ARTÍCULO 1°.- Garantícese a los habitantes de nuestro país, el acceso libre y gratuito por televisión abierta en todo el territorio de la República Argentina de los encuentros de fútbol organizados por la Asociación de Futbol Argentino (AFA), por la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) y por la Fédération Internationale de Football Association (FIFA), o las organizaciones que se creen con la misma finalidad o función, para su transmisión en vivo y en directo y/o en diferido, en Capital Federal, el interior y exterior del país.

ARTÍCULO 2°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

Entre los años 1880 y 1882 llegaron a nuestras tierras alrededor de 500.000 inmigrantes y uno de ellos, Alejandro Watson Hutton, trajo entre sus maletas elementos que no estaban arancelados en la Aduana y que crearon desconcierto: pelotas de fútbol e infladores. Este deportista y educador nacionalizado argentino, nacido en Glasgow, Escocia, graduado en humanidades en la Universidad de Edimburgo, en 1882 desembarcó para hacerse cargo del selecto colegio Saint Andrew.

En el citado colegio implantó la práctica deportiva y la cultura física. El interés por el fútbol creció entre los alumnos pero la relación de Hutton con las autoridades del colegio se deterioró. Este hecho lo llevó a alejarse del establecimiento y a fundar el English High School, (hoy Buenos Aires English High School y primer colegio privado matriculado en Buenos Aires) base del mítico Alumni.

La Argentine Association Football League fue la encargada de organizar, en 1891, el primer campeonato de fútbol que se disputó en Buenos Aires. El presidente de dicha asociación era F. L. Wooley.

El torneo fue obtenido por Saint Andew's School. Los otros equipos que participaron fueron Buenos Aires Football Club, Buenos Aires al Rosario Railway, Old Caledonians, Belgrano Football Club y Hurlingham Football Club.

Pero resultó muy efímera la duración de aquella liga, porque no contaba con el apoyo del importante club Quilmes Rowers ni del principal impulsor del fútbol en tierras argentinas: el profesor Alejandro Watson Hutton, considerado con justicia "El Padre del Fútbol Argentino".

El 21 de Febrero de 1893, Alejandro Watson Hutton fundó The Argentine Association Football League, (la misma denominación de la anterior), junto a los representantes de Quilmes Athletic Club, Caledonian's, Saint Andrews, English High School, Lomas y Flores.

Estaba situada en la calle Venezuela 1230, donde estuvo poco tiempo. Enseguida se trasladó a la calle Del Temple (hoy Viamonte) a escasas cuadras donde hoy está ubicada la AFA. Allí se acordaron las bases del campeonato que se disputó ese mismo año y que tuvo a Lomas como ganador. Este hito en el fútbol organizado de la Argentina no fue suficiente, pero sí fundamental.

Debido al crecimiento explosivo de clubes futboleros y a la creación de otra entidad como la Asociación Amateurs la situación se complicó aún más. Estos hechos facilitaron la participación de un mismo futbolista en dos equipos a la vez, originando infinidad de controversias entre clubes y asociaciones. Fue así como se disputaron torneos paralelos entre 1912 y 1914 y entre 1919 y 1926.

Precisamente en este último año se produjo la unión de ambas asociaciones y la nueva entidad pasó a denominarse Asociación Amateurs Argentina de Football. No se resolvió nada. Fue así que luego de largas y duras controversias, el 10 de mayo de 1931 en una reunión donde participaron los representantes de "los clubes Atlanta, Boca, Chacarita, Estudiantes de La Plata, Huracán, Independiente, Platense, Quilmes, Lanús, Racing, River, Tigre, Vélez, Talleres, San Lorenzo, Argentinos Juniors y Ferro", se resolvió fundar la Liga Argentina de Footbal, de acuerdo a lo que se lee en el acta de fundación. El 31 de Mayo comenzó la era del campeonato profesional con 18 equipos. Tres años después, en 1934, la organización del fútbol cambió de denominación, pasando a llamarse Asociación del Fútbol Argentino.

Sembrada la semilla del fútbol en nuestro país, pocas cosas resultan tan inmaculadas para el argentino como la vieja y el fútbol. Aunque los primeros pasos en el camino de esta pasión sin retorno sean de la mano del viejo.

Tal como lo expone Rocio Arial “Peregrinando hacia el club de sus amores, nos iniciamos en el ritual de los domingos: el chori, los trapos, las manos que se agitan…Los himnos propios y esos otros dedicados al histórico rival, el infaltable “vos sos de la B” para quien militó en las filas del ascenso, el réferi y los cordiales saludos a su familia, ese or-sai inexistente por el que también la liga el línea. Sudor y dientes apretados, gargantas que revientan cuando el crack del equipo cumple el sueño del pibe y desfonda las redes del Monumental o la Bombonera. ¿Lo habrá soñado en sus tiempos de potrero, cuando un par de buzos estrujados en la tierra dibujaban un arco imaginario? El grito se hace uno, ese que mueve el cemento, ese que eleva miradas al cielo. Sí, las mujeres también siguen los partidos. No sólo las terrenales; sino aquellas que, cubiertas con su mato sagrado, reciben las plegarias de los más encomendados fieles. Esto es fútbol señores, ese que golpeó las puertas de nuestra historia para escribir sus páginas más inolvidables.”

