Su repudio a las expresiones del candidato a Gobernador por Santa Fe del PRO, Miguel del Sel, por alentar el uso de la violencia física como "correctivo" para niños, niñas y adolescentes, tanto en el ámbito familiar como educativo.

En el programa "La mesa de café" de la televisión santafecina, dijo Del Sel: "mi viejo me metía unos cintazos espectaculares y yo salí buen tipo. Cuando me porté mal en la escuela San Cayetano vino el cura y me llevaron a la dirección y me dieron dos varillazos en las patas. Terminé abanderado. Hoy los padres están muy permisivos con sus hijos. Por ahí viene el hijo y escupe al padre, y dice 'pero es que es chico'. Metele un buen cocazo y no jode más".

Señor presidente:

En un programa de televisión en Santa Fe, Miguel del Sel, candidato a gobernador por el Pro, justificó el uso de la violencia física y la amenaza de repitencia como "correctivo" para los niños, niñas y adolescentes en el marco familiar y educativo.

Los castigos físicos han sido aplicados a lo largo de la historia como método educativo. Esto, tanto en sistemas pedagógicos como en el campo jurídico ha ido cambiando con el tiempo, y tornando a métodos más acordes con el buen trato y el respeto a la integridad física y psicológica del educando. El derecho internacional más modernos ha establecido que los derechos de la infancia no deben ser lesionados "ni por un instante".

La abrumadora mayoría de los especialistas han probado que el castigo físico causa más problemas que beneficios en los niños. El castigo físico hace daño no solo ellos, sino a toda su familia, grupo o comunidad. Los efectos y los riesgos, así como las consecuencias de una educación basada en la sanción física, son claramente negativos. Esta concepción humanista de la educación y la socialización señala que los castigos físicos paralizan la iniciativa de la niña o el niño, bloqueando su comportamiento y limitando su capacidad para resolver problemas, no fomenta su autonomía y preanuncia una actitud violenta como un modo válido para resolver conflictos futuros. Además daña su autoestima. En el marco educativo, interfiere en sus procesos de aprendizaje y, por lo tanto, en el desarrollo de su inteligencia, sus sentidos y su emotividad.

El Comité de los Derechos del Niño (CDN), el órgano de supervisión de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CNUDN), ha subrayado que los derechos humanos exigen la eliminación de todo castigo físico, con independencia de lo leves que éstos sean, y de todo otro castigo cruel o degradante.

El castigo físico incumple tres de los cuatro pilares de la legislación de la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989: el interés superior del niño, su derecho a la supervivencia y al desarrollo, y el derecho a que sea respetado su punto de vista. El artículo 19 de la Convención reclama a los Estados a tomar medidas 'para proteger a los niños y niñas de cualquier forma de violencia física y mental'.

El comité, que supervisa el cumplimiento de la Convención en todo el mundo, formuló en 1995 una recomendación para 'prohibir el castigo físico a los niños y niñas en la familia'. En España, por tomar un solo ejemplo, el Código Penal sanciona explícitamente todo tipo de violencia ejercida contra los niños y niñas.

Con respecto a castigar con amonestaciones y amenazar con la repitencia también se ha demostrado que resulta una mala estrategia didáctica. En los últimos años, por el contrario, es objetivo de las autoridades educativas en todos los niveles contener a las y los alumnos. La repetición, en lugar de focalizar en aquellos contenidos que deben ser reforzados por el alumno, no solo demora las trayectorias escolares de los adolescentes sino que, en algunos casos, puede ser el paso previo a la deserción.

Más que arduas experiencias ha vivido nuestro país en términos de violencia y exclusión escolar, como para que los problemas de nuestros adolescentes, niños y niñas, deban ser resueltos por vía de los mismos métodos que los causaran, en lugar de apelar a técnicas modernas, innovadoras, creativas, y en todos los casos respetuosas del concepto más integral de los derechos humanos.

Por todo ello, y constituyendo nuestro deber como legisladores expresarse frente a este tipo de acontecimientos lesivos de los derechos de niños, niñas y adolescentes, pongo este proyecto a disposición de mis pares solicitando su apoyo.