Su repudio ante la actitud discriminatoria expresada por el filósofo José Pablo Feinmann el domingo 22 de abril de 2012 en su columna de opinión en el periódico Página 12, en la cual apeló a la palabra "mogólico" como adjetivo descalificativo.

Señor presidente:

La filosofía es el estudio de una variedad de problemas fundamentalmente acerca de cuestiones como el conocimiento, la ética, la verdad, el lenguaje, la existencia y la mente. A su vez una de las ramas de la ética es la llamada, ética normativa la cual estudia los posibles criterios morales para determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no. Por otra parte la filosofía del lenguaje es el estudio en sus aspectos mas generales y fundamentales, como la naturaleza del significado y la relación entre el lenguaje sus usuarios y el mundo.

Con lo expresado en el párrafo anterior damos por sabido que nadie mejor que un filósofo para conocer el correcto uso del lenguaje y sobre todo las implicancias de su uso, como también la detección de acciones correctas e incorrectas desde la normativa de la ética.

José Pablo Feinmann es un filósofo argentino nacido el 10 de marzo de 1943, docente, escritor, ensayista, conductor de radio, y frecuentemente publica columnas en el periódico Página 12. Justamente la columna que publicó el pasado 22 de abril del corriente año, titulada Soberanía y Poder es el motivo de este repudio ya que en la misma el filósofo demuestra su indignante falla a sus conocimientos del lenguaje y la ética al utilizar la palabra mogólico con actitud descalificativa.

En su escrito el Sr. Feinmann expresa textualmente "Aconsejo buscar estos textos, publicarlos y estudiarlos severamente y dejar de lado ese fárrago seudofilosófico de La comunidad organizada, texto ante el que se prosternaban en los setenta los Demetrios y Guardia de Hierro, o sea: el peronismo mogólico. Texto que pertenece más - mucho más- a Nimio de Anquín (buena persona, pero católico tomista y discípulo de monseñor Octavio Derisi) que a Carlos Astrada." Es para destacar que el modo en que utilizamos las palabras incide totalmente en la construcción del lenguaje, y si además las que usamos encierran un significado peyorativo respecto del que tenían en sus orígenes (como en el caso de "mogólico" del Sr. Feinmann) puede dañar la dignidad no sólo de las personas destinatarias sino también de las que hace referencia de manera despectiva. Con lo anterior se deja claramente asentado que la utilización del término mogólico a modo de insulto constituye en si mismo un acto de discriminación totalmente repudiable.

Es por lo expuesto que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración.