dictadura en la
Superintendencia de Seguridad Federal. En su currículum -donde aparece como
una de sus especialidades "reducir dementes"- figura que comandó el operativo
de custodia en la cumbre de Mar del Plata y que fue herido el 29 de diciembre
de 2001. "Esta persona integró el comando de la Superintendencia de
Seguridad de la Policía Federal que el 28 de febrero de 1981 nos detuvo a
Carmen Lapacó, Madre de Plaza de Mayo, y varios abogados del CELS, entre
ellos Emilio Mignone, Augusto Conte y yo", aseguró Parrilli, en un comunicado
de prensa. "Le exigimos al ministro Montenegro y al jefe policial Burzaco la
inmediata baja de Ferrón, porque es inconcebible que sigan designando en la
Metropolitana a gente que durante la última dictadura militar actuó en fuerzas
represivas", reclamó.
Cerca del jefe policial indicaron
que no iban a resolver la situación del policía sobre la base de una denuncia
mediática. "Recordemos que hizo hace tres días otra denuncia contra la
Metropolitana y estaba equivocado", plantearon, en alusión a la denuncia de
Parrilli sobre la participación en Coordinación Federal de Gustavo Morón, a
cargo de la auditoría interna de la Metropolitana, que el funcionario salió a
desmentir.
El operativo de febrero de 1981,
en el que detuvieron a la conducción del CELS fue una represalia de la
dictadura por la presentación que hizo Augusto Conte el 30 y 31 de enero en
París de un documento que describía detalladamente el funcionamiento del
terrorismo de Estado. La detención fue ordenada por el juez Martín Anzoátegui.
Allanaron el CELS y se llevaron dos cajas con documentación, una estufa, dos
teléfonos, tres máquinas de escribir y un ventilador. "Nos llevaron en un auto a
dos chicas y a mí -recordó la madre de Plaza de Mayo Carmen Lapacó ante
Página/12-. Y recuerdo que los que manejaban dijeron: '¿A dónde vamos? ¿A la
caja o a dónde?'. Nos llevaron a Coordinación Federal. Allí nos dejaron en una
celda que era una mugre, con un colchón en el suelo. ¿Vos sabés el miedo que
tuve? Porque había estado desaparecida y sabía lo que podía pasar. Por suerte,
a la semana, nos soltaron." El mismo día detuvieron en su casa a Emilio
Mignone. Parrilli, que vivía en el mismo edificio (2) , se ofreció a acompañarlo
(3) y se lo llevaron preso también.
Del resto de los legajos que vieron
el 27 de abril -fueron unos ocho-, pudieron establecer que varios tuvieron
participación en agencias de seguridad privada y que revistaron en áreas de
inteligencia. "Gran parte de la plana mayor actuó en la Federal durante la
dictadura y deberían ser dados de baja ya", reclamó Parrilli, quien estimó que
"en sus cuadros superiores lleva la marca de origen del Fino Palacios y Ciro
James".
¿Dos relatos, la misma
película?
¿Un Informe oficial? (4)
Detención y procesamiento de
miembros del Centro de Estudios Legales y Sociales
Legajo N° 7418
El viernes 27 de febrero de 1981 fue allanada la sede del Centro de Estudios
Legales y Sociales -CELS- en la Capital Federal, por orden del Juez Federal en lo
Criminal y Correccional a cargo del Juzgado N° 2, Dr.Martín Anzoátegui, con
intervención en el procedimiento de su Secretario el Dr. Guillermo Arecha.
En ese momento se encontraban en el lugar la Sra. Carmen Aguiar, tesorera del
CELS e integrante de su personal, el Dr. José Francisco Westerkamp, miembro
de su Comisión Directiva y tres visitantes.
El procedimiento duró varias horas. Finalmente se llevaron toda la
documentación y papeles existentes en la entidad. Las cinco personas
mencionadas fueron trasladadas a la Superintendencia de Seguridad de la
Policía Federal, en calidad de detenidos.
Cuando aún no había terminado el procedimiento en la sede del CELS, fue
allanado el domicilio del Dr. Emilio Fermín Mignone. Este fue detenido a su
llegada y trasladado a la Superintendencia de Seguridad, junto con el abogado
Marcelo Parrilli que lo acompañaba. También al Dr. Mignone le fue secuestrada
gran cantidad de papeles, folletos y libros personales.
Mientras esto ocurría, otra comisión policial se trasladó al domicilio del Dr. Boris
Pasik, abogado y Secretario del CELS, y lo detuvo. Por último, el sábado al
atardecer se detuvo al Dr. Augusto Conte MacDonell, Vicepresidente de la
Institución, en momentos que abandonaba su domicilio.
Los nueve detenidos, rigurosamente incomunicados, fueron ubicados en celdas
individuales. El domingo 1° de marzo fueron liberadas las tres personas que se
encontraban circunstancialmente en la sede del CELS, pero los otros seis
detenidos permanecieron en la situación antes descripta hasta la mañana del 3
de marzo en que fueron trasladados al subsuelo del Palacio de Justicia.
Las declaraciones indagatorias ante el Juez recién comenzaron al quinto día de
la incomunicación, sin posibilidad para los detenidos de un adecuado
descanso.
Durante los interrogatorios ante la policía, los imputados habían explicado con
amplitud los objetivos y actividades del CELS. Subrayaron que se trata de una
institución constituida legalmente, sin fines de lucro, que actúa a la luz pública
y con el propósito de procurar la vigencia de los derechos fundamentales,
luchando con medios legales contra todo tipo de violaciones, discriminaciones y
abusos. Señalaron que en ese momento el CELS desarrollaba tres programas de
trabajo. El primero, de carácter jurídico, consiste en llevar adelante casos
judiciales vinculados con la desaparición de personas, presos sin proceso o
condenados por tribunales militares, imputados por razones políticas, etc. El
segundo consiste en formar un Centro de Documentación sobre estas materias,
realizar investigaciones y estudios y efectuar publicaciones. El tercero se orienta
hacia la vinculación con organismos similares del país y del extranjero, y a
prestar asesoramiento o servicios a grupos e instituciones interesadas en los
mismos problemas. En virtud de ello, el CELS está afiliado a la Comisión
Internacional de Juristas, con sede en Ginebra y a la Liga Internacional por los
Derechos Humanos en Nueva York.
Durante las declaraciones indagatorias, el Juez Anzoátegui, sin perjuicio de la
ratificación por parte de los interrogados de su declaración ante la Policía, sólo
formuló preguntas vinculadas con la acusación que surgía del material
secuestrado.
La única parte del material secuestrado a la que se asignaba relevancia era un
croquis perimetral, supuestamente de la zona militar de Campo de Mayo.
Estaba trazado a mano, a bolígrafo, sobre papel transparente y podría ser una
mala copia de cualquier plano de carretera adquirible en el comercio ordinario.
Además una lista de personal que revistaba en 1976 en una unidad militar de
Córdoba, con algunos comentarios sobre oficiales y suboficiales allí
mencionados. La lista parecía haber sido extraída de algunos de los testimonios
que circulaban públicamente en el exterior y más reservadamente en el país,
emanados de personas que estuvieron secuestradas en centros clandestinos y
fueron liberadas.
Cabe señalar que el Juez explicó que los allanamientos habían sido ordenados a
raíz de una denuncia -cuyo origen declinó indicar- según la cual en la sede del
CELS existían mapas y documentos de origen militar que afectarían la
Seguridad del Estado (5) .
Asimismo, manifestó que él no había ordenado el allanamiento del domicilio
particular del Dr. Mignone.
Después de la indagatoria, el Juez dispuso levantar la incomunicación de los
detenidos -quienes pudieron verificar entonces, la coincidencia de las distintas
declaraciones individuales, derivada de la veracidad de las mismas- y ordenar
su libertad por falta de méritos (art. 6to. del C.P.P.), por cuanto "no considera
justo ni razonable prolongar el estado de detención cuando la complejidad de la
materia, a la luz de los elementos de prueba reunidos, impone un cuidadoso
trabajo y precisa de un minucioso análisis".
Sin embargo, los días 13 y 14 de marzo los diarios "La Razón", "La Prensa" y
"Crónica" publicaron versiones, atribuidas a voceros del Juzgado, que
contienen graves acusaciones contra los miembros del CELS. Esas noticias,
transcriptas entre comillas, lo que pone de manifiesto su origen oficial y
coincidente, afirmaban que el "Juez Anzoátegui está estudiando la vinculación
de los procesados con determinados movimientos subversivos de proyección
internacional...", y que la documentación secuestrada "podría acreditar la
vinculación del Centro de Estudios Legales y Sociales con movimientos
subversivos que disimulan su accionar invocando la falsa representación y
defensa de los derechos humanos".
Nada de ello tuvo la más remota confirmación en el proceso; por el contrario,
tales afirmaciones parecían indicar el propósito de orientar las actuaciones hacia
acusaciones de mayor gravedad, por infundadas que fuesen. Pero, al mismo
tiempo, supondrían una grave violación de los deberes del magistrado en
cuanto constituían un prejuzgamiento inaceptable y una acusación que afectaba
el honor de los imputados. Ello dio lugar a que se recusara al Dr. Anzoátegui y
se solicitara su separación de la causa; incluso se recordó que en una causa
promovida por el mismo Juez en 1979, que dio lugar al allanamiento de la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Liga Argentina por los
Derechos del Hombre y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y
al secuestro del archivo de dichas instituciones, se incurrió en el mismo sistema
de "trascendidos" calumniosos que ocuparon amplio espacio en los
periódicos.
En conocimiento de la recusación, el Juez Anzoátegui se excusó de seguir
interviniendo. En consecuencia, el expediente pasó al titular del Juzgado
Federal a cargo del Dr. Pedro C. Narvaiz, quien también fue recusado, ya que
en octubre de 1980 había impuesto un apercibimiento a los Dres. Pasik, Parrilli,
Conte Mac Donell y Mignone, junto con otros 33 letrados patrocinantes en un
recurso de hábeas corpus interpuesto a favor de 329 detenidos a disposición
del Poder Ejecutivo Nacional. A raíz de ello, el Juez Narvaiz remitió el
expediente al titular del Juzgado Federal N° 4, Dr. Norberto Giletta, quien
procedió al levantamiento de la clausura de los locales y a la devolución de la
mayor parte del material secuestrado.
En su momento el Dr. Giletta sobreseyó definitivamente a los procesados, con
la salvedad de que la formación del sumario en nada afecta su buen nombre y
honor.
Esta sucinta relación da una idea de los considerables riesgos y graves
dificultades que debieron afrontar los letrados defensores y los organismos que
fueron asumiendo la representación de la sociedad civil, en momentos que fue
una práctica cotidiana la violación de los derechos y garantías tutelados por la
Constitución Nacional.
¿Una protagonista?
Una protagonista del Movimiento
de Derechos Humanos realiza un relato personal del allanamiento del CELS y la
detención de sus directivos (6) :
La dictadura no atentó contra
nuestras vidas, como amenazó el anónimo recibido un mes antes, pero tomó
represalias por nuestras denuncias.
El viernes 27 de febrero de 1981,
cerca de las veinte horas, permanecíamos en la APDH Teresa Candia, Nilda
Garré y Bella Friszman, mientras yo envolvía un ramo de flores y una planta,
regalo por mi cumpleaños. Nilda se había ofrecido a acercarme a casa, donde
teníamos planeada una comida familiar. Sonó el teléfono y Leonardo Pérez
Esquivel, uno de los hijos de Adolfo, muy excitado, nos avisó desde el SERPAJ
que estaba siendo allanado el CELS. Carmen Aguiar, secretaria de esa
institución, había alcanzado a llamarlo antes de que la policía y el secretario del
juez la detuvieran. Vista la experiencia de 1979, cuando fueron allanados uno
tras otro la Liga, la APDH y el MEDH, decidimos no perder ni un minuto:
cerramos todo, Bella y Teresa avisaron al resto de nuestros compañeros desde
afuera, mientras que Nilda y yo, en su coche, pasamos frente a las puertas del
CELS. Allí vimos como gente de seguridad cargaba en una camioneta cajas y
papeles. Ya habían detenido a José Westerkamp y Carmen Aguiar junto a tres
personas que estaban de visita y a las que liberaron dos días después.
Entramos a una confitería de Lavalle y Rodríguez Peña donde era bastante
frecuente que personas que trabajaban en los organismos nos reuniéramos a
tomar un café.
Nos encontramos con Chela y
Emilio Mignone y Marcelo Parrilli, (7) entonces abogado del CELS. Mientras
Emilio seleccionaba en un fichero las direcciones internacionales a las que era
imperioso recurrir, nos pidió que fuéramos a casa de Augusto Conte, con quien
no había podido comunicarse. Cuando el matrimonio Mignone regresó a su casa
la Policía estaba esperándolos y detuvo a Emilio y a Marcelo.
La familia Conte vivía en la
avenida Callao, en una antigua casa cuyo largo pasillo de entrada Nilda y yo
recorrimos a oscuras. Augusto nos recibió con una linterna y en medio de la
sala iluminada con velas le contamos lo ocurrido pidiéndole que abandonara la
casa. Nos contestó que no podía: estaba solo con su hijo menor Julián,
esperaba a Laura, su mujer, que debía volver de la facultad y, por si fuera poco
se había cortado la luz. "Además -agregó- no estoy preparado para vivir
clandestino." Eso sí, nos pidió que nos lleváramos unos papeles que metió a las
disparadas en una bolsa de plástico.
Salimos preguntándonos qué
haríamos con la bendita bolsa si nos enfrentábamos a la "patota". El pasillo
seguía tenebroso y decidimos que, eventualmente, la tiraríamos en algún
recoveco. La patota no llegó -no recuerdo quién guardó después los papeles-,
Nilda me llevó a casa y apenas terminada la cena llegaron Alfredo Bravo y
Alfredo Galetti. Éste padecía desde hacía tiempo una afección de origen tiroideo
que lo hacía depender de la ingesta diaria de medicamentos. Se veía además
muy desasosegado. Bravo nos preguntó si, para protegerlo de una eventual
detención Galetti podía dormir por esa noche en casa. En tanto él buscaría
algún otro lugar más seguro donde alojarlo. Lo acomodamos en un sofá e
intentamos dormir un poco todos mis hijos Enrique y yo. El sábado
tempranísimo Élida y Alfredo Galetti fueron refugiados por Víctor García Costa
en su casa en el conurbano bonaerense.
Esa misma mañana hablaba por
teléfono con Augusto Conte, cuando me anunció que llegaba la Policía. Le pedí
que dejara descolgado el teléfono para oír lo que pudiera -casi nada, por cierto-
hasta que, después de un lapso que me pareció eterno, me llegó la voz de
Laura Conte. Habían detenido a Augusto y agregó decidida que, de ahí en más,
ella estaba dispuesta a actuar, que le dijéramos todo lo que era necesario
hacer. Cuando escribo esto siento casi la misma conmoción. Desde la
desaparición de su hijo Augusto María, Laura lo había esperado durante un mes
sentada frente a la puerta de entrada del departamento. Al cabo de ese tiempo,
le comunicaron a Augusto Conte que a su hijo lo habían matado. Laura recibió
la noticia, la asimiló como pudo, pero nunca había participado en ninguno de
los organismos de derechos humanos. Ahora su marido estaba preso y ella
tomaba un lugar en la lucha que después nunca abandonó.
Esa misma mañana fue detenido
también Boris Pasik. (8) La conducción del CELS, salvo Noemí Fiorito de
Labrune -que estaba en Cipoletti- y Alfredo Galetti, quedó detenida e
incomunicada en la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal.
Con mucha celeridad, que revela
cómo estaban cambiando las cosas, hubo veintiséis abogados listos para asumir
la defensa de los detenidos. Durante el fin de semana se reunieron primero en
nuestra casa y después en una confitería en la avenida Santa Fe y Salguero, y
desde el lunes 2 de marzo todas las acciones se concentraron en la APDH. Allí
firmaron el hábeas corpus que se redactó para los seis detenidos a quienes
también desde ese lugar se les envió diariamente alimentos. Allanamiento y
detenciones provocaron un escándalo mayúsculo, tanto en el exterior como en
el interior del país, donde todos los organismos reaccionaron uniendo esfuerzos
y se multiplicaron las expresiones políticas y sociales de repudio ante la nueva
arbitrariedad. Semejante presión rindió sus frutos y el 3 de marzo los
encausados fueron trasladados al Palacio de Justicia. Ese día en los pasillos del
edificio, además de los abogados patrocinantes, nos habíamos reunido unas
veinte personas a las que la Policía no recibió órdenes de impedir la entrada.
Afuera aguardaban otras cuatrocientas. Cuando nuestros compañeros
empezaron a circular delante del grupo, rumbo al juzgado correspondiente,
rompimos en aplausos. Muy rápido fueron puestos en libertad "por falta de
mérito".
Una vez más los militares
demostraron que habían perdido el rumbo, al elegir la estrategia de
enfrentamiento con los organismos. Con cada procedimiento, en lugar de
descrédito nos aportaban mayores apoyos.
La misma noche de la liberación
visité la casa de los Cante. Lo primero que me impresionó en Augusto fue que
habían desaparecido sus tics característicos. Cuando se lo hice notar agregó
que también le había mejorado la dispepsia y, refiriéndose al instinto de
supervivencia, comentó un poco sorprendido: "Siempre imaginé que si me
detenían me sentiría muy cerca de Augusto María [su hijo desaparecido]. Sin
embargo, en la celda sólo pensaba qué estarían haciendo afuera ustedes por
mí". Después comentó que todas las preguntas formuladas por el juez se
basaron en una denuncia anónima sobre la existencia de mapas militares en el
CELS. Efectivamente se trataba de unos bocetos a mano alzada del perímetro e
instalaciones de Campo de Mayo y la ESMA. Ilustraban los testimonios dados
por los sobrevivientes Scarpatti, Solarz de Osatinsky y otros en Francia, en
1979. A esa altura circulaban por todos lados, sobre todo entre los
organismos.
En esa causa, tras la recusación de
los jueces Martín Anzoátegui y Pedro C. Narvaiz, el juez Norberto Giletta levantó
la clausura del local del CELS e hizo devolver la mayor parte del material
incautado, al tiempo que dispuso el sobreseimiento definitivo de todos los
detenidos. El 2 de abril, Augusto Cante, en nombre propio y de sus compañeros
del CELS, "agradeció en una reunión de la Mesa Ejecutiva de la APDH el
esfuerzo y apoyo hechos por esta organización y destacó el aumento de la
reacción en el país ante estas últimas detenciones que, a su entender prometía
mayores posibilidades para la defensa de los derechos individuales". (9)
¿Alguien le pone el cascabel al
gato? (10)
"Hay una cuestión política decisiva
que indica que ningún integrante de la policía provincial, Federal, Gendarmería,
Prefectura, etc., que haya formado parte del aparato represivo de la dictadura
puede ser designado como miembro de la Policía Metropolitana; hayan
cometido o no delitos, por el sólo hecho de formar parte carece de la idoneidad
elemental para desempeñarse en un cuerpo de seguridad", sentenció Parrilli en
declaraciones exclusivas a Crítica de la Argentina.
Para el legislador, "el macrismo se ha dedicado a reciclar genocidas. No les
importa que hayan formado parte de la dictadura. Para ellos, esto no es
descalificante. Quizás sea algún mérito, pero no lo dicen. Y uno no sabe si lo
hacen por ignorancia, por compromiso ideológico o no sé por qué. Pero lo
hacen. De cualquier manera, Ferrón se tiene que ir".
