Expresar su profundo pesar por el fallecimiento de Matilde “Chocha” Espinosa de Toniolli, madre de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, sucedido el jueves 2 de febrero de 2017 en la ciudad de Rosario.

Señor presidente:

“Matilde "Chocha" Espinosa de Toniolli será para siempre integrante de Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario y una de las fundadoras de la organización Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

"Chocha" trabajó como preceptora en una escuela pública. Se casó con Fidel Toniolli, un comerciante que defendía los ideales del Partido Comunista y fue un actor protagónico e insoslayable del movimiento de Derechos Humanos en la región. Matilde y Fidel tuvieron dos hijos varones: Carlos, fallecido y Eduardo José, 'el cabezón', Toniolli, desaparecido. "Entonces no había muchos hombres que se comprometieran, la mayoría éramos mujeres. Pero Fidel sí. 'Lo voy a buscar hasta que me muera', me dijo un día y así hizo", recodó Matilde.

Chocha siente que no puede escribir, es decir dar un orden a los acontecimientos pero desliza algunos instantes mientras conversa de una manera informal, y esa sucesión que no es lineal adquiere sentido y relevancia porque está hecha en carne viva. “Viví en Rosario, en Córdoba y en Buenos Aires, así comienza a dar cuenta de su vida trashumante estaba en Buenos Aires en el 55 cuando derrocaron a Perón, plena Revolución Libertadora. Tenía la panza así”, afirma, y hace un ademán mostrando el tamaño de su vientre. “Los dos hermanos nacieron muy seguiditos, fueron muy compañeros y confidentes. Fijate que coincidencia, ¡plena Revolución Libertadora!, pensar que nosotros jamás habíamos sido peronistas y después el Negro empezó a militar en la escuela secundaria y se hizo peronista, quería un mundo mejor. Siempre le creí, le creo a Carlitos, mi otro hijo ya fallecido que tanto sufrió con la desaparición del hermano, él una vez me confió que el Negro le había asegurado que jamás había tenido un arma en sus manos, lo suyo era la militancia”.

Chocha cuenta una vida común trastocada para siempre por el terrorismo de Estado. “Yo era tonta, no entendía nada de política, todavía hoy me cuesta. Mirá que tonta habré sido que el Negro se fue a Córdoba y me dijo, mamá no te preocupes, y yo le creí, justo lo agarraron ahí y nunca más lo vi. Después tuvimos que salir de casa para buscarlo, preguntar dónde estaba y vivir la zozobra de proteger a Alicia, su mujer, ella estaba embarazada cuando lo secuestraron al Negro y le faltaba poco para parir. Fue un tiempo de incertidumbre, gracias a Dios ella conservó la lucidez necesaria para proteger a su hijo. Después de un tiempo pudo salir del país y me lo salvó a Eduardo; tuve suerte de no perder a mi nieto”.

"No puedo conciliar el sueño

buscando el lugar apropiado

en donde pueda ofrendarte

una flor", escribió Matilde a su hijo Eduardo

"Algunos dicen que no hay que mirar al pasado, pero las heridas siguen abiertas. Recién ahora está llegando la justicia", decía Matilde en el año 2009” (https://seniales.blogspot.com.ar/2017/02/matilde-chocha-espinosa-de-toniolli.html).

Eduardo desapareció en Córdoba, el 9 de febrero de 1977, secuestrado por la patota de Luciano Benjamín Menéndez, llevado al centro clandestino de detención La Perla, en la misma ciudad. Luego fue trasladado a la Calamita, Quinta de Funes, la Escuela Magnasco y la “Intermedia” centros clandestinos que se encontraban en Baigorria, Funes y Rosario todos localizados en el sur de la Provincia de Santa Fe.

Sin saber sobre el destino de su hijo, ayudó y protegió a su nuera embarazada que era perseguida por los represores. Alicia y su hijo Eduardo anduvieron escapando de la represión durante cuatro años, hasta que lograron escapar a Brasil y luego, por medio de las Naciones Unidas, llegaron a Francia, hasta diciembre de 1985, cuando pudieron volver al país.

En esos años Chocha, escribió cartas a los principales funcionarios de la dictadura, a embajadores, al general Menéndez, responsable del área Córdoba pidiendo por la aparición de su hijo, pero jamás tuvo respuestas. Sin embargo, Chocha pudo presenciar el juicio y la condena de los represores acusados de la desaparición de su hijo y de otros militantes desaparecidos, cuando en abril de 2010 la justicia federal condenó a prisión perpetua a los responsables militares y civiles de parte de la represión en Rosario.

Por lo ocurrido con Eduardo José, “Chocha” y Fidel dedicaron su vida a la lucha por la Verdad y la Justicia para que no haya olvido ni impunidad por el genocidio cometido contra el pueblo argentino. Su ejemplo de lucha no será en vano. Su memoria, la de Fidel y la de su hijo Eduardo cobran vida en la tarea cotidiana de miles de militantes.

Por tales motivos, solicito a mis pares el acompañamiento al presente proyecto.