Dirigirse al Poder Ejecutivo para que a través de la Secretaría de Energía de la Nación se sirva informar detalladamente las razones o motivos por los cuales Edesur S.A. (Empresa Distribuidora Sur Sociedad Anónima) viene sometiendo a diversos barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a sorpresivos cortes de electricidad con los consabidos daños y perjuicios que estos significan.

Señor presidente:

En febrero de 1999 un corte de luz generalizado afectó a gran parte de la zona Sur de la ciudad de Buenos Aires, durante once días. Los vecinos damnificados reaccionaron indignados ante la mala fe y la inoperancia de la compañía responsable, Edesur S.A. (Empresa Distribuidora Sur Sociedad Anónima). Más tarde, después de que las movilizaciones populares lograran que la empresa restableciera el servicio, un estudio del Instituto de Investigaciones Tecnológicas para Redes y Equipos Eléctricos y del Departamento de Alta Tensión de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Plata determinó que "Edesur no cumplió con las mínimas normas de seguridad al poner en funcionamiento la central que se incendió; cometió graves errores en el diseño y prueba de la nueva conexión y actuó negligentemente a la hora de buscar soluciones alternativas".

Aunque no volvió a producirse un episodio de semejante magnitud, puede afirmarse que hay barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires atendidos por Edesur donde los vecinos (tanto los residenciales como los comerciantes) son víctimas permanentes de cortes intempestivos y prolongados, precedidos invariablemente por caídas de tensión que ponen en riesgo o destruyen diversos aparatos eléctricos.

Al autor de este Proyecto de Resolución le consta directamente, como testigo y damnificado, lo que ocurre desde hace cinco años con doce manzanas comprendidas en el cuadrilátero que forman la avenida Córdoba y la calle Loyola y las calles Acevedo y Uriarte. Cortes sin anuncio previo y sin ninguna clase de explicación posterior por parte de Edesur o de las autoridades nacionales encargadas de controlarla, afectan a una panadería, un almacén, dos verdulerías, una fiambrería, dos kioscos de periódicos y revistas, el restaurante Sarkis y la empresa Bosch entre otros comercios. Los más pudientes se ven obligados a comprar o alquilar equipos electrógenos; los más humildes deben resignarse a perder mercadería y poner en riesgo sus equipos eléctricos. En las casas de familia, las caídas de tensión que preceden a los cortes amenazan, entre otros enseres eléctricos, a heladeras, lavarropas, hornos de microondas, televisores, computadoras y equipos de música. La prolongación de los cortes (que a veces ha llegado a las ocho horas) impide que quienes trabajan en sus casas y oficinas puedan hacerlo.

Este problema puede parecer circunscripto y menor de no mediar un hecho que tiene relieve institucional a nivel del Poder Ejecutivos: la falta de control por parte del gobierno nacional, responsable de asegurar los servicios públicos.