- Usted y Ferrón fueron
compañeros en el Colegio Nacional de San Isidro ¿Este dato fortuito fue
fundamental para reconocerlo?
- Él era un poco más chico pero fue un elemento que me ayudó. El día que me
vinieron a llevar para la Superintendencia, lo veo venir a él. Hacía unos 9 años
que no lo veía, pero lo reconocí inmediatamente, de la misma manera que él
me reconoció a mí. Y no le dije nada porque no sabía si era un grupo legal o
ilegal. Si lo reconocía y lo mencionaba, era boleta seguro.
- ¿Consiguió expresarle esta denuncia al jefe de la Policía Metropolitana,
Eduardo Burzaco?
- Me saludó cuando llegué, pero cuando le dije que este legajo era de esta
manera (referido al de Ferrón), desapareció.
- Además de Ferrón, ¿advirtieron la existencia de legajos de otros implicados
en la dictadura?
- La investigación que nosotros podemos hacer es muy limitada porque ellos
tienen los legajos; nos dan los datos con cuentagotas y ni siquiera tienen todos
los antecedentes. Nosotros sólo podemos apelar a nuestra memoria, como en
mi caso. Pero la gente que hoy está en la Comisión no estuvo en los
organismos de Derechos Humanos en aquella época y es por eso que hoy
necesitamos mucho de estas organizaciones.
- ¿Qué procedimiento va a seguir la Comisión?
- Ya me comuniqué con (el secretario de Derechos Humanos de la Nación)
Eduardo Luis Duhalde, porque creo que su Secretaría también tiene que
intervenir. Es como si, caído el régimen de Adolfo Hitler, usted hubiese tenido
que armar la policía en Alemania y contrataba a los oficiales de la SS, para
cuidar la seguridad de los ciudadanos alemanes. Hay un grado tremendo de
confusión. Yo estoy haciéndole una presentación al ministro Montenegro que es
superabundante, diciéndole que a este hombre lo tiene que echar. Como
funcionarios públicos políticos tienen la obligación de proceder, porque las
designaciones son políticas. Cuando usted decide poner a un señor que estuvo
en la Superintendencia de seguridad Federal en la época de la dictadura como
actual comisionado mayor, toma una decisión política que significa "A mí no me
importa nada que haya estado en el centro de la maquinaria de genocidio, yo lo
nombro igual".
¿Ferrón no tiene antecedentes de
violaciones a los derechos humanos? (11)
Fuentes cercanas al Ministerio de
Justicia calificaron de "mamarracho" la denuncia de Parrilli. Aducen que Ferrón
ya era una persona "pública y reconocida", y que al diputado, repentinamente
"le cayó la ficha". Sostuvieron que "resulta llamativo lo de Parrilli" porque, luego
de haber sido allanado el Cels en 1981, "sería lógico que hasta el ´83 no
hubiera tenido garantías, pero desde 1984 al 2010 no hizo ninguna denuncia
hasta que ayer tuvo un ataque de memoria".
Para el Ministerio de Justicia porteño no reviste ningún viso de seriedad la
denuncia formulada por Parrilli. Señalaron que Ferrón nunca estuvo
"escondido", y que siempre fue "hombre de cuerpo, estaba en la calle"(Se retiró
como Jefe del Cuerpo de Guardia de Tránsito). Cuando Eugenio Burzaco se
presentó a la Comisión de la Legislatura el 23 de abril, Parrilli sostuvo que quien
había allanado el Cels había sido Gustavo Morón, que es el auditor externo de
la Policía Metropolitana. Un día después afirmó que había sido el mismísimo
Ferrón, "y mañana va a decir que fue Perón", aseguraron.
