Declarar personalidad destacada de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina en el ámbito del deporte al Sr. Emanuel David Ginóbili.

Señor presidente:

El 27 de agosto y a través de su cuenta en la red social Twitter Manu Ginóbili hizo un anuncio que, si bien podía ser íntimamente intuido por todos aquellos que siguen el mundo del básquet, pocos deseaban leer. Allí se despidió de la práctica profesional del básquet, al indicar con unas sentidas palabras que: “Con una gran mezcla de emociones les cuento que decidí retirarme del básquet. ENORME GRATITUD para mi familia, amigos, compañeros, DTs, staff, aficionados y todos los que fueron parte de mi vida en estos 23 años. Fue un viaje fabuloso que superó cualquier tipo de sueño. GRACIAS!”.

Hablar de Manu Ginóbili en cualquier ámbito, situación y lugar nos infla el pecho de orgullo a los argentinos, al representar el arquetipo de deportista que se destaca no sólo por sus logros dentro del rectángulo en que se desarrollan los partidos sino por su conducta ejemplar digna de ser imitada fuera de él. En sus 23 años de carrera emocionó a propios y a extraños, hasta el punto tal de convertirse en una referencia del deporte que trasciende a cualquier tipo de camiseta y equipo. Fuera del campo de juego siempre se mostró como una persona amable, divertida y sumamente querida por quienes compartieron planteles con él, resaltando por sobre todas las cosas su capacidad de liderazgo y su ascendencia sobre los grupos humanos.

Nacido en Bahía Blanca el 28 de julio de 1977, su travesía profesional comenzó en 1995 en el Club Andino de La Rioja. Al año siguiente pudo volver a su ciudad natal para jugar en el Club Estudiantes, año en el cual recibió el premio al mayor progreso de la Liga Nacional de Básquet.

Luego de ello, en 1997 emprendió su aventura por el viejo continente, y en los cinco años que pasó allí recibió el elogio unánime de hinchas y especialistas del deporte, al haber ganado con el Kinder Bolonia las Copas de Italia de 2001 y 2002, la Liga Italiana de 2001 y la Euroliga del mismo año.

En 2002 dio el gran salto en su carrera, al optar San Antonio Spurs por hacer valer los derechos que sobre su ficha había realizado 3 años antes. Hoy, 16 años y 4 campeonatos después, Ginóbili es un sinónimo de la institución, siendo casi un reflejo exacto del valor que desde hace algún tiempo pregona de trabajo y juego en equipo en el que la prioridad se encuentra puesta en el rendimiento colectivo y no en lograr que uno de sus jugadores se destaque individualmente. Tan es así que durante su largo viaje por la NBA ha sido frecuentemente subrayado por periodistas y medios especializados su rol como jugador de equipo, habiendo incluso recibido el premio al mejor sexto hombre de la liga en la temporada 2007-2008.

Manu ha sido el emblema de “La Generación Dorada”, esa camada gloriosa que colocó a la bandera argentina en lo más alto del mundo. Revivir sus partidos y hazañas no hace más que mover nuestros sentimientos, alcanzando gestas que quedaron guardadas en nuestras retinas: así, el seleccionado nacional de básquet fue el primer equipo en derrotar a Estados Unidos desde que está formada por jugadores de NBA, venciéndolo en la semifinal del Mundial de Indianápolis 2002. 2 años después, reeditaron esa proeza en los Juegos Olímpicos de Atenas, torneo en el que llegaron hasta lo más alto del podio y se alzaron con la medalla de oro.

En la época del Imperio Romano surgió la expresión Orandum est ut sit mens sāna in corpore sānō, que llega a nuestros días y nos habla de una formación integral del individuo en sus aspectos intelectuales, atléticos y espirituales. Manu Ginóbili sintetiza perfectamente esa idea, y quienes tuvimos la gracia de poder verlo jugar y desplegar su arte jamás podremos quitar de nuestra memoria su modo especial de vivir el deporte, el que resumía una relación genuina y pura de amor y pasión por el básquet. Por todo ello, es solicito al cuerpo la aprobación del presente proyecto para reconocerlo en su justa dimensión.