Para reforzar lo expuesto, y con motivo de un hecho trascendente de nuestra historia, tal como es el Bicentenario de la Declaración de nuestra Independencia recientemente se trató un proyecto de ley en la Cámara de Diputados, que propone Declarar al juego de Pato como Deporte Nacional y al fútbol como deporte popular argentino.

Entre los argumentos vertidos en el proyecto citado, que corre bajo el número 3281-D-2016 se destaca que “Justamente por sus orígenes, no resulta posible declarar al fútbol deporte nacional, porque no nació en estas tierras. Pero no puede desconocerse su popularidad, la enorme pasión que despierta en cada estadio, en las calles, en las reuniones familiares, ante cada televisor. El fútbol no ha nacido en la Argentina, pero se ha enraizado en nuestra cultura de modo inamovible. Al costado de cada camino, en múltiples veredas, en cada trozo de terreno desocupado, hay un grupo de niños pateando la pelota, improvisando un arco.”

“El fútbol encierra esperanzas, alegrías, frustraciones, forma parte de nuestra vida cotidiana. Todos aprendemos a caminar, casi al mismo tiempo que a patear una pelota. El argentino más humilde y el más favorecido, ambos comulgan en su amor por este deporte que hemos hecho nuestro.”

Terminan exponiendo que “Por lo tanto, es sustancial que este proyecto reconozca ambas cuestiones: la justicia de que el Pato sea el deporte nacional, y se ratifique su calidad por medio de una ley; pero a su vez el reconocimiento de que el fútbol es el “deporte popular argentino” por el lugar que ocupa en los corazones de cada ciudadano.”

Hoy el fútbol en la Argentina es una verdadera y orgullosa potencia futbolística que invariablemente ocupa los primeros lugares en el ranking de la FIFA.

Es por ello, señor Presidente que como hombre vinculado al fútbol y a la política, en el rol que hoy me toca ocupar, entiendo que debemos garantizar a cada persona la gratuidad en la televisación de cada partido.

Cuando se cobraba para ver la transmisión de los partidos de fútbol sólo el 10 % de la población accedía al servicio, y se condenaba al resto de los argentinos que carecían de recursos para afrontar el costo del servicio.

Téngase presente, que las empresas que tienen a su cargo la televisación de los partidos de fútbol, comercializan la publicidad en sus distintas formas y de esta manera solventan sus costos y pago de derechos y obtienen sus ganancias.

Si además permitimos, que estas empresas le cobren a los ciudadanos, es decir que tengamos que “pagar para ver” un partido de fútbol, generaríamos un nuevo desequilibrio y más desigualdad social, en pos de acrecentar las ganancias de unos pocos.

Para que nuestro fútbol, siga siendo un deporte popular debemos apoyar todos esta iniciativa, que aporta igualdad social y fomenta los valores sociales y deportivos.

El futbol como práctica social de adultos, adolescentes y niños, sobre todo en cada barrio, en cada comunidad genera una educación en valores y permite:

a) Fomentar el autoconocimiento y mejorar el trabajo colectivo y en equipo

b) Potenciar el diálogo como la mejor manera de solucionar los conflictos que se presenten.

c) La participación de todos y todas en el análisis, la toma de decisiones y, en general, el funcionamiento del grupo.

d) Potenciar la autonomía personal de los individuos implicados en los diferentes niveles de intervención.

e) Aprovechar el fracaso como elemento educativo.

f) El respeto y la aceptación de las diferencias individuales.

g) Potenciar la actividad deportiva como un escenario de aprendizaje de conductas y hábitos coherentes con los planteamientos aceptados por el grupo.

h) Aprovechar las situaciones de juego para trabajar las habilidades sociales encaminadas a favorecer la convivencia, no sólo entre los miembros del grupo, sino entre ellos y otras personas y colectivos implicados.

Cabe agregar que no es menos importante, la práctica del fútbol como factor educativo coadyuvante a la formación integral del hombre y como recurso para la recreación y esparcimiento de la población y como factor de la salud física y generación de valores en la población.

Debemos tener presente, para los que amamos el juego más lindo, el fútbol, que la “pelota no se mancha”, y para eso debemos bregar para que el “deporte popular argentino” sea visto por la totalidad de las personas, ya que de lo contrario lo sentenciaríamos a un deporte de clase.

Es por estas razones y las que expondremos en oportunidad de ingresar en tratamiento, que solicito a nuestros pares acompañen con su firma al presente proyecto de ley.