Según fuentes cercanas a la cartera de Justicia metropolitana, Ferrón presentó
su foja de servicio para entrar en la policía macrista y no figura ningún
antecedente relacionado con la violación a los derechos humanos. En 2004 fue
condecorado por Néstor Kirchner por haber estado al frente del operativo que
custodió la Cumbre de presidentes de Mar del Plata, "y no es que estuvo
escondido en un sótano de la policía y hoy salió a la luz".
Desde el Ministerio de Justicia indicaron a Página/12 que ni piensan considerar
el planteo. "No tiene entidad y no merece análisis. Que haga la denuncia
correspondiente en la Justicia", indicaron cerca de Montenegro.
Por su parte, el legislador macrista
Martín Borrelli indicó que "esto no puede ser una caza de brujas. Ferrón fue
condecorado y ascendido en democracia y no tiene causas judiciales ni está
procesado".
Cabe recordar que este caso se
suma a la seguidilla de reveses sufrida por el gobierno porteño en torno a los
casos de Ciro James, Jorge "Fino" Palacios por el espionaje telefónico y los
nueve miembros desplazados porque en sus expedientes figuraban causas
judiciales pendientes.
¿Ferrón es una persona "pública y
reconocida"? ¿Qué hasta el momento no se haya hecho denuncia alguna lo
libera de culpa y cargo? ¿Qué no figure ningún antecedente de violación a los
derechos humanos asegura que no exista? ¿Qué haya sido condecorado en
2004 implica que fue un "boy scout" durante la dictadura? ¿Acaso el criminal de
guerra Erich Priebke no vivió a plena luz del día en Bariloche, durante tantos
años, sin ser acusado de la Masacre de las Fosas Ardeatinas? ¿La denuncia no
tiene entidad? ¿No merece el menor análisis? ¿Porque, en definitiva, no
importa? ¿Son cosas baladíes del pasado? ¿O será porque la mayoría de los
directivos del CELS de aquel entonces están muertos? ¿Se centra la atención en
el mensajero para que descalificar el mensaje? ¿Mamarracho de respuesta ante
una denuncia concreta?
¿Es simple casualidad el siguiente
análisis realizado hace ya seis años?:
"En la Argentina, a más de veinte
años del retorno de la democracia, el accionar de la justicia continúa siendo, en
muchos casos, condescendiente ante la violencia policial. Así lo demuestra la
violación sistemática de derechos fundamentales por parte de funcionarios
policiales en connivencia con muchos fiscales y jueces que no castigan e incluso
convalidan estas prácticas" (12) .
¿Es aplicable lo que relata Horacio
Verbitsky respecto a los ascensos militares? (13)
La posibilidad de impugnar los
ascensos militares depende tanto de que exista un mecanismo institucional,
como de la calidad y tipo de información con que se cuenta. Las limitaciones
para recabar dicha información han estado determinadas por la clandestinidad y
negación propias del terrorismo de Estado. De ahí la importancia de las
acciones que han realizado los organismos de derechos humanos y las medidas
posteriores para enfrentar los crímenes en el orden judicial, administrativo y
político. Los organismos produjeron documentación sobre los crímenes en base
a las denuncias de las víctimas. Durante muchos años, estos testimonios y
archivos fueron la única información disponible. Y sin duda fue sobre la base de
la información recabada por las organizaciones de derechos humanos que se
construyó el relato de lo que era el terrorismo de Estado, del repudio a la
dictadura y, con posterioridad, de la valoración de la democracia.
Las impugnaciones llevadas
adelante por el CELS contrastaban con la actitud de gobernantes elegidos por el
voto popular que no se decidían a ejercer la conducción de las instituciones
armadas que la Constitución Nacional confiere al poder legalmente constituido.
Los años '80 pusieron de relieve la carencia de una política hacia las Fuerzas
Armadas que separara de las filas castrenses a los oficiales consustanciados con
prácticas de terrorismo de Estado. También mostraron un gobierno presionado
por sucesivos levantamientos militares, que pactó con los sectores que
pugnaban para poner fin a la posibilidad de hacer justicia por los crímenes de la
dictadura. Además, ni el Poder Ejecutivo ni el Congreso realizaban consultas
formales a los organismos de derechos humanos. Sólo algunos asesores
parlamentarios lo hacían de manera informal. Sin embargo, como la prensa
publicaba listados totales o parciales de los oficiales cuyos ascensos estaban en
estudio, las organizaciones tomaban conocimiento de los nombres propuestos y
enviaban los cuestionamientos al Congreso. Estas notas eran acompañadas de
material documental, por lo general párrafos de testimonios o testimonios
completos de sobrevivientes, artículos periodísticos y copias de documentos
judiciales en caso de que estuvieran comprometidos con alguna causa. La
debilidad del control sobre los uniformados y la inexistencia de una voluntad
política por parte del gobierno para exigir autocrítica y cambios institucionales
fue la característica central de esos años. Mientras que la CONADEP generaba
pruebas para el esclarecimiento de los crímenes a través del juicio a los
comandantes de las juntas militares, el gobierno radical esperaba que las
Fuerzas Armadas realizaran su propia "depuración". Esto no sucedió.
La tarea de monitoreo de los
ascensos militares fue necesaria pero incompleta, porque una parte
fundamental de los procedimientos represivos fue mantener en el anonimato a
sus autores, aun al precio de colocar bajo sospecha a las instituciones militares
en su conjunto. Los testimonios de los sobrevivientes y las investigaciones de
civiles pero también de militares (como los hermanos Federico y Jorge
Mittelbach y José Luis D'Andrea Mohr) permitieron un conocimiento extenso
pero parcial del mapa represivo. Algunos ascendieron por decisión de un
liderazgo político que no asumió la tragedia argentina en toda su dimensión y
procuró conciliaciones inaceptables. Otros porque consiguieron pasar
inadvertidos. Aun así, los grandes debates de opinión pública que varios de
esos casos motivaron fueron de gran utilidad para que porciones cada vez
mayores de la sociedad asumieran esta problemática que alguna vez fue
exclusividad de las personas directamente afectadas e incluso dieron lugar al
repudio de lo sucedido por parte de las nuevas conducciones castrenses.
¿Qué puede hacerse desde el
Poder Ejecutivo?
Entre los objetivos de la gestión
desplegada por el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos se
encuentra lo que sigue (14) :
Coordinar y articular con los
demás poderes del Estado, todas las tareas necesarias para impulsar y
fortalecer institucionalmente el proceso de verdad y justicia vinculado con los
crímenes de Lesa Humanidad, cometidos por el terrorismo de Estado;
garantizar la contención, protección y seguridad de testigos, víctimas, abogados
y funcionarios judiciales que intervienen en las causas judiciales o
investigaciones relativos a los delitos de Lesa Humanidad, así como de sus
grupos familiares.
Fortalecer la capacidad estatal de
obtener información confiable y de brindar apoyo concreto para la investigación
de los delitos de lesa humanidad, a fin de agilizar y proteger los procesos
judiciales.
Por su parte, la Resolución de la
Secretaría de Derechos Humanos N° 058/2005, de fecha 21 de octubre de
2005, establece en su artículo 2°, lo siguiente:
"EL CENTRO DE RECEPCIÓN DE
DENUNCIAS Y ORIENTACIÓN CIUDADANA, en adelante El Centro, receptará el
conjunto de denuncias que tengan por temática la violación de derechos
humanos fundamentales amparados por la CONSTITUCIÓN NACIONAL,
incluyendo aquellos que son de competencia específica del INADI y del
PROGRAMA NACIONAL ANTI-IMPUNIDAD, las cuales serán giradas a estos
organismos para su tramitación ulterior, previo registro en la BASE DE DATOS
que se llevará al efecto."
En este caso, existe una denuncia
pública que merece ser investigada, por la gravedad de la imputaciones que
recaen sobre el comisario mayor Ricardo Raúl Ferrón. Por ello solicitamos la
aprobación de este proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
MORANTE, ANTONIO ARNALDO MARIA | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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LEGISLACION PENAL (Primera Competencia) |
DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS |