Expresar su reconocimiento a la trayectoria deportiva del boxeador Sergio Víctor Palma, nacido el 1 de enero de 1956 en la localidad de La Tigra, provincia de Chaco. Su amplia trayectoria en el ámbito pugilístico, lo llevo a consagrarse el 9 de agosto de 1980, Campeón del Mundo Supergallo por la Asociación Mundial del Boxeo (AMB). En la actualidad, es considerado como uno de los grandes campeones del mundo que dio el boxeo argentino.

Señor presidente:

Descubrió el boxeo a los cinco años, cuando vivía con su mamá en el barrio de Caballito, en Buenos Aires. Ella trabajaba como empleada doméstica y compartían el cuarto de servicio. Todavía no conocía a su padre, pero el recuerdo que había dejado en su familia era difícil. "Cuando vi a los pugilistas pelear con total valentía, pensé que si me hacía boxeador podría enfrentar a mi padre", comenta en una de sus tantas notas periodísticas.

Nació el 1 de enero de 1956 en la localidad de La Tigra, Chaco. En la actualidad, es considerado como una de las glorias más importantes que dió el boxeo Argentino. Debutó profesionalmente el 15 de enero de 1976, en Pergamino ante Raúl Gómez. En 1977 obtuvo el título argentino súper gallo de la Federación Argentina de Boxeo, tras vencer a Arnoldo Agüero en el Luna Park. Su despegue definitivo llegó el 19 de mayo de 1978 cuando ganó el campeonato Sudamericano de la categoría, venciendo a Hugo Melgarejo, lo que le abrió las puertas para vivir exclusivamente del boxeo. Años después, encontraría su consagración, aquel glorioso 9 agosto de 1980, en Spokane (EE.UU.), donde el "inusual" boxeador chaqueño, ese que alternaba el gimnasio con la poesía y la guitarra, devastaba a Leo Randolph, logrando el título de Campeón Mundial en la categoría supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), convirtiéndose así, en el primer argentino que obtuvo un título mundial en EE.UU que luego llego a defender de manera exitosa en cinco oportunidades.

En 1980, fue distinguido por el Círculo de Periodistas Deportivos como Ganador del Olimpia de Oro. 10 años después, tras superar por puntos en General Arenales a Juan Domingo Nogueira, se retiró con un record de 52 peleas ganadas de las cuales 21 por knock out, 5 empatadas y 5 perdidas.

Haciendo un breve repaso sobre su vida pugilística, a los 15 años, cuando vivía en Bernal Oeste, provincia de Buenos Aires, tuvo de vecino a Néstor Ibáñez, un púgil profesional al que Palma pasaba horas espiando. Al respecto comenta: "Un día, venciendo los miedos y la timidez, fui hasta su casa y le pregunté como podía hacer para ser boxeador. Él me indicó un colectivo para ir al estadio Luna Park y sugirió que preguntara por Santos Zacarías, que era un buen entrenador. Entonces empecé a practicar boxeo y me independicé. Trabajaba como cadete en el barrio de Once".

El 15 de diciembre de 1979 peleo contra el colombiano Ricardo Cardona, un excelente campeón mundial ante el que perdió por puntos en 15 rounds. No obstante, emocionalmente, esta pelea resulto ser la más importante de su vida según sus propias palabras. En un reportaje hecho años después él dijo "Al momento de la pelea cuando veía que la perdía me remití a los años en que mi vieja y yo compartíamos un cuartito... Un día la veo venir llorando y en mi inocencia de niño pensé que era porque mis hermanos no vivían con nosotros, y ese mismo día a los 6 o 7 años le prometí que le iba a comprar una casa grande para todos. Tenía que cumplir con eso y no podía, sentí un profundo asco de mí mismo. Y ese día decidí que iba a cambiar"

Volvió a pelear por el título mundial, 8 meses después, en 1980 contra el americano Leo Randolph, en Estados Unidos. Ganó por Knock out en el 5to round, por paliza. Una persistente lesión en la mano derecha lo obligó a retirarse en 1990.

Después de su retiro, alejado profesionalmente de los cuadriláteros, Palma dio clases de boxeo durante casi veinte años en San Isidro, provincia de Buenos Aires. También incursionó en el rubro de la canción y la poesía. Ya en el año 2004 el ex campeón mundial, recibió quizás uno de los golpes más duros de su vida tras sufrir un accidente cerebrovascular que afectó su tronco encefálico. Como consecuencia de este ataque sufrió la parálisis del costado derecho de su cuerpo. Pero como contra Leo Cruz, la sexta defensa -que fue la última-, llegando hasta el 15º round y aguantando el aluvión, derrotado pero de pie, Palma volvió desde el fondo de sí mismo para jurarse que esta vez tampoco se iba a quedar allí abajo, tendido, el cuerpo muerto o dormido. "Los médicos me dijeron que sólo el 2 por ciento de quienes padecen algo así pueden sobrevivir", dice Palma. Tantas veces lo golpearon, tantas veces se puso de pie.

Abrazándose al periodismo deportivo, llego a convertirse en un analista de lujo de este deporte, logrando conducir sus propios programas de radio. También preparó a actores para papeles de boxeadores (Mariano Martinez y Luciano Castro, en campeones) e incursionó en el rubro de la poesía y de la música. "No tuve mucha capacidad, ni como periodista, ni como cantante. Aun así, me defiendo dando alguna clínica sobre boxeo, colaboro en los diario deportivo cuando me lo solicitan y sigo viviendo de Sergio Víctor Palma, el boxeador" reflexiona.

El boxeo sigue inmune en el recuerdo y la memoria de este peleador de la vida y el cuadrilátero. Este es un deporte noble, que nació como 7 mil años antes de Cristo. "Me da risa cuando hablan de su violencia. No saben que pegarnos en un acuerdo tácito, no hay broncas, en absoluto. Cuando terminan las peleas, estamos todos abrazados."

Un día, con la excusa de hacer una nota para la Revista Gente, Hugo Asch estuvo en su rincón, contra el tailandés Vichit Muangroi-et. Llevó el balde, enjuaguó la esponja y al final subió al ring para quitarle los guantes. Mientras el Luna Park entero lo ovacionaba y la multitud coreaba su nombre, pensó: "¿Cómo se hace para pasar por esto sin volverse loco, sin creerse Dios?". Y se lo preguntó en el vestuario. Exhausto, después de los 15 rounds, se lo dijo:

"Aplauden lo único que sé hacer, Hugo, y por ahora soy un negrito que no aprendió nada más que esto. ¿Cómo hago para sentirme Dios?" Sin dudas una humildad brutal."

Fue un boxeador formidable y feroz, que retenía su título a palo y palo, venía de una formación boxística clásica, estética; de jab, distancia y juego de piernas; todo bien enseñado por el viejo Zacarías, su maestro. Ejemplo de lucha, de valor, de coraje, humildad y respeto, tanto por los demás como por uno mismo, creemos necesario y justo, expresar su reconocimiento a la enorme trayectoria deportiva.

Sin dudas, Sergio Víctor Palma es uno de los ejemplos más claros de que en la vida frente a una caída, siempre se tiene algo que aprender.

Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto.